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Boyé (SF)
Boyé (SF)
NÚMEROS NEGATIVOS
Anne Boyé
Les Instituts de Recherche sur l'Enseignement des Mathématiques. Nantes
Introducción
Por lo tanto proponemos una reflexión más sobre los negativos, ante todo
histórica, que tal vez aclarará las dificultades y los errores de nuestros alumnos, y
permitirá también comprender que los conceptos, incluso los más simples en apariencia,
son el resultado de siglos de titubeos, cuya huella conservan, que son comprendidos
cuando todo llega a ser transparente. Y esperamos que la reflexión alimentará la
reflexión.
Estas ideas son muy elementales; sin embargo, no es fácil que lo parezcan así
antes de establecerlas de manera clara y de darles la generalidad que demanda su
aplicación al cálculo. No se puede dudar de la dificultad del tema, si se piensa que las
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ciencias exactas habían sido cultivadas durante muchos siglos y habían hecho grandes
progresos antes de que se adquirieran las verdaderas nociones de cantidades negativas, y
que se hubiese concebido la manera general de usarlas.
"Para obtener realmente una cantidad negativa aislada, sería necesario restar una
cantidad efectiva de cero, quitar algo de nada: operación imposible. ¿Cómo concebir
pues una cantidad negativa aislada?"
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cantidades las que pueden ser negativas o positivas. Una cantidad negativa se define por
oposición a una positiva: un camino en una dirección, otro en dirección contraria; una
ganancia, una pérdida. Proponemos estudiar aquí el lento nacimiento de las cantidades
negativas, y los obstáculos que fue preciso franquear para alcanzar la noción abstracta
de número negativo.
Las reglas de cálculo están dadas, pero nadie se preocupa de justificarlas. Los
"números negativos" van a parecer así en el cálculo, y los matemáticos se permitirán a
lo largo de la historia practicar cada vez mejor las operaciones, aunque las reglas no
estén claramente establecidas. Los números negativos aparecen en Occidente a finales
del siglo XV, relacionados con la resolución de ecuaciones, por ejemplo, en los escritos
del matemático italiano Cardano (1501 – 1576).
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valor de x es igualmente +3 o –7, y que cambiando el signo del segundo miembro, el
valor se convierte en –3 o 7. Estas raíces negativas las llama falsas. Cardano reparará
con esto el error de Pacioli, quien no habiendo mencionado estas raíces negativas,
parece no haberlas observado.
"Es un sencillo consejo no confundir las cantidades defectuosas (ausentes) con las
cantidades abundantes. Es preciso añadir entre sí las cantidades abundantes, añadir
también entre sí las cantidades defectuosas, y restar las cantidades defectuosas de las
abundantes, pero teniendo en cuenta las especies, es decir, no operar más que con
semejantes; combinar los números entre sí, lo mismo con los cuadrados, e incluso con
los cubos, etc...".
"Se preguntará quizás si se puede sumar negativo con positivo, o más bien, si se puede
decir que se suma algo negativo. A lo que yo respondo que esa expresión es exacta
cuando no se confunde sumar con aumentar. Que dos personas, por ejemplo, sumen sus
fortunas, cualesquiera que sean estas, yo diría que esto significa sumar sus bienes; que
uno tenga deudas y efectos reales, si las deudas superan a los efectos, significa que lo
que tiene es negativo; y la unión de esta fortuna con la del primero disminuirá los
bienes de éste, de manera que la suma será menor que lo que poseía el primero, o
incluso, enteramente negativa."
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Esto pone de relieve la confusión entre el signo de la operación y el signo del
número, y la diferencia entre sumar y aumentar, dificultades que se manifiestan desde
que se empieza a enseñar el negativo. La distinción no se hará realmente hasta fines del
siglo XIX, pero el problema pedagógico persistirá.
Desde la época de Vieta, a principios del siglo XVII, las reglas sobre el cálculo
literal serán dominadas perfectamente, pero las letras representan siempre cantidades
positivas y nunca negativas. No se puede, por tanto, encontrar como solución de una
ecuación, por ejemplo, x = -3; esto sería absurdo.
Pero a menudo ocurre que algunas de estas raíces son falsas, o menores que nada,
como si se supusiese que x designa también el defecto de una cantidad, que si es 5, se
tiene que x + 5 µ 0, que si es multiplicada por x3 – 9xx+ 26x – 24 µ 0 se convierte en x4-
4x3 -19xx +106x-120 µ 0 una ecuación en la cual hay cuatro raíces, a saber, tres
verdaderas que son 2, 3, 4, y una falsa que es 5.
Observamos que en este texto , Descartes habla de una raíz falsa que es 5. Las
soluciones negativas de las ecuaciones plantean problemas a los matemáticos, pues es
preciso interpretarlas. He aquí un ejemplo que propone De Morgan (1806 – 1871) en
1831, ante las soluciones negativas de un problema:
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inconsistencia o absurdo. En lo que respecta a la realidad de su significación, las dos
son igualmente imaginarias puesto que 0 - a es tan inconcebible como −a.
Un ejemplo: un padre tiene 56 años y su hijo 29. ¿Dentro de cuántos años la edad del
padre será doble que la del hijo? Sea x el número de años; x verifica: 56+x = 2(29+x).
Encontramos que x = -2. Este resultado es absurdo pero si cambiamos x por –x y
resolvemos: 56-x = 2(29-x) encontramos que x=2. La respuesta negativa muestra que
hemos cometido un error en la primera formulación de la ecuación. Cuando la
respuesta a un problema es negativa, cambiando el signo de la x en la ecuación que ha
producido este resultado, podemos descubrir que se ha cometido un error en el método
utilizado para formular esta ecuación o mostrar que la pregunta planteada por el
problema es muy limitada"
Remarquemos que hasta el siglo XVII hay pocas ocasiones para manipular
"números" negativos que tengan sentido físico. En 1730 Reaumur construye el primer
termómetro científico y será preciso esperar aún un siglo para que el gran público se
habitúe a temperaturas por debajo de cero. En 1713, Fahrenheit se las arregla para evitar
estas temperaturas.
"El uso del signo negativo en álgebra da lugar a varias consecuencias, en principio,
difíciles de admitir y han ocasionado ideas que parecen no tener ningún fundamento
real"
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- Pascal (1623 – 1662), en sus "Pensamientos": "Demasiada verdad nos
asombra; yo sé que no pueden comprender que, a quien de cero resta cuatro, le queda
cero".
−1 1
- Arnauld, un teólogo amigo de Pascal dice, a propósito de la igualdad = :
1 −1
¿Cómo un número más pequeño podría ser a uno más grande como una más grande a
uno más pequeño?
a
- Wallis (1616 – 1703) afirma: "Siendo a un número positivo, el cociente es
0
a
infinito; como es más grande, por ser el denominador más pequeño, es más grande
−1
que el infinito, y esto siendo inferior a cero, pues el resultado es negativo"
"Sirven solamente para tanto como yo sea capaz de imaginar, para oscurecer toda la
doctrina de las ecuaciones y para volver tenebrosas cosas que son en su naturaleza
excesivamente evidentes y simples. En consecuencia habría sido deseable que las raíces
negativas no hubiesen sido jamás admitidas en el álgebra o que hubiesen sido
rechazadas"
x² + px = q
x² + q = p
x² = px + q
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(x² = px no es verdaderamente una ecuación de segundo grado); el cero (0),
como solución, tardará mucho tiempo en ser aceptado puesto que significa "nada"; p y q
representan números, por lo tanto son por esencia positivos.
- Para la elección de los ejes para referenciar los puntos: o bien no se tiene en
cuenta la parte de la curva correspondiente a x o y negativas (por ejemplo, la curva
denominada Folium de Descartes, así llamada porque representa la cúbica de ecuación
x3+y3=3axy, con x e y positivos, ver figura); o bien se eligen los ejes de manera que a la
curva considerada no le correspondan sino coordenadas positivas. Será preciso esperar
al siglo XVIII para que Mac Laurin, y sobre todo Euler, expliquen cómo se pueden
considerar las coordenadas negativas; se trata de una tímida aproximación a la que será
llamada "la recta real".
- Para no tener que aceptar una solución negativa de un problema, casi hasta el
siglo XX, si la resolución de una ecuación conduce a una solución negativa, se aconseja
rescribir el problema como hemos visto en el texto de De Morgan.
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Supongamos que RP sea la línea que separa lo positivo de lo negativo, todo lo que está
por encima es positivo, así como negativo todo lo que está por debajo; ¿Cómo,
tomando el cuadrado B tantas veces como unidades hay en el cuadrado A, puedo yo
llegar a hacer cambiar de lado el cuadrado C?Y, siguiendo una comparación torpe que
el acento soberanamente monótono y grenoblés de M. Chabert volvía aún más torpe,
supongamos que las cantidades negativas son las deudas de un hombre, ¿cómo
multiplicando 10000 francos de deuda por 500 francos, este hombre tendrá o llegará a
tener una fortuna de 5 000 000, cinco millones de francos?
- La de Stevin:
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Se trata de hecho de comparar las áreas de rectángulos tomándolos globalmente,
y luego, añadiendo las diferentes partes, llegar a una especie de desarrollo de (a-b)(c-d)
donde a, b, c ,d son reales positivos, a la necesidad de escribir que (-b) x (-d) = bd.
De ahí se podría deducir la regla de los signos tal como se acostumbra enunciar, que
consiste en que los signos iguales en los términos de multiplicador y multiplicando dan
+ al producto, y los signos diferentes dan -. Hemos evitado esta manera de presentar la
regla, para ahorrar a los principiantes la indignante expresión – por – da +, que es sin
embargo una consecuencia necesaria de la regla: se puede, como hemos hecho,
ocultarla, pero no contradecirla o aniquilarla; el lector , sin darse cuenta, ha
observado todo el sentido en los ejemplos precedentes; familiarizado con la cosa,
¿podría aún asustarse con las palabras? Si le queda algún escrúpulo, que preste
atención a la demostración siguiente que ataca directamente la dificultad.
+a-a=0, así que por cualquier cantidad que se multiplique +a-a, el producto debe ser
0: si lo multiplico por n, tendría por primer término +na, y por segundo –na, puesto
que es preciso que los dos términos se cancelen. Así que los signos diferentes dan –
para el producto. Si multiplico +a-a por –n, por el caso anterior, tendré –na para el
primer término; por tanto tendré +na para el segundo, puesto que es necesario que los
dos términos se cancelen: en consecuencia – multiplicado por – da + en el producto.
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Nos queda aún por resolver el caso en que – es multiplicado por – o, por ejemplo, -a
por –b. Es evidente en principio que en cuanto a las letras, el producto será ab; pero es
incierto aún si el signo que debe ponerse delante de este producto es + o bien -; todo lo
que sabemos es que será uno de estos dos signos. Ahora bien digo que éste no puede ser
el signo -; pues – a por +b da –ab y –a por –b no puede producir el mismo resultado
que –a por +b; en consecuencia tenemos la regla: + multiplicado por + produce +,
igual que – multiplicado por –.
Comprendemos bien que hasta aquí se trata de la regla de los signos, puesto que
no hay más que cantidades negativas, designadas por un número positivo, y precedido
de un signo -. No se trata verdaderamente de dos números negativos.
A partir de estas convenciones, si se representa por A tanto sea un número como una
cantidad cualquiera, y hagamos: a=+A , b=-A
Si en las cuatro últimas ecuaciones se sustituye a y b por sus valores entre paréntesis,
se obtendrán las fórmulas:
En cada una de estas fórmulas el signo del segundo miembro es lo que se llama
el producto de los dos signos del primero. Multiplicar dos signos uno por otro es formar
su producto. Es suficiente la observación de la fórmula para establecer la regla de los
signos.
Hay una especie de confusión entre el signo – que significa el opuesto; y Cauchy
se apoya de hecho sobre el hecho de que el opuesto del opuesto es el número mismo; no
hay aquí consideraciones sobre el producto de números negativos.
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estatus de número, completamente, y distingue de una forma neta el signo – del opuesto
y el signo – de la sustracción. Lo que es importante es poder multiplicar opuestos. Su
explicación se puede resumir de la manera siguiente:
Se hicieron otras propuestas a principios del siglo XIX por Wessel, Argand, etc.,
dando una interpretación geométrica de los números complejos, incluyendo los
negativos. Todos estos matemáticos eran muy poco conocidos, y sus proposiciones no
serán tomadas en serio hasta que los "grandes", como Gauss o Cauchy, las tuvieron en
cuenta.
Hankel rechaza esta ideología. Acepta que (-3)² > (2)², pues este resultado es
coherente con la deducción formal, y no se preocupa de lo que esto puede tener de
chocante con las ideas recibidas. No hay un buen modelo para los negativos, y Hankel
rehusa su búsqueda. El importante paso que es posible dar en la época de Hankel, y que
no lo era, sin duda, en la de Mac Laurin, consiste en poder considerar los números no
como ligados a una realidad física, sino como entes matemáticos que cumplen ciertas
relaciones entre ellos.
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este sentido. Pero si los números considerados son lógicamente posibles, si su concepto
está definido de forma clara y distinta, si es por tanto libre de toda contradicción, la
cuestión no puede ya ser el saber si existe en el dominio de lo real, en lo que es intuitivo
o actualmente dado, un substrato para este número, si existen objetos que puedan dar
materia a los números en tanto que son relaciones intelectuales de cierto tipo.
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Actualmente no es tan fácil enseñar los números negativos. El modelo concreto,
bajo la forma "ganancia - deuda" por ejemplo, es una ayuda pedagógica, pero no
siempre es posible, incluso puede convertirse en un obstáculo. Esta historia muestra que
es posible adquirir cierta facilidad, incluso virtuosismo operatorio, formalmente, sin
haber comprendido lo que se maneja. Cuando aparecen las preguntas, entonces se crea
el obstáculo. Recordemos las reflexiones de Carnot, quien planteaba dos problemas
−1 1
=
fundamentales: no es posible que 1 − 1 o que (-3)² > (2)², salvo si se abandonan
algunas reglas establecidas, entonces los negativos no son "números" como los
positivos. Es preciso también convencerse de que las matemáticas sirven para resolver
problemas teóricos o abstractos, y no problemas concretos. La dificultad reside en las
relaciones entre la realidad física y su modelización matemática.
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