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Descripción de una estancia “tradicional” ubicada al norte del Río Negro en 1909
“(...) con un suelo de primera clase, que tiene un metro de tierra negra pero, cubierto de yuyos, con bañados y
erosiones, todo muy fácil de mejorar. En esta zona se registran 1.300 mm. De lluvia con posibilidad de riegos; en una
palabra, con excelentes condiciones naturales. La gente de muy buen carácter, pero sin conocimientos y sin la más
leve cultura. Se dice que el propietario tiene grandes fondos guardados en el Banco y mayores aun en el colchón de
su cama. La hacienda se compone de 1.250 vacunos criollos, flacos (...) 1.600 vejas con sarna y 50 caballos como
arpas. El personal para trabajar estas 3.400 hectáreas es el propietario, el hijo mayor como capataz, con un sueldo
de $12 mensuales y dos peones a $5 cada uno. Con otro sistema de cultivo y otra educación podrían vivir en un
castillo, mientras la residencia actual, que he fotografiado, es un rancho miserable. Fui recibido muy amablemente
en ella: las señoritas me sirvieron con mucha gentileza el mate, y el hijo se ofreció a acompañarme a caballo, en lo
que tuve mucho placer, sintiendo que ese hermoso muchacho, de aspecto fuerte, con cualidades físicas admirables,
no tuviera otra educación que la de algunos años de enseñanza primaria en un colegio situado a tres leguas de su
casa. Le pregunté si no quería venir conmigo a Montevideo a pasarse dos años y estudiar agronomía moderna, a lo
que me contestó diciendo que sabía criar bien las vacas y que no necesitaba más y que la teoría no tenía valor
ninguno. Estoy convencido de que con el viejo no se puede hacer nada, no quiso aceptar mi consejo de plantar
árboles porque no tenía casi nada, fue absolutamente contrario a la organización de una chacra, a la cura de la
sarna, etc. (...)”
(° Congreso Rural Anual celebrado en la Asociación Rural del Uruguay, Montevideo 1909, Problemas de la Ganadería, conferencia dictada por
el Director de la Escuela de Agronomía, Dr. Alejandro Backhaus. Tomado de J. P. Barrán y B. Nahum, ob.cit.