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ORIENTACIONES PARA EL CONTROL DE ESFÍNTERES

- Cada hora y media – dos horas recordarle que debe hacer pipí, debemos no ponernos nerviosos si
no hace y no mantenerlos en el váter más de cinco minutos.

- Ser constantes, pacientes y estar tranquilos en las recaídas.

- No ponerlo cada dos por tres a hacer pipí, esto implicaría no permitir que la vejiga se acostumbre a
tolerar ciertos niveles de presión cada vez mayores, por lo que con el tiempo va a sentir señales de
vaciamiento tan pronto como la vejiga esté ligeramente ocupada.

- Tratar de ser rutinarios, ponerlos siempre más o menos a la misma hora y en el mismo lugar, deben
asociar hacer sus deposiciones con ir al baño.
Ejemplo de horario: después del desayuno, a media mañana, a los 20 min. de comer, después de la
siesta, después de la merienda, antes de acostarse (unas seis veces mínimo durante el día).

- Premiarles solo por el hecho de sentarse.

- Que hagan un juego social con sus muñecos, imitación del adulto, que os acompañen a comprar su
ropa interior.

- Usar cuentos en los que se narre la situación de ir al baño y dejar los pañales.
o El libro de los Culitos, de la Editorial SM
o ¿Puedo mirar tu pañal? de la Editorial SM
o Voy Solo al Baño, de la Editorial TimunMas
o ¡Adiós, Pañal!, de la Editorial Combel
o Caillou, Se Acabaron los Pañales, de la Editorial Everest
o Edu ya no quiere llevar pañales, de la Editorial Juventud
o Ya he acabado, de la Editorial Combel
o Nacho ya no usa el Orinal, de Editorial Editorial Luis Vives
o ¡Todo el Mundo va!, de la Editorial Edelvives
o El orinal de Lulú, de la Editorial SM

- No es aconsejable comprarle orinal, mejor un adaptador sencillo para el váter (si les da miedo
colarse), también un taburete para poder subirse.

- Llevarlos con ropa cómoda, prepararos varias sábanas impermeables para el control nocturno,
llevar siempre varias mudas.
- Es muy importante no comparar a un niño con otro, cada uno tiene una maduración y ritmo de
aprendizaje propio.

- No precipitar el control, a veces esperar un par de meses es suficiente para que el niño haya
adquirido la maduración adecuada y tengamos un éxito en vez de crear un problema.

- No dilatar mucho el control nocturno en principio, pero tampoco hay prisas, cada niño marca el
momento adecuado, a veces si el niño moja mucho de noche es conveniente esperar incluso un año.
En el control nocturno, al principio tendréis que despertarlos vosotros hasta que su cuerpo le
despierte a él/ella.

- Es muy importante fomentar la autonomía en los niños: desde que vayan ellos solos al baño, se
suban al váter, se bajen los pantalones, ropa interior y cuando terminen se limpien, se los vuelvan a
subir y tiren de la cadena. Al principio podéis acompañarles, pero luego deben ir solos.

- Demostradles que el que hagan pipí en el váter pone muy contentos a los papás, los elogiáis y les
decís lo mayores que son.

- Si observáis problemas, no perdáis la calma, pensad por qué pueden estar ocurriendo, repasad las
orientaciones y observad si el niño ha cogido miedo al baño por algún motivo. No obligadles nunca,
ni enfadaros si no quieren ir, no poneos nerviosos, todo esto se lo transmitiréis a ellos y eso
ocasionará la imposibilidad física de hacer pipí (se les contraerá el esfínter por los nervios) además de
cogerle manía.

- Estad atentos en las recaídas, pues a veces, puede ser que hayan podido coger una pequeña
infección de orina, observad si el pipí huele mal, si hacen “pipís” muy cortitos y muy a menudo, si
dicen que les duele,… Acudir cuanto antes al médico y tened paciencia, explicadles que es porque
están malitos, pero se les pasará. No ponedles pañal.

- Procurar que los familiares sigan también estas indicaciones, por ejemplo cuando se queda con los
abuelos.

- Cuándo acudir al médico: en niños que no se orinaban y ahora lo hacen, en niños mayores de 4-5
años, si la orina huele mal o duele al orinar, si orina más de lo habitual, si es imposible el control
nocturno habiendo adquirido ya el diurno y si se dilata mucho el aprendizaje del control diurno sin
explicación aparente. Acudid siempre primero al médico para descartar problemas fisiológicos. Una
vez descartados podéis consultar con un psicólogo infantil.

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