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Formas de explotación y tenencia de la Tierra a comienzo del siglo XX.

La persistencia del latifundio


“(...) arcaizante o progresista, en manos de brasileños o europeos, la gran propiedad seguía practicando la
explotación extensiva. Más alambrados, potreros y mestizaje cuidadoso permitían aumentar la carga de animales
por hectárea e incrementar la producción de carne, pero la pradera natural era siempre la reina de las pasturas en
todas las estancias del país. Los rasgos más notables de la explotación extensiva: debilísima densidad de población
activa, bajo rendimiento económico por hectárea y elevado por hombre ocupado, se mantenían tanto en Artigas y
Tacuarembó como en Río Negro y Paysandú”
Tomados de J. P. Barrán, B. Nahum, “Historia rural del Uruguay Moderno”.

Descripción de una estancia “tradicional” ubicada al norte del Río Negro en 1909
“(...) con un suelo de primera clase, que tiene un metro de tierra negra pero, cubierto de yuyos, con bañados y
erosiones, todo muy fácil de mejorar. En esta zona se registran 1.300 mm. De lluvia con posibilidad de riegos; en una
palabra, con excelentes condiciones naturales. La gente de muy buen carácter, pero sin conocimientos y sin la más
leve cultura. Se dice que el propietario tiene grandes fondos guardados en el Banco y mayores aun en el colchón de
su cama. La hacienda se compone de 1.250 vacunos criollos, flacos (...) 1.600 vejas con sarna y 50 caballos como
arpas. El personal para trabajar estas 3.400 hectáreas es el propietario, el hijo mayor como capataz, con un sueldo
de $12 mensuales y dos peones a $5 cada uno. Con otro sistema de cultivo y otra educación podrían vivir en un
castillo, mientras la residencia actual, que he fotografiado, es un rancho miserable. Fui recibido muy amablemente
en ella: las señoritas me sirvieron con mucha gentileza el mate, y el hijo se ofreció a acompañarme a caballo, en lo
que tuve mucho placer, sintiendo que ese hermoso muchacho, de aspecto fuerte, con cualidades físicas admirables,
no tuviera otra educación que la de algunos años de enseñanza primaria en un colegio situado a tres leguas de su
casa. Le pregunté si no quería venir conmigo a Montevideo a pasarse dos años y estudiar agronomía moderna, a lo
que me contestó diciendo que sabía criar bien las vacas y que no necesitaba más y que la teoría no tenía valor
ninguno. Estoy convencido de que con el viejo no se puede hacer nada, no quiso aceptar mi consejo de plantar
árboles porque no tenía casi nada, fue absolutamente contrario a la organización de una chacra, a la cura de la
sarna, etc. (...)”

(° Congreso Rural Anual celebrado en la Asociación Rural del Uruguay, Montevideo 1909, Problemas de la Ganadería, conferencia dictada por
el Director de la Escuela de Agronomía, Dr. Alejandro Backhaus. Tomado de J. P. Barrán y B. Nahum, ob.cit.

UNA FORMA PROBLEMÁTICA DE TENENCIA DE LA TIERRA: LOS ARRENDAMIENTOS RURALES.

Informe elevado por el Ministerio de Industrias en el año 1911:


“Nuestro Código Civil limita a 10 años la duración de los contratos de arrendamientos. Pero es un límite al que jamás
se llega en nuestras prácticas rurales. La regla general es la de tres a cuatro años. ¿Qué puede hacer el arrendatario
en tan angustioso término? Sacarle a la tierra el mayor provecho, con el mínimo de gastos, o lo que es igual, agotar
sus fuerzas fertilizantes, sin realizar una sola mejora de carácter permanente. ¿Plantar árboles? ¿Establecer prados
artificiales? ¿Organizar riegos? ¿Construir depósitos? ¿Comprar abonos? Cualquiera de esas iniciativas fecundas
vendría a tener sus efectos máximos después de expirado el plazo del arrendamiento, y el arrendatario considera al
arrendador como enemigo, por su invariables tendencia a subir la cuota del alquiler (...) Lleva más allá su tendencia
el propietario del latifundio de pastoreo. Entiende que la ganadería y la agricultura están reñidas. Y por eso
incorpora frecuentemente a sus contratos una cláusula feroz que prohíbe terminantemente al arrendatario arar la
tierra y hacer un poco de agricultura forrajera para tener mayor número de animales y mayores gorduras. Son males
que tienen, sin duda alguna, su explicación racional. La corta duración de los contratos, proviene de las continuas y
bruscas oscilaciones en el valor de los campos, con su natural repercusión sobre la tasa de arrendamientos (...) Y la
proscripción del arado en los campos de pastoreo, emana de que por regla general el estanciero fía el éxito de sus
negocios a los prados naturales (...) y de que la parte de la tierra que ha sido arada y se abandona luego a su
reconstitución natural, no resulta tan apropiada al pastoreo como las regiones vírgenes del mismo campo”.
J. P. Barrán, B. Nahum, ob.cit.
Responda en base a los textos anteriores:
1 ) ¿Cuáles son las características de la explotación extensiva?
2 ) De acuerdo a la descripción de la estancia tradicional, ¿cuáles serían los principales problemas que se observan ?
3) ¿Qué dificultades tienen los arrendatarios rurales?

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