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—Bueno... Hol-
—¿Qué?
—Saaaaam~
—Y yo Nazz.
—Nopi. ¿Por?
—Ah. Olvídalo.
—...
—Tarara... ♫
[...]
—Es la única que tengo, gracias. Perdón por no ser una Scarlett
Johansson.
—¿Disculpa?
—No, lo siguiente...
—¿Este gesto?
—¿Yo? ¿Anormal?
—Soy una persona corriente, Sam. Tengo amigos, familia, una novia,
un perrito llamado Zapato, un hámster, un loro, un gato, dos canarios,
un hurón que también es de mi hermano, una araña y un-
—...
—Nazz, escucha...
—¿Qué?
[...]
—...
—¿A quién?
—¿Qué haces?
—¡Shhh! No te muevas.
—Es que dijo que tenías buen busto... ¡Ouch! ¿Por qué me golpeas?
[...]
—A ver si así aprendes a escuchar bien. Patt dijo que tenía buen
gusto, no busto.
—Bueno, bueno. Tienes buen gusto y busto... ¡Ouch! Sam, eres cruel.
[...]
—Profes-
—¿Qué?
—¿Cuándo naciste?
—Ay, Dios...
—¡Sam, respóndeme!
—¡¿QUÉ?!
—¿Ah? Hola.
—...
—¿Aprovecharme de ti?
—Uhm, no lo sé.
—...
—Qué te importa.
—Sí, sí, ese chico revoltoso que odiaba al Profesor Mars. Me alegra
que lo suspendieran, de otra forma no estaría aquí junto a ti, Sham
peshosha.
—¡No, Sam! Por Alá, deja que me lo quede yo. Está muy lindo.
—Normal.
—Que bien, me alegro mucho por ti.... Ejem... ¿no preguntarás por el
mío?
—¡Saaaaaam!
—No quiero.
—Jazz, pregúntale a Nazz sobre su fin de semana para que nos deje
en paz.
—...
—¿Qué?
—¿Cómo?
—¿Qué es?
—Necesito que finjas que eres mi novia. Sólo por un momento, nada
más.
—¿Por qué?
—Olvídalo.
—¿Un perro?
—Paso, gracias.
—¿Frente a quién?
—¿Quién es Ness?
—La chica odiosa del otro curso que está loca por mí. No la culpo,
pero... ¡Dios! Ella me supera. Quiere darme unos regalos que no
puedo ni quiero recibir.
—No voy de galán por la vida. Nunca le digo o insinúo cosas a nadie.
La única que tiene ese privilegio eres tú, Sam. Ahora, ayúdame.
—Ah, hola.
[...]
—Todo bien... Oye, Jazz, ¿es cierto que Nazz y tú son novios?
—¿Eso es cierto?
—Sí. Bueno, Patt dijo que Nazz se lo contó.
—No, ¿por?
—¿Leer qué?
—¿Y si lo recito?
—Por fav-
—Las rojas son rojas, las violetas azules y éste pechito está que
arde... ¿Te gustó?
—Seguro, Nazz.
—Sí, ya lo noté.
—¿Qué?
—Tampoco me peiné.
—Gracias.
—Te toca confesar algo a ti.
—Nazz...
—¡Dame una A!
—¿Pareces o eres?
—¿Qué cosa?
—¿Qué pasa?
—Aquí.
—...
—¿Quién?
—Patt...
—No lo haré.
[...]
—¡Nazz!
—¡No!
—¡Sí!
—¡No!
—¡No!
—¡Sí!
[...]
—Hola, Jazz.
—¿Disculpa?
—¿Y esto?
—Okay.
—Bien, te escucho.
—No hay nada que recordar. La verdad es que debo felicitarte por
tu creatividad para inventar una historia como la que me contaste
ayer, no lo esperaba de alguien tan idiota como tú.
[...]
—¿Ups?
—...
—Juro que no es porno.
—Bueno sí, pero no quiere decir que esté viendo porno... Es una
serie.
—N-nada, jeje.
—Nazz...
—...
—Veamos... Esto es... ¡Por Dios!
—Yo no vi nada.
—Profesor...
—¿KHÁ?
—¿Qué es eso?
—Suena interesante.
[...]
—¡Buenos días, Sam! Que bella mañana hace cuando mis ojos
degustan con sublime pasión tu rostro paciente y... ¿No me vas a
golpear?
—Tengo cosas más interesantes que hacer, ¿sabes?
—¡Lánzale la pokebola!
—¿Pikachu? ¿¡Dónde?!
—Ten... ¡Oye!
—¡Nazz...! ¡Nazz!
*Al día siguiente Nazz falleció debido a los múltiples golpes que Jazz
le causó por robar su celular. Pikachu logró escapar y se dice que
ahora da clases a otros pokemones sobre cómo no ser capturados.
Fundó la campaña "Pokémon Libres", contra todos los humanos que
capturan pokemones.*
No soy Sam
—¿Hola? Planeta Tierra llamando a Sam... Hellow, it's me
JAJAJAJAJ... Sam, ríete.
—¿Otra vez con eso? Hace un billón de años que te llamo igual, creí
que te estabas acostumbrado, bella mía.
—¿Cómo?
—...
—¿Y por qué ella puede salir de clases sin que le digan nada y yo no?
—Porque tú eres feo y te huelen los pies. Vuelve a tu asiento, Sam.
—¡Ah, uh...! Profesor Mars..., le dije que no me llamará así. Nazz, soy
Nazz.
—¿Está...?
—Necesito saber por qué siento que estoy viviendo una vida que
no es la mía, por qué parece que me conoces mejor que nadie...
Necesito que me expliques por qué te hiciste llamar como Nazz
cuando realmente te llamas...
Sonrió.
—¡No me golpees!
—T-tú...
Sam extendió su mano hacia Jazz y esperó que ella colocara la suya.
Lentamente, ella arrastró sus dedos sobre los del chico,
acariciándolos, apreciando el contraste de éstos con los suyos. Él la
sostuvo, aprisionando su mano con delicadeza. Fue ese instante en
que un choque eléctrico la golpeó, provocando que tensara todo su
cuerpo. Millones de recuerdos se aglomeraron en su cabeza y
pasaban por sus retinas como vívidas películas.
—Sam...