Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Filosofía de la corporalidad:
escuela, medios y
alternativas formativas.
Contenido
1
El cuerpo como campo de batalla
Esto
Idea Vilariño
2
cotidianeidad se nos presenta como normal. Cuerpo e historia, carne y poder son en nuestro
análisis inescindibles.
Blanca Varela
3
andamiaje teórico en función de resaltar la herencia genética como determinante. Ignorando
o soslayando la construcción cultural de nuestros deseos, emociones, expresiones y valores.
Para la teoría de Cesar Lombroso los delincuentes tenían ciertas características que
identificaban su comportamiento social. Como detalla Esther Díaz en su libro La
sexualidad y el poder: “Este representante del siglo XIX llevó el método científico hasta al
paroxismo, en su aplicación sobre seres humanos, con disciplina y tesón catalogó a miles
de individuos por su estatura, color de piel, contextura física, características pilosas,
dientes, vista, olfato, sensibilidad táctil, resistencia al dolor, análisis de orina, sangre,
temperatura, órganos respiratorios, circulatorios, digestivos, sexuales, enfermedades
progresivas, familiares, cerebro, esqueleto, connotaciones psicológicas, educación,
escritura, región de nacimiento, de crecimiento, condiciones económicas, climatológicas,
costumbres, tatuajes, gestos. En fin, todo aquello que permitiera afirmar científicamente
que existen razas inferiores, criminales natos y degenerados per se” (Díaz, 1993, p. 44)
4
La sexualidad y sus límites. El caso de la escuela.
5
configurar un determinado modelo de masculinidad. Siempre asociada con la fuerza, la
resistencia, el coraje, etc., todos ellos valores de heroicidad viril.
A través de las prácticas deportivas se llega a una naturalización de las diferencias
entre hombres y mujeres. Mundos diferentes, contrapuestos, antagónicos, desiguales. El
currículo oculto produce y reproduce procesos de jerarquización. Como señalan da Cunha y
Vicari “El curriculum implícito u oculto (CI / CO) queda constituido por todas aquellas
expectativas que no se explicitan en los objetivos pero que suelen ser mucho más
poderosas en cuanto al impacto psicoafectivo que estas tienen sobre el alumnado. En otras
palabras: es aquello que se enseña de un modo inconsciente, a través de actitudes, gestos,
metamensajes, valoraciones, opiniones, etc., excediendo claramente el ámbito de la
selección explícita de los contenidos, y que suele tener vinculación con aquellos supuestos
relativos tanto a los roles sociales como a los roles del alumnado y al conjunto de
expectativas que se depositan en ellos (y en ellas)” (da Cunha y Vicari, 2008, p. 3)
En la actualidad hay situaciones en la escuela donde se abusa del cuerpo, son
estados de dominación y no de mero ejercicio del poder. Integran la categoría de
dominación ya que desde una perspectiva foucaltiana en ese estado queda inhibida la
resistencia. En cambio en las situaciones de poder omnipresente y microfísico existe
siempre una resistencia, por mínima que sea, que ocupa el lugar de la poisis y la creación
de lo nuevo, de la alternativa.
El maltrato de los cuerpos en la escuela se hace sutil y reproductivista en el nivel
simbólico. Un ejemplo claro es cuando los varones dominan un espacio amplio en los
recreos y las mujeres quedan relegadas a espacios más restringidos. Se manifiesta así una
posesión del espacio. Como si los varones tuvieran la prerrogativa de hacer uso del lugar y
de su consecuente actitud activa. Frente a la pasividad adjudicada al universo femenino.
Los varones interesados por literatura o que no participan en cuestiones deportivas, son
tildados de raros. En el caso de las mujeres que se vinculan a tareas más prácticas
(mecánica, física) son tildadas de “machonas”. Son señalados para tomar una postura
“normalizadora”.
El lenguaje que supuestamente pretende describir esconde un lenguaje que ordena y
conforma: el lenguaje referencial es siempre y en cierto grado performativo.
Existe también un maltrato más sutil de los cuerpos cuando no se discute ni tematiza
lo sexual. Los silencios refuerzan naturalizaciones, ejemplo de esto adviene cuando se
evade el lugar cultural de la propia concepción de paternidad. En esta última cuestión es
interesante notar como moral y derecho, tradicionales aliados, se apoyan mutuamente: el
padre es el embajador de la ley social -el deber- en la familia y la ley argentina no establece
igual número de días de licencia para el padre de un recién nacido. Siempre a la madre se le
“permiten” más días. Es decir el campo de acción de la paternidad queda reducido como
presencia y práctica diaria. La mujer se ocupa del hijo con su propio cuerpo maternal. Es su
responsabilidad, su lugar, su saber natural.
6
Cuerpo y mercado
Revelaciones
En la noche a tu lado
las palabras son claves, son llaves.
El deseo de morir es rey.
Alejandra Pizarnik
8
Los cuerpos del capitalismo metafísico
Cuerpos míos
Al fondo de la calle
un cuerpo mío
sale al encuentro
de otro cuerpo mío
Homero Aridjis
10
La metáfora del cuerpo en las estrategias de acción política
Muros
Escena I:
El primer proyecto influido por esta concepción fue el de la Generación del Ochenta que
sentó las bases de la Argentina bajo la visión positivista del lema “Orden y progreso”.
Un análisis que desarrolla el catedrático Jorge Salessi en su libro Médicos, maleantes y
maricas. Incluso Salessi escribe sobre Sarmiento y el país-cuerpo cuyo texto insignia es el
Facundo. Dice Salessi : “En la primera mitad del siglo diecinueve, en textos argentinos
fundacionales, el país fue imaginado como un cuerpo cuya civilización dependía de la
promoción, la regulación y el control de flujos de gente y mercaderías” (Salessi, 1995, p.
13)
La amenaza para los dirigentes que instauraron el orden conservador eran los
intereses que representaban la barbarie. O sea aquellos movimientos políticos que portaban
los estandartes de los ganaderos e impedían el funcionamiento adecuado del cuerpo social.
Sarmiento “Precisó sus ideales de civilización iluminista haciendo la crítica de una
barbarie romántica local que, según él, se encarnaba en hombres como Facundo Quiroga
o Juan Manuel de Rosas, los caudillos y terratenientes que representaban y defendían los
intereses de los ganaderos latifundistas apoyados por grupos de gauchos, indios, negros y
mulatos. Civilización y barbarie sirvió para explicar las luchas entre los caudillos y la
11
dificultad para llegar a un compromiso que permitiera la formación y acción de un
gobierno central que fomentara racionalmente las políticas económicas y culturales
necesarias para integrar una nación Argentina e incluirla en el concierto económico
mundial” (Salessi, 1995, p. 13)
Escena II:
El otro período signado por esta metáfora del país-cuerpo fue el surgido del golpe militar de
1976. Incluso la autodenominación por parte de la junta es clara sobre su fin: Proceso de
Reorganización Nacional. Había entonces, en la visión de los militares, una necesidad
imperiosa de “reorganizar” el cuerpo social. La Argentina había alcanzado un punto de no
retorno. Eran necesarias medidas drásticas para asegurar su supervivencia. Tal como
explica Pilar Calveiro en las consideraciones preliminares de su ensayo Poder y
desaparición: “Las tres armas asumieron la responsabilidad del proyecto de salvataje.
Ahora sí, producirían todos los cambios necesarios para hacer de Argentina otro país.
Para ello, era necesario emprender una operación de “cirugía mayor”, así la llamaron.
Los campos de concentración fueron el quirófano donde se llevó a cabo dicha cirugía –no
es casualidad que se llamaran quirófanos a las salas de tortura-; también fueron, sin duda,
el campo de prueba de una nueva sociedad ordenada, controlada, aterrada.” (Pilar
Calveiro, 2008, p. 11)
La amenaza en este período no era ya el de la barbarie de los federales disputando el
poder central. Era el de los movimientos obreros, el de la guerrilla urbana, el de la
subversión, el “comunismo apátrida” que socavaba los cimientos de la “civilización
occidental y cristiana” que los militares pretendían resguardar.
Interesante poner la lupa sobre los discursos que retoman la terminología corporal para
presentar soluciones. No es casualidad que el presidente que en los noventa hiciera carne la
revolución liberal, con fuerte influencia en numerosos países de Latinoamérica, utilizara un
concepto bastante afín. La “cirugía mayor sin anestesia” para ilustrar ese nuevo
reordenamiento. Esta vez bajo el imperio de los votos.
La misión militar es según Calveiro una reformulación de viejas prácticas: “(…) cabe
señalar también que las características de este poder desaparecedor no eran flamantes, no
constituyeron un invento. Arraigaban profundamente en la sociedad desde el siglo XIX,
favoreciendo la desaparición de lo disfuncional, de lo incómodo, de lo conflictivo”
(Calveiro, 2008, p.13)
Otra vez lo diferente donde cae todo el peso de las fuerzas que quieren ocultarlo,
desplazarlo, hacerlo invisible.
12
Consideraciones finales
13
Aquellos medios de comunicación que entiendan a la información como un derecho
humano fundamental y no como una mera mercancía al servicio de un fin exclusivamente
comercial. Medios que puedan articular saberes. Identificados con proyectos alternativos.
Medios capaces de sumar fuerzas para dar voz a los modelos negados, despreciados,
despojados de su importancia. Un ejemplo claro de la concepción exclusivamente
utilitarista de los medios fue la expresión de un conocido periodista argentino que al ser
consultado sobre la necesidad de una legislación más plural en el ámbito de la
comunicación concluyó “Esta boludez de "hagamos la radio de los wichis", ¿quién carajo
va a escuchar la radio de los wichis? Y lo que es peor, ¿quién va a poner avisos en la radio
de los wichis? ¿Y cómo le van a pagar el sueldo a los operadores? Esto es vida real. Es un
negocio como cualquier industria.”1
Bibliografía:
Calveiro, P. (2008) Poder y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina.
Buenos Aires: Colihue.
Díaz, E. (1993) La sexualidad y el poder. Buenos Aires: Almagesto/Rescate.
da Cunha, M. y Vicari, P. (2008, julio) Currículum nulo. (In)- decisiones violentas.
Ponencia presentada en el IV Congreso Iberoamericano de Estudios de Género, Rosario,
Argentina.
Lash, S. (2005) Capitalismo y Metafísica. En L., Arfucer (comp.), Pensar este tiempo.
Espacios, afectos, pertenencias (pp.49-74). Buenos Aires: Paidós.
Matoso, E. (2001) El cuerpo: territorio de la imagen. Buenos Aires: Editorial Letra Viva.
Nievas, F. (1994) El control social de los cuerpos. Buenos Aires: C.B.C Editora.
Rojas, M. C. (2008, mayo 2). El “niño grande”. Página 12
Salessi, J. (1995) Médicos, maleantes y maricas. Rosario: Beatriz Viterbo Editora.
Sibilia, P. (2005) El hombre postorgánico. Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales.
México: Fondo de Cultura Económica.
1
Cfr. http://www.lanacion.com.ar/1437760-lanata-a-donde-voy-a-ir-si-no-es-al-grupo-
clarin
14