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Psicología del Consumidor
Temas: resumen de todos los temas
Nombre y Matrícula: Edison Jiménez. 2018-3100672
Profesor: Ángela Abad.
Fecha de entrega: 18/08/2021 Día y hora: Lunes de 5:00 p.m.- 7:00 p.m.
Otros se excitan con las películas de sexo explícito, mientras que otros se
aburren o las encuentran ofensivas. Aunque ambos, hombres y mujeres, se
pueden excitar con imágenes eróticas (término técnico para «películas
porno»), los hombres muestran más interés por ellas.
El olfato: ¿la nariz reconoce lo mejor?
Aunque el sentido del olfato juega un papel menor en la excitación sexual
en los seres humanos que en otros mamíferos, los olores pueden excitar o
inhibir sexualmente. Las empresas cosméticas, por ejemplo, pretenden
vender fragancias que excitan sexualmente.
La mayoría de los occidentales prefieren que sus amantes estén aseados y
huelan bien.
En nuestra sociedad eliminamos o enmascaramos los olores con jabones,
desodorantes o colonias. Los antiguos egipcios inventaron los baños
perfumados para desembarazarse de los olores desagradables (Illes, 2000).
Judith Illes (2000) dice que «el perfume... se considera ahora una mera
trivialidad, en el mejor de los casos un ambientador para el hogar o quizás
un regalo caro y romántico, un objeto de lujo superfluo, un objeto
relacionado con las mujeres. Para los antiguos egipcios, sin embargo, la
fragancia y el perfume no solo eran una fuente de belleza, sino también de
potencial espiritual y terapéutico».
2. Atracción de amistad
La atracción de amistad, o amistad a secas, es una de las más comunes de
nuestra sociedad. Consiste en el deseo de compartir momentos con una
persona a la que consideramos amiga y surge cuando una persona nos
ofrece su confianza, nos otorga bienestar emocional y nos sentimos
satisfechos quedando con ella. Con o sin interés sexual y romántico, esta
atracción tiene que ver con la necesidad y las ganas de disfrutar y pasar
tiempo con una persona.
4. Atracción física o sexual
La atracción física o sexual es, como su propio nombre viene a indicar, un
tipo de atracción más carnal. Es normal que cuando decimos que nos atrae
alguien pensemos en este tipo de atracción, que consiste en sentir un deseo
intenso hacia otra persona en el sentido más físico y sexual.
5. Atracción sexual subjetiva
La atracción sexual subjetiva se trata de la situación en la que nos atrae
alguien físicamente pero porque le atribuimos un cierto poder o fantasía
sexual. Es decir, es la atracción que sentimos hacia alguien que no tiene por
qué ser necesariamente guapa o atractiva físicamente, pero que nos
despierta cierta química por su forma de ser.
6. Atracción sexual objetiva
La atracción sexual objetiva se trata de esa fuerza que sentimos hacia
alguien que es indiscutiblemente atractiva físicamente. Es decir, es el tipo
de atracción que se manifiesta hacia alguien que es objetivamente atractivo,
al margen de cuáles sean nuestros gustos y la posible química que pueda
haber con ella.
7. Atracción sentimental
La atracción sentimental se asemeja a la atracción romántica, puesto que se
relaciona con el aspecto más sentimental y emocional de una relación
interpersonal. Sin embargo, en este caso los sentimientos no tienen por qué
ser de tipo romántico o amoroso, pudiéndose mantener una relación
sentimental con un amigo, una pareja sexual o un familiar. Este tipo de
atracción consiste en que alguien nos despierte sentimientos intensos, sin
necesidad de establecer una relación de pareja con él.
Muchas personas quieren y necesitan tener una relación cercana con los
demás a medida que envejecen. Para algunas personas, esto incluye el
deseo de continuar una vida sexual activa y satisfactoria. Con el
envejecimiento, eso puede significar adaptar la actividad sexual para
amoldarse a los cambios físicos, de salud y de otro tipo.
Hay muchas maneras diferentes de tener relaciones sexuales y de logar una
sensación de intimidad, solo o solo con la pareja.
La expresión de su sexualidad podría incluir muchos tipos de contacto
íntimo o estimulación. Algunos adultos pueden optar por no participar en la
actividad sexual, y eso también es normal.
Aquí exploramos algunos de los problemas comunes que los adultos
mayores pueden enfrentar con la sexualidad.
¿Cuáles son los cambios normales?
El envejecimiento normal trae cambios físicos tanto en los hombres como
en las mujeres. Estos cambios a veces afectan la capacidad de tener y
disfrutar de las relaciones sexuales.
Una mujer puede notar cambios en su vagina. A medida que las mujeres
envejecen, la vagina puede acortarse y estrecharse. Las paredes vaginales
pueden volverse más delgadas y un poco más rígidas. La mayoría de las
mujeres tendrán menos lubricación vaginal, y puede tomar más tiempo para
que la vagina se lubrique naturalmente. Estos cambios podrían hacer que
ciertos tipos de actividad sexual, como la penetración vaginal, sean
dolorosos o menos deseables. Si la sequedad vaginal es un problema, usar
un lubricante a base de agua o condones lubricados puede hacer que la
penetración sea más cómoda. Si una mujer está usando terapia hormonal
para tratar los calores súbitos (sofocos) u otros síntomas de la menopausia,
es posible que desee tener relaciones sexuales con más frecuencia que antes
de la terapia hormonal.
A medida que los hombres envejecen, la impotencia sexual (también
llamada disfunción eréctil o DE) se vuelve más común. DE es la pérdida de
la capacidad de lograr y mantener una erección. La DE puede hacer que un
hombre tarde más en lograr una erección. Su erección puede no ser tan
firme o tan grande como solía ser. La pérdida de la erección después del
orgasmo puede ocurrir más rápidamente, o puede tomar más tiempo antes
de que otra erección sea posible. La DE no es un problema si ocurre de vez
en cuando, pero si ocurre con frecuencia, hable con el médico.
Hable con su pareja sobre estos cambios y sobre cómo usted se está
sintiendo. El médico puede tener sugerencias para ayudar a que las
relaciones sexuales sean más fáciles.
¿Qué causa los problemas sexuales?
Algunas enfermedades, discapacidades, medicamentos y cirugías pueden
afectar su capacidad de tener y disfrutar de las relaciones sexuales.
Artritis. El dolor en las articulaciones debido a la artritis puede hacer que el
contacto sexual sea incómodo. El ejercicio, los medicamentos y
posiblemente la cirugía de reemplazo de articulaciones pueden ayudar a
aliviar este dolor. Descansar, baños tibios y cambiar la posición o el
momento de la actividad sexual pueden ser útiles.
Dolor crónico. El dolor puede interferir con la intimidad entre las personas
mayores. El dolor crónico no tiene que ser parte del envejecimiento y a
menudo puede ser tratado. Sin embargo, algunos medicamentos para el
dolor pueden interferir con la función sexual. Siempre hable con el médico
si tiene efectos secundarios de cualquier medicamento.
Demencia. Algunas personas con demencia muestran un mayor interés en
la sexualidad y la cercanía física, pero es posible que no puedan juzgar qué
comportamiento sexual es apropiado. Las personas con demencia severa
pueden no reconocer a su cónyuge o pareja, pero aun así desean tener
contacto sexual y pueden buscarlo con otra persona. Puede ser confuso y
difícil saber cómo manejar esta situación. En este caso también puede ser
útil hablar con un médico, enfermera o trabajador social con adiestramiento
en el cuidado de personas con demencia.
Diabetes. Esta es una de las enfermedades que pueden causar disfunción
eréctil en algunos hombres. En la mayoría de los casos, el tratamiento
médico puede ayudar. Se sabe menos sobre cómo la diabetes afecta la
sexualidad en las mujeres mayores. Las mujeres con diabetes son más
propensas a tener infecciones vaginales por hongos, las cuales pueden
causar picazón e irritación y hacer que las relaciones sexuales sean
incómodas o indeseables. Las infecciones por hongos pueden ser tratadas.
Enfermedad cardiaca. El estrechamiento y endurecimiento de las arterias
puede cambiar los vasos sanguíneos de manera tal que la sangre no fluye
libremente. Como resultado, los hombres y las mujeres pueden tener
problemas con los orgasmos. Tanto para los hombres como para las
mujeres, puede tomar más tiempo excitarse, y para algunos hombres, puede
ser difícil lograr o mantener una erección. Las personas que han tenido un
ataque al corazón, o sus parejas, pueden temer que tener relaciones
sexuales cause otro ataque. Aunque la actividad sexual generalmente es
segura, siempre siga los consejos del médico. Si sus problemas cardíacos
empeoran y tiene dolor en el pecho o dificultad para respirar incluso
mientras descansa, es posible que el médico quiera cambiar su plan de
tratamiento.
Incontinencia. La pérdida del control de la vejiga o el escape de orina es
más común a medida que las personas, especialmente las mujeres,
envejecen. La presión extra en el vientre durante las relaciones sexuales
puede causar un escape de orina. Cambiar las posiciones o vaciar la vejiga
antes y después de las relaciones sexuales puede ayudar con esa situación.
La buena noticia es que la incontinencia generalmente puede ser tratada.
Derrame cerebral. La capacidad de tener relaciones sexuales a veces se ve
afectada por un derrame cerebral. Un cambio en las posiciones o algunos
dispositivos médicos puede ayudar a las personas con debilidad continua o
parálisis a tener relaciones sexuales. Algunas personas con parálisis de la
cintura para abajo aún pueden alcanzar orgasmos y sentir placer.
Depresión. La falta de interés en las actividades que solía disfrutar, como la
intimidad y la actividad sexual, puede ser un síntoma de depresión. A veces
es difícil para una persona saber si está deprimida. Hable con el médico; la
depresión puede ser tratada.
Cirugía. A muchos de nosotros nos preocupa tener cualquier tipo de
cirugía; puede ser aún más problemático cuando se trata de los senos o del
área genital. La mayoría de las personas vuelven al tipo de vida sexual que
disfrutaban antes de la cirugía.
La histerectomía es una cirugía para extirpar el útero de una mujer debido a
dolor, sangrado, fibromas u otras razones. A menudo, cuando una mujer
mayor tiene una histerectomía, también se le extirpan los ovarios. Decidir
si someterse a esta cirugía puede hacer que las mujeres y sus parejas se
preocupen por su futura vida sexual. Si le preocupa cualquier cambio que
pueda sufrir con una histerectomía, hable con el ginecólogo o cirujano.
Tema 12: Disfunción Sexual.
¿Qué es la disfunción sexual?
La disfunción sexual es un trastorno que dificulta o impide el
mantenimiento de relaciones sexuales satisfactorias. Esto se produce
durante cualquier etapa del acto sexual (deseo, excitación, orgasmo y
resolución).
Este tipo de disfunciones afectan tanto a hombres como a mujeres, que
pueden experimentar una aversión o rechazo al contacto sexual, aunque
afecta de modo diferente a cada género. Los tipos más frecuentes de
problemas sexuales en los hombres son: la disfunción eréctil, que es la
incapacidad de lograr o mantener una erección suficiente; la impotencia
sexual, la incapacidad para mantener una erección suficiente para mantener
el coito en el 25% de los intentos como mínimo; o la disfunción
eyaculatoria, que se da cuando no se puede liberar el semen durante el
orgasmo.
Síntomas de la disfunción sexual
Los síntomas de la disfunción sexual pueden ser varios:
Eyaculación precoz
Vaginismo
Anorgasmia
Disfunción eréctil
Enfermedades de transmisión sexual
Dolor en la vulva o en la vagina durante el acto sexual
Deseo sexual inhibido
Insatisfacción sexual
Diagnóstico de los trastornos sexuales
El diagnóstico de los trastornos sexuales cambia según el tipo de trastorno
en sí: en algunos casos, de hecho, es necesario un examen ginecológico o
andrológico y en otros, es necesario iniciar un programa psicológico.
¿Cuáles son las causas de la disfunción sexual?
Las causas de la disfunción sexual en los hombres pueden ser
enfermedades (diabetes, problemas hormonales, depresión…) o consumo
de ciertos medicamentos o sustancias, entre otras. En cambio, la disfunción
sexual en las mujeres puede manifestarse como un bajo deseo sexual, dolor
o dificultad para excitarse o para alcanzar el orgasmo.
Estos trastornos también pueden deberse a diversos problemas psicológicos
o físicos como el estrés, las infecciones o el vaginismo.
¿Se puede prevenir?
No existen formas concretas para prevenir la disfunción sexual. Sin
embargo, la pérdida de peso, dejar de fumar o dormir lo suficiente pueden
ayudar al bienestar y al interés por las relaciones sexuales.
Tratamientos de los trastornos sexuales
Al igual que con el diagnóstico, el tratamiento de los trastornos sexuales
varía según su naturaleza. Por ejemplo, en el caso de la disfunción eréctil,
hay que consultar a un andrólogo para entender si está provocada por una
patología física o psicológica, mientras que en el caso del vaginismo se
pueden iniciar programas psicosexuales o considerar la cirugía.
¿A qué especialista dirigirse?
En caso de trastornos sexuales, se debe consultar a especialistas en
Psicología, Ginecología, Andrología, Urología.
Capítulo 13: variaciones sexuales atípicas.
Una aproximación común para definir la normalidad se basa en la
estadística. Desde este punto de vista, las conductas sexuales raras o
inusuales son consideradas anormales o desviadas.
La aproximación estadística puede parecer carente de valor, porque el
criterio de normalidad está basado en la frecuencia de la conducta, no en el
juicio acerca de su aceptabilidad social. Mantener el coito estando de pie, o
más de siete veces a la semana, podría considerarse una desviación, según
este criterio. Lo mismo podría decirse de mantener una erección completa
entre eyaculaciones, pero la mayoría de las parejas probablemente no
estarían de acuerdo con eso.
Más aún, nuestra elección de qué conductas deben ser comparadas
estadísticamente no está exenta de valores subyacentes. Tendemos a
considerar conductas sexuales anormales o desviadas, por ejemplo, cuando
están en contra de nuestros valores religiosos, cuando a la mayoría nos
resultan desagradables (como el sadismo o el masoquismo) o cuando
parecen inexplicables (como sentirse atraído más por el zapato de una
mujer que por la mujer en sí). Las conductas que van en contra de los
valores religiosos de alguien pueden ser bastante comunes, pero esa
persona las etiqueta de desviadas porque se alejan de lo que a esa persona
se le ha hecho creer que es normal (o «apropiado).
Lo que es considerado normal en una cultura o en un tiempo particular
puede ser considerado anormal en otras culturas y en otros momentos. Una
orientación sexual gay masculina o lesbiana ha sido considerada anormal a
través de la mayoría de la historia occidental y fue etiquetada como un
trastorno mental por la Asociación Americana de Psiquiatría. Pero en 1973,
la clasificación de una orientación sexual gay masculina o lesbiana como
un trastorno mental se eliminó del Manual de Diagnóstico y Estadística de
la asociación (el DSM). La que es una conducta «normal» para el
adolescente de las islas Trobriand (véase el Capítulo 1) podría ser
considerada una desviación —incluso ninfomaníaca— por las culturas
occidentales convencionales.
En nuestra cultura, las prácticas sexuales como el sexo oral y la
masturbación fueron consideradas alguna vez desviadas o anormales. Sin
embargo, hoy son practicadas tan ampliamente que pocas personas podrían
etiquetarlas como desviadas. Los conceptos de «normalidad» y
«desviación», entonces, reflejan los hábitos y las costumbres de una cultura
particular en un momento dado.
El diagnóstico psiquiátrico de parafilia requiere que la persona haya
actuado siguiendo sus impulsos o esté visiblemente angustiada por ellos.
Las personas con parafilias normalmente sienten que sus impulsos son
persistentes, de difícil control o compulsivos (Seligman & Hardenburg,
2000). Se describen a sí mismas como superadas por ellos de vez en
cuando. Las personas con parafilias tienden a experimentar que sus
impulsos están más allá de su control, de una manera parecida a como los
adictos a las drogas y los mentirosos compulsivos se ven a sí mismos
indefensos ante unos impulsos irresistibles. Por estas razones, los teóricos
han especulado que las parafilias pueden representar un tipo de compulsión
sexual o una adicción.
Las parafilias varían en intensidad. En algunos casos, la persona puede
funcionar sexualmente en ausencia de la estimulación inusual propia de la
parafilia, y raras veces, si es que ocurre alguna vez, actuar siguiendo sus
impulsos desviados. En otros casos, la persona recurre a la conducta
parafílica solo en momentos de estrés. En algunas formas extremas, la
persona mantiene repetidamente conductas parafílicas y puede obsesionarse
con pensamientos y fantasías acerca de estas experiencias. En esos casos la
persona puede no ser capaz de excitarse sexualmente sin fantasear acerca
de los estímulos parafílicos o sin tenerlos presentes. Para algunas personas,
la conducta parafílica es el único medio de conseguir la satisfacción sexual.
La persona con una parafilia típicamente reproduce el acto parafílico en
fantasías sexuales para estimularse y excitarse durante la masturbación o
las relaciones sexuales. Es como si él o ella estuvieran viendo la secuencia
de la escena parafílica. Pero la escena llega a aburrirle después de un
tiempo y el individuo siente la necesidad de vivir la realidad de otro acto
parafílico para «grabar un nuevo vídeo».
Algunas parafilias son en gran medida inofensivas, como el fetichismo y el
travestismo, como forma de alcanzar la excitación sexual (fetichismo
travesti). Incluso ser humillado por la pareja puede ser relativamente
inofensivo si la pareja consiente. Otras conductas parafílicas, como
exhibirse desnudo en público o seducir a niños para mantener relaciones
sexuales, producen víctimas y pueden causar daño, a veces un daño físico o
psicológico severo.
El fetichismo.
Las raíces de la palabra «fetiche» están en el término francés fétiche, que a
su vez viene del portugués feitico, que significa «amuleto mágico». En este
caso la «magia» reside en la habilidad de un objeto para excitar
sexualmente a una persona. En el fetichismo, un objeto inanimado provoca
la excitación sexual. Las prendas de ropa (por ejemplo, la lencería
femenina, los guantes, los zapatos o las botas) y los objetos hechos de
goma, cuero, seda o piel están entre los objetos fetiches más comunes. Las
botas de cuero y los zapatos de tacón alto son especialmente populares.
El fetichista puede actuar cediendo a sus impulsos para mantener una
conducta fetichista, como masturbarse acariciando un objeto o fantasear
sobre él, o puede sentirse angustiado por esos impulsos o fantasías, y no
actuar sirviéndose de ellos. En una parafilia relacionada, el parcialismo, las
personas se excitan exclusivamente por una parte concreta del cuerpo,
como los pies, los pechos o las nalgas.
El travestismo.
El travestismo puede considerarse un tipo de fetichismo. Mientras que otros
fetichistas se excitan sexualmente manejando el objeto fetiche al
masturbarse, los travestis se excitan llevando puestas ciertas prendas de
ropa —los objetos fetiche— del otro género. Un fetichista puede encontrar
sexualmente estimulante el objeto en sí o el sexo que involucra el objeto.
Para el travesti, el objeto es sexualmente encantador solo cuando ha sido
puesto. Casi todos los travestis son hombres. El travestismo se ha descrito
entre hombres gays y heterosexuales. Muchos están casados y, por lo
demás, se comportan y visten de manera masculina.
El travestismo se puede solapar con el transexualismo, pero no es
exactamente lo mismo. En primer lugar, advirtamos que algunos travestis y
algunos transexuales parecen estar motivados por la autoginefilia, una
condición en la cual el individuo se estimula sexualmente por la fantasía de
que su propio cuerpo es femenino (Bailey, 2003b). Pero existen diferencias
entre los travestis y los transexuales. Normalmente, los travestis se sienten
suficientemente gratificados cuando se visten con ropas propias del otro
género; también pueden encontrar muy gratificante masturbarse mientras
fantasean acerca de episodios en los que se visten con ropas propias del
otro género. Pero muchos travestis tienen identidades de género masculino
y no desean cambiar su sexo anatómico. Sin embargo, algunos travestis son
gays o muestran algunos aspectos de una identidad de género femenina.
Tema 14: La Coacción Sexual.
Tipos de violaciones.
Uno de los mitos centrales acerca de la violación en nuestra cultura es que
la mayoría delas violaciones son perpetradas por extraños que merodean en
callejones oscuros o intrusos que se cuelan a través de ventanas abiertas en
mitad de la noche. La verdad es que la mayoría de las mujeres son violadas
por hombres a los que conocen —a menudo, por hombres en los que
confían—. La Figura 14.1 muestra que solo el 4 por ciento de las mujeres
en el estudio de la NHSLS fueron «forzadas a realizar algo sexual que no
querían hacer » por un extraño. Según el Departamento de Justicia de
Estados Unidos (2003), cerca de dos tercios de las violaciones son
cometidas por conocidos de la víctima. Los tipos de violación incluyen
violación por desconocidos, violación por conocidos, violación en una cita,
violación colectiva, violación masculina, violación marital y violación por
mujeres.
Violación por un desconocido. La violación por un desconocido es la
violación cometida por un asaltante (o asaltantes) que la persona atacada no
conoce previamente.
El violador desconocido a menudo selecciona objetivos que parecen
vulnerables —mujeres que viven solas, que son mayores o con alguna
discapacidad, que caminan por calles desiertas, que están dormidas o
drogadas—. Después de elegir su objetivo, el violador puede buscar un
momento y un lugar para cometer el crimen: un lugar desierto de la ciudad
o una calle oscura.
Violación por un conocido. Las mujeres que son violadas, frecuentemente
lo son por una persona a la que conocen, como compañeros de clase,
compañeros de trabajo e incluso amigos de sus hermanos, más que por
desconocidos (Schafran, 1995). Las violaciones por conocidos son mucho
menos denunciadas a la policía que las violaciones por desconocidos
(Fisher et al., 2003). Una razón es que los supervivientes de una violación
pueden no percibir el asalto sexual por personas conocidas como
violaciones. Solo cerca de una cuarta parte de las mujeres, en un estudio
nacional universitario, que han sido asaltadas sexualmente, se consideraron
a sí mismas víctimas de una violación (Koss et al., 1987; Koss &
Kilkpatrick, 2001; Rozee & Koss, 2001). A pesar de la conciencia pública
creciente de la violación por conocidos, muchos todavía piensan en los
violadores como desconocidos acechando en las sombras y creen que una
mujer debería ser capaz de resistir un avance sexual, a menos que el
hombre utilice un arma. Los violadores conocidos tienden a racionalizar su
conducta, asumen convicciones, como el enfoque tradicional en el que se
espera que los hombres asuman un rol sexualmente agresivo en la cita, y la
creencia de que los violadores son personas desconocidas. Incluso cuando
los violadores conocidos son denunciados a la policía, pueden ser tratados
como «malentendidos» de las riñas entre amantes más que como delitos
violentos.