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Esto

Esto que va que viene


que llevamos traemos
de un lado a otro
huesitos ganglios médulas
la voz el tacto dulce
el cristalino
el pubis
esto que cada noche
guardamos
frágil cosa
todo esto
qué es esto
sangre
aliento
piel
nada.

Idea Vilariño

El cuerpo siempre se ha configurado como punto de conflictos, tensiones y dispu-


tas permanentes. Primero analizado bajo el prisma de los mecanismos de disci-
plina desarrollados por el filósofo Michel Foucault: la escuela, la cárcel, la fábrica
y el hospital. Y más tarde sujetos a las nuevas estrategias de la sociedad de control
digital que se cuela por los intersticios menos pensados, más inadvertidos y na-
turalizados.
Los cuerpos son, al decir de Elina Matoso en El cuerpo, territorio de la imagen,
lugares de atravesamientos: “Es frecuente referirse al cuerpo como atravesado por:
lo social, lo biológico, lo subjetivo, lo histórico, etc. La palabra ‘atravesamiento’
remite a corte, a brochette, a crucifixión, a puñal que traspasa. El atravesamiento
como concepto acerca del cuerpo, rompió con una imagen del mismo como cáp-
sula hermética, fantasía que recorre la historia del hombre”. (Matoso, 2001, p. 20)

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Este cuerpo traspasado por decenas de significados en pugna ha devenido sujeto
en relación a los paradigmas dominantes en cada etapa histórica. El cuerpo se
nos presenta como aquello más natural e inmediato y pretender llevar a cabo una
filosofía del cuerpo implicaría justamente deconstruir naturalizaciones, poner en
cuestión aquello que por su cotidianeidad se nos presenta como normal. Cuerpo
e historia, carne y poder son en nuestro análisis inescindibles.

Organismos bajo control

…la carne convertida en paisaje


en tierra en tregua en acontecimiento
en pan inesperado y en miel
en orina en leche en abrasadora sospecha
en océano
en animal castigado
en evidencia y en olvido…

Blanca Varela

El orden, control y vigilancia de los cuerpos se intensifica en el siglo XIX, a través


de la consolidación del discurso médico positivista y la influencia de teorías de-
terministas, biotipológicas y reduccionistas (cuyo ejemplo más paradigmático tal
vez sea el del médico y criminólogo italiano Cesare Lombroso). Es, para Foucault,
un momento clave: el nacimiento de la biopolítica, el gobierno de los cuerpos
de la población en forma orgánica y sistemática. Toda una batería de prácticas
son empleadas para conformar un férreo control sobre el organismo, pautar ca-
minos esperados e inhibir otros hasta la prohibición. El poder político ejerce su
influencia sobre la vida, naturaliza las desigualdades de condiciones y las justifica
a través de explicaciones pretendidamente científicas y neutrales. De la apariencia
física emanan rasgos morales.

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Del darwinismo social a la sociobiología: de reduccionismos cientificistas o la
negación de la corporalidad
El impacto de la teoría de Charles Darwin en el área de las ciencias sociales se vis-
lumbra sobre todo en aquella corriente denominada darwinismo social, que re-
sultó una gran influencia a finales del siglo XIX y principios del XX. Contaba con
una clara intención de fundamentar biológicamente las ciencias sociales. Estaba
traspasada por una fuerte concepción conservadora, legitimadora del liberalismo
económico y del primitivo capitalismo industrial.
Existe en el darwinismo social una sobrevaloración de la importancia de los fac-
tores hereditarios como elementos influyentes de las diversas formas de la con-
ducta humana.
Una visión biologicista que se aleja del carácter cultural del cuerpo. Todo un gran
andamiaje teórico en función de resaltar la herencia genética como determinante.
Ignorando o soslayando la construcción cultural de nuestros deseos, emociones,
expresiones y valores. La comprensión de los procesos evolutivos mediante los
que se ha formado y diversificado la vida puede incluir informaciones sumamente
importantes para comprender los fenómenos evolutivos que afectan al hombre e
incluso clarificar algunas costumbres sociales propias del ser humano. La cuestión
en la sociobiología toma un camino mucho más peligroso, ya que intenta mostrar
que nuestros modelos específicos de comportamiento y nuestras disposiciones
sociales, están determinadas por nuestros genes. Se conforma así un enmascara-
miento reduccionista que menosprecia la constitución cultural de la subjetividad
y reduce el valor de la libertad como motor del accionar humano.
Para la teoría de Cesar Lombroso los delincuentes tenían ciertas características
que identificaban su comportamiento social. Como detalla Esther Díaz en su li-
bro La sexualidad y el poder: “Este representante del siglo XIX llevó el método
científico hasta al paroxismo, en su aplicación sobre seres humanos, con discipli-
na y tesón catalogó a miles de individuos por su estatura, color de piel, contextura
física, características pilosas, dientes, vista, olfato, sensibilidad táctil, resistencia
al dolor, análisis de orina, sangre, temperatura, órganos respiratorios, circulato-
rios, digestivos, sexuales, enfermedades progresivas, familiares, cerebro, esque-
leto, connotaciones psicológicas, educación, escritura, región de nacimiento, de
crecimiento, condiciones económicas, climatológicas, costumbres, tatuajes, ges-

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tos. En fin, todo aquello que permitiera afirmar científicamente que existen razas
inferiores, criminales natos y degenerados per se”. (Díaz, 1993, p. 44) Uno de los
casos emblemáticos de la historia argentina es el de Cayetano Santos Godino,
alias “El petiso orejudo”. Un asesino serial de los arrabales porteños que al llegar
al penal de Ushuaia fue sometido a una cirugía estética para disminuir el tamaño
de sus orejas. Los médicos del penal consideraban a esa característica física como
la fuente de su maldad. Un reduccionismo sociobiológico que impregnó las polí-
ticas estatales durante gran parte del siglo XX.

La sexualidad y sus límites. El caso de la escuela

(…) “Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whitman,


contra el niño que escribe
nombre de niña en su almohada,
ni contra el muchacho que se viste de novia
en la oscuridad del ropero,
ni contra los solitarios de los casinos
que beben con asco el agua de la prostitución,
ni contra los hombres de mirada verde
que aman al hombre y queman sus labios en silencio (…)”

Federico García Lorca

A pesar de las múltiples teorías pedagógicas que muestran la importancia de edu-


car en la naturaleza y libertad de los cuerpos, estos siempre han sido objeto de
regulación por parte de la institución escolar y sus estrategias materiales-discur-
sivas. Una regulación y control del cuerpo infantil que impregna cada una de las
prácticas regulares del ámbito educativo. Tal como lo postulaba Michel Foucault
el cuerpo es el primer efecto del poder.
El espacio del cuerpo infantil se concibe como el de un sujeto dependiente,
obediente y por sobre todo dócil. Sometido a imposiciones de maestros, directivos
y hasta de los mismos compañeros de clase.

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El uso de la sanción normalizadora es funcional al poder regulador de los cuer-
pos.
Tiene que existir una pena que no permita el emerger de las diferencias. Se
sanciona lo “anormal” para destacar lo “normal”. Un ejemplo claro de esta prác-
tica es la actitud de ciertos docentes ante la manifestación por parte del alumno
o alumna sobre intereses o gustos que no se ajustan a las representaciones esta-
blecidas. Las mujeres que se declaran practicantes de deportes como el fútbol, el
básquet o el rugby, que tienen una connotación masculina por excelencia. O los
varones que se identifican con tareas encasilladas en el universo femenino como
la jardinería, el diseño de modas, la cocina, etc. Los temas vinculados al cuerpo
sexuado son los que generan más conflicto dentro del ámbito escolar.
La matriz heterosexual representa la “normalidad”. Se sancionan las conduc-
tas sexualmente “equivocadas”. La escuela actúa como agente formador de su-
jetos “sanos”, es decir adscriptos a la normalidad. Se refuerza la diferenciación
esencialista (pretendidamente ontológico-natural) entre cuerpos masculinos y
femeninos.
Se establecen distintas funciones sociales para cada género. Una división de
tareas acorde a las capacidades que se le atribuyen a cada cuerpo. Los deportes
han contribuido a configurar un determinado modelo de masculinidad. Siempre
asociada con la fuerza, la resistencia, el coraje, etc., todos ellos valores de heroi-
cidad viril.
A través de las prácticas deportivas se llega a una naturalización de las dife-
rencias entre hombres y mujeres. Mundos diferentes, contrapuestos, antagónicos,
desiguales. El currículo oculto produce y reproduce procesos de jerarquización.
Como señalan Da Cunha y Vicari “El curriculum implícito u oculto (CI / CO)
queda constituido por todas aquellas expectativas que no se explicitan en los obje-
tivos pero que suelen ser mucho más poderosas en cuanto al impacto psicoafectivo
que estas tienen sobre el alumnado. En otras palabras: es aquello que se enseña de
un modo inconsciente, a través de actitudes, gestos, metamensajes, valoraciones,
opiniones, etc., excediendo claramente el ámbito de la selección explícita de los
contenidos, y que suele tener vinculación con aquellos supuestos relativos tanto a
los roles sociales como a los roles del alumnado y al conjunto de expectativas que
se depositan en ellos (y en ellas).” (Da Cunha y Vicari, 2008, p. 3)

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En la actualidad hay situaciones en la escuela donde se abusa del cuerpo, son
estados de dominación y no de mero ejercicio del poder. Integran la categoría de
dominación ya que desde una perspectiva foucaltiana en ese estado queda inhibi-
da la resistencia. En cambio en las situaciones de poder omnipresente y microfí-
sico, existe siempre una resistencia, por mínima que sea, que ocupa el lugar de la
poisis y la creación de lo nuevo, de la alternativa.
El maltrato de los cuerpos en la escuela se hace sutil y reproductivista en el
nivel simbólico. Un ejemplo claro es cuando los varones dominan un espacio am-
plio en los recreos y las mujeres quedan relegadas a espacios más restringidos. Se
manifiesta así una posesión del espacio. Como si los varones tuvieran la prerroga-
tiva de hacer uso del lugar y de su consecuente actitud activa. Frente a la pasividad
adjudicada al universo femenino.
Los varones interesados por literatura o que no participan en cuestiones de-
portivas, son tildados de raros. En el caso de las mujeres que se vinculan a tareas
más prácticas (mecánica, física) son tildadas de “machonas”. Son señalados para
tomar una postura “normalizadora”.
El lenguaje que supuestamente pretende describir esconde un lenguaje que
ordena y conforma: el lenguaje referencial es siempre y en cierto grado perfor-
mativo.
Existe también un maltrato más sutil de los cuerpos cuando no se discute
ni tematiza lo sexual. Los silencios refuerzan naturalizaciones, ejemplo de esto
adviene cuando se evade el lugar cultural de la propia concepción de paternidad.
En esta última cuestión es interesante notar como moral y derecho, tradicionales
aliados, se apoyan mutuamente: el padre es el embajador de la ley social –el de-
ber– en la familia y la ley argentina no establece igual número de días de licencia
para el padre de un recién nacido. Siempre a la madre se le “permiten” más días.
Es decir el campo de acción de la paternidad queda reducido como presencia y
práctica diaria. La mujer se ocupa del hijo con su propio cuerpo maternal. Es su
responsabilidad, su lugar, su saber natural.

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Cuerpo y mercado

Revelaciones

En la noche a tu lado
las palabras son claves, son llaves.
El deseo de morir es rey.

Que tu cuerpo sea siempre


un amado espacio de revelaciones

Alejandra Pizarnik

El mercado, por su parte, parece sólo preocuparse por el cuerpo en tanto agente y
paciente de consumo. Sin embargo, en los cuerpos aparecen escenas de lucha, de
pujas desde diferentes posturas, significados, resistencias ante corrientes homoge-
neizadoras. Estéticas que se contraponen pero también excluyen en la acción y en el
discurso. Existe una tensión identificable en las denominadas tribus urbanas. Son
grupos que si bien conforman un lazo de pertenencia para sus miembros también
establecen códigos propios para contrastar con lo diferente. Adscribir a cierta tribu
(punk, metalera, dark, gótico, etc.) postula una estética. Implica ciertas característi-
cas y condena otras. El cuerpo de los miembros es un estandarte de sentidos.

Cuerpo concebido dentro del sistema capitalista en general


En la órbita capitalista el cuerpo es concebido como un engranaje más del consu-
mo que pasó a regir todos los hábitos socioculturales. Define Fabián Nievas en su
libro El control de los cuerpos: “El cuerpo capitalista es un cuerpo cuya capacidad
de trabajo se ha mercantilizado, convirtiéndose en fuerza de trabajo. Como toda
mercancía ha de ser intercambiable, para lo cual es menester que sea homogéneo,
medible, normalizado, registrable, codificable (…) De que la fuerza de trabajo sea
intercambiable se desprende que el producido de la fuerza de trabajo es también
intercambiable. El ‘valor’ mensura la equivalencia que posibilita dicho intercam-
bio.” (Nievas, 1994, p. 54-55)

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El individualismo se acentúa en los cuerpos capitalistas. Ya no es el “cuerpo sa-
grado”. Asistimos a la entronización de la juventud. El precepto de aparentar me-
nos edad.
Se ensalza el cuerpo con dietas, gimnasias de diferentes clases, tratamientos
rejuvenecedores y cirugías plásticas. Son cuerpos a la carta. El mercado me provee
de los implantes de pectorales que necesito si no quiero esforzarme en el gimna-
sio. Con un implante capilar puedo recuperar el pelo que la calvicie ha devastado.
Puedo tener el color de ojos que deseo comprando unos lentes de contacto descar-
tables en la farmacia. El slogan de un famoso centro de belleza porteño promete
“Trae el cuerpo que tenés. Llevate el que querés”. Prevalece la exaltación de los
sentidos enlazado a las más variadas formas del hedonismo.
Un hombre sólo frente a sus necesidades infinitas. Un ser obturado.

Ejemplo paradigmático y cuerpos presentes-futuros: la mujer y el niño


Estos nuevos paradigmas de la relación cuerpo-mercado se expresan en varios
aspectos de la dinámica social. Desde la mujer occidental, que se escandaliza ante
el uso del velo islámico por parte de las mujeres musulmanas, pero no se identifica
con la problemática de la mujer mercantilizada de las publicidades occidentales
hasta la irrupción, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX, del niño
como sujeto-consumidor dentro de las estrategias de la mercadotecnia. Un niño
considerado como portador de necesidades a satisfacer por el mercado. Sin im-
portar tanto los deseos de protección, contención y vínculos enriquecedores. Al
decir de Rojas (2008) el niño moderno es un “niño-grande”; para la especialista
“Hoy las familias promueven, en lugar de ciudadanos, pequeños grandes consu-
midores: como consumidor, el niño es sujeto en actualidad, no en función de un
futuro. Estos niños nacen en un mundo donde las leyes, si bien no han dejado de
existir, ya no siempre son el fundamento del lazo social, regulado por el mercado
neoliberal. Al mismo tiempo, los verticalismos van dejando paso a la preemi-
nencia de una horizontalidad que asume los caracteres del lazo fraterno”. (Rojas,
2008)

202
Los cuerpos del capitalismo metafísico

Cuerpos míos

Al fondo de la calle
un cuerpo mío

sale al encuentro
de otro cuerpo mío

Nadie halla a nadie


Entre los cuerpos
Nada ausencia total

Homero Aridjis

Las mutaciones del capitalismo han configurado un panorama repleto de nue-


vos significados y prácticas que incluyen a los cuerpos desde otra perspectiva. El
sistema económico postindustrial emergente de la caída del muro de Berlín ya
no tiene su centro en la fábrica, la producción y las mercancías físicas, sino en lo
que el sociólogo Scott Lash define como el “capitalismo metafísico”. Este paisaje
se desenvuelve ahora en los flujos de capital, la virtualidad, el predominio de las
finanzas, las comunicaciones y la biotecnología. Lo inmaterial es la marca de agua
del nuevo estadio capitalista. Y los cuerpos adquieren una preponderancia única
como centros de construcción continua.
El capitalismo metafísico se viste del dinero abstracto, del sexo abstracto, de
los flujos de información que sin control pueden hacer quebrar un banco, de un
sistema financiero que es más su centro. En palabras de Lash “En la actualidad, el
valor de cambio de una empresa es la suma de las apuestas sobre su rentabilidad
futura, de modo que está menos relacionado con los mercados de productos que
con los mercados de capital. Al mismo tiempo, el dinero está convirtiéndose en
un producto.” (Lash, 2005, p.69)
En la visión del sociólogo estadounidense los medios son los propagadores de

203
esta nueva metamorfosis capitalista: “El nuevo capitalismo encuentra su punto
de apoyo no en el sector de bienes, ni siquiera en el de servicios, sino en el de los
medios: pantallas, dinero, lenguaje (educación, afectos), código genético en bio-
tecnología. Ahora bien, esos medios han devenido productos, se han convertido
en cosas en una era en la que el capitalismo se ha vuelto metafísico.” (Lash, 2005,
p. 71)
¿Cómo concebir entonces a los medios como “neutrales” en la conformación
de valores, ejemplos, prototipos, modelos y formas corporales deseadas? Como
sostiene Paula Sibilia en su meticuloso análisis sobre esta transición entre etapas
capitalistas “Con la decadencia de aquella sociedad industrial poblada de cuerpos
disciplinados, dóciles y útiles, decaen también figuras como la del autómata, el
robot y el hombre máquina. Esas imágenes alimentaron muchas metáforas e ins-
piraron abundantes ficciones y realidades a lo largo de los últimos dos siglos. Hoy,
en cambio, proliferan otros modos de ser. Alejados de la lógica mecánica e inserta
en el nuevo régimen digital, los cuerpos contemporáneos se presentan como sis-
temas de procesamiento de datos, códigos, perfiles cifrados, bancos de informa-
ción. Lanzado a las nuevas cadencias de la tecnociencia, el cuerpo humano parece
haber perdido su definición clásica y su solidez analógica: en la estera digital se
vuelve permeable, proyectable, programable.” (Sibilia, 2005, p. 13-14)

La metáfora del cuerpo en las estrategias de acción política

Muros

Sin consideración, sin lamento, sin pudor,


Altos, grandes muros construyeron a mi alrededor.

Aquí permanezco y me desespero.


No pienso en otra cosa: arruina mi mente este destino;

tenía tantas cosas que hacer afuera.


Ah, cómo no advertí cuando construyeron los muros.

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Pero no oí ruido de obreros ni sonido alguno.
Imperceptiblemente, me encerraron fuera del mundo.

Konstantinos Kavafis

En dos períodos claves de la realidad nacional las clases dirigentes adoptaron,


para incidir sobre el rumbo del país, un paradigma con un marcado sesgo or-
ganicista. El país analizado bajo la metáfora del cuerpo social, de un organismo
concebido para “funcionar” de una determinada manera. Así como se entendía la
necesidad de defenderlo de una “amenaza”
El primer proyecto influido por esta concepción fue el de la Generación del
Ochenta que sentó las bases de la Argentina bajo la visión positivista del lema
“Orden y progreso”.
Un análisis que desarrolla el catedrático Jorge Salessi en su libro Médicos, ma-
leantes y maricas. Incluso Salessi escribe sobre Sarmiento y el país-cuerpo cuyo
texto insignia es el Facundo. Dice Saléis: “En la primera mitad del siglo diecinue-
ve, en textos argentinos fundacionales, el país fue imaginado como un cuerpo
cuya civilización dependía de la promoción, la regulación y el control de flujos de
gente y mercaderías.” (Salessi, 1995, p. 13)
La amenaza para los dirigentes que instauraron el orden conservador eran los
intereses que representaban la barbarie. O sea aquellos movimientos políticos que
portaban los estandartes de los ganaderos e impedían el funcionamiento adecua-
do del cuerpo social.
Sarmiento “Precisó sus ideales de civilización iluminista haciendo la crítica
de una barbarie romántica local que, según él, se encarnaba en hombres como
Facundo Quiroga o Juan Manuel de Rosas, los caudillos y terratenientes que re-
presentaban y defendían los intereses de los ganaderos latifundistas apoyados por
grupos de gauchos, indios, negros y mulatos. Civilización y barbarie sirvió para
explicar las luchas entre los caudillos y la dificultad para llegar a un compromiso
que permitiera la formación y acción de un gobierno central que fomentara ra-
cionalmente las políticas económicas y culturales necesarias para integrar una

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nación Argentina e incluirla en el concierto económico mundial.” (Salessi, 1995,
p. 13)
El otro período signado por esta metáfora del país-cuerpo fue el surgido del
golpe militar de 1976. Incluso la autodenominación por parte de la junta es clara
sobre su fin: Proceso de Reorganización Nacional. Había entonces, en la visión
de los militares, una necesidad imperiosa de “reorganizar” el cuerpo social. La
Argentina había alcanzado un punto de no retorno. Eran necesarias medidas
drásticas para asegurar su supervivencia. Tal como explica Pilar Calveiro en las
consideraciones preliminares de su ensayo Poder y desaparición: “Las tres armas
asumieron la responsabilidad del proyecto de salvataje.
Ahora sí, producirían todos los cambios necesarios para hacer de Argentina
otro país.
Para ello, era necesario emprender una operación de ‘cirugía mayor’, así la
llamaron.
Los campos de concentración fueron el quirófano donde se llevó a cabo di-
cha cirugía –no es casualidad que se llamaran quirófanos a las salas de tortura–;
también fueron, sin duda, el campo de prueba de una nueva sociedad ordenada,
controlada, aterrada.” (Pilar Calveiro, 2008, p. 11)
La amenaza en este período no era ya el de la barbarie de los federales dispu-
tando el poder central. Era el de los movimientos obreros, el de la guerrilla urba-
na, el de la subversión, el “comunismo apátrida” que socavaba los cimientos de la
“civilización occidental y cristiana” que los militares pretendían resguardar.
Interesante poner la lupa sobre los discursos que retoman la terminología cor-
poral para presentar soluciones. No es casualidad que el presidente que en los no-
venta hiciera carne la revolución liberal, con una fuerte influencia en numerosos
países de Latinoamérica, utilizara un concepto bastante afín. La “cirugía mayor
sin anestesia” para ilustrar ese nuevo reordenamiento. Esta vez bajo el imperio de
los votos.
La misión militar es según Calveiro una reformulación de viejas prácticas:
“(…) cabe señalar también que las características de este poder desaparecedor no
eran flamantes, no constituyeron un invento. Arraigaban profundamente en la
sociedad desde el siglo XIX, favoreciendo la desaparición de lo disfuncional, de lo
incómodo, de lo conflictivo.” (Calveiro, 2008, p.13)

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Otra vez lo diferente donde cae todo el peso de las fuerzas que quieren ocul-
tarlo, desplazarlo, hacerlo invisible.

Consideraciones finales

Escucha: yo te dejo ser, entonces déjame ser.


Clarice Lispector

Concebimos al cuerpo no sólo como lugar de modificaciones estéticas, físicas o de


tránsitos marcados por la moda, sino como una especie de Aleph borgeano, que
en distintas direcciones es catalizador de luchas sociales, jerarquías establecidas,
visibilidad o no, de ciertas clasificaciones, así como centro ineludible de poder. Un
poder traspasado por el mercado, la política, el género, la diferencia, los discursos
educativos y el ánimo de control. Tomando un concepto expresado por el sociólo-
go francés David Le Breton el cuerpo es un “continente” debido a la extensión in-
finita de posibilidades, extensiones y usos. La sociedad moderna hace del cuerpo,
y sus sistemas de control, un indicio, una prueba. En el ámbito médico, el cuerpo
se volvió transparente. Puede ser radiografiado, auscultado, filmado, etc. El gran
mapa del organismo ya no es ese sitio sagrado de otras épocas. Una consecuencia
de la separación cada vez más evidente entre alma y cuerpo.

La sociedad insiste en controlar lo disruptivo. Situaciones o comportamientos


que generan tensión dentro del orden establecido.
El lugar de la escuela y los medios de comunicación para proponer prácticas
alternativas será fundamental en el futuro.
¿Qué tipo de escuela y qué tipo de medios son los que pueden llevar adelante
la noción de una corporalidad diferente?
Una institución escolar concebida en una sintonía diferente de aquella que
la identificaba como disciplinadora de una población, para ser integrada en el
mundo fabril. Un ámbito facilitador de la corporalidad como ejercicio de libertad
plena. Que aliente la aparición de la diversidad, el debate inclusivo y el discurso
de género anclado en una realidad práctica. Alejada de los fundamentalismos de
la publicidad, del asfixiante encorsetamiento binario, del mandato implacable del

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predominio masculino. Un espacio de construcción permanente de nuevos mo-
delos sociales. Enriquecido a partir del conocimiento del otro.
Donde los adultos abandonen su condición de superiores, y entiendan a la
enseñanza como un vínculo interactivo. Una escuela entendida como liberadora
de energías creativas. Sobre todo, la de la palabra. ¿Qué mejor antídoto para los
prejuicios enquistados en el imaginario social que la palabra reelaborada por los
alumnos? Como ese lema sublime que pensó Gianni Rodari, para graficar las in-
tenciones de su libro sobre el arte de inventar historias: “El uso total de la palabra
para todos”.

Aquellos medios de comunicación que entiendan a la información como un de-


recho humano fundamental, y no como una mera mercancía al servicio de un fin
exclusivamente empresarial. Medios que puedan articular saberes. Identificados
con proyectos alternativos. Medios capaces de sumar fuerzas para dar voz a los
modelos negados, despreciados, despojados de su importancia. Un ejemplo claro
de la concepción exclusivamente utilitarista de los medios fue la expresión de un
conocido periodista argentino, que al ser consultado sobre la necesidad de una le-
gislación más plural, en el ámbito de la comunicación concluyó: “Esta boludez de
‘hagamos la radio de los wichis’, ¿quién carajo va a escuchar la radio de los wichis?
Y lo que es peor, ¿quién va a poner avisos en la radio de los wichis? ¿Y cómo le van
a pagar el sueldo a los operadores? Esto es vida real. Es un negocio como cualquier
industria.” Iglesias, F. (5 de enero de 2012)
Por fortuna los caminos de acción, en estos dos ejes de socialización, confor-
mado por el binomio escuela-medios, apuntan en otros sentidos.

Bibliografía
Calveiro, P., Poder y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina. Buenos
Aires, Colihue, 2008.
Díaz, E., La sexualidad y el poder. Buenos Aires, Almagesto/Rescate, 1993.
Da Cunha, M. y Vicari, P., Currículum nulo. (In)-decisiones violentas.
Ponencia presentada en el IV° Congreso Iberoamericano de Estudios de Género, Rosario,
Argentina, julio de 2008.
Iglesias, F., “Lanata: ¿A dónde voy a ir si no es al Grupo Clarín?” en lanacion.com de:

208
http://www.lanacion.com.ar/1437760-lanata-a-donde-voy-a-ir-si-no-es-al-grupo-clarin,
5 de enero de 2012.
Lash, S., Capitalismo y Metafísica. En L., Arfucer (comp.), Pensar este tiempo. Espacios,
afectos, pertenencias (pp.49-74). Buenos Aires, Paidós, 2005.
Matoso, E., El cuerpo: territorio de la imagen. Buenos Aires, Editorial Letra Viva, 2001.
Nievas, F., El control social de los cuerpos. Buenos Aires, C.B.C. Editora, 1994.
Rojas, M. C., “El ‘niño grande’”, en Página 12, 2 de mayo de 2008.
Salessi, J., Médicos, maleantes y maricas. Rosario: Beatriz Viterbo Editora, 1995.
Sibilia, P., El hombre postorgánico. Cuerpo, subjetividad y tecnologías digitales.
México, Fondo de Cultura Económica, 2005.

Guía de actividades:

1. Observe detenidamente estas diez fotos:

Foto 1.

209
Foto 2.

Foto 3.

210
Foto 4.

Foto 5.

211
Foto 6.

Foto 7.

212
Foto 8.

Foto 9.

213
Foto 10.

2. Identifique una característica común a todas. Justificar la elección.

3. Leer el siguiente poema de Idea Vilariño:

Esto
Esto que va que viene
que llevamos traemos
de un lado a otro
huesitos ganglios médulas
la voz el tacto dulce
el cristalino
el pubis
esto que cada noche

214
guardamos
frágil cosa
todo esto
qué es esto
sangre
aliento
piel
nada.

¿Qué le sugiere?

El cuerpo como campo de batalla


4. ¿A qué nos referimos cuando hablamos del “Cuerpo como campo de batalla”?
Desarrolle el concepto de “atravesamiento” dentro del pensamiento de Elina
Matoso.

Organismos bajo control


5. ¿Qué entiende Michel Foucault como Biopolítica?
¿Cómo se naturalizan las desigualdades dentro de esta corriente de pensamiento?

Del darwinismo social a la biología


6. Enumere las características del Darwinismo social.
7. ¿Por qué el Darwinismo social es considerado reduccionista?
8. Explique la teoría del criminólogo italiano Cesare Lombroso.
9. Si la teoría de Lombroso fuese cierta. El criminal atávico ¿Es realmente culpable
de su crimen? Justifique su postura. (Nota: Para Lombroso el criminal atávico re-
presenta una regresión a estados evolutivos anteriores que conlleva una conducta
antisocial innata)

215
10. Identifique en el siguiente artículo periodístico la problemática vinculada a
este tema:

Diario La Capital, sábado 28 de julio de 2007

Discriminan a ministra boliviana

La ministra de Justicia de Bolivia, Celima Torrico, afirmó que fue discriminada


en el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires, cuando un funcionario la separó de
una fila formada por quienes llevaban pasaporte diplomático.

En declaraciones radiales en La Paz, Torrico –una mujer quechua que viste ropas
típicas–, se refirió recién ayer a las alternativas del viaje que realizó el 14 de junio,
para participar en un evento vinculado a los derechos humanos de los bolivianos
en Argentina.  

“Al verme en la fila de diplomáticos, el funcionario de Migración murmuró di-


ciendo, ‘cómo esta india va a ser diplomática’ y a gritos me dijo ‘che, che, che,
mamita, salí de ahí, vení’”, relató.  

Al explicar que pertenecía al gobierno boliviano, los funcionarios de Migracio-


nes “no sabían qué cara poner” recordó la ministra, quien luego cumplió con los
trámites.  

Una fuente del Ministerio de Justicia argentino precisó que si bien el viaje se pro-
dujo en junio pasado, la mujer prefirió no hablar del tema con la Cancillería, ni
presentar una queja formal.  

Conocido el episodio, el ministro Aníbal Fernández se interiorizó sobre lo suce-


dido y se puso al tanto durante una charla con el embajador de Bolivia en Argen-
tina, Sixto Valdéz Cueto, luego de lo cual se comunicó con el director nacional de
Migraciones, Ricardo Rodríguez, y le dio un mensaje: averiguar cuándo ocurrió

216
el hecho, identificar al responsable y sancionarlo.  

Luego del incidente, Rodríguez llamó a la ministra boliviana para disculparse por
la discriminación de que fue objeto, pero no pudo conversar con ella.

La sexualidad y sus límites. El caso de la escuela


11. ¿Por qué dice Foucault que “el cuerpo es el primer efecto del poder”?
12. ¿Qué implica la sanción normalizadora dentro del ámbito escolar?
13. ¿Cómo se traduce en la práctica la diferenciación de funciones sociales según
el género? Explique y ejemplifique.
14. ¿Qué se entiende por Currículo oculto?
15. ¿Por qué se caracteriza al lenguaje como performativo?
16.
A. Investigue acerca del concepto de Patriarcado

B. Observe estas dos tiras de la historieta Mafalda:

C. En base a lo que investigó acerca del Patriar-


cado y teniendo en cuenta estas historietas
¿Cuál es la postura del personaje de Susanita res-
pecto al lugar de la mujer en la sociedad?
¿Cómo es la visión del personaje de Mafalda?

217
D. En grupos de dos o tres personas confeccionen una tercera historieta, que re-
fleje una charla entre estos dos personajes, acerca de sus visiones del lugar del
hombre y la mujer en la sociedad.

Cuerpo y mercado
17. ¿Qué lugar le otorga el mercado al cuerpo?
18. ¿Por qué se dice que los cuerpos son portadores de sentido dentro de las tribus
urbanas?

Cuerpo concebido dentro del marco capitalista


19. ¿Por qué se dice que en el capitalismo se construyen cuerpos “a la carta”?
20. ¿Qué función cumple el cuerpo dentro del engranaje capitalista?

21. Mire la siguiente publicidad de una empresa dedicada a tratamientos estéticos


y reconozca problemáticas planteadas en este subtema:

http://www.youtube.com/watch?v=nk-pkNkN9uU
Ejemplo paradigmático y cuerpos presentes-futuros: la mujer y el niño
22.¿Qué problemáticas incluye la relación cuerpo-mercado en el caso de la mu-
jer?
23. ¿Por qué dice Rojas que el niño moderno es un “niño-grande”?

Los cuerpos del capitalismo metafísico


24. Según la visión de Scott Lash ¿Qué características tiene el capitalismo meta-
físico?
¿Qué papel cumplen los medios dentro de este nuevo estadio del capitalismo?

25. Analice la siguiente afirmación de Gilles Deleuze en su texto Postdata sobre


las sociedades de control:

El marketing es ahora el instrumento del control social, y forma la raza impúdica


de nuestros amos

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¿Cómo lo relaciona con el capitalismo metafísico que se describe en este capítu-
lo?

La metáfora del cuerpo en las estrategias de acción política


26. ¿Cuáles son los dos períodos de la historia argentina que utilizan la metáfora
del país-cuerpo?
Explique brevemente cada uno de ellos y haga una lista de sus características.

27. Analizar la siguiente propaganda de la dictadura en relación a la metáfora del


cuerpo:

http://www.youtube.com/watch?v=0HwSpebtbzo

28. Lea el siguiente fragmento de Facundo, obra de Domingo Faustino Sarmiento


e identifique los conceptos de este apartado:

¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que, sacudiendo el ensangren-


tado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las
convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo!

29. A partir de la lectura de todo el capítulo escriba un ensayo (aproximadamente


1.000 palabras) seleccionando alguno de los siguientes títulos posibles:
-El cuerpo como construcción cultural.
-En el siglo XXI aún puede decirse que “Lombroso sigue vivo”.
-Cuerpos posibles y deseados: un desafío en la posmodernidad.

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