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La vida es una carrera de aprendizaje.

Quiero mostrar el recorrido que se hace en nuestra vida, las diferentes etapas y situaciones que el
ser humano tiene que atravesar.

Empezaré por una etapa muy importante, nuestra gestación. Mientras estamos en el vientre de
nuestra madre, ese momento que quizá no recordamos, pues aun somos seres muy pequeños, sin
conciencia de lo que pasa a nuestro alrededor; cómo saberlo, si ningún ser humano recuerda
cuando estaba en el vientre. Sí, es verdad que no hay posibilidad que nuestra memoria recuerde
ese momento, pero tenemos una esperanza, somos pequeñas células, muy frágiles que nos
movemos locamente en nuestra pequeña y acogedora casa, aunque sea de paso, porque el
instinto del ser humano de salir y poder explorar el mundo, es más fuerte, que el de tener por
siempre seguridad y confortabilidad.

Una vez llegamos a este mundo, somos tan indefensos, dependemos del cuidado y afecto de
nuestra madre, con nuestras manos y boca, empezamos a reconocer el mundo y todo lo que en el
hay; nuestros ojos no visualizan bien, solo ven reflejos y algunos destellos de colores. Pasan los
meses y con ellos, llega la curiosidad de tocar, coger, comer, saborear, morder y alcanzar objetos.
Iniciamos la difícil tarea de gatear y así empezar a ser más libres, logramos caminar, nuestras
piernecitas son muy frágiles y no tienen la resistencia necesaria, pero poco a poco y con ayuda de
nuestros padres logramos dar los primeros pasos.

Luego empezamos a pronunciar las primeras palabras, como mamá, papá, agua, entre otras. Nos
empezamos a comunicar con pequeños palabritas o balbuceos y asi nuestro sistema de habla
mejora, nuestra lengua articula esas pequeñas palabras que se transforman en hermosos
mensajes. Cumplidos los 5 años estamos listos para seguir aprendiendo, pero ahora con disciplina
y esfuerzo, vamos por primera vez al jardín o al colegio, la cual se convierte en nuestra casa por un
largo tiempo, en donde nos formaremos y aprenderemos más conocimientos y desarrollaremos
las habilidades de socializar, compartir las ideas, logramos ser personas educadas. Tras 12 largos
años de aprendizaje, de compartir y convivir con compañeros que se volvieron parte de nuestras
vidas, nos tenemos que despedir de ellos, de nuestro colegio y darles paso a nuevos eventos,
nuevos amigos. Dejaremos atrás a las personas, pero nunca los recuerdos, los cuales llenan
nuestra existencia y puede que nos animen a mejorar cada día. En esta nueva etapa de la
adolescencia, tendremos otros aprendizajes, forjaremos nuestro destino, quizá podremos tomar el
camino de la independencia y de sustentarnos mediante nuestro propio esfuerzo, nuestro trabajo.
Luego pasaran los días y te verás con la idea de querer conformar una familia, tener un hogar o
por qué no, no querer casarte sino seguir aprendiendo, conociendo, llegando a otros lugares que
nunca imaginaste, querer estudiar una carrera, intentarlo y ver que no es lo tuyo y emprender en
otra.

Cuando menos lo pensamos ya somos adultos, unos con metas y planes realizados y otros aún con
sueños por cumplir. Los años han agregado a nuestra vida experiencia y sabiduría; pero, no te
confundas que los sueños no son sinónimo de madurez, sino que nos indican que debemos
madurar para poder obtener con nuestras buenas decisiones aquello tan anhelado, optando por el
mejor camino, según nuestra perspectiva.
Los años siguen pasando y con ellos se va nuestra juventud y vigor, nuestro cuerpo va decayendo.
Lentamente llegan las enfermedades y un desaliento que es natural, nuestro cuerpo ya está
agotado por los años, pero, aun así, tenemos mucho qué aprender, como el aceptar que ya no
somos los mismos de años atrás, que ahora nos convertimos en ancianos con una gran historia;
somos ejemplo de perseverancia, de motivación. Hay algunos que nunca dejan morir ese niño que
llevan dentro, y reciben lo que sembraron. Si sembramos amor en nuestra familia, tendremos hijos
entregados y comprometidos con sus padres; pero, quienes sembraron rencor y desapego tendrán
una vejez solitaria y de repente llega la hora de la partida, nos vamos de este mundo. Se puede
decir que satisfechos ya que logramos llegar muy lejos y no tuvimos la mala suerte de irnos antes,
como otros se adelantaron en el camino de la eternidad.

Con todo esto, vemos que la vida es un regalo, cada persona es especial con el simple hecho de
existir; cada ser tiene una misión en esta tierra prestada y para ello día tras día tenemos que
aprender a defendernos, a reconocernos, a respetarnos, a educarnos, a amarnos, a valorarnos.
Desde que nacemos llegamos con pluma y papel en nuestra memoria para escribir nuestros pasos
y nuestra existencia; y un corazón que toma nota de las enseñanzas que recibimos en nuestra vida.

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