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“ASESINOS EN SERIE!

INTRODUCCION

Desde el principio de la era, en que la humanidad hizo acto de presencia en nuestro


planeta, se ha hablado de sociedad y con ello los actos sociales entre particulares. Estos
existen por la necesidad del ser humano de tener que coexistir con sus semejantes formas
de vida alrededor. Estos actos sociales van desde los más simples como la comunicación
(verbal, escrita, a señas…) hasta otros más complejos como los de convivencia (amistad,
relación de parentesco, filantropía…) Sin embargo al existir este tipo de actuaciones en la
humanidad también existen sus contra partes como son aquellas formas antisociales por
ejemplificar; el desprecio a las ideas de los demás e incluso el completo descontento con la
forma de actuar de nuestros congéneres llegando acometer acciones que agreden,
desprestigian e incluso pueden llegar a acabar con la vida de alguien.

El presente análisis pretende dar un breve vistazo al complejo mundo de la mente humana
en cuanto a uno de los panoramas más extensos de la criminalidad uno de los delitos más
antiguos desde el inicio de la humanidad, el homicidio, pero aún más específicamente al
pensamiento de un asesino cuya peculiaridad es cometer este delito en más de una
ocasión y con más de una víctima. Para un mejor entendimiento acerca de este tipo de
asesino añado la definición que nos formula el F.B.I. sobre estos sujetos: “Los asesinos en
serie (asesinos seriales) son personas que matan por lo menos en tres ocasiones con un
intervalo entre cada asesinato.

Los crímenes cometidos son resultado de una compulsión, que como se conoce puede
tener sus orígenes bien en la juventud o bien en
desajustes psicopatológicos del asesino, contrariamente a aquellos que están motivados po
r gananciasmonetarias (por ejemplo, asesinos a sueldo) o los que tienen motivaciones
ideológicas o políticas (por ejemplo, terroristas, genocidas)”

Siendo más específicos quien acuño este breve concepto sobre un asesino en serie fue el
agente Robert Ressler en los años 70. La expresión asesino enserie entró al lenguaje
popular en gran parte debido a la publicidad que se le dio a los crímenes de Ted Bundy y
David Berkowitz a mediados de esa década. A lo largo de los años han sido ya bastantes
las investigaciones, reportajes o documentales que se han elaborado sobre distintos
asesinos en serie, las causas, circunstancias y/o motivos que los conllevan a realizar estos
deplorables actos contra la sociedad.

Sus acciones se han vinculado con patologías médicas de tipo psiquiátricas, como la
esquizofrenia y la paranoia.
Incluso por doctrina conocemos que los mismos victimarios han tratado
de justificarse con que sus actos han sido potenciados por fuerzas sobrenaturales como dio
ses y demonios.

En el presente trabajo pretendemos resumir la serie de estudios que se han dado de estos
criminales y porque no dar un vistazo a la sociedad que los ha acogido y como han alagado
tan terribles actos, el impacto social y psicológico que han generado y una breve conclusión
en mi actuar como Criminólogo sobre el Asesino Serial.

ASESINOS EN SERIE

I. ANTECEDENTES

La historia lejos de ser una mera construcción social, se ha caracterizado desde siempre,
por tener implícita las claves del comportamiento humano. Muchas de las respuestas a los
problemas presentes y futuros tienen su asidero en el pasado, y en otro poco de
oportunidades las respuestas a los cuestionamientos del futuro. El objeto de estudio no es
la excepción, por ello es preciso analizar el asesinato serial dentro de un marco teórico e
histórico. El homicidio en serie no es un fenómeno moderno, a pesar de que el fenómeno
de los asesinos múltiples es, generalmente, considerado un hecho contemporáneo, puede
ser detectado en la historia, no obstante con cierto límite de precisión

En la historia se conocen varios antecedentes literarios y científicos relacionados a los


asesinos en serie(AS) como el aristócrata Gilles de Rais que en el siglo XV secuestraba al
parecer niños a los cuales ultrajaba sexualmente y posteriormente los mataba o asesinaba
o la conocida historia de Jack “The Ripper” quien a finales del siglo XIX generó una ola de
alarma social en Londres, atando y descuartizando mujeres de baja condición social,
especialmente prostitutas. Ed Gein, enfermo de psicosis, originó la figura de Norman Bates
en la película “Psycho” nombres como Albert De Salvo, Ed Kemper, Ted Bundy, Andrew
Cunanan, Richard Chase, Monty Russell, John Gacy, John Joubert o Henry Lee Lucas han
motivado profundos análisis sobre la conducta serial grave1.

Se ha dicho que los primeros casos de sadismo sexual asociados con asesinatos se
remontan a la antigua Roma y sus emperadores. Al respecto manifiesta Schlesinger: “con
su poder absoluto algunos de estos emperadores podían satisfacer sus inclinaciones
sudistas, incluyendo asesinatos múltiples”.

1
Salfati G, Bateman A. Serial Homicide: An Investigation of Investigation of Behavioural Consistency. J.
nvestig. Psych. Offender Profil. 2:121-144 (2005).
(Schlesinger, 2000) Calígula era ejemplo de ello, quien con su poder imperioso, gustaba de
mantener éste tipo de prácticas con sus subordinados, sin tener que pasar por ningún tipo
de obstáculo.

En la realeza era común la impunidad de algún noble, que quisiera satisfacer su necesidad
de matar. En el siglo XV, uno de los hombres más ricos en Francia, Gilles de Rais,
secuestró, violó y asesinó al menos un centenar de muchachos. Este francés torturó,
desmembró y degolló a cientos de niños, alegando que le daba más placer el sufrimiento
que ello producía que el mismo acto sexual.

Ya para la Europa del siglo XVI muchos de los casos de asesinato serial eran confundidos
con falsas historias que se asociaban a fenómenos paranormales de Hombres Lobos y
Hombres Vampiro, pues se intentaba ocultar a toda costa, la verdadera razón del crimen y
en aquella época resultaba considerablemente fácil mantener a pueblos enteros
engañados con relatos míticos. De igual forma, era sencillo por parte de poblados
ignorantes atribuir la muerte de cuerpos mutilados encontrados en los bosques y
alrededores, a fenómenos sobrenaturales.

El fenómeno de los asesinos seriales comenzó a ser estudiado en los años 50 en EEUU
donde el Federal Bureau of Investigation (FBI) encontró una creciente ola de crímenes sin
resolver, con patrones similares, pero con gran distancia geográfica en su mayoría. Por lo
cual se crea en los años 60 la Unidad de ciencias del Comportamiento (Behavioural
Sciences Unit) donde se estudiaba la psicopatología, indicios policiales, forenses y de
investigación, que permitieran establecer una conexión entre estos crímenes. (Cuquerella,
2004).

Hoy en día, Robert Ressler (2005) quien trabajaba en ésta dependencia, es el principal
referente en la temática ya que sus numerosos estudios de casos lo llevaron a crear
escalas de medición que se han utilizado y resultaron muy efectivas para predecir la
reincidencia de los asesinos, siendo también el creador del término “serial killer”. Con el fin
de entender las motivaciones y el perfil del asesino en serie, creó una base de datos
(VICLAS) donde iba introduciendo los datos estandarizados sobre los asesinos y la
conexión entre posibles muertes ligadas a un mismo autor.

Actualmente podemos encontrar numerosa bibliografía escrita y audiovisual referente a la


temática de los asesinos en serie, parece ser un área en constante crecimiento
acompañando el aumento de los casos.

Algunos de los casos documentados de homicidas en serie, se exponen a continuación:


A finales de los años de 1800 invade a la Inglaterra Victoriana a “Jack el destripador”, quien
en forma sádica asesinaba prostitutas o alcohólicas londinenses (el número exacto de las
víctimas se desconoce, se cree que como mínimo cuatro o seis), ganó el apodo de
“destripador” por los escritos que mandaba a la policía, donde insistía en que continuaría
destripando prostitutas. Pues todas sus víctimas fueron apuñaleadas con un cuchillo y
desentrañadas, presentaban cuellos cortados, vaginas mutiladas, la cabeza de la víctima
usualmente separada del cuerpo y sus órganos internos removidos. Sus cortes perfectos
con el uso del cuchillo, hizo que se manejara la hipótesis de que podía tratarse de un
médico cirujano. Nunca se logró saber con absoluta certeza quien fue el autor de los
crímenes, a pesar de que el asesino acostumbraba a retar a la policía enviando cartas y
hasta órganos de las víctimas por correo.

Otro asesino en serie de la historia fue el famoso Albert Fish, quien no fue detenido hasta
1934, operaba en Nueva York y sus asesinatos contenían elementos sádicos, canibalismo,
masoquismo y pedofilia. Su apariencia de un buen abuelo le facilitaba a concretar sus
crímenes. (Schlesinger, 1997).

Thug Behram, líder de una banda de la Thuggee India, frecuentemente ha sido nombrado
el asesino serial más prolífico del mundo. Se estima que asesinó a 931 personas por
estrangulación mediante una tela ceremonial (o rumal, que en idioma Hindi significa
pañuelo), usado por su culto entre 1790 y 1830, de esta manera, posee el registro de más
asesinatos cometidos por una sola persona en la historia. (Schlesinger L. B., 2000)
(Eugenio, 2000)

Gram. Young, inglés que desde niño presentaba una marcada personalidad psicopática,
criado en un hogar disfuncional, cuyas aficiones de infante eran la toxicología y la
demonología, razones de más para suponer porque lo catalogaban de extraño a pesar de
su inteligencia sobresaliente. Sus crímenes consistieron en envenenar paulatinamente a su
núcleo familiar inmediato (padre, madrastra, 16 hermano y hermana) y, posteriormente, a
dos de sus jefes, aún después en prisión intentó intoxicar al personal. (Ramírez, 2000)

El primer escrito moderno referente al homicidio serial se remonta a 1886, su autor Richard
Von Krafft – Ebing, escribió el libro Psicopatía Sexual, quien acertadamente casi cien años
antes, describió con bastante precisión algunas de las características de éstos homicidas.
Este alemán era un psiquiatra que solía escribir acerca de distintas variantes prohibidas del
deseo sexual o lo que comúnmente se 18 conoce como, perversiones. En sus escritos, que
solían respaldarse por historias clínicas de pacientes, introduce términos como el sadismo
y el masoquismo (Schlesinger, 2000 p.12). Algunas de las características citadas por Krafft
– Ebing para este tipo de asesinos son: mentira, manipulación, tomar cosas de la escena
del crimen, prolongar la tortura para mayor excitación, minuciosidad en la escena del
crimen, víctimas “fáciles” (prostitutas, jovencitas o niños), crueldad animal a corta edad,
sadismo con tendencia en escalada, humillación de las víctimas, planeamiento del
asesinato para evitar la detención. También, notó que estos ofensores no notaban rasgos
evidentes de lo que se podría llamar “anormalidad”. Por último, describe, lo que se conoce
como la firma del asesino en serie, propio de las mismas fantasías del ofensor.
(Schlesinger, 1997). (Ferguson,White,Cherry,Lorenz, Bhimani, 2003) La asociación de
agresividad vital e ideas sobre valorado de estos individuos, les otorga una peligrosidad de
grado superlativo, y los hace proclives a cometer los crímenes más espeluznantes, la
mítica que envuelve el tema del asesinato en serie, debe comprenderse desde diversas
aristas, una de las más importantes es quizá el intento por definir ¿Qué es un asesino en
serie?, tema que abarca las siguientes páginas de esta investigación.

II. CONCEPTO

El asesino en serie(AS) se define por la existencia de tres o mas asesinatos en lugares y


periodos temporales diferentes, con lapsos de tiempo de enfriamiento entre cada homicidio,
el cual puede ser días, semanas, meses o años.

El Manual de Clasificación Criminal, define al asesino serial como aquel que comete tres o
más eventos separados, en tres o más locaciones, donde media emocionalmente un
periodo de enfriamiento entre los homicidios. (Ferguson,White,Cherry,Lorenz, Bhimani,
2003).

Los asesinos en serie se entienden como aquellas personas que durante un periodo de
tiempo acaba con la vida de varias personas sin un motivo aparente, excepto el sexual o
por satisfacción propia (Dalal y cols., 2009).

Ressler (2005) afirma que el asesino en serie es aquel que es capaz de asesinar por lo
menos a tres personas con un mínimo de un día entre uno y otro, con un período de
enfriamiento, silencio o reposo entre cada asesinato. La motivación de los crímenes es de
acuerdo a la gratificación psicológica que le produce.

Se estima que un 75% de estos asesinos reside en EEUU y el resto se dividen en los
demás países del mundo, la mayor parte son hombres y provienen de clase social media
baja, de no más de treinta años y han sufrido abuso físico y/o mental en su niñez, algunos
de ellos son muy inteligentes y tienen fijación por la policía o figuras de autoridad. (Bafico,
2015).

“El asesino serial en general no tiene relación previa con las víctimas y el crimen ocurre al
azar o sin conexión con los otros.” (Bafico, 2012, p.21) “Ressler además del término serial
killer, introduce también el concepto de “perfil psicológico” específico del asesino serial y
partió de la idea de que sus comportamientos, precursores del asesinato siempre han
estado presentes desde la infancia.” (Bafico, 2012, p. 19).

Siguiendo esta línea Romi (2011) plantea que:

Con frecuencia estos sujetos presentan sentimientos de inadaptabilidad, inutilidad y


minusvalía. Algunas veces debido a las humillaciones y los traumas sufridos en la
infancia. Los crímenes que cometen suelen otorgarles una sensación de potencia y
frecuentemente le sirven de revancha, venganza, o reivindicación de su estado de
frustración histórica.

Los asesinos seriales suelen tener impulsos extremadamente sádicos. Desde niños pueden
tener antecedentes de actos de piromanía, comienzan con incendios solo por la emoción
de destruir cosas y también con crueldad hacia los animales (p.178).

El postulado de Ressler es lo que comúnmente se escucha como forma de explicación y/o


de justificación ante los hechos abrumadores cometidos por los asesinos seriales, una
infancia marcada por abusos, malos tratos, aislamiento social, entre otros. Se debe ser
cauteloso y no caer en la ingenuidad, tanto en creer que todos los asesinos en serie
sufrieron esa infancia traumática como haberse criado en un ambiente donde sucedan
estos hechos de abusos desencadenará en un asesino serial.

Bafico (2012) sostiene que no es lo mismo trabajar con un psicótico que con un
psicopático. Por otra parte, contrario a lo que fundamenta Ressler donde sostiene que
existe un perfil del asesino serial, se podría decir que cada caso es específico y particular,
que no hay una patología del asesino serial ya que son personalidades muy diferentes.

Para Ferguson, White, Cherry, Lorenz, Bhimani autores del artículo Definiendo y
clasificando el asesino en serie en el contexto de motivación del perpetrador los elementos
esenciales para poder definir apropiadamente a un asesino serial incluyen los siguientes
aspectos: (Ferguson,White,Cherry,Lorenz, Bhimani, 2003).

- Tres o más víctimas asesinadas durante eventos múltiples y discretos.


- Causar muerte a las victimas al tiempo que dicha muerte proporciona placer, liberación
de tensiones o que por algún motivo concuerde con los valores internos del asesino.
Los ataques por sí mismos, no cubren únicamente propósitos funcionales.
- El asesinato no ocurre por motivos religiosos, ideológicos, políticos o por formar parte
de alguna organización criminal.

Al final de cuentas, no debe olvidarse que la definición del asesino serial, será siempre un
fenómeno de construcción social. Pues, es precisamente esa definición social lo que
diferencia a un homicidio serial de un homicidio “común”, aunque ambos lo que representan
son realidades físicas, eventos que difieren en características y componente, ello es quizá
lo que pueda dar una mayor claridad a la pregunta inicial.

III. CLASIFICACION DE LOS ASESINOS EN SERIE

Diversas son las propuestas que los expertos han emitido para clasificar a los asesinos
seriales. Y es que resulta claro que todo depende de los criterios a elegir, pudiendo
clasificarse a los asesinos seriales según su zona de influencia, el orden con que llevan a
cabo sus crímenes, las motivaciones que los impulsan a matar, etc. Sin embargo no todas
las clasificaciones son igualmente útiles para el investigador.

Las clasificaciones existentes más difundidas son:

3.1. Por zona de influencia

La clasificación por zona de influencia se basa en la o las zonas en que el asesino serial
ejecuta sus crímenes. Designa, por decirlo de algún modo, las determinantes de sus
posibles áreas de acción.

3.1.1. Viajeros: Estos asesinos no tienen un lugar fijo o un área determinada en la


cual operar, suelen viajar miles de millas para cometer sus crímenes, teniendo
así un teatro de operaciones potencialmente indeterminado. Ejemplos de ellos
son:
- el Monstruo de los Andes (Pedro Alonso López), quien asesinó en Perú, Colombia o
Ecuador
- Daniel Camargo Barbosa, quien mató en Colombia y, dentro de Ecuador, cobró víctimas
en distintas ciudades.

3.1.2. Locales: Estos asesinos tienen un área de operaciones fija, pero amplia sin
embargo; pudiendo ser, para que se entienda la amplitud de su radio de
acción, una ciudad entera o incluso o una provincia o estado (como
California en USA).

3.1.3. De lugar específico: Estos también tienen un área fija, pero es mucho más
pequeña que en el caso de los asesinos “locales”: una casa, el lugar de
trabajo, etc.

3.2. Por sus procedimientos


La clasificación según los procedimientos es una de las más importantes pues, detrás de
sus distintas subcategorías, hay múltiples e importantes patrones propios del perfil
del asesino. Está basada en el grado de orden con que lleva a cabo sus asesinatos,
incluyendo no solo el crimen en sí sino los lapsos de tiempo que, en el antes y el después
del asesinato, están estrechamente ligados al mismo; por ende, remite a cuestiones
como si existe o no planificación previa, que tan ordenada es (si existe) esa planificación
previa, si hubo o no hubo ocultamiento de evidencias, si el asesinato como tal siguió o no
siguió un método elegido para buscar ciertos fines, etc…

3.2.1. Organizados: Estos asesinos son los que elaboran planes, ocultan pistas,
buscan momentos propicios para sus crímenes, no suelen improvisar en la
manera de matar a sus víctimas y están atentos al entorno social para
prevenir cualquier posible amenaza a sus proyectos criminales.

Por lo general es de apariencia normal o incluso atractiva, y su inteligencia se encuentra


por encima del promedio. Suelen poseer una buena habilidad para comunicarse.

Lleva una vida normal, con un trabajo decente que le permite vivir correctamente. Pero no
se encuentra en él una planificación a futuro, y muchas veces, a pesar de su inteligencia,
actúa sin importar las consecuencias de sus actos. (Bafico, 2015).

Ressler (2005) dice que son personas que se encuentran sumamente enojados con la
sociedad y las mujeres, lo que los hace incapaces de amar. Por lo tanto, tienden a creerse
superiores al resto de las personas, y les encanta sentirse fuertes y con autoridad.

¨Llevan siempre consigo el instrumental para matar, como puede ser, cuerda, cuchillo,
cloroformo, esposas. Etc.¨ (Bafico, 2016, p.25) „‟antes de asesinar a su víctima le comunica
lo que le va a suceder. De esta manera hace que la angustia de su presa sea más intensa.
La violación y tortura en general ocurren antes del asesinato para su gratificación‟‟. (p.26)

Es muy meticuloso en cuanto a la evidencia posible del asesinato, por lo que trata de
esconder, enterrar y destruir posibles pistas, así como también el cuerpo de su víctima.

Según Cuquerella (2004), afirma que:

Las personalidades psicopáticas, ofrecen versatilidad delictiva, reincidencia,


impulsividad, pérdida de control o intolerancia a las frustraciones, encanto
superficial, mitomanía compulsiva y ausencia de objetivos vitales.

El organizado mostrará un estado mental de control durante sus acciones, en todo


caso con una disociación emocional durante la comisión del crimen, que puede
impregnar de rabia, ira, o descarga emocional, sin empatía hacia ella ni sentimiento
de culpabilidad o reconocimiento de su responsabilidad sobre las acciones
cometidas.(p.4146)

El crimen es el resultado de un largo proceso, con el propósito previo de realizar su


fantasía.

El asesino serial de tipo organizado ama sentirse fuerte y con autoridad, es incapaz
de enamorarse y sus relaciones sexuales están desprovistas de cualquier ternura.
Tampoco pueden captar la dimensión ética de los actos propios o ajenos. (p.25)

Romi (2011) sostiene que:

Algunos asesinos seriales se esfuerzan por hacer sus crímenes difíciles de descubrir
falsificando pruebas, por ejemplo, una nota de suicidio aparentemente dejada por la
víctima. Es habitualmente muy sociable, tiene amigos y amantes, muy a menudo
hasta esposa e hijos. Son el tipo de personas que cuando son capturados, son
descriptos por los conocidos como “una persona agradable e inofensiva (p.179).

En general, en ellos son comunes las siguientes características:

- nunca son tontos, teniendo así un coeficiente intelectual de 105 (100 es la media) en
adelante, con un113 en promedio y siendo de 105 a 120 el rango en que sus
inteligencias suelen estar (pueden tener más de 120, como ya quedó claro)
- en su mayoría son socialmente bien vistos
- suelen estar casados o tener pareja
- se desplazan para cometer sus delitos
- elaboran planes; siguen las noticias
- tienen una o más armas previamente designadas para sus asesinatos; usualmente
conocen o siguen a sus víctimas
- eliminan pruebas
- suelen ser fetichistas(guardando objetos o partes de sus víctimas, teniendo fotos de las
mismas, etc)
- habitualmente vienen de la clase media o media-alta; en general no tienen problemas
para socializar o vincularse al sexo opuesto

3.2.2. Desorganizados: El asesino desorganizado no es cerebral ni calculador,


suele ser un individuo impulsivo, violento, no elabora planes y es
descuidado a la hora de ocultar evidencias (no las oculta) o elegir el
momento de los crímenes. A diferencia de los organizados y algunos
mixtos, estos asesinos nunca tienen una inteligencia superior a la media
pues, de ser así, su psicología les obligaría a tener, porauto conservación,
un mínimo de orden y prudencia.

Estos cometen sus crímenes impulsivamente, se le observan notorias alteraciones


mentales, suelen denominarse como el asesino psicótico. Mientras que el organizado
matará a alguien cuando quiera que la oportunidad surja, el desorganizado contadas veces
se molestara en ocultar el cuerpo, dejándolo en el mismo lugar en que encontró la víctima.
(Romí, 2011).

¨Usualmente llevan a cabo ataques sorpresa, asaltando a sus víctimas sin previo
aviso, y típicamente ejecutan rituales que creen necesarios hacer, una vez que la
víctima está muerta (Necrofilia, mutilación, canibalismo, etc.)¨ (Romi, 2011, p. 187)

No hay planificación del crimen, tampoco cargan con el kit de herramientas. Por lo general
poseen una apariencia poco atractiva, tienen una imagen pobre de sí mismo y por lo tanto
se sienten excluidos. Su casa y sus cosas demuestran poco orden y suciedad. (Bafico,
2015)

Es una persona solitaria, incapaz de relacionarse con los demás. También es incapaz para
mantener relacione sexuales, y en el caso de tenerlas es muy malo para ello.
Generalmente no es inteligente, y es posible que haya permanecido por algún tiempo en
una institución para enfermos mentales. (p.27)

El ataque es rápido, furioso y decisivo, haciendo que su víctima reciba heridas mortales
desde un principio. No se molesta ni se preocupa por la evidencia después del crimen.
(Bafico, 2015).

Cuquerella (2004) sostiene al respecto:

No dispone de medio de transporte propio, participa en actividades solitarias, vive


solo o con un progenitor, mata a las víctimas como “mal menor” para
despersonalizarlas después, puede mantener actividades parafílicas o practicar
desmembramientos, normalmente con actividades fetichistas. En la labor de su
desorganización no suelen ocultar el cadáver, puede volver al lugar del crimen o
participar en la ceremonia funeraria para revivir el “clímax emocional” que vivió
previamente, durante o después del crimen.

Los asesinos seriales organizados, suelen prodigarse en actos de tipo sádico,


mientras que los desorganizados conmutan el deseo sexual adaptativo en
maniobras auto eróticas y conductas de sublimación (sexualidad regresiva) como la
introducción de objetos, amputaciones, o necrofilia (p.4147)

Las características que se observan en estos asesinos son:


- Escasa inteligencia, con coeficientes intelectuales ubicados entre 80 a 95;
- son socialmente ignorados o mal vistos
- suelen vivir solos y no tener pareja
- vive y trabaja cerca de los lugares en que asesina
- no hace planes; no sigue las noticias
- usualmente no tiene un arma preestablecida para sus crímenes
- no suele conocer a sus víctimas y no las sigue
- no elimina pruebas; no es fetichista
- suele venir de las clases sociales baja y media-baja
- tiene problemas para socializar y vincularse al sexo opuesto.

3.2.3. Mixtos: Los asesinos mixtos presentan combinaciones coherentes de


rasgos del asesino serial organizado y del desorganizado, en general son
asesinos que, en cierta fase de su carrera criminal, actúan
organizadamente, mientras que en otra actúan desorganizadamente; o
bien, a lo largo de su carrera de asesinos o en cierto periodo de la misma,
manifiestan un orden parcial, no total, incluyente de ciertos rasgos del
asesino desorganizado. Estos son minoría, pues en general o son
organizados o son desorganizados.

3.3. Según la motivación de sus asesinatos


3.3.1. Visionario: En este tipo de asesino serial es donde más abundan los
esquizofrénicos. Estos asesinos reciben el nombre de “visionarios” porque
su visión de la realidad está teñida por el delirio y la fantasía, dentro de los
cuales suelen colarse seres irreales surgidos en la dinámica de las
alucinaciones visuales y auditivas. Usualmente creen cosas absurdas como
que son otra persona (la encarnación de Hitler, por ejemplo), como que
entidades sobrenaturales (Dios, el Diablo, ángeles, demonios, espíritus, etc)
les hablan y les impelen a cometer asesinatos, etc. Las fantasías en torno al
yo son frecuentes en estos asesinos, así como también las teorías
(“visiones”, si se quiere) delirantes y extravagantes.

El ejemplo perfecto del asesino serial visionario es Herbert Mullin: oía voces, alucinaba y
tenía una teoría extraña según la cual, a través de los sacrificios humanos, se podía
disminuir la probabilidad de grandes desastres naturales (terremotos sobre todo); así, él se
veía a sí mismo como un visionario que estaba en el deber de proporcionar sacrificios
humanos (a través de sus asesinatos…) para evitar un terremoto en California.
3.3.2. Misionero: Estos asesinos creen que tienen una misión y que esa misión
comporta librar al mundo de personas “indeseables”: judíos, negros,
prostitutas, lesbianas, homosexuales, etc. Así, muchos de ellos se ven
como sanadores de la sociedad o purificadores. Según los estudios, la
mayoría de estos asesinos son psicóticos. Un gran ejemplo de esta clase
de asesino es el neo-nazi Joseph Franklin, el cual mató a muchísimos
negros y judíos ya que deseaba “limpiar el mundo” de gente que
consideraba inferior.

3.3.3. Hedonista: El asesino hedonista busca el placer y la gratificación como


fines de sus asesinatos. Pero aquellas pueden ser de distintas
naturalezas, originando los siguientes subtipos:
- Lujuria: Estos asesinos matan en vistas a obtener gratificación sexual. En ellos pueden
darse patologías como la necrofilia o el sadismo. Dependiendo del caso, el asesino
encontrará el placer sexual en el asesinato mismo, en cosas que hace con el cadáver
luego del asesinato o en el abuso (aquí entra el sadismo, yendo de la simple violación a
cosas mucho peores como la tortura) de su víctima viva, siendo estos solo los casos
generales. Un buen ejemplo de esta categoría es Daniel Camargo Barbosa, quien violó
y mató a 71 chicas vírgenes: en su caso, el asesinato no era lo que proporcionaba el
placer sexual sino lo que garantizaba la posibilidad de su repetición pues, según
declaraciones del propio delincuente, principalmente asesinaba para evitar que su
víctima lo delatase. Otro ejemplo, ya en el caso de lo monstruoso, es el del homosexual
Jeffrey Dahmer, quien invitaba (ofreciendo bastante dinero) a chicos a ver pornografía o
sacarse fotos pornográficas, luego los drogaba, los estrangulaba hasta matarlos y, ya
muertos, tenía sexo con las víctimas y se masturbaba encima de sus cadáveres…

- Búsqueda de emociones intensas y adrenalina: Estos asesinos seriales buscan la


excitación emocional, las emociones intensas, la adrenalina. Para ellos, matar resulta
divertido y estimulante. Suelen ser grandes sádicos que disfrutan no solo del dolor sino
del terror de sus víctimas, sin embargo sus asesinatos generalmente carecen de un
aspecto sexual. El asesinar adquiere en ellos, hasta cierto punto, el carácter de una
adicción emocional, es por eso que, a diferencia de otros tipos de asesinos, no pueden
permanecer mucho tiempo tranquilos sin acabar con vidas humanas, dejando por ello
periodos no largos de tiempo entre uno y otro crimen. La psicología de estos
trastornados se ve con claridad en cartas como la del Asesino del Zodíaco (se
desconoce aún la identidad real); dice así un fragmento de un mensaje suyo: ‹‹Me gusta
matar gente porque es mucho más divertido que matar animales salvajes en el bosque,
porque el hombre es el animal más peligroso de todos. Matar algo es la experiencia
más excitante. Es aún mejor que acostarse con una chica.››
- Beneficio material (lucro y confort): Los integrantes de esta categoría asesinan como un
medio para conseguir dinero o bienes materiales (la herencia de un apartamento, por
ejemplo). Aquí, las víctimas suelen ser miembros de la familia del asesino o conocidos
cercanos. Generalmente tras cometer un asesinato, esperan periodos de tiempo
relativamente largos para evitar levantar sospechas entre los integrantes de su familia y
círculo social y entre los agentes de la ley. Difiriendo de otros tipos de asesinos, éstos
prefieren utilizar el envenenamiento (el arsénico es una elección frecuente) en vez de la
violencia propia de los disparos y las puñaladas. Algo muy importante es que ésta es la
categoría en que se ubican la mayoría de las asesinas en serie. Es entonces muy
significativo que, siendo en USA el porcentaje de asesinas en serie de un 2% y en el
resto del mundo máximo hasta 24%, la inmensa mayoría de asesinas seriales tenga por
finalidad de sus asesinatos el beneficio material, tal y como mostró un estudio hecho por
Eric Hickey en 1997, según el cual el 75% tenía por motivación al lucro.

Un ejemplo escalofriante de este tipo de asesinos es la española Enriqueta Martí, asesina


serial española del siglo XIX e inicios del XX. Ella, aprovechando que en su época la
tuberculosis y otras enfermedades no tenían cura con medicina tradicional, fabricaba
eficaces remedios para esos males, pero esos remedios estaban hechos nada más y nada
menos que con los cadáveres frescos de los niños (que no pasaban de 9 años) que
asesinaba. Aprovechaba todo: la sangre, los cabellos, los huesos (que pulverizaba); y los
mezclaba ingeniosamente, en pomadas y otras fórmulas que vendía a grandes precios,
precios que casi siempre eran gustosamente pagados por gente de clase social alta que
sabía de la eficacia de los remedios de Enriqueta, aunque ignoraba su macabra
composición…

3.3.4. Poder/Control: Estos asesinos usualmente fueron abusados, maltratados,


subyugados y dominados durante su infancia. Es así frecuente hallar en ellos
una sensación de impotencia que busca ser saneada a través de la obtención
de un sentimiento de poder y control. De ese modo, se satisfacen en saber
que tienen el poder para decidir sobre la vida y la muerte de su víctima; y,
evidentemente, gran parte de su gratificación está también en saber que sus
víctimas saben que ellos tienen ese poder. Por eso, estos asesinos adoran
torturar a sus víctimas y demorar la muerte de las mismas, ya que si las
matan inmediatamente, no consiguen experimentar a plenitud el poder y el
control. En este marco, las violaciones y torturas sexuales son abundantes;
pero, y esto es de suma importancia, el fin primero de aquello no es el placer
sexual (aunque lo obtengan) sino el sentimiento de dominación que eso les
da, gozando así más con la contemplación de la debilidad e impotencia de
sus víctimas, que con el sufrimiento en sí mismo de ellas. El Doctor Muerte
(Harold Shipman) ilustra a la perfección este tipo de asesinos. Él,
aprovechando su posición de médico, elegía como víctimas a indefensas
ancianas a las cuales les inyectaba mortales dosis de morfina, falsificando
luego los informes médicos y diciendo que la paciente había muerto por
causas naturales, un paro cardíaco, por lo general. Según se cree, llegó a
matar a unas 215 personas. No lo hacía por sadismo, ni por interés
económico (su posición económica era buena y no le interesaba mucho el
dinero), ni por venganza: era todo por una morbosa atracción por la muerte
pero, principalmente, por el gozo que le daba el tener el poder de decidir
sobre la vida y la muerte de sus víctimas. Dijo por ello el forense John Pollar:
“simplemente disfrutaba contemplando el proceso de morir y gozaba con el
sentimiento de control sobre la vida y la muerte”

3.4. Por su género: La clasificación de los asesinos por su género, aunque evidente,
muestra significativos fenómenos sociológicos, psicológicos y culturales. Así, por
ejemplo, sorprende que más del 70% de los asesinos seriales en el mundo sean
de sexo masculino…

3.4.1. Hombres: Según una publicación autorizada en una fuente seria como es la
web del Dr. Mike Aamodt (profesor emérito del Departamento de Psicología
de la Universidad de Radford), los datos indicaban, a la fecha del 07/10/2010
(última actualización de las investigaciones), que a nivel mundial el
porcentaje de asesinos seriales masculinos era de 88.1%. Queda entonces
patente que la tendencia al asesinato violento es algo propiamente
masculino, aunque hay mujeres que caen en este patrón y son excepciones
en su género. La razón estadística es evidente: el porcentaje de asesinos
seriales masculinos es mucho mayor que el de asesinas seriales y, dentro
de las pocas asesinas seriales, la mayoría emplean el método no violento
del envenenamiento. Así, lo anterior sugiere que en el fondo de la cuestión
está el hecho de que el hombre es mucho más proclive a la violencia física.

Enumerando algunas causas posibles para ese hecho y por ende para el hecho de que
haya más asesinos seriales que asesinas seriales, se tiene lo siguiente: 1) Biológicamente,
el hombre tiene mucha más testosterona, hormona que lo predispone a un mayor índice de
agresividad, 2) El hombre tiende a exteriorizar la tensión, lo cual puede expresarse en
hostilidad; en cambio, la mujer tiende a interiorizar la tensión, pudiendo caer en la
depresión, 3) El miedo es un mecanismo de control y la mujer, por su debilidad física y
hasta cierto punto por condicionamiento cultural, tiende a autopercibirse en una situación
desfavorable en cuanto a su potencial para ejercer la violencia física, experimentando así
un miedo que se suma a una inseguridad inherente a la necesidad de protección-seguridad
que históricamente la sociedad ha programado en ella; evidencia de esto, es el hecho de
que el lucro sea lo que más motiva a asesinar a las mujeres, siendo que aquel lucro
representa un potencial de protección material (la seguridad que tiende a buscar por su
programación cultural). Por su parte, el hombre tiene mayor fuerza física y su
programación histórico-cultural lo orienta hacia una percepción en la que masculinidad va
de la mano con “fuerza” “emprendimiento”, “autosuficiencia” y otras características en esa
misma línea.

3.4.2. Mujeres: Según la misma fuente web del Dr. Mike Aamodt - empleada para
señalar el porcentaje de asesinos seriales, se tiene que el porcentaje
mundial de asesinas seriales sería de 11.9%. Evidentemente las cifras son
solo aproximaciones, pero es claro que todas las estadísticas disponibles
muestran una divergencia cuantitativamente enorme entre el porcentaje de
asesinas seriales y el de asesinos seriales, por lo cual ese 11.9% es
bastante confiable. Ahora, explicar aquí por qué hay menos asesinas
seriales resultaría fútil debido a que, en la explicación anterior de por qué
hay más asesinos seriales, están implícitas las razones principales de la
escasez de asesinas seriales. La clasificación que se verá a continuación es
la más difundida para las asesinas seriales; sin embargo, se la ha criticado
porque las subcategorías que contiene pueden, en algunos casos,
presentar elementos (asesinas seriales) compartidos y, además, son todas
ellas también aplicables a los hombres, de modo que se puede hablar de
“viudos negros” o “depredadores sexuales”, por ejemplo.

- Viudas negras.- En promedio comienzan sus asesinatos después de los 25 años. Sus
víctimas suelen ser sus esposos o compañeros (por esto el nombre), sus familiares y,
en general,
personas con las que han entablado una relación personal. Su método es el envenenam
iento, locual representa, en comparación con otros métodos de asesinato, un obstáculo
a la hora de incriminarlas. Su móvil suele ser siempre el beneficio material, el lucro
principalmente. Un ejemplo significativo es Marie Besnard, asesina serial francesa de la
primera mitad del siglo XX. Ella usó arsénico para matar a su marido, a su tía, a su
abuela, a sus padres, entre otras personas. Sumando a eso su habilidoso talento para
hacer trucos sucios, consiguió heredar considerables sumas de dinero de sus víctimas.
- Ángeles de la muerte.- Suelen empezar su carrera criminal después de los 21 años,
siempre en una localización completa: un hospital, una clínica, etc. Su gran motivo
impulsor es la sensación de poder y control que experimentan al decidir sobre la vida y
la muerte de sus víctimas. Dos características esenciales que tienen son: primero, el
tener una necesidad compulsiva de matar; segundo, tienden a usar sus crímenes para
ser percibidas de manera positiva, ya sea como la típica enfermera que se conduele con
los familiares del muerto, ya sea, por ejemplo, envenenándolos con un veneno que
mata en varios días, para así cuidar de la víctima y aparentar gran bondad. Una
sustancia bastante usada por estas asesinas es el cloruro potásico, con el cual pueden
aparentar un paro cardíaco en la víctima. Un ejemplo es la inglesa Beverly Allitt, quien
trabajaba en el Hospital de Grantham y mató a cuatro niños inyectándoles insulina, todo
para luego congraciarse con los familiares de la víctima, fingiendo dolor y adoptando un
rol de confidente, cosas que no se le hacían difícil puesto que era risueña y tenía un
rostro de rasgos suaves e inocentes.
- Depredadoras sexuales.- Este tipo de asesinas seriales son extremadamente escasas.
Sus asesinatos están siempre ligados a una búsqueda de satisfacción sexual vinculada
a la muerte. Suelen ser mayores de 30 años y son mucho más frecuentes en Europa
que en USA. Un ejemplo es la asesina británica Rosemary; quien, en compañía de su
esposo Fred West, fue responsable por la muerte de 12 chicas jóvenes, incluyendo
niñas. Ella, que tenía una libido desmedida y era bisexual, gozaba sodomizando (con
consoladores u otros implementos) a las chicas y sometiéndolas a múltiples torturas
sexuales.
- Por venganza.- Estas asesinas en general se inician luego de los 22 años, sus víctimas
son gente cercana, presentan trastornos de obsesión y sus crímenes suelen motivarse
en
celos patológicos. Ellen Etheridge es un ejemplo perfecto de esta categoría: ella se casó
con unmillonario texano y tuvo 8 hijos; pero, no soportando que sus hijos le “robaran” el
amor de su esposo, se decidió por asesinar con arsénico a cuatro de ellos
- Obtención de beneficio o provecho.- Este es el tipo de asesina serial más frecuente.
Ellas matan para obtener dinero o bienes materiales y sus víctimas son muchas veces
gente cercana. Un caso destacable es el de Madame Popova, noble rusa que, entre
1879 y 1909, dirigió una agencia (creada por ella) para, por sumas razonables de
dinero, liberar a las esposas de “maridos crueles”. Para eso, se valía de envenenadoras
o de sicarios; y a veces, ella misma hacía el trabajo…En total, mató aproximadamente
unos 300 hombres.
- En grupo.- En las asesinas seriales la tendencia a trabajar con uno o más cómplices es
mayor que en los asesinos seriales. Por lo general se asocian con su pareja, aunque
otras veces con una mujer. Un buen ejemplo lo conforma Catherine May Wood, quien
mataba ancianos (asfixiándolos) con ayuda de Gwendolyn Graham, y posteriormente
hacía el amor con él…
- Asesinas que padecen algún trastorno en el momento de cometer el asesinato.-
Estas asesinas no simplemente tienen psicopatologías, sino que es la psicopatología lo
que, en el plano de la motivación del impulso asesino, prima al momento del crimen. En
todos los casos, el trastorno mental es de gravedad tal que afecta a la capacidad volitiva
(la voluntad) e invectiva de éstas asesinas. Ejemplo en esta categoría es Janne Topan,
quien confesó haber matado (con envenenamiento) 31 personas aunque se cree que
mató entre 70 y 100. En su juicio de 1902, el análisis de los médicos determinó su
insania mental, por lo que el jurado declaró que por su “locura” debía ser internada en
un manicomio en lugar de recibir la condena que correspondería a un delincuente
dueño de sus actos. Sus propias palabras evidenciaban lo trastornada que estaba. En la
corte dijo: “esa es mi ambición: matar más gente que cualquier otro hombre o mujer que
haya existido jamás”; complementariamente, algunas de las cuidadoras de enfermos
que trabajaban con ella afirmaron haberle oído decir: “traiga algo de morfina, querida, y
vayamos al pabellón. Usted y yo nos divertiremos muchísimo viéndolos morir”
- Sin explicación.- Como el nombre indica, en estos casos se desconoce la motivación
de la asesina serial o su motivación no es agrupable en ninguna de las categorías
anteriores. Un caso es el de la estadounidense Stella Williamson de 75 años, quien
antes de morir dejó una nota para las autoridades: allí, hablaba de un tronco en el ático,
el cual contenía los cadáveres de 5 recién nacidos…
- No resueltas.- En estos casos, simplemente acontece que no se sabe la identidad de la
asesina serial, o no se sabe si se trata de una asesina serial pero se sospecha de la
existencia de una detrás de los crímenes.

IV. LA TRÍADA FATÍDICA

Por último, tenemos que los siguientes son tres signos de alarma que, de darse en un
individuo determinado, manifiestan una elevada probabilidad de que se transforme en
asesino serial. Hay tres conductas que, de darse en un individuo determinado, manifiestan
una considerable probabilidad de que se transforme en asesino serial: la piromania, la
incontinencia urinaria y la crueldad con los animales. La primera se asocia a la búsqueda
de una sensación de poder derivada del deseo de destrucción, la segunda a la tensión
emocional, y la tecera es realmente siniestra; pues, según dicen los científicos, el torturar a
cualquier ser vivo atrofia las redes neuronales asociadas a la capacidad de sentir empatía,
cosa esta que, en último término, equivale a un proceso de deshumanización…

4.1. Crueldad con los animales

“La crueldad hacia los animales no es una válvula de escape inofensiva en un individuo
sano…es una señal de alarma”, dijo una vez Allen Brantley, agente especial del FBI. Y es
que el torturar animales no es solo un medio para desfogar la agresividad sino una escuela
de crueldad e incluso, tal y como lo mostró Yoo Young Chul matando perros como
preparación psicológica a los asesinatos que luego cometería, es una actividad ideal para
acostumbrarse a la muerte y el dolor ajenos. Según estudios, casi todos los chicos que
maltratan animales han sido víctimas de maltrato físico y/o psicológico, generalmente por
parte de uno o ambos progenitores, y frecuentemente también por parte de sus pares, ya
sea a través del bullying o la simple marginación y rechazo social. Esto es importante
porque permite entender el carácter éticamente escalofriante que subyace al fin último de la
tortura ejercida sobre animales. Pero para comprender eso hay que tener presente lo que
se ha hallado en estudios científicos: así, en su libro The science of evil, Simon Baron
Cohen escribe que: ‹‹Cuando tratamos de explicar los actos de la crueldad humana, no hay
ningún valor científico en el término “malo” pero sí hay valor científico en el uso del término
“erosión de la empatía”. La afirmación clave en mi libro es que, cuando la gente comete
actos de crueldad, un circuito específico en el cerebro (“el circuito de empatía”) disminuye.
Esto podría ser temporal (por ejemplo, cuando estamos estresados) o de una forma más
duradera.››

Entonces tenemos que el chico, torturando animales, busca disminuir su capacidad de


empatía lógicamente, esto puede ser inconsciente y, si es consciente, no se lo ha de
plantear en los términos expuestos; pero acaso: ¿no es esa capacidad de empatía lo que lo
frena de hacer daño a los demás y de exteriorizar su agresividad más allá de cierto punto?
Lógicamente sí, y evidentemente esta capacidad empática ya está mermada en el
psicópata, pero hay grados y grados, y la crueldad animal es un mecanismo para
menoscabarla aún más. Ahora: ¿por qué alguien querría disminuir aquello que frena su
violencia?, ¿qué conseguiría con no conmoverse ante el dolor ajeno? Conseguiría poder
emplear más a la violencia para controlar a los demás y, en última instancia, conseguiría
una capacidad mucho mayor de conseguir sus fines y deseos a expensas de un sufrimiento
ajeno que, en virtud de la crueldad, ya no solamente dejará de ser fuente de malestar
(como ocurre con la empatía) sino que hasta podrá constituir una fuente de placer…
Llegamos así al lamentable proceso ético que casi siempre ocurre en el asesino serial que
maltrata animales: primero es una víctima de la maldad y la crueldad de los otros, del
mundo; y luego, fundamentalmente como forma de protección, busca extinguir su propia
bondad para así adoptar una crueldad y una maldad superior a la de sus victimarios, y
suficiente para dejar el sufrimiento propio de la víctima, y pasar a la complacencia perversa
del victimario incapacitado para la “debilidad” de la compasión, e hiper capacitado para la
supervivencia egoísta y destructiva en un mundo que se percibe como hostil y enemigo.
Lejos de pertenecer a la especulación, la explicación anterior es ilustrada en los resultados
compendiados de varias investigaciones criminológicas efectuadas en U.S.A. En efecto, los
datos muestran que la tortura de animales tiene elevados porcentajes de presencia en
diversas categorías criminales, aumentándose a medida que se aumenta la crueldad
inherente al tipo de crimen: acosadores sexuales (36%), acosadores sexuales
encarcelados (46%), violadores convictos (48%) y asesinos adultos (58%).

4.2. Piromanía

En los asesinos seriales, la práctica de la piromanía aparece generalmente en la niñez y


muestra esencialmente la búsqueda de un sentimiento de poder originado en la
satisfacción del afán de destruir. Pero la realidad psicológica de la piromanía es aún más
profunda y guarda concordancia con la realidad que suelen vivir quienes se transforman en
asesinos seriales. Así, el pirómano es generalmente un joven lleno de frustraciones,
problemas y desajustes emocionales, rabia acumulada, y usualmente tedio, vacío
existencial, sentimientos de impotencia y deseos de protagonismo. Aunque también hay
casos en que la piromanía comporta un aspecto sexual, y en ese caso evidenciaría una
sexualidad sádica, y quizá algo de pirofilia. Ejemplo de esto último lo vemos en el asesino
norteamericano Ottis Toole, quien incendiaba casas abandonadas y luego se masturbaba
contemplándolas arder…

4.3. Incontinencia urinaria

Estudios criminológicos muestran que aproximadamente el 60% de los asesinos seriales se


orinan en la cama siendo ya adolescentes. Esto suele estar asociado al estrés emocional
que origina un entorno familiar y social inadecuado y lleno de conflictividad, tal y como el
que les toca vivir a los asesinos seriales durante su infancia y adolescencia

1.1. Incontinencia urinaria

Como señala Skrapec (en Sanmartin y Raine 2006), el propósito del comportamiento
humano es hacer realidad nuestros deseos y necesidades. De acuerdo con esto, los
asesino en serie (y posiblemente el resto de criminales2 ) hace aquello que satisface sus
necesidades, y en este sentido, la violencia tiene su utilidad.

2
Raine, A y Sanmartín J. (2006). Violencia y Psicopatía. Barcelona: Ariel.
Este mismo autor utiliza una metodología fenomenológica, la cual se centra en las
experiencias individuales, en cómo las narraciones de un criminal nos revelan los
significados que organizan su vida y nos ayudan a entender qué siente y qué significa para
él matar. Sus estudios han revelado una serie de motivaciones en asesinos en serie que
analizadas en profundidad no se alejan de las motivaciones que alberga cualquier persona.

1.2. Venganza-Justificación

En la mayoría de los relatos analizados por Skrapec existía la justificación de sus actos
como tema predominante, acompañado de una relación distorsionada con el resto del
mundo. Todos los asesinos en serie estudiados se consideraban sorprendentemente como
víctimas, su violencia era consecuencia de un maltrato injustificado que había sufrido en
sus vidas y que como consecuencia había generado una fuente de ira y odio que era
descargada en sus crímenes contra sus víctimas. Con este pensamiento, todas sus
acciones, por aberrantes que fueran eran racionalizadas y auto-exculpada de forma
automática, aunque según este autor era plenamente consciente del daño que
ocasionaban.

Otro resultado sorprendente era la capacidad que tenían para empatizar cognitivamente
con sus víctimas pero no emocionalmente. Podían comprender el daño que hacían a sus
víctimas pero no podían sentir nada por ellas, eran sentimental y emocionalmente
impermeables al sufrimiento, lo que les impedía llevar a cabo conductas de inhibición. Toda
la emoción se circunscribía a ellos, el resto solo son objetos.

Este motivo podría estar relacionado con necesidad de seguridad de la teoría de Maslow
(1943). El asesino en serie necesita recuperar la seguridad de su supervivencia, si hay
alguien que lo intenta dañar o lo ha dañado, él se defiende, ataca como instinto básico para
sobrevivir. En este caso, la necesidad está distorsionada y llevada al extremo. Para este
tipo de agresores todas las víctimas son potenciales enemigos. Su seguridad es
quebradiza y usa la violencia para restituirla y para vengarla, sus actos tienen el objetivo de
reparar el mal que se le ha hecho dentro de unos criterios propios de justicia y moral.
Asesinar para ellos es protegerse.

1.3. Control y Poder

Otro motivo que apareció en los relatos de los asesinos en serie que les motivaba para
hacer lo que hacían era la sensación de control y poder que experimentaban cuando
acababa con la vida de una persona. Esta necesidad de control y poder era fruto de sus
fantasías, unas fantasía en las que se veían a ellos mismo como más importante de los que
realmente eran, unas fantasías en las que ellos tenían todo el control y poder. El paso de la
fantasía a la realidad por medio de un asesinato les otorgaba, aunque fuera
momentáneamente, esa sensación de poder y control de las que ellos carecían en su vida
no criminal.

Esta motivación está claramente recogida en la teoría de Mc Clelland (1989), cuando habla
de motivación de poder. Este tipo de agresores tienen realmente una baja autoestima y
complejos de inferioridad que le hacen sentirse insignificantes. Para escapar de esta
sensación elaboran unas fantasías en las que alcanzan una superioridad infinita, el poder
divino de controlar la vida y la muerte. ¿Hay quizá mayor poder que ese?

Pero la fantasía no sola no vale porque la realidad diaria le devuelve una y otra vez a su
inferioridad, así que en un momento determinado lleva la fantasía al acto, a la realidad y
comete su primer crimen. En ese momento el asesino cuestiona su propia imagen real,
comprueba que puede llegar a ser la persona que siempre deseó y eso le genera una
sensación adictiva. Poco a poco esa sensación disminuye y tarde o temprano tendrá que
volver a recuperarla con otro crimen.

1.4. Sentirse vivos

Relacionada con la motivación anterior estaría esta última motivación identificada en el


estudio. Los asesinos declararon que matar les hacía sentirse vivos. Sentían un éxtasis
eufórico, una ira violenta que, cuando era descargada por medio del asesinato, les
provocaba una sensación de placer seguida de una sensación de calma y finalmente una
sensación de alivio. Más tarde, relataban los asesinos, les sobrevenía un estado de
intranquilidad y miedo que iba creciendo a lo largo del tiempo. Para tratar de eliminarlos, los
asesinos solían recurrir a las drogas o a sus fantasías. Es posible que el robo de objetos
relacionados con la víctima que suele producirse en algunos casos, los llamados
souvenires o trofeos, sean usados para tratar de rememorar el asesinato y con él recuperar
en parte las sensaciones placenteras que se sintieron en esos momentos. En cualquier
caso, relataron los asesinos, vencer al miedo y la intranquilidad y volver a sentir el placer
solo era posible finalmente con un nuevo asesinato.

Esta motivación se encuentra muy relacionada con las últimas necesidades de la pirámide
descritas por Maslow, las necesidades de estima y autorrealización.

La necesidad de estima está relacionada con el amor propio, la autoestima y la


autovaloración personal, cuestiones deterioradas en estos agresores y que solo es posible
restituir por medio de la violencia. En este caso, estos criminales utilizan unas herramientas
equivocadas para reconstruir su imagen de si mismo, necesitando la destrucción del otro
como forma de construirse a si mismo. Pero esta necesidad no solo afecta a plano
personal, no solo necesita autoestima sino también el reconocimiento y la estima de los
demás. En este sentido los asesinos en serie suelen buscar la fama y el éxito (la mayoría
de las veces lo consiguen) presentando a la sociedad sus actos, no buscan el anonimato
sino todo lo contrario, quieren que se les conozca y se les vea como seres superiores. De
ahí las frecuentes comunicaciones de estos asesinos con los medios de comunicación y la
policía e incluso a veces, como veremos más adelante en el análisis de casos, la propia
autoinculpación y entrega a la policía cuando es detenido algún sospechoso de sus
crímenes o los medios de comunicación dejan de prestarle atención.

Por otro lado, la necesidad de autorrealización son claras en este tipo de criminales. Una
autorrealización basada en una transcendencia de su realidad, una realidad que nos les
gusta y que tratan de sustituir por sus fantasías. Como hemos visto anteriormente estos
sujetos no puede realizarse normalmente dentro de la realidad social en la que viven,
deben esconderse y crear una realidad paralela en la que se convierten en la persona que
querrían ser. Intentan autorealizar sus fantasías por medio del asesinato pero esto tiene
efectos temporales, convirtiéndose en una necesidad frustrada que nunca podrá cubrirse.

A día de hoy, el tema de los asesinos en serie es más atrayente para el mundo literario y
cinematográfico que para el mundo científico. Su estudio presenta varios problemas:

- Los datos y contenidos para analizar implican siempre violencia extrema, aberrante y
sin sentido que resulta poco cómodo para el investigador.
- Las muestras suelen ser escasas y muy diversas, lo que influye en cuestiones de
fiabilidad, validez y representatividad.
- Los datos procedentes de fuentes no primarias generalmente no cuentan con las
suficientes garantías y condiciones como para ser tratadas desde un enfoque científico-
estadístico
- Usar fuentes primarias, como la entrevista de asesinos en serie encarcelados tampoco
cuentan con las suficientes garantías.
- No podemos acceder a muestra de asesinos en serie en libertad y actuando, con lo cual
los datos y resultados están sesgados.

Como el ámbito policial, aunque no quiera, ha tenido que enfrentarse a ellos, es en donde
se ha dedicado más esfuerzo a estudio de este fenómeno. En este sentido, la prioridad no
ha sido el enfoque científico sino el práctico, lo que hace que las teorías surgidas desde
aquí no dejen de ser meras especulaciones más o menos basadas en las experiencias y
análisis personales de sus autores. Sus objetivos son puramente pragmáticos, conocerlos y
entenderlos para poder capturarlos.

II. FACTORES QUE INTERVIENE EN LA CONSTRUCCION DE UN ASESINO

Hemos visto que el asesino serial es el producto de una interacción entre el entorno y
ciertas características del sujeto.
Un entorno familiar inapropiado, con patrones como: violencia entre los padres; maltrato,
indiferencia-abandono o demasiada permisividad por parte de uno o ambos progenitores;
ausencia de uno o ambos progenitores; incestos, abuso sexual o algún tipo de situación
sexualmente insana originada en el marco familiar; comportamientos desequilibrados y
destructivos-autodestructivos en los padres, tales como alcoholismo, drogadicción,
prostitución; etc. El asesino es en gran parte un síntoma de los trastornos socio-culturales,
ya que, si bien el entorno familiar es el factor externo de primer orden en su
encaminamiento hacia el crimen, éste constituye una micro estructura grupal (por algo se le
dice “la célula” de la sociedad) que, en sus desequilibrios y problemas, refleja en gran
medida los males generales del entramado socio-cultural. Así, consciente de ello, el
asesino Charles Manson afirmó: “Mi padre es una prisión, mi madre un sistema, soy lo que
ustedes me hicieron. Los miro y me digo: ustedes quieren matarme y yo ya estoy muerto.
Toda mi vida estuve muerto”

Una experiencia social nociva, con patrones como: pobreza, usualmente asociada a un
sistema lleno desigualdad que, en ciertos casos, acaba generando resentimiento social;
aislamiento o maltrato físico y/o psicológico por parte de los pares, sean estos de la
institución educativa, del reformatorio o de otro tipo de ambiente; abuso sexual por parte de
un desconocido o conocido fuera del círculo familiar; presencia de drogas y/o alcohol en el
círculo social; vandalismo y delincuencia; etc. Vivencia de un marco cultural en el que se
exhiben cosas como: mucha rigidez en los roles de género; aceptación de la violencia
como forma idónea de control y parte de la cotidianidad; desequilibrios a nivel de la
mentalidad imperante, manifestados en casos como el de una sociedad moralista
demasiado represiva, una sociedad con tendencia al libertinaje y los vicios, o una sociedad
muy materialista, pragmática y consumista; etc.

2.1. Exposición a eventos traumáticos

El ser testigo de uno o varios sucesos traumáticos es algo que muchas veces juega un rol
crucial en la creación del asesino en serie. Según estudios científicos, presenciar un acto
violento puede desencadenar agresión y desórdenes de ansiedad tales como estrés agudo
o trastorno por estrés post-traumático, o inclusive puede ocasionar problemas relacionales
y una disrupción en el desarrollo de la capacidad empática.

Presenciar un acto violento puede desencadenar agresión y desórdenes de ansiedad, tales


como estrés agudo o trastorno por estrés post-traumático, o inclusive puede ocasionar
problemas relacionales y una disrupción en el desarrollo de la capacidad empática. Un
ejemplo terrible fue el del legendario asesino Gilles de Raise, quien destripaba a sus
víctimas como un reflejo de que, durante su niñez, vio a su padre con las tripas afuera,
agonizando en el lecho antes de morir tras un ataque de jabalí.

Así y refiriéndose sobre todo a la violencia animal que muchos chicos presencian, Kellert y
Felthous afirman que: ‹‹Un niño que crece rodeado de agresión contra cualquier ser vivo,
tienemás probabilidad de violar, abusar o matar a humanos cuando sea adulto››. Esto es
importante ya que muchas veces el presenciar violencia animal constituye aquellos eventos
traumáticos y lastimosamente, esta potencial fuente de eventos traumáticos a presenciar,
viene como complemento a experiencias de maltrato pues, según un estudio de la New
Jersey Public Child Protection Agency, en el 88% de las familias donde hay maltrato
infantil, hay también maltrato a animales, y éste está usualmente ligado a una experiencia
de humillación e impotencia, tal y como lo refleja el hecho de que, según el estudio antes
dicho, en el 66% de los casos es el progenitor quien, para castigar o controlar al hijo,
maltrata a la mascota.

Ejemplos de asesinos que presenciaron eventos traumáticos son:

Ed Gein: Ed presenció el sacrificio de animales de granja y esto, según confesó, le inspiró


ideas pervertidas que más adelante influenciaron en su conducta criminal.

Guilles de Rais: A sus nueve años, Guilles presenció la muerte de su padre en una sesión
de caza. Fue algo realmente espantoso pues un jabalí había clavado sus colmillos en el
vientre de su padre, y el pequeño Guilles contempló “cómo sus vísceras se esparcían por el
lecho”, lo cual lo marcó tan profundamente que, en el futuro, repitió la escena destripando
niños y viendo como las entrañas y la sangre se derramaban sobre el suelo de su castillo…

John George Haigh: Conocido como “El Vampiro de Londres”, este asesino, durante un
bombardeo de la Segunda Guerra Mundial acontecido en su niñez, corrió aterrado solo
para llevarse un susto aún mayor al ver una cabeza que, producto del bombardeo, había
terminado rodando y yendo a parar ante sus pies…

2.2. Maltrato infantil y adolescente

El maltrato infantil casi nunca será suficiente en la creación de un asesino en serie, pero
siempre será importante. En su libro Serial Killers, Joe Norris nos dice que el maltrato
infantil genera reacciones violentas, trastorna el desarrollo psicológico y hasta puede
producir lesiones cerebrales… Al respecto escribe: ‹‹Los padres que abusan de sus hijos,
tanto física como psicológicamente, inculcan en ellos una confianza casi instintiva en la
violencia como primer recurso ante cualquier desafío.››.

Según criminólogos del F.B.I., cuando un niño sufre maltrato infantil, ve menoscabada su
capacidad de empatía, no desarrolla su capacidad de confianza, seguridad y autonomía,
experimenta un daño en su facultad para vincularse a otras personas, y se llena de
fantasías de dominación, violencia y control.

Los psicólogos dicen que, cuando hay maltrato infantil por parte de uno o ambos
progenitores, el maltratado sufre un menoscabo en su capacidad para confiar en el otro en
general, pudiendo así refugiarse en el aislamiento y en fantasías violentas. Por ello en el
libro Homicidio sexual: patrones y motivos, Robert Ressler y dos autores más afirman que,
cuando un niño sufre maltrato infantil, ve menoscabada su capacidad de empatía, no
desarrolla su capacidad de confianza, seguridad y autonomía, experimenta un daño en su
facultad para vincularse a otras personas, y se llena de fantasías de dominación, violencia
y control.

Naturalmente el hogar es la fuente más usual de maltrato infantil y adolescente, pero no la


única. Están también las instituciones educativas, los orfanatos y los reformatorios, entre
otras.

Ejemplos de asesinos que han sufrido maltrato infantil y/o adolescente son: Carl Panzram:
A Carl lo golpeaban sus hermanos mayores cuando era niño, y ya más grande, recibió
numerosas palizas estando en el reformatorio.

Albert Fish: Este anciano torturó a varios niños y niñas, era un verdadero sádico, y también
un gran masoquista (se clavaba agujas, se quemaba algodones en el ano, etc…). Ahora y
si uno se pregunta de dónde le nacieron esas oscuras tendencias, Albert responde que de
sus experiencias en un orfanato de Washington D.C., en el cual vio abusos y maltratos tan
terribles que terminaron haciéndolo amar su propio sufrimiento, y el ajeno, particularmente
el de seres inocentes como eran los niños del orfanato…

2.3. Relación con los padres

Generalmente es la madre la figura que más peso tiene en la construcción del asesino
serial, en parte porque, en las biografías de los asesinos, es muy frecuente la figura del
padre que se ausentó tempranamente (cuando el asesino era niño) o que nunca estuvo.
Esta madre suele ser dominante, estricta, cruel, maltratadora; distante e indiferente;
incestuosa, promiscua o sexualmente perturbadora y provocadora; de moral religiosa y
represiva, o de un libertinaje amoral; alcohólica y drogadicta; etc. Mientras tanto, cuando el
padre está presente y es fuente de daño y trastorno, lo es casi siempre bajo la figura del
padre autoritario, violento, sádicamente disciplinario, y usualmente machista y alcohólico.

Los padres son claves en la construcción moral, social y emocional del sujeto, en su
encaminamiento a la legalidad o la ilegalidad. Es así que las biografías de asesinos están
llenas de madres y padres ausentes o perniciosamente deficientes: padres ausentes, o
machistas, bebedores, y violentos, madres prostitutas, descarriadas, distantes o
maltratadoras…

Según los psiquiatras, las siguientes situaciones son de gran riesgo en tanto potenciales
generadoras de un futuro antisocial:

Padre o madre ausente (esto sucede en aproximadamente un 60% de los casos)

Desequilibrio disciplinario: un padre muy severo y una madre muy permisiva, o un padre
muy permisivo y una madre muy severa. Casi siempre ocurre lo primero, y entonces el niño
aprende a manipular (por culpa de la madre) y desarrolla odio hacia la autoridad en general
(por culpa de la autoridad particular del padre). Falta de vinculación con el bebé durante los
primeros nueve meses, sobre todo de madre a hijo. Esto es enormemente perjudicial, ya
que deja secuelas a nivel neurológico…

Padres hipócritas que en público manifiestan una imagen de unión y armonía familiar, pero
en privado humillan y menosprecian al hijo.

2.3.1. La Madre: Generalmente, en las biografías de los asesinos seriales, la figura


materna (sea madre biológica o madre adoptiva) tiene un mayor peso en la
construcción de la motivación criminal. Puede aparecer así bajo distintas
formas, pudiendo a veces manifestarse varias de estas formas en una sola
madre:
- Madre prostituta: Pedro Alonso López, Henry Lee Lucas
- Madre que engendra deseo sexual en el hijo: José Antonio Rodríguez Vega, Gary
Ridgway.
- Madre sobreprotectora: Harold Shipman, Jesse Pomeroy, Ed Gein, Marta Beck.
- Madre dominante y maltratadora (puede ser maltrato físico o psicológico): Daniel
Camargo Barbosa, Pedro Alonso López, Edmund Kemper, Gary Ridgway, Richard
Kuklinski, Ed Gein, Marta Beck, Albert DeSalvo, Jerome Henry Brudos, Ted Bundy.
- Madre que abandona al hijo o está ausente (pudiendo ser esto por muerte temprana):
David Berkowitz, Gerald Eugene Stano, Ángel Maturino Resendiz, Marcel Petiot,
Manuel Delgado Villegas, Bob Berdella.
- Madre con respecto a la cual el hijo sostiene un vínculo afectivamente dependiente que,
al romperse con la muerte de ésta, impulsa hacia el asesinato al hijo, de alguna u otra
forma: Harold Shipman, Peter Sutcliffe.

Los asesinos seriales suelen tener pésimos modelos maternos, pero a veces eso llega al
extremo y entonces la relación madre-hijo puede volverse escalofriantemente patológica,
tal y como en el caso de Edmund Kemper, quien, tras irrumpir en la habitación de su madre
y decapitarla, tomó la cabeza de ésta, le lanzó dardos mientras la insultaba, y finalmente la
agarró para hacerse sexo oral…

Hecho ya un panorama general con los ejemplos referidos arriba, cabe señalar que, si bien
tanto la madre como el padre pueden inducir agresividad y trastornos en el futuro criminal,
la madre está más asociada a trastornos en la conducta sexual. Son por ello enormemente
impactantes algunos casos en que la conducta de la madre ha originado en el hijo una
mezcla de ira y deseo sexual: en Ed Kemper, esto desembocó en el hecho de que Ed
decapitara a su madre y, después de lanzarle flechas e insultos a su cabeza inerte, tomase
esa misma cabeza para hacerse sexo oral; en José Antonio Rodríguez Vega, esto se
plasmó en su búsqueda por mujeres mayores a las que mataba y violaba, siendo que, a
través de esas violaciones, violaba simbólicamente a su propia madre (esto se desprende
de confesiones suyas); por último y no menos sorprendente, en el caso de Henry Lee
Lucas vemos a un chico que era vestido de niña y maltratado psicológicamente por una
madre que se prostituía delante de él, lo cual posteriormente desembocó en que Henry,
tras salir del reformatorio y discutir con su madre, terminase no solo matándola sino
violando su cadáver, expresando así el deseo incestuoso que le causó el ver prostituirse a
su madre años atrás…

2.3.2. El Padre: Generalmente, en las vidas de los asesinos seriales ocurre una de
estas dos cosas: o bien la figura paterna está marcada por la ausencia, o
bien por una presencia opresiva, autoritaria, rígida, violenta y desprovista de
afecto.

En las biografías de los asesinos seriales son dos los modelos paternos que más se
repiten: el primero es el de la figura paterna marcada por la ausencia (sea por abandono
temprano del hogar, porque nunca estuvo, o porque fue distante), y el segundo el del padre
con presencia opresiva, autoritaria, rígida, violenta y desprovista de afecto. Del primero
tienden a surgir hijos con falta de límites; y, del segundo, hijos que han aprendido el uso de
la violencia como un recurso efectivo para ejercer control sobre los demás…

En el primer caso, el del padre ausente, nos encontramos con asesinos que nunca
conocieron a su padre (Pedro Alonso López, por ej.), que su padre abandonó el hogar
cuando eran niños o adolescentes, o que su padre se caracterizó por ser una figura
distante y de poca presencia (YooYoung-Chul). Para Ronald y Jacqueline Angel,
investigadores de la Universidad de Texas, “El niño que crece sin padre presenta un riesgo
mayor de enfermedad mental, de tener dificultades para controlar sus impulsos, de ser más
vulnerable a la presión de sus pares y de tener problemas con la ley.”
Complementariamente, las interpretaciones de diversos estudios estadísticos muestran (en
cifras aproximadas) que, cuando un chico ha crecido sin padre: es 5 veces más propenso a
cometer suicidio, 32 veces más propenso a huir de casa, 20 veces más propenso a tener
desordenes conductuales, 14 veces más propenso a realizar actos de precocidad y abuso
sexual, 9 veces más propenso a dejar los estudios, 10 veces más propenso a abusar de
drogas y otras sustancias, y 20 veces más propenso a terminar en prisión…

En el segundo caso, el del padre violento y controlador, las consecuencias son


terriblemente nefastas. Así, el desarrollo social y emocional se alteran, y el sujeto
usualmente se aísla y prácticamente siempre se vuelve más agresivo, desconfiado
y manipulador. De ese modo, el padre autoritario y violento enseña que la violencia es
un recurso idóneo para conseguir lo que se desea; y, paralelamente, puede engendrar en
el hijo un sentimiento de impotencia que, en los asesinos seriales, ha sido la raíz de esas
fantasías de control-poder que culminan en atroces actos de asesinato y tortura. Además
de eso, a nivel del desarrollo moral la figura del padre autoritario y violento es
contraproducente; ya que, en lugar de conducir a una interiorización de los códigos
morales, conduce a un respeto del mismo en función de la conveniencia, de modo que el
sujeto tiende a frenar sus malas acciones solo para evitar las consecuencias. Pero lo peor
viene cuando el sujeto desarrolla un odio hacia la autoridad y un rechazo tajante de los
códigos sociales-morales que ésta representa, pues es entonces cuando el
comportamiento antisocial puede surgir, sobre todo si se trata de un psicópata, ya que éste
carece de los niveles de miedo que una persona normal tiene con respecto a las posibles
consecuencias negativas de sus actos. Parte de lo anterior deja entrever el hecho de que,
un padre violento y controlador, casi siempre origina un hijo manipulador y mentiroso;
puesto que, además de aprender a controlar mediante la violencia, el hijo aprende a
evitarse problemas mintiendo, ya que la mentira le fue útil para evitar ser castigado y así,
en un futuro, podrá usarla no solo para evitarse males sino para conseguir la confianza y la
aprobación de los demás fingiendo ser algo que no es, tal y como hicieron John Wayne
Gacy y el llamado “Candy Man”…

Finalmente, cabe mencionar que entre todas esas secuelas nocivas la peores el odio, ya
que éste refuerza la tendencia del individuo a justificar las malas acciones que comete
inspirado en su odio; y es que, como escribió el psicólogo Alejandro Londoño Valencia:
‹‹Quien odia, se considera a sí mismo como una víctima de otro sujeto que es considerado
como la encarnación misma del demonio y, por ende, encuentra la justificación perfecta
para mantener el odio y para emplear la agresión como mecanismo para defenderse de
quien origina sus desgracias.››. Visto a la luz de esa cita el problema parecería no ser tan
grave, pero el odio suele desplazarse hacia otros individuos que, de un modo abstracto o
imaginario, se asocian a quien originalmente lo motivó o, peor aún, simplemente ofrecen la
posibilidad de desahogarlo…

Muchos asesinos tuvieron padres brutales. Por ejemplo, DeSalvo tenía un padre que traía
prostitutas a casa y que golpeaba brutalmente a él y a su madre, llegándole a romper dedo
por dedo a ella, y llegándole a causar a él un daño permanente tras darle con un tubo
metálico en la espalda…

Los ejemplos de asesinos seriales con padres violentos y controladores son muchos, y
entre esos están John Gacy (John Wayne Gacy) y Albert DeSalvo. El primero tenía un
padre que, entre otras cosas, le decía frecuentemente “marica” y “fracasado”, que golpeaba
a su madre, bebía en exceso y hasta llegó a matarle de un tiro a su perrito solo para
castigarlo. Por su parte, DeSalvo tenía un padre que traía prostitutas a casa y que
golpeaba brutalmente a él y a su madre, llegándole a romper dedo por dedo a ella, y
llegándole a causar a él un daño permanente tras darle con un tubo metálico en la
espalda…

2.3.3. La adopción: Representa necesariamente la ausencia de los padres


biológicos, pero no la ausencia de una figura materna y de una figura
paterna en tanto personajes del desarrollo psicológico caracterizados no por
un vínculo genético sino por un tipo de vínculo relacional asociado a un rol
particular. Pese a eso, la adopción puede generar crisis de identidad que, si
bien casi nunca desempeñan un papel crucial en la motivación del asesino,
en ciertos casos sí lo pueden hacer, tal y como pasó con David Berkowitz y
3
Ted Bundy. En el caso del primero, Berkowitz era un individuo que había
sufrido el rechazo social, sobre todo el de las mujeres… Así, cuando a sus
14 años perdió (porque murió) a su madre adoptiva, el resentimiento que
tenía hacia su madre biológica creció, ya que ésta lo había rechazado y
dado en adopción; y esto, como es de esperarse, se tradujo en un aumento
de aquella misoginia que latía en el interior de sus crímenes (él mataba a
parejas que estaban juntas en sus autos, como si envidiase al hombre y
odiase a la mujer). En cuanto a Ted Bundy, vemos que éste, tras enterarse a
los 13 años de que era adoptado, comenzó a sufrir un trastorno en
su desarrollo emocional; y esto, desde luego, fue fundamental en
su encaminamiento hacia el crimen.

3
Pasarmiedo.com. "Asesinos en serie ¿Porque matan?. "Pasarmiedo.com. 25 de Junio del 2014.
Pasarmiedo. 15 de Marzo del 2015 http://w w w .pasarmiedo.com/asesinos_en_serie.php
2.4. El Rechazo

El rechazo ha jugado un rol importante en la vida de casi todo asesino serial; venga éste de
los padres, de los pares de la institución educativa, del sexo contrario, etc. La experiencia
de ser rechazado (por los padres, los compañeros de escuela, las chicas, etc) ha jugado un
rol importante en la vida de casi todo asesino serial. Estudios científicos señalan que los
chicos que sufren rechazo social tienden a ser más agresivos, menos sociables, más
impulsivos y ansiosos. Pero lo peor viene cuando surge el odio, tal y como le sucedió a
Henry Lee Lucas, a Edmund Kemper y a otros. En el imaginario social tiene bastante
presencia la imagen del rechazado como un individuo de baja autoestima y poca
predisposición a la violencia: pero la realidad, en lo que respecta al segundo punto, puede
ser totalmente diferente. Así, la psicóloga Karen Bierman de la Universidad de Pensilvania,
señala que los chicos que sufren rechazo muestran uno o más de estos patrones de
conducta:

- Bajos niveles de comportamientos prosociales, como turnarse o compartir.


- Elevados niveles de comportamientos agresivos o disruptivos.
- Elevados niveles de comportamientos desatentos, inmaduros, o impulsivos.
- Elevados niveles de ansiedad social.

Y es que el rechazo no solo puede ser interiorizado y manifestado en forma de auto-


rechazo, sino que puede volverse contra su fuente, intensificado y amenazador en su
nuevo ropaje: el odio. Lo dicho se vio en el asesino serial Henry Lee Lucas, a quien
rechazaban y ridiculizaban por su ojo de cristal, pero eso, según confesó el propio Henry,
acabó por hacerlo odiar a todo el mundo…

Otro caso, relacionado con el rechazo sufrido por parte del sexo opuesto, es el de Ed
Kemper, asesino que mataba a chicas de la clase media y media-alta. Según Ed Kemper,
con esto pretendía “golpear a la burguesía”, pero además la ira contra las chicas de la alta
sociedad (y hasta cierto punto contra las mujeres en general) estaba detrás de eso, puesto
que, en sus visitas a la universidad, Kemper era ignorado e incluso una vez le dijeron que
esas chicas eran “demasiado” para él, lo cual naturalmente lastimó su orgullo y, años
después, le hizo confesar lo siguiente con respecto a la importancia que tenía en sus
crímenes el rechazo que él sentía por parte de las mujeres: “Cuando estaban vivas, las
sabía distantes, sin ninguna comunicación conmigo, y yo intentaba establecer una relación”
Y es que, y esto hay que recordarlo, Kemper sentía placer sexual al decapitar a sus
víctimas femeninas y mirar sus cabezas como “trofeos”
III. PSICOLOGIA DE UN ASESINO EN SERIE

La mayoría de los asesinos en serie tienen antecedentes enfermizos. Se sabe que,


frecuentemente, fueron víctimas de abusos durante su infancia, ya sea física, sexual o
psicológicamente, toda vez que existe una correlación entre los abusos de su infancia y los
crímenes que cometen.

El elemento de fantasía en el desarrollo de los asesinos en serie es extremadamente


importante. A menudo fantasean acerca de asesinar durante y aún después de la
adolescencia. Sueñan despiertos de manera compulsiva sobre dominación, sometimiento y
asesinato, usualmente con elementos muy específicos de sus fantasías que después
aparecen en sus crímenes reales. Otros disfrutan leyendo historias de sadismo, llenos de
violación, tortura y homicidio. En algunos casos, estos rasgos no están presentes.

Los asesinos en serie, presentan uno o más signos de alerta en su niñez de lo que se
conoce como el "Conjunto McDonald" o "Tríada psicopática". Estos son:

– Piromanía, comenzar incendios invariablemente sólo por la emoción de destruir


cosas.
– Crueldad hacia los animales (relacionado con el "zoosadismo"). Muchos niños
pueden tener comportamientos crueles con los animales, como por ejemplo cortarle
las patas a las arañas, pero los futuros asesinos en serie con frecuencia matan
animales más grandes, como perros y gatos, y comúnmente para su propio deleite,
más aún de sólo impresionar a sus amigos.
– Enuresis más allá de la edad en que los niños normalmente superan tal
comportamiento.

Cabría hacer una aclaración, esta tríada, desarrollada en 1963, ha sido recientemente
cuestionada por otros investigadores. Muchos expertos han afirmado que una vez que el
asesino serial comienza con sus actos delictivos no puede parar (o solo en contadas
veces). Algunos sostienen la opinión de que aquellos que no son capaces de controlar sus
impulsos homicidas son más fáciles de atrapar

3.1. Neurótico

Este es el asesino esporádico ordinario que jamás pensó que algún día sería orillado a tal
situación pues su superyó (conciencia moral) simplemente le tiene prohibido matar.
Además, está consciente de que hacerlo le traería consecuencias psicológicas y legales no
muy placenteras, es decir, goza de un buen juicio de la realidad, sabe perfectamente
diferenciar entre lo bueno y lo malo. Sin embargo, no sabe que su ello (sus instintos
agresivos) sólo está siendo contenidos por un débil yo en situaciones normales ordinarias.
3.2. Perverso Psicópata

Este es el típico asesino serial que comete por lo menos tres asesinatos para identificarlo
como tal, que cuando es arrestado antes, suele clasificarse entre los asesinos corrientes,
es decir, aunque cumpla el perfil psicológico del asesino en serie, un solo asesinato
lógicamente no lo colocaría en tal categoría. Su estructura psíquica goza de un yo que le
permite controlar la situación, planear sus actos, diferir el placer, burlar a la víctima y no
mostrar sentimientos de arrepentimiento. Aparentemente es fuerte que puede controlar por
lo menos temporalmente sus instintos pero es permisivo cuando le exigen placer por lo que
su fortaleza puede ser cuestionada. No tiene un superyó que regule moralmente sus actos
por lo que su ello, aliado a un yo permisivo, es el rey de su estructura psíquica. En suma,
se presta conscientemente al placer sanguinario pero sabe que está violando las leyes por
lo que actúa de la manera más cautelosa evitando la impulsividad.

3.3. Perverso Sociópata

Por otro lado, el perverso del tipo sociópata suele ser el asesino que para lograr su
cometido no duda en actuar en grupo aunque puede también actuar solitario. Su sociópatia
se refiere a su desadaptación y al desafío a las normas y leyes sociales existentes
(anomia). Este tipo de asesino tiene un yo pero no tan fuerte e inteligente como el anterior.
Posee un superyó que le permite experimentar sentimientos de culpa que calla con
agresión e ingesta de sustancias como alcohol y drogas. Su ello no es contenido y
racionaliza sus actos tomándolos como venganza de lo que le hicieron sus víctimas en
algún momento de su vida. Este es el tipo perverso explicado por la psicología desde el
punto de vista de los factores ambientales familiares antes que por un desequilibrio
neurológico.

3.4. Psicótico

Un individuo con una estructura psicótica en realidad suele pasar por una persona normal
con la diferencia de que cuando se encuentra en una situación estresante puede tener un
brote psicótico experimentando delirios y alucinaciones, con la consecuente pérdida del
juicio correcto de la realidad.

El superyó moralista de apariencia fuerte e inflexible se quiebra ante la fuerte embestida de


los impulsos agresivos del ello. Su yo parece desaparecer y cegarse para dar paso a los
impulsos destructivos por lo que pierde el juicio correcto de la realidad y no darse cuenta de
la magnitud de sus actos en el momento de cometer el asesinato4 .

CONCLUSIONES

1. El homicidio en serie no es un fenómeno moderno, a pesar de que el fenómeno de los


asesinos múltiples es generalmente considerado un hecho contemporáneo, puede ser
detectado en la historia desde tiempos inmemorables. Es un fenómeno que ha caminado
de la mano con el hombre y sus eventuales comportamientos antisociales. No se trata de
un fenómeno de épocas, sino de seres humanos con ciertos grados de patología social.

2. Aspectos como la tipología (organizada, desorganizada y mixta), así como los


componentes esenciales (sadismo sexual, fantasía, compulsión por matar), y las diversas
fases y modos de operar en la escena del crimen (modus operandi y firma), ayudan a
esclarecer un poco el misticismo que reina en torno al fenómeno del asesinato serial.

4
Psicologiacriminologica.blogspot.mx “Psicología Criminológica” Temas sobre la criminología con
base a la psicología criminológica. Noviembre del 2009. Psicologiacriminologica.blogspot.mx 24 de
Junio del 2015 http://psicologiacriminologica.blogspot.mx/2009/11/que-son-los-asesinos-en-serie.html

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