Está en la página 1de 26

Universidad Latina de Panamá

Facultad de Negocios

Trabajo No. 1

“El Modelo Estándar de Comercio”

Materia:

Economía Internacional

Profesora:

Yariela Del Carmen Zeballos Gutiérrez

Integrantes:

Denzel Mondal 8-948-1034

Roxana Concepción 8-936-2146

Maryelis Mendoza 058138036

Kevin Peralta 8-953-2446

José Valdés 8-931-90

Jana Camargo 8-954-2253

11 de Febrero del 2020


Introducción

En el siguiente trabajo analizaremos sobre el modelo está ndar del comercio en


relació n a la economía internacional. En la economía debemos de revisar la dimensió n
que trasciende las fronteras de un país, es decir, la que aborda los problemas
econó micos con fines internacionales.
La importancia que tienen las relaciones internacionales en el campo comercial,
político o cultural ha alcanzado, a nivel mundial, un profundo significado, a tal grado
que no se puede hablar tan só lo intercambio de bienes sino de programas de
integració n.
La economía internacional plantea el estudio de los problemas que plantean las
transacciones econó micas internacionales, por ende, cuando hablamos de economía
internacional es vincular con los factores del comercio internacional.
Comercio internacional es el intercambio de bienes econó micos que se efectú a entre
los habitantes de dos o má s naciones, de tal manera, que se dé origen a salidas de
mercancía de un país (exportaciones) entradas de mercancías (importaciones)
procedentes de otros países.
Los datos demuestran que existe una relació n estadística indudable entre un
comercio má s libre y el crecimiento econó mico. La teoría econó mica señ ala
convincentes razones para esa relació n. Todos los países, incluidos los má s pobres,
tienen activos -humanos, industriales, naturales y financieros- que pueden emplear
para producir bienes y servicios para sus mercados internos o para competir en el
exterior. La economía nos enseñ a que podemos beneficiarnos cuando esas
mercancías y servicios se comercializan. Dicho simplemente, el principio de la
"ventaja comparativa" significa que los países prosperan, en primer lugar,
aprovechando sus activos para concentrarse en lo que pueden producir mejor, y
después intercambiando estos productos por los productos que otros países
producen mejor.
El origen se encuentra en el intercambio de riquezas o productos de países tropicales
por productos de zonas templadas o frías. Conforme se fueron sucediendo las mejoras
en el sistema de transporte y los efectos del industrialismo fueron mayores, el
comercio internacional fue cada vez mayor debido al incremento de las corrientes de
capital y servicios en las zonas má s atrasadas en su desarrollo.
Un modelo estándar de una economía abierta al comercio

El modelo está ndar de comercio se construye a partir de cuatro relaciones: (1) la


relació n entre la frontera de posibilidades de producció n y la curva de oferta relativa,
(2) la relació n entre los precios relativos y la demanda, (3) la determinació n del
equilibrio mundial mediante la oferta y la demanda relativas mundiales y (4) el efecto
de la relació n de intercambio (el precio de las exportaciones de un país dividido por el
precio de sus importaciones) sobre el bienestar nacional.

Posibilidades de producción y oferta relativa

En nuestro modelo está ndar suponemos que cada país produce dos bienes, alimentos
(A) y tela (T), y que la frontera de posibilidades de producció n de cada país es una
curva como la ilustrada por TT en la Figura 5-1.

El punto de la frontera de posibilidades de producció n en el que produce una


economía depende del precio de la tela respecto al de los alimentos, PT/PA. Es una
proposició n microeconó mica bá sica que una economía de mercado, que no está
distorsionada por el monopolio u otros fallos de mercado, es eficiente en la
producció n; es decir, maximiza el valor de la producció n a los precios de mercado
dados, PTQT +PAQA.

Podemos indicar el valor de mercado de la producció n dibujando un nú mero de


rectas de isovalor; es decir, rectas a lo largo de las cuales el valor de la producció n es
constante. Cada una de esas rectas está definida por una ecuació n de la forma PTQT +
PAQA = V, o, volviéndola a ordenar, QA = V/PA -(PT/PA) QT, donde V es el valor de la
producció n. Cuanto mayor es V, má s lejos se sitú a una recta de isovalor; así, las rectas
de isovalor má s lejanas al origen corresponden a valores má s altos de la producció n.
La pendiente de una recta de isovalor es, sencilla-mente, el precio relativo de la tela
con signo menos. La economía producirá el má ximo valor de la producció n que pueda,
que puede ser conseguido produciendo en el punto Q, donde TT es justamente
tangente a una recta de isovalor.

Suponga ahora que PT/PA aumentase. Entonces las rectas de isovalor tendrían má s
pendiente que antes. En la Figura 5-2 la recta de isovalor má s alta que la economía
puede alcanzar antes de que varíe PT/PA es VV1, la recta má s alta después de la
variació n del precio es VV2, el punto en el que la producció n de la economía cambia
de Q1 a Q2. Así, como era de esperar, un aumento del precio relativo de la tela lleva a
la economía a producir má s tela y menos alimentos. Por tanto, la oferta relativa de
tela aumentará cuando el precio relativo de la tela aumente.

Precios relativos y demanda

La Figura 5-3 muestra la relació n entre producció n, consumo y comercio en el modelo


está ndar. Como apuntamos en el Capítulo 4, el valor del consumo de una economía es
igual al valor de su producció n:

PTDT + PADA = PTQT + PAQA = V

siendo DT y DA el consumo de tela y alimentos, respectivamente. La ecuació n anterior


nos dice que la producció n y el consumo deben situarse en la misma recta de isovalor.
La elecció n de la economía de un punto en la recta de isovalor depende de los gustos
de los consumidores. Para nuestro modelo está ndar, adoptamos un ú til supuesto
simplificador, consistente en que las decisiones de consumo de la economía pueden
ser representadas como si estuvieran basadas en los gustos de un consumidor
individual representativo.

Los gustos de un individuo pueden ser representados grá ficamente por una serie de
curvas de indiferencia. Una curva de indiferencia representa un conjunto de
combinaciones de consumo de tela (T) y alimentos (A) que dejan al individuo igual de
bien. Las curvas de indiferencia tienen tres propiedades:

1. Tienen pendiente decreciente: si a un individuo se le ofrece menos de A, para


permanecer igual debe proporcioná rsele má s de T.

2. Cuanto má s hacia la derecha se sitú a una curva de indiferencia, mayor es el nivel de


bienestar que le corresponde: un individuo preferirá má s de ambos bienes que
menos.

3. Cada curva de indiferencia se hace má s horizontal cuando nos desplazamos hacia la


derecha: cuanto má s T y menos A consume un individuo, má s valor tiene una unidad
de A, en el margen, comparada con una de T; así, una nueva reducció n de A deberá
compensarse con má s T.

En la Figura 5-3 mostramos un conjunto de curvas de indiferencia para la economía,


que tienen esas tres propiedades. La economía escogerá el punto sobre la recta de
isovalor que permita cumplir las tres propiedades. La economía escogerá el punto
sobre la recta de isovalor que proporcione el bienestar má s alto posible. Este punto
está donde la recta de isovalor es tangente a la curva de indiferencia má s alta que
pueda alcanzarse, en D. Observe que en este punto la economía es exportadora de T e
importadora de A.

Ahora analicemos qué ocurre cuando PT/PA aumenta. En la Figura 5-4 mostramos los
efectos. Primero, la economía produce má s de T y menos de A, cambiando la
producció n de Q1 a Q2. Esto desplaza la recta de isovalor en la que debe situarse el
consumo, de VV1 a VV2. La elecció n del consumo de la economía, por tanto, también
se desplaza, de D1 a D2.

El movimiento de D1 a D2 refleja dos efectos de este aumento de PT/PA. Primero, la


economía se ha desplazado a una curva de indiferencia má s alta: ha mejorado. La
razó n está en que esta economía es exportadora de tela.

Cuando el precio relativo de la tela aumenta, la economía puede permitirse importar


má s alimentos con un volumen dado de exportaciones. Así, el mayor precio relativo
de sus bienes exportados representa una ventaja. Segundo, el cambio del precio
relativo conduce a un desplazamiento hacia los alimentos, a lo largo de la curva de
indiferencia, alejá ndose de la tela.

Estos dos efectos nos resultan familiares de la teoría econó mica bá sica. El incremento
del bienestar es un efecto renta; el cambio del consumo para cualquier nivel dado de
bienestar es el efecto sustitució n. El efecto renta tiende a incrementar el consumo de
los dos bienes, mientras que el efecto sustitució n actú a de forma que la economía
consume menos T y má s A.
Es posible, en principio, que el efecto renta sea tan fuerte que cuando PT/PA aumenta,
el consumo de ambos bienes realmente aumente. Normalmente, sin embargo, la
relació n entre el consumo de T y A disminuye, es decir, la demanda relativa de T
disminuye. É ste es el caso mostra-do en el grá fico.

El efecto de las variaciones de la relación de intercambio sobre el bienestar

Cuando PT/PA aumenta, un país que inicialmente exporta T mejora su situació n,


como se ilustra mediante el movimiento de D1 a D2 en la Figura 5-4. Aná logamente, Si
PT/PA se redujese, el país empeoraría; por ejemplo, el consumo podría reducirse de
D2 a D1.

Si el país fuera inicialmente un exportador de alimentos en vez de tela, la direcció n de


este efecto sería, por supuesto, la opuesta. Un aumento de PT/PA significaría una
reducció n de PA/PT, y el país empeoraría; una reducció n de PT/PA lo mejoraría.

Abarcamos todos los casos definiendo la relació n de intercambio como el precio del
bien que un país exporta inicialmente dividido por el precio del bien que inicialmente
importa. La afirma-ció n general, por tanto, es que un aumento de la relació n de
intercambio incrementa el bienestar de un país, mientras que una reducció n de la
relació n de intercambio disminuye su bienestar.

La determinación de los precios relativos

Vamos a suponer ahora que la economía mundial consta de dos países, que de nuevo
vamos a denominar nuestro país (que exporta tela) y el extranjero (que exporta
alimentos). La relació n de intercambio de nuestro país se mide por PT/PA, mientras
que la extranjera se mide por PA/PT. QT y QA son las cantidades de telas y alimentos
producidos en nuestro país; Q*T y Q*A son las cantidades producidas por el
extranjero.

Para determinar PT/PA buscamos el punto de corte de la oferta relativa mundial y la


demanda relativa mundial de tela. La curva de oferta relativa mundial (OR en la
Figura 5-5) tiene pendien-te positiva, porque un aumento de PT/PA induce a ambos
países a producir má s tela y menos ali-mentos. La curva de demanda relativa mundial
(DR) tiene pendiente negativa, porque un aumen-to de PT/PA induce a ambos países
a cambiar su combinació n de consumo disminuyendo la tela y aumentando los
alimentos. La intersecció n de las curvas (punto 1) determina el precio relativo de
equilibrio (PT/PA)1.

Ahora que sabemos có mo se determinan la oferta relativa, la demanda relativa, la


relació n de intercambio y el bienestar en el modelo está ndar de comercio, podemos
utilizarlo para entender numerosos temas importantes de la economía internacional.
El crecimiento económico: un desplazamiento de la curva OR

Los efectos del crecimiento econó mico en una economía mundial de intercambio son
una eterna fuente de interés y controversias. El debate gira en torno a dos cuestiones.
Primera, ¿el crecimiento econó mico en otros países es bueno o malo para nuestra
nació n? Segunda, ¿es el crecimiento econó mico má s o menos valioso cuando esta
nació n es parte de una economía mundial estrechamente integrada?

Al valorar los efectos del crecimiento en otros países, se pueden utilizar argumentos
raciona-les en ambos sentidos. Por un lado, el crecimiento econó mico en el resto del
mundo puede ser bueno para nuestra economía, porque implica mercados má s
grandes para nuestras exportaciones. Por otro lado, el crecimiento en otros países
puede implicar una creciente competencia para nuestros exportadores.

Parecen presentarse ambigü edades aná logas cuando nos fijamos en los efectos del
crecimiento en nuestro país. Por una parte, el crecimiento de la capacidad productiva
de una economía debería ser má s valioso cuando ese país puede vender parte del
incremento de su producció n en el mercado mundial. Por otra parte, los beneficios del
crecimiento pueden trasladarse a los extranjeros en forma de menores precios de las
exportaciones de nuestro país en vez de quedarse en el país.

El modelo está ndar del comercio desarrollado en el ú ltimo apartado proporciona un


marco que puede aclarar estas aparentes contradicciones y los efectos del
crecimiento econó mico en un mundo de intercambios comerciales.

El crecimiento y la frontera de posibilidades de producción


El crecimiento econó mico implica un desplazamiento hacia afuera de la frontera de
posibilidades de producció n de un país. Este crecimiento puede ser consecuencia del
incremento de los recursos de un país, o de la mejora de la eficiencia con que se
utilizan esos recursos.

Los efectos internacionales del crecimiento son consecuencia del hecho de que dicho
crecimiento suele tener un sesgo. El crecimiento sesgado tiene lugar cuando la
frontera de posibilidades de producció n se desplaza hacia afuera má s en una
direcció n que en otra. La Figura 5-6a ilustra el crecimiento sesgado hacia la tela y la
Figura 5-6b muestra el crecimiento sesgado hacia los alimentos. En cada caso, la
frontera de posibilidades de producció n cambia de TT1 a TT2.

El crecimiento puede ser sesgado por dos razones fundamentales:

1. El modelo ricardiano del Capítulo 3 mostraba que el progreso tecnoló gico en un


sector de la economía amplía las posibilidades de producció n de la economía má s en
la direcció n de la producció n de este sector que en la direcció n de la producció n de
otros sectores.

2. El modelo de proporciones factoriales del Capítulo 4 mostraba que un incremento


de la oferta de un factor de producció n en un país (por ejemplo, un incremento del
stock de capital, resultante del ahorro y la inversió n), producirá una expansió n
sesgada de las posibilidades de producció n. El sesgo se producirá en la direcció n del
bien cuyo factor es específico, o del bien cuya producció n es intensiva en el factor
cuya oferta ha aumentado. Así, las mismas consideraciones que dan lugar al comercio
internacional también conducen al crecimiento sesgado en una economía de
intercambio.

Los sesgos del crecimiento en las Figuras 5-6a y 5-6b son fuertes. En cada caso, la
economía puede producir má s de ambos bienes, pero, para un precio relativo
constante de la tela, la producció n real de alimentos se reduce en la Figura 5-6a,
mientras que la producció n real de tela se reduce en la Figura 5-6b. Aunque el
crecimiento no es siempre tan fuertemente sesgado como en estos ejemplos, incluso
el crecimiento que es medianamente sesgado hacia la tela inducirá , para cualquier
precio relativo dado de la tela, a un incremento de la producció n de tela con relació n a
la de alimentos. Lo contrario es cierto para el crecimiento sesgado hacia los alimentos.

Oferta relativa y relación de intercambio

Suponga ahora que nuestro país experimenta un fuerte crecimiento sesgado hacia la
tela, de manera que su producció n de tela aumenta para cualquier precio dado de la
misma, mientras que su producció n de alimentos se reduce. Por tanto, a escala
mundial, la producció n de tela con relació n a la de alimentos aumentará dado un nivel
de precios, y la curva de oferta relativa mundial se desplazará hacia la derecha de OR1
a OR2 (Figura 5-7a). Este desplazamiento da lugar a una reducció n del precio relativo
de la tela desde (PT/PA)1 a (PT/PA)2, que representa un deterioro de la relació n de
intercambio de nuestro país, y una mejora de la relació n de intercambio del
extranjero.

Observe que la consideració n importante aquí no es qué economía crece, sino el sesgo
del crecimiento. Si el extranjero ha experimentado un crecimiento sesgado hacia la
tela, el efecto sobre la oferta relativa y, de ese modo, sobre la relació n de intercambio,
será el mismo. Por otro lado, el crecimiento sesgado hacia el alimento de nuestro país,
o del extranjero, (Figura 5-7b) provoca un desplazamiento hacia la izquierda de la
curva OR (OR1 a OR2) y así un incremento del precio relativo de la tela desde
(PT/PA)1 a (PT/PA)2. Este incremento es una mejora de la relació n de intercambio
de nuestro país, y un deterioro de la del extranjero.

El crecimiento que expande de forma desproporcionada las posibilidades de


producció n de un país en la direcció n del bien que exporta (tela en nuestro país,
alimentos en el extranjero) es un crecimiento sesgado hacia la exportació n.
Aná logamente, el crecimiento sesgado hacia el bien que un país importa es un
crecimiento sesgado hacia la importació n. Nuestro aná lisis nos lleva al siguiente
principio general: el crecimiento sesgado hacia la exportació n tiende a empeorar la
relació n de intercambio de un país que crece y a beneficiar al resto del mundo; el
crecimiento sesgado hacia la importació n tiende a mejorar la relació n de intercambio
de un país que crece a expensas del resto del mundo.

Efectos internacionales del crecimiento

Aplicando este principio, estamos ahora en disposició n de contestar a nuestras


preguntas sobre los efectos internacionales del crecimiento. ¿Es el crecimiento del
resto del mundo bueno o malo para nuestro país? ¿El hecho de que nuestro país
forma parte de una economía mundial de intercambio aumenta o disminuye los
beneficios del crecimiento? En cada caso la respuesta depende del sesgo del
crecimiento. El crecimiento sesgado hacia la exportació n en el resto del mundo es
bueno para nosotros, al mejorar nuestra relació n de intercambio, mientras que el
crecimiento sesgado hacia la importació n en el extranjero empeora nuestra relació n
de intercambio. El crecimiento sesgado hacia la exportació n en nuestro país empeora
nuestra relació n de intercambio, reduciendo los beneficios directos del crecimiento,
mientras que el crecimiento sesgado hacia la importació n lleva a una mejora de
nuestra relació n de intercambio, que es un beneficio adicional.

Durante los añ os cincuenta, muchos economistas de los países má s pobres creían que
sus naciones, que en principio exportaban materias primas, iban a experimentar
probablemente, con el tiempo, un declive continuado de su relació n de intercambio.
Creían que el crecimiento en el mundo industrializado estaría marcado por un
creciente desarrollo de sustitutos sintéticos de las materias primas, mientras que el
crecimiento en las naciones má s pobres tomaría la forma de una expansió n de su
capacidad para producir lo que ya podían exportar, má s que un movimiento hacia la
industrializació n. Es decir, el crecimiento en el mundo industrial estaría sesgado hacia
la importació n, mientras que en los países en vías de desarrollo estaría sesgado hacia
la exportació n.

Algunos analistas sugerían que el crecimiento en las naciones má s pobres sería


realmente en perjuicio propio. Afirmaban que el crecimiento sesgado hacia la
exportació n de las naciones pobres empeoraría tanto su relació n de intercambio que
estarían aú n peor que si no hubieran tenido ningú n crecimiento. Esta situació n es
conocida por los economistas como el caso del crecimiento empobrecedor.

En un famoso artículo publicado en 1958, el economista Jagdish Bhagwati, de la


Universidad de Columbia, demostraba que tales efectos perversos del crecimiento
pueden, de hecho, surgir en un modelo econó mico rigurosamente especificado3. Las
condiciones bajo las cuales este crecimiento empobrecedor pueden ocurrir son, sin
embargo, extremas: el crecimiento fuertemente sesgado hacia la exportació n debe ser
combinado con curvas OR y DR de fuertes pendientes, de modo que el cambio en la
relació n de intercambio sea suficientemente grande para compensar los efectos
iniciales favorables a un crecimiento en la capacidad productiva de un país. Muchos
economistas ven ahora el concepto de crecimiento empobrecedor má s como una
cuestió n teó rica que como un tema real.

Aunque el crecimiento en nuestro país incrementa normalmente nuestro propio


bienestar, incluso en un mundo con comercio, esto no es cierto, sin embargo, con el
crecimiento en el extranjero. El crecimiento sesgado hacia la importació n no es una
posibilidad poco probable y, siempre que el resto del mundo experimente tal
crecimiento, empeora nuestra relació n de intercambio. Ademá s, como veremos a
continuació n, es posible que Estados Unidos haya sufrido una caída de renta real
debido al crecimiento del resto del mundo durante el periodo de posguerra.

Las transferencias internacionales de renta: cambios de la curva DR

Ahora pasamos de los cambios de la relació n de intercambio que tienen su origen en


la oferta de la economía mundial a los cambios que se originan en el lado de la
demanda.

La demanda relativa mundial de bienes puede cambiar por muchas razones. Los
gustos pue-den cambiar: con la preocupació n creciente sobre el colesterol, la
demanda de pescado ha aumentado con relació n a la demanda de carne roja. La
tecnología también puede cambiar la demanda: el aceite de ballena, que en cierta
época era el combustible de las lá mparas, fue sustituido por queroseno, después por
gas y, finalmente, por electricidad. Sin embargo, en economía internacional, quizá el
tema má s importante y controvertido es el cambio de la demanda relativa mundial
derivado de las transferencias de renta internacionales.

En el pasado, las transferencias de renta entre naciones se habían producido a


menudo a consecuencia de las guerras. Alemania reclamó pagos a Francia después de
la derrota de esta ú ltima en la guerra franco-prusiana de 1871: tras la Primera Guerra
Mundial, los aliados victoriosos reclamaron grandes pagos a Alemania (la mayoría
nunca se pagó ). Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos proporcionó
ayuda a Alemania y Japó n, derrotados, al mismo tiempo que a sus aliados de guerra
para ayudarlos en la reconstrucció n. Desde los añ os cincuenta, los países avanzados
han proporcionado ayuda a las naciones má s pobres, aunque las cantidades han
supuesto una gran contribució n só lo en unos pocos de los países má s pobres.

Los préstamos internacionales no son, estrictamente hablando, transferencias de


renta, puesto que la transferencia corriente de poder de compra que implica un
préstamo conlleva una obliga-ció n de devolució n posterior. A corto plazo, sin
embargo, los efectos econó micos de una canti-dad de dinero dado a fondo perdido a
una nació n, y la misma cantidad prestada a esa nació n, son aná logos. Así, un aná lisis
de las transferencias de renta internacionales es también ú til para entender los
efectos de los préstamos internacionales.

El problema de la transferencia

El tema de có mo afectan las transferencias internacionales a la relació n de


intercambio fue originado en un famoso debate entre dos grandes economistas: Bertil
Ohlin (uno de los creadores de la teoría del comercio de las proporciones factoriales)
y John Maynard Keynes. El objeto del debate fueron los pagos de reparaciones de
guerra reclamados a Alemania después de la Primera Guerra Mundial, y la cuestió n
era qué carga representaban estos pagos para la economía alemana7.

Keynes, que defendía enérgicamente que los términos de venganza de los aliados (la
«paz cartaginesa») eran demasiado duros, consideraba que las sumas monetarias
exigidas subestimaban la verdadera carga para Alemania. Consideraba que, para
pagar el dinero a otros países, Alemania tendría que exportar má s e importar menos.
Para hacer eso, continuaba, Alemania tenía que abaratar sus exportaciones respecto a
sus importaciones. La reducció n resultante de la relació n de intercambio alemana
añ adiría un exceso de carga a la carga directa del pago.

Ohlin ponía en duda que Keynes tuviera razó n al suponer que la relació n de
intercambio alemana empeoraría. Respondía que si Alemania aumentaba los
impuestos para financiar sus reparaciones de guerra, su demanda de bienes
extranjeros disminuiría automá ticamente. Al mismo tiempo, los pagos en concepto de
reparaciones serían distribuidos en otros países en forma de reducció n de impuestos
o incremento del gasto pú blico, y parte del incremento de la demanda exterior sería
para las exportaciones alemanas. Así, Alemania podría reducir las importaciones y
aumentar las exportaciones sin que empeorara su relació n de intercambio.

En el caso particular en disputa, el debate fue abandonado en este punto: al final,


Alemania pagó una pequeñ a cantidad de sus reparaciones de guerra. Sin embargo,
este tema de los efectos de una transferencia sobre la relació n de intercambio surge
en una sorprendentemente amplia variedad de contextos en economía internacional.

Efectos de una transferencia sobre la relación de intercambio

Si nuestro país realiza una transferencia de parte de su renta al extranjero, la renta de


nuestro país se reduce y debe reducirse su gasto. Por consiguiente, el extranjero
aumenta su gasto. Este cambio en el reparto nacional del gasto mundial puede inducir
a cambios en la demanda relativa mundial, afectando así a la relació n de intercambio.

El cambio en la curva DR (si se produce) es el ú nico efecto de una transferencia de


renta. La curva OR no cambia. En la medida en que só lo se transfiere renta y no
recursos físicos como bienes de capital, la producció n de tela y alimentos, para un
precio dado, no cambiará en ningú n país. De ese modo, el problema de la
transferencia es puramente un tema del lado de la demanda.

La curva DR no se desplaza necesariamente cuando se redistribuye la renta mundial


(éste era el punto de vista de Ohlin). Si el extranjero asigna su renta adicional a tela y
alimentos en la misma proporció n en que nuestro país reduce su gasto, entonces el
gasto mundial en tela y alimentos no cambiará . La curva DR no se desplaza y no hay
efectos sobre la relació n de intercambio.

Sin embargo, si los dos países no asignan su cambio en el gasto en las mismas
proporciones, habrá efectos sobre la relació n de intercambio, cuya direcció n
dependerá de la diferencia entre el patró n del gasto de nuestro país y el extranjero.
Suponga que nuestro país asigna una mayor proporció n de un cambio marginal en el
gasto a la tela que el extranjero. Es decir, nuestro país tiene una mayor propensió n
marginal a gastar en tela que el extranjero. (Por tanto, en este caso, nuestro país debe
tener una menor propensió n a gastar en alimentos.) Entonces, a cualquier precio
relativo, el pago de una transferencia de nuestro país al extranjero reduce la demanda
de tela e incrementa la demanda de alimentos. La curva DR se desplaza hacia la
izquierda, de DR1 a DR2 (Figura 5-8) y el equilibrio se desplaza desde el punto 1 al
punto 2. Este desplazamiento reduce el precio relativo de la tela de (PT/PA)1 a
(PT/PA)2, empeorando la relació n de intercambio de nuestro país (que exporta tela)
mientras mejora la del extranjero. É ste es el caso que Keynes describía: el efecto
indirecto de una transferencia internacional sobre la relació n de intercambio refuerza
su efecto original sobre las rentas de los dos países.

Sin embargo, hay otra posibilidad. Si nuestro país tiene una menor propensió n
marginal a gastar en tela, una transferencia de nuestro país al extranjero desplaza la
curva DR hacia la derecha y mejora la relació n de intercambio de nuestro país a
expensas de la extranjera. Este efecto compensa el efecto negativo sobre la renta de
nuestro país, y el efecto positivo sobre la renta del extranjero.

Por lo general, pues, una transferencia empeora la relació n de intercambio del


donante, si éste tiene una mayor propensió n marginal a gastar en sus bienes
exportados que el receptor. Si el donante tiene una menor propensió n marginal a
gastar en sus exportaciones, su relació n de intercambio realmente mejorará .

Este aná lisis implica una posibilidad paradó jica. Sería concebible que un pago de
transferencia (por ejemplo, una ayuda exterior) mejorara tanto la relació n de
intercambio del donante que dejase a éste mejor y al receptor peor. En este caso, ¡es
definitivamente mejor dar que recibir! Hay trabajos teó ricos que han demostrado que
esta paradoja, como el caso del crecimiento empobrecedor, es posible en un modelo
rigurosamente especificado. Las condiciones son, sin embargo, incluso má s rigurosas
que las del crecimiento empobrecedor y esta posibilidad es, casi con seguridad,
puramente teó rica.

Este aná lisis demuestra que los efectos de las reparaciones y la ayuda exterior sobre
la relació n de intercambio pueden ir en dos sentidos. Así, Ohlin tenía razó n sobre el
principio general. Muchos, sin embargo, estarían todavía de acuerdo con Keynes en
indicar que hay una presunció n de que las transferencias causan efectos sobre la
relació n de intercambio que refuerzan sus efectos sobre las rentas de los donantes y
receptores.

Presunciones sobre los efectos de las transferencias sobre la relación de


intercambio

Una transferencia empeorará la relació n de intercambio del donante si éste tiene una
propensió n marginal má s elevada que el receptor a gastar en el bien que exporta. Si
las diferencias en las propensiones marginales a gastar fueran simplemente un
motivo de diferencias en los gustos, no habría presunció n en un sentido u otro: el bien
que un país exporta depende en su mayor parte de diferencias en la tecnología o los
recursos, que no tienen que ver necesariamente con los gustos. Sin embargo, cuando
observamos los actuales patrones del gasto, cada país parece tener una preferencia
relativa por sus propios bienes. Estados Unidos, por ejemplo, produce solamente en
torno al 25% del valor de la producció n de las economías de mercado, por lo que las
ventas totales de bienes de Estados Unidos son el 25% de las ventas mundiales. Si los
patrones del gasto fueran iguales en todas partes, Estados Unidos gastaría solamente
el 25% de su renta en productos propios. De hecho, las importaciones son só lo el 15%
de la renta nacional: es decir, Estados Unidos gasta el 85% de su renta en el interior.
Por otro lado, el resto del mundo gasta aproximadamente el 9% de su renta en
productos de Estados Unidos. Esto ciertamente indica que si Estados Unidos
transfiriera una parte de su renta a los extranjeros, la demanda relativa de bienes de
Estados Unidos caería y la relació n de intercambio de Estados Unidos se deterioraría,
como afirmaba Keynes.

Estados Unidos gasta la mayor parte de su renta en el propio país debido a las
barreras al comercio, naturales y artificiales. Los costes de transporte, los aranceles
(impuestos sobre las importaciones) y las cuotas de importació n (normativas
gubernamentales que limitan la cantidad de importaciones) son la causa de que los
residentes de cada país compren una variedad de bienes y servicios en el propio país
antes que al extranjero. Como vimos en el Capitulo 3, el efecto de tales barreras al
comercio es la creació n de un conjunto de bienes no comercializables. Incluso si todos
los países repartiesen su renta entre los distintos bienes en las mismas proporciones,
la compra local de bienes no comercializables garantizaría que el gasto tendría un
sesgo nacional.

Considere el siguiente ejemplo. Suponga que no hay dos, sino tres productos: tela,
alimentos y servicios de peluquería. Só lo nuestro país produce tela, só lo el extranjero
produce alimentos. Sin embargo, los servicios de peluquería son productos no
comercializables que cada país produce para sí mismo. Cada país gasta un tercio de su
renta en cada bien. Aun a pesar de que esos países tienen los mismos gustos, cada uno
de ellos gasta dos tercios de su renta en el interior y só lo un tercio en importaciones.
Los bienes no comercializables pueden dar origen a lo que parece una preferencia
nacional por todos los bienes producidos en el interior. Pero, para analizar los efectos
de una transferencia, necesitamos conocer qué ocurre con la oferta y demanda de
exportaciones. Aquí, el punto crucial es que los bienes no comercializables compiten
por los recursos con las exportaciones. Una transferencia de renta de Estados Unidos
hacia el resto del mundo reduce la demanda de bienes no comercializables en Estados
Unidos, liberando recursos que pueden ser usados para producir exportaciones de
Estados Unidos. Como resultado, la oferta de exportaciones de Estados Unidos
aumenta. Al mismo tiempo, el resto del mundo incrementa su demanda de bienes no
comercializables, atrayendo recursos de las exportaciones y reduciendo la oferta de
exportaciones del resto del mundo (que son importaciones de Estados Unidos). El
resultado es que la transferencia de Estados Unidos a otros países puede reducir el
precio de las exportaciones de Estados Unidos respecto al extranjero, empeorando la
relació n de intercambio estadounidense.

Los desplazamientos de la demanda también provocan que los recursos se desplacen


entre los sectores no comercializables y los que compiten con las importaciones. En la
prá ctica, sin embargo, muchos economistas creen que el efecto de las barreras al
comercio es dar validez a la presunció n de que una transferencia de renta
internacional empeora la relació n de intercambio del donante. Así, en la prá ctica,
Keynes tenía razó n.

Los aranceles y los subsidios a la exportación: desplazamientos simultáneos de la


OR y la DR

Los aranceles a la importació n (impuestos sobre las importaciones) y los subsidios a


la exportació n (pagos efectuados a los productores nacionales que venden bienes en
el extranjero) no se suelen imponer para afectar a la relació n de intercambio de un
país. Estas intervenciones gubernamentales en el comercio suelen producirse por
razones de distribució n de la renta, para promover industrias consideradas cruciales
para la economía, o por razones relacionadas con la balanza de pagos. Cualesquiera
que sean los motivos de los aranceles y subsidios, sin embargo, producen efectos
sobre la relació n de intercambio que pueden ser entendidos utilizando el modelo
está ndar de comercio.

La característica distintiva de los aranceles y subsidios a la exportació n es que crean


diferen-cias entre los precios a los que los bienes son intercambiados en el mercado
mundial y sus precios dentro del país. El efecto directo de un arancel es hacer que los
bienes importados sean má s caros dentro de un país que fuera. Un subsidio a la
exportació n ofrece a los productores un incentivo para exportar. Será , por tanto, má s
rentable vender en el extranjero que en el mercado nacional, a menos que el precio
nacional sea mayor, de modo que dicho subsidio incrementa el precio de los bienes
exportados dentro del país.
Los cambios de precios causados por los aranceles y los subsidios a la exportació n
cambian tanto la oferta como la demanda relativa. El resultado es un cambio de la
relació n de intercambio del país que impone el cambio de política, y de la relació n de
intercambio del resto del mundo.

Efectos de un arancel sobre la oferta y demanda relativas

Los aranceles y subsidios producen una diferencia entre los precios a los que los
bienes son intercambiados internacionalmente (precios exteriores) y los precios a los
que son intercambiados en un país (precios interiores). Esto significa que debemos ir
con cuidado al definir la relació n de intercambio. La relació n de intercambio intenta
medir la relació n a la que los países intercambian bienes; por ejemplo, ¿cuá ntas
unidades de alimentos puede importar nuestro país por cada unidad de tela que
exporta? Por tanto, la relació n de intercambio corresponde a los precios exteriores,
no a los interiores. Así pues, queremos saber có mo afecta un arancel, o un subsidio a
la exportació n, a la oferta y demanda relativas, en funció n de los precios exteriores.

Si nuestro país impone un arancel del 20% al valor de las importaciones de alimentos,
el precio de los alimentos en relació n al de la tela para los productores y
consumidores nacionales será un 20% má s alto que el precio relativo en el mercado
mundial. Aná logamente, el precio relativo de la tela en el que los residentes
nacionales basan sus decisiones será menor que en el mercado exterior.

Dado un precio relativo mundial de la tela, los productores nacionales se enfrentará n


a un precio relativo de la tela menor y, por tanto, producirá n menos tela y má s
alimentos. Al mismo tiempo, los consumidores nacionales desplazará n su consumo
hacia la tela y se alejará n de los alimentos. Desde el punto de vista del mundo en su
conjunto, la oferta relativa de tela disminuirá (de OR1 a OR2 en la Figura 5-9),
mientras que la demanda relativa de tela aumentará (de DR1 a DR2). El precio
relativo de la tela aumenta de (PT/PA)1 a (PT/PA)2, y así la relació n de intercambio
de nuestro país mejora a expensas del extranjero.
La amplitud de este efecto de la relació n de intercambio depende del tamañ o del país
que impone el arancel en relació n al resto del mundo: si el país es só lo una pequeñ a
parte del mundo, no puede tener mucho efecto sobre la oferta y demanda relativas
mundiales y, por tanto, no puede tener mucho efecto sobre los precios relativos. Si
Estados Unidos, un país muy grande, impusiera un arancel del 20%, algunas
estimaciones sugieren que la relació n de intercambio de Estados Unidos podría
aumentar un 15%. Es decir, el precio de las importaciones de Estados Unidos respecto
a las exportaciones podría caer un 15% en el mercado mundial, mientras que el
precio relativo de las importaciones aumentaría só lo un 5% dentro de Estados
Unidos. Por otro lado, si Luxemburgo o Paraguay impusieran un arancel del 20%, el
efecto sobre la relació n de intercambio probablemente sería demasiado pequeñ o para
ser medido.

Efectos de un subsidio a la exportación

Los aranceles y subsidios a la exportació n son tratados a menudo como políticas


equivalentes, ya que ambos parecen apoyar a los productores nacionales, pero tienen
efectos opuestos sobre la relació n de intercambio. Suponga que nuestro país ofrece
un subsidio del 20% del valor de cualquier tela exportada. Para precios mundiales
dados, este subsidio incrementará el precio interior de la tela respecto a los alimentos
en nuestro país en un 20%. El incremento del precio relativo de la tela inducirá a los
productores nacionales a producir má s tela y menos alimentos, mientras que inducirá
a los consumidores nacionales a sustituir alimentos por tela. Como se ilustra en la
Figura 5-10, el subsidio incrementará la oferta relativa mundial de tela (de OR1a
OR2) y reducirá la demanda relativa mundial de tela (de DR1 a DR2), desplazando el
equilibrio del punto 1 al 2. Un subsidio a la exportació n de nuestro país empeora
nuestra relació n de intercambio y mejora la del extranjero.
Consecuencias de los efectos sobre la relación de intercambio: ¿quién gana y
quién pierde?

La cuestió n de quién gana y quién pierde con los aranceles y los subsidios a la
exportació n tiene dos dimensiones. La primera es la de la distribució n internacional
de la renta; la segunda es la de la distribució n de la renta dentro de cada país.

La distribución internacional de la renta. Si nuestro país impone un arancel mejora


su relació n de intercambio a expensas del extranjero. Así, los aranceles perjudican al
resto del mundo.

El efecto sobre el bienestar de nuestro país no es totalmente claro. La mejora de la


relació n de intercambio beneficia a nuestro país; sin embargo, un arancel también
impone costes por distorsionar los incentivos a la producció n y al consumo en
nuestra economía. Las ganancias de la relació n de intercambio contrarrestará n las
pérdidas de la distorsió n só lo si el arancel no es demasiado grande: veremos má s
adelante có mo establecer un arancel ó ptimo que maximiza el beneficio neto. (Para
países pequeñ os en los que no puede tener mucho impacto sobre su relació n de
intercambio, el arancel ó ptimo es cero.)

Los efectos de un subsidio a la exportació n son bastante claros. La relació n de


intercambio del extranjero mejora a expensas de la de nuestro país, quedando el
extranjero realmente mejor. Al mismo tiempo, nuestro país pierde por el deterioro de
la relació n de intercambio y por los efectos distorsionadores de su política.

Este aná lisis parece mostrar que los subsidios a la exportació n nunca tienen sentido.
De he-cho, es difícil imaginar una situació n en la que los subsidios a la exportació n
sirvan al interés nacional. El uso de subsidios a la exportació n como instrumento de
política normalmente tiene má s que ver con las peculiaridades de la política
comercial que con la ló gica econó mica.

¿Son los aranceles extranjeros siempre malos para un país y los subsidios a la
exportació n extranjeros siempre beneficiosos? No necesariamente. Nuestro modelo
es un mundo con dos países, donde el otro país exporta el bien que nosotros
importamos y viceversa. En el mundo real de muchos países, un Estado extranjero
puede subsidiar la exportació n de un bien que compite con las exportaciones de
Estados Unidos; este subsidio exterior obviamente perjudicará la relació n de
intercambio de Estados Unidos. Un buen ejemplo de este efecto son los subsidios
europeos a las exportaciones agrícolas. Alternativamente, un país puede imponer un
arancel a algo que Estados Unidos también importa, reduciendo su precio y
beneficiando a Estados Unidos. Así, hemos de modificar nuestras conclusiones de un
aná lisis de dos países: los subsidios a las exportaciones de cosas que Estados Unidos
importa ayudan a Estados Unidos, mientras que los aranceles contra las
exportaciones de Estados Unidos perjudican a Estados Unidos.

La opinió n de que subsidiar las ventas del resto del mundo a Estados Unidos es bueno
para este país no es popular. Cuando los Estados extranjeros subsidian las ventas a
Estados Unidos, la reacció n popular y política es que esto es competencia desleal. Así,
cuando un estudio del Departamento de Comercio determinó que los Estados
europeos estaban subsidiando las exportaciones de acero hacia Estados Unidos, el
Gobierno estadounidense exigió que incrementasen sus precios. El modelo está ndar
nos dice que cuando los Estados extranjeros subsidian las exportaciones hacia
Estados Unidos, ¡la respuesta adecuada desde el punto de vista estadounidense sería
enviarles una nota de agradecimiento!

Por supuesto, esto nunca ocurre, fundamentalmente debido a los efectos de los
subsidios extranjeros sobre la distribució n de la renta en Estados Unidos. Si Europa
subsidia las exportaciones de acero hacia Estados Unidos, muchos residentes de
Estados Unidos ganan porque el acero es má s barato, pero los trabajadores
siderú rgicos, los propietarios de acciones de las compañ ías siderú rgicas, y los
trabajadores industriales en general, puede que no estén tan contentos.

La distribución de la renta en los países. Los aranceles, o los subsidios, cambian los
precios relativos de los bienes. Tales cambios tienen fuertes efectos sobre la
distribució n de la renta debido a la inmovilidad de los factores y a diferencias en la
intensidad del uso de los factores en las distintas industrias.

A primera vista, la direcció n del efecto de los aranceles y los subsidios a la


exportació n sobre los precios relativos, y por tanto sobre la distribució n de la renta,
puede parecer obvia. Un arancel tiene el efecto directo de incrementar el precio
relativo interior del bien importado, mientras que un subsidio tiene el efecto directo
de incrementar el precio relativo interior del bien exporta-do. Sin embargo, acabamos
de ver que los aranceles y los subsidios a la exportació n tienen un efecto indirecto
sobre la relació n de intercambio de un país. El efecto sobre la relació n de intercambio
sugiere una posibilidad paradó jica. Un arancel puede mejorar tanto la relació n de
intercambio de un país (es decir, aumentar tanto el precio relativo de su bien
exportado en los merca-dos mundiales) que incluso después de que se añ ada la tasa
arancelaria, el precio relativo interno del bien de importació n caiga. Igualmente, un
subsidio a la exportació n podría empeorar tanto la relació n de intercambio, que el
precio relativo interior de los bienes de exportació n caiga a pesar del subsidio. Si
estos resultados paradó jicos ocurren, los efectos de las políticas comerciales sobre la
distribució n de la renta será n justo los opuestos a los esperados.

La posibilidad de que los aranceles y los subsidios a la exportació n pudieran tener


efectos perversos sobre los precios internos en un país fue señ alada y demostrada por
el economista de la Universidad de Chicago Lloyd Metzler, y es conocida como la
paradoja de Metzler. Esta paradoja tiene aproximadamente el mismo estatus que el
crecimiento empobrecedor y el de una transferencia que perjudica al receptor: es
decir, es algo posible en teoría, pero que ocurriría só lo bajo condiciones extremas y
no es probable en la prá ctica.

Dejando a un lado la posibilidad de la paradoja de Metzler, un arancel ayudará al


sector competidor con las importaciones de nuestro país, perjudicando al sector
exportador; un subsidio a la exportació n hará lo contrario. Estos cambios en la
distribució n de la renta dentro de los países son, a menudo, má s obvios y má s
importantes para la elaboració n de la política que los cambios en la distribució n de la
renta entre países, que son consecuencia de cambios en la relació n de intercambio.

La resentación del equilibrio internacional con curvas de oferta

A todos los efectos, el aná lisis del equilibrio internacional en términos de oferta y
demanda relativas es la técnica má s simple y ú til. Sin embargo, en algunas
circunstancias, es ú til analizar el comercio con un grá fico que muestre directamente
lo que cada país vende al otro. Un grá fico que hace esto es el de las curvas de oferta.

Deducción de la curva de oferta de un país

En la Figura 5-3 mostrá bamos có mo determinar la producció n y el consumo de un


país dados los precios relativos PT/PA. El comercio es la diferencia entre producció n
y consumo. En un grá fico de curvas de oferta mostramos directamente los flujos
comerciales que corresponden a un precio relativo dado. En un eje de la Figura 5A-1
tenemos las exportaciones del país (QT .DT), en el otro sus importaciones (DA .QA). El
punto T en la Figura 5A-1 corresponde a la situació n mostrada en la Figura 5-3
(producció n en Q, consumo en D). Puesto que (DA .QA) % (QT .DT) # (PT/PA) (5A-1)
la pendiente de la recta que parte del origen de la Figura 5A-1 hasta T es igual a
PT/PA. T es la oferta de nuestro país al precio relativo supuesto: a dicho precio,
nuestro país está dispuesto a intercambiar (QT .DT) unidades de tela por (DA .QA)
unidades de alimentos.

Mediante el cá lculo de las curvas de oferta de nuestro país a diferentes precios


relativos, trazamos la curva de oferta de nuestro país (Figura 5A-2).

Vimos en la Figura 5-4 que cuando PT/PA aumenta, QT aumenta, QA disminuye, DA


aumenta y DT puede aumentar o disminuir. Sin embargo, las cantidades deseadas (QT
.DT) y (DA .QA) normalmente aumentará n si los efectos de la renta no son demasiado
fuertes. En la Figura 5A-2, T1 es la oferta correspondiente a Q1, D1 en la Figura 5-4;
T2 es la oferta correspondiente a Q2, D2. Encontrando la oferta de nuestro país para
cada precio, trazamos la curva de oferta de nuestro país OC.
La curva de oferta extranjera OF puede ser trazada de la misma forma (Figura 5A-3).
En el eje vertical tenemos (Q* A .D*A), la exportació n deseada de alimentos del
extranjero, mientras que en el eje horizontal tenemos (D*T .Q*T), importaciones
deseadas de tela. Cuanto menor es PT/PA, má s alimentos querrá exportar el
extranjero y má s tela querrá importar.

El equilibrio internacional

En equilibrio, debe ser cierto que (QT.DT)%(D*T .Q*T ) y también que (DA.QA)%(Q*A
.D*A). Es decir, la oferta y la demanda mundiales deben ser iguales para la tela y los
alimentos. Dadas tas equivalencias, podemos trazar las curvas de oferta de nuestro
país y del extranjero en el mismo grá fico (Figura 5A-4). El equilibrio se produce en el
punto donde se cortan las curvas de oferta de nuestro país y del extranjero. En el
punto de equilibrio E, el precio relativo de la tela es igual a la pendiente de OE. Las
exportaciones de tela de nuestro país, que son iguales a las importaciones del
extranjero, son OX. Las exportaciones de alimentos del extranjero, que son iguales a
las importaciones de nuestro país, son OY.
Esta representació n del equilibrio internacional nos ayuda a ver que el equilibrio es,
de hecho, un equilibrio general, en el que la oferta y la demanda se igualan en ambos
mercados al mismo tiempo.

Conclusión

El modelo está ndar de comercio deduce una curva de oferta relativa mundial de las
posibilidades de producció n y una curva de demanda relativa mundial de las
preferencias. El precio de las exportaciones en relació n a las importaciones, la
relació n de intercambio de un país, es determinado por la intersecció n de las curvas
de oferta y demanda relativas mundiales. Permaneciendo igual todo lo demá s, un
incremento de la relació n de intercambio de un país incrementa su bienestar.
Inversamente, una reducció n de la relació n de intercambio de un país empeorará la
situació n del país.

El crecimiento econó mico supone un desplazamiento hacia afuera de la frontera de


posibilidades de producció n de un país. Generalmente, dicho crecimiento es sesgado;
es decir, la frontera de posibilidades de producció n se desplaza má s en direcció n a
algunos bienes que en direcció n a otros. El efecto inmediato del crecimiento sesgado
es inducir, permaneciendo igual todo lo demá s, un incremento de la oferta relativa
mundial de los bienes hacia los que el crecimiento está sesgado. Este desplazamiento
de la curva de oferta relativa mundial provoca cambios en la relació n de intercambio
del país que ha crecido, que pueden ir en ambas direcciones. Si la relació n de
intercambio del país que crece mejora, esta mejora refuerza el crecimiento inicial en
el país, pero perjudica al resto del mundo. Si la relació n de intercambio del país que
crece empeora, esto contrarresta parte de los efectos favorables del crecimiento en el
país, pero beneficia al resto del mundo.
La direcció n de los efectos de la relació n de intercambio depende de la naturaleza del
crecimiento. El crecimiento que está sesgado hacia la exportació n (crecimiento que
expande la capacidad de una economía de producir los bienes que exportaba
inicialmente en mayor medida que la de producir bienes que compiten con sus
importaciones) empeora la relació n de intercambio. Inversamente, el crecimiento que
está sesgado hacia la importació n, que aumenta má s que proporcionalmente la
capacidad para producir bienes que compiten con las importaciones, mejora la
relació n de intercambio. Es posible que el crecimiento sesgado hacia la importació n
del resto del mundo perjudique a un país.

Las transferencias internacionales de renta, tales como las reparaciones de guerra y la


ayuda al exterior, pueden afectar a la relació n de intercambio de un país desplazando
la curva de demanda relativa mundial. Si el país que recibe una transferencia gasta
una mayor proporció n de un incremento en la renta en su bien de exportació n que el
país donante, una transferencia incrementa la demanda relativa mundial del bien
exportado por el receptor, y así mejora su relació n de intercambio. Esta mejora
refuerza la de la transferencia inicial, y produce un beneficio indirecto que se suma a
la transferencia de renta directa. Por otro lado, si el receptor tiene una propensió n a
gastar en su bien de exportació n má s baja que el donante, una transferencia empeora
la relació n de intercambio del receptor, compensando al menos parte del efecto de la
transferencia.

También podría gustarte