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JÓVENES RECLUTADOS A LA FUERZA.

MARÍA JOSEFINA CÁMARA BOLIO

Ciudad, El Paraíso Terrenal; año 1 de la humanidad: Caín, hijo de Adán y Eva, asesina a
su hermano Abel golpeándole con una quijada de burro. Eva funge como la primera
Abogada Defensora de la humanidad, al fin y al cabo, madre. Después de colgar las
manos cortadas a los vencidos en los muros adornados, los poderosos de Babilonia
celebran las victorias. Roma, en los atrios del Senado, Cayo Julio César, gobernante
poderoso por excelencia, es asesinado por Bruto y otros allegados con 23 puñaladas.

Los tres ejemplos anteriores son sólo una pizca de los actos de crueldad, envidia,
venganza, que podemos encontrar en la humanidad, a lo largo y ancho de la Historia,
tan vieja como la humanidad misma. Algunas voces señalan que el hombre trae en su
ADN la violencia. Mas esta característica, que según mi recordado Maestro de
Psiquiatría Forense en España, Dr. José Antonio García Andrade1, debería servir para
“domeñar” el entorno, se convierte en crueldad nata y ejercicio casi lúdico, en
determinado momento. Sin embargo, en los ejemplos citados hemos hablado de
adultos.

Los niños son, en nuestra mente y corazón, lo más tierno y vulnerable que existe en la
humanidad. ¡Nadie podría pensar en atentar contra un niño! sino en protegerlo y
amarlo.

1 García Andrade José Antonio, “Raíces de la Violencia”, Publicaciones del Instituto de Criminología de la Universidad Complutense, Madrid, 1982
César Lombroso, fundador y padre de la Criminología como ciencia, realizó estudios
en niños y señaló que eran crueles por naturaleza y que esa crueldad se vertía sobre
los animales mayormente. Quizá, se refería al caso del psicópata nato, que
Lombroso, después de Mausdley, llamó “loco moral”. Pero, en estas líneas, lo que
pretendemos es encontrar el por qué de que, en estos tiempos aciagos, los niños y
hasta niñas, ya no son “menores infractores”, protagonistas de infracciones también
menores, sino sujetos peligrosos en su modo de delinquir, lo que se llama el “modus
operandi”, llegando a torturar y matar, entre otros signos de verdadera barbarie.

En el fondo de una “arqueología criminológica”, debemos recordar la “Subcultura de


la Violencia” como intitularon su famosa obra Marving Wolfang y Franco Ferracutti,
en los años 70’s. Por aquellos mismos años, Juan Pablo de Tavira y Jorge López
Vergara, ambos ya fallecidos y compañeros de estudios en España y México,
escribieron un célebre libro intitulado “Diez Temas Criminológicos”, en el que se
hablaba de la Sociología Criminal que, en realidad, apareció, inspirada por Auguste
Comte, padre de la Sociología, pero llegó al ámbito criminológico por las teorías del
Médico Alejadro Laccasagne, opositor de Lombroso. Laccasagne fue, quizá, el
primero en encontrar la relación entre pobreza y delito y le respaldó con algunas de
sus ideas Enrico Ferri, compañero y discípulo de Lombroso.

Así, concluimos que ni la Biología ni la pobreza son causantes únicas del delito, sino
que éste es un fenómeno multifactorial que, como bien decía el Dr. Alfonso Quiroz
Cuarón, es producto de la “unidad bio-psico-social” que se llama hombre o mujer2.

2.- Cfr. “Utopía y Praxis Latinoamericana”, Universidad del Zulia, Vol. 23, págs.. 80 a 95, 2018
En la precitada obra de De Tavira y López Vergara, se habla de lo que significó, para la
realidad y la sociología de un México en desarrollo, la película “Los Hijos de Sánchez”
inspirada en la obra de Óscar Lewis. No podemos olvidar, tampoco, otro film, “Los
Caifanes”, como historia de una pandilla juvenil setentera, de donde saltó a la fama el
recientemente fallecido Óscar Chávez, cantautor de “protesta”, para agregar que la
“protesta”, los viejos “rebeldes sin causa”, eran una expresión de violencia contenida
en nuestra época juvenil.

Son estas breves pinceladas para esbozar la convicción de que la violencia, contenida
en los cuerpos frágiles y jóvenes, debe ser correctamente encauzada al fin de la
defensa de la especie, y no para destrucción de la misma. Sin embargo, la miseria,
desigualdad social, y falta, cuando no ausencia total, de oportunidades para el
desarrollo, son situaciones existenciales que propician y facilitan que la violencia se
salga de cauce y convierte a los niños, otrora vulnerables, en auténticos monstruos,
destrozados como seres humanos.

Por eso, el autor Español Rojas, habla de “Semillas de la Violencia” en su obra de este
título publicada por Espasa Calpe. Raíces….semillas…….no son vocablos casuales, sino
causales. Asimismo, las semillas necesitan raíces para crecer y desarrollarse, y del
bosque o jardín, como entorno favorable. En tal caso, los hogares disfuncionales
hacen las veces de caldos de cultivo, a la usanza de Pasteur, para desarrollar el
temido virus de la delincuencia. Pero de la biodisfuncionalidad de sociedad y padres,
es decir, de lo social-grupal a lo particular-personal, nos ocuparemos más adelante.
Baste señalar, por ahora, que, si bien la pandilla, la gavilla, “la raza”, incluidos los
“gamberros” en España y los “blusons noir” en Francia, son motes que se refieren a los
grupos de niños y adolescentes donde se desarrolla y expresa la violencia mal
encaminada, hay variables múltiples que están tornando dicha expresión en un
fenómeno doloroso, creciente y muy actual, lo cual motiva y sustenta nuestra más
honda preocupación. La pregunta central es, pues, ¿por qué hoy existen niños que se
convierten en actores a las órdenes de la delincuencia organizada?

El caso de Colombia

Es un hecho que el sociólogo Zigmund Bauman se ha referido a las “sociedades


líquidas” como una forma de expresar el escaso sustento y base conque cuentan las
sociedades permeadas por guerras, conflictos armados y, sobre todo, delincuencia
organizada. De acuerdo con lo que Nikas Luhmann denomina “sociedades
autopoiéticas” o “autorreferenciales”, lo cual significa un mirar desde arriba y como en
tercera dimensión lo que cada país estima como su sociedad o comunidad, es preciso
reconocer y determinar que la liquidez social a la que se refiere Bauman presenta los
siguientes aspectos influidos por la gran delincuencia:

a) Uso de la tecnología más sofisticada por la delincuencia;

b) Aprovechamiento de espacios con ingobernabilidad por falta de comunicación,


empleo, salud y lejanía;

c) Gran acogida y protección por parte de la ciudadanía;


d) Llegar a incidir en la vida administrativa y política de la comunidad;

e) Legitimación de la “cultura de la ilegalidad”;

f) Deslizamiento de funciones, volatilización de los precios de bienes y servicios,


generación de inflación y aumento de la corrupción

g) Aumento de paraísos fiscales;

h) Aumento de financiamiento de actos terroristas.

Todo lo anterior da como resultado nada menos que la pérdida de los valores para
incidir en la creencia de que lo único que vale es el dinero, sin tomar en cuenta los
medios para conseguirlo. Y todo ello, además y aunque no se comente mucho,
influye en la creación y práctica de un “populismo penal”, donde se politiza una
emoción tan primitiva como el miedo para crearle a la población la idea de que será
protegida mediante el Derecho Penal del Enemigo creado por Jakobs como teoría,
pero aplicado de modo que se amañan las garantías del procesado para aplicar una
punición que, en realidad, no es real, sino, en el mejor de los casos, desemboca en
represión contra impunidad como el otro extremo del llamado “reduccionismo
penal”.

Esta ha sido la situación que se desató en Colombia, víctima desde antes de una
cruel guerrilla liderada por las Fuerzas Armadas (FARC) y por el Ejército de Liberación
Nacional (ELN), cuando sobrevino lo que ha pasado a la peor historia de la
delincuencia organizada y el terror como “la Era Escobar”, en los 80’s.
En efecto, el ciudadano de la región de Antioquia, capital Medellín, llamado Pablo
Escobar Gaviria, se convirtió en un fenómeno con repercusión mundial cuando
incursionó en el narcotráfico a modo de crear un mercado, tanto nacional como
internacional, que no ha sido igualado ni por el cártel de Sinaloa en México, en
manos de Joaquín Guzmán Loera.

En esos años, Escobar se convirtió en un ídolo, sobre todo de los desposeídos, por
el éxito comercial y económico que logró merced a sus bien pensadas alianzas con
las mafias de Oriente y Europa, pasando por México. Si a un chico Colombiano de
los 80’s se le preguntaba qué deseaba ser de grande, respondía que narco, porque
esa era la imagen del éxito que habíase propiciado por la falta de valores y el
crecimiento de la cultura de la ilegalidad.

Pero lo peor sucedió cuando Pablo Escobar, cegado por la ambición de poder y
aconsejado por el entonces Senador de Colombia, Alberto Santofimio Botero,
quiso incursionar en política y aspirar a la Presidencia de la República, para lo cual
no dudó en asesinar al candidato Luis Carlos Galán y al entonces Procurador
Rodrigo Díaz Bonilla, completando con el secuestro y la extorsión el cuadro para
amedrentar a una población aterrorizada por él.
Curiosa y dolorosamente, el lugarteniente de Escobar Gaviria fue John Jairo
Velázquez (a) “Popeye”, quien comenzó a trabajar con “el Patrón del Mal” a los 18
años; y, cuando Escobar fue finalmente abatido por la DEA, Popeye fue juzgado y
condenado a prisión habiendo confesado la comisión de, al menos, 300
asesinatos confirma suficientemente la captación de jóvenes sicarios, adjuntamos los
siguientes datos estadísticos relacionados con el “Cártel de Medellín”3:

15,000 personas muertas de 1989 a 1993; 623 atentados terroristas que causaron la
muerte de 402 ciudadanos y 1,710 lesionados; 550 policías asesinados, pues Escobar
pagaba dos millones por cada policía asesinado; 100 bombas detonadas entre
septiembre y noviembre de 1990 y, en su guerra abierta con el Cártel de Cali, 30
bombas en diciembre de 1990 y, en 1993, en Medellín y Bogotá. También, el atentado
al DAS (el que se solicita hoy por loa alzados en Bogotá que desmonte el Presidente
Duque, como Departamento de Seguridad, lo cual dejó en el área de esta
competencia de seguridad 700 heridos mientras que 70 personas, 10% de ellos,
fallecieron4.

111 personas fallecieron en la explosión del Avión de Avianca, en 1989, sin contar la
famosa toma del Palacio de Justicia, en la que murieron varios Magistrados que
estaban por sentenciar la extradición de narcos a Estados Unidos, pero en la cual
colaboró el ELN.

3.- Cfr., Cisneros, José Luis, “Niños y Jóvenes Sicarios: una batalla cruzada por la pobreza”, El Cotidiano, No. 186, julio-agosto de 2014, págs.. 17-18.
4. Las cifras del mal, (2013), Semana. Recuperado de: https: semana.com/nacion/articulo//cifras-de-atentados-victimas-de-escobar/365633-3/
En todo esto colaboraron, obviamente, jóvenes reclutados por la mafia o la guerrilla,
ya que la figura del reclutamiento forzado de soldados menores de edad es uno de
los delitos contra la humanidad que se imputan a las FARC. Sin embargo, no se han
visto resultados de la aplicación de la llamada “Justicia Transicional o Restaurativa”
que se pretendió aplicar al desarme de dichas FARC, sino que los Acuerdos de Paz
dimanados de esta fracasaron totalmente porque se otorgaron a los excombatientes
asientos hasta en el Senado de la República y ni aun así se logró que ellos dejaran las
armas, ni el narcotráfico ni sus demás prácticas criminales, mismas que se clasifican,
en lo que se ha llamado el “Postconflicto”, en Grupos Armados y Grupos de
Delincuencia Organizada, añadiéndose a estos el terrorismo urbano desatado este
mismo año y en el cual han participado jóvenes universitarios que protestan en forma
totalmente violenta.

La situación de México

Todos sabemos la historia de combate contra los Cárteles que, sin previo aviso a la
población, fue desatada por el Presidente Calderón durante su gobierno, detonada,
según se dice, por una solicitud de Lázaro Cárdenas Batel, a la sazón Gobernador de
Michoacán, quien ya no podía librar sólo la lucha contra el narcotráfico en esa
Entidad, la cual comenzó en los años 80’s, y fue matizada por el atentado cometido
en Morelia durante las celebraciones de un 15 de septiembre, ocasionando la muerte
a muchas personas. Por ello, el Gobernador solicitó al Ejecutivo la intervención del
Ejército, que, en tiempo anterior, funcionaba en sus cuarteles.
A raíz de esto, el país se ha teñido de sangre, añadiendo las víctimas de entre los
migrantes, feminicidios de mujeres no sólo parte del narco sino del secuestro que,
por el ejemplo de Colombia, es inherente al narco, así como por causas personales de
problemas de pareja, que, en muchos casos, provienen de hondas patologías que,
quizá latentes, detonan por la violencia generalizada y los medios de comunicación.

A este respecto debemos mencionar nuestra oposición a las series que factura
Netflix, tan socorridas entre la audiencia social, pero que son comerciales por el
morbo y la apología de la violencia que vienen realizando y que introduce en la
mente de los jóvenes las ideas que mencionamos párrafos arriba. A todo esto se
añade, como debemos mencionarlo, el daño físico y psicológico, así como laboral y
educativo, ocasionado por la pandemia del Covid-19, la cual ha dejado en estado
sumamente vulnerable a una cantidad muy considerable de la población,
especialmente femenina y joven.

Si, a todo lo anterior, se suma la mayor existencia, ergo proliferación, de hogares


disfuncionales, como ya lo mencionamos, no es de sorprender la cantidad de datos
graves que nos proporciona el Sociólogo José Luis Cisneros de la Universidad
Autónoma Metropolitana5.:

1) Merced al aniquilamiento del sistema de seguridad, en el año 2014, en el cual se


data la publicación de referencia, se detuvo a 1,044 menores de edad por delitos
contra la salud, homicidio, tráfico de drogas y portación de armas de fuego, con un
estimado de 75,000 jóvenes enrolados en las filas del crimen organizado;
5.- Cfr., Cisneros José Luis, “Niños y Jóvenes Sicarios: una batalla cruzada por la pobreza”, El Cotidiano, No. 186, julio-agosto de 2014, págs.. 17-18.
2) Su status psicoemocional es de rechazo y rencor social, lo cual genera en ellos
una crueldad sin precedentes que los narcos saben bien utilizar, (como ocurrió
con Hitler con los jóvenes desensibilizados que utilizó en el Tercer Reich para
matar a los disidentes y/ enemigos, N. de A.);

3) En la lucha contra el narco, 40,000 muertos hasta el 2014, de los cuales un tercio
eran hombres y mujeres menores de treinta años y 1,300 eran menores de edad
niños y adolescentes.

4) La mayoría de jóvenes internos en el Reformatorio, hoy equiparado con los


Centros de Atención para Adultos, provenían de las Delegaciones, hoy alcaldías,
Cuauhtémoc e Iztapalapa, donde se concentra el 35% de los infractores, de los
cuales 39% eran de 18 años; 20% de 17 años; 17% de 15 años. 80% tenían amigos
con antecedentes de ilícitos por consumo de drogas y fueron expulsados de sus
casas y escuelas y padecieron falta de afecto acusando hogares disfuncionales y
deserción escolar, según datos de CONEVAL citados por el autor Cisneros. 90%
fueron procesados por primera vez y su modus operandi para cometer el ilícito
era en grupos de 2 a 4. Su violencia era extrema por las causas precitadas y, en
ocasiones, sumadas a patologías.
Como conclusión, el autor en comento asevera que no existe en estas personas tan
jóvenes creencia en el valor del estudio y el trabajo, a lo que se suma ausencia del
Estado en materia de objetivos de salud, educación y preocupación por el futuro,
temas que, sobre poco más o menos, aborda también el autor Encinas en
publicación de Milenio Semanal del 20106 y que, en cuanto al perfil socio psiquiátrico
y psicológico de los terroristas Españoles de los años 70’s, ya había descrito el autor
Dr. García Andrade7. El autor Cisneros se pregunta angustiado “¿Qué hemos hecho o
dejado de hacer para crear estos monstruos?”.

Conclusiones

Si todo lo descrito anteriormente lo conocemos de facto en el México de 2021, podrá


el lector sacar sus propias cifras, aunque sea de modo aproximado, en la
postpandemia que atravesamos: ningún logro en materia de seguridad y sí
aumento de la inseguridad por la crisis económica, aunada a las pérdidas de vidas
humanas y de oportunidades laborales. Sin pretender ni desear una óptica
pesimista como aseveración, el futuro que avizoramos es nefasto, a menos que:

A. Se logre nivelar el retraso escolar, pero sin peligro de más contagios de COVID,
para lo cual es preciso contar con presupuesto y estrategias cabales,

6.- Cfr. Milenio Semanal, “Los nuevos Sicarios: vive rápido y muere joven”, México, 25 de octubre de 2010:
7.- Cfr. García Andrade José Antonio “Raíces de la violencia”, Instituto de Criminología de la Universidad Complutense de Madrid, 1982.
B. Se creen nuevos empleos y oportunidades de trabajo, pero, también, educación
en valores que no exalten el trabajo fácil, ergo delito, como excusa para paliar la
pobreza;

C. En el campo jurídico-penal, admitir que la mera externación de reos, bajo la


figura de la amnistía, no soluciona, de por sí ni de modo ipso facto, el tema que
hemos expuesto: la amnistía otorgada para que el infractor regrese a los mismos
problemas que han quedado abordados, no es aconsejable si no va acompañada
de medios honestos enseñados para la subsistencia y el Estado, al que amamos y
respetamos, no puede nunca ni bajo ninguna figura, arrojar a nuevos menores a
las garras impías y crueles de la delincuencia organizada.

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