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INTRODUCCION
Para poseer una salud optima es necesario tener unos hábitos de vida saludables que incluyan: el ejercicio, la
buena nutrición, el buen dormir, el control del estrés, la disminución del contacto con xenobióticos y mantener
una vida social activa.
A propósito de esta actividad hago la siguiente observación acerca del consumo de los ácidos grasos omega
3 y 6.
Debemos ingerir estos dos tipos de grasas esenciales en proporciones equilibradas tanto de omega-3 como
de omega-6. Para su equilibrio, a parte de la ingesta, el cuerpo necesita de ciertas enzimas como las Delta 5 y
6 Desaturasas, las elastasas y sus cofactores (vitaminas C; B2,3,5,6,8; Mg y Zinc) para lograrlo. No todas las
grasas omega-6 son pro-inflamatorias. Dentro de las grasas omega-6 existen unas con características pro
inflamatorias como el ácido linoleico y araquidónico (presentes en aceites vegetales de girasol, maíz, soja,
palma) pero que son útiles para muchas funciones en el organismo por lo que su ingesta no debe proscribirse
sino regularse. También existen grasas omega-6 con un perfil anti inflamatorio destacable, como el Ácido
gamma-linoleico ( AGL) (el aceite de onagra es el más comúnmente utilizado para suplementarlo) cuyo uso
ha demostrado diferentes grados de beneficios en el tratamiento de enfermedades como el eccema, la
osteoporosis, la artritis reumatoide, el síndrome pre menstrual y la mastalgia cíclica entre otros.
Este acido se encuentra en pequeñas cantidades en las nueces y los vegetales de hoja verde. El cuerpo
puede producirlo endógenamente, en pequeñas cantidades, a partir del ácido linoleico valiéndose de la
enzima D-6-Desaturasa. Sin embargo puede suceder que a pesar de haber buenos niveles de ácido linoleico,
la deficiencia o poca actividad de esta enzima, pueda ocasionar un déficit de AGL en el organismo. Hay que
tener en cuenta que la deficiencia o baja actividad de esta enzima puede ser ocasionada por el
envejecimiento mismo, el aumento de insulina, una mala alimentación, el exceso de grasas saturadas, la
deficiencia de sus cofactores entre otros.
Como mencioné arriba, la producción de AGL en el cuerpo es muy baja por lo que no compensa sus
necesidades, convirtiéndolo en un nutriente esencial que debe ser aportado en la dieta a través de los
alimentos o el uso de suplementos.