Hace mucho, mucho tiempo en un país muy, muy lejano una mamá salió a buscar colegio para sus hijos. Ella tenía mucha FE en que podría encontrar el mejor colegio para llenar de SABIDURÍA a sus hijos y que pudieran aprender todas las VIRTUDES necesarias para vivir en sociedad. Iba caminando y caminando hasta que encontró un colegio que le llamó la atención: Ese Colegio se llamaba Monte Carmelo. Cuando ingresó al colegio, le gustó la limpieza que había en él, se notaba que los auxiliares tenían la VIRTUD del trabajo, y mantenían impeque el edificio. Preguntó por el área administrativa, y fue llevada hasta la oficina donde podría preguntar por la educación de sus niños. Allí, una administrativa con excelencia y SABIDURÍA le explicó las características del colegio. Le comentó que los funcionarios se preparaban con paciencia para transmitir la SABIDURÍA de los libros a los niños. Muy bien, dijo la mamá, pero yo tengo FE en que mis niños tendrán no solo conocimientos sino también VIRTUDES. Sí, claro, en eso también trabajamos mucho. Queremos que aprendan a ser hombres y mujeres capaces de construir una sociedad mejor, por eso hacemos mucho hincapié en su formación humana y no solo en la SABIDURÍA de los libros. Y queremos que además crezcan en lo espiritual, por eso ahondamos también en la FE Que bueno! Dijo la mamá. Su corazón se alegraba, porque parecía que había encontrado el lugar ideal. Salió a recorrer el colegio y vio a los auxiliares que, de dos en dos, con paciencia y SABIDURÍA, hermoseaban el edificio. ¡qué VIRTUD tan grande tiene esta gente, pensó, pues hasta ahora se ve muy bien todo el colegio. Entonces pasaron unos funcionarios, cargando con la SABIDURÍA de la ciencia y el conocimiento de matemáticas, lengua, y otras materias. ellos la saludaron con fe…, perdón, quise decir felicidad y siguieron su camino. Hablando de FE, se alegró de ver la imagen de la Virgen en el Patio. Se acordó que su cura le decía que María era madre de SABIDURÍA y de todas las VIRTUDES, y que la su FE en Dios había sido recompensada. Como ella tenía mucha fe en Dios, supo que sus niños encontrarían en ese colegio todas las VIRTUDES que esperaba en ellos: la alegría, la constancia y la sabiduría. Caminaba por el patio cuando vio un grupo de administrativos charlando. MMMMMM, pensó la mamá, les falta la VIRTUD del silencio. Pero enseguida recordó que aún no comenzaban las clases, y que su charla les ayudaba a prepararse para compartir su SABIDURÍA con los niños. siguió recorriendo el colegio, y lo que vio le gustaba: imágenes y frases sobre la FE, mucha sabiduría para compartir, Alegría y entusiasmo por el nuevo año de trabajo por comenzar. Charló con uno y otro, y se admiraba de los conocimientos que compartía, su entusiasmo y su vocación de servicio. Sí, se dijo, aquí mis niños crecerán y serán buenas personas. Van a aprender los conocimientos que da la sabiduría humana, pero aprender también la VIRTUD del esfuerzo y del compañerismo, crecerán en la fe, compartiendo la palabra de Dios, Y así tendrán la SABIDURÍA para ser hombres y mujeres de bien, sanos y llenos de virtudes, buenos hijos de Dios. Sobre todo eso, crecidos en la FE, que a veces le costaba a ella transmitir. No se diga más, pensó. Vamos a anotarlos en el curso. Y ya iba rápido con la secretaria, cuando escuchó una música extraña. No sabía que podía ser, pero prestó atención. Y descubrió que lo que escuchaba eran esas palabras que tanto deban vueltas en su cabeza y corazón: FE, SABIDURÍA y VIRTUD. Los tres pilares del colegio, y que ella quería fueran los pilares en la vida de sus hijos. FE en Dios, la SABIDURÍA humana y divina, la VIRTUD como madre de la convivencia humana. Ya no lo pensó mas y fue a matricular a sus chicos. Mientras tanto seguía sonando y sonando FE, VIRTUD y SABIDURÍA.