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La termodinámica desde la antigüedad

Los antiguos veían el calor como algo relacionado con el fuego. Los antiguos egipcios
consideraban que el calor estaba relacionado con orígenes mitológicos. En la tradición
filosófica occidental, Empedocles propuso una teoría de cuatro elementos, en la que todas
las sustancias derivan de la tierra, el agua, el aire y el fuego. Alrededor del 500 a. C., el
filósofo griego Heráclito argumentó que los tres elementos principales en la naturaleza eran
fuego, tierra y agua.

En el período moderno, se pensaba que el calor era una medida de un fluido invisible,
conocido como calórico. Los cuerpos fueron capaces de contener una cierta cantidad de
este fluido, lo que llevó al término capacidad de calor.

En los siglos XVIII y XIX, los científicos abandonaron la idea de un calórico físico y, en cambio,
entendieron el calor como una manifestación de la energía interna de un sistema. Hoy el
calor es la transferencia de energía térmica desordenada.
El atomismo es una parte central de la relación actual entre la termodinámica y la mecánica
estadística. Los pensadores antiguos como Leucipo y Demócrito, y más tarde los epicúreos,
al avanzar el atomismo, sentaron las bases para la teoría atómica posterior. Hasta que la
prueba experimental de los átomos se proporcionó más tarde en el siglo XX, la teoría
atómica fue impulsada en gran medida por consideraciones filosóficas e intuición científica.

El filósofo griego Parménides del siglo V aC, utiliza el razonamiento verbal para postular que
un vacío, esencialmente lo que ahora se conoce como vacío, en la naturaleza no podría
ocurrir. Esta opinión fue apoyada por los argumentos de Aristóteles, pero fue criticada por
Leucipo y Héroe de Alejandría. Desde la antigüedad hasta la Edad Media, se presentaron
varios argumentos para probar o desaprobar la existencia de un vacío y se hicieron varios
intentos para construir un vacío, pero todos resultaron infructuosos.

Los científicos europeos Cornelius Drebbel, Robert Fludd, Galileo Galilei y Santorio Santorio
en los siglos 16 y 17 pudieron medir la relativa "frialdad" o "calor" del aire, utilizando
un termómetro de aire rudimentario.
En 1643, Galileo Galilei creía que el aborrecimiento del vacío de la naturaleza es limitado.
Las bombas que operan en minas ya habían demostrado que la naturaleza solo llenaría un
vacío con agua hasta una altura de ~ 30 pies. Conociendo este curioso hecho, Galileo alentó
a su antiguo alumno Evangelista Torricelli a investigar estas supuestas limitaciones.
Teoría atómica

La teoría atómica es una teoría física que supone que todo en el mundo consiste en las
partículas más pequeñas: átomos, unidos entre sí por fuerzas nucleares y eléctricas. En el
siglo XX, se demostró en la práctica que un átomo puede dividirse en partículas subatómicas
aún más pequeñas.

La termodinámica como ciencia


El físico y químico irlandés Robert Boyle en 1656, en coordinación con el científico inglés
Robert Hooke, construyó una bomba de aire. Al usar esta bomba, Boyle y Hooke notaron la
correlación presión-volumen: PV = constante. En ese tiempo, se suponía que el aire era un
sistema de partículas inmóviles, y no se interpretaba como un sistema de moléculas en
movimiento.

El concepto de movimiento térmico surgió dos siglos después. Más tarde, después de la
invención del termómetro, la temperatura de la propiedad podría cuantificarse. Esta
herramienta le dio a Gay-Lussac la oportunidad de derivar su ley, que condujo poco después
a la ley de los gases ideales. Pero, ya antes del establecimiento de la ley de los gases ideales,
un asociado de Boyle llamado Denis Papin construyó en 1679 un digestor óseo, que es un
recipiente cerrado con una tapa bien ajustada que confina el vapor hasta que se genera una
alta presión.

Máquina de vapor

Los diseños posteriores implementaron una válvula de liberación de vapor para evitar que
la máquina explote. Al observar cómo la válvula se movía rítmicamente hacia arriba y hacia
abajo, Papin concibió la idea de un motor de pistón y cilindro, un motor alternativo.

Sin embargo, en 1697, basado en los diseños de Papin, el ingeniero Thomas Savery
construyó el primer motor de vapor. Aunque estos primeros motores eran crudos e
ineficientes, atrajeron la atención de los principales científicos de la época. Uno de esos
científicos fue Sadi Carnot, el padre de la termodinámica, quien en 1824 publicó Reflexiones
sobre el poder motriz del fuego, un discurso sobre el calor, la potencia y la eficiencia del
motor. Esto marca el comienzo de la termodinámica como ciencia moderna.

En los años siguientes, se construyeron más variaciones de motores de vapor, como el


Newcomen Engine y más tarde el Watt Engine. Con el tiempo, estos primeros motores
eventualmente se utilizarían en lugar de caballos. Por lo tanto, cada motor comenzó a
asociarse con una cierta cantidad de "potencia de caballo" dependiendo de cuántos
caballos había reemplazado. El principal problema con estos primeros motores fue que eran
lentos y torpes, convirtiendo menos del 2% del combustible fósil de entrada,
generalmente carbón, en trabajo útil. De ahí nació la necesidad de una nueva ciencia de la
dinámica del motor.

Evolución historia de la termodinámica


hasta el momento actual
La historia de la termodinámica marca sus inicios en 1824. Fue Sadi Carnot,
en 1824, el primero en demostrar que se puede obtener trabajo
del intercambio de calor entre dos fuentes a diferentes temperaturas. A
través del teorema de Carnot y la máquina ideal de Carnot (basada en el
ciclo de Carnot) cuantificó este trabajo e introdujo el concepto de
eficiencia termodinámica.

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