Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
"
________________________________________________________________________________
¡Oh Jesús de mi alma, encanto único de mi corazón!, heme aquí postrado a tus plantas, arrepentido
y confuso, como llegó el hijo pródigo a la casa de su padre. Cansado de todo, sólo a Ti quiero, sólo a
Ti busco, sólo en Ti hallo mi bien. Tú, que fuiste en busca de la Samaritana; Tú, que me llamaste
cuando huía de Ti, no me arrojarás de tu presencia ahora que te busco.
Señor, estoy triste, bien lo sabes, y nada me alegra; el mundo me parece un desierto. Me hallo en
oscuridad, turbado y lleno de temor e inquietudes...; te busco y no te encuentro, te llamo y no
respondes, te adoro, clamo a Ti y se acrecienta mi dolor. ¿Dónde estás, Señor, dónde, pues no
gusto las dulzuras de tu presencia, de tu amor?
Pero no me cansaré, ni el desaliento cambiará el afecto que me impulsa hacia Ti. ¡Oh buen Jesús!
Ahora que te busco y no te encuentro recordaré el tiempo en que Tú me llamabas y yo huía... Y firme
y sereno, a despecho de las tentaciones y del pesar, te amaré y esperaré en Ti.
Jesús bueno, dulce y regalado padre y amigo incomparable, cuando el dolor ofusque mi corazón,
cuando los hombres me abandonen, cuando el tedio me persiga y la desesperación clave su garra
en mí, al pie del Sagrario, cárcel donde el amor te tiene prisionero, aquí y sólo aquí buscaré fuerza
para luchar y vencer.
No temas que te abandone, cuando más me huyas, más te llamaré y verteré tantas lágrimas que, al
fin, vendrás... Sí..., vendrás, y al posarte, disfrutaré en la tierra las delicias del cielo.
Dame tu ayuda para cumplir lo que te ofrezco; sin Ti nada soy, nada puedo, nada valgo...
Fortaléceme, y desafiaré las tempestades.
Jesús, mío, dame humildad, paciencia y gratitud, amor..., amor, porque si te amo de veras, todas las
virtudes vendrán en pos del amor.
Te ruego por los que amo... Tú los conoces, Tú sabes las necesidades que tienen; socórrelos con
generosidad. Acuérdate de los pobres, de los tristes, de los huérfanos, consuela a los que padecen,
fortalece a los débiles, conmueve a los pecadores para que no te ofendan y lloren sus extravíos.
Ampara a todos tus hijos, Señor, más tierno que una madre.
Y a mí, que te acompaño cuando te abandonan otros, porque he oído la voz de la gracia; a mí, que
no te amo por el cielo, ni por el infierno te temo; a mí, que sólo busco tu gloria y estoy recompensado
con la dicha de amarte, auméntame este amor y dadme fortaleza para luchar y obtener el apetecido
triunfo.
Adiós, Jesús de mi alma salgo de tu presencia, pero te dejo mi corazón; en medio del bullicio del
mundo estaré pensando en Ti, y a cada respiración, entiende. oh Jesús, que deseo ser tuyo.
Amén.
“Amado mío, dime todo lo que te cause felicidad y satisfacción. Cuéntame qué
es lo que te gusta de las personas, lugares y cosas . . . Dime, ¿me amas?
“Querido mío, te doy muchas gracias por visitarme. Te amo tanto y tu compañía
me llena de gran alegría. Te guardaré a ti y a todos tus seres queridos, y
también todas tus intenciones, en Mi corazón y mi mente. Los presentaré a
Nuestro Padre y enviaré al Espíritu Santo para fortalecerte a ti y a ellos.
Recuerda que Yo estoy siempre aquí para ti. Por favor, regresa y visítame muy pronto.”
¡Dios mío, creo en Ti, te adoro, espero en Ti y te amo! Te pido perdón por
todos los que no creen, no te adoran, no esperan en Ti ni te aman. ¡Oh,
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro con todo mi corazón! Te
ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, tu Hijo,
presente en todos los tabernáculos del mundo en reparación por los ultrajes,
los sacrilegios y la indiferencia con que se le ofende, y por los infinitos
méritos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, te ruego
por la conversión de los pobres pecadores.
¡Seas por siempre bendito y alabado mi Jesús Sacramentado!
¡Oh, Dios mío, te amo por todas las gracias que me has prodigado!
OFRECIMIENTO: Amado Jesús, me ofrezco a Ti. Me pesan todas las veces que te
he ofendido a Ti y al prójimo. Quiero hacer reparación por mis faltas pasadas
y cumplir la voluntad de Dios en todas las cosas, hoy y todos los días de mi
vida. Ayúdame a orar, vivir y trabajar, te suplico, para honor y gloria de Dios
y para llevar a otros a tu presencia en la Sagrada Eucaristía. Con tu amor y
tu gracia quiero ayudar a llevar a muchas almas al cielo para vivir contigo en
la plenitud de tu amor, paz y alegría por toda la eternidad. Amén.
Comunión espiritual: Creo, Jesús mío, que sois el Hijo de Dios vivo, que
habéis muerto en la cruz por mí, y estáis ahora real y verdaderamente en el
Santísimo Sacramento del Altar. Os pido perdón de todos mis pecados. Os amo sobre
todas las cosas y deseo recibiros. Venid a mi corazón. Os abrazo como si ya
hubierais venido y me uno enteramente a Ti. No os apartéis jamás de mí.
Oración por la vida: Señor nuestro, Jesucristo, Hijo del Dios Vivo e Hijo
de María, te alabamos y te damos gracias por el espléndido don de la vida, la
Vida Divina y la vida humana. Nos comprometemos a adorar y proclamar tu
Presencia Personal en la Sagrada Eucaristía, porque solamente en Ti está la
victoria de la vida. Dedicamos nuestra vida a proteger y defender la vida humana en
todas sus formas: los bebés no nacidos, los enfermos, los ancianos, los pobres
y todas las víctimas de la violencia. Te imploramos que derrames tu Amor y tu
Misericordia sobre el mundo entero, porque Tú eres la verdadera fuente de toda
forma de paz y de toda esperanza.
Por el poder vivificante de Tu Precioso Cuerpo y Sangre, te rogamos que
nos fortalezcas y nos guíes para proclamar, proteger y defender la dignidad y
la santidad de la vida. Transfórmanos, por tu Presencia Misericordiosa en el
Santísimo Sacramento, para que todos seamos uno contigo y con el Padre y el
Espíritu Santo ahora y para siempre. Amén.
¡Todos los Santos Ángeles y los Santos del Cielo, rueguen por nosotros y por
el mundo entero!
“¿Os dais cuenta de que Jesús está allí en los sagrarios expresamente para
vosotros y nada más que para vosotros? Lo hace porque tiene el ardiente deseo de
venir a vuestros corazones.” “Qué le decís a Jesús? Yo no le digo nada;
solamente lo amo. (Santa Teresa, la Florecilla, Doctora de la Iglesia).
“Oh Dios-Hombre, presente en este Sacramento para mí, ¡qué consolación, qué
privilegio saber que me postro delante de Dios! ¡Y pensar que este Dios me ama!
. . . María, madre mía, ayúdame a corresponder a su amor” (San Alfonso de
Ligorio, Doctor de la Iglesia).
“Estoy bastante segura de que si tan solo una vez pudiéramos acercarnos al
Santísimo Sacramento con gran fe y amor, eso sería suficiente para hacernos
espiritualmente ricos. ¡Cuánto más si lo hacemos con frecuencia!” (Santa Teresa de
Ávila, Doctora de la Iglesia).
“Adorad y alabad el inmenso amor que Jesús tiene para vosotros en este
Sacramento de Sí mismo . . . Él viene personalmente del cielo para vosotros, para
ofreceros compañía y consolación” (San Pedro Julián Eymard, Apóstol de la
Eucaristía).
“Un día un amigo más bien mundano le preguntó [a San Francisco]: ‘Padre, qué
hacéis en tan largas horas delante del Santísimo Sacramento?’ ‘Hijo mío, te
pregunto a mi vez ¿qué hace el pobre a las puertas del rico, el enfermo en
presencia de su médico, el sediento al borde del arroyo cristalino? Lo que ellos
hacen, yo lo hago ante el Dios Eucarístico. Yo ruego; yo adoro; yo amo’” (La
Vida de San Francisco de Asís, Nesta de Robeck).