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ADORACIÓN AL SANTÍSIMO

COLEGIO MONTECARMELO

INTRODUCCIÓN:

Bienvenidos queridos hermanos, El Amor de Dios no tiene límite alguno. Se ha quedado


en la Eucaristía para estar a nuestro lado, para sentirnos amados y escuchados por El.
Por eso hoy lo venimos a visitarlo, para que Él pueda llegar hasta ti y entrar en tu hogar
y en tu corazón. Te invitamos a que hagas silencio interior y exterior para que puedas
acoger a Jesús en tu corazón.

Canto:

ACTO DE ADORACIÓN

S.: Sea por siempre bendito y alabado,

T.: Mi Jesús Sacramentado

Padre nuestro…

LECTURA: Mt 11, 25-30

"En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se
las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha
sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre
le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.
Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi
carga ligera.»"

Música de fondo

Meditación I

Jesús está aquí, delante de ti ¿Necesitas hacerle en favor de alguien una súplica cualquiera? Dile su
nombre, qué quisieras que hiciese Él por ellos?. Pide mucho, mucho; no vaciles en pedir, a Jesús le
gustan los corazones generosos, que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos para atender a las
necesidades ajenas. Háblale con sencillez. Él prometió escuchar toda súplica salida del corazón; ¿y no
ha de salir del corazón el ruego que le dirijas por aquellos que tu corazón ama especialmente?
CANTO:

Meditación II

Y para ti ¿no necesitas alguna gracia?


Dile francamente lo que sientes en tu corazón, tal vez soberbia, amor a la sensualidad y al regalo; que
eres tal vez, egoísta, inconsciente, negligente…; y pídele luego que venga en ayuda de los esfuerzos,
pocos o muchos, que haces para quitar de ti tales miserias.
No te avergüences, ¡Hay en el cielo tantos justos, tantos santos de primer orden, que tuvieron esos
mismos defectos! Pero rogaron con humildad, y poco a poco se vieron libres de ellos.
No vaciles en pedirle bienes espirituales y corporales: salud, memoria, éxito feliz en tus trabajos,
negocios o estudios; todo eso Él puede darlo, en cuanto no se oponga, antes favorezca y ayude a tu
santificación.
CANTO

Meditación III

¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntale todas tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te
hirió? ¿Quién lastimó tu amor propio? ¿Quién te ha despreciado? Acércate a su Corazón, que tiene el
remedio eficaz para curar todas esas heridas. Cuéntaselo todo, y acabarás por decirle que, a semejanza
de suya, todo lo perdonas, todo lo olvida; así recibirás su consuelo y bendición. Contigo está Él.
¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron bien, y ahora, olvidadas, se alejan de ti sin
que les hayas dado el menor motivo? Ruega por ellas, y si no han de ser obstáculo a tu santificación,
Él las volveré a tu lado.
CANTO 

Meditación IV

¿Y no tienes tal vez alguna alegría que comunicarle a Jesús? ¿Por qué le hablas de ella ya que Él es tu
Padre, tu Amigo?
Cuéntale lo que desde ayer, desde la última visita que le hiciste, ha consolado y hecho sonreír tu
corazón. Quizá has tenido agradables sorpresas, quizá recibiste felices noticias, alguna carta o muestra
de cariño; has vencido alguna dificultad o salido de algún lance apurado. Obra suya es todo esto. ¿Por
qué no has de manifestarle por ello tu gratitud? y decirle sencillamente, como un hijo a su padre,
¡Gracias, Padre mío, gracias! La Gratitud es fruto de un corazón delicado y atento.
CANTO 

Después de este momento, de haber puesto tu corazón en el Corazón de Jesús, vuelve a tus
ocupaciones habituales; al taller, a la familia, al estudio…; pero no olvides estos minutos de grata
conversación que has tenido junto a Jesús Eucaristía. Guarda en cuanto puedas silencio, modestia,
recogimiento, caridad con el prójimo. Ama a María Santísima, que es Madre tuya también, y vuelve
otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a Dios. En su Corazón hallarás cada día
nuevo amor, nuevos beneficios, nuevos consuelos.

BENDICION FINAL

S.: Les diste pan del cielo. (T.P. Aleluya).


T.: Que contiene en sí todo deleite. (T.P. Aleluya).

OREMOS.
Oh Dios, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tú Pasión, te
pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu
Sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú que vives y
reinas por los siglos de los siglos.

Amen.

ALABANZAS

Bendito sea Dios.


Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

CANTO DE RESERVA

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