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EL CULTO A DIOS

“Así me ha dicho Jehová: Ve y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los
reyes de Judá, y ponte en todas las puertas de Jerusalén, y diles: Oíd la palabra de Jehová, reyes de
Judá, y todo Judá y todos los moradores de Jerusalén que entráis por estas puertas. Así ha dicho
Jehová: Guardaos por vuestra vida de llevar carga en el día de reposo, y de meterla por las puertas de
Jerusalén. Ni saquéis carga de vuestras casas en el día de reposo, ni hagáis trabajo alguno, sino
santificad el día de reposo, como mandé a vuestros padres.”
Jer. 17.19-22
INTRODUCCIÓN
Leo en la Palabra de Dios un mensaje tan común donde Cristo dice en medio de la tribulación: “El cielo y la tierra
pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Mt. 24.35). Esa es la garantía de nuestra fe. No son los ministros, es
la Palabra del Dios viviente lo que sostiene a la Iglesia. Siempre le he dicho a la Iglesia que no se fijen en nosotros
los ministros, porque la Biblia nos muestra claramente que ningún siervo ha sido capaz. Moisés trajo la ley y lo
mató la ley. ¿Qué será de nosotros que apenas leemos la Biblia? Nos vamos a quedar lastimados pero salvados
cuando Cristo venga. Seremos levantados victoriosamente por la misma palabra que hemos comido y bebido.
Veía a Moisés que lo mató la ley, veía a muchos profetas morir, pero la palabra no murió con ellos. La Palabra
continuó su rumbo. La Palabra vive, la Palabra está en pie y ella es la que vivifica a la Iglesia de todos los tiempos.
Ni siquiera Cristo pudo vivir la Palabra físicamente; lo mató la Palabra también, lo consumió la cruz del
Calvario. Yo veía a Cristo como a Isaac, que llevaba la leña sobre sus hombros y el sacrificio que iba a ser
quemado sobre la leña que llevaba era él. Le pregunta a su padre Abraham: “Padre, ¿dónde está el cordero?”
Abraham tuvo que decir: “Dios proveerá”, pero no sabía quién era la carne que iba a ser quemada sobre el fuego.
Nosotros de alguna manera nos tenemos que consumir para dar cumplimiento a lo escrito, a lo predicado.
DESARROLLO
Dios no nos buscó para darnos una carga para que vivamos bajo presiones, bajo temores, sino para que
vivamos una vida deleitosa, siempre y cuando tomemos en cuenta la Palabra escrita porque es la que da
cumplimiento a las promesas de Dios. Sin la Palabra nosotros no tenemos dirección, no tenemos parámetros,
pero con la Palabra podemos garantizar que hay un porvenir glorioso para nosotros. Quizás nos estamos
consumiendo exteriormente, pero internamente nos estamos rejuveneciendo, cada día nos estamos haciendo
nuevos.
El propósito de Dios para Su pueblo no era matarlo en el desierto, porque no tendría razón el liberarlo de Egipto
para luego matarlo en el desierto. El objetivo de Dios era que el pueblo alcanzara un reposo, un descanso al
estar con Cristo. Ojalá que en estos días alcancemos el reposo no solamente de nuestra alma, sino hasta de
nuestro cuerpo, pero la pregunta aquí sería: ¿haciendo qué cosa?
La Biblia nos demuestra casi enfáticamente, en Jer. 17, sobre el valor del sábado. ¿Qué es el sábado para
nosotros en este tiempo? Yo podría interpretarlo de dos maneras: El sábado para nosotros en este tiempo es el día
que Dios estableció como parámetro para bendecir a Su pueblo Israel, un día literal que podría ser la dedicación de
nosotros. Nosotros no podemos hacerle un culto a Dios mentalmente, por eso dice uno de los mandamientos:
“Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus
fuerzas. Este es el principal mandamiento.” (Mr. 12.30). No dice que vas a amar a Dios sólo con tu corazón, o
sólo con tu mente, tampoco dice que sólo con tu alma; dice “con todas tus fuerzas”. Tiene que haber
involucramiento no sólo del ser sino de lo que se posee, o sea hasta los recursos materiales, porque si no de nada
serviría un templo, de nada servirían los instrumentos. TODO TIENE QUE SER INVOLUCRADO PARA
HACER UN CULTO.
El sábado tenía el significado de un culto de cosas externas. Por ejemplo, María llevó el frasco de perfume y no le
bastó el perfume sino que tenía que derramar sus lágrimas. El perfume era el esfuerzo físico, lo obtenido de lo
físico, pero eso lo acompañó con sus lágrimas que es la expresión del alma, para adorar a su Dios dándole culto.
Los sábados para nosotros hoy significan un culto, es una dedicación de cualquier día, no necesariamente el
sábado, porque para nosotros ahora el sábado es Cristo mismo, pero expresado en culto.
¿Qué es culto para nosotros? ¿Qué es amar a Dios para tí? Amar a Dios no es decir “Señor, yo te amo”. Eso
sería como si Cristo hubiera dicho desde el cielo: “Los amo, los amo mucho, mucho”, pero hubiese seguido
sentado en Su trono. No era suficiente decir eso, sino que se bajó de Su trono, se despojó de Su trono para
venir a la tierra haciendo realidad ese amor, tomando forma de hombre para demostrar que nos ama
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mucho.
¿Cómo le demostrarías tú tu amor a Dios? Qué interesante ponerle atención al culto que Él escogió, aunque no
para Sí, porque Dios no necesita del culto. Lo puso como vínculo con el hombre, como el medio por el cual el
hombre puede relacionarse con el Señor. O sea que somos nosotros los que necesitamos del culto y no Dios.
Yo quiero dejar en tu corazón algo que va a ser de mucha importancia. Lo que quiero enfatizar es EL DÍA
SÁBADO. La palabra clave era que no se introdujera carga por las puertas de Jerusalén. Dice el Sal. 24.7:
“Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas...”. ¿Qué interpreta este mensaje?
¿Tendrán cabezas las puertas? Y termina este versículo diciendo: “...Y entrará el Rey de gloria.”. ¿Cuál es la
puerta tuya? Sabemos que Cristo es la puerta por excelencia, pero y ¿la tuya? Tenemos la puerta de nuestra casa y
recuerde que al abrir la puerta de una casa se manifiesta el ambiente que ahí se vive. Dice el Sal. 100.4: “Entrad
por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza”.
Eso demuestra que no se está trayendo carga, que no se está introduciendo carga por las puertas de un
templo. Muchas veces se necesita poner gente en la puerta de los templos para anticipar la amargura de la gente
que va entrando, aunque todavía queda la presencia de Dios que es lo máximo, la que disipa la maldad, la
amargura, la tristeza, el odio, todo lo que viene cargando el hombre para introducirse por las puertas de la casa de
Dios. “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria.” (Sal.
24.7). Es decir que una puerta tiene que ensancharse para que quepa el Rey de gloria, porque no hay puerta
por la que quepa, pero sí cabe cuando el hombre se amplía, cuando se abre para que pueda entrar el Rey de
gloria. Eso es lo que puede pasar en nuestro corazón si le damos cabida al Señor, si lo dejamos entrar para que Él
pueda reinar, pero también lo podemos rechazar.
¿Cuál era la advertencia de Jehová para con el pueblo? Era simplemente que el pueblo se cuidara de
introducir cargas por las puertas de Jerusalén en el día sábado, porque el sábado significa un culto, una
dedicación a Dios. A mí me da pena que tengamos que irnos antes de que termine la fiesta, antes de haber bebido
la copa completa, antes de habernos embriagado en el Espíritu. Porque si nosotros no podemos estar con Él el
sábado, Él no puede estar con nosotros en los seis días que nos tocan. El culto tiene que llegar hasta que el
incienso se acabe en el incensario, por eso se nos pide que ardamos hasta que Cristo venga.
El Señor está recalcando el contenido del sábado porque es el único momento donde el hombre puede proyectar la
miseria o la bendición. Voy a explicarlo. La idea de Dios cuando se establecieron los cultos, era en este caso un
sábado literal, pero lo que Dios quería era mostrar que se debía apartar ese día exclusivamente para que sea
dedicado a Él. Esa era la única manera como Dios podía bendecir a Su pueblo, haciendo que el pueblo de
Israel dedicara un día completo para su beneficio.
Nosotros lo tenemos revuelto todo, por eso nuestras iglesias se han convertido en salones múltiples, o sea de
múltiples actos. Se hacen bautizos, se celebran quince años, cumpleaños, bodas y se olvidan del culto a Jehová.
Tenemos muchas cosas que derribar y va a doler, porque la gente cuando no se casa en la Iglesia como que no se
sienten casados, y cuando no se ponen traje blanco se sienten manchados.
La Biblia establece un culto directo a Dios, por eso el mismo Cristo, como lo muestra la Palabra, antes de ir al
Calvario cantó (Mt. 26.30; Mr. 14.26). Él cantó para ir alegre al Calvario. ¿Qué hubiese pasado si Cristo no
hubiera cantado? Quizá habría dicho: “...Por estos sinvergüenzas me tengo que ir a la cruz del Calvario...” Pero
no, Él llevó con gozo nuestras cargas cantando alabanzas al Padre, porque le estaban dando el privilegio de llevar
nuestras cargas. Por eso uno antes de ser ministro tiene que pasar por ser siervo, pues siervo es aquel que sabe
llevar la carga y cuando aprende a llevarla, entonces va a ser ministro delegado para ejecutar los planes de Dios.
Es decir que no todos ejecutan los planes de Dios, sino sólo aquellos que han ganado la confianza de Él.
El punto es este: SE TIENE QUE DEFINIR UN CULTO A DIOS. Aparte son los discipulados, aparte es el
evangelismo, pues el evangelismo no es un culto a Dios. Estamos poniendo un servicio a Dios en el momento
que evangelizamos. Estamos poniendo a Dios como Salvador, PERO CUANDO HACEMOS UN CULTO A
DIOS, ÉL NO ES SALVADOR EN ESE MOMENTO, ES DIOS.
Eso no lo entendió Israel, y ¿por qué cree que a nosotros se nos está enseñando ahora? Porque tenemos una mayor
gloria traída por el Espíritu Santo de Dios, pero debemos tomar la palabra del Espíritu Santo para que nosotros hoy
no mezclemos un culto. Un culto es un culto, una reunión de discipulado es una reunión de discipulado. Un culto
es específico, concreto, un culto significa ADORACIÓN y el servicio es parte de la adoración, por lo que
alguien que sirve, alguien que adora, tiene que venir sin cargas, porque dice que no se puede traer cargas de
la casa, ni entrar cargas al templo en el día de culto.
Creo que todos hemos visto a hermanos que llegan a los cultos afectados por alguna cosa. Es delicado ver a
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alguien que llega al culto a demostrar su amargura, su enojo y lo peor es que se sienta en el frente. Qué tremendo
ver al servidor bien sentado leyendo su Biblia, olvidándose que es día de culto y que otra cosa es el estudio
bíblico. Por eso en la restauración de Nehemías, tuvo que cerrar las puertas de Jerusalén. Algunos dirían que
Nehemías fue exagerado porque un día agarró a un joven porque estaba introduciendo cargas (Neh. 13.19-21). No
sabían que interfería el culto a Dios y allí es donde estamos perdiendo esas bendiciones.
Ese es el problema, que no nos damos cuenta que es tan importante sacar un día, apartar un día, dedicar un culto a
Dios, no importando que uno tenga amargura, que hay que dejarlas en casa. Ojalá me esté explicando. ¿Cuántos
tienen problemas? No pueden traer sus problemas en el día de culto. Por eso lo que me muestra el Señor es
que las iglesias debemos implementar cultos de oración, en donde tú puedas llevar las cargas hasta de tus nietos,
donde tú puedas traer tus amarguras, hasta el odio lo puede traer, PERO NO EN EL DÍA DE CULTO PORQUE
ES CULTO A DIOS PERO NO TRAYENDO CARGAS.
Mira la enseñanza que Dios me dio a mí. El ministro debe despojarse de sus cargas antes de subirse al púlpito, ya
sea que haya comido o no haya comido, él tiene que darle culto a su Dios. Israel cometió tres pecados:
Endurecer su cerviz, no escuchar la Palabra y no recibir corrección. Introdujeron cargas los días sábados que
es el día donde más se vende.
Escuchaba al apóstol Gaspar decir que está asustado de los servidores de los últimos tiempos. Les gusta servir en
las puertas y no estar en el culto, les gusta hacer mandados en las horas del culto, cuidar los carros con tal de salir
y de no oír la Palabra de Dios. La pregunta aquí sería, ¿a cambio de qué? ¿Cuántos cultos hemos arruinado
nosotros con nuestras cargas? Por eso Pablo dijo que los que lloran, hagan como si no llorasen (Ver 1ª Co.
7.30). ¿Será eso hipocresía? No. Hay lugar para derramar el alma, hay momentos para gemir y poder llorar. Por
eso el pueblo tiene que apartar un día para derramar sus súplicas, sus peticiones, sus necesidades, y que esto
no se haga en los cultos, ¿por qué? Porque el culto es PARA DIOS, NO PARA NOSOTROS.
Mira que tenemos en la Biblia tan grande tesoro de promesas de Dios para nosotros si no llevamos cargas a los
cultos, si sabemos escuchar, si obedecemos, si ponemos en práctica Su Palabra, dice el Señor. Nos dice que no
iremos a pie, no vamos a ser mendigos. Da pena que nosotros tengamos la Biblia, algunos tenemos tantas
versiones de ella, y andemos a tientas, como ciegos. Mientras que el ciego Bartimeo sólo oyó que iba pasando
Jesús el Nazareno, empezó a correr como si tuviera ojos, porque le impactó el nombre de Cristo Jesús e hizo
que reaccionar de una manera diferente.
¿Tú te has fijado en la gente que viene amargada a la Iglesia? Claro que tenemos amarguras; no hay nadie que no
padezca de algo, todos padecemos de algo pero no nos podemos exhibir, no podemos introducir carga por las
puertas del templo porque estamos acarreando sobre nosotros problemas, pobrezas, amargura sobre
amargura.
Servidores, todos los que servimos en la Casa de Dios tratemos de quitar cargas, tratemos de no traer
cargas al culto y Dios nos dará los seis días para nosotros, para nuestras necesidades. Si nosotros no
empezamos los días de culto a dejar nuestras cargas, nunca llegaremos a entender nada, porque esa es la meta de
Dios con nosotros, que estemos siempre alegres. ¿Por qué tenemos que tener cara de religiosos? Tú no
necesitas inventar una cara bonita. Con la cara que tienes suficiente.
Dios le dijo a un hermano un día que nosotros aún teniendo problemas le cantamos. Eso es lo que más impacta al
Señor; cuando la gente se olvida del calzado, de la ropa, y danzan y cantan, hasta se olvidan que son pecadores .
Por eso le caemos mal a al gente: “...y este no se da cuenta la vida que tiene” y está más alegre que él, porque la
gente sólo viene a juzgar. ¿Sabe la explicación que le dio el Señor al apóstol Gaspar sobre esto? Dijo que hay
gente conocida que a veces anda mal, pero al entrar al culto se ponen a danzar y la gente se amarga sólo por verlos,
“pero, miren a ese hermano cómo danza, no se mide y vean la vida que lleva...” Lo que pasa es que éste está
muy agradecido de su Dios que le permite estar en Su casa a pesar de lo que él es y por eso está tan agradecido,
mientras que el otro se siente tan bueno y demuestra la carga que trae.
¿Tú crees que Cristo bebió vinagre con hiel? No la bebió porque lo querían amargar. Él estaba subiendo
cantando y lo querían amargar; por eso si tú lees He. 12.2 dice: “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador
de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la
diestra del trono de Dios.”. La palabra que a mí me impacta es esta: “...el cual por el gozo puesto delante de él
sufrió la cruz...”, ¡oiga bien!, no por el gozo que tenía, sino por el que venía. Muchas veces tenemos gozos
pequeños, temporales, porque tenemos buenas entradas pero no sentimos gozo por lo que va a entrar. Ese es el
gozo que deberíamos tener, no por lo que tenemos ahora sino por lo que viene para nosotros.
El Señor llevando la cruz sudaba, goteaba sangre, pero Él estaba tan atraído por el gozo que venía por delante,
¿sabe por qué? Un día lo dijo a la Iglesia de Cristo: “Celebren la cena con gozo, porque el Señor cuando se
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estaba muriendo, ¿qué estaba haciendo? Estaba oficiando un culto de olor fragante a Su Padre”, por eso que la
muerte de Cristo para nosotros es día de gran gozo. Les dice a Sus discípulos, “¿Por qué se ponen ustedes tristes?
Deberían gozarse.” (Ver Lc. 24.17).
Si se trata de un culto, los problemas hay que superarlos con tal de dar, y es más lindo un culto así, con
problemas, y ¿sabe por qué? Porque ese es el incienso que uno está dando. El hermano Gaspar cuenta un
testimonio muy hermoso a este respecto. Él dice que cuando estaban construyendo el templo allá en Santiago
Atitlán, comenzaba a trabajar desde la madrugada haciendo de todo. Un día, que era de culto de oración, eran ya
las siete de la noche y él seguía trabajando y estaba tan rendido que sus ojos se le cerraban y se sentó atrás. Allí
empezó a hablarle el Señor y le dijo: “¿Quieres cantarme?” – “Pero, cómo, Señor, con este cansancio...”, le
respondió el hermano. “Eso es lo que quiero” le dijo el Señor. Dice el apóstol que fue ahí donde entendió que
los sacrificios de alabanza no son gritos. Cuando uno está molido, está deshecho, de allí brota el perfume.
Entendió que donde Dios escribe la alabanza es en el sacrificio del vaso, pero si uno discierne lo que parece
estar afectando el culto a Dios. Por eso hay momentos para llorar, para gemir, para hacer peticiones delante
de Dios, pero EN UN CULTO A DIOS NO SE PUEDE.
Eso fue lo que hizo Israel por ahorrar. Llevaba venta al culto y sacaba los problemas de sus casas, sacaban basura
de sus casas. ¿Por qué Ester, antes de presentar su petición al rey primero tuvo que ayunar? Como que hay
oración sobre oración. Ella estaba orando para que su oración fuera escuchada, es decir que su oración la
envolvía una oración. Ester ayunó tres días en saco, silicio y ceniza. Estaba demacrada, pero después se vistió de
gala porque no podía presentarse así de fea, porque la matarían, pues al rey en aquellos tiempos no lo podía visitar
uno con trajes rotos porque lo mataban (Est. 4.2). ¿Por qué lo mataban? Porque estaba diciendo que vivir bajo
ese reinado era un fracaso. Por eso, tú no puedes entrar en el culto a Dios amargado, porque estás diciendo:
“¡qué difícil es ser cristiano!” Hermano, tú tienes que vestirte, tienes que ungirte. ¿Qué hizo el rey cuando la vio
tan bella? Sin que ella le pida se levantó el rey, le tendió el cetro y le dijo: “¿Qué tienes, reina Ester, y cuál es tu
petición? Hasta la mitad del reino se te dará.” (Est. 5.3). Mira, ¡sin pedir nada le estaban ofreciendo! Cuando
nosotros venimos con esa claridad, con ese conocimiento del culto, Dios, desde antes de venir nos tiende la mano,
porque sabe que tenemos necesidades.
A veces, sin pedir el Señor ya resolvió nuestro problema porque tenemos un Dios que se compadece, pero es
necesario que el hombre haga el esfuerzo de oponerse en situaciones y circunstancias adversas para agradar
a su Dios y para que cuando entre por las puertas de Su templo, desde hoy en adelante va a entrar como
Rey. ¿A tí te gustaría un templo, una iglesia llena de alegría? Cuidémonos entonces de traer cargas y hacer
que nuestros templos se vean sólo como lugares de lamento y llanto.
A Israel le faltó este conocimiento y llevaban cargas. Creían que estaban aventajados, pero no, acarrearon
maldiciones, pobreza sobre su ciudad. Nosotros entonces no debemos traer cargas en el día de culto. Ahora, en
el día de oración, puedes traer tus penas, tus dolores, todos tus padecimientos y Dios viene trayendo la solución.
Para eso está la ministración, para eso está la reconciliación. ¡Qué bendición la que tenemos nosotros! Tenemos
ministración, tenemos consejería, donde tú puedes desahogarte.
Hermano, no murmures en el culto. Si tienes algo contra tu hermano, acércate a él. Arréglate primero con tu
hermano antes de llevar tu ofrenda, para no traer maldición sobre nuestros cultos. A veces salimos llenos de
problemas de un culto porque no sabemos diferenciar nuestros cultos a Dios de una reunión de discipulado o de
oración o de ministración. Puedo enumerarles cargas: “no tengo trabajo”, “mi mujer me quiere dejar”, “estoy
enfermo”, “todo me sale mal”, “no tengo suerte en el amor”, “no me arranca el carro”, cositas así pueden
interferir un culto a Dios, hacen que desaprovechemos el momento de dar de nuestra debilidad un culto a Dios,
sabiendo que en nuestra debilidad se perfecciona el poder de Dios. “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi
poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para
que repose sobre mí el poder de Cristo.” (2ª Co. 12.9).
Seamos sabios en estos tiempos ya que tenemos la bendición de tener al Espíritu Santo que nos va a enseñar a
hacer culto a nuestro Dios.
CONCLUSIONES
Es el mismo Dios ahora que quiere bendecirnos. Dios quiere bendecir tu vida. Escoge un día para traer tu carga y
aparta un día para dar tu culto a tu Dios para que te bendiga. Son dos cosas diferentes. Ahora, si tú no tienes
tiempo para apartar un día de oración (y cuando digo un día no necesariamente hablo de 24 horas, o doce horas, o
de una tarde), puede venir una hora antes del culto y estar de rodillas, descargar, descargar y estar descargado
cuando empieza el culto, para que esté preparado para alabar, para bendecir, para glorificar, para dar culto a su
Dios.
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Son instrucciones sencillas, ¿verdad? Nosotros andamos en la luna y ahí está el problema. ¿Quieres tú que los
cultos sean gloriosos? Aquí está el Señor y este es el mensaje que la Iglesia necesita para que tenga cultos
gloriosos, porque cuando se da culto a Dios debemos entender que la Biblia dice que fuimos escogidos “para
alabanza de la gloria de su gracia” (Ef. 1.6), y la pregunta que surgiría aquí es ¿Cuándo damos ese culto?
¿Cuándo somos esa alabanza? ¿Qué es ser alabanza de la gloria de Su gracia? ¡Oh, Dios santo! ¿Qué es? ¿Es
cantar bonito? O decir alabanza de la gloria de su gracia significa que nos da el privilegio de cantar no siendo
nada. HERMANO, ES MUCHO MÁS QUE ESO... Se los voy a decir: Qué belleza, la alabanza de la gloria de
Su gracia, esa es la dicha que a nosotros nos ha tocado vivir, SER ALEGRES SIENDO DEFECTUOSOS, SER
VICTORIOSOS, A PESAR DE VIVIR APARENTEMENTE VENCIDOS. Esa es la alabanza de la gloria de Su
gracia: expresar al mundo (no para que nos vean en televisión), cuán dichosos somos y no teniendo a veces
la comodidad donde dormir.
La alabanza de la gloria de Su gracia no se basa en la comodidad o en la incomodidad, sino que se basa en que
fuimos perdonados, que somos salvos. Esa es la alabanza de la gloria de Su gracia, sin necesidad de cantar,
expresar la majestuosidad. Ese es el culto a Dios. Ese es el verdadero culto a Dios: QUE TÚ EXPRESES.
Por eso le decía que hay mucha gente a la que no le ha sido aplicada la gracia, porque siempre los tienen bajo
cargas. ¿Sabe cuál es la alabanza de la gloria de Su gracia?, esto es amplio, QUE TÚ PUEDAS CANTAR
CON TU VOZ, CON TU CARA Y HASTA CON TU COLOR, CON TODOS LOS DEFECTOS QUE TÚ
TIENES Y PUEDAS ALABAR, BENDECIR, SIN TENER QUE AÑADIR NADA A SU COLOR O ASPECTO
NADA. ENTONCES NO NECESITAMOS CARGAR ALGO PARA HACER CULTO A DIOS. CUANDO
NOSOTROS TRAEMOS CARGA ARRUINAMOS LOS CULTOS Y ¿QUIÉN ES EL CULPABLE?
NOSOTROS.
Si tú te consideras perdonado, ¿qué más quieres tener? ¿Qué mayor cosa que eso? Ya sólo con eso tú tienes el
cielo abierto, lo demás...si tienes que morir para el Señor... ”Durmió” dicen, y si la muerte para Cristo es dormir,
¿cuál es el problema mayor después de la muerte? ¿Me entiendes? La muerte es el “cuco” de los hombres, pero
en Cristo Jesús es dormir. Por eso Pablo dice en 1ª Co. 15.55: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde,
oh sepulcro, tu victoria?”. ESE ES EL PODER QUE NOSOTROS TENEMOS PARA PODER HACER UN
CULTO AGRADABLE A DIOS. ES DIFÍCIL ¿VERDAD?, PERO ESE ES EL PODER QUE DIOS NOS
DA PARA PODER CELEBRARLE CULTO A SU NOMBRE.
“Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.” (Sal. 37.4)

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