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Anexo Modelo Paz Educa M2
Anexo Modelo Paz Educa M2
Versión ampliada
Noviembre, 2020
2
➢ I.S.B.N.: 978-956-7435-44-9
Autoras:
Marcela Andrade Vallejos
Paulina Jáuregui Tobar
Gayle Mac-Lean Carrasco
Pamela Zúñiga Zamorano
Santiago, Chile
Noviembre 2020
Versión ampliada
© Fundación Paz Ciudadana
Registro de Propiedad Intelectual N° 250.066 (30/01/2015)
ISBN 978-956-7435-44-9
Índice
Introducción ........................................................................................................................................ 6
Antecedentes ...................................................................................................................................... 7
La respuesta del Estado................................................................................................................... 9
Bases del modelo de gestión: Programa Paz Educa ...................................................................... 10
Principales resultados del programa Paz Educa............................................................................ 12
Evaluación Programa Paz Educa Comuna de Puente Alto (Tijmes y Varela, 2008) .................. 12
Evaluación Programa Recoleta en Buena, Comuna de Recoleta (Varela, 2011)....................... 13
Evaluación Programa PreVe en Comunas de La Florida y Lo Barnechea (Astudillo, 2015)....... 13
Evaluación programa de mitigación de la violencia escolar basado en un eje de Paz Educa
(Fernández, 2018) ..................................................................................................................... 14
Gestión en Convivencia Escolar para el Modelo Paz Educa .......................................................... 14
Modelo de Gestión de la Convivencia Escolar Paz Educa ................................................................. 16
Soportes de la Gestión del Modelo Paz Educa .................................................................................. 18
Liderazgo ....................................................................................................................................... 18
Gestión Participativa ..................................................................................................................... 21
Planificación y Evaluación ............................................................................................................. 25
Diagnóstico ................................................................................................................................ 27
Planificación .............................................................................................................................. 28
Implementación y Monitoreo ................................................................................................... 29
Evaluación ................................................................................................................................. 30
Gestión en Red .............................................................................................................................. 31
Diagnóstico ................................................................................................................................ 35
Mapeo de Redes........................................................................................................................ 35
Trabajo en red ........................................................................................................................... 35
Planificación y monitoreo.......................................................................................................... 36
Ejes del Modelo Paz Educa ................................................................................................................ 38
Eje Disciplina Formativa ................................................................................................................ 39
Convivencia escolar y disciplina ................................................................................................ 39
Disciplina Formativa .................................................................................................................. 41
Componente Gestión de Vínculos Positivos ............................................................................. 45
Componente Plan de Enseñanza de Comportamientos Esperados .......................................... 51
5
Introducción
Hace más de dos décadas, el Informe Delors (1996) definió que “aprender a vivir” es uno de
los cuatro pilares de la educación del siglo XXI. Esto marcó un hito relevante en materia de
convivencia escolar, abriendo caminos tanto para fomentar relaciones igualitarias, como para
promover la construcción de proyectos comunes que favorezcan modos de relacionarse basados en
la cooperación.
El Modelo Paz Educa propone la existencia de ejes y componentes que proveen de una
orientación clara para gestionar la convivencia escolar. Asimismo, trabaja en torno a elementos que
otorgan soporte y sistematicidad a las acciones que se implementan.
La convivencia en una comunidad educativa debe gestionarse al igual que el área curricular,
es decir, se debe velar por su planificación, implementación de acciones, su monitoreo y evaluación.
Este supuesto se encuentra en la base del modelo: aquella institución que gestiona su convivencia
escolar influirá positivamente en ella, impactando a la vez en una disminución de sus niveles de
violencia.
7
Antecedentes
Los datos de la Superintendencia de Educación (2020) informan que durante el 2019 hubo
más de 5.000 denuncias por maltrato a estudiantes, representando el 48% del total de denuncias
recibidas. En la misma línea, los resultados de una encuesta realizada por del Instituto Nacional de
la Juventud (2017) exponen que el 84% de los jóvenes entrevistados declaró que ha visto o
escuchado algún episodio de bullying en su lugar de estudio (considerando el bullying un tipo de
violencia). Un estudio sobre percepciones en adolescentes y jóvenes de la Región Metropolitana
(StatKnows, 2020) informa que el 46% de la población entre 15 y 19 años que ha sido acosada
virtualmente en los últimos 3 meses, y que el 64% de quienes realizan ciberacoso fue víctima del
fenómeno en algún momento.
1
Situaciones de violencia abordadas en el informe: se burlan de mí; son muy agresivos(as); se pelean mucho;
les gusta hacer sufrir a los demás; les gusta poner sobrenombres, me siento solo(a) en el curso; la paso mal
en la sala de clase.
8
2018) y que un grupo de estos pueden operar como factores de riesgo de ingreso temprano
en trayectorias de vida problemáticas, en este mismo sentido operaría el involucramiento
de niños, niñas y antecedentes en hechos de violencia escolar.
- Si bien se han realizado esfuerzos importantes por abordar problemáticas como la violencia,
la delincuencia o la salud mental, no se advierten soluciones significativas a la fecha.
Pareciera ser que formar en habilidades para temas específicos pierde relevancia frente a
la necesidad de formar en habilidades transversales, especialmente, aquellas que favorecen
la construcción de vínculos interpersonales y con ello, una convivencia más justa y armónica
(Berger et al., 2009).
- La amplia evidencia respecto a la relevancia del desarrollo socioemocional, lo posiciona
como un factor protector para niños, niñas y jóvenes. En este sentido, distintos
profesionales ligados a la educación y la salud mental visualizan el desarrollo
socioemocional como una necesidad (Berger et al., 2009).
Otro elemento importante hace referencia a las dificultades en el uso de datos que presentan
las comunidades educativas, entendiendo este como un elemento crucial para la toma de
decisiones, lo que afectaría entre otras áreas, la gestión de la convivencia escolar. El estudio
realizado en escuelas municipales de la Región Metropolitana por Parra y Matus (2016) señala que
la capacidad reflexiva sobre los datos con los que cuentan las comunidades estudiadas es débil,
afectando con ello los procesos de gestión y mejora sostenida. En esta línea, Focus (2018) sostiene
que el monitoreo y evaluación de los indicadores del área de convivencia está ausente en la labor
de los sostenedores.
Asimismo, los resultados del estudio realizado por Focus (2018) advierten que la convivencia
escolar está asociada a la intervención psicosocial en situaciones de casos críticos, visión que se
9
advierte tanto en los sostenedores como en las comunidades educativas. Sumado a lo anterior, el
trabajo en red con instituciones externas a la comunidad se centra en aquellos casos, lo cual se
realiza desde un enfoque eminentemente reactivo.
Con lo expuesto hasta acá, se advierte que las necesidades en torno al trabajo en convivencia
no se ligan única y exclusivamente a la prevención de la violencia, sino también, a necesidades
relacionadas con la gestión, el uso de datos para la toma de decisiones y en la débil incorporación
de un enfoque formativo en torno a la convivencia.
En el año 2011 entró en vigencia la Ley N° 20.536 Sobre Violencia Escolar, que modifica la
Ley N° 20.370 General de Educación. En ella, se especifican las responsabilidades de los
establecimientos educacionales en torno a la prevención de todo tipo de violencia escolar, la
promoción de una buena convivencia en la comunidad educativa y las sanciones pertinentes en
casos de violencia. Lo anterior se condice con la actual Política Nacional de Convivencia Escolar
(Ministerio de Educación, 2019), la cual apoya e impulsa a las comunidades, a intencionar una
convivencia respetuosa e inclusiva, caracterizada por la participación democrática y en la que sus
integrantes resuelven conflictos mediante el dialogo.
Si bien la promulgación de la ley ocurre hace 9 años atrás, es preciso mencionar que el
abordaje de la formación integral, concibiendo esta una forma de prevenir la violencia ha sido un
factor de interés en la política pública con anterioridad. Ejemplo de ello, son los “Objetivos
Fundamentales Transversales” qué surgen a inicios de los años 90, y que se formularon con la
intención de complementar la formación académica. Estos, se refieren a los conocimientos,
habilidades, actitudes, valores y comportamientos que se espera que los y las estudiantes
desarrollen a nivel personal, intelectual, moral y social (Marticorena, 2013).
Asimismo, unos años después, se publicó la primera Política Nacional de Convivencia “Hacia
una educación de calidad” (2002), marcando con ello un hito en la materia, siendo sucedida por tres
políticas de convivencia (correspondientes a los años 2011, 2015 y 2019), que progresivamente han
puesto el tema en la agenda pública en materia de Educación.
10
Es así, como en el año 2005, el equipo de la Fundación elabora el Programa Paz Educa,
basándose en el modelo Positive Behavior Interventions and Supports (PBIS) (Intervenciones y
Apoyo al Comportamiento Positivo), creado en el año 1992 por el Instituto de Comportamiento
Violento y Destructivo [IVDB] de la Universidad de Oregon, EE.UU., programa basado en evidencia
y con una amplia cobertura en dicho país2.
Tal como se señaló, en el año 2011 se promulgó la Ley N° 20.536 sobre Violencia Escolar, la
que incluyó dentro de sus exigencias a los establecimientos educacionales, la construcción e
implementación de un “Plan de Gestión de Convivencia Escolar”. En el caso de los establecimientos
2
Para más información sobre el modelo PBIS ver: www.pbis.org y Sprague, J. y Golly, A. (2005). Best Behavior:
Building Positive Behavior Support in Schools. Sopris West.
11
con subvención preferencial, las acciones en convivencia escolar, además, debían ser integradas en
sus planes de mejoramiento educativo (PME).
Con el fin de brindar un apoyo a los colegios en esta tarea, Fundación Paz Ciudadana y la
Subsecretaría de Prevención del Delito3 elaboraron un manual basándose en el programa Paz Educa,
describiendo cómo instalar el sistema de gestión en un período de dos años. Esta versión del
programa fue bautizada como PreVE (Programa de Prevención de Violencia Escolar), y fue
implementada durante los años 2013 y 2014 en un total de 53 establecimientos educacionales de
las regiones Metropolitana, Valparaíso y Libertador Bernardo O’Higgins, estableciendo un grupo de
control con el objetivo de evaluar su impacto. De estos colegios, 13 recibieron asesoría directa de
Fundación Paz Ciudadana, específicamente, en las comunas de La Florida y Lo Barnechea, ambas de
la Región Metropolitana.
En estas experiencias, Fundación Paz Ciudadana trabajó con los lineamientos originales del
PBIS, tales como la prevención universal, selectiva e individual; los reconocimientos; los sistemas de
información; el análisis físico-situacional y la supervisión activa de áreas comunes.
Con el fin de facilitar la consideración de tan diferentes aristas dentro de un mismo plan de
acción, es que todos estos elementos fueron agrupados en ejes de trabajo, llamados “ejes de
gestión”, conteniendo cada eje distintos componentes. Se establece de esta forma el Modelo de
Gestión de la Convivencia Escolar Paz Educa (desde ahora Modelo Paz Educa), entendiéndolo como
un sistema integral de diagnóstico, intervención y evaluación de la convivencia.
Cabe en este punto necesariamente hacer la diferencia entre el Modelo Paz Educa y el
programa homónimo: el primero da cuenta de una propuesta de organización, útil para planificar,
identificar focos de intervención y monitorear la implementación de acciones; mientras que el
programa se refiere a la asesoría, capacitación, instalación y evaluación de los distintos
componentes propuestos en el modelo, en un período de tiempo determinado. En efecto, la revisión
de la convivencia desde el lente del modelo es una tarea permanente, cuyos componentes son
dinámicos.
3
Perteneciente al Ministerio del Interior y Seguridad Pública.
12
Evaluación Programa Paz Educa Comuna de Puente Alto (Tijmes y Varela, 2008)
Los resultados de la encuesta aplicada a estudiantes mostraron que las conductas que
reflejaban violencia psicológica, física y material disminuyeron. Conductas como golpes o
empujones entre alumnos, robos, destrozo intencional de material del colegio e incidentes donde
los estudiantes aíslan a sus pares, disminuyeron en promedio 10%. Asimismo, al analizar los
registros conductuales de los estudiantes, se advirtió que los incidentes violentos entre alumnos se
redujeron en 34,7%, lo que se tradujo en una reducción de las derivaciones a inspectoría de 3,4 a 2
derivaciones diarias.
En el caso de los adultos encuestados, el 63,6% consideró que aumentó la claridad sobre los
procedimientos disciplinarios en la escuela gracias al programa. El 69,7% reconoció que se habían
13
implementado estrategias individuales o grupales a partir del análisis de los resultados del registro
de alumnos derivados a inspectoría, y el 93,8% especificó que dichas estrategias habían servido en
alguna medida para mejorar la convivencia escolar y/o disciplina. Asimismo, el 79,4% estimó que se
había aplicado un sistema de refuerzos positivos de manera constante a los alumnos.
Un segundo estudio descriptivo que muestra resultados positivos de Paz Educa se desarrolló
en establecimientos educacionales de la comuna de Recoleta (llamado “Recoleta en Buena”), el cual
contó con un diseño pre experimental.
Por lo tanto, en esta experiencia se observaron mejoras en los indicadores relacionados con
materias de promoción de la buena convivencia y de prevención de la violencia escolar, objetivos
centrales del programa.
Sin embargo, este mismo estudio mostró que la violencia más grave o delictual, no
disminuyó, aunque se mantuvo estable. Es importante mencionar, que a nivel país fueron
justamente estas conductas las que aumentaron en ese período (Ministerio del Interior, 2007).
Los resultados de la encuesta a estudiantes mostraron que aquellos que habían sido testigos
de violencia escolar permanecieron estables en número entre ambas mediciones en el grupo
intervenido, mientras en el grupo de control aumentaron.
14
Esta evaluación de los resultados del programa es la más reciente y se centró en el eje de
disciplina formativa4. Se trata de un estudio descriptivo y correlacional, con un diseño cuasi
experimental, con test pre y post y grupo de control.
En los enfoques clásicos, la gestión de una organización era entendida como la realización
de aquellas acciones necesarias para la consecución de los objetivos institucionales, donde el rol del
gestor suponía la ordenación de los recursos bajo los criterios de eficiencia y eficacia. Esta visión
limitaba el objetivo de la gestión, la que actualmente se concibe como una “adaptación de la
organización a un entorno complejo y dinámico tanto en los medios de que dispone, como en la
forma de conseguir y compatibilizar los diversos objetivos”, transformando el rol directivo en un
gestor con capacidad multidisciplinar, adaptable y negociadora (De Gregorio, 2003).
Es así, como en el contexto escolar por su parte, la gestión será eficiente y eficaz si logra
provocar transformaciones, activando capacidades, leyendo adecuadamente su entorno,
4
Corresponde a uno de los cuatro ejes del programa que será explicado en detalle más avanzado el
documento.
15
preparando y monitoreando procesos para alcanzar los resultados que se pretenden. Es decir, la
gestión educacional podrá orientarse al cumplimiento de sus metas en función de las condiciones
concretas en la que se sitúa, por lo que resulta necesario implementar acciones de control de
procesos y resultados para anticipar qué puede esperarse y qué esfuerzos deben realizarse para
alcanzar los logros esperados (Volante y Nussbaum, 2002).
Para llevar a cabo aquello, y producto de la implementación del programa Paz Educa, se han
identificado prácticas que favorecen la gestión de la convivencia armónica en las comunidades. Estas
prácticas se organizan en torno a cuatro soportes que, junto a cuatro ejes de trabajo, conforman el
Modelo de Gestión de la Convivencia Escolar Paz Educa que se presenta en los siguientes apartados.
16
Tal como se mencionó en el capítulo anterior, el Modelo Paz Educa concibe la gestión de la
convivencia como el proceso por medio del cual se articulan los elementos que intervienen en la
cultura organizativa de las instituciones escolares mediante acciones de diagnóstico, intervención y
evaluación de las políticas, la administración, las prácticas pedagógicas y psicosociales que conducen
y permean los modos de convivir de cada comunidad educativa.
- Liderazgo,
- Gestión participativa,
- Planificación y evaluación, y
- Gestión en red.
A partir de la experiencia en la implementación del programa Paz Educa, estos elementos son
claves para obtener resultados positivos y se observan en aquellos equipos que logran una gestión
exitosa de sus planes de convivencia. Por ello, se plantean como características institucionales que
robustecen la implementación y favorecen la sostenibilidad y continuidad de las prácticas
instaladas. Se trata de formas de hacer en la labor organizacional, que resultan cruciales para el
logro de los objetivos de un plan de convivencia. Otorgan el sustento para que los distintos sistemas
que busca instalar el programa permanezcan en el tiempo, junto con representar la energía que
permite dar dinamismo a la implementación.
Junto a los soportes, el modelo se estructura en torno a cuatro ejes de trabajo que son la
estructura para organizar las distintas acciones que una institución educativa lleva a cabo para
fortalecer su convivencia escolar:
- Disciplina formativa
- Sistema de información
- Prevención focalizada
- Prevención situacional
Cada uno de estos ejes contiene aspectos más específicos en torno a la convivencia, que se
estiman como necesarios de desarrollar por comunidad educativa. Dentro del modelo, dichos
aspectos se llaman componentes.
La Figura 1 simboliza el modelo basado en un remolino, en la que cada aspa representa un eje
y en la base se encuentran los soportes de la gestión de la convivencia escolar.
17
Figura 1
A continuación, se profundizará tanto en los soportes como en los ejes del Modelo de
Gestión de la Convivencia Escolar Paz Educa.
18
Figura 2
Nota: La figura da cuenta de cada uno de los soportes de la gestión identificados por el Modelo Paz
Educa
Esta estructura trasciende a los cuatro ejes que se trabajan en el programa, por lo cual,
abordar los soportes de gestión constituye un aspecto central para aspirar a cambios culturales que
favorezcan la convivencia, lo que dependerá directamente de la sistematicidad que logren las
prácticas instaladas.
Liderazgo
En los últimos años, el liderazgo ha adquirido relevancia en la esfera educativa, y es que hay
acuerdo entre los investigadores en posicionar al liderazgo, después de la enseñanza en el aula,
como el factor que más incide en los aprendizajes de los estudiantes (Bush, 2016). En ese sentido,
las políticas educativas han introducido una serie de iniciativas y normativas que apuntan al
fortalecimiento del liderazgo en las comunidades, especialmente, en los equipos directivos y de
gestión. En este sentido, por ejemplo, es uno de los pilares del Marco para la Buena Dirección y
Liderazgo Escolar (Ministerio de Educación, 2015b), y también es un elemento que se considera en
las evaluaciones propias del Sistema de Calidad de la Educación (Ministerio de Educación, 2011).
Figura 3
Rediseñar la Procurar que las condiciones de la organización faciliten el ejercicio de los roles y
organización funciones de quienes la conforman.
Ej.: Estructurar una organización que facilite el trabajo cooperativo.
Trabajos posteriores (Day y Sammons, 2014, Day, 2019) hacen referencia a la construcción
de relaciones, tanto fuera como dentro de la comunidad escolar, como otra dimensión importante
en el ejercicio del liderazgo. Por un lado, se identifica que los líderes efectivos promueven la
construcción de relaciones cercanas con la comunidad educativa, basadas en la confianza y en el
respeto. Asimismo, se advierte interés de los líderes hacia el bienestar profesional y personal de
quienes conforman la comunidad educativa, y, por otro lado, se ha demostrado que establecer
redes de trabajo con otras organizaciones, así como con otros líderes comunitarios, también
corresponden a prácticas de liderazgo efectivo.
compartidos) junto a los encuentros de carácter individual entre docente y director/a (entrevistas),
contribuyen a fortalecer los vínculos al interior de la comunidad, representando un aporte a la
gestión. En otro estudio chileno, Horn y Valenzuela (2012), se indica que los docentes valoran
positivamente a sus directores en lo relativo a la dimensión personal por su: motivación por el
trabajo, la honestidad y el compromiso.
Un liderazgo directivo que resguarda las relaciones al interior de la comunidad favorece que
los docentes desarrollen su sentido de agencia y de identificación con la institución. Las relaciones
son un factor a considerar, así también el impacto de las prácticas de liderazgo en el devenir de la
institución, sumado a la necesidad de liderar con sensibilidad a los contextos en los cuales habitan
las escuelas. Si bien estos factores son relevantes en toda comunidad educativa, cobran mayor
importancia en las instituciones de alta complejidad sociocultural, como lo son la gran mayoría de
las escuelas de Latinoamérica (Flessa, 2019; Seashore y Murphy, 2019; Weinstein y Muñoz, 2019).
“Hasta donde sabemos, no hay un solo caso documentado de una escuela que haya dado
un vuelco exitoso a su trayectoria de logros estudiantiles sin un liderazgo talentoso” (Day, 2019, p.
252). Así, para el Modelo Paz Educa, es fundamental que el director/a fortalezca el rol del equipo
directivo y, en especial, el rol del encargado/a de convivencia, manteniendo una visión compartida
sobre lo que se quiere alcanzar sobre la mejora de la convivencia escolar. Se espera que ellos
asuman un liderazgo proactivo y que se centren en el diseño e implementación de la planificación
anual de la convivencia escolar, articulándola con el plan estratégico de la institución (o Plan de
Mejoramiento), liderando al equipo de convivencia y convocando a otros estamentos en la
realización de acciones.
La Tabla 1, da cuenta de los descriptores que utiliza el modelo para evaluar y orientar las prácticas
en torno al soporte Liderazgo:
21
Tabla 1
SOPORTE DESCRIPTOR
Gestión Participativa
En la experiencia del equipo Paz Educa, este soporte constituye uno de los pilares claves que
sostienen el éxito de las prácticas instaladas, pues permite que los actores que las ejecutan se
involucren activamente, vinculándose con el sentido de la práctica. De este modo, es posible afirmar
que la participación en la gestión está íntimamente ligada a la validación de las prácticas por parte
de la comunidad.
Tabla 2
Niveles de participación
La Declaración de los Derechos del Niño, ratificada por Chile en 1990, destaca la
participación dentro de sus cuatro principios fundamentales5; siendo uno de ellos “su participación
en las decisiones que los afecten”. En este mismo documento en su artículo 23, se hace mención a
la necesidad de facilitar “la participación del niño en la comunidad” (UNICEF, 1989).
Así, la Ley General de Educación de Chile (2009) establece en su artículo 15 que “los
establecimientos educacionales promoverán la participación de todos los miembros de la
comunidad educativa”. Específicamente, el Ministerio de Educación (2017a, p.17) formula que el
desafío es lograr la participación de todos los actores que tienen relación con la formación de los y
las estudiantes, “entendiendo que la participación supone un interés, una opción y una convicción
personal, que implica más y mayores procesos de involucramiento en las decisiones y acciones que
les afecten”.
5
Principios: no discriminación; interés superior del niño, derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo; y
participación infantil.
24
La propuesta de composición del Equipo de Convivencia del Modelo Paz Educa se grafica en
la Figura 4:
Figura 4
Conformación del equipo de convivencia
Encargado/a de
Convivencia
Representantes Representantes
de apoderados de estudiantes
Equipo de
Convivencia
Representante
Inspector/a
de asistentes de
General
la educación
Representante Representantes
Área Psicosocial de docentes
25
Tabla 3
SOPORTE DESCRIPTOR
convivencia
Planificación y Evaluación
El Modelo Paz Educa supone que la gestión de la convivencia implica articular los distintos
elementos que intervienen en la cultura organizativa, mediante una serie de procesos cuyo norte es
promover modos de relacionarse armónicos y con ello, se busca prevenir situaciones que puedan
impactar negativamente en el aprendizaje y desarrollo de la comunidad escolar y sus integrantes.
Para llevar a cabo tal tarea se requiere de procesos sistemáticos que aseguren la pertinencia de las
acciones desplegadas, así como su sostenibilidad. Es por ello, que junto al liderazgo y a la
participación, la planificación y evaluación son elementos fundamentales para la gestión de la
convivencia.
asociadas a estos6. Por ende, diseñar, implementar y evaluar son clave para el éxito de todo proceso
de cambio y/o mejora escolar. Por lo tanto, no basta únicamente con articular acciones y contar con
un plan de trabajo en torno a la convivencia, sino que el seguimiento y sistematización del proceso
son cruciales, especialmente, para ir advirtiendo los cambios generados o los que se hacen necesario
intencionar (Murillo y Krishesky, 2012).
6
Un aspecto importante que mencionar se relaciona con los componentes que se han identificado como
esenciales en planificación: Objetivos estratégicos; Metas; Estrategias; Indicadores; Acciones; Planes
operativos anuales. (Armijo, 2011; Ministerio de Educación, 2019c)
7
Universal, selectivo, individual. Se describen más adelante.
27
Figura 5
Nota. Tomada del curso on line Convive en la escuela. Fundación Paz Ciudadana et al. (2020)
Diagnóstico
8
Por ejemplo, resultados de evaluaciones institucionales tanto externas, como internas.
28
Figura 6
Planificación
Figura 7
Implementación y Monitoreo
Para que la implementación del plan diseñado se lleve a cabo, es esencial contar con un
monitoreo del proceso, lo cual permitirá ir chequeando el comportamiento de los indicadores. Es
decir, son dos procesos que actúan en conjunto.
El objetivo principal del monitoreo es recoger información que permita mejorar y asegurar
la implementación de las acciones. A partir de esta información se pueden tomar decisiones que
impliquen continuar, modificar o dejar de realizar las acciones planificadas, o definir nuevas,
siempre teniendo como norte los objetivos planteados (Ministerio de Educación, 2019c).
Figura 8
Evaluación
De acuerdo con las etapas asociadas a los Planes de Mejoramiento Educativo (PME), la
evaluación tanto, de aspectos cualitativos y cuantitativos, se realiza al final de cada periodo, en
donde se revisa el impacto de las acciones implementadas y su contribución a las estrategias. Por lo
cual, la información que surge en esta etapa debe utilizarse para la toma de decisiones en torno a
las adecuaciones y reformulaciones necesarias para el año siguiente (Ministerio de Educación,
2019).
De esta forma, tal como las comunidades cuentan con procesos para evaluar el desarrollo
del currículum académico, la acciones que se lleven a cabo en torno a la convivencia, también
requieren de instancias de descripción, análisis y valoración de los resultados tras la
implementación.
Figura 9
Tabla 4
SOPORTE DESCRIPTOR
Gestión en Red
- Variación en el tiempo: se conforma una red para una meta puntual por lograr, o bien,
responde a una forma de trabajo sostenida en el tiempo.
- Diversidad de tamaños y coberturas: pueden conformarse redes con actores de un mismo
territorio (redes territoriales), o ser conformada por un mayor número de personas, no
directamente relacionadas por el territorio, pero con interés o temas de trabajo comunes
(redes temáticas).
- Distintas modalidades de funcionamiento: de forma presencial, virtual o a distancia, y
también semi presenciales.
32
- Tener distintos propósitos: las redes pueden abarcar una amplia variedad de objetivos,
incluir a distintos participantes. Si bien el funcionamiento y organización es flexible, lo que
es central en una red es tener un propósito por el cual trabajar mancomunadamente.
- Distintas conformaciones: pueden ser homogéneas, es decir, compuestas por personas o
grupos de similares cargos; o heterogéneas, es decir, integradas por personas que cumplen
distintas funciones o tienen distintas responsabilidades, pero que resultan
complementarias para los propósitos.
- Distintos orígenes: pueden conformarse de “abajo hacia arriba”, es decir, por propósitos de
personas de la comunidad educativa, o de “arriba hacia abajo”, es decir, por necesidades
provenientes de autoridades y/o directivos.
- Distintos niveles de formalidad: algunas tienen propósitos, planes de trabajo y roles
asignados en un marco estructurado, y otras redes tienen una estructura de funcionamiento
menos estructurada, que va respondiendo de manera progresiva a los desafíos que surgen.
En el Modelo Paz Educa, el énfasis de la “Gestión en red” está en el trabajo que se orienta
hacia fines específicos de atención al sujeto como foco principal, lo que supone una articulación en
función de las necesidades detectadas o levantadas por la comunidad educativa. En este sentido,
exige comunicación con el entorno.
33
Para optimizar los recursos, el Modelo Paz Educa concibe los niveles de prevención para la
intervención como un marco útil para analizar y/o repensar la gestión de las redes que realiza la
comunidad. Lo anterior y basándose en lo propuesto por Córdoba y Ortega (2015), se grafica en la
Figura 10:
34
Figura 10
Nota: La figura expone las ideas expuesta por Córdoba y Ortega (2015). Tomado del curso online
Convive en la Escuela, Fundación Paz Ciudadana et al. (2020).
Junto con los niveles de prevención antes referidos, el Modelo Paz Educa considera prácticas
que permiten orientar y fortalecer la gestión en red:
Diagnóstico
Mapeo de Redes
Para ello deben identificarse las redes disponibles. En este ejercicio se deben considerar
redes de salud, deportivas, comunitarias, artísticas u otras en función de las necesidades de
aprendizaje en convivencia, es decir, se gestionan desde un abordaje socioeducativo e inclusivo (y
no solo clínico y/o tradicional).
Trabajo en red
En general, el trabajo en red se da en dos instancias: una, donde muchas redes se reúnen
en torno a objetivos o temáticas comunes y otra, donde el vínculo se establece en torno a una
necesidad. Esta última es la que predomina en los establecimientos educacionales.
Por último, a nivel interno, debe existir claridad sobre los objetivos del trabajo en red, metas
definidas según cada red identificada y encargados/as de llevar a cabo estos procesos.
Planificación y monitoreo
Esta instancia requiere de una coordinación permanente, proceso que debe ser liderado por
la comunidad educativa. Debe contener una planificación, en la cual se identifiquen objetivos,
responsables, plazos y otros aspectos relevantes para cumplir con las metas definidas. A partir de
ello, la comunidad debe contemplar una evaluación y monitoreo permanente a las intervenciones
diseñadas.
Considerando lo descrito sobre Gestión en Red, la Tabla 5 contiene los descriptores que el
Modelo Paz Educa propone como útiles para evaluar y orientar la gestión:
Tabla 5
SOPORTE DESCRIPTOR
La escuela se articula con sus redes de apoyo para abordar sus necesidades
universales, selectivas y focalizadas relacionadas con la convivencia.
La Gestión en Red se conecta con todos los demás soportes. En este sentido, el
levantamiento colectivo de necesidades (relacionado al soporte de gestión participativa) es parte
de un proceso de planificación (soporte planificación y evaluación), lo que requiere la toma de
decisiones por parte de la comunidad con miras a los propósitos definidos (soporte Liderazgo).
37
Figura 11
Gestión
Liderazgo
Participativa
Gestión en Planificación
Red y Evaluación
Nota. Los soportes del Modelo Paz Educa se consideran elementos fundamentales para una gestión
estratégica de la convivencia escolar.
38
Figura 12
A continuación se describen cada uno de los ejes, describiendo sus bases teóricas y sus
componentes, asi también la interrelación existente entre estos.
39
Este eje se funda en la premisa de que la convivencia es un aprendizaje más a lograr dentro
de una comunidad educativa, por lo cual sus objetivos apuntan al desarrollo integral de los
estudiantes y sus acciones se diseñan para la totalidad de éstos, es decir, se relacionan con el nivel
de prevención para la intervención universal antes descrito.
Si bien estar con otros es un acto propiamente humano, las comunidades educativas tienen
la posibilidad y están llamadas a construir determinadas formas de convivir, intencionando y
articulando acciones para que prime una convivencia armónica. La convivencia escolar “funciona
como catalizador de los aprendizajes, ayudando o no a que éstos ocurran” (Banz, 2008, p. 1). Así,
40
Cada uno de los estamentos de la comunidad educativa asume un rol determinado: los
estudiantes, como núcleo central del quehacer de una institución educativa; los docentes, como
facilitadores o guías del proceso de enseñanza-aprendizaje de los estudiantes; los padres y
apoderados, como primeros referentes educativos del estudiante y por lo tanto, alineados con el
proyecto educativo del establecimiento educacional; los asistentes de la educación y funcionarios
no-docentes del colegio, como apoyo para el desarrollo de los fines educativos de la institución; y
finalmente, los directivos, como líderes a cargo de velar por el cumplimiento del proyecto educativo
institucional.
Desde esta perspectiva, el enfoque y las formas mediante las cuales se gestiona la disciplina
cobra relevancia, ya que otorga un sello a las relaciones que se establecen en la comunidad y
prepara a los estudiantes para enfrentar desafíos futuros propios de la vida en sociedad. Esto
requiere entender a las comunidades educativas como espacios que promueven formas de
participación y colaboración que impactan en el ejercicio de la ciudadanía. Así, la elección del
enfoque de disciplina no puede ser un proceso azaroso dado que la forma cómo esta se gestione,
debe ser coherente con los modos de convivir que se desean enseñar.
41
Disciplina Formativa
En el Modelo Paz Educa, el eje de disciplina formativa toma su nombre para enfatizar la
relevancia de este cambio de paradigma, en donde tanto los acuerdos para convivir como los valores
que subyacen a ellos, deben ser co-construidos, enseñados y practicados por los miembros de la
comunidad. En Chile, el equipo Valoras UC de la Pontificia Universidad Católica de Chile, también ha
trabajado promoviendo este enfoque, planteando diferencias con la mirada tradicional o autoritaria
de entender la disciplina, la cual estaría centrada en desarrollar la obediencia por parte del
estudiante, situando a la norma como objetivo del aprendizaje per se. En cambio, la implementación
de un enfoque formativo permite que cuando no se cumplan los acuerdos, se genere una reflexión
y se apele al sentido de la norma antes de aplicarla.
Tabla 6
La norma debe cumplirse porque es “lo que Comprensión del “sentido de la norma”, la cual
debe hacerse”, existiendo escasa o nula se entiende como herramienta basada en los
comprensión del sentido de est valores institucionales.
Cabe señalar que, en el enfoque de control, la comunidad escolar debe acatar las normativas
confeccionadas e impartidas por las autoridades escolares, mientras que en el enfoque formativo
todos los actores institucionales participan del proceso de construcción y actualización de estas. Por
lo que este enfoque, también es llamado ‘democrático’ e implica abrir los espacios de participación
en la construcción de los acuerdos de comportamiento. Asimismo, el enfoque formativo exige a
quienes asumen el rol de administrar las normativas de la comunidad, ser consistentes con las
consecuencias definidas frente a las transgresiones que puedan darse, asegurando la inclusión de
medidas reparatorias de carácter formativo. Sólo de esta manera se valida la participación y la visión
de las normas como acuerdos comunitarios, además de resguardar el proceso de aprendizaje como
un principio esencial de la comunidad educativa.
En primer lugar, la dimensión moral se refiere a aquellas situaciones que atañen a principios
obligatorios universales, nos indican qué tipo de acciones deben ser evitadas para no afectar el
bienestar físico o emocional del otro (respeto, protección de la dignidad). Luego, la dimensión social
corresponde a aquellas situaciones que atañen a las convenciones y pautas de relación de una
comunidad específica (normas de convivencia); y por último, la dimensión personal, que alude al
ámbito de elección individual y marca los límites con el ámbito social (elección de amigos, de
juegos), que favorece la construcción identitaria, es decir, la construcción del sentido de sí mismo
como un ser único (Yáñez y Perdomo, 2009).
Desde el enfoque de disciplina formativa las normas son concebidas como acuerdos o
convenciones sociales, que pueden ser cuestionadas y son susceptibles de modificación (como, por
ejemplo, el uso de uniforme escolar), a diferencia de los valores, concebidos como principios
morales incuestionables (como el valor de la dignidad). Así, las normas son vistas como
herramientas basadas en los valores de la comunidad y constituyen los fundamentos a los cuales se
apelará para comprender su sentido. El Figura 13 siguiente sintetiza estas ideas:
44
Figura 13
Tabla 7
EJE COMPONENTES
Sistema de reconocimiento.
9
Gestión de vínculos positivos, Plan de enseñanza de comportamientos esperados, Sistema de
reconocimiento y Reglamento de convivencia escolar.
46
Existe amplio consenso sobre el hecho de que las profesiones cuyo ejercicio involucra
relaciones interpersonales, requieren de una actuación social competente que puede ser decisiva
en el éxito profesional (Del Prette, Del Prette y Mendes Barreto, 1999). Un comportamiento
“socialmente habilidoso” se define como el conjunto de comportamientos emitidos por un individuo
en el contexto interpersonal, que expresa sus sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos
de un modo adecuado a la situación, respetando las conductas de los otros, resolviendo los
problemas inmediatos de la situación y minimizando la probabilidad de futuras dificultades (Caballo,
1988 en Del Prette, Del Prette y Mendes Barreto, 1999).
De esta forma, para lograr los objetivos antes referidos, el componente GVP se implementa
considerando tres dimensiones: (i) Comunicación Efectiva, (ii) Convivencia en el Aula y (iii)
Aprendizaje Socioemocional en Aula. Para cada una de estas se definen competencias que se
consideran prioritarias y esenciales, y que se ejecutan a través de las prácticas educativas en el
aula10.
J.C. Filloux (en Amayuela, 2016; p.13) ha investigado la naturaleza comunicativa del grupo
escolar concluyendo que no hay duda de que una clase es por excelencia un lugar de comunicación.
10
La implementación del componente se acompaña de mayores especificidades y dispositivos, por lo tanto,
lo expuesto corresponde a una breve descripción. Asimismo, cabe mencionar que cada dimensión contiene
determinadas competencias docentes que se intencionan con la intervención.
47
El campo pedagógico se define por la relación del maestro y del estudiante con un saber que es
comunicado de diversas formas, entonces, en el contexto del aula, la comunicación es fundamental
para el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Al interior del aula se establecen distintas dinámicas y relaciones y, por lo tanto, procesos
de comunicación simultáneos tanto entre docente y estudiantes, así como también entre pares.
Este proceso está mediado por diversos elementos, los cuales además de componer el proceso
comunicativo, influyen de forma importante en la entrega del mensaje y en cómo este se recibe y
entiende.
Para lograr una comunicación efectiva, es necesario establecer mecanismos para que el
mensaje que llega al receptor sea el correcto y que sea posible asegurarse de esto realizando una
retroalimentación (Moreno, 2009). Además, debe existir coherencia entre el lenguaje corporal y
verbal, procurando ser asertivos durante todo el proceso de comunicación, es decir, utilizar las
palabras, el momento y la actitud adecuada para que el mensaje se trasmita de la forma correcta
(Llacuna y Pujol, 2008).
Así, para que una comunicación sea efectiva, deben cumplirse los siguientes requisitos
(Llacuna y Pujol, 2008; Moreno, 2009):
Por lo tanto, para que la comunicación sea efectiva, no es suficiente con que el otro entienda
el mensaje, sino que, además, es necesario que el receptor de dicho mensaje se sienta en plena
libertad de preguntar y dialogar para lograr un mayor entendimiento de lo que plantea el emisor y
este debe estar dispuesto a escuchar y atento al intercambio que se produzca.
En el espacio del aula se producen una serie de dinámicas relacionales, las personas que
interactúan en esta esfera le dan significado a la convivencia. Esto se conecta con la comprensión
de la convivencia escolar, la cual corresponde a las interrelaciones que existen entre todos y todas
quienes conforman la comunidad educativa, abarcando tanto las relaciones individuales, como las
de los distintos grupos. De esta manera, el objetivo de las comunidades está en intencionar
interrelaciones que favorezcan el desarrollo y aprendizaje de sus miembros, junto a los objetivos y
desafíos propios de cada comunidad (Ministerio de Educación, 2019).
Vemos así, que los modos de convivir orientan el aprendizaje y gestión de la convivencia y
con ello, las comunidades educativas pueden favorecer a que sus integrantes, especialmente, los
estudiantes, vivan experiencias significativas que les permitan vincularse y pertenecer a una
comunidad. Asimismo, la convivencia caracterizada por los elementos antes descritos posibilita una
experiencia de socialización directa congruente con el potencial prosocial de los seres humanos
(Tomasello, 2010).
Considerando lo anterior, los modos de convivir y vincularse son un factor fundamental para
la buena calidad de las relaciones que se dan en el aula. En este sentido, la Política Nacional de
Convivencia Escolar (2019) propone que las comunidades educativas orienten sus procesos de
enseñanza, aprendizaje y gestión de tal manera que la convivencia se caracterice por:
- Promover un trato respetuoso entre todos y todas quienes la conforman, lo que implica
relaciones que se basan en la confianza, la verdad, la justicia, así como por el cuidado del
bienestar de todos y todas.
- Ser inclusiva, reinando el reconocimiento y respeto por la diversidad cultural, social,
personal y de género. Valorar la riqueza existente en lo diverso y su contribución al
desarrollo.
- Contemplar instancias de participación democrática y colaboración, facilitando, por un lado,
la construcción del sentido de pertenencia y la identificación de sus miembros con la
comunidad; y por otro, el logro de un proyecto común y compartido, que aporte a la
integralidad humana y que permita implementar acciones prosociales para el cuidado de
los demás y del entorno.
- Contar con metodologías de resolución pacífica y dialógica de los conflictos, que parte por
concebirlos como situaciones naturales, cotidianas y propias de la diversidad. Frente a ellas,
se plantea el desafío de aprender a resolverlas en pro del cuidado y bienestar de todos
49
A partir de la trayectoria del Modelo Paz Educa, y articulándolo con lo que establece la
Política Nacional de Convivencia Escolar (2019) sobre los modos de convivir, es que desde la
dimensión Convivencia en el Aula, se propone operacionalizar la gestión de vínculos positivos a
través de un grupo de competencias clave, que el docente debe movilizar en el espacio del aula y
las interacciones que se dan con los estudiantes.
La organización CASEL (Collaborative for Academic, Social, and Emotional Learning) define
el aprendizaje socioemocional como “el proceso mediante el cual niños, niñas y adultos
comprenden y manejan las emociones, establecen y alcanzan objetivos positivos, sienten y
muestran empatía por los demás, establecen y mantienen relaciones positivas y toman decisiones
responsables” (CASEL, 2020). Esta comprensión establece una visión integradora del aprendizaje en
el que tanto docentes como estudiantes son parte fundamental del proceso.
Considerando la teoría del apego que describe el efecto de la relación vincular basada en
experiencias primarias, algunos autores identifican patrones de apego secundarios caracterizados
por relaciones de confianza, contención y seguridad (Bergin y Bergin, 2009; Ham et al., 2011, como
se citó en Milicic et al., 2020 p.80). Desde este planteamiento, se considera que en la medida de que
el docente establezca relaciones de confianza y seguridad con sus estudiantes, es más probable que
se desarrolle un vínculo de apego secundario entre profesor y estudiante (Milicic et al., 2020). En
esta misma línea, es también preciso reconocer que la escuela es el segundo espacio en el cual los
niños y niñas desarrollan lazos significativos, transformándose así en una oportunidad para
fortalecer y/o reparar las experiencias vinculares iniciales (Mena, Bugueño y Valdés, 2015).
Diversos estudios coinciden en la influencia que tiene el docente sobre los estudiantes, no
solo en los aprendizajes académicos, sino que también en su desarrollo emocional y afectivo.
Extremera y Fernández-Berrocal (2004) plantean que el docente se convierte en el referente más
importante para los estudiantes en cuanto actitudes, comportamientos, emociones y sentimientos.
Así, el Modelo Paz Educa ofrece líneas de trabajo para que los docentes promuevan el desarrollo de
las competencias socioemocionales en los estudiantes.
50
Figura 14
Por su gran sentido formativo se constituye en uno de los componentes que da sustento a
este eje, ya que promueve el valor de la autonomía moral, que espera el modelo de disciplina
formativa. Asimismo, su relevancia está dada por su importancia en la generación de una cultura
escolar centrada en la enseñanza y promoción de comportamientos esperados basados en los
valores de la comunidad, más que en la instauración de normas que apuntan sólo a desarrollar la
obediencia
Enseñar valores implica ayudar a los estudiantes a aprender a vivir. Si bien corresponde a
algo natural, se requiere adoptar formas de vida que se sostengan y que realmente se quieran para
sí mismo, como para los demás. Cabe mencionar que vías como el discurso o la memorización que
son útiles para otro tipo de saberes, son insuficientes para aprender a convivir. Esto último implica
la observación, la práctica y el refuerzo que otros significativos puedan entregar (Puig, 2007).
Definición de valores institucionales. Se deben definir tres valores que representen los
sellos de la comunidad educativa, los cuales estarán expresados en el Proyecto Educativo
Institucional. En caso de no ser así, o contar con un número mayor a tres valores, se debe llevar a
cabo un proceso comunitario que permita la definición.
11
La implementación del componente se acompaña de mayores especificidades y dispositivos, por lo
tanto, lo expuesto corresponde a una breve descripción de las acciones a realizar.
52
- Si bien la comunidad puede destacar distintos valores, se sugiere que enfatice un máximo
de tres. Entendiendo que, una menor cantidad de valores simplifica la construcción y
organización de los comportamientos esperados asociados a éstos.
- Las expectativas de comportamiento deben enunciarse:
- En términos conductuales, es decir, en la forma concreta en que se observará la
conducta, (por ejemplo, “botar la basura en el papelero” en vez de “cuidar el medio
ambiente”).
- En forma positiva, para que los estudiantes tengan claro lo que se espera de ellos y
los adultos presten atención a lo que quieren, en lugar de lo que no quieren,
facilitando la consistencia disciplinaria y la formación, (por ejemplo, “mantener
silencio” en vez de “no gritar”).
- De modo sencillo (“mantener puerta cerrada” en vez de “evitar que la puerta de la
sala quede abierta”).
- Describir y establecer las expectativas de comportamiento que se esperan en el
establecimiento educativo no garantiza que los estudiantes presenten comportamientos
apropiados. Se requiere de una enseñanza permanente y consistente en el tiempo.
- Las expectativas coherentes crean un ambiente más predecible y menos estresante.
- Las expectativas de comportamiento fortalecen una cultura de consistencia. Es importante
que en la comunidad educativa, todos los adultos del establecimiento educativo conozcan
de forma precisa lo que se espera de los estudiantes.
- Es necesario incluir a todos los estudiantes en el plan de enseñanza de expectativas de
comportamiento positivo. Los estudiantes con conductas desafiantes se beneficiarán de
este ambiente claro y coherente, y los profesores tendrán más oportunidades de proveer
retroalimentación positiva y reaccionarán menos ante las conductas problemáticas.
- Expectativas conocidas por todos los estudiantes y adultos. Es importante que exista un
listado de expectativas simples, que facilite que cualquier estudiante o adulto en la escuela
pueda identificar rápidamente lo que se espera de ellos, para saber qué hacer en un
momento determinado.
53
- Actos cívicos: Al menos una vez al mes, en uno de los actos cívicos del colegio donde
participan todos los estudiantes, se prepara una intervención referente al valor que se
estará trabajando durante ese mes y sus expectativas de comportamiento.
- Difusión de valores y expectativas de comportamiento: por medio de dibujos, afiches,
pendones se difunden los valores y expectativas de comportamiento del colegio en general
y las específicas para lugares como comedores, baños y patios.
- Trabajo en aula: En el espacio de orientación o consejo de curso se implementan sesiones
de trabajo a realizar por cada profesor jefe, relacionadas con los valores y sus
comportamientos asociados, al menos una vez al mes. Otra técnica que se enmarca en este
espacio es el uso del role playing en el cual se lleva a los estudiantes a distintos lugares del
colegio, donde deben ensayar los comportamientos esperados y también diferenciarlos de
aquéllos que no se esperan. Por ejemplo: “Estamos en los baños, ¿qué comportamientos
esperamos en este lugar? Cada grupo deberá preparar una escena que grafique un
comportamiento que no se espera, y luego, mostrar qué comportamiento es el adecuado
para ese lugar”. Este ejercicio puede servir como detonador para una reflexión en torno a
los valores que están detrás de este comportamiento.
- Diseño del sistema: en esta etapa se establecen las formas o métodos de reconocimiento.
Para esto es importante partir indagando en los intereses de los estudiantes. Luego, se debe
revisar la factibilidad de contar con recursos y/o la participación de otros estamentos para
llevar a cabo el plan de trabajo. Asimismo, es necesario evaluar la frecuencia con la que se
hará entrega de los reconocimientos, que debe ser periódica de modo tal que se constituya
en una práctica habitual del establecimiento, y no un hecho aislado.
- Implementación del sistema: una vez construido el sistema de reconocimiento y antes de
comenzar su implementación, es fundamental darlo a conocer a toda la comunidad,
especialmente, a los estudiantes. Esto es fundamental para que tenga un efecto sobre sus
comportamientos y sea un complemento al plan de enseñanza de conductas esperadas.
Junto a lo anterior, y como toda acción planificada, el sistema debe contemplar un
responsable del monitoreo, para que se cumplan los plazos propuestos y se logre un
proceso sistemático en el tiempo, que permita visibilizarlo frente a la comunidad.
12
La implementación del componente se acompaña de mayores especificidades y dispositivos, por lo tanto,
lo expuesto corresponde a una breve descripción de las acciones a realizar.
55
Figura 15
Llamadas telefónicas al
Paseos o tardes recreativas apoderado o notas en libreta de
comunicaciones
Tal como se mencionó anteriormente, la disciplina hace referencia al cumplimiento del rol
que cada uno tiene en una comunidad organizada, que se traduce en la definición de normas que
favorecen la convivencia y el logro de las metas. El reglamento de convivencia escolar es el
documento que contiene el conjunto de normas que regulan las interrelaciones en la comunidad.
Es una herramienta útil para orientar el comportamiento de los diversos actores que la componen
(Bugueño y Mena, 2008)
La Ley Violencia Escolar (2011) señala que “todo colegio debe contar con un reglamento
interno que regule las relaciones entre el establecimiento y los distintos actores de la comunidad
educativa”, lo que se traduce en un conjunto de diferentes normas y protocolos, incluyendo entre
otros, el reglamento de convivencia escolar. Junto a lo anterior, el documento debe estar acorde a
la norma.
Tal como se menciona, forma parte del reglamento interno del colegio y define
comportamientos esperados y los procedimientos formativos (sanciones y acciones reparatorias)
para las transgresiones. De igual manera, contempla los pasos que deben seguir sus integrantes en
el caso de encontrarse frente a distintas situaciones, como en el caso de sospecha de maltrato
infantil, situaciones de violencia escolar u otras (Ministerio de Educación, 2011c; Superintendencia
de Educación, 2018).
56
Si bien las políticas de convivencia escolar de los últimos años han puesto énfasis en el foco
formativo y en la construcción participativa de normas y protocolos, tradicionalmente estas se
construyen desde un enfoque basado en la obediencia, estableciendo normas sobre lo que “no está
permitido hacer” en la comunidad, en vez de representar una orientación sobre lo que se espera en
el marco de esta. “El supuesto de aprendizaje es que los estudiantes, a partir de las sanciones que
sucederán cuando realicen la conducta inadecuada, aprenderán a no realizarla” (Bugueño y Mena,
2008, p. 2).
Considerando lo anterior, dentro del Modelo Paz Educa, el trabajo en torno al reglamento
de convivencia materializa el enfoque formativo y preventivo. Cumple el rol de establecer una guía
para el aprendizaje de los valores y principios que la comunidad educativa declara relevantes para
su convivencia entregando de manera articulada respuestas y estrategias para enfrentar distintas
situaciones, que promuevan la pertenencia, identidad y la convivencia.
- Inicial: revisión y reconocimiento por parte de los equipos que lideran el trabajo de las
orientaciones emanadas del Ministerio de Educación, de los documentos de la propia
institución, especialmente, el Proyecto Educativo Institucional y el reglamento. De tal
revisión, debe surgir la planificación del trabajo con la comunidad.
- Incorporación de la comunidad escolar: revisión del reglamento por parte de la comunidad.
Si bien cada comunidad define sus formas de participación y quienes lo harán, cabe señalar
que mientras más integrantes o estamentos sean convocados a participar, se conseguirá
una mayor validación del resultado obtenido.
- Síntesis y validación: sistematización de la información construida y recogida en la etapa de
trabajo con toda la comunidad educativa. Este proceso de síntesis debe ser llevado a cabo
idealmente por el equipo de convivencia, con el fin de obtener un producto preliminar que
deberá ser validado ante el equipo directivo y el consejo escolar.
13
La implementación del componente se acompaña de mayores especificidades y dispositivos, por lo tanto,
lo expuesto corresponde a una breve descripción de las acciones a realizar.
57
Un reglamento de convivencia escolar requiere materializarse como la guía para resolver las
situaciones de conflicto y definir los pasos a seguir frente a hechos en los que se rompan los
acuerdos de convivencia. Pero, también debe convertirse en el marco de la formación de sus
estudiantes, por lo cual, en el uso que se le da a esta herramienta, debe estar inserto el logro del
aprendizaje y desarrollo de los estudiantes y no sólo el cumplimiento mecánico de una sanción o de
un protocolo de actuación. Es decir, será necesario que el uso del reglamento de convivencia se
enmarque en un contexto de análisis de las situaciones particulares, buscando la comprensión de
cada una de ellas e impulsar la formación, dejando atrás la visión punitiva.
Como todo proceso formativo y planificado, el reglamento de convivencia debe contar con
un monitoreo y evaluación que permita recoger las necesidades que vayan surgiendo, más aún en
consideración al carácter dinámico y complejo de la convivencia escolar.
El Sistema de Información, es uno de los cuatro ejes del Modelo Paz Educa y tiene como
objetivo instalar un sistema de registro, monitoreo y toma de decisiones de manera informada, que
permita adoptar medidas y/o desarrollar intervenciones pertinentes a cada necesidad detectada en
la comunidad educativa. La evidencia señala que cuando los equipos de la comunidad implementan
un sistema de información sobre el comportamiento de sus estudiantes de forma oportuna y exacta,
se advierten mejoras en la identificación de necesidades y en el abordaje de estas.
Existe una estrecha interdependencia entre el qué hacemos, el cómo lo hacemos, el qué
sabemos y el qué logramos, al interior de la comunidad educativa. En este sentido, es posible decir
que “prevenir es una ciencia”, no se improvisa, y que tras toda intervención eficaz hay una base
teórica, conocimientos, metodologías y aprendizaje (Fundación Paz Ciudadana y Subsecretaría de
Prevención del Delito, 2015). Por lo tanto, si se busca impactar en la convivencia y en la prevención
de la violencia escolar, es fundamental vincular la prevención con la gestión institucional y el
monitoreo constante de las situaciones relacionadas con la convivencia. De esta manera, construir
un “Sistema de información” es el primer paso para dar respuestas a las preguntas anteriores, que
permitirán más adelante, tomar decisiones basadas en datos.
Tal como muestra la Tabla 8, el Eje Sistema de información está conformado por dos
componentes:
59
Tabla 8
EJE COMPONENTES
El Registro de situaciones, aborda cómo realizar registros descriptivos, de tal manera que
sean posibles de utilizar para trabajar formativamente los comportamientos, lo que además
posibilita que funcionen como evidencias válidas para dar cuenta de las situaciones ocurridas. Un
registro descriptivo permite además convertirlo en un “dato cuantificable” o “indicador”, el cual se
puede operacionalizar, permitiendo monitorear el avance general de la comunidad en el área de
convivencia, tema que aborda el componente de Análisis de indicadores. Ambos se describen a
continuación.
Este componente tiene por finalidad que los establecimientos educacionales puedan contar
con información objetiva y detallada sobre el comportamiento de estudiantes para monitorear
situaciones relacionadas con la convivencia escolar. Para ello, se promueve la redacción descriptiva
de la información, de tal manera que sea útil para trabajar en el proceso formativo de estudiantes,
sobre todo de aquellos que se hayan visto involucrados en situaciones complejas. Junto a lo anterior,
se busca disponer de información descriptiva que permite contar con datos concretos y fidedignos
que sustenten el monitoreo general del establecimiento educacional en el área de la convivencia
escolar.
Los filtros antes de registrar: la dimensión ética de los registros. El acto de registro puede
considerarse una práctica de evaluación, porque da cuenta de una situación o del comportamiento
de un otro, especialmente, en lo que respecta a la conducta de los estudiantes. De esta manera, hay
que considerar que todo registro y, por ende, evaluación contiene una importante dimensión ética
(Moreno, 2011).
14
Con el término educadores y educadoras se incluyen a todos aquellos funcionarios y funcionarias
(profesionales y personal de apoyo) que trabajan en un establecimiento educacional, entendiendo que todo
adulto que trabaje en una escuela es un potencial modelo para el aprendizaje integral de un/a estudiante.
60
comportamientos de sus estudiantes. Esto, en algunos casos, genera tensión y/o conflictos en sus
relaciones interpersonales, llegando a causar fuertes controversias y dilemas morales difíciles de
resolver. En este contexto, cabe tener en cuenta que la enseñanza es una tarea intencionada y
profundamente moral, en la que los y las educadoras ponen en juego su propio sistema de creencias,
concepciones y valores de lo que significa un “buen actuar” (Moreno, 2011).
Esta consideración de distintas visiones también se relaciona con una educación inclusiva,
la cual aspira a facilitar los aprendizajes respetando la diversidad, potencialidades, necesidades e
intereses de los estudiantes, creando condiciones de mutuo respeto y confianza (Colegio de
Profesores de Chile, 2017). Desde un enfoque formativo, trabajar las normas y valores no puede
relacionarse con la imposición de la disciplina y la contención de la expresión física y emocional de
los estudiantes, tema ampliamente tratado en el Eje Disciplina Formativa. Obviar esta premisa es
reforzar un paradigma de control, que no promueve la autonomía ni la reflexión moral y que
tensiona las relaciones entre educandos y educadores.
Imparcialidad del registro. Es inherente al ser humano interpretar los hechos: si falta
información, los vacíos se completan con las experiencias previas, las propias creencias o
intercambiando información con otros. Asimismo, hay temáticas que son potencialmente
impactantes a nivel emocional (agresiones graves, descontrol emocional, abuso o maltrato infantil,
entre otras), cuyo impacto se exacerba si la temática es especialmente sensible para quién percibe
15
Conceptos explicados en el Eje Prevención Focalizada.
61
Lo anterior permite poner entre paréntesis nuestras perspectivas, validando otras miradas,
lo cual no significa anular la propia, sino más bien, complementar puntos de vista, logrando un
panorama más amplio y respetuoso de la diversidad.
- ¿Tengo certeza de que la interpretación que hago de una situación incluye las perspectivas
de los participantes y testigos, o sólo da cuenta de la mía?
- ¿Estoy considerando solo mis propias creencias, afectos y referencias culturales al evaluar
la situación?
Naturaleza del registro. Desde la experiencia, es posible advertir que los registros de los
libros de clases se refieren principalmente a comportamientos no esperados (faltas), obviando las
conductas ajustadas a la norma (positivas). De acuerdo con el discurso tradicional, si el estudiante
se comporta como se espera, simplemente cumple con su deber y no necesita reconocimiento; si
no cumple requiere ser registrado, concibiendo esto como un método de sanción.
Por lo tanto, para poder establecer la naturaleza de la falta, es necesario plantearse las
siguientes preguntas:
Utilidad del registro. Si bien los registros son evidencias de situaciones, su mayor relevancia
corresponde a su utilización como herramientas formativas para utilizar en la conversación con el
estudiante, ya sea para reconocer avances o para trabajar comportamientos no esperados. De esa
forma, es fundamental considerar este aspecto, lo cual permitirá orientar el contenido del registro.
Así, para contar con registros útiles para fines formativos, es necesario plantearse las
siguientes preguntas:
- ¿Es una situación que amerita ser registrada? ¿Cómo utilizaré el registro en el proceso
formativo de los estudiantes?
- ¿Qué aspectos de la situación voy a registrar? ¿Cuáles de estos aspectos son útiles en
relación con ese fin formativo de mi intervención?
- ¿Cuál es el medio físico más pertinente para hacer el registro de esta situación específica?
62
Es importante considerar que los registros pueden tener diversos destinatarios: estudiantes
y apoderados involucrados, docentes, asistentes de la educación, representantes del sostenedor o
incluso personas externas al establecimiento. Esto evidencia la relevancia de seleccionar
adecuadamente la información que se expondrá en los registros oficiales de la comunidad (libro de
clase), teniendo en cuenta que podrían existir situaciones que requieran de mayor confidencialidad
y que tendrían mejor cabida en otro tipo de registros y/o informes de la comunidad
De esta manera, ser profesional al registrar va más allá de la mera transcripción de una
situación, sino que implica una reflexión crítica sobre el uso que tendrá la información que
se escriba, y que por lo demás, se investirá con la connotación de cierta ante el resto de los
docentes, de los apoderados e incluso, ante profesionales o instituciones externas al
colegio.
Por otra parte, el objetivo de cualquier institución educativa es que los estudiantes
aprendan, en este caso, el modo de convivir que la comunidad espera. Es por ello, que para saber
qué conductas o situaciones registrar, resulta imprescindible volver a aquellos comportamientos
esperados, y especialmente, a aquellos no esperados que persisten y frente a los cuales se debieran
desarrollar otras estrategias formativas.
Estos registros son un insumo clave para la convivencia escolar, ya que por una parte dan cuenta de
las conductas de los estudiantes, así como de las acciones de los establecimientos educativos para
acompañar el proceso formativo de éstos
16
La implementación del componente se acompaña de mayores especificidades y dispositivos, por lo tanto,
lo expuesto corresponde a una breve descripción de las acciones a realizar.
63
Para llegar a lo anterior, el modelo formula que los registros deben reunir cinco condiciones
mínimas:
Cabe señalar que la implementación de este componente implica orientar y monitorear los
registros realizados por los educadores y educadoras de la comunidad, con el fin de brindar apoyo
para que la práctica de registro genere datos de calidad.
Este componente tiene como objetivo organizar, revisar y usar la información registrada
sobre situaciones de convivencia y/o los comportamientos de sus estudiantes. Al ser sistematizada,
dará cuenta de datos e indicadores que permitirán orientar la toma de decisiones.
El traspaso de estos datos permitirá cuantificarlos, información que podrá ser utilizada para
el diseño de intervenciones universales, selectivas e individuales17. En este sentido, los datos
emergentes del sistema de información no deben entenderse sólo como un indicador de la conducta
de estudiantes, sino también, como un indicador para las intervenciones realizadas.
Respecto los sistemas de información, Preciado y Sugai (2009) formulan que estos necesitan
contar con las siguientes características:
17
Conceptos desarrollados en el Eje Prevención Focalizada.
64
El Programa Paz Educa, basado en el modelo homónimo, cuenta con la plataforma PazBook
como sistema de información. Se trata de una herramienta útil para el registro y análisis de
información sobre la convivencia escolar.
Por este motivo, los análisis deben realizarse con una mirada amplia de la realidad de la
escuela, considerando, por ejemplo, la revisión no sólo del comportamiento no esperado de los
estudiantes, sino también analizar qué está haciendo la comunidad para favorecer dicho
comportamiento. En este sentido, la interpretación de los datos debiera considerar distintas
hipótesis que pueden evaluarse con la ayuda de información adicional y/o considerando la
participación de otros actores en el proceso.
18
La plataforma PazBook progresivamente ha incorporado nuevas funcionalidades, junto con estrategias de
resguardo de la información sensible de acuerdo con lo establecido por la Ley 19.268 sobre protección a la
vida privada y las Políticas de Seguridad del Ministerio de Educación
19
La implementación del componente se acompaña de mayores especificidades y dispositivos, por lo tanto,
lo expuesto corresponde a una breve descripción de las acciones a realizar.
65
3. Recolección de datos: Definida la hipótesis, será necesario recopilar datos que permitan
confirmarla o rechazarla. En este paso, se recomienda que los datos provengan de distintas
fuentes y sean tanto cualitativos como cuantitativos.
4. Control de calidad de los datos: Terminada la tarea de recopilación de los datos, es necesario
analizar si estos son de calidad: objetivos, válidos y confiables. Para ello es importante
considerar las cinco condiciones mínimas expuestas en el componente anterior, junto con
guiar la tarea por criterios metodológicos que otorguen validez y fiabilidad.
5. Análisis de los datos: Una vez definidos los datos que se van a considerar, se analiza la
información proveniente de éstos. Se pueden utilizar distintos métodos, los cuáles deben
ser trabajados en conjunto y procurando abarcar la mayor cantidad de datos para tomar
una decisión. Cabe tener presente, que en esta etapa es fundamental la incorporación de
docentes u otros profesionales de la comunidad. La relevancia de su involucramiento se
condice con lo señalado por Schildkamp et al. (2013), quienes plantean que la falta de
colaboración de docentes en estos procesos puede inhibir también la utilización efectiva de
datos y no incorporar una mirada crítica de estos.
6. Interpretación y conclusión: Si la hipótesis resulta ser falsa, nuevas hipótesis necesitan ser
investigadas. Si las hipótesis son correctas, el equipo puede llegar a conclusiones basadas
en el análisis de los datos recogidos.
7. Implementación: A partir de los resultados, es necesario planificar la intervención acorde al
problema y su solución. En esta etapa, se definen los objetivos, las actividades, responsables
de la ejecución de estas, los recursos disponibles, monitoreo de la intervención y plazos.
8. Evaluación: Una vez realizada la intervención, se necesitan nuevamente datos para saber si
esta fue eficaz, si es que se cumplieron los objetivos, si hubo adherencia al diseño y lo más
importante, si es que se solucionó el problema. La evaluación debe ser un proceso presente
durante toda la intervención, por lo tanto, es recomendable planificar instancias de
evaluación antes, durante y terminada la intervención.
Figura 16
Formulación
de la hipótesis
Recolección
Evaluación
de datos
Problema
Control de
Implementaci
calidad de los
ón
datos
Interpretación Análisis de
y conclusión datos
Prevención Focalizada, corresponde a uno de los cuatro ejes del Modelo de Gestión de la
Convivencia Escolar Paz Educa y entrega orientaciones para dar respuesta a aquellos grupos o
individuos de la comunidad que presentan dificultades - entendidas como factores de riesgo20- en
el ámbito de la convivencia escolar.
20
Los factores de riesgo aluden a un grupo de variables que aumentan las probabilidades de que un niño,
niña o adolescente se vea involucrado en un evento de violencia escolar.
67
focos temáticos de estas intervenciones, para posteriormente, analizar y evaluar los resultados a
través de la observación en el tiempo de los sujetos con los cuales se está trabajando.
El Modelo Paz Educa comprende que tales dificultades responden a diversos factores que
deben ser considerados en el diseño de las estrategias de intervención. Se concibe que las
dificultades en el ámbito de la convivencia no se limitan a un problema conductual o de transgresión
de normativas, sino que responden a aspectos más complejos. El Eje Prevención Focalizada invita a
profundizar en la comprensión de las dificultades considerando el carácter cotidiano, dinámico y
complejo de la convivencia, junto con la necesidad de incorporar el enfoque formativo en la
intervención.
Este eje de trabajo considera todas aquellas estrategias para abordar situaciones de mayor
complejidad con estudiantes específicos de la comunidad escolar, en dos niveles21:
Se promueve que exista articulación entre las diferentes acciones que involucra una
estrategia. Esto supone un enfoque de gestión en red y de trabajo coordinado entre los
profesionales involucrados, tanto de aquellos que son funcionarios de la comunidad escolar, como
de aquellas instituciones externas que realizan intervenciones para apoya a los estudiantes.
Tabla 9
EJE COMPONENTES
21
Para una mayor comprensión sobre los niveles de intervención se sugiere complementar con lo expuesto
en el Soporte Gestión en Red.
68
Estos estudiantes representan entre el 3% al 5% del universo del colegio, sin embargo, la
gravedad de las problemáticas (por ejemplo, en el caso de conductas violentas graves) provoca que
sean las dificultades de mayor impacto en la comunidad educativa. En relación a lo anterior, se ha
determinado que los tradicionalmente llamados “problemas de conducta” (evidenciados, por
ejemplo, en envíos a inspectoría) se concentran en pequeñas cantidades de alumnos. Es decir, hay
unos pocos que requieren de un apoyo y un trabajo más intenso, focalizado y específico. Estas
estrategias son parte del nivel terciario de prevención y son intervenciones individuales de apoyo
intensivo integral (Sprague y Walker, 2000; citado en Varela et al., 2009).
Desde el enfoque de salud pública, la prevención es la acción que considera que los
individuos y las poblaciones están expuestos a factores y comportamientos de riesgo que ocasionan
y/o mantienen enfermedades, lesiones o daños en la salud propia y en la de otros. Por este motivo,
la acción preventiva no sólo comprende las medidas destinadas a impedir la aparición de la
enfermedad o una lesión, sino también a detener su avance o atenuar sus consecuencias (Sánchez,
2004). Además, según esta definición, la prevención puede ser primaria, secundaria o terciaria,
estableciendo principalmente diferencias en cuanto a sus objetivos. La prevención primaria evita
que el daño aparezca, mientras que la prevención secundaria disminuye el daño e impide que se
repitan sus consecuencias una vez producido este (Sánchez, 2004). Finalmente, la prevención
terciaria procura la rehabilitación del daño ya causado.
69
22
En el marco del Modelo Paz Educa, el trabajo en torno al Eje Disciplina Formativa aborda este tipo de
intervenciones.
70
Estos tres niveles se disponen en la Figura 16, ya revisada en el soporte Gestión en Red y
que ahora, incorpora ejemplos de acciones que es posible articular en el trabajo que implica el eje
prevención focalizada.
Figura 17
De esta forma, el Modelo Paz Educa concibe que una estrategia de prevención focalizada
corresponde a un conjunto de acciones planificadas y complementarias entre sí, que buscan abordar
problemáticas y fortalecer el comportamiento esperado en los estudiantes participantes,
impactando positivamente en sus habilidades con respecto a la convivencia y en la reducción de sus
factores de riesgo. Desde esta definición, es impensado plantear una sola acción como la solución
para abordar problemas conductuales. En efecto, el resultado positivo será producto de
intervenciones combinadas, y de la participación de distintos actores relevantes que favorezcan el
comportamiento esperado en el estudiante.
De esta forma, es preciso considerar los siguientes aspectos en torno a los comportamientos
desafiantes en el marco de las comunidades educativas (Sprague, 2015):
- Varían en intensidad y frecuencia (de leves a graves). Al respecto, cabe recordar la definición
de las faltas planteadas por el Ministerio de Educación (2011):
- Faltas leves: son comportamientos que alteran el normal desarrollo del proceso de
enseñanza-aprendizaje, que no involucran daños físicos y/o psicológicos a otros
actores de la comunidad.
- Faltas graves: corresponden a comportamientos que atentan contra la integridad
psicológica de otro miembro de la comunidad educativa y del bien común, así como
de acciones deshonestas que afectan la convivencia.
- Faltas gravísimas: son faltas graves que podrían ser constitutivas de delito, y que,
por lo mismo, implican la obligatoriedad de denuncia en su procedimiento.
- Están asociados a una diversidad de factores de riesgo. Su intervención implica entonces, la
atenuación de estos factores (no existe un único camino, o una estrategia única de
abordaje). Esto es relevante, pues a partir de este aspecto es posible concebir una estrategia
selectiva o individual como un conjunto de acciones de prevención, y no como una
intervención única.
Se parte del supuesto que los factores tras los comportamientos desafiantes de los
estudiantes son diversos. Por ejemplo, pueden ser gatillados por falta de claridad respecto a lo que
se espera de ellos en su rol de estudiantes o también, porque no han logrado un sentido de
pertenencia a la comunidad, obviando el importante papel que juegan en la construcción de una
convivencia armónica. El Modelo Paz Educa impulsa una gestión de la convivencia escolar que
visualiza las condiciones en las cuales los estudiantes son parte del proceso de aprendizaje. En
muchas ocasiones, estas se caracterizan por la hostilidad, la falta de calidez o la indiferencia,
elementos que no solo se distancian de la construcción de una convivencia armónica, sino que
resultan ser obstáculos para el aprendizaje y desarrollo de los estudiantes.
La experiencia del Programa Positive Behavioral Interventions and Support (PBIS), en la cual
se basa el Modelo Paz Educa, aporta evidencia robusta a lo largo de 30 años de trabajo para señalar
que un enfoque positivo es mucho más fructífero que un trabajo enfocado en castigar conductas
inapropiadas. Es decir, es más efectivo un enfoque que estimule los avances del estudiante, que
73
Castaldi (2015), advierte que el paradigma clínico mal entendido se puede transformar en
una herramienta de clasificación y etiquetamiento, práctica contraria a los modos de convivir
inclusivos y respetuosos que promueve la política actual de convivencia (Mineduc, 2019). En efecto,
la autora señala que “todos los niños y también los adultos tenemos necesidades especiales (…)
pero nos olvidamos de ellas” (p.94). De esta forma, los diagnósticos deben impulsar nuevas
inquietudes y reflexiones en la comunidad, junto con orientar el diseño de estrategias que permitan
el desarrollo de todos y cada uno de quienes la conforman, especialmente, los estudiantes.
en un taller específico artístico o deportivo (a cargo del profesor de ese taller), y (iv) complementada
con la intervención de una red externa. En este sentido, los profesionales de apoyo de la institución
son quienes activan esta red, monitoreando el desarrollo de la estrategia construida y facilitando la
comunicación entre los diversos profesionales de la red, aportando además con la información de
las redes externas.
De esta forma, el Modelo Paz Educa posiciona al trabajo en red como uno de los soportes
de la gestión en convivencia y supone la transversalidad de esta forma de gestionar (colaborativa y
vinculante) en todos los ejes de trabajo y para todas las acciones desarrolladas: aquellas universales
propias de los ejes Disciplina Formativa y Prevención Situacional23, y por supuesto, para abordar las
dificultades que ameritan un trabajo selectivo e individual, impulsado en el eje Prevención
Focalizada.
23
Corresponde al cuarto eje del Modelo Paz Educa y se describirá más avanzado el documento.
75
Tabla 10
frecuencia
24
La implementación de las estrategias focalizadas selectivas e individuales se acompaña de mayores
especificidades y dispositivos, por lo tanto, lo expuesto corresponde a una breve descripción de las acciones
a realizar.
76
Actividades que
requieren mayor
profundización,
acompañamiento y
periodicidad de la
implementación.
objetivos y metas
Levantamiento de
información de los
libros de clases u
otras fuentes.
A partir de estas premisas, es que el programa Paz Educa de Fundación Paz Ciudadana
incorpora desde su primera versión (2005) los principios de prevención situacional, no sólo como
una estrategia de intervención de los espacios físicos, sino como un elemento movilizador para la
incorporación de la comunidad en la prevención de violencia y en la generación de un ambiente
facilitador de la sana convivencia.
Así, el eje prevención situacional corresponde a uno de los cuatro ejes del Modelo Paz Educa
y toma su nombre de la teoría homónima sobre gestión de los espacios físicos para la prevención
de violencia, incorporando en la gestión de la convivencia escolar los principios situacionales:
vigilancia natural, refuerzo de lazos afectivos y territorialidad, y control natural de accesos.
De esta forma, el eje apunta a la gestión de los espacios, entendiendo la prevención situacional
como el conjunto de intervenciones sobre factores ambientales, de la estructura y/o de la
organización de un área física delimitada, con el objeto de disminuir la oportunidad de ejercer una
conducta violenta (Clarke, 1997).
mientras que entre los lugares en donde los profesores habían recibido agresiones destacaron
igualmente aulas y patios, además de la salida del establecimiento.
Cabe señalar que en el Modelo Paz Educa se considera que todos los ejes se relacionan,
teniendo como punto de encuentro los valores y expectativas de comportamiento señaladas en el
Proyecto Educativo Institucional (PEI). De esta manera, los espacios físicos deben responder a los
objetivos de la organización, siendo coherentes con la misión de cada colegio: si el cuidado del
medio ambiente es definido como uno de los valores principales de una comunidad educativa, los
espacios de esa comunidad deberían ser consecuentes con esa mirada, gestionando espacios para
el reciclaje, el cuidado de la naturaleza u otras acciones que se desee generar en esos lugares. Si el
sello institucional de otro colegio se relaciona con el trabajo colectivo, la intervención en la
infraestructura del establecimiento debiese apuntar, por ejemplo, a la genaración de espacios de
encuentro de la comunidad, juegos que permiten la interacción, murales desarrollados en forma
colectiva.
En este sentido, el Eje Prevención Situacional cobra relevancia dentro del Modelo Paz Educa
por la posibilidad de integrar el diseño y gestión de los espacios a los objetivos institucionales en el
área Convivencia Escolar: la intervención y supervisión de los espacios físicos del colegio debe
apuntar a los principios enunciados en el Proyecto Educativo Institucional.
Esta relación, vincula directamente este eje con el de Disciplina Formativa, revistiendo
además de datos para nutrir el sistema de información y fortaleciendo los soportes de gestión en
cuanto al involucramiento y la participación de la comunidad. Los espacios son concretos, por tanto,
materializan (literalmente) el mensaje que la comunidad busca entregar con respecto a su
convivencia escolar, incidiendo directamente en las relaciones humanas que se llevan a cabo al
interior de sus límites.
La Tabla 11, describe los dos componentes que conforman este eje:
79
Tabla 11
EJE COMPONENTES
Desde que el término CPTED fue acuñado en 1972 por Ray Jeffery, se han presentado
distintas características de los espacios seguros, que apuntan a una concepción del ambiente físico
sustentada en principios. Es así, que para el trabajo en torno al componente Mejoras físico-
situacionales, el Modelo Paz Educa considera tres principios:
2. Configuración de usos y utilización de los espacios. Aunque sea evidente, cabe tener
presente que son los espacios físicos los que enmarcan las relaciones sociales que allí se dan, por lo
cual, se esperaría que los diseños ambientales promuevan interacciones cálidas, inclusivas y de
encuentro entre sus habitantes, considerando la diversidad de usuarios tanto en edad como género
(Casanova, 2013a), en virtud del fin que se le quiere dar a ese lugar. Espacios sin uso definido se
convierten en vulnerables al estar abandonados (Varela et al., 2009).
Según Casanova (2013a), hay dos conjuntos de elementos que considerar a la hora de
realizar un diagnóstico de los riesgos situacionales de un establecimiento educacional:
De esta forma, y aplicando la propuesta sobre riesgos situacionales, la Tabla 12 resume los
más frecuentes en las comunidades educativas (Casanova, 2013b y Valdés, 2014)
Tabla 12
Deficiente iluminación.
Deficiente iluminación.
Iluminación deficiente.
Salas de clases Conformadas con muros cerrados, que genera falta de control
visual y social desde y hacia el exterior, contribuyendo a la
aislación física y visual.
Nota: Adaptado de Cuadernillo Espacios educativos seguros: orientaciones de diseño seguro para
establecimientos educacionales existentes (p. 14) por Casanova, 2013b, Subsecretaría de Prevención
del Delito.
84
El Modelo Paz Educa contempla 4 etapas para llevar a cabo el proceso de análisis físico-
situacional25 (Varela et al., 2009; Casanova, 2013b; Valdés, 2014):
Este componente tiene relación con una serie de métodos de apoyo para el trabajo con
estudiantes en torno a aspectos disciplinares. Brinda orientaciones para el acompañamiento que se
hace de ellos y ellas en aquellas áreas que están fuera del espacio-aula, y, por ende, son áreas más
grandes y compartidas por un mayor número de estudiantes (Sprague & Golly, 2005).
El principal fundamento que promueve el trabajo en el área de SAAC es entender que el sólo
hecho de tener adultos a cargo del monitoreo y centrados principalmente en corregir conductas
25
La implementación del componente se acompaña de mayores especificidades y dispositivos, por lo tanto,
lo expuesto corresponde a una breve descripción de las acciones a realizar.
85
inapropiadas o no esperadas de los estudiantes, resultará ineficiente para favorecer y/o mejorar la
convivencia escolar (Sprague & Golly, 2005).
La SAAC concentra 6 características principales, las que pueden dividirse en dos grupos, las
relacionadas con las técnicas propiamente tal, asociadas a esta forma de monitoreo; y aquellas
vinculadas con la formación de los estudiantes, que refuerzan lo establecido en el plan de enseñanza
de comportamientos esperados y en el sistema de reconocimiento, componentes también del
Modelo Paz Educa. A continuación, se exponen las características relacionadas con las técnicas de
esta forma de supervisión (Sprague & Golly, 2005):
Tabla 13
CARACTERÍSTICAS DESCRIPCIÓN
Ser positivo(a) Conectarse con los estudiantes, ser amigable y ser receptivo a sus
necesidades. Escucha activa. No enfocarse sólo en los comportamientos
negativos. Dar refuerzos positivos. Las instrucciones para corregir un
comportamiento deben ser dadas con un lenguaje fuerte, claro, en positivo
y no hostil.
26
La implementación del componente se acompaña de mayores especificidades y dispositivos, por lo tanto,
lo expuesto corresponde a una breve descripción de las acciones a realizar.
87
Según Sprague & Golly (2005), las intervenciones ancladas en un equipo logran ser más
estables en el tiempo porque se consigue dar mayor coherencia y sustentabilidad a las acciones
puestas en marcha. En este sentido el equipo cumpliría tres funciones principales:
- Recolectar información que sirva como base para la recolección y el análisis de datos de
conducta. Específicamente a través de lo observado por el equipo de supervisión en las
áreas comunes se pueden tomar decisiones para intervenir espacios o hacer cambios en la
organización de la supervisión, detectar casos o situaciones problemáticas que en el espacio
de la sala no han sido percibidos o sumar antecedentes a situaciones ya detectadas, por
ejemplo.
- Decidir, desarrollar y poner en práctica los planes y actividades de intervención de los
espacios comunes definidos de acuerdo al análisis de las situaciones problemáticas y de los
espacios físicos.
- Comunicar al resto del personal lo que sucede en los espacios comunes, las conductas
positivas o negativas, los principales problemas observados, los principales éxitos. Este
último punto es relevante para fortalecer el trabajo formativo y el discurso común desde
los adultos del establecimiento educacional en relación a los valores y conductas que
esperan ver manifestadas en sus estudiantes. De ahí, que resulta fundamental generar
espacios de comunicación entre docentes e inspectores o paradocentes con el fin de
resaltar la responsabilidad formativa de todos los adultos que mantienen contacto con los
estudiantes, independiente del rol que ejercen en la comunidad.
Por otra parte, la efectividad de este equipo dependerá de ciertas condiciones que debe
garantizar la institución educativa tales como: (i) contar con el apoyo del director y equipo directivo,
específicamente, de quién lidera el equipo supervisor (Inspector general, en la mayoría de los casos);
(ii) la realización de reuniones semanales, que permitan revisar constantemente el funcionamiento
de la supervisión, mirar en conjunto la puesta en práctica de las intervenciones en los espacios
comunes y analizar el comportamiento de los estudiantes en estas áreas; y (iii) la incorporación de
este equipo a las acciones que se realizan en el colegio asociadas al plan de enseñanza de
expectativas de comportamiento y al sistema de reconocimiento (Sprague & Golly, 2005).
Como último punto a abordar en este componente, es relevante mencionar que la presencia
de los integrantes del equipo directivo en los espacios comunes (patios, entrada al establecimiento,
por ejemplo) facilita la cercanía con los estudiantes y sus apoderados, y en ese sentido, les permite
involucrarse directamente en acciones relacionadas con los elementos trabajados en el eje
Disciplina Formativa (valores institucionales, expectativas de comportamiento, sistema de
reconocimiento), ya sea desde el modelaje, la instrucción, el reconocimiento o corrección de
comportamientos.
88
Para el Modelo Paz Educa, la gestión de la convivencia escolar corresponde al proceso por
medio del cual se articulan los elementos que intervienen en la cultura organizativa de las
instituciones escolares mediante acciones de diagnóstico, intervención y evaluación de las políticas,
la administración, las prácticas pedagógicas y psicosociales que conducen y permean los modos de
convivir de cada comunidad educativa. El modelo ofrece una metodología de trabajo que convoca
a las comunidades educativas a revisar constantemente los elementos que deben ser coordinados
para gestionar la convivencia.
Dentro de sus ejes, el modelo incorpora una mirada formativa y preventiva, en distintos
niveles. En lo que se refiere a lo formativo, el modelo propone gestionar la disciplina promoviendo
comportamientos esperados y una reflexión en torno al sentido de la norma. De esta manera, el
enfoque está puesto en la enseñanza de expectativas de comportamiento y no en lo punitivo. Con
relación a lo preventivo, a través del eje disciplina formativa y el eje prevención situacional, se
contemplan acciones destinadas a toda la comunidad educativa, es decir, universales.
En el eje prevención focalizada, se concentran las intervenciones destinadas a los cursos y/o
estudiantes que requieren un acompañamiento más intensivo, mediante la identificación de
factores de riesgo relacionados con los comportamientos problemáticos identificados, mediante la
recolección de datos provenientes de distintas fuentes. En este eje, se trabaja en el nivel de
prevención selectivo e individual. Por último, el eje sistema de información, incorpora líneas de
acción, tanto para instalar prácticas de registro de datos objetivos, así como de sistematización y
análisis de datos que orientan la toma de decisiones basadas en evidencia.
Para lograr articular los elementos que inciden en la convivencia escolar, el modelo propone
cuatro soportes, enfatizando el desarrollo de competencias de liderazgo, gestión participativa,
planificación y evaluación y gestión en red. Los soportes son transversales a toda la implementación
del modelo y permiten instalar prácticas de gestión estratégica de una convivencia escolar,
caracterizada por un ejercicio constante de reflexión y autoevaluación respecto a las necesidades y
fortalezas de la comunidad educativa.
éstas podrían complementarse con el modelo del programa según los componentes con que estén
relacionadas.
La presente propuesta se plantea como una forma para articular las distintas acciones que
la institución promueve para mejorar su convivencia escolar y con ello, prevenir la violencia.
90
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