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VIDA Y SABER: NIETZSCHE

1. Ontología: La Vida

Nietzsche aparece en la Filosofía con la intención de despojarla de la pesantez y


gravedad del aburrido moralista y del linguista responsabilizado por la Verdad y elevarse
a la Vida, a lo más instintivo. Pero ello no implica necesariamente un ingenuo optimismo,
sino que surge tras la visión trágica del que aprueba la Vida con todas sus dosis de
alegría, pero también de ¡ineludible espanto.

En este sentido, Nietzsche vuelve al origen presocrático de la filosofía, un origen


que la historia ha olvidado. Como ha olvidado el propósito originario de la filosofía. Un
propósito que consiste en comprender la unidad de pensamiento y vida. De esta unidad
presocrática ya no tenemos ninguna idea, la historia de la filosofía ya sólo muestra un
pensamiento que mutila y somete a la vida. Nietzsche quiere recuperar la profunda
relación entre pensamiento y vida. Una vida que activa el pensamiento y un pensamiento
que afirma a su vez la vida.

La Vida es el concepto fundamental de la filosofía de Nietzsche, sin embargo,


Nietzsche no puede, ni quiere, elaborarlo como un concepto filosófico. Más bien su
filosofía es el esfuerzo por no apartarnos de la alegría de vivir.

¿Qué es la vida?

En Nietzsche, lo que hay y se expresa son fuerzas. Pero la fuerza no es un


concepto físico ni metafísico, sino el deseo de alguien o de algo, el deseo de una
Voluntad de Poder. Así pues, la vida es el deseo de alguien o de algo que quiere lo que
puede, y eso se expresa en términos de fuerza.

La Voluntad de Poder es el elemento genealógico de la fuerza. Genealógico


quiere decir: diferencial y genético:

- Diferencial de las fuerzas: el elemento de producción de la diferencia de


cantidad entre dos o más fuerzas puestas en relación (querer mucho o querer
poco, dominantes o dominadas).

- Genético: el elemento de producción de la cualidad a la que pertenece cada


fuerza en esta relación (acción o reacción)

Además la Voluntad de Poder es también quien interpreta las cualidades de las fuerzas y
para poder ser interprete de la cualidad, debe, a su vez, tener cualidades, estas pueden
ser.

- Afirmativa: el poder devenir activo


- Negativa: el poder devenir reactivo

De este modo podemos relacionar las cualidades de la voluntad y de las fuerzas:

- Enftoda acción hay una afirmación


- Enftoda reacción hay una negación.

Luego la voluntad de Poder es principio de las fuerzas, pero también quien las interpreta y
las valora:

- Interpretar es determinar la fuerza que da sentido a algo, es decir, determinar


la cualidad de la fuerza (¿Activa o reactiva?).

- Valorar es determinar la voluntad de poder que da a la cosa un valor. El Valor


de un valor consiste en la cualidad de la voluntad de poder que se expresa en
la cosa correspondiente (¿Afirmativa o negativa?)
Las fuerzas:
- — Fuerza Reactiva:
1. Fuerza utilitaria, de adaptación y de limitación parcial.
2. Fuerza que separa la fuerza activa de lo que puede, niega la fuerza activa.
(Triunfo de los débiles o de los esclavos)
3. Fuerza separada de lo que puede, que se niega a sí misma o se vuelve
contra sí misma. (Reino de los débiles o de los esclavos)

- — Fuerza Activa:
1. Fuerza plástica, dominante y subyugante.
2. Fuerza que va hasta el final de los que puede.
3. Fuerza que afirma su diferencia, que hace de su diferencia un objeto de
placer y de afirmación.
Transvaloracion de los valores
Transvaloración [Nietzsche] Con este término se refiere Nietzsche a la transformación que
ha sufrido el significado de los conceptos "bueno" y "malo". En su origen querían indicar la
valoración propia de dos castas o estamentos, dos tipos o formas de ser: los nobles y los
plebeyos. Una realidad superior y otra inferior. Por la acción de la casta sacerdotal, que
hizo posible la "rebelión de los esclavos", estos términos pasan a tener un significado
moral, en el orden de la conducta deseable, y son totalmente invertidos en su significación:
los valores nobles son considerados como malos los propios del plebeyo son considerados
como buenos y apreciables. Con la muerte de Dios y la llegada del superhombre habrá de
producirse una nueva transvaloración de todos los valores que devuelva el primitivo
significado a los términos "bueno" y "malo", más allá de la valoración moral y del sentido
que ésta les atribuye. Es una expresión acuñada por Nietzsche (Umwertung der Werte)
para referirse a la necesidad de, según él, cambiar los falsos valores (transvalorar) que
han dominado toda la cultura occidental desde el momento en que la filosofía socrática,
proseguida por el platonismo, puso la vida, lo terrenal, lo inmanente y el devenir en función
de la muerte, lo suprasensible, lo trascendente y el ser eterno. Desde este momento se
rompió el equilibrio entre los aspectos apolíneos y dionisíacos que habían forjado las
primitivas bases de la cultura griega, y se invirtieron los valores. En su Genealogía de la
moral, por ejemplo, Nietzsche aplica su método genealógico al estudio del origen de esta
inversión, y señala cómo las nociones de «bueno» o de «noble» se invirtieron. Esta
inversión llegó a su culminación con el triunfo del cristianismo (platonismo popular, le llama
Nietzsche), que engendró una moral de resentimiento contra todo lo vital, una moral de
esclavos y débiles; una moral de renuncia que pone toda la vida en función de un falso
trasmundo. Los sacerdotes, pastores de un rebaño de esclavos, son los prototipos de esta
inversión. Este proceso de inversión iniciado a partir de Sócrates (aunque preparado
previamente por las filosofías que recelaban de los datos sensoriales) engendra el
nihilismo: negación de lo verdadero (o mejor, negación de todo fundamento último). Pero la
culminación de este proceso es la muerte de Dios efectuada a partir de la Ilustración. Esta
situación engendra, por una parte, la aparición de una moral de la peor ralea, que tiene en
el «último hombre» a su máximo representante: aquél «pulgón inextinguible» que es el
más despreciable. Pero, por otra parte, engendra también la posibilidad de la aparición de
la superación del hombre con el advenimiento del superhombre. El desenmascaramiento
de los falsos valores es el aspecto positivo del nihilismo, y el superhombre, verdadero
detentador de una moral de señores, permite la transvaloración de todos los valores.

Transvaloración de todos los valores Expresión acuñada por Nietzsche (Umwertung der
Werte) para referirse a la necesidad de, según él, cambiar los falsos valores (transvalorar)
que han dominado toda la cultura occidental desde el momento en que la filosofía
socrática, proseguida por el platonismo, puso la vida, lo terrenal, lo inmanente y el devenir
en función de la muerte, lo suprasensible, lo trascendente y el ser eterno. Desde este
momento se rompió el equilibrio entre los aspectos apolíneos y dionisíacos que habían
forjado las primitivas bases de la cultura griega, y se invirtieron los valores. En su
Genealogía de la moral, por ejemplo, Nietzsche aplica su método genealógico al estudio
del origen de esta inversión, y señala cómo las nociones de «bueno» o de «noble» se
invirtieron. Esta inversión llegó a su culminación con el triunfo del cristianismo (platonismo
popular, le llama Nietzsche), que engendró una moral de resentimiento contra todo lo vital,
una moral de esclavos y débiles; una moral de renuncia que pone toda la vida en función
de un falso trasmundo. Los sacerdotes, pastores de un rebaño de esclavos, son los
prototipos de esta inversión. Este proceso de inversión iniciado a partir de Sócrates
(aunque preparado previamente por las filosofías que recelaban de los datos sensoriales)
engendra el nihilismo: negación de lo verdadero. Pero la culminación de este proceso es la
muerte de Dios efectuada a partir de la Ilustración. Esta situación engendra, por una parte,
la aparición de una moral de la peor ralea, que tiene en el «último hombre» a su máximo
representante: aquél «pulgón inextinguible» que es el más despreciable . Pero, por otra
parte, engendra también la posibilidad de la aparición de la superación del hombre con el
advenimiento del superhombre. El desenmascaramiento de los falsos valores es el
aspecto positivo del nihilismo, y el superhombre, verdadero detentador de una moral de
señores, permite la transvaloración de todos los valores.

La transvaloración de los valores se sigue del nihilismo nietzscheano, por ende, vamos a
introducirnos en este tema para descubrir porqué Nietzsche propone, ante la destitución de
los valores supremos, la necesaria “transvaloración”.

La expresión alemana Umwertung, presente en varias de las obras de Nietzsche, suele


verterse al español por transmutación, transvaloración, inversión o subversión de los
valores. En su obra póstuma La voluntad de poder trata de clarificar el significado del
término nihilismo (del latín nihil= nada): “significa que se desvalorizan los más altos
valores”. “Nietzsche llama nihilismo a la empresa de negar la vida, de despreciar la
existencia; analiza las principales formas de nihilismo, resentimiento, mala conciencia,
ideal ascético; denomina espíritu de venganza al conjunto del nihilismo y de sus formas”

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