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HUMUS

-Porque la materia descompuesta engendra vida,


es ley que la tierra encarne.-

Suplemento especial de LETRASÉRTICA IV - Tacna, abril del 2012.

Edición de homenaje al poeta Segundo Cancino


HUMUS
Suplemento especial de LETRASÉRTICA IV ÍNDICE
Año I, Nº 1 Pág.
Tacna, abril del 2012.
- Proemio....................................................................... 3
Dirección: - Segundo Cancino. Antología general..................... 5
Grupo Cultural LETRAS EN EL DESIERTO - Anda suelto el maligno............................................. 7
- Diario de la ausencia y el recuerdo........................ 11
Redacción, edición y diseño:
Wilmer Kutipa Luque
- Comentario de Livio Gómez................................... 15
- La memoria del búho................................................ 17
Portada: - Regreso a Ítaca........................................................... 23
Dibujo de Widdo (Guido Fernández de Córdova) - Carta de Basadre a Cancino..................................... 27
para la portada de ESTRUJAMUNDOS (Tacna, 1979) - Cacerías del viento.................................................... 29
- “Poesía en vilo” por Washington Delgado............ 35
Agradecimientos: - Estrujamundos........................................................... 37
Luis Alberto Calderón Albarracín - Cancino: Experimento y equilibrio (Entrevista)... 43
Luis Chambilla Herrera
- Memorial para vivir.................................................. 45
Raúl Miranda Condori
- Poemas del trasegador.............................................. 49
Guztabo Lauracio
- Escribir en Tacna es menos que llorar,
Contacto: es casi nada (Entrevista).............................................. 50
skepsis_21@hotmail.com - Comentarios sobre “Alto del sol”............................ 54
- Alto del sol.................................................................. 55
- Cantos de Sileno y Botetano..................................... 61
- Cuadernos de Tambillo............................................. 67
- Poemas sueltos. Antología básica............................ 73
PROEMIO peñó como docente del I.S.P. Jiménez Borja y, desde 1990 hasta la
actualidad, como catedrático de la Universidad Jorge Basadre.
Segundo Cancino es el poeta más importante de Tacna desde los
tiempos del post cautiverio. Que no se le haya reconocido como tal, poco A fines de los sesenta publica sus primeros poemas e inicia su
importa, ya sabemos que entre nosotros campea la medianía y el aplauso labor editorial, ya en 1970 lanza una antología poética titulada:
fácil para cualquier orador de verborrea chauvinista. Pocos han escapado “Selección elemental. Ocho poetas tacneños” que muestra la producción
al influjo del cívico y altisonante Federico Barreto, sus imitadores lírica del periodo 1950-1969, ese mismo año funda el grupo literario
conforman una grey. En un pueblo con exigua tradición literaria y atado “Inceptor” junto a Marco Nobel Villegas y el pintor Apolinar Suárez con
al trauma de la guerra, resulta poco menos que insólito el advenimiento
la colaboración de Guido Fernández de Córdova, con ellos dará vida a la
de un poeta como Cancino. Si es regla general que el escritor genial surge
de un largo desarrollo cultural, el caso de este poeta constituye una histórica revista “Kilka” (1970-1980). Al año siguiente publica una
excepción, y no es que Cancino no le haya cantado a Tacna y a su historia, segunda antología, “Por dos senderos. Poesía y cuento en Tacna”, además
pocos como él han sabido captar el alma de este pueblo plagado de de sus dos primeros libros: “Anda suelto el maligno” y “Diario de la
fantasmas, desde el vasto arenal costeño hasta el páramo andino, toda su ausencia y el recuerdo” –éste último por decisión personal no figura en su
poesía expresa esta dialéctica y en cierto modo nos da la síntesis de lo que bibliografía, al igual que “Regreso a Ítaca” de 1976–. Entra en contacto
somos y no somos. Tal la definición de su naturaleza poética, sin con poetas jóvenes y algunos consagrados, quienes conformarán un
desmedro, claro está, de sus múltiples atributos.
movimiento cultural de grandes proporciones que dio realce a Tacna en
Segundo Cancino Morales vino al mundo el 08 de diciembre de los años setenta. Como promotor desarrolló intensa actividad publicando
1948 en Huanuara, pueblo enclavado en la provincia altoandina de innumerables plaquetas de poesía en la colección Mojinete y a través del
Candarave, a casi 3500 metros sobre el mar. Sus primeros años sello Cruz del Sur. Entre 1974 y 1975 junto a Artidoro Velapatiño publicó
transcurrieron en esta villa de arrieros y agricultores, rodeado de las plaquetas de homenaje: “Comandante Che Guevara, presente” y
vegetación, de clima frígido y sol quemante. “Aquí nací./ Llamen como “Pablo, espada encendida” (Antología de Pablo Neruda); es relevante
quieran/ a este pueblo que alborota/ las viejas ráfagas del tiempo./ Es mi también su labor como editor de la revista “Kilka” (Cancino fue el alma
pueblo. Oigo el silbido/ que duerme en sus adentros”, escribirá en de esta revista). Todo ello sin dejar de escribir, fruto de este esfuerzo
“Cantos de Sileno y Botetano”. En este pueblo de la sierra tacneña trazó
aparecen: “La memoria del búho” en 1974, “Regreso a Ítaca” en 1976,
sus primeros sueños en breve pero fecunda estancia que, sin duda, marcó
su personalidad y definió su estro poético, estos recuerdos irrigarán los “Cacerías del viento” en 1977 y “Estrujamundos” en 1979. Esta primera
poemas que componen su trilogía: “Alto del sol”, “Cantos de Sileno y etapa de su producción poética destaca por su complejidad, desde el
Botetano” y “Cuadernos de Tambillo”. Culminada la niñez su familia se primer libro Cancino se impone a sí mismo un lenguaje nuevo,
traslada a Tacna: “Adriana abrumada por la serranía/ vino a probar desconcertante, de difícil discernimiento para el lector común, su poesía
suerte en Leoncio Prado/ mientras caminaba por el arenal/ hablaba con está impregnada de alusiones, símbolos y metáforas cercanos al barroco,
Alejandro/ hasta deslizarse de la penuria/ o resbalar incrédula en las en un constante ejercicio experimental que pretende socavar la entraña
aguas del único pozo/ construido sobre el desierto…” (en “Alto del sol”). misma de la palabra. Poesía en vilo –a decir de Washington Delgado–
Entonces Tacna empezaba a poblarse al otro lado del río Caramolle por
inmigrantes llegados de la zona andina, se crearon los pueblos jóvenes. filtrada por la angustia que sacude al individuo afincado en la
Alejandro y Adriana, padres del poeta, se establecieron en Leoncio marginalidad, frente al resto; como el lobo estepario de Hesse, Cancino
Prado. Estudió la secundaria en la G.U.E. Coronel Bolognesi, luego optó se vale de una figura simbólica: el búho ("Oh animal de los ojos de
la Escuela Normal Champagnat (hoy I.S.P. Jiménez Borja) para seguir la luciérnaga/ la noche calas y la ciudad de la peste y la calumnia./ Y posas
carrera de educador. Viajó a Lima para complementar sus estudios en la las patas/ sobre las calles esmaltadas de tísicos y de lápidas/ manchadas
Universidad Enrique Guzmán Valle (La Cantuta); de regreso se desem- de sangre/ y disimulo”), un ser distante y extraño que anuncia el apoca-
–3–
lipsis (“Les haré llegar mi canto/ que resonará por siempre en los olvidos, su gloria crecerá, como crece la sombra cuando el sol declina
(Choquehuanca dixit).
oídos.”) y enfila su mordaz crítica contra una sociedad deshumanizada
(“Me amuralla la peste. Y la ciudad de las telenovelas/ me desvalija y La presente antología no pretende ser definitiva ni mucho
apalea como el invierno”). Tal es la constante de su poesía hasta arribar a menos, es más un bosquejo a manera de homenaje. Se ha reunido la
“Estrujamundos”, una de las cumbres de la literatura peruana de todos los totalidad de poemarios publicados, salvo el que lleva por título “El libro
tiempos; con este libro, saturado de hermetismo, Cancino se sumerge en de los humores”, texto casi apócrifo aparecido en 1991 y que corresponde
las profundidades del yo. Hay tal sentimiento de desasosiego y a un episodio personal del autor; por razones obvias no se le ha incluido.
desamparo (la reciente muerte del padre queda expresada en el emotivo Además, se ha seleccionado un conjunto de poemas aparecidos en
poema: “Gabriel Alejandro, mi padre”) que Washington Delgado lo distintas revistas y periódicos, los mismos que complementan el corpus
poético agrupado en su bibliografía oficial. Se han respetado
emparenta con el “Trilce” de Vallejo, sin duda en el tono intenso,
escrupulosamente la ortografía y la disposición tipográfica de los poemas
angustioso y pánico ambas obras encuentran afinidad. Hay también en su tal como aparecen en las ediciones originales.
poesía una honda preocupación por entender a Tacna e interpretarla
ontológicamente, poemas como “AQUÍ EN LA VILLA SIN Con este primer número del suplemento HUMUS iniciamos la
METAFÍSICA QUÉ HAGO” y “conversando con guido fernández de serie de homenajes a los escritores más relevantes de Tacna.
córdova a propósito de una carta de jorge basadre” así lo atestiguan.
W.K.L.
De 1983 a 1986 dirige la revista de poesía “Mojinete”, junto a
Alberto Páucar y Hugo Salazar del Alcázar (otro gran poeta tacneño poco Tacna, abril 2012.
valorado). En 1984 publica “Memorial para vivir” y en 1990 “Poemas del
trasegador”; paralelamente entrega dos nuevas antologías: “Veinte años
de poesía en Tacna” (1987) donde analiza el movimiento literario surgido
con su generación, y “Lírica griega antigua” (1989). Asimismo, en 1991
emprende un nuevo proyecto: la revista “Parásito y huésped”, que ya
lleva cuatro números publicados y se mantiene aún vigente. Ha
publicado, también, importantes textos de carácter pedagógico. En estos
años la poesía de Cancino se torna menos hermética, dejando de lado la
visión apocalíptica en favor de una más introspectiva, testimonial y
salpicada con ligeras dosis de humor, conservando siempre su estilo
culterano.

Desde fines de los noventa inicia su travesía por el complejo


universo de la tacneñidad, en sus tres últimos poemarios nos entrega
parte de esta experiencia, con un estilo más apaciguado su escritura
adquiere la diafanidad propia de los temperamentos que saben aquilatar
con serenidad el paso del tiempo. Así, la trilogía que empieza con “Alto
del Sol” se desenvuelve en el desierto para luego trepar a las cumbres
altoandinas, no sin dejar testimonio de su paso por la urbe caótica con sus
conflictos cotidianos y sus eternos fantasmas. La obra de Cancino lleva la
impronta de lo perenne. Cuando todos acabemos en la fosa común de los

–4–
SEGUNDO
CANCINO

ANTOLOGÍA
GENERAL
Segundo Cancino
(Retrato a lápiz por Guztabo Lauracio)
ANDA SUELTO EL MALIGNO

(Ediciones Cruz del Sur. Tacna, febrero de 1971.


24 pp., 124 x 208 mm.
Impreso en la Editorial Santa María.
Cubierta: fotografía del autor)
1 cantando el ditirambo que enciende la carne
las garzas han dejado el aire.
“El maligno anda suelto”.
Entreabramos los poros
Apresúrate en refugiar tus cosas. hasta transpirar en el coágulo de los sismos.

Presientes quizá
que sea yo ese maligno,
o el diluvio, TESTIMONIO 2
o el fuego,
que incendia los cadáveres, De los mercenarios
o rompe el ombligo.
Como asonada de tigres,
desde nuestros instintos
2 tocando el tambor
mojamos en la sombra
Hace tiempo que algo anda mal. la pisada del tiempo.
Bocado de caimanes, Con manos de oligarca,
sabemos evadir la humedad de los desagües a través de las ciudades,
y resguardar en piedra la primavera. deslizamos el vértigo
o empujamos, con la lengua,
Los viejos se tumban a los cíclopes
y la desventaja desde el infierno.
mancha nuestra cara
que sabe de veranos Embarrados de cólera
y militancia. estremecemos los días
y los paisajes,
Hace tiempo que algo anda mal. y envenenamos los caminos
Pero la toma de conciencia por los que transcurres
es poema peligroso. como alado corcel.

Nos arraigamos
3 como las moscas
en las sajaduras
Por el ruido de nuestros fusiles y, con apetito
el apocalipsis se aproxima a los árboles. de malignos,
almorzamos.
Y porque adoramos el estómago de los leones
y almorzamos con cubiertos encanecidos Edificando montículos
–9–
de terribles desventuras
aterramos y consolamos
a nuestros congéneres.

TESTIMONIO 4 TESTIMONIO 6

De Lázaro sobre los opulentos De San Valentín a los enamorados

Como el Tío Sam, Ahuyentando a los leprosos


en residenciales de gula que arden entre las moscas,
desnudan sus deleites rompo lentos hidrosaurios
cultivando tiburones. habitados por la sombra;

En sus almacenes, quiebro la malicia


sometiendo a musgos y palomas, de ciertos animales
despiertan los arpones. y me aproximo
como cuchillo de carnicero
Y manteniendo el invierno, a las flores de Baudelaire;
como perfume,
en el overol de las abejas y, ensombreciendo la rutina
viajan de plazas y hoteles
sobre la comezón del sueño. (picoteados de enamorados),
barro la chatarra
No adelgazan sus mesas. olvidada sobre árboles y riachuelos
y sofoco los huracanes
Al ver sus cadáveres que atisban la alcoba;
entre analgésicos
y mágicos brebajes, y sobre la rigidez de los “Polaris”,
evocan con nostalgia deshaciendo jaulas, filtros
a Henri Rousseau. y noches de luna
-atestadas de aullidos-
abro mis puertas
negando hospedaje
a juanes y celestinas.

–10–
DIARIO DE LA AUSENCIA
Y EL RECUERDO

(Ediciones Cruz del Sur. Tacna, setiembre de 1971.


28 pp., 136 x 164 mm.
Impreso en la Editorial Santa María
Cubierta: Favio Magalhaes)
MIENTRAS EL VERANO SACIA MI CUERPO Mientras hablan
extienden los brazos
Mientras el verano sacia mi cuerpo para dibujar en el aire
tengo los ojos abiertos hacia el mar. la luz inagotable;

Estirando los brazos, o caminan


empuñando recuerdos, contemplando los adornos
remo fuerte que componen
hasta arribar a tu sangre. la ciudad;

Como navegante ya en puerto, o se detienen


mientras sueñan los automóviles tocan el ensueño
y descansan y el recuerdo
los sobresaltos de los radios, que surgen
en espacios innumerables, por los ojos.
tomando la pluma,
prendo hogueras Se miran
y desembarcando años hasta que toda soledad
escribo tu biografía: sea borrada
por los pájaros.
destruyó todo egoísmo,
apuñaló a la ausencia Tomándose de las manos
y, repartiendo estrellas, habitan la palpitante alegría
separó que imaginan.
la soledad de mis cabellos.
En este parque de amor
los niños
FLORENCIA espantarán al silencio
con sus juguetes.
Refiere nuestra historia:
No se conocieron.

Pero desde un buen día


suelen hallarse tarde tras tarde.
Narrando anécdotas
arman un otoño
o ríen,
si están contentos.

–13–
CÁNTARO DE CLARIDADES

1 2
Mi clamor se dibuja Tú que atas mis ojos a tus ojos,
hasta ser cántaro de claridades, déjame olvidar
júbilo armonizado sobre el viento. a quienes ganaron la última guerra
llenando de cadáveres el granero.
Toma mi boca que se desprende Tú que atas mi boca a tu boca,
mordiendo el relámpago déjame olvidar
enterrado en tus manos; a quienes arden
reanudando el toque de los tambores.
Toma mi boca Tú que atas mis manos a tus manos,
para que aflore la yerba déjame olvidar
sobre la ausencia y el congelamiento. a quienes aún como linces
rastrean los rebaños de Abel.
Tu piel
enmudece Sobre tu rostro,
en la sed, déjame que haga nuestros
en el ave que inaugura su vuelo el pan, el vino, el día.
y en el agua
que toca tus pies matutinos.

Ya puerto humedecido de pájaros,


tiempo multiplicando la fertilidad,
hombre desparramado en el surco,
sé trigo, canto y río.

–14–
“LA MEMORIA DEL BÚHO”
“En este su nuevo libro, Segundo Cancino nos entrega una poesía testimonial de belleza apocalíptica.
Una poesía que describe, critica y señala con ironía. Una poesía hecha con brillantes imágenes y con
una concepción muy personal de la realidad. Una poesía perdurable sin duda, digna de figurar en las
más exigentes antologías.”

Livio Gómez

Publicado en el diario CORREO, sección BIBLIOCORREO. Tacna, miércoles 31 de julio de 1974.

–15–
LA MEMORIA DEL BÚHO

(Ediciones Cruz del Sur. Tacna, junio de 1974.


71 pp., 161 x 163 mm.
Impreso en la Editorial Santa María.
Cubierta: Apolinar Suárez)
ARTE POÉTICA
Dejo oír mi canto:
soy la estación de los lagartos.
Arremolinando la carne,
soy el licor de los festejos.
Escúchenme:
REYNO DE LA MEMORIA soy el cisne
y el otoño a
El yo del menhir n
llegó en los pechos de la lluvia u
doblando n
el desleído estómago del viento. c
i
Soñó el fuego o.
y el tiempo.

Desayunó su cuerpo
de noble escultor
hasta que una tarde
ebrios los pájaros
olvidáronle en el polvo. DE NUEVO, ARTE POÉTICA
Oculta el agua Dejen oír mi canto:
invitó al simio soy la estación de los tambores.
a festejarse de arcilla, Arremolinando la sangre
sepultando al menhir no veo a las libélulas:
en la memoria del B soy la pólvora que humea.
ú Escúchenme:
h soy el cisne
o. los escombros a
n
u
n
c
i
o.

–19–
3
para Apolinar Suárez.

Entre los bodegones surrealistas hallé la soledad MAL DE LA LENGUA Y LAS ENCÍAS
y los vientos de la comarca allanada.
Me amuralla la peste. Y la ciudad de las telenovelas
Bailé sobre el parto prematuro de nuestras mujeres me desvalija y apalea como el invierno,
hasta dormir en la ceniza. balbucear al menos me es difícil.
Dichosos sean los que a pesar
Y hallé el junco senil de la amargura de la piel atardecida, de los analgésicos y de los nervios
y la humedad que sólo derrama brebajes sobre la mesa devastados, escuchan a David,
hasta hincharnos el vientre. y corren como la corza y el cervatillo
acariciando álamos y girasoles.
Vivo junto a los que diezmaron los geranios. Dichosos sean los que al sentirse bien
de la lengua y las encías
hablan de la rosa, de la brisa y de la luna,
y viven cubiertos de rocío
y, tocando la cítara,
alegran los convites
hasta quedar exhaustos entre cosméticos
y nervaduras de fuego.
Dichosos sean aunque las moscas
4 palpiten en mi cuello, llagado
por la primera y la segunda bestias
La aurora apresura el vuelo de los pájaros. y el dragón de Juan.
Dichosos sean aunque el tiempo
Buscándote como náufrago, se alimente en cada pesar
atisbo el sudor de tu cuerpo, y en cada mesa ahogada.
junto a la sed de la greda extenuada. Colándome como las ratas,
por los alcantarillados,
Ignoras el desembarcadero de la dicha mal de la lengua y las encías,
y el iluminado camino de las palabras. les haré llegar mi canto
que resonará por siempre en los oídos.
Sólo el siniestro ronda en tu casa.

–20–
VARÓN DE US llena de manantiales sus ojos y de charcos
sus mejillas;
En el país de US, y al ver que junto a las garzas
temeroso de Eichmann y la violencia, se solean los Krupp, el moho y la hiel,
rodeado de bueyes y muchos criados, anochecen sus cabellos
mora un varón: y el pozo en que bebe
oh hijo de Yavé y bebe su rebaño.
entre las víboras y los estercoleros Bien sabes Y
yergues tu cuerpo. a
De úlceras rodeo v
sus campos de golf y de catástrofes. é
A pesar de la náusea y del vértigo que tuya es su tienda
Mahatma y secas los abrevaderos
se dirige a Baldad, a Eliú y a Sofar; y esparces sobre la tierra
y nos habla tabernas y tertulias y miseria
de las viñas desoladas, y bramidos y espamos y pústulas.
de los campos de concentración, Sin embargo no brota de mis labios
del colibrí nos habla y de la gacela una sola palabra abundante en espinas
y del Ku Klux Klan, y de los médanos y alacranes.
por el vendaval tumbados en oriente. Y en una esquina
El varón bloqueada de trasgos y ampollas y cataclismos,
muestra sus sandalias lo abandonas
devastadas por las bombas de napalm; exhausto y solo
y ordena a sus siervos con una Coca-Cola
que dejen de tocar el arpa y las guitarras, que no refrescará sus heridas
y embarra ni el tiempo anginoso y destartalado.
con insecticidas y azufre mi piel
separada de los árboles,
de los pájaros
y de los sueños.
Oh padre de la lluvia,
tu casta es de extraños y agonías
que se agazapan como el páramo
sobre el nardo, el áloe y los ascensores
para usurpar mi morada
de cemento y de hierro retorcido.
La soledad y los B52
al varón de US
acuchillan y a su prole.
Con tristeza,
–21–
DESDE LA CURVA DEL BÚHO ACECHO DE HOLOFERNES

Oh animal de los ojos de luciérnaga a Hanoi y a Betulia


la noche calas y la ciudad de la peste y la calumnia. asedia Holofernes
Y posas las patas dentro de todas las mieses
sobre las calles esmaltadas de tísicos y de lápidas y de todos los manantiales
manchadas de sangre siembra misiles
y disimulo. convoca a sus capitanes y oficiales
Y sientes una calma y sobrecoge de terror a todos
invadida de chirimachas de perros famélicos los habitantes de la tierra
y de bocas pintadas de congoja. con los phantom acosa
(La ciudad como siempre se adormila a Bertrand Russell
y en carnal remolino a los trigales de John Lennon
tose y se apolilla; bombardea
sin embargo como siempre señor del relámpago
viste de reyna y arrogancia, en todos los confines
y sonríe hecho una langosta
a mastines y cernícalos) los valles arrasa
Oh animal de los ojos de luciérnaga y cubre de ceniza el aire
harto y se apodera de mis ojos
de techos mezquinos y de mansiones y ruge dentro de mi casa
tapizadas con banquetes y mendrugos, como el león de la Metro Goldwyn
dilatas tus pupilas
abrigándote de la peste y la calumnia: ¿No vendrá otra viuda como Judith?

la ciudad como siempre


siembra sus cadáveres
y se regocija.

–22–
REGRESO A ÍTACA

(Colección de poesía Mojinete 3. Tacna, febrero de 1976.


Plaqueta de 6 pp. plegables, 146 x 177 mm.
Impreso en la Editorial Santa María.
Cubierta: Apolinar Suárez)
(Por razones ajenas a nuestra voluntad no hemos podido dar con la plaqueta “Regreso a Ítaca”.
Los dos poemas aquí consignados han sido extraídos de la breve antología que publicó Livio
Gómez en la revista CONTEXTO Nº 7-8, Tacna, enero de 1987.)
1
SIN RENCOR DE SORDO AMOR (I)
he despertado en ti y a ti vuelvo
insignificante sin barco ni ola de gran océano no
desfavorecido por los años soporto más enredos
en extremo entre montescos y capuletos
se precipitan sobre lo que resta de Ítaca subyace en el fondo
Penélope cierto sabor a espina
oí decir en un reino y
“… a quien las divinidades compadecen sin rencor de sordo amor
siempre hallan felicidad” soy
(les contaré
oí también sin injuriar al Dios de Abraham)
en otro reino el murciélago
“la gente cambia, y sonríe: pero la agonía perdura” sosteniéndose patas arriba
a la tribalidad
nadie puede alterar que desiguala
el encolerizado rumbo del viento dije
ni el siniestro presagio que aniquila
que muda nuestra sonrisa y nos transfigura
en carnoso aullido

–25–
CARTA DE BASADRE A CANCINO

Lima, 26 de setiembre de 1977


Señor
Segundo Cancino
Casilla 374
Tacna

Muy estimado amigo:

Quedo muy agradecido ante su gesto al enviarme un ejemplar de su libro


Cacerías del viento que edita “Cruz del Sur” (¿qué se hizo “Mojinete”?) en agosto del
presente año.

Leo con fruición sus versos y me encantan la variedad, la riqueza y la


agilidad de su vocabulario para expresar su peculiar sensibilidad. Sé muy bien que es una
tontería hablar de preferencias ante lo que forma un bello todo; pero, como burdo testimonio,
señalaré a “Con Diógenes, Kafka y Marita fuera de la ciudad en el paraíso” y a “En la fontana
de Trevi” donde, al lado de dos grandes poetas peruanos, está mencionado mi gran amigo
Rafael Heliodoro Valle cuyo premio me fue otorgado ante general silencio.

Muy bien, Segundo Cancino! ¡Muchas gracias! Y ¡cuánto sentí que Pablo de
Madelengoitia no hiciera caso a la “Cantata tacneña” en su frustrado documental!

Cordialmente suyo,

Jorge Basadre.

Publicado en la revista CONTEXTO Nº 5-6. Tacna, abril de 1984.

–27–
CACERÍAS DEL VIENTO

(Ediciones Cruz del Sur. Tacna, agosto de 1977.


59 pp., 126 x 182 mm.
Impreso en la Editorial Santa María.
Cubierta del autor)
poema
Esta lengua,
atiborrada
de cables latas
y relojes,
parte a ver si sobra
un poco de sol,
una sílaba
curtida
con abedules: hay demasiada tos
tropieza y sequía
con las cacerías
del viento. Pero aún mis dedos se empinan:
sobre esta hoja de papel,
recuerdan cómo,
alimentados por el aire,
pienso… soñaban los pájaros
que en mi mesa
pienso en el viento florecían las estrellas.
que deshoja
el envejecido vuelo Hay demasiada tos y sequía
de los murciélagos y sólo falta el estampido
si no me deshoja final de los pájaros.
su feroz chasquido Si esto sucede
si no me oxidan no abras la ventana
las brumas del invierno con mucho lirismo:
veré agitarse simplemente
la luz de la luna es otro tiempo.
en el fecundo vuelo
de las moscas
veo ¿lo ves tú?
franquea el poco
de sonrisa fresca
que aún queda
sobre la imagen
fragmentada
de las rosas

–31–
que cubría las piedras
puntiagudas de las calles
ni la pálida luz
del candil combatiendo
la oscuridad y ese modo tuyo
de asustarme con los duendes
que rondan el pueblo cuando
es de noche y ahora me esperan
mi mujer y dos hijos
uno de ellos la mujercita
según veo se te parece
escucha hablamos de cómo
pasar el día sin que grazne
el estómago y disculpa
la interrupción vivo
con apuro y la soledad
RACONTO escruta retuerce nuestros
sueños y no queda ahora tiempo
(y llegó el momento para seguir ubicándonos
de recordarte aguardándome con ternura pero créeme
en tu silencio bajo aún veo dieciséis años
la sombra del viejo eucalipto después crecer bajo la sombra
y el mismo amor que acariciaba del viejo eucalipto
mis cabellos terrosos tu acostumbrado silencio)
eventualmente limpios suaves
como las brisas de verano
devela a mi curiosidad
el misterio del otoño
y también el de las palabras
el mismo amor el mismo
sigue explicándose
en verdad la verdad
de mis mentiras explicándome
porque espulgaba
su cuerpo junto al sol
de agosto junto a la copiosa
lluvia de enero pero
dieciséis años después
no siento el estiércol tibio

–32–
roería las retinas del buen Thomas
ni los motores diesel
joderían tanto el oleaje del mar
ni sería ésta la historia de la perdiz
acorralada por el trueno
historia que se introduce
como la hora de la comida
en la sonrisa del filósofo
sería más bien
la presencia de la alegría
en todos los puestos de fruta:
ahora, junto a nuestros ojos brillantes,
crecería el olor del naranjo
con todo el sol entre las pepas.
el pasado recorre mi casa Pero fíjense lo escrito
parece parte del naufragio,
El polvo, estancado manera poco saludable, gris,
en los presagios y en los eucaliptos, de estar bajo el cielo:
me ajusta la correa: el pasado tiene los nervios en punta,
mi ombligo esclusa es aun en su propio amor se congela.
batiéndose contra el silencio. Ánimo. Mañana
Así, entre mis pestañas, asómate a la calle. Llama por teléfono. Silba.
un hálito retoza; Antes, pon un clavo
sobre los tejados, desvía en la pared de tu casa
el vendaval, la neblina y cuelga la fotografía de tus hijos:
que oscurece tal vez se asome el porvenir,
los surtidores de leche, tal vez el polvo se disipe.
el cuerpo que se imagina
confundido con los heliótropos:
si no imaginamos
seríamos el W.C. de la creación
la creación,
guardada por acorazados,
uñas, ángeles de fuego,
opina si se hubieran disuelto las nubes
en nuestro espíritu
no cabrían
brumas ni aullidos
ni un Davos Platz

–33–
con diógenes, kafka y marita 2 a.m.
fuera de la ciudad, unos ingresan por un ojal a la soledad
iluminados o parpadeantes;
en el paraíso
otros crecen
como iguanas en los maceteros.
Dejo la ciudad, edificada,
No, no puedo bostezar
a pesar del silbido del viento,
a esta hora,
sobre la tímida claridad
no es la hora Marita
acuñada en la arena.
de abanicar nuestros brazos;
Dejo la ciudad.
de eludir, en el closet,
Y llevo
los rigores del viento;
junto, junto a mí
de ir a la siesta
y en esta hora,
con nombres
llevo a Diógenes
estrictamente
llevo a Kafka.
confidenciales;
Kilómetro 6.
de llenar, en los bolsillos,
Salgo al encuentro
el humo
de mis 28 años
de nuestros abuelos:
ocultos en los pezones de Marita
en casa,
apenas caben en los ojos fijos de los peces
se oye apenas la brisa
y en las primeras hojas de la primavera.
carcomiendo las paredes;
El filósofo,
apenas la agonía disputa a las polillas
hombre de cuerda ojos de neón
el corazón de la madera;
enciende un fósforo;
sobre el sofá
a contraluz,
apenas rueda el año
separando su edad de la mía,
y se enreda
sueña con las húmedas colinas de Irlanda,
el gramófono
sueña recorriendo, de la mano con la primavera,
la voz triste de Climinestra.
los bulevares de París;
No es la hora.
poniéndose de perfil
Chau, Marita.
incauta la espuma volátil de los vasos
Diógenes, adiós.
y habla… habla… habla…
Adiós, Kafka.
con muchos pelos en la lengua.
Y Kafka:
Kafka no puede hoy, sábado 18 de setiembre de 1976,
no puede deambular desnudo,
no puede quitarse esta jaqueca;
en la billetera,
no puede ordenar
el cabello estropeado de Beethoven.

–34–
POESÍA EN VILO fracasos, es decir poesía de alta tensión que corre a lo largo de
atormentados versos como un incendio desatado e imprevisible.
La obra literaria de Segundo Cancino constituye un cuerpo ya
respetable que va desde “Anda suelto el maligno”, publicado en 1971, La actitud poética de Segundo Cancino puede ser el paradigma
hasta “Cacerías del viento”, en 1977. Sin embargo, Segundo Cancino es de la última generación literaria peruana. De hecho, es una actitud
un poeta todavía joven y pienso que lo será siempre, porque su juventud poética muy diferente a la que predominaba en mi generación.
no es tanto una cuestión de edad cuanto una posición estética. Casualmente, mientras escribo este prólogo, han aparecido en un diario
algunos poemas de Juan Gonzalo Rose, gran poeta de la llamada
La poesía es un vasto campo de actividad artística y hay muchas “generación del cincuenta”. Uno de estos poemas últimos de Juan
maneras de escribirla. Segundo Cancino ha preferido siempre una poesía Gonzalo guarda cierta semejanza temática con un texto de
experimental y la ha asumido constantemente como un riesgo. Cada libro “Estrujamundos”. El poema de Juan Gonzalo Rose se titula “Retorno a
suyo es una aventura distinta que se desenvuelve de acuerdo a normas las canciones” y comienza así:
propias y singulares, lo que contribuirá, según creo, a la desorientación
de la crítica en el futuro y, por lo pronto, la ha obligado a permanecer Retorno a las canciones que cantábamos
prácticamente muda. sumidos en silencio;
canciones pronunciadas por los ojos
Experimentación incesante, aventura continua, permanente cuando el río era sólo las crines del caballo,
riesgo, son las coordenadas entre las que discurre la poesía de Segundo el caballo era el viento
Cancino, siempre en vilo, sostenida por un espíritu tenaz que no descansa y el viento una costumbre delgada en el espejo.
nunca. Confieso, sin embargo, que al leer “Cacerías del viento”, pensé
que el aventurero se aproximaba al puerto y se disponía a vivir en una Nombrábamos el mundo con miradas
tierra difícilmente alcanzada. En ese libro se empezaba a discernir un en aquellas edades que plácemes nos dieron.
orden clásico, una equilibrada armonía que parecía indicar un futuro
adensamiento, una próxima obra más claramente serena. Pero no ha Jamás llamamos rosas a las rosas.
sucedido así: “Estrujamundos” es nuevamente un libro entrecortado y
experimental, riesgoso y aventurado, sostenido en vilo por un espíritu Sin embargo el rosal la rosa daba
tenaz e incapaz de descanso. y ya el amor con desnudado traje
la cama de la tierra perfumaba.
La forma poética temblorosa y cambiante, la actitud creadora en
perpetua renovación sobresaltada corresponden a un espíritu angustiado, En este fragmento se puede notar una temblorosa emoción que
víctima inerme de un mundo cruel y absurdo. La angustia es la substancia yo me atrevería a llamar romántica, pero también hay una armonía y un
propia de Segundo Cancino, la raíz profunda de su creación poética. Para orden netamente clásicos que atempera la irracionalidad de las imágenes
encontrarle un parentesco cercano es necesario remontarse hasta heredadas del viejo vanguardismo. La primera imagen contradictoria del
“Trilce”, libro también angustiadísimo, también siempre en vilo y a poema (“Cantábamos en silencio”) evoca con exacta precisión un mundo
riesgo de caer y que no alcanza nunca una tierra segura, una norma juvenil, una edad primaveral y cantarina, pero también tímida, callada o
poética clara en la cual apoyarse. “Trilce” da la sensación de un fracaso intimista. Luego, de una manera que podríamos denominar lógica o, por
ha dicho Jorge Basadre, pero –agregaba- de un estupendo fracaso. Así es lo menos, consecuente, viene una sucesión de imágenes irracionales:
también la poesía de Segundo Cancino: una sucesión de estupendos “…el río era sólo las crines del caballo,/ el caballo era el viento/ y el

Prólogo al poemario ESTRUJAMUNDOS (Tacna, 1979).


–35–
viento una costumbre delgada en el espejo”. Fluidez, plasticidad, imágenes caso de Juan Gonzalo Rose, el mundo material continuaba una existencia
prontas que describen con admirable naturalidad la juventud perdida, indomeñada y ajena a la poesía (“el rosal rosas daba”); para Segundo
fluyente también y también plástica, destellante, imaginativa. Después de Cancino, en cambio, el desgarro materialista no ahoga totalmente el
esta evocación personal y honda, Juan Gonzalo define poéticamente el espíritu: “igual la nostalgia le deshizo el nudo de la corbata”; para Cancino,
carácter literario de los años cincuenta: “nombrábamos el mundo con en suma, la poesía no se sobrepone ni se aparta del mundo circundante, se
miradas… jamás llamamos rosas a las rosas”. La poesía de esos años era, instala angustiosamente en su propio centro: “Quien develaba una
efectivamente, un profundo impulso espiritual que se sobreponía al mundo metáfora, medía la tormenta. Punto”. El recuerdo, que generaba en el
material que la rodeaba, aunque sabiendo oscuramente que no llegaría a poema de Gonzalo una melancolía melodiosa y fluyente, se convierte en el
dominarlo (“sin embargo el rosal la rosa daba”). Los versos de Juan texto de Cancino, en una angustia entrecortada y acezante que marcha a
Gonzalo son dúctiles y armoniosos, las imágenes nítidas y precisas, las tropezones entre incisos, pausas y aclaraciones: “Usted, curtido lobo,
sílabas contadas sin amaneramiento y la rima imprevista en que remata una decía, mientras colocaba trampas,/ el exilio es lamentablemente
serie de versos blancos le da placidez, serenidad y quietud a la ácida necesario”. Cabría señalar aún, que la íntima melodía del poema de Juan
melancolía en que se desenvuelve la evocación de una juventud perdida. Gonzalo se apoya en un ritmo tradicional de endecasílabos y heptasílabos.
En el breve texto de Cancino, los versos son absolutamente libres, sin
El texto de “Estrujamundos” que de algún modo puede medida ni acentos sabiamente distribuidos.
compararse al fragmento citado de Juan Gonzalo, es el siguiente:
Espero que esta acaso inopinada y algo larga comparación de un
reencuentro texto poético de Segundo Cancino con otro de un gran poeta de la
generación anterior, Juan Gonzalo Rose, haya servido para destacar su
Un montón de cosas atestiguan estos años. originalidad apasionada, su clara voluntad poética, su intensidad
Vr. gr. Los muchachos cambiamos a Sartre por media cerveza expresiva. En el panorama de la poesía peruana última, Segundo Cancino
helada. es una de las cimas más altas. En su estilo áspero, peligroso, siempre
Usted, curtido lobo, decía, mientras colocaba trampas, inesperado, este libro que prologo con honda simpatía, sigue manteniendo
el exilio es lamentablemente necesario: en vilo la poesía, tenazmente y sin descanso.
igual la nostalgia le deshizo el nudo de la corbata.
Quien develaba una metáfora, medía la tormenta. Punto. Lima, octubre de 1979.
El propio ayer lleva intrigado los calcetines a la lavandería.
WASHINGTON DELGADO
En este texto hay elementos semejantes al poema de Juan
Gonzalo: evocación melancólica de un pasado juvenil, contraste entre
realidad y poesía, definición del papel jugado por las imágenes, fluencia
incontenible del tiempo. Sin embargo, el orden en que se presentan estos
elementos es distinto; no es siquiera un orden sino, más bien, un desorden.
El poema comienza con unos prosaísmos turbadores: “un montón de
cosas”, “vr. gr.”, para señalar en seguida la situación espiritual de la nueva
generación: “cambiamos a Sartre por media cerveza helada”. En el poema
de Juan Gonzalo el impulso espiritual se superponía a la realidad
circundante; en el texto de Cancino, ese impulso espiritual naufraga, pero
del naufrgaio surge un nuevo espíritu que prefiere la embriaguez personal e
inmediata proporcionada por la cerveza a la embriaguez conceptual y
mediata de la filosofía, de la literatura, de las lecturas intelectuales. En el

–36–
ESTRUJAMUNDOS

(Ediciones Sadín, colección “El Sauce”. Tacna, noviembre de 1979.


85 pp., 181 x 211 mm.
Impreso en la Editorial Santa María.
Prólogo de Washington Delgado
Cubierta: Widdo)
más hondo y aprisa
transeúnte ido del sueño
(Espanta con el sombrero
Cómo iba a soñar la nube terca.
sobre abúlicos arrecifes: Los faros intactos
el trompo dejan la sílaba polvorienta,
a oscuras el más sombrío potro dejan
se desploma. si enturbia
En mis anteojos, mugido y madrigal.
abúlicos el aire la ingle. El océano clarea
En la dispersa y oscura toalla y faringe,
vegetación que apenas las muelas sepan
traspone el desierto, barrida las intemperies.
transeúnte Más hondo y aprisa
ido del sueño: espanta con el sombrero
cómo iba a soñar. la nube terca,
el nublado horizonte).

soledad
yendo
a explorar el mar
tupido de cañerías
quejas vaticinios
de rapiña entre las flores enarbolo rutilante
viñedos fábulas
A qué decir cuervo. A qué puertos que retienen
sonámbula eternidad: sombreros y relojes
mira el terral
estornuda ave troca
de rapiña entre las flores. el cuaderno de bitácora
en ermitaño
montículo de arena
la misma
harta soledad

–39–
estrujamundos tras el vuelo del fúnebre búho
vagamos entre todo aquello que sin hábito de profundidad se todo es brumoso inaudible las horas guardan el amor custo-
desmenuza o se devora estrujamundos duros son los días y un diado por viejos proverbios y el fúnebre búho alza vuelo
concierto de murciélagos enciende el despeñadero cuando tras las mamparas se encrestan los gallos

poseo la oscura saliva por donde apenas avanza el vientecillo junto al cepillo de dientes deja de cabalgar bucólico sol ajo
asmático de tu boca ceñido a la intemperie y a las sucias y jauría arcada y dentadura donde el hostilizado gorjeo de
bombillas de neón haz sitio he aquí la ciudad sus pálidas las retretas coincide con el acantilado
redes y el madrigal que deviene en espeluznante ciénaga

bajo cerrazón en la ciudad los que jamás canturrearon en la


llamado a rodar mira a través de las claraboyas se deslizan copa de los árboles anuncian la penumbra que cae furtiva
junto a oxidados escarabajos máscaras y anónimos espejismos por los ojos pues los enormes cuervos que emergen tras el
pero no bien caigan el guerrero y el aneurisma confórtate vuelo del fúnebre búho apuran el muro levantado con nuestras
parchando tus neuronas en donde menos cavile el otoño o se cicatrices
apenumbre nuestro hermético fantasma

ahora en los garajes apenas da créditos al carrizo habitado


edad no afín a la euforia busca el refugio de las aves mayores por la neblina ignoremos el graznido que pule el olor de las
y no regañes cuesta arriba con el corazón preserva el fuego carnicerías y confunde los bebederos
íntimo a las fruterías y tanto el sol como la luna no concurran
hastiados a los párpados ni bajo tierra hueros los signos del
zodíaco palpen inhóspita calavera calla ni tú ni yo podemos
con este pésimo optimismo

–40–
sopla mi rostro… después de haber vivido en blue-jeans
La madrugada, escueta, penetrante, después de haber vivido en blue-jeans, cada mañana,
cambia los pulmones siguiendo el curso de las águilas, chiflo
del gran hotel: a la gaviota llegada desde el mar.
desde el desierto Jamás te asuste
viene mi boca la mujer que sangra cerca a los bueyes.
llena de zumos amargos, Así, cuando jode el caliche o enverruguen
el mecánico terral puquio y alero,
apaga el vaivén de las hojas. confío en el necesario poder de los cerros.
Sopla mi rostro vencido
hacia donde la libélula
deposita sus presagios.

–41–
rota la calzada segundo urbano, mi abuelo
sorprende Cuando traía las lluvias
siempre el boquete a nuestra dentadura: bajo su barba enorme
en el centro de la plaza, ejercía a voluntad
el reloj detenido; el curso de la vida:
bajo los eucaliptos por los pequeños riachuelos,
el sombrero con la copa hacia abajo. dejaba ir toda la niñez
Literalmente, hasta observarla
antes de la siesta atareada
y/o el lucero, cerca a la mar.
quedamos con la noche Ha pasado el tiempo:
sobre la cabeza: para saber
el puma surge cómo traía las lluvias,
junto a la luna; detengo las nubes
confundido, bajo su barba enorme.
el más pequeño.
Los eucaliptos tienen escalofrío.

–42–
CANCINO: EXPERIMENTO Y EQUILIBRIO - ¿Qué papel juega la poesía en la vida espiritual de los pueblos?

Por Livio Gómez - Creo que fundamentalmente la poesía está ligada con la razón de ser del
hombre. Es una de las manifestaciones que quizás toca más hondamente
- ¿Qué representa Kilka para la poesía tacneña? lo humano. Y, por lo mismo, enriquece la continuidad de los pueblos.
Como es sabido, a muchos pueblos los conocemos por sus poetas, que
- Un medio que ha permitido que los poetas de Tacna se den a conocer y expresan sus síntesis.
tomen contacto con poetas y con escritores de otras latitudes. De esta
forma han podido los poetas locales contrastar su experiencia con la de
otros poetas.

- ¿Cuál de tus poemarios publicados crees que es el más importante y


por qué?

- Aunque es difícil que el autor pueda preferir un libro sobre otro, me


parece que uno de los más importantes por su estructura y propuesta es
Estrujamundos.

- ¿A qué se debe el hecho de que en tu reciente libro, Memorial para


vivir, usas un lenguaje distinto al de tus anteriores libros?

- Creo que mis libros oscilan entre la experimentación del lenguaje y el


equilibrio clásico. Algunos de ellos, fundamentalmente, traducen una
búsqueda de ritmos ya conocidos y que, de una u otra forma, se vinculan a
los cánones preestablecidos. Específicamente en el último libro, el
lenguaje responde, en su primera parte, a las necesidades expresivas de
un transeúnte citadino, pues creo que los metros elegidos, y aún el ritmo y
los referentes, guardan relación con este contexto. En la tercera parte, que
a mí me interesa en forma particular, se advierte claramente una
variación, tanto a nivel expresivo como a sus referentes. Esto se explica
porque fundamentalmente trato de captar mis vivencias en la zona andina
de Tacna.

Entrevista de Livio Gómez, publicada en la revista PIEDRA FILOSOFAL, Nº 1. Revista poética del Dpto. Académico de Ciencias Sociales y
Humanidades de la U.N.J.B.G. (Tacna, Enero de 1985)

–43–
A principios de los años 80. De izquierda a derecha: Miguel Arribasplata, Livio Gómez y
Segundo Cancino. Foto: Archivo de Livio Gómez. Cortesía de Luis Chambilla H.
MEMORIAL PARA VIVIR

(Ediciones Mojinete. Tacna, agosto de 1984.


62 pp., 136 x 198 mm.
Impreso en la Editorial Santa María.
Cubierta: Guido Fernández de Córdova)
CAEN LAS FLORES
PUEDE SER UNA HISTORIA
Caen las flores
Bien puede ser una historia: heladas sobre el tiempo que fuimos.
un huraño montón de sombras La puerta
traspasa la vigilia, mañana
y hace inútil por la mañana,
todo el frío cuando lejos
de los bronquios. de una lata de conserva
A la zaga del desierto, respiramos el aire del mar,
se abanica como el girasol apacible
y conserva como una fábula
a la tísica lagartija no hace más que reconocer tu voz:
con sabor brisa en silencio.
a canto Al pie de los álamos,
ninguna memoria
disemina errónea polvareda
ni cruza vacilante
la plaza orinada por los perros.

EN ESTA CALLE
ASEDIO DE LA TRISTEZA
En esta calle
Triste el susurro que tristísimo la vía láctea
descarna los labios. yace oscura.
El nombre del amor que amábamos Un dios primitivo
suena a conversación comienza a germinar
deshabitada. Y la desnudez iluso en todos los rincones.
de las estaciones y la naranja amarga
aflige a la araña hiéreme el paladar.
escindida de la ternura. Pero una tórtola,
Bajo la sombra de los álamos salida de la nieve,
alguien aúlla inmóvil. me recuerda
Con este único fin el latir tranquilo del pueblo.
basta mirar tus ojos. Siempre entre
la entraña de la tierra
y la lluvia.

–47–
(la lluvia)
Para tener siempre refugio
contra la imprecisa oscuridad de otros seres,
atenta se perfila la lluvia
desde el fondo de sus pupilas.
Ahora da cuenta
de la fábula que regresa la ternura
de los bovinos:
PERMANENCIA el aliento huele a lucero; y el día
entero pasa a nuestra casa,
Veo una foto sobre mi mesa. y se echa sin premura a calentar la ropa.
Había olvidado mis años, y las certidumbres Somos cuerpo iluminado por las lluvias
que pudrió la garúa. donde resplandecen las ánimas.
En medio del arenal,
deletreo el rostro que asoma:
ya no gravita el ayer que silbaba
fosforescente en la memoria.
Como si, en realidad, lo inesperado
(paisaje III)
anocheciera la mesa,
contemplo cómo la pipa queda sin fuego El último eucalipto.
y encalla el eco de tu voz. La sombra de las estaciones.
El otoño cubre todo con hojas amarillas. Febrero.
Afuera sólo los gatos El ciego cacareo
acampan y prenden sus ojos. llama a la neblina.
Y los zorros se aproximan.
Ebrios van borrando el mediodía.
La luna
tiene un boquete en mi corazón.
Entre la neblina
los sapos.
En la boca
y las fosas nasales,
el crepúsculo.

–48–
POEMAS DEL TRASEGADOR

(Ediciones Mojinete. Tacna, marzo de 1990.


48 pp., 111 x 158 mm.
Publicación auspiciada por el CONCYTEC.
Impreso en la Editorial Santa María.
Cubierta: Jorge Segura)
TACNA 26 DE MAYO

1
Digamos que aún hay
AUTOCRÍTICA muertos en el desierto.
El silencio se torna más blanco que la cal viva.
Un borrón Pero en las calles las habladurías de la gente
después de otro Inventan historias
es el testimonio perfecto. o escriben
De la década con carbón encendido
no tengo (y a ocultas de la policía)
sino en mi cuaderno el santo y seña y el nombre de sus héroes.
un monólogo Los muertos que buscamos
cortado a navaja -después de la guerra-
y la sombra sienten el desmayo de nuestra nostalgia.
de una estatua
que no huele
ni siquiera 2
como un tipo Digamos que aún guarda el desierto
levemente ojeroso. el llavero
La muerte mira: mi sílaba
un borrón sin sueño tu risotada:
en provecho de las arañas. aquél héroe fuera de la niebla
cantando al sol
muerto de secretos.
Refutando al tiempo,
aquí estamos con nuestras chácharas.
No conocemos al enemigo.

–51–
POEMA DEL ELEFANTE CRÓNICA DE UN POEMA
Manso, menos elástico, En los poemas que escribo de noche
cuando desgajan el día (y en los que no se dejan escribir),
en las bocacalles, donde la sílaba
debajo de las estatuas, es tatuaje en lo desconocido,
abandona las excrecencias. flotan como boyas
El elefante la melancólica luna,
la brecha de los zapatos el canto de los grillos,
mi propia monotonía. quien juega con diminutas poleas,
El fuego de un viejo horno el bolígrafo
le abre la bragueta. con sus adentros
En el rostro de su mujer, rellenados por la rabia,
hay menos suspiros, por la tormenta de arena,
más penuria por la deidad ambigua
oliendo a oficina: incendiada en el vacío
una tormenta –mi amigo. o en la pupila
Coloco sobre la almohada sobreviviente
la dentadura postiza en cada fragmento de eternidad
la razón. cuando crece la muerte
Insoluble en el delirio –a ras del pecho–
quiere desovillar las cuatro patas. malogrando el oleaje del mar.
Tras la juventud y la vejez
el elefante…
CON VALLEJO
Después de andar mucho con la lengua en el índice izquierdo
en un bar de mala muerte
hipotecas el bastón y los escarpines.
He aquí que las muchachas que podabas en el otoño
J. CORTÁZAR acumulan chicles y nublan los teléfonos.
Y, mientras alguien come
¿Qué late en la soledad? y orina en silencio, el suertero,
Es tu mismo corazón asestándole una puñalada
Entero como el blues de Charlie Parker. al cuervo desmedido,
Y es el viejo sol crece como vos borra las imprecisas palabrotas del cancerbero.
desde temprano Entonces sí de pie
sobre las piedras. como si cupiera todo el universo en la cocina,
en los ojos del ciego Santiago
entintas a la cebolla.
–52–
amigo, Sileno Torres, que básicamente es recuperar fragmentos de
"ESCRIBIR EN TACNA ES MENOS QUE conversaciones y que estructura un discurso que analiza algunos
LLORAR, ES CASI NADA” aspectos; la tercera estancia es con mis padres, lo que significa la llegada
con los padres y con los hijos y lo que eso representa, en un desierto que
en esos momentos era Leoncio Prado. De allí que en casi todas las
Por Juan Miranda Sánchez estancias parezcan nombres muy puntuales que podría dar lugar a una
lectura sobre la identidad, que no es el objeto del libro.
- ¿Escribir en Tacna es mucho menos que llorar?
- Hay imágenes muy duras en torno a Tacna.
- Washington lo que plantea es que cuando alguien publica en provincias
es un libro que se pierde, sobre todo porque los circuitos de difusión son - Creo que Tacna ha sido llena de hipérboles, "la ciudad heroica", como
nulos. de un pasado muy grande y que el presente no le hace mérito, creo que esa
es una lectura sesgada.
- Pero esto genera una conducta en quien escribe en Tacna, porque es
una actitud doblemente lacerante para el escritor... - Es una imagen demasiado épica ¿no?

- No creo que sea así si uno ve las actitudes de poetas como Kavafis o - Claro, cuando Tacna es una ciudad de contrabandistas, de pequeños
Lezama Lima, que nunca han ido a París, que era la idea de la metrópoli comerciantes, de prostitutas, de curas, de profesores, de profesionales,
cultural. El banco cultural no se dio y ellos generaron su propio banco en una ciudad donde hay desbordes populares, esa es una ciudad de todos los
cada una de sus latitudes. días, yo no veo la otra expresión.

- Creo que quien quiera preguntarse sobre identidad en Tacna no - Y hay mucha desesperanza en este poemario, en las imágenes del
puede dejar de leer este libro, si bien el discurso sociológico no logra polvo entrando en la casa que va envejeciendo...
manejar convenientemente este tema, el poemario sí avanza sobre él,
personal-mente creo eso. - Es un poco lo que pasa con la gente que llegamos a los 50, 60 años,
vemos la vida de otro color y notamos lo que dice Washington Delgado,
- Es una percepción. Pero en todo caso es una lectura de muchos aspectos que muchos de nuestros ideales de los 60, 70, donde la revolución estaba
de Tacna, la ciudad, los encuentros, y los encuentros con la familia, que es en la vuelta de la esquina y la esperanza de un cambio; con el tiempo uno
la parte final del libro, que es el problema del migrante que llega al ve que está bien como utopía, y que debe haber siempre utopías, pero
desierto con alguna esperanza y se da cuenta que esa esperanza no existe, cuando uno va madurando va viendo eso con mayor escepticismo.
en la práctica no es tal cosa.
- ¿Cree que "Alto del Sol" cierra un ciclo para Tacna en la poesía de
- El libro está dividido en tres estancias, ¿puede darnos ese recorrido Cancino? Personalmente este libro es la imagen poética más nítida
del poeta? que veo de Tacna, por lo menos la mayor voz sobre Tacna y el
desierto...
- La primera estancia tiene que ver con el desierto y la ciudad, casi a nivel
descriptivo, aún con hechos históricos; el segundo es la estancia con un - No sé, a veces se puede dar vueltas sobre el mismo lenguaje, ahora esto

Entrevista realizada por Juan Miranda Sánchez a raíz de la publicación del poemario “Alto del Sol”. Está disponible en la siguiente dirección web:
http://www.peruan-ita.org/personaggi/miranda/cancino.htm
–53–
aparece en muchos libros anteriores, la visión del costeño, el problema de la
sierra que se va equilibrando.

- Conozco "Alto de la Luna", una calle en Arequipa, llena de prostituta


tullidas y envejecidas, ahora conozco "Alto del Sol", ¿tiene una conno-
tación particular?

- "Alto del Sol", porque me da la idea del Intiorko en la parte alta, donde el Sol
se establece, la imagen del Sol en ese alto.

“En silencio, sin prisa, ajeno a los halagos inútiles, Segundo Cancino ha ido modelando una voz personal, cuya
calidad queda ratificada y consolidada con la publicación de Alto del sol, libro en el que asoman las dunas, la
neblina, los matorrales, el quemante tema del desierto tan poco abordado en nuestra poesía. No escapan
asimismo al ojo del poeta los alacranes del arenal, la zábila, los cactus, las hormigas negras, los protos, el
escarabajo pelotero, todo expresado con un lenguaje cuidado, estricto y reflexivo que trashuma la soledad del
páramo.”
(Arturo Corcuera)

“El vertiginoso desierto, los páramos de desolación, el viento abolido, el vacío, el silencio -“Antes silencio
después silencio dentro del silencio”-, la erizada flora y la secreta fauna de los arenales y el ardoroso sol del
mediodía, han servido a Segundo Cancino como escenario para la creación de la inasible silueta de un sujeto
poético, cuya voz, sin énfasis ni desgarramientos, casi despersonalizada y hermética por momentos, da
testimonio del paso del tiempo y el derrumbe de los ideales, no obstante lo cual, con sereno estoicismo este
recatado álter ego del poeta Segundo Cancino proclama el honor de vivir.”

(Miguel Gutiérrez)

Citas incluidas en la contraportada del poemario “Alto del sol” (Lima, 2002)

–54–
ALTO DEL SOL

(Editorial San Marcos. Lima, 2002.


72 pp., 144 x 204 mm.
Prólogo de Washington Delgado)
El terral ronda El Caramolle proviene de la noche
funesto dentro de la casa tras la menguada y ojerosa luna
y entonado en sus repliegues
repite la polvorienta historia Trascurre subterráneo
de nacimiento y muerte la historia resquebrajada en los espejos de sus tres burdeles
–pendenciera marca de sapo y culebra-
En penumbra agosto y más pesares y en el placer de los cadáveres
agobiado víctima sin apellido –bulbos sustraídos al arenal
un sorprendido corazón
privado de la brisa suave Buscando sin saber cómo buscar la madrugada
–el brazo extendido e inmóvil olfatea talla la raíz las vísceras
de aquel impasible inexorable Dios del desierto los brebajes el juramento la maldición el infortunio
–si nos tiene a su diestra estornuda y el grueso mutismo de los viejos y sospechosos
fantasmas de agosto –vagas sombras
Desde la árida pampa el terral fisgoneando el barrio del pecado
funesto escala por las palabras fuman un cigarrillo comen un sándwich
se multiplica fosforecen egregios
en nuestro dañado vestuario con ellas en el cuarto en la rocola en los taburetes
se confunde con nuestra sibilante biografía en la barra en la pista promiscua
ante nuestros ojos perdidos una vez tomaron la madrugada tomarónla
marca los viñedos
convirtiendo en tarde lo que parece mañana –el Caramolle como filosa ascua se pierde entre la
niebla

–57–
Un búho en la claridad de la noche Un perro en la plaza revestido de añoranza
Inseguro un perro adormilado espía tras la neblina
desordenado en la sonámbula piel del desierto echa sombras a todo lo que ganaste en la vida
y en el sol del atardecer
apilado en los matorrales Un perro en la plaza
y en el pesado vuelo de los gallinazos un perro lame el polvillo gime
–como una posible estigia ennegrecido en la parte gangosa de tu lengua
tras la puerta o debajo de la seca envidia
enmohecida en mi lengua Un perro en la plaza lentamente un perro
desencadena el crepúsculo silencioso cuando tus ojos dejan
Un búho en la claridad de la noche de saborear la perfumada y larga espera en los huertos

Inseguro Un perro en la plaza


Desordenado alza vuelo como una débil un perro jadeante babea en mis cuadernos y hace hoyos
instantánea fantasmal sibila enredada en la niebla en la piel imaginada del estéril riachuelo
o en la noche que descifra
la inofensiva eternidad Un perro en la plaza el perro cerca
balbuciente en los signos entintados por los ciegos oculta vilipendiadas magras calaveras
de un desaforado tiempo tras las cerraduras
Un búho en la claridad de la noche

Inseguro
desordenado agota sus pupilas sobre el esqueleto de neón
pero al borde de la Fuente Eiffel
más sediento
y profuso que Neptuno Adonis Anfitrite y Galatea
sin ver si empezará el futuro
va humedeciendo su fatal canto
Un búho después de la claridad de la noche

Inseguro
decolorado soporta los severos ramalazos
de un blicerino domingo de pegajosos insomnios
-la arena cruje es el cielo más alto
sin embargo se hastía la esperanza

–58–
Otra vez el sol se acerca a la pampa desaparece 1960 es Leoncio Prado
tragado por la arena que el viento trajo desde el Arunta Tacna de principios de junio
un sol poco embriagador y el desierto
los sueños dentro de casa rozan las ramas bajas de los eucaliptos invisibles
van a dar en el fuego fatuo de los mecheros y la brisa
y en las calles estrechas apenas reta el vuelo de las aves
por los estertores pródigos en los camales bloqueado por el olor de la niebla
pero Alejandro
y como siempre aquí silba entre dientes
en Leoncio Prado calle 7 de junio asombrando a las siemprevivas
estar vivo significa oír que el aullido de los perros Como todos
se apodere de la brisa que sopla en dirección al mar se detiene en un kiosco de periódicos
y que los gatos cotidianamente curiosos recopila la soledad
destapen el ropero donde se amontonan las chucherías y en un instante
–las guardamos Sileno para jorobar a Carón con los zapatos llenos de arena
y que en el fregadero mi madre supera todas nuestras esperanzas
espere que la espera de los estaciones se repita
compitiendo con el olor de la cebolla frita
o de las guayabas emotivas en el frutero
y que dando saltos mi niñez escape
como un chorro de humo
por los techos de barro
y descubra con nostalgia
que la alegría en las carretas de fruta
y que la sombra de la temprana vilca
eran un paliativo en el arenal
para el que no estaba preparado

–59–
Adriana abrumada por su serranía y con su Alejandro
vino a probar suerte en Leoncio Prado ahora entre tantas sombras sazonadas
mientras caminaba por el arenal no se asombra de la luz que irradian
hablaba con Alejandro afortunada sonríe
hasta deslizarse de la penuria hablaen sueños
a resbalar incrédula en las aguas del único pozo
construido sobre el desierto definitivamente
¡no puede con ella el desierto!
Pero en Leoncio Prado
nadie silbaba para ahuyentar a los duendes
ni tocaba la puerta de madrugada
(en su pueblo la madrugada
es el primer borbotón del agua
y el primer borbotón
el silbido no remedado
por los duendes que agitan el desvelo
y el silbido el rayo de sol
y el sol es todo entre los cactos)

Muy pronto
sin otra melodía que la de sus pasos
aprendió a captar el murmullo
de una que otra débil promesa
y como alivio
a soñar con el regreso

Mas en aquel amanecer de octubre del 69


se escuchó cantar a los búhos
los pasos de una fatalidad
comenzaron a recorrer las calles de Leoncio Prado
todos buscaban a Alejandro

Desde entonces un extraño monólogo


empezó a ramificarse desde sus labios
y a crecer por toda la casa
salir por las ventanas
y vi que el alto cielo se oscurecía
y que la neblina se amontonaba en sus ojos
Adriana ha cerrado puertas y ventanas
sólo sueña con su pueblo
–60–
CANTOS DE SILENO Y BOTETANO

(Fondo Editorial del Pedagógico San Marcos. Lima, febrero 2008.


114 pp., 140 x 210 mm.
Prólogo de Paolo de Lima.
Arte de la cubierta: Alfredo Alcalde)
Sí, los arrieros como quien se despide de los adioses
lucieron un bigotito desafiante. sin deseos de comunicarse
Seres alucinados con el otro mundo
conocían la soledad ni salpicar con saliva
y su furtivo destino: los manchados calendarios.
vivían sus vidas
y eran como eran. Y se cerraron los caminos:
Largos…
Sabían el significado de los vientos larguísimos
y los límites de las camanchacas. larguísimos.

Con sus historias


iban desparramándose sobre el desierto
como flora audaz
que comparte con los sueños
la vigilia libre
y paciente de aquel río
que sólo se hincha en verano
y olvida el tiempo
en los oblicuos trajines de los ilusionistas.

Sí, Sileno,
escépticos,
pero reales huéspedes
deslizábanse hasta encontrar
la anatomía de esta villa.
Hombres duros,
despojados de toda música,
ganábanse su relamido
y escurridizo corazón.

Tantos recorridos inexorables.


Tantos precipicios
abiertos cerca de nosotros
se consumían sin muchos aspavientos.

Las mulas, recuerda, alguna vez


airadas no quisieron avanzar.

Dejamos de ver las señales


–63–
Botetano pasa el tiempo. Teodoro Quispe
Todo el día va y Apolonio Vargas
y viene oyen en un rincón de las casas
con los relatos de piedras que ruedan como si alguien
desde las lomas pataleara en la oscuridad
hasta quedar -lo peor de los pasados años,
sin alma lo peor- dice Ignacio Aldana,
agotadas entre la paja brava. mientrasBotetano
entrega al aire su canto.
Los rostros a la expectativa Escucha:
buscan un recuerdo en la calle Urdanivia. no puede despeñarse
Otro y otro… ni ser arrastrado por el olvido.
Vacilan. Olfatean algo de ellos Sólo quiere tener una sola razón:
que parece quedar en el empedrado. razón para palpitar
inquebrantable
Un ligero temblor a la deriva
apresura el atardecer. en todas las direcciones.
La Luna
adquiere forma de espejo carcomido.
Un duende
arrastrándose desde el limbo
enojado gruñe
en la quebrada
hiela todos los ojos
El frío cerca el pueblo
de canto a canto.

Alguien enciende un cigarrillo.


Diluye las cenizas en sus dedos.
Tenso siente
el corazón en la fría llanura.
El resto se esconde:
desordenado como un rebaño
garabatea otra historia.

Exento de cegueras, Botetano pasa el tiempo.

La helada crece también en las campanas.


Crispa las pupilas un follaje invisible tallado por la Luna.

–64–
I Y confía,
Es Huanuara. ahora lo sabemos,
Surgen los días en nuestra manera
y nosotros de entregarnos a la vida
en el lluvioso enero. si la estrella
que esperamos
A pesar del cielo reluce sin nervio,
bajo, oscuro, o el sol esquivo
bien dices, que empieza indeciso
Botetano, a llevarse con la noche.
abran la ventana de par en par
y dejen que la lluvia
el granizo
el trueno
o el relámpago
entren en los cerebros Aquí nací.
Y luego Llamen como quieran
aprendiéndose el horizonte a este pueblo que alborota
respondan a la vida las viejas ráfagas del tiempo.
cualquier cosa Es mi pueblo.
que parezca profunda, Oigo el silbido
pero sin forma definida que duerme en sus adentros.
ni benévola eternidad en la hoguera.
Despojado de honores,
II discreto destino.
En Huanuara, El mío pulula en sus calles vacías
es enero. grabando tu nombre,
Cierto es: mis señas;
confía en su manera para el resto de la vida
de lidiar con la cerrazón nuestras historias,
que hace invisible el fuego. sin lucimiento,
Confía en su manera con palabras poco ostentosas,
de beber la escarcha grávidas de miradas vocingleras.
de los muertos.
Aquí nací.
Y, hora tras hora, confía No ha mudado.
en su manera de enfrentar Es el mismo.
el estallido de la suerte No ha cambiado la suerte.
si procura saciarse en los barrancos. La vida sigue siendo

–65–
el mismo fuego con el que pero que hallamos dentro de nosotros,
Ignacio Aldana, cada miércoles en domingo.
Olga Chiri,
Francisco Gallegos, Como siempre,
CirilaQuenta, condenado a ser ánima anochecida,
Carlos Condori… iba hecho hielo por las calles
dividían el sueño del horizonte; mordiendo la luz herida de la tarde
y, antes de emigrar, o hilvanando recuerdos
ponían a prueba como alguien que quiso vivir
mi sombra: y nunca ha vivido.
hoja caída del viejo eucalipto Y me decías:
que no se evapora -por dejarnos,
tan rápido como las horas: destrenzándote de las patas de gallo,
se vuelve ramaje vigilante te asomabas como solitario saltamontes
verdad sencilla, desde donde crecen alas
de alguien que gorjea al presentimiento
a quienes le dan vida y engordan
liberándolo el cielo, el sol,
iluminándolo después de las cerrazones. el amarillento soliloquio.

Con un juego de manos,


confiado marcabas naipes y dados
y haciéndote el idiota
Coda nada altruista preguntabas
por el cuerpo enterrado
Tuve una vida que aún vigilo
cercada por repetidos esquemas: y arrastro
i.e. deshojaba los días dejando huellas
como apurar unas copas; enterradas en este inquietante mundo.
o de casualidad en primavera
trasnochaba; Así abrías el camino
o creyendo vivir el presente como un sueño para este cercado
despertaba camino al otoño; solitario,
o tropezaba con un día muy soleado; calloso,
o, en retirada, de alma burda
contigo, profuso Botetano, y de pie,
agazapados en una cantina de mala muerte pero con su media lengua en pena
convertíamos, escuchando que quiere compartir su canto
aquella música que ignorábamos pero se queda callado.

–66–
CUADERNOS DE TAMBILLO

(Atalaya Editores. Serie: poéticas.


Lima, noviembre 2011.
106 pp., 147 x 210 mm.
Prólogo de Paolo de Lima)
El mismo desierto En los huariques
oigo el cuchicheo de Pacheco Céspedes
de exiguos vientos abiertos de par en par
–los vientos traen ecos la voz de los borrachos
y aromas de los tiempos es estrella es orina
suspiro apagado
por añadidura
la misma lagartija alrededor de la mesa
alza la vista apuran el día
el cielo es azul una gota de esperanza
y finísimo el polvo resbala por las barbillas
–se adhieren a mi seca otra se quiebra
y fría piel como hoja seca antes de tocar tierra

rauda ocultándose uno de ellos mete la mano fría


en mi azorada sombra en el corazón del otro
–la más reciente –te trato de explicar
tachonada de fábulas el porqué mi muerte
y máscaras diversas– oculta aún por la niebla
mordisquea mis tobillos apenas se diferenciará
–teje y desteje de la muerte de un perro callejero
la lejanía el presente
los respiros el gemido los borrachos
no sienten las manecillas
alborotando el desierto del futuro que se esfuma
pregunta por el nombre como liviana e inocua muerte
que guarda la memoria el pasado desaparece
de los cuerpos arrojándolos a límites
empieza hablar el desierto cada vez más lejanos
la garúa corona la quimera muy lejanos
el infierno rebusca el ahorcado vaho del invierno
el interior de la lagartija esta puta ciudad
cada vez más grande y afligida
(nos deja cada día más malheridos
sin rostro sin lengua titubeante… sin dirección)
les impide hallar el camino
camino de los acosados

–69–
Nadie me da razón Esta calle empedrada
nadie cubierta de boñiga
pregunto es todo mi pasado
¿qué es del puente que unía el río Caramolle a cuestas
con la edad dorada la edad dorada asido a la espalda de mi madre
con los burdeles? he encontrado el tono
de la primera palabra
ni el olor a desinfectante como mi padre he soñado
ni a humo de cigarrillo mentolado galopando sobre un caballo negro
han quedado atrás retinto como la pena
–cruzan contigo
el oblicuo suspiro la pasión clandestina atestigua mi vieja hermana
la mirada huidiza farfullando en su envejecida lengua
que el niño
una hora o dos antes del amanecer jaquecoso que fui
vuelvo los ojos hacia el puente se cruzó en esta calle
el puente ha dejado de existir con los gruñidos del insomnio
el río ha dejado de existir y los primeros harapos
-son dos viejos y atónitos fantasmas engendrados por la miseria
diseminando sus cenizas por tu propio olvido –aún arropan el horizonte
digamos
por los huertos heridos esta calle empedrada
por los callejones heridos cubierta de boñiga
por los cuerpos y almas juntos heridos va conmigo como va
por la temerosa vecindad herida toda la gente
que vuelve de los potreros
digamos después de amarrar las heridas
por la ciudad tantísimo tiempo y el nocturno vaticinio
absolutamente sumida con una soga de lluvia
en una realidad áspera en verdad esta calle
que no te gusta es como la memoria
pero que te unta la piel antes del último ocaso
y achata las arrugas rebusca en el pasado
con nuevos olores su arruinado esplendor
otras ilusiones o los murmullos
intensa efímera de tu esqueleto
contradictoria diversa olvidado en el páramo
te habita
habla por ti

–70–
Ahí viene Gabriel Alejandro Hay un tiempo que nos mira con los ojos hundidos
con el rostro ennegrecido se acomoda en este tosco esqueleto
por el frío de la cordillera donde el sueño es
como la luz lunar entre las piedras
infinidad de veces un chasquido disperso
se hizo visible en esta plaza
y en estas calles en la memoria yace cercenada una silla
multiplicándose en nuestros pasos al costado de tu sombra hollín
se pudre
es un atisbo de aire fresco acercándose al olor áspero de la carne
en un instante yacen también
vaporiza la nieve las sandalias el sombrero
de nuestro insulso corazón la rebanada de pan
vemos sorprendidos revuelto el agrisado mechón
que una estrella retiene su mirada el fuego que se consume
su mirada el agua -ya sin hondura
que en pequeños oleajes forman una estrella marchita
destella en las laderas
al borde de un agujero profundo
a Gabriel Alejandro el tiempo se endurece
donde hace tiempo dejamos tirado en el suelo
no recalaba nadie la torre de acero
ni se sabía las máscaras
que la vida bullía la escarcha viscosa
también en esta plaza el repique del silencio
y en estas calles lo que se dice y se hace
le basta mirarse y mirarnos atrapados
para encontrarse con un universo por un ojo demoniaco que gira
que exhala su aliento que ensombrece y niega
aliento que no muda el tiempo se olvida
ni disuelve la muerte y el olvido
invade todo
sin retroceso

–71–
Coda
En previsión de malos tiempos
quiero sentir
una vez más
la vacilante luz de las estrellas
y después
lo que quede de mí
no sea sino
la lengua desgastada
el eclipse final
que se deja escurrir
desde este remoto
lugar

–72–
POEMAS
SUELTOS

ANTOLOGÍA
BÁSICA
El Yo del Menhir
El Yo del Menhir
EXTERMINIOS llegó
en los pechos de la lluvia,
Tras la sombra doblando
incinerada de contiendas, el desleído estómago
en el gesto congelado, del viento.
en el puño
de nuestros resentimientos, Soñó el fuego y
una fogata el tiempo.
alimenta: Desayunó su cuerpo de noble
un duro contentamiento, escultor,
una esperanza que muere. hasta
que una tarde,
Nuestras manos recogen ebrios los pájaros
las cenizas amargas le olvidaron en el polvo
del crepúsculo prometido… El agua oculta,
invitó al simio
Y vuelve agitando sus alas a festejarse de arcilla,
el fénix sepultando al Menhir
sobre la llanura de los exterminios. en la memoria
del búho.
(De la revista TACNA, Año 1, Nº 1, diciembre de 1967)
(De la revista LAS COMARCAS, Año 2, Nº 2. Tacna, junio de 1968. Este
poema fue reproducido con ligeras variantes en el libro LA MEMORIA
DEL BÚHO de 1974, con el título de EVOCANDO, EVOCANDO)

–75–
BIOGRAFÍA EN EL TIEMPO Como animalitos de geografía
nos revolcamos en el tiempo.
Con nuestra alabanza
los leones levantan (De la revista KILKA, Año 1, Nº 1, Agosto de 1970)
piadosísimos sus carpas
y encierran en maletas
su corazón de sombra. HOMENAJE AL LORO
QUE NOS SACA
Desde pequeños LA SUERTE
edificamos chalets con hojas de árboles
y a cualquier precio Tocando el organillo
enterramos el suburbio. delfos descalzo
hablas del arrabal
Mucho guardamos cama que hunde
más nos importa parrandear sus brasas
sobre un andén de geranios en nuestra casa
o cosquillear a la luna Tocando el organillo
en un vaso de cerveza. dentro de Rimbaud
como un borracho
Nos embarcamos en la amargura. orinas
Ingerimos la desesperación. Orinas
como un ciudadano
Aceptamos distraídos el epitalamio. al ver la sopera
Unir los ojos y la boca. vacía
Tocando el organillo
Rodamos, mago glorioso
y a lente de buen fotógrafo te muerden
vistosa es nuestra suerte. los canastos llenos
con papas
Nos querellamos carne
acostados sobre un fardo de sucesos. y soledad
Te muerde
Bendecimos nuestros negocios. la desesperación
Adoramos a nuestras mujeres. Tocando el organillo
Alimentamos a nuestros hijos. aludes
a las copas de pisco
Más valdría y a los sueños
ser hormiga que navegan
o establo. como troncos

–76–
a la deriva el gran incendio
Tocando el organillo
tu lengua –de perro agitado– Recordemos
lame los miles de años
la chatarra que vivimos:
de nuestras vísceras de aquellos tiempos
Tocando el organillo el incendio emerge
entre perezosos vestido con pieles de bestia
anuncias con alegría o piel de bosque
que caminamos pelado por el ruido
como Adán en un paraíso del último bombardeo.
empedrado Recordemos
de slogans los miles de años
Ya orgulloso de tu pico que vivimos:
como mercachifle aparece el incendio
sobre las ciudades de concreto por el gran pórtico
agujereadas por el vendaval de la ciudad.
irradias tu sonrisa Recordado
tocando el organillo que así vivimos
Pero oh tú que moras miles de años:
los días de gula aullando ante los estragos,
tocando el organillo disimulando entre las piernas
escupo en tus ojos barriles de pólvora;
en tu lengua tus ojos
en tus patas y mis ojos,
Te corto las plumas tus labios
te corto las venas y mis labios
Porque tus ojos de leña encendida tus manos
son como mendigos y mis manos,
sentados en un banco contra el próximo incendio
de angustia levantan barricadas
tocando el organillo en el corazón del jardinero.
te corto los presagios.
(De la revista KILKA, Año III, Nº 4, febrero de 1972.
(De la revista KILKA, Año 2, Nº 2, Febrero de1971) También incluido en el poemario LA MEMORIA DEL BÚHO de 1974)

–77–
contra cristobal de albornoz sólo violadores de hombres
y a favor de lo que afirma y oscuridad
sólo ojos maléficos
evaristo kondori kavina
y dentro –bajo tierra–
el aliento de Inkariy que parece gemido
No has dejado flor, número ni orden sagrado. & se va nutriendo –dicen– del mejor maíz,
-Déjame llorar sobre mis ruinas- con su azote ordena las piedras,
Tu boca ha dicho: fusilen el jardín de sus hembras amarra el viento;
tiren a la nada su corazón pero estrujamos su memoria/ América
& así apaléannos: osario/ inasible/
Lacrimógenas, sí/ rochabuses, sí/ patrulleros, sí/ barrotes, sí/ la opacidad te ciega
Oh América & ni qué decir al Corregidor
ahora sentirá júbilo. ni qué al Prefecto
El torbellino avanza así Colonia/ así República
la sombra gasta la irradiación del sol. entre muros de tierra podrida
Yo vi cómo trotaban los caballos qué aquelarre en trono de piel humana.
y adherido al ladrido del instinto, Arrastrados por otros peores que Alcibíades
sosteniendo el degüello, he perdido mi rostro y mis huellas
mi propio verdugo mis huesos dentro de vuestros muros
espada y cruz/ mi cabeza en vilo. mis sueños entre penas/
Evaristo Kondori Kavina y el cosmos flagelado
Habla: creo que no volverá ahora el tiempo del Inkariy. y nuestra historia
Cómo podría volver ahora. asilados en las chinkanas
–legítimas valijas de silencio–
Evidencia amordazada Evaristo Kondori Kavina
espejo del sol/ proposición de retorno/ puro volveré pura espera
quién ha de serenar quién cortándonos el ombligo
el amor la espera atemorizados demos ombligo
Guárdate de los perros al tiempo nunca del Inkariy
Orestes guárdame del exilio prendido en los añosos gajos de los presagios
aún no se ha gastado la furia ni el deletreo sexual del gallo y no lloraremos.
Todo viene de arriba
el cólera/ el destino/ (De la revista KILKA, Año V, Nº 6, febrero de 1974)
el jaguar que aterra
& el horror
musita su paraíso
huelo a puñetazo
extirpa los cuatro horizontes/
y no ha dejado calor habitable
estación intransferible

–78–
AQUÍ EN LA VILLA la buena vendimia
SIN METAFÍSICA la mala
de los jodidos por la guerra
QUÉ HAGO…
3
1
no pudimos entender la fábula del milano
moviéndose dentro de un tonel
los engendrados con apacible violencia
ilegible espíritu/ pisando uvas
eran años de extranjeros
sin poder primorar
como una vieja máquina de escribir
avalanchado fuego/ carnal /en la villa
desgranada de sus tipos
si leo el diario si descifro los tatuajes
con pocas palmeras y en sus huertos
en cualquier línea
mucha jaqueca
beberé un cadáver
con una gran viga en los ojos y un león
abatido de males/ desatinos
singular quimera
bajo un brazo/ su libro de deudas
es ya ciudad del compás y los entuertos
su floración de nervios bajo el otro
y no tendrás ninfas
aquí en Tacna ni siesta 4
aquí los gallos se disputan la cresta aquí el desierto y el polvo
se deschavan en la oscuridad/ endurecido de los fastos
sin metafísica hacen
como una granada abruptos
con la sonrisa destrozada los días
colgados y la sed inabarcable
beben escurriendo cicatrices y los reproches
son invento del silencio que talla los dientes
y los delirios
2
50 años de historia
por la gran flauta 5
según viejos parlanchines así no podré primorar
en Tacna murieron 1º de fiebre amarilla avalanchado fuego/ carnal/ en la villa
2º en el cautiverio para encarnarme
agregaríamos 3º de extrañas picaduras (vr. gr. chita la payasaá'ño
la del zancudo anófeles) ahora tengo que esperar la noche
4º por su propia lengua como un ladrón de gallinas
más en el libro de huéspedes es de noche
1870 + o – negro inmutable movimiento de leones
faz de zorros en el gran libro de la ciudad/
Rómulo & Remo & la loba y solfeando historias/ ritos insípidos/
que adivinan qué hago yo

–79–
qué hago Con mis manos,
sin oficio ilegible espíritu ya tostadas
pisando uvas en la soledad por los fríos
de junio,
(De la revista KILKA, Año VII, Nº 7, mayo de 1976) doy forma,
como mis padres,
a mi atadito
El Minero de maíz,
a mi atadito
A la mina va de sueños.
muy temprano
el minero:
Comayle Abuelo
remueve piedras,
remueve tierra, Para que no haya sed,
cambiar la vida para que no haya hambre,
quiere el minero. para que todo sea,
sobre la tierra,
En la mina, manantial
todo el día. y espiga:
El minero
en la mina. “Comayle Abuelo,
Comayle Señor,
Es de noche, suelta agua grande
tosiendo oro, de tus zapatos
tosiendo cobre, de hielo”.
la mina deja
el minero.
COMAYLE: Cerro de Ticaco–Tarata, al cual los
Pobladores de la zona le rinden culto para que
Historia les dé agua en abundancia. Este poema se basa
en una canción de ese culto.
Mis padres,
desde el interior
de las pacarinas, (De CORREO CULTURAL, Tacna, miércoles 25 de agosto de 1976. Año
con piedra 1, Nº 2. En nota introductoria, Livio Gómez dice: “En esta oportunidad
y arco iris, ofrecemos poemas inéditos del poeta Segundo Cancino (Huanuara,
dan forma 1948) – pertenecen a su libro en preparación ABRO EL HORIZONTE, el
a mis manos. cual está destinado a los niños”.)

–80–
PIEDRA
DEL
AHOGO

1 3
el gran frío de la noche, vigilia sobre
lo oscuro… muera, desde el útero, las piedras;
todo equilibrio: la voz de noche
o el cielo gris no se anda
de Reinhard Gehlen. En todo, de jinete:
son el adverso: se muere
cubierta de mugre, si los gallos
desde el útero, no filtran
la piedra del ahogo. el día

4
2
mi somos parte de la pirámide:
sombra nada de vulgaridad
fluirá por siem- en las paredes. Mírennos:
pre de entre las pie- somos el faraón
dras (remuevan las montañas) hecho piedra, la muralla
nuestra espalda de bronce (eviten que habitan los guerreros
el polvo) nuestros corazones de bronce y se enlaza con el
(empujen) cargan un día y otro día (edifico es- horizonte; bajo la clara
ta morada divina para mi amada)/ para él esta mansión noche, la esfinge que espía
en las montañas de aguas puras/ a chicotazos nos agrietan el ávido ritmo del agua.
¿tiene una piedra sangre? SOWETO: sangre
huelo a maldición
a hoja caída (De la revista KILKA, Año VIII, Nº 8,
la maldición no alcanza al gavilán noviembre de 1977)
no yace solo el desierto
ni solo el faraón

–81–
Peregrinaciones en torno de salir del escondite;
a mi padre donde te veré cuando deje de ser
sedoso eco que remedo
la danza del milano.
1
Cuando humedeció a Proserpina
murió mi padre. 5
Llévame –le dije. Reconozco: mi silueta danzando
Y se me dio por rodar y rodar. rosa mirto dado
(Eludo, peregrino, el movimiento tránsfuga
Máscaras y campos de lagartija). que se desglosa del cuerpo
Su corazón de padre se bambolea para tomar sin pesadumbre
entre esfinges y yo el tiempo:
–llévame: empiezo, ahora, a entender
en la cabina de los dioses no cabe lobo de mar sin escapatoria
uno más no resisto, fuera del agua,
(Lo sube una carreta al cielo. el olor a hortaliza quemada
Y yo, el hijo, mido el tiempo de los días.
en los ojos de Tiresias).

2 Cuando estamos a
Bajo el agua, busco punto de morir
el camino abierto
por sus labios. a golpe de machete y de saliva los yugos
de paredes altas cortan la luz el agua
3 el sabor de los silos prueban a interrogarnos
Apresúrate. “Proveeros por todo el amor por todo el fuego derra–
de la espada de doble filo”: mados
robo una nave: sobre los muelles de aire sobre el reloj de
me trae el camino abierto tiestos
bajo el agua. y velámenes como escarnio envían a nues–
tra prole
4 pasados en frío retazos de nuestro pañuelo
Te trae tu padre convida a decir:
no te fatiga tu presencia. Di,
enloquecido, (De la revista IN TERRIS, Año XII, Nº 6, enero de 1978.
no me aclimato, su recuerdo no Contiene un anuncio previo que dice: “Segundo
me doblega ni soy espejo del sueño. Cancino prepara un nuevo libro: ANDAMIO DE
Proserpina OCCIDENTE. De allí estos 7 poemas”.)
espejo donde te veré después
–82–
DESDE AYER DESDE SIEMPRE, ESTA ES TU CASA… esta palidez, este encierro, este almacén de naufragios?
yo no hice más que llegar
Esta es tu casa. Qué extraño. No te azore y recoger mi rostro
si desde ayer si desde siempre y caminar
nadie ha llegado, si de nadie a empujones
recibe el buenos días. Sucede –sí– a zarpazos
sucede que la soledad te bloquea. y hago lo posible sobre la tierra
Como el tiempo, como el olvido, venzo todas las paredes, para salvarte casa de la tempestad
la belleza el aliño venzo de los rostros. del infatigable espanto
¿De qué, de qué se habla? de la gusanera que se asoma a la hora de las viandas
En mi casa protejo la edad de mi cuerpo, aguanto las puñaladas
contengo el llanto, el cansancio el desgaste de la carne:
siento de su ausencia, vamos cuervo, esta es mi casa: no he de negarte hospedaje.
el peso de la noche sostengo. Tú que llegas, saluda, conversa
Esta es tu casa. No te extrañe: el tiempo hizo de las suyas, no de catástrofes cotidianas;
no te aterre mi traje carcomido: tú que llegas, no me asustas, sabe mi fuerza,
no me asusta espera: oigo pasos, también gustaría vivir
ese hábito nuestro de convertirnos los últimos minutos que iluminan
de acabada emoción en polvo redondean vuestra historia
diferentes a la materia y al espíritu. oh manía esta de vivir;
¿De qué o de quién, más bien, se desprende tú que llegas, conversa, acércate:
el ladrido del desvelo estuve fuera de tu alcance por mucho tiempo
o de dónde zarpa y bien que me seguías
el barco del vacío? y caminaba
Esta es tu casa: cuelgan tus cosas; y sabía
mastico sin reposo lo por venir; que de algún modo me hallarías
hablo del presente con aflicción; chantajean mis vigilias; realidad e idealidad
abro mi corazón y lo empolvan. Penélope en los hilos de la araña;
Miren desde mi casa: tú que llegas, que te amigas,
cómo el puerco y el porquerizo enfurecidos apuran mi mesa, conversa no de catástrofes cotidianas:
el pescado atrae a las moscas; dime cómo asegurar mi casa de los murciélagos.
mira cómo me succionan: Esta es tu casa. Qué extraño.
caer y rodar Queda muy poco para el regreso:
qué significan en tiempos difíciles algunos ritos de familia
en tiempos de amagos si no queda malos pronósticos sentimientos confusos
nada que no sienta que no vea y algo tuyo atareado en prolongar la vida.
tu ciega presencia.

¿De qué, de quién es

–83–
CUANDO MI MADRE CERRÓ SU ALCOBA intemporal
erigiéndose
Cuando mi madre cerró su alcoba a la nostalgia como borrasca de arena:
donde crecían babeantes bovinos y cactus perpetua erosión.
crecieron los auquénidos sus cuellos de flauta
dulce derriban el cactu que sujeta el bauprés Entre brumas, la luna.
de Icaro y los atolladeros en los pañales En las calles,
de los recién nacidos la esperanza funciona a merced de avispas
a gusto en la lonchera el olor a pleno sol y terrales,
no patina sobre nieves sobre frutos avanza la cruda textura de la noche;
se inserta en el corazón poniendo bosques en medio alrededor
de la soledad vigilante atardecer o dentro de casa,
o premonición que niega la voraz estancado, el Fénix.
permanencia de la hidra Embelecaron el presente;
también, el pasado sombrío.
(De la revista CONTEXTO, Nº 2. Tacna, noviembre de 1978) (En medio de nuestras cosas
sólo trastea el seco
y desproporcionado
conversando con guido fernández de córdova abdomen de los grillos).
a propósito de una carta de jorge basadre ¿Es acaso el destino
ávido y negro
como la gresca de los puercos?
Entre brumas, la luna. (Sigamos conversando)
Aquí, centro Para cuando larguemos en pos del otoño:
y costado del mundo, en los huertos
soportamos el desierto. ni un apócrifo helecho
Y es inútil bordear el río: ni un ademán familiar
él vive en el seco verano.
viendo por nuestros ojos. Pero, a pesar de todo,
Abre aún parece la vida
entre los álamos menos quejumbrosa y monótona:
la carta del buen Jorge: duran los álamos
con la inmensa pena a la borrasca de arena.
de haber llegado Veo gente
a la edad que tengo nueva y
y ver al Perú limpia
tan lejos quienquiera que seas
de lo que soñamos… en el río
La mano mengua
que hace patinar la historia todo lo que corre
–84–
y suena opaco
como la furia de los dioses.
Mañana,
quizá
después de mañana,
aquí,
centro
y costado del mundo,
nuestros hijos
o nuestros nietos
abrirán
de nuevo entre los álamos
la carta del buen Jorge:
elocuentes
cuando, en medio cielo, refulga la luna.

(De la revista KILKA, Año X, Nº 10. Tacna, julio de 1979) MI VIEJO HERÁCLITO
supongamos
después de pipar
descubres
que de nuestra sombra
“crece la humedad”
y se hace la gangrena
y el aire más frío
dejaría de jugar
a los dados
con los muchachos
o la sobra de luna
oculto tras las zallerías
preguntarías –tal vez–
si podríamos hacer lluvia
de la sequía
pero callo
“murmurador del pueblo”
porque otros hablan
llenos “de oscuras sombras”

(De la revista KILKA, Nº 11. Tacna, noviembre de 1980)

–85–
AHORA
Ahora que es difuso el granizo
la muchedumbre
propone otro tiempo.
Urgido –como tantos–
por el crepúsculo,
bajo bruscamente los ojos
y me aferro
en los muros de la casa.
Un ademán aflora
victorioso bajo el cielo raso.
Bullente, la muchedumbre
Es pronto… se pone en camino:
ahora mismo
Es pronto para alegrarnos. vuelca confiada
Cuando aparezcan la luna pueda que encalle la pupila miope.
en el visible charco.
Muchas veces la costumbre de agitar el sombrero
al menor viento favorable,
cubrió de buitre el pleno día. SABES
Ayúdate de la palabra,
y podremos abrir la puerta de casa y la ventana Sabes:
donde hace poco la pesadilla escucho los pasos
desdibujaba el sueño. que al amanecer
–indefinibles–
(De la revista MOJINETE, Nº 1. Tacna, junio de 1983) buscan algún rumbo.
La multitud
hace señales
y atrae
con su tertulia.
Inflamado de luz,
en un rapto de entusiasmo,
percibo todas las horas.
Sabes:
hoy,
es a mí mismo
a quien no miro
ni escucho.

–86–
A ESTA ALTURA Junio 18, 1986
Comienzan a extinguirse Un viento aborrecible llega desde Palacio.
mis coetáneos: Terrible y pavoroso dispone de la noche.
memoria o polvareda El gallo que cantaba yace entre nosotros. El cielo
pegada al pavimento, es oscuro. Toda la noche. Toda la noche.
o lluvia Toda la noche. Esta garra. Este colmillo.
que deja Esta racha de viento. No se oye sonido alguno.
fragmentos de esperanza Queda un hueso. Solo sobre la mesa del otoño.
en la copa de los árboles. Está siendo arrollado. Yugulado, ahora,
A esta altura con helado silencio en el infernal paisaje.
te seduce Manchados de sangre, los eternos sueños
espiar la súbita son llama implacable. En las penumbras de Palacio
presencia del cuervo: escuchan, con atento oído, otra sórdida historia.
impasible
se adentra en la ciudad.

GUNTER GRASS PALINURO

Abramos la boca. Una sombría capa de arena


Que ingrese el calendario cubre la brújula y habita
con sus tiestos. el silente hueso de ballena.
Antes dispone la limpieza: No es llana el agua de las playas.
que no se muestre agria Enfurecida distancia las naves
ni histérica del cuaderno de bitácora.
ni encofre los dientes Ha cedido la brújula. Vencida
ni pulverice desaparece en el fondo de las olas.
las amígdalas. Es negro. Es negro el vacío
Es otro mi estado de ánimo. desde el borde de los acantilados.
Sin pérdida de tiempo, Y no vendrás. No a desembarcar
abramos la boca: como caracola en esta playa.
que el calendario Una sombría capa de arena
gane peso termina con las fogatas y la aventura.
detrás de los dentífricos.
(De la revista MOJINETE, Nº 5. Tacna, agosto de 1986)
(De la revista CONTEXTO, Nº 5-6. Tacna,abril de 1984)

–87–
descubre el filo de tu navaja
un escorpión una sirena
surgidos de las parabrisas.
Sin otra vigilia que el menudo
swing de su tuerto bolígrafo,
ahora, el viejo profesor
otea los parques donde vuelan las polillas.
La palidez de su rostro,
espumoso y empequeñecido en el espejo,
emboscado por Kant
va resbalando hacia el bosque de eucaliptos
solimismos por la persistencia
de la garúa y los semáforos.
Hoy inicia, en sus cuadernos de bitácora,
el torpe cotejo de los cadáveres:
halla a sus dos mastines
como abrojos en cada párpado vacío.

(De la revista IN TERRIS, Nº 7. Tacna, diciembre de 1986.


También publicado en POEMAS DEL TRASEGADOR, con el título
de VIEJAS IMPRESIONES SOBRE MI MAESTRO)
IMPRESIONES SOBRE MI MAESTRO
El viejo profesor se arregla los bigotes.
En las cantinas, cuando recuerda a los pájaros
que herrumbraron la dialéctica,
le seduce espolvorear
–naciente puercoespín–
sombras a la luz de la luna.
Su único zapato helado se le aproxima.
El descompuesto reloj en el silencio
apenas iluminado de los parques.
Al amparo del viento que se detiene,
oscurecido, en sus huellas
digitales, buscando un lugar
entre las enredaderas
habla a su mujer de Heráclito,
mientras sueña terminar la tarde
palmeando el trasero de Laura Avellaneda.
Mas, apagándose sobre muletas,
–88–
POEMAS A GRANEL una luna metáfora insepulta
se revelan como ceros oscuros y blancos
Tus palabras o como faros de un frágil microbús
nos recuerdan adheridos a la medianoche
unos versos averiados
venidos a menos
como los afiches colgados nada de cuándos
entre los arcos de esta vieja ciudad ni de dóndes
caracolas vacías de antes o después
susurran al despertarse nada de imágenes
una vaga noticia que parten o llegan
entre callejuelas o de esperas
hoteles habiendo esperado siempre
maniquíes putas el rumor del granizo
y bueyes degollados o la forma del sueño
parodian porque un picaflor que tiembla en el aire a cierta hora
tus palabras no es un picaflor que tiembla en el aire a cierta hora
el diálogo inaudible de la vigilia ni vuela a otros aires ni a otros tiempos
la dolorida quietud porque no existen otros aires
que inunda la sangre ni otros tiempos
cuya voz sólo el momento
el azar ha oscurecido como una superficie sin fondo
bajo tu cegada máscara la circunstancia
llena de petardos sin espesura
antes del alba ni voz

en mi media lengua no se manifiestan los sonidos


aquellos que eran vientos ocultos en Delfos (De la revista PARÁSITO & HUÉSPED, Nº 1. Tacna, octubre de 1991)
menos el conocimiento ni la visión del elegido
– sobrevivo como un fibroma
remojado con agua de manzanilla –
– a lo que te han reducido – dices
realidad insólita donde no hay más noticias
de hombres con rabo de dragones
de sirenas de pulpos gigantes
de rosas de fuego de dioses
que nos filtraban como café sus secretos
en esta lengua que no recuerda ni nombra los fluidos
sólo de vez en cuando un opaco sol

–89–
“Búho al acecho” (Guztabo Lauracio)

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