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Sclilegel,
H. von Kleist, F. Holderlin
, -
para una teoría
romántica del arte
Antología y edición de
Javier Aroaldo
techos
D iseño de colección:
R afael C elda y Joaquín G allego
Im presión de cubierta:
G ráficas M olina
INTRODUCCION ................................................................................................pág, 9
i, LA INSPIRACION ............................................................................................. 43
K. Ph. M oritz, Propuesta para la unificación de todas las bellas arles y las
ciencias bajo el concepto de ¡o perfecto en s í mismo (1 7 8 5 )............. 81
W. von Goethe, A rte característico (1 7 7 2 ).............................................. 85
F. W. 3. Schelling, Forma del arte (1802) ..................................................... 87
W. H . W ackenroder, De dos lenguajes maravillosos y de su misterioso p o
der (1 7 9 6 )......................................................................................................... 89
H . von Kleist, Carla de un joven poeta a un joven pinto r (1 8 1 0 )......... 92
C. D. Friedrich, Declaraciones en la visita a una exposición (1830) . . . . 94
C. G. Carus, F.l taller de Caspar David Friedrich (1 8 3 5 )......................... 99
H. von Kleist, Acerca del teatro de marionetas ( í 810) ............................. SOI
Novalis, «Poeticismos» (1798) ......................................................................... 108
i. LA INSPIRACION
«Hay dos clases de belleza: belleza libre {putchritudo vaga) y belleza sólo
adhercntc (pulchrítudo adhoerens). La primera no presupone concepto al
guno de lo que el objeto deba ser; ia segunda presupone un concepto y la
perfección del objeto según éste. Los modos de Ja primera llámanse belle
zas (en sí consistentes) de tal o cual cosa; la segunda es añadida, como ad-
herente a un concepto (belleza condicionada), a objetos que están bajo el
concepto de un fin particular.»
(Crítica del juicio, § 16.)
2. LA IMITACION
Hemos visto en las explicaciones anteriores que en el proceso de
creación existe el imperativo latente de imitar el mismo curso mental
de la inspiración, y que el papel último de los materiales sensibles se
reduce a prestar apoyo al despliegue ordenador que se les superpone
para constituirse en realidad. Para aclarar con más detalle estos fun
damentos es imprescindible hacer un breve excurso en la teoría kan
tiana del juicio estético, que condiciona todas estas reflexiones. El texto
de Moritz que traducimos nos ofrece unas aclaraciones que divulgan,
incluso adelantándose a ellas, al menos dos nociones básicas de la in
minente estética de Kant. Son dos definiciones de lo bello a las que
llega Kant analizándolo a partir de las formas lógicas de cantidad y
relación: a) «Bello es lo que, sin concepto, place universalmente»
(C. Ju., § 9); b) «.Belleza es forma de la finalidad de un objeto en cuan
to es percibida en él sin la representación de un fin » (C. Ju,, § 17).
Digamos de paso que aunque tanto la universalidad del juicio de gus
to como la antinomia entre lo bello y lo útil no sean asertos nuevos
en el siglo xviil, el idealismo los dota de un sentido radical e inédito.
Que lo bello plazca sin concepto se explica por una relación inmedia
ta de la representación con el sentimiento, esto es, sin la intervención
de un concepto del entendimiento o el imperativo de ia razón. La uni
versalidad del juicio de gusto no proviene de que ei reconocimiento
de io bello abra ai conocimiento del objeto, pues no rinde conocimiento
alguno, sino que se debe precisamente a la falta de mediación de un
concepto, que es lo que permite a las facultades entrar en un libre juego
por el que el objeto se experimenta como un todo final. Las cualida
des de la representación corno forma de finalidad son umversalmente
válidas. Las facultades en juego son el entendimiento y la imagina
ción. Esta última recoge y reúne la diversidad sensible. Pero aquí las
facultades no procuran datos de conocimiento, sino que sólo despier
tan un sentimiento de placer. Tampoco se instaura un fin, por ejem
plo, de utilidad práctica, porque el objeto se propone como final sólo
en sí mismo.
Precisamente esa noción de universalidad del todo final de belleza
!a restringe a un momento necesario. Esto esclarecerá en buena medi
da 1a importancia que tiene para los románticos la introducción de
un principio arbitrario en la creación artística. Para ellos la universa
lidad es una cuestión de ia libertad. Es imprescindible que la imita
ción misma no se atenga a categorías, como formas del entendimien
to común, y el contenido artístico provenga del libre juego de las in
clinaciones del espíritu, pero, en la misma medida, también que haya
cierta arbitrariedad en la mecánica de conexión, que el capricho se
incorpore a la determinación de lo efectivo (ei contacto entre la fan
tasía y la imaginación del que habla Novalis), para que la obra de
arte sí sea medio de conocimiento y objeto de autoobservación. Vere
mos que estas pretensiones no responden a una utopía gratuita, sino
a un proyecto fírme.
En Moriíz leemos que el juicio de gusto, eso que para Kant es una
operación reflexionante sin concepto, se distingue por el olvido del
propio yo, y que en io bello la finalidad se expresa sin relación hacia
mí, al ser algo acabado en sí mismo. La perfección interna de lo bello
de la obra es causa de su carencia de finalidad externa. Por legítima
que nos parezca, esta noción de la obra de arte como un todo propo
sitivo autónomo es un paso decisivo de la estética del idealismo, y ca
recía de toda obviedad para el pensamiento de muchos siglos.
Goethe, en su artículo de juventud sobre el arte gótico, acuñó el
término conjunto característico para definir la obra de arte como un
todo íntegro anterior a la organización que cumple principios explíci
tos de perfección. Es importante que comprendamos esto según el
ejemplo del adorno que Goethe nos propone. En el adorno la figura
armónica surge de un despliegue casual de las relaciones bajo una con
dición técnica, y cuya cohesión procede de la mimesis del sentimiento
en la verdad de su inmediatez. La cohesión es siempre particular. En
toda la Edad Media no se hicieron dos capiteles iguales. La cohesión
se dota de verdad en la adopción de rasgos repetitivos en la mimesis
que se refiere a rasgos técnicos sentidos como determinaciones vita
les. Pensemos en las cualidades metapsíquicas del esquema en la pin
tura medieval. No es, desde Juego, nuestro asunto la historia compa
rada de las formas, pero las reflexiones de Goethe parten de ¡a con
templación de tales obras remotas. El arte romántico está también le
jos de los ritos artísticos que cultivan las tribus que viven en estado
natural, que es otro de los ejemplos que aporta Goethe. El contenido
del sentimiento que imita es fundamentalmente distinto, aunque re
conozca en todo sentimiento una disposición final.
Mimesis del sentimiento es una noción confusa. Podríamos defi
nir e! sentimiento en su acepción romántica como el universo infinito
particular. La determinación técnica, por su parte, es concreta y con
mensurable, pero sóio se experimenta corno producto; para los ro
mánticos es ductus de un cauce intelectual. Por así decirlo, la materia
no se muestra a sí misma. Hay en todo esto un rasgo distintivo de
gran importancia, y es que no existe escepticismo sobre las posibili
dades de mediación de ia idea en el arte.
En la Filosofía del arte de Scheliing encontramos una justificación
metafísica de la imitación artística adaptada a la doctrina de las ideas.
Afirma que el arte imita el mundo intelectual de los arquetipos en la
representación de lo reai, que ésta io descubre, y que tal referencia
absoluta le dota de la perfección de la que el mundo orgánico carece
como mera entidad refleja. El arte logra objetividad para el arqueti
po al observarlo como real. La construcción de Scheliing es un siste
ma de interdependencia y determinación conjunta de las unidades rea
les e ideales medíanse las que explica el absoluto final de la pura indi
ferencia. En lo real existe disyunción entre lo general y lo particular,
pero siempre un contenido final absoluto. El módulo de imitación es
la idea, el objeto de imitación la idea real particular, como ejemplifi
ca con el mundo de los dioses.
Aunque en los supuestos románticos la religión se haya reducido
a una representación de mundo, es fácil percibir que las argumenta
ciones metafísicas se aferran a la teología. En Wackenroder leeremos
que el único elemento de la imitación fundamentalmente negativo es
el entendimiento. 'Discute'el'^valor constructivo cié la ilustración y le
opone el lenguaje de ia naturaleza y el lenguaje del arte como medios
reales de revelación del absoluto. El sujeto se aproxima a la verdad
de ia naturaleza exterior por la cognición simpatética. Frente a la n a
turaleza, que despierta en el sujeto sentimientos indeterminados y se
oculta en su exterioacidad, el arte dispone de una acomodación real
de la verdad incondicionada a lo sensible adecuada al espíritu. Son
dos momentos distintos del entusiasmo o estado de comunicación con
el todo anímico, que se coloca en las antípodas del conocimiento dis
cursivo. La imitación de la naturaleza cumple el papel de conducir
el lenguaje de «oráculos» de los fenómenos a un lenguaje «jeroglífi
co» de naturaleza intelectiva al servicio deí entusiasmo.
Existe entre los románticos una crítica constante a los usos nor
mativos del arte, sea por la imitación de modelos, sea por la regla
mentación vinculante de los principios formales. Hay en ello una de
nuncia expresa dei aprendizaje utilitario que se promovía en las aca
demias, así como de la reducción servil de la poética a algo restricti
vo, rutinario y externo, bajo el valor prioritario de la destreza técnica,
o de la autoridad del modelo. El extremo que mejor io ejemplifica
es la reproducción de muestras en las manufacturas, pero se extiende
a toda la reglamentación del gusto y, de forma esencial, a la mimesis
dei estilo, Kíeist, con mucha gracia, llama «caligrafía pictórica» a esa
construcción externa apta para la mimesis, Friedrich hace de esa cen
sura del «artificio artesano» e! motivo central de sus escritos. A cual
quier' modelo pictórico opone el modelo incondicional de la naturale
za, como inmenso paradigma visual y como pantalla de la fantasía.
En la imitación interviene el sentimiento como móvil esencial y como
objeto, que se constituye como subjetividad universalmente vinculante:
«El pintor no debe pintar meramente lo que ve ante sí, sino también
lo que ve en sí.» «El sentir puro nunca puede ser contrario a la natu
raleza, siempre será adecuado a ía naturaleza.»
En su taller, Friedrich lleva al lienzo su experiencia de la naturale
za; Carus nos llama la atención sobre varios aspectos de su procedi
miento al pintar: la prioridad de la idea, la ausencia de una composi
ción anterior que condicione el tema, ía fidelidad a las tensiones de
la fantasía, ia determinación final dei tema en el proceso de construc
ción técnica del infinito. El sentimiento dota de verdad ai efecto y va
descubriendo en la imagen la naturaleza.
La articulación integral de las facultades que Friedrich evoca en
ese «¡Dichoso el lugar en que cabeza, corazón y mano vayan al mis
mo paso!» es un reto característico de la mimesis romántica. A este
respecto son extraordinariamente esclarecedoras todas las lecturas del
texto de Kleist Acerca del teatro de marionetas, que presentamos a
continuación. La marioneta es un mecanismo inocente, cuya disposi
ción dinámica se acuerda a su punto de gravedad. Tal construcción
mecánica y, a su vez, intrínsecamente natural, baila al moverse, ac
cionada por una fracción de espíritu del maquinista que 110 encuentra
en ella resistencia física o matérica. Se trata de un mecanismo autó
nomo que transform a en danza las órdenes de quien rige su punto
de gravedad, construye expresiones para meros impulsos. La orden
real de la linea recta descubre líneas curvas, como reacción natural
necesaria del capricho mecánico. La marioneta recorre en sus pasos
la ruta del alma del bailarín virtual que con ella opera. La labor del
maquinista consiste en imitar el baile de la marioneta en el prolonga
miento mecánico del que se sirve. Ei precepto técnico se vuelve ino
cente y armónico en su organicismo casual. Más exactamente: Ja me
cánica de la marioneta transform a en danza la disposición del sujeto
en medida proporciona) a su desposesión, es decir, cuando la orden
no es técnica, sino realización del estado de ia muñeca. Esta superpo
sición de capas dei discernimiento mecánico somete a la conciencia
operante a un momento arbitrario que se prolonga en expresión cíe
belleza. La abolición del discernimiento en la mimesis es abolición del
conocimiento descriptivo de la belleza. La idea que Kleist nos trans
mite se hará perfectamente comprensible al identificar la mediación
de ia marioneta con el segundo fruto del Arbol de la Ciencia que se
comenta al final del relato. En palabras de Novalis: «El verdadero
comienzo es poesía de la naturaleza, til final es et segundo comienzo
—y es poesía del arte.»
Bajo ei apartado de Poesía escribe N.ovalis: «En sí mismo vivifica
el mimo arbitrariamente el principio de una individualidad concre
ta.» Arbitrariamente significa aquí fuera de su acontecer fenom éni
co; el principio efectivo de la individualidad ajena acaece en ia imita
ción misma, por un lado, desprovisto de su causalidad necesaria, y,
ai tiempo, como acontecer libre, acordado a su génesis. Denomina
«imitación genética» a la imitación vivificante propia del discernimien
to poético, en la que el fenómeno nace, 1 1 0 como producto de una
sucesión, sino según su propia individualidad. La mimesis no sigue
síntomas externos, antes bien, conform a ei proceso del espíritu de esa
individualidad ajena. El artista dispone su voluntad en una mecánica
de creación autónom a por la que acontece realidad, y esto, tanto se
gún su arbitrio, como conforme al proceso de individuación del obje
to. En un sentido lato, se nos está hablando de ia realización de la
probabilidad de todo objeto bajo ia voluntad del genio o del senti
miento que pasa a la actividad en la convicción. «El ojo es el órgano
de expresión de! sentimiento. Los objetos visibles son las expresiones
del sentimiento»; «el pintor pinta en realidad con el ojo». «Ver es aquí
algo completamente activo.»
El aspecto distintivo de la imitación artística es lo que Novalis ex
plica ai decir que tiene lugar sin solicitación exterior, sin que ei dato
sensible necesite, por lo demás, de la presencia empírica de ia reali
dad imitada. Por otro lado, y precisamente por no ser un dato empí
rico, ei objeto imitado viene dado en el genio mismo que descubre
su génesis moral, su necesidad de existencia incondicionada. «El ge
nio mismo es poético. Donde ha actuado el genio lo ha hecho poéti
camente. El genio auténticamente moral es poeta», dice en el frag
mento 49. La imitación es una actividad autorreflexionante, se sigue
a sí misma y se reconoce en ia limitación sensible por 1a que opta.
La verdad mágica combina la extensión infinita de la indeterminación
con un estado positivo que acaece en la mimesis. La idea de Novalis
de la creación artística como uso inverso de los sentidos no trae con
sigo en sentido estricto el destierro de la imitación; pero, sí que ésta
se conduzca por procesos intelectuales y parasomáticos. A su vez im
plica, como hemos repetido, la imitación dei transcurso finalístico de
ia poesía, del acontecer artístico; para las distintas artes se abre, en
consecuencia, el camino del intercambio de los objetos de imitación
que se hallan en su experiencia y en los procesos por los que acceden
a la obra. La «potenciación cualitativa» del romantizar viene dada,
en sentido estricto, en la sociabilidad de las artes, en la verificación
de una armonía íntegra para nuestra experiencia.
3. LA REFLEXION
4. LA REPRESENTACION
5. EL MITO
C a r ta a G o e th e , e n W e im a r
(1796)
L im it a c ió n p u r a d e l o a b s o l u t o in d iv is ib l e 1
(1 8 0 2 )
Ueber den Umfang des Begrijfs der Kunst in/B ezug aufdie Theorie dersel-
ben; en: F. Scheleiermacher, SSmtttche fYerke, l. III, Berlín, Reimer, 1835,
pp. 593-193.
«L a voz i n t e r i o r ...»
(1830)
Áusserung bei Betraehtung elaer Samm fung von Gema/den von gróssten-
teíls noch lebenden und unüingst verstorbm en K üm tler (fragm ento); en: S.
Hinz, Caspar David Friedrich. in Briejen und Bekenntnissen, M ünchen, Rog-
ner & Bernharc!, 3968, pp. .102-103,
E s p ír it u c r e a d o r y c ie n c ia de la n a tu ra le z a 1
(Í807)
Ueber das Verháhnis der bildenden Künste zu der Na tur (fragm ento); en:
F . W J . Schelling, Sümtíiche Werke, ed. est., t. VIL, pp, 299-301.
L a a p a ric ió n d e R a fa e l
(i 7%)
1 Traduzco del alemán de W ackenroder: «Da man so wenig schóne weibliche Bii-
ciungen sieht, so halle ich micb an ein gewisses Bild ¡ni Geiste, welches in meine Seeie
kommt.» Original italiano: «Essendo carestía di belle donne, ¡o mi servo di certa idea
che me viene a! mente.»
Heinrich von K leist
Carta de un p in to r a su h ijo
( 1810)
B rief eines Malers an semen Sohn; en: H .v . Kleist, Samttiche Werke und
Briefe in vier Bánden, ed. de H . Sem bdner, M ünchen W ien, C ari H anser
Verlag, 1982, i. MI, pp. 328-329.
Querido hijo,
me escribes diciendo que pintas una Virgen, y que tu sentido te
parece tan im puro y carnal p a ra la realización de esta obra, que cada
vez que coges el pincel gustas en comulgar para santificarlo. D eja que
sea tu viejo padre el que te diga que tai inspiración es falsa, un poso
que te ha quedado de la escuela de ia que provienes, y que, según ias
enseñanzas de nuestros insignes maestros prim itivos, conviene que en
cualquier caso lleves tus fantasías al lienzo con ganas, vulgares pero,
por lo demás, legítimas, de jugar^E! mundo es una organización ma
ravillosa, y ios más divinos de sus influjos, queridísimo hijo, tienen
los orígenes más bajos e insignificantels>JEl hombre, por ofrecerte un
ejemplo que salta a la vista, es una creación sublime, y, no obstante,
para que se le conciba no es necesario que se piense en ello con mucha
santidad. Sí, aquél que tom ara la Comunión y se pusiera a la obra
con el mero propósito de construir en el mundo de los sentidos su con
cepto, engendrará inevitablemente un ser desvalido y achacoso; aquél,
por el contrario, que en una noche serena de verano besa, sin más
razonamientos, a una chica, trae al mundo un joven que, fuera de
dudas, después, en su versión robusta, trepa entre tierra y cielo y da
qué hacer a los filósofos. Y, con ello, a Dios encomendado.
H e in ric h v o n K l e l s t
S o b re l a p a u l a t in a e l a b o r a c ió n d e lo s p e n s a m ie n t o s
AL HABLAR
(1805-06)
Si quieres saber algo y te resulta imposible dar con ello por la sim
ple meditación, te aconsejo, querido e ingenioso amigo, que hables
sobre el asunto con el primer conocido con el que tropieces. No es
menester que sea la suya una inteligencia aguda, ni tampoco creo que
hayas de interrogarle sobre la cosa. ¡Noi Más bien tienes que adelan
tarte a contársela tú mismo. Ya veo cómo se te abren de par en par
los ojos y me replicas que antaño escuchaste ei consejo de que no "con
viene expresarse sobre las cosas que no se conocen bien. Mas por en
tonces hablabas probablemente con el indiscreto deseo de instruir a
ios demás, y yo quiero que hables con ia ciara intención de instruirte,
y, de este modo, muy bien podrían darse emparejadas, distintas se
gún los distintos casos, ambas reglas de la cordura. Los franceses di
cen: «Fappet.it vient en mageant», y este aserto de la experiencia se
atiene aún a la verdad si, al parodiarlo, decirnos: «Pidée vient en par
lan!». Con frecuencia, sentado en mi despacho sobre los legajos, in
dago en un pleito enredoso buscando el punto de vista desde el que
quiere ser enjuiciado. Suelo entonces mirar a la luz, como punto más
resplandeciente en el que queda captada mi más íntima esencia aspi
rando a iluminarse. O bien, si se me presenta un problema de álge
bra, busco el punto de partida, la ecuación que expresa las relaciones
dadas y de la que después se obtiene fácilmente el resultado por mero
cálculo. Y en el momento en que hablo sobre ello con mi hermana,
que está sentada a mis espaldas y trabaja, llego a advertir lo que qui
zá, incluso empollando largas horas, nunca habría deducido. No es
que ella me lo diga, en el sentido propio de la palabra, pues ni conoce
el código, ni ha estudiado a Euler o a Kástner Tampoco es e! ca
1 Leonhard Euler (1707-1783), matemático. Abrahara Gotthelf Kástner (1719-1800),
matemático y poeta. J J . O . A . Rühie von Lilienstern (1780-1847), a quien va dedicado
so, aunque ocurra a menudo, que me conduzca al resultado por su
habilidad de hacer preguntas acertadas. Pero, puesto que dispongo
de cierta figuración oscura que, desde lejos, está relacionada con lo
que busco, al atreverse con el comienzo, mi ánimo traduce esa confu
sa imagen en transparencia absoluta, al tiempo que el discurso se pro
longa, ahora bajo la necesidad de encontrar un final para el princi
pio, de suerte que, para mi sorpresa, con el período concluye el cono
cimiento. Introduzco tonos inarticulados, amplío los términos de en
lace, utilizo una aposición donde no es necesaria y me sirvo de otras
ardides que dilatan el discurso, para ganar el tiempo necesario para
ia fabricación de mi idea en el taller de ia razón. En tal situación no
existe un curativo con mayores excelencias que un movimiento de mi
hermana que parezca querer interrumpirme; pues si mí ánimo ya se
encuentra de por sí en pleno esfuerzo, ante semejante tentativa de
arrancarle desde fuera la palabra, en cuyo uso está, se sobreexcita,
y su capacidad se arma, como lo hace un gran general, atento en ma
yor grado cuando las circunstancias apremianí En .este sentido, en
tiendo de qué utilidad podía serle a Moliere su"'criadá';-j)ues si, como
él pretende, al confiar a ésta su parecer, podía ser ekííiyo propio, ha
bría de ser tal una .modestia que difícilmente podemos creer que exis
tiera en su pecho^Áquel que habla dispone de una extraordinaria fuen
te del entusiasmo eíi el rostro humano que tiene ante sí; y una mirada
que nos asegura haber comprendido un pensamiento a medio expre
sar, a menudo nos regala la formulación de toda su segunda mitad,.
Creo que algún gran orador no sabía aún lo que iba a decir en el mo
mento de abrir la boca. Mas el convencimiento de que sacaría de las
circunstancias, y de la excitación por éstas causada, la requerida fer
tilidad de pensamientos, le bacía lo suficientemente osado como para
asentar felizmente un comienzo. Se me ocurre aquella «belemnita»
de Mirabeau con la que despachó ai maestro de ceremonias al térmi
no de la última asamblea monárquica, ia del 23 de junio, en la que,
habiendo ordenado el Rey la disolución de los Estados, y como éstos
permanecieran reunidos, regresó a la sala de sesiones y preguntó si
la orden dei Rey no había sido oída. «Sí,», dijo Mirabeau, «hemos
oído la orden del rey» —conservo el convencimiento de que al inter
venir con tan humanos preliminares no pensaba aún en ia bayoneta—:
«Sí, señor mío», reiteró, «lo hemos oído» —es notorio que en abso
luto sabe todavía lo que quiere—. «Pero ¿qué le da derecho» —con
tinuó, y de repente le sobrevino un flujo de desmedidas figuracio
nes— «a intimidarnos aquí con óídónes? Somos los representantes
de la Nación». — ¡Esto es lo que necesitaba!— «La Nación da ór
denes, pero no recibe ninguna» —e inmediatamente se encaramaba
este escrito, fue un genera! prusiano aficionado a la escritura y simpatizante del círculo
romántico de Dresde.
en la cúspide de la temeridad—. «Y, para expresarme ante usted con
toda claridad» —y es ahora cuando encuentra lo que expresa la re
sistencia para la que está armada su alma—r «Díga a su rey que
sólo la vioiencia.de la bayoneta nos hará abandonar nuestros asien
tos.» Tras lo cual, lieno de satisfacción, se dejó caer en su butaca.
Si pensamos en el maestro de ceremonias difícilmente lo imaginare
mos tras semejante intervención en un estado distinto a Sa bancarrota
espiritual; según una ley análoga, ai introducir en una atmósfera de
cuerpos electrizados un cuerpo en un estado eléctrico dado igual a ce
ro, sufre éste un estímulo eléctrico repentino de carga contraría. Y
lo mismo que ocurre con el cuerpo electrizado» que tras el efecto de
interacción refuerza el grado eléctrico en él latente, el valor de nues
tro orador, al haber liquidado a su oponente, se incorporó a la exal
tación más temeraria. Así pues, quizá fuera un movimiento involun
tario del labio superior, o un ambivalente juego de los dedos en el
puño de la camisa, lo que en último término provocase la caída del
Régimen en Francia. Puede leerse que Mirabeau, tan pronto como
se hubo alejado el maestro de ceremonias, se levantó y propuso: i)
constituirse inmediatamente corno Asamblea Nacional, y 2) como in
violable. Pues habiéndose descargado como un recipiente de K leist2,
y una vez neutral, de repente, aun vuelto de la temeridad, dio lugar
al pavor ante el CMíeíet y a ¡a cautela. Es ésta una extraña coinciden
cia de datos del mundo físico con los del mundo moral que, de se
guirla, habrá de confirmarse también en los pormenores. Pero aban
dono ahora esta comparación y retomo el asunto. Otro ejemplo de
paulatina elaboración del pensamiento a partir de un comienzo asen
tado por pura necesidad nos lo ofrece Lafontaine en su fábula «Les
animaux malades de la peste», en ia que un zorro se ve obligado a
sostener una apología ante el león sin saber de dónde debe sacar la
materia del tema. La fábula es de todos conocida. La fauna se ve so
metida a los horrores de la peste, y, de entre sus miembros, reúne el
león a los grandes, con objeto de revelarles que, para aplacar su cóle
ra, el cielo exige el sacrificio de una víctima. Habría muchos pecado
res entre la pobiación, y la muerte del mayor de ellos tendría que sal
var al resto de la hecatombe. Les pediría, pues, que le confiaran sus
obras con la mayor franqueza. El, por su parte, confesaba que, en
una ocasión, apremiado por el hambre, había acabado con más de
una oveja, y, como ei perro se le acercara demasiado, también con
él, y, al sucederle este percance en hora tan apetitosa, devoró igual
mente ai pastor. Estaría, por tanto, dispuesto a morir en caso de que
nadie se sintiera culpable de mayores debilidades. «Majestad», dice
C arta a su h e r m a n o D a n ie l
( 1802)
F ra g m e n to s d e l L yceum 1
(1797)
1 Esta serie de fragmentos se denomina así porque apareció por primera ve?, en la
revista Lyceum der schónen Kiinste, lo mismo que el nombre de los fragmentos de 1798
se debe a que se publicaron en la revista Athenüum , órgano de expresión deí círculo
de Jena hasta iíSOO,
2 Johann Jakob Bodmer (1698-1783), teórico de la literatura.
tulado de la vulgaridad: iodo aquello grande, bueno y bello es impro
bable, puesto que es extraordinario y, al menos, dudoso. Axioma de
la costumbre: tal y como van las cosas por aquí en nuestro entorno
deben ir por todas partes, ya que todo es tan natural.
23. Sentido (para un arte concreta, una ciencia, upa persona, etc.)
es espíritu dividido, autolimitación, esto es,'titi resultado de autocrea-
ción y autodestrucción.
33. Una de estas dos es casi siempre la tendencia dominante en
un autor: o bien el no decir algo que debería ser dicho, o bien decir
muchas cosas que en modo alguno necesitan ser dichas. Lo primero
es el pecado cardinal de las naturalezas sintéticas, io segundo el de
las analíticas.
34. Una ocurrencia chistosa ( witzig). es una disgregación de ma
teriales del espíritu que antes de tal separación repentina habrían de
encontrarse, pues, íntimamente mezclados. Ante todo, la imaginación
ha de estar repleta de vida de todo tipo hasta ía saciedad, para que,
por medio de la fricción de la sociabilidad libre, pueda llegar el m o
mento de electrizarla de tal modo que, por la excitación, dei contacto
mínimamente amigo o enemigo, puedan serle arrebatadas chispas des
tellantes y rayos luminosos o resonantes descargas.
37. Para escribir sobre un tema es necesario no interesarse más
por él; el pensamiento que debe expresarse con prudencia debe ha
berse consumido ya del todo y no ocuparnos más en propiedad. En
tanto el artista se idea y entusiasma en ello, se encuentra como míni
mo en una situación iliberal para la comunicación. El querrá decirlo
todo, lo que es una falsa tendencia de los genios jóvenes o un correc
to prejuicio de ancianos ignorantes. De ese modo, desconocerá el va
lor y la dignidad de la autolimitación, que es para el artista y para
el hombre lo primero y lo último, lo más necesario y lo más alto. Lo
más necesario: pues, precisamente, donde uno se limita a sí mismo
se ve limitado por el mundo, por lo que uno se convierte en esclavo.
Lo más alto: pues uno puede limitarse en los puntos y en las partes
en las que se tiene una fuerza infinita, autocreación y autodestruc
ción. Incluso una conversación amigable que no pueda ser interrum
pida en cualquier momento por pura arbitrariedad tiene algo de ilibe
ral. Es muy de lamentar el escritor que quiere y puede hablar ininte
rrumpidamente, que quiere decirlo iodo y no reservarse nada de lo
que sabe para sí mismo. Hay que guardarse de tres errores. Lo que
parece y debe parecer la arbitrariedad pura —y consiguientemente sin
razón o suprarrazón— debe ser, pese a todo, decididamente necesa
rio y razonable de nuevo; de otro modo ei capricho se vuelve obstina
ción. Aparece entonces la iliberalidad, y de la autolimitación surge
autodestrucción. En segundo lugar, no hay que darse demasiada pri
sa con la autolimitación, y sí dejar antes espacio libre a la autocrea-
ción, la inventiva y el entusiasmo, hasta que se complete. Tercero:
la autolimitación no debe exagerarse.
39, La historia de ía imitación dei arte poético antiguo, especial
mente en el extranjero, posee, entre otras, la utilidad de permitir que
los importantes conceptos de parodia involuntaria y Witz, pasivo pue
dan ser desarrollados fácil y completamente.
40. En su significado de invención alemana y de vigencia en Ale
mania, es estético una palabra que denuncia, como es sabido, tanto
un completo desconocimiento de la cosa que designa, como del len
guaje que la designa, ¿Por qué se mantiene todavía?
42. La'filosofía’es la auténtica patria de la ironía) a la que que
remos definir como belleza lógica: pues allí donde se-filosofa en diá
logos orales o escritos, pero no del todo sistemáticos, la ironía debe
ser ejercitada y exigida; hasta los estoicos tuvieron la urbanidad por
una virtud. Por supuesto que también existe una ironía retórica que,
si se usa sin despilfarro, tiene efectos excelentes, particularmente en
So polémico; se trata, eso sí, de una. teoría contraria a la sublime ur
banidad de la musa socrática, Sa pompa del espléndido discurso de
arte contra una tragedia antigua en estilo elevado. Sólo la poesía pue
de alzarse hasta la altura de la filosofía por ese lado, y, ai contrario
de lo que ocurre en la retórica, no está sujeta a fragmentos irónicos.
Hay poemas antiguos y moderaos que, de forma general, completa
y universalmente, respiran el aliento divino de la ironía. En ellos vive
en verdad la bufonería trascendental. En el interior el ánimo que to
do lo abarca y que se alza infinitamente sobre todo lo condicionado
y sobre el propio arte, virtud o genialidad; en el exterior, en la ejecu
ción, en la manera mímica de un buen bufón italiano convencional.
47. Quien quiere algo infinito no sabe lo que quiere. Pero dal
la vuelta no se deja esta frase.
48. Ironía es Ja forma de la paradoja. Paradójico es todo aque
llo que es a la vez bueno y grande.
55. Un hombre verdaderamente libre y culto debería poder ser
afinado, según convenga, filosófica o filológica, crítica o poética, his
tórica o retóricamente, a la antigua o a la moderna, con toda arbitra
riedad, como se afina un instrumento en cualquier momento en el gra
do que se estima conveniente.
56. Witz es sociabilidad lógica.
60, En su rigurosa pureza, todos los modos poéticos clásicos son
hoy ridículos.
61. Pensado en rigor, el concepto de un poema científico es tan
absurdo como el de una ciencia poética.
62. Ya tenemos muchas teorías de los modos poéticos, ¿Por qué
carecemos aún del concepto de modo poético? Quizá entonces habría
mos de apoyarnos en una soía teoría de los modos poéticos.
63. No e! arte y ias obras hacen al artista, sino el sentido y el
entusiasmo y el impulso.
64. Se necesitaría un nuevo Laocooníe para determinar los lími
tes entre música y filosofía. Para ia visión apropiada de algunos es
critos falta aún una teoría de la música gramatical,
65. La poesía es un discurso republicano, wn discurso que es su
propia ley y su propia finalidad, en el que todas las partes son ciuda
danos libres y tienen derecho al voto.
69. Existe también sentido negativo que es sensiblemente mejor
que cero, aunque mucho menos común. Algo puede ser entrañable
mente am ado, precisamente porque no se tiene: ello ofrece ai menos
un presentimiento sin proposición subordinada. Incluso ia incapaci
dad decidida que se conoce por las claras o simplemente por una anti
patía extrema es totalmente imposible como carencia pura, y presu
pone, al menos, capacidad y simpatía parciales. Este sentido negati
vo es, igual que el eros platónico, hijo de la abundancia y de ia pobre
za, Surge cuando uno tiene el espíritu meramente sin tener los carac
teres; o ai contrario, cuando se tienen los materiales y las formalidades,
la monda seca y dura dei genio productivo, sin tener ia semilla. En
el primer caso se dan puras tendencias, proyectos que van tan allá co
mo el cielo azui, o, en caso extremo, fantasías abocetadas. En el otro
caso se manifiesta el prosaísmo artístico armónicamente educado, en
el que contamos con los grandes críticos ingleses como clásicos. El
estigma distintivo de la primera especie, de! sentido negativo del espí
ritu, es que uno siempre deba querer sin poder hacer; que uno guste
siempre en escuchar sin percibir.
71. Sentido para el Witz sin W itz es ya el ABC de la liberalidad.
82. Espíritu es filosofía de la naturaleza.
83. Manieras son lugares característicos.
84. De lo que quieren los modernos ha de aprenderse 1o que d e
be llegar a ser la poesía, de lo que hacen los antiguos aquello que ha
de ser.
90. Witz es una explosión del espíritu compacto.'.
91. Los antiguos no son ni los judíos, ni los cristianos, nt los in
gleses de la poesía. No son un pueblo artístico arbitrariamente esco
gido por Dios, tampoco tienen la Santa Fe Católica en la belleza, ni
poseen monopolio poético alguno.
93. En los antiguos se observan ios caracteres perfectos de toda
poesía, en los nuevos se vislumbra el espíritu en devenir.
100. La poesía de unos se llama filosófica; ¡a de otros, filológi
ca; ia de unos terceros, retórica; etc. ¿Cuál es la poesía poética?
101. La afectación no se produce por el afán de ser nuevo, sino
por el temor de ser antiguo.
107. Los antiguos son maestros de ia abstracción poética, los mo
dernos poseen más bien especulación poética.
108. La ironía socrática es el único simulacro a la vez enteramente
involuntario y enteramente meditado. Tan imposible es fingirla co
mo revelarla. A quien no la tiene le parecerá siempre un acertijo, in
cluso tras su afirmación más obvia. No debe confundir a nadie, ex
cepto a aquellos que la consideran confusión y, o bien se regocijan
en la espléndida picardía de burlarse de cualquier mundo, o bien se
enfadan recriminando que también se había pensado en ellos. Ha de
ser todo broma y todo seriedad en ella, todo candorosamente franco
y todo profundamente simulado. Procede de la unificación dei senti
do del buen vivir y el espíritu científico, de la coincidencia de la per
fecta filosofía de la naturaleza y la perfecta filosofía del arte. Contie
ne y anima un sentimiento de indisoluble antagonismo entre lo incon-
dicionado y lo condicionado, entre la imposibilidad y la necesidad de
una comunicación completa. Es la licencia más libre, pues por ella
se coloca uno más allá de sí mismo; pero también la más normativa,
pues es del todo necesaria. Es muy buena señal el que los prosaicos
armónicos para nada sepan por qué han de tom ar esa autoparodia
continua, el creer y descreer siempre de nuevo, y se mareen teniendo
la broma por seriedad y la seriedad por broma. La ironía de Lessing
es instinto; en Hemsterhuis 3 es estudio clásico; la de Hiilsen 4 surge
de la filosofía y puede ser superior en mucho a la de aquéllos.
109. Witz suave o Witz sin pointe es un privilegio de ia poesía
que la prosa ha de cederle, pues la ocurrencia particular sólo puede
conservar cierta totalidad por la tenaz orientación hacia u n punto.
115. Toda la historia de la poesía moderna es un comentario inin
terrumpido al breve texto de la filosofía: todo arte ciencia y toda ciencia
debe devenir arte. Poesía y filosofía han de unirse.
116. En lo que respecta a la eminencia del sentido artístico y del
espíritu científico, se dice de los alemanes que son el primer pueblo
d $ mundo. Seguro, sólo que hay muy pocos alemanes.
123. Es una aspiración irreflexiva y presuntuosa querer apren
A rte c a r a c t e r ís t ic o 1
(1 7 7 2 )
Von D eutscherBaukunst (fragm ento); en: J.W . yon G oethe, K unst und Li~
leratur, «H am burger Ausgabe», ed. de E. T runz, t. X II, M üchen, C .H . Beck,
1981, pp. 13-14.
D e d o s le n g u a je s m a ra v illo s o s y de su m is te rio s o p o d e r
(1 7 9 6 )
B rief eines jungen Dichters an einen jungen Maler; en: H. v. Kleist, Samíti-
che Werke und Briefe in vier Bcinden, ed. cit,, t. HI, pp. 336-37.
.Este cuadro está bien hecho, pero no está ponderado; ha sido in
ventado, pero no sentido.
Este otro ha sido profundamente sentido, pero e stá mucho menos
ponderado y aún peor hecho.
Este cuadro ha sido sentido y está suficientemente ponderado, pe
ro algo mal hecho.
Se dice de este pintor que tiene todo el poder sobre el pincel. ¿No
seria más correcto decir que se halla bajo el dominio de su pincel?
Sólo por la vanidad de brillar en la pintura y adquirir destreza con
el pincel sacrificó So más elevado, naturaleza y verdad, y logró así una
pasable fama al brillar como pintor práctico.
(...) Dejad, hombres sabios, que cada aspiración siga sin trabas
su camino, pues incluso los errores conducen finalmente a algo bue
no. Toda época tiene sus buenos y malos espíritus, has de reconocer
sólo lo mejor dei presente; y no antepongas, como muchos lo hacen,
el pasado como modelo indiscutible para al presente. Se puede, en
cualquier caso, prevenir, pero no ponerse de por medio.
A c e r c a d e l t e a t r o d e m a r io n e t a s
( 18 10)
« P o e t ic is m o s »
{1798)
(Poesía.)
41. En sí mismo vivífica el mimo arbitrariamente el principio de
una individualidad concreta.
Existe una imitación sintomática y otra genética, Sólo esta última
está llena de vida. Presupone la íntima unión de la imaginación y el
entendimiento.
Tal capacidad de despertar en sí misma y conforme a la verdad
una individualidad ajena —y no del puro engaño por medio de una
imitación de superficie— es aún desconocida, y debe descansar en una
penetración maravillosa en extremo, y en ía mímica espiritual. El ar
tista se convierte en todo lo que ve y todo lo que quiere.
47. La poesía transcendental proviene de la mezcla de filosofía y
poesía. En el fondo abarca todas las funciones transcendentales y, de
hecho, contiene lo transcendental mismo. El poeta transcendental es
el sujeto transcendental mismo.
48. De la declaración de la poesía transcendental cabe esperar
el tropismo que comprehenda las leyes de la construcción simbólica
del mundo transcendental.
49. El genio mismo es poético. Donde ha actuado el genio lo ha
hecho poéticamente. El hombre auténticamente moral es poeta.
50. El verdadero comienzo es poesía de la naturaleza. El final
es el segundo comienzo —y es poesía del arte.
(Poeticismos.)
59. Las obras de arte plástico nunca deberían ser vistas sin mú
sica —y, a la inversa, las piezas musicales sólo habrían de escucharse
en salas bellamente decoradas.
Las obras de arte poético, por otro lado, no han de prescindir ni
de uno ni de otro arte para su disfrute. En ello radica que la poesía
opere de forma tan extraordinaria en los teatros hermosos o en las
iglesias elegantes. En toda buena sociedad debería ejercitarse la audi
ción musical a intervalos regulares. La sala de visita, ha instaurado
esa necesidad inmediata de las decoraciones plásticas para la verda
dera sociabilidad. Mejores viandas, juegos de sociedad, la ropa ele
gante, el baile, e incluso una conversación más escogida, más libre
y más universal, se dieron a partir del sentimiento de una vida más
elevada en sociedad, y gracias a ia mezcolanza de tan variados efec
tos de todo lo bello y lo vivo.
(Trabajos preparatorios.)
Carta a Ka rl S c h ild e n e r 1
{1806}
Querido amigo,
me alegró mucho volver a recibir noticias suyas después de tanto
tiempo, y le agradezco que, como Vd, dice, el buen Tiempo le haya
hecho acordarse de mí. Conmigo mismo me va como le cuento a con'
tinuación; si pienso en mí con anhelo, es decir, en lo que quiero, es
también éste el. anhelo de la primavera. Aunque sea cierto que usted
guste en verme en relación con la primavera, yo quisiera poder ser
eterno y vivo en todas las estaciones y no tener que rendirme a una.
El año me embriaga con sus cuatro cambios: floreciente, engendra•
dor, parturiente y destructor, como los ciclos del día, tan constantes
al sentido, que siempre vuelve a renovarse en mí el anhelo de este eterno
retorno milagroso; y, en ío que atañe a lo artístico, lo último debería
ser siempre la primavera, el tiempo floreciente que, rescatado de los
ciclos destructores transcurridos, crea ahora nuevos ciclos en lo terre
nal. Pero, lamentablemente el actual ciclo del m undo es el otoño, al
que sucede la destrucción, ¡bienaventurado el que resucite! —Junio
a ¡a presente le envío los cuatro aguafuertes, rogándole que sea bené
volo y no atienda demasiado a los defectos que, primero en el dibujo
a pluma y luego en la copia del grabador, se han plasmado doblemente.
Figúreselo tan dorado y hermoso como su imaginación le permita e
invite a navegar en ello. Mejor es que usted procure mirar las figuras
como una totalidad antes de ir individualizándolas, y, con el mismo
gusto con que yo ahora se lo pido, particípeme todo lo bueno que us
ted sepa añadirles y que yo no supe h a c e r; no ponga delante las faltas
de este regalito, pues de buena gana quisiera corregirlas.
(...)
... Y aún algo sobre los aguafuertes. Tengo todavía el propósito
C a r t a a P h ilip p O t t o R u n g e
(1810)
Aquí tiene ias líneas de alguien que, como quizá ya haya oído us
ted por Zimmer, Steffens o Luise Reichard le aprecia sobremane
ra, pues le conoce por sus trabajos y por lo que cuentan ios amigos
que con Vd. comparte; y ha sido el temor de que estas personas que
ridas no le hayan hablado de mí lo que durante mucho tiempo me
ha impedido escribirle, pues desde hace mucho tengo en ei corazón
algo que pedirle a Vd. 2. (...)
—Finalmente, fue extraordinaria la alegría que me causaron sus
representaciones de las cuatro partes del día; me conmovió la signifi
cación profundamente sentida, que veía ahí desarrollada hasta la flo
ración de la más sencilla delicadeza. Me recreo muchísimo en los gra
ves niños piadosos, pero, sobre todo me proporcionan alegría ia luna
y los niños-estrella, a su lado, con sus misteriosos movimientos; te
niéndolos ante la vista en momentos de soledad me resultan a menu
do espíritus severos buenos. También me agradó extraordinariamen
te la portada dei Almanaque te a tra l3 que vi en casa de Steffens, ahí
puede apreciarse lo poco que se comprende en estos tiempos ei esfuerzo
artístico serio. La gente io ve como un gracioso adorno, y a buen se
guro son muy pocos los que entienden cuán profundo y tota! ha de
ser el ánimo artístico que crea tales hojas y flores en los meros ara
bescos, cómo se forma y metamorfosea necesariamente cada flora
ción a partir de ia semilla. Creo que de los arabescos y del grado de
su verdad interior manifestada se podrían sacar consecuencias váli
das para la visión del arte en todos los tiempos; y no obstante, por
P o e s ía
(.1801)
S o b re v e rd a d y v e r o s im ilitu d d e l a s o b r a s d e a r t e
UN DIALOGO
(1798)
S o b re a r t e y e s p ír it u a r t ís t ic o
(Sin fecha)
Ueber Kunst und Kunstgeist (extractos); en: S. Minz, C.D. .Friedrich in Briefen
und Bekenntnisse, ed. cit., pp. 83-84.
S e n t im ie n t o s a n t e u n p a is a je m a r in o d e F r ie d r ic h
( 1810)
« F ra g m e n to s lo g o ló g ic o s »
(1798)
(Fragmentos togológicos.)
9. ¿Debería encerrar en su función el más alto principio la más
alta paradoja? ¿Ser un núcleo que impidiese completamente el sosie
go, que siempre repeliera y se replegase, que volviese a ser incompren
sible una y otra vez, por mucho que uno ya lo hubiera comprendido?
¿Que pusiese nuestra actividad en un. movimiento continuo —sin ago
tarla nunca, sin conducirla al hábito? Algo similar es Dios para los
espíritus según antiguas leyendas místicas.
10, Nuestro pensamiento ha sido hasta el momento o bien pura
mente mecánico, —discursivo —atómico—, o bien puramente intuitivo
—dinámico—, ¿Ha llegado el momento de la unión?
(Poesía.)
31. Por medio de una relación original con el conjunto restante
realza la poesía todo elemento particular —y del mismo modo que
la filosofía prepara el mundo a una influenciación eficaz de las ideas
sólo a partir de su legislación, la poesía es, digamos, la llave de la fi
losofía, su finalidad y su significado; pues la poesía forma ia socie
dad bella —la familia cósmica —la bella economía doméstica del uni
verso.
Si la filosofía, por medio dei sistema y el estado, refuerza las ener
gías del individuo junto a las de la humanidad y el cosmos, y convierte
el conjunto en órgano del individuo y el individuo en órgano del con
junto —lo mismo ocurre con la poesía en relación a la vida. El indivi
duo vive en el conjunto y el conjunto en el individuo. Por medio de
la poesía surgen la mayor simpatía y la coactividad más intensa, la
comunidad íntima de lo finito y lo infinito.
F ragm entos del A thenáum 1
(1798)
Faróenkugel; en: Ph. O. R unge, Briej'e und Schriften, ed. d i . , pp. 245-257.
a p a r a t o d e l a s r e l a c io n e s d e t o d a s l a s m e z c l a s d e c o l o r
Y DE SU A F IN ID A D ÍNTEGRA; CON UN ENSAYO ADICIONAL SOBRE
LA A R M O N IA EN LA C O M B IN A C IO N DE LOS C O L O R E S
Preliminares
oran ge
Fig. 2
rÜtJilicH © gelblich
Fig. 3
§11. Pero, puesto que tanto los tres punios de mezcla puros Gr,
O y V (verde, anaranjado, violeta), como las distintas tendencias de
Gr entre B y G, de O entre G y R, y de V entre R y B resultan de
sendas interacciones de dos colores puros, estas mezclas han de estar
completamente libres de toda tendencia a un tercer color o de cual
quier otra tinta.
§ 12. Acordamos determinar más arriba que todos los colores
y mezclas de colores puros se encuentran en una relación general con
el blanco y con el negro (con el blanco como aciaramiento y debilita
ción, con el negro, como oscurecimiento y enturbiamiento) y son sen
sibles a su influjo. Así pues, tanto ios tres puntos Gr, O y V como
todos los que se encuentran entre ellos, y las mezclas simples presen
tes entre los punios B, G y R, hallarán diferencias idénticas respecto
al blanco, de un !ado> y respecto al negro3 de otro (corno opuestos
antitéticos), y con ello estarán todos a ia misma distancia del blanco
y del negro a la que los tres puntos B, G y R se encuentran respecto
a los mismos (a saber, de! blanco y de! neg.ro), puesto que hemos acep
tado como regla expresar iguales diferencias entre fuerzas naturales
por medio de líneas iguales (distancias).
§ 33. Pero no podemos percibir estas distancias generales cons
tantes respecto a dos puntos externos por medio de otra figura, sino
conviniendo en construir una circunferencia perfecta para la totali
dad de todos los colores puros y sus mezclas simples (a saber, los tres
puntos B, G y R, así como Gr, O y V junto a todas sus tendencias
a los colores simples); ios dos triángulos equiláteros BGR y GrOV for
man juntos ahora un hexágono regular en el interior del círculo, res
pecto al cual el blanco y el negro, o los puntos W y S, se comportan
como polos dispuestos fuera de la superficie y cuya distancia WS ha
de entenderse como una línea (eje) que pasa por el centro del círculo.
Fig. 5
Fig. 8
§ 21. Todas ¡as mezclas que resultan de la tendencia de cualquier
punto de la circunferencia de color hacia el blanco o hacia el negro
(tendencia que es común a todos esos puntos) se perderán, en grada
ciones sucesivas» en W y en S, y deberán concebirse como libres de
toda mezcla con un tercer color (puesto que cada una de ellas es pro
ducto de dos colores puros y tiende como tal exclusivamente hacia
el blanco o hacia el negro). Se dan, pues, en todos los puntos de su
tendencia, en idéntica diferencia respecto ai punto medio g como efecto
conjunto de tres colores (o, mejor, como no-manifestación de la indi
vidualidad expresa de los elementos, en oposición a la nitidez del efec
to conjunto y de la manifestación de las mezclas antes tratadas). De
ahí que surjan hacia los polos W y S curvas o cuadrantes, puesto que
las diferencias respecto a g de iodos los puntos en su tendencia (hacia
W o hacia S) forman radios de esfera. Las relaciones comunes de es
tos cinco elementos configuran entonces una esfera perfecta, cuya su
perficie contiene los cinco elementos y las mezclas de los mismos, que
ahí se manifiestan en su tendencia amistosa entre sí, y que se disuel
ven en un gris completamente neutro en la gradación regular de todos
los matices hacia el punto medio. Tales relaciones se distinguirán por
el modo en que los distintos elementos operen entre sí, sea a partes
iguales o desiguales. Como, de por sí, en toda formación la dimen
sión resulta de la diferencia y la forma de la tendencia de los elemen
tos entre sí.
§ 22. Si se imagina llena la esfera de colores (para cuya concep
ción en superficie quieren servir las vistas desde los polos blanco y
negro), esto es, penetrada desde la superficie hasta el punto medio,
se estará en condiciones de reconocer las dos planchas que aparecen
impresas a la vez: una sección por el ecuador (plancha de colores) y
otra que corta los polos y en dirección al rojo y al verde (—R y G r—
que constituyen los extremos del diámetro del ecuador). Estoy seguro
de que podrá pensarse con facilidad como una gradación completa
este esquema arbitrariamente dividido en doce segmentos.
§ 23. Puede deducirse sin dificultades que, en caso de llevar a
cabo una sección paralela al ecuador, éste presentaría siempre en la
misma relación un punto medio de color negro-gris, si se diese en el
hemisferio del negro, y sería de color blanco-gris en caso contrario.
§ 24. Del igual modo, cuantas secciones cortasen ambos polos
presentando distintos diámetros, experimentarían la disolución de los
colores en gris, cuando éstos se encontraran en la línea WS.
§ 25. En la misma medida en que no podrá pensarse en cuales
quiera matices que hayan de surgir de la mezcla de los cinco elemen
tos, que no descansen o no estén contenidos en esta relación, tam po
co podrá imaginarse otra figura correcta y completa para el conjunto
de esta relación. Y, puesto que cada matiz se dispuso ai mismo tiem-
p.o en su correcta relación con los elementos puros y con las mezclas,
ha de entenderse ¡a esfera como sinopsis global, que orientará sobre
el nexo del conjunto de los colores a aquel que necesite de distintos
cuadros sinópticos para sus asuntos. El lector atento.advertirá ahora
que no puede ofrecerse una sinopsis completa de todas las mezclas
en una superficie plana, ya que la relación sólo se deja expresar en
volumen.
Apéndice
UN EN SA Y O QUE PR O C U R A C O N FO R M A R C O N EL E SQ U E M A
A N T E S D E SA R R O L L A D O LAS IM P R E S IO N E S SEN SIBLES
DE LA S DISTINT AS C O M B IN A C IO N E S C R O M A T IC A S
F r a g m e n t o s y e s t u d io s i
(1799)
E l « Ju icio f in a l » d e M igubi. A n g e l
(í 799)
C a r t a a l, p r o f e s o r S c h u l z e 1s o b r e e l a l t a r d e T e ts c h e n
(1809)
So bre e l s im b o l is m o
{1818}
C o m p o r t a m ie n t o d e l a m a t e r ia a r t ís t ic a e n e l s ím b o l o 1
■(1819)
La f o r m a s im b ó l ic a d e l a r t e
(1820-2!)
1 Friedrich Creuzer, Sym botik und M ythologie der alten Vólker, besonders der
Griechen (1810), 4 vo!s., Leipzig und Darm stadt, Verlag Heyer und Leske, 1819.
blos antiguos, pero no a la manera convencional de explicarlas exter
na y prosaicamente o según su valor artístico, sino buscando en ellas
una racionalidad interna de los significados. Para ello partió de la base
de que los mitos e historias legendarias tienen su origen en el espíritu
humano, que, si bien gusta en jugar con los dioses en sus ficciones,
ocupa, no obstante, dado e! interés de la religión, un lugar más eleva
do, en el que ía razón se convierte en inventora de las creaciones, aun
que también quede presa de la imposibilidad de exponer en primer
iiigar de forma adecuada su interior. Tal suposición es verdadera en
sí misma: la religión halla su principio en el espíritu que busca su pro
pia verdad, presiente ésta y ía hace consciente en alguna figura que
tenga una afinidad mayor o más estrecha con tal contenido de la ver
dad. Pero, en cuanto ia racionalidad inventa las figuras, surge tam
bién ia necesidad de reconocer ía racionalidad. Semejante reconoci
miento es ya en verdad digno del hombre. Quien ío deja ai margen
no consigue más que un montón de conocimientos externos. En cam
bio, si ahondamos en la verdad interna de las concepciones mitológi
cas, podremos justificar las diversas mitologías, sin rechazar por ello
la otra cara, el azar y la arbitrariedad de la imaginación, la localidad,
etc. Mas, justificar al hombre en sus figuras e imágenes espirituales
es un asunto noble, más noble que el mero compilar exterioridades
históricas. No obstante, se ha reprochado a Creuzer que, con el ante
cedente de los neoplatónicos, explica hacia dentro tales significados
ulteriores, introduciéndolos directamente en los mitos y buscando en
ellos pensamientos que no sólo no está fundamentado históricamente
que se hallen ahí, sino que incluso podría comprobarse históricamen
te que, para encontrarlos, habrían de ser insertados primero. Pues ei
pueblo, los poetas y sacerdotes —pese a que, por otra parte, se diga
mucho a su vez de la gran sabiduría secreta de los sacerdotes— no
habrían sabido nada de tales pensamientos, impropios, por lo demás,
de toda la cultura de su tiempo. Este último punto es, desde luego,
del todo exacto. Los pueblos, poetas, sacerdotes, de hecho, no han
tenido ante sí, en esa forma de la universalidad, ios pensamientos ge
nerales que se hallan en la base de sus concepciones mitológicas, por
lo que primero ¡as envolvieron intencionadamente en la figura sim
bólica. Pero, tampoco Creuzer sostiene tai cosa. Pese a que los anti
guos no pensaran en su mitología lo que nosotros vemos ahora en eiía,
en ningún modo ha de deducirse por ello que sus concepciones no sean
en «símbolos y por tales hayan de ser tomadas, en tanto que, en aquel
tiempo, cuando concibieron sus mitos en poesía, los pueblos vivían
en circunstancias igualmente poéticas, y por eso no eran conscientes
de lo profundo e interior suyo en la forma del pensamiento, sino en
figuras de la fantasía, sin saber separar las concepciones abstractas
generales de las imágenes concretas. Hemos de admitir que éste es real
mente el hecho y atenernos a ello, aunque hayamos de reconocer que
es posible que en tales modos de explicación simbólicos se inserten
a menudo combinaciones meramente artificiales y ocurrentes como
es el caso del etimologizar.
Friedrich Wilhelm Joseph S ch ellín g
F o rm a s im b ó lic a d e lo s d io s e s 1
( 1802)
Proposiciones aclaratorias
IJeber die asihetische Erz¡e(mng des Menschen in einer Reihe vori Briefen;
en: F. Schiüer, Samtliche Werks, ed. de E. von der Hellen («Saladar Aus-
gabe»), t. XII (Philosophische Schriften Si), Stuttgart / Berlín, J. G. C ot
ia, ¡905, pp, 16-24.
A l o c u c ió n s o b r e l a m it o l o g ía
{1800}
C o m p r o m is o d e l t je m p o y c o m p r o m is o d e l l u g a r 1
(1830)
C a r t a a J o h a n n G o t t f r ie d Q u is t o r p 1
(1805)
Ph. O. Runge, Brie/e und Schrlfien. ed. cit-, pp. 172-173 (extracto).
Hamburgo, 3 de mayo
(...) Cuando volvamos a vernos segur-' r,np c;e '<*eprará Vd. al lia-
llar que mis suposiciones de antaño ha» <fi d*< \cr xuctas, y que
he dado cor» descubrimientos concretos : *1 . >o ..>* Sos elemen
to s científicos de mi arte. A menudo m e j u o h c¡: obremanera
comprobar que conseguía llevar a cabo algo de lo que sólo contaba
con nociones, y mis condiciones interiores y externas cada vez se for
talecen más, y me aproximan a una visión amplia y viva. He preferi
do dirigir el punto de mira a la elaboración y a la representación sen
cilla de las relaciones de ios poemas de Ossián 2 en su conjunto, he
chas perceptibles por medio de nuestro arte. H e,trabajado mucho es
te conjunto, y creo que las figuraciones de las vivencias interiores en
que se basan estos poemas, revelándose con cariño y de forma rela
cionante, podrían conferir u n cambio alegre y beneficioso al influjo
que siempre predominó en estos poemas; entonces aprenderíamos a
penetrar en el sentimiento jovial y elevado de Ossián a través de los
trágicos sucesos del tiempo, -..Por cierto, todos ios sentimiento y su
cesos que se me brindan para la representación no dejan de aproxi
marse a la idea de Pablo, y me permiten asumir con mayor decisión
«que también todas las criaturas serán libertadas de la servidumbre
de la corrupción, pues no sólo nosotros, sino también ellas están sus
pirando por la redención» (Rom. VIH). Esta esperanza no es un co
nocimiento concreto, pues si no, ía esperanza no sería esperanza, co
mo también dijo el apóstol; y, no obstante, quiere hacérseme patente
P u n t o d e v is t a p a r a l a p o e s í a m i t o l ó g i c a
(1 7 9 1 )
DE LA MITOLOGÍA
(1801)
M it o l o g ía : s u j e t o de l a p i n t u r a y o r i g e n d el s a b e r 1
<1801)
2 Según Estrabói), Fidias hubo de inspirarse en ¡os versos de la ¡liada (¡, 527 y ss),
que describen a Zeus con tas cejas fruncidas, etc.
Leandro y Hero, etc,, que hace que un juego bello degenere en un
ridículo jugueteo. Mucho se guardaron las Musas y las Gracias de es
tar presentes en tales usos.
En lo que concierne a ia historia, el recuerdo de todos ios aconte
cimientos ha de desaparecer pronto en la completa oscuridad antes
de que empiece a practicarse el arte de ia escritura y exista una tradi
ción poética. Igual que el hombre de dicha época tiende a declarar
sobrehumano todo aquello de lo que no puede ser dueño física o espi-
rituaimente, se guardará también de valorar en poco aquel tiempo pri
migenio y de admitir que nada extraño pudo ocurrir en él, puesto que
no se sabe nada al respecto. Para él no sería satisfactorio hacer retro
ceder el principio a lo impreciso, y ¡o fija, por tanto, corno absoluto,
algo que deberá pa.recerle fuente de todo io posterior y sublime por
encima de eSSo. En otras palabras, ei origen de todo se explica como
divino, ia historia enlaza con el mundo de Sos dioses, y por hijos de
ios dioses se tiene a los monarcas más antiguos, a fundadores de ciu
dades y a caudillos de primeras colonias, incluso a los inventores de
ias artes y a los organizadores de la sociedad civil. Á aquel estado pri
mitivo y en menoría, del que nada memorable supo sobrevivir en el
recuerdo de sus descendientes, hubo de suceder otro en el que el de
nuedo y el arrojo personal se atrajeran hacia sí toda la violencia, pero
que también pudo resultar beneficioso en extremo a ia hora de hacer
frente a una naturaleza aún indómita y en las incesantes luchas con
razas enemigas. La historia mítica comienza, por consiguiente, con
una edad heroica, la cual, a falta de cronología y datos precisos, p ar
te pronto a la lejanía maravillosa y aún sabe ser glorificada por los
poetas épicos, de los que es el auténtico sujeto —(...) Pero es en Ho
mero donde más nítidamente pueden observarse el surgimiento y la
transición de la historia a partir de la mitología. El es a un tiempo
el código mítico de lés griegos y el documento histórico más rico y
antiguo, frente al cual parecerán indigentes cuantos testimonios de
historiadores posteriores sobre esta época se conozcan.
La mitología se extiende efectivamente por todo aquello que pue
de ser objeto del espíritu humano: ofrece una visión de mundo com
pleta, y es, por eso, la base de la filosofía. Pues, pese a que 1o hiciese
con energías aún inexpertas, la filosofía más antigua se propuso la-
justa nieta, la única que la dignifica, de querer hacer inteligible el uni
verso. Fue por ello, en primer lugar, física, no en el sentido de la ciencia
empírica así denominada entre nosotros, sino como intuición intelec
tual de la naturaleza toda. Ya entonces se desenvolvió en el medio
de los mitos físicos existentes, en los que parecía hallarse formulada
ia visión temprana dei género humano sobre aquélla. Siguieron sien
do, por tanto, el vehículo más cómodo también para la nueva doctri
na, puesto que, como hemos mostrado, pudo ser reiníerpretada y ale
gorizada la mitología, por su ductilidad y polivalencia originales y,
por así decirlo, por su vislumbre profético de todos y cada uno de
los grados futuros desde los cuales pudiera observar el espíritu huma
no ía naturaleza. La filosofía de ia naturaleza más antigua de los. grie
gos tuvo, por ello, en absoluto una coloración mítica que en Platón
1 1 0 se había desvanecido dei todo, aunque, claro está, sea éste quien,
a su vez, la busque deliberadamente. —No creo que sea una. suposi
ción exagerada afirmar que aún hoy las teorías de la nueva física po
drían vestirse con las viejas imágenes míticas.
Friedrich H ó l d e r l ín
(...)1
una ética. .Dado que en ei futuro toda ia metafísica desemboca en Ja
moral {de lo que Karst, coa sus dos postulados prácticos, sólo ha o fre
cido un ejemplo, sin haber agotado nada), esta ética no será entonces
sino un sistema completo de todas las ideas o, io que es lo m ism o,
de todos los postulados prácticos. Naturalmente, ia primera idea es
la concepción de s í mismo como un ser absolutamente libre. Con el
ser libre, autoconsciente, se incorpora también todo un mundo —sur
gido de la nada— ía única creación verdadera y concebible a partir
de la nada. —Descenderé aquí al campo de la física; la pregunta es
la siguiente: ¿ C ó m o ha de estar formado un mundo para un ser mo
ral? Una vez. más, quiero dar alas a nuestra lenta física que a duras
penas avanza con sus experimentos.
Así pues —si la filosofía da las ideas y la experiencia los datos,
por fin podremos entonces obtener la física a gran escala que espero
de épocas venideras—. No parece que la física actual pueda satisfacer
a un espíritu creativo, como es el nuestro o debe serlo.
De la naturaleza paso a la obra del hombre. La idea de ia humani
dad por delante —quiero mostar que no existe una idea del Estado,
puesto que el Estado es algo mecánico, lo mismo que no existe idea
de una máquina. Sólo lo que es objeto de la libertad se llama idea.
¡Hemos de ir, pues, más allá del Estado! —Dado que todo Estado
tiene que tratar a los hombres libres corno un engranaje mecánico,
y esto es lo que no debe hacer, tendrá, por tanto, que acabar. Veis
por vosotros mismos que todas ¡as ideas de la paz eterna, etc., sólo
I deas
(1 8 0 0 )
1 Ueber die Religión. Reden an die Gebildeten unter ihren Verácfitern, obra de Fríe
drich Schteiermacher publicada anónimamente en 1799 y que fue la base para la redac
ción de esta serie de fragmentos de Schlegei.
20. A rtista es aquel para quien el formar su sentido es medio y
■fin de la existencia.
21. Es propio de la humanidad que tenga que elevarse por a n d
ina de las hum anidades.
23. Virtud es razón hecha energía.
24. La simetría y organización de la historia nos enseña que la
humanidad, en tanto que era y llegó a ser un individuo, era y llegó
a ser una persona. En esa gran, persona de la humanidad D ios se hizo
hombre.
26. W iíz es la apariencia, ia im agen externa de la fantasía. De
ahí su divinidad y la semejanza de la m ística con el ÍVitz.
28. El hombre es una mirada creadora y retrospectiva de la na
turaleza hacia sí m ism a.
31. La religión es la fuerza centrípeta y la fuerza centrífuga en
el espíritu del hombre, y lo que las une.
34. Quien tiene religión articulará poesía. Pero para buscarla y
descubirla es la filosofía el instrumento.
38. En el mundo del lenguaje, o, lo que es lo mismo, en el mun
do det arte y de la cultura aparece la religión necesariamente com o
m itología o com o biblia.
40. U na relación concreta con la divinidad debe ser tan in sopor
table para el m ístico com o un aspecto determinado de ella, com o un
concepto de la misma.
42. Si confiam os en el juicio de los filósofos, lo que llam am os
religión no es más que una filosofía intencionadam ente popular o ins
tintiva. Los escritores parecen tenerla por la m odalidad de la p oe
sía que, renegando el juego bello que le es propio, se repliega sobre
sí misma con un exceso de gravedad y doctrina. Pero la filosofía tam
bién sostiene y reconoce que sólo por m edio de la religión puede em
pezar y com pletarse, y la poesía sólo quiere aspirar a lo infinito y des
precia el utilitarismo y la cultura mundanos, que son los opuestos exac
tos de la religión. Entre las artes la paz eterna no está ya lejos.
45. Artista es quien tiene su centro en sí m ism o. Quien no ío tie
ne en sí ha de elegir un guía y un m ediador concreto fuera de sí; no
para siem pre, por supuesto, sino sólo para el principio. Pues el ser
del hombre sólo se afirma con un centro vivo, y a quien no lo tiene
en sí le está perm itido buscarlo en otro hombre, pues só lo un hombre
y un centro pueden incitar y despertar el suyo.
46. Según com o se tom en, poesía y filosofía son, o distintas es
feras, o distintas form as, incluso los factores m ismos de la religión.
Intentad unir ambas y veréis que no resulta sino religión.
48. Donde termina la filosofía ha de com enzar la poesía. No de
be darse un punto de vista corriente, un modo de pensamiento natu
ral sólo en contraposición al arte y a la cultura, mera vida. Esto es,
no debe pensarse en im perio alguno de la tosquedad más allá de Jos
lím ites de la cultura. Que cada m iem bro pensante de la organización
sienta sus lím ites sin prescindir de su unidad en relación al conjunto.
Por ejem plo, no debe contraponerse a la filosofía m eram ente no-
-filosofía, sino poesía.
56. C om o los rom anos fueron la única nación que fue nación
auténtica, así es nuestra época la única época verdadera.
59, Nada más witzig y más grotesco que la antigua m itología y
el cristianismo. Eso les pasa por ser tan místicos.
62. Se tiene tanta moral corno filoso fía y poesía se tenga.
63. El auténtico núcleo de percepción del cristianism o es el pe
cado.
67. Religión y moral están dispuestas en oposición simétrica, co
mo poesía y filosofía.
69. Ironía es clara conciencia de la agilidad eterna, del caos lle
no e infinito.
71. Sólo es caos el desconcierto del que puede brotar un mundo.
73. N o existe dualism o sin primacía. La moral no es así equipa
rable a la religión, sino que permanece subordinada.
74. Unid los extrem os y obtendréis el verdadero punto medio,
76. M oralidad sin sentido para la paradoja es vulgar.
77. H onor es la mística de la legalidad.
81. Toda relación del hom bre con lo infinito es religión; a sa
ber, del hombre en toda la plenitud de su hum anidad. Si el matemáti
co calcula ía dim ensión .infinita, no se trata, evidentem ente de reli
gión. Lo infinito pensado en aquella plenitud es la divinidad.
85. El hueso, el centro de la poesía hay que encontrarlo en la
m itología y en los misterios de los antiguos. Saciad el sentimiento de
la vida con la idea del infinito y comprenderéis a ios antiguos y la poe
sía,
96. T od a filosofía es idealism o, y no existe un verdadero realis
mo fuera de la poesía. Pero poesía y filo sofía sólo son extrem os. Se
dice ahora que unos son absolutam ente idealistas y otros decidida
mente realistas, y ésta es una observación muy certera. Expresado de
otro m odo se diría que aún no hay hombres del to d o cultos, que no
hay aún religión.
98. Piensa lo finito formado en lo infinito, así piensas al hom
bre.
99. Si quieres penetrar en el interior de ia física, déjate iniciar
en los misterios de ia poesía.
105. ¿Que Fichte ha atacado la, religión?.. -Si el interés por lo
suprasensible es la esencia de la religión, toda su doctrina es religión
en forma de filosofía.
108. Lo que puede realizarse mientras permanezcan separadas
la filosofía y la poesía está ya hecho y acabado. Es ya tiempo de anu
larlas.
111. Tu nieta es el arte y la ciencia, tu vida amor y cultura. T ú
estás, sin saberlo, en el camino hacia la religión. Reconócelo y podrás
estar seguro de alcanzar ia meta.
113. El artista que no sacrifica iodo lo suyo es un esclavo inser
vible.
117. La filosofía es una elipse. Uno de sus focos, del que esta
mos ahora más cerca, es S.a ley autónom a de la razón. El otro es la
idea del universo, y en él entran en contacto la filosofía y la religión.
118. ¡Ciegos que hablan de ateísmo! ¿Es que hay teístas?, ¿es
que hay un solo espíritu humano maestro en la idea de divinidad?
¡23. La faísa universalidad es aquella que atenúa las modalida
des específicas de ia cultura y busca en el término medio su funda
mento. Por medio de una universalidad auténtica el arte, por ejem
plo, sería aún más artístico de lo que puede serlo aislado, la poesía
más poética, la crítica más crítica ia historia más histórica, etc. Esta
universalidad podrá darse cuando el rayo prístino de la religión y de
la moral acaricie y fertilice un caos del Witz combinatorio. Ahí flore
cen de por sí la poesía y la filosofía más elevadas.
136. ¿De qué estoy y puedo permitirme estar orgulloso como ar
tista? De la resolución que me apartó y aisló de todo lo común. De
la obra que como un dios supera toda intención, y cuya intención na
die conocerá del todo. De la capacidad de adorar lo perfecto, que se
me enfrenta. De la conciencia, que sé avivar en su auténtica eficiencia
en mis iguales, de que cuanto crean es para mí provecho.
155. He expresado algunas ideas cuya mirada se orienta al cen
tro. He saludado el alba en mi sentir, desde mi punto de mira. Quien
conozca el camino, que haga lo mismo en su sentir, desde su punto
de mira.
A Novalis
E s t u d io s s o b r e a r t e p ic t ó r ic o
{1798}
S tudien ¿ur bildenden K unsi; en; N o v a lis, W erke, Tagebücher uncí B rteje
Friedrich van H ardenbergs, ed . c it., t, II, p p . 420-424,
Sobre l a e d u c a c ió n e s t é t ic a d e l h o m b r e : c a r t a
DECIMOCUARTA
(1795)
Ueber die Ssthetische Erzíehung des Menschen in einer Reihe vott Briefcn;
en: P. Schiller, Samtliche Werke, ed. cit., i. X íl, pp.. 52-54.
El d e v e n ir e n e l d e c l in a r
(i 799)
F in d e l a f u n c ió n d el. a r t e ¡
( 1820- 21 )
O. W. I1'. Reges, Vorlesungen über die Á slhetik, ed, cii., t. X III, pp. 23-26,
Se refieren aq u í ediciones clásicas de las obras de ios autores citados, que no siempre
se co rresp o n d en con las utilizadas para la presente traducción y pueden, sin em bar
go, resu ltar m ás accesibles:
P ara una visión del arte rom ántico internacional disponem os de los libros de E itn e r,
L. (ed.): Neoclassicism and Romantícism, 2 vols., E nglew ood C tiffs (N .J.), 1970,
y H o l t , E. (ed.): From i he Classicists lo íhe. Impressionists (A Documentary His-
tory o f A rt 111), L on d o n /N ew York, 3966. Se nos ofrece tam bién en el contexto
dei siglo xíx, pero referida específicam ente a A lem ania, una am p lia recopilación
de textos sobre teo ría del arte y de la arquitectura del R om anticism o en: BHYRODT,
W ./B ischop'f, U ./B u s c h , W ./H am m er-S ch b n k , H . (ed.): Kunsitheorie und Kunst-
geschichte des 19. Jahrhunderts in Deuíschtand, 3 vols., Stuttgart, 1982-85; el t.
I . 1’ ( B u s c h /B e y r o r t, Kunsítheorie und Mo.le.rei. Kurstwissenschtifl, 1982), se cen
tra en los p lanteam ientos de la p in tu ra e h isto ria de la pintura. L a elegante antolo
gía de SexeNSEN, B. A. (ed.): AUegoríe und Symbol, Texte zur Theorie des Bildes
im 18. undfrühen Í9. Jahrhundert, Frankfuit a. M ., 1974, reúne textos sobre teo
ría de ia representación desde Gottsched y W inckelraann hasta Eichendorff. Tam
bién es importante la antología de P o lh e ím K. K. (ed.): Der Paesiebegriff der deut-
schen Rom antik, Paderborn, 1972, dedicada explícitamente a ia litera tu ra. Puede
encontrarse otra colección de textos de época sobre ios planteamiento» estéticos de
la litera tu ra ro m án tica alem ana en: S c h m itt, H . J . (ed.): Rom antik / (Die deut-
sche Lileratur in Te.xí und Darstellung, vos. 8), Stuttgart, 1980. E n francés publica
ro n las E ditions du Senil «n a antología bastante com entada que se centra en los
Schlegel: L a c o u e - L a b a r t h e , P Ii./N a n c y , J. i... (ed.): L ’absotu littéraire. Theorie
de la littérature du romantisme aüemand, P arís, 1978. D isponem os también en es
p añol de una recopilación interesante de textos de diversa índole, que presentan, en
su extensión internacional, ios planteam ientos teóricos del arte y de la arquitectura
de la época de la ilustración: C a l v o S e r r a l i . b r , F. et. alt. (eds.): Ilustración y Ro
manticismo (Fuentes y Documentos para la H. “ dei A rle Vil), Barcelona, 1982.
3. Catálogos de exposiciones
Er. la bibliografía general se han incluido los manuales al uso de historia del arte del
Romanticismo, así como las m onografías fundamentales sobre Friedrich y Runge,
Remitirnos aquí a los catálogos de las principales exposiciones de arte alemán del
Romanticismo hasta ahora realizadas:
1. Obras generales
Para revistas:
d. E l día.
El monte junto al mar. OJeo sobre lienzo. i 809. Berlín, Palacio de Ch&rloüenhurg.
3. Esfera de colores, sección en planta y alzado. Lápiz y acuarela. 1809. Ham burger
Kunst-halle.
4, A ltar de Tetschen>OJeo sobre teía, 3808. Dresde, Galerie Ncue Meister.
5. Ciclo de Ossián, Plumillas. 1804-05. Hamburger Kunsthalle.
a. Ossián; b. fingal.
Fingat en lucha con Esvaran.
INDICE DE CONCEPTOS
a b s o l u t a : 1 0 , I I , 15, 2 0 , 24, 25, 2 7 , 30, aspecto: 6 6 , 6 7 .
31, 3 2 , 35, 3 8 , 39, 4 6 , 8 7 -8 8 , 1 8 5 , 2 4 1 , atm ósfera: 5 2 , 66.
249. auíoeonciencia: 10, 11 , 12, 2 0 , 33, 122
a b s t r a c c i ó n : 19, 21, 5 3 9 , .174, 175, 179, 1 7 5 ,2 1 7 ,2 2 9 .
180, 5 9 6 , 1 9 7 , 198, a u t o c r e a c i ó n : 1 2 , 13, 1 8 , 19, 2 0 3 0 18
a c t i v i d a d : 26, 174, 1 7 5 . 176, 2 1 7 , 232. 7 3 -7 4 , 110, 137,
afab ilid ad : 143. a u i o d e s t r u c c i ó n : 3 0 , 73, 137, 142,
afectación: 103, 137. auto d eterm in ació n : 28, 29, 3 0 .
afectividad/afecto: 4 8 , 6 6 , 9 7 , i 15, 125, a u to e n c u e n tr o : 49.
144. a u t o l i m i t a c i ó n : 12, 3 8 , 7 3 , 7 4 , 2 3 8 .
aleatorio: 110. a u to n o m ía : ¡2 , 32, 34, 35, 222.
alegoría: 26, 27, 2 8 , 31, 32, 166, 171, 173, au tó n o m o : 1 4 , 16, 69, 109, 232, 234.
176, ¡77, 186, 58 8 , 1 8 9 , 2 0 5 , 215, 233. a u t o o b s e r v a c l ó n : 11, S4, 35, 5Í.
alm a: 12, 35, 33, 54, 56, 57, 65-66, 67, 70, autorreflexión; .17, 19.
8 5 , 9 4 , 9 6 , 9 7 , 9 9 , 1 0 2 , 1 0 4 , 10 9 , 110, a u t o s u f i c i e n c i a : 1 4 !,
12 5 , 126, 1 3 4 , 13 9 , 143, 1 6 8 , 1 9 7 , 2 0 2 , a z a r : 1 8 3 , 19 9 .
2 2 1 , 2 3 7 , 2.39, 2 4 7 ,
a m b iv a l e n c ia : 1 7 9 , 180, b a r r o c o : 47.
a m o r : 3 0 , 6 4 , 6 5 , 7 2 , 8 3 , 11 7 , 119, 122, b e lle z a : i 3 , 17 , 2 1 , 2 4 , 3 4 , 8 7 - 8 8 , 9 7 , 1 4 1 ,
124, 127, 1 3 7 , 138, 1 6 2 , 1 6 3 , 199, 2 0 0 , 14 2 , 1 4 3 , 1 6 3 , 164, 1 6 6 , 1 7 2 , 198, 2 0 5 ,
202, 2 13, 235, 247. 215, 2 1 6 , 2 3 0 .
a n a lo g ía : 2 3 , .150, 2 3 8 , 2 3 9 , 2 4 0 . b e llo : 13, 14, 81-84, 85, 109, 110, 133, 140
á n i m o : 12, 18, 2 0 , 5 0 , 5 3 , 6 3 , 9 2 , 9 4 , 9 5 , 141, 164, 172, 174, 185, 2 0 9 .
9 6 ,9 9 , 115, 117, ¡1 8 , 119, 132, 143, 167,
194, 196, 2 0 2 , 2 1 0 , 2 1 8 , 2 4 2 , 2 4 9 , 2 5 0 . c a o s : 2 9 , 3 0 , 18 5 , 2 0 0 , 2 1 8 , 232., 2 3 4 .
a n t a g o n i s m o : 2 9 , 176, .197, c a p r i c h o : 14, 1 6 , 7 3 , 1 8 1 .
A n tig ü e d a d : 138, 2 0 0 , 2 0 1 , 2 0 3 , 2 3 7 , 2 3 8 . c a r a c te r ís tic o : 8 5 -8 6 .
— y R o m a n tic is m o : 2 8 , 139, 2 i 0 , 2 1 1 . c a s u a l : 181.
a n t ig u o s : 2 7 , 2 9 , 3 2 , 3 6 , 3 9 , 7 4 , 7 5 , 7 6 , c ie n c ia : 2 8 , 2 9 , 3 1 , 35, 1 93, 1 9 7 , 2 0 1 , 2 3 2 ,
12 5 , 1 3 6 , 1 3 9 , 141, 1 6 2 , 176', 181, 183, 233, 2 3 4 , 2 4 9 , 250,
199, 2 0 3 , 2 0 6 , 2 1 4 , 2 2 1 , 2 3 4 , 2 3 7 , 2 4 5 , c lá s ic o : 5 1 , 7 4 , 1 3 7 , 138, 139, 141, 181,
247. c o g n i c ió n : 10, 15, 3 8 , 4 8 ,
antítesis: 139, 152. c o h e s ió n : 11, 1 3 , 15, 21, 2 5 , 6 4 s s ., 67, 22,5,
a r a b e s c o : 14, 1 1 7 , 1.18, 12 0 , 1 6 2 , 2 0 3 . c o l o r : 2 3 , 6 6 , 6 7 , 85, 9 1 , 9 2 , 9 7 , 9 9 , 100,
a r b i t r a r i o : 9 , 14, 2 1 , 4 8 , 5 0 , 8 5 , 109, 142, 117, 1 4 7 -1 6 1 , 162, 1 6 7 1 6 8 , 2 1 0 , 2 1 1 .
150, 178, 23 9 . c o m b i n a t o r i a : 140.
a r b i t r a r i e d a d : U , 12, 14, 1 7 , 3 6 , 5 0 , 7 3 , c o m p a r a c i ó n : 1 8 0 , 18 1 .
1 0 0 , 1 0 8 , 1 8 3 , 19 7 , 2 2 2 , c o m p o s i c i ó n : 6 5 , 67.
a r b itr io : 7 2 , 138, 142, 182, 199, 2 3 2 , 2 3 9 . c o n c e p c ió n : 1 8 , 4 8 , 1 7 8 , 1 7 9 , 2 2 5 .
a r m o n í a : 14, 2 9 , 3 7 , 1 4 7 , 1 5 7 , 1 5 9 , 19 4 , c o n c e p t o : 13, 1 4 , 2 6 , 5 4 , 1 7 3 , 1 7 4 , 1 7 5 ,
198, 200, 204, 215, 2 18, 222, 247, 177.
a r t e y c ie n c ia : 17 , 2 4 , 9 5 , 1 0 9 , 123, 140, c o n c ie n c i a : 6 4 , 104, 1 2 2 , 1 3 7 , 2 0 2 , 2 1 7 ,
1 4 1 -1 4 2 , 1 6 3 , 2 3 0 , 2 3 5 , 2 5 0 . 241.
a r te y n a tu r a le z a : 11, 16, 1 8 ,2 3 - 2 4 ,5 1 ,6 9 , c o n d i c i o n a d o : 5 0 , 76.
8 9 -9 1 , 9 5 , 108, 115, 1 2 8 -1 3 1 , 13 7 , 141, c o n e x ió n : 12, 14, 19, 3 6 , 3 8 , 6 7 , 1 58, 2 0 3 .
1 43, 210, 222. c o n t e m p l a c ió n : 19, 82, 1 2 4 , 1 3 8 , 170, 1 81,
a r t e y r e l ig ió n : 143, 2 3 3 , 2 3 4 , 2 4 9 -2 5 0 . 2 19, 250.
a s o c i a c ió n : 181. c o n te n id o : 178, 249.
contradicción: 203. 50, 58, 70, 92, 121, 122, 162, 163, 180,
contraposición: 149, 189, 182, 183, 193, 195, 196, 199, 201, 202,
contraste: 139, 157-261, 168, 169, 203, 214, 215, 217, 218, 222, 226, 232,
copia: 92,-93, 95-97, 210. 233, 250.
corazón: 95, % , 97, 119, 132, 195, 197, fe: 56-57, 218, 219.
205. ficción: 32, 183, 217.
cristalización: 52, 54. figura: 91, 101, 102, 116, 150, 152, 161,
cristianismo: 25, 27, 234. 179, 180, 221, 239, 246, 247.
crítica: 21, 137, 138, 140, ¡42, 235. figuración: 31,60, 115, 122, 17!, 175, 176,
cuerpo: 104. 181-183, 197, 212, 214.
cultura: 28, 29, 31, 35, 193, 197, 201, 232, figurística: 70.
233, 234, 249, 250. finalidad: 9, 10, 11, 25, 26, 36, 37, 40, 46,
49, 53, 75, 81-84, 171, 175, 198, 211.
danza: 101-107, 111, U5, 163. finitud: 38, 39, 244-247.
decoro: 25, 166. física: 23, 24, 125, 142, 162, 200, 201, 204,
descifrar: 181. 205, 206, 224, 229, 235.
dialéctica: 27, 33. formación: 28, 36, 193, ¡94, 195, 197, 205,
dibujo: 66 , 67. 207, 214, 230.
didáctica: 205.
dinámica: 20, 37, 232.
galvanismo: 109, 238.
dioses: 15, 27, 32, 35, 52, 54, 88 , 104, 123, géneros: 139, 143, 144,
138, 139, 172, 176, 182, 185. 194, 201, genialidad: 137, 140, 142.
203, 206, 214, 221, 222, 223, 2.32, 249. genio: 10, 17, 49, 51,71, 72, 75, 85. 108,
disolución: 38, 39, 52, 156, 244, 245, 246. 119, 124, 129, 143, 195, 203, 204, 238.
disonancia: 158-161. gracia: 13, 104-107, 166, 182, 216.
divinidad: 25, 27, 33, 34, 35, 143, 163, 182, gradación: 10, 23, 117, 153-159, 189.
219.
gradual: 172, 237, 247.
dualismo: 234. griego: 28, 29, 32, 123, 139, 142, 172, 176,
duplicidad: 139.
188, 193, 194, 195, 197, 219, 222, 249,
250.
Edad de oro: 125, 204. grotesco: 181, 221 .
educación: 28, 29, 31, 33-34, 37, 125, 238,
250.
efecto: 16, 53, 66,95, 100, 109, 110, 111, hermenéutica: 21, 25, 38.
115, 157-161, 167, 238, 244. historia {arte e —): 19, 26, 33, 139, 140,
enlace: 60. 205, 215, 222-224, 233.
entendimiento: 10, 14, 15, 24, 29, 32, 34, humanidad: 28, 29, 33-37, 51, 64, 122,
37, 46, 50, 55, 69, 108, 139, 141, 143, 136, 139, 141, 163, 193-198, 200, 204,
163, 175, 194, 195, 196, 197, 204, 205, 209, 230, 231, 232, 233, 234, 237, 241,
217, 218, 221, 232, 238. 242.
entusiasmo: 10, 15, 16, 47, 56, 60, 74, 75, humor: 50, 51, 137, 142,
122, 132, 140, 141, 143, 199, 202, 203,
206. idea: 9, 10, 11, 15, 16, 25, 26, 27, 32, 33,
épica: 138. 35, 45, 59, 60, 88 , 121, 136, 138, ¡64,
— , lírica, drama: 88 , 189, 222, 225-226. 165, 172, 174, 175, 176, 178, 185, 186,
especie; 139, 185, 194, 197. 189, 212, 225, 229, 230, 232.
esquema: 15, 175, 186, 187. idea!: 15, 32, 37, 39, 56, 69, 88 , 138, 163,
especulación: 24, 138, 217. 166, 181, 189, 201, 205, 208, 217, 237,
Estado: 195, 196, 229, 230. 244, 245, 246, 247.
estilo: 210 . idealidad: 189, 222.
esiructtira: 9, 19, 45, 161, 237. idealismo: 14, 30 , 204 , 234, 246.
expresión: 48, 110, 178, 179. identidad: 9, 11, 27, 28.
¡liberalidad: 73,
fábula: 181, 182, 201, 217. ¡limitación: 19, 32, 141, 214,
facultades: 29, 194, 197. ilusión: 100.
fantasía: 10, 11, 14, 16, 18, 24, 30, 32, 35, Ilustración: 15, 29, 34, 36, 220, 232.
im a g e n : 110, 1 74, 175, 17¡¡ 179 180 , 182 , 173, 185, 196-198, 234, 220, 225, 241,
1 8 6 , 1 8 7 , 19 0 , 249.
im a g in a c ió n : 14, 3 6 , 3 7 , 46 50 53 6 9 7 0 , limites: 28, 94, 97, 98, 141, 195, 211.
1 0 8 , 1 1 6 , 1 3 9 , 1 4 9 , 17 4 ,’ 175 178, 183!
1 8 5 , 1 8 6 , 1 8 7 , 1 9 4 , 1% }9 7 ’ 2 0 5 , 2 3 9 , maestro: 106.
250. magia: 17, 188.
im itación: I I , 13-18, 39 53 5 4 .5 5 74 81 m anera/m aniera: 50, 75, 96, 209.
108, !1 0 , 311, 1 ¡7 , Í2 6 , 374, 2 0 5 , 245. manifestación: 23, 372, 174.
im p u ls o : 10, 16, 3 7 , 3 8 , 48 70 75 95 ¡ 2 4 materia: 15, 16, 25, 27, 29, 34, 37, 40, 104,
1 3 2 ,2 4 1 ,2 4 2 . ’ ' ’
110, 148, 174-176, 185, 1.94, 242.
i n c o n d i c i o n a d o : 4 9 , 50 75 ¡4 2 — y forma: 2.6, 28, 30, 142, 173, 396, 241,
in d e p e n d e n c i a : 141. 243, 249.
in d if e r e n c ia : 15, 2 8 ,8 8 , I 4 j 155 379 ig g material: 30, 181, 185, 225, 238, 244, 249.
189. ’ ’ ' ’ mecánica: 16, 18, 143 , 237 , 238, 239.
i n d i v id u a l id a d : 1 7 , 39 10g J 4 ¡ I43 memoria: 69.
1 5 7 -1 6 1 , 1 7 7 . metempsicosis: 49.
in f i n ito : 12, 16, 3 4 , 3 ^ 65 g7 8g
método: 40, 45, 51, 139, 140, 203, 218.
10 9 , 1 17, 121 , 133, 134 , 0 6 > j 3 8 ) 140 , mezcla: 147-161.
2 1 8 , 2 1 9 , 2 3 2 , 23 4 , 2 3 s 237 2 3 8 ,2 4 1 , mimesis: 15, 16, 17.
2 4 2 , 2 4 5 , 2,46, 2 4 7 . ' ’ ' mímica: 48, ¡01, 108, 238.
in f i n i t u d : 19, 2 8 , 3 0 , 3 2 . '¡3 3 g 39 , 9 7 , mijmo: 108.
1 G6 , Í6 5 , 18 8 , 2 0 4 , 2 0 5 , 2 1 4 , 2 4 4 , 2 4 5 . misterio: 25, 49, 56, 166, 20), 205, 206,
in g e n io : 2 1 5 . 234.
i n g e n io s id a d : 593. mística: 138, 141, 142,162, 200, 204, 218,
in o c e n c ia : 11 , 16, 2 2 ,6 4 70 j ¡)5 ¡07 ¡59 233, 234, 247.
1 3 7 ,1 6 2 . ’ " mito: 27, 2,8-33, 182, 183, 388, 225.
i n s ti n to : 19, 72., 1 1 5 , 137 > 142 , 143 . mitología: 27, 28-33,33-36, 88, 122, 139,
in te g ra c ió n : 2 4 , 6 9 . 142, 162, 181-184, 185-188, 199-204.
i n t e g r id a d : 18, 2 0 , 2 8 , 3 0 . 205, 214-2.16, 217-220, 221-224, 230,
in t e n c i ó n : 7 2 . 233, 234.
i n t e r a c c ió n : 2 4 4 . modelo: 16, 95, 97, 110, 193.
in te r é s : 1 3 8 . m odo: 74, 75, 141, 237.
in t e r e s a n te : 115, 182. m oral: 33, 141, 143, 16.3, 216, 229, 230,
in t e r p r e t a c i ó n : i 7 0 . 234, 242.
i n t e r r e la c ió n : 19. muestra: 26.
in t u iti v o : 136, música: 48, 54, 71, 75, 110, 115,125, 141,
in v e n c ió n : 5 1 , 9 5 , 2 0 1 . 162,-163.
in v e n tiv a : 1 9 , 7 4 , 9 2 , 9 9 , 1 2 1 , 16 2 , 181, — y pintura: 110-1! 1.
202 . —, pintura, p o e s í a : 159.
ir o n í a : 12, 1 3 ,2 1 , 30, 5 0 , 7 4 , 7 6 , 137, 138, — y plástica: 115.
1 42, 2 0 3 , 2 0 5 , 2,34. —, plástica, pintura: i 89.
— , plástica, poesía: 143, 239.
je r o g lif i c o : 1 6 , 3 2 . 3 8 , 9 0 , 2 0 2 , 2 1 5 , 2 2 1 . musical: 23, 24, 45, 47.
ju e g o : 14, 18, 3 0 , 3 1 , 3 7 , 3 8 , 4 6 , 5 8 , 10 3 ,
115, 1 2 5 , 1 2 7 , 1 3 8 , 1 8 1 , 19 8 , 2 0 5 , 2 1 4 , nada: 229.
2 1 5 , 2 2 3 , 2 4 1 -2 4 3 . naif: 137, 142, 163, 203.
ju ic io d e g u s to : 1 3 -1 4 , 3 4 , 3 7 . naturaleza y religión, 143, 233.
naturaleza y razón: 46, 164-165, 193, 194,
leyes: 10, 11, 2 6 , 2 8 , 3 6 , 9 2 , 9 4 , 9 6 , 110, 197-198.
1 2 8 , 1 3 2 , 1 3 8 , 1 4 2 , 1 4 9 , 1 6 8 , 16 9 , 17 2 , nexo: 214.
196, 2 01, 2 0 3 , 2 35, 2 3 9 , 2 4 2 -2 4 3 , 250, norma: 11, 16 , 25 , 27 , 29 , 31, 47 , 48.
li b e r a l id a d : 7 7 . novela: 138, 141.
li b e r ta d : 1 0 , 3 7 , 7 2 , 1 3 7 , 172, 2 2 9 , 2 3 1 ,
242. ojo/percepción visual: {7, 99, 109, 110,
lig a z ó n : 2 2 . 132, 154, 159, 163, 168, 210, 222, 240.
lim ita c ió n : 10, 11, 3 7 , 4 6 , 9 1 , 16 2 , 164, ópera: 101, 111, 127 ss.
oposición: 151, 156, 157, 158. recuerdo: 18, 223, 245, 246.
oráculo: 93. redención: 31, 212.
orden: 24, 100. reflexión: 18-22, 38, 39, 40, 142.
orgánico: 15, 25, 29, 109, 143, 189, 221, reglas: 94, 95, 526, 548, 152, 168, 169, 196
247. relación: 14, 23,27, 30, 136, 147-161, 178
órgano: 136, 140. 180, 203, 212, 215, 222, 225, 244. '
Oriente: 203, 213, 219, 236. — particular-general: 173, 175, 176-177,
original: 245. 179, 180, 183, 186-190, 195, 196.
originalidad: 96, 99. religión: 15, 24, 33, 34-36, 56, 67, 143, 162,
163, 164, 166, 174, 178, 218, 219, 222,
paisaje: 12. 68 , 96, 97, 100, 134-135, 225-226, 2.30, 231, 232.-236, 249, 250
164-165, 210, 2,37. — y filosofía: 230, 232, 233, 235, 238.
paradoja: 2.0, 74, 136, 234. representación: 14, 23-28, 88 , 97, 127, 174
paralelismo: 139. 221 , 225. ’
parodia: 50, 59, 74. retórica: 27, 74, 88 , 137, 141, 144, 171.
pasión: 48, 51, 127, 219, 237. revelación: 15, 25, 50, 163, 166, 2.12,
percepción: 18, 19, 20, 197, 239, 242. revolución: 19, 139, 200, 204,
perfección: 12, 14, 15,26,29,96, 138, ¡76, romántico: 70, 123, 125, 137, 138, 162,
191, 202, 241. 203, 205.
perfectibilidad: 12, 13, 24, 27, 37. rom am izar: 18, 39, 109.
perspectiva: 126, 147, 149, 210, 211.
pintura: sátira, elegía, idiolio: 140.
— y escultura: 69. sensibilidad: 99, 100, 144, 196, 210.
—, escultura, arquitectura: 2.37. sentido: 12, 25, 28, 30, 33, 50, 70, 73, 75,
— y poesía: 166. 76, 109, 124, 132, 143, 163, 203, 205,
placer: 14, 81-84, 93, 101, S27. 210, 230, 233, 238.
plenitud: 24, 30, 32, 35, 36, 38. sentidos: 18,29, 110, 163, 193, 196, 197,
poesía: 19, 22, 31, 71, 76, 111, 121-123, 230, 237, 239, 241-243.
125, 137, 138, 141, 143, 173, 183, 185, sentimental: 138, 163.
193, 199, 200, 202,205, 215, 216, 219, sentimiento: 9, 11, 12, 14, 15, 16, 17-20,
220, 221, 230. 24, 38, 39, 45, 48, 64, 65, 66 , 85, 90,
— de la poesía: 19, 122, 140. 94, 96, 97, 99, 101, I I ! , 119, 120, 122,
— y filosofía: 33, 35, 70, 76, 108, 136, 137, 127, 128, 130, 134-135, 144, 159,
142, 143, 144, 200, 222-224, 234, 235, 164-165, 176, 178, 195, 196, 197, 202,
236. 212, 215, 232, 234, 235, 2.39, 245-247,
— y legislación: 142. 250.
— y mitología: 29, 222-224, 234. significado: 32, 178, 179, 180.
—, pintura, música: 23, 24, 88 , 108 ss., signo: 174, 175, Í78, 179, 180, 247.
115. simbólico: 23,31, 108, 186, 188, 221,222,
— y plástica: 176. 237.
— y praxis: 142. simbolismo: 26, 27, 88 , 170-171, 172-173,
— trascendental: 22-39, 69, 108, 140, 142. 181.
— universal: 21-22, 137. símbolo: 25, 26, 27, 28, 32, 65, 66 , 171,
poetas y sacerdotes: 51, 143, 182, 183. 174, 175, 178-183, 186, 188, 189, 190,
poética: 141. 239, 242.
politeísmo: 33, 35, 219, 230. simetría: 166, 203 , 204, 233.
potenciación: 18, 19, 109, 122. simpatía: 536.
primavera: 18, 116. síntesis: 32, 38, 46, 138, 144, 186, 238, 239.
proceso: 13, 25, 26, 39, 142. sistema: 13, 22, 23, 33, 34, 35, 137, 143,
progresión: 19,22,24,31, 35, 36, 38, 137, 144, 201, 218.
progreso: 204, 209. sociabilidad: 50, 63,73, 74, 109, 143, 196.
sociedad bella: 136, 137, 138.
química: 140, 142, 237. sombra: 49, 133.
subjetividad: 16, 35, 139, 181.
realismo: 31, 201-202, 207, 234. sublime: 54, 56, 57, 58, 95, 96, 141, 143,
realización: 27, 244, 245, 246. ¡72, 215, 223, 236.
sueño: 99, 163, 173, 217, 245; ensoñación: universo: 49, 65, 69, 238, 239.
213. urbanidad: 74.
superstición: 219. utilidad: 81-84, 250.