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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE
ZACATECAS
“Francisco García Salinas”
UNIDAD ACADÉMICA DE HISTORIA
Programa de licenciatura en Historia
Las Poquianchis, caso Lagos de Moreno: Sexo, droga y muerte. Mitad del
siglo XX.
Historia social
Fotografía tomada de la Hemeroteca Pública del Archivo Histórico Municipal de León, 26 de enero
de 1964.
conformando con las vecinas localidades de León, San Francisco del Rincón, Guanajuato,
se puede exponer como una especie de triángulo del crimen a gran escala: explotación y
tráfico de esclavas sexuales, droga y muerte. Es un caso excepcional: tres mujeres de origen
imperio de poder que parecía indestructible por más de dos décadas, entre 1940 a 1964.
Para la Historia social, el caso Poquianchis, la trilogía integrada por las hermanas Delfina,
Pero son atípicos, por los hechos que estas mujeres protagonizan y contradicen los
patrones del liderazgo masculino, como jefas de una banda criminal, “capitanas, señoras de
horca y cuchillo”, como las llegó a denominar en 1964 el nuevo subprocurador de Justicia
del Estado de Jalisco, Jesús Ahumada Mercado, a las que se atribuyó la comisión de más de
tener parangón en México ni en muchas otras partes del mundo, por la cuantificación
relativa de los crímenes por las que fueron acusadas, y por el simple hecho de tratarse de
Otra forma simplificada, según nuestra consideración, sería la atribución de sus conductas y
acciones explicándolas a través de teorías decimonónicas, Darwinistas, la teoría
De ser tal, ¿cuántas personas con esos rasgos, indígenas, afrodescendientes, aún
de los de abajo. ¿Qué llevó a estas mujeres y a su reducido clan surgido del submundo de la
general? ¿Cómo llegaron a construir y sostener impunes este microimperio de sexo, droga y
muerte por más de dos décadas? Se puede aducir en retrospectiva de 56 años, al fin una
historia de tiempo presente, que, con Las Poquianchis, la violencia criminal, en esta clase
3
Existe entonces la necesidad de acudir a presupuestos y teorías del conflicto social,
criminalidad, tendiendo, a nuestro modo de ver, hacia un eclecticismo teórico que nos
pueda permitir acceder a mayor luz para responder a las interrogantes que nos plantea la
Responder a las hipótesis planteadas sobre el estudio del caso Poquianchis desde
con el conflicto social relacionado con ciclos económicos o procesos políticos “que
demostrar con sus estudios de las coyunturas económicas dicha relación conflictiva
cuenta en estos presupuestos teóricos relacionados con el estudio del caso Poquianchis,
sociales que son estudiados muy bien por la teoría marxista y su metodología, con fines
no en condiciones del hambre como terror, de preexistencia revolucionaria, sino del hambre
Ramón Torres y Juana Valenzuela. En el poblado de Acatic, en Los Altos de Jalisco, nace
la primogénita, Delfina. Ramón Torres, que se desempeña como policía municipal, mata a
mejor, de las venganzas. Allí procrearán además a Carmen, Eva, Manuela, González
Valenzuela. Las dos últimas optarán por usar los sobrenombres de María Luisa y María de
última hacia 1935, período de la expansión del reparto agrario con Lázaro Cárdenas. Se
magnifica por ser el epicentro de una amplia región orgullosa de ser Cristera y enemiga del
relajamiento de las normas morales y los códigos éticos; de la normatividad legal y otros
cambios negativos. En palabras del Funcionalismo Relativo de Merton, hay una prevalencia
de una anomia social. Se observa emerger con gran fuerza un pistolerismo y un machismo
Cristiada, la guerra religiosa rediviva en una amplia región del centro-occidente mexicano:
Guanajuato, Michoacán, Zacatecas, Colima, Jalisco, y Los Altos como uno de sus focos
principales. Deambula mucha gente armada en las calles; se matan por el honor, por las
1
Conferencia ofrecida por Fábregas en el marco del Seminario Internacional de Verano, Casa Serrano,
Centro de la Cultura y las Artes, Centro Universitario los Lagos, agosto de 2006.
Altos de Jalisco. No los abandona la dicotomía de ser matones y bragados, pero muy
religiosos y aun fanáticos. Las Poquianchis, como un símil femenino de tal estereotipo. Ser
matón, hasta los sesenta y setenta, en Los Altos de Jalisco, se constituía en símil de un
distintivo social, el ser infinitamente respetado y temido, lo cual parecía aumentar a medida
México. Estas regiones son mayoritariamente agraristas que van saliendo del peonaje donde
si acaso había trabajo, el peón recibía una paga de 25 centavos diarios y un litro o
usados por sardos y otros adictos, son placeres que aun en los peores tiempos no merman
United Press International (UPI), tomadas por el Heraldo, de León, Guanajuato, 4 dieron
cuenta de los golpes asestados por la Interpol a los capos de la droga en una reunión que
sostenían en Apalachin, cerca de Nueva York, donde se ponían de acuerdo para frenar los
enfrentamientos mortíferos por los territorios. Los E. U., ya eran señalados como la
población con mayor consumo de drogas en el mundo, seguido por Singapur, en el tráfico
44
El Heraldo, 26 de enero de 1964, segunda sección, p. 6.
de morfina y cocaína. Se calculaba para 1964 que en ésta última había ya 16 mil personas
Es el paisaje sociocultural y económico local de Los Altos de Jalisco, que vio nacer
y crecer a Las Poquianchis. Donde el macho manda, es matón y temido –el caso de Andrés
González Torres- y la mujer siempre tiene dueño: el cacique, el amo, el patriarca, el macho
violento, es una criada y acompañante abnegada, que se infiere, sufre en silencio la gran
violencia intrafamiliar proveniente del líder del clan, o es fácilmente robada por el novio,
muchas veces abandonada. En esa casa de los Torres Valenzuela, todos sus hijos fueron
hembras y ningún macho. Sucede así el surgimiento en 1938 en El Salto, Jalisco, de una
Delfina González Valenzuela, una mujer “masculinizada”, una matrona de armas tomar,
esclavismo, sin paga, que habrán de comenzar una historia de explotación, castigos y
horror, pero que, aludiendo a Michelet, el terror es el hambre misma, y allí habrían de
asegurarse al menos un techo y un plato de comida. Muchas de las chicas habían llegado
allí, engañadas, secuestradas, pero, para otras más, ofrecer su cuerpo representaba su única
forma de subsistencia, a pesar del estigma; era como un trabajo de última opción en
familias conocidas y muy respetables, pero cuya hija o hermana mayor, prestó servicios
sexuales en burdeles como El Cairo o El Quinto Patio. Las revoluciones, tras sus lentas
conquistas sociales, dejaron pues también sin duda migración, años de empobrecimiento
general; relajaron las costumbres, difuminaron en mucho los códigos morales, principios
religiosos, normas legales y dieron pie a nuevas formas de conflicto social, en el tema que
Merton, en que una función latente está presente en la estructura social, que no es deseada
ni admitida, por sus consecuencias negativas, pero que muchas veces no son conscientes o
son toleradas, como es el caso que abordamos que tiene que ver con la prostitución, aún en
sus desviaciones más graves: el lenocinio y el esclavismo sexual. En todo caso, desempeña
una función latente, que no se ve o no se quiere ver. Es en este contexto que la jefa
Delfina, iniciaría una larga ruta de una pequeña mafia familiar compuesta por hermanas,
hijos, yernos, sobrinos, y otros parientes, además de compadres y comadres, etcétera. Son
La huida
Rincón, Guanajuato, una testigo clave, María Ramos Aréchiga, a la vez compinche de las
González Valenzuela, narró de punta a punta ante el fiscal García Amaro, el historial negro
zafarrancho en el burdel con saldo de un muerto, que terminó con la clausura del local y
matrona, contaba la ocasión en que Delfina sola se había bastado para desarmar a todos
los policías del pueblo. Por las buenas o por las malas, en la huida habrían de seguirla una
treintena de muchachas a las que llevó a prestar servicios sexuales a la Feria de San Juan,
donde obtuvo fuertes ganancias. “Al final de la feria “la dueña, amarró dos valijas de
correas de cuero repletas de billetes y dos costales de monedas de plata y de cobre” (Ibid.,
P. 84).
para sus “mercancías” sexuales. Entre 1944 y 1545, lo encuentran en San Francisco del
Rincón, Guanajuato y Lagos de Moreno. Hacia 1950, se les unirá la hermana Manuela
(María de Jesús), quien decide abandonar su trabajo de obrera en un taller textil de El Salto,
sigue los pasos de sus exitosas hermanas e instala su prostíbulo en la ciudad de León,
Lagos de Moreno. Según testimonios judiciales y las excavaciones realizadas, ya con Las
Restos hallados en las excavaciones hechas en el prostíbulo “El Guadalajara de Noche”, centro de
operaciones de las traficantes de mujeres y de drogas, en Lagos de Moreno, Jalisco. Fotografía: Hemeroteca
Pública del Archivo Histórico Municipal de Lagos de Moreno.
Ya bien articulados los tres burdeles de Lagos, “El Guadalajara de Noche”; en León:
que desde luego no se advierte una lucha de clases de tipo marxista, sino en términos de un
clan familiar, amafiado y extendido, de clases en los límites marginales, cuyos rústicos
liderazgos, si bien, escalaban hacia una lucha de poder y de status; una lucha en una
Funcionalismo vincula con la desviación social, y es punible, que, podemos aducir, busca
del éxito económico, parte de los beneficios del sistema, en las pocas coyunturas que éste
ofrece a los estratos marginales para mejorar: en este caso, mucho más allá de la
corrupción. La ruta abierta de la violencia, como opción, por ende, como “una cancelación
y una renuncia de las expectativas morales”, según aduce Bazán ( Rodas, Luis, 2016).
tradiciones de largo aliento. Reminiscencias feudales, no por algo Hobsbawm afirma que en
la América Latina el feudalismo terminó con la Revolución Cubana. A mitad del siglo XX
pasado, esos rasgos del viejo feudalismo son muy visibles en esta región. Las Poquianchis
en algún grado formaban una micro fracción de un sistema social con un Estado
que no ha regulado con leyes “una situación concreta” y refleja formas mecanicistas,
instituciones del Estado se ven en franca debilidad y en simbiosis, de tal modo que le
permiten a esta micro mafia crecer y establecer rutas hacia el Bajío-Querétaro; al oriente:
Matehuala, San Luis Potosí, etc. Al norte: Piedras Negras, Tijuana-Ciudad Juárez, para
proveer a los prostíbulos de “carne fresca”, de jovencitas, muchas de ellas menores de edad,
de entre 12 a 16 años. La relativa libertad con la que los secuaces de las González operan
para engañar, robar o secuestrar mujeres que además reunieran básicamente tres
condiciones: Juventud, belleza y ser pobres, de las clases marginales, porque a éstas
lucha de clases. Por lo contrario, en tal espacio temporal todo el mundo pertenecía al PRI,
no se sabe si las González también, pero indefectiblemente eran aliados del sistema, de
salud mental e higiene públicas, a través del placer. En la Ciudad de México, las casas de
lapso similar (Gómez, 2016, p. 6). Aún más, en un efecto simbiótico, la función
extraordinaria de estos burdeles cubriendo son sus mejores “productos” las necesidades de
como se testimonian en el Expediente Judicial del caso. Por mencionar dos: las orgías que
describe la compinche de las González, Juana González o Gallegos, que llevaban a cabo en
casas de campo de las afueras de León, con el presidente municipal y otros funcionarios,
algunos Procuradores de Justicia, etc., y los sobornos de 300 pesos diarios que Las
Merton, es decir, una función negativa o que representa un obstáculo para la sociedad, se
forma escandalosa con la probada protección que el subprocurador de Justicia del Estado de
Jalisco, Tomás Gómez Ramírez, les otorgó por muchos años a las hermanas González
cambio de 25 mil pesos mensuales que ellas mismas, aseguraron, le llegaron a entregar en
con Delfina, pero la respuesta del gobierno de Jalisco fue la de que enviarían a comparecer
hicieron.
María Ramos Aréchiga, cómplice de Las Poquianchis, fue una acusadora implacable que reveló un amplio
historial criminal de las hermanas González y sus cómplices, ya en prisión. Fotografía: HP-AM) .
Su poderío, en las expectativas de status y éxito, con un mínimo de costos y riesgos,
con sede en Jalisco, entre una media docena encargados de acallar gente y sembrar el terror,
los más peligrosos y brazos armados de la pequeña mafia, el capitán Hermenegildo Zúñiga
y el Sargento segundo, José Valenciano Tadeo, éste último quizás el de mayor ferocidad,
asesino del principal competidor de Las Poquianchis, José “El Gordo” Lara Duarte,
responden ampliamente la hipótesis del por qué estas mujeres de origen campesino que
apenas sabían estampar sus nombres, lograron edificar un micro imperio por más de dos
larga duración,
que engrasa los mecanismos de la estructura de larga duración, que ha atravesado los
capitán Hermenegildo Zúñiga, El Águila Negra, con su uniforme de gala y sus medallas
estampadas, viajando en el asiento del copiloto, ya fuese en alguno de los autos de Las
González o en taxi, abriendo paso franco al “cargamento” de chicas que llevaban recostadas
en los asientos traseros, montados otros soldados o sujetos encima de ellas para que
llevándolas a enterrar en la Granja San Ángel o tirar sus cuerpos en las orillas de las
carreteras. ( =). Similar modus operandi en el traslado y venta de las esclavas sexuales a
Matehuala, San Luis Potosí, etc., a precios entre los 500 y 700 pesos por chica.() Se puede
decir que entre el período de 1944-1950, las mafiosas fueron incrementando sus
dispara a partir del decenio siguiente cuando logran sobornar a gran parte de la Partida
Anomia social y esta grave desviación, que alude E. Durkheim, que, en forma inusitada, la
noche del 21 de abril en que el policía Pablo Galván Aldana, abate a tiros a Ramón “El
Tepo”, el hijo de Delfina, minutos después sale del cuartel un pelotón de soldados, no en
apoyo y refuerzo a los gendarmes, sino con órdenes de cazarlos y matarlos, sitiando la
Comandancia policiaca hasta la madrugada del 22. Si bien, luego de que la población vivió
una noche y madrugada de terror, según reportes de la prensa regional, el mismo lunes
Ocotlán, Jalisco.2 ¿Qué tipo de sistema político del México posrevolucionario existía en la
mitad del siglo XX pasado en que uno de sus principales elementos que en que está
22
HP-AHML., “Horas de terror vivió Lagos”, El Heraldo, 23 de abril de 1963, p. 6, segunda sección.
Cómo es posible mirar en retrospectiva aquella dislocación institucional, cuando en
homicidios, entre ellos, del hijo de un general y el del competidor de Las Poquianchis, José
Lara Duarte, absuelto en todos “por falta de méritos”, continuando su carrera militar en la
institución armada, sin ningunas consecuencias, y no será entregado sino hasta que se dio la
detención de las hermanas González, para ser procesado como coacusado, tras el
que no termina? por la corrupción hasta los altos niveles del régimen salido de la
Revolución Mexicana y su inter con la Revolución Cristera. Robert Merton atribuye estas
graves desviaciones, esta anomia social, a los desajustes “entre la estructura social y la
conciencia cultural, sobre todo, cuando hay contradicción entre las normas escritas y las
Un bunker
La imagen del viejo burdel de “El Guadalajara de Noche”, en Lagos de Moreno, principal
morfina, con sus gruesos muros y apenas dos pequeñas ventanitas, es la de un presidio, de
un pequeño bunker de las que muchas mujeres, y algunos hombres, salieron, pero ya
tortura, y restos humanos. Los cementerios más dantescos fueron los descubiertos en la
Granja de San Ángel,en Purísima de Bustos, y en el clausurado y abandonado burdel de
San Francisco del Rincón. El hallazgo y extracción de al menos cinco cuerpos completos de
mujeres recién enterradas, más doce jovencitas que estaban “en capilla”, sentenciadas para
ser ultimadas en los días subsiguientes y que lograron ser rescatadas por la Policía Judicial
de León.
“moralizante” del nuevo Ejecutivo, Juan José Torres Landa, en marzo de 1962 decreta la
prohibición de prostitución en dicho estado, llegando a su fin los dos burdeles de las
González en esa entidad, que toman como salida la reclusión de las “pupilas” en el
prostíbulo de Lagos. El domingo 21 de abril del año siguiente, Ramón Torres González, “El
Tepo”, el hijo de la matrona Delfina, se bate a duelo con policías municipales y es muerto.
Su madre, el sargento Tadeo y otros compinches, responden con fusiles M-1, M-2 y
pistolas calibre 45 y 38 Super, contra judiciales y policías, logrando después escapar. Al día
siguiente viene la clausura del prostíbulo, y Manuela o María de Jesús, lleva a las mujeres a
lapso de casi siete meses, asesinando a algunas, y después, en la granja de San Ángel,
donde proseguirían con su obra macabra de matar, una por una, a sus pupilas. La llegada
Momentos del
rescate de las
sobrevivientes de
la Granja de San
Ángel y las
condiciones
físicas que se
pueden advertir.
Las Poquianchis fueron puestas al límite, porque la presión social había impedido
durante meses que Las Poquianchis reabrieran mediante amparos el último reducto de
Lagos de Moreno, poniendo a esta banda criminal en crisis, en una encrucijada: dejaban
verdugos, despiadados y sádicos, como las propias González, sus militares y matones, una
violencia asesina que posee el elemento de clase, pero ésta es de manera unívoca. Es de
jefas, Delfina, Eva o María Luisa, Manuela o María de Jesús; son de origen campesino: los
soldados como el sanguinario Tadeo, el cabo López Alfaro y otros mílites, también; las
muchachas raptadas, igual, son de familias pobres de Guadalajara, Los Altos de Jalisco,
implacables ejecutoras y verdugos, como Adela Mancilla, que por órdenes de las jefas
remató a palos a su propia hermana Ernestina e hizo que el perro de María de Jesús, a
Los
enterradore
s, Salvador
Estrada
Bocanegra
y José
Facio,
extrayendo
uno de los
cuerpos
que
sepultaron.
Fotografía
tomada del
Expediente
Judicial...
manera de cumplirle sus fantasías sexuales, tuviera sexo con la moribunda, para luego
arrastrarla y arrojarla a la fosa; el enterrador, José Estrada Bocanegra, José Facio Flores, y
los restantes, gente analfabeta que sólo pudo estampar sus huellas en los expedientes.
contrario a las idealizadas clases bajas a las que Michelet les atribuye toda la fuerza y lo
económicas, puede ser observada con toda su plenitud con el funcionamiento del sistema
judicial, en términos de E. Durkheim, y expuestas sus llagas con las coyunturas abiertas por
mecanicista, que aún no alcanza la unidad orgánica de las leyes que rigen una sociedad
parece haberse quedado sin el lazo proyector y castigador del señor feudal o amo, y una
institucionalización endeble, sin ley, una anomia social. De este modo, el fallo ratificado
por el Supremo Tribunal del Estado, en fecha del 2 de agosto de 1966, impone las
años de prisión por los delitos de: Homicidio calificado, plagio o secuestro; asociación
violación a las leyes de inhumación. José Valenciano Tadeo: 35 años de prisión y multa de
5 000 pesos y pena similar a Hermenegildo Zúñiga Maldonado. Eva González Valenzuela:
26 años de prisión y 5 000 pesos de multa; a Guadalupe Moreno Quiroz, 26 años y 3000
pesos de multa. Para Adela Mancilla Alcalá, 26 años y 2 000 pesos. Para Guillermina o
María Ramos Aréchiga, la sanción 26 años y 5 000 pesos de multa. Esther Muñoz Nava
José López Alfaro, 16 años de cárcel y 4 000 mil de multa. Francisco Camarena García, 8
años y 1 000 de multa. Enrique Rodríguez Martínez, 4 años y diez meses, más 1 000 pesos
de multa; Jesús Aranda Martínez, “El Escalera”, 3 años, 1 500 pesos de multa. La pena para
La justicia no tuvo más elementos que la evidencia de los cinco cadáveres extraídos
defunción ilícitos, un solo caso, el Dr. Ricardo Moreno, en Lagos de Moreno, nunca fue
alguna en el expediente del alcalde de San Francisco del Rincón, señalado de recibir
sobornos de 300 pesos diarios o de los funcionarios de León y otros de Lagos de Moreno.
Por si fuera poco, la sentencia ordenó pagar los salarios “caídos” de las cinco cómplices
A manera de conclusión
inherente a las relaciones e interacciones de cualquier sociedad o grupo social; las tensiones
Poquianchis, el conflicto nos enfrenta en toda su desnudez una primaria lucha salvaje de
iguales contra iguales, primero en los márgenes de la sobrevivencia, pero también por el
estatus y la supremacía. No vemos ni rastros de las fuerzas y las bondades de los de debajo
que los iguales son verdugos que literalmente están prestos a destrozar a sus iguales
víctimas.
interpretación, nada menos que el nacimiento de la mafia jalisciense o mexicana del crimen
presente: es una familia, una familia extendida que asegura su solidaridad, identidad y
fidelidad: son hermanas, son hijos, son tíos, primos, sobrinos, yernos, compadres. Es la
mitad del siglo XX pasado, pero es posible que sea hoy con la familia Michoacana o la
familia de El Chapo y sus hijos, sus mujeres, etcétera. Están las policías, los militares,
la familia, las iglesias, la sociedad, como elementos latentes, que no son lo que creen o
dicen ser.
Nos encontramos en este contexto con una serie de factores y variables que se
sobreponen a una coyuntura de una de las más grandes revoluciones de la humanidad y del
valores, que ha tornado aún una mayor disfuncionalidad al Estado social, de lo macro a lo
micro,