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R. G.

COLLINGWOOD
Traducción de .l
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HoRACro Fr,onss S.ÁxcHEz t. 1t ,]
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LOS PRINCIPIOS
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DEL ARTE
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FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
nrÉxrco - BUENos ArREs

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I PREFACIO PR¡FACIO I
I )ri modo indirectamente a[ nuevo movimiento erl las artes mismas, momento en una filosofla del arte. Pero queda un tercer pro-
publico este libro. blema. ¿Es esta llamada filosoffa del arte un mero ejercicio inte-
Porque no creo que la teoria estética sea un esfuerzo por inves- lectual, o tiene consecuencias prácticas relacionadas con la ma.
dgar y exponer verdades eternas sobre la natu¡aleza de un objeto nera en que debemos enfrentarnos a la práctica del arte (sea
eterno llamado Arte, sino un estue¡zo para llegar, por el pensa- como artistas o como público) y, por consiguiente, ya que una
mierrto, a la solución de ciertos problemas que se suscitan dentro filosofla del arte es una teorla sobre el lugar del arte en la vida
de la situación en la que los artistas se encuentran en este rno- como un todo, ¿la práctica cle la vida? Como ya he indicado,
mento. Todo lo que se ha escrito en este libro se ha expuesto con Ia alternativa que yo acepto es la segunda. En el Libro Tercero,
la creencia de que tiene una aplicación práctica, directa o indi por lo tanto, he tratado de apuntar algunas de estas consecuencias
recta, sobre la condición del arte en Inglaterra en 1937, y en la prácticas sugiriendo las clases de obligación que la aceptación de
esperanza de que los artistas en primer lugar, y, en segundo, las esta teorla estética impondría soL¡¡e artistas y públicos y los ca-
personas cuyo interés en el art€ es livo y afanoso, lo encuent¡en minos por los que podrlan curnplirse.
i de alguna utilidad. Muy poco espacio se dedica a la c¡ltica de R. G. C.
Ias doctrinas estéticas de otras personas; no porque no las haya WrlT HENDIID, BERI(IHTRE
estudiado, ni por haberlas descartado como de poco valo¡ sino ., de s¿pt¡eñbrc d¿ rg)7
porque tengo mis propias ideas, y creo que el mejor servicio I

que puedo hacer al lector es presentarlas con la mayor claridad


posible. De las tres partes en las que Ia ol¡ra se divide, el Libro
Primero tiene como principal objetivo decir cosas que cualquiera
tolerablemente familiarizado con la tarea artlstica sabe ya; y se
hace esto con el propósito de aclarar en Duestra mente la distin-
ción que hay entre el arte propiamente tal, que es aquello de lo
que trata la estética, y ciertas otras cosas que son diferentes del
arte pero a {as que con frecuencia se llama con el mismo nombre.
Muchas falsas teorlas estéticas son explicaciones muy exactas de
€stas otras cosas,y una buena parte de mala práctica artlstica se
deri¿a de la confusión entre ellas con el arte propiamente dicho. t
Estos errores en la teorla y en la práctica hab¡án de desaparecer
cuando las distinciones a que nos ¡eferimos sean entendidas co
rrectamen te.
AsÍ se llega a una explicación preliminar del arte, pero se en-
cuentra luego una segunda dificultad. Esta explicación preli-
minar, según las escuelas de filosoffa más en boga al presente en
nustro pals, no puede ser verdadera porque se interpone a cier-
tas doctrinas sostenidas por esas escuelas y, por lo tanto, según
ellas, no es tanto falsa cuanto insensata. El Libro Segundo, en
consecuencia, da una exposición filosófica de los términos usados
en esta explicación preliminar del arte, trata de demostrar que
las concepciones que estos térrrinos exp¡esan se justifican a pesar
del prejuicio usual contr¿ ellos, ya que en realidad se hallan
lógicamente implicados aun en las filosoflas que los repudian.
La explicación preliminar del arte se ha convertido para este
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I. INTRODUCCIÓN i
I
§ r. Zas d,os condiciones de una teoría est¿tica I
I
La tarea de este libro es contestar a la pregunta: ¿Qué es el arte?
Una pregunta de esta clase delle contestarse en dos etapas,
Primero, debemos asegularnos de que la palabra clave (en este
caso "arte") es una palabra que sabemos aplicar donde debe apli-
carse y rechazar donde debe recl¡azaLse. No servirla mucho em-
pezar discutiendo sobre la co¡recta definición de un término
general cuyos ejemplos no pudiéramos reconocer al ve¡los. Nues-
tra primera tarea es, pues, colocarnos en una posición en la que
podamos decir con confianza "esto, esto y esto son arte; eso, eso
y eso no son arte".
Apenas seria necesario insistir soL¡re esto si no fuera por dos
hechos: que la palabra "al'te" es una palabra de uso común, y
que se usa equívocamente. Si no fuera una palabra de uso co-
m¡ln habríamos podido decidir por nuestra cuenta cuándo apli-
carla y cuándo repudiarla. Pero el problema que tenemos ante
no§otro§ no puede fatarse de esta manera. Es uno de esos pfo-
blemas en los que lo que queremos es clarificar y sistematizar
ideas que poseemos yái consecuentemente no tiene sentido usar
palabras que obedezcan a una regla de nuestro propio y exclu-
sivo uso, debemos usa¡las de un modo que se ajuste al uso comrin.
I Y esto también lrabria sido fácil si no fuera por el hecho de que
I el uso común es ambiguo. [,a palabra "arte" significa varias
cosas diferentes y tenemos que decidir cuál de estos usos es el
que nos interesa. Más aun, los otros usos no deben simplemente
I descartarse como sin importancia, ya que son muy significativos
para nuestra investigación, en parte porque el no distinguirlos
da lugar a la aparición de teorlas falsas, por lo que al exponer
un uso debemos da¡ cierta atención a ouos; y en parte porque la
confusión ente varios sentidos de la palabra puede originar una
mala práctica asi como mala teoria. Debemos, por lo tanto, re'
visar los sentidos impropios de la palabra "arte" de un modo
cuidadoso y sistemático, de tal guisa que aI terminar esa revisión
podamos decir no sólo "eso, eso y eso no son arte", sino "eso
no es arte porque es pseudo-arte de la clase A; eso, porque es
pseudo arte de la clase B y eso, porque es pseudo arte de la
clase C".

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12 IN1RODUCCIóN
rsL É rrcos-enltsus v ¡stÉ'rrcos rróso¡os r3
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_Én segundo térmi¡to, debemos dar una definición del tér_ I

mino "arte". Esto viene en segundo lugar, y no en primero, les im¡rjde que sean arte, y qué es lo que en8aña a la gente ha.

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I
q,e nadie. puede siquiera trátar de á.rini. ,r, ,é.rnirro t por- r.,u l ciéndola creer que son arte, Esta es crltica de arte, que no es lo
h¿ber establcciclo_ en su propia [lente un ,rro .I"t..^irru¿o mismo que filosofla del arte, sino sólo la primera de las dos eta.
.1.
él: nadtc puecle rlefinir un término de uso común hasta haber L
pas por las que hay que pasar para llegar a ella. Se trata de una I
quedado actividad perfectamente válida y valiosa en sl rnisma; pero las
común. _satisfechg 9: S". su uso personal cle él se ajusta al uso I
personas que son capaces de practicarla de ningún modo lo son
La definición necesariamente imptica defiÁir algo cn
función de algo más, en consecuencia, {paia poder definir necesariamente para llegar a la segunda etapa y ofrecer una defi-
utra
cosa se debe tener en la mente no sólo u-na idia clara de nición del arte. Todo lo que pueden hacer es lecor¡ocerlo. Y es
la cosa
por tlefirrir, siuo una idea iqrrallncnte clara de todas las ot¡as asl porque se contentan con una idea muy vaga de las relaciones
cosas con referencia a las cuales se defirri) La gente con frecucn- en las que el afte se encuenüa con respecto a cosas que no son
cia.se equivoca sobre este punto, piensa que para poder cons- arte: y no quiero decir las diferentes clases de pseudo arte, sino
truir una definición o (lo que es Io misáo¡'una i,teorla,, de cosas tales como la ciencia, la filosolfa, etc. A ellas les basta con
algo, basta tencr Ina idea clara de ese algo, Es absurdo. pensar en estas relaciones como meras diferencias. Y para enmar-
El car el arte, es necesario pensar en qué consisten precisamente
tener r¡na idea cla¡a de la cosa lo coloca uño posición cle re-
conocerla cuando la ve, dcl misnro modo" que "., el tener una iclea
estas diferencias,
clar.a de un cierto eclificio lo coloca ,no á posición
de recono
Los estéticos-filósofos, por otra parte, se hallan ejercitados
" la cosa es como explicar
esrá. en él: pero definir para hacer bien exactamente los que los artistas-estéticos hacen
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donde está el edificio o señalar su posición en el plano; mal, Se encuentran admirablemente protegidos para no decir
deLe sa_ tonterías: pero no hay la seguridad de que sepan de qué es de
be¡se su relación a la yez coo orras cosas y si las ideas
cle estas lo que hablan. De ahí que su tarea teórica, por muy competente
o¿ras cosas son vagas, la definición r¡o servírá para
nada. que sea en sI misma, pueda carecer de firmeza en su cimentación
de hechos. Se hallan tentados a evitar esta dificultad diciendo:
§ z. Estéticos-artistas y estéticos_f ilósolos "yo no profeso ser crítico; no estoy en posibilidad de juzgar los
mé¡ite de los señores Joyce o Eliot, o de las señoritas Sitwell o
C.om,o cualquier respuesta a la pregun t- .,¿eué es el Arte?,, Stein; por lo que me limitaré a Shakespeare, a I{iguel Angel
qlvrdrrse en dos etapas, es susceptible debe
de errar en dos direccio- o a Beeüoven, Hay bastante que decir sobre el arte si sólo se
nes. puede establecer el problema del r¡so de u" -ááo iá,¡rtr.. basa uno en los clásicos reconocidos". Y esto estaría muy bien
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lracasa!. en et problema de Ia detinición, o puede para un critico; pero no para un filósofo. _ E1. q¡9. 91.p41!9u- . -'' '
resolver actecuadamente el problema de Ia definición lal, pero la teorla €s universql,,y la verdad que persigue es index " "' '
pero.equi.
vocarse en el problema del uso. Estas dos clases sui et f¿bi. El estético que pretende saber qué es lo que hace de
dL posi6les
yerros pueden describirse respectivamente como Shakespeare un poeta, tácitamente pretende saber si la señorita
saber te qué
se.habla aunque se digan cosai sin sentido y d.;i. .;;;;
; ,""- Stein es poetisa y, si no, por qué no. El estético-filósofo que se
rrdo, aunque no se sepa de qué se habla, La primera limita a los artistas clásicos sin duda hallará la esencia del arte
clase nos
ofrece un tratamiento qrre se halta bien informado no en lo que los hace artistas sino en lo que los hace clásicos,
lto, pero es emb¡ollado y confuso: la segunda, nos dá
;;;i -.- esto es, aceptables para la mente académica.
uno que es
correcto y nltido, pero infundado. La estética de los filósofos, no teniendo un criterio material
La gente que se interesa en la filosofla del arte pertenece para la verdad de las teorias en su relación con los hechos, puede
más
tipos;artistas con una inclinaciOi, fiforOfiá sólo aplicar un criterio formal. Puede percibir errores lógicos
urosolos _r -d*
:,, T:l-"_r con un gusto arfístico. El- estérico.atttsuilaú; dé-qu¿ I en una teorla y, gonsecuentemente, de§cartarla como falsa;
nabla..Puede distinguir las cosas que son arte de l*s.que son pero no puede nunca proclamar o proponer ninguna teorla como
_.. . pseudo-arte, y puede decir qtré son e;tas ot¡as cosas: qué es'ló que
veidadera. Es completamente inconstructiva; ¿anquatn üirgo
Deo consecrata, n,ihíl parit. Empero, la fugitiva y enclaustrada
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t+ INTRODUCCTóN HlsroRra DE r-A pALABRA "ARTE" r5

{ virtud de la estética académica no deja de tener sus usos, por


§ 4. Historia de la palabra "artd'
negativos que ellos sean. Su dialéctica es una escuela en la qrre
el estético-artista o el crídco pueden aprender las leccioñe¡ Para poder aclara¡ las ambigüedades conectadas con la palabra
que les enseñarán a avanzar de la crítica del arte a la teorla "arte" debemos volver los ojos a su historia. El sentido estérico
€stética. de la palabra, el sentido que aqul nos concierne, es de muy re-
ciente origen. Ars el el latín antiguo como ré1vr1, en griego,
§ 3. Lo situación presente
significa algo muy diferente. Designa una artesanía o forma de
La división entre estéticos-artistas y estéticos-filósofos corresponde adiest¡amiento especializado, como Ia carpinterfa, la herrería o
de un modo muy adecuado a la siruación que existla hace medio la cirugla. Los griegos y los romanos no tuvie¡on una concep-
siglo, pero no a la de nuestros dias. En la última generación, y ción de lo que nosotros llamamos arte como algo diferente de la
especialmente en los últimos veinte años, la distancia entre estas artesanla; a lo que nosottos llamamos arte ellos lo consideraron
dos clases se ha estrechado por la aparición de una tercera clase de simplemente como un grupo de artesanlas, tales como la arte-
teóricos de la estética: los poehs, pintores y escultores que se han sanía de la poesla (nourpux{ réytq, ars poeti.cd), q\e ellos conce-
tomado la molestia de ejercitarse en la filosofia o en la psico- bían, algunas veces, sin duda, con recelo, como, en principio,
I logía, o en ambas, y que escriben no con los aires y las gracias simplemente igual a la carpinterla y a los demás oficios, diferen-
de un ensayista, o la condescendencia de un hierofante, sino ciándose de cualquiera de ellos sólo por el modo en que uno u
con la modestia y seriedad de lruien contribuye a una discusión I otro difieren entre sí.
I A nosotros nos cuesta trabajo entender esto y, aun más, per-
e¡ la qug otros además de él túblan y de la que esper¿ que ver-
[, dades todavia no conocidas para él salgan a lá luz. cibir sus implicaciones. Si Ia gente no tiene una palabra para
r Este es un aspecto de un cambio profundo en la manera en un cierto tipo de cosa es porque no se da cuenta de que sea de un
que los artistas piensan de sI mismos sob¡e su relación con otra§ tipo distinto. Admirando como lo hacemos el arte de los anti.
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personas. A fines del siglo xrx el artista caminaba entre nos- guos griegos naturalmente suponemos que ellos 1o admi¡aban
con el mismo esplritu que nosotros.. Pero nosotros lo admira- I
otros como un ser superior, distinguiéndose arln por su vestir de
los simples mortales: demasiado alto y etéreo para ser criticado mos como un tipo de arte, en donde la palabra "arte" lleva
r por ot¡os, y demasiado seguro de su.superioridad para criticarse consigo todas las sutiles y elaboradas implicaciones de Ia con-
a si mismo, y resintiendo la sugestión de que los misterios de su ciencia estética europea moderna. NosoEos podemos estar per-
oficio pudieran ser analizados y ser objeto de teorías de los filó fectamente seguros de que los griegos de ninguna manera lo
sofos y otras personas profanas, Hoy dla, en lugar de constituir admiraban de tal modo. Lo conside¡aban desde un punto de
una sociedad de admi¡ación mutua, cuyo serenó clima era roto vista completamenrc diferente. Y cuál era éste, es algo que quizá
de vez en cuando por poco edificantes tornentas de celos, y podemos descub¡ir leyendo lo que hombres como Platón escri-
cuyo aislamiento de los meneste¡es mundanos era estropeado, bieron acerca de él; pero no sin gran esfuerzo, porque lo pri-
¿ aqul y allá por escandalosos contactos con la ley, los artistag mero que todo lecto¡ moderno hace, cuando lee lo que Platón
andan simplemente como los otros hombres, dedicados a una ac- dice acerca de la poesfa, es suponer que Platón describe una ex-
!, tividad por. la que no sienten más que un razonable orgullo, pariencia estética similar a la nuestra. En segundo término el
criticándose uno a oto prlblicamente sobre su modo de ieali lector pierde la paciencia porque Platón la describe tan mal.
zarla. En ese nuevo terreno un nuevo retoño de teorla estética En la mayor parte de los lecto¡es no hay una tercera etapa.
ha brotado, rico en cantidad y, en general, de alta calidad. Es Irs en el Iatín medieval, como "arte" (¿rr) en el primitivo
denasiado pre¡naturo esc¡ibi¡ la historia de este movimiento, inglés moderno que del latln derivó tanto la palabra como el
pero no demasiado tarde para contribuir a él; y es sólo porque sentido, significaba cualquier forma especial de aprendizaje por
este movimiento se está realizando por lo que un lib¡o como éite libros, tal como la gramática o la lógica, la magia o la astrologla.
puede publicarse con alguna esperanza de que sea leldo con el Ese es todavla el significado en la época de Shakespeare: "queda
'i esplritu con que está escrito. allí mi arte", dice Próspero, al dejar su túnica mágica. Pero el
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§

TNTRODUCCIóN
AMBrcüEDAD srs.reMÁlc,i r7
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una l¡istoria iuevitablemcnte posee, son los significados que al-
Renalmiento, primero en Italia y despdés en- toda§ Partes, res' guna vez tuvo, y qd,e retiene Por la fuerza del hábito. Ellos
iiUte.i¿ ef viejo significado; y los artistas del Renacimiento, déjan un rastro tras la palabra como el de una estrella fugaz, y
á-o l"r del mundo antiguo, pensaban realmente sobre- cllos se dividen según su distancia de ella en más o me¡ros anticuados.
mismos como artesano!. No fue hasta el siglo xvlu cuando los
problemas y concepciones de la estética emPezaron a seParirrse Los muy arcaicos no constituyen un peligro para el presente uso
de la palabra; están muertos y enterrados, y sólo al anticuario le
áe los de la técnica o de Ia filosofla de la artesania. A fines
interesa exhumarlos, P€ro los menos arcaicos son un gmve peli-
del sislo xvItI la separación había llegado hasta el estableci' gro. Se prenden a nr¡estra mente como hombres que se ahogan,
distiniión entre las artes bellas (las beaux arts, le
-ii"ti a. una schiine Kutlst) y las artes útiles' En el siglo xrx confundiéndose con el significado presente de tal modo que sólo
belle arti, d.ie
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podemos distingrrirlo de ellos por un cuidadoso análisi¡.
t esta frase, abreviada al omitirse el adjetivo' y generalizada al
por el singular, se convirtió en Los sigrificados analógicos surgen del hecho de que cuando
sustituirse el plural distributivo
queremos discutir la experiencia de otras personas sólo pode-
"arte". mos hacerlo en nuestro propio lenguaje. Nuestro propio len-
t, Al llegar a este Punto la separación de arte y -artesanfa es { guaje ha sido inventado para el propósito de expresar nuestra
teóricame-nte complela. Pero 3ólo teóricamente El nuevo uso propia experiencia. Cuando lo usamos para discutir la de otras
de la oalabra "arü" es una bandera colocada en la cima de una personas asemejamos su experiencia a la nuest¡a. No podemos
colina'por los primeros que llegan; pero ello no prueba que hablar en inglés sobre la forma en que una tribu negra piensa
la coliná esté efectivamente tomada. y siente sin hacer que sus hombres par€zcan pensar o sentir como
iugleses; rro podemos explicar a nuestros amigos negros en su
$ 5. Ambigüedad sistemd¿ica propio lenguaje córno piensan y sienten los ingleses sin da¡les la
impresión de que pensamos y sentimos como el.[os.l C), más
Para hacer efectiva la ocupación, las ambigüedades conectadas bien, la equiparación de una clase de experiencia con otra se
con la palabra deben desptlarse-y su significado correcto acla' realiza sin dificültad por un tiempo, pero, tarde o temprano, el
rarse. Él significado corrécio de una palabra (y hablo no de hilo se rompe, mmo cuando tratamos de representar una clase
té¡minos técáicos, que Sentilmente los padrinos-sumilil¡a.n. Poco de curva por medio de ora. Cuando esto sucede la percona cuyo
después del nacimienio con adecuadas y nltidas definiciones, lenguaje se usa cree que la otra se ha vuelto loca. AsI, cuando
,iná de 1". palabras en un lenguaje vivo) no es nunca algo sobre estudiamos historia antigua_ugamos la palabra "estado" sin es-
lo cual la óalabra queda adherida como una gaviota en un Pe' crúpulo coruo traducción de nól,iE. Pero Ia palabra "estado", que
ñasco, es algo sobre io cual la palabra revolotea como una gaviota nos viene a nosotros del Renacimiento italiano, fue inventada
-
rlüi.'f" p8p" de un ba¡co' Tratar de fijar el significado. co p¡rra expresar la nueva conciencia polltica secularizada del mun-
rrecto en'núestra mente es como querer convencer a la gaviota do moderno. Los griegos no tuvieron esta experiencia; su con-
asida en los aparejos, con la condición de que ciencia polltica era religiosa y polltica a la vez; de tal modo que c
de oue se auede
€sté vive al'posarse, sin que haya que matarla y amarrarla ahf' lo que ellos significaban por¡ról.uE era algo que a nosoror nos
parece una confrrsión de EstatIó e tglesia. Nosotros no tenemos
La forma para descubrir el signilicado correcto es Preguntar no
"¡Oué simificamos?" sino, "¿Qué t¡atamos de significar"' Y esto palabras para tal cosa porque no tenemos la cosa. Cuando usa-
imiti.a t," pregunta "¿Qué nos impide que signifiquemos lo que I "Que €l lecto¡ considete cualquier arEurnento que pueda dc¡t¡uir com-
tratamos de significar?" pletamente to(las las pretensiones de los zande sobre el pod€I que el o¡áculo
Estos obstáiulos, los significados impropios que distraen a liene. Si fuera traducido en formas de pensar de los zandc (que trlo Ekmo
nuegtra mente del apropiado, son de t¡es clases' Los llama¡é que decir, si fuer¡ t¡aducrdo cn el lenguaje zande) servi a már lrien par¿
significatlos obsoletos o inticuados, significados analógicos y sig' apoyar toda la est¡uctura de sus ctencias." Evans-Pritchárd, Witchcaalt^
nificados de co¡tesla. Otaal¿s and Magic añong thc Azand¿ ("Hechiaerfa, oráculo5 y magla entre
¡É 106 azaniles"), r93?, pp. 3r9-¡o.
Los significados obsoletos o anticuados que toda palabra con
r8 TN,TRODUCCIóN PLAN DEL LIDRO PRIMERO r9
mos Dara ella palabras como "estado", "político", etc', las ta época paleolítica superior fueron descubiertas en el siglo pa-
.,r"*á. no en str sentido correcto, sino en un sentido atralógico- sado fue¡on aclamadas como rePresentativas de una nueva escue-
Los significados de cortesla surgen del hecho de que la§ cosas la dq arte descubierta. Después de Poco tiemPo se percibió que
las oue'<lamos nombres son las cosas que consideramos impor' esta descripción implicaba un cierto malentendido. Llamarlas
"tan¿es. Suceda lo que suceda con los tecnicismos cientílicos, las arre implipaba la suposición de que hubieran sido hechas con el
palabras en un lenguaje vivo no se u§an nunca sin algün matiz mismo propósito que las obras modernas de las que se tomó
'práctico y entocional, que en ocasiones toma prioridad sobre su el nombre para aplicarlo a ellas. Se encoDtró que esta suposi-
tunción tescriptiva. L; gente defiende o rechaza títulos tales ción era falsa. t
I como los de caLallero, cristiano, comunista, sea descriptivamenrc, Cuando John Skeaping, cuya manera de pintar obviamente
porque piensa que tiet¡e o carece de las cualidades que estos títu' se deriva de estos antepasados paleoliticos, hace uno de sus her-
ios ion.,otau o emocionalmente, Porque desearla poseer o no mosos dibujos de animales, lo cubre con un vid¡io y lo enmarca,
Doseer estas cualidades, y ello indiferentemente de que sepa lo lo exhibe en un lugar de esparcimiento prlblico, espera <¡ue la
lue ellas son. Las dos aiternativas están muy lejos de excluirse gente vaya a verlo, y a su vez que alguien lo compre, lo lleve a
Árr,rrrnar,,a. Pero cuando el motivo descriptivo se halla opa- casa y lo cuelgue para contemplarlo y para ser disfrutado por él
cado por el emotivo la palabra se convierte en un título de cor- y sus amigos, Todas las modernas teo¡ias del arte iusisten en
tesla o de descortesía según el caso. que para lo que una obra de arte sirve es para ser contemplada
como tal. Pero cuando un pintor a¡¡-r¡S_n_qgj9q!e o ,magdaleaiense
hizo su_s_ dilujos, lo9 pggo donde n4di9 yiyía y a lnenudo en.si-
§ 6. PIan del Libto Ptimeto -tjóiálos cua¡es la gqnte no podia- llegar sin.g¡an diiic¡.flfad, g
-

3ólo en alguna ocasión especial; y parece que lo que él esperaba


Anlicando esto a Ia palabra "arte", encontramos que su signifi' era que esas perso as que los veían les lanzaran flechas o lanzas,
.^'d.r.or...ao se halü rodeado de significados obsoletos, anal6 después de lo cual, cuando estaban deteriorados, se disponla a
sicos v de cortesfa bien establecidos. El único significado obsoleto pintar otros sobre ellos.
áe algrno importancia es el que identifica al arte con la arte- Si John Skeaping ocultara sus dibujos en un sótano espe-
sania] Cuandl este significadó se confunde con el significado rando que quien los enconüara les disparara con una pistola, los
.orr."to, .t resultado ei ete error especial al que yo llamo la teo' teóricos estéricos dirlan que él no era artista, porque hacía sus
ría técnica del art€: la teorla de que el arte eE una e§Pecre de dibujos para consumo, como blancos de proyectiles, y no para
artesanía. Surge entonces, desde luego, la pregunta: ¿Y qué clase la contemplación como obras de arte, En virtud del mismo argu.
de artesanía es?, y aqul se halla un vasto mar8en de controversra mento las pinturas paleolíticas no son obras de arte, por mucho
entre puntos de visü rivales sobre su diferencia' Este libro no que se les pare,zcan: el parecido es superficial; (o que importa
contriüuirá en nada a esa controversia' La cuestión no es si el es el propósito,)yrel propósito es diferente. No irlcesito entrar
arte es esta o aquella clase de artesania' Esd no es nada que aqul en las razbnes que han llevado a los arqueólogos a deci-
necesite demostrárse. Todos sabemos Perlectamente que el arte dir que el propósito era mágico, y que estas pinturas eran acce-
no es artesanfa; y todo lo que yo quiero hacer es-¡eco¡dar al lec- sorios en una especie de ritual por medio del cual los cazado¡es
tor las diferenciás familiarés que seParan a las dos cosas' prefiguraban y asi aseguraban la muerte o la captura de los
Analfuicamente usamos la Palabra "arte" para muchas.cosas animales representados.2
,que en ci"ertos asPectos (imPo;tantes, sin duda) se asemejan a
l'o que llamamos irte er, n,reitro moderno mundo europeo, pero 2 Los lectores inglcses que des€en informarse sobre este asunto pueden
,oue en otros aspectos no se Parecen. El ejemplo que consideraié consultar "The magical or¡dn of pr€historic art" ("El ori8en aágico del
e^s el del mági.o. Me detendré ¡rara explicar lo que esto arte preh¡stó co"), en Antiquitr,IlI (r9rg), pp. 5-r9, y Baldwin Brown, ?r¡¿
Art ol lh¿ Ca e-Du¿ll¿r ("El arte de los cavernlcolas") (1928). lDespués de
significa. ^rte
" Ct,anrl,, las estos libros los €scrilos sobre la sraleria han aumentado cons¡derablcmente.
Pinturas y esculturas naturalistas
de animales de Los tI¡ulos son fáciles de encontraNe (T.).]
¡o ¡¡¡r'noouccróN
T
'' Ur" función mágica o religiosa semejante puede encontarse H
l1
en muchas partes. Los retratos de la escultura egipcia antigua no I' LIBRO PRIMERO
fueron hec-hos para ser exhibidos y contemplados; se les escon-
dtó Lñ la oscuridad de la tumba, a la que no habla acceso, donde
ningún espectador podla mirarlas, pero donde esos retratos po-
ll
ARTE Y NO ARTE
t
dlan realizar su obra mágica con mayor o menos exactitud, -'
. ininterrumpidamente.\ El rétratismo romano se derivó de las imá- I

genes de loi antepasados que, vigilando la vida doméstica de sus


iu.eso.et, tenfan un prop-ósito mágico religioso al cual estaban.i
sometidas sus cualidadei artlsticas. El drama griego y la escul.- i
tura griega empezaron como auxiliares del culto religioso. _{
el arte cristiano medieval muestra el mismo propósito.-
-todoLos términos "arte", "artista", "artlstico", etc, só usan fre- I
cuentemente como títulos de cortesla. Cuando consideramos la
'I I
gran cantidad de cosas que són designadas con ellos, pero en ge-
t neral, sin verdade¡a justificación, se hace evidente que lo que
I

l
más frecuentemente espera y recibe el tltulo de cortesla de arte
es aquello cuyo verdadero nombre es diversión o entretenimiento, I

La vasta mayorla de nuestra literatura en prosa y en verso, de


'l nuesfta pintura, dibujo y escultura, de nuesEa música, nuestra I
danza y actuación, etc., muy francamente, y con frecuencia de I

un modo expllcito, no tienen más propósito que divertir, pero


'I
se les llama arte. No obstante, sabemos que hay una distinción. I

La indust¡ia gramofónica, de reciente aparición y con la fran-


queza de w enÍan¿ terrible, realmen¿e formula Ia distinción o
I

trata de hacerlo en sus catálogos. Casi todos sus discos son emi. l
tidos ftancamenrc como música para divertir; un escaso núme¡o
lleva el tltulo de "discos para el conocedor" u otro semejante. i
Los pintores y los novelistas hacen la rnisma distinción, pero no-.|l I

tan públicamente
I

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Pu b li".' :-..!,:f( , i.1 )r
i. Esto es algo de un gran interés para el teó¡ico estético, por;"
J I

1 que, a menos que lo comprenda, puede pervertir su concepción


i del a¡te haciéndolo identificar el arte propiamente dicho con la I
diversión; y es de igual interés para el historiador del a¡te, o,
I
más bien, de la civilización en general, po¡que compete a él com-
l prender el lugar que la diversión ocupa en relación con el arte
y con Ia civilización en general.
,i
Nuestra primera tarea es, pues, investigar estas t¡es clases de l
I

l arte falsamente llamado asl. Cuando hayamos hecho esto, debe- I

mos ver qué queda por decir sobre el arte propiamente dicho.
I

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I rr. ARTE v airrnseuie


I
I ., .
ti
§ r. Et signilicadci de artesania it
fl
ti
El primer sentido de la palabra "ar[e" que debe tiistinguirse tlel I
artc propiamente dicho es el sentidir arcaico en que significa lo i
que en este libro yo llamaré artesa¡ila. Esto es lo que ars signi-
{ica en el latín antiguo, y lo que rré¡vri ¡signi ficaba en griego: la
i
i capacidad de producir un resrrltado- 15iéconcebido por medio de {
una acción conscientemenrc contlolada y dirigirla. Para poder
dar el primer paso hacia una estética bien fundada es necesario
I separar la idea de artesanía de la de arte propiamente dicho.
Para poder hacer esto, a la vez, debemos primero enurne¡ar las
principales caracterÍsticas de la artesanía.
r, La artesania siempre entraña uDa distinción entre medio y
l fin, cada uno claramente concebido como algo diferente del otro
pero relacionado con é1. El término "medio" se aplica Iibremente
a cosas que se usan para alcanzar un fin, tales corno herramien-
I tas, máquinas o combustible. Estrictamente, se aplica no a las
d
cosas sino a las acciones conectadas con ellas: el uso de las he-
I rramientas, la manipulación de las máquinas o el encendimiento
i del combustible. Por estas acciones (como lo implica el sentido
literal de la palabra medio) se pasa para alcanza¡ el fin, y se les
I I
!
abandona al ser éste alcanzado. Esto puede servir para distin-
guir la idea de medio de otras dos ideas con las que algunas veces
I
I' se le confunde: la de parte y la de material. La relación de parte
I'
:
a todo es como la de medio a fin, en el sentido de que la parte es
t. I
i indispensable para el todo, es lo que es por su relación con el
I todo y puede existir por sí sola antes de que el todo exista; pero
I
!

I cuando el todo existe la parte existe también; en ranto que, cuan-


do el fin existe, el medio ha dejado de existi¡. Por lo que se
i I

refiere a la idea de material volveremos a ella en el nrlmero


l, I
f
I (4) que sigue.
:) La artesanla €ntraña también una distinción entre pla-
I
neación y ejecución. El resultado que ha de obtenerse es precon-
cebido o pensado antes de obtenerse. El artesano sab€ qué es lo
que quiere hacer antes de hacerlo. Este pre-conocimiento es ab-
:
solutamente indispensable para la artesanía: si algo, por ejemplo,
I
el acero inoxidable, se hace sin este conocimiento previo, su ma-
nufactura no es un caso de artesania sino un accidente. Más
e3
l
I
I rs,

24 AR TT Y ATTESANÍA r¿onÍ,r rÉc¡rc.c. oÉr- A.Rr¿ 2b

arln, este pre-conocinie nto no es vago sino preciso. Si una per- pleja como la manufactura de un automóvil se halla r-epartida
sona se dispone a hacer una mesa, pero concibe la mesa sólo entre un cierto número de industrias: una compañla hace el mo-
yagamente, como algo entre unos sesenta centfmetros por uno tor, otra los mecanismos tle t¡asmisión, otra el chasfs, otra lai
veinte y unos novenh centimetros por uno ochenta, y entre unos llantas, orra el equipo eléctrico, etc. El montaje final no es
sesenta y unos noyenta centfmetros de alto, etc., no es un ar- €st¡ictamente la manufactura sino sólo la unión de estas partes,
I
teiano. En una o rnás de eshs maneras toda artesanla tiene un carácter
¡) Medio y fin se relacionan de un modo en el proceso de la jerárquico, sea jerárquicamente relacionada coll orras artesanfas
I
planeación; y del modo contrario en el prnceso de la ejecución. o co¡rshndo clla rnisma de diversas opelaciones hetcrogéneas je-
En la planeación el fin es anterior al medio. El fin se piensa rárquicamente relacionadas ent¡e sí.
primero y después se piensa el medio. En la ejecución el medio Sin pretender qr¡e estas caracterlsticas agoten la idea de arte-
aparece primero, y se llega al fin pasando por é1. sanla, o rlue cada una de ellas separadamente le sea peculiar,
podemos sosterrer con suficiente confianza que alll donde la ma.
4) Hay una disti¡rción entre materia prima y producto aca-
I
bado o artefacto. Una artesanla siempre se efectúa sobre algo, y yor parte de ellas falta en cierta actividad, esa actividad rto es
t busca ¡u ranslormación en algo diferente. Aquello sobre lo que artesanía, y, si se le llama con ese nombre, es por error o de un
obra empieza como materia prima y termina como producto modo vago e inexacto.
acabado. La materia primar se encuentxa ya hecha antes de que
el trabajo especial de la artesanía se inicie.
$ z. La leoria lécnica tlel arte
5) Hay una distinción entre forma y materia. La materia es I
lo que es idéntico en la materia prima y en el producto acaba- Fueron los filósofos griegos quienes elaboraron la itlea de la ar-
do; la forma es lo que es diferente, lo que la acción de la arte- tesanla, y es eu sus escritos donde las distinciones mencionadas
sanla cambia. Describir a la rnateria prima como algo crudo2 no antes han sido expuestas de una vez por todas. La filosofla de
es implicar que sea informg sino sólo que no tiene aún Ia forma la artesanfa, de hecho, fue uno de los más grandes y más sóli-
que habrá de adquirir por la "Eansformación" en producto dos productos de la mente griega, o en todo caso de la escuela
acabado. que va de Sócrates a Aristóteles, y cuya obra ha sido mejor con-
6) Hay una relación jerárquica entre diversas artesanlas, en servada.
la que una suministra lo que la otta necesita, y ésta usa lo que la Los grandes descubrimientos parecen a sus descubridores más
otra ofrcce. Hay ttes clases de jerarquia: de materiales, de medios grandes de lo que son. Quien ha resuelto un problema inevita-
y de partes. 4) La materia prima de una artesanla es el producto
blemente se halla inclinado a aplicar esa solución a otros. Una
acabado de otra. Así el silvicultor cultiva árboles y rigila su cre-
vez que la escuela socrátic¿ expuso los principales aspectos de
cimiento para suministrar materia prima a los leñadores que los
una teorla de la artesanla, sus representantes se sintieron impul.
transforman en troncos; éstos, a su vez, constituyen la materia
sados a buscar ejemplos de a¡tesanla en todas direcciones. De-
prima para el aserrador que los transforma en tablones; y éstos,
tr¿s de un proceso de selección y cura, se convierten en Ia materia
moshar cór¡o se enfrentaron a esta tentación cediendo a ella
unas veces y resistiéndola ouas, o primero cediendo a ella y lue-
prima de los carpinteros. á) En la jerarqula cle los medios una ar-
tesanía suministra a oüa las herramie¡rtas, Así, el maderero sumi- go laboriosamente corri€iiendo su error, requerirla un largo
nistra entibos al minero; el minero suministra carbón al herrero; ensayo. Dos casos brillantes de ¡esistencia triunfante pueden, sin
el herrero, a su vez, suministra herraduras al granjero; y así suce- embargo, mencionarse: la demostracíón de Platón (República
¡ivamente. c) En la jerarquia de las partes, una operación com. 35o D-936 A) de que la justicia no es una artesanía, con la con-
trapartida (¡A6 E-aS+ A) de que la injusticia tampoco lo es; y
r Maacria prima y mate¡ial se identifican. (T.)
el repudio de Aristóteles (MetaÍisica, A) del criterio expuesto
t Recuérdere que €n inglés el término materia prima e3 expresado por en el Timeo de que la ¡elación de Dios y el universo es un caso
l. cxprcrión "¡ot )" nútcrial, lite¡almentc malerial crudo o en bruto. ff.) de relación de artesano y artefacto,
T tt () t- 1§
i

26 ARTE Y ARTEsANIA ¡o'el,¡.e DER-R.UMBE o¿ I.e rronl,t 27


{ Pero al tratar ,lI
problemas estéticos, sin embargo, tanto Platón v sobre el cual tanto la teorla como la práctica de las a¡tes ha
como Aristóteles cedieron a la tentación, Dieron por hecho que la áescansado en general hasta el Presente' Las modas actuales de ,ri
poesía, el único arte que ellos discutieron en detalle, era una , pensamiento en algunos casos han incluso tendido a reforzarlo,
clase de artesanla, y hablaron de esta artesanía como norr¡rlx{ ...;, Ños hallamos jnclinatlos en la actualidad a pensar acerca de la
féfyrl, artesanía r¡ oficio del poeta. ¿Y qué clase de artesanía era ¡ ] mayor parte de los problemas, incluyendo los del arte, en tér-
ésta? minos bien sea de economla o de psicología; y arnbas maneras
Hay algunas artesanías u oficios, como la carpinteria, el re- de pensar tienden a incluir la filosofía del arte dentro de la
miendo tle zapatos o el tejido, cuyo fin es producir cierto tipo filosofla de la a¡tesanía. Para el economista, el arte presenta
de artefacto; otras como la agricultura o la ganaderia o la la apariencia de un grupo especializado de industrias; el artis-
doma de caballos, cuyo fin es producir o mejolar ciertos tipos de ra es un producror, y su prlblico, consumidores que le pagan por
organismos no humanos; otros, como la medicina, la educación beneficios en rlltima instancia definibles en té¡minos de estados
o la milicia, cuyo fin es crear en ciertos seres humanos ciertos. de ánimo que la productividad de él les permite dislrutar. Pala
estados del cuerpo o cieltos estados de ánimo, Pero no necesi- el psicólogo, el prlblico está formado por pesonas que reaccio-
tamos preguntar cuál de éstos es el género de los que la a¡tesania nan en ciertas maneras a estlmulos suministrados por el artisra;
poética es la especie, porque no se excluyen mutuamente. El za- lo que el artista tiene que hacer es saber qué reacciones se de-
patero, el carpintero o el tejedor no tratan simplemente de pro. sean o son deseables, para proporcionar los estimr¡los que han
ducir zapatos, carretas o telas. Los producen porque hay una de.producirlas.
demanda de ellos; esto es, no son fines por ellos sino medios. f La teoría técnica del arte no es, como se ve, de ninguna ma-
para el fin de satisfacer una demanda especffica. De lo que real- ffeia algo que sólo puede interesar al anticuario. Es, en-realiclart,
mente el artesano trata es de producir cierto estado de ánimo en la manera en que la mayoría de las personas en nuestros dias
sus clientes, el estado o conclición de ver satisfechas estas deman- piensan sobre el arte, y especialmente los economistas y los psi-
das. rEl mismo análisis puede aplicarse al segundo grupo. De tal cólogos, genres a quienes acudimos (en vano algunas veces) para
guisa estas tres clases de artesanías se reducen a una. Todas son una orientación en los problemas de la vida moderna.
formas de producir en los seres humanos ciertas condiciones de. Pero esta teor(a es simplemente un error vulgar, como cual-
seadas. quiera que la mire con un ojo crftico puede verlo. No importa
La misma descripción es aplicable a la artesanía poétical pl I
qué clase de a¡tesanla en particular se identifique con el arte.
poeta es un tipo de productor calificado; produce para consu- No importa cuáles sean los beneficios que se considere que el
midores, y el efecto de su habilidad es c¡ear en ellos ciertos esta- a¡tista otorga a su público o cuáles las reacciones que se supone
dos-de ánimo, que se conciben de antemano como estados desea- que produce. Independientemente de estos detalles, nuestro pro-
bles. 'El poeta, como cualquier otro tipo de artesano debe saber. blema es ver si el arte es o no un tipo de artesanía. Esto se con-
cuáI es el efecto que persigue, y debe aprender por experiencia testa fácilmente ¡ecordando las seis caracterlsticas de la artesanla
y precepto, que es sólo la experiencia trasmitida de otros, a pro- enumeradas en la sección precedente y observando si correspon-
ducirlo. Esta es la artesanla poética, como la conciben Platón y' den al caso del arte, Pero esto debe ltacerse sin tratar de forzar
Aristóteles y, siguiéndolos a ellos, escritores como Horacio en su ni presionar; el ajuste debe ser inmediato y convincente. Es me-
Ars poetico. Existen las artesanías similares de la pintura, la es- jor no tener ninguna teoría del arte que tener una que nos
cultura, etc.; la música, al menos para Platón, no es un arte perturbe desde el principio.
independiente sino una parte conEtitutiva de la poes(a.
Me he remontado a los antiguos, porque su pensamiento, en § 3. El derrumbe de la teoria
estas cuestiones como en tantas otras, ha dejado huellas perma-
nentes en el nuestro, tanto para bien como para mal. Hay suges- r) La primera caracteristica de la artesanfa es la distinción en-
tiones en algunos de ellos, especialmente en Platón, de un cri. tre medio y fin. ¿Se halla presente en las obras de arte? De
terio muy diferente; péro éste es el que ellos han hecho familiar, acuerdo con la teoría técnica, sí. Un poema es el medio para

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Y
98 ARTE Y ARTESANíA
DEIUIUI\'BE DE LA TEORI 29
la producción de cierto estado de ánimo en el prlblico, como una de una vasija, que se haccn a la orden para la satisfacción de una
herradura es el medio para la producción de un cierto estado clemanda eipecifica, para servir a un propdnito de utilidad, pero
de ánimo en el hombre que lleva su taballo a herrar. Y el poe- que pueden, sin embargo, scr una oLrra de arte. Pero suPonga-
ma es a su vez un fin para el cual otr¿rs cosas son medios. En eI
mos que rrn poeta hiciera versos a medida que caminara, súbita-
caso de la lterradura, esta etapa del análisis es fácil: podemos
menr¿ hallando una linea en su metrte y desPués otra, y luego, in-
enumerar el encender la fragua, el cortar un pedazo de hiero
satisfecho con ellas, las cambiara hasta obtenerlas a su gu§to: ¿cuál
de una barra, el calentarlo, etc, ¿Qué hay de análogo a estos prc
es el plan que ejecuta? Puede hner una vaga idea de que si
cesos en el caso de un poema? El poeta puede tomar el papel y
iaiiera a dal un paseo podrfa componer un Poema; ¿pero cuá-
la pluma, llenar la pluma, sentarse, doblar los codos; pero €stas les serian, por asi decirse, las medidas y especilicaciones del poe-
acciones son prepalatorias no para la composición (que puede
ma que pensara componer. Puede, sin duda, haber esperado
ocurrir en la mente del poeta) sino para la escritura. Suponga- componer un soneto sobre un terna Particular especificado por
mo§ que el poema es un poema corto, y que se compone sin el el editor de una revista; pero el punto es que puede no ser asf, y
uso de ningLrn material de escritorio; ¿cuáles son los medjos por que, no obstante, sea u¡r poeta que pueda componer sin tener un
los cuales el poeta lo componel Yo no puedo encontrar ninguna plan delinido en su mente. O supongamos que un escultor no es-
respuesh a menos que sea una respuesta cómica, como la de tuviera haciendo u\a Madona y Nifio, d.e un metro de alto, de
"usar un diccionario de la rima", "golpear el piso con el pie o una piedra determinada, garantizada para apaciguar al obispo
menear la cabeza o la mano para marcar el metro", o "emllria- de la diócesis y obtener la comisión de colocarla en el nicho va-
garse". lsi se mira la cuestión seriamente se ve que los únicos cante sobre una puerta determitrada; sino que simplemente estu-
factores en la situación son el poeta, la labor poética en su men- \ viera jugando con un poco de barro, y encontlara que ese barro
te, y el poema. Y si cualquier defensor de la teorfa técnica dice: en sus dedos se convertla en un pequeño danzante: ¿esto no es
"Bien, pues, entonces la labor poética es el medio, el poema el una obra de arte por que se hizo sin ser planeado de antemano?
fin", le pediremos que encuentre a un herrero que pueda hacer Todo esto es muy familiar. No hab¡la necesidad de insistir,
una herradura sólo con puro trabajo, sin forja, yunque, martillo si no fuera porque la teoria técnica del arte cuenta con que lo
o fuelle. Es por no existir nada que corresponda a estos elemen- olvidemos. Y ahora que pensamos en ello, hagamos notar la im-
tos en el caso del poema por lo que el poema no es un fin para portancia de no darle deurasiado énfasis. El arte como tal uo
el cual haya medios. implica Ia distinción entre plaueación y ejecución, sino que a)
Reclprocamente, ¿es un poema el medio para la producción ésta es puramente una característica negativa, no positiva. No
de un cierto estado de ánimo en un público¡ Supongamos que debemos erigir la ausencia de un plan en una fuerza positiva y
un poeta hubiera leldo sus versos a un público, esperando llamarle inspiración, o el inconsciente u ot¡as cosas por el estilo.
que produjeran un determinado resultado; y supongamos que á) Es una caracteristica permitida del arte, no obligatoria. Si
el resultado fuera diferente, ¿se concluirla de eso que se trataba las obras de arte no planeadas son posibles, no se infiere de alll
de un mal poema? Es un problema diflcil; algunos contestarlan que ninguna obra planeada sea una obra de arte. Esa es una fa-
que sl, otros que no. Pero si la poesla fuera patentemente una lacia lógica8 que se encuentra en la base de una, o de algunas, de
artesanla la respuesta serla un inmediato y terminante sf. El de-
fensor de la teorla técnica debe hacer enormes esfuerzos para s Es un ejemplo de lo que en otra parte he llamado la falacia de los
ajustar sus algumentos a su teorla en $te punto. n¡ártenes precarios. C,omo el arte y la artesanfa sc sobreponen, la esencia
Hasta aqul las perspectivas de la teorla técnica no son muy del arte se busca no en las caracterlsticas positivaa dc todo árte, sino en lat
ceract€ sticar de aquellai obras de arte que no son obras de ertesanla. De
brillantes. Sigamos adelante. este modo a las únicas cosas que se pemite sel obras de a¡te son á loi
z) La distinción entre planeación y ejecución existe cierta- ejemplos marginales qrre qtredan Íuera de la suPerPosición de arte y artc-
mente en algunas obras de arte, a saber, las que son a su vez sanla. f.ste es n rnar8€n precatio Porque uno más detallado puede cn
obras de artesanla o artefactos; ya que, desde luego, las dos cosas cualquier momento revelar las caracterlsticas de la artesanla en algunos de
estos eieñplos. ver et ¿t¡s¿)o sob¡c eI mélodo lilosólico (Easay o1 Philoso-
se sobreponen, como puede yerse en el ejemplo de un edificio o
phicol Metho[r.
tr

,rnre y DERRUI\IBE ou re reoníe


3or .AnTEs,l¡lí¡ Br
i las difer€ntes cosas a las que se llaman romanticismo. Puede poeta puede justamente desc¡ibi¡se como la co¡¡versión de er4o-
muy bien ser verdad que las rlnicas obras¡de arte que pueden ciones en poemas. Pero esta conversión es de uD tipo nruy dife-
hacerse completamente sin un plan son insignilicarites y que las rente a la conve¡sión del hierro en herraduras. Si las dos clases
más grandes y serias siempre contienen un elemento de planea- .de converslón fueran lo misrno, un herrero podria hacer herra-
t' ción y, por lo tanto, un elemento de a¡tesanía. Pero eso no duras con su deseo de pagar la lenta. El algo más, sobre ese
t justilicaria la teorla técnica del arte. deseo, que debe poner para hacer herraduras con ese deseo, es el
i hierro que e§,su materia prinra. En el caso del poeta ese algo
t'
3) Si ni medios y fin, ni planeación y ejecución pueden dis-
tinguirse en el arte propiamente dicho, obviamente no puede l más no existe.
I haber una inversión de orden como entre medio y fin, en la pla-
I
,) En toda obra de arte hay algo que en un sentido de la
i neación y la ejecución respectivamente. palabra puede llamarse forma. Hay, para ser rnás precisos, algo
,como un ritmo, una organización, un diseño, o una estructura.
4) Pasemos aho¡a a la distinción entre materia prima y pro-
l

ducto acabado. ¿Existe en el arte propiamente dicho? Si es asf Pero de eso no se infiere que haya una distinción entre forma y
it,i un poema se hacg de determinada materia prima, ¿Cuál es la I materia, Donde esa distinción sf puede encontrarse, a saber, en
t materia prima con la que Ben Jonson hizo Queene and, Huntresse, los artefactos, la materia existÍa ya configurada como materia
chaste, and Íaire? Palabtai acaso. Y bien, ¿qué palabras? Un prima antes que la forma Ie fuera impuesta, y la forma existia
h', ya como un plan preconcebido antes de ser impuesta a la mate-
h' herrero hace una herradura no con todo el hierro que existe,
,1.
sino con un determinado pedazo de hierro, cortado de una bar¡a ria; y como las dos coexisten en el producto acabado podemos
::
ver cómo la materia podía haber aceptado una for¡na diferente,
t' determinada que tiene en un rincón de la hererrfa, Si Ben Jonson
o la forma haber sido impuesta sob¡e una materia distinta. pero
hizo algo semejante, se dijo: "Quiero hacer un pequeño himno I
para iniciar el Acto V, Escena VI d.e Cynthia's Reuels. He aqul nada de esto es aplicable a una ob¡a de arte. Algo sin duda exis-
I
r la lengua inglesa o al menos tanto de ella como yo conozco; I .' tia antes que el poema apareciera; habla, por ejemplo, una ex-
i;
usaré ,ú cinco vece§,4 cuatro veces, y, brillante, excelente¡nenre y l citación confusa en la mente del poeta; pero, como hemos visto,
I:
u d,iosa lres veces cada uno, etc." Pero él no hizo nada semejante. I ésta no era la materia prima del poema. Existla también, sin
Las palabras que ocurren en el poema no estuvieron nunca en
duda, el impulso de escribir; pero este impulso no era la for-
[,, su mente como un todo en un orden distinto del que tienen en el i ma del poema por escribir. Y cuando el poema esrá escrito, no
poema, del que las sacó y arregló, hasta que el poema, como hay nada en él de lo que podamos decir "ésa es una materia que
lo tenemos, surgió. No niego que escogiendo las palabras, o las . podla haber tomado una forma diferente", o',ésta es una forma
I vocales, o las consonantes, en un poema como éste, podamos ha.
qq .podia haberse impuesto a una materia distinta".
cer interesantes y (creo yo) importantes descubrimientos acerca lCuando sé ha hablado de materia y forma en conexión con
de la manera en la que trabajaba Ia mente de Ben Jonson cuando el arte, o de esa extr¿ña distinción hlbrida entre forma y conte-
hizo el poema; y estoy dispuesto a aceptar que la teorla técnica nido, se ha hecho una de dos cosas o confundido ambas a Ia vez:
del arte hace un buen servicio se incita a la gente a explorar es. I b se ha estado equiparando una obra de arte a un artefacto, y la
tas cuestiones; pero si sólo puede. expresar lo que trata de hacer obra del artista a la del artesano; o se han estado usando estos
llamando a estas palabras o sonidos los materiales con los que se términos de una manera vagamente metafórica como medio de
hace el poema, sólo está diciendo tonterías. referirse a distinciones que realmenre existen en el arte pero que
Pero tal vez haya una materia prima de otra clase: un sen- son de diferente tipo. Hay siempre en el arte una distinción en-
timiento o emoción, por ejemplo, que se halle en el esplritu del i tre el impulso inicial de escribir, pintar o componer y el poema,
poeta en la iniciación de su trabajo y que este trabajo convierta cuad¡o o músic¿ acabados; hay una distinción entre un elcmento
I
en el poema, Aus meinem grossen Schmenen mach\ich die hlei- enocional -en la experiencia del artisra y aquello a lo que puede
nen Liedela decla Heine; y sin duda tenla razón; el'trabajo det llamarse un elemento intelectual. Todas ellas merecen una in-
vestiBación; pero ninguna es un caso de distinción entre forma
i
4 "De mis grandes dolores hago yo mismo pequeños cantos.\\
t y materta.
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t enrr y anr¡s,rtl,t le rÉcxrcr Zz


d) Finalrriente, no hay nada en el arte que se a§emeje a la
'je.ratqula di las a¡tesanla§, cada una rigiendo los fines de la que § 4. La lécnica
sd éncueútra bajo ella, y suministrando medios o materia prima Tan pronto como tomamos la idea de la artesanla en serio es
o partes p¿ra la que se encuentra sobre ella. Cuando un poeta absolutamente evidente que el arte propiamente dicho no puede
{
,'! escribe versos Para que un músico les ponga música, estos ver- ser ninguna dase de artesanfa. La mayor parte de la ger,ü q.re

sos no §on los medios del fin del músico, ya que son incorporados escribe sobre arrc hoy dla p"rece p.rrá. qúe se trata d"e.rn tipo
ir eri la canción que es el producto acabado del músico, y es carac- d€ artesania; y éste es el principal error contra el cual debe iu-
terístico de los medios, como hemos visto ya, que se les aban- c¡rar una reorla estética moderna. Aun los que no caen abier¿a_
td
done una vez utilizados. Pero tampoco constituyen materias pri- mente en el error mismo, adoptan doctrinás que Io implican.

mas. El músico no las transforma en música; les pone mrlsica; y Una de estas docuinas es la de Ia técnica artlstici.
,¡E
si la música que él escribe para ellas tuviera una materia prima , - Esta
debe
doctrina puede exponerse det modo siguiente, El a¡tista
tener una cierta lorma de habilidad espeéializada, a la que
ffi (que no tiene), la materia prima no podrla consistir de versos.
F4 se llama técnica. Adquiere esta habilidad dá mismo modo coioo
I-o que sucede es más bien que el poeta y el mrlsico colaboran
para producir una obra de arte que debe algo a cada uno de Ia adquiere un ar.tesano, elr parte por experiencia personal y en
ellos; y esto es verdad aunque en el caso del poeta no hubieta parte comparriendo Ia experiencia de otrós que, de tal modá, se
convrerren en §us mae§tros. La habilidad técnica que a§i ad_
ninguna intención de colaborar,
quiere no hace de é1, por sí misrna, un artista; porque un técnico
A-ristóteles derivó de la idea de una jerarquia de las artesa-
se hace, pero un ar.tista nace. G¡andes facultaies artisticas pue-
nia¡ la idea de una artesania suprema, a la cual converglan todas
den producir excelentes obras de arte aun cuando la técnica'sea
las series jerárquicas, de modo que los diferentes "bienes" que
defectuosa; en tanto que aun la más acabada técnica no Drodu-
todas las artesanlas producen jugaban'su papel, de un modo o de
otro, en la preparación de la obra de esta artésanla suprema, cirá la obra de rnejor calicla<l si esas facultades faltan; pero de
cuyo producto podIa, por lo tanto llamarse el "bien supreflio".ó todos modos, ninguna obra de arte puede ser produciáa sin un
A primera vista potlria encontrarse un eco de esto en la tmfla cierto grado de habilidad técnica, y lienándose irtr", .orai.ion.r,
wagneriana de la ópera como el arte supremo, supremo porque
mienfas mejor es la técnica mejoi será la obra de arte. Las más
grandes facultades artlsticas, exigen, para su debido v adecuado
combina las bellezas de la mrlsica, la poesfa y el drama, las artes
despliegue, una técnica de tan ñuená calidad como í, ¿.-.1f",
del tiempo y las a¡tes del espacio en un todo único. Pero muy
aparte de la cuestión de que la opinión de Wagner sobre la ópe- Todo esto, entendido correcumenk, es muy cierto v. como
ra como la más grande de las artes se justifique, esta opinión una c¡ítica de la idea senrimental de que las oúr"s de pu.-

it
realmente no descansa sobre la idea de una jerarqula de las den ser producidas por cualquiera, por muy poco trabaio "'rie
que se
ii: palabras, los gestos, la mrlsica, la escénogrifla no són haya tomado en aprender su oficio, siempre y cuando-tenga el
''
".t.r.fl",
médid§ para la ópera, ni tampoco materias primas de ella, siho corazón en su lugar, es también muy salud;ble: y como un Esc¡i_
"[,
Elr,t parl-e.s de ella; las jerarqulas de los medios y los materiales pue.
tor sobre el arte se dirige en general no a los artistas, sino a los
den i:or lo tanto descartarse, y sólo queda la de las partes. Pero amantes del arte, hace bien en insistir en lo que todo artista
p: aun ésta no cabe. 'Wagner pensó ser un supremo gran artista sabe, pero no la mayorla de los amantes del arte: la enorme cal-
il porque escribió no sólo su música sino también sús palabras, tidad de trabajo inteligente y dirigido, Ia dolorosa r.onr.i"nr.
i., diseñó su escenografia, y actuó como su propio productor. É,ste autodisciplina que se ha necesitado en Ia hechura de'un hombre
.es el exacto contrario de un sistema como aquel por el que §e que pueda escribir una llnea como pope la escribe, o cortar un
i+ pequeño trozo de piedra como Miguel Angel lo ha hecho. No
hacen log automóviles, que debe su carácter jerárQuico al hecho
;1
de que las diferen¿es partes son hechas todas por diferentes com.
pañías, cn las que cada una se especializa en un di§tinto trabajó,
l es menos cierto, y no menos importante, que la habilidad des_
plegada aquí (si se permite que la palabri habilidad Dase Dor
el momeDto sin discusión), aun cuando sea una contlición ná.e.
6 ttícd. t Nicóñaco, principio: rog4 a l.b ro. saria para el mejor arte no es por sI misma suficiente para

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34,
ARTE Y ARTESANÍA ¡,,c. rÉcNrca g5

Droducirlo. En el Poema de Ben lonson un allo gado de tal do las palabras en un sentido oscuro; ya sea eD un sentido esoté-
ilabilidad se muestra; un c¡ítico Podrfa, no infructuosamente, rico que quienes las usan ocultan deliberadamente a sus lectores,
i desolesar su habilidad analizando los i¡rtrincados e ingenioso§ o, más probablemente, un sentido que permanece oscuro arln
moáelás de ritrno y ritna' alireración, asonancia y disonancia para ellos mismos, Supondremos que la gente que usa este len-
i que contiene el poema. Pero'lo que hace de Ben Jonson rrn poe- , guaje Io toma seriarnente y desea oblar de acuerdo con sus im-
ü
á, y ,, grun Poeta, no es su habilidad para construir -estos l*Pficaciones.
mocielos, sino su visión imaginativa de la diosa y sus servidores, La irabilidad del arresano es su conocimiento de los medios
para cuya expresión valió la pena que usara esa habilidad, y pua
t i,vo dirfr,,ré vale la pena qu. notortot estudiemos los modelos
necesarios para alcanzar un fin dado, y su dominio de estos me-
dios. Un calpintero que hace una mesa muestra esta habilidad
fr o.,t él h, construido. Edith Sitwell, cuya Sran categoria como I
al conocer qué materiales y qué herramientas se necesitan para
¡ioetis, y como crltica no necesita comenta¡io, y cuyo análisis
de hacerla y al poder usarlos de tal modo que produce la mesa con
¿structuras de sonidos en la poesia son tan bdllantes como sus las especificaciones exactas.
Í¡roDios vetsos, ha analizado de este modo los modelos co¡lstrui- I
La teoria de la técnica implica que, en primer lugar, un
hos'por T, S. Eliot, y ha escrito entu§iastamente sob¡e la destreza poeta ti€ne ciertas experiencias que exigen ex¡:resión; después
que ellos ejemplitican; pero cuando desea cotnparar - concluyen' l
concibe la posibilidad de un poema por el que puedan expre-
t-emente la-grandeza def poeta con la pequeñez de ciertos otros sarse; luego este poema, como u¡-r Iin no alcanzado, exige para
poetas que son alSunas veces comparados ridlcu.lumente. como sr¡ realización el ejercicio de determinadas Iacultades o formas
i.,s ig.,uies, deja dá alabar su técnica, y escribe: "He-aqul a- un de habilidad, y éstas constituyen la técnica del poeta. Hay un
homúre que hi hablado con ángeles feroces y con ángeles de clara elemento de verdad en esto. Es ve¡dad que la creación de un poe-
luz y sania paz, y qrre tra 'andado entre los más bajos de los muer- ma se inicia en el hecho de que el poeta tiene una experiencia
tos'." 0 En esta experiencia, nos hace ella entender lo que cons- que exige expresión en la Iorma de uu poema; pero la descrip-
tituye la médula de la poesía de Eliot; es la "ampliación de ción del poema no escrito como un fin para el cual su técnica es
nueitra experiencia" por medio de la suya (frase favorita que medio, es falsa; implica que antes de haber escrito su poema el
clla no usi nunca sin dejar de iluminar a sus lectores) que noe poeta sabe, y podrla enunciarla, su especificación de é1, del mis-
clice que es él r¡n verdadero Poeta; y Por-muy necesario que Pue' mo modo como un carpintero sabe la especificación de la mesa
da sei o¡¡e un poeta deba tener habilidad técnica es sólo un cuya manufactura está por enpezar. Esto es siempre verdad de
po.t" .ri tunto qu. no se identifique esta habilidad con el arte, un artesano; es por lo tanto igualmente cierto de un artish en
' iino con algo qué se usa aI servicio clel arte. I
aquellos casos en que la obra de arte es también una ob¡a de ar-
i No se ;at; de la vieja teoría grecorromana de la artesanla tesania. Pero es completamente falso del artista en aquellos casos
' poética, sino de una versión modificada y rest¡ingrda de ella.' Al en que la obra de arte no es una obra de artesanla: el poeta que
I ixaminarla, emPero, encont¡amoE que aun cuando se ha alejado improvisa sus versos, el escultor que juega con el bauo, etc. En
i: de la vieja teoria de la artesanla poética para evitar sus errores, estos casos (que después de todo son casos de arte, aunque posi-
I' no se ha alejado suficientemente. blemente de arte en un niyel relativamente humilde) el artista
It.
Cuando se describe al Poeta como alguien que Posee habili- no tiene ninguna idea de la experiencia que exige expresión
I
ttad técnica, esto quiere dácir que posee algo cle la-misma.natu- hasta que la ha expresado. Lo que él quiere decir no se encuen.
raleza que lo que pasa por ese nombre en el caso de un técnico tra ante él como un fin hacia eI cual tienen que enconüarse los
propiaÁenb dicho o artesano' Implica que-la cosa a la qu.e asl medios;-se le hace evidente sólo a medida que el poema toma for-
ie liam. en el caso de un Poeta guarda con la producción de su ma en §u mente o la arcilla en sus dedos.
poema la relación que guarda la habilidad de un carpintero con Un vestigio de esta condición sobrevive aun en las más ela.
ia proilucción de una mesa. Si no significa esto, §e están usan- boradas, más reflexivas, más altamente planeadas obras de arte.
tse es un ploblema al cual debemos volver en otro capítulo: el
§ i AsPects ol Modern PoettY, c¡P. v, P. 2lr. problema de conciliar 1a espontaneidad irrcllexiva del arte en

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,, [, ARTE Y ARTF-§ANíA
36 EL Cf)MO UN FSTiMUi- PSIOOLóGICO 37
,:¡ ^RTE
§us formas más simPles con el formidable Peso intelectual que blico de un cierto modo, el artista se dirige a él de determinaü
tl llevan coirsigo las grandes obras de arte tales como el Agamenón manera, colocándole ante sl una determinada obra de a¡te. Si
o la Diuina Comedia. Por ahora estamos tratando de un proble-
\t;ri
rl ma más sencillo. Nos enfrentamos a lo que profesa ser una teoria
es un artista competente, cuando menos una condición se cum.
' ple: .la obra de arte afecta al público como el artista Io desea.
y' ,i de[ arte en general. Para comprobar que es falsa sólo necesita- Hay una segunda condición que puede cumplirse: el estado de
mos demostrar que hay ejemplos aceptados de arte dolde no es ánimo creado en el público puede de un modo o de otro ser un
{l# I
aplicable. estado de ánimo valioso, que enriquezca su vida, y dé asl al a¡-
r,lr{
rllü
I
Al describir la facultad por la cual el artista construye estruc- ',.\f tista, no sólo el derecho a que lo admi¡en sino también a reci-
IW turas con palabras, notas o pinceladas con el nombre de técnica,. .
bir la gratitud del público.
por lo tanio, esta teo.ía esti describiéndola mal al equipararla a ! Lo primero que hay que notar sobre esta teoria del arte del
\1[ ia habilidacl por la cual un artesano constr-uye los medios apro- "')., estlmulo y la reacción es que no es nueva. Es la teoria del Libro
I t:r piados para un fin ¡rreconcebido. Las estructuras son sin duda Décimo de la República de Platón, de la Poética de Aristóteles,
ieales; ia capacidad por la cual el artista los construye es sin
r-l
r) de la Ars poetica de floracio. Los psicólogos que hacen uso de
duda algo que merece nuestra atención; pero sólo frustramos, t ella se han adueñado, a sabie¡rdas o no, de la doctrina de la ar-
'r§
., nuestro estuáio cle ella tle antemano si nos acercamos a ella con ¡ tesanla poética en conjunto, sin tener ninguna sospecha de la
.§i la determinación de tratalla como si fuera la consciente elabora- \11 crltica dcmoledora que recibirfa a mano de los estéticos de los
ción de los medios para la consecución cle un propósito conscien- últimos siglos.
r{ No ocurre esto polque sus puntos de vista se hayan basado
ü
sobre un estudio de Platón y Aristóteles, descuidando a otros au-
K
I
i¡s
§ 5. El arle como n estímulo psicoló§co
tores más modernos, sino porque, como buenos hombres de cien-
cia inductivistas, han observado cuidadosamente los hechos, pero
(desastre contra el cual los métodos inductivos no olrecen
La concepción moderna de la técnica a¡tlstica, como se formula ninguna protección) los hechos erróneos. Su teorla del arte se
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_.ü
o implica en los escritos de los crlticos, puede no ser algo lo- basa sobre un estudio del arte falsamente llamado asi.
:l:! grado, pero es un esfuerzo serio para superar las debilidades de
,{ Ia vieja teorla de la artesania poética, al admitir que una obra Hay numerosos casos en los que alguien que se considera con
de¡echo a recibir el tftulo de artista, deliberadamente se pro-
,tá
de arte como tal no es un artefacto, porque su creación im-
¡¡ plica elementos que no pueden ser subsumidos en la concepción pone crear ciertos estados de ánimo en su público. El cómico
ü de la artesanía; a la vez manteniendo que hay un grano de verdad
de revista que se entrega a provocar risas tiene a su disposición
;w
'¡É en esa teorla; porque entre los elementos que envuelve la crea- una buena cantidad de bien probados métodos para conseguirlo;
-d
-;¡
l ción de una obra de arte hay uno que puede ser subsumido el "actor" callejero que trata de provocar lágrimas está en un
de este modo, a sabe¡ la técnica art(stica. Hemos visto ya que caso semejante; el orador polltico o religioso tienen un plan
É claro ante ellos y adoptan medios definidos para lograrlo. Po-
§ esta explicación no es satisfactoria; pero cuando menos quienes
demos incluso tra tar de hacer una clasificación general de estos
,{ñr,ll
la exponen han trabajado en el problema.
No puede decirse lo mismo acerca de otro intento de rehabili-
fines.r Primero, el propósito del "artista" puede ser crear una
!il,
.,il cierta clase de emoción. La emoción puede ser casi de cual-
,il tar Ia teorla técnica del arte, a saber, la de una extensa escuela
quier tipo; una distinción más importante surge segÍrn que sea
de psicólogos y de crlticos modernos que adoptan el modo ha
E' hablar de aquéllos. AquI la obra de arte es concebida como un ? La razón por la que yo la llamo una clasificación general e3 porquc
t artefacto, creada con el propósito (cuando hay un grado sufi- ¡ealmente no se puede "estimular" actividades inlelectuales o',eotimular',
ciente de habilidad para justificar la palabra) de servi¡ de medio ciertas clases de acción, en un hoEb¡e. Cualquiere que tliga que se pucde
,1 para la consecución de un fin más allá de ella, a saber, un estado no ha p€nlado sol¡¡e las condicioncs rinicas que pueden provocar estas co6as.
Sobre todar estas condicio¡es se encueltran éstas: que deber ser ab,soluta.
de ánimo en el público del altista. Para poder afectar,a su pú- mente espontánea!. En consecuencia no pueden ser respuestas a estlmulo&
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38 ARTE Y ÁRTESANIA EL ARTE coMo ux ¿sriruuro psrml-ócrco 39
I 'creada simplemcnte por si misrna, como una experiencia delei- muy bien divertir, ins[uir, provocar mentalmente, exhortar, etcé-
I table, o poi su l'alor ell la vida práctica. EI cómico de revista tera, sin dejar de ser a¡te y en estas maneras puede en verdad se¡
y el actoi callejcro t.aen en ttn lado tle esta división, el ol'ador muy útil. Sino porque, como Oscar Wilde acaso quiso decir, lo
{
politico y el religioso en el otro. En segtrndo lugar, el propG que la hace arte no es lo mismo que lo que la hace útil. Deci-
I
iito puede scr estilnular ciertas activiclatles intelectualcs. Es¡as dir qué reacción psicológica una llamada obra dc arre produce
i
pueclen ser a str vez de varias clases, pero pueden ser estimuladas (por ejemplo, preguntarse cómo "lo hace a uno sendrse" un poe-
I
por cualquiera de dos n¡otivos: o porque los objetos hacia los ma determinado) no tiene nada que v€r co¡l decidir que se trate
I que van dirigiclas se consideren dignos de comprensión, o porque de una obra de arte o no. Igual poca importancia tiene la cues-
las actividades misnras se consideren como valiosas, aun cuando tión de qué reacción psicológica trata de producirse.
¡ no conduzcan a Dinguna parte en el terreno del conocimieDto
t - La clasificación de las ¡eacciones psicológicas protluci<las por
ñ que sea de impol'tancia, En tercer lugar el propósito puedc ser los poemas, las pinturas, la música u otras obras semejantes no
estimular cierta clase de acción; aqul también por dos clases de es por lo tanto ur)a clasificación de clases de arte. Es una cla-
motivos: o porque la acción se concibe comc¡ expediente, o por- sificación de tipos de pseudo-arte. Pero el término "pseudo-
que se la concibe como l¡uena. arte" significa algo que no €s arte sino quc equivocaclamenre es
Teuemos aquÍ seis clases de arte falsamente llamadas así; tomado corno arte; y algo qtre no es arre puede ser conlu¡rdirlo
llarnadas por ese nombre porque son clases de artesanías en las con él sólo si hay una base para el e¡r'or: si la cosa equivocada-
que quien las practica puede, utilizando su habilidad, evocar mente tomacla como arte es afin al arte, de tal urodo que el
una ¡eacción psicológica deseada en su prlblico, y por lo tanto erro¡ fácilmente surge. ¿Cuál será esta afinidad? Hemos visto ya
caen bajo la arcaica, pero todavla no muerta y enterrada, con- en el riltimo capítulo que puede haber uua combinación de, por
cepción de artesanía poética, artesanía pictórica, etc.; llamada§ ejemplo, arte y religión, de tal tipo que el motivo arrisrico, aun
equivocadamente arte, porque la distinción de medio y fin, sobre cuando genuinamente presenre, está subordinado al religioso.
las que todas ellas descansan, no pertenece al alte propiamente Llamar al resultado de esta combinación arte, tout couÍt, sería
dicho. Demos a las seis sus nombres co[ectos. Doncle una emoció¡.t invitar a la réplica, "no es arte sino religión"; esro es, a la acu-
es provocada pol sf misma, como una experiencia deleitable, la sación de que lo que es simplemente religión se roma equivoca-
artesania que la crea es diversión; donde se provoca por su valor damente por arte. Pero este error no podrfa nunca ¡ealmente
práctico se llama magia (el significado de esa palabra será ex- hacerse. Lo que pasa es que a una combinación de arte y reli.
plicado en el capftulo Iv). Donde las facultades intelectuales gión se le llama ellpticamente arte, y entonces las características
son estimuladas con el exclusivo propósito de que sean ejercita- que posee no como a¡te sino como religión erróneamenre se
das, la obra que se rcaliza con tal objetivo de estimularlas es r¡n considera que le pertenecen como arte.
acertijo o un problema; donde la obra se crea con el propósito Luego entonces, estos dilerentes tipos de pseudGarre son en
de que se obtenga este o aquel conocimiento, se uata de ins- realidad diferentes tipos de usos a los que ¿l arte puede apli-
trucción, Donde una cierta actividad práctica se estimula como c¿rse. Para que cualquiera de estos propósitos pueda realizarse,
expediente, lo que la estimula es anuncio o (en el sentido mo- debe primero haber arte, y luego una srrbordinició¡ del arte a
derno corriente, no en el viejo sentido) propaganda; donde se algrln {in utilirario. Si un hombre no puede escribir, no puede
estimula co¡no algo que es bueno, es exhortación. escribir propaganda; si no puede dibujar, no puede convertirse
Estas seis actividades, por sl solas o en combinación, agotan en un dibujante de tiras cómicas o en un artista de anuncios. Es-
bastante bien la función de lo que en el mundo moderno err& tas actividades se han desarrollado en todos los casos por rrn
neamente usurPa el nombre de arte. Ninguna de ellas tiene Proceso que contiene dos fases: primero, e§tá la escritura o el
nada que ver con el arte propiamente dicho. Y no Porque (como dibujo o lo que sea, realizada como arte por sI mismo, siguiendo
Osca¡ Wilde dijo, con srr curiosa habilidad para soslayar una su propio camino y desarrollando su propia naturaleza, sin <¡rre
verdad y luego vanagloriarse por reparar en ella) "todo arte es le preocupe ninguna de eshs cosas. Y luego este arte indep¿n-
completamente inrltil", ya que no es asl; una obra de arte puede diente y autosuliciente se abre, por asl decirse, al arado, desvlán-
2
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40 lRrr y enrrse¡rl,r EL ARTE coMo ul ¡srÍluur,o Ps¡corócrco 4r
dosele de su propia naturaleza original y esclavizándosele al estética. Si se presenta como explicación verdadera de la expe-
aervicio de un fin que no le es propiri. Aqul radica la peculiar ¡iencia de sus defensores, dcbemos aceptarla como tal; pero con la ,
tragedia de la posición del artisü en el mundo moderno. Es lte- implicación de que sus defenso¡es no tienen ninguna experiencia
retlero de una tradició¡r de la que ha aprendido lo que el arre esrética, o cuando menos ninguna tan vigorosa como para dejar
debe ser; o cuando menos, lo que no puede ser. Ha dado oídos en su espíritu una huella sulicientemente profunda que pueda
a su llamado y se ha entregado a su servicio. Y entonces, cuando distinguirse cuando vuelvan su mirada a su interior y traten de
llL€a el momento en que exige a la sociedad qne lo sostenga a rccono(er sus principales características.e Es desde luego per-
cambio de su devoción hacia un propósito que, después de todo, fectamente posible mirar cuadtos, escuchar música, y leer poesla
no es su exclusivo propósito, sino uno de los propósitos de la sin obtener ninguna experiencia estética de estas cosas; y la ex-
civilización moderna, encuentra que se le garantiza la vida sólo posición de esta teoría psicológica del arte puede ilustrarse con
bajo la condición de que renuncie a su llamado y utilice el arte muchas discusiones sobre cbras de arte indivicluales; pero si esto
que ha adquiriclo tle uu modo que niegue su naturaleza funda- se halla ¡ealmente conectado con la teoríir, no merece el nombre
mental, convirtiéndose en periodista o artista comercial u otra de crltica artistica o teoria cstética mtis de lo que puedan mere-
cosa por el estilo, cayenclo en una degradación mucho más terli- cerlo las severas censuras anuales e\ El sastre y el cortad,or (The
ble que la prostitución o la esclavitucl del puro cuerpo. Taylor and Cutler) sobre la manera en que los pintores de re-
Aun en esta condición desnaturalizada las artes no son nunca tratos de la Academia represenran los sacos y los pantalones. Si

simples medios para los fiues que se le imponen, ya que los me- trata de desarrollarse como un método cle clitica cle arte puede
dios correctamente llamados así, se crean en relación con el fin sólo descansar (excepto cuando olvitla sus propios principios) en
I
que se persigue; pero aquf debe haber, primero, literatura, di- normas antiestéticas, como cuando trata de estimar los méritos
ii tll bujo, etc., antes de que puedan someterse a los propósitos des- objetivos de un poema dado tabulando las "reacciones" ante él
f: critos. De aqul que haya un error fundamental y fatal al conce- de personas a quienes se ha ocultado el nombre del poeta, sin
I
bir el arte mismo como un medio para cualquiera de estos fines, tornar en cueuta su habilidad o experiencia en la dificil tarea de
li
j aun en el caso en que se le doblega para ponerlo a su servicio. Es criticar poesla; o por el número de emociones separadamente
un error muy apoyado por las modernas tendencias de la psico- susceptibles de ser registradas por el psicólogo, y aisladamente
logla, y enseñado con éxito en la actualidad por personas con reputadas por él como valiosas, que el poema evoca en un solo
1'

li. I
autoridad académica; pero después de todo, es sólo una nueva oyente,
I En este extremo del dilema el arte desaparece completamente.
versión, atayiada con el prestado plumaje de la ciencia moderna,
de Ia antigua falacia de que las artes son tipos de artesanlas. La posibilidad alterna es que el estfmulo de ciertas reacciones
I
Si puede engañar afin a sus propios defensores, es sólo por. debe considerarse no como la esencia del arte sino como una
I
;r. que oscilan de un exuemo de un dilema al de otro. Su rcorfa consecuencia que surge en ciertas condiciones de la naturaleza
i
edmite dos alternativas: o el estlmulo de ciertas ¡eacciones en su de esa esencia, En ese caso el arte sobrevive al análisis, pero sólo
I
priblico es la esencia del arte o es una consecuencia que surge a costa de quitarle su importancia, como la explicación de un far.
¡
de la esencia de éste en cleterminadas ci¡cunstancias. Tomemos macólogo del efecto de una droga hasta un momento determi.
i nado sería ajeno a la cuestión de su composición química. Admi-
la primera alternativa. Si el arte es arte sólo cuando estimula
il' ciertas reacciones, el artista como tal es simplemente un provee- tido que las obras de arte en ciertas condiciones estimulan
dor de drogas, nocivas o saludables; lo que nosotros llamamos realmente ciertas reacciones en su público, lo que es un hecho;
I
I obras de arte no son sino una parte de la Farmacopea.8 Si pre- y aceptado que asi sucede precisamente por su naturaleza como
I guntamos cuál es el principio por el que esa rama se distingue obras de arte, y no por otra razón,lo que es un error; aun asf no
{ de las otras, no hay contestación.
1
e El doctor l. A. Richards ec actualE¡ente el más distinguido defensor
{ Ésta no es una teorla del arte, no es una estética sino una anti- de !a tmría que esroy atacando. Jamá! §e me ocurri a decir que él no
I tiene expe¡iencia estética, pero en sus escritos no la discute; sólo la ¡e.
8 Cf. D. G. JarÍ€s, Scdpl¡cism ond Po¿tty (tgll\, vela de ve¿ en cuando por cosas que deja ercapar.
'7

i 42 ARTE Y ARTESANíA LAs BELLAS ÁR:ÍXS Y LA BELLEZA 43


§e de¡iva que, por el estudio de estas reacciones, se haga luz misma. Te¡emos qrre consitJerar, posteriormente, con algLln de-
sobre esa misma uaturaleza. talle qué es lo que el altista, ct¡mo tal y esencialmente, P¡oduce.
La ciencia psicológica no ha hecho en verdad nacla para ex- Hallaremos qtre son dos cosas: en primer término es una cosa
plicar la natr¡raleza del arte, por muchos esfuerzos que haya "interna" o "[rental", algo (como comúnmente decimos) que
hecho para explicar la naturaleza de ciertos elementos de la ex- "está cn su cabeza" y sólo aIIí, alSo del tipo de lo que común-
periencia humana con los que en un momento o etr otro puetle mente llamamos una experiencia; y en segundo lugar, es una
asociarse o conft¡ndir-se. La contribución de la psicología a la cosa colpórea o perceptible (un cuadro, una estatual etc,) cuya
pseuclo-cstética es e[orme; a la estética pro¡:ia[rente tlicha nula. relación con esta cosa "men¿al" reque¡irá una definición muy
cuidadosa. De estas dos cosas, la primera no es obviamente lada
que pueda llamarse urra obrato tle arte, si obla significa algo que
§ 6. Las bcllas artes y la belleza se hace en el sentido €n que un tejedor hace una tela. Pero
como es la cosa que el artista como tal ¡.rrimariamente producc,
El abandono de la teoría técnica del arte implica el abandono a¡gumentaré que podemos llamarla la obra de arte propiamente
de una cie¡ta terminología, que consiste en descrit¡ir el arte pro. dicha. La segunda cosa, la cosa corpórea y perceptible es sólo,
piamente dicho con el noml¡re de "alte bello". Esta terminologla
como demostrar-é posteriormente, iuciclental a la primera. La
implica que hay un género arre, dividido en dos es¡recies, la de hechura de ella es por lo tanto no la actividad en virtud cle la
las "artes Írtiles" y la cle las "artes bellas". Las "artes útiles" cual un hombre es un artista, sino sólo una actividad subsidia-
Eon artesanias como la metalurgia, el tejido, la cerámica, etc.; ria, incidental a ella. Y consecuentemente esta cosa es r¡na obra
en donde la frase significa "artes (esto es, artesanlas) cledicadas. de arte, no por su propio derecho, sino sólo en virtud de la re-
a hacer lo que es útil". Esto implica que el género arte se con- lación en la que se encuentra con la cosa "mental" o experien-
cibe como artesania y que la frase "bellas artes" signilic¿ "arte- cia de que he hablado. No hay tal cosa como un objet d.'art en
sanías cledicadas a hacer lo que es bello". Es decir, la terminología sl mismo; si llamamos a cualquier cosa corpórea y perceptible
en cuestión está hecha para compl'ometer a cualquiera que la con ese nombre u otro equivalente lo hacemos §ólo por la rela-
use a regirse por la teoría técnica del arrc. ción que guarda con la experiencia estética que es la "obra de
Felizrnente, el término "bellas artes", excepto en unas cuan- arte propiamente dicha".
tas frases arcaicas ha cafdo fuera de uso; pero ya sea que esto se 2. La frase "a¡te bella" implica además que la obra de ar-te
deba a un repudio general de las ideas que expresa, o sólo a la corpórea o perceptible tiene una peculiaridad que la distingue
conveniencia de abreviarlo en "arte" no es claro. Algunas de esk$ de los productos del arte útil, a saber, belleza, Esta es una con-
ideas, en todo caso, rro parecen haber desaparecido; y seria bue- cepción que se ha distorsionado mucho en el curso de la especu-
no echarles una ojeada aquf, lación de rnuchos siglos sobre la teoría estética, y debemos tratar
r. La fr-ase implica que arte y manufactura, para usar los de corregirla, La palabra no pertenece a la lengua inglesa como
equivalentes motlernos en uso para los viejos términos de "be-
tal, sino al lenguaje comrln de la civilización europea (le beau,
llas artes" y "artes útile§", son especies <le un género: ambas il bello, lo bello, bellum; la rlltima usada como equivalente de
actividades ese¡rcialmente productivas de artefactos, pero diferen-
ciándose enue sl por las cualidades que se supone que estos
td xolóv). Si nos remontamos a los griegos, encontramos que no
hay ninguna conexión entre belleza y arte. Platón tiene mucho
artefactos poseen. Este es un error que debemos descarta¡ de
que decir sobre la belleza, en lo que sólo sistematiza lo qr.re ha-
nuestra mente con todo el cuidaclo posible. Al hacer esto debe-
llamos implicado en el uso griego ordinario de la palabra. Para
mos olvidarnos de la idea de que la tarea de un artista consisre
él la belleza de algo es aquello que en él nos hace admirarlo y
en producir una clase especial de artefactos, los llamados "ob¡as
desea¡lo: ró ?@ló1, es el objeto propio de üpoE, "amor". La teorla
de arte" u obiets d'art, que son cosas corpó¡eas y perceptibles (te-
las pintadas, piedlas esculpidas, etcétera). ¡0 Nótese q e en inglér "obra de a¡te" e6 "oorh" of aÍt, literalmente
Esta idea no es ni más ni menos que la teoria técnica del arte "r/¿ó¿io artlstico". (T.)
l -. ,.'l ., L
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Y ARl.riSANíA LllS BELLAS ARTES Y t'A DELLEZA 45


4+ ^R'r'E
dé la beller" se halla asf, en Platón, conectado no con la rco' v exactitud- cuando su excelencia atrae nuestlos seutidos: ttna
rla de la poesla o de cualquier otro arte, sino esencialmente con Lelle silla ie oiel de carnero o un bello platillo O cuando su
la teorla áel amor sexual, y en segundo lugar con la teorfa de la excelencia es ia que correspottde a bien ideadas y bien hechos
moral (como aquello en cuya virtud obramos cuando la acción medios uara un diterminatlo fin: un l-¡ello reloj o un bello teo- I
se halla en su más alta potencia; y Aristóte'les, de un modo seme- dotito. tuando hablamos de las cosas Itaturales romo hellas,
jante, dice de una noble acción que se hace "por la belleza", puede ser, clesde luego, coll referencia I las experiettcias estéticas
¡oú asloü tvexa), y en tercer lugar con la teoría del conocimiento, áe oue algrnat veces dish'utamos en conexión con ellas; ¡rorqtre
como aquello que nos intluce a seguir en el camino de la filosofía, e[eciirnmánte (lislruramo§ de tales expericncias en conexirin con
la br'rsqueda de la verdad. Llamar a algo bello en griego, tr'átese los obietos ¡¡¡r¡¡¿les, como disfrutau¡os de ellas en conexión
del gliego ordinario o tlel Iilosrifico, es simplemerte llamarlo con los objetos artísticos, y, creo yo, las disfrutamos cn ambos ca-
admirable, excelente o deseal¡le. Un poema o una pintura pue<le sos precisametrte de Ia misma manela. Pero puetle no ser con
cíertamente recibir el epíreto, pero sólo en virtud del mismo de- referencia a la experiencia estética; Puede muy bien ser con refe-
recho que un zapato o cualquier otro artefacto. Las sandalias rencia a la satisfacción de algún deseo o la provocación de alguna
de Hermes son constantemente llamadas bellas por Homero, no emoción. Una bella mujer generalmente quiere decir aquella
porque se las considere diseñadas o decoradas elegantemente, a quien encontramos sexualmente deseable; un bello dia es eI
sino porque se las considera como magníIicas sandalias no sólo qué nos briuda el tiempo que necesitamos para urr cierto propó-
para caminar sino también para volar, sito, o por otra razón semejante; una bella noclte o un bello
En los tiempos mode¡nos ha habido un decisivo empeño de atardecer es el que nos llena de ciertas emociones, y hemos visto
parte de los teóricos estéticos de monopolizar la palabra para ya que estas reacciortes ernocionales nada tienen que ver con el
usarla para nombrar a esa cualidad en Ias cosas en virtud de la mérito estético. La cuestión lue agudamente descubierta Por
cual cuando las contemplamos disfrutamos lo que reconocemos Kant: hrsta tlóncle nuestra actitud hacia el canto de los pájaros
como una experiencia estética. No existe tal cualidad; y la pa- es estética, y hasta dóutle es un sentimiento cle simPatia hacia
labra, que es una palabra perlectarnente respetable en el uso una pequcña creatura de nucstro mundo. Ciertamente con fre-
comrln, significa no lo que los teóricos estéticos quieren que sig- cuencia llamamos a las otras creaturas de ¡ruestro mundo bellas
nifique, sino algo completamente diferente y muchci más cercano querienclo decir que las amamos, y no sólo sexualmente. I-os
a lo que tó xalóv significa en griego. Discutiré estos puntos en el brillantcs ojos de un ratón o [a frágil vitalidad cle una flor son
orden inverso. cosa§ que nos conmueven, Pero nos conmueYen con el amor que
a) Las palabras "belleza" y "bello", como se usan ¡ealmente la vida siente por la vicla, no con un juicio sobre su excelencia
no tienen ninguna implicación estética. Hablamos de una bella estética. Mucho de lo que expresamos al llamar a las cosas natu.
pintura o de una bella estatua pero esto sólo significa una pin- rales bellas no tiene nada que ver con la experiencia estética.
tura o una estatua admirable o excelente. Cierto es que la Tiene que ver con esa otra clase de experiencia a la que Platón
frase total "una bella estatua", expresa una implicación de exce- llamaba EptoE. . ,

lencia estética, pero la parte estét¡ca de esta implicación la da no Los estéticos modernos que quieren conectar la idea de la
belleza con la idea del arte dirán a todo esto o que la palabra
la palabra "bella" sino la palabra "estatua". La palabra "bella"
se usa "correctamente" cuando se usa en conexión con la expe-
§e usa en este caso no de oüa manera que como se usa en tales
frases como "una bella demostración" en las matemáticas o "una
riencia estética e "incorrectamente" en otras ocasiones, o que es
"ambigua", teniendo tanto un uso estético Gomo no estético.
bella jugada" en el billar. Estas frases no expresan una actitud
estética en la persona que las usa hacia Ia jugada o la demost¡a-
Ninguna posición es sostenible. La primera es uno de esos es-
fuerzos demasiado frecuentes de Parte de los filósofos para justi-
ción; expresan una actitud de admiración para una cosa bien
hecha, trátese de una actividad estética, una actividad intelec. ficar su impropio uso de una palabra ordenando a otros que la
usen de la misma impropia manera. No deber'íamos, dicen ellos,
tual o una actividad corporal.
Hablamos de cosas que son bellas, con no menos f¡ecuencia
llamar a un guiso bello. Pero tpor qué no¡ Porque ellos qttieren
I
\ 4

I
ARTE Y ARIESANÍA t
46 ,
que nosotros los dejemos monopolizar la palabra Para su§ Pro- l

pios plopósitos. Pero eso no importa a nadie más que a ellos


mismos, porque nadie ha de obedecerlos. Pero les imPorta,
III. ARTE Y REPRESENTACIÓN
porque el propósito Para el que lo desean, como ver.emos en
el próximo párrafo, es decir disparates. La segunda alternativa § r. Representación e imitación
es simplemente falsa. No hay ambigüedad alguna. La palabra
"belleza", úsesela tlonde y cuando se la use, connota aquello en
§i el arte propiamente dicho no es ningún tipo de artcsania, no
las cosas que nos hace amarl¿s, admirarlas o desearlas. Prrede scr represenrarivo, ya que la representtción es cuesdón de
b) Cuando estos estéticos quieran usar la palabra como un habilidad, una artesanla de una clasá especial. Si el último ca-
nombre para la cualidad en las cosas en virtud de la cual disfru-
pítulo lta establecido el der¡umbamiento de la teoría técnica del
tamos de una cxperiencia estética en concxión con ellas, desean
arte, el presente capítulo es, desde el punto de vista estl'ic¿a-
usarla coD.to un nombre para algo qrre no existe. No hay tal
mente lógico, innecesario, ya que su propósito será demostrar
que el arre propiarneute dicho no es ni puede ser represcntativo.
cualidad. La experiencia estética es una actividad autónoma,
Pero la idea de la representación ha jugado un papel demasiado
Resulta de sí misma; no es una reacción especifica hacia un es.
importante en la historia de la estética para permitir este suma-
tímulo proyeniente de un tipo especíIico de objeto externo. Algu-
rio trata¡niento, Propongo, por lo tanto, descartar el argumento
nos de los que quieren usal la palabra "belleza" de esta manera
anterior, olvidar la relación entre representación y artesanía, y
se dan muy bien cuenta de esto, y la predican como una doctrina
bajo el nombre de la subjetividad de la belleza; Do percatándose
tratar la teorla de la representació[ del a¡te como si fuera una
teor-ía separada. En realidad, la mayor parte de lo <¡ue se escri-
de que si esta doctrina se acepta, el motivo que ellos tienen pala
arrebatarle a la palabra "belleza" su propio sentido desaparece.
bió y se dijo acerca del arte en el siglo xrx fue escrito y dicho
no acerca del arte propiamente tal, sino ace¡ca de la representa.
Porque decir que la belleza es subjetiva significa que las expe-
ción, con la suposición, desde luego, de que por esa ¡azón se
riencias estéticas de que disfrutamos en conexión con ciertas
hacía acerca del arte. Los artistas y los críticos serios, están tra-
cosas son suscitadas no pot alguna cualidad que ellas posean, que
tando en estos días de investigar esa suposición; pero lo hallan
si poseyeran serfa llamada belleza, sino por uuestra propia acti-
muy diflcil, porque el público geleral ha aprendicto para estos
vidad estética. momentos a tomar la misma suposición como un evangelio.
Para resumir: la teorla estética es la teorla no de la belleza Sirva esq por lo tanto, para justificar la publicación de este
sino del arte. La teorla de la belleza, si en lugar de ser vincu-
€apltulo.
lada (como correctamente lo hizo Platón) a la teoría del amor,
Debe distinguirse entre represenración e imitación. Una obra
es vinculada a la teoría estética, es simplemenfe un intento de
construir una estética sobre una base "realista", es decir, de ex. de arte es imitativa en virtud de su relación con otra obra de
plicar la actividad estética recurriendo a una supuesta cualida-d arte que le suminist¡a un modelo de excelencia artlstica; y es
representativa en virtud de su ¡elación con algo en la "natura-
de las cosas con la que, en esa experiencia, estamos en contacto;
leza", es decir, algo que no es una obra de a¡te.
no siendo esta supuesta cualidad inventada para explicar la acti-
vidad, en realidad sino la misma actividad, que es falsamente La imitación es también una artesanla, y, por lo tanto, algo
situada no en el agente sino en el mundo externo. a 1o que se llame obra de arrc, en tanto sea imitativa, es una obra
falsamente llamada de arte, Por el momento no es muy necesario
insistir en esto. IJn buen núme¡o de personas pinta, escribe y
compone en el más puro espíritu imitativo, y se hacen de nombre
como pintores, escritores o músicos debido exclusivamente a lo
bien que copian la manera de alguien cuya repuhción esrá ya
asegurada; pero tanto esas personas como su público saben que
mientras su obra sea de esta clase es una simulación, y seria un
i'ld
,:-
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{8 ^RTE
Y REPRESENTACÍóN

de3perdicio de tiempo clemostrarlo. Valdría más la pena des-


I ARTE REPRESENTAT'IVO Y ARTE PROPIAMENTE TAL
mente que en retratos realizados por grandes Pintores como Ra-
49

arrállar la tesis contraria. La originalidad en el arte, en el sen- fael, Tiiiano, Velázquez o Rembrandt ha sucedido así. Pero, per
tido de no Parecelse a nada que se haya hecho antes, e§ eu muy razonable que iea la suposición, es una suposición i nada
¡us3¡¡95 días consideraclo algttnas veces como un mérito artis- mái. Los modelos han muerto y nosotros no podemos corroborar
tico, Esto, desde luego, es absurdo, Si la producción de algo el parecido, Si, en consecuencia, el único mérito de un rett'ato
deliberadarnen te hecho con el propósito de que se parezca a oblas ,rái.urr .r, su parecido con el modelo, no nos seria posiblc tlis-
de arte ya existentes es sólo artesanla, del mismo modo, y por la tingui¡, excepto en el caso de que el modelo se halle aún vivo, en-
misma razón, lo es la producción de algo con el propósito de que tre un lluen y un mal retrato. Yo conoci a un rico coleccionista
no se parezca a ellas. Hay un sentido en el cual cttalquiera ge- que no coleccionaba nunca retratos por esta razón precisarnente.
nuina obra de arte es original; pero la originalidad en cse sentido Sostenla él que dado que el objetivo de un pintor retratista era
no quiere tlecir desemejanza con otras obras de arte. La calili- proclucir un parecido, no habla manera de distinguir entre un
cación se refie¡e al hecho de c¡ue csta obra de arte es r¡na obra de buen retrato y uno malo una vez muerto el modelo. Se tfataba
arte y rlo otra cosa. de un l¡uen corredor.
A pesar de todo, sI distinguimos; y el que podamos hacerlo
se debe al hecho de que aun cuando, al ordenar un retrato, €l
§ z. Arle rcltresenlatiuo \ arte propiam.ente tal
cliente oldena no una obra de arte sino un parecido, el pintor
una doctrina al satisfacer el deseo pudo haberle dado más de Io que pedia: un
La doct¡ina de gue todo arte es representativo es
pareciclo, y, además, una obra de arte. Desde luego, en un sen-
comúnmente atribuida a Platón y a Aristóteles;l y algo pareciclo
a ella fue realmente sostenido por teóricos del Renacimiento y
tido todo retrato debe ser una ob¡a de arte. Hemos visto ya
có¡no en el artista comercial hay un motivo artlstico presente,
del siglo xvrr. Con posterioridad se mantuvo generalmente que al-
I pero "desnaturalizado" y subordinado a un fin que, siendo ajeno
gunas clases de arte eÍan representativas y otras no, Hoy dla, el
único punto de vista aceptable es que ningún arte es representa- I al artista como tal, es desde el punto de vista artfstico un bajo
tivo. En todo caso, éste es el punto de vista de la mayoria de los
t fin. El pintor de retratos se halla en el mismo caso. Debe ser
artistas y los criticos cuva opinión vale la pena considerar; pero antes que todo un arrista, antes de subordinar sus facultades ar-
tlsticas al fin reratista. Cuando Ia subordinación es completa, il
qué es exactamente Io qr¡e se afirma y qué es exactamente lo que I

I se niega con ello, nadie realmente lo sabe.


J pintor de ¡etratos ha satisfecho Ia demanda de su cliente por un
I El crite¡io cle que el arte propiamente dicho no es represen- 1 buen parecido, pero ha sacrificado su vida como artista al ha-
tativo, que es el criterio que aqul se sostiene, no implica que eI cerlo. De este modo un retrato comercial, como los que se ven elr
:i las paredes de las galerlas, es en un sentido una obra de arte y
arte y la representación sean incompatibles. Como en el caso
de arte y de attesanla, ambas cosas se sobreponeu. Un edi[icio o en otro sentido no una obra de arrc: es una obra en la cual hay
I

una taza, que son primariamente artefactos o procluctos de arte- I


realmente motivos artfsticos presentes, pero desnaturalizados por
sanla, pueden ser también obras de arte; pero lo que hace de ellos la subordinación a un lin no artlstico, el fin de la representación.
obras de a¡te es algo distinto de lo que les hace a¡tefactos. Una I Al llamar a un retrato una obra de arte queremos decir algo
represertación puede ser u¡a obra de arte; pero lo que hace de más que esto. Queremos decir que además de la habilidad artís-
I tica que el pintor ha subordinado a la finalidad de producir un
ella una replesentaciórr es una cosa, en tanto que lo que hace
de ella una obra de arte es otra. i parecido, hay otra habilidad artfstica que ha ido más allá de esa
Un retmto, por ejemplo, es una obra de representación. Lo finalidad. En primer lugar, el pintor ha usado el hecho de que
que el cliente exige es un buen parecido; y es eso lo que el pintor puede pintar como medio para la producción de un parecido;
trata de reproducir con éxito, si es un pintor competente. Esto después ha usado el hecho de poder producir un parecido como
no es cosa difícil de lograr, y podemos suponer muy razonable- I una oportunidad para producir una obra de a¡te, El lector no
tiene que romperse la cabeza para entender lo que aqul se dice.
I Pero fabanr€nte atribukla- vérse la siguiente sección. O sabe de qué estoy hablando o no. Si puede distinguir por sI

$
AR',t E Y RIPRESENTACIóN LAS IDEAS DE PLATóN Y ARISTóTELIJ
50 5r
lrismo l" diferencia entre un reffato comercial, hecho sólo con Las id.eas de Platón y Atistóteles sobre le veptesentación
el propósito de satisfacer Ia demanda del cliente para un buen § 3.
pareciáo, tales como los de los conocidos artistas A y B, y un re- La mayoria de los escritores sobre estética atribuyen a Platón el
irato en et que el motivo artístico ha ¡riunfado sobre el repre- silogisáo "la limitación es mala: todo arte es imitativo; por lo tatt'
senrativo, como los de X e Y, podemos seguir adelante. Si no es to todo arte es malo", en el que imitación significa lo que aqui
así, carece de la experiencia sobre la cual el autor de un libro yo llamo representación. Luego entonces, derivan ellos, Platón
t como éste espera que reflexione. ;'proscribe el arte de su ciudad". No comentaré esto. No hay
Lo que se dice aqul de u¡r retrato o representación de ¡¡n ser necesidad de co¡rdena¡ a unos cuantos infractores por un crimen
humano individual se aplica igualmente a las representaciones oue es casi unive¡sal.6
de otro tipo de seres inclividuales, tales como el Tdmesis a su t)aso I
I
Este "ataque al arte" de Platón es un mito cuya vitalidad
por Pangbourne, o La mueÍte dc Nelso¡t.2 Y no importa (como arroja una sombría lttz sobre la habilidacl de investigación de
veremos después) que el individuo sea histórica o topográfica- quienes la han inrcntado v perPetuado. Los hechos son i) que
I

I.i: mente "real", como Nelson o el Támesis, o "imaginario", como I ';Sócrates" en La República de Platón divide la poesia en dos
"Tobias Slrandy" s o el Cutr¡o de lacobo.a clases, la representativa y la no representatiYa (392 D); ii) que
:l No importa, tampoco, que la representación sea individuali- I considera cie¡tas clases de poesla rePresentativa coulo amenas
zada o generalizada. IJn letrato trara de realizar una representa- I
(f¡ñúg) pero por varias razones rto deseables, y proscribe sólo e§tas
ción individualizada; pero Aristóteles en el caso tlel drama y Sir I
clases de poesla representativa no exclusivamente de las aulas de
Joshua Reynolds en el caso de la pintura han señalado (muy sus jóvenes guardianes sino de la ciudad entera (398 A); iii) que
correctame¡lte, a pesar del desacuerdo de Ruskin) que l¡ay tal I posteriormente en el diálogo expresa su satisfacción con su divi'
representación generalizada. El cliente que compra una pintura sión original (595 A); iu) reluerza su ataque, esta vez extendido
de una cacería de zorra o de una parvada de perdices, no la a todo el terreno de la poesía rePresentativa, con nuevos arBu'
compra porque rePresente esa cacería de zorra o e§a parvada y mentos (5gE C-6o6 D); u) y proscribe toda la poesía rcPresenta-
no otra; la compra porque representa algo cle ese tipo. Y el pin- tiya, pero conserva ciertas clases de poesía como no rePresentativa
tor que abastece ese mercado lo sabe muy bien, y hace de su (6o7 A).
paryada o de su cacerfa una parvada o una cace¡la "tlpica", esto Desde luego es anacr'ónico atrit¡uir a Platón la concepción
est represenra lo que Aristóteles llamó "lo universal". Ruskin moderna de "arte", o cualquier otro criterio que implique esta
pensaba que la representación generalizada no podía producir concepción. Él escribe no acerca del a¡te §ino acerca rle la poe-
nunca buen arte; pero se equivocaba; no porque se trate de la sla, recurriendo a la pintura con finalidad ilustrativa. Pe¡o no
representación, ni porque sea una representación generalizada, es de esto de lo que yo me queio. Sustitúyase "poesfa" por
sino porque puede elevarse al nivel del arte propiamente dicho "arte" en el primer párrafo anterior, y los jtricios segtrirán siendo
en las manos de un artista verdadero. Arln Ruskin podla ver falsos.
esto en el caso de :frrlner. Él prejuicio que expresaba confa Ia El mito acerca de la proscripción del artista de la ciudad
representación generalizada era simplemente un ejemplo tlpico ideal de Platón se deriva de un malentenrlido de I¿ República'
de romanticismo inglés del siglo xrx, tratando de desterrar lo, I
gg8 A: "Reverenciémosle como algo sagrado, maravilloso y deli-
"universal" del arte para separar el arte del intelecto, cuya in- iioso: digámosle que no hay nadie como él en nuestra ciudad, ni
fluencia sobre el arte se reputaba que hacla de ése algo frlgido, se permite que háya; cubrámosle de mirra, coloquemos una dia-
carente cle emoción, y por lo tanto no a¡tlstico. I dema sobre su cabeza y enviémosle a otra ciudad; y Por nuestra
!

2 Célebres cuadros, de Constable, eI p.imero, y de Lady Butler, el s€- í Yo Drismo me hallo imPlicado en é1. véase mi artlcl¡lo sobre "La fi'
I
$ndo, (T.) losoffa del arte de Platón" en Mind, N. S. XXXIV, 151_?r' E§ uD error in'
a PersoDaie de la nov€la Tristrarn Shal,¿y, dcl escritor inglés Laulence gIé¡ especialmente, y se remonta curndo menos a la traducción Jorvett de
§tema del siglo xv¡u. itatón (r8?2). fucra de Inglaterra ha contagiado lr Croce, sosPecho que a
{ Novela de Virginia Woolf. Hay trad. esp. (T.) uav6 de la Hisloria de la cst¿tica de Bosanquet.

,, t:
I

5! aRTE Y REPR¡SENTACIóN I-Afi IDEAS DE PT-ATóN Y ]{XISTóTET.ES


t 53
ptarte siganos utilizando Por nuestro bienesta¡ a un Poeta y na- de todo prejuicio, podrá ver que Platón nunca le dice a su lec-
¡rador más arx¡tero y menos ameno que rePresente Para nosotros tor ni qüe desea at"car todas las formas de poesia, ni que consi-
el discu¡so de un hombre de bien." Quienes malinterPrehn €ste dera la-poesfa en general como rePresentativa. Podrá ver que,
fragmento de Platón uos aseguran que la víctima de esta pros- cuando menos cincuenta veccs, Platón usa el verbo pl¡reio8ct,
cripción es el poeta como tal. Si hubieran leldo todas las frases "r'epresentar", o alguna ¡:alabra alín con especial cuidado para
hasta el fin, del modo como yo las he citado, habrian podido dis- evitar que el lector olvide que Io que él discute es sólo la poesla
tinguir que no ocurre asl; que se trata de una clase de poeta; y .representativa, y no la poesía en general,z Verá que el elaborado
si hubieran recordado lo que antecedfa, habrlan percibido de araque a Homero va dirigido hacia él no como el rey de Ios poe.
qué poeta se trata: ni siquiera del poeta represenhtivo como tal, ras en general, sino como el rey de los poetas trágicos (se hace
sino del que brinda amenidad, el que entretiene, y que (aunqrre hincapié en esto una vez al principio del ataque y nuevamente al
con maravillosa habilidad y de modo muy divertido) representa fin: 5g8 D, rí¡v Te rqo'ytp0iov xoi, tdv f¡'ye¡r.óvo uurflg "O¡rr¡qov:
cosas triviales o repugnante§: la clase de persona que hace los 6o7 A, "Op¡pov rour¡trrórctov elvcu r.al rpdrrov róv rpcyrr¡6oror,óv).
¡uidos de los animales y otros semejantes (996 A). En este punro Se verá que se hace una cuidadosa distinción entre el poeta repre-
i del argumento (Libro III) no sólo algunas clases de poeta, sino sentativo y el "buen" poeta (598 E, rüv o.yo$üv rour¡rriv... ct0óra
arln algunas clases de poeta representativo, son explfcitamente dqcr nowiv, por contraste con pupr¡rÍ¡E; la siguiente oración, al
conse¡vados en la ciudad: a saber, aquellos que "representan el explicar que lo que la dyoüüg norryÍ¡g hace es "discurrir", cleja
discurso de un hombre de bien"- claro que el buen nour¡rí1E que se coutrasta con el "representador"
r1 En el libro décimo Ia posición de Platón ha cambiado, pero significa aqul no un buen altesano, sino un buerr poeta. En
.l no en el sentido de conside¡ar toda la poesla como represer¡tativa. 6o5 D, una vez más, se dice que cuando Homero o un trágico
El cambio consiste en que en tanto que en el Libro III se pros- nos hace lamentar la desgracia del héroe que él representa, 1o
Í, cribe alguna poesla representativa porque lo que representa es elogiamos "como un buen poeta"; pero este elogio, continrla
"i trivial o malo, en el Libro X toda la poesla representativa es pros- diciendo Sócrates (6o5 E), es un elogio inmerecido. Finalmente,
crita porque es representativa. Esto es muy claro desde las pri- §e verá que al Iinalizar toda la discusión, cuando Sóclates parece
meras líneas del libro, en que Sócrates se felicita de haber ceder a medias y promete escuchar con simpatía lo que se diga en
decidido "proscribir toda esta poesla ya que es representativa" defensa del acusado, insiste todavía en la vieja distinción: el
(ró ¡r¡6trpfr nopo.6É¡leo$or, oórflg 6o¡ ¡.n¡-r¡rr,xí¡). Nunca se le ocu- acusado no es de ningún modo la poesla, sino "la poes(a por
rrió a Platón que algún lector pudiera pensar que esto im- el puro placer, esto e§, la representación" (f¡ rqóg dOovi¡v *ow¡rr.xt¡
plicaba Ia proscripción de toda la poesla; porque cuando (60? A) rcl f¡ ¡,u[pr1oq, 6o7 C; "la poesfa de esta clase" rfrE rouaúr¡g
Sóc¡ates dice que "la única clase de poesla que debemos admitir ÍorlúsoE, 607 E).
son los him¡os a los dioses y las alabanzas a los hombres buenos'', No estoy tratando de defender a Platón o leyendo en él mis
no se hace a ningún personaje protestar: "¿Pero no debla ex- propias doctrinas estéticas. Yo creo que en realidad él caía en
cluirse tod.a la poeslai"
I.a tagedia y la comedia eran clases de poesla que Platón o¡ación oü pévtor ¡cr¡ tó ye péylotov z-o-rnyogizepev ui¡iq (605 C: "no hemos
clasificaba como representativas. Cuando escribió el Libro III, prescntado aún nuestra acusaciórr cor¡tra ella", esto es, cont¡a la reprclenta-
paÍece que quiso admitir en su Reprlblica una cierta clase de ción; ya que el contexlo ente¡o se retie¡e a pípqor,6, cf. [a frase 1¿v
drama, más o menos esquiliano en carácter, supongo yo. Cuando pr¡.rr¡twór nou¡t/r¡v 605 B, siete llneas arriba), mal traducida "no hemot
presentado aun nueslro cargo principal contra la poesla", como si düri6 se
escribió el Libro X, su criterio se habla hecho más severo. Todo ¡etiriera a altuna mención, en el colrtexto, de rrotlrLxi eo general.
drama debe excluirse, y se queda sólo con esa clase de poesla 7 En unol cuantos pasajes, es verdad, Platóo escribe sobre los "poetas'
cuyo principal representante es Pindaro. o la "poesla" sin la calificación expresa de .'representativa", aun cuando el
Si cualquiera lee la primera mitad del Libro X e despejándose sentido pa¡ecerla pedirlo (e.g. 600 E 5, 60r A 4, 606 A 6, y especialmente
607 B ,, 6). En todos los casos exc€pto uno, la calificación se halla obvia-
6 En griego; ya que no puede confia¡se en nuestras traduccion$. Por mente implicada en el contexto. La rlnica €xcepcióD (607 B 6), ¡un cuando
ciemplo, en uDe traducción reciente de una alta eutoridad, ¡c encont¡a¡á Ia en un pasaje Euy interesante, no afecta a Ia prescnt€ discusión.
t

54 ARTT Y REPRESENTACIóN LAS rDEAs DE PI-A]óN v en¡Srórl¡-us 55

una seria confusión al identificar la poesla rePre§entativa con la Platón la habia clasificado como I ePresentativa sólo en parte.
poesia de entrenimiento, ya que el arte de entretenimiento o Pero concuerda con Platón en quc el drama es tePles€ntativo; en
: áiversión es sólo una clase cle alte rePresentativo, §iendo el otro que la lunción del arte represenlativo es suscitar emoción; y
el arte mágico. Lo que Platóu queria ltacer, como lo explicaré en que, en consecuencia, el cll ama es csencialmente un medio de
.: en el Quinto CaPítulo, era retrasal el reloj y volver del arte de suscirar emoción. En el caso de la tragedia, esta emoción es una
ri diversión cle la decadencia griega al arte mágico del periodo ar- coml¡inacióu de icmor y conmiselacir5n. Convino también con
caico y del siglo r,. Peto al atacar la poesía representativa apli-
,'.]
Platón en que las emociones creadas en el esPlritu tle un especta-
til
i caba los meclios inadecuados pala loglar este resultado (si Iograrlo dor por una función dramática son emociones de un tipo que (al
ci hr¡biera sido posible). No aplicó el método socrático con sufi- menos en la violenta inteusidad con que son suscitadas en el tea-
Ái ciente vigor; de haberlo hecho, hal¡ria seguido adelante hasra tro) impide la debida ejecr.rción de las actividades cotidianas. No
ii hacerse la pregunta: "¿Cómo prredo discutir la pocsía represcn- obstante, deliberadamente, asumió la tarea que Sócrates habia
tl tativa (rñE roLr]oeto;6or¡ prpr¡rrxr¡) antes de haber decidido t¡tré d,ejado, en La Repúblíca 6o7 D, a "los campeones de ella, hombres
es la poesla misma?" quc no son Poetas sino amantes de la poesia, la tarea de habla¡
E,
El hecho de que Platón no se hubiera planteado la cuestión por ella en prosa y de argtiir que ella no es sólo agradable, sino
[, fundamental sin duda explica en parte pol qué su algumento h:r saludable para una ciudad y para la vida del hombre". "Ella",
lt; sido tan completamente mal interpretado. Pet-o no explica ente- aqul, como muestra el contexto, no es la poesía, sino "la poesía
I ramente la mala interpretación, y mucho menos Ia excusa. La por el puro placer, esto es, la representación" (607 C). Aristóte.
;ti razón por la cual los lectores modernos han tomado el ataque de les reclama el Iugar cle este campeón, y la Poética (o, nás bien,
ti Platón a la poesia representativa de diversión (f¡ Ípüg i§ovilv esa pequeña parte en ella que es algo más que una colección de
,t rtorr¡ruri¡ xoi i píFIorE) corno r¡n ataque a la poesía como tal, es consejos para los dramaturgos aficionados) se of¡ece como el
'.";
''í{ que la mente misma de estos lectores se halla ofuscada con una discurso en prosa que Sócrates pedfa.
teoría ordinaria teoria en uso- por la que identifican el La Po¿tica no es, por lo tanto, de ningrln modo una Defensa
::l arte como-la tal con la representación. Al llevar consigo esta teoria de la Poesla, sino una Defensa de la Poesla por eI Puro Placer, o
al texto platónico, la ponen en ese texto a pesar de todo lo que sea Ia Poesía Representativa. El método es sencillo y bien cono-
Platón hace para impedírselo. cido. La defensa admite todos los hechos presentados por la parte
En tanto que esta ordinaria teoría en uso rlomine la mente acusadora, pero los vuelve a favor del acusado. Esto se hace
de los investigado¡es clásicos, no puede esperarse que entiendan llevando el auálisis psicológico del efecto del arte de diversión
qué es ¡ealmente lo que Platón trata de decir. Pero ésa no es sobre su prlblico un paso más adelante, más allá del punto donde
razón para que no se haga una protesta contra lo que se ha con- Platón lo habia dejado. La tragedia produce en el prlblico eme
vertido eri flagrante ignominia en el mundo de los estudios clá- ciones de conmiseración y temor. Un espíritu fuertemente car.
sicos. gado dc estas emociones se halla por lo tanto inadecuado para la
Tal vez el lector se pregunte: ¿Y Aristóteles? ¿No pensaba él vida práctica. Hasta aquf Alistóteles y Platón están en acuerdo.
que el arte era esencialmente representativo? Platón deriva inmediatamenae su conclusión: por lq tanto la
Pero él deja claro al principio de la Poética que no lo consi- tragedia es perjudicial a la vida práctica del público.' (El lec-
deraba así. Acepta allí la distinción familiar de Platón ent¡e tor recordará que en ningrln momento se trató de que la discu-
arte ¡epresentativo y no representativo, sosteniendo, por ejem- sión se hiciera sobre la tragedia en su forma religiosa o mágica,
plo, que algunas clases de m¡lsica son represen ta tivas, pero no para la cual no servirfa en absoluto, mucho menos sobre la
todas. Es verdad que no sigue completamente a Platón hasra tragedia como una forma de arte propiamente dicho: sino sólo
donde debe trazarse el lfmite entre ellas. En el caso de la sobre la tragedia como una forma de diversión.) Aristóteles
poesfa él considera una clase (el ditirambo) como representa. da un paso más en el análisis. No puede dejarse en realidad,
iiva, en ranto que Platón la ha clasificado como no representativa, observa é1, que las emociones originadas por la tragedia qrreden
y otra (la épica), como enteramente representativa, €n unto que presionando el esplritu del público. Son liberadas en la expe-
ry 56 ARTE Y R¡PR¡ISENTACIóN

rienciE de observar la traBedia. Esta defecación o "purga" emo-


LAs IDE-{s pr pr-lró¡v v en¡srór¿t rs
Se supone generalmente que decir que una pintura se parece al
bj

cional (ntíOaqoq) deja eI espíritu del público, una vez que ha original sigrrilica que la pintura, como un conjunto de colores,
terminado la tragedia, no cargado de conmiseración y temor, se asemeja al conjunto de cololes que se presentan ante una
sino aligeraclo de ellos. El efecto es, de estc motlo, co¡rt¡ario al persona que rnira el original, Pero esto uo cs de ningún motlo
que t'latón habla suPuesto. lo que se quiere decir.
El análisis de Aristóteles es correctfsimo y muy imPortante, La verdadera dcfinición de arte representativo no es que
aun cr¡audo (desde luego) no como Lrna contribucil.¡n a la teorfa el artefacto sc parczca a un original (en cuyo caso yo llamo a la
del a¡t.e, sino como una contribución a la teorfa de la diversión. representación literal), sin<.r que el sentimiento evocado ¡:or el ar-
Pero que haya r-espondido a las verdadelas objeciones de Platón tefacto se aserneja al sentimiento evocado por el original (yo
a la diversión es una cosa completamente diferente. La discu. llamo a ésta representación emocional). Cuando se dice qrrc un
sión tlc I)l¡t1¡n del arte de diversión cs sólo utr iucitlente cn retrato se parcce al modelo, lo que se quiere decir es que el espcc.
La Reltriblica. La Repúbltca trata de una variedad de nlirterias; tador, al rnilar el rctrato, "siente como si" se encontrara en la
pcro no es una enciclopedia o una sl/rn¿; se concentra en un presencia del modelo. Esto es lo que el artista reprcsentativo
solo problema, y los diferentes temas cle que trata son incluidos trata cle lograr. Él sabe cómo quiere hacer que su público se
y discrrtitlos sólo en la medida en que iluminatt ese 1>roblerna. sienta, y construye su artclacto de tal ¡nodo que éste lo haga
El problcma es la decadencia del mundo griego: sus sfntomas, sentirse asl. Hasta cierto punto, esto se logra representando el
l
sus causas y sus posibles ¡emedios. Entre sus sintomas, colno con objeto literalmente; pero mís allá de estc puuto se logra por
toda razón PIatón sostenla, estaba la suplantación del antiguo arte medio de un hábil alejamiento de la representación literal. La ,t
!
mágico-r'eligioso por un nuevo arte de diversión. La discusión habilidad en cuestión, como cualquiera otra habilidad, es algo
de Platón sobre la poesla se basa en vivo sentido de situaciones a lo que se llega ideando medios ¡:ara un lin dado, y se adquierc d

reales: conoce la diferencia que hay entre el arte antiSuo y el emplricamente, obserlando la manera como ciertos ar-tefactos I
I
¡¡sv6 clase de diferencia que hay entre los pedimentos afectan a ciertos públicos, y por lo tanto por experiencia (que )
I
-l¿ y Praxfteles- y trata de analizarla. Su análisis es
de Olimpia puede en parte ser la experiencia de ouas personas trasmitida I 1:
I
imperfecto, Él cree que el nuevo arte de la decadencia es el arte por instrucción) se llega a poder producir en el público la clase I
I
de un mundo sobreexcitatlo supraemocionalizado; pero realmen- de efecto que se quiera producir. I
I
I
te es por completo lo contrario. Es realmente el "alte" de un No es, en consecuencia, un signo de incompetencia en el I
I
mundo defecado emocionalmentg un mundo cuyos habitantes a¡tista representativo que sus obras no sean literahnente copias
lo sienten inslpido y gastado. En verdad el arte de una Tierra exactas de sus originales. De ser asi, Ia cámara habrla ganado i
Ye¡ma. Aristóteles, con la experiencia de otra generación del la delantera al pintor retratista en su propio terreno; cuando I

siglo rv para enseñarle, corrige a Platón en los hechos. Pero sucede todo lo contrario; los retratos fotográficos son r¡ás o menos i

ha perdido el sentido de Platón para la significación de ellos. "falsificados" sobre priucipios tomados del pintor reratista, ya
Aristóteles no siente ya el contraste entre la grandeza del siglo v que e\ pintor retratista no quicre producir un parecido literal.e i

y la decadencia del ¡v. Platón, en el umbral de la decadencia de Deliberadamente descarta algunas de las cosas que ve, modifica
Grecia, mira hacia adelante, proféticamente hacia el desastre, y otras, e introduce unas más que ro ve en su modelo. Y todo .

entrega todas las energlas de su heroico esplritu a la tarea de con- esto se hace sistemática y hábilmente, para producir algo que el
jurarlo. Aristóteles, hijo del nuevo mundo helenlstico, no ve 8 van Gogh ha pucsto bien este punto. "Dis á Serret q ¿ i¿ serais
desastle alguno. Pero está alll. d¿sesp¿r¿ sí fies ligurcs ¿laient bollnes, dis-Iui que je ne les ú¿lx pas acade-
miquement cor¡ec[es, dis-lui que .ie rreux dire que si on photographiair un
hoome qüi bC.he, i¡ r¡¿ b¿.heroit ce¡tai¡eñer¡¿ pdr. Dis-tui que je trouve
§ 4. La ret resentación literal y la enocional les fi8urcs de l\lichel-Arrge admirables, quoique les jamb€s soient décid¿ment
trop lortucs, les hanch€s et les cuisses trop latges-.. Ies 1,mis peintres... ne
Volvamos al caso del retrato de que partimos. ¿Qué es lo que peiBnerrr pas les (hoses telles qu'elles sorrt,... r ais c4mrne cux... lcs scnte¡t."
e[ pintor suministla con el nombre de un "buen parecido"? Lctt es, ed. Philipparl (1937), p. rp8.
l

b8 ARTE Y RtrPREsENl-A()óN LAS IDEAS O¡ r'r-aróN v lnrsrór¿r-Es 59

cliente tornará "como" el original. I-as Per§onas y las cosas apa- tomaria una fotogralia cle los clauzantes en una posición en deter'
¡ecen diferentes ante nosotros según la emocióu que sentimo§ rninado momen¡o. Ull ar-tista moderrlo convencional, con un
al verlas. Un animal salvaje al que tememos parece rnás grande espiriru sobornado por el natttralismo, los dibujaría de la r¡isma
de lo que parecer'ía si no nos atemorizara; son sobre todo sus ¡uánela. Pero hacer esto serir insensato, Pol'que el efec¡o c¡no-
colmillos y sus garras las que aumentan de tamaño. Una mon- cional de la danza depentle no de uingtna postura instantánea,
taña que nos disponemos a ascender se ve exageradamente empi- sino del diseño trazaclo. Lo que deberia ltace¡se cs prescindir
nada y escabrosa, Una pelsorra que nos infunde miedo aparece de los danzantes y dibujar el diseño sol¿lulente.
ante nosolros con grandes y pcnetrantes ojos, Las fotografías o Ésta es sin duda la explicación de mucho arte "primitivo"
dibujos literalmente precisos de estas cosas, emocionalmente que a primera vista parece no ser representativo, y que está cons-
no tendrán ningún parecido con ellas; en a¡rto que un pintor tituido por espirales, lineas entretejidas, etc, Creo que, por
avezado, pondrá las exageraciones apropiatlas y así producirá ejemplo, puede muy bien ser la explicación de los dibujos ex-
un parecido emocionalmente correcto; correcto, clato, para el Íañamente curvilineos que soD tan caracterÍsticos del arte celta
pfrblico especial en el que piensa. pre-cristiano en el periodo La Téne. Estos dibujos producen un
Por lo tanto, la represeDtación en el ar [e no es lo mismo que poderoso y muy peculiar electo emocional, que puedo llamar,
el naturalismo. El naturalismo no es siquiera icléntico a la repre- para mejor descril¡i¡lo, una mezcla cle voluptuosidad y teror-.
sentación literal como tal, sino sólo a la representación literal Este electo no es ciertamente accirlental. Los artistas celtas sabian
de ese mundo-del-se¡rtido,cornún de las cosas como aparecen ante qué era lo que hacían; y yo imagino que producían esta reacción
un ojo normal y sano que llamamos naturaleza. Las pinturas de emocional por razones religiosas o üágicas. Puedo conjeturar
animales tlemonios de Breughel, la Sonata de los fantastnas que cl estado mental puerla haberse evocado originalmente por
de Strindberg, los cuentos de Poe, los dibujos fantásticos de los diseños de danza de sus ceremonias religiosas, y que los dise'
Beardsley, las pinturas suüealistas, son estricta y literalmente ños que no§oüos poseemos puedan sel representaciones de ellos.
¡epresentativos; pero el mundo que ellos representan no es el Al artefacto que representa su original en este segundo grado
mundo tlel sentido comÍrn, sino el mundo del delirio, un mundo le llaman, algunas veces, los psicoanalistas y otros, un "simbolo"
anormal o arln demente, habitado permaDentement€, sin duda, del original. La palabra es equívoca, Sugiere una difereucia de
sólo por los demer.rtes, pero visitado ocasionalmente por todos clase entre un simbolo y una copia o transcripción, en tanto que
nosotros, la diferencia entre las dos cosas cs de gratlo; y sugiere que la
De r¡n modo general, podemos distinguir tres grados de repre- selección de un símbolo se realiza pol una especie cle acuerdo
sentación. Primero, r¡na representación ingenua o casi no selec- o convenio en el que cierhs personas deciden usar la cosa asi
tiva, que trata (o parece tratar) de realizar la tarea imposible llamada para ciertos propósitos, ya que es eso lo que la palabra
de la completa literalidad. Encontramos ejemplos de ella en la "símbolo" significa. Nada semejante ocurre aquí. Lo que sI
pintura paleolitica de animales o en la escultura retratista de sucede es que hay una representación literal selectiva, que em-
los egipcios; aun cuando cabe recordar que estas cosas son píricamente se ha descubierto ser un medio efectivo de represen-
mucho más refinadas de lo que nos inclinamos a suponer. tación emocional.
En segundo lugar, se encuentra que se puecle producir el mismo La Bente habla algunas veces como si la "seleccióu" fuera
efecto er¡ocional, quizá con mejores resultados, por la audaz una parte esencial en la obra de todo arLista. Esto es un error.
selección de elementos importantes o caracterfsticos y la supre- En el arte propiamente dicho no hay tal cosa; el artista dibuja
sión de todos los clemás. Lo que quiere decirse al llamar a estos 1o que ve, expresa lo que siente, revela plenamente su experien-
elementos importantes o caracterlsticos es simplemente que se cia, sin ocultar nada ni cambiar nada. I-o que la gente a Que
les encuentra suficientes por si mismos para evocar la respuesta me refiero hace, al hablar de selección, es discutir no'la teoría
emocional. Por ejemplo: supongamos que un artista quisiera de1 arte propiamente dicho, sino la teotia del arte representa.
reproducir el efecto emocional de una danza ritual en la que tivo del segundo grado, que con{unde con el arte propiamente
los danzantes trazar un dibujo en el suelo. El viajero moderno dicho.
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.60l ARTE Y REPRXSENTACIóN i
I

.' El tercer grado abandona completamente la representación


literal; pero la obra sigue siendo representativa, porque trata de
realizar, esta vez con un solo ojo, la representación emocional. IV. EL ARTE COIVIO MAGIA
De este modo, la música, Para 6er representativa, no necesita
copiar el ruido que hacen las ovejas al bala¡ una máquina de § t Lo que no es el arte: (i) pseudo-ciencia
ferroca¡ril a todo vapor, o el vibrar de la garganta de un hom-
bre moribundo. EI acompañamiento pianlstico de la canción La representación, hemos visto ya, es siempre un medio para un
Feldeinsatnkei.t de Brahms no hace ruidos que en lo absoluto se fin. El fin es la re-evocación de ciertas emociones. Según que
parezcan a los que escucha un hombre tirado en el pasto en un se evoque estas emociones por su valor práctico o por ellas mis.
dfa de verano mirando pasar las nubes; pero hace ruidos que evo mas, se le llama magia o diversión.
can un sentiniento asombrosamente parecido al que un hom- Mi uso del término "magia" en relación con esto, provocará
bre tiene en situaciones semejantes. La música erótica de una dificulhdes sin duda; pero no puedo impedirlo, por razones que
orquesta moderna de baile puede o no consistir de ruidos como espero podrán dilucidarse. Debo por lo tanto asegurarme de
los que hacen las personas en un estado de excitación sexual, que las dificultades no conduzcan a malos entendimienros, al
pero evoca del modo más poderoso sentimientos como los que menos en el caso de los lectores que tengan el deseo de entender.
1, coresponden a este estado, Si cualquier lector se siente o[en- La palabra "magia" por regla general ¡ro [eva en sl ninguna
ii.J dido por mi sugestión de una identidad en principio entre significación definida. Se la usa para denotar ciertas prácticas
Brahms y el jazz, siento mucho que la sugestión le ofenda, pero usuales en las sociedades "salvajes", y que son reconocibles aqul
:'l lo hago deliberadamente. y allá en las capas menos "civilizadas" y menos "educadas" de
i nuesra propia sociedad, pero se la usa sin ninguna conce¡>
.:i
ción definida de lo que connota; y, por lo tanto, si alguien
afirma que, por ejemplo, las ceremonias cle nuestra propia igle-
sia son mágicas, ni esa persona ni nadie más puede decir qué es
lo que significa esa afirmación, excepto quc trata evidentemente
de ser peyorativa; no puede describirse como verdadera o como
falsa. Lo que yo estoy tratando de hacer aquf es rescatar la
palabra "magia" de esta condición en la que queda reducida a un
término peyorativo sin sentido, para usarlo como un térnino
con un significado definido.
Su degradación como un término despectivo fue la ob¡a de
una escuela de antropólogos cuyo prestigio ha sido merecida-
mente grande. Hace dos generaciones, los antropólogos se impu-
sieron la tarea de estudiar cientificamente las civilizaciones dife-
¡entes a la nuestra que habfan sido agrupadas bajo el poco
inteligente nombre despectivo (o, a veces, poco inteligente nom-
bre elogioso) de salvajes. Sobresalientes entre las costumbres cle
estas civilizaciones encontraron prácticas del tipo que por con-
senso común fueron llamadas mágicas. Como estudiosos de la
ciencia su deber era descubrir el motivo de estas prácticas. ¿Para
qué, se preguntaron, sirve la magia?
- La dirección en la que buscaron una respuesta para esta pre.
Eunta estuvo determinada por la influencia predominante de
6t
H

EL ARI'E CO}ÍO MACIA LO QTJE NO ES EL ARTE: PSEUDOCIENCIA 63


62

una Iilosofía positivista que, desconociendo la natr¡raleza emo- raleza como para realizar delicadas operaciones en Ia metalurgia,
cional del hombre, r-educia la experiencia humana e¡rtera al la agricultura, la cría cle ganado, etc. Un hombre que puede
intelecto, y aún más, desconocla todas las actividades intelectua- aprehender la relación de carrsas y efectos lo suficientemente
I les excepto las que, de acuerdo con la misma filosofla, concurri' como para hacer un azadón del hierro en bruto no es el imbécil
I rian a la constitución de la ciencia natnral. [ste prejuicio las cientflico que la teoria de Tylor, y ]as Srotescas elaboraciones de
llevó a comparar las prácticas mágicas de los "salvajes" (los hom- que ha sido objeto en las manos de los psicólogos franceses, nos
bres civilizados, supusieron ternerariamente, no te¡rían ninguna, llevarian a creer.
excepto por cie¡tas anomalias que estos antropólogos llamaron r. Pero aun cuando así fuera, la teorla no se ajr¡sta a los he-
i[ super.vivencias) cou las pr'ácticas del homb¡e civilizado cuanclo chos que se suponía explicar. He aquf uno de ellos. Un "salvaje",
{ hace uso de su conocimiento cientlfico para dominar a la natu- para evitar que sus uñas caigan en las manos de un enemigo, las
raleza. El mago y el hornbre de ciencia, concluyeron, Pertenecen destruye con meticuloso cuidado. Cuando el antropólogo le pr-e-
ñ
al mismo géner-o. Ambos son personas que tratan de dominar gunta por qué, explica que su propósito es evitar que el enemigo
I
a la Datur-aleza por la aplicación práctica del conocimiento cien- I las u§e como un a[na mágica conra él; porque si ellas fueran
¡ tlfico. La diferencia es que el hombre de ciencia posee realmente rnalignamente destruidas con las adecuadas ceremonias, la des-
el conocimiento cientifico, y en consecuencia sus esfuerzos para trucción se extenrleria al cuerpo del qr.re han sido cortadas. El
¡ dominar a la Datur-aleza tieDen éxito; el mago no posee ningún antropólogo, ansioso por ver por qué su inlormante abriga una
i c¡eencia ta¡r obviamente infundada (ya que un sencillo experi-
conocirnierrto cienrifico y por lo tanto sus esfuerzos fracasan.
i mento, está él convencido, demostraría su falsedad), elabora una
Por ejemplo, la irrigación de los cultivos r€almente les hace cre-
I
cer; pero el salvaje, que no sabe esto, baila, con la falsa creencia ¿ hipótesis para explicarla; y la hipótesis a la que llega es que el
de que su ejemplo animará a los cukivos en un espiritu de emu- "salvaje" cree en una conexión "simpatética" entle las uñas y
lación, y los hará crecer tan alto como sus saltos. Por lo tanto, el cuerpo del que han sido quitadas, de tal manera que su des-
concluyeron, la magia es en el fondo simplemente un tipo espe- trucción automáticamente redunda en ese cuerpo.
cial de en-or: es una ciencia natural equivocada. Y las prácticas Esta segunda creencia es igualmente infundada, y por lo tanto
mágicas son plácticas pseudo-cientfficas basadas en este error.l requiere una explicación. Los antropólogos ingleses, buenos y
Esta teoria de la magia como una pseudo-ciencia es un ejem- honrados hombres, no observaron esto; pero sus más lógicos cole-
plo de pensamiento extraordinariamente confuso. No valdría la I gas franceses sf, y procedieron a elabora¡ toda una teoría sobre
pena que tratáramos de desenmarañar aquí el laberinto de dispa- la "mentalidad primitiva", mostrando que el "salvaje'; tiene un
rates y prejuicios sobre el que descansa. Me basta¡á hacer dos tipo de mente muy peculiar, de ningrln modo como la nuesrra;
crlticas- no funciona lógicamente como la de un francés, ni obtiene cono.
r. Era excusable en Locke clasificar a los salvajes con los idio- cimientos por la experiencia cbmo la de un inglés, piensa (si
tas como una clase de hombres incapaces de pensar lógicamente, puede llamársele pensar) por el desa¡rollo metódico de lo que,
ya que Locke y sus conrcmporáneos no sablan prácticamente desde nuestro punto de vista, es una especie de locura.
nada acerca de ellos. Pero estaba muy lejos de ser excusable en Esta extraordinaria teoría, cuya influencia sobre la ciencia
Ios antropólogos de1 siglo xrx, que sablan que los hombres a los antropológica ha sido apenas más maligna que su influencia en
i
que ellos llamaban salvajes, aún aparte de la capacidad mental las relaciones prácticas entre los europeos y los pueblos a quie-
1
demostrada en su habilidad para crear sistemas políticos, legales nes ellos gustan de llama¡ salvajes, se basa en un simple emor.
t y lingülsticos extremadamente complejos, entendian lo bastante El hecho que servirla para explicar si fuera verdadera no es el
;t
acerca de las conexiones entre las causas y los efectos en la natu- hecho observado. El hecho observado es que el "salvaje" des-
truye sus propias uñas. La teoria es que él cree en una conexión
t\
\ I I Esta leorfa fue propuesta po¡ Sir Edward Tylor en r87r (Prin¡iú¡'v¿ "mística" (para rrsar el adjetivo francés) entre estas uñas y su
i: I C¿¡¿r¡r¿["Cultura primitiva"], cap. rv). El hccho de que S¡r James Frazer (¿a propio cuerpo, de tal modo que su destrucción le es perjudicial.
rama iloruda, ga ed., F.c.E., México, 1956) la sostenge arln ha sido desastroso
ii para la antropologla contemporánea y todos los estudiG relácionados con ella. I Pero si él creyera esto, consideraría su propia dest¡ucción de sus
li I
I
64 EL coMo MAGIA IrO QUE LA MAGIA NO EJ: NEUROSIS 65
^RTE
,d* ao*o suicidio. No lo hace asl; por lo tanto no cree en la Tylor-Frazer ha sido casi2 hecho en silencio; y un resultado
supuesta conexión "mlstica", y las bases por las que se le ha di ello ha sido, extrañamente, la confirmación de esa teorla en la
at;ibuido una "mentalidad primitiva" desaparecen. mente del público en general, ya que el ascendente vigor de la re'
Pero, por muy simple que sea, el error no es inocente. E§con' ciente invástigación cient(fica ha creado una demanda, fuera de
de una semi-consciente conspiración para ridiculizar y menos- los círculo¡ especializados, de esc¡itos antropo.lógicos; y ella se ha
preciar a civilizaciones diferentes de la nuesra; y, en particu- visto satisfecba al hallar en La rama dorada un inagotable cúmu-
iar, a civilizaciones en las que la magia es ¡econocida abierta- lo de desechos que hacen buena lectura. El público, tomándolo
mente. coflro un monumento de sólido pensamiento, emPieza a adoptar
Los antrópologos, tlesde luego, negarfan indignados esto; Pero' la teoria de la magia como pseudo-ciencia, precisamente cuan-
un examen minucioso echaria abajo las negativas. El hecho del do los antropólogos empiezan a olvidarla.
que partimos {ue que un "salvaje" destruye sus uñas para impe-
dir que un enemigo las destruya con ciertas ce¡emonias mágicas. § z. Lo que la magia no es: (ii) Neurosis
El antropólogo se dice a sí mismo luego: "Mi informante me dice No tanto una alternativa a la teorla de Tylor y lrazer tle la ma-
que tiene miedo de que alguien haga dos cosas simultáneamen- gia; sino más bieu un desarrollo especializado de ella, lra sido
te: que destruya estas uñas y que realice ciertas ceremonias. Aun- presentado por I'reud, en el tercer capítulo de Totern y tobú.8
que él debe saber tan bien como yo que las ceremonias no son
2 No completemente. Cf. p. ei. Ias corife¡cncias DurharD de lrlalinowski
más que un truco sin sentido," Pero todo esto sólo ocurre en
(1936) sohre ¿o§ /¿rrdonclttos delc le y la morol (Thc Foundations of Fa¡th
la mente del antropólogo; porque, de no haber sido, asl, no ha- añd Mo¡alr), p. 5: "La concepci(in, f,or e.iemplo, de la magia primir¡va como
brla basado su teoría en un hecho falso (el temor de la ales- una técnica cientlfic¡ faha" no hace iusticia a su valor cultural,
trucción de las uñas como tal) en lugar de basarlo en el hecho a El tema inmediato de este libro me pone er¡ corracro sólo co¡r el ca-
verdadero que habia observado correctamente (el temor a esa pltulo ¡u de Tot¿tr y tabú de Freud. Tal vez el lecror me perdone si añado
qu€ todo lo qne he dicho sobre ele capltulo €s aplicable nütotis mütandís
destrucción cuando, y sólo cuanclo, ella va acompañada de cere- resro. Las falacias 6e hallan inhe¡entes en el principio que impulsó a F¡€ud ^l
monias mágicas). La fuerza motriz detrás de esta sustitución es la a escribir el libro, el principio de "aplicar los puDros de visra y los resulta-
convicción del antropólogo de que las cerer¡ronias que habrlan dos de¡ psicoanálisis a problemas no explicados de la p,sicologle racial,,. Eo
de acompañar a la destrucción de las uñas no son más que un l¡D leDguaje más s¡mple, esto significa explicar las peculia dades (¡e las crecn-
cias y el comportamiento de los sah.ajes por analogia con las pe.uliaridade!
truco sin sentido que no podrlan hacer daño a nadie. Pero estas obsefl'¡das por los psicoanalistas en sus pacientes. pero .,s¡lvaje,,, áqul,
ceremonias son la única parte mágica de todo el asunto. La pre- quiere decir sólo "que pert€nece a cualquier civilización marcádenenre dife-
tendida teorla de la magia ha sido elaborada manejando los hechos. reDte de ln de la Europa nroderna"; y las "peculiaridades" rle las crcencia!
de tal modo que se deja fuera a todos los elementos mágicos. y el comportamienro de l(a salvaies son sólo los puntos que parecen pecu-
En otras palabras, la teoría es una ¡esistencia débilmente enmas- liares a un europeo moderno, €sto es, 106 puntos en que €§a dilerencia
r¿dica. Asl, m un lenguaje todayla más simple, el programa de Fr€l¡d coD-
calarla para no estudia¡ la magia, lirte en ¡educir las diferencias entre las civ¡lizac¡ones ro europ€ás y let
Los anmopólogos de nuestros dlas se valen muy poco de la europeiú a diterenc¡as entre enfermedad mental y salud mmtal. ¿Es dc
teorla de Tylor y Frazer, o del arreglo psicológico que de ella ha cxtiañar que "el salvaje devuelvi el golpe"?
hecho Lévy-Rruhl, ya que están mucho más familiarizados con Este no es el lugar para expoDer en deralle las argucias y sofiste as por
las curles Freud sc colvence a sI mismo ly a orros también, evidentemenre)
los hechos de la vida "salvaie" que los hombres que inventaron de que se ha realiza¿lo su programa. Mi propósito en esta nota es señalar
y elaboraron esa teorla; mucho más Intimamente, en verdad, que que r¡ni persorla que puede tratar de identificar Ia diferencia cntre las ciyi-
los mejor informados investigadores de campo de quienes los te6 lizaciones con la diferencia entre la edad mental y la salud t¡rentel, en otra!.
ricos dependlan para sus datos. En consecuencia ellos saben sufi- palablas, redücir el problema hisrórico de la natu¡aleza de la civilización a
cientemente acerca de las prácticas mágicas como para creer que' un problema médico, es una pcrsona cuyos prrDtos de vista sob¡e todos to!
problernas relacionados con 1¡ nirttrraleza de la civilizaciótr serán falsos en la
pueden éstas explicarse sobre principios positivistas como slnto- prcporción en qDe se apegue honradamente a su empeíio, y pcligrorarnentc
mas de desorden en la máquina del pensamiento inductivo. Pero falsos en proporción r !¡ altr¡ra dc su presti8io en su pl'op;o terreno. En.
este movimiento de una opinión técnica distante de la teoría de tre eslos prcblemas se h¡lla el dc l¡ n¡turaleza rlel altc. ,
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66 til- AR I'ra cot\Io IIA(;IA LO QUE LA MAGIA NO tr§: NIiUROSIS 67
Lévy-Bruhl habla ya atacado el problema de la explicación de de sus órganos sensoriales. El salvaje hace algo no idéntico a
por qué la mente del "salvaje" funcionaba de modo tarr extraor- éstos, pero semejante. Él satisface sus deseos realizando un acto
dinario, y desde nuestro punto de vista tan irracionalmente, qre reprcsente lás cosas que él desea; dicho de otro modo, crean-
como lo implicaba la teoría de Tylor y frazer. Lo explicó di do alucinaciones motrices (op. cit., p. r4o). Para ilustrar esto,
ciendo que los salvajes tienen un tipo de mente peculiar que Freud cira a un paciente suyo, un neurótico de compulsión, quien
uo [urrci<rna asl (La Mentolilé primitiue, ed. I, rgr3; esta edición creia que si pensaba en una persona, ésta era por ello transpor-
original llevaba el título de Les Fonctions menlales dans les tada al sitio; si maldecía a una persona, ésta Droría, etc. [,sto,
Sociétés ittfétieures). El argumento de este libro es un ejemplo observa, Freud, sigrtifica creer en la omnipotencia del propio
muy curioso de "metalisica" en el sentido comtiano, esto es, el pensamiento: creer que lo que se piense se ha de realizar porque
intento de explicar hechos inventando entidades ocultas. La na- uno lo piensa. Esta curiosa condición psicológica sugiere Freud,
ruralsza de la "mentalidad" de una petsona es en si misma com- es la condición que sustenta las prácticas mágicas.
plehmente incognoscible: sólo cs cognoscible por sus manifesta- Pero esto no explica nada. Tal vez podria explicar Ia magia
ciones, las formas como piensa y actí¡a. De nada sirve, por lo si la magia Iuera algo totalmente diferente de lo que es; pero
tanto, tratar de explicar su pensarniento y comportamiento en no se apoya en los hechos verdaderos. Porque la magia consiste
una forma extraña por medio de la hipótesis de que tiene un tipo esencialmente en un sistema de prácticas, en una técnica. Ningún
extraño de "mentalidad"; ya que esta hipótesis es indemostrable. mago cree que puede conseguir lo que él quiere meramente que-
Lévy-Bruhl nos ha dado, en verdad, un perfecto ejemplo con. riéndolo, o que las cosas se realizan porque piensa él que han cle
temporáneo del rnétodo por el cual, segrtn Moliére, se enseñaba suceder. Por el contrario, es porque él sabe que no hay ninguna
a pensar a los estudiantes de medicina de Montpellier en el conexión inmediata de esta clase entre el deseo y su cumplimiento
siglo xvtr. (y por ello es muy distinto al paciente de Freud precisamente
en el punto en el que Ireud los compara) por lo que inventa o
[Candidato] Mihi denandatur a docto doclore adopta su técnica como un término medio que conecta las dos
caLsam et Ía¡ionem qud¡e i cosa§.
Opiu.m facit dormire Posterio¡mente, Freud parece vagamente darse cuenta de esto,
A quoi respondeo: I
y convencerse de que una teoría de la magia que pasa por alto
Quia est in eo I toda referencia a las prácticas mágicas no es muy satisfactoria-
Vertus d.ormitiua, De modo que recurre a ellas diciendo que los neuróticos de com-
Cuius est nalura pulsión, al alarmarse por su propia omnipotencia, se protegen
Scnsus assoupire, contra ello inventando fórmulas y rituales cuya función es im-
j[Coro de jurados] Bene ben¿ bene bene res|oltdere pedir que sus pensamientos y deseos se realicen (p. 146). Estas
Dignus dígnus est entraÍe I
fónnulas y rituales son la "contrapartida" de los actos rituales
I
In nostt'o docto cot'póre. del mago. Pe¡o los dos casos se parecen tanto uno a otro como
I
un pararrayos a una dinamo. El neurótico de compulsión, estan-
Freud, por el contrario, no es nada si no es cientlfico. É,1 do bastante desequilibrado, cree que sus deseos se cumplen inme-
sabe que la tarea del hombre de ciencia es relacionar hechos no diatamente. Teniendo un método denho de su locura, inventa
.con entidades ocultas, sino con otros hec-hos, Al hacerse la mis. medios de romper esta conexión inmediata, y de dominar el po.
ma Pre8unta que Lévy-Bruhl, "¿Por qué pensarán los salvajes de der.de su pensamiento sin graves consecuencias. El "salvaje", en
/una mancra tan extraña?", la contesta relacionando los supuestos
cambio, siendo un hombre cuerdo, sabe que sus deseos no se cum-
:hechos de la magia con los de la neurosis de compulsión como plen de un modo inmediato. Por lo tanto invenh medios para
la que ha estudiado en srrs propios pacientes. Un niño, señala é1, ¡ealizarlos.'
fatiEface sus deseos por medio de alucinaciones sensoriales; esto El problema para cualquier teorfa de la magia es el siguiente:
cs, crea sensacion€§ satisfactorias por la excitación cenuifuga {Qué clase de deseos deben ser aquellos para cuya realización
I

68 EL AR,TC CO}ÍO ]\{ CIA


i
Lo euE Es L^ MAGIA 69

deben servir los actos que llamamos mágicos? Freud no ha tG. mente usando un término demasiado libre para las característi.
cado siquiera ese problema. Simplemente le ha dado un carpe- cas que lo diferencian de un hombre de cicncia, sin tomarnos
tazo al no poder tener en mente las peculiaridades que real- la mblestia de analizar esas caracterlsticas. Las semejanzas en-
mente s€ encuentran en la actividacl nlágica, y al establecer una te la magia y la neurosis, sobre las que descansa la teoria freu-
comparación eutre la psicologia de la magia y la completamente diana, son tan peqt¡eñas o tan Erande§ como uno quiera; ya que
diferente psicologia del ritual de compulsión. El problema que ueurosis es un término negaÚvo, que abarca muchos tipos de
sc suscita (y que yo no trataré de resolver aqul) es: ¿Qué fuerza es alejamiento de nuest¡o arbitrario "estii¡rdar" de salud mental'
la que actúa en la concicncia cientifica de los europeos mo- y no hay razón alguna para que uno <Ie los factores en la listi
cternos que irnpitle zr éstos pensar clirectamente ace¡ca de l¿ cle ca¡acterísticas requeridas para un "est:indar" tle salud mcntal;
r¡ragia? ¿l'ol'qué cs que obstinados ingleses y escoceses como Tylor no deba ser la no c¡eencia en la magia. Pero entre la magia y el
y Frazer, al atacar el problema cierran los ojos ante los hechos arre las sernejanzas son grandes e íntinras.'Las prácticas mágicas
mismos que tratan de explicar? ¿Por qué es que un agudo y filo- contienen invariablemen te, no corno elementos periféricos, sino
srifico f¡ancés, como Lévy-Brtrhl, al eurpezar a buscar teorías centrales, activitlades artísticas tales como tiauzas, canciones, di-
sobre el problema, habla como t¡no de los sublimes tontos de bujos, esculturas. Más aún, cstos elementos tienen una función
IUoliére? ¿Por qué es que Fr-eud, e[ más grande psicólogo de nues- que se asemeja en dos maneras a la furrción de la diversión. (i)
tra época, reacciona ante él perdiendo toda su capacidad de dis- Son medios para un lin preconcebido y son, por lo tanto, no arte
tinguir entre una clase de función psicológica y su contraria¡ propiamente dicho sino artesania. (ii) Este Iin es el de suscitar
¿Somos tan civilizarlos que el salvajismo está demasiado remoto
emocio¡res.
de nosotros para que nos sea comprensible? ¿O la magia nos ¡ i) Que la magia es ese¡rci¿lmente un medio para un Iin pre-
atenoriza tanto que simplementc no nos atrevemos a pensar con concebido es, creo yo, obvio; y es igualmente obvio que lo que
decisión sobrc ellal se usa como medio es siempre algo artlstico, o, más bien (ya
La scgunda alternatiya es cuanclo menos una posibilidad. Y que a[ ser usado couro medio para un fin no puede ser arte
la menciono porque es una posibilidad contra la cual debemos propiamente), cuasi-ar-tistico.
ponernos en €íuardia. Si, como gente "civilizada", realmente nos ¡ r) Que el fin de la magia es siempre y exclusivamente el de
sentimos aterrorizados por la magia, este terror será algo que despertar ciertas emociones, es menos obvio; pero todo mundo
preferiremos no admitir. Se evidenciará en parte (ésre es el úni- habrá de admitir que éste es cuando menos en algunos casos y
co punto que a ml y al lector nos importa inmediatamente) en parcialmente en firr. EI r¡so de bramaderas en las ceremonias
forma de t¡na fuerte lesistencia a pensar acerca del problema de iniciación aust¡alianas tietre como finalidad, al rnenos en
de un modo frlo y lógico. Ese terror, por lo tanto, nos pondrá parte, suscitar ciertas emociones en los candidatos a la inicia-
todos los obstáculos para que no aceptemos una teor(a verdadera ción y otras en las personas no iniciadas que lleguen a escu-
de la magia, si alguni sc nos ofrece, Con esta advertencia, tra- charlas. Una tribu que l¡aila r¡na danza guerrera antes de entrar
taré de desarrollar esta teorla. a la lucha con sus vecinos, está cxcitando sus emociones bélicas.
Los guer-reros bailan para alcanzar la convicción de que son in-
vencibles. La diversa y complicada magia que rodea y acompaña
$ 7. Lo que es la mogia
la agr-icultura de una socieclacl campesina expresa las emociones
La única manera provechosa de meditar sobre la nragia es.estu- de esa sociedacl hacia sus rebairos y manadas, sus cultivos y slts
i inst¡umentos de trabajo; o mhs bien, evoca en sus miemblos en
diarla relacionándol¡ con el arte. Las semejanzas entre la magia
y la ciencia aplicada, sobre las que clescansa ta teorla de Tyloi y cada punto critico del calendario esa emoción, entre todas ellas,
Frazer, son muy ligeras, en tanto (lue Ias diterencias son grancles. apropiada para la fase correspondiente de su rabajo anual.
El mago como tal no es un hombre de ciencia; y si acéptamos Pero aun cuando la magia suscita emociones, hace esto de un
esto y lo llamanros rrn mal hombre de ciencia, estamos iimple- modo muy distinto a como lo hace la diversión, Las emociones
=q

?o, ' EL ARTE CoMO MACÍA Lo QUE Es LA r{AcIA 7t


despertadas por los actos mágicos no son descargadas por esos eativo Dueda producir enfermedades de varias clases o aun la
actós. Es importante para la vida práctica de la gente implicada i.,..t.,'., algá sobre lo que ningrln estudiante de psimlogía mé-
que esro no suceda; y las prácticas mágicas son mágicas precisa- dica querrá dogmatizar.
mente po¡que han sido ideadas para que esto no pase. Lo que Uñ paso más allá de este tipo de caso nos lleva a otros casos
sucede es Io contrario: estas emociones son entocadas y ctistali- en los que los "salvajes" creen, o Parecen creer, que la magia
zadas, consolidadas, como aBentes efectivos en la vida práctica. puede hacer cosas que nosotlos los hombres "civilizados" cree-
El proceso es exactamente opuesto a la catarsis. Alli, la emoción mos ser imposibles, tales como Provocar- Ia lluvia o detener los
es descargada de tal modo que no interfiera con la vida prác- terremotos, Yo francamente nte inclino a creer que ellos abri-
tica; aquí es canalizada y dirigida hacia la vida práctica. gan tales creencias; los salvajes no se hallan más exentos de
Lo que trato de sugerir aqui es que estos efectos emociona- cometer tonterias que los hombres civilizados, y sin duda son
les, en parte en los ejecutantes mismos, en parte en oros Iavo- susceptibles de caer en el error de pensar que ellos, o las perso-
rable o desfavorablemente afectados por la ejecución, son los nas a quienes consideren sus superiores, pueden hacer lo que en
únicos electos que la magia puede producir, y los rlnicos que, realidad no puede hacerse. Pero este erfo): no es la esencia de Ia
magia; es una perversión de la magia. Y debemos cuidarnos de
cuando son ejecutados inteligentemente, se quiere que produz-
la manera como la atribuimos a los hombres a quienes llamamos
can. La función primaria de todos los actos mágicos, sugiero, es
salvajes, y que un dla se levantarán y declararán contra nosohos.
Benerar en el agente o agentes ciertas emociones que se conside- Un campesino cuya cosecha se frustra porque no ha sabido cui-
ran necesarias o úriles para el trabajo de vivir; su función secun- darla por negligencia generalmente culpa al tiempo. Si las prác.
daria es general en oEos, amigos o enemigos del agente, eE¡ociones ticas mágicas curaran su negligencia, r¡o habría por qué culpar
útiles o perjudiciales para Ia vida de estos otros. al tiempo. Constituye un serio problema el de si la función real
Para cualquiera con el suficiente conocimiento psicológico de Ia magia para hacer llover no será levantar el ánimo del culti-
para entender el etecto que nuest¡as emociones tienen en el éxito vador e inducirlo a trabajar con más intensidad, con lluvia o sin
o fracaso de nuestras empresas, y en la producción o curación de ella. De un modo semejante, la magia que se describe como rea.
enfermedades, ¡esulhrá claro que esta teorla de Ia magia expli- lizada para detener los terremotos o las inundaciones u otras
ca ampliamente su empleo ordinario en conexión con las activi- catástrofes semejantes, debe examinarse cuidadosamente para de-
dades o¡dina¡ias cotidianas de la gente que cree en ella. Tal per- cidir si su verdadero propósito es conjurarlas, o producir en los
sona cree, por ejemplo, que una guerra emprendida sin las danzas hombres un estado emocional qLre los disponga para sobrellevar-
adecuadas habrá de terminar en la derrota; o que si llevara su las con forhleza y esperanza. Si la segunda respuesta es la co-
hacha al bosque sin realizar la magia apropiada primero, no po- rrecta, también estas cosas encuadran denho de la teoría de la
drá cortar un árbol. Pero esta creencia no implica que el ene- rnagia que sostengo aqul; si la correcta es la primera, a esas cosas
migo sea derrotado o el árbol sea cortado por el poder cle la magia deberá llamárseles no magia sino perversiones de la magia.
como algo distinto del trabajo del "salvaje". Quiere decir que, Si nos preguntamos cómo produce la magia estos electos emo-
en la guerra como en el corte de los árboles, nada puede hacerse cionales, Ia respuesta es fácil. Lo realiza por la representación,
sin áuimo y decisión; y la función de Ia magia es desarrollar y Se crea una situación (los guerreros blanden sus lanzas, el cam-
i conservar ese ánimo y esa decisión; o dectruirlos, Por ejemplo, pesino saca su arado, etc., sin que se libre ninguna batalla ni
ii
si un enemigo espiara nuestra danza guenera y viera la manera semilla alguna se siembre) representando la situación práctica
extrao¡dinaria en que la bailamos, ¿no correrá a decir a sus ar¡i. hacia la cual debe dirigirse la emoción. Es esencial para la efica-
gos que se sometan sin presentar batalla? Donde el propósib de cia mágica del acto que la gente sea consciente de esa relación,
la magia sea aguijonear nuest¡o valor hasta el punto de atacar, y reconozca que Io que realiza es una danza guerrera, un ritual
no una roca o un árbol, sino un enemigo humano, la voluntad de arar, o algo de Indole parecida. Ésta es la razón por la cual,
del enemigo de enfrentarse a nosotros puede ser fatalmente debi- al efectuar por primera vez el ¡itual, requiere que le sea expli-
litada por Ia magia sola, Hasta dónde este efecto emocional ne- cado, ¡,a sea por la palabra oral (que puecle tomar la forma de
:'v
trL ARTE COMO MAGIA EL AXTE MAGICO /
,2 \ry-.)
instrucción de iniciación o de una arenga o canción explicativa aleo baio el nivel de su mejor trabajo, en el sentido estético
que fo¡me parte del ritual mismo) o Por una m(mica tail ape' aJla táse, bastará para satisfacer las necesidades de la magia;
gida al ritual que el error es imposible. y en ese punto se inicia la decadencia. A decir verdad ya se ha
La magia es una representación en la que la emoción evocada iniciado, ya que las ideas de esa indt¡le.sólo aparecen en la con-
rs una emoción valorizada por su función en la vida práctica, cie_4cja rñuchó desli¡é§ dé que han empezado a-lnflgir en la
evocada con el fin de que pueda descargar esa función, y ali. conduitá;-
mentada por la actividad mágica generadora o entocadora en la Íi ¿á*bi" de espír'itu que divide el arte del Renacimiento y
vida práctica que la necesita. La actividad mágica es una especie el arte moderno del de la Edad Media consiste en el hecho de
de diuamo que provee al mecanismo de la vida práctica con la que el ar-te medieval era franca y de[initivalrente mágico, en
coniente emocional que la dirige. De alll que la magia sea una tanto que el arte del RenacimieDto y el moderno no Io e¡an.
neccsidad para todo tipo y condición cle hombre, y se encuentre Y digo no lo "eran", porque e[ clírnax de cse perlodo no mágico o
realmente en toda sociedad sana, Una sociedad que, como la antimágico en la historia del arte se alcanzó a lines clel siglo xrx,
nuestla, piensa que ha superado la necesidad de la magia, o está y la marea está visil¡lemente cambiando. Pero siempre hubo remo.
equivocada al cree¡lo, o es una sociedacl moribunda, en vlas de linos en el ftujo de la marea. I{ubo contracorrientcs aun en los
extinción por falta de interés en su propio ma¡rtenimieDto. noventas, cuando los cfrculos literarios ingleses eran dominados
por una escuela de llamados estetas, quc profesaban la tloctrina
de que el arte no debe someterse a ningúrn fin utilitario sino que
$ 4. El ate mdgico debe practicarse sólo ¡:or sl mismo. Esta proclama del arte por
el arte era ambigua eu algunos sentidos, no distinguía, por ejem-
Un arte mágico es un artc que es represenhtivo y por lo tanto plo, el arte propiamente tal de la diversión, y el arte que sus
evocador de emociones, y que evoca con un propósito determi. partidarios admiraban y practicaban era en realidad un descarado
nado unas ernociones más que otras para descargarlas en los arte de diversión, que divertia a ur.a élite selecta y restringida
menesteres de la vida práctica. Tal arte puede ser bueno o malo pero en un sentido era perfectamente definida: proscribla total-
cuando se le juzga de acue¡do con nornai estéticas, pero ese mente el arte mágico. En la atmósfe¡a perfumada y cargada de
modo de ser bueno o malo ticne escasa conexión, si es que la esta tienda de chinerfas irmmpió Rudyard Kipling, joven, ner-
hay, con su eficacia en su propia función. El brillante natura- vioso, de vista miope, y ardiendo con la idea de usar su muy
lismo de las reconocidamente mágicas pinturas animales paleo- capaz pluma para evocar y canalizar las emociones que durante
llticas no puede ser explicado por su función mágica. Cualquier ¡u estancia en la India }rabla encontrado asociadas con el gobierno
garabato o mancha hab¡Ia servido el propósito, si al neófito que del Imperio Británico. Los estetas se horrorizaron, no porque des
por primera vez lo viera se le hubiere dicho solemnemente aprobaran el imperialismo, sino porqtte desaprobaban el arte
que "era" un bisonte, Cuando el arte máBico alcanza un alto mágico; Kipling habla estallado precisamente frente a lo que para
nivel estético, es porq e la sociedad a la que pertenece (no sólo ellos constituia el rnás acariciado tabú. Lo que era peor, tuvo
los artistas, sino los artistas y el público parejamente) exige de un enorme éxito con ello. Miles de personas que conocfan esas
ese arte una excelencia estética muy distinta del muy modesto emociones como el vapor en Ia máquina de su propio trabajo
grado de competencia que se necesitaría para que cumpliera su consuetudinario lo acataron con toda su alma. Pero Kipling era
Iunción mágica. Este arte tiene un doble motivo. Consewa un un pequeño hombre mórbidamente sensitivo, y la repulsa que
alto nivel sólo cuando los dos motivos se toman como absoluta- habla hallado en lo§ €stetas nubló el temprano verano de su vida,
mente coincidentes. En el momento en que un escultor piense De alll que se sintiera desagarrado entre dos ideales y uo pudiera
para si que "es un desperdicio de trabajo terminar este retrato persegrrir con fidelidad ninguno de ellos.
con tanto cuidado si, después de todo, va a ser encerrado en una Ahora han cambiado las to¡nas. Son los principios de Kipling,
tumba tan pronto salga de mis manos", los dos motivos se habrán y no los de Wilde, los que gozan del favor. La rnayoria de nues-
divorciado dentro de s[ mente. Ha concebido la idea de que tros principales escritores jóvencs ha vuelto al arte mágico y su

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COMo MAGIA .t i5
vr¡elta es a todas luces e[ hecho conspicuo en el arte inglés de el Renacimiento, y en cada caso la cualidad mágica del arte es
nuestros dias. Para el estético no tiene imPortancia que esta nueva inequfvoca.
literatura mágica sea la propaganda no ya del imperialismo sino En primer lugar, t€nemo§ el arte nativo de los pobres, en
del comunismo. A él no le importa (aunque si al político) que,'\ particular ese arte rirstico o camPesino que Pasa con el condes-
de los dos credos beligerantes que se reparte[ la herencia del \ cendiente nombre de arte folkló¡ico. Este arte folklórico, que
liberalismo del siglo xtx. el comunismo pare¿ca tener lengua,-l consiste en canciones y danzas, cuentos y dramas, que en este
ojos y dedos. y el las(ismo srilt.¡ tlietrtes v grrras. fl-o que es im- pals (con su tradición de fatuo desprecio por los pobres) se dejó
portirnte pirrir el estético cs el resurgimient<.¡ de un muy viejo morir casi completamente4 antes de que las personas "cultas"
tipo de conciencia estética, u¡ra conciencia que invierte la do- se dieran cuenta de su ex¡stencia, era lundamentalmente mágico
lorosamente enseñada lección de la crítica del siglo xrx, y que en su origen y motivo. Se trataba del arte mágico de trn pueblo
en lugar de decir "no importa el tema; el tema es sólo un corpus agricultor.
uil¿ sobre el cual el artista ejercita sus facultades, y lo que in- En segundo lugar, tenemos las artes ordinarias tradiciona
teresa son las facultades del artista y la manera en que él las de las clases altas. De ésta§ (ya que con frecuencia no se co
aplica", dice: "las facultades del artista pueden ponerse en juego prende su naturaleza) será necesario hablar con mayor detalle,
sólo cuando las usa en un tema digno de ellas", Esta nr¡eva con- Jr{e refiero a cosas como la prosa del púlpito, Ios ve¡sos de los
ciencia estética implica una posición de doble perspectiva. Con- himnos religiosos, la mrlsica instrumental de la banda militar y
sidera al tema como un elemento integral en la obra de arte; de la orquesta de baile, la decoración de los cuartos de recibir de
mantiene que, para apreciar una obra de arte dada, se debe estar la casa, etc. Me imagino al lector ilustrado gesticulando y excla-
inte¡esado en su tema por sl mismo, a la vez que eu el trata- manclo: "Pero, vamos si esto simplemente no es arte." Ya lo sé;
miento que eI artista le clé. pero es magia, y ahora que la relación entre el arte y la magia
Para el estético formado dent¡o de la escuela del siglo xrx, vuelve a cobrar importancia, sin que pueda ya descartársele con
éstas son palabras terribles. Tomarlas seriarnente significarla de- una rápida negación, comesponde al esÉtico encontrar que la i
sea¡ con ansiedad el advenimiento de una época de decadencia magia ha florecido, omnipresente aunque sin ser reconocida, entre
y barbarie artísticas: una época en la que la infinitamente diffcil los dirigentes (como ellos se consideran) de una sociedad cuya r
brfsqueda de perfección artlstica será abandonada en favo¡ de pretensión de alta cultura se basa en la creencia de que ha aban-
una fácil propaganda; en la que los artistas serán juzgados no donado completamen te Ia magia.
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sobre lz base de sus méritos artlsticos, sino según su conformi- El caso áel arte religioso eo nomine, con sus himnos, cerl,'
dad con los dogmas pollticos, morales y económicos aceptados nonias y actos rituales, apenas necesita análisis. Obviamente su
por la sociedad a la que ellos pertenecen; en la que la dura- función es evocar, y constantemente reevocar ciertas emociones
mente ganada libertad del arte moderno se olvidará, y en la que
cuya descarga debe efectuarse en las actividades de la vida coti-
reina¡á avasallado¡amente el oscurantismo. diana. Al llamar a este arte mágico no le niego su pretensión
No seguiré adelante en la discusión de este problema. En otro al tltulo de religioso. Ahora que hemos ¡enunciado al uso de la
sitio tendremos que considerarlo seriamente. Por el momento palabra "magia" como un término excesivo, y que hemos deter-
simplemente registraremos los hechos de que irn recnrdecimien-
minado lo que significa, nadie necesita adsc¡ibirlo a cosas que le
to del alte mágico está ocurriendo ante nuesúos ojos y de que los disgustan, o vacilar en usarlo para cosas que respeta. La magia
teóricos y criticos estéticos adoptan dos posiciones ante é1.
y la religión no son Ia misma cosa, ya que la magia es la evoca-
Hablé de un ¡ecluclecimiento; pero parece un recrudecimien. ción de las emociones que se necesitan para el trabajo de Ia vida
to sólo si adoptamos un punto de vista muy snoár§ra o pedante práctica, y una religión es un oedo, o un sistema de creencias
rÍ:'; de lo que constituye el arte. La rest¡ingida y autonombrada
¿riú¿ de artistas y hombres de let¡as nó tiene ningrin monopolio 4 Hacia 1895, se hablan recogido r4o "«¡entos de hadas" en Inglaterra;
de la producción artlstica. Fuera d.e esa élite hemos tenido dos unoÉ cuantos más §€ han €ncontrado desde entonccs, En l87o.go, Francia
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; ¡,iF vigorosas corrientes, cuanclo menos, de tradición artística desde e Iaalia rindieron nrás de I ooo cada uno.

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16 EL AL'lE col\ro MACIA r.r- .tnrr ¡t,tcrco ij


acerca del mundo, gue es hmbién una escala de valores o un las cuales estas situaciones no se tomarian de una marrera de-
sistema de conducta. Pero toda religión tiene su magia, y aquello corosa. Ellas son la parte mágica de la religión del ser un caba-
a lo que se llama comúnmente "practicar" una religión es prac- llero. Y aun sus más duros crlticos no niegan esto. Ellos no
ticar su magia. dicen que estos deportes no son mágicos, o que su magia no es
t.) Igualmente obvio, o apenas un poco menos, cs el caso del arte eficaz. Lo que ellos dicen es que las emociones generadas por
patriótico, trátese de un patriotismo nacional, cÍvico, o ligado esta magia tradicional de las clases altas inglesas no son las emo-
con un partido, clase o cualquier otro organismo colectivo: la ciones t¡ue mejor equipan a un hombre para vivir electivamente
poesia patriótica, la canción de la escuela, las efigies de los pró en el mundo de nuestros dlas.
t' cercs o las estatuas de los estadistas, el monumento conrnemora- Como un último grupo de ejemplos, consideraremos las cere-
'li
'I tivo, los cuadros o dramas quc recucrdan hechos históricos, la monias de la vida social, c<.¡sas tales como las bodas, los funerales,
música militar y todas las nurnerosas fo¡mas de procesiones y las cenas, los bailes; formas de espectáculos (y, por lo tanto, po-
ceremonias cul,o propósito es estimular Ia lealtad hacia el pais, tencialmente cuando menos, for¡ras de artc) quc decoran a su
i la ciudad, el partido, la clase, la lamilia o cualquier oua unidad manera la vida privada del lrombre y la mujer civilizados moder-
social o política. Todas éstas son expresiones mágicas ya que su nos. Todas estas cosas son en esencia rnitgicas. Implican un
propósito es despertar er¡ociones no descargadas en la experien- engalanarse que ro se hace por diversitin o por la complaccncia
cia que las evoca, sino canalizadas en las actividades de la vida del gusto individual, sino de acuerdo con una regla prescrita, a
dia¡ia, modi[icando esas actividades en interés de la unidad social urenudo muy incómoda y siernpre con el propósito <le acentrrar
o política de que se trate. la solemnidad de la ocasión. Es esto a lo que Ios ahtropólo-
Otro grupo de ejemplos puede encoutrarse en los ritttales a gos llaman el vestido ritual del iniciado. Todas ellas suponen
los que comúnrnente llaDamos deportes. La caza de la zorra y el lormas prescritas del lenguaje y en todo caso los rudimentos de
fútbol de aficionados primariamente no son diversiones que se un vocabulario ritual. Todas ellas implican instrumentos ritua-
practiquen por inofensivo entretenimiento; uo son tampoco me- les: un anillo, una carroza fÍrnebre, uu peculiar y complicado
dios de entrenamiento flsico, que se practiquen para desarrollar apresto de cuchillos, tenedores y vasos, cada uno con su función
la fuerza y la habilidad corporal; son actividades rituales, realiza- prescrita. Casi siempre todas ellas etrtrañan el uso de flo¡es
das como deberes sociales y rodeadas de todas las señas y arreos de tipos prescritos, arregladas cle una rnanera prescrita, ofrendas
bien conocidos de la magia: el traje ritual, el vocabulario ritual, al numen del ritual. Siempre suponen un comportamienro pres-
los instrumentos rituales y, sobre todo, el sentido de electividad cr-ito, una alegría ritual o una tristeza ritual.-
o superioridad sobre la multitud, que siempre distingue al ini- Por Io que se refiere a su propósito, cada una tiene por objeto
ciado y al hierofante. Y al decir esto no digo ¡rada nuevo. El consciente y expllcitamente suscitar ciertas emociones que se es-
hombre ordinario 6 ha reflexionado ya su[icientemente sobre estas pera que fructifiquen en los menestercs subsiguientes de la vida
cosas para haber formado rrna apreciación justa de su propósito. práctica.
Las considera como métodos de lo que él llama el "carácter de El fausto del matrimonio no tiene nada que ver con el hecho,
entrenamiento", cuya función es ajustar a sus adictos al trabajo cuando es un hecho, de que los participantes principales están
de Ia vida, y en particular al trabajo de la vida en ese nivel al enamorados uno de otro. En ese sentido es absurdo; y es por ello
cual Dios ha tenido a bien llamarlos. Estos deportes, se nos dice, por lo que muchas personas profundamente enamoradas lo detes.
inculcan un espíri¿u de e<1uipo, un sentido de juego justo, un tan como un insulto a su pasión, y lo aceptan sólo porqtre se ven
hábito de comportamiento correcto y de tomar las cosas como forzadas por la opinión de sus familias. Su propósito es crear un
un hombre, En otras palabras, generan ciertas emociones desti- motivo emocional para mantener una asociación de cierta clase,
nadas a se¡ descargadas en cierto tipo cle situaciones dia¡ias, sin no la asociación de los amantes, sino la asociación de la gente
casada, reconocida como tal por el mundo, exista o no exista el
5 Y al antropólogo le es muy familiar mi punto d€ vista. cf. A. M, Hoca¡t, amor.
Th¿ progr¿ss ol ,run (19fi). El fu¡reral es una rcorientación emocional de un tipo diferen-

-T
t , EL ARTE col\lo I\rAGrA rr- .rnr¡ uÁcrco 1S
ZE
dolientes Do hacen, esencialmente, una exhibición Prl- más cortliales relaciones {uturas. En un baile el abrazo de las
te. Los parejas es nn símbolo del ablazo del amor.
blica de su ¡rena; sino que ptlblicamente Ponen a un lado su
vieja lelación emociottal con una Perso¡ra viva y asumen una Considerados desde el punto de vista estrictamente estético,
nr¡eva relación emocional con la misma Persona, pero muerta, todos estos rituales son en general tan r¡ediocres como un ordi-
El funeral es su compromiso prlblico de que en el futuro van nario retrato acadérnico, y por lo ruisma razón. El morivo artís-
a vivir sin la persona. ¿Qué tan dillcil compromiso de cumplir tico se encuenrra presente en todos ellos; pero se halla esclavi-
completamente, quién de nosotros conoce bien su propio cora- zado y desnaturalizado por su subordinación al motivo mágico,
zón para decirlo? Los himnos religiosos y los cantos patrióticos no inspiran por
regla general respeto a un músico. Un maestro de ballet muy
La ceremonia de un banquete trata de crear o renovar un
probablemente no siente mucho entusiasmo por un plan de cace-
vínculo, no cle comprensión, interés o procecler, sino simplemente
de emoción, entre los comensales y, más particularmente, entre el
lia o por un particlo de cricket. La dirección escénica de una
l¡oda o de un banquete rara vez es de alta calidad; y un bailarin
anfitrión y cada uno de los invitados. Consolida y cristaliza un
sentimicnto de amistad en el mejor de los casos haciendo sentir profesional tendría escasos elogios para lo que ocurre en un
baile elegante. Pero esto es congruente cou el carácter estricta-
a cada uno lo agradable que es la otra persona, y en el peor, que
rnente mágico de estos rituales, o más bien, con el carácter repre-
después de todo, no es tan mala persona. Serla un mal banquete
sentativo del que su carácter mágico es una forma especifica.
aquel en el que estos sentimientos no se evocaran en cierta me.
Ellos ro son ejemplos de arte propiamente dicho, más de lo que
dida tras el banquete.
€s un reúato o un paisaje. Como estas cosas, denen una función
El baile ha sido siempre mágico y sigue siéndolo entre nosotros. primaria que es enteramente no estética: la función de generar
En su forma moderna y "civilizada" es esencialmente un ¡itual ,emociones especlficas, Como ellas, pueden en las manos de un
de cortejo. §u intención es despertar en los jóvenes de cada sexo verdad€ro artista (que no debe pensarse nunca separado de un pú-
el inte¡és en alguna persona del otro sexo, ser seleccionados en el blico que exige verdadero arte) convertirse también en arte; y si
acto ritual mismo entre las personas calificadas por nacimiento los motivos artlsticos y mágicos se toman como un motivo, suce-
y educación (es decir, por las iniciaciones adecuadas ¡ealizadas 'derá esto, como ocurrió entre los hombres auriñacienses y mag-
en las distintas etapas críticas de la vida) para unirse en matri- 'dalenienses, los antiguos egipcios, los griegos y los europeos de la
monio. Este interés, l€jos de satisface¡se y por lo tanto agotarse l Edad Media. No sucederá nunca cuando los motivos se tomen
en el baile mismo, tiene como propósito fructifica¡ en una aso, I por separado, como invariablemente sucede ent¡e nosotros.
ciación futura. En el fondo, como nuestras más francas abuelas
muy adecuadamente lo ponen, un baile es la ocasión en que las
muchachas encuentran marido.
De acue¡do con el tipo, todas estas ceremonias mágicas son
¡epresentadva§, Literal, aunque selectivamente, representan las
!..
¿ctividades prácticas que tratan de suscitar. Como la danza gue-
rrera y el ritual agrlcola, son "simbólicas" en el sentido de esa
palabra definida bajo protesta al final del capltulo ur, § 4. De
este rnodo, en el matrimonio, los participantes principal€s se to-
man de la mano y carninan del brazo ent¡e los asistentes, para
simbolizar su asociación a los ojos del mundo. En el {uneral,
los dolientes abandonan al difunto para simbolizar su renuncia-
ción a la actitud emocional que mantenlan con él en vida. En un
banquete el antinión y el invitado comen la misma comida para
simbolizar el sentido de intimidad y amistad que ha de regir sus

I
(
EL AR'rE DE ol,¡tsróN 8r

cargaria prá(ticamente.
-llamándolas
La diferencia entre las dos, que lra sido
indicada respectivamente real y ficticia, es simple-
"t V. EL ARTE COMO DIVERSIÓN menre la siguiente: la llamada situación ficticia es aquclla en la
que se entie¡rde que la emoción descargada será desalojatla, esto
§ r. El arúe de diversión ei, no implicará las consecuencias que iroplicalfa bajo las condi-
ciones de la vida práctica. De esta manera, si un hombre expresa
Si el prolrósito de un artefacto es estimular cietta emoción, y si su odio a otro mostráIrdole los puiros, amenazándole, etc., ordi-
,e derl"o ..e". esta emoción no para descargarl¡ en las ocupacio- nariamenre se Ie considera como un indivitluo peligroso, peti
nes de la vida ordinaria, sino pára disfrutarla como algo valioso groso especialmente para el homb¡e a quien ha amenaztdo, que
en sí mismo, la función clel artefacto es divertir o entretener' en consecuencia tomará las medidas que crea necesalias para
La magia es údl en el sentido de que las emociones que exci-ta protegerse de é1, tal vez apaciguándolo, quizá atacándolo y do-
-meneste¡es
tienen"una {unción práctica en los cotidianos; la di' minándolo, posiblemente pidienclo la prorecci<i[ de Ia ¡rolicia.
versión, en cambio, no es Írtil sino sólo disfrutable, porque hay Si se entiende que nada de esto debe hacerse, que la vida debe
it
a:i
una barrera iurpenetrable entre su mundo y el rnundo de las continuar como si nada hubiera ocurrido, entonces a la situación
cosas <¡rdinarias.- Las emociones generadas por la diversión siguen en la que se expresó el disgusto se le llama una situacitin ficticia.
,ii Las situaciones de este tipo son semejantes a las creadas por
su curso dentro de este compartimiento inlranqueable.
Tocla emoción, dinámicame¡r¿e considerada, tiene dos fases en la magia por ser representativas, es decir por eyocar emociones
su existencia: la carga o excitación, y la descarga. La clescarga como las que evocan las situaciones que se considera que repre-
de una emoción es un acto realizado a instancias de esa emoción, sentan, Difieren en que son "ineales" o "ficticias"; esto es,
oor cuva realización nos desembarazamos de la emoción y nos ali- porque por ellas se trata de desembarazarse cle las emociones que
ii"-oJ d. la tensión quc, hasta que es descargada de esta manera, evocan para que no se desborden sobre las situaciones represex-
nos agobia. Las emociones generadas por una diversión deben tadas. Este el€mento ficticio cs el que se conoce como "ilusión"
ser de"scargadas, como cualesquiera otras; Pero son descargadas (teatral), elemento peculiar del arte de diversión, y que Do se en-
dentro dela diversión rnisma. .Ésta es realmente la peculiaridad cuentra nullca ni en la Dragia ni e[ arte propiamente tlicho.' Si
de la diversión. Una diversión es un recurso para la descarga de en un ritual mágico se dice de una pintura que "esto es un
las emociones de maner-a que é§tas no interfieran con los intere- bisonte", o de una figura de cera que "éste es mi enemigo",
ses rle la vida práctica. Péro como la vida práctica puede sólo no hay ilusión alguna. Se sabe perfectamente la diferencia enre
definirse como la Parte de la vida que r.ro es diversión, este jui- las dos cosas. La ficción del a¡te de diversión diliere radical-
cio, si se pretencle que sirrra como definición serfa circular. Debe' mente, repitamos, de la llamada ficción de los juegos infantiles,
mos decii por lo ianto que establecer una distinción enue la que no es diversión sino un trabajo muy serio, al que llamamos
tliversióu v la vida práctical es dividir la experiencia en dos ficción para equipararlo a algo que ocurre en nuestra experien-
partes, relácionadas de tal modo que las emociones generadas en cia adulta. Al llamarlo con ese nombre que malamente lo des
una no pueclan descargarse en la otra. En una, las emociones cribe, condescendientemente facultamos al niño para que corr-
son tratátlas como [ines en sI mismos; eu la otra, como fuer¿as tinúe con él; para que el niño pueda uabajar en los problemas
cuya operación alcanza ciertos fines que las trascienden' A la ¡ealmente urgentes de su propia vida libre del obstáculo que
,ri-"ri p".t" le llarna dive¡sión, a la segunda, vida práctica. surgiria si los adultos supieran lo que estaba haciendo.
' Para que laseemoción pueda descargarse sin afectar Ia vida Con frecuencia se han hecho comparaciones, que han llegado
oráctica. áebe crearse unf situación ficticia para descargarla en a convertirse en identificación, enüe el arte y el juego. Estas
Ltlr. rr," situación rlebe, por suPrrcsto, ser tal que "represente" comparaciones nunca han esclarecido mucho la naturaleza del
(cf. capítulo Irr, § 4) la situ;ción real en Ia que la emoción se des' arte, porque quienes las han hecho no se han molestado en pen-
sar qué es lo que quieren decir con juego. Si el jugar significa
1 Los estéticos que dilcuten la relación entre rlos cosas qtle mlltuament'
re exclrryen llamadai "Arte" y "Vida" ¡ealmeEte disctlten estn distinción.
divertirsg como con frecuencia sucede, no existe una si¡nilitud
ñ,

82 lil- ARTE COMo DIvrrRSróN PROVIICHO Y DELEITE 8g


importante entre el jue8o y el arte ProPiame¡rte dicho, y nin- hedonista.j La llamada obra de arte que Provee la diversión eE,
guna entre el juego y el arte representativo en su forma mágica. por el contrario, estrictamente utilitaria' Contrariamente a lo
Pero hay más que una mera similitud entre juego y arte de diver- que sucede corr una obra de arte propiamente dicha, no tiene
sión. Las dos cosas son lo mismo. Si jugar significa tomar parte valor en sI misma; es simplemente el medio para un fin.r Es tan
en juegos rituales, el arte propiamente dicho tiene poco parecido l¡ábilmente construida como una obra de ingenierla, tan hábil-
con e§o, y el arte de dive¡sió¡r aun menos; pero esos juegos, como mente compuesta como uua botella de medicina, para producir
hemos visto ya, no sólo se aseurejan a la magia, sino que son un efecto determinado y preconcebido, la evocación de una cierta
magia. Pero hay otra cosa a la que llamamos juego, esa miste- clase de emoción en una cierta clase de público; y para descargar
:i
riosa actividad que ocupa las vidas de vigilia y trabajo de los esta emoción dentro de los limites de una situación ficticia.
niños. No se t¡ata de diversión, arr¡r cuando rosotros los adultos Cuando se describen las artes en términos que implican que
nos divirtamos imitáldola, y ar¡n en privilegiadas ocasiones to- ellas son esencial¡nente formas cle habilidad, se hace referencia,
li. mando parte en ella, No se Úata de magia, aun cuaudo en según el uso de los términos, a es(e carácter utilitario del arte
algurtos aspectos se parezca a ella. Quizás se asemeje mucho al de diversión. Cr¡ando se describe la recepción rle ellos por par-
I arte propiamente tal. Giambattista Vico, que sabia mucho de te del espectador en términos psicológicos como una reacción al
!:
-¡ poesla y de niños, decía que los riiros er-an "poetas sublimes", estimulo, la referencia es la misma. Teó¡icamente, en ambos
y puede haber tenido razón, pero nadie sabe lo que los niños casos, la referencia podria ser al tipo mágico de representación;
'iii; hacen cuando juegan; es mucho rnás fácil saber qué es lo que pero en el mund<¡ moderno eso generalmente se pasa por alto,
hacen los poetas cuando escriben, por ditícil que sea; y aunque Es una buena regla para el estudiante de la estética moderna,
el arte propiamente tal y el juego de los niños sean la misma siempre que oye o lee juicios sobre el arte que parecen extraños,
cosa, nada llega a esclarecelse para la mayor parte de nosotros perversos o falsos, preguntarse si sn rareza (o aparente rareza)
sobre cl arte propiamente tal al decil esto,2 l
no podrá deberse a una confusión entre arte propiamente dicho
,.i Hay una teoria hedonista del arte, abierta como todas las I y diversión; una confusión que puede existit en la nrente de
formas de hedonismo a la objeción de que aunque la función los autores o en la suya.
del arte sea "deleitar" (como muchos buenos artisms han dicho), I

sin embargo este deleite no es placer en general sino placer de


§ z. Proaecho y d.eleiteB
I

un tipo especial. Una vez que se ha hecho esta objecióR, la teorla


es una explicación muy aceptable del arte de diversión,iEl artista
como proveedor de diversión considera como su objetivo com-
La función mágica y la lunción de diversión en una obra de
l arte se excluyen mutuamente, desde luego, por lo que respecta a
placer a su público despertando en él ciertas emociones y sumi-
nistrándole una situación ficticia en-!a que estas emociones pue- una emoción dada en un público y en un momenb dados. No se
dau ser descargadas inotensivamente, i
I

I
puede despertar en el público una cierta emoción (digamos, el
La experiencia de divertirse se busca no por algo de lo que odio a los persas) y arreglar al mismo tiempo su descarga en
t forma de diversión, suscitando la risa a costa de ellos, y en una for-
esa experiencia sea nredio, sino por sI misma. De ahl, que,
mientras la magia es utilitaria, la diversión no es utilitaria sino ma práctica, incendiando sus casas. Pero la emoción suscitada
I por cualquier representación dada no es nunca simple; es siem-
2 La doctora Margaret I-olvenfeld (Play inChildhood, 1935) ha ideado
i
pre una más o menos complicada co¡riente o red de diferentes
un mérodo para explorar el mundo desconoc¡do del juego de los niños, y ha emociones; y no es necesario que a todas ellas se les provea de
hecho ertraños delc1¡brimientos sobre la ¡elación de este juego co» la sah¡d la misma clase de descarga. De una manera general, algunas soo
del ¡riño. Mi prcpia interp¡etación de sus d€scubriñienco8 pucde cxp¡esarsc
diciehdo que rugieren una identidad ent¡e el "juego" de los niños y el arte descargadas prácticamente, otras desalojadas; el a¡tista si conoce
propiamente dicho. Sobre l¡ relación entre el arte y la 6alud oral (inclu- §u asunto arlegla cnál debe ser descargada de una manera y cuál
yendo la salud del cuerpo en taoto que las causa; psicológicás contribuyan
a pe¡judicar o aumentar la salud corporal), diré algo rnás tarde (.apín¡lo x, 3 Los Iines de todo aquel que para la escena e,lcl¡be / son, o deben ser, el
§ Z; capit'rlo xrr, §B). provecho y el deleite. B. lor:.son, EPicoen¿, o lo rnúier cdllada.
84 EL ARTE coMo otvr¡sIóru EJEMPLoS DE ARTE DE utv¿nsrót g5

de otra. Asl ljoracio:. omne tulit punctllru qui miscuit utile ilusoria. Hay sieurpre un peligro de que, una vez que una emo-
dulci; dotde el utile es la descarga de una emoción en la prác- ción ha sido suscitada, pueda romper la barrera y clesbordarse
tica, el dulce su descarga en lo ficticio de la diversión. en la vida práctica; pero es el propósito del proveedor de diver.
"No escribimos estas novelas puramente para divertir", dice sión como de quien es provisto de ella que cste desastre no ocurra,
el capitán Marryat en Alidshiftnon Easy, y continúa procla- y que por una cooperación leal la barrera permanezca intacta.
mando que ha usado sus novelas no sin éxito en el pasado para El artista debe permanecer a medio camino. Debe excitar emo-
defender algunas relormas en la administración naval. Bernard ciones suficientemente conectadas con la vida práctica de su
Shaw es otro devoto seguidor de Horacio. Él no se ha detenido público para que su excitación provoque u¡r vivo placer; pero
nunca en fruslerías sobre el arte y esas cosas; ha hecho su carrera no relacionadas de modo tan lntimo que un rompimiento d'e la
en Ia vida con el rnayor éxito conro un proveedor de entreteni- barrera constituya un serio peligro. De esta t rarüra, un drama
miento, cuidadoso siempre de guardar algunos cartuchos sin en el que una nacióu extranjera sea ridiculizada no divertirá a un
bala, y de mandar a su público a casa indignado sobre la manera público en que no haya un sentimiento de hostilidad hacia esa
en que los hombres tratan a slls esposas o cosas por el estilo, nación; pero tampoco divertirá al público en el que la hostiliclad
Pe¡o aun cuando sigue la misma tradición que Marryat, es du. haya llegado a un punto exlremo. U¡¡a historia cle salón que
closo que pudiera pretender un éxito semejante como panfletista, divierta a hombres de edad marlura no divertiría a un vieio'en
La diferencia no está tauro enue un escritor y otro como entre quien se hubiera apagado el deseo sexual, ni a uu joven para quien
una edad y otra. En los cien airos que han pasado desde que fue¡a excesivamente fuelte.
lúidsltipnran Easy fue publicado, la habilidad tanto de los artis-
tas como del público para mezclar una dosis de magia con su
diversión ha decaido sensiblemente, Galsworüy empezó su carre- § g. Ejernplos d.e arte d,e d.iuersión

ra poniendo tanto utile y tan poco d,ulce en sus bocaditos escé- f


nicos que sólo unos cuantos estómagos podían digerirlos. De
{ Las emociones que permiten su uso para los propósitos de diver-
sión son i¡rfinitamente variadas; sólo tomarimós unos cuanto§
modo que dejó de jugar con la magia y se especializó en entre- ejemplos. El deseo sexual se adapta fácilmeute a estos propósi.
t, tener a una clase bastante sombrla de lectores con las andanzas tos; es fácilmente excitado y fácilmente evadido con'obietos
de la familia Forsyte. l
ficticios. De ahl que la clase de arte de diversión que en ,,
t. Aquellos que no son realmente competentes en la magia, como forma más cruda y brutal se llama pornografla sea miry común
lii Ios cuentos de hadas sabiamente nos dicen, deben tener cuidado y muy popular. No sólo la representación de desnudos que
de dejarla en paz. Una de las caracterlsticas tlpicas de la litera- reapareció en la pintura y en la escultura europeas en el Re-na_
tura de fines del siglo xIx y principios del xx es la manera en
cimiento, cuando el arte cortro magia fue sustiiuido por el arte
que obvios proveedores de entretenimiento como Jerome K. Jero-
como diversión, sino la novela o historia basada en un motivo
me, o mercaderes como A. A. Milne, súbitamente asumen una
sexual, que data del mismo perlodo, es taubién esencialmente
actitud de gran dignidad y, solemnes, deciden convertirse en
buenas influencias en la vida de su prlblico. Nada semejante
un llamado a las emociones sexuales del público, no para estimu.
había ocunido antes. Es un curioso y desagradable ejemplo de la¡ estas emociones hacia un comercio r¿al entre loi sexos, sino
la decadencia en gusto que trajo consigo el siglo xrx. para suministrarles objetos ficticios y asl <Iesviarlos de su obietivo
práctico en interés de la diversión. La medida .n que ert" íe*u.-
En general, el artista que r€presenta necesita con apremio
ser un hombre de gusto, en el sentido de que debe, so pena de
lidad ficticia ha afectado a Ia vida mode¡na apeuaJpuerle creerse
desastre profesional, saber qué emociones excitar, A menos que hasta que se recurre para probarlo a las bibliotecai circulante§,
quiera actuar como mago, como Timoteo en la oda de Dryden, con su tonente de novelas ar¡rorosas; el cine, donde se dice que
y excitar pasiones que quienes las sienten no pueclen descargar es un principio aceptado de todo dirigente que ninguna pellcirla
en nada que no sea actos prácticos, debe escoger pasiones que, en sin un interés amoroso puede tener éxito; y sobre todo li revista
el caso de este público particular, se sometan a una satisfacción y el periódico, donde las porradas, las noticias, las hisrorietas y
i
86 EL ARTI¿ COMO DlVERsróN EJEIúPLOS DE ARTE DE D¡VERSIóN 81 I
I
los anunciosse hallan impregnados de material de la misma clase: todavla una gran dernanda, es un problema curioso para el histo- 1
I
cuentos €róticos, Iotografias de muchachas bonitas, tanto ve§ti- ¡iador de las ideas.
das como desnudas, o (para la lectora) de jóvenes atractivos. . La historia detectivesca, la fo¡ma más popular de diversión
f
ofrecida por la profesión de las letras al -pri-blico moderno, se
¡
Pornografia administrada homeopáticamente en dosis demasiado
pequeñas para hacer que se rebele el deseo de respetabilidad, bFsa en parte en un llamado al miedo del iector, pero en parte I
i
pero lo suficientemente grandes como para prodrrcir el efecto también en una nutrida mescolanza de ouas emociones. En I

deseado, No es extraño que Bergson haya llamado a la nuestra Edgar Allan Poe el elemento miedo era de una gran intensidad
una "civilización afrodisiaca". Pero el epiteto no es muy justo. y, ya sea debido a su influencia o a algo que se halla impreg- 1

No es que adoremos a Al¡odita. Si asi fuera deberiamos temer nado en la civilización de los Estados Unidós, la histo¡ia detec- i
a estos elementos de ilusión como una causa muy probable de la tivesca norbamericana de nuesüos dlas muestra una inclinación
I
ira de la diosa. Se toma un afrodisiaco en vista de una acción, mayor hacia ese tipo qr¡e la de cualquier otra nación. Los cadá-
en tanto que las fotografias de l¡añistas se toman como un sus- veres norteamericanos son los más sangrientos y horriblemente
tituto de ella. La verdad puede más bien ser que estas cosas ' destrozados, I-a policfa norteamericana es la más salvaje en su
¡evelen una sociedad en la quc la pasión sexual ha decaido tanto tFatamlento de los sospechosos.a Otra emoción de gran impor-
quc ha dejado de ser t¡na diosa, como entre los griegos, o un tancia en estas historias es el inmenso placer que se disfruta del i
diablo, como entr-e los prirneros cristi:rnos, para convertirse en poder. En lo que puede llamarse el período Raffles esto se satis-
un juguete: una sociedad en la que el deseo instintivo de propa- facla invitando al lector a identificarse con un galante y afortu- I
¡
garse se ha debilitado por un sentido de que la vida, como la nado criminal; ahora la identilicación se hace con el derective- I

hemos hecho, no vale la pena de vivir, y en que nuestro más IJna tercera emoción consiste en la excitación intelectual para I

profundo anhelo es no tener posteridad. ¡esolver un problema, Una cuarta emoción es el deseo de aven- ¡
El caso de la fantasía sexual es peculiar, porque parece de tura, esto es, el deseo de tomar parte en sucesos lo más distantes I
esrc modo haber salido de control, y así denunciar algo incon- posible de las rutinarias actividades de la vida cotidiana.
gruente co[ nuesua civilización como un todo. Hay un gran Los miembros de las instituciones pedagógicas y clericales de
número de casos en que no existe esta complicación. Por ejemplo, tiempo en, tiempo expresan la creencia de que los jóvenes que
puede derivarse mucho placer de Ia emoción del rniedo; y hoy leen esas historias, y que ven pellculas similares, son incitaáos
dla este placer es suminisÚado por una galaxia de hombres de por ellas para seguir carreras criminales. Esto denurcia una l

talento literario dedicados a esc¡ibir histo¡ias de aventuras es- mala psicologla de parte de quienes tal suponen. No hay evi-
calofriantes. La "novela de emociones" (tllriller), para usar el dencia alguna de que las historias de crímenes constituyin la
término actual, no es nueva. La hallamos en la escena isabelina, lectura favorita de Ios criminales habituales. A decir verdad,
en la escultura de osarios de los cementerios del siglo xrx (los quienes las leen constantemente son en general fieles observantes
Illtimos Juicios del arte medieval fueron creados no para crispar rle la ley; y esto es sólo natural, ya que la constante expulsión <Ie
los ne¡vios sino para ¡eformar las vidas pecadoras), en las no- ciertas emociones, despertándolas y descargándolas en iituaciones
velas de la seño¡a Radclitfe y del "Monje" Lewis, en los gra- ilusorias, hace menos probable que se descarguen en la vid¡
bados de Doré y, elevado al nivel de arte propiamente dicho, en práctica.
el primer movimiento de la Quinta Sinfonla de Beethoven y en el Nadie ha tomado todavla la historia detectivesca elevándola
Finale del Don Juan de Mozart. Entre nosohos raismos, la exten' al nivel del arte auténtico. La señorita Sayers nos ha dado razo-
sión de la cultura literaria ha creado sobre los viejos folletines nes de por qué esto no puede hacerse. Tál vez una razón es la
una monstruosa progenie de historias crispantes sobre archicri. mezcla de motivos qr¡e este género ha aceptado rradici¿¡l¡ah¡rcnte
minales, gangsters y personajes siniestros. Por qué el cuento de 4 Cf. Supe¡intendente Kirk: "...No podrla en verdad llamarlo6 una iri-
fantasma§, en otros dempos tan valioso Para este propósito, ha fluencia suavizánte para un lrombre de mi oficio. Una vez iel una tovela ror-
perdido su eficacia, aunque ritos Paganos, con una gran dosis teamcrica¡ra y la manera coño actuaba la policia,.. y, prres, realmente no Dre
tle efusión de sangre y aÍrn con más oculta obscenidad, encuentran p¡recla muy bien." Dorcthy L. Sr)crs, Bus,nant lloney,ncon, p. tü.
88 EL ARTE COMO DTVER§IóN ¡l nr¡,n¡s¿nl:lclót y rl cnfr¡co 89
c6mo inevitable. Una mezcla de motivos es, en general, favora- novelista victoriano estaba dedicada a hacer que la clase media
ble para la buena diversión, pero no puede producir nunca arte se sintier¿ compartir la vida de las clases alras. En nuestros dias
propiamente dicho. en que la "sociedad" ha perdido su encauto, las novelas y las pe.
La maldad, el deseo cle que otros, especialmeute aquellos me- llculas sobre millonarios, criminales, estrellas (le cine, y otras
jores que nosotros, sufran, es una luente PerPetua de placer para personas a quienes se errvidia ocupan un lugar semejante. I{ay
el hombre; pero asume difetentes formas. En Shakespeare y en incluso una literatura que provee el esn<.¡bismo de la cultura: li-
sus contemporáneos, la braYuconeLla en su {orura más violénta es bros y películas ace¡ca de Beethoven, Shelley, o, combinando las
tan comrin que no podemos menos que suponer que el asistente dos forrnas de esnobismo en una, la mujer de alta posición que
ortlinalio al teatro Ia concebía como la sal de la vida. Hay casos se hace lamosa como pintora, por ejemplo.
extremos, como Ti¿?rJ Andronicus y la Duquesa de L[alfi, el qtte Hay casos en los que encontramo§, no una mezcla de clive¡-
la tortr¡ra y el insulto constituyen el tema principal; casos como sión y magia, sino una oscilación entre las clos. Hay una gran
Volpolle o el Mercader de Venecia, en que el mismo motivo es cantidad de literatura dedicada a la topografía scnrimenral: li-
disirnulado con una decente pretensión de que el sufrimiento \ bros sobre el encanto de Sussex, la magia de Oxford, el pinto-
es me¡ecido; y casos como la Doma d,e la fiera, en que se racio- resco Tirol y la fascinación de la vieja España. ¿Se trati por
naliza como un paso nccesario para la felicidad doméstica. El estos medios meramente tle hacer recordar las emociones de-los
mismo motivo aparece tan repetidamente en pasajes como el es- viajeros por esos sitios y de hacer que otros se sientan haber via-
carnio de Malviolo o la paliza de Pistol, pasajes compleramente jado, o son sólo una invocación (estuve a punto de decir, un
sin conexión con el argumento de la obra, hasta donde estas llamado para reunir a un círculo de tontos), En parte una cosa
obras lo tienen, que obviaraente ha sido insertado para responder y en parte la otra; pero si la selección se hubie¡á hecho de un
a una demanda popular constante.. El tema es elevado al nivel modo decisivo, Ia literatura de esta clase serla mejor de lo que
del arte propiamente dicho aquí y allá en Webster, en unas cuan- es. Casos similares son la literatura sentimental del mar, dirigida
tas de las tragedias de Shakespeare y sobre toclo en Cervantes. a los que viven en la tierra, y la del campo, dirigicla a los que
En una sociedad que ha perdido el hábito de la bravuconerfa viven en la ciudad; canciones folklóricas como se cantan no en
franca, la literatura de la violencia es sustituida por la litera- las tabernas y en las chozas sino en las salas; cuadros de caballos
tura del rencor y el disimulo. Nuesras propias bibliotecas circu- y perros, venados y faisanes, colgados en los cuartos de billar, en
Iantes esrán llenas de lo que es llamado de modo granclilocuente parte para excitar a los deportistas y en parte como sustituto
sátira sobre la vida social de nuestro tiempo; liblos cuya popula- de los deportes. No hay razón alguna paia que obras de esta
lidad descansa en el hecho de que dan al lector una excusa para clase no puedan elevarse al nivel del arti, aun cuando los casos
ridiculizar la locura tle la juventud y 1a futilidad de la vejez, la en que tal ha sucedido son extremadamente raros. Si esto debe
frivolidad de Ios educados y la ordinariez de los no educados, de- ocurrir, hay una condición indispensable: la ambigüedad de mo-
leitándose en la infelicitlad de las parejas mal avenidas o burlán- tivo debe primero esclarecerse.
dose de la debilidad de un príncipe mercader sometido por su
mujer. A la misma clase de pseudo-arte (ya que de seguro no
son historia) pertenecen las biograflas de la intriga y el rencor, § 4. La representación y el critico
cuyo objetivo es liberar al lecto¡ de la fastidiosa reverencia que Puede aqul presentarse el problema de cómo se ve afectada la
se le ha hecho sentir por personas que adquirieron importancia c¡Itica de arte por la identificación del arte con la representación
cn sus dlas. en cualquiera de sus dos formas. La función del crltico, como
Si el hombre de la era isabelina era por temperamento un hemos visto ya, consiste eu establecer un uso unilorme de los
Ianfarrón, el de la época victoriana era Por temperamento un s¿ob. términos: en definir la nomenclatura de las diferentes cosas que
La literatura que trata de la vida aristocrática excita inmediata- te le presentan, diciendo "esto es arte, eso no es arte", y, tratán.
mente y satisface en la fantasla la ambición social de los lecto¡es dose de un experto en esta cuestión, en hacerlo con autoritlad. Una
que se sienten excluidos de ella; y una gran parte de la obra del persona calificada de esta mane¡a para r.ealizar esa función re.
\

go EL AR'IE COMO DTVERSIóN r-^ REpRESENTACTóN v r¡. Cnlr¡CO 9l


cibe el nombre de juez; y juicio quiere decir veredicto, el anuncio, no, replicau; el punto es si esto es bueno o no. La Protesta en
hecho con autoridad de que, por ejernplo, un hombre es ino- principio es perfechmente justa; pero en la práctica es mera pa-
cenqB o culpable. Ahora bien, Ia función de la critica de arte se traña.' Implica que en tanto que el llamado arte de la Sente
ha desempeñado cuando menos desde el siglo xvrr; pero siem- común no es arte sino sólo diversión, sobre el cual no existe desde
pre ha estado bloqueada por dificultades. El crltico sabe, y luego nada bueno o malo objetivo sino sólo el hecho de que una
siempre ha sabido, que en teoria su función está relacionada con cosa dada divierte o no divierte a un prlblico dado, el arte de
algo objetivo. En priucipio, la cuestión de si determinado verso la gente más refinaCa no es diversión sino arte propiamente di-
e3 un poema o un §uPue§to Poema es una cuestión de hecho, so- cho, Pero esto es simplemenre esnobismo. No hay diferencia algu-
bre la cual toda persona calificada debidamente para juzgar na de actitud entre ¡a gente que va a ver a una bailarina de
deberla estar de acuerdo. Pero lo que el critico encuentra, y ha revista y la que va a ver a una bailarina en un gran teatro ex-
encontrado siempre, es qne, en primer lugar, los críticos mis- cepto que, habiendo sido educadas de diferente manera, se di-
mos en general no concuerdan; en segundo lugar, que su veredic- vierten con diferentes cosas. Las camarillas de artistas y escrito-
to es en genelal ¡evocado por la posteri<lad; y, en rercer lugar, res consisten en su mayorla en un conso¡cio que vende diversión
que casi nunca es aceptada de buen grado como útil ni por los a la Bente que a toda costa debe evitarse que piense que es vul-
artistas ni por el público. 8ar, y en una conspiración para llamarlo no diversión sino arte.
Cuando se estudian con cuidacto los desacuerdos de los crlti- Las personas que se consideran estar por encima del nivel vul-
cos, se descuble que tras ellos hay mucho más que la mera ten- gat del arte de diversión, pero que en realidad se enhetienen en
dencia humana a fo¡marse opiniones diferentes sobre la rnisma ese nivel, llaman a sus propias diversiones buen arte cuando que
cosa. El veredicto de un jurado en la corte, como los jueces no lo hallan entretenido. El crítico se encuentra por lo tanto en r¡na
se cansan nunca de aclarar, es cr¡estión de opinión; y, por lo posición falsa. Se ve obligado, ya que él mismo pertenece a este
tanto, los miernbros del jurado no esrán de acuerdo algunas grupo de pelsonas y comparte las mismas convenciones, a tratar
veces. Pero si los miembros de un jurado estuvie¡an en desacuer- lo que es de hecho una cuestión de agrado y desagrado, de gusto
do de Ia manera en que los críticos de arte lo están, el juicio para ciertas diversiones, como si fuera esa otra cosa, completa-
por jurado se habria experimentado sólo una vez, cuando mucho, mente diferente: la cuestión relativa a los méritos y deméritos en
ante$ de ser definitivamente abolido. Las dos clases de desacuer- la obra de un artista. Y aún esa manera de plantearlo hace pa-
do difieren en que el miembro del jurado, si el caso es dirigido recer su tarea más fácil de lo que realmente es. Si estas personas
por un juez competente, sólo puede equivocarse en un punto. refinadas formaran una multitud psicológica completamente
Tiene que clar un veredicto, y el juez le dice cuáles son los prin- compacta, io que divirtiera a una divertirfa a toda§, como el
cipios soble los que debe basarse para darlo. El crltico de arte mismo chiste puede divertir a todos los miembros de una comi-
también tiene que dar un veledicto; pero no hay un acuerdo en- lona o de una tertulia. Pero mientras su rlnico vlnculo sea el
tre él y sus colegas sobre los principios que deben regularlo.' negativo del refinamiento, esto es, el ser distinto de la gente a
Esta divergencia de principio no se debe a probleuras filosó, la que se considera vulgar, no pueden exhibir en conjunto la com-
ficos no resueltos. No es provocada por divergencias enúe teoríao pacta psicología de muchedumbre, y diferentes segmentos halla-
de arte rivales. Surge en un punto del pensamiento que es ante. ¡án diversión en diferentes cosas. La tarea del crltico queda asl
rior a la formación de cualquier teorla esrética. El crítico trabaja sin sentido, porque las razones por las cuales algunas personas
en un mundo en que la mayor parte de la gente, cuando habla que pertenecen a e§tos círculo§ llaman a un libro o a un cuadro
de una buena pintura o de un buen üozo literario, simplemente bueno serán las mismas razones por las cuales otros, con igual
quiere decir que le agrada, y que le agrada específicamente como derecho a la vida, la libertad, y la búsqueda de diversión, lo lla.
algo que lc divierte o entretiene,ILas personas más sencillas y marán malo.. Y aunque cierto tipo de gusto domine por un
comunes no paran en nrientes sobre esto; yo no sé qué es bue. tiempo a esa comunidad, o a una gran porción de ella, con toda
no, dicen, pero sé lo que me gusta. Las más refinadas y artlsti- seguridad se verá sustituido por otra, desde cuyo punto de vista
cas rechazan esta idea con ho¡ror. No importa que re guste o las cosai que divirtieron antes se dirá que están "anticuadas",
rg2 EL ARTE COMO DMRSIóN I LA REPRESENTACIóN Y EL CRiTICO 93
usando así un tipo de exPresión que Pone al de§cubierto toda suscite las mismas emociones en otras; pero esto sucederá en ¡¡¿
esta supuesta critica; Porque si se hubiera tratado de una cues' escala considerable sólo cuando la sociedad en la que ocurra la
tión dé arte genuino, uoyozs, Monsieur, le ternps ne fait rien considere necesaria para su bienestar.
d laffaíre. Esa Irase es susceptible, podemos h¿rcer notar tle paso, cle dos
Generalmente se desprecia al crltico, pero más bien se le de- interpreraciones. z) Desde un punto de vista biológico de la so trl
beria compadecer. Los villanos de la obra son los falsos artistas. ciedad, una sociedad co¡rsta de animales de cierta clase que por
Ellos han ascguraclo al crítico que lo que emprenden valdrá Ia la acción de causas tales como la herencia poseen todos un cierto
:!4, pena cle ser estudiado por él y terminan por hacer algo distinto, tipo de organización ¡rsicológica. Debido a la unifo¡mitlad de
sobre lo que ningún critico poclria desperdicia¡ ni unos minutos esa organización, un estíruulo de una cierta clase proclucirá en
de meditación. Si el gigantesco truco por el cual el comercio en todos los miembros de la sociedad un tipo especifico de emoción.
elegantes diversiones se hace pasar como arte fuera cle una vez por La emoción será necesaria para el bienestar de la sociedad, por-
toclas clenunciado, los criticos podrian actuar ltancamente como que es parte de la organización psicológica cuya identitlad en
los escritores de propaganda que muchos de ellos son, o dejar de todos los miembros de la sociedad constituyc su principio clc uni-
molestarse err considerar el arte falso y conceutrarse, como algu- dad; y en tanto que sus miembros se clen cuenta de este principio 'ii
'iI
¡i
,¡r nos cle ellos ya lo hacen, en el que lo es realmente. verán que esta unanimidad emocional cs necesaria para su exis-
Mientras se identifique al arte con la diversión, la crítica será tencia unificada, como un hectro biológico del que clepencle esa
imposible; y el hecho de que se haya tratado de practicar la crf- existencia. z) Desde un punto de vista histórico de la socieclad,
tica desrle hace tanto tiempo y de modo tan valiente es una nota- una sociedad consta de persouas que por comunicación por- me-
ble prueba de la tenacidad con la que la conciencia europea dio del lenguaje han creado cierta manera de yivir .iun¿os. En
moderna deliende el punto de que existe tal cosa como el arte, tanto que uno de ellos considere sus propios intereses conectados
y de que algrln dfa aprenderemos a distinguirlo del negocio de la con los de la sociedad, todo lo que forme parte de esa luane¡a
diversión.ó Si se identilica con la magia, se llega a la misma común de vida tendrá para él un valor emocional, constituyendo
conclusión; pero esta conclusión, en una sociedad en que la ma- la fuerza de esta emoción el vi¡rculo que mantiene unida a la so-
gia mantiene su vigor, puede fácilmente enmascararse con la ciedad. En ese caso, todo aquello que se halle i¡rtimamente
sustitución de una falsa objetividad por una verdadera objetivi- conectado con su manera comírn tle vivil suscitará en todos los
dad, de una generalidad empírica por una universalidad estricta. miembros de la sociedad el mismo tipo de respuesta emocio¡¡al.
Una cuestión de hecho, como el que esta persona haya realizado Desde cualquier punto de vista, por lo tanto, siempre que
e§te acto, o que esta cosa sea un Poema, e§ válida para todos haya una sociedad de cualquier clase, existirán ciettas formas
€n todo tiempo y lugar. La "bondad" o "belleza" de una "obra establecidas de magia unificacla, en las que ciertos estlmulos tipi-
de arte", si bottdad o belleza significa la capacidad de excitar ficados evoquen ciertas respuestas emocionalcs tfpicas en todos
cie¡tas emociones en la persona que usa la palabra, no tiene, en sus miembros. Si a estos estlmulos se les llama "obras de arte", se
cambio, tal validez; existe sólo en relación con la persona en quien Ies concibe poseyendo una "bondad" o "belleza" que en reali-
se suscitan estas emociones, Puede suceder que la misma obra dad es rneramente su capacidad de evocar estas respuestas. En
tanto que la sociedad sea realmente una sociedad, la respuesta
6 Ei apenas necerario !€irala¡ que los er¡juaguel y combinacion€s del
negocio de la diverlión Pública han logrado co¡romPer a un buen número
apropiada es realmente evocada en todos sus miembros, y si ellos
de escrito¡€3 académicos y otros esüitores teóricos que basan su estéticr, o usan mal las palabras, todos estar'án de acuerclo en que la "obra
Eás bien ru a[ti€stética, en le identilicación del arte con aquello que evoca de arte" es "buena" o "hermosa". Pero este acuerdo es sólo u¡ta
cierta clase de emoción; con la consecuencia de que la "beller¿" es "subje- generalidad empilica que se mantiene válida <lentro de la so-
tiva", el Hombre (¡y qué hoEb¡el) e3 la medida de ¡odas las c@as, y los ciedad porque la sociedad sólo consta de las personas que [o com-
crlticos (supuestamente), no Biendo Hombres sino sólo béroB que han oq¡-
pado una posic¡ón clave eo el mundo civilizado Pot dos siglos y medio contra parten. Los enemigos exteriores, o airn los simples extraños, y
abrumadora! d$ventaiar, s€ cncuentran con qüe se ha hecho una supla¡ta. los traidores interiores, estarán igualmente en ¡tecesa¡io desacuer-
tión a sus espaldas. do. Mieutras se tome a la magia como arte, estos acuerdos y
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tg4 DL ARTE CoMo DlvERsIóN La Drvrf,.sróN EN rr , MUNDO MODERNO 95
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I
desacuerdos serán tomados comg critica; en cualquier sociedad nes despertadas en ella sean también descargadas en ella sin per- .$,tr
I
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I
se considerar'á como sello de buen crítico su insistencia de que la ¡nitírsele derrama¡se hacia los asuntos de la vida "real".
magia conrÍrn de Ia socieclad es buen arte. Esta bifurcación es sin duda tan antigua como el hombre mis- i
J]
' Reducicla a estos términos, la crítica es iuÍrtil. En este país mo; pero en una sociedad sana €s tan ligcra que llega a ser indis-
en el mome¡rto presente no hay mucho peliglo de tal reducción. tinguible. Surge el peligro cua¡rdo al descargar las emociones en i
No hay rnuchas pelsonas, o si las hay no tienen influencia, clue situaciones ficticias la gente llega a pensar en la emoción como i
considere¡r que dcbemos respaldar a la industria nacional tra- algo que ¡:uede excitarse y dislrutarse por si mismo, sin que haya
tando de conferil una admiración especial a la poesia inglesa o necesidad alguna de paBar por ello en consecuencias ¡.rrácticas.
a la música inglesa o a la pintura inglesa, solamente po¡quc son La diversión no es la misma cosa que el goce; es goce que se tiene
inglesas; o aunr qr¡e r¡r¡ (lece¡tte patriotismo nos impida criti- sin pagar por é1. O urás bien sin pagar por él al conrado. Se le
car las palabras c¡ la mÍ¡sica del Dios sal¡te al Rey o los ¡etr-atos anota en la cuenta corriente para pagarsc más tarde. Por ejem-
anuales de la f'amilia Real de la Academia. Pero se corneten i
plo, yo obtengo cielta ¡rr-opolción de gusro escribieoclo este libro;
elroies frecuer¡tes al invertil el ¡¡rismo equívoco. Como virnos al ll pero pago por él a medida que lo tengo, en a¡duo y penoso
fiu tlel capitulo anterior, muchas cosas a las qrre se llama o pue- es[uerzo cuanclo el lil¡¡o va mal; viendo pasar los dias por mi
de llamarse arte, aÍlr) entre uosotros hoy día, soD ¡ealmente una ventana despcrcliciándolos; sabicndo que habrá pruebas que co-
co¡nbinación de arte y magia en la qrre el motivo predominante tregir y un índice <1ue hacer, y que al final tendré las negras
es rnágico. Lo que se exige de ellas es que descarguen uua fun. miradas cle la gente cuyos pies piso. Si suspendo Ia faena y me
ción mágica, no u¡ra función artfstica. Si un critico musical nos tiro en el jardín por uu r.lía ¡:ala leer a l)orothy Sayers, de eso
dice que el Dios salue al lley ¡ie¡e una mala melodía, bien está, también obtengo gusto; pero no tengo qr¡e pagar por ello. Sólo
es una cueslión sobre la cual él tiene el derecho de hablar. Tal luy una cuenta que sube, y que recibo al día siguientc cuando
vez después de todo, los hombres de la era isabelina estaban equi- regreso al libro con ese senr.imiento de lunes por la mañana. Des-
vocados al pensar que John Bull e¡a un mrlsico competente, Pero .de luego que puede no haber sentimiento de lunes por la maña-
si además nos dice que por esa razón deberlamos sustituitlo con na: es posible que regrese al libro sintiéndome fresco y lleno de
un nuevo himno nacional de un mejor compositor, conlunde una alegría, ya sin mi modorra. En ese caso mi día de asueto ¡esultó
cuestión artística con una cuestión mágica, Condenar a la ma- ser no diyelsión sino recleación. La diferencia entre una y otra
gia por ser mal arte es tan necio como elogiar al arte por ser L €stá en el efecto de debe o haber que producen en la energla
buena magia. Y cuaudo encontramos que un ardsta trata de emocional disponible para la vida práctica.
convencernos de que nuestras estatuas públicas, por ejemplo, La diversión se convierte en un peligro para la vida práctica
son artjsticamente malas y por esa razón deberlan ser demolidas, cuando el debe que acumula en estos almacenes de energía es
no podemos menos que preguntarnos si es un tonto o un bella- demasiado Brande para que se le pueda pagar en el curso ordi.
co: un tonto por no saber que estas cosas son fundamentalmente nario de la vida. Cuando esto alcanza un punto de crisis, la vida
magia, valiosas por sus cualidades mágicas y de ninguna manera práctica, o vida "real", sufle u¡ra bancar¡ota emocional; estado
por sus cualidades artística§, o un bellaco por saber esto perfec- de cosas que desc¡ibimos hablando de lo intolerablemente abu-
tamente, pero ocultándolo para usar su propio prestigio artlstico rlida y pesada que es. En este punto se deciara una enfelmedad
fl...j ,
como disfraz para lanzar un pértido ataque a las emociones que emocional cuyos sintomas son: una constante sed de diversión y
I mantienen unida a nuestra sociedad. una incapacidad para errcontrar inte¡és en los asuntos de la vida
ordinaria, el nccesario trabajo de ganarse el sustento y la rutina
social. Una persona en quien la enfermedad se ha hecho crónica es
§ g. La d,iaerstón en el mundn tnoden'to
una persona c<¡n la couviccióu urás o ¡nenos fija de que la divcr-.
Hemos visto ya que ta diversión implica una bifurcación de la sión es lo írnico que hace que la vida valga la pena de vivirse, Una
experiencia en üna parre "real" y una parte "ficticia", y que sociedacl en la que la enfelmedad es endémica es aquella en qrre
a la parte ficticia se 1e llama diversión en tanto que las emocio- la mayorla de la gente siente tal convicción casi todo el tiempo,

I
96 EL ARTE coMo ¡¡vrnslótl LA Dr\¡ERsróN EN DL MUNDo MoDERNo 97
Una enfermedad moral (o, en la jerga moderna, psicológica) miento, universalmente aceptada como razonable, cle una mavor
puede ser fatal o no serlo para Ia persona que la padece; puede provisión de ocio, lo que guiere decir la oportunidad de di.ríer-
empujarla al stricidio, como el único alivio del laediunt uitae; tirse, asi como de conta¡ con las diversiones'que la satisfagau:
el
puede tratar de escapar de ella dándose al crimeu, a la revolu- uso del alcohol, el tabaco y muchas otras drógas, no con "rrroo,!
ción, o a cualquier otra actividad apasionaute; puede aficionarse sitos lituales, sino para aplacar los nervios y-distracr lr'r".i*
a la bebida o a las drogas; o simpleme¡rtc engolfarse en un mar de los tediosos e irritantes menester€s de la vida <tiaria; la con-
de abulrimiento, una vida aceptacla e¡r sileucio en la que nada fesión ca,si rrniversal de que el abur-rimiento, f"fto ¿" i"Á¿"
interesaute pasa nur)car y que es tolerable sólo cuando no se pien- "
en la vicla, se s.iente co¡no un estado ,oarrtrl aonrtnrrta o,Ia r.a_
sa en lo intolerable que es. Pero las cnte¡metlades mor-ales tienen cu¡rencia constante: Ios intentos. fervientes cle despejar
esta peculiaridad: que pueden ser fatales para u¡ra sociedad en la rrimiento ya sea con más diversio¡res o .on o.upr.ián.s".," "lru_
pelig¡o-
que sol endémicas sin tener que serlo para ninguuo de sus miem- s-as o- criminales; y finalmente (para retlucir .f
.^t¿lisoi-.f
b¡os. Una sociedad consiste en la forma cle vida común que sus descubrimiento, con el lamiliar rr-uiatis t¡tutandis
o".; ;;.i""ií";-
miembros practican; si ellos se aburren tanto con esta fo¡ma de bre en bancarrora y eu las úlrimas erapas .1. éJ,;,1;;r;;
vida que empiezan a practicar una diferente, la vieja sociedad u-r,u-brados han pcrdido su eteoo y ,1.'q;; i[;;,
está mue¡ta aunque ninguno lo haya notado. l:T:d,::
Cletre aumentarse-
Esta no es tal vez la única enfermedacl de la que las socieda- Estos sintomas so¡r suficientes para alarrnar a cualqrriera
oue
des pueclen morir, pelo ciertamente es uua de ellas. Es segura- piense en el Iuturo dcl mundo eir el que ,i"", ,;ii;i:;;;;-#;
mente, por ejemplo, la enfermedad de la que la sociedacl grecorro- alarmar aun a ¡q.ellos crryo ar iu,,,ro ,,o ," "r.rl
¡:ensarnicrrio
mana mrrrió. Las sociedades pueden morir de ¡nodo violento, como allá de la propia <luración deiu vida. Eru,",,,irtom", ..usi;r;, ;;,;;
las de los aztecas y los incas, que los esparloles destruyeron por las nueska civilización se halla envuelra en tr,, to,
U.ttiio- r"iu]ill
armas en el siglo xvr; y quienes leen historias novelescas creen nado de algún modo con la actitucl qrre.u" h" ;á;pi;;t"
;;;;'i"
algunas veces que el Imperio Romano mu¡ió del misrno modo, diversión, y que es necesario coruprcnder. .l a..lr,ra qr.-r,ol
a manos de los iuvasores bárbaros. Esa teorla es divertida pero a rne¡¡os que prcfiramos cerrrr.].,s ojos a il
falsa. [,] hnperio Romano mu¡ió de enfermedad, no por violen-
1-T:li-,
sl flemos (te pereccr. cn Ia oscr¡r.irlarl, 1. pereccr,

cia, y la enlermedad consistió en una convicción, profundamente - Una historia de l¿r rliversión en Europa podrla tlividirse eu
arraigada y tle larga y progresiva incubación, de que su forma El plinrcro, at que se ,irÁ"rL prr"ri )r'ririr).
)f- de vida no valfa la pena cle conse¡varse. Je§,-:11i,)tr:.
tratarta tle las diyersiones en el mundo decadente
-d-.-r
de Ia -\nti-
8¡ La misma enfermedad es notoriameute endémica entre nos. güedad, Ios espectáculos del teat¡o y el anfiteatro
mando su material del clrama religioi y d. 1.,
,rn,".,.," i."
otros. Los siguientes son algunos de sus síntomas: el desarrollo i;;;r;;;i;;;i;""
sin precedentes de la industria de la diversión, para satisfacer lo griego arcaico:..e[ segrrn<lo, al quE ,. Iírrn"ii"'/" "r;;,;;; rr-;'i;;,
que se ha conyertido en una sed insaciable; un consenso casi J¿¡nráf, descrtbiria It divelsión cn el l{elacimiento
épocas modernas. primer.o aristocráti.o,
v en las
universal de que las clases de trabajo de que más obviamente de- prouirt" poilaJ,rr'".i,r_
pende la existencia de una civilización como la nuestra (en es- crpescos, para espectadores
¡rrincipescos, t,,ego i.austormr<li en
pecial el trabajo de los operarios industriales y el de los emplea- grados por la demo<ratización tlc Ia socielarl
hasta llesar lt
dos de todas clases, y aún el de los trabajadores agricolas y otros y el cinematógrafo cle hoy, y .i.;p;; ;;;;;,;;i:;:
P,.li:dir.:
Hesaamente su, material.de la pintura, la
ganadores tle sustento que son los agentes básicos en el manteni- escultura. Ia m¡si.a, ia
miento de todas las civilizaciones que hasta ahora han existido) arqu¡tectura, Ias proresiones v la oratoria
religiosas ,1. i; i.i;.i
son actividades fastidiosas y desagradables; el descubrimiento de Media.
lo que hace a estos trabajos intolerables no es la est¡echez de la El primer capítlrlo empezarf¡ c.,n platrin. Nos cucsta t¡ab¡io
pobreza, lo precario de las viviendas o las enfermedades, sino entendel ias observaciones cle .plat,;u acerca rle
otras artes, no, co¡no los hisrolia(lores,f
la ooe.i, " 1,,"
la naturaleza del trabajo mismo en las condiciones que nuestra rr"nrr.i.Ii"'i"r",li-
civilización ha creado; la demanda que resulta de ese descubri- mente suponen, porque ,.la esÉrica se encántraL¡a
"l .,, ,.i i;l;,;-
EL ARTE COMO DTVERSIóN ¡-r »rvrns¡óx EN EL MUNDo MoDERNo 99
08
.1

oo, que las ideas de Platón sobre el asunto e¡an rudimen- Los peligros previstos-por el profético pensamiento de Platón
"i.,,u
i".irj i.t"j"*t, menos aún, como otro§ §uPonen' -Porque Platón para ta iiviiizaci-ón necesitaron mucho tiempo para madurar. La
ir.* i.-riiit,." sin inte¡és alSuno Por el arte; -sino.porque los iociedad grecorromana era lo suticientemente vigorosa para se-
oe la
ióoi.o, ora él discutía no eran los problemas tamrhares guir pagando por seis o siete siglos el interés sobre la deuda acu-
iii.át¡, 'o.ra¿u,i.a del arre, por los que nosotros los. tomamos' mulaáa de las energias de su vida diaria. Pero a Partir de Platón
relac¡onaoos la vida de esta sociedad se convirtió en una defensa de retaguardia
sino tópicos de muy ditereute indole, intimamente
con rruestra propia situación
----platJn práctica' contra la bancarrota ernocional. Se llegó al momento crítico
,iiió hr.ante una época en que el arte religioso cle los cuando Roma dio origen a un proletariado urbano cuya única
nlimeros eriegos, como las esculturas olimpicas y el drama función era comer Pan Sratis y ver esPectáculos grati§. Esto §i8-
es-
"habian iteci.t idarnen te cetlido el Puesto al nuevo a¡te nilicó la segregación de toda una clase que no tenla trabajo algu-
I"iii^no.
<ie .livelsión tle la Erlad Helenistica' Platón vio
en este camblo no, ft¡nción alguna que cumplir en.la sociedad, ya fuera econó
no sólo ta pértticta cle una Sran tradicióu artlstica y el adveni- mica, militar, administrativa, intelectual o religiosa, cuyo único
también un peligro para papel era el de ser sostenida y divertida. Cuando eso ocurrió
ar-tistica, sino
-i..io ¿..i." <Iecadencia Platón percibió la distinción,entre. el fue sólo cosa de tiemPo que la pesadilla? de Platón sobre una
i"'.i"1¡r".iá" en general.
atte mágico y el a-rte de diversión, y atacó al arte de diverstÓn sociedacl de consumidores se realizara: los zánganos impusieron
cou toda" [a füerza de su lógica y su elocuencia' a su rey, y la historia de la colmena concluyó.
' Los lectores modernos, he¡ederos de los Prejurcios del st' Una vez creada una clase cuyo único interés estaba en la
.r., *o ,olr. la identificación del arte con la diversión' han in-ter' diversión, actuó como un absceso que Poco a poco distrajo todas
!.r.rut*.n," e[ ataque de Platón ," l",dl*::i-ó]' las energias emocionales de los asuntos de la vida ¡eal. Nada pudo
;;;;;';i corno un ataque al irte; en el nombre de la-teorla derener el desarrollo de la diversión; nadie, aun cuando muchos
ionsideráncloló
.r,¿ti.^ f" han tomado .omá ,.rn agravio, y han colmado de elo- lo trataron, pudo regenerarlo inyectándole un nuevo espíritu de
eios a Aristóteles por una apreciacién más
justa sobre el valor.del ,l
propósito religioso o de austeridad artlstica. El torbellino giró,
irte. No obstanté, a decir verdad, Platón y ArisÚtel$ no dtlte' en mani{estaciones ahora completamente olvidadas excepto por
ren tanto en sus criterios sobre la poesia, salvo en un Punto' unos cr¡ar¡tos investigadores curiosos, hasta que surgió una nueva
Platón pudo ver que el atte de diversión desPierta emocloDes
-á-[t conciencia para la cual la vida práctica era tan interesante que
rit *ri¿" Jn la vida práctica; y concluyó equivocada- I la diversión organizada no fue ya necesaria. La conciencia de la
mente oue el excesivo desa¡¡ollo de este arte Produclrfa
una 80- I
vieja civilización, bifurcada ahora en sus cimientos mismos, se
l
sin propósito' Aristóteles' en desintegró ante la embestida de esta nueva conciencia unificada,
.i;¿;á de emociones
"'obt..".g"da
cambio, no razánó del mismo modo, Porque según él las emo y el teauo y el anfiteatro fueron abandonados por un mundo
ciones sencradas por el arte de diversión son descargadas Por que se habla hecho cristiano. La Edad Media habla principiado,
i"-áir"t"tiJ" *it-i. El .t.o. de Platón sobre este punto le-con- y un nuevo arte mágico-religioso había nacido: esta vez, un arte
d"i, ;;.;a"t que los males de un mundo enregado a la diver- al servicio de esas emociones que pasaron a vigorizar y a perpe-
Jili ;Jd.d.'r.rrre .orrt¡olrndo o aboliendo las diversiones' tuar a la sociedad cristiana.
i;;;;;;; ui, q"".t torbellino ha tomado su ritmo' en eso no puede El segundo capltulo se iniciarfa con el siglo xry, cuando los
i.r.i.*, la causa y el efecto se entrelazan un clrculo mercaderes y los prlncipes empezaron a cambiar el carácter de la
;;;;.'"'; ".toü.
J. iehará en ti rnot"nto en que se le interrumpa; lo obra artistica desviándolo del uso de la Iglesia para ponerlo a su
.áürá tr*ao la causa de la enfermedad se convie¡te sólo servicio personal. Este capltulo mosharla cómo, desde un prin-
"r.
a'n ,tt tin,"*r, que es inútil tratar's cipio, este movimiento provocó una hostilidad violenta
-la
o D€b€ agregaB€ que tanlo en Platón como en Aris'óteles' y BPecial_ 7 La RcPllblica,57! A-8. Cf. Roslovtzeff, sociol Áfld Economi H¡story
d€ la esiética no élán ausmte! ol lhe Romot En?íre, caps. [.xr. Yo he esludiado las consecuencias en una
-.*. ."-rliioi, los problemas Eenuinos y de q¡ando eo provin.ia del lmperio Romano en ld Oxford History of England,I (tgrl),
;;;i";;il; i"-aLcu.i¿n; p'io."'e"n en el trasfondo
en relieve y sJ sobreponen a los del a¡te de divenión' caps. xn-xÍr; cf. especialmente p, ¡o7.
;;;iil;ú.^
-I
I

roo EL ARTE (rOMO tlvtrRslóN LA DMRSIóN r1N EL I\{UNDO MODERNO rol


I
que llevó a Savonarola a quemar el cuadro de Nliguel Angel-, y Pero los amos tampoco estaban en mejores ci¡cunstancias. La
cómo esta hostilidad fue puesta al servicio de la Reforma y, con- conciencia no les dejaba sitio para Ia diversión; y al aceptar a las
trariarnente a lo que suceclió con el llamado "puritanismo" de artes como diversi<.¡nes estaban tocando lo plohibitlo. El evan-
Platón, se hizo aún más violenta contra el arte máBico que con. gelio del trabajo cesó de dominarlos. Se hicieron al hábito de
tra el arte cle diversión. Este capítulo mostrarÍa también cómo abandouar Ios rregocios con que lracían su fortuna, para ,,reti_
la tradición de esta hostilidad pasó a formar parte de la corriente i
rarse"- a un estado de seudogentilidad, que se distinguía tle la
más impoltante de la civilizaci(»r uloderna a través de su acata- l verdadera gentilidad no por sr¡ prouunciación o por su"s motlales,
miento por los banqueros y manulactureros no conlormistas, la 1
que no eran más extraños que los de muchos caballeros hacen-
clase que se convirtió en la dominante en el mundo moderno; y dados (sgzü.es), sino por el hecho de que no tenían cleberes hacia
cómo ello llevó a la cr.¡uciencia artistica tlel mundo rn<¡dernt¡, l
la comunirlacl, ya fueran militares, ádministrativos o másicos
en el momento rnismo en que se liberaba de las cadenas de la como los que ocupaban a la verdadera gentilirlarl.l No tüiarr
dive¡sión, a la posición de algo proscrito y ¡relseguitlo. otra cosa que hacer que divertirse, y muchos de ellos io hacían cc¡-
t r Este capítulo rnostraría tumbién cómo la nueva plutocracia, leccionando cuadros o cosas semejantes, como la nobleza áel
atrinche¡ada en su hercclitario criterio antiartístico, llegó con su siglo xvrrr lo había hecho, dando el ejemplo. Las galerías cle arte
nuevo clominio social y político a remedar la maneras de la genti- de-las poblaciones del norte esrán ;hí para prob"arlo. pero los
lidad (gentry) que habia desplazado; cómo en el curso de este pro- pobres, que son siempre los últimos gu"idi"nÉs ¿e.,na tra,lici¿n
ceso acordó una tregua con las a¡tes bajo la conclición de que éstas no olvidaban-que la maldición de Dios está en el ocio,
aceptaran una vez más el lugal de clivcrsiones; y c¿»no las nue- v.rtoirnr,
) q. la verdad tlet proverbio: ..l,arlre meráa'aer, tilo
:T],:Tidrj,nreto pordrosero.,'
vas clascs rlo¡rinantcs se convencieron para conciliar su goce de I caDallero,
estas diversiones con un principio religioso de acuerdo con el Ésa fue la primera erapa en Ia formación tlel torl¡ellino. La
cual no habia sitio en la vida para otr-a cosa que el trabajo. El segunda, mucho más grave, fue la corrupciórr tle los mismos no-
e[ecto en ambos lados lue desastroso. Los artistas, que habian bres. .Elasta casi fines del siglo xrx, la población rusr¡ca Oe lnJta.
Iuchado del siglo xvrr a principios del xrx para eucontr¿lr ulla ter¡a tuvo un arte propio, en¡.aizado en cl lejano prsrdo. oir..,
nueva concepción del arte, desligándola tanto de las ideas de Ia todavfa,vivo y lleno de vigor creativo: canciones y Lailes. iilsta.
diversión como de la magia, para asi liberarse de toclo servicio, e¡ la-s distintas épocas del año, dramas y pro..ríon.r, ,á,lrr-J.
ya fuera de la Iglesia o de un protector, acallaron cstos pensa- significación mágica y todas orgínicameÁtá ."l".iorr"ár, .or,
mientos, se ahorraro¡r el trabajo de desarrollar su nu€va con- trabajo agrícola, En una sola generación esto fue destruido
.l
Dor
cepción hasta el máximo de sus poteocialirlades, y volvieron a la operación de dos causas: el Acra de Educación ¿e rgro. Ju"
vestir la lib¡ea de que se hablan desprendido. Pero su situación imponiendo en el hombre de campo una educación .o;-f;,"1;;
habia empeorado, como sucede siempre que lob esclalos que se re- sobre los modelos de los habitantei cle la ciuclad, .r";;i;;;;';;;
belan vuelven a la esclavitud. Sus viejos amos habían sido, de etapa en Ia lenta destrucción de Ia virla rural inglesa po,
acuerdo con sus luces, protectoles liberales y estimulantes, impa-
ír-.lr;;
i-ndustrial y comercial dominante; y la..depresiói ,g.i.ol",:, pr..
cientes por obtener de sus siervos lo mejor que ellos pudieran clarle ese vago e incompromerido nombre a t" Ir.gl..i. áá
su-_
dar. Los nuevos amos se conformaban, en cambio, cou algo muy cesos, en parte accitlentales y en pa¡te deliberaclos,
óue ent¡e rg,ro
por clebajo de eso. No habla peligro de una nueva comedia de la y rqoo llevaron al desastre la orosperidad cle la p'oblación agrt_
Restaruación o de una libertad de lenguaje a la Chaucer o a cola inglesa,8
la Slrakespeare. La censura reinó. Y así el siglo xrx siguió en su
_.- Un proceso similar se realizaba entre los pobres de la ciudad.
camirro de constante declinación en el nivel ar-tlstico, en conrpa- Ellos también tentan un vital y ftorecientJ ar,. foltiJ.iio á.i
ración con el de sus primeros aíros, hasta que graclualmente (va mismo tipo mágico; y ellos fueron también despoiados cle
él oor
que los esclavos llegan a conocer los deseos que sus amos re- las luerzas organizadas de la ley actuando aorná
il barrn r..,il""
chazan) la Bente respetable empezó a considerar el a¡te no sólo E Cf. R. C. K. E.lso¡, Onlor¿l Hisrt
' vol xlv
como una diversión sino como una rlivelsión sospechosa. of Engldtd (1936)' caPI'
rx.
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to¡ EL ARTE COMO DMRIi¡óN i

I ur olvrns¡óN EN EL MUNDO MODERNO ¡O3

del dominante puritanismo de los indust¡iales. No es este el lu- qenio, mucho menos divertida que el Ratón Miguelito o el jazz,
gar para narrar la larga persecusión; baste decir que alrededor é*..pro pa., aquellos laboriosamenk enhenados para disfrutar
áe rgoo tanto el campo como la ciudad hablan sido debidamente de ella.
purgados del arte mágico que habla llegado a conocerse como El remedio de [a canción folklórica tamPoco sirve. El arte
folklore, excepto unas cuantas inofensivas e insignificantes su- folklórico inglés era un arte mágico, cuyo valor para sus poseedo-
pervivencias. El ataque sobre el arte mágico concluyó. La mente res no radicaba en sus méritos artísticos (los críticos que discuten
de los pobres era una casa vacla, barrida y aclornada, sobre estos méritos no necesitan of¡ecernos sus opinioues) sino
Y entonces surgió el arte de diversión. El fútbol apa- en su conexión tradicional con los trabajos y los dlas de su calen-
reció súbitamente entre lo que hasta muy recientemente -quehabía dario. A sus poseedores se les ha quitado. La tradición se ha
sido un ritual practicado los días festivos en las poblaciones del roto. Y una tradición no puede ser remendada. Serla absurdo
no¡te- vino primelo; luego surgieron el cinematógrafo y la ra- devolverla rota. De nada sirve el remordimiento, Nada puede
dio; y los pobres se volvieron locos por la diversión en todo el hacerse excepto en{renta¡se al heclro.
pals. Pero algo más ocurrla al mismo tiempo. El aumento de la El remedio del pistolero tampoco sirve, No necesitamos com-
producción combinado con la crisis de la organización económi- prar revólveres y apresurarnos a tomar medidas drásticas. Lo que
ca condujo a la aparición de una clase de genrc sin empleo, for- nos importa es la amenaza de muerte de una civilización. Eso
zada involuntariamente a una condición parasitaria, despojada nada tiene que ver con mi muerte ni la de nadie más, ni con la
de las artes mágicas de las que sus padres disfrutaban cincuenta muerte de nadie a quien podamos matar antes de que nos mate
años antes, desprovista de función y objetivos en la comunidad, a nosotros. No puede ni detenerse ni apresurar.se por Ia violen-
viviendo sólo para aceptar pancm ct circenses, la limosna y las cia. Las civilizaciones mueren y nacen no con el ondear de las
peliculas. banderas o el ruido de las ametralladoras en las calles, sino en
Los paralelos históricos son gulas ciegos. No hay certeza de la oscuridad, en silencio, cuando nadie se percata de ello. Son
que nuesüa civilización esté siguiendo un camino como el del §ucesos que no llegan nunca a los periódicos. Mucho tiempo des-
Imperio Romano en sus últimos periodos. Pero el paralelo, hasta pués unos cuantos curiosos, viendo atrás, empiezan a descr¡brir lo
donde se ha desarrollado, es alarmantemente afln. Tal vez pueda que ha ocurrido.
evitarse el desastre, pero el peligro es real. ¿Hay algo que poda- Volvamos, pues, a nuestro asunto. Los que escribimos y lee-
mos hacer? mos este libro somos personas interesadas en el arte. Vivimos
Hay ciertas cosas que no necesitamos tratar de hacer. El re- en un mundo en el que la mayorla de lo que pasa como arte es
medio de Platón no sirve. Un dictador podrla tratar de cerrar diversión. Aqul está nuestro jardln. Parece necesitar cultivo.
los cines, de prohibir la radio excepto para la trasmisión de su
propia voz, de confisca¡ los periódicos y las revistas y de impedir
por todas las maneras posibles el suministro de dive¡siones, Pero
ninguno de estos intentos tendrla éxito y nadie lo suficiente-
mente listo para convertirse en dictador serÍa lo bastante tonto
para intentarlo.
El remedio de los cultos tampoco sirve. Las masas de adictos
al cinemat€ra{o y de lectores de revistas no pueden ser elevadas
ofreciéndoseles, en lugar de estas diversiones democráticas, las
j
diversiones aristocáticas de una época pasada. A esto se le llama
llevar el arte al pueblo, pero ése es un truco para ganar aplauso;
lo que se le lleva sigue siendo diversión, muy hábilmente traba-
jada por un Shakespeare o un Purcell para agradar a un público
isabelino o de la Restauración, pero hoy dfa, a pesar de todo su
EL NUEYO PROBLEMA r()5 'L
rrumbado, empezamos nuevamente por el PrinciPio, con la misma
cuestión una vez más ante nosotros: ¿Qué es el arte?" = l
VI. EL ARTE PROPIAMENTE DICHO: (r) CoMo ɧte es un comPleto error. Para una Persona que conozca §u
EXPRESIÓN tarea como hombre de ciencia, historiador, Iilósofo, o cualquier
clase de investigador, la ¡efutación de una teorla falsa constituye
§ t. El nueuo problema un avance positivo en esta investigación. Lo hace en[¡entar-
se, no a la misma vieja cuestión otra vez, sino a una nueva,
Hemos tcrminaclo por fin con la teoría técnica del arte, y con más precisa en sus términos y por lo tanto ¡nás lácil de contestar.
las diferentes clases de arte falsameDte llamadas con este nom-
Esta nueva cuestión se basa en lo que se ha aprendido de la
bre a Ias grre se aplica correctarner'¡te. Volveremos después a ella, teoría que se ha refutado. Si el estudioso no ha aprendido nada,
pero srilo cuando se irn¡ronga a nuestra atención y amenace con esto demuestra, o bien que es demasiado tonto (o demasiado in-
inrpedir el tlcsa¡rollo de nuestro tema. dolente) para apt-euder, o que por un desafortunado er¡or de
Ese terua es el arte propiamente dicho. Es verdad que nos enjuiciamiento ha desperdiciado su tiempo en una teoría tan
hemos ya ¡e[erido en buena parte a él; pero sólo de una manera idiota que no hay nada que pueda a¡:renclerse de ella. Cuando
negativa. Lo hemos consiclerado sólo para pocler excluir de él la teoria refutada, aun siendo {alsa en esencia, no es por coul-
t.": las diferentes cosas que equivocadamente pretendlan ser inclui- pleto absurda, y Ia persona que la ha refutado es razonablemente
iii das en é1. Debcmos pasar ahora al lado positivo de esta misma inteligente y razonablemente tenaz, el resultado tlc su critica
:i cuestíón y preBuntarnos a qué clase de cosas pertenece cou todo puede siempre explesa[se en una lorrna como ésta: "La teoria es
clerecho el nombre de arte. insostenible por lo qtte toca a sus conclusiones Bcnerales; pero ha
Al hacer esto seguimos tratando con Io que se llama cuestio- establecido ciertos puntos que eu adelantc deben toma¡se en
ncs de hecho, o con aquello a lo que en el priuer capítulo se le cuenta."
llam<i cuestiones de uso, no con cuestiones de teoría- No trata- Es fácil adoptar esta actitr¡d, por ejemplo, en los estudios his-
mos de erigir un argumento pala pedir al lcctor que lo examine tóricos, donde las distinciones como la que cxiste entre el descu-
y critique para aceptarlo si no encuentra un defecto fatal en é1. brimiento cle un documento y la interpreración dada a él son
No le ofreceremos información para pedirle que la acepte bajo bastante obvias, de modo que un historiador que critique el ta-
el principio de autoridad. Trataremos cuanto podamos de ¡ecor- bajo de otro pueda decir que éste estaba completamente equivo-
darnos a nosotros mismos hechos que a todos nos son bien cono- vado en su criterio general sobre r¡n cierto acontecimiento, pero
ciclos, tales como el que en cier:tas ocasiones realmente usamos los documentos que a éste se relieren y que él ha descubierto cons-
la palabra arte o alguna palabra afin para designar ciertas clases tituy€n una adición permanente al conocimiento. En el caso de
de cosas, y en el sentido que hemos ahora aislado como el sen- los estudios filosóficos es menos [ácil, en parte porque hay mo-
tido propio tle la palabra. Nuestro objetivo es concentrar nuestra tivos poderosos para no tratar siquiera de hacerlo. Los filósofos,
atención en estos usos hasta poder verlos coherentes y sistemá- especialmente aquellos que tienen un puesto académico, here-
ticos. A esro nos dedicaremos a lo largo de este capltulo y el dan una larga tradición en el hábito de discutir sólo por
siguiente. La ta¡ea de definir los usos así sistematizados, para discutir; aunque pierdan toda esperanza de alcanzar la verdad,
construir (te esta manera una teorla del arte propiamente dicho, consideran un asunto de orgullo hacer aparecer a otros filósofo§
vendrá después. como necios. Un desesperado anhelo de reputación académica
Recurrir a los hechos ¡esulta científicameute fértil sólo si el los convierte en una especie de bravucones dialécticos, que van
investigador sabe cr¡áles son precisamente las cuestiones de las cle un lado a otro provocando pleitos con sus colegas filósofos y
que espela respuesta al recurrir a ellos. Nuestra tarea prelimi apabullándolos eü pírblico, no con la mira de progresar en el co.
uar, por lo tanto, consiste en delinir las cuestiones con que el nocimiento sino para adornarse con el cuero cabelludo de sus
colapso de la teo¡ia técnica nos ha enfrentado. "Eso es fácil", vlctimas. Con cuanta razón, por tanto, el tema que ellos repre.
podría alguien su8erir; "una vez que la teorla técnica se ha de- sentan ha caldo en descrédito entre el público general y entre
}\

r06 EL ARTE PROPIAMENTE DICHO ¡xp,rxsrón pr ra ur,rocró¡l Y suscrrAclóN DE ELLA to7

los estudiantes ejercitados Para PreocuParse menos por la victo' ción semejante a la que existe entre medios y fin, pero no idén-
ria que por la verdad. tica a ella,
úna teorfa filosófica errónea se basa en primer Érmino no ,i El .1"-.t,o que la teoría técnica llama fin es definido
en la igaorancia sino en el conocimiento. La Persona que la cons- oo" éU".o^o la suscitación de emoción. La idea de suscitar lesto
truye principia entendiendo parcialmente el tema, para distor- 'es, de hacer surlir, por determinados medios, algo cuya €xisten'
sionar luego lo que sabe deformándolo en conformidad con una cii es concebida de antemano como posible y deseable) perte-
idea preconcebida. Una teoría que se ha encomendado a un gran nece a la filosofla de la artesanfa y evidentemente está tomada
número de personas inteligentes expresa invariablemente un alto de ahl. Pero eso no e§ aplicable a la emoción. Este es, Por lo
grado de penetración dentro del tema de que se trata, y la dis- tanto, nuestlo segundo punto. El arte tiene algo que ler.con
torsión a que ésrc se ha sometido es invariablemente minuciosa la eáoción; lo que haie con ella tiene una cierta similitud
y sistemática. Expresa, en consecuencia, muchas verdades, pero con suscitarla, Pero no es suscitarla.
1!
;i no puede ser diseccionada en juicios verdaderos y en juicios fal- ,) Lo que li teoría técnica llamá los medios es definido por
sos; todo juicio coutenido en ella ha sido falsificado; si la verdad I elli como la manufactura de un artefacto llamado ob¡a de arte.
,L
\I
que la sustenta ha de ser separada de Ia falsedad, debe usarse un La manulactura de este artefacto se describe según los términos
método especial de análisis. Este método consiste en aislar la de la filosofia de la artesanía: esto es, como la transformación de
idea preconcebida que ha actuado como el agente distorsiona- una materia prima dándosele una forma preconcebida como un
dor, reconstuyendo la fórmula de la distorsión y aplicándola plan en la ménte de quien la hace. Para descubrir Ia distorsión
nuevamente para corregir.la distorsión y asI averiguar qué era lo án esto debemos aislar todas estas caracterlsticas de la artesanía,
que aquellos que inventaron o aceptaron la teoría trataron de y llegamos de este modo al tercer Punto. El arte tiene algo. que
iji
[:::i decir. Mientras más amplia haya sido la aceptación de la teoría, ver ion hacer cosas, Pero esta§ cosas no son co§as matefiales,
y por mayor número de personas inteligente§, mayor será !a pro- que se hagan dando o iomponiendo una {orma a la materia, ni se
f..
!:]; babilidad de que los resultados de este análisis resulten útiles h"c. t"mpo.o por habitidad. Son cosas de alguna otra clase y he-
como un punto de partida para posteriores investigaciones. chas de alguna otra manera'
Este método será el que nosotros aplicaremos a la teoria téc, Tenemos, pues, t¡es enigmas que resolver. Por el momento,
nica del arte, Se conoce la fórmula para la di¡torsión po!: nuestro no se hará ninSún esfuerzo.por resolver el primero: .lo tratare-
análisis de la noción de artesanía en el capítulo lr, § r. Debido a mos meramente como una ¡nsrnuación de que el primero y el
que los inventores de la teoría tenfan el prejuicio a favor de tercero deben tratarse seParadamente' En e§te caPitulo, en con'
esa noción, fo¡zaron sus propias ideas acerca del arte en confor- secuencia, investigaremos la relación entre arte y emoción, y en
midad con ella. La característica central y primaria de la arte- el siguiente, la relación entxe arte y creación.
¡ania es la distinción que implica entre medios y Iin. Si el arte
ha de concebirse como artesanla, debe también ser divisible en
medios y fin. Hemos visto que realmente no puede dividirse de § z. Lo cxpresión de la emoción y la suscitación de ella
|j, este modo; pero debemos ahora preguntarnos por qué alguien .Éste es nuestro primer problema. Ya que el artista propiamente
pensó que lo fuera. ¿Qué hay en el caso del arte que hizo que dicho tiene algo que ver con la emoción, y lo que hace con ella
estas personas se confundieran identificándolo a la bien conocida no es suscitarlá, ¿qué es entonces lo que hace? Se recordará que
distinción de medios y fin? Si no hay nada, la teorfa técnica del la clase de respuesta que esPeramos dar a este problema es una
arte era una invención gratuita e infundada; quienes la han for. respuesta de¡ivada de lo que todos sabemos y todos habitualmen'
mulado y aceptado no han sido sino un hato de tontos; y nos- te dccimos; nada original o recóndito, sino algo que es entera-
otros hemos estado perdiendo nuestro tiempo pensando en ella. mente un lugar común.
Estas son hipótesis que yo no rne propongo adoptar. Nada podrla ser más enteramente un lugar comrln que decir
r) Este es, pues, el primer punto que hemos aprendido de que el arústa expresa las emociones. La idea es familiar a todos
nuestra crltica: que hay en el arte propiamente tal una distin- lós artistas y a todos aquellos que tienen algrln conocimiento
rQ8 EL ARTE PROPIAIITENTE DIOHO ExpaNsróN oe ¡-n rr*¡oc¡ór'¡ Y suscl'lAclóN DE ELLA ro9

de las artes. Afirmarlo no es alirmar una teorla o definición filo- conciencia de nuestra emociórl como ira, en lugar de tener con'
sófica del arte; es afirmar un hecho o supuesto hecho acerca del ciencia de ella sólo como una perturbación no ideutificada. [s
cual, cuando lo hayamos identiticado suficientemente, tendre- a esro a lo que nos relerimos cuando decimos que "nos hace
mos que teorizar después filosóficamente. Por el momcrrto no bien" expresar nuestras emoclones.
importa si el hecho sostenido, cuando se dice que el artista ex- La eipresióu de una emoción Por medio del lenguaje puede
presa emociones, es realme¡rte un hecho o sólo se su¡rorre <1ue así ir dirigidi a alguien; pero si se hacc asl no es con la intención de
es. Sea lo que sea, tenemos que identificarlo, esto es, decidir desperiar una emoció¡r parecida en é1. Si hay algún efecto que
qué es lo que la gente quiere decir cuando usa esta frase. Poste' q,ré."-or producir en aquel a quien dirigimos las palabras es
riormente tend¡emos que ver si encaja en uua teoría coherente. slólo el efecto al qtte llamarnos hacerle entender lo que sentimos.
Pero, como ya hernos visto, éste es exactamente el e[ecto que la
Quienes hacen la afirmación dicha, se_refieren a una situa-
ción, real o supuesta, de un tipo detiuido., Cuando se dice que expresión de nuestras emociones tiene sobre nosotros misnos.
un hombre expresa una emoción, lo que se dice de él se reduce Nós hace a nosotros, así como a la Bente a la que hablantos, eu'
a lo siguiente. Que, en primer lugar, es consciente de tener una I rcnder cóm<¡ nos scntinros. Una persona que suscita una emoción,
emoción, pelo no consciente de cuál sea esa ernoción. De toclo en cambio, trata de afectar a su Público etl una maltera en la
lo que él es consciente es de una perturbación o excitación, que que él mismo no se halla necesariamente afectado. -Ét y su pú-
siente que ocurre dentro de é1, pero cuya naturaleza ignora. trlico guardan ¡elaciones muy dilerentes respccto clcl acto, de
Itfientras se encuentra en este estado todo lo que puede decir modo muy sernejaute a como el méclico y el paciente se erlcucn-
acerca de su emoción es: "siento.., no sé lo que siento". De esta . Ían respecto de una droga que
uno administta y el otlo torna.
condición de angustia y de opresión se libe¡a haciendo algo a lo Una persona que expresa una cmoción, por el contratario, se trata
que llamamos expresarse. Esta es una actividad qrre tiene a si mismo y a su público cle la misma manera; revela sus e¡uo-
algo que ver con aquello que llamamos lenguaje: se expresa ha- ciones a su público y a su vez se las ¡evela a sí mismo.
blando. Tiene también algo que ver con la conciencia: la emo- Se infiere cle esto que la expresión de Ia emoción, sirnplc-
ción expresada es una emoción de cuya naturaleza la persona mente como expresión, no se dirige a ningún pirblico especial.
que la siente deja de ser inconsciente, Tiene algo que ver con Se dirige en primer lugar a la persona misma que habla, y eu se-
la manela en que siente la emoción. Mientras no la ha expre- gundo a cualquiera que pueda entenderla. Aquí también, la
sado la siente cte urra manera r¡ue hemos llamarlo angustiosa y actitud de quien lubla hacia sus oyentes es muy diferente de
de opresión; una vez expresada la siente de una manera en la la de una persona que dcsea suscitar en sus oyentes una cierta
que esta sensación de opresión ha desaparecido. Su mente se ali- cmoción. Si es eso lo que ella quiete ltacer, debe conocer al pú-
gera y tranquiliza de algún modo. blico al que se dirige. Debe conocer qué tipo de estlmulo pro-
Este aligeramiento de emociones que de alguna manera se ducirá la clase de reacción deseada en la gente de un tipo Palti-
halla conectado con la expresión de ellas, tiene una cierta seme- cular;'y debe adaptar su lenguaje a su púbUco en el sentido de
janza con la "catarsis" por la cual las emociones son descargadas asegur-arse que contiene estlnrulos apropiados a las peculiarida-
en una sitr¡ación ficticia; pero las dos cosas no son lo mismo. des de ese público. íSi to que él quiere lracer es expresar §us
Supongamos que se ffata de una emoción de ira. Si es efectiya- emociones inteligiblemente, tiene que exPrcsarlas de tal manera
mente expulsada, por ejemplo, imaginándose a uno mismo empu- que sean inteligibles para él rnismo; su público se encuentra en-
jando a alguien escaleras abajo, ya no se halla después presente tonces en la posición de quienes "alcanzan a olrlo" 1 cuauclo hace
en la mente como ira: al disolvetla, por así decir, nos hemos des- esro. l)e esta manera la terminologia estlmulo-reacción no tiene
hecho de ella. Si es expresada, poniéndola por ejemplo en pala- aplicabilidad en esta situación.
bras fuertes y violentas, no desaparece de la mente; seguimos Es iBualmente inaplicable la terminoloBla meglio'fin o téc-
estando iracundos; pero en lugar de esta sensación de opresión 1 Un malor desarrollo de las ideas expresadas er este Párra[o har.'r nece-
que acompaña una emoción de ira no reconocida aún como tal, sario caliticar esta elipresión y nrostrar rna t'elación mucho más lntima elttre
tenemos esa sensación de alivio que aparece cuando tenemos eI artista y el públi(o; ver pp. 28g-trt.
rXplrslót'¡ ¡' ¡No¡vrpU¡ nZlCtóN
¡ll
I ¡O EL ARTE PROPIAMENTE DIclHO

hacerla caer baio una concepción' clasificarla' La exPresión' Por


nica. Hasta que un hombre ha expresado su emoción, no sabe -r
t.'"
de qué emoción se trata. El acto de expresarla es, pues, una explo. :ffiffi ;il, i"'JtuiJu ut i'1' oi:
Jf ff i:: :: I'.1 il"J:
ración de sus propias emociones. Trata de averiguar cuáles son con una cierta Persona' Por una.c'crla'--:' enojo
"'se :fl:'1";:::-::
le llama por
estas emociones. Es cierto que aquí hay un proceso dirigido; Iij-ii^ ¿"...1L. v al describírsele como
qlt
un esfuerzo dirigido hacia cierto fin; pero el fin no es algo pre-
I
i ;i';;;;á.t. ,,á-Út"; pt'o es mucho *á: tntto-:1?lo'^.::
visro y preconcebido, para el cual pueden pensarse medios apro *.1, peculiar que no se Parece a ningrln otro enolo que
I ""
ill'"i."iiri" probablemente vuelva yo a sentir' Tener
piados a la luz de nuestro conocimiento de su carácrcr especial. 'iil;,':;;i.;;l;^.r.s aev iue
it signitlca tener conciencia de él no sola-
La expresión es una actividad para la cual no puede haber I

este enolo muy


técnica. [-.nia aorno un ejemplo de enoin sino como ver algo con llegar
neculiar. Expresarlo, hemos vrstol tiene que
§ 3. Expresión e indiaidualización I t.n., .or,.ien.ia de él; por lo tanto, si tener Plena concrencla
peculiaridades' ex-
Expresar una emoción no es la misma cosa que describirla, á. ¿i-tr""iil., t"r,". .o,,.itnti" de toclas sus
nresarlo" olenamente significa expresar todas sus Peculrarro¿qes'
Decir "estoy enojado" es describir la emoción que se tiene, no i
expresarla. Las palabras con que se expresa no necesitan conte- ho. to ,i",o, el Poera-, en la proporción e-n q.ue ent¡en:l-::l
ner ninguna relerencia al enojo. En realidad, mientras sola y Iunción, se aleia ló más posible del puro hecho {t !:i:1,:t'-1:-*
tas a sus emoóiottes como ejemplos de esta o
de aquetla clase
única¡nente la expresen, no pueden contener tal referencia. La ello slgnr-
maldición de Ernulfo, como la invoca el Dr. Slop sobre la persona r.r.."1. v se toma el trabaio, con todo el dolor queque re,elen
F-"". i.l"ar"iá""lir.arlas eipresándolas en términos
desconocida que amarró ciertos nudos, es una clásica y supre-
rr'áii*"t.iá-¿. c.,atq,,i.t otia emoción de la misma especie'
ma expresión de enojo; pero no contiene una simple palabra dicho' como
descriptiva de la emoción que expresa. Este es un punto in el que el arte ProPiamente
obviamente de cual-
Esta es la razón por la cual, como los c¡fticos literarios bien t, ;;."#;';;;;;;".4, áitiere ta¡ante v
saben, el uso de epltetos en la poesía o aun en la prosa en la i

i:r'sr.*li j:{u'":x"ff :':i:}H;:.:L:;''::':l


que el objetivo es la expresividad, es un peligroli Si se quiere
expresar el terror causado por algo no debe dársele un eplteto Ié;;;": ;.;;;1.s, nunca individualizado'' Por muy ex actamente
;":rt"td" ?;;';;'ri-.rnf r. ,. le define cómo la producción
de
como "espantoso"; porque eso describe la emoción en lugar de podrlan compar'
expresarla,- y el lenguaje se hace inmediatamente frío, esto es, ( ;;;;; lon las .aractirltticas que otras cosas
tablas de madera
inexpresivo..l Un poeta genuino, en sus momentos de genuina iia Uat a"rpit ta.o, al hacer una mesa ydelasestas
especificaciones que'
poesla, nunca menciona por nombre las emociones que exp¡esa. .l^ l" .r,.lr. la hace con las medidas
lrn.,r" ta"taa",a no sean las de otra mesa' podrlan ser en pnn-
Algunas personas han pensado que un poeta que desea ex. a un paciente de
presar una gran variedad de emociones sutilmente diferenciadas :ilili;''á.";;;;;;;;'. u" médico que tra-ta
podrla verse limitado por falta de un vocabulario rico en pala. :i#" A;;ü;;^t" á. p'áa"i' t" él'una condición que podrra'
bras que se refieran a las distinciones entre ellas; y que la psico- ,'""a ha'sido producida con frecuencia en otros' a
logla, elaborando esrc vocabulario, ha¡la un gran servicio a la LH; "-trtf"*"nte
i. ;";i;ió, á. i...,pti"" de esa dolencia' en Asf un "artis'
su prlblico
poesla. Pero esto es contrario a la verdad. El poeta no necesita üüü;;;ñ;ü" p'oa'iti' una cierta emoción
." .,i,.,.,rr.'oródtci, no .,na emoción individual' sino una cmo-
dc tales palabras; la existencia o no existencia de una termino, medios apropiados
de aquí que los
logla cientlfica que describa las emociones que él desee expresar ;."";ü;;á';;;;' selntiere meáios'individuales sino medios
es para él algo que lo deja completamente indiferente. Si per- oá ,.o¿r.ción serán no
mite que esta terminologla, cuando existe, afecte su propio uso "rl"
5:'ffi.iJriil;;;1' á"tit, medios que son siempre en princi-
Como todo buen
del lenguaje, lo afectará dañándolo. Dio sustituibtes Por otros medios simila¡es' correch" de realizar
La razón por la cual la descripción, lejos de ayudar a la I;;.r;;; t"tt;;, i,av siempte una "manera
de actuar es una fórmula
expresión, realmente la perjudica, es que la descripción genera. ;;ñil'ñ;;.td' uná "manera"
pueden confor'
liza. Describir una cosa es llamarla una cosa de tal y tal clase: ;;;;];i; ütJ aiutt'"t acciones individuates
It2 EL ARTE PROPIAMENTE DICHO
srr-rcc¡óu v ruocróu ¡srÉrrca rt3
, marse. Para que la "obra de aúe" (uorh of 4r'r) Produzca este
§ 4. La selección y
la em.oción estélica
electo psicológico de§eado, por lo tanto, ya sea que este efecto
sea mágico o simplemente de diversión, lo que se necesita es Algunas veces se ha pt'eguntatlo si las emociones pueden divi'
que satislaga cjertas condiciones, que posea ciertas característi- diñe en las que son apropiadas para la expresión de los artistas
cas: en otras palabras, no que sea esta obra y no otra, sino una y las que .,o lo ton. Si por arte se quiere significar arte proPia-
tl obra de esta clase y de ninguna otra. menre'dictro, y se le identi[ica cott la expresión, la única respuesta
Esto explica el sentido de la generalización que Aristóteles posibte es que no ¡ruede lraber tal tlistinción. Lo que sea expre-
y otros han adsc¡ito al arte, Hemos visto ya que la Poética d.c iable es expresable. Puede ltaber motivos ttlteriores en casos
Aristóteles trata no del arte propiamente dicho, sino del arte especiales que hagan deseable exl)resar t¡nas emociones y no otras:
representativo, y del arte representativo cle una clase especial. páro sólo si por "exPresar" se significa expresar públicamente,
Aristóteles no analiza el drama religioso de cien años antes, lo es decir, dejar que los otros alcancen a olr a uno exPresarse.
que analiza es la literatura de diversión del siglo rv, y da reglas Esto ocurre así porque simplemente no se puede decidir que
para su composición. Siendo el fin no individual sino general cierta emoción sea tal que por alguna razón no sea deseable ex-
(a producción cle una emoción de cierto tipo), tarnbién los me- presarla públicamente, a menos que se tenga primero cottcieltcia
clios son generales (la representación no de este acto individual, de ella, y hacer esto, como ltemos visto, está de algún modo
sino de un acto de esta especie; no, como él mismo lo pone, de conectado co¡r expresarla. Si arte significa la expresión de una
Io que Alcibiades hizo, sino de lo que cualquiera persona de uu emoción, el artista como tal debe ser absolutamente cándido; su
cierto tipo haría). La idea de la generalización de Sir Joshua Ienguaje delx ser al)solutameDte libre. Este no es un prec€pto,
Reynolds es en principio la misma; la expone en conexión con lo sino un juicio. No quiere decir qtre e[ artista debe ser c¿in-
que él llama "el gran estilo", que quiere decir un estilo que dido, quiere decir que es un artista sólo en tanto que es cánclido.
trata de producir emociones de un cierto tipo. El tiene mucha Toda clase de selección, toda decisión de explesar esta emoción
razón, Si se quiere producir un caso tfpico de cierta emoción, y no aquélla, es inartística no en el sentido de que perjudica la
la manera de hacerlo es colocar ante el pirblico una representa- perfecta sinceridad que distingue el buen arte del malo, siro
ción de las caracter-ísticas típicas pertenecientes a la clase de cosa en el sentido de que representa otro Proceso de una clase no
que la produce: los reyes deben ser muy reyes, los soldados muy artistica, realizado cua¡rdo el trabajo de la expresión propiamente
soldados, las mujeres muy mujeres, las casas mny casas, los roblcs dicha está ya completo. Porque hasta que ese trabajo está corD.
muy robles, etcétera. pleto no se sabe qué emociones se sienten; y no se está pol lo
--
El arte propiamente tal, como expresión de emoción, no tiene tanto en posición de señalar y escoger y darle a una de ellas un
nada que ver con todo esto. El artista pt'opiamente dicho es una tratamiento preferentc.
;li persona que afeuándose al problema de expresar una cierta De estas consideraciones se sigue cierto corolario acerca de la
.j emoción, dice, "quiero que esto salga claro". De nada le sirve división del arte e¡r difere[tes artes. Dos de estas divisiones son
que otra cosa le salga clara, por mucho que se le acerque a la comune§; una de acuerdo con el medio con el que el artista
otra. Nada ser-virá de sustitutd. Lo que él quiere no es una cosa trabaja, en pintura, poesía, música, etc.; la otra de acuerdo con
de cierta clase, sino cierta cosa. Por esto la clase de peisona que la clase de emoción que expresa, en trágico, cómico, etc. A noso-
toma su literatura como psicología y que dice "lqué admirable- tros nos importa la segunda. Si la diferencia entre tragedia y
mente describe este escritor los sentimientos de las mujeres, o comedia es una diferencia enre las emociones que ellas expre-
de los choferes, o de los homosexuales. . . 1", neccsariamente mal- san, no es una diferencia que se lralle presente en la mente del
interpreta toda verdadera obra de arte con la que entra en artista en el momento en que él empieza su obra; si asl fuera
contacto, y toma por buen arte, con infalible precisión, lo que sabrla qué emoción va a expresar antes de haberla expresado.
no e§ arte. Por lo tanto, nin8ún artista, siempre que se trate de un artista
verdardero, puede disponerse a escribir una comedia, una trage-
dia, una elegla o algo semejante, Mientras sea un artista verda-
d
I r 14 EL ARTE PROPIAMENTE DIOHO EL ARTISTA Y EL IIOMBRE ORDINARIO II5
dero, puede muy bien escribir una de estas o cualquiera otra; que es expresada y por lo tanto se hace consciente, la misma emoción
es la verdad que se oyó exponer a Sócrates hacia el amanecer, va aümpañaáá de un nuevo sentimiento de alivio o tranquili
entre las {iguras somnolientas del banquete de Agatón.2 Estas dad, la scnsación de que esta opresión se ha despejado. Se ase'
distincior¡es, por lo tanto, tienen sólo un valor muy limitado. meja al sentiniento de descanso que llega cuando un pesado
Pueden usarse propiamente de dos maneras. r) Cuando una obra o.Áble-, moral o intelectual se ha ¡esuelto. Podemos llamarla,
de arte está completa, se le puede poner la etiqueta ex post facto li qr...*or, el sentimiento especlfico cle habernos expresado con
de trágica, córnica, o algo semejante, segirn el car'ácter de la§ éxiio; y no hay razón por la cual no deba llamársele una emo-
emociones principalmente expresadas en ella. Pero entendida ción estética especifica. Pero no es una clase de emoción espe-
en ese sentiao la distinción no tiene verdadera importancia. z) Si cítica que exista antes de su expresión, y que teniendo la Pecu-
hablamos del arte representativo el caso es muy dilerente. AquI liaridaá de cuanto llcga a ser exPresado es exPresada artfsti.
el llamado artista sabe de antemano qué clase de e¡noción desea camente. Es un color emocional que acude en la expresión de
excitar, y hace obras de diferentes clases de acue¡do con las dife- cualquier emoción.
¡entes clases de efectos que se ProPonga producir. En el caso del
arte representatiyo, por 1o tanto, las distinciones de esta clase son
§ b. El artista y el hombre ordinario
no sólá admisibles iomo una clasificación ex post laclo de las He estado hablando de "el artista", en el presente capltulo,
cosas a las cuales es ajena en su origen; se hallan presentes desde como si los artistas fueran personas de una clase especial, que
el principio como un factor determinante en el llamado plan de difirieran de alguna manera ya sea en dotes mentales o cuando
rabajo del artista. menos en la mane¡a en que usan sus dotes, de las personas ordi-
Lás mismas conside¡aciones ofrecen una resPuesta a la pre' narias que constituyen su público. Pero esta segregación de los
gunta de si hay tal cosa como una "emoción estética" e§PeclIica. artistas de los se¡es humanos o¡dina¡ios pertenece a la concep-
JT
§i se dice que tal emoción existe independientemente de -su ción del arte como artesanía; no puede ser compatible con la
:i expresión en el arte y que la tarea del arti§ta es expresarla, concepción del arte como expresión. Si el arte fuera una clase
rii;:.Y
deLemos contestar que esá afi¡mación es una tonterla. Implica, de artesanla, serla su natural consecuencia, Toda artesanla es
i§ primero, que los artistas tienen emociones de varias cla§es, entre una forma especializada de habilidad y aquellos que la poseen
ias q,.e sé encuentra esta emoción estética Peculiar; segundo, se encuentran marcados por lo tanto del resto de la humanidad.
' iis.l
lril} que ios artistas seleccionan esta emoción estética Para §er exPre' Si el arte es la habilidad de divertir a la gente, o en general de
áaa. Si el primer juicio fuera verdadero, el segundo tendrla despertar emociones en ella, los divertidores y los diverridos for-
que ser falso. Si los artistas sólo descubren cuáles son §us emo' man dos clases diferentes, que difieren en su relación, respectiva-
,,.,,',i ciones al busca¡ cómo expresarlas, no pueden empezar la labor mente activa y pasiva, hacia la artesanía de excita¡ determinadas
de la expresión decidiendo qué emoción exPresar. emociones; y esta diferencia se deberá, según que el artista
,['t En un sentido diferente, no ob§tante, es verdad que hay una "nazca" o "se haga", a dotes mentales o especificas en el artis-
, li.l
emoción estética especifica' Como hemos visto, una emoción in- ta, a las que en las teorlas de este tipo se ha dado el nomb¡e de
,.t expresada va acompiñada por un sentimiento de oPre§ión; cuando "genio", o a un entrenamiento especifico.
;r!
Si el arte no es una clase de artesania sino la expresión de
2 Platón, sirnporio, 9!5 D; Pero si Aristodemo lo oyó bien. Sócrates decla la la emoción, esta distinción de clase entre artista y público desapa-
cosa correcla Por la razón falsa. Se le menciona discutiendo' no que tl¡ escri-
to¡ trágico como tal s€a también un escriior cómico, sino que ó té1v¡ lgalr¡' rece. Porque el artista tiene un prlblico sólo cuando la gente lo
Eonolól es también ttn escritor cómico. El énfasi§ a la Palabra té1v¡ se.halla oye exlrresarse, y comprendc lo quc le oye decir, Ahora bien,
obviamin¡e implicado; y esLo, con una referencia a la doctrina (República, si una persona dice algo para tratar de expresar lo que tiene
333 E-834 A) de que la artesanla es aquello a lo qu€ Aristóteles
habrla de dentro de ella, y otra lo oye y lo entiende, quien lo oiga y lo
t-támar unri potenciaiidad de contra¡ios, cs deci¡, Permite que 3t¡ Poseedor haga entienda tiene esa misma cosa dentro de sl. La cuestión de si
no una dasá de cosas Solamente, Sino esa clase y la conlraria tanrbién, mues'
tra que lo que Sócr¡tes hacla ere adoPtar la teorla técnica del arte y derivar la habrla tenido si la primera persona no hubiera hablado, no
dc clla la conclusión antes citada. necesita traerse aqul a colación; sea como fuere que se le con-
rT6 EL ARTE PROPIAMENTE DICHO LA MALDIcIóN DE LA ToRRE DE MARFIL I¡ 7

teste, lo que acaba de decirse sigue siendo verdadero. Si alguien rla técnica del arte. Esta crltica puede ahora reforzarse seña.
dice "Dos veces dos es cuatro", y lo oye alguien incapaz de llevar lando que una segregación de esta clase no es sólo innecesaria
z cabo la más simple operacion aritmética, será entendido por sf sino fatal para la verdadera fu¡rción del ar.tista. Si los artistas
mismo, pero no por su oyente. El oyente sólo puede entender realn¡ente han de expresar "lo que todos han sentido,,, deben
si él r¡ismo suma dos y dos dentlo de sí mismo. Y el que haya po- compartir las emociones de todos. Sus experiencias, la actitud
dido hacerlo antcs de oír a quien dice esas palabras no importa. genelal que ellos expresan a¡rte la vida, debe ser de la misma clase
Lo que se clice aqul de la expresión de pensamientos es igual- que la de las personas errtre quienes esperan eDcontr¡r un Dú-
I
mente verdadero de la expresión de emociones. Si un poeta ex- blico. Si ellos se agrupan en una camarilla especial, las emocioires
presa, por ejemplo, una cierta clase de temor, los únicos oyentes que expresan serán las emociones de esa camarilla, y la conse-
I
que pueden ententlerlo son aquellos capaces de experimentar esa cuencia será que su obra se haga inteligible sólo a sus colesas
clase de mieclo ellos mismos. Por lo tanto, cuando alguien lee y artista§. Esto es en realidad lo que ha acontecido en gran medída I
I

endende un poema, no solamente entiende la expresión de las durante el siglo xrx, cuando la segregación de los artistas del I

emociones del poeta, sino que expresa también sus propias emo. resm de la humanidad alcanzó su culminación. I

ciones en las palabras del poea, que asf se han convertido en Si el arte hubiera sido ¡ealmente una artesanía, como la I
I

sus propias palabras. Como clice Colericlge, sabemos que un medicina o Ia milicia, el efecto de esra segregación habría estado l
muy bien, puesb que una artesania sólo Ilegi a ser más eficiente l
homb¡e es un poeta por el hecho de que hace de nosotros poe-
tas. Sabemos que expresa sus emociones por el hecho de que si se organiza dentro de la estructura de una comunidad dedicada I

nos da oportunidad de expresar las nuestras. a.servir los intereses del público de una manera especializada, y
En consecuencia, si el arte es la actividad de expresar emocio- planeando su vida entera en vista a las condiciones cle este se;i_
nes, el lector es tan artista como el escritor. No hay distinción cio. Pe¡o no siendo una artesanía, sino la expresión de emocio-
de clase entre artista y prlblico. Aunque esto no quiere decir nes, el efecto fue todo lo contrario a esto. Se originó una situación
que no haya ninguna distinción. Cuando Pope escribió que la en la que los novelistas, por ejemplo, no se señtían a gusto sino
tarea del poeta era "lo que todos hemos sentido pero nadie ha ex-
l
cuando escriblan novelas ace¡ca de los novelistas, y que;o intere-
presado tan bicn", poclemos interpretar sus palabras en el sentido saban a nadie más que a otros novelistas. Este círculo vicioso
(sea o no lo que Pope mismo conscientemente hubiera querido
l fue especialmente conspicuo en cie¡tos escritores del continente,
decirnos al escribirlas) de qrre la diferencia entre el poeta y su l como Anatole France o D'Annunzio, cuyos temas, con frecuencia
público radica en el hecho de que, aun cuando ambos hacen
i parecían estar limitados por los lfmites de Ia camarilla sesresada
j
la misma cosa, es decir, expresar esta emoción particular con de "intelectuales". La vida corporal colectiva de la com"uni-dad
estas palabras particulares, el poeta es un hombre que puede artfstica se convirtió en una espécie de torre de marfil cuvos oii
I

resolver por sí mismo el problema de expresarla, en tanto que sioneros. no podlan p_ensar ni hablar de ninguna oua cósa que
el público puede expresarla sólo cuando el poeta le ha enseñado de si mismos, teniéndose sólo uno a otro como público.
a hacerlo. El poeta no es singular ni por tener esa emoción ¡ri 1 Trasplantado esto a la armósfera más in<tividualista de Ingla-
por poseer el poder de expresarla; es singular por su habilidad terra, el resultado fue diferente. El lugar de una sola (aunáue
de tomar la iniciativa para expresar lo que todos sienten y 1o sin duda subdividida) camarilla de artistas, todos habiündo'la
que todos pueden expresar. misma torre de marfil, la tendencia fue que cada artista se cons-
truyera su propia torre: es decir, que vivie¡a en un mundo de
I su propia creación, aislado no sólo del mundo ordinario de la
§ 6. La maldición. de la torre de marlil I
gente común, sino aun de los mundos correspondientes de otros
He tenido ya la ocasión de criticar la idea de que los artistas l artistas,. D-e .rF--gyrl", Burne-Jones vivió ü r¡n munrlo cuyo
pueden o deben formar un orden o casta especial, separada por contenido fue definido despectivamente por un periodista como
un genio especial o por un entrenamiento especial del resto de la de "luz verde-y muchachas bobas"; Leighion vivió un munclo de
comunidad. Ese criterio, hemos visto ya, fue un ¡esiduo de la teo. postizo helenismo; y fue Ia llamada dá la vida práctica lo que
rI8 EL ARTE PROPIAMENTE DIOúIO EXPRESAR Y EXHTBIR UNA EMOCIóN IT9
rescató a Yeats del mundo falso de su juvenil crepúsculo celta, no,quiere decir que si tiene miedo se pone pálido y tiembla, si
y lo Íorzó a salir al aire claro de la vida celta real, haciéndolo está enojado enrojece y gluñe, erc. Sin árrda a estas cosas
un Sran Poeta. §e les llama ex¡rresiones; pero así como distinguimos sentidos
i En estas torres de marfil el arte languideció. La razón no es proptos e.impropios de la palabra ..arte',, debimos distinguir
difi;il de entender. Urr hombre fácilmente pudo haber nacido entre senridos propios e im[ropios de la patabra..expresió"n,,;
y crecido dentro de los lfmites de una sociedad tan estrecha y y en el conrexro de una discusión sobre el arte, esté sentido
especializada como cualquier camarilla del siglo xrx, pensando de la. expresión es un sentido impropio. ff ,.ifo .r.*t.iJr-
con los sentimientos y sintiendo con las emociones de ella, por- tico,de la expresión propiamente dichá es la lucidez o inreligi-
brlldad;
que su experiencia no contenía otros, Este hombre, en tanto que .uua persona que expresa algo adquiere de er. *oáo
€xpresara sus emociones expresaria genuinamente su propia ex- conciencia de qué es lo que expresa, y permiie a otros rener con.
periencia. La estrechez o amplitud de la experiencia que un crencra de ello en esa persona y en ellos mismos. ponerse oá.
artista expresa nada tiene qué ver con los méritos de su arte. lido y temblar es un acompañamienro na¡ural del miedo, péro
Una Jane Austen nacida y educada en una atmósfera de chisme una persona que además de tener lniedo taml¡ién se ,rilu.
pueblerino, puede hacer un gran arte con las emociones que esa pálida y-tiembla no por eso adquiere conciencia de la cualidad
atmósfera Benera. Pero una persona que se encierra en los lími- precisa de su emoción. Sobre eia cuestión se encuentra tan a
tes de un grupo estrecho tiene una experiencia que incluye las oscuras (omo lo estaria si (de ser eso posible) pudiera sentir miedo
emociones del mundo de mayores dimensiones en que nació y se y no exhibir estos sintomas de é1.
desarrolló, asi como las de la pequeña sociedad a que ha deci- La confusión entre estos dos sentidos de la palabra,,expre_
dido pertenecer. Si decide expresar sólo las emociones que pasan sión" puede fácilmente conducir a falsas estimaciones clitica's- v
corrienrcmente dentro de los Iímites de esa pequeña sociedad, de ese modo a una falsa teoria esrética, Algunas ,,eces se cáí_
selecciona asI algunas de sus emociones para expresarlasr La razón sidera un mérito en una actriz el que cuando actúa en una
por la cual esto produce inevitablemente mal arte, eE que, como escena-paética pueda forzarse a ral grado que produzca verda.
ya hemos visto, puede hacerse solamente cuando la persona que deras lágrimas. Puede haber alguna base pari esa opinión si
selecciona sabe ya cuáles son sus emociones, es decir, las ha ex- la actuación no es un arte sino una artesanlá y si el objtto de la
presado ya., Su verdadera obra como artista es una obra que, actriz er esa escena es producir dolor en su público; y uor, ar,-
como miembro de esta camarilla, él repudia..-.De este modo la tonces la conclusión se infe¡irla sólo si fuera verdad áue no se
literatura de la to¡re de marfil es una literatura cuyo único p_uede prorJucir dolor en el público a menos que
el actár exl¡iba
valor posible es un valor de diversión por el cual las personas slntomas de dolor. Y es así sin duda como la-mayor parte de la
aprisionadas denÚo de esa torre, ya sea para su desgracia o por genre piensa sobre el trabajo del actor- p€ro si el óbjeiivo de ésre
su culpa, se ayudan a sl mismas y entre sI para pasar el tiempo no es la diversión sino el arte, lo que él ,e p.opone ho es produ_
sin morirse de aburrimiento o de nostalgia por el mundo que cir un eJecto emocional preconcebito sobre iu público por'medio
han dejado atrás; junto con un valor mágico por el cual se con- de-un srstema de expresiones, o lenguaje, compuesto eñ parte de
vencen a sl mismos y entre sl de que el aprisionamiento en tal palabras y en parte de gesros para explorar süs propias emocio
sitio y en tal compañfa es un alto privilegio. Por lo que a valor nes; es dcscubrir eu él mismo emociones de las cualés no se Der.
artlstico toca no tiene ninguno. ca¡aba y, permitiendo a los espectadores presenciar el descut¡i.
miento, darles oportunidad de lracer un áescubrimiento similar
acerca de sl mismos. En ese caso no es la habilidad de producir
§ 7. Expresar una emoción y exhibir una emoción verdaderas lágrimas lo que caracteri¿aria a una bucr¡a aci¡iz; sino
Finalmente, la expresión de una emoción no debe conlundirse su habilidad de descubrir para ella y para su público el porqué
con lo que puede llamarse la exhibición de ella, esto es, mostrar de las lágrimas.
slntomas de ella. Cuando se dice que el artista en el sentido pro. Esto es aplicable a toda clase de arte. El artista nunca voci-
pio de esa palabra es una persona que expresa sus emociones, esto fera. Una persona que escribe o pinta o hace música para desem-
1
¡20 EL ARTE PROPIAMENTE DICHO ExPRtrsAR Y EXHIBIR UNa TUOcTó¡{ I2r
barazarse de energia superllua usando los materiales tradiciG periana sobre la cual se halla modelada, se hace con ironla, No
nales del arte como medios para exhibir los síntomas de la es el autor el que vocifera, sino el personaje desequilibrado que
emoción, puede merecer elogios como un exhibicionista, pero reprdselrta; Ia emoción que el autor expresa es la emoción con la
pierde por el momento todo derecho al título de artista. Los cual él coutcm¡rla a csc personaje; o más bien, la enrocióu que
exhibicionistas tienen sus usos; pueden servir como diversión o tiene hacia csa parte secreta y repudiada de si rnismo cuvo lugar
pueden hacer magia. En la segunda categoría se encontrarán, toura el Pe¡§orraJe.
por ejemplo, aquellos jóvenes que, conociendo en el tormento
<le su propio cuerpo y mente lo que es la guena, han tartamu.
deado su indignación en versos, y los han publicado con la espe-
ranza cle contagiar a otros e impulsarlos abolir la guerra. Pero
cstos versos no tienen nada que ver con la poesía.
Thomas Hardy, al fin de una muy buena novela trágica en
la que ha expresado magníIicamente su tristeza e indignación
por el sulrimiento infligido por el sentimentalismo endurecido
sobre la cá¡rclida inocencia, echa todo a perder por un último
pár-rafo en que termina su acusación sobre "el presidente de los
inmortales". La nota suena falsa, no porque sea blasfema (no
ofende a ninguna piedad digna del hombre), sino porque es
¡'imbombante. I-a acusación contra Dios, siempre que exista, está
ya lista. El párraIo final no le ahade nada. Todo lo que hace es
echar a perder el efecto de la acusación al traicionar un sfntoma
de la emoción que todo el libro ha expresado, como si un Iiscal,
al final de su discurso, escupiera la cara del prisionero.
La misma falta es especialmente frecuente en Beethoven.
Y ello se recrurleció debido sin tluda a su sordera; pero su causa
no fue la sord€ra, sino una inclinación de temperamento a voci.
ferar. Se maniliesta en la manera en que su música $ita y gruñe
en lugar de hablar, como en la parte de soprano dela Mka en Re,
o en el plan de la página inicial de la Sonata Hammerklauie¡
Beethoven debe haber conocido su deficiencia, por eso trató de
superarla, De otro modo no habrla pasado tantos de sus años
más maduros entre cuartetos de cuerda, en los que gritar y gruñir
es casi, poclrla uno decir, imposible. Sin embargo, aun ahl, el
viejo Adán se contonea en ciertos pasajes de la Gran Íuga.
De aquí no se infiere, desde luego, que un escritor dramático
no pueda vocilerar en sus personajes. La tremenda vocife¡ación
lracia el fin de The Ascent oÍ I¡6,8 como la vociferación shakes

a Los pe$onajes de Shakespeare hablan bombásticarEente: ,) cuando son


pe$onejes en los que él no se interesa, sino que usa simpleEente como gan-
cho6 sobr€ los cuales cuelga lo que el público quiere, como Enrique V;
r) cuando se trata de que sean despr€ciables como Pistol o ¡) cuando han
perdido la cabeza coúo Há¡olct en el crmenterio.
r
\

EL PRoBLEMA DEFINIDo r23


drían ser producidas por accidente.l Debe haber algo controlado.
lr
VII. EL ARTE PROPIAMENTE DICHO (e) cOMo Pero si esto no es la habilidad del artista, no puede ser su razón,
IMAGINACIÓN su voluntad o su conciencia, Po¡ lo tanto, debe ser otra cosa; ya
l sea una fuerza controladora fuera del artista, en cuyo caso pode-
mos llama¡la inspiración, o algo dentro de é1, pero distinto a su
§ t. El problema definido voluntad, etc, Esto debe ser o su cuerpo, en cuyo caso la pro-
I
l:t La siguiente cuestión en el programa expuesto al principio det ducción de una obra de arte es en el fondo una actividad fisioló
capítulo anterior fue planteada de esta manera: ¿qué es uña obra gica, o bien es algo mental pero inconsciente, en cuyo caso la
de arte, concedido que hay algo en el arte propiamente dicho (no fuerza productiva es la mente inconsciente del artista."
sólo en el arte falsamente llamado asi) al que se aplica ese nom- Muchas imponentes teorias sobre el arte se han construido
bre, y que, no siendo el arte artesania, esá cosa no es un arte- sobre estas bases. La primera alternativa, que la actividad del
Iacto? Es algo hecho por el artista, pero no hecho transformando artista se halle controlada por algún ser divino o cuando menos
una materia prima dada, ni llevando a cabo un plan preconce- espiritual que lo usa como portavoz, es ya anticuada en nuestros
bido, ni realizando los medios para un fin preconcebido. ¿Cuál días, pero ello no es razón para que no le demos una oportu-
es entonces esta clase de hacer? nidad de apelación. Cuando menos se ajusta mejor a los hechos
Aquí hay dos cuestiones que, por muy intimamente relacio- que la mayoría de las teorlas sobre el arte en boga en nuestros
nadas que estén, harenos bien en considerar separadamenre. dfas. La segunda alternativa, que la obra del artista se halle
Es mejor que empecemos con el artista y que tratemos la segunda controlada por fuerzas que, aunque son parte de él mismo y
cuestión en primer lugar. Por lo tanto empezaré preguntindo: en particular parte de su mente, no son voluntarias, ni cons-
¿cuál es la naturaleza de este hacer que no es un haier técnico, o cientes, sino que obran en alguna bode8a mental oculta y no soli-
si quelemos nombrarlo con una sola palabra, que no es fabrica- citada por los habitantes de la parte superio¡ tiene una gran
ción? Es importante no mal interprerar la piegunta. Cuando popularidad; no entre los artista§, sino enre los psicólogos y sus
nos preguntamos qué era la expresión, en el capítulo precedente, numerosos discípulos, que manejan la teoria con una gran dosis
se señaló que el autor no hataba de construir un ar-gumento con de confianza y parecen cree¡ que por virtud de ella el enigma del
el propósito de convencer al lector, ni de ofrecerle información, arte por fin se ha resuelto.z La tercera alternativa tuvo una
sino de recordarle lo que (si se trara de una persona cuya expe- 1 Estoy bablando dc personas muy sensatas. Hay otras; algunas han negado
¡iencia en el tema ha sido lo suficientemente amplia que lo e6ta proposición, señalando que si un mono jugara con una Eáquina de es-
califique para leer libros de esta clase) sabe ya. Así, pues, no esta- cribir suficienlc tienpo, golpeando las teclas al aia¡ hay una p¡obabilidad
mos pidiendo teo¡las sino hechos. Y los hechos que estamos pi- calculable de que en un cierLo período producirla, puramente por accidente,el
texlo de las obras comple!¡s de Shakespcare. Cualquier lector que no leDga
diendo no son hechos recónditos, sino hechos bien conocidos nada que hacer puede diverti¡se calculando cuánto tieírpo necesitarla l¿ pro-
para el lector. El orden de hechos a que pertenecen puede ser babilidad para valer la pena una apuesta. Pero el inter& de la ¡ugÉstión
indicado diciendo que son las maneras en que todos los que nos radica en Ia revelación del estado menta¡ de una pe¡sona que pueda identi-
inte¡esamos en el arte habitualmente pensamos en él y laÁ mane- ficar las "obras" de Shakerpeare con la serie de letres impresas en las páginat
de un libro que lleveri .sa frase como tftulo; y que piense, si se puede decir
ras en que h¿bitualmente expresamos Duestros pensamientos en que piense, que un arqueólogo de dentro de die¿ mil eños, al recuperar un
el lenguaje ordina¡io. texto complelo de Shakespeare €n la6 arenas de Egipto, pero inaapaz de l€€r
$
Con el objeto de aclarar esto, indicaré la manera en que no utra sola palabra de inglés, poseería las obrar dramálicas y poéticas de Sha-
ii kespeare.
t puede conrestarse a nuestra cuestión. Una gran cantidad de per-
2 Robert Grave§ (Poetic Unreason, rg¿5) e! cari e[ único hombre de
sonas que se han hecho la pregunta sobre "¿qué este hacer, ca- letras o artisla en este pals qu€ se ha prestado a ¡espaldar a los Ficólogos.
racterlstico del artista, que no es fabricación?" han buscado una ,t Hablando de un modo ge¡Teral, el juicio de los hombres de letras sobrc Ia
respuesta como la siguiente: "Este hacer no técnico es evidente- compet€ncia de quienea defienden esta teorla se halla suficicntemente repre-
mente no un hacer accidental,, ya que las obras de arte no po- rentado por el Dr. I. A, Richards: "A ju2gar por la obra publicada de Freud
lobte Leonardo Da Vinci o de Jung sobre Gocthe (¿¿ Psicolo4a d¿I incotu$-
t24 EL ARTE PROPIAMENTE DICHO ITACER Y CREAR r25

gtantaceptacióD entre los psicótogos fisiólogos del último siglo, Tendrán ya en este momento en la punta de la lengua todas las
y Grant Allen conti¡rúa siendo su mejor exponente. prorestas familiares contra un misticismo estético que eleva la
Criticar estas teorías sería perder el tiempo, La cuestión acer- iunción del arte al nivel de algo divino y que identifica al artista
ca de ellas no es que sean buenas o malas, considerarlas como con Dios. Tal vez algirn dla, ¡ecordando el Credo de Atana-
ejemplos de teorizar; sino si el problerna que tratan de resolver sio, se harán de valor para excomulgar al aritmético que use
requiere que se teorice para ser resuelto. Una persona que no pue- la palabra tres. Mientras tanto, los lectores dispuestos a enten-
da encontrar sus gafas sobre la mesa puede inventar un cierto dei las palabras en lugar de tenerles miedo recordarán que la
número de teorias para explicar su ausencia. Las puede haber palabra l'crear" se usa diariarnente en contextos que.no. ofrecen
hecho desaparecer una deidad benevolente, para impedirle que iringuna base válida para un acceso de odium lheologicum. Si
trabaje demasiado, o un demonio malvado, para estorbarle sus alguien declara en un juzgado que un salón de baile crea pro-
estudios, o un mahatma vecino, para convencerlo de que es po- blémas; si uu historiador dice que alguien creó la marina inglesa
sible hacer estas cosas. El mismo pudo haberlas retirado incons- o el Estado lacista: si un comentador polltico dice que la diplo-
cientemente, por<1ue irrconscienternente le recuerdan al oculis- macia sec¡eta crea desconfianza internacional, o el gerente de
ta, que inconscienternente le recuerda a su padre, a quien incons- una compañfa dice que la mayor atención a los anuncios crea-
cientemente odia. O puede hal-¡erlas tirado al tomar un libro. rá una mayor demanda rle un producto, nadie espera que en el
Pero estas teorlas, por ingeniosas y sublimes que sean, son fondo del cuarto salte un hombre indigna<Io y anenace con clejar
prematuras si ocurre que tiene las gafas sobre la nariz. la sala a ¡nenos que ia palabra crear sea retirada. Si asl lo hi-
Las teor'ías que dicen explicar medio de hipótesis se- ciera, los ujieres lo sacarfan por crear disturbios.
mejantes a éstas- cómo se hacen las -por
obras de arte, se basan en Crcar al¡¡o quiere decir hacerlo no técnicamente, y, sin em-
la idea de que las gafas no están sobre la mesa, pero pasan por bargo, consclenG y voluntariamente. Originalmente, create sig-
alto el hecho de que están sobre la nariz. Quienes las sostienen nifica generar o proPagar la propia especie, por lo cual todavia
no se han tomado el trabajo de pregunhrse si, de hecho, no usurnoJ su compuesto "procrear", y los españoles tienen criattoa
estamos familiarizados con un tipo de actividad que produce re- para llamar a un niño. El acto de la procreaciól es un acto
sultados y se efectúa bajo el control voluntario del agente, pero voluntario y quienes lo hacen son tesponsables de lo que hacen:
que no tiene ninguna de las caracteristicas especiales de la arte- pero no se huie gr-acias a uua forma especializada de habilidad.
sanla, Si se hubieran hecho esta pregunta, tendrfan que haberla Ño necesita hacerse (como puede ocurrir en el caso de un ma-
contestado afirmativamente. Estamos familiarizados con este tipo trimonio de la realeza) cor¡o medio para un fin preconcebido.
de actividad y el nombre que le damos comúnmente es el de No necesita hacerse de acuerdo con un plan preconcebido. No
"creación". puede hacerse (diga lo que diga Ari§tóteles) imponieudo una
nueva forma a una Irrateria Preexistente. Es en este sentido en el
§ z. Hacer y ctear
que hablamos de crear un disturbio o una demanda o un sisterna
Antes de que nos preguntemos cuáles son en general las ocasiones potltico. La Persona que hace esta§ cosas actúa voluntariamente;
en que usamos la palabra c¡eación, debemos anticipar una obje- ictúa responsablem€nte; Pero no necesita actuar para alcanzar un
ción muy probable a la palabra misma. Los lectores que sufren fin ulterior; puede no seguir un plan preconcebido; -y cierta-
de teofobia se habrán ya sentido ofendidos. Sabiendo, como sa- mente no trañsforma nada que pueda llamarse materia prima.
ben, que los teólogos la usan para describir Ia ¡elación de Dios Es en el mismo sentido en que los cristianos afirmaron, y los neo'
con el mundo, las vlctimas de esta enfermedad sienten el olor platónicos negaron, que Dios creó el mundo.
a incienso siempre que la oyen mencionar, y consideran una i Siendo éste et significado establecido de la palabra, debe que'
cuestión de honor que no manche nunca sus labios o sus oldos. dái claro que cuando hablamos de un artista que hace un poema,
cie,¡r¿), los psicoanalistas licnden a scr (rlticos peculiarmente inepcog" (Pri7¡- un drama, una pintura o una pieza musical, la clase de h¿-
ciplcs oÍ Liter|ry C7iticit ,5a ed., 1934, pp. r9.3o). cer a la que nos referimos es aquella a la que llamamos crear.
Ya que, iomo sabemos, estas co§a§, en tanto que sean ol¡ras

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126 EL ARTE PROPIAMENTE DICHO CREACIóN E IMAGINACIóN t27


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dc arte propiamente dichas, no se hacen como medios para un mente cosas reales. Una obra de arte no necesita ser lo que
1.1 fin; no se hacen según un plan preconcebido, y no se hácen im- llamaríamos una cosa real. Puede ser lo que llamamos una cosa
I poniendo--una iorma nueva a una materia dada. Empero, se imaginaria. f Una perrurbación, una calamidad, una marina, o
,i hacen deliberada y responsablemente, por gente que sábe qué cosas por el estilo, no son c¡eadas hasta que son creadas como co-
es lo qqe hace, aunque no sepa de antemano qué es lo qre ri a sas que tienen su sitio en el mundo real. Pero una obra de arte
I resultar. puede ser completamente creada cuando ha sido creada como
La creación que los teólogos adscriben a Dios es peculiar en una cosa cuyo único sitio está en la mente del artista.
l una manera y sólo en una. La peculiaridad del acto por el cual Aquí, me remo, será el metafísico el que se sentirá ofendido.
{ se dice que Dios crea al mundo se supone algunas veies que ra. Me recordará que Ia distinción entre cosas reales y cosas que
I dica en esto: que se dice que Dios créa al mundo ,,de la nada,, existen sólo er nuesfa mente es una distinción a la que él y
"i";;;;;;",..i; . rr-.*i
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es clecir,sin qle haya p.áuá-"ni. sus colegas han prestado considerat¡le atención. Han pensado
imponga una nueva fornra. pero ésa es una confusión de pen_ tanto sobre ella y con tanta resolución que ha perdido todo
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I samiento. En ese sentido, toda creación es creación de la nida. ¡ significado. Algunos de ellos han decidido que las cosas a las que
li
La peculiaridad que realmente se atribuye a Dios es que en el llamamos reales sólo se encuentran en nuestra mente; otros,
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i
caso de su acto falta no sólo rrn requisiio en la formá de una que las cosas que describimos como estando en nuestra mente
materia que vaya a ser transformada, sino cualquier otro requi- son por implicación tan reales como cualquier otra cosa. Estas
§ito. Esto no podría aplicarse a la creación de un niño, ni de-un dos sectas, al parecer, se encuenffan entregadas a una guerra sin
conflicto personal, ni de una obra de arte, para que se cree tregua, y cualquiera que se entrometa usando las palabras so-
un niño debe haber todo un mundo de mareria orgáñica e inor- bre las que ellos pelean ser'á atacado po¡ ambos lados y aniqui-
li
gánica, no porque los padres Iabriquen al niño dJesta materia, lado.
sino porque un niño puede llegar á existir, como en verdad sus Por mi parte no espero aplacar a estos señores. Sólo puedo
padr-es pueden existir, sólo en un mundo así. pala que se cree un darme ánimo reflexionando en que aunque conúnúe con lo que
conflicto personal, debe habe¡ personas capaces de inojarse, y la estaba diciendo no pueden comerrne. Si un ingeniero ha deci.
persona que crea un con{licto debe estar actuando ya de una ma_ dido cómo construir un puente, pero no ha hecho ningun dibujo
nera que, si es modificada rle este o de ese modo, los enoiarfa. o especificación de él en el papel, y no ha discutido sus planes
Para que una ob¡a de arte sea creada, el presunto artista deúe te. ¡ con nadie, ni ha dado ningrin paso para realizarlo, tenemos el
ner en él ciertas emociones inexpresadas, y debe tener también con hábito de decir que el puente sólo existe en su mente o (como
qué expresarlas. En estos casos, en que la creación es realizada por también decimos) en su cabeza, Una vez construido el puente
seres finitos, es obvio que estos seies, porque son finitos, deben decimos que existe no sólo en su cabeza sino en el mundo real.
enconrarse primero en circunstancias que les permitan crear, A un puente que "exist€ sólo en la cabeza del ingeniero" tam.
Como Dios es concebido como un ser infinito, la ireación que se bién podemos llamarlo un puente imaginario; al que "existe en
le atribuye se concibe como no necesitando esas condiciones. el mundo real" lo llamamos un puente real.
Por lo tanto, cuanclo hablo de la relación del a¡tista con ius fsta puede ser una manera tonta de hablar; o Puede ser una
obras de arte como la de un creador, no trato de dar una excusa man€ra poco amable de hablar, por el suftimiento que inflije a
para las- personas imprudentes que piensan, ya sea en elogio o los metaffsicos; pero es la manera en que la gente o¡dinaria
desdén de mis ideas, que elevo i la iunción <iel arte al nivil cle habla, y Ia gente ordinaria que habla de esa manera sabe muy
algo divino o que hago del artista una especie de Dios. l bien qué cosa quiere decir. Los metafisicos tienen razón en pen-
l
sar que de esta manera de- hablar surgen problemas difíciles; y
yo pasaré la mayor parte del Libro II discutiendo precisamente
$ g. Creación e imaginación t estos problemas. Iúientras tanto, seguiré "hablando con el vul-
Debemos hacer una distinción más. Todas las cosas tomadag l
go"; y si a los metaflsicos no les gusta no necesitan leerlo,
como ejemplos de cosas creadas son to que llamamos ordinaria. La misma distin ción es aplicable a cosas tales como la mú-
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¡28 EL ARTE PROPIA}TENTE DICHO cneaclÓN n ¡rt't¡c¡nectó¡¡ l*g
sica.l Si un hombre ha ideado una melodla pero no la ha escrito, si tuviera en la menlc la fo¡ma clel pueute acabado sin su ma-
cantado o tocado, o hecho algo que pueda convertirla en pro- teria.
piedad pública, decimos que la melodía sólo existe en su mente, o El hace¡ del puente es la imposición de esta lorma a esta ma-
sólo en su cabeza, o que es una melodia imaginaria. Si la canta teria. .Cuando hablamos del ingeniero que hace el plan, usamos
o la toca haciendo asl una serie de ¡uidos audibles, llamamos a la palabra "hacer" en su otro sentido, como equivalente de crear.
esta ser-ie de ruidos una melodfa real, dilerente de una imagi- Hacer un plan para un Puente no es imponer cierta fo¡ma sobre
naria, cierta materia, es uD ltacer que no es un transformar, esto es, es
Cuando hablamos de hacer un artelacto queremos decir ha- una creación. Tiene tambiéu las otras ca¡acterlsticas que dis-
cer un artelacto real. Si un ingeniero dijela que habla hecho un tinguen al crear del fabricar. No necesita hacerse como medio
puente y al pregunt:irsele, resultala que lo que quiso decir para un fin, ya que un hombre puede hacer planes (por ejemplo,
era que sólo lo habla hecho en su cabeza, 1o tomarlamos como ilust¡ar un libro de texto de ingenierla) sin ninguna intencióu
un mentiroso o un necio. Dirlamos que no habla hecho ningún de ejecutarlos- Elr este caso el hacer del plarr Do es un medio para
puente, sino sólo un plan de é1. Si él dijera que habia hecho la composición del libro de texto, sino parte de Ia composición
un plan para un puente y resultara que no había Pu€sto nada en del lib¡o de texto. No es medio para rrada. Igualmente, uua Pcr.
papel, no pensatíamos necesariamente que nos habia engañado. sona que hace un plan no neceiita llevar ¿r cabo rrn plan para
Un plan es una clase de cosa que puede existir sólo en la mente hacer ese plan. Puecle hacer esto: puecle, por ejemplo, haber
de una persona. Eu general, un ingeniero que hace un plan etr planeado un libro de texto para el cual necesite un ejemplo tle
su Erente hace al mismo tiernpo notas y bocetos sobre el papel; u¡r puente de concreto relorzado con un tramo sencillo de ciento
pero el plan no consiste en lo que llamamos los "planos", esto cincuenta pies, para llevar un tren de doble vía con urra car¡c-
es, los pedazos de papel con estas notas y boceto§. Aunque tera sobre é1, y puede idear un plan para este puente para (lue
haya puesto especificaciones completas y hecho dibujos sobre el pueda ocupar ese lugar en el libro. Pero ésta no es una condi-
papel, el papel con estas especilicaciones y dibujos no es el plan; ción necesaria de la planeación. La gente algunas veces habla
sólo sirve para decirle a la gente (incluyéndose a sl mismo, por como si todo el mundo tuviera, o debiera tener un plan para toda
ser la memoria falible) cuál es el plan. Si las especificaciones y su vida, al cual cualquier otro plan que haga esté o deba esrar
dibujos son publicados, por ejemplo en un tratado de ingeniería subordinado; pero naclie puede hacer eso.
civil, cualquiera que lea el tratado inteligentemente se dará cuen' El hacer de un artefacto, u obrar según una artesania, con-
ta de cuál es el plan del puente. El plan es asI propiedad pública, siste asl de dos etapas: .r) el hacer del plan, que es crear, 2) el
aunque al llamarlo público signifiquemos solamente que puede imponer ese plan sobre cierta materia, que es fabricar. Conside-
entrar en la cabeza de muchas personas; de tantas como lean inte- remos ahora un caso de crear en el que lo que es creado no es una
ligentemente el libro en el que las especificaciones y dibujos se obra de arte. Una persona que crea un disturbio no necesita,
hayan publicado. aunque pueda ocurrir, actuar de acuerdo con cierto plan. No
En el caso del puente hay una etapa más. El plan puede ser necesita, aun cuando por supuesto pueda ocurrir también, crear-
"ejecutado" o realizado; es decir, el puente puede ser construido. lo como medio para un fin ulterior, tal como el de obligar a un
Cuando se hace eso, se dice que el plan "ha tomaclo cuerpo" en gobierno a lenunciar. Puede no transtormar un material pre-
i) el puente construido. Ha empezado a existir tle una manera existente, porque no hay nada con lo cual pueda hacerse un
lueva, no puramente en la cabeza de la gente, sino en piedra o disturbio; aunque puede crearlo solamente porque se encuentra
concreto. De ser un mero plan que existla en la cabeza de la gen- ya, como se encuenúa siempre un ser Iinito, en una situación
te, se ha convertido en la Iorma impuesta a cierta materia, Mi- determinada; por ejemplo, en una reunión polltica. Pero lo que
rando las cosas desde ese punto de vista, podemos ahora decir él crea no puede ser algo que exista sólo en su propia mente. Una
que el plan del ingeniero era la forma del puente sin su materia, perturbación es algo en la mente de la gente perturbacla.
o que cuando describimos al ingeniero como teniendo el plan lTomemos aho¡a el caso de una obra de arte. ,Cuando un
en su nente podrlamos, igualmente, haberlo descrito como hoiir6ie idea una melodfa, puecle, y con frecuencia eso ocurre,
r30 DL ARTtr PI{OPIAT"IIINTE DICfIO t]VI AI;I NA](:IóN Y I¡ICCIóN r3r
al mi¡rno l¡crll.,o txtarelll li¡, r¡lttarla o lo(irrla I n tl¡t inst¡ttmento. cuaudo cse puctlle eslá constt'rrido, la forma está ahí, en el puen-
Puerlé no ltacer ningutra tle estas cosas, si¡ro escribirla cn un te, como lu nrunc¡'ir en qr¡e la matcria quc lo cornpone estiarre-
papel, O Pucdc a la vez talarearla o tocarla y tambiérl escribi¡la glada. Pero la meloclia del músico de ninguna mane¡a está en
án papet al mismo tiempo o después. Puede también hace¡ estas el papel. Lo que está en el papel no es música, cs sólo notaciót¡
cosis en público, de ¡nanera que la melodia tlesde su uacimientr'¡ musical- La lelacitSn de la melodia a la notaciót no es senejante
r¡e conviér'ta en proPicda(l pÍrblica, como lit perturllaciírn t¡uc a.la relació¡r del plano al pilente; sino semejante a la relación
acabamos de considerar. Pero todos éstos son accesorios de la del plal a las especificaciones y dibujos; porque tampoco éstos
verdadera ollra, aunquc algrtnos de cllos sou rnuy probablemente hacen tomar cuerpo al plan corno el puente le da cuerpo, ya que
accesorios útiles. lll vcrdarleto l¡¡tcr cle l:r ¡rrelo<li¡ cs algo t¡re son sólo la notación por r¡edio <le la cual el plan abstractó o
acontece cn !r¡ cabeza y en ni¡l8t'¡n otro sitio. auu sin tom¿rr cuerpo puede scr rec()nstruido cu la rnentc de una
He dicho ya que una cosa r¡rte "existe et¡ la cal¡eza" <le una pe¡-sona que los estudia.
persona y en ninguna otra parte es llamacla una cosa imaginaria.
El efectiv<¡ hacer de Ia rneloclía es, Por lo tanto, llamatlo cl hacer
de una r¡elodía irnaginaria. Este es un caso de creación, tanto
§ 4. Imaginución y licción
como el haccr de un plan o de una Pc!turhación, y por. las mis' El término imaginaci<in, como el rle arte, es una palabra con
mas razones, qtre sería tctlioso repetir. l)e ahí que cl hacel de significados pr-opios e irnpropios. Para nuesro propósito prcscn-
una melodía sea un ejemplo de crc¡cirin imaginatia. l,o mismo te basta distinguir la imaginación propiamenre dicha de algo a lo
se aplica al hacer de un l)oema, de !¡¡l cttadro, o dc cttalquier que impropiarnente se da el nrismo nornbre: aquello a lo que se
otra obra de arte. hace relcrencia con el nor¡rbre de ficción (mahe-belieue),
El ingcniero, como vinx¡s ctra¡rclo lrizo su plau en la cabeza, I La ficción (mahe-beliette) implica rrna clistincióu entlc aque-
pudo lracer algo más de lo que llamamos "ltacer stts planes". Sus llo a lo que sc llama con este nombre y aquello a lo que sc Ilama
"planes", aqt¡i, son dibujos y especificaciones sobre papel (pla- real; y esta distinción es de tal clase que las dos se excluyen entre
nos), y ésLos son lrtefacfos hecllos llara se¡vir un cierto propósito, sl. Una situación ficticia no puede ser nuuca una situación real,
¿ saber, l)ara informar a otros o recordarse a sí mismo soble el y viceversa, Si al tene¡ hambre "me imagino" que estoy co-
plan. E[ hacetlos no es una creaciótr imaginaria; a tlecir verclacl, mie¡rdo, esta "pura imaginación de un banquete" es una situación
no es ningtin tiPo de creación. Es fal¡r'icación, y la habilitlad de I
ficticia que sc puede tlecil que yo me creo imaginarivamcnte;
hacerlo eiuna forma especializarl¡ tle hal¡ilidacl, la a¡tesa¡rÍa tlel pelo esta creación imaginativa no tiene nada que ver con el arte
dibujo constructivo. I propiamente dicho, aunque tiene mucho que yer con ciertas cla-
El artista, una vez que ha hecho su melodla, puetle continrrar I ses de un mal llamado arte. Es el motivo de todas esas supuestas
haciendo algo más que a Prinela vista se asemeja a lo siguierrte: L
obras de arte que suministran a sus prlblicos o adictos fantaslas
puede hacer lo que se llama publicarla. Puede cantarla o to' en que se representan situaciones o cosas en que se satisfacen
carla en voz alta, o esct ibirla, haciendo así Posible que enüe sus deseos. El sueño consiste en una gran parte (para algunos
en la cabeza de otros lo que él tiene en la suya. Pero lo que psicólogos completamente) en situaciones ficticias en las que los
está esclito o impreso en el PaPel pautado no es la melodía. Es deseos del que sueña se satisfacen de esta manera; la ensoñación
sólo algo que cuando es e§tudiado inteligentemente -permite. a (day-dreaming) aún rrás obviaurente; y las supuestas obras de
otros (ó a ét mitmo, cuando lo ha olvidaclo) construir la melo a¡te de las que hablo son tal vez mejor entendidas como un des-
dla en su cabeza. arrollo organizado y comercializado de la ensoñación. Se cuenta
La ¡elación ent¡e hacer la melodia en la cabeza y ponerla en de un psicólogo que distlibuyó un cuestionario a todas las estu-
papel es de esta manera muy tlilerentc de la relación, en el caso diantes de un colegio, preguntándoles cómo pasaban el tiempo, y
dei ingeniero, entre hacel un plan para uu Puente y ejecutar e§e se dio cuenta por sus resPuestas clel enorme porcentaje de ellas
plan. El plan tlel ingeniero tomr cuerPo cu e[ puente: cs esen' que lo pasaban entregadas a ensoñación. Se dice que llegó a la
,iialmentc rr¡a forma que ¡ruede §er imPuesta a cierta materia, y co¡rclusión de que se conseguirían grandes resultados si pudiera
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1
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l3l EL AR'rlE PROPIAIVIEN'I li DICHO r r¡,rr;tN.rcrótl r: ¡:¡c¿r(rN l3g
coordinarse toda esta ensoñación. Perfectamente; pero el psico gino que continúa doude la columna lo oculta a r¡i vista. l,a
logo pasó por alto el hecho de que eso ya se habia hecho y de imaginación es indiferentc, no sólo a la distinción enrre real e
que Hollywood estaba alll para demostrarlo. irreal, sino también a la distinción entre deseo y aversión.
, La imaginación es indifelente a la distinción entre lo real y La ficción presupone la imaginación, y puecle describirse
lo irreal.a Crrando miro por la ventana, veo Pasto a la derecha como la imaginación que opera de un modo peculiar bajo la in-
y a la izquierda de la columna que se encuentra fr€nte a ml; pero fluencia de fuerzas peculiares. Entre las numerosas cosas que
también me imagino crecer el pasto donde esta colum¡ra lo es- uno imagina, algunas son escogidas, sea consciente, sea incons-
conde a mi vista. Puede ocurrir que tar¡rl¡ién me imagine una cientemente, para ser imaginadas con una peculiar vivacidad,
cortadora de céspetl en ese espacio. Pues bien, la parte oculta tenacidad o totalidad, porque las primeras son cosas cuya reali-
del césped está realmente alll, la cortadora no; pero yo no pueclo dad uno desea y las segundas cosas de cuya realidad uno tiene
descubrir nada, sea en la mauera cn que me imagino las dos co- aversión. El ¡esultado es la Iicción, que de este modo es la ima-
sas, sea en las maneras en que ellas aparecen respectivamente en ginación que actúa bajo la censura del deseo; donde deseo no
rni imaginación, que corresponda en modo alguno a esta distin. quiere decir el deseo de imaginar, ni siquiera el deseo de ¡ealiza¡
ción. El acto de imaginar es, desde luego, un acto realmcrrt.c una situación imaginada, sino el deseo de que la situación imagi-
realizado; pero el objeto, situación o hecho imaginado es algo nada sea real,
que no necesita ser real ni necesita ser irreal, y la persona que La confusión de estas dos cosas ha hecho un gran daño a la
lo imagina ni lo imagina como real o i¡real; ni, cuando llega a teorla estética. La conexión entre arte e imaginación ha sido un
reflexionar sobre su acto de imaginar, lo piensa como real o jrreal. lugar común por lo menos durante doscientos años; { pero la con-
' La licción es también algo que puede electualse sin reflexionar fusión enme arte y diversión se ha visto reflejada y reforzada
sobre ella. Cuando así sucede, la persona que la lleva a cabo no por una con{usión entre imaginación y ficción, que culmina en
se da cuenta de que construye para ella misma objetos, situa- el intento de los psicoanalistas de subordinar la creación a¡tís-
ciones o hechos irreales; pero cuando reflexiona, o bien descuble tica a su teoría (una verdadera teorfa ciertamente) de las fanta-
que estas cosas son irreales, o cae en el errot de tomarlas como slas como satisfacciones ficticias del deseo. Este intento tiene un
realidades. éxito admi¡able mientras se hace sobre el arte, falsamente lla-
Hay probablemente siempre un motivo detrás de cualquier mado asi, de la novela o la película ordinarias; pero no podrla
acto de Iicción, esto es, el deseo de algo de que gozarlamos o que de ninguna manera aplicarse al arte propiamente dicho. Cuando
poseerlamos si la ficción fuera verdad. Ello implica una insatis- se hace el intento de basar una estética sobre eso (cosa que ha
Iacción sentida con la situación en la que uno realmente se eu- ocurrido con lamentable frecuencia), el ¡esultado no es una es.
cuentra, y un intento por compensa¡ esta insatisfacción no por tética sino una antiestética, Tal vez acontezca esto porque los
medios prácticos, haciendo posible la existencia de un estado tle psicólogos que han tratado de explicar la creación artlstica re-
cosas más satisfactol'io, sino imaginando un estado de cosas más curriendo a la noción de "Iantasía" no tienen idea de que haya
satisfactorio y consiguiendo la satisfacción que se pueda de eso. una distinción como la que existe entre el arte de diversión y
Para la imaginación propiamente dicha no hay tal motivo. No el arte propiamente dicho, y sólo perpetúan en su propia jerga
es porque esté yo insatisfecho con la cajetilla de cerillos que se una vulgar concepción equivocada, común en el siglo xrx, se-
halla delante de ml sobre la mesa pol lo que imagino su inter-ior, gún la cual el artista es rrna especie de soñador o de ensoñador,
ya s€a como lleno o como vacío; no es porque me encuentre insa- que consüuye en la fantasla un mundo ficticio qüe si existiera
tisfecho con un segmento interrumpido de pasto por lo que ima- sería, al menos de acuerdo con su opinión, un ¡rrundo más agra-
dable que a(uel en el que vivimos.i.Los artistas competentes y los
3 Ul! maro¡ desarrollo de este punlo, en eI capltulo xnr, § r, entrañarÁ estéticos competentes han protestado una y otra vez contra esta
una cierta modificacióD de la atirmación de que lo que se imagina como tal
no es ni real ni irreal. El lector entiende, espcro, que todo lo que digo €n el 4 El Iábito de llamar a la exp€riencia artlltica "los placere! de Ia ima.
Libro I es [rancámente provisional, y de que tni teorla del arte no se p¡esenta ginación" se remonla, c¡eo, a Addison; y la teorJa filosófica del arte como
sino hasta Gl Libro lll. imaginación, a su contemporáneo Vico.

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rd4 EL ARTE PROPIAMENTE DICTIO t,A oBRA t)E ARTE C(}I\lO UN OBJETO ¡I\IACINARI() t35

concepción €ffólrea; Pelo la protesta t¡r.¡ ha tenido, naturalmente, ya: la ntúsica, la obra tle arte, no es el cotrjunLo tle ruirlos, sitro la
nirrgÍrn efecto soLr¡e la mucha gente ct¡ya expericncia del llamado melodía en la cabeza tlel compositor. Los luidos <¡ue lraccn los
a¡tc, l¡alliindose limitada al "arte" de la ensoñacirln organizatla ejecutantes, y que son oidos por el pírblico, no son rlc rriDgún
y comercializada, Iielmente describe. Y a csta clase pilrecerfa que modo mÍrsica; so¡ sólo los medios por los cuales cl ¡>úblico, si
nuestros estéticos psicoanalistas perteneccn, O tal vez son sus escucha inteligentemente (y no de ofto moclo), puer.le rcco¡rsh'uir
pacientes los que pertcnecen a ella. Uua intlulgencia excesiva para si mismo la melodla imrrginaria que exisriri en la <al¡cza rlel ,:i
a la ensoriacióI teDdcria ciertame¡rte a producir enlelmeda(les comPo§rtor. .
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morales corno las que aquejan a srrs pacicntcs. Esro no cs una par-acloja. No es algo nopd bótav coDtrario ¿r
lo que oltli llari arnen te creemos y cxpresirmos en trrrcstro lct)f{uajc 'l
ordi¡l¡rio, 'I'otlos sabemos perlectamcrrte, y nos lo r.ccor.tlamos
§ 5. La obra de atte conto un objelo imaginario uno a otro su licicn temerr te, que una per.sona qtrc oye los ruidos
Si el lracer cle una r¡relodía es u¡l cilso de creación inraginar-ia, que l¡acen lr.¡s instrunrentos no por eso se posesiona <le la n¡risica. l
una melodía es una cosa imaginar-ia. Y lo nrisn¡o ¡lretle aplicarse Quizás uadie ¡:uecla hacer eso a menos que e[ectivameute oiga'
,l ull poema, a r¡¡ra pi¡tura o a cualtlrrier otra obra de arte. Esto los ruidos; pero hay algo más que tarnbién tlebe hacer. Nuesr¡a
parece paradójico. Nos inclir¡amos a pensar que una meloclia no palabra usual para esta otra cosa es escuchar; y el escutlrar que
es una cosa irnaginaria sino una cosa real, un coujunto real de tenemos quc hacer cua»do oirnos los ruidos hcch<¡s por los nrri-
ruidos; que una pintula es un t¡-ozo de tela real cuL¡icrto con sicos es semejante (le algún motlo al ¡rensar. quc teDcr¡)os quc
colores reales; etc. Yo espero demostrar', si el lector tiene la lracel cuando oimos los ruidos que hace, 1>or cjcm¡rlo, rrna per-
suficiente paciencia, que aqul no hay paradoja alguna; que estos sona qrre expone uD tcn)a cientílico. Oímos e[ ¡uido dc su voz;
enunciados expresan Io que efectivarnente decimos acerca de las pcro lo que ella hace no son sim¡:lemente ruitlos, sino que des-
obras de arte; y que no se contradicen entre si porqttc se refieren atrolla uua tesis cicntifica, Los tuidos tienen por objeto ayutlar-
a cosas diferentes. nos a logtar lo que ella supone que es nuestro propósiro al ir a
Cuando al hablar de una obra de arte (uua melodía, una Pin- oirla hablar, esto es, pcnsar esta ¡nisma tesis cientílica por nos-
tura, etc,, etc.) significamos por arte una artesanía especíIica, otros mismos. La cxposición, Por lo tanto, no es rrn conjunto de
hechir con el propósito de ploveel un estimulo que ¡:roduzca ruidos hechc¡s por cl expositol con sus <irganos rlcl habla; cs rrn
efectos emocionales especificos en un pÍrblico, cirtamente quere- conjunto tlc pcnsamientos cientificos relacionatlos c<ln esos ¡r¡i-
mos designar con el término "obra de arte" algo a lo que po- dos dc tal manera que ur]a persona que Do sólo oiga sino que
demos llamar real. El artista como mago o suminisftador de tambjén piense, Puetla pens?rr estos pensamientos por sI l¡risma.
diversión es necesariamente un artesano que hace cosas reales, y l__ Podemos llamal a esro la contunicación del pensaraiento por
que las hace con algún material de acr¡erdo con un plan. Sus medio clel lenguaje si queremos, per-o si así lo hacemos debenros
obras son tan reales como las obras de un ingeniero, y Por la pensar en la comunicación no cono trn "impartir" de pensa-
misma ¡azón. micnto del cxpositor al o1'enLc, en que cl expositor plante de
1:'
Pelo eso ¡ro quiere decir de uinguna manera que lo mismo alguna utanera su pensamiento en la r¡e¡lte receptiva tlil oyente,
ocurra con un artista propiamente dicho. La función de éste sino como una "reproduccitiu" del pensamiento tlel expositol
no consiste en producir un efecto emocional en un público, sino por el oyente, en virtud <le su ¡rropio pensar activo.
en, por ejemplo, hacer una melodía. Esta melodia está ya com- El paralelo con cl escuchar de la rnúsica no es c¿¡mpleto. Los
pleta y perfecta cuando existe puramente como una melodia en dos casos son semeiantes en r¡n p¡rnto, v desemejantei en otro.
su cabeza, esto es, como una melodia irnaginaria. Después puede Son desemejantes cn que nn c<¡ncierto y una exposicirin cicnti-
hacer que la melodia sea tocada ante un Público. En este mo- fica son cosas difere¡rtcs, y en que lo que tr.atamos de "sacar." tle
mento existe una melodía real, un conjul¡to de ruidos. ¿Pero un concierto es algo nruy tlifelente a los pensamientos cicntifict_rs
cuál de estas dos cosas es la obra tle arte? ¿Cuál de ellas es la que tratamos cle "sacar-" de la exposición. Pero son serncjarrtcs
mirsica? La respuesta se halla implicada en lo que her¡os dicho
r36 EL ARTE PROPIAMENTE DICHO LA OBRA DE ART}: COMO UN OBJETO IMAGIh.ARIO 137

qn esto: en que así como lo que sacamos de la exposición es algo sistema de relaciones entre log-_diferentes ruidos que
-son oimos o los
t distinro a los ruidos que oimos de los labios del expositor, 1o que
,o6¿1ae5 del concierio es algo distinto a los ruidos que hacen los
dilerentes colores que ,"rnor,l ir,", "Iormas" no sino las es-
tructuras percibidas de las "obras de arte" corpóreas, es decir, de
ejecutantqs, -En cada.caso, Io que sacamos rle eso es algo que te- mal llamadas "obras de arte"; y estas teorfas formalistas del arte,
nemos que reconstrurr en nuestra propra mente, y Por nuesuo por muy populares que hayan sido y sean, no tienen relació¡r con
propio esfuerzo; algo que permancce para siempre inaccesible a el arte propiamente dicho y no serán ya consideradas en este
uua pcrsona que Do puede o no quiere hacer los esfuerzos debi- libro. La distinción entre Iolma y materia, en la cual se basan,
rlos, por rnuy completarnente que oiga los sonidos que llenan el es una distinción que pertenece a 1a filosolia de la artesanla, y
cuarto en el que se encuentra. que no es aplicablc a la filosolla del arte.
Esto, repito, es algo que todos sabemos perlectamente bien. de.arte pro.piamente dicha no és algo visto y oído,
V porque todos lo sabemos, no necesitamos molestarnos en exa- -_I-a.obr3
§rno algq ¡r4ag¡naqo. ¿Pero qrré es lo que imaginamos? Hemos
rninar o criticar las ideas de los estéticos (si todavía queda alguno sugerido allterio¡'tner¡te quc er¡ la rnúsica la obra de arte propia-
€n nuestros dias, ya que Iuelon bastante comunes en un tiempo) mente tal es una rnelodía imaginada. Procedamos a desarrollar
I que dicen que lo que sacamos de escuchar la música, ds mirar esta idea.
pirrturas o de otras cosas senejantes, es un tipo especial de pla' Todo el mundo debe haber notado una cierta discrepancia
cer sensual. Cuando hacemos esta cosa, podemos ciertamente, ya entre lo que realmeute vemos cuando miramos un cuadro, una
que usamos nuestlos sentidos, disfruta¡ de placeres sensuales. Se- cstatua o un drama y lo que vernos inaginativameute; lo que
ria exraño que no lo hiciéramos, Un color, una lorma, un timbrc realmente vemos cuando escuchamos la música o un discutst-¡
iustrumental, pueden darnos un placer exquisito de un tipo y lo que oímos imaginativame nte. Para tomar uu ejemplo evi-
puramente sensual. Puede incluso ser verclad (aun cuando esto dente: al ver un teatro de marionetas podríamos (como cleci-
no es tan seguro) que nadie llegaria a ser un amante de la mú- rnos) jurar que hemos visto caurbiar Ia expresión en las caras
sica si no Iuera miis susceptible que otros al placer sensual clel de las ma¡ionetas con el caml¡io ile sus gestos, y el cambio de
sonido. Pero aunquc una suscepdbilidacl especial a este placer palabras y touo de voz del titiritero. Sabiendo que son sólo mario-
puede primero encaminar a algunas personas hacia la música, netas sabemos que su expresión {acial no puede cambiar; pero
ellas deben, en la proporción en que scan más susceptibles, ha- eso no importa; seguimos viendo imaginatiyamente las expre-
cer urayores esfuerzos para evitar que csa susceptibilidad inter- siones que sabemos que no vemos realmente. Lo mismo ocurre
fiera con su capacidad de cscuchar, ya que la concen ación en en el caso de los actores enmascarados como los de la escena
lo agradable de los sonidos mismos concentra la mente en el oír; griega.
y le luese ditícil o imposible escucha¡. Hay una clase de personas Al escuchar e1 piano, también, sabemos por evidencia similar
que van a los conciertos especialmente por el placer sensual que que esfictamente oimos que todas Ias notas empiezan con un
obtiencn del puro sonido; su presencia puede ser buena para la sforzattdo y se desvanecen al hanscurrir el tiempo en que suenal.
taquilla, pero es tan mala para la mrhsica como [a presencia de Pero nuestra imaginación nos permite ver en esta cxperiencia
una persona que asistiera a una conferencia científica por el pla- algo rnuy diferente. Asi como nos parece ver que los rasgos de
cer sensual que obtiene clel sonido de la yoz del conferenciante lo las marionetas se mueven, también nos parece olr a una pianista
serla para cieucia. Y esto es, desde luego, algo que todo el muldo producir un sonido sostenuto, casi conro el dc un corno; y de
§abe. hecho las notas del corno y del piano se confuntlen fácilmente
Es innecesario seguil aplicando lo que se ha dicho acerca de una con otra. Todavia más raro, cuando olmos un violin y un
la música a las otras artes. . En lugar de eso debemos tratar de dar piano tocar juntos en la llave, digamos, de Sol, el Fa sostenido
una forma positiva al punto que ha sido expuesto negativamente. del violín se toca realmentc mucho más agudamente que el del
La música no consiste en ruidos oldos, las pinturas no consisteD piano. Tal discrepancia sonaria de un modo in tolelablemente
en colores vistos, etc, ¿En qué, pues, consisten cstas cosas? No, desalinado exccpto para una persona cuya imaginación estuviera
es claro, en una "Iorma" enteudida como uua organización o entrenada para centrar su atención en la llave clc Sol, v que en
r38 IiI- ARTIi PROPIA MENI'D DICHO
T-A EXPERIEi\CIA ¡I\IÁ(JNA,I.IVA
.TOTAI, I39
I
6ileucio conigicra to(las las notas del piano ¡rar.cjarDente alir.ratlo emDetó a uinti¡r c()tno utt ricgo. :iu! c\tL¡(lios tle ttaturale¿as
I palaacomoclarse a ella. Las correcciones que la imaginación clebe
mu'ertas, qrie atesol'an la escn(ia (le su genio, sotl colnu grupos rte
así efectuar, pal'a poclamos escucl¡ar tocla una oiquesta están
-que cosas qr¡e se hiln e5tu(lo llalpanrlo (on llr5 n) nos: tls:¡ el color tto
más all¡i <le roda descripción. Cuantlo cscrrch¿ruros a rrn conferen_
pal-a r¿prodr¡cir lo r¡ue ve al nrira¡l¡s, sitto p;rt'a ex¡rresar casi
cianre o a un cirntal)te, la irnagiuación sul)lc coltst¿rntemente los
una esl)ecie de notación algebraica c¡trc lta sentirlo al conocer
sonidos a,rticulados qrre rluestlos oiclos reilmente no captan. AI
palpando. Aii oculle con sus i¡rter-i<¡¡es; el espcctadol se halla
ver un tlibujo :r plrnna rr lri¡riz, tomrrnos t¡rra scrie ilc líneus tropezándose eD esos cual-tos, cir-cunnavegaltdo con cuitlatlo ¡ror
mís o DleDus pirralelas cor»o el ¡natiz (le ur)a solllbr-a. y asÍ err esas mcsas angulares, llegautlo a las personas que tan cqnplcta-
otros casos sin¡ilares.
menre ocupan esas sillas y protcgiéndose de ellas con las manos.
ReciProca nten te, cn todos estos casos Ja inuginarió¡l tr.rbiria
Es lo r¡¡is¡no cttanrlo Cézaune uos lleva al aire lil¡r-c, Sus paisajes
nega.rivamenre. Dcsimagin;rmos, si
- Podernos uiar. la palabrrr, han pertlido casi tocla huclla de visualidad. Los ¿lrboles nunc¡r
nrucho qtre rcalmentc vemos y oimos. I_os ruidos de la calle e¡r se han visto as¡; de csa rnare¡a los siente r¡n hombre qlrc se toPa
un concicrto, los ruiclos que llacc¡l ¡rucstl.os vecinos que respi,
con ellos con los ojos cerrados. Un puente no es ya un esquema
¡-an y se mueveu, y
.aun algrrnos tle lt¡s rui<los r¡ue ltaceu ios
eJccutantcs, so¡r omiti(los rlcl cuarlro, a rncllos quc
de color, como succtlc co¡ Cotmanj rt»a mancha de colol distor-
¡ror su relicve sionada (le tal manera que despierte cn cl cspectador las cmo-
se hagan tlcmasir¡(lo cstolbosos poi alto. En el
¡:ar.a ser.pasado-s ciones conrbinadas (ie[ anticr¡ar-ianismo y el véItigo, como oct¡lle
t€atro de un morlo ¡luy extralio potlemos haier. caso omiso
(te las silr¡etits rle Ilrs con Frank Braugwyn; es uDa rnezcla de proyecciones y cont¡'ac-
¡rersorrrs que cst¿in scuta(las e¡r(rente (le ciones que provocan pcrplejidad, alre(lcdor (le las cuales nos ha-
nosotr-o§, y r.le tntrclrirs (os.ls qt¡c ocurt.clr en la escena.
,,\l ntira¡ llamos sintiendo nuestro camino 6onro puctle uno imaginarse a
un cua(lro no ll()t¡tl)os ltr: soill¡t.its qltc cacll sobrc ¿l o, ¿t Dlenos un niño que siente su camino, cuando apenas ha ernpczatlo a ga'
que sea excesivo, el re ejo del bar-irir. tear, por entre los muebles de su cuarto. Y sobre el Paisaje Pesa
- To_tlo¡ éstos
formtrlatta
son lugarcs cotrruncs. l_a co¡rclusirin lra sitlo ya
por cl 'l csco rlc Shakcsl¡eal.c: ..las ¡neiores de este eé-
la obsesión rle Mo¡tt S i¡rt-Victoire, nultca mira(lo, Pero siemPre
sentido, como un nirio siente la nesa sobre la nuca.
nero ('oblas de ar.te', como cosas realmenrc perlcibiclas nor ios Descle luego Cézanne tenía [azón. La pintura no Puede ser
senti{lor.lo son sino sombras, y las peor.es ¡ro s,rn Io pcár.si la nr¡nca un arte visr¡al. Un homltre Pinta con las lllanos, no con
rmaglna(rón lls ennric¡rda". La música que escuchanroi no es ea ! los ojos. La doctrina impresionista de que lo que se pinta es luzs
sonido, sino ese sonido oiclo corregido tli virr-ias maneras por la
era una pec'lantería que no pudo destruir a los pintores que cs-
imaginación del oyelte, y Io mismo ocurre con las otras artes..
clavizó, sólo porqtte éstos siguieron sientlo pintores a despe'
Pero con esto no llegamos hasta cloncle debemos ir. La ¡efle_. cho de la docttina: hombrcs con sus propias manos, hotrbres
xión demoshará qr¡e la imaginación con la que escuchamos la que hicieron su trabajo con los de<los, la muñeca y el brazo, y
mús¡(a cs a¡Bo mis, y nlás complejo, rlue rrn oido interno; la ima_ aun (al caminirr- por sn estudio) con las picrnas y los pies. Lo que
grnación con Ia quc miramos las pinturas es algo más que el .,ojo se pinta es lo que puede ser pitttado; nadie ¡>uede hacer rnás; y lo
de Ia mcrrte". Consideremos estó en el .aso cl"e la pirr'tura.
que puede ser pintado debe tenel alguna relación coD la acti-
vidad musculal de pintarlo.lLa práctica tle Cézanne le recuerda
$ La experiencia imaginatiua total
G. a uno la teoria de Kant de qrrc lo Írnico par-a lo que el pintor
utiliza sus cr¡l<¡¡es cs parir ltacer visil¡les las [o¡mas. l'ero real-
El can¡L¡io (lue ocuniri cn la ¡rintula al (inaiizar.cl siglo xrx no mente ofr¡rre tle modo mtly diferente. Kant pensaba en las for-
lue menos que ¡er'olr¡cio¡t¡r¡io. lodo el mr¡nclo e¡ ei cursc¡ cle mas clel'pintor co¡llo formas l.¡irlir¡ensionales visil¡lemente tra-
ese siglo habia supuesto que la pintura era ,,un ar.rc visrral,,; que
el pintol cra primariamente unlt per-§on¿r qur: rrsaba los oj<_rs, 5 A»licip¡da por (lvedale Price (lesde rSol: "plredo inr¡ginar-Dre a Lrn
y que usaba las man<¡s solanre[te para rcgiitrar lo que el uso hombre dcl fu!üro que pueda naccr sir¡ el scnti(lo (le sentir, no pudicndo v€r
de los ojos le habia revelaclo. Apareció entonces iérurrn., y más que la luz dive¡s¡mcnle nloditicada {Diologu¿ on thc dislincl. cho¡aclers
ol the Pichsesq|e all¿ Bea ti¡u\.
r40 EL ARTE TROPIAI\IENI-Ii DICflO LÁ EXpERIENCIA rMActNAl-lVA .l.O.t.AL l4r
1

zadas sobre la tela. Las formas de Cézanne no son llunca déis dibujar algo que no es un mero esquema sobre papel, sino
bidimensionales, y no son nuuca trazadas sobre la tela; son sóli- algo_sólido que está dentro o detrás del-papel. - -
das, y llegamos a ellas por rneclio de la tela, En esta nueva clase En las r¡ranos de Bernard Berensou- li revolución se hizo
de pintura el "plano del cuadro" clesaparece, se funde en la retrospectiva. É,1 enconn.ó que los grandes pintores italianos
nada, y lo atravesamos.o levelaban resultados completamente nuevos áuandc¡ se les en-
Verno¡r Blake, que entendió todo esro muy bien desde la posi- focaba de esta manera. El enseñó a sus discípulos (y todo el
ción clel altista p¡'acticante, y que podía explicarse en palabras que tiene algún interés en Ia pintura del Renaiimiento hoy día
como l¡uen irlandés que era, decia a los dibujantes que el ¡>lano es discipulo del señor Berenson¡ a buscar en las pinturas lo que
del cuadro era una mera su¡rerstición. Mantened vuesuo lápiz él llamó "valores táctiles"; a pensar en sus músculos cuando se
vertical en ¡clación col el paPel, tlccía; no acar.iciéis cl papel, situaban ante un crradro, y a notar lo que ocurrla en sus dedos y
escarbadlo; pensad en él como si fuera la superlicie de un trozo codos. N{ostró que Masaccio y Rafael, para tomar sólo dos ejem-
de arcilla cn el que lue¡ais a cortar url relieve, y en vuesÚo Plos sobresalientes, pintahan como Cézanne pintó, cle ningirn
lápiz como si fuera rrn cuchillo, Entonces encontraréis que po- [Iodo como Monet o Sisley pintaban, no chorreando luz sobre
una tela, sino explorando con los brazos y las piernas un mundo
de cosas sólidas en las <¡ue Masaccio se desplaza como Bigante
0 La "des¡p¡rición" del plano del cu¡(lro es la razón por Ia cual, cn los sobre el suelo y Rafael flota sobre el aire sereno,
artistas Droder)os que har aprendi(lo a aceptar los principios de Cézat¡ne y a
llev¡r süs consecu€ncias nn paso ln;ls adelante de lo que él las llevó, !a pers. Para podel entendel la significación teórica de estos hechos,
pectiva (l)ara gran escándalo del honrbre de la calle que se agarra al plano debemos rolver Ia mirada a la teoría ordinaria de la pintura
d€l cuadro tan iDconsciente y tan convulsivamente como un hombre que se que predominó en el siglo xlx. Esta tcoria estaba basada en la
ahoga a un m:ldero) ha desaparecido también. El hombre de la callé cree concepción cle una "ol¡¡a cle arte", con su implicación de qrre
que ha ocul¡ido esto porque esros t¡pos moderros lro pued€n dibr¡jar; que
el artista es un tipo de artesano que protluce cosas de esta o de
es corno pensar que los jóvenes pilotos de la Re,rI Fuerza Aérea surcaran el
cielo porque no pueden camina¡. El clr¡rlro cor¡o una cosa corpórca tiene aquella clase, cada una con las caracterfsticas de su clase, de acuer-
desde luego uu "plano", corDo se descubre al manejarlo. pero para verto do con Ia difererrcia entre una clase de artesanla y otra. El
como ob¡a de arte uno se coloca frente a éI y lo n¡ira. Cuando se hace eso, músico hace sonidos; el escultor hace formas sólidas en piedra
el plano del cuadro no se halla presente ya anre el espectador como algo o metal; el pintor hace esquemas de pintura sobre la tela. Lo que
dado en la sensñción (a nque si asl fuera, podrla uno ..desimagilárselo;'; hay en estas obras depende, desde luego, de la clase de obras
p.- ,¡?). Se ¡allc presente p¡ra el especrador sólo como algo que se
Ít
imagina por medio de la imaginación rácril (o más bien morri¿). que sean: y lo que el espectador encuentra en ellas depende de
Las tinicas ¡azones unil,ersales para hacer esto son ¡azones ¡ro astéticas, lo que hay en ellas. Al mirar el espectadol un cuadro ve simple.
conectádas con la relación del espectador con el cuadro como una cosa corpó- rnente esquemas planos cle color, y no puede sacar nada del cua-
rea. Cuando se le rnira estéticanente, las ¡aroneJ desaparecen. Pero puede dro excepto lo que puecle estar contenido en talcs esquemas.
haber, bajo ciertas condiciones, razon€s genuinamehte estérica6 pa¡a hacerlo.
Las siguientes, a saber,
La verdad olvidada acerca de la pintura que fue redescu-
El origen de la perspectiva (que es la consecuencia lógica de imaginar el bierta por lo que puede llamarse el enfoque Cézanne-Berenson
cuadro del plano) estuvo conectado con el uso de la pintura como un adhe- hacia ella era que la experiencia del espectador al mirar un
¡ente de la a¡quiteclura. Si la forma dc un interior ha de miraBe €srética. cuad¡o no es de ningÍru modo una experiencia especilicamente
mentc, y si una de sus pardes está cubierta con una pinlure quc tamb¡én visual. Lo que él experimenta no consiste en lo que ve. No con-
ha de mira$e estóticamente, y si estas ¿los cxPeri¿ncids est¿ticos han de lufl-
di¡se ett ttna (y no de otro modo), entonces, como el plano del muro es un
siste siquiera en esto modificado, suplementado y expurgado por
elem€nto en e[ d¡seño arquitectónico, el cuadro debe esla¡ pintado de tal el habajo de la imaginación visual. No pertenece sólo a la visra,
modo que la imaginación de un especlador sea atHlda hacia el pleno del pertenece también (y en algunas ocasiones aún más esencial-
muro, no alejade dc ét. Esra es la razón por le cual los pintores del Renaci- mente) al tacto. Debemos ser un poco más exactos, sin embargo.
miento, actuando aorho decoTadores de intcriorcs, revivieron y elaboraron el Cuando el señor Berenson habla de los valores táctiles, no piensa
sistema de pc¡spe(tiva us¡do ya por los decoradores de intericr¿s en Pom.
en cosas como la textura de una piel o una tcla, la fresca aspereza
Peya y eD olros hlgalcs en el rnundo anriljuo. En los cuadros movibles h
pelspectiva es mera pedanterla. del tronco, la suavidad o (ontextura a¡errosa de una piedra, y

I
r42 I.lL ARll.l I'ROPrAtIllN] ti ])ICIIO LA EXPERIEN A llllACtNA'llVA 1\)l'Al, t43
T
arte no es sino el placcr- se¡rsual dc vcl u oir! El gozo del arte
I
ot|as cualidades ql¡e las cosas exponeD a l¡rs serrsitivas yemas de
I
los dedos. Couro sus propias afilmacioDes muestr.all aL¡undante- r}o es pluamente rtna experiencia sensible, es ta¡rbién una ex-
mence, él piensa, o picnsa soble todo, en la distancia, el espacio 1 periencia imaginativa. Una Persona que cscttcha música cn lu-
y l¡ masa, no rle Ias sclrsaciones t:ictiles, sino de las r¡rotriccs como gar de oírla solame¡tte tro sólo expelimelta ruidos, por muy
los que experimeutanlos al usar nuestros nlÍ¡sculos y rnover nrres- agradables que éstos sean. Experimenta irnagiuativamen te toda
i
ttos ¡nieml¡ros. Pe¡c¡ óstas no son sensaciones motrices reales, son clase de visiones y ¡lovimientos; el rnar, el cielo, las estrellas; la
seltsacioncs nrotlices irtirginarias-.,,Para gozar de ellas al nlirar un caída dc Ias gotas de lluvia, cl soplo del viento, la tormenta,
ctratho <ie I\,Iasaccio no necesitamos atravesar el cuadro, ni si- el lluir del arroyo.T El baile, el ablazt.r y lt batalla. Quien
quie¡a dar grancles pasos por la galcria; lo que hacemos es imagi- mira ctradros, en lugar rlc vcr puramente esquernas tle color, se
narnos a nosotros lti§mos hacien(lo estas cosas. L,n resumen: lo desplaza cn la imaginación entre c(lificios, paisajes y formas
que conseguimos al mi¡a¡ un cuacl¡o no es meiame¡¡te la expe- humanas. ¿Qué se infiere de esto? C]urar¡cnre lo siguiente. El
rier¡cia de ver, ni siquiera de vcr en partc y en parte imaginar, valor rlc cualquier ol¡ra de arte dada par¿r una persona adecrratla-
ciertos objetos visibles; es tarnbién, y en la opinióu del señor mente calificada para apreciar su valor no ¡adica en el deleite
Bctenson con m¿lyor importancia, la ex¡rcriencia imagirraria de i de los elementos sensuales de los que como obra de arte rcal-
ciertos complicados urt¡r,irnicnt<¡s ¡nuscL¡lares. mentc co¡lsta, sino en el deleite de la cx¡rcrie»cia imaginativa
Las Jrersonas especialmente inte¡esadas en Ia pintura pr¡eden que esos eler¡reDtos sensr¡ales despier-tan en é1. Las obras de arte
hal¡er tomatk¡ totlo esro, cuanrlo cl señor Berenson empezó a son sólo rnedios para rrn lin; el fin es esta ex¡>eriencia imagina-
habla¡ de cllo, cor'¡rc¡ algo ralo y nucvr): pero en cl caso de tiya total que ellos nos ¡rer-miten dislrutar."
otlas artes los paralelos eran lnr¡y llrmilia¡es.l[¡a l¡ien sabido lste intento de Iehabilita¡ la teor-í¿r tócnica depcndc de la
que al cscuchar mÍ¡sica no sólo oimos los mitloi cle los cr¡ales la distinción de lo que encontramos en la obra de arte, sus cuali-
"mrlsica", es decir, Ia secuencia y combinaciones de sonidos audi- datles sensibles leales, como sou puestas alll por el artista, de
bles, realmente consistc; también gozantos de expcricncias ima. algo mls qr¡e no encontratnos estrictamente en ella, sino que
ginarias qr.re no pertenecen de ningtin modo a la región del más bien ponemos en ella tomándolo de nuestros propios alma-
sonido; especialmente cle experiencias visuales y motlices. '. Todo cenamientos de expeliencia y poderes de imaginación. Lo pri-
el mundo sabia, tambiéD, que la poesia tiene el podel de lleyar- mero es concebiclo como objetivo, pertenecientlo realmenti a la
nos uo sólo ante los sonidos que constituyen la materia audible obra de arte, lo segundo dóuio subjetivo, perteneciendo no a ella
clel "poema", sino a¡rte otros sonidos, miradas, experiencias tác- sino a actividades que ocurreri en nosotros cuando la contempla-
tiles y motrices y, en algunas ocasiones, aun aromas, todos los mos. El valor peculiar de esta contemplación es, pues, conce-
cuales poseemos, cuando escuchamos poesía, en la imaginación. bido como residiendo no en lo primero sino en lo segundo,
Esto sugiere que lo que obtenemos de una ob¡a de arte es Cualquiera que posea el uso de sus sentidos podria ver todos
siempre divisible en dos partes. r) Hay una experiencia sensibie los colores y lonnas que un cuadro contiene, y oír todos los so-
especializada, una expeliencia cle ver u oi¡ según el caso. :) Hay niclos que juntos hacen una sinfonía; pero no por eso disfrutaría
también una ex¡:eliencia imaginativa no especializacla, que im- de una experiencia estética. Para hacer cso debe usar su imaBi-
plica no sólo elementos homogéneos, según su tipo de imagina- nación, y así ¡rartir de la primera parte de la experiencia que
ción, con los que constituyen la experiencia sensible especiali- es dada en la sensación, a la segunda parte, que es construida
zatla, sino otros heterogéneos a ellos. Tan remota se encuentra imaginativamente.
esta experiencia imaginativa de la especialización de su base sen- É,sta parece ser la posición de los filósofos "realistas" qrre
I sible que podcmos llegar a llamarla una experiencia imaginativa manticncn que lo que ellos llaman "belleza" es "subjetiva". El
de actividad total. valor peculiar que pertenece a una experiencia como la de escu-
I f,n este punto el teórico prematuro otra tez levanta la voz.
,I
char música o mirar cuadros surge, piensan ellos, no de que
"Vetl , ¡cuán completame¡)te hemos cambiado los lu-
gares -exclama
acerca cle la anticuada teoría de que lo qtre obtenemos del ? Ernet NervEan, "Programme Music", ei Stu¿lies (r9o5), p. ro9
^Íusical

I
r44 EL ARTI, PROPIA1IIENI'I' DICH<) LA ]]XPERIENCIA IT{AGINATIVA TO'TAL ¡45
saquemos de estas cosas lo que realmente se halla en ellas, ni El pintol no ha puesto en los cyadros ciertos colo¡es que nosotros
de que "aprehendamos su naturaleza objetiva", sino de que sea- pasivamente encontramos allí. El ha pintado y visto cómo surjen
mos estimulados por contacto con ellas para ciertas actividades ciertos colores a medida que va pintarttlo. Si nosot¡os. ¡¡ri¡ando
libres nuestras. ! Es en estas actividades donde e[ valor realmente su cuadro clespués, vemos los mismos colores, eso es porque nues-
reside; y aunqüe (para usar la palabra del profesor Alexander) tros propios poderes de visión de colores son como los tle é1.
podemos "imputarla" a la música o al cuadro, realmente perte-
Luera de la actividad de nuest¡os senddos no deberiamos ver
nece no a ellos sino a nosotros.E ningún otro color.
Pero nosotros no podemos tlescansar en esta posición; 1a dis- De esta lnanera, las <.los partes de la experiencia no se encuen-
rinción entre Io que hallamos y lo que llevamos es muy ingenua. tran contrastadas del modo en que nosotros imaginábamos. No
Mi¡émosla desde el punto de vista del artista. tl nos presenta hay justificación para decil que la parte seusible tle ella cs
un cuadro. De acuerdo con la doctrina qrre se acaba de exponer, algo que enconuamos y la parte imaginaria algo que ponemos,
él ha puesto realmente en su pintula ciertos colores que, mela- o que la parte ser¡sible se halla objetivamente "ahi" en la "obra
mente abriendo Ios ojos y mirándola encontraremos allí. ¿Es esto
de arte", siendo la parte imaginaria subjetiva, un modo tle con-
todo lo que hizo al pintar el cuadro? Ciertamente que no.. Cuan-
ciencia distinto de una cualitlad cle u¡ra cosa. Ciertame¡)te elr-
do él lo pintó estaba en posesión de una experiencia muy distiuta
contramos los colores ahí en la pintura; pero los encontramos
de la de ver los colores que estaba poniendo en la tela; una expe-
sólo porque activarncDle usauros ¡rucstlos ojos, y tenenros ojos
riencia imaginaria cle actividad total más o menos como la que
construimos para Dosotros cuanclo miramos el cuadro.' Si él srr-
piera pintar, y si nosotros supiéramos rnirar una pintura, el
l que nos permiten ver lo que el pintor quiso que viéramos, y que
una persona con ceguera para los colores no potlía hal¡er visto.
parecido entre esta experiencia imaginaria suya y la experiencia Nosot¡os llevamos nuesuos poderes de visión con nosotros, y en-
imaginaria que nosotros obtener¡ros al mira¡ su obra es por lo contramos lo que ellos revelan. De modo sernejante, llevamos
menos tan cercano como el qrre hay entre los colores -que virnos nuestros podeles imaginativos con nosotros, y encontr;rmos lo
en el cuadro y los que yenos; o tal vez aún más cercano, Pero si que ellos revelan:'esto es, una experiencia imaginaria de activi-
él pinta su cuadro de tal manera que nosotros, cuando io mira- dad total que encontramos en el cuadro porque el pintor la
mos usando nuestra imaginación, nos encontramos disfrutanrlo
de una experiencia imaginaria de actividad total como la que él
disfmtó al pintarlo, no tiene mucho senticlo decir que nosotros.
l habfa puesto ahí.
A la luz de esta discusiou recapitulemos y sinteticeraos nues-
tros esfuerzos por contestar a la pregunta, ¿qué es una obra de
lleyamos esta experiencia al cuad¡o y no la enconhamos alli.' arte?, ¿qué es, por ejemplo, una pieza de mrlsica?
Si Ie dijéramos eso al artista se ¡eirla de nosotros y nos asegurarlá r) En el sentido pseudoestético para el cual el arte es un tipo
que lo que nosotros creiaulos l¡aber visto en el cuadro era pre- de artesanfa, una pieza de mÍrsica es una serie de ruidos audibles.
cisamente lo que él puso allí. il Los estéticos psicologistas y "realistas" como podemos ver no
Sin cluda, hay un sentido en el que nosotros ponemos a¡Bo. han ido más allá de esta concepción pseudo-estética.
Nuestro hallazgo de ello no es algo que meramente nos pasa, es z) Si "obra de arte" quiere decir obra de arte propiamente
algo que hacemos, y que hacemos porque somos la gente ade- dicha, una pieza de música no es algo audible, sino algo que
cuada para hacerlo. La experiencia imaginaria que obtenemos puede existir únicamente en la cabeza del músico (§ 3).
del cuadro no es meramente la cláse de experiencia que el cua- ,,) Hasta cierto grado debe existir únicamente en la cabeza
dro puede despertar, sino la clase de experiencia que nosotros del músico (incluyendo, desde luego, al priblico asl como el
podemos tener. Pero esto se aplica igualEente a los colores.
8 Según Alexander, Beauty dnd, Otlúr Fornts of Vo[u¿ (tglg) pp.
Cattitt, Inlrodncción a la est¿tica, cap. rv. No rne olvido que eI profesor
25.6;
t compositor bajo ese nombre), ya que su imaginación siempre
completa, corrige y expurga Io que realmente oye (§ 4).
4) La mrlsica que realmente disfruta como obra de arte no
Alexande¡ tiene un capltulo (oP. c¡t., .ap. x) sobre "La objetiYidad dc l¡ es, de este modo, oida nunca sensual o "realmente". Es algo
beuez¡". imaginado.

fi
1146 Et- AR',l[ PROPIAi'IaNTE DI(IJO rre¡ls¡clóu AL LIBRO SEGUNDO t41
,) Pero no es sonido imaginaclo (en el caso de la pintura Deben tratarse estos problemas (y es esto a lo que me refiero
no son €squemas de color imaginados, etc.), Es una experiencia al decit' que debemos hacerlo en una linea diferente, no como
I im4ginada de activi<lad total (§ 5). hasta aqul concentrando nuestfa atención en las caracte¡isticas
i /'ó) De esta manera una obla de arte propiamente dicha es especialás de la exPeriencia estética, sino ampliando nuestra
una actividad total que la pelsona que la disfruta aprchende, o pár'spectiva, hasta donde se ¡rueda, a fin de que abarque las
de la que es consciente por el uso de su imaginación. caraiterlstjcas generales de la experiencia tomada en conjunto.
En el capltulo introductorio se explicó que sólo así podemos es-
perar trasponer la eta¡ra preliminar del establecimiento de un
§ 7. Transición al Libro Segundo
uso satisfactorio del término arte, Para atacar el problema de
Reuniendo las conclusiones de este capítulo y del último, llega- definirlo.
mos al siguiente resultado. En el Libro II, por lo tanto, ernpezaré de nuevo. Trata-
Al crear una experiencia o actividad imaginaria, expresamos ré de elaborar una teolia de la imaginación y de su lugar en la
nuestras emociones; y a esto es a lo que llamamos arte. €structura de la experiencia tomada en conjunto, desarrollando
Qué es lo que significa esta fórmula, es algo que todavfa no lo que ya han dicho sobre ella conocidos filósolos. Al hacer esto
sabemos. Podemos anotarla palabra por palabra; pero sólo para no haré ningún uso de nada de lo que está contenido en el
evitar malentendidos. "Crear" se ¡efier-e a una actividad pro- i Libro I. Penetraré, por así deci¡lo, desde una direccióu rnuy
ductiva que no es de carácter técnico, "Para nosoros" no excluye dife¡ente hasta el mismo purlto que los esbozos superficiales del
para otros; por el contrario, parece incluir eso; en todo caso, en i Libro I han más o menos develado. IJna vez <¡ue esms dos lí-
plincipio. "Imaginaria" no signilica de ningún morlo nada como ! neas de investigació¡r estén completas, deben coincidir, y su
"ficticio", ni implica que lo que pasa por ese nombre sea pri- unión debe proclucir una tcoría del arte, que se expondrá en el
vativo de la persona que imagina. La "experiencia o actividad" Libro III.
parece no ser sensible, y no ser de ningún modo especializada: l
€s un tipo de actividad general en el que el yo entero se halla
implicado. "Expresar" emociones no es ciertamente lo mismo I

que suscitarlas. La emoción existe antes de que la expresemos. I

,i Pelo a medida que la expresamos le conferimos un tipo dife- I


§
¡ente de color emocional; en un sentido, por lo tanto, la expre-
sión crea lo que expresa, ya que esta emoción exact4mente, con
"T
color y todo, sólo existe en tanto que es expresada{ finalmente,
no podemos decir qué es "emoción", excepto que con ello signi-
ficamos el tipo de cosa que, en el tipo cle ocasión de que estamos
hablando, se expresa.t Es aqul hasta donde podemos llegar con
el método que hemcis'estado usando, Hasta ahora hemos tra-
tado simplemente de repetir lo que todo el mundo sabe; todo
el mundo, claro está, que esté acostumbrado a tratar con el arte
y a distinguir el arte propiamente dicho del falsamente llamado
asl. Debemos empezar ahora a traLrajar en una línea diferente.
Nos encontrarEos ante tres problemas: tres iDcógnitas en la fórmu-
la enunciada antes. No sabemos qué es la imaginación. No sa-
bemos qué es la emoción. Y no sábemos qué clase de consxión
l
hay entre ellas, y que se ¡a descrito diciendo que la imaginación
ex¡:resa la emoción.
I

LIBRO II

LA TEORfA DE LA II,TAGINACIÓN
L

I
j

I
I

I
¡
I
, I

VIII. PENSAMIENTO Y SENTIMIENTO

§ t. Contl'aste enlre ombos


De todos los aspectos que nuestra experiencia presenta cuando
reflexionamos sobre ella, ninguno es más familia¡ que el con-
traste entre pensarnictrto y sentimiento. Trataré de mostr.ar algrr-
nas cle las características de este contraste.
Eu primer lugar, hay una especial simplicidad en el senti-
miento, en contraste con lo que puede llamarse la bipolaridad
del pensamiento. Siempre que pensamos somos más o menos
conscientes de una distinción entre pensar bien y pensar mal,
de llevar a cabo l¡r tarea de pensar con éxito o sin éxito. Las
distinciones eutre correcto e incorrecto, brreno y nralo, verdadero
y falso, son casos especiales de esta bipolariclad; es eviclente que
ninguna clc ellas podria surgir excepto en la experiencia de un
ser pensar)te. Esto uo es sólo porqne sean rlistinciones; ni siquicra
sólo porque seau oposiciones. Las distinciones y aun las o¡rosi
ciones pueden surgir en el sentim¡ento como tal: por ejemplo Ia
distinción entle ro.io y azul, la oposición entre caliente y frio
o agradable y doloroso. Pero la distinción u opoiición en virtutl
de la cual yo hablo del pensauriento como bipolar es de una clase
muy diferente a éstas. No hay rtada en el caso del sentimiento
que con'esponda a lo que, cn el caso tlel pensamiento, puede
llamarse pensar mal o pensar equivocadamente. El nonrl¡re más
general para esto es fiacaso. El lracaso y su contrario, el éxito,
implican que la actividad que fracasa o tiene éxito en su realiza-
ciór¡ no es sólo un "hacer algo" sino un "tratar de hacer algo",
en donde la palabra "tratar" se ¡efiere no a lo que se llama
"conación", sino a una actividad que se propone tareas definidas
y que se juzga a sl misma como hal¡iendo tenido éxito o fracasado
por referencia a las normas o crite¡ios que se impone a si misma.
En segundo lugar, hay un tipo especial de intimidatl en los
sentimientos, en contraste con lo que puede llamarse la publici-
dad de los pensamientos. Un centenar de personas en la calle
pueden todas sentir frio, pero el sentimiento de cada persona es
sólo suyo, Pero si todas piensan que el termómetro marca 2go
Fahrenheit, todas pieusan el mismo Jrcnsamiento: este pcnsa-
miento les es pirblico a todas ellas. trl arto de pensarlo puede
o no ser un acto enteramenterprivarlo; ¡rero un pensamienfo
ii
¡52 PENSAMTENTO Y SEN'I'IMIENTO I coNTRAs"t E ENTRE
I
ANTBOS r53
li en el sentido de lo que pensamos no es el acto de pensarlo, y un
:i su-existencia al aquí y ahora en que lo sentimos. La experiencia
,l sentimiento en el sentido de lo que sentimos no es el acto de sen- del sentir es un Ilujo perpeiuo en el que nada permanÉce igual,
{, tirlo. En el último párrafo señalé una distinción entre el acto y lo que tomamos por permanencia-o recu¡réncia no es una
|,
de sentir y el acto de pensar;.en éste estoy señalando una distin- identidad del sentimiento en diferentes momentos, sino sólo un
ción entre lo que sentimos y lo que pensamos. El frío que nues- mayor o menor grado de semejanza entre diferentes sentimien_
t tro centenar de personas sienten no es el hecho fisico de que tos. El único motivo que alguien puede tener para negar esto y
ilt hay diez grados de congelación; ni es siquiera algo que se debe a
-,
..1.i
para conjurar la fantasía metafisiia de un limbo en
ese hecho, porque si uno de ellos hubie¡a vivido últimamente
{re todo's
los sentim.ientos posibles se encuentreu almacenados' cuando
eu un clima más frio, no lo sentirla en esas condicioncs: es nadie-los siente, es el piinico causado por los esfuerzos sofísticos
simplemente un sentimiento en ellas, o más bien cien sentimien- de reducir la experiencia entera al seirtimiento y en consecuen_
tos dife¡entes, cada uno propio de la persona que lo siente, pero cia el mundo cntero a una fantasmagorla de sentimientos. La
cada uno en ciertas maneras como todos los demás. Pero el respu€sta adecuada a estas so[isterías,io es qrre..debemos enton.
"hecho", "juicio" o "pensamiento" de que hay diez grados de ces conferir a los sentimientos los atributos propios de los pen-
congelación no es cien "hechos", "juicios" o "pensamientos" dife- samientos", sino que 'hay rn¿is en la experienlia-quc *e.o ,Érrti_
rentes; es un "hecho", "juicio" o "peDsamieDto" quc un certenar miento; que tarnbién hay pensamiento,i ' ll
li
dc personas diferentes "aprehende", "¡riensa" o "asiente". Y lo Pero para señalar ei corrtraste entre senrimiento y pensa. I
que aquí se dice de Ia relación entre diferentes personas respecto miento no es necesario afirmar la eternidad de todos los
de lo que sienten y piensan respectivamen[e es igualmente ver- del pensamiento como tal. Lo que es necesario es sólo üetos iniistir
darero de la relación entre dilerentes ocasiones de sentir y pen. en que en el pensamiento lros releri[¡os a algo que dura, aun-
sar r€spectivamente en la vida de uua sola persona.
que no dure siempre; algo que genuinamente reiurre como un
factor crr la experiencia, aunque no pueda recurrir en el intinito.
En tercer lugar, cuando estas dos rlistinciones se toman jun-
tas, el resultadb [iual puede folmular-se cliciendo que.los pensa-
No necesitamos preguntarnos si el hecho de que hubiera diez
grados de congelación aqul en una cierta mañana es una verdad
mientos pueden corrobol'atse o contradecirse uno a otro, en tanto
eterna, crralquiera que sea lo que eso quiera decir; todo lo que
que los sentimientos no. Si alguien junto a nf pierrsa que hay
estamos obligados a mantener e§ que es una verdad cognosciLle
diez grados de congelación, se dice que estamos de acuerdo al
a más de una persona y a la misma persona en más de una oca_
pensar esto; el hecho del acuerdo, aunque no demuestra que sión. Si comparamos el flujo del sentimiento a la corriente de
i
tenga yo razón, hace esto más probable. Si yo creo que hay ;^. un rlo, el sentimiento tiene cuando menos la relativa solidez v
üez grados de congelación y alguien más no lo piensa, nos con- I
permanencia del suelo y las rocas que forman su cauce.
Úadecimos uno a otro, y uno de nosotros debe estar equivocado, I
Seria oportuno aqui hacer una advertencia. He distinguido
Pero si yo siento frlo, nada acerca de este sentimiento mlo se i las actividades del sentir y del pensar de lo que respectivamente
deriva del sentimiento de frío o calor de alguien más. Esa per- ! se siente y se piensa. Palabras tales como pensamiento, senti-
sona no está de acuerdo ni en desacuerdo conmigo. miento, conocimiento, experiencia, tienen notoriamente un sig-,
Se ha dicho algunas veces que lo que sentimos es siempre nificado ambiguo. Se refieren tanro a la activi<lad de per,s"..o-o
algo que existe aquí y ahora, y que se halla limitado en su exis- a- lo que se piensa; a la actividad de sentir como a lo que se
tencia al lugar y tiempo en el que se siente; en tanto que lo que siente; a la actividad de saber como a lo que se sabe; a lá acti.
pensamos es siempre algo eterno, algo que no dene una habi- vidad de experimentar como a lo que se experimenta. Cuando
,tación especial suya en el espacio y el tiempo, sino que existe se usan estas palabras, es importante no confundir estas dos mita.
,siempre y en todas partes. En algrln sentido esto tal vez es des de su significado. Mi advertencia es ésta: es importante, tam.
,cie¡to. Pero por el momento harlamos bien en considerarlo cor¡o bién, recordar que la iéiáii6riéñiie ias dós cosas a que se refieren
,una afirmación exagerada, al merios por lo que toca a la segunda no es la misma en todos estos diferentes casos. pénsar y sentir
parte de ella. Lo que rentimos se halla cie¡tamente limitado en son diferentes no sólo porque lo que sentimos es algo de dife-
r
,E4 PENSAMIEN'I-O Y SEN',IIMIENTo EL SENTIMIENTO r55
I
¡ente cla§e que lo que Pensamos, ni tampoco porque el acto de Estos dos eleE¡entos, el sensible y el emocional, 1o están m-e-
pensar es un acto de dife¡ente clase del acto de sentir, sino r"mente .o-Uirrrdos en experiencia: §e combinan de acuerdo

porque la relación entre el acto de pensar y lo que pensamos ;;;;;;ir" estructural definido' Puede describi¡se este Plan di-
es de tliferentc clase qug la relación entre el acto de se[tir y lo .i.ndo iue la sensación a§ume Precedencia ante la emoción Pre- I
qr¡e §ent¡mos. :i''#:i};;;;; ,lg.iii." p,ioiiaud €n el 'iemPo' De habei siclo
tse el caso,'habria haL¡ido dos experiencias en lugar de una Ni
es realmente lo mismo que la relación de causa a
efecto; Porque
$ z. El sentitniento mero efecto de la sensación, es un elemento
la emoción no es rrn
Si ahora cc¡nsideramos el sentimiento por si rnismo, e¡lconh amo§ autónomo y cliferente en la experiencia. Ni es lo mismo que la
que hay dos clases dife¡entes de experiencia, cacla una de las ielación lógica de premisa a conclusión. Sin embargo, sí aplica-
cuales torr¡a ese nomble. En primel lugal, decimos que ca- mos a ella lá palabra "porque" y decimos que el niño se aterroriza
lie¡rte y frlo, duro y suave, son cosas que sentimos; en Escocia porque ve lícortina, iunque ver la cortina y.estilr atemorizado
se habla de "sentir" ul.t olor, obviamente en el mismo sentido; no sean dos exPeriencias separadas.l Las ¡elaciones de este-.tipo,
y si quisiéramos exterrder ese uso podríamos también hablar de cualquiera que sea la manera como las desc¡ibamos, son tamrlrares'
"sentir" un sonido o un color. En realidad en inglés la palabra Levalnto la mano sobre el codo contrayendo el bícePs' La con-
no se usa tan ampliamente; pero sí se usan palabras derivadas tracción del bíceps y eI levantar la mano no son dos actos cor-
de su equivalente latíno sentio; asl dcscribimos las actividades f¡orales, sino uno. E§te acto es analizable en estas dos Partes, y / q\>1.
especializadas de "senti¡" colores, sonidos, aromas, y otras seme- á" ért", l^ contracci¿,n muscular asume precedencia ante el cam- i
jantes colectivamente como los sentidos, y la actividad común l+
bio de la posición de la mano (la mano se levanta "Por-que" el
especializacla en ellos como sensación. En segundo lugar, habla- biceps se tontrae¡, au¡lque es anatómicamente imposible que
mos de sentir placer o dolor, ira, miedo, etc, Aquí también el biceps se .ont.áiga antes de que la mano se levante' Me- refe'
tenemos una actividad general del sentimiento especializada eD riré a ista precetlcñcia de la sensación sobre la emoción descri-
varias clases, cada una con su propia especificación de lo que . btendo uni emoción dacla como la "carga emocional" en la sen-
§entimos. No es, claramente, de la misma clase que la sensación; sación-GQrrespondiente; o, ya que es deseable distinguir el acto
i$
para distinguirla, llamémosla emoción. de ientir'de lo que sentirnos y confinar el término sensación al ,,tl'
La distinción entre estas dos clascs cle sentimiento no es la acio de sentir, al senst¿m1 correspondientc.
! distinción entre clos especies de un género comÍur, como la que il
' Tal vez sería acertado decir que todo sensum tiene su Pro-
] l
,¡ hay entre ver y oír, o entre sentir ira y sentir miedo. Ver y olr pia carga emocional. Esto es difícil de comprobar en detalle en
tl son especificaciones alternas dc su género comúur sensación, de irn" grátt medida; en Parte Porque es diflcil montar las nece-
manera que un acto de ver es un acto de sensación, y un acto §arias pruebas, ya que generalmenE exPerimentamo§ un muy
de oír es otro; si sucede que vemos y oímos al mismo tiempo gr"n ,,il*".o de'senü alhismo tiemPo y, por lo tanto, rro pode'
(como con lrecuencia ocur!e, aunque po siempre), ¡ealizamos dos áos fácilmente determinar cuál de ellos realmente tiene una
actos de sensación al mismo tiempo. 1flay una relación entre 14 carga emocional distinta; en Parte ,Porque estamos acostumbra'
,:
sensación y la emoción que es más íntima que ésta. Cuando un dof por los propósitos de la vida diaria, a atender mucho máp..
!
iriño se asusta ante la vista de una cortina roja que brilla con la cuidadosamente a nuestra§ sensaciones que a nuestras emociones i

; luz del so\¿g hay dos dilerentes experietrcias en su mente, una El hábito de "este¡ilizar" los sensa ignorando su carga emo'
una sensación de rojo y la otra una emoci§¡ de miedo: hqy 9(!q
una experiencia, un rojo aterrador. Ciettamente porlemos ana. 1 En adelante se re§Petará Ia terDinologla tlPicamente britániG del aulor
lizar esa experiencia en dos elementos: una sensible y la otra para r¿r¿q4ri's¿r¡ld, absúrtiéndosc .le utilizar'llatos de Ios sentidos" o "da'
emocional; pero esto no es dividirla en dos experiencias, cada ios..*iÚiái", éicepto cuando concretamente haga ¡eferencia a los 'lense
data;. Ei respeto a;u terminologla Permitirá que su te¡is sea más intelig¡ble
una independiente de la otra, como ver el lojo y oír la nota de aI lector. La_ compreusión de sü tcor_la de la PercePción será €¡PecialÚente
un timbre. clara e¡r el (apltulo siguie¡rte. [T.]
I
I
l t
I
t56 PEN§AMIEN'IO Y §ENTIMIENTO EL S¡N'[IMl¡]N]0 r51
i
\ i cional no se encuentra igualmente extendido entre todas las cla. sáramoso no. Que e¡to" sea realmente asl no es una cue§tión
I
I
ses y condiciones de hombrei. Parece especialmente característico I muv fácil de de¿idir' LPor el momento, debemos contentanlos
,) I de las personas adulus y "educadas" eu lo que se llama la I
.on'l" r.rpr.r,, provisional de que asi Palece: Parece que nues- -
mode¡na civilización europea; ertre ellas, se halla más desa¡ro- ,a"- ,r",.,r, taro seisual-ct¡ociotlal, como criatutas que sicnten, es
llado en Ios hombres que en las mujeres, y Inenos en los artistas
I independiente de nuestra naturaleza Pel-Isante, cotno c¡illturas
gqq. q{I otros. Estudiar el llamado simbolismo cle colores de la iacionales, constituyendo rtrl nivel de exPeriencia tlcbajo del ni-
Edad Media es penetrar en un r¡ruudo en el que, auD entre eu- uA.áii p."t"*i"nto. Al llamarlo bajo, no quiero dccir que
ropeos adultos y educados, la esterilización de los sensa de co- ll ecotlorrría de la licla
caiezca ¡ilativamente cle importancia er¡
lores no ha tenido lugar: eu el que todo el que es consciente humana, o que cons¿ituya ulla Parte dc.¡ruest¡o sel que tenemo§
de ver un color es simultáneamente consciente de sentir una el clerecho de despreciar o strbestimar'.-( Qrricro decir que tiene
emoción correspondiente, como ocure todavla entre nosoLros (si tengo razóD en mi oPinión sobre él) el cariicter (le ctmrento
con los niños y los artistas. En las personas que probablemen. iobre él cual se erige la l)artc racion¿tl tle nuestra naturaleza;
te lean este libro, el hábito de esterilizar los sensa tal vez se colocado y consolidacl<¡, tanto en la histo¡ia cle los organismos
halla tan arraigado que un lector que trate de seguir su rastro vivos en general como en la histolia cle cada individuo humano,
encontrará muy diflcil vencer la resistencia que obstaculiza cada antes de que la superesÚuctura del pensamiento fuera construida
paso de su investigación. Si logra reconocer qué es lo que real- sobre é1, y permitiendo a esa suPercstlucturir fuucionar bien es'
men¿e ocurre en é[, creo que encontrará que todg sensum se Ie tando él mismo en una condición saludable.
presenta llevando una carga emocional peculiar,ly que la sen- A este nivel cle la experiencia, en el que meramente senti-
sación y Ia emoción, relacionadas de este modo,- son elementos rros, en el tloblc selttido tlc esa ¡ralabra, csto, exPerieucia
gemelos en todas las experiencias del sentimiento.l En los niños de sensaciones junto con §us cargas émocionales peculiares, pro'
esto es más claro que en los adultos, porque no han sido edu- pongo que Ie amemos el nivel psiquico. Al usar ese nombre
cados todavfa en las convenciones de la sociedad en la que han it"¿o i ta tradicional distinción entre "psique" o "alma" y
nacido; en los artistas es más claro que en otros adultos, porql¡e "e-spiritu", tomada como corresPondiendo a mi ProPia distinción
Para ser artistas deben entrena¡se en ese particular para resistir ent-re sentimiento y Pensamiento; y también a la palabra psico-
estas convenciones. Quienes no son ni niños ni artistas pueden logla, que implica el supuesto de que la ciencia designada asl
tratar la cuestión de la mejor manera considerando estos dos tiene cómo su propio teueno el estudio de algo propiamente
tipos de casos, donde pronto, creo yo, se convencerán de que los llamado pslquico: y yo sostengo que la tarea propia de la psico'
6ensa nunca ocur¡en sin estar cargados de emoción; y esto puede logfa es inveitigar este nivel de la experiencia, y no el nivel qr¡e
conducirlos a un experimento más sobre ellos mismos y asl a la es caracterizado Por el Pensamiento.2 EsPero no necesitar dis-
conclusión de que el sensum desprovisto de emoción, el "sensum"
de la filosofla en uso, no es el verdadero sensum tal como es 2 _Lc ?sicotogta tterilailcra y la psicologb /¿Ira. Se infiere de la distinción
experimentado, sino el producto de un proceso de esterilizacióñ. ex¡rueiiain la p. r4o que, en tanto que Para estudiar la naturaleza del senti_
I miinto, es neceiario aver¡guar qué es lo que hacen realmente las Persooas que
El sentimiento parece surgir en nosotros independientemen-' §ienten, Para Btudiar la naturaleza del Pensamiento es necesario averiguar
te de todo pensamienb, en una parte de nuesha naturaleza que tanto qué ca lo que hac€n realm€nte las Pe$onas que Pi€nsán como §i lo que
existe y funciona debajo del nivel del pensamiento y que no es hacen iiene éxito o fracasa. De esta Danera una ciencia del §entimi€nto debe
se¡ "emplrica" (es clecir, debe estar dedicada a averiSuar y clarificar "hechos"
afectada por é1. Todo lo que hemos dicho acerca de é1, y todo o cosas suscePtibles de observaciótt), pero una cicncia del Pensamiento debe
lo que cualquiera pueda decir acerca de é1, es por supuesto des- ser "norEativa", o (como yo Pretiero llama¡la) "Griterioló8ica", esto es, refe'
cubierto (o mal descubierto) por la actividad del pensamiento; da no sólo a los "hecho§" del Pensamiento, sino rtambién a los "c¡iterios" o
pero el pensamiento parece en este caso simplemente descubrir norEas que el pensamiento se impone a sl mismo.{§e ha acePtado desde hace
mucho tiempo que las ciencias "c¡iteriológi(as", como la lógica y la ética,
qué es lo que habfa independientemente de é1, casi como si ofrecen el erifoque correcto para el est (lio-del pensamientoJ En cl siglo xvl
pensáramos acerca de la estructura y funcionamiento anatómicos ¡e inventó. et.nomb¡e de "psicologla" para designár una ciencia "eriPtrica" dei
de nuestro cuerpo, que sin duda existirlan y luncionarlan, pen- ¡o sólo
_"ati,-i:1lot En el siglo xlx se extendió la idea de que la Psicologla

.t,
r58 I¡¡lNsA Ill¡:lñ.,'l O Y §ENTt\fIEN'ltO trI- I'EN5AÁ{TENTO r59
\culparme por usar una palabra que en la mente de algunos lec- Cuando pensamos los pensarnientos que exPresamos con Pa-
tores puede conjurar asociaciones con la Sociedad de Investiga- labras tales corno "estoy cansado", "hace calor hoy", "hay un
cl ón Psíquica. espacio azul" parece cla.-o que estamos pensando etl nuestros
Usar'é en este libro la palabra "sentimiento" sólo con ¡e[e- Estamos dándonos crrenta, por un acto de atención,
-sentimientos.l
rencia al nivel psíquico de la experiencia, y no como sinónimo de ciertos sentimientos que tenemos en ese momento; y lamos
de erqoción gn general. Este nivel co[tiene ciertamente una I a seguir pensando en ellos como guardando ciertas relaciones
vasta variedad de emociones; pero sólo aquellas que son las car- con ot.o§ sentimientos, recordados como pasados o imaginados
gas enrocionales st¡Lrre los sensá., Crrando el pensamiento iparece como posibles. De este modo, decir "hace calor" es clasificar
(y no forma parte de mi plan p'reguntar cómo o por qué ocurre it uno de mis se¡rsa presentes como un sensum de temperatura, com-
eso) acarrea con él nuevos órdenes de emociones: emociones -\ pararlo con esas clases de sensa de temperatura a los que cn
I que pueden surgir sólo en un pensador, y sólo porque él piensa general estoy acostumbrado, y expresar el rcsultado de la com-
en ciertas maneras. A estas emociones les llamamos algunas ve- l
paración diciendo que se acerca más que ellos al limite más
ces sentimier¡t-ó;; pero en este libro eyitaré llamarlas asl, para no ;l caliente de la escala a la que todos pertenecen.
/') confundirlas con las experiencias peculiares de que disfrutamos Lo mismo parece ser cierto, aunque no tan obviamente, acer-
en el nivcl psíquico. ca de expresiones couto "ú,-se es mi sombrero". La referencia a
mis sentimientos no se halla áQui explícita, pero cs perfecta-
mente real. Cuando digo que éste es mi sombrero, estoy expo-
§ 3. El pensamiento niendo ciertas relaciones entre cicrtos sentimientos quc tengo
El sentimiento proporciona al pensamiento más que una mera f ahora (por ejemplo, si sólo estoy mirando el sombrero, ciertos
subestructura sobre la cual este último descansa, y sobre la cual sensa de color dispuestos en cierm manera) y otros sentimientos
pr¡ede intcresarse si asf lo dispone. En su fo¡ma primaria, ell que recuerdo haber tenido en el pasado, por ejemplo, los sen-
pensamiento parece3 interesarse exclusivamente en é1, de tal ma- timientos a los que me relcriré hablando de cómo "se vefa" mi
nera que el sentirniento le proporciona su tema único y univer- sombrero tal como lo recuerdo en la percha a la entrada de mi
sqL lEsto no quiere decir que no liaya también una forma casa; y digo que estas relaciones son de tal clase gue el som-
secunclaria de pensamiento; a esa cuestión volveremos más tarde. ¡- brero que ahora miro no puede ser otro que el mfo- iDescribir
Por el momento, tenemos que considerar la forma primalia..- rl ,t todos estos sensa y las ¡elaciones entre ellos impliLar{a casi
infinitas complicaciones; pero ésa no es razón para que debamos
podla complemenlar las viejas cierci;s "criteriológicas" prot)orcionando r¡n'
enfoque válido para el estud¡o del s€ntimienb, sino que podla snstituirlag ser escépticos sotrre e[ hecho; una hazaira tan familia¡ conro el
proporcioDando un enfoque moderno y "cienti[ico" para el €studio del reconocimiento de nuestro sombrero es realmente una realización
pcns¡miento. r Debido a esta concepción errónea, hay ahora dos cos¡s a las que muy compleja, que contiene un vasto número de pensamientos,
5e Uama "psi¿ologla": una ciencia "emplrica" válida e importante (tanto teó- en cada uno de los cuales es posible un e¡'ror.
¡ica como aplicada) del sentimiento, y uná seudocicncia del pensarDiento, Este tipo de análisis parecería seguir siendo válido en el
que falsar¡enre profesa tratar "eDrplricamente" las cosas que, como formas del
pensanierrto, sólo pueden ttatarse "criteriolóBicamente". / Los ceda vez más caso de todo el pensamiento al que se llama emplrico. Aun
abundanles libros sobre ella exhiben lodas las señales famil¡arÉs de una scudo. cuando manifestemos algo acerca de las formas, tamaños o dis-
cieDcia (la arrtocontradicción; la enunciación de "descubriEientos" que ron tancias de los cuerpos, parecemos en última instancia expresar
realmente perogrulladas; la recur'¡encia a hechos que nada lienen que ver con nuestros pensamientos acerca de las relaciones entre los sensa,
los prcblemas que se discrrten; la evasión de Ia c¡ltica bajo el pretexto de reales y posibles. Si digo: "Estas vias del tren que parecen con-
que "la ciencia se halla en su infancia", etc., etc.); se encuentra, por otra
parle, conrpletamerte desacredirada entre aquellos (hisloriador€s, etc.) cuya vergentes, son realmente paralelas", atiendo en primer lugar a
tarea consiste er¡ estualiar eI pensamiento humano en su Tealidad efectiva; y 'I un cierto esquema de colorcs que en ese momen¿o veo delante
yo r¡o rne disctllpo por ignorflr y contradecir, en esrc libro y en algrln otro de mí; luego selecciono de este esquema ciertas franjas de color
¡itio, los errores enseñadG por sus exponentes, claro que identifico como el metal de la vía; después comparo
B l\ri razón pal'a decir "parece" y olrcs expresiones semejanter, en esta
sección, §erá explicada en la siguiente. el esquema formado por esas franjas con otras dos clases de

I
l60 PENSAMIENTO Y SI'N1-I1\{IENTO trL I'I'NSAMINNTO rGr
esquemas, plimero uno hecho cuando se pi¡rtan franjas similarcs leyes del segundo orden que se refieren a ese muntlo mismo. A
paralelas una con otra, y, segundo, otro hecho cuando se las ellqs se llega scgún sea ¡recesario se las verifica o corrigc-
pinta convergiendo; y, en último lugar, con la palabra admoni- recurric¡rdo-no -ya la experiencia sensible de ver un color parti.
toria "realmente", me plevengo a ml mismo de que, a pesar tle cular u oír un sonido particular en una ocasión l)articular (cx-
la semejanza entre lo que veo ahora y el seguudo de estos es- periencia que, obviamente, puede ayudarnos a forrrular, verificar
quemasr no debo pensar en que si viajara pol las lí¡reas,de metal o colregir sólo una ley del primer orden), sino a la ex¡rcriencia
micliendo la distancia enre ellas de cuanclo en cuando, conse- intelectual de pensar en cierhs formas y encontrar nuestros pen-
guiría el mismo tipo de resultaclo que consigo al pasar los dedos samientos conectados en un cierto tipo de orden.
a Io largo de las líneas de ese esquema. Una vez más el a[álisis ls¡_q_función secundaria del pensámiento, o pensarniento del
más general es casi iutoleral¡lemente complicado, y ningún an¡i- segundo órden, que tradicionalmenre se disringue del pensa-
lisis, por muy complicado que {uer¿r, sería exhaustivo; pero esto
- miento del primer orden como la "razón" tlel "entendirniénto",
demuestra, no que el auilisis sea errado, sino que el pensamiento la "tilosofía" {9.la "ciencia", etc., ha sido el tenra de mucha va¡ra
es rápido. mistificación. LComo cualquiera puede ver, todo conocimiento
De este mo<[o nucstra ex¡:eriencia clel munclo en el espacio se deriva de Ia experiencia; y cualquier cosa que p¡etcnda ser
y el tiempo, el "mu¡rcio de la naturaleza" o ¡nuudo "externo', conc¡cimiento debe acudir a ¡a experiencia para su fundamento
que signilica uo el mundo externo a nosotros (ya que nosotros y veriticaciórii lEsro es tan cier.to tle h meraiísica, de la teología
mismos somos parte de é1, en tanto que "nosotros" somos nues- o de las mareniáticas puras, co¡no de los horarios del tren o'cle
tros cuerpos; y si "rrosotros" somos nuestra Brcnte, no tiene la Gula fara jugar crichet de Wisden. pero la palabra .,ex¡rc_
scntido hablar de rr¿rrla corno extelno a ella), sino el mundo rle riencia" ha adquirido un significado secundario, usántlose al_
cosas externas una a otra, cl mundo tle cosas dispersas en el gunas veces en la jerga filosóIica como experiencia sensible. En
espacio y en el tiempo, es una experiencia en parte sensible ese nuevo sentido de la palabra son sólo los pensamientos <Iel
(esÚictamente sensual-emocional) y en parte i telectual: el sen- primer orden los que se refietel a la "ex¡:eriencia,, { y puedcn
tido ¡efericlo a ios colores qrre vemos, a los sonidos que oimos, probarse recurriendo a ella; los pensamientos del segrrndo orden
etcétera; y ei pensamiento, referido a las relaciones er.rtre estas obviamente no están en este caso. ¿Cónto, entoncesl se les yeri-
co§as. fica o comprueba?; y ¿cómo, en primer lngar, se llega a ellos?
Pero el pensamiento mismo, como un elemento en este tipo Kant creia que se les conocía de alguna manira misteriosa ,.inde_
de experiencia, es algo que admite ser pensado; y aqul aparece pendientemente de la experiencia',. Algunos filósofos moclernos
la seguuda forma del pensamiento, en la que pensamos no acer- que atinadamente rechazan esa mistificación, proponen otra, al
ca de nuestros sentimientos, detectando relaciones entre uno y mantener
_que
una oración por la expresamos uñ pensamiento
oÉó, sino acerca de nuestros pensamientos: interesándonos en del segundo or.den no es una afirmación acerca dei suieto or¡e
los principios de acuerdo con los cuales la actividad del pen- ostensiblemente esramos discutiendo, sino un anuncio'oue he-
samiento en su forma primaria investiga las relaciones ent¡e clara la equivalencia de dos palabras o frases en el lengiaie cn
los sentimientos, o (lo qrre viene a ser lo mismo) de acuerdo que nos proponemos discutirlo. No hay necesidad de criticar
con los cuales exister¡ interlelaciones entre lo que, en tales oca- estas nociones en detalle. Basta con teconocer el equlvoco
,io.rer, p..ramor. Los juicios establecidos poi el lrensamiento sobre el que se basan: la premisa mayor de que todo conoci
en esta forma secundaria pueden ser indiferentemente descritos miento se deriva de la experiencia (en la c¡ue un pensamiento,
como afirmando ¡elaciones entre un acto 4el pensamiento y no menos que una sensación, está incluido como expericncia,
otro, o entre una cosa que pensamos y otra\ Puede llamárseles la premisa meno¡ de que un pensamiento no es una exDerien-
leyes del pensamiento para distinguirlas de aquellas a las que cia, y la conclusión resultante de que el pensamiento del segunrto
tradicionalmente se les llama leyes de la naturaleza; pero no orden, que en ¡ealidad se basa en li experiencia ctel
lensa-
son leyes de un misterioso mundo trascendente muy separado del a.+ p:r esro po¡ lo que al pensamienro del prime¡ ordm se Ie llar¡ra
mundo de la naturaleza o mundo de los sentidos, sino que son ._
"eEplrico".
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r(i¡ PriNsAi\'llllN-to t' sliYl llvlllji\lo EL PROBT-I]IIA Dll, t-l\ lI{A(;tNAClO¡i r {i3

miento, es o conocimiento en un sentido.diferente y ntisterioso son ncsados implícitamente. .A. los scnsa se les llama "datos de
rit' Ia lralabra, o simplernente no es conocimlcnto. i los seniidos", cio¡¡de el término "datos" signitica no lo que acaba
de explica¡'se qrre signitica la palabra "dado", sino algo totahnen-
re ditirente: rluiere decir clarlo y retcnido, cstablecido o fijado
§ 4. El problenru de lo irnuginación como e[ punto de pertida cle una invesLigación o ]<.¡s tiatos sob¡e
,En la secció¡r Precedente se dcscribió al pensamiento en sLi fun- . los que se elige una hipótesis cicntifica, y por referencia a los cua-
rión primari:r romo tefct'ido u las rclariones-elrtre los set¡sa les ás probada. iY aun dotrrle la palabr-a usada es "sensum", tto
l'clo lst:r rlescri¡rrión origirra rtnu tliticultad. ;!u scnsrtm se en- , "daro sensible", se usa con l¡t urisr¡ra implicación. Eslt iurplicación
cucnLrli irlesent¡ cll nucstra mcnte s<ilo e¡r el acto de sensación es, por s¡Jpuesto, cornplctantctttc lalsa: consiste en atlscribi¡ a los
correslxrittlicntc. Aparece cuanclo realizamos ese acto, y des' seltsa exactamente lo contra¡io de esas ca¡acteristicas que como
apareic cuat,tlo cl acto concluye Sc "cla" en el hecho de apa- sensa porei,r. Pero la lals¿r im¡>licación es refor'¿ada porl asi decir
rácer de csta uranera; haL¡ié¡rclose clado, desaparece iDD)ediata- hipnóticamenic, ¡ror toda uua serie de <.¡tros términos. l'or eje¡n-
-l plo, se desct-ibe nucstra relación con nucstros scnsa como "co-
mcntc. '
Suportganros ahola que acetco llt mano al luego llor unos nocimiento" (atquainlarrce) con ellas. Pero ur¡ sensum uo puede
,egrn.lor I sicnto rur aumeuto rápiclo de calor. l'n el momen- ser un simple conocido. Tcner co¡r<¡cimie¡lto dc una población,
,,r" ot.,é e[ calor [u ¡rumentado hasta ser tloloroso, lo qlre uu liL¡ro o un ltonrl¡rc es habcr eutrado erl contacto cou él ulr
"r,
siento És, rlestle lttego, rnis caliente qtle lo c¡rrc l¡al¡ia sentitlo número de veces; unr persona o un¡r cosa dc la que se tiene co-
un scgunrlo anlts. Pcro, ¿cómo sé que es m¡is calicntci [La expli' nocimiento es algo recurrente en la experieucia de uno, reco-
cacíón dada ya implica que tengo algr¡nos ne(tros Pat'a comPa- nocitlo cn la ¡ecurreuci¡r c<¡mo itléntico (:on su yo ¡rasaclo.¡ Pcro
rar el sensum--que tengo altora con el §ensum que tuve un se- los sensa ro ¡rersisten ui r-ecu¡rcu. La rojez puecle recurrir, y
or.rndo autcs.' Piro el scnstl¡¡ que Luvc un segulxlo anles no §e una pelsona puede, por lo t¿rnto, teuer conoci¡nisuto de ella;
iralla ahora [rescn¡e en rní; sc ha <lcst'rtrecitlo en el fltrjo (l( pero no sucede lo misnro con esta n.rancha roja, EI dolor puedé
la sensación; ya no está ahí Pala ser comParado con el quc- le recurrir, y una perso[a puede tener conocimiento del dolor; 5
succde. Del mismo moclo, los sensa futuros, los sensa posibles, pero este sentimiento de inlelicidad se halla únicamente pre-
los sensa de otras personas, son sensa que no se encuentran sente eD este acto de senti¡la, y no se ha sentido nunca antes,
preseutes en mi aquí y ahora, y Do §on, PoI lo tanto, cosas por muy lrecr¡en ter¡en te que otros palecidos a él se hayau sen-
luvas rclaciones dá una con otra, o con los sensa ahora pre- ii.ló... Unn vez mÍs, de la vcrtlacl cle un juicio empirico se dice
,"ia", mí estoy en posición de discutir. De ahi que la frase que es probatlo "acudiendo" a los sensa, esto e§, averiguando
"las "n
relaciones enme los sensa" catezca de sentido a menos que si en cie¡tas circunstancias se nos presentan los sensa que se
se aptiq ue a las relaciones entre los §ensa Presentes en la misma nos presentarfan si el juicio fuera verdadero; pero esto implica
persona al mismo tiempo. Pero tamPo co esa limitación justifica que ahora puedo saber cómo serían ciertos ser¡sa no presentes en
interanre¡rte la Irase; porque parece probable que el acto de ml, si lo estuvieran, y puedo decir: "Estos son, o no son, los
compara¡..dos sensa simultáneos y de considerar la relación en- sensa que yo esperaba", comparando los sensa que ahola rengo
tre ellos;{e be siempre ocupar un Per iodo de tiempo- durante e con alguna idea de ellos que forjé antes de tenerlos; y debe
cual estos sensa han P asado, dejando su lugar a oiro¡.( .E I flujo explicarse cómo es esto posible.
-de hab er
.de los sentidos, parecería, destruye todo sensum anteS Nos enfrentamos a dos alternativas. O Ia gente que usa todo
clurado lo suficiénte pa¡a permitir que sus relaciqnqs §ean estu- este lenguaje (incluyéndonos a nosotros en la sección prece-
tliadas. dente) dice las necedades más increlbles, o siste¡náticamente ha-
En las obras filosóficas en lr§o, en las que se mantienen cri- cen mal uso de la palabra "sensum" y tle todas las de la misma
terios r)arccidos a los cxprcsados cn la ptimera parte de la sec- familia; usándola para significar no los colores, sonidos, aromas
ción aiterior. se octtlta esta (liticultad por la adopciórr <lc utl momentáneos y evanescente§, que realmente "sentimos" en la
'v<¡cal¡trll¡¡io en el <¡tte ciettos lasgos caracte¡isticos de los scnsa sensación, sino algo dile¡ente qr¡e cstos escrir<.¡r-cs confunden o
t 164 I,ENSAMÍENTO Y SEN',I-II{IENTO

sustituyen con e.llas. Para imputar un e[or no demasiado grueso


para ser plausible, suponBamos que hay estas otras cosas, y que
en ciertos modos se parecen mucho a los sensa, pero que difieren IX, SENSACIóN E il\f AGINACIÓN
de los sensa especialmente en que no son com¡tletarnente fluitlas
y evanescentes; de manera que cualquiera de ellas puede rete- §. r. Tenninologia
nerse en la mente con¡o un objeto de la atención después que el
momento de la sensación ha pasado, o sel anticipado antes de
Lo mejor sería, autes de atacar directaurerrte el ploblema que
ha surgido al fin del capitulo plcce<lentc, exarninar urra rlistin-
que ocutla,
ción que podria considerarse que ofrece un enloque segtrro cle
Si existen entidadcs como éstas, los r¡iembros de su clase no la teoría de la imaginación. Esta es la distinción cle sentido
son obviamente sensa, y la actividad cor¡elativa a ellas no es la común entre, por ejcmplo, "realmeDte vcr" u a Irancha de
sensacióu; pero pueden rnuy bien se¡ las cosas a las que las filo. color e "imaginar" una. Levanto la cabeza, r¡iro por la ven-
sofías a las que me he refe¡ido llaman sensa, y al descubrir qué tana, y "veo" una extcDsión de césped. Cierro los ojos y, con
clase de cosas soD ¡ealmente tal vez podamos reinterpretar esas un esfue¡zo consciente, "imagino" la misma extensión yel.de,
filoso[ias de tal modo que se les pueda rescatar de la imputación o en todo caso una exteusión verde muy parecicla. En la pri-
de no ser más que necedades. mera ocasión, el color se me presenta ct¡anclo veo algo que está
É,sta será la tarea de los próximos clos capitulos. AhI trataré "realmente ahi"; en la segunda, es una "tiqcjóg', de mi imagina-
de demostrar ql¡e existen tales cosas, para ideDtificallas con lo
que Hume (cuya explicación de ellas tomaré como el punto de -ción,.que de algnna ¡uanera la genera en la ausencia de es[as
condicioncs.
partida) llamaba "ideas", como algo diferente de las "impresio- Al examinar esta distinción de sentido común la encontrare-
nes". Tráiaré de d€mostrar que existe una actividad especial de mos rnuy oscura; y cu¿urdo al lin podauros decir qué es lo que
la mente correlativa a ellas, y que es aquello a lo que general- significa, será algo muy cliterenre cle lo que a priurerá vista parece
rnente llamamos imaginación,,distinta de la sensación por uua significar. El cx:lrDcu será alcluo y tal vez tedioso, ¡.rero t.uciifero;
parte y del inteleció por la otra. rEsta actividad, la qnwáofa., sin ya que la rlistinción de sentido comtin expresa (o casi podr.ía
la cual, segírn Aristóteles, la intélección es imposible, la "ciega taml¡ién decirse, oculta) una verdad de gr-an importaucá que
pero indispensable lacultad" que, según Ka¡rt, constituye el vÍncu. nrrnca eutendcril¡r¡os con clariclad si accptárarnos el cr.iterio del
lo entre la sensación y eI entendimiento, merece en mi opinión §entido común sin actitud critica; menos aún quizás si impacien-
un estudio más minucioso del que ha sido objeto hasta ahora, temente la descartareEos como una necedad.
tanto por sI mismo (en cuyo aspecto suministra, como después
discutiré, la base para una teoría de la experiencia estética) como .. P.!g-o-r empezar por escoger una terminología en la que la
distinción de sentido comirn pueda sér lácilmente y no <Iemasia-
por su lugar en la estructura general de la experiencia tomada do innaturalmente expresada. Las terminologías en uso caen en
en conjuqto, como el punto en el que la actividad del pensa- dos grupos según que se quiera poner énfasis en la semejanza
miento establece contacto con la vida meramente psÍquica del
que hay entre los colores vistos e imaginados (o los actos de
sentirniento.
verlos e imaginarlos), o en la diferencia.-1A la primera clase per.
tenecen aquellas en Ias que al "realmente ver" y al "imaginar',
se les llama sensación y a Io que "realmente vemos" e "imagina-
rnos" se le llama indiferentemente sensa o datos de los sentidos.
I- -Para distinBuir entre los dos.casos, deben añadirse caliticacio-
nes: por ejemplo, se hará una distinción entre verldicos e ilu-
§orlos.

- En confinadas
hallan
el segundo tipo, Ias palabras "sensación" y ',sensum', se
al caso en il que "realmenrc vemos,', y se usan
r65
!Jrll$:
1'
II
1d
A LOCKII
166 SENSACTóN D Ir\ÍAGINACTóN
f D¡r DESCr\R]'trS 167

' otras palabras para el caso en que "imaginamos"; por ejemplo, { te- oue estii ¡¡tis cc¡ca que cualqtlier otra tlel Ierrgrraje rliario y,
a lo que imaginamos se le llama imagen) De este rnodo conse- r:á"io,o,r,o, da por supuestas menos cosas El Iilósoft¡ r¡rrc ttat¡
guimos un linpio paralelismo verbal entie sentir un sensum e áe "hablal con el ,rrlgo y Pen§ar cou cl culto" tic¡te lir siguir:rlte
imaginar una imagen; pero la dificulrad está, entonces, en encon- ventaia sobre quien adopta un elabora(lo vocabtllario técniro:
ttar un par de términos genéricos, uno para abarcar talió sentir ,,re ei ,so de t,n "lenguajc fitosófico" comPlomcte a quien lo usa,
como imaginar y el otro para aLrarcal ianto los sensa como lai riosil¡lemente ar.1n contra srt voluntad, a ircePtar Ias doctrinas lilo.
imágenes: y en mostrar cómo se ¡elacionan estos dos pares cle iófi.r, trrru cuya cxpresión se ha rtcado, ¡le tal ntrtnera que cst¡s
() términos especilicos l¡llo coD otro y con sus géneros respectivos. doctrinis son sttbrepticias y dogmáticamente anexadas a torlos
Ilfi propia terminologia en este capítulo será como sigue. ¡os participantes en ttna discusión que consientan e¡'¡ ttsa¡ cl letl-
Como término genérico para, abarcar tanto el acto (le "realnrcn- guaje; en t¡nto qrre si se usa el lengrraje de todos los (lias. Ptrc-
te ver" y el acto de "irnaginar" usaréli palabra.scniación cuan- áan- p.atc,r,rtta los ploblemas tle taI nttrdo que ¡to noi (oml,rol¡le-
do necesite un vert)o usaré fotma vcr-bal "sentir por los sentitlos" ran por anticipado a una solttción Particular. Esto da a quicn
(to usa el lenguaje conrún una ventaja, si lo que él quiere hacer es
- Asense).l
lo que sentimos por los sentidos Io llamaré un mantener la discusió¡r abiertrt y a la vista tle todos y llegar a I¿
"sensum"
a las diferc[tes especies de sensaciones les Ilamaré "ver", "<¡ir", verclacl. Para un lilósolo cuya meta no sel la vcr'dad sino la vict,r-
"oler", etc., y a las es¡recies correspondien tes de sensa "colores", ria, es por supuesto una desventaja; por lo tanto, lraria bien or
"sonidos", "olores", etc.; en todo caso, sin tomar en cuenta la insistir desde uu principio etr el uso clc un¿r terminología ideatll
l distinción entre los dos casos mencior.rados aI ptincipio de este de tal modo que todos los juicios e¡rct¡bic¡tos en elli¡ suPorrgxn
capitulo. las proposiciones que ¿l estii ansioso tlc tlcnlostrar. Y eso cs c»
ll '--'- Como nombres especíIicos para esos dos casos, usaré los tér- efecto lo que hacen aqrtcllos filósofos que se decla¡an incaPaccs
de captar el sentido de cstc o aqucl jtricio hasta quc son traduci-
i
i minos "sensación leal" (con la presión "sentir realmenre por los
§sl!t3o§" sense- si es necesario) e "inraginacióu" (con dos a su propia termirrología. Insistir en que toda cortversaci<itr sc
-really
el verbo "imaginar"), A las especies tle sensación leal las llama- lleve a cabo en el lenguaje de uno es mt¡estra erl hornbres de
) ré "realmente ver", "realmente olr", etc. A lo que realmente sen- mundo sólo de nralos modalcs; pero en los filósofos tambión cs
I
timos por los sentidos lo llamaré un "sensum real", y a sus espe. sofiste¡ía.
i cies "colores reales", "sonidos reales", etc. .f, lg que imaginamos.__
I
Iq Jlaq¡efÉ u¡1 "sensum .imagínario" (imaginatl sensum); a sus
ii
especies "colores imaginarios", "sonidos imaginarios", etcétera. § z. Hístoria del problemo: de l)escartes a Loche
Tal vez convenga anticipar un malentendido. Un lector, te- El antecedente histó¡ico del problema que vamos a discr¡tir se e\-
i
niendo en cuenta distinciones tales como la que hay entre tlia- tiende, hasta donde necesitamos considerarlo, de Descartes a
mantes ¡eales y diamantes falsos puede imaginarse que algo ex Kant. Los principales esfuerzos constructivos de la filosofla nte-
hypothesi diferente de la sensación real no puede ser r¡na clase de dieval se habian basado en el su¡ruesto de que la sensación en
i
sensación como yo he estado sosteniendo, sino que debe ser algo general nos hace entrar verdaderameute en conocimiento con
I
diferente del diamante. Pero no estoy usando La palabra "real" el nrurrdo real; pero este supueslo fue nrirrado ¡ror los escépriros
1
de este moclo. Estoy usándola como se usa en la frase "propiedad del siglo xvr, ylel problema de disting.rir la sensación real de
real", que no implica <¡ue la propiedad real sea plo¡riedad falsa- la imaginación, y de esta matrera (sin cesat de expelimentar Ia
mente llamada así, sino que la clase de propiedad llamada real es rlltima) de defenclerse contra las ilusiones t¡ue sutgen de confun-
propiedad in rebus, en clonde r¿J tiene el significado de una cosa dir la uDa con la otra, {ue pucsto en el prirner plano dcl ¡rensa-
I
física. miento filosófico por Descarte$l
I tr4i razón para atloptar esta telminologia es, fundamentalmen- -: Descartes, consintiendo hasta ese punto en las irleas rle 1os
l Nosotros traducirernos el "to sersc" del au«,r por "sentir por los scn- escépticos, admitia que por la inspección directa no habla mane-
tidos" para difereociarlo d€l "to feel" más gener¡L [T] [a de decidir si realmente estaba sentaclo frente al fucgo o rólo
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r68 sE,NSACIóN E IA{AGINACTóN DE DESCARTFS A LOCKE r69
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soílaba que estaba se¡rtado hente a é1, o, ell nueslra tcrDri¡rologla, intenro de distingrrir las "ideas reales" de las "fantásticas". Pero
I que no habia manera de distinguir entre los se¡rsa realcs y Ios co. 'esto no quiere decir quc Locke distinga enúe sensa teales y sensa
r¡espondientes sensa imaginarios, o entrc la sensación real v la imaginarios. Eso es algo que él no hace más que Hobbes y los
imaginación correspondiente. Éste es el punto de la doctrina de cartesianos, con quienes cstá de acuerdo en que no existe ningurra
Descartes que se refiere a lo engañoso o no confiable de los sen- distinción, auuque difiere de ellos respccto a la razón: seBf¡u
tidos. É,1 no negaba que hubiera tal cosa como la sensación r-eal; ellos, todos los sensa son imaginarios, segirn él todos son iealcs,
lo que él uegaba era que pudiéramos clistinguirla, sin el auxilio o, conro él rnisuro subraya, "rtuesttas i<leas simltles sott todas
de alguná prueba basada en el razonamiento matemático, de ¡eales", Las (rnicas ideas que él acepta como lantásticas son cier-
la imaginación; e hizo de esta negación la l¡ase de su propia filo- tas ideas complejas que forrnarnos a v<¡luntad al combinar arbi-
--
soIla, ya que demost¡aba que un sistema basado en el supuesto trariamente ideas simples.
de que la sensación real podía distinguirse de este rnodo de la La concepción de toclos fos sensa conro reales no tuvo ningrin
imaginación era viciosa desde el principio. éxito en las manos rle los se¡¡uidores dc Locke. Corno vereutos,
Hobbes adoptó la misma posición y la formuló, con su usual Berkeley y Hume consicleraron que era urgertte renunciar a ella.
mordacidad, de una manera más abierta. Concediendo que no hay En nuestros dias ha sido revivida por los neorrealistas, en el
manera de diferenciar la sensación real de la iuraginación por caso del profesor Alexander, con el consciente rcconocjmiento
inspección directa, y que lo que uo podemos saber acerca tlc ellas a su autor. Y ésta es, clebo decir, una idea que bien merece
por ese método no podemos saberlo <le ningún otro modo, siendo ser revivida como un atrevido ejemplo de ernpirismo radical.
la inmediatez una car¿cteristica esencial de l¿r experiencia sensible Pero Locke no Iue un empirista radical; él lue ult fikisofo del
(así parece razonar), es mejor que lrcguernos la distinció¡r sin re- ¿
senticlo común quc crefa entelamente en el universo de cuerltos
serva ni li¡nitación, y que r¡scmos los clos té¡minos indiferente- déscrito por Newton; y, en consecuencia, no podía hacerse que
mente, como sinónimos. Ese es, en rodo caso, el punto de vista que esta conccpción armonizara dentro del marco en que él la colocá.
adopta en el primer capftulo de Lev;atán, Los sensa, señala, son En la manera como se cncr¡e¡ltra en su texto, es uu sofisma atloz.
"imaginación, lo mismo en la vigilia que en el sueño.. . de mane. idi ,lefinc a las ideas reales como "las t¡ue rnantieneo ulla con-
ra que la sensibilidad en todos los casos no es más que la fantasía formidad con el Ser y la Existencia r.eal de las cosas, o con sus
original". Arquetipos", Pero cuando coutinúa dicieudo que las icleas sirn-
Spinoza concuerda más bien ccrr l{obbes que con Descartes, ples son toclas reales porque "r'esponden a los poderes de las
y acepta como un ¡:rincipio que toda sensación es imaginación, cosas que las producen en nuestra mente y concuerdan cou ellost',
de tal manera que Imaginatio se convierte en su término regular ha olvidado esto. El trata la proposición de que los sensa son
para sensación (Etica,ll, XYLL, scholiunr). Imaginatio no es para causados en nosotros por la aicióil de los cueipos externos (la
él un modo del pensamiento, y al hablar de ella nunca usa misma proposición que, en Hobbes y los carteiianos, había de-
las palabras id,ea o percipere, qrre en él invariablemente se re- mostrado que eran imaginarios) como equivalente a la propo-
fieren a operaciones del intelecto; la imaginación no es una acti- sición de que son reales; en otras palabra;, sustituye, como una
vidad, sino una pasividad, y, consecuentemente, las imaginacio- definición de "realidad", la relación de efecto a causa por la
nes, asl como no contienen uingrrna verdad, "no contienen nada ¡elación de ectipo a arquetipo.
de error", (loc, cit.), Pero también se encuentra en Locke el germen de un método
Leibniz es de la misma opinión. Para é1, los sensa realmente ,¡muy diferente para distinguir las ideas r-eales de las fantásticas.
merecen el nombre de ideas, pero son ideas de una clase particn- i .Él describe una idea fantástica como aquella que la mente "se
lar, ideas esencialmente confusas que si pudieran llevarse a u¡r hace a si misma", Las ideas cornplejas son algunas veces fan-
estaclo de distinción perderlan su carácter sensible y se converti- tásticas, porque son algunas veces "combinaciones loluntarias"
$
rlan en pensamientos, En su nativa sensualidad, por lo tanto, son de ideas simples, en cuyo caso_"la mente del hombre usa algún
una especie de sueños y fantasmas; no sólo algunas dc ellas, sino tipo de libertad" al formarlas. iLas ideas simples rrunca pueden
todas. Es sólo con Ilocke (Ensayo, U, XXX) con quien se hace un ser fantásticas, porque uuncá irueden ser "ficciones al gusto";
¡7O SENSACTóN r. INTAGINACTóN IIER¡(E¡-[Y t7l
la mcnte "no se puede hacer a si misma ninguna idea simplc". entre las ideas y el organisu:o humano o, en gcneral, el mundo
Aho¡a bien, Locke ¡ro parece haberse dado cuenta del hecho, f ísico. Dc esta manet a Belkeley intenta -lo¡-mula¡la eD tér'miDos
pe¡o estas ir{irmaciones le permitieron dar ur.ra explicación de de ideas; y sienta la 1>r'oposición de <1ui"las icleas de la sensibi-
la manera crr qr.re distinguiuros lls itleus rcalcs de las lantás- lidad son r]]ás ftrertes, vivas y distintas que las de la imaginación".
ticas sin ningu!a ¡efe¡encia a sus originalcs o ¿r la ause¡tcia Esto po(lria sigDificar uDa de dos cosas. Podtia relerirse a ¡lna
de oliginal. 1'orlo lo que él ruvo quc hacer lue suponer que distinción de algo llaurado "Iuerz:t" o "vivacidad" entre los sen-
nucstros Po(ler-es rle lo tlue él llama reflcxi<in l]os pe[Iiten clis- sa reales y los imaginarios; o potiría relerirse a una distinción
tinguir- una acción voluntaria ilc urrl /csslo: quc l'losotros po- (necesariamente clc uua cl¿se muy difer-ente, aunque llamada con
de¡nos rlccir por inrlospeccir'ln cuiin(lo somos nosotros los que el mismo nombre) entre el acto de la sensación real y el acto
acluanlos y cuánclo se actria sobre nosotros. -Si es así, la i[tros- de la imaginación, En el Prinrer caso no querría deci¡ otra cosa
pección bastará por si orisma para tlistingtrir los sensa ráiéi-ile sino que un sonido real (por ejernplo) es ruás itrterso quc rtn
Ios imaginarios, t. Por srrltuesto, lto l.evel¡rá ninguna dilerencia soni<Io imaginario; y que esta tliferencia en cualidad ar¡dible
entre los sensa ¡nisrlosr porque los sensa no están presentes en es todo lo que significamos cuando los lla¡namos resPectivaolente
la intros¡rcccir'ln, siuo sr'rl<.¡ en la scr':sación; pelo r evelará una real e imaginario. Eu el segttndo caso signilicaria que trtt sotri-
dilerenci¿ entre las actiyiclades por las cuales los scntimos por do ¡eal se impone a nosotros de una mane¡a conlo tlo lo hace ur¡
los sentidos. En un caso, la activitlad serri r-eco¡rocid¿ intros- sonido irnagiuario; oírnos un sonitlo real quelilmos o no, en tan-
Pectivamente como volultaria; en cl ot¡o, cotno Yolülttaria: no to quc r¡n soniclo inagirtario puerle sel citittlo, desteltatlo o susti'
\na. actio, siuo una passio, tuitlo por otro a voluntad. Aqui la diferencia no cstli cn¡re los
[sta "teoría de la introsperción" (corno yo Ia llamaré) de sonidos, sino entle las exper-iencias de oírlos; es una difcrencia
la distinción entrc sensación real e inraginación, no fue clesarro- apreciable no ¡ror el oido, sino por lit conciencia rellexiva o
llarla por Locke, aunque cualquier lectol inteligcute podía ha- introspectiva en la que rtos damos cuenta cle estas exPeriencias.
berla desar¡ollado parricndo de su texro, y cuando menos un Es la iegtrnda de estas posiciones la que Belkeley mantiene, y,
lector de grau inteligencia así lo hizo. estudiante tan atento de Locke, sin th¡da llegó a clla Partiendo
de u¡r estudio clel pasaje citado antes.
Pero no es una posición sostenible. El hecho de que no pueda
§ 3. Betkeley: la teotía tle la introspección yo evocar o controlar cie¡-tas itleas a voluntad es de acuerdo con
Para Berkeley, las "icleas de la sensibilidad" son distintas de las esta doctrina algo mlts qtte un signo inialible rle su ser reales, y
"ideas cle la imaginación" (Los príncipios d.el con¡.tcimíento hu- no imaginarias; es lo qtre signiIicamos al llamarlas r-celes y no irna-
mano, r, ,,o). Los términos están tomados de la Recherche de la ginariai. No hay doi hechos con una relación entre ellos, hay
yerit¿ (le Malebranche; pero lvlalebranche se contenta con ex- un solo hecho. Pero esto no es verrlad. Hay dos hechos diferen'
poner la dilelcncia fisiológicamente, explicando que una idea, res, que comúnmente sin duda se hallan unitlos, pero que pueden
que él consi(lela sim¡rlenente como una perturbación senrida de en algunrs ocasiones darse separ-adamente. El caso extremo e§ Ia
nucstr() org:rnisrno, ptrede debersc o al efecto de un crrerpo alucinación de la enfermedad mental, en la que el paciente se
externo o a r¡¡l ca¡nbir_¡ en el organismo, iniciado en sí mismo. encuentra obsesionado ¡lor visiones, §onidos, etc., imaginarios,
Para Rerkelcy, estc llar.¡raclo a la {isiologla es una mera evasión. que él no puede controlar; Pero aun e¡r,,el organi§nro más salu-
El problema no €§ inventar una teorla que explique el origen dable puc<ie observarse la misma cos¡../-Un hombre que,se ha
de las dos diferentes clases rle irleas; sino explicar cómo es que sentidó ho¡l'orizado ante la vista y sonido de algo, no puede des'
la gente sabe efectivarnente, antes cle llegar a inventar nna teoría terrar pol algtin tiempo las visiones y sonitlos que le han imPle-
de este tipo, a qué clase pertenece una idea dada. La distinción, sionadá; sino qr¡e continíra imaginanr'lo el choqr¡e, la sangre, los
por lo tanto, debe se¡ visible a la gente ordinaria v verificable por 1 gritos, a pesar tle todos sr.rs esfu€rzos por impeclirlo.
lEso, desde
ella. Es decir, debe ser formulada eu términos rle ideas; no se el prnto,le vista tlet principio rle Rerlieley, deberia ser 1>ruclra
sirve ningtin propósito folmulándola en térmiltos de Ia ¡elación II de-que nrr las intagina, sitto qtte t'ealttt«ntc las ve.\En rcalidrrl
178
' IJIiRKELEY i1
r72 sENsAclóN E lMAcrNACróN

sólo demuestra que la ProPolción en que


podemos controlar
:I;t;;Ij{:i:':.,:.T-:jüi,i,'ffi il
'"iáü'i*"1r"""ión un acto deliberado de voluntad es muy ¡
Por
limitada.
lüii#,i{i'"ti^'}}:i'j,.,.,.,: l

teoúa de la ¡elacíón :.?1.:,':'.Tti¿?i"lll.:1"'il,T,,'á#,'i*'- "r,p1'":::i'':l


§ 4, BerkeleY: Ia "ex
resa', *iec:l r

cññrrl si esta teor{a de ta distinción no lo hubiera


dejado satis- P
il.ffi,* :T' ;.r%ñ,:;
sensa conectados Ptt ltgl':. j'lt";l; r"*r.ni^ ..", i".,ro, .l. r t',
"'¿?i,"i,*."t' .Pe (

ilil: ;.;ü;;im'l"" inmedi"tamente o'a' a 1a-que llamaré i


qué apariencia Presentará ',' :l;'[i
u' la sensibilidad "tienen asi-
il'i::,;';;i;";i;.iJn' un orclen y colterencia y.
irleas de
un metro 1"
q". " ;;;;;;,-; también, cónto
liliirt'"., o.i.r".tti', .lt-:t-:'^tlti- d¡o
u n.cuerPo
" 1t^-t:;l ;i ;i;ü;i ier tocado por.la
-.rlon,ro,
mdas casualmente. ' ', sino en ttna secuencia
o serre regular" ' sé sei.rtirá 1": :llf ;;i#:. ;o"r' io, n.ik.l.y
o métodos establecidos' -por mano. Las "ideas <le t" '3:'B''lil;i:;i; nü¿, ama .,satva.
fffir;i;;;l;;;;siá' d"t.'"in"'lu"
<lepentlemos t"ite tn nosotros las id.eas
piensa que son lo que l'rrc€:. " re¿1las dc acuerdo
il"-iiir,'"" rt"v
il:;";';;;"" d'c qtte '
o deseme.
Hiüi.;: ;;'i;;,'il'10' i"v"' d e tn N a t uro reza' qrre descubri'
ifl ',1,".$i:::::."1 .,li#,x,rrx ;:il#ia'L''á""¡ln"'
mos r¡or la exPeriencia"'
"'11;;ü;;;;.,t"t""t del moclo siguient:
iantes.
da la imprcsiÓn de ser verdadcra- i-lt:::'1
tal diferincia entre una sensación -l:,11T,:"-l]:11
real y una imagrnaclon co¡rsr- '"""ir,o ¿o.,,n'^
h noclte; cstoy escribienrlo en la
ventana; y ntt-
llamando a rrna
"i.ñ.'il.sá .
rler¡rlas oor sí mismas, como podría
i;;;;;;,;;i, v ,r la otra volunta¡ia,
toimt¡larse
hay sin embargo. una ma' ;";i. il?;,j; sobre crunrrombro,,:.._1y"JX,ü.¡ lü'i;,",T:T;:
los del cua¡to qucParece .an¡rlar 'iil
']'É.i;, ::::-:i; i.', tt-r
r(, que
úue ruso
,ar^ t" q,íe ¡]ue.le» rlistingrrirse los sensa reales Y
'magl'
esto €s' un animal, o eslaba rmaglllantlolo?
procetlimierr
"n mttnclo de cüerPos:
;i". " "' i pl't1'1.LliiT,,,':'.,:r; J['i]'^11 3,',i.1].
,..it, ti, aártlii a lingúrn suiuesto
.r"tiá"r""át r" ¡elacióñ en la que cada utto <[e ellos se encuentra ;il';;;
ietev sugicre PrincrPro Por acrrurt,d :"..-i-i:; lii^ ." ir¿. Er,-
no son (nos
."rf..," a. otros seDsa. Las leyes de la ¡attlraleza entre los
dict Berkeley¡ leye§ que '" ttiitt"" a las lelaciones
.r..oo", lo, ío,l-ienios corporales
ii*"t",i" .* l-li..en a las ¡eiaciones
o las
entre
fuerzas
los
corp-orales'
5q¡5x'
sino
fe¡,ularlas fl+ilri:+iffi **r';*ili'.***l:,#,".H
ooItuc,P"*',"*.^-
núerta está cenada y no hay s¡tlo ..n ,.,.,
concluvo- qtte-no
,r"i .u.'p" puecle ser conveniente' P3r:9ue e¡,1r¡vet É"t"
:"T#"'pá'-;i';;e i'ea" ^,"
escapado'
en otfas PalirDra§'
que' sr.,se- ex- -,"¡rn^l
;.;;;";;i';;
"J ;i; un métoio iaquigráfico <le expresar lo ',-.
anrmal imaginario,'o,
real sino un
l-^^^ ,t- ',-" -",'n., .o,rrl"'ü' resultaríi ser una formulación
que ciertos sensa se
ilñr;r;;;;; las que hemos encontrado
que esperamos que- se ha-
hallan relacionatlo, to" ot'o',-y en las
tlen ¡elacionados en el futuro 6i attitoi
que.la materia-es indes- ,:-+Í*¡11*;g¡¡9911116¿'55H:':','.';L
f io.or. el animal imaginari algunas de ellas_pero obe'
ñ;ui;;;;"-".-g-*:l^::*:,..,",T,",]i,1%TT,";,+o;,"r,:,TJl -_de ri naturaleia. puede u.áú.á"...
momento una Persona trene
::;;;';"- .,,,1 ordinariamente nos referimos al decir que
esa á;;;", por io tanto
"r *;:-tiji,"';:iilliliii
aunque no la familia la
a a
á.'lá,i,ilili3:
;i;'; ii'"'l"
;'.::,'; i,?o'1;i,;;;;;y iocantlo' .'' cierto rrtgar'-entonces' si
;;;";;;-iln'r'v-i"no'rü*"á'a'" j'iT"i:ff.:$'';t'3X;
tendrá otros serrsa del liPo que
ha
:;;;;;;" .,b'rerr",,.lo Mi' animal negro "L1'.,?,;;¿;d*
piedra está todavla ahl' b) que un ligero Pero- PerceP'
ctescribimos cliciendo a) que la cuando estoy cansado;
vrer,-
,, infancia le
se está moviendo' o c) que se tltá
rompitndo; en tanto'que si tihle sentimiento de temor ;;j';;;;, q,re"er,
que.la piedra ha des
üJ:'i;:;;:;';;; ¿"í"iui'too'á' ¿icienho
en posición tal <¡tte' tenga ::,"#;i';il;'i;;**'uf '*i:::,'ll:i';T;¿'#|"'"li'ff :["ff i'
'qr. p*¿e describirse
;;;;".;iá; "l;"itn puecle colocarse otroi se describirt diciendo a una familia qu' PY:i: ]";"""';iil,*
oir.,, ,.nsa cuua relación tol-""ot der¡temente sí Pertenece
i
;ii;',i:;; r" iclo la picdra' como lo exPresa nuestro
"-all"at
r71 SI1NSACIóN I IIÍAGINACIó¡I ItUM E r75
1 con tér.minos psicológicos. y tserkcley p l.ece mar)rener que buyó ur:r glan importancia a esta teoría, y Ia expuso en las
aunque los grupos de sensa a los que or.clinariarnent. ,. ta,
liu- frases iniciales de st'fratado sobre la nalttrulezo Jnunana. Esto
maria cuer.pos ticneo pedigree y o-bedecen t.y.r, u 1o, succdió asi, evi(len ter¡ren te, por-que, iurponiénriose a si mismo la
"qretto,
que orflrnal.ramente se les llama¡ia- mcnte no tieneñ nitrgtrna y tarea cle mostrar cómo toclo nttestro conocimie¡rto se deriva de
se conduccn absolutamente sin obedecer a ninguna
fav f.8*o- ¿f aquello a lo que lScrkeley llitmó ideas de la sensibilidad y a lo
lo llam-a rle un modo casual), pero .r,n no '."nu*la '"- rr^li. que él mismo llamó "irnpresiones", alinadanlettte dio por su-
hoy..Nadre está completamente satisfecho con el estado de pnesto que toda la detivación cstaria viciada, a menos que éstas
la
crcncr¡ psrcolóBica: pero nadie llevaría su insatisfacción pudieran distinguilse de las ideas de la imaginación, a las que é[
hasta
rlegar a sosrencr que los hechos a los que Ilamamos psicológicos
llamó "ide¡s". .Su primera tarea, por lo tunto, fue <olocar esla
ocurran sin rringún orden o r.egularidaá. distinción sobre unil base Iirme. PcIo ¿cómoi No a la mar¡era
¿Podemos relounula¡ la rlisrinción cle Berkeley meioránclola de Locke, yendo de las ideas mismas at sus "originales" o "arque-
y sugirienclo que las ,,iileas rlc ia sensibiliclacl,, !";;;'.;;l;';. tipos", los cnelpos, que en un caso las causan y en el orro nd. La
encuentran inre¡relacionadas de acuerdo con las" leyes
ae ta iisi_ crítica de Belkeley habia demostrado que eso ela i[rposiblc.
ca, y las "ideas-de la imaginación,,, o sensa imaginariás,
d; ,;;.Jo La distinción clebe ser una tlisti¡rción entre las icleas couro talcs.
i1 l"y:r de la psicotogia? No; y hay b";"r, .";;;,;;';;;;" Pero (le las dos teorías de Berkelc¡', la segunda no podía funcio-
lll
eso. ¿n prrmer lugar, los dos
srupos de leyes uo pueden estar nar porque invertía la relación entre distinguir las ideas de la
tan completarnente desvi¡rculadós u.,o de otio.
obcdecen
Lor'r** ,aái." sensibiliclad de las irleas cle la imaginación y averiguar las leyes
a leyes psicológicas no menos qrre los imaginarios: de l¿ naluraleza. I-a distinción debe hacerse primeto; sólo
cr¡csuon oe st ta psrcologia puerle no ser al fin v la
redui¡il¡lc a lá Ií- cuan(io esté completa potlemos aver-iguar cuáles so¡l las leyes de
s¡ca es rodavia r¡na cuestión sub judice. ljrr
segundo luAar, si los la naturaleza. La tlistinción debe, por lo tanto, clcpencler de una '
dos grupos de leyes son conocidás p.. t;
""d;;;;r,
sólo podemos conocer cuáles són Ias leyes
?.'i"jlál diferencia, perceptible por la inspección directa, entle los dos
_que de I" ffri;-;.,,,_ tipos (le experiencia.
rliando nuesrros sensa reales, y culles son l^, i.v.,
esrud¡anclo nuestros sensa imaginarios. No podemos,
a.lu rii.oloni. De este moclo, Hume (a lnenos qrre no entienda yo todo el
poi lo tunio, sentido de su pensamiento) lle8ó a su formulación de la teorÍa
empezar a averiguar cuáles son esas leyes, de una
o'clie ota" .trr"
-.**1"-i cle Ia inttospección, del.rgodo como la expone en las primeras dos
a.menos que podamos distinguir. primero con ...,.r" Irascs de st Truladol "Todas las percepciones de la men¡e hu-
clases .tr..ideaC.; y debemos disringuir las ideas
l],:*:.:.
yrsla de Ias ideas del oído anres de que poclam-os empezar
de la mana se resuelven en dos clases distintas, a las que llamaré impre-
a e¡isir siones e ideas, La dilerencia entre estas dos consiste en los grados
las ciencias. de la. óptica y de la'acristica. Si I de fr¡erza y vivacidacl con las que impresionan nllestra mente y
,

"¿.ri,r;.;'?;_
8las.pala d¡strnguir los sensa teales o los imaginarios. no Due.le penetran en nuestro pensamiento o conciencia." Lo que él quie-
ser la sensación, la mezcla confusa de sensaciSn
..ri;';;;;;; re decir aquí es lo mismo que hemos visto que expresó Berkeley
h nos enseñe esas reglas. V .rt. ;';"pi;;;
I

con las palabras "más fuertes, vivas y distiutas". É,1 no quiere


llo:l :r. contra
tgualmente el criterio de que.los sensa"rgu*".rto I
imaginarios o6ede- decir que, si todos los sensa posibles de luz, por ejemplo, se ha-
cen a leyes propias, y al criterio de q". ron ."rnfii.ir_"ni.
,"i- llan dispuestos en una escala de intensidad de un brillo deslum-
vajes. Este es el punto de partida dil criterio aá
r""i, qr" brante a un extremo de invisibilidacl en el otro, hay un punto en
pasaremos despué§. "i la parte superior de esta escala en el que todos los sensa rnás
brillantes son sqruta realcs, en tanto que los más sutiles bajo él
son imaginarios.¡ El pasaje en el que Hume aclara esto es aquel
§ 5. Hume
en el que dice: "la idea de rojo, que nos formamos en la oscr¡¡i-
Frre sin duda esta dificr¡ltad la que llevó a Hume, al dad, y la impresión que afecta a nues[ros ojos a la luz del sol,
¡econside_
rar,e[.mismo problema, a descaitar la reoría d. í, ..1";i¿;;; sólo difieren cn grado, no en naturaleza". Una diferencia de
ócrKcrcy y a adoptar su tco¡fa rle Ia introspección. lurninosidacl o satiración seria ol¡viameute u'n¿ difercnri¡ rle na.
Hume arri_
i

jj
r?6 sENsactóN E IMAGTN^cIóN
i: KANT r11
iuraleza. EI se refiere a una dilerencia no entre los
rii sens, .¡, algo que los rnodernos psicólogos vacila¡ian ert colrcerler, sc ha-
entre las sensaciones. Cuanrlo tr"ut" ae u Lárr,
perior. de una impresión quiere decir que el acto "'"i"".ili¿" 1"1 llan, etnpero, presentes como hechos genuinos en cl cuer¡ro de la
"pcrcibir" una "impresión;, es aquel qie, ,.;;;-;;;;". . ;;i;;; ;. " experiencia humana. La "ciencia del Hombre", a la que Hume
¡eflexión y. el experimento, se h
.cont.a en su Inlroducción ha otorgado una posición tan dominanLe a la
en [osotros aun cabeza de todas las ciencias, de seguro no es tan acientllica
-impone
nuestra voluntad; por la. ,,dcbilitlid.,
de una ;i¡;;,;,; ;;;i;."
,l

al necho ^ (o supuesto hccho) cle que las percepciones


como pala contentar§e con descartar clases enteras de hechos
i ,1. ari" bien comprobados considerando que no tienen ningún valor
el.su.ficiente íigo. pr.n úp"";,;; ;;;;.;;;. a"f"-
::.:-:__,i.."r
nuestro consentimie[to, sino que están suborclinadas :1, para el estudio de su tcma, simplemente porque son menos comu-
decisió¡. En r.esumen, la clistiuciún eu¿re la seusación
;;;"r;" nes que otros. La excepción "confir¡ua" la regla demostrando
ginación se rcsuelve en la rlistincióu
.."1 a i-u- que l;r regla es capaz de explicarla; si no lo es, se dernues-
"r,* suprimir,
y m¡estra hal¡ilidad para controlar, excita¡ "r"rirr"iri"tlfilla tra que es falsa, Pero el hecho de que Hume se ¡ehusara a
o -;;iii;. extender un principio de método tan {amiliar a la ciencia de la
nuestras experie¡rcias sensoriales.
Cicrtarnente Humc no formula esta doctrirra naturaleza humana, no Iue un mero caplicho de su parte; se de-
tan clar.e_-,, rivaba de una teoria geueral, aceptada por la mayor parte de los
corno seria. desea ble. [n pu r, i.u ir., r,"1"-i.];
;i;,;[,;;: lff :::
l.¡adicen, sin que intente desl¡eiar la cont¡arlicción. ,,ti, moderrros filósofos prekantianos, de que no se puede pensar con
en una fiebre, en la locur¡.'o-e^ cualesquiera .f ,r.ir, exactitud acerca de la naturaleza humana, porque la Daturaleza
del ahna", observa él atina(l:unr
;;;;;"; r";"T., hrrmana, debido al elemento de libertad en ella, es algo indeter-
I il
a r a er,, i.i Jn q,ie ffi #",T;lJf"
" de Ias dos posibles consecuencias: il::'
guna ff
J i,H,::,i,",'.17
minado, que actúa casualmente, de modo que aun los más ver-
datleros juicios sobre ella son sólo verdaderas (como Aristóteles
i que ielfme,.ro dijo acerca de los juicios de la ciencia ética) "en la mayoría de
presiones o que sü definici,tn s." ¿.re.tu.i.. ""-^'l'l
j;s" ;;;_;.,; il:1jT'
l
¡
que estos casos sorr excepcionales;. no,.p", ;;,, los casos' y las excepciones no importan. I'ue Kant quien pri-
ot¡o criürio que Ira reclrazado, a;;;;;i',,X;il:
saber, el áe la
mero demostró que el progteso en la ciencia de la naturaleza
:ff1-1:_" 1qr.t
retacrón en que se encuentran nuestras diferenfes humana debe ocurri¡ como el prog¡eso en cualquier otra cien-
I
I una con otra. La brillantez de un sensum de
*pü.i.i", i cia, tomando se¡iamente las excepcioues y fijándose en el caso
luz es poco común (aquel, por ejemplo, del hombre que hace el bien
::::lrIT::* dada (a ra.que Locke ltamó *"*.ü"illi, ".;;;;iü;d I
a otros no Para Banar su buena opinión, ni porque goce hacién-
sensum mrsmo; su fuerza o vivacidad es una
cualidad.j-i"-:-;.
vidad a Ia que Hume nanra percibiiia, ;;;;;i;;;"',:"^1..:'' dolo, sino sirnplemeute, porque piensa que es su deber) como el
I
peculiarmente instructivo,
13mo
aquettó a.lo que Locke'rrama
nuesra conciencia de esa actividarl; pero la
;; iJ;;;r.u"'ft;":;
algo que sólo podcmos atribuirle cr¡ándo
...;pJ;;;;l;; ';"
un a regl a q," a.,.Áiná
-io;;;.ffi
tratamá" ,1. ;:;::-;
":1i:
§ 6. ¡(an,
nuestros :1':,1:
::.T:-:-'_sensa debe guardar uno con otro si han de ..r"*;.1."1--_ Por eslos más rigulosos principios de método, Karlt evitó acel}
como sensa reares. ñe este modo er int.nü tar una generalización tan llena de excepciones como la de
nocimiento de la sensación se ha derrumbad.
J.'i.rl"*'"rJ,ii"lll Hume. En el criterio de Kant s<¡bre la esuuctura de la experien-
l"
a.ra.
rp:l1do. subrep t icia men te desde tos p;r;;
p".]á."i cia, si hay alguna distinción entre los sensa reales y los imagina-
t"F^,:l-::^1,:,
a ros prrncrpros que Hume propone que se eriian «¡h"" i;t.i;:'." rios, ella no puedc ¡esidir en una diferencia de "Itrerza y vivaci-
¡. l]. dad", es decir, en el carácter involuntario o voluntario de los
penencra, para poder separar las partes de tu
á*p".i".,.iu* J,I actos por el cual los "percibimos". Debe radicar en algo más; y
les pueden brindar un cimiento seguro de h, I
hacerlo. ;í.';;';;.1:; a primera vista Kant parece en electo refornular la segunda posi.
¿y qué ocurre si se permite la apelación? Concediendo que .ci-ón de Berkeley, y situar la distinción en Ia manera en que un
los casos de este tipo sian realmenü e*.ep.ionales, -iJ-Iürr".l sensum dado se encuentra relacionado con otro. La realidad,
según é1, es una categoría del entendimiento en do¡rilc el (ntcn-

I
I
I
l
l?8 SENSACIóN [. l]\rAclNAC¡óN { f,os "sfNsA rLUsoRIos" 179
)
v de ellos pt'opuso una teorla que
\ dimiento es pensado cn su lunción primaria, como re[erldq 4 las lleear a un acuerdo: ni ninguno considerada como
ser
relaciones entre los sensa. I ilill,.l 1;;;;; en sf fue-ra defendible)
ninguna de sus teorias se
Pelo Kant no vuelve realmente a Berkeley. De actrerclo cou lí:;';'.;"§;¿ ;a distinció,; po.que
ella Kant (con ln)Portante au\¡-
I
4gll.Cl"y, las "leyes de la naturaleza" se obtienen sin excepción ,i*,"lru ,".¿r¿.'amente a problcma desde un nuevo
1
de la "experiencia"; es decir, son todas leyes empíricas, leyes de iJ;'il', ;i;;i;, Hume) atacó ')el
primer orden descubiertas y verilicadas al observar relaciones en- ¿isrto. E," lugai' tle tratar de- concebir los §ensa reales y los sensa
tre los sensa. Hume tentativamente, y Kant más explícitamente, i;:;i;;.i*;-. dos especies coordinadas del misfno género
atacaroll esta doctriDa, y demostralon que estas leyes del primer ü , per^i d.l intento de los empirisras de revi-
orden implicaban leyes del segur:do orden, a las que Kant llamó tl -.:;;;;iil;,,.,
;;;íbr; ,¡do i. ,inu vez por totlas refutada por los cartesia'
i "los principios del entendimiento". Ahora bien, en relación con s la diferencia ent¡e ellas como una diferencia de
I las leyes del primer ortlen de la naturaleza, hasta donde han sido ".r-,'a-.fUl¿
,'lao., puru é1, un scnsum real puerlc sólo significar el que ha
averiguadas cn algún momento dado en Ia historia del descub¡i-
rin¡co que trene
?riiiao ,,nu intcrprcracirtlr del entell(limicn to'
miento científico, este o aquel sensum pueden muy bien ser "sal- { .i;;¿. á; conlcii' el titulo tle real; un sensum irrtagiuario será

vajes", en el sentido de que las leyes conocidas hasta equl no dan il p,t.t, qrte no lraya suflido ese proceso'
ninguna explicación de su lugar en ninguna familia. lPcro éste "qiéI,
n-o puede ser el caso en relación con las leyes del segundo orden. § T Zos "sens't ilt*tnios"
I Es un princi¡rio del entendimiento que todo hecho debe tener 'I
I
imaginarios
ura causá. Ningún hecho que caiga bajo nuestra atención puede 1
La distinción tle sentido común etrtre sensa reales e
conserva cierta
escapar a e§fe principio. La mayor medida en que puede ir en esa Lir.l"" io,""a-"eute negada por los cartesianos'
dirección hacia lo salvaje es una deficiencia de nuestla parte i asceá.lencia en nuestro pensamiento. Cuando el sentido comrin
i* .,"t distinción, l¡aie bien la filosofía en considerar- que es
para descubrir cuál es, en particular, su causa. I

U:'n:,1"{:
De esta manera el descubrimiento de las leyes del segundo or- ,l forifrf.,¡r. exista r¡ira distinción de algrin tipo; pero
'no está tbliga,la a suponer quc la cxplicación que de ellir (la
4_.-n 9*^q. S. ql,t. implica el descubrimiento de. qu9 ¡9 hay ,sensa
salvajes. Al mismo tiempo le permite explicar qué é§ lo que el qentido común sea correcta.
queremos significar cuando decimos que existen los sensa salva-
'-'-Si hav also en el criterio que ,remos cncolrtrirdo implícito
jes. Estamos diciendo que ciertos sensa, aunque a la luz de las i eñ I(ant, la d"istinción de sentitlá contún ptrede jusrilicarse; Pero
leyes del segundo orclen que conocemos sepamos que deben ad- ,,o praáa ser una distinción entre dos clases de sensa' Esto'
mitir interpretación, no hau sido ¡ealmente interpretados, y tal .o*t n"n,ot visto, fue admitido aun por los empiristas ingleses:
nada dice que
,".o no a, atlnitido por el sentido común; y comoescuela
vez no pueden ser interpretados excepto por el descubrimiento
hebamc¡s limitar¡ros a los hallazgos de ningt¡na lrlosÓlr-
de las leyes clel primer orden todavía desconocidas para nosotlos.
considerar ahora 1a cuestión dilectamente'
i'ii ' La teoria de la imaginación pasa asi por tIes etapas distintas ca, debemos
desde Descartes hasta Nant, t) Parz la mayor parte de los fik> La meior manera como podemos hacerlo es empezando con
J,.l
sofos del siglo xvrr parecla claro que toda sensación es simple- .rr, de los sensa ilusorios. A primera vista, parecería un
"r,aliriísatisfacto¡io del criterio del sentido común dectr que
desa¡rollo
.Í\ mente imaginación. La distinción de sentido común fue sim- ;;;i;; r"rrr" rí mismos de dos clases, reales e imaginario.s'
plemente descartada, y la existencia de cualquier cosa a la que
.;-;;;; "n
ilusorio es .no imaginario tomado como real' si
pudiera llamarse una sensación real fue negada. Se admitió
que nuestros sensa son causados por Ia acción sobre nuestro cuer- 2 arlri t en at$lna oIr¡ par,tc tlst) esta l)¡libra en el scntido filosófico
po de otrros cuerpos (de cuya €xistencia estábamos seBuros no, t*a¡.iári"i, .r. .I '"orno
q"r. ,. eutiánden las diter¿nc¡as de Fado imPli(ando di'
desde luego, gracias a la sensación sino al pensamiento), pero el .t^.",
i;;;;;;;-d. ;n*Aa' lc¡s "tles grados del co¡oci,,ie,to" (le f'ocke' en
* al mirmo liernPo un nriis amPlio dcscu¡)rirnie¡rto (le la
hecho de que la imaginación tenga una causa externa no le quita "rr._..J"
e-*,,.ia .tct io,,r, imi"nto que el inferiur fcon maYor scgulidarl' ¡rrenos srrsceP'
eI carácter de imaginación. z) Los empiristas ingleses trataron tible de e¡ror) v txmhi¿r ün t¡Po nrrcvo ¿le conocimicnlo \cr Lnsa)'o toor¿
de relo¡mr¡lar la distinción de sentido cornírn, pero no pudieron eI ú¿todo filosólico, PP. 54-5, rj9-77'
I +ll
I I
¡
I
r80 SENSACION D IMAGINACION "AP^RIENCIAS" E "IM,{GENES" ¡8r
I sueiro que estoy mirando el mar, el cielo y las rnontañas, los colo. equivocan, cuando miran el esPejo, al Pensar que ven un cierto
I
I res que veo son colores imaginarios, pero co-mo el sueño contiene esquema de colores; no se equivocan al pensar que se asemeja a
i un ele¡¡lento de ilusión los tomo por reales, Es este error el que lo bue ven cuando mi¡an Ia cara de otra Persona a medio metro;
I
conyierte a los sensa imaginarios en ilusorios. De €sta manera su érror radica en el hecho de pensar que debido a estos hechos
no hay una clase especial de sensa iluso¡ios, No hay nada espe- pueden rocar la cara qtte ven poniendo la mano clettás del espejo.
cial en estos colores, en virtud de lo cual seau ilrrsorios; descri- \ Ur, *"yor experiencia les enseirará que Para tocarla deben sen-
bi¡los como iluso¡ios es decir que se ha cometido un error acerca tirla frente al espejo. A esa experiencia se le llama aprender
de ellos. Para salvar nuestro orgullo cle pensadores, podemos ;\ acerca de los reflejos, y es un ejemplo aquello a lo que Berkeley
pretender que el error sc debió a ellos, no a Dosotros, y acusarlos .-llama aprender las leYes de la naturaleza por Ia experiencia.
'- IJn
de obligarnos de alguna manera a caer en é1. Pero esto es adop sensum ilusorio e s, entonces, simplemente un sensum 5o-
tar una aclitud de disimulo. No hay ninguna cosa que obli- ' bre. .,e,l-. qug cometemos errores acerca de la relación que guarda
gue a una persona que piense en ella a caer en error. Y si la otros sensa. La concepción cle ilusión desaparece, resuelta
hubiera, el error Do podrla corregirse nunca de tal modo que en a concepción de error.
nunca podrlamos llamar a la cosa ilusoria.
Pe¡o los sensa imaginarios no sou los únicos acerca de los
§ S. "Apariencias" e "imágenes"
cuales se cometen errores. Se cometen errores de la misma clase
general acerca de los sensa reales, especialmente si se nos presen- Hay otras concepciones que deben tratarse de un modo seme-
tan en circunstancias rro familiares, Cuando un niño o un salvaje jante. Una de éstas es la concepción de.apariencia.
(o para el caso un perro o un gato) se ve primero la cara en un Decimos que un hombre que está lejos "se ve" más pequcño
espejo, muy probablemente se engañará, por la semejanza entre que uno que está cerca, o que las vlas del tren "se ven" conver-
lo que ahora ve y la cara de otra persona vista por una abertura, gentes, aunque la persona a quien asl parezcan sabe muy bien que
pensando que mira una cara situada detrás del plano del espejo. los dos hombres son de la misrna altura y que las vlas son para.
Realn¡ente lo que mira es su propia cara, situada como siempre lelas. .Ésta es una manera cotidiana y no técnica de hablar. AIgu-
iti en la parte delantera de su cabeza. Él la mira bajo condiciones nos filósofos o psicólogos la "explicarlan" diciendo que debemos
que no le son Iamiliares, pero que para mI sI lo son, ya que al distinguir a los hombres o a las vías Ierroviarias, de las cosas a
rasurarme no tengo dificultad en correlacionar lo que veo en las que ellos llaman "apariencias" de homb¡es o de vlas ferro
ili viaria§; y que cuando decimos que un hombre que está lejos se
l'l el espejo con Io que siento al usar la máquina y la brocha. Pero la
cara vista en el espejo es tan ilusoria para el niño o el salvaje ve más pequeño que uno que está cerca, aunque los dos son ¡eal-
mente del mismo tamaño, queremos decir que la apariencia del
ii como 1o era el mar, el cielo y las montaña8 para ml en mi sueño.
hombre lejano es más pequeña que la del hombre cercano, aun-
Estábamos equivocados, en consecuencia, al definir los sensa
ll
ilusorios como sensa imaginarios que tomamos como reales. Los que los dos hombres sean del mismo tamaño, En el caso de las
sensa ilusorios pueden definirse sin ¡eferencia a Ia distinción en- vlas férreas, dirán que las llneas son paralelas pero sus aparien-
tre imaginario y real. Todo sensum es ilusorio siempre que come- cias convergentes.
i Si ésta no es más que una corrupción del lenguaje es perdo-
l tamos algún error con é1. Este error no consiste en tomarlo por
I un sensum diferente. En verdad, no es fácil ver cómo podrla nable, aunque no deseable. Pero si es teorla, no debemos tran-
ocu¡rir eso. Todo lo que puede haber en un sensum se halla sigir con ella. Si en realidad se diera directamente en la sensación
directamente presente a nosotros en el acto de la sensación. Po- una "apariencia" tal, esto constituiría, por así decirlo, una inci-
I
demos equivocarnos al creer que otras personas en nuestras cir- tación o tentación en la sensación misma para que caigamos en
cunstancias tendrlan uno semejante; pero no pCdemo§, al ver cierto error; y esto es imposible, porque así como ninguna sen.
una mancha roja tomarla por una azul, Los errores que comete- sación puede obligarnos a cometer un error sobre ella, ninguna,
mos acerca de nuestros sensa son errores acerca de sus ¡elaciones tampoco, puede persuadirnos o tentarnos a hacer lo mismo. Lo
con otros sensa, posibles o esperados. El niño o el salvaje no se que queremos signilicar cuando decimos que el hombre lejano
r82 sENsA(xóN r! IlrAcrNAcróN CONCLUSION rBE

se ve más pequeño o qr¡e los rieles se ven convergentes, fue expli- cosa oue miramos (es decir', lo que e§tá manifie§tamente Pre-
- 's-erñe un cuerPo percibido) una tercera co§¿,
cado en el capitulo plccedente (p. r5q), En resumen, se reduce ánté no-lotros como
a io siguiente: que nos prevenimos a nosotros mismos o a otros debido a cuya interposición no v€mos el llamado objeto; una
contra el error de pensar que, como cl esquema de colores que cosa oue, a.[et os qre nuestras PelcePciones sean ilusiones, debe
ahora vemos se parece a los esquemas que hemos visto en ocasio- .*'u.orn'.r,t. iguil at objeto, y, sin embargo, sc admite que es
nes de cierta clase, los otros sensa qrre podamos espe¡ar que se
"..
muy diferente aé?t. loda ia teoría no es sino u¡r intento de cx-
conrporten de ciertas maneras continuarán most¡ando la misma pliiar los errores que conletemos alSunas veces con llue§tros §ensa
clasc de semejanza. De este modo, así cor¡o Ia lrase "ilusiones át proyectar estos errorcs en los sensa ntismos.
de los sentidos", o "sensa ilusorios" describe casos en los que se
cometen verdaderos errores por lo que respecta a las relaciones
entre los sensa, asi tambié[ la frase "aparicncias cle Ios sentidos",
§ g. Cottclusión

describe casos en los qrre se cuida de quc Do sc cometaD el-roles Volvamos ahora a la imaginación; y principiemos ¡ror obsen'ar
de esta clasc. que cuando en el lcnguaje ordinario decimos que imaginamos
El mismo tipo de error se expresa ¡:or el uso de la palabra algo, lo que imaginamos no es siempre algo "qr¡e no est¿l real-
, "irnagen", Los dos e¡rt¡res son semejantes en que cada uno de mente alri". To¡nemos una caja tle cerillos que sc cncuentra
ellos proyccta en el sensum, o en una entidad ficticia más o ¡ne- frente a mf, T'¡es de sus lados ven hacia donde estoy yo, y éstos
nos modelatla soble el sensum, los e¡rores que cometemos crrando son los únicos que rcalmente veo. Pero me imagino los otros
pensamos acerca de él y pensamos corrfusamente. La victinta cle rres; r¡no amarillo y negro, uno azul y el otro café. También me
este segunclo engaño dirá: "Todo esto se puede expresar mejor imagino el interior co¡r fósforos dentro de é1. lvle imagirto cónto
usanrl<¡ la palabra 'imagen'. Si vemos a un hombre más lejos que se siente la caja. y cómo huelen sus lad<¡s cafés con su capa tle
otro, o nrilamos oblicuamente las lías rlel ferrocanil, lo qtre ve- fósforo. Estas cosas esthn todas rcalmentc ahi de modo muy seme-
mos es una irnagen de la cosa que miramos. La imagen del honr- jante a como yo las imagino. IvIás ¿ún (éste es un Punto que
bre lejano es realmente menor que la tlel homl¡re cercauo; las Kant ha señalado), es sólo eu tanto quc me Irs irnagiuo que te[-
imágenes de los rnetales realmente convetgen; la imagcn del palo go conciencia de la caja tle fósforos como un cuerpo sólido. Una
en el agua realmente se quiebra; pero no se inliere de aquí que Dersona que pudiera realmente ver, Pero no imagi¡rar, \'aría no
las cosas sean como ellas. Eso depende de las condiciones bajo las ¡.¡n mun(lo sólido de cuerpos, sino sirnplemente (como Ilerkcley
r¡ue se 'forman las imágenes'." lo expresa) "di¡,ersos colores diversamente puestos". De este modo
Si ésta es mera terminología, es objetable; pero si es teoria, como Karlt dice, la imaginación es unn "lunción i¡r-lispensablg"
es falsa. Como terminologia, sugiere una analogia entre la rela-
para nuestro conocimiento del mundo que Dos rodea.
ción de un sensum con un cuerpo y la relación de una fotografia Debe concederse esto; pero puede aun sosteuerse que en casos
o dibujo con el objeto fotograliado o dibujado. Esto es objeta- cle otra clase lo que imaginamos son simples Íantasmas, cosas
ble, polque no hay tal analogía. La esencia de la relación entre sin realidad. Pero yo no estoy muy seguro de qué es lo que esto
un dibujo y el objeto dibujado es que ambos se encuenrran signitica. Cuando miro un arco iris, no creo que lo que miro sea
evidentemente p¡esentes ante nosotros como cuerpos que perci- una estructura arqueada y pintada sobre la que los hombres pue-
bimos, y a uno se le llama una imagen del otro mientras sea clan subirse y en la quc puedan anidar las golondrinas, que cstá
manifiestamente como é1. Llamar a eso que vemos cuando mi- fija en dos se8-mentos de tier¡a en sns dos extreBos, Pienso que
ranros las vias del ferrocarril una imagen de las vías del ferroca- lo que veo es la lluvia (aunque es verdacl que no puerlo 'rer Irs
rril, es sugerir q¡le venos las dos cosas separadameDte, mient¡as gotas) iluminada por la luz del sol rontpiendo su blancu¡a en co-
el punto de la teoría es que no ocurre así; y es sugerir también loresl Cuando digo esto, rechazo una interpretación de mis set¡:.a
que lo que vemos es una copia verdadera de las vlas del ferro- y aciro otrg:l El arco iris está "rcalmente ahi" no en un seutido
carril, en tanto que según la afirmación antes hecha no acontece sino en dos. Como lln sensum o conjtrnto de sensa, cstá real-
así. Como teoria cs falsa, porquc introtluce lltl9...l9:g!l-9:,-y-F menre ahi en cl sentido de que lo veo; y ert cs: sentido lri enii¡ral

I
I
r84 stiNsAcIóN E IMAGTNACIóN oor.lcr-usróN lg5
¡
i rimaginario en el rincón oscuro del cuarto está realmente abl, y protegida que hasta ese momento ha vivido, Si csa interpreta-
asf también las serpientes del delirium tremens, En el otro sen- ción es collerta, el fuego es larr real romo el arco i¡is y las linear
ii tido de la frase lo que está realmente ahí es !a Iluvia y la luz del ent¡ecortadas. Es la manera como el muchacho ve la crisis que
i
ti
sol, esto es, las cosas en función de las cuales interpreto mis sensa. --l ha surgido en su vida.
Una persona que sufre un ataque de bilis puede ver l{neas Este es, entonces, el resultado de nuestro examen. Los sensir
I zigzagueantes o enLrecortadas flotando ante sus ojos. Cuando ca- no pueden dividirse, por ninguna prueba, en reales e imagina-
I mino cuesta arril¡a demasiado a¡:risa, veo en el centro de mi rios; Ias sensaciones no pueden dividirse en sensaciones reales e
I
campo de visión una mancha nebulosa y granular tle luz verde, imaginarias. Esa experiencia a la que llamamos sensación es sólo
I brillante en el centro y volviéndosc roja en las orillas. Supongo de una clase, y no es susceptible de las {is_tinciones enre real c
que tiene alguna conexión con el esfuerzo de mi corazón, como irreal, verdadera y falsa, veildica e ilusorü.-l Lo que es verdadero
el otro está relacionado con dificultades digestivas.: ¿Están estas o falso es el pensamiento; y a nuestros sensa se llama reales e
cosas "realmente ahl"? En el primer sentido, sl; son sensa real- ilusorios sólo cuando pensamos verdadera o falsamente sobr.c
mente visto§. En el segundo sentido, podla darse una respuesta ellos. Pensar sobre ellos es interpretarlos, lo que quiere decir
sólo cuando loi hayamos iuterpretado, como interpretamos el enunciar las relaciones en las que se encuentran respecto de otros
arco iris en función de la lluvia y la luz del sol. Pero esto ya sensa, actuales o posibles. Un sensum real significa un sensum
lo hemos hecho. Si al ver el arco iris vemos las gotas de llu- correctamente interpretado; un sensum ilusorio, uno falsamente
via y la luz blanca del sol, en Ias llneas entrecortadas vemos el interpretado. Y. un sensum.imaginario significa aquel que no ha
ataque biliar y en la luz verde el esfuerzo del corazón: como sido interpretado, ya sea porque hemos tratado de interpretarlo
cuando una persona enrojece, vemos su ira y cuando los árboles y hemos fracasado, o porque no lo hemos tratado. Éstc¡s no sor¡
muevel sus ramas vemos el f iento. tres clases de sensa, ni son sensa que correspondan a tres clases
{Jn tercer tipo de caso. Un muchacho sueña con un incendio de actos sensoriales. Ni son tampoco sensa que al ser interpre-
que destruye su casa sin que é1, mirándolo, pueda hacer nada. tados correctamente se encuentra que están relacionados con sus
Este es un caso patente de imaginación, complicado sin duda en semejantes de Úes maneras diferentes. Son sensa respecto de los .

el momento por la ilusión. Cuando el muchacho despierta la cuales el habajo interprehtivo del pensamienJo se ha realizado'
ilusión se desvanece, pero la imaginación (si el muchaclto "re- bien, se ha realizado mal o no se ha realizado. -
cuerda" el sueño, esto es, continúa experimentándolo en la ima- La distinción del seutido común enue sensa reales e imagina-
ginación) permanece. ¿Está el incendio "realmente ahl"? Nue- rios no es, por lo tanto, falsa. Hay una distinción, es cierto. Pero
vamente, en el primer sentido §1. Para conte§tar en el §egundo no es una distinción enEe los sensa, Es una distinción entre las
sentido, debemos interpretar el sueño, y la manera como respon- diversas maneras en que los sensa pueden halla¡se relacionado¡
damos depende de cómo lo interpretemos. Si lo interpretamos con el trabajo interpretativo del pensamiento.
en el sentido de que la casa de su padre será pronto presa de un
incendio, o de que la casa de un amigo se está incendiendo preci-
samente ahora, tendremos que decir que el fuego no es real, y
uniremos nuestra voz a la de los muclros que seyen that;n sfle-
veninges there nis no,ruth, but they ben al lcginges;t lo qwe
meramente significa qrte tenemos una interpretación, pero que re-
conocemos que es falsa, y <1ue no podemos sugerir ninguna mejor.
Los psicólogos modernos relacionarán el sueño con el despertar
de las pasiones de la adolescencia que atormentan el cuerpo del
rmuchacho y atemorizan su alma, destruyendo la vida seBura y

3 "dicetl (lrrc todos los sr¡eiros son nrel|tira en este nrtrndo", [T,]
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LA IMAGINACIóN TOMADA EN ¡UNCIóN ,lgL¡V¡.
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i ferido en determir¡ada ocasión de la propiedad de una persona lla-
X. IMAGINACIÓN Y CONCIENCIA mada tlonante a Ia de otra llamada recipiente, a quien la "da" ya
sea por mera generosidad o porque ha tenido de ello todo lo que
ha querido. Hay también un sentido técnico de dari en el latín
§ r. La imagtuación tomacJa en fwtción activa escolástico, derivado de la terminologla del debate lógico, en el
No hemos terminado aún con la teoría cle la introspección, En-
que datur significa "concedido", es deci¡', se permite afirmar
colltlamos el germen de esta teoría en Loclie; su primela formu.
algo. Aqul datum signílicz lo que se permite afirmar en este
lación clara en Berkeley; y en Hume, como hemos visto, llevó punto del debate. En este sentido, si un filósofo escolástico lra
logrado demostrar a su propia satisfacción la existencia de Dios,
todo el peso de su teor'ía del conocimiento. La rechazamos, por-
termina su argumento diciendo: ergo datur Deus. Pero quienes
que los ejem¡rlos delas idées lixesy las alucinaciones nos impiden
hablan de los datos de los sentidos quieren decir evidentemente
completamente co¡relacionar la distinción entre los sensa reales
más que esto; aünriüe menos que en el otro sentido. Parece qLre
y los imagir.tarios co¡r la distinción entre las sensaciones que no usan el término en algún sentido misterioso muy suyo, querientlo
se hallan bajo el control de nuestra volu¡rtad y Ias que se hallan
por su uso (podemos tal vez adivinar) llamar nuestra atención
bajo ese control. Per<¡ ésta lue nuestra únic¿ razou para recha.
a un contraste entre la imagiDación y la sensación que de alg(rn
zarla; y debemos, en jrrsticia a la teoria, prcguntarnos si debe
modo les recuerda vagamente del contraste ent¡e hacer (digamos)
rechaza¡se corno completamente errónea, o sólo por exagerar
uno- mismo lrna plegatlera yregi-bir una como regalo de un ami¡¡o.
alBo que, sin la exageración, resulta ser verdade¡o.
Locke mismo, como con tanta frecucncia hace, vacila en su fExiste, cierto es, un contraste de esta especie) Como de cos-
tumbre, e[ senti(lo comú¡ cstá justificado al señálar una distirr-
lenguaje entre una actitud moderacla y uDa extrema., Llar¡ar a
ción, aunque no set capaz de decirnos cuál es esa distincirin.
las ideas fantástical-"ficciones al gusto" irnplica una actitud
Cuando empezamos a tratar de resolver la cuestión por nosotros
extrema: detir que Qa mente dcl lro¡nl¡re usa una cierta clase
misntos, pirrece al principio que sólo podemos decir cuál ¡ro cs
de libertad" al formarlas, implica una actitud mucho m:is mode-
esa distinciór'r.
rada; porque ¿cuál es la clase de libg¡¡ad que se usa? Esa es la
Por ejemplo, no es una distinción entre Ia ac¡ividad y la pasi-
cuestión que ahora vamos a discurir.J
viclad como tales, La sensación misma es uDa actividad. Aunque
La tesis que debe examinarse es quc, de alguna manera toda- sólo la r-ealicemos porque somos esti¡nulados para ella por fuer-
via no clefinida claramente, la imaginación contrasta cg!'t !e Le!-r. zas que estáu luela de nuestro control, es de todos modos algo
s3,ción como algo activo con algo pasivo, algo que hacemos con
que realizamos. lLa respuesta a un estfmulo es en cierto sentido
algo que sufrimos, algo que está bajo nuestro control con algo pasiva, puestolue no puede ocur¡ir sin el estlmulo; pero es
que no podemos evitar, un haccr con un recibir. Con todo pro- también activa, pucsto que es una respuesta,.,/ Si yo soy una espe-
pósito hablo vagame¡rte, porque por el mome[to estoy tratando cie de fábrica para couvertir longitudes de onda en colores, enra-
de exponer una idea del sentido común, corno el sentido común recimientos cle ai¡e en sonidos, etc., como creen los materialistas
J
la toma, csto es, !e una rnanera vqga. Si convenimos en acep- (y Locke con ellos), hay un trabajo heclro en esa conversión; la
tarla provisionaknentc en esta forma vaga, podemos esperar maquinaria es activa, aunque no sea conlrolada por ninguna
precisarla más adelante. pelsona., Aun la cela y el agua son activas a su mauera, de otlo
La mayoría de Ia gente acepta la idea sin pensar si es correcta rnodo la una no rccibiría ni retendría el sello, y la otra no se
o no. Pue<le verse esto por la popularidad del té¡mino "tlaro de rourperia en ondas al impacto de la piedra.
los sentidos". Quien usa esa expresión, o habla de lo que es Tampoco es una disrinción entre pasividades (cosas que nos
"dado" en la sensación, tal vez no se pregunta qué es exacta- pasan, distintas las que hacenros) según que nos las causen cuer-
men[e lo que quiele decir. Eviclentemente no piensa en el sen. pos externos que tropieceo cou el nue§Ío, o cambios que ocurlan
tido natural y ordinario del verl¡o "dar". H,llo implicaría que dentrp de nuestro propio organismo, como Malebranche sosre-
L coacebirfa una martclta rlc color', por ejemplo, corno algo tlaus- nia. fYa que la sensación, como la imaginación, es básicamente
86 t^
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188 y
,,1,i
lrr,r¡c¡N,tclón CoNCIENCTA

un cambio que ocurre dentro de nuestro propio organismo_ de,


I t-¡. coNrus¡óN TRADIcIoNAL r89

rl Ir intelecto, como Atistótues y Kant mantuvieron. Si e§ta sugestión


1r Eidoá l᧠eñérgías de ese mismo organismo.r Los nervios aferentes puede hacerse valer, tal vez podamos encont¡ar el catnino para
por cuya actividad sentimos una presión eñ la yema de un dedo iesolver el problema de cómo, respecto de su libertad, la ima- I

ti no son varillas sólidas que üasmitan esa presión al cerebro; ginación se halla en una posición intermedia entre el sentir, como
funcionan a su manera como una clase especial de tejidos vivos; me¡tos libre que ella, y el intelecto como más libre.
itr
si cesaran de funcionar de esa manera, ninguna presión en el Ertcont¡ariros en ei capltulo vrtt que la sensación (lebe ser
dedo podrla dar origen a una sensación. considerada como un ftujo de actitidad en la que, Por pocos o
l:i l.Tampoco es una distinción entre las actividades (cosas que por muchos actos sensoriales distintos que ocurran jttntos en un
ii hacemos) que realizamos por nuestra propia decisión y las que no momento, no bien ha ocurrido uno, cuando da lugar a otro. En
i:r nos queda ot¡o remedio que hacer. Es realmente más fácil dejar cada acto sentimos uu color, uu sonido, un olor u otra cosa se-
l¡¡
de vér é§te papel, cerrando los ojos, que dejar de imaginar el te. mejante, qtre puede estar presente en nosotros sólo en nuestra
iii rrible accidente que vimos ayer. realización del acto correspondiente. 1an ptonto como el acto
,.'l Si rechazamos estas soluciones falsas, y no obstante nos adhe- I termina, el sensum se desvanece para no regresar jamás. Su e.sse
:1, rimos a la creencia de que la distinción original no era comple.
il es sentiri.
. tamente infundada, nuestro problema toma la siguiente forma, '-Puá.le
t,i.iln.rrte oponerse una objeción a esta úl¿ima fra'
;i,
lr.l
'll1
.li.
t
..En un sentido u ouo, la imaginación es más libre que la sen.
sación. Aun la sensación no es enteramente no libre; cs una
se como un énfasis inuecesario. "Naturalmente" Puede decirse,
"no podemos ver un color sin verlo, ¿Pero qué podrfa ser más
actividad espontánea del organismo que vive y siente; pero la li- absurdo que argüir que porque hemos dejado de verlo el colc¡r lra
ij bertad de la irnaginación va un paso más al[á. Y aun la imagi- ¿
dcjado de existir? Hasta donde nosotros sabetnos los colores pue-
l' nación no es libre en el sentido en qrre la realización consciente den perlectamente seguir existiendo cuando no los miramos",l
i de una intención es libre; la libertad que posee no es la liber- La objeción es un ejemplo excelente de "metafisica" en el sentido
,I tad de escoger; sin embargo, con todo ello, es uDa clase de li- en gue esa palabra ha tomado en diferentes épocas como un
bertad que le está negada a la sensacióri. ¡Considerada como una término de merecido abuso. ÉIasta donde sabemos, las quimeras
ii actividad o manilestación de la libertatl, pues,l.la imaginación pueden explotar en el vacío, y cien ángeles pueden caber en
ri parece ocupar un.lugar.interme.@io entre la menos libre activi.
til la punta de una aguja. Deiarse llevar pol estas fantaslas meta-
il dad del mero sentimiento y la más libre de aquello a lo que flsiias da cierto placer, semejante al que se obtiene cuando se
ll generalmente se llama pensamiento. Nuestra tarea es definir este dicen desatinos. Es el placer del intelecto que retoza, cansado
l lugar intermedio, por la tensión constante y por el exceso de trabajo' El pensa'
miento filosófico tambié¡r da placer, Pero un Plac€r muy dife'
§ z. La conlusión h'ad.icional de la sensación con rente, Quienes piensan que la fantasla sobre la existencia de los
la imaginación sensa no sentidos es pensamiento filosóIico pueden sin duda creer
esto, La razón de que lo crean es que a meno§ que fuera cierto
En este punto debemos volver a la dificultad expuesta al fin del piensan que juicios como el siguiente no tendrlan sentido: "Si
capltulo vlrr. Esa dilicultad surgió de la cuestión sobre cómo éstas conáiciones se hubiera¡ cumplido, habrla yo e§tado Perci-
podemos pensar acerca de las ¡elaciones entre los sensa. Como una biendo un dato de los sentidos intrlnsecamente conectados con
solución posible, sugerí que cuando la gente (incluyéndonos a este dato de los sentidos de ¿sú¿ mane¡a." 2 Pero aunque esta
nosoftos) habla de las relaciones entre los sensa, realmente habla creencia fuera verdadera, los juicios de esta clase seguirian care-
no de los sensa sino de cosas de otra clase, parecidas a los sen- ciendo de sentido a menos que fuera verdad no solamente que
sa en cierta manera, pero dilerentes de ellos en otra; y que estas
otras cosas pertenecen a una región de- la experiencia que lla- 1 Paralraseo aI profcsor G. tr. Ifoore, "The Nattrre and Reality of object§
mamos no sensación sino imaginación.!!,sf , sugerimos, Ia imagi- o[ Perccption", ei svs Philosophical S¿¿di¿s, PP. 3rJJ.
2 Prófesor túoore, "Defen(e ot CorDmon Sense", en Colttempordry British
nación forma una especie de eslabón entre la sensacióñ- y el Philosoph\,, tomo II, pp. 22r-2.
Iq(¡ IMAGINAC¡óN Y (PNCIENCIA r-,c, coxrus¡ó¡,¡ TR DTCIoNAL ¡9r

u-r! qensum existe sepamdo de [1,99!14 ssnsacióry§fl, sino que en res acrividades de nuestlas propias mentes". El origen que él
este estado de separación se halla expuesto a nuestra inspección; atribuye a "la idea de amariLlo" la haria un bensum, una tnancha
que lo tenemos ante nuestra rnente de tal modo que podemos inctividual de amatillo quc apare(e y sc va tan pronto ha apare-
a¡rreciar srrs cualidades, compararlas con las de otros sensa, etcé- cido.lLa Iunción que él irrrporre Ia haria algo muy difclcnte;
tera.'¡La cuestión cle que los colores existan o Do cuando no los algo iéculrente y reconocible, una adición permanente a nuestra
vefños, no es una cuestión de metafisica, sino de epistemologla: el experiencia. iLa seusacióu no "suministra" nada a la mente; no
que ¡rodamos "tenerlos ante nuestra mente" en el senticlo antes escribe caracteres legibles en ningi¡n papel en blauco dentro de
urencionaclo de otr-o modo que viéndolos; y, si así es, cómo. Si uosotlos. Lo quc la sensación esc¡ibe lo esc¡ibe en aBua. La tarea
no podemos, los juicios de la clase en cuestión carecen todos de de construir muebles para la mente con los sensa, que es la tarea
sentido; si podemos, la clescripción de los colores, cono "datos que Locke impone al entendirniento, es como ordenar a utr car-
de los sentidos" (o "sensa") es frlsa r.¡ se salv;l cle scr falsa pintero que haga uruebles para un cuarto c<¡n las sornbras fo¡-
sólo por-una ambigüedad en la palabra "sensación" y en las de la madas por los barrotes de la ventana sobrc el suelo.
misma lamilia. Fue Flunte quien primero percibió el problema, y trató cle
FIe citatlo al profesor l\foore no porque sea ull caso raro en resolverlo distinguiendo !es- ideas de las impresiones. Él tuvo
este lespecto, sino porqire cs un caso típico; y no porque sea razón cuando asentó que el interés inmediato del pensamiento
un pensador exgepcionalmen te confuso, si¡ro porque es excepcio- no son las impresiones sino las ideas; quc son las ideas, uo las
rralmenre clalo.l Lo que él hace es meramente cxponer rrna teo- impresiones, las que se asocian una con otra y asi tejen la tela
r ía tradicional ifé la sensación en la que la confusión sistemática del conocimiento; y que las ideas, aunque "derivadas" de las im-
de la sensación con la imaginación se ha convertido, a feiár-de presiones, no son meros vesdgios de ellas, como un resabio que
la protesta de Hume, eri uñ dogmai, La rinica manera en la gue deja la ingestiór'r de cebollas o la imagen que nos queda.del sol
uu sensum ptrede lrallarse presenté-ánle nosotlos es sintiéndolo. (como los seguidores de Locke, corno Condillac, suponian);, sino-
y si hay algá q,re ,roi pe.mita t,"Lrtá. ¿e "ier,r";' uo senticloi aho'- algo diferente: dilergnte, si no en lo que él llama su "natuialbza",
ra, esto no puede ser estrictamente scnsación, y los sensa en crres- si en la manera en qiié le liáIlán réláiioÉadas con las facultades
tión no pueden ser estrictamente sensál É,sta es una verdad activas de la mente. Pero debido al hecho de que él no pudo,
evidente; pero su negación se ha co¡rvertidó eñ rrna oiiódoxia; y- como hemos visto, dar una explicacióu satisfactoria de esta dife-
sabe¡nos bien que al afirnarla se recibirá con franca estupe- rencia, encontramos hoy que los filósofos que tratan de seguirlo
facción o que nos acusarán con indignación de traficar con pierden de vista su conquista, parcial pero muy real; ya sea
paradojas. identificando a la idea con una clase especial de implesión, como
El erro¡ se remolta a Locke. Se halla rotundamente expuesto Coudillac, o negando complehmente la idea, y ¡educiendo lo
en la primera págiua-iÍe iu argumento constructivo (.Er?Ja)o, que Hume llamó las relaciones entre las ideas a relaciones entre
Libro II, capítulo r, ad init.). "Supongamos, entonces, que la las palabras que usamos cuando hablamos de las ideas.s
mente sea, como se dice, un papel en blanco, limpio de toda
inscripción, sin ninguna idea. ¿Cómo llega a tenerlas? ¿De dónde i a Condillac, Troit¿ des Sensalions, I, ii, 6. "lt{ais I'odeur qu'elle (sc. la
se hace la mente de ese prodigioso cr,lmulo, que la activa e ili- estatua hipotética de su argl¡mento, dotada para este nrorúento del sentido
del olfato y de ninguna otra facultad exceplo de lo qu€ se halla implicado
mitada imaginación del hombre ha pintado en ella, en una va- €n 6u eiercicio de €se sentido) sent ne lui échappe pas enti¿rement, aussitdt
riedad casi inlinitai'"!-La respucsta sg da enunciando la doc- qne Ie corps odorifémnt cesse d'agir sur son organe... Voilir h mémoire."
trina de las ideas, con sus dos clases¡fias ideas de sensación y Esto es tanto como deci¡ que ctrando, al tocar tierra después de un ag¡tado
las ideas de reflexión. De la primera fuente, nuestros sentidos, viaje, los efectos del sacüdimiento que he experinrentado nre haccn sentir
{ I
como si la tierra palpitara, mi r¡lcEo,_ia de que el mar estuvo agitado e! esta
tenemos las id.eas de "amarillo, blanco, calor, frio, bland,o, amar- n E€nsa€ión de balanceo que ahora siento. Cf. la explicación de Se¡non de los
go, dulce, y todas aquellas que llamamos cualidades sensibles"; "senlimientos mnirtl¡9.o-s" (Die ,nnelnischcn EnqÍind ng¿n, rqog). Estos s€n.
de Ia segrrnda, r'¡uestras ideas de "percepción, de ltettsar, de dudar, t¡Iqie4to! §9n (para hablar con Hume) implesiones; un ¡ecueldo es una
de creer, de tazonar, d.e conocer, de querer,y dc todas las dileren- idca; y la creelrcia de que 1¿ nemoria pucde describiffe asf es ün ej€nrplo de

I
i i,

tg2 TMAGINACIóN Y CONCIENCIá ur lr¡Nc¡ÓN ¡g5


Las confusiones que en la mente de la mayoría de los filó. aunque estos lnismos colores y sonidos como smsa hayan cesatlo
sofos modernos bloquean toda la idea de la sensación son de tal de qer vistos y o{dos,
modo inyeteradas, cuando menos en cl pensamiento inglés, que ] A esra otra forma de- experiencia es a lo que ordinariamcn-
puede parecer imposible exigir una vuelta a flume y un serio tc llamamos imaginación;l ordinariamente, Porque su existencia
I
intento para dilucidarlas, No obstante, ése es mi programa. como una forma de exPeriencia diferente de la sensación, y, sin,
¡
I
embargo, lntimamente Iigada a ella, es algo con lo que todos €sra-
§ 3. Impresiones e id.eas mos perfectamen¿e familiarizados y para lo que tenemos este
nombre familiar. Cómo se halla conectacla con aquello a lo que
! Cuaudo los filósofos modernos hablan de sensación, sensa, y otras llamamos imaginación, queda por verse al final del ¡lltimo ca-
I cosas semejantes, hablan cuando menos de dos clases de cosas pitulo. Por el momento, debemos aceptar la nocióu de que algo
que no pueden distinguir. [n
primer lugar, algo de lo que efec- de este tipo existe, y rccordar que su existencia fue un punto
tivamente hablan algunas veces, y de lo que profesan hablar cardinal en la filosofia de Hume. lFue para distinguirla dc la
siempre, cuando usatr ese lenguaje: los colores "reales" y el acto sensación pol lo que Hume distingüió las ideas de las impresio-
de verlos, los sonidos y el acto de ofrlos, los olores y el acto de
nes; y fue un gran mérito suyo haber descubierto que aquello a
olerlos, etc. En segundo lugar, algo muy diferente, esto es, los lo que los lilósofos modernos llarnan equivocadamente relaciorres
actos de imagina¡, y los c<.rlores, sonidos, olores, etc., "imagina- entre los sensa (esto es, cntre lo que él llama impresiones) son
rios" que imaginanos.ii Es Ia se¡¡unda clase de cosas a las que sé relaciones no entre las impresiones sino entre las ideas.\ El lugar
re[ieren cua¡rdo hablan acc¡ca de los sensa que en ciertas cir- en el que habitan las itleas de Hume es el cuarto vaclo-de Locte,
cunstancias debemos percibir o debianros haber percibido; los progresivamente amueblado con lo que "la activa e ilimitada
sensa que hemos percibido en el pasado; los sensa que esperamos imaginación clel hombre" suminishaJ Y es la imaginación, no I

percibir en el futuro.! Es a éstos a los que se refieren cuando la sensación, a Ia que se acutle cr¡andci los empiristas acuden a la l

hablan de una familia, clase, colección o va¡iedad de scnsa. "experiencia". I

Debe haber una distinción entre estas dos clases de cosas; por-
que si no la hubiera, los juicios que se formulan sobre las relacio
nes entre los sensa, muy aparte de la cuestión cle si son verdaderos § 4. La atención
o no, ni siquiela podrlan hacerse; porque nadie podrla en ese caso El pensamiento, dije en el capltulo vrrr, descubre las "r€laciones
imaginarse siquiera que estuviera comparando los diferen¿es sensa. entre los sensa"; encuentra en esta mancha de color una seme-
Los problemas discutidos por estos filósoIqs no sólo no podrlan janza cualitativa con otras, y en virtud de esa semejanza llama
resolverse, sino que nunca habrlan surgido. Debe haber, en otra§ a esta mancha roja. Pelo para que podamos descubrir semejan-
palabras, una forma de experiencia distinta a la sensación, pero zas o cualquier otro tipo de relaciones entre las cosas, debemos
Intimamente relacionada con ella; tan lntimamente que puede primero identificar cada una de ellas: distinguir cada una como
ser fácilmente confundida con ella,¡pero di[erente por el hecho una cosa por sl misma y apreciar sus cualidades co¡no las cuali-
de que los colores, los sonidos, etc., ciue "percibimos" son rete- dades que encontramos que ella posee, aunque (no habientlo
niclos de algírn modo u otro ante la ¡ncnte, previstos, recordados, determinado sus relaciones con las cualidades encontradas en al-
guna otra parte) no estemos en posición de nombrarlas, Antes
clase (le impresi¿)n. El canrino alterno
la identificación de Ia idea con una de que pueda yo decir "Esto es rojo" debo primero haber apre-
de ignora¡ a Hume es fundi¡ la ideá en la palaDta por la cual la designa-
mos, y ¡r,si reducir-.lo que Hume llalra relaciones entre las ideas a rclaciones ciado la cualidad de color que por ser como ciertas otras llamo
entre las palabras., fuLa es la doct¡iDa de ciertos "positivistas lógicos", que por ello con el mismo nombre. A este acto de apreciar algo, tal
!6tienen q e los juicios que Hume describe como enuncia¡t$ de relaciones como está antes de que pueda empezar a clasificarlo, es a lo que
entre las idear meramente "registran nuestra decisión de usar slmbolo§", esto llamamos atender a é1.
É es, palabras "en una cierta manera" (A. J. Ayer, Language, Truth, and. Logic,
ii 1935, P. u), Puede objetarse que aquello a lo que he llamado apreciar la
u 4 Tomo el término hur¡riano "percibir" del Profeso¡ Moore. cualidad de color de una mancha roja es lo mismo que verla: en
t
t'i
Fl

tg4 IMACÍNACIóN Y @NCÍENCIA ¡,,r, t95


'tr¡¡lC¡óX
otras palabrasi_que sobre lo que,llamo aquí la atenció¡r no es cluir una cosa a menos que le demos un cierto grado y una clase
otra cosa que la sensación misma. Autes de responder a esta oeculiar de atención.
objeción, empezaré señalando que rhirar es diferente de ver, y En el nivel meramente pslquico, la distinción enue concien.
escuchar de olr.ilVer y oír son especies de la sensación; mirar' rl
cia e inconciencia no existe' Desc¡ibir este nivel como incorts.
y escuchar son las especies correspondientes de la atención. ciencia, por lo tanto, es descril¡irlo como una antite§is que no e§
He seguido la tradicióu en uso al citar "una mancha loja" I
aplicablé a é1, y en consecuencia colocarlo en una perspectiva
como un ejemplo de sensum, Pero Io que se presenta a nuestlos fálsa, La mente aqul existc sólo en la forma de ¡rcrcepción sensi-
ojos, en tanto que meramente lo vemos no es [unca una rnancha i
ble o sensibilidad (sentience). Lo qtre hacemos en este nivel es
roja. Es siempre un campo visual más o menos parti-coloreado; aquello que Descar-tes describió corno "usar sus sentidos", o a lo
que no tiene lfmites definidos, sino que se desvanece en confu- que,§l Plofesor Alexander llama "disfrutar'". Descaltes6 llama a
sión y oscuridad del foco de visión. Una mancha es un pedazo esro/-_la ex1:eriencia inmediata de la unión déI'espíritu con eI
cortado de este campo, que se nos presenta sólo mientras Io mi- cuerpoi Alexander la considera como una relación con nosotros
ramos. Describirlo como una mancha implica que el campo se *irnñoi qre es demasiado lntima para ser conocimienro. Nos.
balla dividiclo en un objeto de atención, y un fondo o penumbra otros no podemos nunca sorprendernos a nosotros mismos cicupa-
al que rto se dirige la atcnción. dos de esta maue¡'a, pata poder delivar una explicación de
\La atención separa, pero no abstrae.\, Atendemos,.por ejem- nuestros actos, Cuando la luz de la conciencia cae en tales ocu-
plo, sólo a esta mancJ:a roja entre todo el complejo campo de paciones ellas cambian su propio carácter; lo que era percepción
visión; pero a lo que atendemos es a la mancha roja como se nos sensible (serzfiezca) se convierte en imaginación. De al¡l que no
presenta, como un individuo concreto. De un modo semejante, podamos estudiar la experiencia psíquica, ni siquiera convencer-
podemos atender a la mancha roja como la vemos, distinta de la nos a nosotros mismos de que existe, inquiriendo en nues¿ra
emoción que sentimos al verla. Por otra parte, si abstraemos de propia conciencia; eso sólo puede informarnos con daridad de
ella la cualidad de rojez, crralidad que puede ser compartida por las cosas a las que atiende, y oscuramente de las que no se entera.
otras manchas individuales, hacemos esto no atendiendo sino Las que quedan completamente fuera de su dominio deben ser
pensando. La actividad de pensar o actividad intelectual siem- estudiadas por otros métodos. Pero ¿cuáles deben ser estos mé-
pre presupone la actividad de la atención, no en e1 sentido de todos? El l¡ehaviorismo ha tratado el problema, y ha avanzado
que sólo puede ocurrir después de ella, sino en el sentido de que i algún trecho hacia una solución correcta, desca¡tando la "intros.
descansa sobre ella como sobre un cimiento. La atencióri seia l pección", esto es, la indagación dentro de la conciencia, como
concurrentemente con la intelección; una atención combinada inÍrtil, e identificando lo psíquico con lo fisiológico. El método
con la intelección, y modificada por ella como la combinación lo I ideado de esta manera es perfectamente corlecto, excepto por un
requiera. L
detalle. A menos que tuviéramos un conocirniento indepen-
Asf, cuando a la experiencia meramente pslquica del sentir
I
dienre tanto de que existe tal cosa como una experiencia psíqui-
(experiencia puramente sensorial-emocional) se añade la activi- t ca y la clase de cosa que ella es, el problema que el behaviorista
dad de la atención, el bloque del sentimiento presente en la I
resuelve por su método no podrla nunca surgir. Este conoci-
mente se separa en dos. A la parte de él a la que ponemos aten-
ción se le llama la parte "consciente" (propiamente hablando,
I
5 "C'est en usant Seulement de la vie et des conversations o¡dinaires, ct
I
en 6'abstenant de méditer er d'étudier eux choses qui exercenl l'imaginatlotr
no es ella la que es consciente, sino somos nosotros los que somos
[viz., matematicas], qu'on appleDd á conce]oir Iunion de l'alme et du
conscientes tle elta), lo demás es la parte "inconsciente". Lo que I
corps, .. la pr¡ncipale ¡¿gle que j'ai toujours observée ea rEes études. . . a été
se llama "inconsciente" no es el nivel pslquico de la experiencia
l
que je n'ái iamais employé que fort peu d'heures, par jour, aux pensées qui
como tal, sino la contrapartida negativa o penumbra de aquello occupent I'imagination [matemáticas], et fo¡t peu d'heures, par an, á cel¡6
I
sol¡re lo cual se enfoca la atención. Esto es relativamente, no qui occupcnt l'er)tendement seul [metafísica], et que j'ai donné tout le ¡este
de mon temps au ¡eláche des sens et au repos de l'esprit... c'est ce qui m'a
absolutamente, inconsciente. No se halla ausente de la atención; fait relirer aux clramps." Cartr del e8 de junio de 1643 a la princesa
es aislada dc su foco, excluida. Y obviamente no podemos ex- Isabel.
196 IMAGTNACIóN Y @NCIENCIA lroptrrc,tc¡óN DEL sENTlMl.ENTo poR LA coNcrraNctA rg|,
\ miento independiente no se deriva ni de la observación de la algo se encuenfe presente a los sentidos no significa que necesa-
"conducta" corporal ni de la indagación dentro de la conciencia riamente sea objeto de Ia atención. Aun lo c¡ue se lralla más
(introspección), sino del análisis de la conciencia, descubriendo vividamente pr-esente a los sentidos no puede rnás que solicitar
asl su relación con una clase más elemental de experiencia que atenci<in; pero no puede ascgurarla. Asi, el foco de la atención
PresuPone. no es de ninguna manera necesa¡iamente idéntico al foco de la
El principio de este análisis depende del hecho de que la aten- visió¡r. Pueclo fijar mis ojos en una dirección, y mi atención so-
ción (o, como podemos ahora llamarla indiferentemen te, la bre lo qrre se encuentra considerablemente fuera de ella, Puedo
conciencia) tiene un doble objeto ahl donde la percepción por I deliber-adamente rehusar la atención al más fuerte de los ruidos
los sentidos (sentiencc) tiene uno solo, Lo que oimos, por ejem- que oigo, y concentrarla sobre uno mucho menos conspicuo. Con
plo, es meramentc sonido. A lo que atendemos es a dos cosas a Irecuencia, sin duda, perezosamente permitirnos que nuestra
la vez: un sonido, y nuesho acto de oirlo. El acto de la sensa- atención sea atralda por lo que es más prominente en la sensa-
ción no se halla presente a sl misuro, pero se halla presente, junto ción y en la emoción; la luz más brilla¡rte, cl ruido más fuerte, el
con su propio sensum, ante el acto de la atención. Ésta es, en dolor, el enojo o el temor que más prominentemente se nos pre-
realidad, la significación especial del roz en la palabra concien- senta; pero no hay razón para csto en principio, y sólo ocurre
cia: indica la unión de las dos cosas sensación y sensum, que se cuando nuestra conciencia es débil o con[u¡a.
hallan ambas presentes en la mente conscie¡rte. Un homb¡e ¿on¡- Por. lo tanto, la atención no es de ninguna manera una res-
cius sibi i¡aea no es el que simplemente siente enojo; sino el que puesta al estimulo. No ¡ecibe órdenes de la sensación, La
se da cuenta del enojo como suyo, y se da cuenta de sf mismo conciencia, dueira y scirora de su propia casa domina al senti-
sintiéndolo.l De este modo, la diferencia entre ver y mirar, o en- miento. Ahora bien, el sentimiento dominado cle este modo, el
tre oír y esct¡char, es que una persona de quien se dice que mira sentimiento obligado a aceptar el lugar que la conciencia le dé,
es descrita como dándose cuenta de su propio ver asl como de lo focal o periférico, en e[ campo de la atención, no es ya impre-
que ve. Existe el mismo enfocamiento en ambos lados. Asl como sión, sino idea. La conciencia es absolutamente autónoma: sólo
al mirar enfoco mi atención en parte del campo visual, viendo lo su clecisión deterrpina si un sensum o una emoción dada recibirán
demás, pero viéndolo "inconscientemente", asi, al mismo tiempo, la atención o no. IJn ser consciente no es, pol lo tanto, lible de
enfoco mi atención en parte de la acción sensorial multiforme decidir qué sentimientos ha de tener: peró es libre de decidir
que en el momento es la totalidad de mi ver, y de este modo esa qué sentimiento ha de colocar en el foco de su conciencia. 1

parte del campo total se hace un ver o mirar consciente, y lo de- Sin embargo, no es libre de escoger si ha de ejercitát esta
más se convierte en un ver "inconscien te".'t tacultad de clecisión o no. En tanto que es consciente, está obli-
gado a decidir; porque esa decisión es la conciencia misma. Aún
§ 5. La mod.ilicación. del sentimiento por la conciencia más, en tanto que es simplemente consciente, no ¡evisa sus dife-
rentes sentimientos para decidir luego a cual de ellos habrá de
El color, o el enojo, que no es ya meramente visto o sentido sino atende¡. Esta ¡evisión seria una atención sucesiva a estos diferen-
al cual se atiende, sigue siendo color o enojo. Cuando nos da- tes sentimientos. Para poder escoger en el estricto sentido de esa
mos cuenta de é1, es todavfa el mismlsimo color y el mismlsimo
palabra, a cual sentimiento deberá atender, debe primero haber
enojo.'Pero la experiencia total de verlo o sentirlo ha sufrido
atendido a todos ellos. La libertad de la conciencia es, asI, no una
un cambio y en ese cambio lo que vemos o sentimos es cambia-
libertad de selección entre alte¡nativas; ésa es otra clase de liber-
do conespondientemente., Este es el cambio que Hume describe
tad, que surge sólo cuando la experiencia alcanza el nivel de
al hablar de la diferencie-entre una impresión y una idea,
intelecto.
Con la inte¡vención de la conciencia en la experiencia se ha
establecido un nuevo principio. La atención es enfocada sobre
La libertad de la me¡a conciencia es asl una clase elemental
de libe¡tad pero es una clase muy real.. En el nivel de la expe-
una cosa con la exclusión de las demás. El mero hecho de que
riencia pslquica el yo es dominado por sus propios sentimientos. I
o Suetonio, clatrdi¿s. Lo que Berkeley o Hume llaman su "fuerza" o "vivacidad" conl'
rg8 TMAGINACIóN Y coNcIENCtA UOOTTTC¡.C¡óN D[,L SDN'I'IMIENTO POR LA C\ONCITTNCIA T99

siste en el hecho de este dominlo. Un niño siente dolor y llora; Esta domesticación tiene un resultado más. Nos hacemos ca-
rniedo y se encoge y tiembla; disgusto, y chilla o muerde; catla paces de perperuar sentimientos (incluyendo sensa) a voluntad.
cosa en unq reacción perfectamente automática a la emoción del Atender a un sentimiento significa retenerlo ante la mente; re§-
momento. I En el nivel de la conciencia, los sentimientos son do- catarlo del flujo de la mera sensación, y conservarlo el tiempo
minados pbl el yo que los poseeil Cuando el niño se hace co¡rs- que sea necesario para que poclamos tomar nota de é1. Esto, a su
ciente, no sólo se encuenúa sinriendo en diferentes lormas, sino vez, significa perpetuar el acto por el cual Io se¡rtiIrros; )a que
que atiende a algrnos de estos sentimientos y no a otros. Si ahora un sensum dado puede aparecer sólo en el acto apropiado, y un
grita con ira, no es por la ira simplemente, sino porque atiende sensum sostenido implica un acto de sensación sostenido. Si la
a ella. El grito se hace diferenrc, audiblemente dilerente a rrn referencia aqul hubiera sido a la pura sensación, este modo de
oldo experimentado: no el Brito automático de la pura ira, sino hablar habrla carecido de sentido; pero la relerencia es a la sen-
el grito conscieDte rle un niño que, atendiendo a su propia ira, sacióu modificada por la conciencia. Hemos visto ya cónro [un-
parece eshr ansioso de llamar la atención de otros hacia ella, .{. ciona, en general, esa modificación. EI yo consciente no es ya
medicla que esta cor¡ciencia de sí mismo se hace más firme y miis dominatlo por sus sentimientos; puede seleccionar y aislar cual-
habitual, encuentra que puede dominar la ira por el puro acto de quier elemento contenido en ellos, colocando ese elemento en el
atender a lo que hace, y asI puede dejar de llorar, dominando sus foco rle la atención. lMás aún, cuantlo se hace esto, el sentinriento
sentimientos en lugar de dejar que ellos lo dominen a é1. al que así se atiende tiene el carácter, en relación con la expe-
La conciencia del yo conro algo distinto del sentimiento dcl ¡iencia total del yo, no cle impresión sino de idea; no orclena, sino
momento, algo a lo que ese sentimiento pertenece, es, de este qrre obedece; no determina Ia reacción del yo, sino que cicmpli-
modo, la afirmación del yo como algo capaz en principio de tica el dominio del yo sobre sus propias por.rionei¡' '
clominar el sentimiento. Ninguno de los dos es una consecuencia Si se aplica esto al caso especial de los sensa -obienemos el si.
del otro. No €s porque el niño se haga primero consciente de sl guiente resultado. En el flujo de las sensaciones, una disposi-
mismo por lo que después actúa sobre esa conciencia; no es por- ción del campo sensorial total es sustituida por otra. La ateniión
que primero domine sus sentimientos por lo que, reflexionando se enfoca allora a un elemento de ese campo; por ejemplo, esta
sobre esta experiencia, se dé cuenta de su propia existencia. mancha escarlara. A medida que miro, el rojó reaimeñre pali-
El efecto de esta experiencia sob¡e los sentimientos mismos dece; es oscurecido por Ia superimposición de su propia post-ima-
es hacerlos menos violentos. Ellos no sufren alteración en cuali- gen, que empaña al escarlata momento tras momento. pero al
dad o disminución en intensidad; pero su violencia o poder de atender al esca¡lata y olvidar todo lo demás creo una especie rle
determinar nuestras acciones (incluyendo nuestros pensamientos, compensación por este debilitamiento, Esre reafocamiento prr»
hasta donde puede decirse que pensamos en este nivel primitivo), gresivo de la atención es una cosa tan familiar y habitual que
es reducida. No son ya como tormentas o sismos que devastan sólo con dificultad lo reconocernos cuando ocurre. Requiere irn
nlrestra vida. Se doTestica¡¡; son experiencias reales todavla, y cierto esfuerzo descubrir que todos los colo¡es que vemás empie-
experiencias de la misma clase que antes; pero encajadas en el zan a palidecer descle el momento en que empezamos a verlos, Al
tejido de nuestra vida en lugar de proceder por su propio camino ajustar asl nuestra atención no hacemos que nuestros órganos de
sin tomar en cuenta la estructura total. Es verdad que no con- los sentidos trabajen en una forma diferente; no sacamos ningú¡r
cebimos todavfa esto como una estructura de un tipo definido sensum como tal, de su flujo nativo; pero obtenemos un nuevo
que implique ciertos fines a Ios cuales nuestros diferentes actos tipo de experiencia al movernos, por asÍ decirlo, con el flujo, de
deban subordinarse; eso pertenece a una etapa posterior. Pero tal manera que el yo y el objeb se hallan (como si dijéramos)
al afirmarnos contra nuestros sentimientos hemos afirmado en en Paz uno y otro por un tiempo apreciable. Lo r¡ue hemos
principio una estructura de alguna $pecie, aunque todavla una hecho es sin duda muy poco; pero ese poco es müy impor-
estn¡ctura indeterminada. Al cobrar conciencia de ml mismo no tante; nos hemos liberado por un momento del flujo de la
sé aúrr qué es lo que soy; pero sl sé que soy algo a lo que este sensación y conservado algo. ante nosotros por el suticiente tiem-
§entimiento pertenece, no algo que pertenece a é1. po para poder verlo bien.¡Al mismo tiempo Io hemos convertido
Eü) IMAGINACIóN Y C|ONCIENCIA CONCIENCIA I' IMAGTNACION 20r
de impresi<in en idea; nos hemos hecho conscientes de nosotros ¡..ciencia, que he tratado rle describir en la sección precedente,
mismos como sus amos y roto su dominio sob¡e nosotros. Le l- Quieren no sólo recordar los sensa que se desvanecen, sino repre-
hemos ordenado que permanezca quieto, y ha permanecido, aun. sentarse los que no se les han presentado nunca; saber qué sensa
que sólo por un momento.,l tendrán en condiciones Iri¡rotéticas y cuáles tienen otras personas
Un momento signilica un espacio corto de tiempo; pero ¿cuán en esle momento,. Estos milagros puerlen, sin duda, haccrse.
corto? ¿Hasta dónde debe hal¡er llevado el flujo de los senddos Pero no se hacen ilor la mera operación de la conciencia. Se
un sonitlo o un color, ar'¡tes que el intento de compensar su des- hacen sólo cuanclo la conciencia se desa¡rolla hasta converti¡se
aparición gradual por la operación de la conciencia fracase? en intelecto o hasta que es complementada por éi,, La "expcrien-
Obviamente, no ¡ruede darse ninguna respuesta definitiva, Un cia" a la cual reclrrren estos filósofos está tan lejos de ser me¡a-
acceso de ira, al desaparecer, deja una huella de sí que se des- mente sensible que depqnde para su cxistencia clel pensamiento
vanece en nuestro sentimiento real, progresivamente sumergido plenamente desarrollado. I

bajo sentimientos de otras clases, por una longitud de tiempo Pero eso nos llevaria más allá del tcnta de este libro. Nuestra
indeterminable. fMientras permanezca una huella así, la atención tarea actual es preguntarnos cómo se ¡elaciona el concepto de la
puede aislarla y, por un proceso simila¡ ¡econstituir el senti imaginación expuesto en este capltulo con el que se present¿, en
l¡ miento original en la forma de una idea. Estas huellas duran el capitulo rx. Las clos cosas parecen scr ciertamente muy di[e-
mucho ¡nás de lo que podemos suponer; y es probable que lo rertes; y si se ha llegado a las dos analizando la distinción de
I
que llamamos recordar una emoción no sea [unca nada más que Ilume ent¡e impresión e idea, podria concluirse que, a menos
ll enfocar nuestra atención a las huellas que ha dejado en nuestro que nuestro análisis haya sido defectuoso, Hume confundía rlos
sentimiento presente. Lo mismo es tal vez cierto del recordar un clistinciones muy diferentes con un mismo par (le térmiDos.'I-c-
color, un sonido o un aroma, La memoria, en este sentido de nemos que preguntarnos ahora si esa conclusión estaría justi-
palabra bastarrte ambigua, es tal vez sólo la atención fresca dada Iicada.
a las huellas de una experiencia sensual-emocional, que no ha des- -. En el último capítulo entendirnos la distinción eutre impre-
aparecido todavla completamente. Esto e-rplicarla por qué un siones e ideas como equivalente cle la que existe enúe sensa rca-
espacio de tiempo hace más diflcil rccordar estas experiencias. La les y sensa imaginarios, y decidimos que esto significaba la distin-
"idea del rojo que {ormamos en la oscuridad" de Hume se hace ción entre sensa interpretados por el pensaruiento y sensa uo
'más
y más clitlcil de evocar, según la longitud de tiempo transcu- -tF interpretaalos po¡ é1. Aqul la hemos entendido como equivalente
rrido desde la última vez que tuvimos una impresión de rojo, de.la distinción entre riero sentimiento y seutimiento moclilicado
ha.sta que finalmente nos es imposible evocarlo. por la conciencia con el doble resultado cle dorninarlo y perpe-
i Éste es el sentido que todavía podemos atribuir a la fórmula uarlo.
de Hume, de que todas las ideas se derivan de impresiones, y Empeccmos por consideral la segunda discrepancia: aquella
aceptar esa fórmula como la enunciación de una verdad que no entle_la idea como un sentimiento no interpretado por el pensa-
es invalidada por la errónea aplicación que de ella hace Hume miento:f la idea- como un sendmiento perpetuado'y dominado
al caso de los conceptos. por la ccinciencia. Ahora bien, nos hemos visto obligados a lle-
gar a la conclusión (ver p. r93, § 4) de que el trabajo de determi-
nar las relaciones ent¡e las cosas debe depender de algo anterior
§ 6. Conciencia e imaginación a é1, a saber, el tener cosas en la mente de tal modo que las po
Todavfa tenemos un largo trecho que recoüer antes de que po- damos comparar una coD otra, para poder ver cómo §e parecen
damos justificar completamente el aguerrido lenguaje que los entre sl, etc. Debemos saber qué es cada una en sl misma antes
filó,sofos usan acerca de los "sensa". Ellos hablan como los hom- de que podamos decidir cómo se encuentran relacionadas. Saber
breg acostumbrados a inyocar a los esplritus, seguros de que qué es una cosa en sl misma no es, desde luego, lo mismo que
acudirán al llamado. No se conforman con la mayor o menor saber qué clase de cosa es. Decir de lo que vemos "É,sta es una
perpetuación de la impresión en idea, por el trabajo de la con- mancha roja", es ir más allá de saber qué es en si misma; es
2O2 IMAGINACIóN Y CONCIDNCIA

considerarla en relación con un sistema establecido de colores


t mente correlativas, son las relaciones en que la (z) se encuenha
t
con nombres establecidos. Decir "rojo aqul ahora" es ir aún i con la lr) v la (q) respectivamente. La razón por la que parecie-
más lejos, y considerarla también como situada en un sistema de .on t"r,'.áí tr"diiioriás era que no habfamos distinguido todavía
rclacio¡res especiales y temporalcs con ot¡'as cosas. Nucst¡'o cono- entre la (¡) y la (3).'-.En el caPitulo precedente acabamos por
cimiento de qué es en sf misma, si t¡atamos de expresar eso en interpretar Ia palabra "impresiótt" e¡t cl scn¡i<.lo (3); en este ca-
palabras, será enunciado en una frase como "esto es lo que yo. pftull lo hemol interpretado en el sentido (r),.-!,a verdad es que
veo" o, puesto que llamar a mi acto un acto de ver es ya distin- Hr-e ,ro distingue los dos significados. Una impresión, PaIl É1,
guir, "eslo es lo que siento". ,Éste es el tipo de cosas que debemos se distingue de una idea sólo por su Iuerza o vivacidad; Pero esta
poder decir antes de empezar a interpretar, esto es, ant€s de dis- fuerza puede ser de dos q!1qgs: puede ser la indómita violencia
cutil relaciones. Y ¡rodemos llegar a decir esto, no por la mera de la sensación en bruto, no dominada todavia por el Pensamien-
sensación sino por la conciencia de la sensación. Lo que nor to, o puede ser la fuerza sólida de un sensum firmemente colo-
permite decirlo es que hernos seleccionado de inmediato y per- cado en su contexto por la labor intelpretat¡va del pensamiento.
petrrado por el Ualrajo de la atención, algún elemento que encon' Hume no reconoció la diferencia; y esta inadvertelcia suya ha
t¡amos en el campo de la sensación, y algÍrn elemento correspon- sido una damnosa hered,itas para roda la filosofía subsecuente,
diente en el acto sensible, al menos para aquellas Iilosolias que se encuentran en el ala
Las dos explicaciones que he dado de las "imaginaciones" o empirista de nuestra hadición,i-Para estas filosofias se ha conver-
"ideas" no son, por lo tanto, incompatibles. Ya que un senti- tido en un lugar comrln que el mundo que conocemos cstá de
miento del que hemos llegado a ser conscientes, es sólo cl que algrln modo construido de datos de los sentidos, y que nuestros
está listo para scr interpretado, no el que hemos empezado a in- juicios sobre él se basan en primer lugar en la experiencia, y
terpletar. E inversamente, un sendmiento no interpretado, si eso subsecuentemente son verificados por referencia a la misma; clon-
significa un sentimiento que está listo para ser inter-pretado, de la experiencia se considera significando un almacenamiento
pue<.le sólo ser urr sentimiento del que hemos cobratlo concien- o provisión dt algo llamado "datos de los se¡rticlos".
cia, Las dos explicaciones no son sólo compatibles sino que son Vimos que en el uso corriente de este té¡mino y otros afines
complementarias y deben referirse a la misma cosa. la distinción de Hume entre impresiones e ideas habfa sido pa-
Con la prirnera discrepancia, aquella que hay entre la impre- sada por alto con ¡esultados desastrosos. AI principio de la sec-
¡ión como un sensum real (esto es, un sensum interpretaclo por ción presente hemos visto algo más: a saber, que la palabra es
el pensamiento) y la impresión como mero sentir»iento, ocurre realmente aplicada no,sólo tanto a (r) como a (z), sino también,
de ot¡a manera. ÉIernos distin8uido, en efecto, tres etapas en la frecuentemente, a (3).rLa expresión dato de los sentidos o sensum
yilg 4g ¡¡1 ry-Ilgljento. -.) Primero, como mero sentimiento de- es aplicado no sólo a-algo dado por la sensación, en cuyo caso
bajo del nivel de la conciencia. 2) Segundo, como un sentimiento dejaria inmediatamente de ser usado; no sólo a algo perpetuado
del que hemos llegado a tene¡ co»ciencia. S) Tercero, como un por la conciencia o la imaginación, en cuyo caso la rlnica región
sentimiento que, además de que se cobra conciencia de é1, hemos én la que serla utilizado sería la de la sensación pasada; sino a
colocado en su ¡elación con otros. Si estas tres etapas se encueD- algo coirstruido mediante inferencias por la labor del intelecto.i Si
tran algunas veces o siempre separadas en el tiempo, es algo que todas estas tres cosas son confundidas habitualmente, parte de
no necesitamos preguntarnos. Su relación esencial no es tempo- la culpa, a menos que mi lectura de él sea deficiente, debe encon-
ral, sino lógica. Donde A es lógicamente presupuesta por B, A trarse en Hume.
no necesita haber existido por sí misma antes de que B apare-
ciera; la relación lógica puede seguir existiendo aunque ambas § 7. Conciencia y vedad
aparecieran al mismo tiempo.
De estas tres etapas, hemos identificado la (a) con lo que La actividad de la conciencia, hemos visto, convierte a la impr-e'
Hume llama idea. Las dos caracterlsticas que pareclan discre- sión en idea, esto es, g la sensaclé4 9¡¡ !I¡!C q¡¡ iSlCgi!¡ae!ég. Con'
par, pero que hemos encontrado que son compatibles y real- sideradas como nombres para cierta clase o niyel de la e¡pgrie¡'
2O4 IMAGTNACIóN Y CONCIENCIA CONCTENCIA Y VERDAD 205

r cia, las palabras conciencia e imaginación son sinónimas: son cundaria aprehende las relaciones ent¡e los actos de la intelección
utilizádas para la misma cosa, esto e§, para el nivel de Ia expe- primaria o entre aquello que Pensamos en estos actos.
¡iencia eu el que tiene lugar esta conversión. Pero dentro de i
I'La conciencia es Ia actividad del pensamiento sin la cual no
una sola experiencia de esta clase hay uua distinción entre aque- tehárlamos términos entre los cuales el intelecto en su forma pri-
llo que electira la conversión y lo que la ha sulrido. !a concien. maria pudiera descubrjr o construir relaciones. 'Así, la conciencia
cia es lo primero, la imaginación lo segundo. La imaginación es i, es el pinsamiento en su forma más fundamenlal y original.
así la nueva lorma que asume el sentimiento cuando es t¡anslor- Como pensamiento, debe tener esa bipolaridad que pertenece
mado por la actividad de la concieucia. al pensamiento como ta,. Es una actividad que prrede ser bien o
Esto da validez a la sugestión propuesta al fin del capítulo vrr mai trecha; lo que piensa puede ser verdatle¡o o falso. Pe¡o esto
de que la imaginación es un nivel definido de la experiencia, parece paradójico; ya que, como no se interesa eu las ¡elacioncs
intermediaria entre la sensación y el intel€cto, el punto en que entre las cosas y, por lo taDto, no piensa en función de conceptos
la vida del pensamiento establece contacto con la vida de la ex- o generalizaciones, no puetle er¡ar, como el intelecto, al refc¡ir
f periencia puramente psiquica. Como ahora lormulariamos esa { las cosas a los conceptos inadecuados. No puede, por ejemplo,
sugestión: no son los sensa como. tales los que sur.1riq¡§!t_4R.-19.-s, l
pensar "Esto es un perro", cuando el ob.ieto ante él es un Bato,
datos para el intelecto, sino los sensa transformados en ideas de Si, como dijimos llneas antes, el tipo de frase que expresa lo que
la imaginación por el trabajo de la conciencia. piensa es algo como "Es esto lo que siento" parecería que seria
En el capftulo vur di una explicación preliminar de la estruc- imposible que este juicio fuera falso, en cuyo caso la conciencia
tura clc la experiencia basada eu una distinción entle dos térmi- tendrla el privilegio peculiar de ser un tipo de pensamiento no
nos, sentimiento y pensamiento, Par€ce que ahora la he aban- expuesto atrror, lo cual equivaldria a clecir simplemente que
donado para sustituirla por una distinción entre tres términos, en no era pensamiento.
la cual la conciencia aparece como un nivel intermediario de la Pero el juicio "Es esto lo que siento" no implica bipolari-
experiencia, que conecta a los dos. Pero ésa no es mi intención. dad. Tiene un contrario: "No es esto lo que siento"; y afirmarlo
La conciencia no es otra cosa que el pensamiento; es el pensa- es negar este contrario. Aunque la conciencia realmente nunca
miento mismo; pero es un nivel del pensamiento que no es toda- errara, tendrla todavfa esto en común con todas las formas de
via el intelecto, Lo que describi ya con el nombre de pensamiento pensamiento: que vive en virtud de que rechaza el error, Una
en el capitulo vrfl era, como podemos ver ahora, no el pensamien- ,l verdade¡a conciencia es la confesión que nos hacemos a nosotros
to en el sentido más amplio, que incluye la conciencia, sino el mismos de nuestros sentimientos; una conciencia falsa serla la
pensamiento en un sentido más estrecho, el pensamiento por ex- qúé loi rechazara, esto es, la que pensara de uno de ellos "Ese
celencia o intelección. Sin embargo, todo lo que se dijo acerca del sentimiento no es mlo",
pensamiento en la primera sección de ese capitulo es aplicable La posibilidad de ese rechazo está ya implícita en la división
no sólo a la intelección, sino al pensamiento en general y, por lo de la experiencia sensual-emocional en aquello a lo que se atiende
tanto, a la conciencia. El objetivo de esta sección es desarrollar y aquello a lo que no se atiende, y el reconocimiento de lo pri-
este punto. mero como "mlo". Si un sentimiento dado es reconocido de esta
La función del intelecto consiste en aprehender o construir manera, es convertido de impresión en idea, y asl dominado o do-
relaciones. Esta función, como expliqué en el capitulo vnr, asu- mesticado por la conciencia. Si no es reconocido, es simplemente
me dos formas: una primaria y la otra secundaria. El intelecto relegado al otro lado de la linea divisoria: se le deja sin ser aten-
en su función primaria aprehende las relaciones entre los térmi dido, o es hecho a un lado. Pero hay una tercera alternativa. El
nos a los que en el capítulo vrrr se llamó sentimientos; pero reconocimiento puede ocurrir aboltivamente,. Puede intentarse,
sabemos ahora que esto era inexacto; no son los sentimientos en pero fracasar. Es como si metiéramos a un animal salvaje a nues.
bruto de la experiencia pu¡amente psfquica a los que ahora lla- tra casa esperando domesticarlo y después, cuando nos mordiera,
mo impresiones, sino estos sentimientos modificados por la con- perdiéramos los estribos y lo dejáramos ir. En vez de amigo lo
ciencia y convertidos en ideas. El intelecto en su función se que hemos metido a la casa se ha hecho un enemigo.
206 ¡ruaclN.tctóu Y coNcIENCTA (Í)NCIENCIA Y I,ERDAD 2O7

Debo tratar de explicar este simil. Primero, dirigimos nues no tenga el derecho de ser tratado asi y, por lo tanto, la imagi-
tra atención hacia cierto sentimiento, o tomamos conciencia de nación como tal no puede ser corrompida nunca. Pero siempre
é1, Luego nos asustamos de lo que hemos reconocido: no por- ,que algrln elemento en la experiencia es rechazado por la con-
que el sentimiento como una impresión sea una impresión alar- urencia, el otro elernento sobre el que se fija la atención, y que
rnante, sino porque la idea en la que lo estamos convirtiendo .la conciencia considera como suyo, se convierte en algo falso. I Eñ sl ¡

¡esulta ser una idea alarmante. No encontramos la manera de ! mismo, no pertenece genuinamente a la conciencia que ld con- I
dominarlo, nos da miedo seguir perseverando en el intento. Por I ridera como suyo; al decir "Esto es lo que siento", Ia concicncia
lo tanto, nos damos por vencidos y dirigür.ros nuestra atelción : dice la verdad; pero el elemento rechazado, con su juicio corres-
hacia algo que intimide menos. I pondiente "No es esto lo que siento", contagia a esta verdad de
- A esto yo lo llamo la "gor¡upción" de^_la.,conciencia; porque error.lEl cuadro que la conciencia ha piutado de su propia expe-
It la conciencia se deja cohechar o corromper en el cumplimiento ¡ienci'í'es no sólo un cuadro seleccionado (esto es, un cuadro
l, ,i

de su misión, al ser distraída de una tarea difícil l¡acia una más I


verdadero hasta donde es posible), si¡ro taml¡ién un qgadro muti-
fácil. Lejos de ser una posibilidad es un hecho extremadamenre Iado, o un cuadlo cuvas omisiones son lalsil icaciones,
común, Volvamos al caso del niño que, clespués de gritar automá- ;> Esta cornrpción áe la conciencia ha sicto descritfia por los
ticamente lleno de ira, se hace consciente de sI mismo y reconoce p!!9ó_l9gos a su manera. Al rechazo dc las experiencias lo llaman
la i¡a como un sentimiento suyo. Este nuevo estado de cosas, si iepresién;-a la adscripción de éstas a otras Personas, proyección;
se desarrolla adecuadamentg le permite dominar la ira. Pero a su consolidación en una masa de experiencia, homogénea en sl
si todo lo que se desea es escapar de ser dominado por ella, hay misma (como bien puede ser, si el rechazo se hace sistemática-
dos mane¡as cn las que esto puede ocurrir. La hortiga puede re- mente), disociación; y a la formación de una experienci4 mutilada
'ionstrucción
huirse o cogerse.)tEn el primer caso, evitamos el dominio de un que admitimos ser nuestra, de faiitasfás. lElldi háit
sentimiento atendiendo a un sentimiento dilerente, La aten- mostrado, tariibi¿n, et efecto desastroso que estas coiiirpciones de
ción del niño se distrae de su ira, y los gritos cesan.)En el segun- la conciencia tienen, si se hacen habituales, en la persona que las
do, evitamos ser dominados fijando nuestra atención en el senti- padece. §pingz3 enseñó la misma lección hace mucho tiempo,
rniento mismo que amenaza dominarnos, y así aprendemos a I exponieirilb mejor que nadie la concepción de la verdadera con-
clominarlo. ', ciencia y lr importancia como un cimiento para una vida mental
El sentimiento del que se distrae la atención, sea por un pa- saludal¡le. El problema de la ética, para é1, es la cuestión de cómo
dre o por una niñera imprudentes, sea porque no sabemos ma- el hombrg siendo manejado por los sentimientos, puede domi-
nejarnos a nosotros mismos, no se separa completamente de la narlos de tal manera que su vida, de ser una passdo continua, un
l1:
atención. La conciencia no cierra los ojos a él; lo rechaza. Muy pasar de cosas, pueda convertirse en unz octio, o hacer de cosas.
pronto aprendemos a reforzar este auloengaño atribuyendo la ex- La respuesta que él da es una respuesta curiosamente simple,
pcriencia ¡echazada a alguien más. Al bajar a desayunar de mal "Affectus qui passio est, desinit esse passio, simulatque eius
humor, pero ¡ehusando admitir que el mal humot tan evidente I
f
claram et disrinctam fo¡mamus ideam" I (.Éri¿a, parte V, prop. A).
en la atmósfera es el nuestro, nos perturba encontrar que toda la Tan pronto como rros formamos una idea clara y distinta de una
familia está terriblemente malhumorada. I
I pasión, cesa de ser tal.
La bipolaridad que pertenece a la conciencia como una forma La no verdad de una conciencia corrompida no pertenece a
del pensamiento, contagia a las imaginaciones que construye. ninguna de las especies de no verdad comúnmente reconocidas.
Cuando la conciencia está corrompida, la imaginación participa i
- ¡-. *D_ividimos las no verdades en dos clases; errores y mentlrjl!.
de la corrupción. En el mero imagi4ar algo, sea lo que fuere, i
Cuando la experiencia alcanza el nivel intelectual, la distinción
I
,, esta corrupción no puede existir. I Ugqriggginación es mera- es válida. El ocultamiento de la verdad es una cosa, un error de
I mente un elemento en mi experiencia sensual-embcional sobre el "Un afecto que es una pasión deja de ¡e¡ una pasión, tan pronto
I i que fijo mi atención, y asl Io estabilizo y lo perpetuó como una como üos formarnos de él una idea clara y distinta." Trad. csp. fondo de
I idea,-lNo puede haber ningún elemento en mi experiencia que Cultula Económ¡ca, México, 1958.
li l

I
I
.,1

2O8 IMAGINACIóN Y CONCIENCIA RESUMEN 209

buena fe es otra..Pero en el nivel de la conciencia la distinción .¿ú una cuesdón que llo 5e suscita. Él §e eDcuentfa en rttr estado
de estas dos cosas no existe: lo que existe es el protoplasma de la Deor oue lo oue'cualqrtiera de estas altc¡nativas implicarla; ya
no verdarl del que, al desarrollarse, surgen éstas. La concien- Lr" u',, tro*Út. desaf;rtunado puede tener aún integridad de
cia no verdadera, al rechazar ciertos aspectos de su propia expe- , árácter. v un hourbre malo Puede, emPero, ser afortunado.
riencia, no comete un error de buena fe, ya que su fe no es / Un tro,rrt i. cuya conciencia se ha. corromPido, no tiene mitiga-
buena; alude algo a lo que tiene el deber de enfrentarse. Pero L ciones, ni por ientro ni por ttreráJ Mientras esa corrupción lo
esto no es ocultar lE verdad, por-que no hay verdad que sepa y rlourina, es un alura ¡ter<lida, ¡rata qttietr e[ inlietno llo es un
que esté ocultando. fParadójicamente podemos decir que se en- cuento. Y, ya sea que los psicoanalistas hayan encontraclo o
Baña a sí mismoi peio esto es sólo un burdo intento dé explicar no los medios Para rescatarlo, o para §alvar a aquellos en quie-
lo que ocurre deht¡o de una sola concieucia por la analogfa de lo nes este mal ha avanzado me[os, stl intento de hacerlo es una
que puetle ocurrir entre un intelecto y otro.? empresa que ha grtnado ya lrtr lugat importante en Ia historia
La condición de una conciencia cor-rompida cs no sólo ¡.rn de la lucha del hombre contra las [uerzas de la oscuridacl.
ejem¡rlo de no verdacl, sino taurbién un ejemplo de rnal. La ads-
cripción de¿allada, hccha por los psicoanalistas, de los males a § 8. Rcsr¿n¡ ¿tl
esta [uente, es uno de los n¡¡is nolablcs y valiosos caminos de
investigación iniciados por la ciencia modelna, que guardan la Hemos llegado ahora a un PuDto en quc los resultatlos tle la dis-
misma relación con los principios generales de la higicne mental cusió)r puedel ser resumidos en uua teoria general dc la imagi-
sentados por Spinoza, que las detalladas investigaciones de la fi- naciQn, Todo pensamiento presuPone el sentimiento; y toda§
sica relativista cou el plan para r¡na "ciencia universal" de la las proposiciones que expresan el resultatl<¡ de nuestros pensa'
flsica matemática trazado por Descartes. mientos pertenecen a uno de dos tipos: son juicios sobre los
: Ahora bien, así como dividimos las no verdaderas en e¡rores sentimientos, en cuyo caso se les lla¡¡ra empíricos, o juicios sobre
r y mentiras, asf también dividimos los males en aquellos que el procetlimiento del pensarriento misrno, en cuyo caso se les
r sufre un hombre y los que hace. Cuando ellos afectan. no la llama a priori. "PenlAm-iento", signitica aqui intelecto; "senti-
¡elación del hombre con su medio ambiente sino sü propia con- miento" significa no señtimieuto priii)iaurente tal, sino ima-
dición, ya sea corporal o mental, esta división se convierte en ginación.
una división entre la enfermedad y la maldad. El sentimiento propiamente dicho, o experiencia Psíqrrj.!,
Los síntomas y las consecuencias de una conciencia corrompi- tiene un doble carácter: es sensación y emoción. Podernos ateu-
da no caen bajo ninguna de estas clasificaciones. No son exacta- der especial o exclusivamáñ[e a uno u- olró átlrecto, pero en la
mente crimenes o vicios, porque su víctima no decide mez- experiencia del sentimiento como electivamente aParece en nos-
clarse en ellos, y no puetle escapar de ellos decidiendo enmendar otros los dos están lirmemente ur¡iclos. Todo sentimiento es a
su conducta. No son exactamente enfermedades, porque se deben la vez sensorial y emocional, Ahora Lrien, el sentimiento propia-
no a un desorden funcional o al efecto de fuerzas hostiles mente dic¡o es una experiencia en la que lo que setrtimos en
sobre quien los sufre, sino a la mala administración de sf mismo. este momento monopoliza todo nuestro campo de visión. Lo que
Comparados con las enfermedades, se parecen al vicio, compara- hemos sentido en el pasado, o sentirenos en el futulo, o pode-
dos con el vicio se parecen más a las enfermedades. mos sentir en una ocasión diferente, no se halla presente ante
r La verdad es que son un tipo de mal genuino o indiferen- nosotros para nada, y no tiene nilrgÍrn sigDificado para nosoÚos.
' ciado, mal en sl mismo, que no se diferencia todavla en mal En realidad, desde luego, estas cosas tienen un significado para
sufrido o desgracia y mal hecho o maldad. La cuestión de si un nosotros, y podemos Iormarnos alguna idea de ellas, algunas
hombre en quien existen sutre por su desgracia o por su culpa veces sin duda una idea bastante correcta; pero eso es porque
7 La colcienc¡a no vetdadera es, supongo yo, Io que Platón quiere deci¡
podemos hacer otras cosas además de puramente sentir.
con Ia [rase, desafortunadamelte traducida, "la mcntil-a en el alma" lla Si yo enuncio cualquier relación entre lo que sicnto ahora
Rcp1lblica' 3Bz A.C). y lo que he sentido en el pasado, o lo que puedo esperar sentir
2IO IMAGINACIóN Y CONCIINCIA RESUMEN 2ll
en lilc,,rrsta,rcio. diferentes, mi enunciación no puecle basarse en v '-rnetiéndose a nue§tra voluntad, son todavia §entimientos, y
mero sentimiento; Porque el mero sentimiento, aunque pueda ieritinientos de la misma clase que ante§; Pero han dejaclo de
decirme qué es lo que siento ahora, no ¡-ne puetle poner en con- ser meras sensaciones y 1e han convertido en aquello a lo qtte
lacto con e[ orro término dc la relaciónl- De alrí que los llamados ilrrnr.o, imaginacionós-h)esde un punto de vista,. [a imagina-
j
datos de los sentidos que son descritos como organizados en fami- ción nó'lé á¡iire"ilá de la sensacióu: lo que imaginamos es el
lias u otras cosas semejantes no sean sentimientos como real- mismo tipo de cosas (qolores, etc.) que se Presentan a nosotros
I (
mente aparece¡r en nosotros, Eensa con sus cargas emocionales en l. meia sensación. Desde otl'o Punto de vista' es muy dife'
propias; no son siquiera el elemento sensible en estos sentimien- rente, al ser, como )a se tle§clibió, domesticadal Lo quc la
tos esterilizados de su carga emocional; son atgo muy diferentEl ;;;á,i¿, es la actividad cle la concie¡rcia, y éstá" es u. tipo
Pero aún nrás: el mero séntimiento no puedJsiquiera decir¡ne' de oensamiento.
qné es lo que siento ahora. Si yo trato de fijar mi atención en tsoecí[icantente, cs et ripo cle pcrlsarniento -qtle se halla mls
este sentimiento prescnte, de modo que pueda explicarme a mI ..r.u'.1. l, sens¡ción o tlel me¡o sentimiento. Todo desarrollo
mismo de alguna manera su carácter, ya ha cambiado antes de á"1i.rio. dcl pcnsamiento se basa en ella, y triiá no con el sen-
que pueda hacer eso. Si, para tomal la otra posibilidad, logro ii-i.r,,o.n s,, estudo bruto sino con el sentihiento transformado
\
hacerlo (y es claro que sí lo lo8ramos, de otra manera nunca en imaginación.8 Para considerar las semejanzas y las diferen-
podríamos conocer las cosas acerca del sentimiento que se han I cias enire los sentimientos; clasificarlos o agruparlos eu otros
dicho ya), el sentimiento al que atiendo debe ser perpetuado de i tipos de arreglos que no sean clases; mirarlos arreglados- como
alguna manera para que yo pueda estudiarlo, lo que quiere decir en una se¡ie témpoial, etcétera, es necesario primero que cada uno
que debe dejar de ser mero sentimiento y entrar en una nueva de los sentimientos sobre los cuales se reflexiona sea atendido
€tapa de su existencia, y mantenido ante la mente como algo con un carácter propio: y
Se llega a esta nueva etapa no por un proceso que anteceda esto los convierte en imaginación.
al acto de la atención, sino por ese acto mismo, La atención f-i-a conciencia no hace ñinguna de esus cosas por si sola' Sólo
o toma de conciencia es una clase de actividad diferente del o.ñiü-eÍ ,.rr.no para ellas. Ella no hace sino atender a un
mero sentimiento, y lo presupone. La esencia de ella es que L"ii*i."," q"" tengo aquí y ahor¡. Ál atender a un §entimiento
en lugar de tene¡ nuestro campo de visión completamente ocu- presente, pcipettra ese seutimiento, aunque a costa de transfor-
pado por las sensaciones y las emociones del momento, también inarlo en ilgá rr,,.ro, no ya sentimiento Puro o en bruto- (impre'
nos damos cuenta de nosotros mismos, como la actividad de sen- sión), sino sentimiento e imaginación (idea) domesticado Pero
tir estas cosas. Teóricamente considerada, esta nueva actividad ,ro éá-pr." una idea con otia. Si, por lo tanto, mientras.dis'
ts una ampliación de nuestro campo de visión, que comprende f¡uto dá una iclea, me surge otra, la nueva idea no se mantiene
el acto de sentir asf como la cosa sentida, Prácticamente con- iunto a la anrerior, comó dos experienci:rs distintas entre las
siderada, es la afirmación de nosotros mismos como los dueños iuales puecto descubrir relaciones. Las dos ideas se funden en
de nuestros sentimientos. Por esta autoafirmación dominamos una, la'nueva presentándose como un matiz o modilicación pecu-
nuestros sentimientos: ellos se convierten ya no en experien- liar de la anté¡ior. De estc modo la imaginación se asemeja al
cias que se imponen a nosotros sin que nos demos cuenta, sino sentimiento en esto: que su objeto no es nunca una pluralidad
en experiencias en las que experimentamos nuestra propia acti-
8 Cf. Kant, Crltica (le la rdzón P ra, A ?8, B ro3 (trad N K smith,
vidad. Srr fuerza bruta sobre nosotros es sustituida de esta ma- o. rr2\. en d(,nde la ¡Eaginación cs desrritc (omo una "función cicga pero
nera por nuestra fuerza sot¡re ellos: podernos por una parte inclispánsable" intenDedi:;ia entre l:r sensación (lo que-signitica-la acrividad
enfrentarnos a ellos de tal modo que cesen de determinar nues- cor.Jlatiru a los sensa ProPianrcnte dichos, no a los "dato§ de los sentidos"
tra conducta incondicionalmente, y, por otra parte, prolongar y idealizedos del empirismo moderno) y €l entend¡Niento. Ésta e§ la do(trina
evocarlos a voluntad, De ser impresiones de los sentidos, se de Hume de que aI .onocimiento interesan )as idea!, no las impresione§;
pero Kant no dcsarrolló la Dorión que 1ul sugirió, excePto en €l nruy
convierten en ideas de la imaginación. i*portr.,t. (y por la misma razón conrúnmente mal entend¡do) cxPItt¡lo §ub¡e
En esta nueva capacidad, perdiendo su poder sobre nosotros €l "Frquematismo de las ca¡egorias".
2I2 IMAGTNACIóN Y CONCIENCIA

-_de, términos con relaciones entre €llos, sino una sola unidad
.inCivi¡ip_le: un puro aquí y ahora. Las concepciones de pasado,
de futuro, de posible, de hipotético, carecen de sentido tanto XI. EL LENGUAJE
para la imaginación como para el sentimiento mis¡no. Son con-
cepciones que aparecen sólo con un mayor desarrollo del pen y la expresión
samiento.,
§ r. El sínrbolo
Cuanáo, en consecuencia, se dice qne la imaginación puede , El lerg,:u¡e aparece con la imaginación, como una peculiari<lad
convocar sentimientos a voluntad, esto no quiere decir que cuando de la experiencia en el niyel consciente. Es aquí donde recibe
yo imagino primero formo alguna idea de algún sentimiento y sus caracmísticas originales, que nunca pierde completamente,
luego, por así decirlo, lo llamo a mi presencia como un send- por mucho que sea modificado (proceso que tendremos que exa-
miento real; menos aÍrn, que prreclo repasar imaginariamente los minar después) al adaptarse a los requerimie»tos del intelecto.
diferentes sentimientos de que podria disfrutar, y decidir evocar En _su__e_stado original o nativo, el lenguaje es imaginativo
en mi mismo el que yo prefiero. Formar una idea de un senti- . o expresivo: llamarlo imaginativo,es descriLrir lo que es, Ilamarlo
miento es ya seutirlo err la iuaginación. Por lo tanto, ia imigi-
,
. expresivo es describir lo que hace. Es una activid4d imaginativa
/ cuya func.ión es cxple-sar la emoción.\, El lenguaje intclectuál
nación es "ciega", ésto ei, no puerle prever sus propios resultados
es esto mismo in Le¡ec tual izado, o motlific¡do para expresar el
,concibiéndolos como propósitos antes de ejecutarlos. La libertad
de que disfruta no es la libertad de llevar a cabo un plan, o de pensamientá. ¡ Trataré de demosrrar en lo que sigue que ia e*pre-
escoger enüe una alternativa de planes posibles. Estos son des- sión de cualQuier pensamiento es electuada a través de la ex-
arrollos que pettenecen a una etapa Posterior. presión de la emoción que lo acompaña.
A la misma etapa posterior pertenece Ia distinción entre La distinción entre esas clos futrciones del lenguaje ha sido
formulacla en multitud cle formas que no necesitan ser enume-
verdad y er¡or, considerada como la distinción entre las expli-
cacio¡les verdadeLas y Ialsas de Ias relaciones entre las cosas. Pero
radas.l Una ¡nanera es distinguir cl lenguaje propiamente dicho
hay una forma especial en la que esa distinción se aplica a la del simbolismo. Un simbolo (cómo la patabra griega indica) es
algo a io que se llega por común acuerclo y que es iceptado por
conciencia y, por lo tanto, a la imaginación. La conciencia lo
quienes participan en el acr¡erdo como válido para cierto pro-
puede atender nunca a más de una parte del campo sensual-
pósito-. Esta es una explicación bastante aceptable de cómo las
emocional total; pero o reconoce esto como -caso pelteneciente a sl
misma, o ¡ehusa reconocerlo. En el úitiáo ciertos senti- palabras en un lenguaje intelectualizado llegan a su signifi-
cado, siempre que estén completamente intelectualizadas, lo que
mientos no son pasados por alto, sino que son rechazado§; el yo
en ¡ealidad rara vez ocurre; pero no puede ser una verdadera
consciente rechaza la responsabilidad de ellos, y asi trata de es-
explicación del lenguaje como tal, ya que el supuesto acuerdo
capar a ser dominado por ellos sin el trabajo de dominarlos.
Esta es la "conciencia corrompida", que es la fuente de aquello a
por el cual se establece el signilicado de una palabra dada im-
r plica una discusión previa por la cual se llegue al acuerdo; y a
lo que los psicólogos llaman ripresión. Las imaginaciones de
esa co¡rciencia corompida participan de su corrupción; son "fan- menos que el lenguaje exista ya y pueda ya formular el punto
tasias", cuadros de la expeiiencia iéritiiiiéñtáliiailó,s ó Cipurga- en conuoversia, la discusión no puede surgir.
dos, las "ideas inadecuadas de las afecciones" de Spinoza; y la EI siml¡olismo o- lenguaje intelertualizl4o presupone, por lo
mente que se refugia en ellas de los hechos de la experiencia, tanto, el lenguaje imaginativo o lenguaje propiamente dicho.)
§e enueBa al poder de los sentimientos a los que ha rehusado Debe haber, en consecu¿ncia, una relación colre;pondiente entre '
enfrentarse. las teorías sobre los dos. Pero en la teorla tradicional del len-
guaje se invierten estas ¡elaciones, con resultados desastrosos. Se
identilica al lenguaje como tal con el siurbolismo; y cuando su
1 La distinción del Dr. Richards entre "el r¡so cieDtlfico del lenguaje",
"el uso emotivo del ler¡8uaje" se exam¡na posteriormente, §8.
2r3
It1,'\ Í, ¡ ir'-i r--'., ii r,
T
2\4 EL LENGUAJE rL sÍrrl¡oto Y LA EXPREsIóN Zt.,
función expresiva no es completamente pasada por alto, se hace tocarle cl dedo dice "este cerdito fue al mercado", la conclusión
un inrento de explicarla como una lunción secundaria a la que de sólo puede expresarse en las palabras de un (posiblemente mí-
t alguna manera se Ilega rnodificando la función simbólica. Cuando tico) maestro de escuela: "los padres §on las l'rl¿imas Personas a
Hobbes (Letiathar, I, tv) dice que el uso prirnario del lenguaje las que dcberfa permitirse tener niños".
tiene por objeto "adquirir ciencia", para cuyo propósito "la defi- La Íazón por la cual ninguua madre enseña la lengna de
nición correcta de los nomb¡es" es el primer requisito, identifica esta manera es que simplemente no podrla hacerse, ya que los
claramente al lenguaje en general con el lenguaje intelectuali- supuestos gestos de señalar, son ellos mismos un lenguaje. O tie.
zado o simbolisnro. Locke, al definir una palabra como uu sonitlo ne que enserlarse al niño primero este lenguaje de gestos, para
al que se convie¡ te en el signo de una idea (Ezsc1o, III, 3), es ayudarlo a aprender el idioma, o hay que suponer que llegará a
menos expllcito en su for-rnulació¡r del err-or; PCIo, no obstante, ese lenguaje de gestos pol sí misnro de un ¡nodo automitico. Pclo
en gcneral lo da pot scntado. Y llcr-kelcy, aull(lue l)or lo común si el niño puede hacer eso, queremos saber córno lo hace
adopta el mismo punto de vista, r'econoce utt segundo uso de las que un gato no puede (ya que no sc puedc uunca e¡¡seirar -puesto
a un
palabras, "a saber, el influir en nuestra conducta y acciones; lo gato que es lo rlue se quiere decir señalando)- y si así es, por
que puedc hacerse o [ormando reglas para que actuemos Por qué no pucde (como cn rellidad ocurre) llcgar de la n'¡isrna
ellas, o despertando ciertas pasioues, disposiciones y emocioncs manera al idioma.
en nuesrra mente" (Alciplron, v],I, Obras, ed. flaser, II, 3:7). Realmente, si el teórico de la leugua puede tener acceso al
La distinción es impoltante; per.o este segundo rtso es todavla cuarto de los nirlos, encontrará quc algo muy diferente acon-
un uso intelectualizado, ya que la actividad de e¡contrar medios tece, Oirá que la maclre no enuncia palabras aisladas a su hiio,
para un [in dado (la manera de iltfluir sobre la conducta de al- sino que lanza torrentes cle palabras, la mayorfa de las veces con
guien, etc.) es una actividad intelectual. Usar el lenguaje como
1
el propósito no de nombrar ciertas cosas sino de expresar su
meclio para despertar cierta pasión en otra Persona no es la misma I propio placer por la compañía del bebé. El niño responde con
l cosa que usarlo pala expresar .la pasión de uno rnismo.t gorgoteos y arrullos. A meclirla que el tiempo pasa éstos se hacen
I
- Hoy es casi un dogma decir que el lenguaje como tal cs más articulados, y tarde o temprano se oye al niño imitar en una
simbólico en el sentido antes citado de la palabra. De ser asi, forma confusa frases que ha aprendido en cierhs ocasiones,
§e derivan cle ahl cierros resultados. Todo simbolo, en gracia a la cuando se suscitan otras ocasiones que parecen requerirlo. Su
exactitud en el uso, debería ser usado en uu sentido único e in- madre puede tener el hábito de decir en su habla infantil,
variable, y definido con precisión. En consecuencia, si hemos de cuando le qnita el sombrero, "¿Quitamo chombelito?"; y si asl
I
usar bien el lenguaje, toda palabra debería ser usada y delinicla es, cuando él se quita su sombrerito y lo arroja al suelo dirá en
L

de ese modo. Si se encuentra que esto es impráctico (y siempre se tono de gran satisfacción "¿Quitiíto?"
Ahola bien, el sonido "quitifto" no cs un sínrl¡olo. La ma-
I

I
encontrará que es impráctico) deberá inferirse que los lenguajc§
"ordinarios" están mal ideados para su propósito, y deberian ser drc y el niño no han convenido enue ellos qué deberá significar
sustituidos para la expresión del pensamiento exacto por un "quitarse el sombrero". El niño lo considera como un ruido que
"lenguaje filosófico" cientfficamente planeado. Ot¡a consccuen- se h4ce cuando uno se quita el sombrero, Oye que su madre
cia es que asl como a todo el mundo, antes de poder empezar hace ese ruido cuando le quita el sombrero; y consecuentemen-
a usar un símbolo en las matemáticas u otra disciplina seme- te ¿l hace ese ruido cuando él mismo se lo quita. lLa relación
jante, debe declrsele qué es lo que significa, en la adquisición entre hacer el ruido y quitarse el sombrero no tiene para él nin-
original de la lengua ¡naterna debe explicársele a un niño toda gún parecido con la ¡elación (de la cual no tiene aún concepción
palabra que haya de usar; y realmente se suPone que esto es lo alguna) entre el simbolo + y el acto de sumar dos números. lTo-
que su madre, u otra persona, hace al señalar el ftrego y decir, davla menos, por supuesto, concibe el sonido como una c;inbi-
"fuego", al darle leche y decir "leche", al tocarle el dedo y decirle nación de, {os símbolos, uno que signifique sombrero y el otro
"dedo", etc. Cuando ocurre que al señalar la madre el fuego dice, quitárselo.t _Quitarse el sombrero es un solo acto y el sonido que
probablemente, "bonito", que al darle leche dice "buena", y al uno hace al quitárselo es un solo sonido. l El auálisis fonético del
r'

216 trL LENGUAJE LA ExrREslóN PsiQUrcA 2rj


sonido eu un cierto número de consonantes y vocales, o su análi- § 2), con el terror que produjo. Pero aunque los dos casos son
sis gramatical en un cierto número de palabras, está tan lejos del s"emeiantes en la intimidad de la unión entre sus elementos, el
niiro como un análisis a¡ratómico del acto en un cierto Dúmero orden esrructural de los elementos es diferente, y a decir verdad
de movimientos musculares. _Si¡f.r_t_o, E! iqlfoi-éi ia cliga emoiional del.coior, y el sensum
Se acercarla más a la realidad, al negar que "quitiito" es un 4§Lcolor es lógicamente (aunque no tentporalmente) anterior a
--t',, símbolo, llama¡lo una expresión. No expresa el acto de quitarse .el. El dolor no es la carga emocional de la tensión en los múscu- -
el sombrero, sino la satisfacción peculiar que por alguna lazón el los laciales; el -sensum es aqui uo anterior sino postcrior a la
niño obtiene al quitárselo. Es decir', expresa el sen_timiert-to que emoción,
él tieue al hacer el acto. Más estrictamente, no es el sonido "qui- Los dos casos han siclo, en realida<l, iucompletamente descri-
tiito", sino el acto de hacer este sonido, lo que es expresivo. Decir tos. En el primero, hemos omitido el sensum original (por ejem-
que un acto expresa otro acto sería decir disparates; decir que ex- plo, un retortijón); en el segundo, hemos omitido la expresión de
presa un sentimiento ciertamente signilica algo. Debemos tratar terror clel riño, una leacción compleja que puede describi¡se
de determinar qué es lo que sigrrifica. como encogerse y temblar. U¡ra vez consideradas estas onisiones,
los rlos casos son paralclos: y obtenemos un análisis qire, ái reco-
nocer el eleme¡rto dc la(expresió-n psíquica, suplernenta la expli-
§ z. La exPresi.ón Psiquica cación clel uiiro asustado dacla en el capitulo yrrr.
Para hacer esto, debemos empezar por observar que la expresión Tenemos ahora: r) un sensum del color escarlata (o más bien,
lingüística no es la única clase de expresión, ni la más primitiva. un campo visual conteniendo cse color); :) el tenor como la
Hay otrir clase que, diferentemente de la expresión lingüistica, i
carga emocional etr ese campo; 3) el errcogimiento y el temblor
oculre corr irtdcpendcncia cie la conciencia y es una peculiaridad que expresarl ese terrol'. En el otlo caso tenemos: r) el dolor ab-
de la expet'iencia en su nivel puramente pslquico. Llamaré a dominal como un sensum (o más bien, un campo de sensación or-
ista "explcsiórr psíquica". 7 gánica que contiene ese sensum visceral); z) el dolor que es la
* Consiste en la lealización de actos involu¡rtarios y tal vez in- carga emocional de él; J) la gesticulación que expresa ese do-
cluso de actos corpolales completamente inconscientei, relaciona- lor. Cada ca¡o es una sola experiencia, en la que el análisis revela
dos de rrn modo peculiar con las emociones que se considera que tres elementos en un orden estructural clelinido.
expresan. fAsí, ciertas distotsioues de la cara expresan dolor; un Toda clase y r¡atiz de emoción que ocurre en el nivel pura-
relajamiedto tle los músculos y una lria palidez de la piel expre- mente psiquico de la experiencia tiene su contrapartida en algún
san temor; etc. En estos casosr sentimos la emoción expresada y cambio del siste¡na muscular', circulatorio o glandular2 que, en
también sentimos el acto corpolal, o complejo de actos, que la el sentido de la palabra ahora bajo discusión, lo expresa. Que
expresar. La relación entre ellos, a la cual nos referimos cuando estos cambios sean observados y correctamente interpretados de-
decimos que el acto expresa la emoción es, desde luego, una re- pende de la habilidad del observador. Hasta donde podemos ver,
lación de conexión neccsaria, y asimétrica: hacemos gestos "por- nada sino la falta cle est¿ habilidad nos impide leer como un
que" seotimos dolor, no viceversa. Pero la palabra "porque" se libro abierto las emociones pslquicas de todos aquellos con quie-
rrsa para indicar cualquier clase de dependencia, y no distingue n€s tenemos algo que ver, Pero observar e interpretar es un
una clase de otra. proceso intelectual; y ésta no es la única manera en que la expre-
Í La conexión es en cierto modo como la que existe entre un sión pslquica comunica un significado. Hay una especie de con-
sensum y srr carga emocional, estríba en el hecho de su inmedia-
tez; las dos cosas conectadas no son dos experiencias distintas, 2 No sólo el sistema endoc¡ino. Aun los hombres cuyo sentido del olfato
sino elementos de una experiencia indivisiblé., El sensum de la es débil, pueden descubri¡ que ciertas enociones en sus congéneres ocasiolran
tensión muscular, cuando torcemos la cara con dolor, se halla olores p€culiares al provocarse descargas glandulares, Pam un anirDal cüyo
sen!¡do dcl olfato es tan agudo como el de un perro, supongo que hay un
tan íntin¡amente conectado con el dolo¡ como el sensum del colo¡ "lenguaje" de.arornas tan expresil o como et "tengüaje" de los gestos facialer
escarlata que aterrorizó al niiro de nuestro ejemplo (caP. vlrr, iDvoluntarios lo ea pa¡a nosotro§.
?I8 EL LI]NCUAJE PsfQUrcA
LA ExPRrslóN 2lg
tagio emocional que ocurre sin ninguna actividad intelectual; sin ciones que surgen sólo por la conciencia del yo' El odio, el
la presencia siquiera de la conciencia. É,ste es un hecho familiar, amor, ei enojo y la vergüenza pueden tomarse como ejemplos.
alarmante porque parece tan inexplicable, en el hombre. La ex- El odio es un sen¿imiento de anragonismo; es una actitud hacia
tensió¡r del pánico en una multi¿ud no se debe al hecho de que algo que consideramos que obstaculiza nuestros deseos, o que nos
cada persona se asuste indepeuclien temente, ni a que se comuni- causa dolor,s y esto presuPone la conciencia de nosotros mismos.
quen hablándose; ocurre en completa ausencia de estas cosas, al El amor es un sentimiento hacia algo con Io que sentimos que
aterroriza¡se cada persona simplemente porque su vecino se ate- nuescra propia existencia está vinculada, de modo que un bene.
r¡oriza. La expresir'rn psfquica del miedo en una persona aparece ficio o daño a ello es un beneficio o daño a nosot¡os mismos. El
a otra cc,mo uu conPlejo cle sensa innrediatamente cargados de enojo, aunque diterer.te al odio no implica la idea de alguna
terror. El miedo uo es Ia Í¡nica emoción que se contagia de esta cosa o persona Particular que nos enoja, §e Parece al amor por
mancra; lo r¡¡isrno ocrrrre con cual<¡uier enroción que pertenezca el hecho de ser r¡na conciencia de nosotros mismos impedidos y
al nir.el de la experiencia psiquica. Así, la mera observación de obstaculizados. La vergüenza es la conciercia de nuestra propia
alguien gue sufra un dolor, o el sonido de sus quejidos, produce debilidad o inefectividad.
en nosotros un eco de su dolor, cuya expresión en nucstro pro- Estas "emociones de la conciencia", contrariamente a lo que
pio cuerpo podemos sentir en el hormigrreo o contracción de sucede con las emociones puramente ¡>siquicas, admircn expre-
áreas de la piel, ciertos sensa viscerales, etcétera. sión en el lenguaje: en una flase, un gesto controlado o en otra
Esta "simpatia" (el nombre más simple y mejor para el conta- cosa semejante. Pero tienen también sus propias expresiones
gio que he clescrito) existe evidentemerrte entre los auinales psíquicas especialcs, por ejemplo, el sonrojarse de vergüenza,
distintos al lrorabre, y e¡rtre los animales de diterentes especies; acompañado de relajamiento muscular; el acalo¡amicnto de la ira
notablemente, por ejemplo, entre el hombre y sus aninrales do- con tensión y rigidez muscula¡. Ahora bien, una emoción psiqui.
mésticos. Un perro muerde ¿r rrn homb¡e que Ie tiene miedo; ca es la carga emocional sol¡re un sensum; pero una emoción de
y la mejor manera de hacer que un perro nos muerda es tenerle la conciencia es la carga emocional no sobre un sensum sino so-
miedo, Por mucho que se crea que se está ocultando la nervio- bre un modo de la conciencia. De ahl que si preguntamos "¿cuál
i. sidad, el perro la siente; más bien siente la nerviosidad en sí es el sensum sobre el cual la vergüenza es la carga emocional?" y
t mismo, que ha recibido de la persona. La misma ¡elación existe encontramo§ (muy correctamente) que ningLrn sensum se halla
r entre los ho¡nb¡es y los animales salvajes. presente excepto los de piel caliente y rnúsculos relajados, podre.
i Cómo "se pega" este contagio, depende, desde luego, de la mos tal vez rechazar la opinión del sentido común de que nos
i¡r estructura psfquica de la mente que lo recibe. El terror en un enrojecemos porque estamos avergonzados, y proponer el asom-
conejo se cornunicará a un peuo que lo persiga no como terror broso descubrimiento de que estamos avergonzados porque nos
?
sino como deseo cle matar, ya que un perlo tiene la "naturaleza" enrojecernos. Pero toclo lo que henos hecho es erigir una para-
h
psiquica de un animal de caza. Todo mundo sabe qne los perros doja sobre un malente[dido. Para la serie .r) color escarlata, :)
l corretean a los gatos porr¡ue los gatos corren. La exhibición de miedo, r) encogimiento y temblor, en el caso de emociones psl
{ miedo del gato produce en el perro no un razonamiento que diga quicas, la serie correspondiente en una emoción de la conciencia
r
;'
así: "este gato ure tiene miedo; evidentemente cree que prrerlo es: r) conciencia de nuestra propia inferioridad (que no es un
'f matarlo; por lo tanto, supongo que puedo; ahl voy", sino una sensum sino un modo de la conciencia); z) vergüenza; 3) enro-
i-1
respuesta inmediata en la forma de emoción agresiva. jecimiento. El punto de vista del sentido común es el correcto, y
, La expresión pslquica es la rlnica expresión de la que las emo- la teorla de James-Lange falsa.
T
, ciones pslquicas son capaces (pueden sólo ser expresadas de otro ¿Por qué las emociones de la conciencia han de ser expresa.
,i modo siendo Eansformadas ellas mismas por la actividad de la s "Odir¡m est tristitia (sc. transit s a maiore ad minorem pe¡fectionerD)
conciencia de impresiones eu ideas, como veremos en la próxima .oncomitante id€a caus¡e externae." Spinoza, E¿i.¿, IlI, Affecrnum defini-
sección); pero las emociones psfquicas no son las únicas que pue- tiones, vi¡. ["El od¡o es una (ristez¡ acomp:rñada por la idea de una causa
ir
den ser pslquicamente expresadas. Hay un cierto grrpo de emo- externa,"]
i
22O EL LENGUAJE LA EXPRE5IóN IMAGINATIVA 22I
I
bles en dos lormas tan diferentes? La respuesta radica en la rela. ha rle imponer-se una nueva forma, cada nivel debe organizarse
I
ción que hay entre un nivel de la experiencia y el que se halla según sus^ propios principios antes tle que pueda- realizarse una
sobre é1. trinsición il iiguientc; ya que ésta es u¡ra condición Para que
El nivel superior diliere del inferior por tener un nuevo priu- i
pueda ap¡recer la materia prima requetida para la creación del
cipio de organización; éste no sustituye al anterior, sino que se I
iiguienté., Hemos visro que las etnociones de la conciencia ¡rueden
superpone a é1. El tipo inferior de la experiencia es perpetuado I eiprasrrra de dos maneras: fotmalmcnte, como modos de la con-
en el tipo supelior de una manela muy semejante (aunque no cieicia; materialmente, como constelaciones de elementos psi-
idéntica) a la manera en que una nratelia preexistente es perpc- quicos. Si el nivel de la conciencia es un nivel más allá del cual
tuacla cuando rrna forrna nueva es impuesta a ella. Aprovecha- se encuentra otro, a saber, el nivel clel intelecto, como hemos
,-ernos estil semejan7a v la r¡saremos metafóricame rr te como una estado suponiendo, se infiere que las emociones de la conciencia
descripción, Eu este sentido rnetafó¡ico cle las palabras, cual- debe¡r ser lorma I o lingii ísticamente expresadas, no sólo material
quier nivel nuevo y superior de la experiencia puede ser descrito o psiquicamente expresadas, antes de que pueda rcalizarse una
en cualquiera de dos lraneras. Formalmente, es algo nuevo y ü transición del nivel de la couciencia al del intelecto: ya que su
rlnico, que puede describirse sólo en lunción de sí mismo. Mate- expresión formal o lingülsLica es un elemento neccsario en la
rialmente, es sólo una combinación peculiar tle elementos ya consolidación tlc Ia experiencia en el nivel cle la conciencia.
existentes en el nivel inferior, y Euscepdble de descripción eu La expresióu nrcrarnellte material cle tales emocioncs, por el con-
función de cstos elementos inleriores. La conciencia (para aplicar trario, es un paso hacia atrás, que ¡educienclo el nivel consciente
esta distinción) es fon¡almente írnica, completamente dilerente a a tér'minos tle lo psíquico impicle el clesarrollo de la cxpericncia
cualquier cosa que pueda encont¡atse en la experieucia meramen- hacia sus niveles superiores. No quierc clecir que esta cxpresi¿»r
te psíquica. Materialmente, cs sólo una nueva clis¡tosición de ex- material sea en sl misma ret¡óBrada; por el contrario, es la ma-
periencias psiquicas. Un moclo de la conciencia como la velgüenza nera en que la conciencia afirma su dominio sobre la experiencia
es,por lo tanto, formalmente, un modo de la conciencia y oada pslquica como tal, creando una nueva combinación de sus ele-
más; materialmeute es una constelación o síntesis de experien- mentos; pero si pudiera pasar sin ser suplementada por la expre-
cias pslquicas. sión formal, indicaría una rnente no dispuesta a probar su
Las dos maneras en las que puede expresarse corresponden a destino en otras aYenturas.
estos dos aspectos de su natnraleza. Pero cuando se le llama una
constelacióD o slntesis, esto no significa que haya una uuión de § g. La expresión imaginatiaa
elementos que primero existieron separadamente, y que la nueva
cualidad de la conciencia (en este caso, la vergüenza) es un mero La peculiaridad de la expresión pslquica radica en el hecho tle
resultante, que "emerge" de esa combinación. De ser ése el caso, ser completamente incontrolable. Fisiológicamente considerada,
la teoría de James-Lange no habrla sido nunca inventada; ya que una contracción de dolor o un ataque de miedo son acciones; pero
podrlamos fácilmente haber identificado los diferentes sensa de como ocurren en nosotros, son algo que simplemente aparecen
en nosotros y nos dominan. Tienen el mismo carácter del darse
los cuales, combinados, la vergüenza es la carga emocional. El
hecho de que esto no pueda hacerse es una Prueba experimental
"brutalmente". que pertenece a las emociones que expresan, y a
los sensa de los cuales son la carga emocional. Este es meramente
de que la teorla de la "emergencia" es, en este caso cuando menos,
el carácter general de la experiencia en su nivel puramente psí-
.equivocada; y de que lejos de se¡ la conciencia un nuevo tipo de qulco..
organismo que surge de un rnodo especial de combinar las expe-
riencias pslquicas, es una actividad por la cual esos elementos son En el ¡livel del despertar a la conciencia ocurre cierto cambjo:
combinados de este modo especial. !, el darse brutalmente es sustituido por la conciencia de la expe-
riencia como nuestra propia experiencia, como algo que pertenece
Puede mencionarse oüo aspecto de esta expresividad dual. Si
la experiencia esá realmente organizada en dilerentes niveles, de I Para el sign¡ticado de es!o, v€r pp. 196-ro3; p. ej., "indór¡ira violen-
tal modo que uno suministra al siguiente una materia sobre la cual cia", p. 2o5
222 trL LENGUAJE ¡-¡, rxrn¡sóN TMAGINATIYA 223

I a nosotros y que es dominado por la fuerza de Duestro pensamien- tiva del carácter unive¡sal y fundamental del le»guaje como tal,
to. Es¡e cambio afecta a los t¡es elementos distinguidos en la sec. no Ilegaremos a ninguna Parte' Las articulaciones gramatirales
ción anterior. La fo¡ma en la que afecta a los elementos sensoria- y Iógiáas del lenguaje intelectualizaclo no son al lenguaje como
les y emocionales ha si<lo discutida ampliamente en los capitulos tal más fundamentales que las articulaciones de los huesos y los
precedeDtes. Vimos que el trabajo de la conciencia convie¡te a las músculos al tejido vivieute. En la base de toda la elaboración de
impr-esiones de la sensación bruta y cle la emoción bruta en ideas, los organismos especializados se encuentra la vida prirnitiva de la
algo que no simplemente sentimos, sino que ser)timos cn esa nueva célula; en la base cle toda la maquilaria de la 1lalabra y la ora-
rnanela a Ia que llamamos irnaginación. Tenemos que considerar ción se encuentra el lenguaje priuritivo de la mela emisión, el
ahora cómo afecta el mismo cambio al acto corporal de la ex- acto concrolado en el cual exprcsalnos nuest¡'as emociones,
presión, elevándolo del nivel crudamente psiquico al imaginativo. Materialmente, este acto no diliere de la expresión psíquica.
La naturaleza general de este cambio pnede expresarse dicicn- Así como una idea difiere de una impresión no por su naturaleza
j do que asi como nuestras emociones no surgen ya en nosotros intrfnseca, sino por su relación con la estructura general de la ex-
I como hechos brutos, sino que son dominadas de tal modo que periencia, asl también un acto expresivo puede ser un acto
i, podemos convocarlas, suprimirlas, o alterarlas po¡ un acto del precisamente de la misma clase, ya sea que su expresividad sea
1
cual somos conscientes como nuesho propio acto y, por lo tanto, psiquica o imaginativa. Todo aquel que esré acostumbrado a
t cuidar niños, además de distinguir el grito de dolor del grito de
como algo libre, aunque no pueda llamarse realizado con pro- I

i pósito o selectivo; asi, los actos corporales que expresan estas enojo, etc. clases de expresión psíquica-, aprende
a distinguir -diferentes
¡ I
I emociones, en lugar de ser simplemente automatismos de nues- I el grito automárico de la emoción no controlada del
&
tro organismo psico-físico, son experimentados en nuestra nueva grito autoconsciente que pa¡ece (por una cierta exageración de
I I parte del oyente) d€liberadamente emiddo para llamar la aten.
I autoconciencia como actiyidades que pertenecen a nosotro§, y
a
controladas en el mismo sentido en que las emociones que ex.
I
ción de sus necesidades y reñir a la persona a quien parece diri-
i girse por no darle atención. El segundo grito es arln un simple
Presan. l

Las acciones corporales que expresan ciertas emociones, en I grito; no es todavla habla, pero es lenguaje. Se halla en una nue-
tanto que caen bajo nuestro control y son concebidas por nos- va relación con la experiencia del niño como un todo. Es el
otros, en nue§tra conciencia de controlarlas, como nuestra manera grito de un niño que se da cuenta de sí mismo y que se afirma a
de expresar estas emociones, son lenguaje. La palabra "lengua- rl mism^. Con esa emisión, nace el lenguaje; su articulación en
je" se usa aqul no en su sentido estrecho y de propiedad etimo I habla completamente desarrollada en inglés o en francés o en al-
lógica para denotar actividades de nuestros órganos vocales, sino
l
guna lengua vernácula es sólo cuestión de detalle. La diferencia
en un sentido más amplio que incluye cualquier actividad de c¡ucial ¡adica e\esto: que el niño, en lugar de hacer cierto ruido
cualquier órgano que es expresiva del mismo modo que el habla automática e invblun tariamente, ha aprendido a hacerlo, por asf
I es expresiva.' En este sentido amplio, el lenguaje es simplemente ,
I
decir, "a propó,sito"; con lo cual queremos decit no que tenga
expresión cofporal de la emoción, dominado por el pensamiento un propósito en sentido estricto, un plan proposttu.m sdDi, un co.
en su forma primitiva como conciencia. ' / I nocimier¡to previo de qué es lo que debe hacerse antes de hacerlo,
r I--.El lenguaje existe aquf en su fo[na absolutamente original. I pero que su acción es controlada en lugar de ser a¡.¡tomárica.
Tiene todavla un largo camino que recorer. Posteriormente tie- I La expresión me¡amente psíquica de la emoción está ya alta-
ne que ser profundamente modificado para satisfacer las deman- mente diferenciada; pero esro no se compara con la diferencia.
I ción que alcanza el lenguaje. Antes de que empiece a controlar
das del intelecto. Pero cualquier teoria del lenguaje debe empezar
,li aqui. Si empezamos estudiando el resultado de estas modifica-
;

I
sus gritos y a convertillos en emisiones conscientes, un niño grita
cieramente en un considerable número de formas para expresar
ciones posteriores, el lenguaje que usamos para expresar nuestros
pensamiento en relación al mundo que nos rodea y a la estructura emdciones de dilerentes clases. Pe¡o estas formas son muy pocas,
del pensamiento mismo, y tomamos esta altamente desarrollada comparadas con las clases de sonido que aprende a hacer una
y altamente especializada forma del lengtaje como representa- vez que ha aprendido el arte de Ia emisión controlada. No se

I
224 EL LENGUAJE LA EXPR.E§IóN IMACINATIVA 225

Jrarlan
'das;
ni reterrdrfans esas diferenciaciones, de no ser necesita- no puede e§tar en lo justo, si las exPresio[es qr¡e él
esth. creencia
y la razón por la cual son tan necesitadas es porque la vida inventa son aprópiadas para las emociones que ellas €xPr€san;
emocional de la experiencia consciente es inmensamente más rica porque sus eipreiiones son exPresiones conscientes, consciente-
que la de la experiencia en su nivel psíquico. Muy aparte de las menie inventadas, y éstas pueden ser apropiadas sólo para las
emociones especificamente nuevasCe la conciencia, de las que ya se emociones que en si mismas pertenecen al nivel consciente de la
dijo algo en la sección precedente[la_conversión de.las i¡npresiones experiencia. No todas las emociones pueden expresane por ll]e-
en ideas por el trabajo de la conciencitmültiÉlica inmensamente dio del .lenguaje, sino sólo las emociones de la conciencia o las
las emociones que exigen expresión. nn el nivel de la experiencia emociones psíquicas elevadas al nivel de la conciencia; y la misma
meramente psiquica, lo que oigo en el ¡nomento presente es un conciencia que cla origen a estas emociones o que las convierte
ruido, que lleva una carga emocional. Si hago que mi atención se' de impresiones en ideas da origen también y simultáneamente a
enfoque a ese ruido, podré oír en él difelentes ruidos del tráfico,
.\ su expresión lingülstica apropiada.
cli(e¡entes canciones de pájaros, el tic-tac (le mi reloj, el rasgueo ¿Qué es, entonces, lo que queremos signilicar cuando decimos
de mi pluma, un paso en la escalera, cada uno de ellos aislado del que el artista encuentra una expresión para una emoción no ex-
lesto por el trabajo de enfocamiento de la 4_tención y cada uno presada antes? Queremos significar que una emoción que perte-
de ellos llevando una carga emocio¡ral pro¡:ia.: Por otros actos de nece al nivel cr¡nsciente de la cxperiencia tiene una doble na-
la atención puedo r-ecobrar sonidos que todavla suenan en mi turaleza, "material" y "formal". Materialmente es una ciérta
memoria (aunque en verdad no debe¡ía describir mi situación coñiiéüiióir de ertróciones piiquicas; formalmente, es una eno-
cliciendo que realmente los oigo en el momento dado): eI áspero ción consciente. Ahora bien, uua constelación de emociones psí-
canto inverlral del tordo cuyas suaves notas primaverales escu- ' quicas es simplemente un conjunto tle emociones psíquicas, cáda
cho ahora, la máquina de escribir que trabaja algunas veces en una de las cuales tiene ya su expresión psfquica apropiada. Una
el cuarto contiguo, etcétera. Para todas estas experiencias la persona que cobra co¡rciencia de sf misma como alguien que
mente consciente debe inventar expresiones, en tanto que la expe- siente estas emociones psiquicas genera, por lo tanto, en sl misma
riehcia pulamente psiquica, al oIr un ruido con un tono emocio- una emoción consciente, formalmente distinta de cada una y de
nal, sólo necesitaria una, De este rnodo, la exper iencia imaginativa todas ellas: y gencra simultáneamente una expresión consciente
ci'eá por sí misma, por un trabajo infinito de refracción, r€fle- para ella.l Por lo tanto, a lo que se llama emociones inexpresadas
xióri, condensación y dispersión, una infinidad de emociones que son emociones en un nivel de la experiencia, ya expresadas en la
exigen para su expresión una sutileza infinita en las articulacio- manera apropiada a ese nivel, de las que la persona que las siente
nes del lenguaje que crea al expresarlas. trata de tomar conciencia: es decir, trata de convertirlas en el
Cualquiera que sea el nivel de la experiencia al que Perte- material de una experiencia en un nivel superior, que cuan<lo
nezca una emoción, no puede ser sentida sin ser expresada. No lo alcanza se¡á a la vez una emoción en este nivel superior y una
hay emociones inexpresadas, En el nivel pslquico esto puede expresión apropiada para é1.
verse fácilmente; una emoción psfquica, si es sentida, es expre- Volvamos ahora al caso que describí al principio de este ca¡rí-
sada psfquicamente por una reacción automática del animal que tulo, y preguntémonos qué luz se ha hecho sobre él por las discu-
la siente. En el nivel coDsciente eso no es tan evidente, En reali- siones que han tenido lugar. Un niño se quita violentamente el
dad, estamos acostumbrados a creer 1o contrario; generalmente sombrero de la cabeza y lo arroja al suelo con la exclamación
c¡eemos que la actividad del artista consiste en encontñtr exPre- "quitilto". Por comparación con el grito ar¡toconsciente discu-
siones para emociones que ha sentido antes de expresarlas. Pero I tido antes en la presente sección, esto representa un uso alta-
mente desarrollado y refinado del lenguaje. Para empezar,
5 He oldo a ün niño pasar una o dos horas todes las mañanas, a Ia edad consideremos la expresión implicada. El niño se quitaba el
de unos seir meses, experimentando la prod[cción de sonidos vocelB, y des- sombrero porque se sentla flsicamente incómodo con é1, sentla
cubriendo por !l mismo de este modo numerosos sonidos no existentes efi el I
lnglés (esto es, consonaDtes arábigas) que gradualmente dejó de practicar calor, le horrnigueaba Ia cabeza, o sentla algo semejante; pero
cuando encontró que no las nacelitaba en su lengua rÍaterna. I la satisfacción expresada por el grito de "quitiíto" no es un mero
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126 ijl- LENGUAJE LENCUAJE Y LENGUAJES 227

placér psicofísico como el de quitarse una mosca de la nariz, Lo alternativa, Se deshace del símbolo de la etapa de bebé; su cora-
que e*p.esa es una sensación de triunlo, una emoción que surge zón salta con una sensación de triunfo, y, para expresar esa em6' ir
de la posesión de la autoconciencia. El niño demuestra ser tan ción, con seguriclad adnrirable e irónica le quita ta gloria a su
persona como su madre, que antes le ha quitado el sontbtero con madre, usando (hasta donde él puede conseguirlo) las r¡ismas
las palabras que él ahora imita; mejor que su madre, polque palabras con las que ella ha expresado su superioridad sobre é1. ¡

.ahora ella le ha puesto el sombrero y quiere dejárselo puesto, Podemos enunciar esto, si queremos, diciendo que el niño
clc ¡nodo que hay un conflicto de voluntades en el cual el ¡tiño "imita" a su madre, Pero ésa es una palabra inadecuada, porque
se siente victorioso. tiende a ¡ehuir la investigación de por qué y cómo ocu¡re esa
Este sentimieuto, como cualquier otro sentimiento, tiene que imitación. Se han hecho intentos para explicar el origen del len-
ser expresado por una acción corporal. Como es un sentimiento guaje en el niño por referencia a un supuesto insrinto de imita-
que surge de la autoconciencia, esto es, en el nivel imaginativo ción, que lo lleva a copiar todo lo que ve que hacen los demás, de
de la experiencia, debe ser expresaclo en una acción controlada, modo que, cuando ve que hablan, él adquiere el mismo arte que
una acción hecha "a propósito", no una acción meramente auto- elloL Pero, suponiendo que existiera tal instinto, el comporta-
¡nática. Pero hay dos acciones controladas en el caso, Hay el mieúto impuesto por él nunca se convertiria en lenguaje, a menos
quitarse violentamenrc el soml¡rero y el grito de triunfo. ¿Por que estuviera tan fuera del control automático del supuesto ins-
qué no habría de bastar-una para el propósito? tinto que cayera bajo el control consciente de la voluntad del
La relación entre el quitarse el sombrero y el grito es paralela niño, de modo que pucliera expresar lo que el niño quiere que
a la relación, etr la sección precedente, eDüe el color que aterro' exprese.r Esto puede ocurrir sólo y cuando el nir-ro adquiere con-
riza y et ternblor de terror. Estos fcnómenos, se recordar:lt, ocu' ciencia de sf mismo. Pero cuando eso ocurre el niño empieza a
7 paron el primero y el terc€r lngares en una serie que constituia
una ex¡reriencia indivisible úuica, en la que el segundo lugar era
hablar sin el Iuncionamiento de este instinto.r El supnesto ins-
tinto de imitación, por lo tanto, siendo una de esas entidades que
ocupada por la emoción de miedo. En el caso presente, el quitarse no debe¡Ian multiplicarse más allá de lo que es necesa¡io, es una
el sombrero se halla en primer lugar; la emoción de triunfo en el ficción ociosa, l'ara lo único para lo que puede usarse es para
segundo; el grito en el tercero. Estos fenómenos juntos forman explicar cómo el niño antes de alcanzar el nivel autoconsciente
una sola experiencia, la expet'ieucia del triunfo del niño sobre de la experiencia, podria familiarizarse ya con un gran númerc¡ de
la madre. movimientos corporales que, cuando llega a ese nivel, podrla usar
Esta experiencia es un logro de la autoconciencia del niño. como lenguaje. En realidad, un niño empieza a adquirir los mo-
Sr,rrge de oua experiencia que pertenece al mismo nivel, esto es, vimientos detallados del habla sólo cuaudo su conciencia se h¿
al hecho de encontrarse eI niño en la condición de estar vestido desarrollado ya al punto que encuentra lo que necesita. Imita el
y ser paseado en un cochecito con un tirante de seguridad alre- habla de los demás porque se da cueuta ya de que ellos l¡ablan.
dedor de la cintura. Por la operación de su propia autoconcien-
cia, se descubre estando en ese estado, y lo reconoce como un
estado producido por la voluntad de su madre, sin el consenti-
§ 4. Lenguaje y lenguajes
miento de é1. Po¡ lo hnto, se siente humillado. En esta etaPa Hemos estado usando la palabra "lenguaje" para siguilicar cual-
se le al.¡ren dos caminos, aunque desde luego él no lo sabe; no quier actividad corporal controlada y expresiva, no importa qué
,escoge, sino que simplemente actúa como su naturaleza le dicta' parte del cuerpo se hatle implicada. Hay una tendencia a pen-
Podiía encontrar alguna mancra de escapar de la situación, refu- sar que hay sólo una actividad de este tipo, o cuando menos una
giándose en alguna acción no realmente relacionada con ella; que aventaja enofln€mente a cualquier otra en expresividad, a sa-
por ejemplo, echándose a llorar desconsoladamente aI sentirse ber, el habla, o las actividades de los órganos vocales. Se sugiere
injustamente menospreciado. O puede responder directamente algunas veces que hay urra razón fisiológica para este supuesto
a la situación por algún acto que demuestre que, desPués de todo, I hecho, y ésta es que en el uso de nuestros órganos vocales pode-
no es un bebé sino u¡ra Persona tle verdad, f,l toma la segunda I mos realizar una variedad de acciones más sutilmente difelen-

I
228 DL I.ENGUAJTi LENGUAJE Y LENGUAJES 229
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'ciadas, y, por lo tanto, más susceptibles de desarrollarse en lerr- I
cn la presente etapa de nuestra (liscusión, porque eshrnos tra-
guaje, que en el uso de cualquier otra combinación de órganos. rando ahora del lenguaje como es antes de ser adaptado al
Parece más que dudoso que la creencia original, o la razón dada servicio de los propósitos del pensamiento. Pero visto i fondo,
para ella, sea verdadera. Probablemente cualquier clase de acción tal vez esto ¡ro es yerdad. IIay un cuento seg(rn el cual Buda,
corporal es tan adecuada para un uso expresivo, intrínsecamente, alguna vez, en el climax de una discusión tilosófica, súbitamente
como cualquier otra; y la preeminencia de uua sobre las demás recur¡ió al lenguaje de los gestos como un filósofo de Oxford
parecería depender del desarrollo histórico de esta o de aquella podria subitamente ¡ecurrir al griego: tomó una flor en la mano,
civilización. No todos los que hablan usan todas las partes de y Ia miró; uno de sus discípulos sonrió, y el maesrro le dijo ,,Me
la maquinaria vocal de igual mane¡a. Los alemanes hablan más has comprendido".
con la laringe, los franceses más con los labios. Es muy probable , El habla es, después de todo, sólo un sistema de gestos, que
que, por esta diferencia, los f¡anceses tengan un mayor control tiene la peculiaridad de que cada gesto produce un sonido caric-
sol¡re los movimientos de los labios y los alenanes sobre los mo- terlstico, de tal manera que puede ser percibido por el oldo tan-
vimientos de la garganta; pero desde luego no es cierto que 1a to como por el ojo. El que escuchemos a una peisona que habla
diferencia en si misma se base en una diferencia fisiológica inde- en lugar de mirarla tientle a hacernos pensar (ue el lenguaie es
pendiente de ella o auter.ior a ella, una difcrencia de esú.rctura esencialmente un sistema cle sonidos; pcro no es asi; eseniialmen-
orgánica en virtud de la cual los alemanes son más sensitivos en te es unsistema de gestos que se hacen con los pulmones y la la-
la laringe y los franceses en el frente de la boca. De haber sido ringe, y las cavidades de la boca y Ia nariz. Nos alejamos aün más
€se el caso, esas sensibilidades especiales serlan caracteristicas de los hechos fundamentales sobre el habla cuando Densamos
biológicas, heredadas, como la dcl cráneo y la pigmentación; y la en ella como algo que se puede escribir y leer, olvidánionos de
habilidad de hablar francés o alemán de la rnanera adecuada de- que Io que la escritu:a, en nueshas deficientes anotaciones, pue-
penderla del pedigree del hablante. Pe¡o obviamente éste no es de representar es sólo una pequeña parte del sonido habiado
el caso. Los agrupamientos reconocidos por Ia antropologia [í- donde el timbre y el énfasis, el tempo y el ritmo, son casi ente.
sica no coinciden con los de la antropologla cultural. ramente pasados por alto. Pe¡o aún un escritor o un lector, a
Si los franceses encuentran los movimientos de los labios más menos que las palabras sean emitidas sin relieve y sin intención,
expresivos que los movimientos de la garganta, y con los alemanes debe hablarlas con firmeza o convicción para él mismo. El Iibro
ocure lo contrario, la misma clase de diferencia puede existir escrito o impreso es sólo una serie de indicios, tan elfpticos como
entre los movimientos de los órganos vocales y otras clases de los neumas de la músic¿ bizantina, que permiten reionstruir los
movimientos. Una discusión entre campesinos italianos se ¡ea- Bestos del habla, únicos que tienen el don de la expresión.
liza menos por medio de palabras que por un muy elaborado len- Todas las diferentes clases de lenguaje tienen una relación
guaje de ademanes. Aqul nuevamente, no hay base fisiológica semejante con el gesto corporal. El arte de la pintura se halla
para la diferencia. Los italianos no poseen dedos más sensitivos Intimamente vinculado con la expresividad cle lós gestos hechos
que los europeos del norte. Pe¡o tienen una más larga tradicirjn con la mano al dibujar, y de los gestos imaginarioipor los cua-
de gestos digitales controlados que se remonta al antiguo juego les el espectadol de una pintura aprecia sus ,,valores táctiles,,. La
micare digitis. n¡(¡sica instrumenhl dene una ielación simila¡ con los movi-
El lenguaje vocal es, por lo tanto, sólo uno entre muchos len- mientos silenciosos de la laringe, los gestos de la mano del intér-
guajes posibles o clases de lenguajes. Cualquiera de éstos podria plete, y con los movimientos reales o imaginarios, como los de la
ser desarrollado, por una civilización en particular, en una for- danza, en el público. Toda clase de lenguaje es, de esta manera,
ma de expresión emocional altamente organizada. Se imagina una forma especializada de gestos corporales, y, en este sentido,
algunas veces que aun cuando cualquiera de estos lenguajes po- puede decirse que la danza es Ia madre de todos los lenguaies.
-
drla expresar emoción, el lenguaje vocal tiene una función ex- Esto es lo que justifica Ia paradoja ¡le los behaviorisias, de
clusiva, o cuando menos preeminente, en la expresión del pensa- que el pensamiento no es otra cosa que los movimientos de los
miento. Aunque esto fuera verdad, no tendrfa ningún interés órganos vocales que comúnmente se dice que lo expresan.
c3o EL LENGUAJE LE,NGUAJE Y LENGU,{JES 23I
t Por pensamiento debemos entender en el presente contexto la relación entre el lenguaje vocal y otras fonnas de leng aje. Un
émoción, y emoción en el nivel imaginativo, no el meramenre inglés que sabe hablar francés, si reflexiona sobre su propia ex-
psíquico. Por órganos vocales debemos entender el cuerpo en- periencia, sabe muy bien que se siente de modo diferente cuando
tero; ya que el habla es sólo una forma de gesto. Corregicla de habla una lengua diferente. La Iengua inglesa sólo expresará
esta manera, la doctrina es verdadera en este importante sen- emociones inglesas; para hablar francés debcn adoptarse las emo-
tidb: que la expresión de la emoción no es una especie de vescido ciones de un Irancés. Ser multilingüe es ser un camaleón de las
hecho a la medida de una emoción ya existente, sino una activiclad emociones. Se ve todavla con mayo¡ claridad que las emociones
sin la cual la experiencia de esa emoción no puede existir. Qui que expresamos en la,mf¡sica no pueden ser nunca expresadas en
temos el lenguaje, y quitamos Io que él expresa; no quedá nada el habla, y viceversa., La música es un orden de lenguajes y el
más que el sentimiento crudo en e'l nivel meramente psíquico. habla es otro; cada uno eiprésá ló que-expresa con absoluta cla-
Civilizaciones diferentes han desarrollado diferentes lengua- ridad y precisión; pero lo que ellos expresan son dos tipos dife,
jes para su propio uso; no neramente diferentes formas de rentes de emoción; cada una propia de si. Lo mismo es ver-
habla, que se distingan como el inglés del francés, etc., sino dad del gesto manual. El desprecio puede expresarse gritando
diferentes de una manera mucho más profunda, Hemos visto un insulto a un hon¡ble o tronándole los dedos bajo la nariz,
cómo Buda expresó una idea filosófica en un gesto, y cómo el como la alegria puede expresarse en un poema o en rrna sinfonia;
campesino italiano usa los dedos con tanta mayor expresividad pero coD-una diferencia,'la clase ptecisa de desprecio que es ex-
que su lengua. El hábito de andar pesadamente vestidos para- presada de una manera no puede ser expresada en la oira.
liza la expresividad de todas las partes corporales menos la de la Ahora bien, si una persona adquiere la habilidad de expre-
cara: si Ia ropa luera suficientemente pesada, sólo los gestos que sar una clase de emociones y no otra, el resultado será que cono-
pueden ser apreciados sin ser vistos re¿endrfan su explesividad cerá la clase que haya en él pero no otros. Estas otras estarán
como los de los órganos vocales; a menos que la ropa misma fue- en él como meros sentimientos en bruto, nulrca dominados ni con-
ra expresiva. La civilización cosmopolita de Europa y América trolados, sino ocultos en la oscuridad de su ¡rropia ignorancia
modernas, su tendencia hacia el vestido rfgidaraente uniforme,s de sí r¡ismo o imponiéndose soble él en fo¡ma de tormentas cle
ha limitado nuesttas actividades expresivas casi enteramente a la pasión que no puede ni controlar ni entender. En consect¡encia,
voz, y naturalmente trata de justificarse afirmando que la voz es si una civilización pierde todo poder de expresión, excepto el
el mejor medio de expresión. Pero los diferentes lenguajes no que se realiza a ravés de la yoz, y luego afirma que Ia voz es
están relacionados con el mismo juego de sentimientos como los el mejor medio expresivo, simplemente está diciendo que no co-
diferentes juegos de ropa para el mismo hombre. Si no hay tal noce nada en si misma que valga la pena de expresarse excepto lo
cosa como un sentimiento inexpresado, no hay modo de expresar que puede expresarse de ese modo; y eso es una tautologla, ya que
el mismo sentimiento en dos medios diferentes. Esto es verdad significa simplemente: que "nosotros (miembros de esta sociedad
I
tanto de la relación entre diferentes sistemas de lenguas como de particular) no conocemos Io que no conocemos", excepto en tan-
to que eso sugiere la adición: "y que no quer.emos conocer".
0 Arln asf, el vestido es üna especie de lenguaie; pero cuando es rlgida-
't
mente uniforme las únicas emocior¡es que puede exp¡eEar son emocion€s co- tivo (Kipling, The lrúaÍñdtio oÍ Krishno. M ,l¿¿,ncy). La conci€ncia de
munes a quienes lo llevar. El hábito de llcvarlo enfoca la atención de quien lo llevar como otros un vestido uniforme e§, de este modo, rrná conci€ncia dc so-
üste §obr€ la¡ eEocionc! de €sta clas€, e inmediatam€nte genera y expr€sa lida¡idad emocional con ellos; y esio, cn !u lado Íegativo, asume la lonna de
un "glupo" perrnanente o hábito de seDtimiento consc¡ente de la ma[era hostilidad enrocional hacia la! pe¡so¡as fuera de ese (lrculo. Ilustrar esto
corespondiente. Rupe¡t B¡oke notó que los norteamerica[os "caminan me- en la historia de los partidos y las clases es superfluo. puede se¡ i rer€sanie
jo¡ que nosotros; más libremente, con un atractivo balanceo, y casi con señala¡ que en la teorla polllia libe¡al, donde la rivalidad enrre Giter¡os po-
gtacia, Cuánto de esto --rfrade-, se dcbe al hecho dc vivir en una demo- llticos sc disocia de Ia hostilidad emocional entre las personas que la sosiie-
cracia, y cuánto al de no llev¡¡ tirantc!, es algo |truy ditlcil de deterDinar" Den, es esencial que loe partidor no sc distingan por rrnilormes. Si ¡e unifo¡ma
(Letae¡s ltom Americo, p. 16). D€jar el unifome lleva consigo un curioso ¡ los -partido! se notará que la dif€rencia de sus criterios polfuicos se hace
roEpimimlo en et hábito emo.io¡al. Mulvaney cnaontró que al desca¡tar inmediatamenr€ una división menos imporranre entre ellos que st¡ hostilidad
los pantaloner y llevar un taparrabos empezó a sertirse como un hindü na- cmocional,
252 EL LENCUAJE
! EL HAI'LANTI Y I]L Ol'trNI'I: 233
!i
Antes dije que "la danza es la madre de todos 1os lenguajes". ra a ver que la teoría del arte que va a surgir del Libro ll con-
Esto requiere mayor explicación. Qtrise significar con ello que sisrirá en la identilicación del arte con el lenguaje, o cuando
toda clase u orden de lenguaje (habla, gesto, etc.) era una de¡i- menos la imPlicará.
vación de un lenguaje original de gestos corporales tomados en
una totalidad. É,ste tend¡{a que ser un lenguaje cn el cual todo
movimiento y toda pose estacionaria de todas las partes del cuer-
§ g. El ltablante y el oyent.el

po tuvieran la misma clase de significación que los movimientos En su forma más elemental, el lenguaje no va dirigido a ningún
de los órganos vocales poseen en un lenguaje hablado. Una per- público. Los primeros balbuceos de un niño son tan cornpleta-
sona que Io usara estarla hablando con todas las partes de sf Erente no dirigidos que no se les puede describir siquiera como
mismo. Ahora bien, al llamar a éste un lenguaje "original", no dirigidos al mundo en general o a sf mismo. La distinción entre
estoy cayendo (ni lo permita Dios) en esa clase de arqueología hablar consigo mismo, hablar al mundo en Beneral y hablar a
a priori que t¡ata de reconstruir el lejano pasado del hombre sin una persona o Brupo particular, es una difer-enciación posterior
ningún dato arqueológico. Yo no lo sitúo en el remoto pasado. introducida en un acto original que era simplemente el acto
Lo sitúo en el presente. Quiero decir que cada uno de nosotros, de hablar. Ahora bien, el habla es una función de la autocon-
siempre que se expresa, lo hace con todo el cuerpo, y de este ciencia; en consecuencia, aun en esta etapa pr.imaria, una perso.
modo realmente habla en este lenguaje "original" de gesto cor- na que habla es consciente de que habla, y de este modo es un
poral total. Esto puede parecer absurdo. Algunos pueblos, sabe- cscucha de sl mismo. La experiencia de hablar es también una
mo§, no pueden hablat sin mover las manos, encoger los hombros cxperiencia de escuc-har.
y menear el cuerpo, pero otros pueden hacerlo y lo hacen. Eso EI origen de la autoconciencia, ya sea que esa frase sea en-
no es objeción para lo que estoy diciendo. La rigidez es un ges- tendida psicológicamente, para significar las etapas por las cua-
to, no menos que el movimiento. Si hubiera personas que nunca les llega a aparecer, o metaflsicamente, para significar las razones
hablaran a menos que estuvieran paradas rígidamente en acti- por las cuales empieza a existir, es un problema que no discu-
tud de atención, serla porque ese gesto era expresivo de un há- tiré. Hay algo, sin embargo, que deberla decirse aqul acerca de
bito emocional p€rmanente, que ellas se sinderan obligadas a eso. La conciencia no principia como una mera autoconciencia,
expresar concurrentemcnte con cualquier otra emoción que es- estableciendo en cada uno de nosotros la idea de sl mismo, como
tuvieran expresando. Este lenguaje "original" de gesto corporal una Persona o centro de experiencia, para luego continuar, por
total es, por lo tanto, el único lenguaje real, que todo el mundo algún proceso, ya sea de "proyección" o de argumento por ana'
que se exp¡esa de alguna manera usa siempre. Lo que nosotros logla, a construir o inferir otras personas. Cada uno de nosotros
llamamos habla y las otras clases de lenguaje son sólo partes de él es un ser finito, rodeado por otros de la misma clase, y la con.
qrre han sufrido un desarrollo especializado; en este desarrollo ciencia de nuestra propia existencia es también la conciencia de
especializado nunca llegan completamente a sepa¡arse del orga- la existencia de los otros. Siendo una forma de pensamiento, la
nismo del que surgieron. conciencia es susceptible de error (capítulo x, § 7); y cuando por
Este organismo paterno no es otra cosa que la totalidad de primera vez un niño descubre su propia existencia, simultánea-
1
nnestras actividades motrices, elevaclas del nivel pslquico al ni- mente descubre la existencia no sólo de su mad¡e o de su niñera,
sino cle otras personas, como un gato, un árbol, la sombra dcl
,i vel consciente. Es nues(ra actividad corporal como aquella cle la
fuego, un pedazo de madera, en donde los errores al admitir a
li cual tenemos conciencia. .Perg lo que se eleva del nivel ps(quico
al nivel consciente es convertido por el trabajo de la conciencia este o aquel vecino en la categorla de persona son sin duda co-
de irupresióu éá idea, de .objeto de Ia sensacién en objeto de la. . rrelativos a los errores en su concepción de su propia personali-
\i iniáginación- El len¡¡uaje de gesto corporal total es de tal modo .'
el aspecto motor de nuestra experiencia imaginativa total. .Esta ú1. ,
dacl. Pe¡o, por mucho que el descubrimiento (como cualquier
otro descubrimiento) esté en un principio mezclado con error,
tima fr?se fue rrsada en el capítulo vr, § 6, como nombre para ¡ 7 En esta sección, todo lo que re dice del hal)la se refiere al lenguaje
la función del arte propiamente didro. Estamos empezando aho', c¡ g€neral.
284 ¡iL LFNGUAJTi
-f,- EL HABLANTE Y EL OYENTE 235
t
persiste el hecho de que el descubrimiento del niño de sl mismo Primero, haY una em oción de una clase especlfica, no una emo-
como una persona es también su descubrimiento como miembro n piíquica o exPres ión, sino una emoción de la cual la persona
de un mundo de personas. que la tiene es conscr ente, y que por e§ta conciencia ha conver-
l La autoconciencia hace una persona de aquello que, aparte tido de imPresión en idea. En segund o.lugar, hay una acción - I

I de eso, serla meramente un organismo que siente. Las ¡elaciones corPo ral controlada en la qr¡e fa persona exPresa esta idea. La
I enre los organismos que sienten, como tales, están consrituidas exPre sión no es posterior a la idea; las dos están inseparable-
{ por los diferentes motlos cle simpatías que surgen de la expresión ménte unidas, de tal manera que se tiene la idea como idea sólo
I
{ psiquica de sus sentimientos, Como las personas son organismos, en tanto que es exPresada,i La expresión es el liabla,ly el ha-
I también están conectadas por relaciones de esta clase. Pero, blanb es su p¡imer oyente. Al olrse hablar, es consciente de sí
i como personas, construyen un nuevo conjunto de relaciones en- mismo como el poseedor de la idea que él mismo §e oye exPre-
I
I tre ellas rnismas, que surgen de sus concicncias de si mismas y sar. De esta manera, dos juicios que fácilmente se cleerían con-
i
de rrna y otla; éstas son las relaciones liDgüísticas. El descubri- tradictorios entre sl, son ambos verdaderos: ,) sólo Porque §a-
j miento de mi mismo como una persona es el descubrimiento de bemos qué es lo que sentimos Podemos expresarlo en palabras;
I que puedo hablar, y de que soy, asi, una persona o hablante. AI 2) sólo porque las expresamos en palabras sabemos cuáles son
I
hablar, soy a la vez hablante y oyente, Y como el descubrimiento nuestras emociones. En el prüner juicio describimos nuestra
I de m( mismo como una persona es también el descul¡rimiento de situación como hablantes; en el segundo, nuestra sitr¡ación como
I
\ otras personas alrededor de ml, es el descubrimiento de otros ha- oyenres de lo que nosotros mismos decimos' Los dos juicios se
blantes y oyentes además de mi mismo. Así, desde sus inicios, la refieren a la misma unión de idea con exPresión, Pero ello§
t experiencia del habla contiere en principio las experiencias de consideran esta unión desde puntos opuestos.
i hablar a otros y de olr que otros me hablan a ml. Cómo Iun- La persona a quien se dirige el habla está ya familiarizada
cione este principio en la práctica depende de cómo, cn detalle, co, .tá doble situación. Si no fuera asi, sería inútil dirigilse
\ identifique a las personas en mi medio ambiente. a ella. Ella es también un hablante, y está acostumblada a reve-
La ¡elación entre hablante y oyente, como dos personas dife- larse sus emociones a sí misma hal¡lándose a sl misma. Cada una
t rentes, es una relación que, por su misma familiaridad, es fácil- de las dos personas implicadas es consciente de la personalidad de
me¡rte mal entendidaj Tendernos a pensrr en ella como una rela- la otra como correlativa a la suya; cada una es conscielrte de sí
ción en la que el hablante "comunica" sus emociones al oyente. I misma como persona en un mundo de personas, y para el pro'
Per.o las emociones no pueden ser compartidas como la comida o pósito presente este mundo consi§te de ellas dos' El oyente, por
Ia bebida, ni donadas a otros como ropa vieja. Hablar de comu- Io tanto, consciente del hecho de que se dirige a él otra Persona
nicar una emoción, si ello signilica algo, debe significar hacer como él (sin esa couciencia original la llamada coruunicación de
qt¡e otra Perso¡la teDga emocjones como las que yo mismo tengo. emociones por el lenguaje no Podria ocurrir nunca), toma lo que
Pero iudependienter¡ente del lenguaje, ni é1, ni yo, ni ninguna oye exachmente como si él estuviera hablando: se habla a sl
tercera persona puede comparar sus emociones con las mlas para mismo con las palabras que oye que le dirigen, y asl construye
descubrir si son semejantes o diferentes. Si hablamos de esta dentro de sí la idea que esas palabras exPre§an. Al mismo tiem-
comparación, hablamos cle algo que se hace por el uso del lengua- po, §iendo consciente del hablante como una Persona dilerente
je; de manera que la comparación debe se¡ definida en funció¡¡ i él -ir*o, atribuye esa idea a esta otra Persona. Entendel qué
del habla¡ y el oír, no el hablar y el oir en ft¡nción de esta com- es lo que alguien nos dice es atribuirle a esa persona la idea
paración. Si, empelo, la relación entre la emoción y el Ienguaje que sri palabras despiertan en nosotros; y esto implica tratarlas
ha sido correctamente descrita en la sección 3, puede hallarse como palabras nuestras.
sentido a estas frases, Serán analizadas entonces de la manera Esá pareceria presuPoner comunidad de lenguaje entre el
siguiente. hablante y el oyente, ya que a menos que estuvieran acostum-
Cuando se dice que el lenguaje expresa emoción, esto signifi- brados a usar lás mismas palabras, el oyente, al usarlas para sl
ca que hay una sola experiencia que tiene dos elementos en ella. mismo, no significarfa lo mismo Por medio de ellas. Pero la co'
236 EL I-ENGUAJE IINGUAJE Y PENSAMIENTo 237
munidad de lenguaje no es una situación independiente de la dad son esenciales a la idea expresada. Cualquier esfuerzo de
situación que hemos estado describiendo, ni anterior a ella: es un parte del oyente para reconstruir la idea por sÍ mismo llevará (a
nombre por el cual nos ¡eferimos a esa situación misma. No se merror qre su ProPia conciencia se encuentre corrompida de
adquiere primero uu lenguaje y luego se usa. Poseerlo y usarlo modo semejante) al redescubrimiento, como una parte integral
son la misma cosa. Sólo llegamos a poseerlo al tratar repetida y de la idea, del elemento rechazado; y asl el hablante y el olcnte
progresivamente de usarlo. se encontrarán nuevamente en posiciones opuestas,
El lector puede objetar que si lo que aqui se manriene fuera
ve¡dad r¡o podrla haber nunca una seguridad absoluta, ya fue-
ra para el oyente o para el hablante, de que uno habla entendido § 6. Lenguaje y ltensamiento
al oro. AsI es; pero en verdad de verdad tal seguridad no exis- En un sentido, el lenguaje es complehmente una actividad del
te. La única seguridad que poseemos es una seguridad empfrica pensamiento, y el pensamiento es todo lo que él puede expresar;
y relativa, que se refuerza progresivamente, a medida que la con. ya que el nivel de la experiencia a la que pertenece es el de la
versación avanza, y que se basa en el hecho de que ninguno de I conciencia o la imaginación, y se ha demostrado que este nivel
los dos participantes considera que el otro está diciendo dispara. peltenece no al dominio de la sensación o de la experiencia psl
tes. La cuestión es de si ellos se entiend€n soloitur;nterloquend,o. quica, sino al dominio del pensamiento. Pero si se toma al pen-
Si se entienden entre sI lo suficiente para seguir platicando, es samiento en su más estrecho sentido de intelecto, cae fuera de él
que se entienden tanto como lo necesitan; y no hay otra clase de y bajo él.,El lenguajc en su naturaleza original expresa no el T'r ' '
I
entendimiento que puedan lamentar no haber conseguido, pensamiento en este sentido más estrecho, sino sólo las emociones;
La posibilidad de este entendimiento depende de la habili aun cuando éstas no son impresiones crudas, sino que son trans-
dad que tenga el oyente para reconstruir en su propia concien- \ mutadas en ideas por la actividad de la conciencia.
cia la idea expresada por las palabras que oye. Esta recon& He dicho ya que hay una ctapa secuuda¡ia en el desarrollo
trucción es un acto de la imaginación que no puede llevarse a del lenguaje, en el que sufre una moclificación para servir a los
cabo a menos que la experiencia del oyente le haya capacitado propósitos del intelecto. Podría suponerse que, debido a que el
para hacerlo. Hemos visto ya (capltulo x, § 4, fin) que, dado que arte es la expresión imaginativa de la emoción r(capltulos vr, vrr),
todas las ideas se derivan de impresiones, no puede formarse este desarrollo secundario no tiene ningún interés para el esré-
una idea como tal en la conciencia, excepto en una mente cuya tico como tal. Pero esto serla un error. Aunque el arte nunca
experiencia sensual-emocional contenBa la correspondiente im. exprese el pensamiento como tal, sino sólo la emoción, las emo-
presión, aun cuando sea en una forma vaga y sumergida, en ciones que expresa no son sólo las emociones de un experi-
ese momento mismo. Si las palabras, por muy elocuentes y bien mentador consciente, sino además las de un pensante, y, por lo
escogidas que sean, son dirigidas a un oyente en cuya mente no tanto, una teorfa del arte debe considerar la siguiente cuestión:
haya ninguna impresión que corresponda a la idea que ellas ¿cómo, si es que tal cosa ocurre, debe ser modificado el lenguaje
quieran comunicar, las considerará como algo sin sentido, o les I
para incluir la expresión de estas emociones dentro de su esfe¡a?
atribuirá (posiblemente con la ¡eserva de que el hablante no se La distinción general entre imaginación e intelecto es que la
lraya expresado muy bien) un significado derivado de su propia imaginación se pr€senta a sl misma un objeto que experimenta
experiencia y que les impondrá aunque rro les convenga. Lo mis. como rlnico e indivisible, en tanto que el intelecto va más allá
mo ocur¡i¡á si, aunque el oyente tenga la correcta impresión en de ese objeto rinico y se presenh a sl mismo un mundo de mu-
la mente, sufre de una corrupci(rn de la conciencia (capltulo x, chos objetos semejantes con relaciones de cierto tipo entre ellos.
§ 6) que no le permitirá atender a ella. Todo lo que la imaginacióu se presenta a sl misma está aq[f
La falta de entendimiento no es necesariamente la culpa del y ahora, es algo completo en sl mismo, absolutamente contenido
oyente; puede ser del hablante. Este será el caso si, debido a la co. dentro de sl, que no está conectado con ninguna otra cosa por
rrupción de su propia conciencia, la idea que él expresa es una las relaciones entre lo que es y lo que no es, lo que es y aquello
idea falsificada, al ser ¡echazados ciertos elementos que en reali. por lo cual es lo que es, 10 que es y lo que podrla haber sido, lo

I
238 EL LENGUAJE ¿¡- Á¡¡Ár,rsrs GRA\{ATIcAL ?39

que es y lo que deberia ser. Si cualesquiera de estas disrinciones algo que ocupa cierto lugar en la estructura de las cosas (aqui,
son incluidas en el objeto de la imaginación, él las absorbe; la I en-el éspacio y en el tiemPo) sin el pensamiento de lo que la cosa
dualidad de términos con una relación entre ellos desaparece, y que oc;pa ese lugar lealmente sea en sí misma. Es¡e pensamieuto
deja sólo una huella de sf misma en la forma de una modifica- 1 d-e algo indeterminado, que si fuera fleterminado octtparla cierta
ción eq !a cualidad del todo. Por ejemplo: escucho cantar a un posición, es el pensamiento abstracto,,
torclo. Por la me¡a sensación oige en un momento dad<.¡ una + Estas no son las únicas clases del pensamieuto (ya que ahora
nota o un fragmento de una nota. Por la imaginación, Io que he empezaré a usar- esa palabra sólo en su senrido más estrecho). Se
esrado oyendo cgll¡úa vibrando en mi pensauiento como üi¡a' dan meranrente como ejemplos de lo que el pensamiento hace, y
idea,-de ta[ ¡nanera que la frase completa de la canción está pre-
i que la imaginación, nunca analitica y nunca abstracla, no puede
sente en mf como una idea en un momento, Puedo contiiíuar hacer. El lenguaje tiene que ser adaptado para la expresión de
ahora con un acto más, por medio clel cual imagino juntamente I €s[a nueya clase de experiencias. Co¡t este {in tiene que sufrir
con este presente canto del tordo en mayo el canto del to|do de I {ambios paralelos.
enero, Ilasta donde la experiencia completa permanece en el I $ 7. El antilisis gtamatical del lenguaje
nivel de la iuraginación, distinto del intelecto, estas dos cancio- I
nes no son imaginadas separadamente como dos cosas con una En primer lugar, el lenguaje es analizado, por el trabajo del in-
i
relación enre ellas. La canción de enero se une a la canción de telecto mismo, gramaticalmente. En este proceso hay tres etapas.
mayo, y le confie¡e una nueva calidad de madura dulzura. Asi, r) El lenguaje es una actividad; es expresarse a si mismo, o
1o que yo imagino, por muy complejo que sea, es imaginado I hablar. Pero no es esta actividad lo que el gramático analiza. EI
como un todo único, en el que las ¡elaciones entre las partes se analiza un producto de esta actividad, el "lnbla" o "discurso"
hallan presentes simplemente como cualidades del toclo. no en el sentido de un hablar o un discurrir, sino en el sentido
Si partiendo de la misma experiencia de escuchar la canción I de algo creado por esa actividad. Este producto de la acti-
de un pájaro, empiezo ahora a pensar sobre ella, en el sentido vidad de hablar no es nada real, sino una ficción metafísica. Se
más estrecho de esa palabra, la analizo en partes; de ser una uni- cree que existe, sólo porque se trata la teorfa del lenguaje desde
dad indivisible se convierte en múltiple, en una ¡ed de cosas con €l punto de vista de la filosofla de la artesanla, con la ligera su-
relaciones entre ellas. AquI está una nota, y ahl otra, más alta o posición de que toda actividad es esencialmente una clase de fabri
más baja, más suave o más fuerte. Cada una es diferente de la cación. Y si esto es así, la actividad de la expresión será esencial-
ora, y diferente de una manera definida. Puedo pensar en estas mente la fabricación de una cosa llamada lenguaje, y el esfuerzo
cualidades por si mismas, y reflexionar que una nora podrla ser para eutender esa actividad asumirá la forma de un esfuerzo para
más alta y más fuerte que otra, o más alta y más suave, Puedo €ntender su producto. Esto puede parecer una empresa fácil. ¿Qtté
describir la diferencia entre dos canciones diciendo que una tie- resultado posible, bueno o malo, puede ocurrir al tratar de en-
ne un tono más dulce que la ot¡a, o que es más larga, o que tende¡ una cosa que no existe? La respuesta (ya clara para el lec-
contiene más notas. Éste $ el pensamiento analltico. + tor atento del capftulo vr, § r) es que estas ficciones metaflsicas
Ot¡a cosa que puedo hacer es ir más allá de lo que estoy ima- I
.son en un sentido bastante reales. La
Persona que trata de en-
ginando y considera¡ sus relaciones con otras cosas que no estoy tendellas Iija su atención a una cosa real, pero distorsiona sus
imaginando. Por ejemplo, puedo no ser capaz por el momento ideas sobre ella ffatando de armonizarlas con una preconcepción
de evocar algún recuerdo (esto es, una imaginación) de cómo que es en realidad falsa. Por lo tanto, lo que el Sramádco real'
es la canción del tordo en enero; pero puedo ¡ecordar hechos i
mente hace es pensar', no sobre un producto de la actividad de
ace¡ca de ella, aunque no pueda recordarla a ella misma; pue- hablar, sino sobre esa actividad misma, distorsionada en sus pen-
do, por ejemplo, ¡ecordar el hecho de que la oí hace cuatro mese§ samientos acer¡ca de ella por el supuesto de qu€ no es una acti-
aI amanecer. La memoria en este segundo sentido es una espe- i vidad, sino un producto o "cosa".8
cie de papel moneda intelectual que no puedo cambiar por el l
8 Uso comillas para mosL¡a¡ qüe l¿ p¡labra se €stá nsan(lo Do cn stt sen'
oro de la memoria en el primer sentido; es el pensamiento de tido real, sino como un térmi o récn¡co r[etaf{sico.
EL LENGUAJE EL ANÁUSIS Gn rM^TICAL 24r
240 t.

2) En segundo lugar, esta "cosa" debe ser estudiada cientifi- Duesto, usaDtlo palabras; de modo que realiza esta pat te de su
cameDte; y esto implica un doble proceso. La primera etapa cle
irabaio estableciendo relaciones de sinonimia. Estas relaciones
este proceso consiste en cortar la "cosa" en Partes. Alguno§ lec- son rán ficticias como los términos que relacionan; y el lexic&
tores objetarán esta frase aleganclo que he usado un verbo de grafo consciente pronto se da cttenta de esto. Aún admitiendo la
acción cuando debería haber usado un verbo de pensar; hábito áiniriór, d.l lenguaje en palabras y la clasificació¡r prirnaria rle
peligroso, me recordarán, porque cuando se llega al punto (le éstas en unidades lexicográficas, ninguna de estas unidades es
decir "el pensamiento construye el mundo" se ha caido en el nunca completamente sinónima a otra.
iclealismo por un ¡rer-o relajarniento de leuguaje; y es asl, aira- b) El accid.ente. Una vez tlue la lexicografia ha cstablecido
dirán, como obran los itlealistas. IUucho podría decirse en rcs- las unidades domintts, donine, d.ouinum, éstas §on consideradas
puesta a esta objecirin, por ejemplo, que las conhoversias filosófi- no como palabras separadas, sino como modificaciones de una
cas no deben decidirse por una especie de reglamento policiaco sola palabra que ocurle segrin reglas tlefinidas' Una vez nrís.
cstas reglas son licciones cvitlentes; ya qrte e§ notorio quc tienen
que rija la elección que Ia gente hace de las palabras, y quc una
escucla de pensamiento (para dignilicarla con ese nomble) que excepciones, y, por lo tanto, Pueden ser consideradas como leyes
depende para su existencia del respaldo que otorga a una jerga cientllicas solamente si se acepta una t€oria de la ciencia cuyas
leyes sean válidas no universalmente, sino sólo (según dice Aris-
particular, es una es(ue]a qrre por mi parte ni respeto ni tenro,
tóteles) "en la ma¡'or patte dc los casos". Ésta Iue real¡rente la
Pero prefiero replicar srilo qtre dije cortar prccisamente porque
teoria que presidió el nacimiento de la gramática; y aun cuando
quise decir cortar. La divisirhr en palabras de la "cosa" conocida
hoy nadie la acepte, sigue halláldose tácitamente en la base rle
como lenguaje es una división no descubierta, sino inventada en
toda pretensión dc la gramática al nombre de ciencia.
el proceso de analizarlo,
c) La sintaxis. I-as palabras tal como so¡l realmente "usadas"
,) El ploceso fi¡ral consiste en inventar un sistema de ¡ela- son part€s de unidacles mayores llamadas oraciones. La modifi-
ciones entre las partes divididas de este modo, Aquí, una vez
cación gramatical que sufre cada palabra en una oración es un¡¡
más, no debemos dejar que nos asusten con el espantajo del idea-
Iunción de su relación con otras exPresatnerlte Presentes o ilr-
lismo. Las relaciones no son descubiertas, sino, debemos insistir,
plicadas en la oración. A las reglas quc tletenninan estas funcio-
inventadas. Si los términos son inventados, las ¡elaciones entre
nes se les llama reglas de sintaxis.
ellos son inventadas también; y más aún porque los procesos aqui
ennumerados como (z) y (A) no se hallan separados, sino que La manipulación glamatical del lenguaje nos es tan fami-
son concurrentes, ya que cualquier modi[icación en cualquiera liar, habiéndola aprendido de los griegos corno una parte esen-
de ellos implica modificaciones en el oto. El sistema de relacio- cial de las costumbres trasmitidas y desarrolladas que cons-
nes cae bajo ciertos encabezamientos habituales.
tituyen nuestra civilización, que la damos por sentada y no
tratamos de investigar sus motivos. Vagamente suponemos que
a) La lexicogafla. Toda palabra, tal como ocurre ¡ealmente
sea ciencia. Pe¡rsamos que cuando el gramático toma un discur-
en el discurso, ocurre una y solamente una vez. Pero si la di-
so y lo divide en partes, trata de descubrjr o encontrar ¡a ver-
sección se realiza hábilmente, habrá palabras aqul y allá que
dad acerca de é1, y que cuando establece reglas para las relacio-
sean tan semejantes una a otra que pueden ser tratadas como re-
currencias de la misma palabra. De este modo llegamos a una nes que cxisten eDtre estas partes nos dice cómo funciona l¿
nueva ficción: la palabra r€currente, la entidad que forma la mente de los hombres cuando hablan. Pero esto está muy le-
jos de ser la verdad. Un gramático no es una especie de cicu-
unidad del lexicógrafo. Que ésta es una ficción no es, creo yo,
diflcit de ver. En la oración que acabo de describir, la palabra tlfico que estudie la estructura real del lenguaje; es una especie
de carnicero que lo convierte de tejido orgánico en pedazos co-
"es" ocurre dos veces, Pero la relación que hay entre las dos no
merciales y comibles. El lenguaje tal como vive y crece rro
es una ¡elación de identidad. Tanto fonética como lóSicamente
consta más de verbos, sustantivos, etc., que los animales que
las dos son semejantes, pero sólo semejantes.
viven y crecen de jamón, solomillo, y otros trozos de carne. La
El lexicógrafo tiene una segunda tarea, a saber, la de fijar función real del gramático (no la llamo propósito, porque Do
los "significados" de estas entidades ficticias. Iface esto, Por su-
FI, I FNGUAJE rr" ,r¡iÁlrsrs r-ócrc<¡ 242
rse lo propone como r¡n objetivo consciente) no es entender el dad; pero slr l¡so no es teórico. sino priictico. La tarea del gra-
lenguaje, sino alterarlo: convertirlo de un estado (su estado ori- máticb consiste en ada¡rtar el lcngtraje I lu lunción de exptcsar
ginal y nativo) en el que expresa la emoción en un estado secun- el pensamiento; y ia t'azón ¡ior la cual tole¡¿mos esfas i¡rcohe-
<lario en el que puede expresar el pensamiento. aerriiot 1 comprontisos ctr su tt'abltjo cs polque nos damos cucnta
Esta función realrtente se realiza; pero sólo de un modo de la importancia de que no se exceda ltasta llegar a destruir
restringit{o. El lenguaje no seguiría siendo lenguaje si dejara la habilidad del lenguaje para exptesar algo.
de ser expresivo; y puede hacer esto sólo resistiendo los esfuer- Compar'é al gramáticn con un carnicero; pero, si así es, se
zos del gramático para poder lercner €n alguna medida su vita- trata de un carnicero mtty especial. Algunos viajeros dicen que
lidad originat. La división de la lengua en palabras es precaria ciertos pueblos ali-icanos cortan un t¡rlzo de carne de un anirnal
y arbitraria; en la lengua real estas porciones divididas del len- vivo y lo cocinan para cornerlo, sin que al animal parezca afec-
guaje se reúnen nuevamente en frases que no se separan, y que tarle mucl¡o. Esto puetle servil para corr-egir la comparación
el gramático está obligado a tratarr a despecho cle sus propios original.
principios, como si fueran sólo una palabra. A esta reunión de
varias palabras en un todo único, muy diferente de la suma § 8. El andlisis lógico del lenguaje
de palabras que lo componen en sus relaciones gramatica- Todo esto, sin embargo, es sólo un aspecto de un proceso cuyo
les reconocidas, se le llama "idioma", fsta es una palabra cu- otro aspecto es conocido como "lógica tradicional". Ésta con-
riosa. Significa algo personal y privado, algo que manifiesta una siste en cie¡ta técnica expuesta siste máticam€nte por primera
rebelión de parte de quien lo usa contra el uso público de quie- vez en el Organon de Aristóteles; perpetuada y desarrollada por
nes lo rodean, Un idioma, por lo tanto, deberla ser un modo una larga linea de lógicos medievales; rechazada como una in-
de lenguaje ininteligible para cualquiera excepto para quien lo rltil logomaquia por el movimiento anti-arisrotélico del Rena-
habla. Pero Ia verdad es que los idiomas son perfectamente inte- cimiento y del siglo xvlr; reafirrnada, con muchas rest¡icciones
ligibles; y todo lo que el gramático ha hecho al llamarlos idiomas debidas en parte a la intluencia de ese movimiento y en parte
es admitir que su ciencia gramatical no puede enfrentarse a ellos, a un estudio renovado de Aristóteles mismo, por los llamados
y que quienes los usan hablan inteligiblemente cuando, segrin idealistas de los siglos xvlrr y xrx, de Kant a Bradley y otros; y
é1, lo que dicen no debe tener sentido. Una vez más, el mérito restaurada con menores reservas por los analistas y positivistas
del lexicó$afo depende de que pueda dar validez al supues- Iógicos de nuestros dfas.
to de que una palabra, como é1 la define, es una unidad lingüls- El objetivo de esta técnica es convertir al lenguaje en un
tica geuuina, que mantiene su identidad tanto de sonido como vehlculo perlecto para la expresión del pensamiento. Podemos
i{ de significado a través de todos los cambios de contexto. Pero explicar su naturaleza y propósito por medio de un preámbulo
]I
el gramático se ve continuirmente obligado a admitir que esta seguido de una resolución: "Considerando que el objetivo de
ir suposición es falsa. A medida que el lenguaje se intelectualiza las personas que usan el lenguaje de buena fe es expresar por
i, más, las ocasiones en que se desmembra son más raras; pero aun medio de él sus pensamientos; y considerando que este objetivo
i el lenguaje más completamente intelectualizado recuerda súbi- se frust¡a por las inexactitndes y las ambigüedades que obstacu-
lr tamente el agujero del que salió, y se ríe de los lexicógtafos, lizan el uso ordinario tlel lenguaje; resuélvase, en consecuencia,
i¡ cambiando los significados de sus palabras según el contexto en que todas estas personas expresen en el luturo sus pensamientos
I el que se encuentran. En la lengua corriente, en que la intelec- por el uso de ciertas formas lingüísticas que deben ser conocidas
tualización es relativamente baja, el lexicógrafo no puede triun- como 'Iormas lógicas'." Las peculiaridades constitutivas de estas
; far nunca en su batalla contra los caprichosos cambios de con- llamadas formas lógicas pueden, desde luego, ser delinidas di
I
texto. fe¡entemente por distintas escuelas de pensamiento. Para la
Consideraciones cor¡o ésta son fatales para el prejuicio que escuela antigua o escuela aristotélica, la forma lógica significaba
i considera cientlfico el trabajo del gramático. No se sigue de eso la forma sujeto-pretlicado, y la expresión lógica del pensamiento
que la gramática sea inútil. Es, por el contrario, de gran utili- signilicaba su expresión en la forma § es P. Para la escuela mo-
\

244 EL LDNGUAJE EL ar.,¡Árrsrs lócrco z4b


dLrna o analítica esto es inadecuado y engañoso; el principal oraciones p¡eferidos no son preferidos nunca por ser más fáciles
oroblema de la expresión lógica es el análisis de una proposición de entend;r. No es e[ lógico quien utiliza ese criterio, sino el
áada en todos loi ¡uicios (no ttecesariamente del tipo sujeto estilista. La versión preferida es preferida por ser una de las
predicado) que la persona que la Iormula enuncia por medio que las reglas de la técnica del lógico lc permiten manipular.
-
áe ella. Ño <iiscuto áquf esta o cualquiera otra de las diferencias A la lógica aristotélica le interesa especialmente la inferen-
que distinguen la técnica de Ia lógica analltica de la de su ante- cia. Su manipulación de las proposiciones va dirigida al fin de
clesora arisiotélica; sólo su identidad fundamental de propósito; ajustarlas dentro del marco del _silogismo. trl lógico aristotélico
y ello sólo en cuanto afecta a la teorla del lenguaje. maniobra para Banar una posición en la que pueda decir: "Os
' Toda técnica lógica, ya sea aristotélica, analltica o de cual- equivocáis al mantener este Punto de vista; porque lo defendéis
quier otra indole, empieza Por suPoner que la kansformación sobre tales y tales bases, pcro cuando reducís vuestras premisas
giamatical del lenguaje se ha realizado con éxito' Primero, se a la forma lógica podéis ver por vosotros misrnos que no de-
ha convertido la actividad del lenguaje en una "cosa"; luego, muesrran la conclusión que se propone." trl lógico analítico
esta "cosa" ha sido cortada en palabras; estas palabras han sido moderno está intelesado no en la validez formal dc las inferen-
seleccionadas según semejanzal en EtuPos, siendo tratadas las cias, sino en e[ "contenido" tle los juicios que él analiza. A él
palabras de cada grupo como repeticiones de una unidad lexico también le interesa la polémica; pero su método se basa en la
gráIica única; posteriormente estas unidades han sido atadas a concepción del e¡r-or debido no a las falacias silogísticas, sino
iu significado propio y constante; etc., etc. Y después empieza a la confusa cognitio. Pof lo tanto, él maniobra para alcanzar
el trábajo det tógico, con el establecimiento de t¡es suposicio- una posición en la que pueda decir: "Estais equivocaclos al man-
nes más. tener este criterio; porque al afirmarlo simultáneamente alirmáis
En primel lugar viene lo que llamaré la suposición proposi cinco juicios difelentes, a, b, c, d y e; ahora bien, estaréis de
cional. Esta es la suposición de que, entre las diferentes "ora- acuerdo, en que, cuando los miráis separadamente, a, l.t, c y d son
ciones" ya distinguidas por los gramáticos, hay algunas que, en verdacleros, pero e es falso." La técnica lógica de estas dos escuelas
Iugar cle explesai emociones, enuncian juicios Son a éstos a los ,eg¡li-sg en un métotlo para alcanzar srrs posiciones tácticas res-
que su atención.
- el lógico confina viene el principio de la t¡aslación homo-
peZtiíí§i f la prelerabilidad de una traslación homolingúe sobre
En se[undo lugar otra depende de las reglas de la técnica adoptada.
lingüe. É,ita es una suposición sobre las oraciones- que corresPon- Es todavía más evidente aquf que eu el caso del análisis gra-
de a la suposición del lexicógrafo sobre las palabras (o, para matical que lo que estamos discutiendo es una ruodificación del
precisoi. sobre lo que vo he llamado unidades lexicográfi- lenguaje, no una teoría de é1. Se dice que Towett observó que
"er
cas)'por la que él "define él significado" de una palabra dada la lógicá trarlicional "no es ni una ciencia ni un arte, sino una
estábleciendó una equivalencia con el de otra, o el de un grupo escapatoria". Es una escapatoria para convertir el lenguaje en
de palabras tomadal juntas. De acuerdo con el principio de la simbolismo. Sus suposiciones no son ni ciertamente, ni probable-
traslación homolingüe, una oración puede tener precisamente mente, ni siquiera posiblemente, verdaderas. No son, en reali-
el mismo significadá que otra oración independiente, o grupo de dad, suposiciones, sino proposiciones; y lo que ellas proponen es
oraciones tómadas juñtas, en el mismo lenguaje, de modo que la conve¡sión del lenguaje en algo que, si pudiera llevarse a
una puede ser sustituida por la otra sin cambio de significado. cabo, simplemente no serla lenguaje. Esto 10 entienden en parte
in t"t..., suposición es la de la preferabilidad lógica, que los lógicos analfticos, quienes en la práctica adoptan un simbo-
consiste en que de dos oraciones o gruPos de oracioles- qu-e ten- lismo como el de las matemáticas para facilitar sus manipula-
gan el mismá significado, una puede ser preferible, desde el pun- ciones lógicas, y en teoría afi¡man una convergencia, si no una
io de vista del iógico, a la ouá. Lo que determina esta prefera- identidad, entre la lógica y las matemáticas.
bilidad depende de lo que el lógico esté tratando de hacer: esto Como la modificación del lenguaje por parte del gramático,
es, de los objetivos y frincipioi de su técnica. . A pesar de lo la modilicacirin que el lógico hace de é[ puede realizarse en cierta
que los lógicós han áiiho algunas veces, la oración o grupo de medida. Pero nunca puede rcaliza¡se completamentc. Cuaudo se
?46 EL LENGU^JE ef, eNÁrrsrs tá;rco 247

hace el íntento de llevarla a cabo lo que se hace es someter al segundo lo que oculre; que el lenguaje intelectualizado por
lenguaje a una muy diferen-
tensión para separarlo en <los cosas el-trabajo de Ia gramltica y la lógica no es nunca más (lue par-
tes; el lenguaje propiamente dicho y el simbolismo. Si pudiera cialmente intelectualizado, y que retiene su función como len-
completarse la división, el resultado seria el estado de cosas qrte guaje siempre y cuaudo la intelectualización sea incornpleta, En
el cloctor Richards probablemente trata de descrillir cuando dis- virtud de la acción del gramático y el lógico, el lenguaje puede
tingue e "los dos usos del lenguaje". El doctor Richards Qñuncia "lastrarse con la lógica", como Bergson dice que el espacio se
la distinción de la siguiente manera (op. cit., p. 267): "Puede "lastra con la geouretria"; pero si estuviera lleno de lastre, cs de-
usarse un juicio para la relcrencia verdadcra o falsa, a que él da cir, si luera todo lastre, ya no flotaría; siurplemerrte se ilia a
origer. Éste es el uso ciertú1fíco del lenguaje. Pero puede usarse pique. Para hacer a un lado la metáfora, el discurso cientifico,
también para los efectos en la emoción y en la actitud produ- en tanto que cientÍIico, tlata de clescatEarsc de su propia fun-
ciclos por la referencia que él ocasiona. Este es el uso emotiro ción como discr¡¡so o lenguaje Ia expr-esiyidad ernocional; pero
del Iengr.raje." El Dr. Richards st¡pone, Por lo visto sin d¡rse si lograra su intento dejalia de ser discurso, Desde el punro de
cuenta de que cualquiera poth'ia hacer una cosa distinta, que vista del lengtaje, por lo tanto, la distinción que el Dr. Richards
el lenguaje no es una activiciacl, sino algo que es "usado" y ha establecido (si mi reinterpretación cs co¡¡ecta, de lo cual no
que puede ser' "usado" dc muy tlistintas maneras sitt dcjar de estoy seguto; porqt¡e no es de ni»guua manera, corro él dice,
ser la misnra "cosa", del modo como un cincel puede usarse para "simple", "una vez que ha sido captacla claramente") no es una
cortar madera o para sacar tachuelas. Con esta teo¡ía técnica distinción que sepale el discutso cienti{ico del artistico; sino
del lenguaje combina una teolia técnica del arte. Considera una clistinción dentro del discurso artistico, er¡fe el discurso ar,
el "r¡so emotivo del lenguaje" como su uso artistico. Para con- tlstico como tal y el discurso arrisrico rluc silve los pro¡tósitos
tinuar con la cita antes iniciada, después de omitir dos o¡acio- del intelecto. Cuán exacta¡nfj)Éáh ia a estos propósitos es algo
nes: "Muchos arreglos de palabras evocan actitudes sin que se que debemos preguntaruü-s irás tarde.
requiera ningrrna referencia en route. Esos ar¡eglos funcionan En primcr lugar, es totalmente cierto que el discurso con el
como frases musicales." Esto aclara la conexión entre su teoria que se trata de enunciar verdades retiene un elemento de expre-
técnica del lenguaje y su teoría técnica del arte. Todo se teduce sividad er¡¡ocional. Ningún escritor u orador se¡io maniliesta
a Io siguiente. Según el doctor Richards lray una completa divi- nunca un pensamiento si no piensa que vale la pena manifes-
sión entre el "uso científico del lenguaje", esto es, su uso para tarlo. Lo que lo hace que su manifestación valga la pena no es
hacer juicios, verdaderos o falsos, y un "uso" puramente estético su verdad (el hecho de que algo sea verdad no es nunca razón
cuasi-musical, que es el caso extremo de lo que él llama el "t¡so suficiente para decirlo), sino el hecho de que sea una verdad
emotivo", esto es, §u uso para evocar emoción. La teoria técnica importante en una determinada situación. Pero además, el ora-
del lenguaje es un error tan completo como la teorla técnica del
dgr o escritor no lo maniliesta si no es con una selección de
arte, si en ¡ealidad son dos errores y no uno; pero lo que el palabras, y en un tono de voz que exprese el sentido que él
Dr. Richards dice aquf puede ser relbrmulado, eliminando estos tiene de esta importancia. Si habla consigo mismo, sus pala-
errores, diciendo que el discurso es un discurso científico por bras y su tono comunican no sólo un "esto es importante", si¡¡o
el que se enuncian juicios verdaderos o falsos, y en el que se "esto es importante para mi". Si se dirige a un público, las
expresa el pensamiento; o un discurso artístico Por el que se ex- palabras y el tono comunican no sólo un "esto es importante",
presa la emoción. sino, además, "esto es importante para ustedes". En la pro¡ror-
ción en que un escritor tenga la habilidad para hacer que su
¿Es ésta una distinción real, o es sólo la manera como se pre-
sentan las dos fuerzas entre las que se introduce una tensión público capte su significado, la atención a su selección de pala-
bras y tono de voz revelará una textura sutilmenre apropiada
no una tensión completamente disruptiva- en el lengua-
-pero
je al intentar intelectualizarlo? Trata¡é de demostrar que es lo de expresión emocional. El escritor se halla, asl, algunas veces
muy confiado, otras veces nervioso, otras veces suplica, otras
o The Pr;nciples of Literary cr¡ticism" sa ed. (1916), c. xxxrv. más está divertido, otras veces se halla indignado. Cuando el
:l
248 EL LENGUAJE t rr- ,c.xÁr-rsrc r-ócrco g4g
I
Dr. Richalcl¡ quiere rlccir que cierto Punto de vista de Tolstoi tura, porque r¡na BTan parte de la habilidad de un escritor con.
sobre el arte es equivocado, dice: "Esto es obviamente falso." siste en enmarcar sus oraciones de tal manera que un lector ordi-
Uso científico del lenguaje, ciertamente. Pero ¿ctrán delicada- nariamente inteligente no pueda malentende¡las al leerlas, ya sea
mente emotivo? Uno oye la voz del maest¡o que da su confe- en voz alta o mentalmente, con Ia mala entonación o tenlpo,
rencia, y vc la boca de un pedante de Cambridge cliciendo las Cuando fallan estos medios, y tlesorieutados por la práctica ¡noder-
palabras. Rccuerda uno al gato quc se sacude de la pata una gota na de la lectura en silcncio, los lógicos se dejan ir a ciegas, como
de agua, pues ha tenido que pisar un cltarco. La teorfa tle Tolstoi topos; y como suicidas se ponen a discutir la importancia de
no huelc muy bien. Una persona refinada no le hatá coutpaitía "proposiciones" talcs como "el Rey de Utopía nlulió el clouringo
más del ticmpo que sea necesario. De ahí lo abrupto. Esas cua- pasado", sin detenerse a prcguntar: "¿En qué torlo de voz debo
tlo breves palabras dicen al público: "No c¡eáis que voy a moles- decir esto? ¿lin el tono de alguien que va a decir un cuento de
taros rcvelaodo todos los caprichos a los quc la prisa irreflexiva hadas, en cuyo caso debo pasarle la tarea a un estético; o en el
llevó a este glan hombre. Animaos; a lDi rnc disgusta este capí- tono de alguien que enuncia un hecho para convencer a su pLr-
,flrlo tanto como a vo§otros; Pero voy a ser muy breve." blico, en cuyo cilso es tarea para un alienista; o en el tono de
Et rinico <¡L¡st¿iculo para recouocer esta verdad es el que, inhe' alguien que sólo hace luidos con la boca, lo cual prretle intere-
rcute de modo natural en la práctica de esc¡ibir nuestras Pala- sarle a un fisiólogo ¡rero no a mi; o en el tono de alguien que
bras en lugar de hal¡larlas, ha sido artificialmente exagerado por quiere tomalle el pelo a un lógico, en cuyo caso solvuntur ¡isu
rr¡ra siniestra alianza entre la mala lógica y la mala literatula. tabulae?" Si r¡o se sal¡e en qué tono decirlas, simplemente no
Cuando alguien pronuncia un rliscurso cicntí co diciendo, por se pucden deci¡: ro son palabras, ni siquiera r-uidos.
cjemplo: "La lórmula quirnica del agua es tono y cl "La proposicirin", entcndida como una forma de palabras
tempo dc su voz leyelan a cualquier oyentc atento s d emq. que expresan pensamiento y no emoción, y como aquello que
cional hacia el pensamiento que expresa. Ijs posibl eq ole constituye la unidad clel discurso cientifico, es una entidad [ic-
aburra, y sólo lc importe Pasar Por la rut¡)a de utla lecci d ticia. Quien piense por un momento en el discurso cierrtífico
quimica. Dirá ento[ces las palabras en uD tono seco, sin re li en su genuina y viva realidad, en lugar de pensar solamente en
Puecle, por otra parte, querer impresionar a la clase con las marcas convencionales que lo representan o mal representan
que los ahrmnos deben recordar en el exameu. Entonces usará sobre el papel, admitirá esto fácilmente. Pero paso ahora a una
un tono [uerte e imponente. O se entusiasmar.l, tomándolo Por t segunda tesis más difícil.
un triunfo del pensantiento científico, que Para él no ha per- I
Hasta aqul he estado hablando como si el discurso tuviera
dido su lrescura. Usará c[tonces un touo alerta y vivo. Y cin- dos funciones, una para expresar pensamiento y la otra para ex-
cuenta años tlespués algún académico di¡á a un amigo: "Fue el presar emoción; y como si el error que yo trato de destruir fuera
viejo Martlncz, quien realmente me enseñó gufmica," la doctrina de que el discurso científico o el lenguaje intelcc-
Pero en nuestra escritura e impresión no lray notacíón Pala tualizado tiene la primera función sin la segurda. Y efectiva-
me4te, quiero destruir ese error; pero quiero ir todavla más le-
t_
estas diferencias, y consecuentemen te el lector de una oración
<omo "La ltirmula química del agua es fI2O" no tiene ningún jos. Una emoción es siempre la carga emocional sobre alguna
ándicio de ellas. En su capacidad de lógico, se halla ahora al actividad. Para cada tipo de actividad hay un tipo de emoción
borde de un precipicio. Lo tienta la idea de creel que el discurso diferente. Para cada tipo diferente de emoción hay nn tipo
cicntf[ico es las palabras escritas o impresas, y que las Palabras diferente de expresión. Tomando primero la distir,ción general
hablaclas son simplemente esto rcpetido, o esto tn¿iJ algo más, entre sensación y pensamiento, Las cargas emocionales sobre la
esto es, la expresión emocional. La buena lógica o la buena lite-
ratura podrlan salvarlo. La buena lógica, llamando su atención "F.se edi(icio es la Bibliotec¡r Bodleiana" indiferentemente repres€nta dos
at hecho de que ni siquiera la estructura lógicá de un juicio se iuicios muy diferentes, "Er¿ edificio €s la Riblioteca Bodleiane" (rcrpondicn.
do ¿ la pre8lrnta, "¿Cuál de &tas es la Ribliolec" Bodleiana?") y "Ese edi.
scpara siempre dc su forma escrita o impresa; r0 la buena litera- Iicio e ln Bibliote Bodleiana" (respondiendo a la pregnnta "¿Qué ee ese
r0 C,ook Wilsun solla scñnlar en sus conlercn.¡as que la oración escn(a edilicio?'). Ci. Sta¡ement and lnlcrcnce, pp. rr7'r8.
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250 EL I,IiNGUAJE I EL LENGUAJE Y EL SIMBOLISMO 257


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elperiencia sensible, que son sentidas en un nivel puramente oue es la carga emocional del pensamiento. De esta manera,
psíquico, son expresadas psíquicamente por reacciones automá- .'r^rrdo.,na péaror,a arpone su pensamiento en palabras a otra,
i ticas. Las cargas emocionales sobre las experiencias del pensa. lo oue hace áire.u e inmediatamente es exPresar a su oyente Ia
I miento son expresadas por la activitlacl cont¡olada clel léngua- emáción peculiar con la cual ella lo piensa, y la persuade de
je. Tornando luego la distinción deutro del pensamiento tle que piense esta emoción.por si misma, e§to e§, de que redescubra
conciencia e intelecto, las emociones de la conciencia son expre- por si misma un pensamiento qtre, una vez que lo ha descubierto,
sadas pol el lenguaje en st¡ fo¡r¡¡a plirnitiva y original; p¿rq sl puede recouocet como el pensamien¡o cuyo pecrtliar tono etno-
intelecto ticne sus cmociones tarnbién, y éstÍrs (lebe¡¡ tene¡.una iional ha exptesaclo et hablantc.
expresión apropiacla, <¡trc clcbe ser lcnguaje en su forrna inte-
lectualizada.
§ g. El lenguaje y el simbolismo
EI intelecro riene sr¡s propias emocioncs. La excitación de
ánimo que hizr.¡ salir a Alr¡uiuretlcs rlesrruclo del baño, corriendo Podemos ahora volver a la distinción entre el lenguaje y sim-
por las calles, no cra una me¡a excitación generalizada, sino la bolismo. Un símbolo es lenguaje y, sin embargo, no es lenguaje.
excitación específica tle un hornbre que acabtrba de r.esolver un Un símbolo rnatemático, lógico o de cualquiel otra clase, es in-
problema cientifico. Pero era aún más de[irrida que eso. Era ventado para ser-vir a un propósito puramente cientíIico; se su-
la excitación del honrbre que acababa de resolver el problema pone qr¡e no tiene ninguna expresividad emocional. Pero una
de la graveclad especifica. El grito de "Eureka" que expresó esa vez que un sirnbolismo se ha llevado al uso y dominado, read-
emoción, en folma escrita no se difc¡encia en modo alsuno del quiere la expresividad ernocional del lenguaie propiamente di-
"Eureka" del hombre qrre hubiera encorrtraclo su bote \4cei- .gl-ro. Todo matemático sabe esto. Al mismo tiempo, las emocio-
te; pero un oyeute ate;to sin dutla hab¡la notado ta aiiEt\ nes que los matemáticos encuentran expresadas en sus símbolos
El "Eureka" de Arquímedes anunciaba no sólo un descubfi no son emociones en general, sino las emociones peculiares que
miento, sino un descubrimiento científico. Y si hubiera habido ! pertenecen al pensamiento matemático.
entre los transeÍ¡ntes un flsico tan grande como Arqulmedes mis. I-o mismo puede deci¡se de los términos técnicos. Estos son
mo que hubiera llegado a Siracusa para informar a Arquimedes inventados exclusivamente para servir al propósito de una teoría
que él habia descul¡ierto la gravedad especifica, no es imposi- cientffica particular; pero a medida que entran en un uso más
ble que hubiera entendido exactamente la situación, y que sa- I frecuente en el habla del hombre de ciencia o en su escritura, le
liera de la multitud gritando: "lY yo tambiéDl" expresan a él y a quienes lo entienden las emociones particula-
Un caso extremo y fantástico puede servir para iluminar el res que suscita esa teoría. A menudo, cuando son inventados
principio que tliscutimos. Si se adr¡ite que el lenguaje intelec- por un hombre de habilidad literaria, son escogidos desde un
tualizado efectivamente expresa emoción, y que esta emoción no principio considerando la expresión de estas emociones tan direc-
es urla emoción vaga o generalizada, sino la emoción perfecta. ta y obviamente como sea posible. De este modo, un lógico
mente definida que corresponde a un acto perfectamente definido t puede usar un término como "proposiciones atómicas" como
del pensamiento, se llega a la consecuencia de que al expresarse parte de su vocabulario técnico, La palabra "atómicas" es un
la emoción también se expresa el acto de pensamiento, No hay rérmino técnico, es decir, una palabra tomada de alguna otra
necesidad de dos expresiones separadas, una para el pensamiento parte y converrida en slmbolo al ser definida de un modo pre-
y otra para la emoción que lo acompaña, Hay sólo una expre. ciso en términos de la teorla. Las oraciones en las que ocurre
sión. Podemos decir, si queremos, que un pensamienro es ex. pueden ser sometidas a traducción homolingüe. Pero, del modo
presado en palabras y que esras misrnas palabras también expre- como la encontramos en el discurso del lógico, está llena de ex-
san las emociones que le son peculiares a él; pero estas dos cosaE I presividad emocional. Comunica al lector, y su propósito es que
no son expresadas en el misr¡ro sentido de esa palabra. La ex- lo haga, una advertencia y una amenaza, una esperanza y una
presión de un pensamiento en palabras no es nunca una expre. promesa. "No trates de analizar esb; renuncia al sueño de ana-
sión directa o inmediata. Va mediada por la emoción peculiar lizar hasta el infinito; encontrarás ahí el engaño y el ridlculo

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252 EL LENGUAJE I

\de la gente como yo. Camina valientcmente, confiando en la


solida sirnplicitas de estas proposiciones; si las usas con confian- LIBRO III
za como ladrillos con los cuales puedes erigir tus construcciones
lógicas, nunca te traicionarán."
El simbolismo es, por lo tanto, lenguaje intelectualizado. LA TEORÍA DEL ARTE
Lenguaje, porque expresa emociones; intelectualizado, porque
está adaptado a la expresión de emociones intelectuales. En su
{orma irraginativa original puede decirse quc el lenguaje tiene
expresividad, pero no signilicado. En ese lenguaje no podem
distinguir ertre lo que el hablante dice y lo que quiere dccir
lolot he rnears). Puede decilse que quiere decir precisamente
lo que dice; o prrede decirse que uo quiere decir nada, que sólo
está hablando (en donde hablando, desde luego, significa no
hacer ¡uidos vocales, siuo expresar emociones). Por otra parte,
el lenguaje en su forma intelectualizada tiene al mismo tiempo
expresividad y significado. Como lenguaje, expresa cierta emo-
ciqin. Como simbolismo, se refiere, más allá de esa emoción, al
pcnsamiento cuya carga emocional es. Ésta es la distinción fa-
miliar que existe ertre "lo que decimos" (tolwt we,ray) y "lo que
queremos cTecir" (what ue mean). "Lo que decimos" es lo que in-
mediatamente expresamos: la emisión ansiosa, vacilante, triun-
fante, dolorida en Ia que estas ernociones y los gestos o sonidos
que las expresan son palte inseparables de una sola ex¡:eriencia.
"Lo que queremos decir" (zuñaú ue rnean) es la actividad inte-
lectual de la cual ellas son la carga emocional, y de la que las
palabras gue expresan las cmociones son una especie de anun-
cio, que señala para nosotros la dirección de la que hernos veni.
do, y para otra persona la dirección que debe tomar si quiere
"entende¡ lo que decimos", esto es, reconstruir por sl y en sl
misma la experiencia intelectual que nos ha llevado a decir lo
que dijimos.
La intelectualización progresiva del lenguaje, su conversión
¡rrogresiva, por el trabajo de la gramática y la lógica, en un
simbolismo científico, representa, de este modo, no un deseca-
miento o pérdida progresiva de la emoción, sino su a¡ticulación
y especialización progresiva. No significa un alejamiento de una
atmósfera emocional en direcció¡r a una atmósfera seca, ¡acio-
nal; sino la adquisición de nue¡,as emociones y nuev_os ¡n9di9¡
oara expresarlas.

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XII. IL ,\RTE COMO LENGUAJE


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/ § ,. Esqle¡na de una leoria
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Il trabaj/ ernpirico o tlcscli¡rtivo tlcl Libro I nos dejó la con-
clrrsión { quc el arte ptopiamente tal, como algo diferente dc
Ia diverfón- o de la magia, era i) expresivo, y r:i) imaginativo.
Esros dds cérminos, sin embargo, esperaban ser definidos. Podria-
oos saber aplicarlos (ya que eso es una cuestión de uso o habi-
lidad de hablar no tanto inglés como la lengua común de los
pueblos europeos), pelo no sabíamos a qué teoría, en conexión
i con la cosa asl designada, podla llevarnos esta aplicación. Para
I Ilena¡ esta laguna en nuestto conocimiento co¡rtinuamos con
€l trabajo analítico del Libro II. El resultado de ese libro es
que ahora tenemos una teorla del arte. Itodernos contestar a la
pregunta: "¿Qué clase de cosa debe ser el arre, puesto que ha
de tener las dos ca¡acteristicas de ser expresivo e imaginativo?"
P
tr-a respuesta es: "El arte debe ser lenguaje."
i
La actividad que genera una experiencia artlstica es la acti-
vidad de la conciencia. Esto descarta todas las teorías del arte
l._ que sitrlan su origen en la sensación o en sus emocione§, es de-
cir, en la naturaleza pslquica del hombre. Su origen no radica
(1 ¿hl, sino en la naturaleza del hombre.como ün ser pensante. Al
miimó tiempó, délcai"ta ioáai ias teorias {ue sitrlan-su origen en
'¡l,l €l intelecto, y que lo relacionan con los conceptos- Cada una de
).- €stas teorlas, no obsunte, puede ser considerada como una
protesta contra la otra; ya que siendo la conciencia un nivel
de la experiencia intermedio entre lo psíquico y lo intelectual,
€l arte puede adscribirse a cualquiera de estos dos niveles como
una manera de decir que no puede adscribirse al otro.
l La experiencia artistica no se genera de la nada. Presupone
I
una experiencia pslquica o sensual-emocional. Por una compa-
ración ilegttima con la a¡tesania, a esta experieucia psíquica se
la llama con frecuencia su "materia"; y es realmente transfor-
mada, de cierto modo (pelo no cxactamente), como es trans-
formada una matcria prima, por el acto que genera la experien-
cia artlstica, ps trausformada de sensación en imaginación, o
l de impresión en idea. i
En el ¡rivel de la experiencia imaginativa, la emocióu cruda
del nivel psíquico es traducida en emoción idealizada, la lla-

i
256 EL ARTE OOMO LENGUAJE

mada emoción estética, quc es, asi, no una emo€ión que pre-
I EL A.R,TE PROPIAMENTE DICHO

existe a la expresión de ella, sino la carga emocional en la expe- § z. El arte ptopiaTente dicho y el arte lakament€ llamado asi
riencia de expresar una emoción dada, sentida como un nuevo La experiencia estéilca, o actividad artlstica, es la experiencia
matiz que esa emoción recibe al ser expresada. De modo seme- de expresar las profias emociorres. Y lo que las expresa es la
jante, la actividad psico-flsica de la cual la emoción dada e¡a
una carga, es convertida en una actividad controlada del orga-
I activi¿ad imaginatirl[ total llamada indiferentemente lenguaje
o arte. Éste es el fle propiamente dicho. Ahora bien, dado
nismo, dominada por la conciencia que la controla, y €sta acti- que la actividad defa expresión crea un depósito de hábitos
vidad es el Ienguaje o el arte. Es una experiencia imaginativa cn el agente, y de résiduos en su mundo, estos llábitos y resi-
diferente de una experiencia meramer¡te psico-física, no el sen- duos se convie¡teu en cosas que él y otros pueden utilizar para
tido de que no implique nada psico-fisico, ya que siempre y lines ulteriores. Cuando hablamos de "usa¡" el leuguaje para
necesariamente implica elementos de esta indole, sino en el sen- ciertos propósitos, lo que se usa no puede ser el lenguaje mismo,
tido de que ninguno de estos elementos permanece en su estado ya que el lenguaje lo es algo utilizable sino una actividad pura.
crudo; todos ellos son cglyqrlLq_Ss- 9,4, ldeas e incorporados en Es algo que en el capítulo lrr, § z, describí como arte (esto es,
una experiencia que, tomada globalmente, generada y regida lenguaje) "desnaturalizado". Por lo tanto, el lenguaje en sl
por la conciencia, es una expcriencia imaginadva. mismo no puede ser desnaturalizado; lo que sí puede serlo son
Esta actividad imagirrativa, como la actividad del habla, se los depósitos, internos y externos, dejados por la actividad lin-
encuentra en una doble relacióI con la emoción, Por una parte gúlstica: el hábito de pronunciar ciertas palaLrras y frases; el
expresa una emoción que el agente, al expresarla, descubre ha- hábito de hacer cierta clase de gestos, junto con las clases de
I ber sentido independientemente de su expresión. Ésta es la emo-
I ruidos audibles, telas coloreadas, etc., que €stos gestos producen.
ción puramente psíquica que existía en él antes de que la ex- La acrividad artístic¿ que crea estos hábitos y construye es-
presara por medio del lenguaje, aun cuando desde luego tenía tos documentos externos de sl misma, los supera y los descarta
ya su expresión psiquica apropiada por medio de cambios invo- una vez que eslán Íormados. Comúnmenrc expresamos esto di-
luntarios en su organismo. Por otra parte expresa una emoción ciendo que el arte no tolera clichés. Toda expresión genuina
que el agente sólo siente cuando la expresa. Es una emoción debe ser una expresión original, Por mucho que se parezca
cte la conciencia, Ia emoción que pertenece al acto de la expre- a otras, este parecido se debe no al hecho de que las otr-as exir
sión. Pero estas emociones no son completamente independien- tan, sino al hecho de que la emoción que ahora se expresa se
tes. La segunda no es una emoción puramente general que parece a las emociones que se han expresado antes. La actividad
acompañe a una actividad puramente general de la expresión, artlstica no "usa" un "lenguaje ya hecho", sino que "crea" el
sino una emoción muy individual que acompaña al acto indi- lenguaje a medida que se desar¡ol.la. Una vez que nos hemos
vidual de expresar esta emoción psfquica y no otrá. E§, de.este deshecho de una concepción lalsa de la "originalidad", no surge
modo, la emoción psiquica misma, convertida por el acto de lá ninguna objeción a esta afirmación del hecho de que una expre-
conciencia en una emoción correspondiente imaginativa o es- sión lingüística es con frecuencia muy semejante a otra. No hay
tética. nada en la creación que Iavorezca la desemejanza entre las cria-
Esto sin duda, para un lector que no haya leldo, o que haya turas contra la semejanza. Pe¡o los residuos de esta actividad crea-
olvidado el contenido de los capltulos precedentes, sonará muy dora, palabras y frases hechas, tipos de forma pictórica y escult&
seco y abstruso, Pero será muy claro para el lector que recuerde rica, giros de idioma musical, etc,, pueden "usarse" como medios
las discusiones presentadas en esos capitulos. Aun asl, esto es para fines; y entre esos fines no puede contarse la expresión de
ciertamente muy abstIacto, pero lo remediaré procediendo a apli- la emoción porque la expresión (a menos que el arte sea des.
carlo a algunos problemas particulares, pués de todo una artesania) no puede ser nunca un fin para
el cual haya medios.
En consecuencia, el cadáver, por asl llamarlo, de la actividad
estética se convierte e¡r un ¡epertorio de mate¡iales en el que una

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258 EL ARTE COMO LENGUAJE EL ARTE PROPIAMENTE DICHO 259

actividad de di{erente clase puede encontrar medios que sea po- pr-opia estructura esencial. No puede ser reducida a una dis-
sible adoptal para sus ProPios Iines. Esta actividad no estética, iinción entre actividad en cuestión y una actividad diferente.
en tanto que usa medios que alguna vez fueron el cuerpo vivo Si una actividad I es tomada Por otra ¿, el error cometido testi-
del arte, dándoles una apariencia de vida que da la impresión de fica una bipol idad en B. De tal modo que quien confunde la
que, después de todo, no ha desaparecido su esPíritu, es una diversión con arte, Piensa mal, Pqfo aquello acerca de lo cual
actividad pseudo-estética. No es arte, pero Parece arte, y, Por comete el e no es un mal arte.. Lo que esa persona hace es
lo tanto, recibe falsamente el nombre de arte. confundi¡ clichés o cadáveres del lenguaje usados en este
En sí misma no es arte, sino (debido al hecho de que usa I
t a§unto Por lenguaje mismo. La dilerencia entre las c<.¡sas con-
medios para r,rn fin preconcebido) artesanía. Toda artesanía, Iundidas €§ta manera es semejante a la diferencia que hay
como vimos en el capítulo tl, § 2, trata en última instancia de I enne ul't mb¡e vivo y uno muerto; en tanto que la diferen-
producir ciertos estados mentales en ciertas Personas. El arte cia entre el L¡uen arte y el mal arte es semejaute a la relación
falsamente llamado asi es, por lo tanto, la utilización del "len- ent¡e dos hombres vivos,.uno bueno y otro malo.
guaje" 0ro el lenguaje vivo que por sí sólo es realmente lengua- l Pero estas cosas mmpoco son una especie de materia prima
je, sino eI "lenguaje" ya hecho, que consta de un repertorio de de las cuales se hace el arte infundié»doles el esplritu de la con-
clíchés) para proclucir estados r¡rentales en las personas sobre I ciencia estética. He dicho repetidamente que tal infusión es
quienes se usan estos clr'crr¿s. siempre posible; pero si consideramos más íntimamente lo que
Estos estados mentales (ya que Ia actividad que estamos con- I significa esa afirmación, veremos que significa no que la diver-
siderando es una actividad enteramente razonable) son, desde I sión o la magia sean una condición previa del arte, sino que
luego, producidos por una razón suficiente. Y son producidos quien se dedica a tales ocupaciones puede, además de ello, ex-
con el consentimiento de la persona sobre quien se actrla, de tal presar las emociones que una ocupación de esta clase le des-
modo que en última instancia es ella el juez de esta ¡azón. Sea pierta. Si, por ejemplo, un pintor de retratos a quien se ha
cual fuera la clase de estado ¡¡rental a que pertenezcan, debe pedido producir un buen parecido del modelo, en lugar de ello,
ser (a) un estado capaz de ser producido de este modo, (b) pro. o además, pinta un retrato que expresa las emociones que el
ducido o como un tin en sl mismo o como medio para algún modelo despierta en é1, producirá no un retrato comercial, sino
fin posterior.
I
una obra de arte. Como producto comercial, el cuadro no puede
n) No hay manera por la cual alguna persona pueda pro- convertirse nunca en una obra de arte. Puede sólo conve¡tirse
ducir en otra un acto de voluntad o un acto de pensamiento' en una obra de arte dejando de ser producto comercial.
Cuando decimos que una persona "hace" a otra Pensar o ac- l
l
El punto es importante, porque me he aventurado a afirma¡
tuar, queremos deci¡ cuando mucho que le ofrece estímulos para que la mayoria de lo que generalmente toma el nombre de arte
actuar de esta manera; Pero esto no nos sirve aqui. Lo que una l
. hoy en dla no es de ningún modo arte, sino diversión. Ahor¿
persona puede producir en otra es emoción. I
bien, un lector podría muy bien decir: "Iste arte de diversión
ü) Si Ia ernoción producida es una emoción que la persona es de seguro, después de todo, sólo un nivel bajo de arte, o en
en quien es producida recibe de buen -grado, esto es, como todo caso, algo que contiene en sI mismo los gérmenes vivos del
agradabte, la producción de ella es diversión. Si la recibe como un a¡te. Si queremos saber, por lo tanto, cómo se puede escapar
rnedio para aigún tin posterior, esto es, coino útil, la producción { de la situación descrita (porque yo admito que la descripción
de ella es mágica. es conecta) a una sitr¡ación en la que se produzca el arte ge-
r- --Estas cosas no §én mal arte, Son meramente algo diferente, I ¡uino, o se lo produzca con mayor frecuencia y de mayor cali-
que puede ser y con frecuencia es confundido con é1. La bipo- dad, la respuesta es que debemos continuar con la diversión e
láridád eu vi¡tud de la cual un acto del pensamiento puede ser insisti¡ en que sea mejor. O, si el arte de diversión no promete
bien hecho o mal hecho, bien realizado o mal realizado (capi' I tal desarrollo concenüémonos en el arte mágico. Cesemos por
tulo vrr, § r) es una diferenciación dentro de esa actividad mis- i todos los medios de ser meramente divertidos; tengamos en lu-
ma, una ¡elación u oposición dialéctica que Pertenece a su I
gar de ello un arte ideado para estimular las emociones valiosas
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260 EL AR.IX OOMO TTNCUAJE EL BUEN ARTE Y EL MAL ARTE 26r
para la vida práctica; por ejemplo, un arte dedicado al servi un artista con ideas y sentimientos polfticos vigorosos estará me-
del comunismo. Al mismo tiempo, insistamos en hacet nues jor calificado para producir obras de arte que quien no los
arte comunista realmente bien, y gracias a ese esfuerzo nos posea. Pero la cuestión es, ¿qué es lo que ha de hacer con estas
contraremos desarrollando un nuevo arte auténtico." ideas y sentimientos políticos? Si Ia función de su arte es expre-
Este lector estaría simplemente abrigando ilusiones. En efec- sarlos, exponerlos a menos que pueda hacerlo no po-
to, estaría confundiendo la relación entre arte y no arte con la drá revelarse a sl -porque
mismo o a otros lo que ellos sean- los con.
relación entre buen arte y mal arte. Digo esto sin hostilidad vertirá en arte. Pero si empieza por saber lo que ellos son, y
alguna hacia el arte rnágico en general, o eu particular hacia usa su arte con el propósito de conyencer a otros de ellos, lo que
un arte inspirado por el deseo de inculcar sentimientos comu- hará no será alimenta¡ su arte con sus emociones pollticas, sino
nistas; por el contrario, he insistido en que la magia es algo que someterlo a el Y cada vez que se someta no estará más
toda comunidad debe tener; y er una civilización minada por cerca de ser un bu artista, sino que se alejará más. Tal vez haga
la diversión, mientras más magia produzcamos, mejor. Si estu- un buen servicio la polltica, pero hará un mal servicio al arte.
viéramos hablando acerca de la regeneración moral de nuestro Hay sólo una ondición por la cual el hombre puede simul.
mundo, yo instaría a la creación deliberada de un sistema de táneamente n buen servicio a la politica y aI arte. Ésta
magia, usando como sus vehiculos cosas tales como el teatro y es que el traba e explorar y expresar las emociones pollticas
la profesión de las letras, como un tipo indispensable de medios del artista se c idere ritil a la polltica. §i hay algún tipo de
para tal fin. Pero ése no es el punto en cuestión. Estamos ha- orden pol(tico cuya realización implique el uso del bozal, nadie
blando no acerca de la necesidad de la magia, sino acerca de si puede servir a ese orden y al mismo tiempo servir al arte.
la magia, por alguna dialéctica inherente en sí misma, se puede
convertir, si se realiza con todo entusiasmo, eI] arte. La resPue§-
ta es que tal cosa no puede ocurrir. § g. El buen arte y el mal artc
Una cierta confusión mental en este punto es muy común en La definición <le cualquier clase de cosa es al mismo tiempo la
nuestros dlas entre quienes tratan de ayudar a crear tanto un arte definición de una buena cosa de esa clase, ya que una cosa que
mejor como un sistema político mejor. En conexión con su deseo es buena en su clase es sólo una cosa que posee los atributos de
de un a¡te mejor, han rechazado la noción, corriente a fines del esa clase. Llamar a las cosas buenas y malas es implicar éxito y
siglo xrx y principios del xx, de que lo que hace a una obra fracaso. Cuando llamamos a las cosas buenas o malas no en sf
de arte no es su tema, sino sus cualidades técnicas, con el coro- mismas sino en relación con nosotros, como cuando hablamos
lario de que un artista genuino debe ser indiferente a su tema, de una buena cosecJra o de una mala tormenta, el éxito o el
que debe importarle sólo en la medida en que le ofrezca la fracaso implicado es el nuestro; queremos decir que estas cosa§
posibilidad de desplegar sus facultades artlsticas. Contra este nos permiten realizar nuestros propósitos, o nos lo impiden.
criterio, ellos sostienen que un artista que no tofn€ en serio su Cuando llamamos a las cosas buenas o malas en sl mismas, el
tema no puede producir una buena obra de arte, En esto ellos éxito o el fracaso implicado es de ellas. Implicamos que adquie.
tienen absolutamente razón, Lo que diceu es que lo que yo ren los atributos de su clase por un esfuerzo de su parte, y que
mismo he dicho al alirmar que la emoción expresada por una este esfuerzo puede tener mayor o menor éxito,
obra de a¡te no puede ser meramente una "emoción estética",
I
No voy a suscitar la cuestión de si es verdad, como los grie-
sino que esta llamada emoción estética es la traducción en forma I gos pensaban, que hay clases naturales, y que lo que llamamos
imaginativa de una emoción que debe existir previamente a la I un perro es algo que trata de ser un perro. Por lo que a mi
actividad tle expresarla, U¡r c<¡¡olario evidente de esto es que discusión presente se refiere, ese punto de vista puede ser ve¡da-
un artista que, independientemente de ser artista, no posee emo- dero (en cuyo caso los perros pueden ser buenos o malos en sl
ciones profundas y poderosas no producirá nunca más que obras mismos) o el otro punto de vista puede ser el verdadero, esto
de arte frívolas y superficiales. es, que la idea de un perro es sólo una manera en la que deci-
Es claro, entonces, sobre la base de mis propias premisas, que dimos cla¡ificar las cosas con que nos encontramos, en cuyo caso

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262 EL ARTE OOMO LENGUAJE


I
EL BUEN A.R,TE Y EL MAL ARTE 263
!

'los perros pueden ser buenos o malos sólo en relación con


nos- dad psico-física de pintar al nivel del arte al tomar conciencia
otros. Lo que a mf me importa aquf son sólo las buenas o las ma- de eilo, convi¡tiéndola asf de una experiencia psfquica en una
las obras de arte. Aho¡a bien, una obra de arte es una actividad experiencia imaginativa.
de cierta clase; el agente trata de hacer algo definido, y en este Lo que el artista t¡ata de hacer es expresar una emoción
intento puede tener éxito o puede fracasar. Es, más arln, una dada. Expresarla, y expresarla bien, son la misma cosa. Expre-
actividad cousciente; el agente no sólo trata de hacer algo defi- ,sarla malamente no es una manera de expresarla (no, por ejem-
nido, sino que también sabe qué es lo que trata de hacer; aun plo, expresarla, pero no seloz les régles), sino simplemente no
cuando saber aqui no implica necesariamente poder describir, .poder expresarla. Una mala obra de arte es una actividad en la
ya que describir es generalizar, y generalizar es la función del que el agente rata de expresar una emoción dada, pero fra-
intelecto, y la conciencia, como ral conciencia, no supone el in- casa. Esta es la diferencia ent¡e el mal arte y el arte falsamente
telecto. llamado así, a la que se hizo referencia en la página 256., En
Una obra de arte, por lo tanto, puede ser una obra buena ,el arte falsamente llarnado así no se fracasa al expresar, porque
o una obra mala. Y en vi¡tud de que el agente es necesariamen- no hay intento de expresión hay sólo un intento (con éxito
te un agente conscientg sabe necesariamente si es una u otra. O o no) de hacer otra cosa.
más bien, sabe esto necesariamente siempre y cuando su concien- Pero expresar una emo n es lo mismo que cobrar concien-
cia respecto de esta obra de arte no esté corrompida; porque cia de ella. Una mala o de arte es un intento fracasado de
hemos visto (cápítulo x, § ?) que existe la conciencia no verda- cobrar conciencia de u emoción dada: es aquello a lo que
dera o corrompida, Spinoza llama una ecuada de una afección. Ahora bien,
De toda teoria del arte deberla exigirse que demuestre, si una concrencra que raca§a en caPtar sus ProPlas emocrones
quiere ser tomada seriamente, cómo puede decir un artista, al es una conciencia corrompida o falsa. Porque su fracaso (como
realizar su labor artlstica, si la está ¡ealizando con éxito o sin cualquier otro fracaso) no es una mera laguna; no es un hacer
éxito: como, por ejemplo, puede decir, "no estoy satisfecJro con nada; es un hacer algo malamente; es una actividad, pero una
esa llnea; matemos de este modo.. , y de este... y de este. .. ¡ahll actividad equivocada o lrustracla. Quien trata de cobrar con-
así está bien". Una teoría que lleve la experiencia a¡tlstica de- ciencia de una emoción dada y fracasa, no se halla ya en un es-
masiado abajo de la escala, a un punto inferior a la región donde tado de pura inconciencia o de inocencia respecto de esa emoción;
la experiencia tiene el carácter de conocimiento, no puede satis- ha hecho algo sobre ella, pero ese algo no es expresarla. Lo
facer esa exigencia. Puede sólo evadirla pretendiendo que el ¡rl- que ha hecho es evadirla, ocultársela a sí mismo pretendiendo
tista en tales casos actúa no como un artista, sino como un o que la emoción que siente no es ésa sino una diferente, o
crltico, y aun (si la crítica de arte se identifica con la filoEofla que quien la siente no es él sino alguien más: dos alternati
del arte) comg un filósofo. Pero esta pretensión no debe en- vas que están tan lejos de excluirse mutuamente, que en r.eali-
gañar a nadie. La observación del artista de su propia obra dad son siempre concurrentes y correlativas.
con un ojo vigilante y discriminador, que decide en cada mo- Si nos preguntamos si esta pretensión es consciente o incons-
mento del proceso si está teniendo éxito o no, no es una acti- ciente, la respuesh es que no es ni lo uno ni lo otro. Es un pro-
vidad critica subsecuente a la obra artistica que reflexione so- ceso que tiene lugar no en la región debajo de la conciencia
b¡e ella, sino una parte integral de esa labor misma. rquien (donde no podrla, desde luego, ocurrir, ya que la conciencia se
dude esto, si tiene alguna base para dudarlo, está confündien- halla implicada en el proceso mismo), ni aun en la región
do (puede suponerse) la manera en que un artista trabaja con de la conciencia (donde, del mismo modo, no podrla ocurrir,
la manera en que un estudiante incompetente trabaja en una porque un hombre no puede literalmente decirse a sI mismo
escuela de arte; pintando ciegamente, y esperando a que el una mentira; ya que siendo consciente de la verdad no puede
maestro le diga qué es lo que está haciendo. En realidad, lo que literalmente engañarse a sl mismo acerca de ello). Tiene lugar
un estudiante aprende en una escuela de arte no es tanto a en el umbral que divide el nivel psíquico de la experiencia del
pintar como a vigilarse a sl mismo al pintar: elevar la activi- nivel consciente. Es la mala realización del acto que convierte
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264 EL ARTE COMO LENCUAJE EL BUEN ¡1RTE Y EL MAL ARTE 265

\lo que es merameote pslquico (impresión) en 1o que es cons- no es nunca la expresión de lo que es en sl mismo malo, o de
ciente (idea). lo que tal vez es en si inocente, Pero que en una sociedad dada
La corrupción de la conciencia en virtud de la cual un hom- no puede decirse públicamente. Todos sentimos emociones que,
bre no puede expresar una emoción dada lo imposibilita al mis- si fue¡an percibidas por nuestros vecinos los harian temblar de
mo tiempo para saber si la ha expresado o no. Es, en conse- horror, emociones que, si nosotros percibiéramos, nos horrori-
cuencia, por una y la misma razón, un mal artista y un mal juez zarian a nosotros mismos, No es la expresión de estas emociones
de su propio arte. El hombre que puede producir mal a¡te lo que gs mal arte. Ni lo es la expresión de horror que ellas
no puede, ya que es capaz de producirlo, reconocerlo por lo excitan. Por el conrario, el mal arte surge cuando en lugar de
que es. No puede, por otra parte, realmente pensar que lo que expresai estas emociones las negamos pretendiendo que somos
ha hecho es buen arte; no puede pensar que se ha expresado inocentes de las emociones que nos horrorizan, o pretendiendo
cuando no lo ha hecho, Contundir el mal arte con el buen arte que.poseemos un criterio demasiado amplio para que nos ho-
implicarla tener en la mente un idea de lo que el buen arte es, y rro¡lcen.
se tiene tal idea sólo cuando se sabe qué es tener una conciencia El arte no es un lujo, ni el mal arte algo que podamos per.
incorrupta; pero nadie puede saber esto excepto quien Ia posee. mitirnos tolerar. El conocimiento de nosotros mismos es la base
IJna mente insincera, en cuanto es insincera, no tiene ninguna de toda la vida que se desa¡rolla más allá del nivel meramente
concepción de la sinceridad. pslquico de la experiencia. A menos que la conciencia lleve a
Pero ninguna conciencia puede estar completamente corrom- cabo su trabajo con éxito, los hechos que ofrece al intelecto,
pida. §i asl fuera, quien [a tuviera se hallaría en una condición ', únicas cosas sobre las cuales el intelecto puede erigir el edificio
mucho peor que la locura más completa que podamos descubrir de su pensamiento, son falsos desde un principio. Una concien.
o imaginar, como eso es peor que la más completa cordura que cia verdadera da al intelecto cimientos firmes sobre los cuales
podamos concebir. Sufri¡ía simultáneamente de toda clase po- constmir; una conciencia corrompida obliga al intelecto a cons-
sible de desarreglos mentales, y de toda enfermedad corporal que truir sobre arena movediza. Los engaños que una conciencia
tales desarreglos puedan acarrear consigo. Las corrupciones de falsa impone al intelecto son engaños que el intelecto no puede
la conciencia son siempre lapsos parciales y temporales en una corregir nunca por sl mismo. Cuando la conciencia está corrom-
actiyidad que, en general, logra hacer lo que trata de hacer. Un pida, los pozos mismos de la verdad se hallan envenenados. El
hombre que en una ocasión no logre expresarse es un hombre intelecto no puede construir nada firme. Los ideales morales
bastante acostumbrado a expresarse con éxito en otras ocasio- i son castillos en el aire. Los sistemas pollticos y económicos son
nes, que sabe que lo hace. Por comparación de esta ocasión con meras telarañas. Ni siquiera la cordura común y la salud cor-
su recuerdo de las okas, por lo tanto, debe poder ver que no ha poral son ya cosas seguras. Pero la corrupción de la conciencia
logrado, esta vez, expresarse. Y esto es precisamente lo que todo es la misma cosa que el mal arte.
artista hace cuando dice: "Esta llnea no sirve." Recuerda cómo No me refiero a estos grav$ asuntos para d€stacar la impor-
es la experiencia de expresarse, y a la luz de ese recuerdo se da t tancia de la posición de un pequeño grupo de nuestras cG.
cuenta de que el esfuerzo personificado en esta llnea particular munidades que se arrogue el nombre de artistas. Eso sería
ha fracasado. La corrupción de la conciencia no es un pecado absurdo. Asl como la vida de una comunidad depende para su
recóndito o una calamidad que caiga sólo sobre los hombros de propia existencia del trato honrado entre hombre y hombre, es.
unos cuantos desgraciados; es una experiencia constante en la tando la vigilancia de esta honradez no en manos de una clase o
vida de todo artista; su vida es una batalla constante y en la que, grupo, sino en las de todos y cada uno, asl también el esfuerzo ha-
en general, t¡iunfa. Pe¡o esta batalla siempre implica una po- cia la expresión de las emociones, el esfuerzo para superar la
sibilidad muy presente de derrota; y entonces una cierta corrup- , corrupción de la conciencia, es un esfuerzo que no sólo los espe-
ción se hace inveterada. cialistas tienen que realizar, sino todos aquellos que usen el len-
Lo que reconocemos como especies definidas de mal arte son guaje, siempre que lo usen. Todo sonido que pronunciamos y
estas conupciones inveteradas de la conciencia, El mal arte todo Besto que hacemos es una obra de arte, Es importante para

t
P
i
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s66 EL ARTE CoMo LENcU^Jf,


I
.cada uno de nosotros que al hacerlos, por mucho que engañe-
mos a los otros, no nos engañemos a nosotros mismos. Si nos
engañamos en esta cuestión, hemos sembrado en nosotros mis. XIII. ARTE Y VERDAD
mos una semilla que, a menos que volvamos a desenterrar, puede
convertirse en maldad, en estupidez, en enfermedad mentál. EI
mal arte, la conciencia corrompida, es la verdadera rodix mo= § t. Inaginación y uerdad
lorutn. Si se confundiera la imaginación con la ficción (make-believe),
una teorla que identificara al arte con la imaginación parecería
implicar que el artista es algo asl como u¡'r hombre que dice
mentiras; un mentiroso hábil, ingenioso, simpático, o aun salu-
dable, tal vez, pero no obstante mendroso. Esa confusión, em-
pero, se ha rechazado ya.
Si la imaginación estuviera suficientemente descrita, según
se hizo en el capltulo vrrr, § 4, como una forma de experier-
cia que presenta lo real y lo irreal en una especie de confusa
amalgama o solución de la que, posteriormente, la labor del in-
telecto ha de precipitar o cristalizar la verdad, el arte como
imaginación tendrla una función genuina e importante en la
vida humana; una función análoga a aquella por la cual un hom-
bre de ciencia Ee r€presenta menhlmente las diferentes hipótesis
posibles que, posteriormente, el experimento y la observación de
permitirán rechazar o elevar al nivel de una teoría. La tarea
del arte, seg¡ln este punto de vista, seria construir mundos po-
sibles, algunos de los cuales, posteriormente, el pensamiento des-
cubrirla que son lea¡es, o la acción los harfa reales.
Habrla una buena porción de verdad en g§le punto de vista
sobre el arte, pero no serfa aún satisfactorio.., Al fin del Libro I
nos quedamos con dos funciones caracterfsticas del arte pro-
piam€nte dicho: una imaginativa, la otra expresiva. El punto
de vista que se acaba de formular desarrolla la primera de és-
tas, pero pasa por alto la segunda. Y desarrolla la primera de
t tal modo que la segunda es,.por asf decirlo, prácticamente des-
cartada desde el principio.l. Una imaginación que se satisliciera
construyendo mundos posibles no podria nunca ser al mismo
¿iempo una expresión de emoción. Ya que una construcción ima-
ginativa que exprese una emoción dada no es meramente posi-
ble, sino necesaria. Esa emoción la necesita, porque es la rluica
que la expresa.
»
'" La obra de arte que en una ocasión dada un determinado ar-
tista crea, es creada por él no meramente porque puede crearla
I sino porque debe crearla. Si la llamamos una sólo entre un nú-
- mero de oEas posibles, cada una de las cuales podrla haber crea-
261
268 ARTE Y VERDAD ¡rracr¡l,Ac¡óN Y VER.DAD 269

do en su lugar, estauros diciendo lo que no es verdad. El la crea apariencias y no con realidades; con emociones y no con he-
en un cierto momento de su vida, y no podria haberla creado en chos.1
ningún otro momento, ni nadie más en ese momento. Eso no es Apenas vale la pena refutar este argumento, §eñalando que.
porque sus obras formen una serie en la cual cada una depende la veidad sobre las propias emociones es verdad de todos modos,
de la que le precede y es sucedida po¡ otra; ésa es una manera Un poeta que siente repugnancia Por la vida, y que lo dice, no
muy superficial de mirar la historia del arte, ya sea en grande dice que seguirá sintiéndola maírana. Pqro no es menos verdad
o en pequeira escala; es sólo porque cada una es creada para que, hoy, la vir.la le provoca rePugnancia. . Esta repugnancia pue-
expresar una emoción que surge dentro de él en ese momento de ser una emoción, pero es un hecho que la siente. La repug-
de su vitla y en ningún otro. Su carrera como artista es cierta- naucia de la vida puede ser una apariencia, Pero el hecho de su
mente una de las cosas que han ayudado a llevarlo a ese estado apariencia es una realidad. Y en nombre del Poeta puede repli
emocional, pero sólo una, cárse, a quien alegue que una mujer n9 puede ser al mi§mo
§i lo que un artista dice en una ocasión dada es la única tiempo adorablemente virtuosa y aterradotamente mala, o que
cosa que en esa ocasión puede decir; y si el acto generador que el niundo no Puede ser a la vez un paraiso y un infierno,
produce esa expresión es un acto de la conciencia, y, por lo que quien tal dlce obviamente sabe miis de lógica que de muje-
tanto, un acto del pensamiento, se sigue de ahf que esta expre- res o d€l mundo.
sión, lejos de ser indiferente a la distinción entre verdad y fal- El arte nn es indiferente a la verdad; es esencialmente la
sedad, es necesariamente un intento de enunciar la verdad. Mien- pers€cución cle la verdatl. Pero la verdad que persigue no es
tras la expresión sea una obra de arte es una verdadera expre- una verdad de relación, €s una verdad del hecho individual. Las
sión; su mérito artÍstico y su verdad son la misma cosa,-i veldadcs que el arrc descubre son aquellas individualidades Íni-
Se niega esto con frecuencia; pero se niega porque no se cas y completas en si mismas que desde el punto de vista inte-
entiende. Hemos distinguido dos formas del pensamiento; la lectual se ionvierten en los "términos" entre los cuales el itltelec-
conciencia y el intelecto. Ahora bien, al intelecto le importan to tiene como función establec€r o aprehender relaciones. Cada
las relaciones entre las cosas; por lo tanto, el intelecto, siendo una de estas individualidades, como el arte las descubre, es uu
su verdad una clase peculiar de verdad, es decir, una verdad individuo pertectamente concreto, un individuo del cual nada
relacional, tiene una forma peculiar de aprehenderla, a sabe¡ §e ha abstraído todavia por eI trabajo del intelecto. Cada una es
arguyendo o infiriendo. La conciencia como tal y, por lo tanto, una experiencia en la cual no se ha trazado aún la distincióIr
el arte como tal, no siendo intelecto, ni arguye ni puede argüir. entre l; que se debe a mí mismo y lo que se debe a mi mundo.
No puede clecir, "esto, por lo tanto, eso", o "esto, por lo tanto, no Si esa experiencia consiste en admirar a una mujer, como Poeta
eso". Ahora bien, si alguien piensa (no necesitamos preguntar. yo no m¿ pregunto si esto ocurre Porque ella es diferente. de las
nos por qué) que ese intelecto es la única forma posible del pen. demás mujeres o Porque yo me encuentre, por algr.ln motivo, en
samiento, pensará que cualquier cosa que no contenga a¡gumen- un estado de ánimo propicio para la admiración. Lo que yo
tos no puede ser una forma de pensamiento y, por lo tanto, no ,f hago es algo muy diferente a plantear Pregunta§ de-esta indole;
puede tener conexiones con la verdad, Observando que el arte deicubro álgo de cierto tipo acerca del cual podrán hacerse
no arguye, inferirá que el arte no tiene que ver nada con la preguntas de esa indole Posteriormente. Si resulta que no Po-
verdad. Un poeta dirá en un momento que su dama es un para- áeños contestarl.s, no deberá decirse que eso §e debe a que las
digma de todas las virtudes, y en otro momento que tiene un cosas sob¡e las cuales se hacen las Preguntas fueron observadas
corazón terriblemente negro. En un momento dirá que el mun- incorrectamcnte.
do es un sitio magnífico y en oro que es un infierno. Pa¡a el
intelecto, todas éstas son incoherencias, Una dama, se nos dice,
no puede ser un paradigma de vi¡tudes y tener un negro cora. I No estoy trat¡ndo, tanto de criticar a algu¡en, como haciendo Peniten-
zón al mismo tiempo; por lo tanto, una persona que lo dice sólo cia por pecaáos de juveltud. yet oútliie o¡ o Philosophy of Art ¡92d,
lo inventa. l,o que dice no es la verdad; seguramente t¡ata con p, zti Spec1alurn ¡r¿,¡air (r9!4), PP. 59-60'

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270 ARTE Y WRDAD EL ARTE @Mo rEoRfA Y cotrto ptÁc'ucr 2?r

§ z. El arte como teoría y el arte como prdctica


en el caso de cualquier moral que merezca tal nombre (no
digo nada de las morales insignificantes que con frecuencia lo
El arte es conocimiento, conocimiento del individuo. No es, usurpan); lo que ocurre es que esa distinción no ha surgido
por esa razón, una actividad puramente "teórica" distinta de todavía. Esa distinción sólo se nos presenta cuanto, por la la-
una actiyidad "práctica". La distinción entre actividades teóri- bor abstractiva del intelecto, aprendemos a disectar una expe-
tas y prácticas tiene, desde luego, cierto valor, pero no debe riencia dada en dos partes, una que Pertenece al "sujeto" y
a¡rlicarse libre¡nente. Estamos acostumbrados a aplicarla, y to- la otra al "objeto". El individuo de1 que el arte es el co¡roci-
marle sentido, en casos en que lo que nos interesa es una rela. miento es una situación individual en la que nos enconramos
ción ent¡e nosotros y nuestro medio ambiente. A una actividad nosotros mismos. Nosotros sólo somos conscientes de la situa-
nuest¡'a que produce un cambio en nosotros, pero ninguno en ción como nuesra situación, y sólo somos conscientes de nosotros
nuestro medio ambiente, la llar¡auros teórica;'a una actividad mismos en tanto que nos hallamos implicados en la situación.
que produce uu cambio en nues[o medio ambiente, pero nin- Otras personas pueden estar iuplicadas también, pero ellas
guno en nosotros, la llamamos práctica. Pero hay multitud de como nosotros, se hallan presentes a nuestta conciencia como
casos en los que o no nos dauros cuenta de ninguna distinción factores en la situación, no como personas que fuera de la sit¡¡a-
entre nosotros mismos y nuestro medio arnbiente, o en los que, ción tengan su propia vida.
si nos damos cuenta, no nos interesa. Cuando realmente empe- - Como la conciencia artlstica (csto es, la conciencia como
zamos a entender los problemas de la moralidad, por ejemplo, tal) no distingue entre sí misma y su mundo, su mundo siendo
encontramos (lue no tienen nada que ver con los cambios que para ella simplemente lo que se experimenh aqul y ahora, y
I
podernos producir en el mundo que nos rodea, sin que nosotros ella misma siendo simplemente el hecho de que esto sea experi-
suframos cambio alguno. Tienen que ver con los cambios que mentado aqui y ahora, su actividad distintiva no es propiamen-
han de producirse en nosotros misruos. De este modo, la cues- te ni teórica ni práctica, ya que no se puede decir propiamente
tión de si debo devolver un libro a la persona que me lo prestó, que una per§ona actúe teórica o prácticamente, excepto cuando
o conservarlo y negar que me lo prestó si me lo pide, no suscita piensa que está actuando de esa manera. Para un observador
ningún problema moral serio. Cuál de las dos cosas haré depen- I
el artista aparece actuando tanto teórica como prácticamente;
de en realidad de la clase de persona que sea yo. Pero la cues- l pero para el artista mismo, él no actúa de ninguna de las dos ma-
tión de si debo ser un hombre honrado, o un hombre deshones- neri§, porque cualquiera de estas dos maneras de actuar implican
to, es una cuestión que suscita serios problemas morales. Si distinciones que, como artista, él simplemente no hace. Todo
€ncuentro que soy deshonesto, y decido converti[ne en hon¡a- lo que nosotros, como teóricos estéticos, podemos hacer es reco
do, estoy atacando, o a punto de atacar, una dificultad genui- nocer aspectos en su actividad a los que podemos llamar teóri-
namente ¡noral. Pero si resuelvo esta dificultad, el resultado no cos, y otros a los que podemos llamar prácticos, y aI mismo tiem-
será sólo un cambio en mi mismo, sino que implicará cambios po rcconocer que el artista no hace la distinción.
en mi medio ambiente también; porque del nuevo carácter que
yo adquiera surgilán acciones que sin duda alterarán mi mundo
t Teó¡icamente, el artista es una persona que llega a conocer-
se a sl misrna, a conocer sus propias emociones. Esto es también
en cierta medida.L De ahl que la moralidad pertenezca a una
I

conocer su mundo, es decir, lo que se puede ver, lo que se puede


región de la experiencia que no es ni teórica ni práctica, sino I
olr, etc., que reunidos constituyen su ex¡rriencia imaginativa
ambas cosas a la vez. Es teórica porque consiste en parte en l total. I-os dos conocimientos son para él un solo conocimiento,
descubrir cosas acerca de nosotros mismos; no meramente en ha- porque lo que ve y lo que oye se encuentran para él impregna-
cer cosas, sino en pensat qué es lo que hacemos. i Es práctica dos de la emoción con la que los contempla: son el lenguaje
Porque consi§te no meram€nte en Pensar; sino en'poner nues- I en el que esa emoción se comunica a su conciencia. Este mun-
tros pensamientos en práctica. do es su lenguaje. Lo que le dice se lo dice ace¡ca del artista
En el caso del arte, la distinción entre teorla y práctica, o en- mismo; la visión imaginariva del mundo que el artista tiene, es
tre pensamiento y acción, no ha sido olvidada, como ha ocurrido a la vez su conocimiento de sí mismo.

+
=q

272 ARTE Y VERDAI) EL ARTE Y EL INTELECTO

I Pero este conocerse a sI mismo es un hacerse él mismo. Al sensa en estado bruto, rehaciéndose en la forma de lenguaje,
principio él es una mera psique, el poseedor de experiencias o o sensa convertidos en imaginación y cargados de significación
impresiones meramente pslquicas. El proceso de conocerse a sí emocional. iEl Paso adelante en el desa[ollo de la experiencia
mismo es el proceso de convertir sus impresiones en ideas,'y de oue lleva del nivel psiquico al uivel de la conciencia (y ese paso
ese modo de convertirse él mismo de mera psique en concieircia. e's ta conquista espécifica del arte) es, de tal modo, un paso ha-
Conocer sus emociones es dominarlas, afirmarse él mismo como cia adelante tanto en la teorfa como en la práctica, aun cuando
su dueño. No ha entrado aún, es verdad, en la vida de la mora- es sólo un paso y no dos; como el progreso a lo largo de una
lidad; pero ha dado un paso indispensable hacia ella. Ha vía de ferrocarril hacia un crucero es un progreso hacia los dos
aprendido a adquirir por sus propios esfuerzos un nuevo con. puntos servidos por las dos Ifneas que se diYiden en ese crucero'
junto de dotes ¡nenlales. Eso es algo que debe aprenderse pri- besde este punto de vista, es también t¡n Progreso hacia el sitio
mero, si después ha de adquirir por su propio esfuerzo dotes en el que, después, esas dos líneas se reunirán nuevamente.
menhles cuya posesión lo acercarán a su ideal moral.
! Más aún, su conocer de este nuevo mundo es también el
hacer del nuevo mundo que está conociendo. El mundo que § Z. El arte y el intelecto
l
ha llegado a conocer es un mundo que consiste de lenguaje, un El ar'¿e como tal no contiene nada que se deba al intelecto. Stt
I mundo en el que todo tiene la propiedad de expresar emoción. esencia es la de una actividad por la cual cobramos conciencia
I
i
En tanto que este mundo es expresivo o significativo, es él quien de nuestras propias emociones. Ahora bien, hay emociones que
lo ha hecho asi, Desde luego, no lo ha hecho "de Ia narla". Él existen en nosotros, pero de las que no somos todavla couscien-
I
no es Dios, sino una mente finita todavfa en una etapa muy tes, en el nivel de la experiencia pslquica. Por lo tanto, el arte
I elemental en el desar¡ollo de sus facultades. Lo ha hecho "de" encuentra en la mer-a exPeriencia pslquica una situación que
lo que se le presenta en la etapa todavla más elemental de la ex- ha de tratar escncialmente, y un problema que ha de resolver.
¡
priencia puramente psiquica: colores, sonidos, etc. Yo sé que - Este parecerla ser no sólo un problema de los que el artc
i muchos lectores, leales a ciertas especies de metaflsica popular puede resolver', sino el rlnico que le es posible resolver. Parece-
1
en nuestros dlas, querrán negar esto, Parecla aconsejable, pues, ría, en otras palabras, que las emociones pslquicas son las únicas
¡
i
que yo considerara sus negaciones, por otra parte muy familia- que el ane puede expresa¿ ya que todas las otIas emociones
res, y que las refutara, lo cual seria muy tácil. Pero no haré son generadas en niveles de la experiencia subsecuentes al sur.
esto. Escribo no para lograr conversos, sino para decir lo que gimiento de la conciencia y, por lo tanto (Podrfa pensarse), baio
pienso. Si cualquier lector c¡ee que es él quien tiene razón, yo ios ojos de la conciencia. Ellas nacen, Parecerla, a la luz de la
preferirla que siguiera dentto de sus propias llneas de pensa- conciencia, con expresiones ya hechas para ellas des<le su naci
miento en lugar de tratar de adoptar las mlas. miento, No puede, por lo tanto, haber necesidad de expresarlas
Para volver a nuestro tópico, La experiencia estética, como lo por medio de obras de arte.
vemos desde un punto de vista en el que distinguimos la activi- La consecuencia lógica de este argumento serla que nin-
dad teórica de la práctica, presenta, como hemos dicho, caracte- guna obra de arte, si es una obra de arte genuina, Puede conte-
risticas de ambas clases. Es un conocimiento de uno mismo y ner en su a§unto o tema (subiect-matter) I.ada que se deba al
del mundo de uno, en el que estos dos conoceres y conocimien- trabajo del intelecto. Esto no es lo que yo dije en la primera
tos no se distinguen todavla, de tal modo que el yo es expresado oración de esta sección. El arte como tal Podrla no contener
en el mundo, consistiendo el mundo de un lenguaje cuyo signifi nada debido al intelecto, y, §in embargo, ciertas obras de arte
cado es esa experiencia emocional que constituye el yo, y consis- podrlan contener mucho que se deba al intelecto, no Porque
tiendo éste de emociones que son conocidas sólo tal como son ex- sean obras de arte, sino porque son obras de cierta especie; esto
presadas en el lenguaje que es el mundo. Es también un hacerse es, porque expresan emociones de cierta especie, es decir, emo-
uno mismo y un hacer el mundo de uno, 9l yo que era psique ciones que pueden surgir sólo como las cargas emocionales en
rehaciéndose en la forma de conciencia, y el mundo, que era las actividades intelectuales.
*ff,
l

214 ARTE Y VERDAT) I EL ARTE Y EL INTELEGIO 275

Aqui, pues, tenemos dos alternativas. O el tema de una obra


i
a las que esa situación lo somete. La emoción experimentada
de arte (esto es, la emoción que expresa) es tomada exclusiva- I
por Sh'akespeare y expresada por él en el drama no es una emo-
mente del nivel psíquico de la experiencia, pol'que ése es el rlni- .iór, qre suria simplemente de Ia pasión sexual o de la sim'
co nivel en el que existe alguna experiencia de la cual no somos i patia de Shakespeare hacia ella, sino una emoción que surge
conscientes; o puede también incluir elementos tomados de ot¡os de su aprehensión (intelectual) de la manera en que la pasión
niveles, en cuyo caso estos niyeles también contendrán elemeu- i puede entremezclarse con las condiciones sociales y politicas. De
tos de los cuaies, hasta que ellcontremos la expresión para ellos, modo semejante, tanto SllakesPeare como nosotros mismos, ve-
Ito somos conscieDtes. mos a Lear no simplemente como un viejo que sufre frio y
Si estas dos alternativas son consideradas a la luz de la hambre, sino como un padre que sufre estas cosas a rnanos de
cuestión: ¿qué emociones realmente expresan esta y aquella sus hijas. Fue¡a de la idea de la {amilia, intelecualmente con-
obras de arte?, apenas podr'á dudarse, creo, que la segunda alter- cebida como un pri¡cipio de molalidad social, Ia traBedia de
nativa es la co¡recta. Si examinamos casi cualquier obra de arte Lear no existiría. Las emociones expresadas en estos dramas
que queramos y consideramos qué emociones cxpresa, encon- son, pues, emociones que surgen de una situación que no podría
traremos que entre ellas se incluyen algunas, y no las menos generarlas si no fuera aprehendicla intelectualmente.
importantes, que son emociones intelectuales: emociones que l El poeta convierte la experiencia humana en poesia no ex-
sólo pueden se¡ sentidas por un ser intelectual y que son en rea-
I
purgándola primero, extirpando los elementos intelectuales y
lidar[ sentidas porque tal ser usa su intelecto de cierta mane. preservando los emocionales, y luego expresando el remanente;
ra, Son las calgas emocionales no sobre una experiencia mera- I
sino fundiendo el pensamiento mismo en emoción: pensando de
mente psiquica, ni sobre la experiencia al nivel de la mera cierta manera y luego expresando cómo se siente al pensar asi,
conciencia, sino sobre la experiencia intelectual o pensamiento De esta guisa, Dante ha funclido la filosofia tomista en un
en el sentido más estrecho de la palabra, poema que expresa qué se siente al ser tomista.2 Shelley, cuan-
Y esto, después de todo, es inevitable. Porque aunque algu- do hizo decir a la tierra, "Hilo bajo mi Pirámide de noche", ex'
t.ta emoción esté dotada desde su nacimiento de una expresión I
presó qué se siente al ser copernicano. Donne (y es Por esto Por
que le sea plopia, esto es sólo una manera de decir que el tra- lo que ha congeniado con nosotros tanto en los últimos veinte
bajo de la expresión ha sido ya realizado en su caso; y si asl ha o treinra años) ha expresado qué se siente al vivir en un muntlo
ocurrido ha sido realizado por la conciencia artísrica. Y roda l lleno de ideas fragmentadas, disjecta membru de los viejos siste-
emoción si no nace con la mesa puesta, con la expresión a la mas de la vida y el pensamiento, en que la actividad intelectual
rnano, cuando menos vuelve a nacer en ese estado en su segundo misma se fragmenta correspondientemente, romPiéndose en ful-
nacimiento como idea, como algo distinto de la expresión., Como guraciones momentáneas de pensamiento, relacionadas entre sf
.la vida emocional de los niveles consciente e intelectual de la sólo por una falta total de conexión lógica, y en que el tono
experiencia es mucho más rica que la del nivel n¡eramente psl- emocional que prevalece en el Pensamiento es §imPlemente el
quico, por lo tanto (capltulo xr, § 3), es sólo natural que el tema senddo de esta fragmentación: un tono expresado una y otra
cmocional de las obras de arte sea tomado en la mayor parte de vez en los poemas de Donne, Por ejemPlo en The Glasse, y
los.casos de las emociones que pertenecen a estos niveles su- en la Iorma de una idea moral en sus muchos versos en elogio
Perrores. a la inconstancia. Y Eliot, en el mayor Poema inglés de este
Por ejemplo, Romeo y Julieta forman el tema de un d¡ama siglo, ha expresado su idea (no sólo la suya) de la decadencia
no porque sean dos organismos que se atraen sexualmente, por de nr¡estra civilización, que se manifiesta exteriormente como
muy luerte qr¡e sea esta atracción, ni porque sean dos seres hu- una bancarfota de estructuras sociales e interiormente como un
manos que experimentan tal aracción y que son conscientes desecamiento de los manantiales emocionales de la vida.
de la experiencia, esto es, dos seres humanos enamorados; sino
porque §u amor se halla entretejido en la tela de una complicada 2 S€a cual fuere el nombre con que se c¡asitique su lilosotia (no com-
situación social y politica, y se rompe por efecto de las fuerzas pletamcnte tomista).
-:r,t¡!t

216 ARTE Y VERDAD


EL ARTE Y EL INTELECTo 47
No digo que todo poeta tenga un sistema filosófico y que provisionalmente, considerándolos hipotéticatnente, para ver olré
su poesía lo exponga, Aunque mi razón para no decirlo no es es lo que ellos implican, sin que tenga qr. u..p,"ilo, o ,.á_."i
tanto que sería falso como que desorientarla. La rnayoria de la zarlos.
gente piensa que un sistema filosóIico es un conjunto de doctri- Un método más promisorio de diferenciar seria distinguir en.
nas deliberadamente inventadas por un filósofo individual que tre la exposición y el argumento, como entre una forma e;tática v
trata de reducir Ia totalidad de su experiencia a fórmulas un aspecro dinámico del pensamiento. EI propósito de Santo To'-
que sólo él puede entender. No estoy de acuerdo con quienes más misrno no es €xponer el tomismo, sino lligar a é1, erigir ar_
tal creen. Lo que yo encuentro en los escritos de los filósofos gumentos con el lin de criticar orros urgumenroi tilosóticos]v cri
no es nada que se parezca a esto; lo que veo más bien es uua ticarlos para encaminarse él mismo y encaminar a sus láciores
serie de esfuerzos del Iilúsofo por pensar, más clara y coheren- hacia lo que él espera que será un criterio satisfactorio. Desde
temente que sus contempor'áueos, pelo €n forma más o menos que Pitágoras (o cuando menos así se nos ha dicho) inventó la
común a todos ellos. palabra filosofía, par-a expresar la noción rlel filósoto no como
Los poetas comparten estas maneras de pensar, y las expre- quien posee sabidurla sino como quien aspira a ella, los estu_
san en su poesia. ¿Cómo, entonces, difiere la expresión poética diantes de filosofía han reconocido que li esencia de su tarea
de la expresión filosófica? La diferencia no se halla en el hecho, ¡ro se halla en mantener este o aquel punto de vista, sino en
si es que es un hecho, de que el poeta escriba o hable en verso tratar-d€ llegar a alguno no alcanzádo iún; en la labor y aven-
y el filósofo lo haga en prosa. Los filósofos han escrito en tura del pensamiento, no en sus resultaclos. Lo que un Íilósofo
versor y no son por esa razón poetas; los artistas imaginativos genuino (que debem<¡s dilerenciar de un profesor de filosofía
han escrito en prosa, y, no obstante, han sido poetas. No es para_los propósitos de nuestro examen) trati de expresarcuando
que haya una distinción entre el "uso emotivo del lenguaje" escribe, es la experiencia de que disiruta en el 'curso de esta
y el uso "científico", Vimos en un capítulo anterior que cual- aventura,.en que la teoría y los sistemas son sólo inciclentes en
quier distinción de este tipo es ilusoria. No es que haya una e1 viaje. Para el poeh, no existe, quizás, nada de este
dinamismo
distinción entre el lenguaje que expresa emoción y el lenguaje del peniamientó. r f,l posee ciertaj ideas, y €xpresa la sensación
que expresa pensamiento, ya que todo lenguaje expresa emo- que procura el póseerlas. La poesia, en coniecuencia, en tan-
ción. No es que haya una distinción enre el lenguaje en su to que es la poesla de un hombre pensalte y es dirigida a un
forma original, que expresa las emociones de la conciencia, y público pensanre, puede describirse como algo que Jxpresa la
el lenguaje intelectualizado, que expresa las emociones intelec- emoción intelectual que acompaña al pensamiento en uúa cierta
tuales; porque, como acabamos de ver, no hay nada que impida manera; la filosolia es la expresión de la emoción intelectual
al poeta la expresión de las emociones intelectuales; por el con- que acompaña al esluerzo de pensar mejor.
Fario éstas son las que él expresa normalmente. Yo no de qué otra manera se las puede distinguir, como
No nos acercaremos a una distinción satisfactoria si pensa- especres de-sé
composición literaria, exiepro sustitiyendo la
mos que lo que hace el poeta es sólo imaginarse que concibc filosofia por la pseudo{ilosofla
ideas que si {uera filósofo, sostendrla o rechazarla con toda sfa, o ambas) o usando distinciones.(o la poesla por la pieuclopoe_
que yo sé oue-son failsas.
decisión. Sin duda ha habido personas llamadas artistas que Pero la disrinción que he presenrado és, iásistiría'yo, arbitraria
se han dramatizado a sI mismas considerándose como una espe- y precaria, No veo la razón por la que la experiencla intelectual
cie de filósofos ficticios, haciéndose aparecer a si mismos como de erigir o de c¡iticar una concepcióñ filosófiia no pueda Droveer
sosteniendo puntos de vista que en realidad no.entienden. Pero al poeta de un tema no menos Iértil que el mero mantÉner tal
éstos no han sido artistas propiamente dichos., Pertenecen no concepción. Y estoy seguro que un filósofo que expÍesara la exDe-
al mundo estético de la experiencia imaginativa, sino al mundo riencia de desarrollar un punto de visLa sin acla¡irse a sí mismo
pseudo estético de 1a ficción. Dante tomaba completamente en y a sus lectores qué punto de vista desarrolla, sólo estarla reali-
serio su tomismo, y Shelley su copernicanismo. Y parte de la zando la mitad de su trabaio. El resulta<lo parecerfa ser oue la
tarea de un filósofo consiste en aceptar cie¡tos puntos de vista distinción entre el escribir filosófico (y lo qüe yo digo se iplica
I
I
I ! 278 ARTE Y VERDAD
I I
I igualmente al escribir histórico y cientlfico) y el escribil poético
¡
o artístico es completamente ilusorio, o sólo se aplica a una XIV. trL ARTISTA Y LA COMUNIDAD
I
distinción enLre el mal escribir filosófico y el buen escribir poé-
{ tico, entre el mal escribir poético y el buen escribir filosófi-
I
co o entre el mal escribir filosófico y el mal escribir poético. La § t. La externación
I bue¡ra filosofía y la buena poesía no son dos clases diferentes La obra de arte, como hemos visto, no es algo corpóreo o per-
I
de esclibir, sino una; cada una de ellas es simplemente buen es- ceptible, sino una activiclad del arrista; y no una áctividad de
I cribir. Siempre que cada una de ellas sea buena, cada una de su "cuerpo" o su natlrraleza sensible, sino una actividad de su
ellas convergerá en relación con el estilo y la forma literaria, --ponciencia, De aqui surge un problema acerca de la ¡elación
con la otra; y en el caso de que cada una fuera tan buena del artista cou su p(rblico.
como debería ser, la distinción desapareceria.
Esto parece paradójico sólo porque hemos heredado una vi- . Parece ser una parte normal de la labor ctel artista el comu_
nrcar §u experrenc¡a a otra§ per§onas. para hacerlo, debe te-
ciosa tradición que viene de la última parte del siglo xrx, segrln ner medios de comr¡nicación con ellas; y estos medios son algo
la cual el artista se considera complehmente indiferente a los corpóreo y perceptible, una tela pintada, una piedra esculpida,
intereses y las actividades generales de su tiempo, tomándose un papel escrito, etc.
como miembro de un círculo escogido cuyo único interés es el De acuerdo con la teoria Écnica del arre, rodo esto es muy
arte por el arte mismo. Para los escritores que sufren de ese simple. El artista es ml en tanto que logra afectar a su público
engaño (que, como rnostré en un capitulo previo, surgió de la de cier-ta manera. La tela pintada-, la piedra esculpida, etc., es
concepción del arte como diversión), parece haber una forma el m-edio que adopta para este fin. La tela pintaüa es de he.
artística de escribir, muy distinta de la forma inartlstica adop- cho la obra de arte; la obra de arte es una coia corDórea v per-
tada por los hombres de ciencia, los filósofos y otros hombres ceptible, que obtiene el drulo de obra de a¡te al práducir'ei el
fuera del círculo escogido. Pero una vez que se descubre que el público el resultado deseado. La relación del artiita con su pú-
arte y el len8uaje son la misma cosa, la distinción se desvanece. blico es, pues, esencial a su s€r artista.
No puede haber tal cosa como el escribir inartlstico, a menos Soble la base de la teorla de arte propuesra en este libro,
que eso signifique sólo mal escribir. Y no puede haber tal cosa esta relación con el público parece a primera vista ser inesen-
como el escribir artlstico; sólo existe el escribir. cial. Parece desapar.ecer completamente de la provincia del arte
Para poner esto en términos de la práctica, hemos adqui- como tal. Y si existe todavía es debido no i consideraciones
rido el hábito de pensar que un escritor debe pertenecer a estéticas, sino a consideraciones de otra indole. ya que el arte,
una de dos clases, O es un escr¡tor "puro" ilrteresado en es- sobre la base de esta teoria, es la expresión de la emoción, o len_
cribir tan bien como pueda, en cuyo caso es un literato; o es un guaje. Ahora bien, el lenguaje como tal no va necesariamente
, escritor "aplicado" (para adaptar la vieja distinción entre cien- dirigido a nadie. El artista como tal, en consecuencia, es una
cia pura y aplicada) interesado en expresar cierros pensamientos persona que se habla o se expresa a sI misma, y su expresión de
definidos, y cuya meta es escribir sólo lo suficientemente bien para
aclarar sus pensamientos, y no lo mejor posible. Esta distinción lingyna ¡nan911 depende de un público ni exige la cooperación
de é1. El público pareceria constar de personas a qüienes el
debe olvidarse. Cada uno de estos ideales, si la literatura ha de artista permite qüe lo oigau cuando habla. eue hiya quien
tener algrln futuro, debe fertilizar al orro. El hombre de ciencia, lo oiga o no, nada riene que ve¡. con el hecho te q"é et iryo
el historiador y el lilósofo, deben ir a la escuela con el hombre expresado sus emociones y que, por lo tanto, haya iompletaclo
de letras, y estudiar para escribir tan bien como se pueda. El la labor en virtud de la cual es arr¡sra.
hombre de letras debe ir a la escuela con el hombre de ciencia
Para redondear este punto de vista, debemos presuntarnos
y el filósotb y estudiar para exponer un tema en lugar de mera- después: ¿entonces por qué el artisra se toma el tr"b"'io lco*o
mente exhibi¡ un estilo. Tema sin estilo es una barbarie; estilo
se admite que lo hace en los casqs normales¡ de en¡rai en rcl¿_
sin tema es diletarrtismo. El arte es las dos cosas juntas.
¡79
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r8o EL ARTISTA Y I,,/T @MUNIDAD PINTAR Y VER 28r


ción con un público? Sus motivos son, ex hypothesi, no estéti- una experiencia de la misma clase en los dos casos, y cómo puede
cos; no lo hace porque de otro modo su propia experiencia esté- establecerse la comunicación?
tica sea incompleta; pero sus motivos no necesrtan ser siempre El punto de vista sobre la relación del artista con su público
los mismos. En algunos casos el artista lo hace porque, como un que he presentado en esta sección combina una teorla técnica
ser moral, desea que ofta gente comparta experiencias que él del arte, por lo que toca al público, con una teoría expresiva o
conside¡'a valiosas; en otros porque debe ganarse la vida. Es de- no técnica, por lo que toca al artista, no conservando, por [o tan-
cir, en relación con su público el artista es un misionero o un to, congruencia consigo misma. Pero el error es más profundo que
vendedol tle exper ie»cia estética. esto. 3i las implicaciones de la teorla expresiva hubieran sido
Este criterio parece, a primera vista, repito, hallarse impll percibidas plenamente en el caso del artista, no habria habido
cito en la teoria del arte como expresión. En lealidad, nada necesidad de recaer en la teoría técnica al discutir su ¡elación
tiene que ver con ella: se trata de un vestigio de la teo¡la con su p¡lblico. Nuestlo primer problema, en consecuencia, se
técnica. Porque lo que el artista da como misionero o vencle refiere al artista. Debemos preguntarnos: ¿cuál es la relación
como comerciante no es una experiencia estética, sino ciertas entre la experiencia estética del artista y la tela pintada. las
cosas cor-póreas y perceptibles: telas pintadas, piedras esculpi- piedras esculpidas, etc., por las que de acue¡do con el punto
das, y otras cosas semejantes, Y si estas cosas son dadas y to- de vista que he presentado y criticado, él la "externa"?
madas, es polque se cree que tienen el poder cle evocar ciertas
experiencias estéticas en quien las contemple. Se supone ade-
más que el recipiente no puede disfrutar de estas expeliencias $ z. Pintal y ver
de otra manera. Ellas son medios, y además medios indispensa- Un artista que se sienta frente a un objeto y empieza a pintarlo
bles que el espectador tiene para el disfrute de estas experien- actúa, como todo el que hace algo, por muy diversos motivos.
cias: y ésta es la teoría técnica del arte. Si no puede dar una respuesta breve y simple a la pregunta, "¿por
Estamos, en realidad, suponiendo dos teorías diferentes de qué pinta usted ese objeto?" no es porque sea una persona afilo-
la experiencia estética, una para el artista y la otra para el pú- sófica no acostumbrada a analizar sus acciones. Más bien, no hay
blico. La experiencia estética en si misna, suponemos, es en nin8una respuesta breye y simple que dar, Para obtener una
ambos casos una experiencia puramente interna, que tiene lugar respuesta a la pregunta debemos definirla con más detalle.
totalmente en la mente de la persona que la disfruta. Pero No estamos preguntando qué es lo que le ha llevado a ha-
se supone que esta experiencia interna se encuentra en una do- c€rse pintor o a seguir siéndolo; simplemente suponemos que lo
ble relación con algo exterior o corpóreo. a) Para el artista, la es. No preguntamos por qué escogió ese objeto; solamente lo da-
experiencia interna puede ser externada o convertida en un mos por hecho. No le preguntamos qué es lo que trata de hacer
objeto perceptible; aunque no hay razón intrlnseca para que con el boceto una vez que lo ha pintado; suponemos que no
sea así. á) Para el público, hay un proceso inverso: la experien- puede decidir hasta que esté terminado. No le preguntamos
cia exterior aparece primero y ella es convertida en la expe- I si obtiene una experiencia estética al ver su objeto; sr.¡pone-
riencia interna que es lo único estético. Pero si la relación entre mos que no lo estarla pintando si esto no ocurriera. Lo que le
lo interno y lo externo es casual y fortuita en @), ¿cómo puede preguntamos es cuál es la co¡¡exión que existe entre el hecho
ser indispensable en á)? Si la "obra de arte" corpórea y percep- de que obtenga una experiencia estética al mirar su objeto y el
rible es innecesaria para la experiencia estética en el caso del hecho de que lo pinte. Nuestra pregunta, por lo tanto, se reduce
artista, ¿por qué deberia ser necesaria en el caso del público? Si a esto: ¿"pinta usted ese objeto para hacer que otra gente (in-
¡ro auxilia de ningrin modo a uno, ¿cómo puede auxiliar de al- cluyéndolo a usted mismo en una ocasión futura) disfrute de
gún modo al otro¡ Lo más serio de todo, si la experiencia esté- una experiencia estética que, independientemente de pintar-
tica en el artista es algo completamente independiente de esas la, usted obtiene completamente con sólo ver el objeto mismo;
cosas exteriores, pero en el priblico es algo que depende de ellas o lo pinta usted porque la experieucia misma sólo se desarrolla y
y que se deriva de la contemplación de ellas, ¿cómo es que es se define en su mente a medida que usted pinta?"

L
r8r DL ARTISTA Y LA OOMUNIDAD LA ,.oBRA DE ARTE" CoRpóRnA 2g3
Cualquier artista que entendiera los términos de nuestra pre- tividad que de un modo u otto se halla conectada con el des-
gunta responderla inmediata y decididamente: '.Lo segundo, des- arrollo de esa experiencia misma. Las dos activitlades no son
de luego." P¡obablemente continuaria, si estuviera dispuesto a idénticas. El artista las distingue con los nombres de "pintar"
hablar, diciendo: "uno pinta una cosa para verla. euienes no y "ver" respectivame¡rte; pero arnbas se hallan conectadas de tal
pintan naturalmente no creerán esto; sería demasiado humillan- manera que, segÍtn nos asegura, cada una se halla condicionada
te para ellos; porque les gusta imaginarse que todo el mundo por la otra. Sólo u¡ra persona que pinta bien puede ver bien; e
o cuando menos todo el mundo de gnsto refinado como ellos, inversamente (corno diria con igual confianza si le preguntára-
ve todo lo que un artista ve, y que el artista se diferencia de mos) sólo una persona que ve bien puede pintar bien. No tiene
ellos porque tiene Ia habilidad técnica de pinrar lo que ve. pero sentido "externar" una experiencia intema que está completa
eso es absurdo. Se ve algo en el objeto, desde luego antes de en sl misma y por sí misma se completa. Hay dos experierrcias,
empezar a pintarlo (aunque cuánto es lo que se vería si no se una interna o imaginativa llamada ver y una externa o corpórea
fuera ya pintor es algo dificil de saber); y eso es sin duda lo que llamada pintar, que en la vida del pintor son inseparables y que
le induce a uno a empezar a pintar; pero sólo quien tenga la forman una sola experiencia indivisible, una experiencia
experiencia de pintar, y de pintar bien, puede entendei qué que puede describirse como pintar imaginarivamente.
poca cosa es eso comparado con lo que se llega a ver en el objeto
a medida que la pintura se desarrolla. Si se pinta mal, poi su-
puesto que esto no ocurre. Todo el embadurnamiento que se hace § g. La "obru d.e ortd' corpórea
se interpone ent¡e uno y el objeto, y lo rlnico que puede verse En la sección anterio¡ sólo hemos considerado el testimonio de
es el lío que uno hace. Pero un buen pintor cualquier buen un pintor que (apenas necesito decirlo) no es un personaje ima-
pintor dirá lo mismo-."pinta cosas porque-yhasta que las ha ginario, acerca de la relación entre la experiencia estética iuter-
pintado no sabe cómo son". na y la actividad externa de pintar. Tenemos que considerar
Antes de que descartemos eshs observaciones como simple ahora la relación que existe entre ese tesdmonio y la teoría
manifestación de Ia vanidad p¡ofesional debemos tener en cuen- Beneral del arte sostenida en este libro.
ta que cuando el pintor habla de ver no se refiere a la mera sen- En el capltulo vu se dijo que una obra de arte en el sentido
sación visual. Él no c¡ee que los ojos se agudicen en el ejercicio propio de esa frase no es un artefacto ni una cosa corpórea o
de pintar, Ver en su yocabulario se refiere no a la señsación I perceptible fabricada por el artista, sino algo que existe sola-
sino al darse cuenta. Significa notar lo que se ve. y aún más: mente en la cabeza del artista, una criatura de su imaginación;
este acto de darse cuenE, cuando él habla, incluye la captación y no sólo una imaginación visual o auditiva sino una experiencia
de muchas cosas que no son visuales. Incluye el darse cuénta de imaginativa. Se sigue de ahf que el cuadro pintado no es la
los "valores táctiles" o las formas sólidas de las cosas, sus distan- obra de arte en el sentido propio de esa frase. Espero que nin-
cias relativas y otros hechos espaciales que sólo podrlan aprehen- gún lector se haya distraldo e irnaginado que en la sección an-
derse por movimientos musculares, Incluye, también, el d".te l terior se ha olvidado esta doctrina. I-o que se ha afirmado no
cuenta de cosas como el calor y el frio, la quietud y el ruido. En es que la pintura sea una obra de arte, que serfa tanto como
otm- palabras, es una captación omniaprehensiva del tipo que decir que la actividad estética del artista es lo mismo que pintar
he descrito en el capltulo vrr, § 6, como una experienciá ima- el cuadro; sino que su producción se halla de algún modo nece-
ginativa total. sariamente conectada con la actividad estética, es decir, con la
Lo que nuesffo pintor dice, en consecuencia, se reduce a esto. creación de la experiencia imaginativa que es la obra del arte.
El cuadro pintado no es producido por otra actividad a la que Lo que preguntamos ahora es si, sobre la base de nuesüa teo-
se entregue una vez que ha terminado su actividad estética, p;ra ria, debe existir realmente tal conexión.
alcanzar por medio de ella un fin no estético- Ni es producido La pregunta sólo puede cont€starse a la luz de una teoria
por una actividad anterior a la actividad estética, como medio general de la imaginación y del lenguaje. Se sostuvo en el Li-
para llegar a la experiencia estética. Es producido por una ac- bro II que existe una distinción entre los dilerentes "niveles" de
H
284 EL ARTISTA Y LA COMUNIDAD LA ¡.oBRá DE ARTE,, CoRPóREA 285
la experiencia, a dos de los cuales se les tlamó respectivamen- imaginativa, presupone una experiencia sensible correspondien.
te el nivel psíquico y el nivel consciente. Cada nivel, se diio, re; én donde decir que presupone esro no significa que surja
presupone el que se halla bajo é1, no en el sentido de que'se subsecuentemente a ella, sino que es generada por el acto que
abandone el inferior cuando se al,canz¿ e7 superior, sino en él sen- la convierte tal cosa. La experiencia sensible no necesita exis-
tido de que el inferior se halla relaciouado cou el superior a tir sola primero. Puede surgir ante los ojos mismos, por así
la mane¡a conro una materia prima se halla relacionada con deci¡lo, de la conciencia, de tal r¡odo que no bien ha aparecido
algo hecho con ella al imponerle una nueva forma, El nivel cuando es trasmutada en imaginación. No obstante, hay siem-
supe¡ior contiene, de esta manera, al i¡rlerior como sü propia ple una distinción entre lo que trasmuta (la conciencia), lo
materia, siendo los principios especiales del nivel superió¡ por que es trasmutado (la sensación), y aquello en lo que es tras-
así decirlo, una lorma de acuerdo con la cual esta materia se hálla mutado (la imaginación).
ahora orgauizada. Por esta reorganización, el nivel inferior se El elemento trasmutado o sensible en la experiencia esté-
modifica en cierto modo. Po¡ ejeurplo, la transición del nivel tlca es el llamado elemento externo: en el caso que examinamos,
pslquico al nivel consciente implica la conversión de las impre- T la actividad psicofisica de pintar del artista, su sensación visual
siones, que son los elementos de que consta la experiencia psi. de los colores y las formas de su objeto, sus propios Bestos senti-
quica, en ideas, o (lo que es lo mismo) la de la experiencia dos a medida que manipula su pincel, las formas vistas de las
sensible en experiencia imaginativa. Lo que convierte las im- manchas de color que sus movimientos dejan sobre su tela: en
presiones en ideas, o la sensación en imaginación, es la activi- resumen, la experiencia sensible (o más bien sensual-emocio-
dad de la conciencia.l nal) de alguien que trabaja ante un caballete. A menos que esta
es así, no puede haber ideas sirr impr-esiones; ya que experiencia sensible se halle electivamente presente, no hay nada
-Si-esto
cada idea es una impresión que el rabajo de la conciencia cón- con lo cual la ex¡:eriencia pueda generar la experiencia estética
vielte en una idea. La impresión de la que una idea dada, como que es "extemada", "registrada" o "expresada" en el cuadro
dice Hume, "se deriva", !o €s una impiesión pasada degradada pintado. Pero esta experiencia sensible, aunque se halla efec-
por el mero paso rlel tiempo en una idea; es rrna impresión pre- tivamente presente, nunca se presenta por si sola, Todo elemen'
sente elevada a idea por el trabajo de la conciencia.d Donde- b en ella surge ante.los ojos de la conciencia del pintor
quiera que haya una idea o una experiencia imaginaiiva, hay -esto,
siempre que se trate de un buen pintor; sólo los malos pintores
también los siguientes elementos: r) una impresión o experiencia pintan sin saber qué es 1o que hacen-; y todo elenento en ella
sensible que corresponde a ella, z) un acto de la conciencia que es convertido, por lo tanto, en experiencia imaginativa desde su
convierk esta impresión en una idea. Cuando se dice que- la aparición. Sin embargo, la reflexión distingue enffe la experien-
impresión corresponde a la idea, lo que se quiere decir ei que cia imaginativa y la experiencia sensible de la que está hecha, y
es la impresión que uu acto de la conciencia convierte en ésa descubre que nihil est in imaginatione quod, non fue t in sensu,.
idea y no en otra, ¿Y qué ocurre en el caso en que un hombre mira al objeto
_ Llegamos, por lo tanto, a este resultado. Toda experiencia ü sin pintarlo? Él también tiene una experiencia estética en tanto
imaginativa es una experiencia sensible elevada al nivil imagi que sus impresiones son trasmutadas en ideas por la actividad
nativo por un acto de la conciencia; o, toda experiencia im-a- de su imaginación. Pero nuesro artista tenía razón en sostener
ginativa es una experiencia sensible aunada a la-conciencia de que hay mucho menos en esa experiencia que en la experiencia
la misma. Ahora bien, la experiencia estética, es una experien- de un hombre que ha pintado el objeto; porque los elementos
cia imaginativa. Es total y enteramente imaginativa; no iontie- sensibles implicados en el simple mirar, aun donde el mirar va
ne ningún elemento que no sea imaginativo y el único poder acompañado por una sonrisa de placer, gestos, etc., son nece-
que puede generarla es el poder cle la conciencia rle quien la ex- i sariamente mucho más limitados y más pobres, y también mucho
perimenta. Pero no se genera de la nada. Siendo una éxperiencia menos organizados en su totalidad, que los elementos seusibles
"rimplicados en el pintar. Si se quiere obtener más de una expe-
1 PaIa todo esto, ver el capltulo x, especialmente
ss 5 y 6.
I riencia debe ponerse más en ella. El pintor pone mucho más

fl
r,il

286 EL ARTISTA Y LA COI\IUNIDAD EL PÚBLTOO COMO trNTENDEDOR 287

en su cx¡:erie-ncia dcl objeto que quien simplemente lo mira; mucho tiempo. No hay nada de mi§terio§o en esta perretración.
¡>one en él además toda la acrividad conscie;temente realizada Todo mundo juzga a los demás por las impresiones que recibe
de pintarlo; Jo que obtiene de él es, por lo tanto, proporcional- de ellos y por su propia capacidad para captar estas impresio-
mente m¿ts, Y este incremento es una parre esenciit áe lo que nes; y el artish es u¡r hombre cuyo trabajo de toda la vida
él "externa" o "registra" er¡ su cuadro: registra alli no la expe- consiste precisamente en hacer eso. Lo que sotprende es más
riencia de mirar_el objero sin pintarlo, sino la experiencia mucio l bien que tan pocos artistas lo hagan de una manera reveladora.
mis rica y de algírn modo muy diferente de mirarlo y pintarlo Ocuue eso tal vez porque la gente no quiere qr.re se haga, y los
ar mr§mo t¡emPo. artistas cedeu a la petición de lo que se llama un "buen pareci-
do", y hacen un cuadto que no revela nada nuevo y que sólo evo-
ca lo que han sentido en la presencia del modelo.
§ 4. El público como entend.edor ¿Cómo puede saberse si la experiencia imaginativa que el
¿Qué es Io que- quJere significarse al decir que el pinror ...regis- espectador, por el trabajo de su conciencia, recrea con las sen-
tra" en su-cuadro la experiencia que tuyo aÍ pintailol Con e"sta
{, saciones que ¡ecibe de una pintura, "repite" o es "idéntica" a
,{
prcgunta llegamos al tema del público, porque el público está
-
la experiencia que el artist4 tuvo al pintarlo? Xse punto se
constituido por todo aquel pari quien ialei documentos sean ha suscitado ya en relación con el lenguaie en general (capl
s¡gnltlcat¡vo§, tulo xI, § 5) y lo hemos contestado diciendo que no se puede
,z Lo que quiere significar es que el cuadro, cuando es visto tener nunca una seguridad absoluta; la única seguridad que se
por otra persona o por el pintor mismo posteriormente, pro- ¡iuede tener "es una seguridad empirica y relativa, que ie re-
düce en quien lo ve (no necesitamos preguntar cómo) expeiien- fuerza progresivamente, a medida que la conversación avanza,
cias sensual-emocionales o psiquicas - qui, al ser eíevaáas de
rmpresrones a ideas por la actividad de la conciencia del es_
pectador, son trasmutadas en una experiencia imaginativa total
1 I
i y que se basa en el hecho de que ninguno de los dos parricipan-

tes conside¡a que el otro está,diciendo disparates". Puede tlar-


se la misma respuesta aquí. lNo podemos saber nunca absolu.
idéntica a la del pintor. Esta expériencia del e-spectador no tamente si la experiencia imaginativa que obtenemos de una
repite Ia comparativamente pobre éxperiencia de quien simple_ obra de arte es idéntica a la del artista.¡Si el artista es un gran
mente- mira el objeto; sino la experieñcia más rica mucho más (artista, podemos estar bastante seguros de que solamente hemos
i
organizada de quien no sólo lo ha mirado sino tímbién lo ha captado su significado parcial e imperfectamente. Pero lo mis.
pintado...-_
il mo es aplicable a cualquier caso en el que olmos lo que un
Esta es la razón por la que, como tantos han observado, hombre dice o leemos lo que escribe. Y un entendimiento par-
"vemos más en" un cuadro realmente bueno de cierto obieto cial e imperfecto no es lo mismo que una completa falta de
de lo que vemos er el objeto mismo. También es ésta la ra'zón entendimiento.
por la cual_mucha gente prefiere lo que se llama ,,naturaleza,, Por ejemplo, alguien que lea el primer canto del InÍierno
o "vida real" al mejor cuadro, porqui prefieren que no se les
$
puede no tener ninguna idea de lo que Dan-te haya querido
oeje ler tanto para que puedan conservar sus capmciones en significar con las tres bestias. ¿So4 pecados capitale§, son fuer-
un nivel más bajo y más manejable, donde puedan enrretejer lo zas o qué son? puede preguntarse. En esta perplejidad, sin em-
que ven con sus gustos, sus caprichos y emociones, no intrlnseca_ bargo, no ha perdido completamente contacto con su autor,
mente conectados con el objero: Un gran pintor de rematos, Hay todavia mucho en el canto que le es posible entender, es
en-el tiempo que le lleva a pintar a un modeio, y entregado con decir, trasmutar de impresión en idea por el trabajo de su cbn-
toda intensidad a absorber impresiones y a convertirlal en una I
ciencia; y puede estar bastante seguro de que entenderá el
visión imaginativa del modeló, puede'penetrar fácilmente la sentido que Dante quiso darle. Y aun a las tres bestias, a pe-
máscara
-+uficientemente buena para engañar a un observador
I sar de que no las entienda completamente (algo se mantiene
menos intenso_ y perrinaz- y descubrir en una boca, en un ojo, l obstinadamente como una impresión no trasmutada) las en-
en un movimiento de la cabeza cosas qlle se han ocultado pbr tiende en parte; ve que son algo qqe el poeta teme, y él imagi-

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r88 EL ARTISTA Y LA @MUNIDAD coLAIroRADo*
EL PTJBLI@ coMo z8g
nativamente exPerimenta el temor, aun cuando no sepa exacta- obra de arte es una buena obra, para obtener algo tle valor;
mente qué es lo que se teme.
pero no necesita por ello Pen§ar que ha extrafdo "el" signifi'
O tomemos (ya que puede decartarse a Dante como alegó iado de la obra, Puesto que no existe tal cosa. La doctrina
rico y, por lo tanto, como no adecuado al caso) un ejemplo rle una pluralidad de significados, exPuesta Por Santo Tomás de
de poesía moderna. No sé cuántos lectores del poema de Eliot
Aquino respecto a la Sagrada Estritura es' en principio, perlec-
SweenE among lhe Nightütgales2 tengan una idea de cuál tamente válida. Del modo conto úl la Presenta, l¡r rinica dilicul-
sea precisamente la situación que el poeta describe. Nunca he
tad es que no va suficientementc lcjos. En una u otra folma er
oído ni leído ninguna expresión de esa idea. Sweeney se ha que-
aplicable a todo lettguaje.
dado dorrnido en ün restaurante, vagamente turbado por el
hecho de que el Convento del Sagrado Corazón, al lado, le ha
recordado algo, per-o no sabe qué. Un Corazón herido y, espe- § 5. El priblico cono coktbota¡lot
rando, mujeres sin marido. Mientras duerme y ronca, durante
El público conlo entendedor, al tratar de realizar una recons-
todo el segundo verso, una prostituta con una larga capa llega trucción exacta en su propia mente de la experiencia imagina-
y se sienta en sus rodillas, y en ese momento él sueña la respuesta. tiva del artista, se entrega a una búsqueda infinita. Puetle
Es el grito de Agamenón estoy herido mortalmenre en lealizar esta reconstl ucción sólo en parte. Parece como si el
-"¡Ah, a su retorno al hogar por la
€l corazónl"- herido mortalmente artisra Iuera una especie de genio trascendente cuyo significado
traidora esposa que había dejado. Despierta, estirándose y riendo fuela siempre demasiado prolundo para que su público de hu-
(quitándose a la muchacha de las rodillas), al darse cuenta de
mildes mortales lo capte más que fragmentariamente. Y un
que en la curiosa actividad de su mente las encapuchadas mon- artista inclinado a da¡se importancia sin duda interpretará la
jas sin marido y la muchacha sin marido cubierta con la capa,
situación así. Pero es posible otra interpretación. El a¡tista
esperando ahi como una araña a su vlctima, son todas Clitem- puede tomar en cuenta las limitaciones de su ¡rúblico cuando
nestra, la esposa inliel que cubrió con su capa ("red de muerte") compoue su obra; en cuyo caso le parecerán ¡to liu¡itaciones
a su señor, apuñalándolo. en la medida en que su obra resultará ser contprensible, sino
Cito este caso porque yo habla conocido y disfrutado el condiciones que determinan el contenido, tema o sig¡rificado de
poema por años antes de ver que era esto de lo que se trataba; la obra, En la medida en que el artista se sienta urtido a su pú-
y, sin embargo, lo entendla suficientemente como para recono- blico, esto no implicará ninguna condescendencia de su parte; sig-
cerle un gran valor. Y me indino a creer que el distinguido nificará que acepta, como su función, expresar no sus propias
crltico que piensa que las "huellas llquidas" de los ruiseñores emociones privadas, sin tomal en cuenta si alguien más las siente
no son su excrementor sino sus cantos, le reconoce también o no, sino las emociones que comparte con su público. En lugar
un gran valor, aunque en ningún otro sitio con tan escasa inte. de considerarse un mistagogo, que conduzca a su Público hasta
.ligencia como este ejemplo sugerirla.s donde éste puerla seguirlo por los oscuros y diflciles caminos de su
i La experiencia imaginativa contenida en una obra de arte propia mente, se considerará el portavoz de su público, diciendo
no es un todo cerrado. No tiene sentido proponer el dilema de en su nombre las cosas que el público quiere clecir pero que no
que o se le entiende (es decir, se adueña uno completamen- puede decir sin ayuda. En lugar de pretender ser el gran hom-
te de esa experiencia) o no. Entenderla es siempre algo com- bre que (como Hegel dice) impone al mundo la hrea de enten-
plejo, que consiste de muchas fases, cada una completa en sl derlo, adoptará una actitud más humilde, imponié[tJose a si
misma, pero conduciendo cada una a su vez a la siguiente. Un mismo la tarea de entender a su mundo, y asl hacientlo ¡:osible
público inteligente penetra¡á suficientemente este complejo, si la que el mundo se eodenda a si mismo. i
2 "Sweeney cnt¡c los ruiseñore.". [T.] En este caso su relación con su público no selá ya un mero
I Y no fue halta unos cuantos dfas d€spués de haber elcrito lo antc¡ior, residuo de su experiencia estética, como lo era e¡r la situación
cuando reconocl al "6omb o Orión" como algo tomado de l^ Dido da descrita en la sección precedente; sino una parte integtal de csa
t Madowe ----otre tratedia ace¡ca de uaa mujer lin Earido. experiencia misma. Si lo que él trata de hacel es expresar

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290 EL A¡TISTA Y IJI COMUNIDAD EL PúBLroo ooMo oof,./lM)RADoR 2gr

bmocrones que no son Írnicamente las suyas, sino también las que hac'e rodo lo posible por clecirlo, y considera que no ha
de su público, su éxito será corroborado por la manera como sido dicho nunca hasta que él lo dice. El público es siem-
su público reciba lo que él tiene que decir. Lo que él dice pre, indurlablemente, un público limitado: puede constar sólo
será algo que su público dice por sus labios; y su satisfacción de unos cuantos amigos, y cuando mucho incluye sólo a aquellos
por haber expresado lo que siente será al mismo tiempo, err c¡ue pueden comprar o pedir prestado un libro, o conseguir un
tanto que le comunica esta expresión a su público, la satisfac- boleto para el teatro; pero todo artista sabe que la puhlicación,
ción tle los miembros de ese público por lraber expresado los I
en una u otra forma, cs una necesidad para é1.
que ellos sientcn. IIabrá asi algo más que una mera comunica- Todo artista sabe, también, que la rccepción que encuentra
ción de artista a público, habrá una colaboración e¡rtre el en su público no le es indiferente. Puede entrenarse para acep
público y el ar tista. tar los desaires con una sonrisa, y para seguir su trabajo a
Hemos heredado rrna larga tradición, que empezó a fines del pesar de las malas ventas o de las criticas adversas. Debc im-
siglo xvrrr con el culto al "genio", y que duró por todo el si- ponerse todo tipo de sacrificios, si ha de hacer su mejor obra;
glo xrx, que es hostil a esta segunda posibilidad. Pero ya he porque con la mejor voluntad del mundo (y sin tomar en
tlicho qrre esta L¡adición está murieldo. Los artistas se hallan cuenta la venalidad de los críticos y la frivolidad de los lecrores)
¡nenos inclir¡ados a darse la gran importancia que antes se daban; a nadie le Busta que le saquen a la luz de Ia conciencia sus
1'muchos indicios de que se encuentran en mejor disposición emociones inconscientes, y, por lo tanto, hay a me¡rudo un ele,
que antes, aun que hace una generación, de considerar a su mento intensamente doloroso en una experiencia estética genui-
púlrlico como colaborado¡. 'l'al vez ya. no sea tan absurdo espe- na, y una poderosa tentación a rechazarla. Pero la razón por la
IaI quc esta manera de concebir la lelación entre ardsta ) que el artista encuentra tan dillcil entrenarse en este sentido
público valga la pena discutirse. es porque estos (lesaires lo hieren no en su vanidad personal,
Hay bases para pensar que esta idea de la relación es la sino en su juicio sobre la legirimidad de la obra hecha.
idea adecu;rda. Como en el pari:rgrafo z, debemos observar los AquI llegamos al meollo. Podría suponerse que el artista
hechos; y encontraremos quc, sea cual luere la importancia e-s a sus propios ojos un luez suficiente del valor de su obra.
que los artistas se den, han tenido siempre la costumb¡e de tra- Si él está satisfecho con ella, ¿por qué ha de importarle lo que
tar al público como colaborador'. Sobre la base de la teoría los otros piensen? Pero las cosas no funcionan asi. El artista,
técnica del arte, esto es, en uu senddo, comprensible. Si el como cualquiera que se sitúa ante un público, debe parecer
artista trata de despertar ciertas emociones en su prlblico, la re- seguro de si mismo. Debe hacer lo mejor que pueda, y pre-
sistencia por parte del público a desarrollar estas emociones tender que sabe que es bueno. Pero probablemente ningún
clemuestla que el artista ha fracasado. Pero éste es uno de los artista ha sido nunca tan vanidoso como para convencerse de
muchos puntos en los que la teoría técnica no tanto se equivoca tal preaensión. A menos qne vea que su propia declaración
al seiralar Ia verdad como que la distorsiona, !n artista no de "esto es bueno", tiene eco en su público que confirme "sí,
necesita ser un esclavo de la teorla técnica para pensar que lo es", se preguntará si tenía razón o no. Hasta entonces pen-
la aprobación de su público tiene alguna conexión con el pro- só haber disfrutado y registrado una expe¡iencia estética ge-
blema de si ha hecho su trabajo bien o mal. Ha habido pin- nuina, pero ¿realmente lo ha hecho? ¿Estaba padeciendo una
tores que uo han querido exhibir, poetas que no han querido corrupción de la conciencia? ¿Su pirblico lo ha juzgado mejor
publicar, músicos que no han querido que sus obras se toquen; de lo que él se había juzgado a sí mismo?
pero quienes tan gravemente han renunciado a hacer públicas Esos son hechos que yo creo que ningún artista negará,
sus manifestaciones, hasta donde uno los conoce, no han sido aunque pueda haber quien lo haga neciamente, como todos a
de la más alta calidad. Ha habido una Ialta de genuinidad en menudo lo hacemos, negando algo que sabemos que es verdad
t su trabajo, que corresponde a este empeño de ocultar, que es in- pero que no queremos reconocer. Si son hechos, demuestran
i, compatible con el buen arte. E[ hombre que siente que üene que, a pesar de que haya quien no esté de acuerdo, los artistas
iit algo que decir no está sólo dispuesto a decirlo en público, sino efectivamente ven a su público como su colaborador en el in- t
r!
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292 EL ARI'ISTA Y LA COMUNIDAD EL INDIVIDUALISMO ESTETICO 293

tento de responder a la Pregunta: ¿es ésta una genuina obra de


arte o no? Pero éste es el cabo delgado de la hebra. Una vez § 6- El ind.iuidulismo estético

que la colaboración del público se llega a admitir hasta aquf, Es importante, para el futuro tanto de la teorla estética como
debe admiti¡se aún más. del arte mismo, entender la función del público como colabo-
La función del artista consiste en expresar emociones; y las rador, sin embargo, cuesta trabajo entenderla por la interferen-
Írnicas emociongs que puede exPresar son las que él §iente, cs cia de la psicologla individualista tradicional al través de la
decir, las suyas.iNadie puede juzgar si las ha expresado excePto cual estamos acostumbrados a v€r, deformada, la obra artistica.
¡,guien las siente.-Si son las suyas y las de nadie más, natlie sino Pensamos en el artista como una personalidad completa y en-
\fei mismo puede juzgar si las ha expresado o no.'Si le da algtrna cerrada en sí misma, responsable único de todo lo que hace: de
importancia al juicio de su pírblico, sólo puede ser porque piensa las emociones que expresa como sus emociooes personales, y
qu¿ las emociones que ha ratado de expresar son emociones de su expresión de ellas como su expresión personal, Incluso
peculiares no solamente a é1, sino comPartidas por su pirblico, olvida¡nos qué es lo que expresa, y hablamos de su obta como
y que que ha conseguido de ellas (si en realitlad "autoexpresión", y nos t¡atamos de convencer a nosotros mismos
'iia la expresión de que lo que hace grande a un poema es el hecho de que es la
.' io consegui<.lo¡ eJ tan válicla ¡rala el público como para él "expresión de una gran personalidad" en tanto que, si la auto-
mismo. En ótras palabras, él realiza §u trabajo artístico no como
] un esfuerzo personal por y para sl mismo, sino como un tl'a-. expresión está a la orden del día, el valor que atribuimos a un
' bajo público-en nombre de la comuniclad a la que Pertenece. .l poema se encuentra en el hecho de que expresa no al poeta
t. Toda'expresión de emociones que manilicste va precedida por ' es Shakespeare para Dosotros, o qué sornos nosotros pala
-¿qué
la rúbrica impllcita, no de "yo siento", sino de "nosotro§- senti' Shakespearel- sino a nosotros.
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I
mos", Y eshittamente no es siquiera un trabajo realizado Por Sería tedioso elumerar todas las corlfusiones y distorsioues
él en nombre de la comunidad.r És un trabajo en el que ¿l in- a que este aL¡surdo de la autoexpresión ha dado origen. Tome-
vita a la comunidad a ParticiPar: ya que Ia función de los mos solamente un ejemplo: la creencia tle que si tratamos de
miembros cle la comunidad como PÍrblico no es la de aceptar reconstruir la vida y opiniones de Shakespeate por sus poemas
pasivamente el üabaio del arti§ta, sino hacerlo nuevamente ellos lo clescubrimos "como era", como si eso fuera posible, o como
inismos. Si el artistá los jnvita a hacer esto, e§ Porque tiene si, de serlo, eso nos ayudara de alguna manera a apreciar me-
razón en pe[sar que aceptarán su invitación, es decir, Porquc jor su obra. Esta actitud ha llevado a la critica a degradarse
él piensa que los está invitando a hacer algo que ellos quie- al nivel del chisme y ha llevado a la confusión del arte con el
ren hacer. exhibicionismo, Lo que a mf me interesa no es hacer una rela-
En tanto que el artista siente todo esto (y cn un artista que ..ción de errores, sino una refutación. -í
no lo sintierá no habrfa la necesidad de publicar su obra, o - )t" principio, simple.;lrl inclividualismo
esta refutación es
de tomar seriamente la opinión pública sobre ella)' lo sietrte .-concibe a un hombre como si fuera Dios,u un autosuficieute
no sólo después de que su obra eqtá completa, sino destle su prirr' I poder creador cuya rlnica tarea es ser él mismo y exhibir su
cipio y duiante su tomposición.l El público se halla constante- naturaleza en cualquier ob¡a adecuatla a ello. Pero un hombr-e,
m;nte presente ante él como un factor en su trabajo artistico; en su arte como en cualquier otra cosa, es un ser linito, Todo lo
no.omb un factor andestético, que corromPa la sinceridad de que él hace !o hace en relación a otros hombres semejantes a
su obra por consideraciones- de rePutación y de Salardones, sino i é1. C6ino artista , es alguien que habla; pero un hombre habla
como un factor estético, definiendo cuál es el problema que como como se le ha enseñado; habla el idioma de¡rtro del cual na-
artista trata de resolver emociones ha de expresar- y
-corresponde-)
ció- El músico no inventó su escala ni sus instrumentos; aun-
cuál es la solución que -qué
le En consecuencia, el que invente una nueva escala o un nuevo instrumento sólo
público que el artistá considera como su colaborador, pttetle odifica lo que ha aprendido tle ot¡o. El pintor no inventó la
ier un público grande o un público pequeño, Pero no está nunca dea de pintar cuadros, ni los pigmentos y pinceles con los qr¡e
au§ente. los piuta. Aun el poeta más precoz oye y lee poesla antes de

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-q.!
294 EL ARTISTA Y LI\ OOI\{UNIDAD LA coLABoRrl(xóN ENTRE rros ARTISTAS 2g5
I

escribir. Además, así como todo artista se halla vinculado con Una r-€futación final del indiviilualismo estético nos llevará,
otlos ar-tistas de quienes ha adquirido su arte, también se en- por lo tanto, al análisi¡ de la relación entre el artista y su
cuentra vinculado con un pÍrblico al que se dirige. El niño pirblico, clesar-rollando el punto cle vista, presentado en la sec-
que aprende la lengua de su madrc, como hemos visto, aprende ción anterior, de qtte éste es ull caso de colaboración. Pero vo
propongo llegar a esto por otros dos argumentos. Trataré de
I

simult¿ineamente a ser hablante y oyente, Oye lo que otros


hablan; y habla a otros que oyen. Lo mismo ocurre con los demosrrar que la teoria individualista de la creación artística
artistas. Se convierten en poetas, pintores o músicos no por
1
es falsa r) por lo que se refiere a la relación entre un artista y
un proceso tle tlesarrollo desde su inte¡ior, como si les saliera I
los artistas colegas que en según la teoría individualista "influ-
barba; sino viviendo eu una sociedad donde estos lenguajes se yen" sobre él; :) por lo que toca a la relación del artista con
usan. Como otros hablantes, ellos hablan a quienes los pueden I
quienes se dice que "ejecutan sus obras"; 3) por lo que coD-
entender. I
cie¡ne a su relación con las personas conocidas como su "pir-
La actividad estética la actividad de habla¡. El habla es
es
blico. En estos casos sosten(lré que la relación es realmeDte <le
tal sólo en tanto que es hablada y oída. Un hombre puede sin I
colaboración.
duda, hablalse a sí mismo, y ser su propio oyente; pero lo que
t

i
él se clice a si mismo, es en principio susceptible de ser dicho l § 7. La colaboración entrc los artislas
a cualquiera que comparta su lenguaje. Como un ser finito,
el hombre cobra conciencia de sí como persona sólo en cuanto Segrin el individualismo Ia ob¡a de un verdadero artista es
descubre que se halla en relación con otros, de quiencs a la vez completamente "original", es decir, exclusivamente su propia
toma conciencia como personas. Y no hay un punto en la vida obra y de ningr-rn modo la de otros artistas. Las emociones ex-
/ de un lrombre en que éste termine de cobrar conciencia de sí I presadas deben ser simple y únicamente las suyas, y así tanrbién
mismo como persona, Ese proceso del cobrar conciencia se re- I
debe serlo su manera de expresarlas. Para quienes funcionan de
fuetza, se desarrolla y se aplica de nuevas maneras. En toda acuerdo con este prejuicio resulta escandalo¡o descubrir que las
nueva ocasión debe seguir el mismo procedimiento: debe en-
i
obras de Shakespeare, y notablemente Hamlet, q\e es el feliz
contrar a otros a quienes pueda reconocer como personas, ya { campo de cosecha de los autoexpresionistas, son sólo adapta.
que de otro modo no puede como un ser finito estar seguro ciones de los dramas de otros escritores, trozos de Holinshed,
de que efectivamente, se halla en posesión de esta nueva fase de I las Vid.as de Plutarco, o fragmentos de la Gesta Ronanorum;
la personalidad. Si tiene un nuevo pensamiento, debe expli que Hándel copiaba en sus obras movimientos complebs de
'.'carlo a otros, para que descubriendo que pueden entenderlo, Arne; que el Scherzo de la Sinfonla en Do Menor de Beethoven
pueda él estar seguro de que se trata de un buen pensamiento, Si empieza reproducienclo el final de la Sinfonla en G Mener de
tiene una uueva emoción, debe expresarla a otros, para que, Mozart, con los compases divididos, de un modo di[erente; o
al descubrir que pueden compartirla, pueda estar seguro de que Turner acostumbraba tomar sus composiciones de las obras
que su conciencia de ella uo está corrompida.l de Claude Lorraiu. A Shakespeare, a Hándel, a Beethoyen o a
Lo que aqui decimos es perfectamente congruente con la Turner, les sorprenderla que alguien se escandalizara de esto.
doctrina formulada en este libro, de que la experiencia estética, Todos los a¡tistas han modelado su estilo sobre el de otros,
o la actividad estética es una actividad que se realiza en la mente u§ado temas que otro§ han usado, y los han úatado como
del artista. La experiencia de ser escuchado es una experien- otros los han uatado ya. Una obra de arte construida asi es
cia que ocurre en la mente del hablante, aun cuando para que una obra de colaboración. Su autor es en parte la persona cuyo
sxista es necesa¡io un oyente, de tal modo que la actividad es nombre lleva y en parte aquellos de quienes ha tomatlo algo.
una colaboración. El amor reclproco es una actividad de colabo- Las que llamamos obras de Shakespeare, por ejemplo, proceden,
ración; pero la experiencia de esta actividad en la mente de cada asl, no única y exclusivamente de la mente individual de William
amante tomado separadamenrc es una experiencia diferente de Shakespeare de Stratfo¡d (o, quizá, del hombre Francis Bacon cle
la de amar y ser rechazado. Verulam) sino en parte de Kyd, en parte de Marlowe, etc.

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296 EL ARTISTA Y I-A CPMUNIDAD olr¡orrcróx ENTRE AUToR y EJEcuTANTE pg7

La teo¡ía intlividualista sobre la paternidad de Ia obra de


arte nos llevaría a las conclusiones más absurdas. Si considera- § 8. La colaboración enl¡e el autor y el ciecutonte
mos a la llíada como un gran poema, la cuestión de si fue Algunos tipos de artistas, en especial el dramaturgo y cl músico,
escrita por un hombre o por muchos, está automáticamente componen para que sus obras sean ejecutadas. f)e acuerdo con
resuelta para nosotros. Si consideramos a la catedral de Chartres el individualismo esas obras, por mucho que reciban Ia "iu-
como una obra de arte, debemos oponernos a los arquitectos Iluencia", como dice la frase, de las obras de otros artistas,
<1ue nos dicen que una espira fue construida en el siglo xrr y la salen de la pluma del autor tohlmente acabadas; son obras de
otra en el xvl, y convencernos a nosotros mismos de que fue Shakes¡reare y sinfonías de Beethoven. Estos hombres son gran-
consl.ruida toda al mismo tiempo. De modo semejante, puede des artistas que han escrito bajo su propia responsabilidad un
admirarse la prosa inglesa de principios del siglo xvlr cuando texto que, por ser la obra de un gran artista, impone al teatro
es original; pero no la Versión Autorizada, ya que es una tra- o a la orqucsta el debff tle ejecutarlo cxactamente como ha
ducción, y una traducción, al no ser ningún hombre eI único sido cscrito.
responsable de ella, no puede ser una obra de arte. Estoy dis- I'ero el libreto de un drama o la partitura de una sinfonía,
puesto a admitir con Descartes que "con frecuencia hay menos por muy llenos que estén de acotaciones escénicas, de indica-
perfección en obras lormadas de varias partes y hechas por ciones tle matiz, de figuras metronómicas, etc., de ninguna
las luanos dc tlifercntes maestros, que en las que uno solo ha manera pueden indicar todos los detalles de cómo debe ejecu-
trabajado"; pero no hay que sustituir su "con frccuencia" por tarse la obra. Dlgasele al ej€cutante que debe ejecutar todo tal
"siempre". Puedo reconoce¡ que, bajo el reinado del individua- como está escrito, y nos dirá que no sabemos lo que clecimos.
lismo del siglo xtx, los buenos artistas rara vez han queritlo El sabe que por mucho que trate de obeclecer los textos siern-
traducir, porque lo que ellos han buscaclo es la "originalidad"; pre hay un gtan número de puntos en los que él tlebe decidir
pero no puedo negar el nombre tle poesla a la traducción de Safo por su cuenta. El autor, si está calificado para escribir un
heclra por Catulo sólo porque sé que es una traducción. d¡ama o una sinfonía, lo sabe también, y cuent¿r con ello. Exige
Si observamos ingenrramente la historia del arte, aun la cle sus ejecutantes un espíritu de cooperación constructiya e inte-
poca que conozcamos, veremos que la colaboración entre los ligente. Reconoce qye lo que él pone en el papel no es un
artistas se ha dado siempre. Me refiero especialmente a este tipo drama o u¡ra sinfonia, ni siquiera instrucciones completas para
de colaboración en la que un artista calca su obra cle la de {
la ejecución de ellos, sino sólo un esquema general de esas
otro, o (si se desea abusar de las palabras) plagia la de otro in- instrucciones, donde a los ejecutantes, con la ayuda, sin duda,
corporántlola en la suya. IJn nuevo código de moralidad artis- del ploductor y del director no sólo .se les permite sino que
tica apareció en el siglo xrx, segrin el cual el plagio era un se les pide que completen los cletalles, Todo ejecr¡tante es, de
crimen. No me detenclré a discutir cuánto haya tenido eso que este modo, coautor de la obra que ejecuta.
ver, ya sea como causa o como efecto, con la esterilidad y la ,I
Esto es obvio y, sin embargo, en una trádición que va más
mediocridad artistica de la época (aun cuando es obvio, creo t allá de los últimos cien años, hemos cer¡ado los ojos a la evi-
yo, que un hombre que se enoja con otro porque le roba las dencia. Los autores y los ejecutantes se han visto empujados a
ideas debe ser muy pobre en ideas, a la vez que le interesará un estado de sospecln y hostilidad mutuas. A los ejecutantes
menos el valo¡ int¡Inseco de sus ideas que su prestigio); sólo se les ha dicho que no deben pretender el JúaruJ de colabora-
diré que todas estas tonterías sobre la propiedad personal deben dores, y que deben aceptar el sagrado texto tal como lo encuen-
cesar. Dejemos que los pintores, los escritores y los músicos tran; los autores se han esforz¿do por protegerse contra cualquier
roben con las clos manos todo lo que quieran y puedan usar J.religro de colaboración de los ejecutantes haciendo su libro o
donde lo encuentren. Y si hay quien proteste porque sus pre- su texto indiscutible e inalterable. El resultado ha sido ¡ro im-
ciosas ideas le han sido ¡obaclas, el remedio es fácit. Puede
I
pedir que los ejecutantes colaboren (porque eso es imposible)
guarctárselas y no publicarlas; tal vez el público se lo agra- sino producir una generación de ejecutantes incapacitados para
clezca. colaborar valiente y competentemente. Cuando Mozart deja a su
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I
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298 EL ARTISTA Y III. COMUNIDAD trL ARTIsTA v su PúBr-rco 2gg

ti solista que improvise la cadencia d.e un concerlo, insiste, en la presencia del prtblico. Es una actividad en Ia que el público
'I 'efecto, en que e[ solista sea más que utr mero ejecutante; debe es soclo.
tener algo de compositor, y, por lo tanto, debe estar entrenado Tal vez todo mundo puede descubrir esto observando un
para colaborar inteligentemente. ensayo general; pero el PrinciPio no se aPlica solamente al tea-
tro. Puede aplicarse a los ensayos de un coro o una orquesta, o
al orador de talento que ensaya un discurso. Un estudio cuida-
§ 9. El ortrsta y su Público doso de esto convencerá a todo aquel que esté bien dispuesto
El individualismo del artista, en parte roto por Ia colaboración a entender que la posición del público e§tá muy lejos de ser
de sus colegas artistas y arln más por la colaboración de st¡s la de un oy¿nte ac¿idental, que alcanza a olr algo que sin él
ejecutantes, cuando los tiene, no ha sido completamente vencido estaría completo de todos modos. Los ejecutantes lo saben bien.
todavia. Queda aún el problema más difícil e importante de Saben que su público no es pasivament€ recePtivo de lo- que
todos, a saber, el de su relación con su prlblico. Ilemos visto ellos le dan, sino que la manera como el Público recibe deter-
en Ia sección 6 que éste, también, debe ser en teoría el caso de la mina cómo debe realizarse la ejecución. Quien e§tá acostum-
colaboración; pcro una cosa es discutir el asunto en teoria y una brado a improvisar en público, Por ejemPlo, sabe que una -vez
muy distinta mostrar cómo funciona en la práctica. Para hacer que ha endado en conaacto con su prltrlico, el público le dice
esto, empezaré con el caso en que el artista forma parte de una de algún modo qué es lo que ha de decir, de manera que de
unidad de colaboración que consta de autor y cle ejecutantes, pronó el que hábla descubre que está diciendo cosas que no
como en el teatro, y seiralaré cómo, siendo una cuestión de hecho irabía pensádo nunca antes. Estas son las cosas que él y nadie
empírico, esta unidad se relaciona con el pirblico. más pódrla decir a ese prlblico y a ningún otro sobre este-tema
Si queremos responder a esta cuestión por nosotros mismos, especifico. Aquellos para quienes ésta no es una exPenenqa
la mejor manera <le proceder es asistir a un ensayo general de familiar son, por supuesto, muchos; pero ellos nada tienen que
una obra teatral. En el ensayo de un pasaje dado la escenogra- ver con hablar o no hablar en Público'
fia, la ilumiuación y el vestuario pueden todos ser exactamente Una de las desventajas de la literatura impresa estriba en
como en una función prlblica; los actores se mueven y hablan oue esta reciprocidad entre escritor y lector e¡ diflcil de man-
exactamelte como han de hacerlo "en el estreno"; puede haber de su prlblico y estimula
algunas interrupciones para que el productor haga crfticas; y -entre separa al escritoi
üner. I-a imprenta
animosidades ellos. La organización de la profesión lite-
sin embargo, el €spectador se da cuenta de que todo es dife- raria y ta "técnica" del buen escribir, como §e entiende e§o
rente. La compañía hace todos los movimientos que corespon, entre íosotros, consiste en buena medida en métodos para miti-
den a la actuación de la obra y, no obstante, ninguna obra es gar este mal; pero el mal es sólo mitigado y no desaparece'
actuada. Y no es porque haya habido interrupciones que rom- Áument" con toda nueva mecanización del arte. La razón por
pan el desarrollo. Una obra de arte tolera bastante bien las la cual la mrfsica gramofónica es tan insatisfactoria Para todo
interrupciones. Los intermedios entre los actos en una repre- aquel que esté aco;tumbrado a la música viva no es porque la
sentación dramática no rompen el desarrollo, descansan al pú- rej:rodücción mecánica de los sonidos sea mala -eso podría
blico. Nadie ha leldo nunca la llíad,a ola Diaina Comed,ia d,e un fácilmente compensarlo la imaginación del oyente- sino por-
solo golpe, pero mucha gente sabe cómo son. I-o que ocun-e oue los eiecutántes y el p¡lblico están fuera de contacto; el
en el ensayo general es algo muy diferente de la interrupción. f,iUti"o ná colabora,'sólo il.anr" " olr lo que no le están.di-
Puede describirse diciendo que toda lÍnea, todo gesto, se muere iiendo a é1. Lo mismo ocurre en el cine, donde la colabo¡ación
en el teatro vacio. La compañIa no actrla el drama; ejecuta entre autor y productor es intensa, Pero entre esta unidad y el
ciertas acciones que habrán de convertirse en un drama cuando oúblico no éxiste, Las eiecuciones en la radio denen el mi§mo
haya un prlblico presente que actrle como caja acústica. Qr¡eda hefecto. La consecuencia-es que el gramófono, el cine, y la radio
claro, pues, que la actividad estética que es el drama no es una sirven perfectamente como vehlculos de diversión o de propa-
actividad del autor y la compañla juntos, que puedan realizar sin ganda, ya que aqul la atención del prlblico es meramenb receP'
'\

300 [L ARTISTA Y I-,/I. COMUNIDAD

! tiva y no cocreativo; pero como vehículos del arte están sujetos


á todos los defectos de Ia imprenta aumentándolos aún. .,¿por
qué", se oye pregunrar, "el entretenimiento popular moderno XV. CONCLUSIÓN
del cinematógrafo, como el entrerenimiento poptrlar del tea- l
tro del Renacimiento, no han de producir nuevas formas de ( Al estético, si entiendo su fuución correctamente, no [e intere-
gran arte)" La respuesta es simpli. En el Renacimiento la san las realidades eternas que residan en algin cielo metafísico,
colaboración en el teat¡o entre el auior y los actores por una sino los hechos de su propio lugar y de su propio tiempo. É,stas
parte, y el público por la otra, era una realidad viva. En el son eu todo caso, las cosas que me han interesado a ml al escri-
cinematógralo es imposible. bir este libro. Los problemas que he discutido son los que se
La conclusión de este capítulo puede sintetizarse brevemente. me imponen cuando miro alrededor en la presente condición
La obra de la creación artlstica no es una obra realizada de una de las artes en nuestra propia civilización; y la razón por la
nranera exclusiva o completa en la mente de la persona que que he hatado de ¡esolverlos es porque no sé c1¡mo esta condi-
llamamos artista. Esa idea es una ilusión alime¡rtada por-la q ción (tanto de las artes corno de Ia civilización a que ellas
psicologia individualista, aunada a un falso criterio de li rela- peltenecen) puede mejorar a menos que se encuentre una solu-
I ción ¡o tanto entre el cuerpo y la mente como entr.e la expe- ci(in. Nuestra función, couro dije, es cultivar el jardín; Pcro éste
riencia en el nivel pslquico y la experiencia en el nivel áel puede llegar a encontrarse en tal estado que no sea ya cultivable
pensamiento. La actividad estérica es una actividad del pen- sin la ayuda de los quimicos, Ios ingenieros y otlos expertos a
; samiento en forda tle conciencia, que convierte en imaginaáión quienes en tiempos más felices el jardinero miraría con hostilidad.
I una experiencia que, además tle sér converricla de tal íanera, r- IVIi prcgunta final, entonces, es la siguiente: ¿en qué medida
ll es sensible. Esta actividad es una actividad corporativa que no es aplicable la teorla expuesta en este libro a la situación pre-
i peltenece a un ser humano sino a rrna comunitlad. Es realizada sente, hasta dónde ilumina el camino que han de tourar los
I no sólo por el hombre a quien en fo¡rua individual llamamos el artistas en el futuro inmediato?
artista, sino parcialmente por todos los otros artistas de quienes Para empezar, ampliart un punto Beneral ya señalado en
. decimos que "lo irrfluyen", con lo que realmente quererños de- el capitulo p¡ecedente: tlcbemos descartar la concepción (le Ia
cir que colaboran con é1. Es realizada no sólo por esta cor- propiedad artística. En esta esfera, cualquiera que sea la ver-
poración de los artistas, si»o (en el caso de las artes de ejecu- dad de otros, la propriélé Cest le vol, Tratamos de asegurar
ción) por los ejecutantes, que no solamente actrtan bajo las un medio de vida para nuestros artistas (Dios sabe que lo nece-
órdenes del artista, sino que colaboran con él para producir la sitan) con leyes sobre los derechos de autor que los protejan
obra acabada. Y aun asl la activid¿icl de la c¡eación artlstica no contLa el plagio; pero la razón por la cual los artistas se ha-
está completa; porque debe haber un prlblico, cuya función llan en una situación tan pr€caria es el mismo individualismo
no es, por lo tanto, meramente receptiva, sino también de co- que estas leyes estimulan. Si un artista no Puede decir nada
laboració¡r. El artista (aun cuando bajo la sugestión de los más que lo que él ha inventaclo por sus propios esfuerzos, es
prejuicios individualistas trare de negarlo) se encuenra, pues,
I claro que será pobre de ideas. Si pudiera tomar lo que se le
en relaciones de colaboración con la comu¡ridad entera; no una i
antojara de donde pudiera encontrarlo, como Eurípides, Dante,
Miguel Angel, Shakespeare o Bach lo hicieron, tendría siempre
!
comunidad ideal de torlos los seres humanos como tales, sino
la comunidad efectiva de artistas colegas de la que toma algo, Ilena su despensa y valdrla la pena probar su cocina.
de ejecutantes que emplea, y del pÍrblico al que habla. Al re- Esto es sendillo y para ello los a¡tistas Pueden actuar Por su
conocer estas ¡elaciones y contar con ellas en su obra, fortalece I
propia cuenta sin tener que Pedir ayuda (que me temo Pedi-
y enriquece la obra misma; al negarlas la empobrece. rlan en vano) de los abogados y los legisladores. Que todo
artista haga la promesa (y aqul incluyo entre los artistas a
todos aquellos que escriben o hablan de temas científicos o tle
temas cultos) cle que no demandará nunca ni se prestará a r¡na
30r
..,.

3oc CoNCLUSTóN ooNcr-usróx go3


demanda que caiga bajo Ia ley del derecho de autor. Que todo En artes (pienso especialmeute en la mfisica y el drama)
esras
artista que apele a esa ley sea rechazado por sus amigos, que se le debemos desca¡tar, para decirlo brevemente, la dirección de
pida renunciar a las agrupaciones a las que pertenezca y que escena a la manera como la desarrolló Bernard Shaw. Cuando
toda sociedad en la que los artistas conscientes tenBan intluencia vemos un drama recargado con todas estas excrecencias, debe-
le aplique la muerte civil. No pasarian muchos años antes de nros frotarnos los ojos y preguntarnos: "¿Qué es esto? ¿Con-
que la ley se convirtie¡a en lena muerta, y las ataduras del indi- fiesa el autor set. tan mal escritor que no puede trasmitir cla-
vidualismo artistico en este respecro una cosa del pasado. Iamcrte a su plodlrctor y a su feParto sus intencioues, si¡l com-
Esto, empero, no bastará, a menos que la libertad asl ga[ada poner un comentario sobre su obra que lo hace Parecer una
sea usada, Que todos los artistas, como se entiendan entre sí, se edición para uso de las escuelas? ¿O es que por Ia época en que
plagien uno a otro sus obras como hombres. Que cada uno esto fue escrito los productores y los actores eran tan tontos
tome las mejores ideas de sus amigos y trate de mejorarlas, que Do podian poner una obra si no se les decía con toda esta
Si A se cree un mejor poeta quc B, que deje de insinuallo en intolerable verbon-ea cómo tenfan que hacerlo exachmente? La
las páginas de un ensayo; que reescriba los poemas de B y que obvia ansiedad del autor por exhibir su agutleza nos hace
publique su propia versión mejorada. Si a X no le satisface el pcnsar qlre la ¡>rimera posibilidad es tal vez la mís probable;
cuadro que Y presentó este año en la Academia que pinre uno pero en realiclad no tenemos nosotros que decidir. Ya sea que
caricaturizándolo; no un boceto en PLLnch, sino un verdadero fu¡era el autor o la compañfa el principal culpable, podemos ver
cuadro pala la exposición del año siguiente en la Academia. en todo caso que este ripo de cosas (por muy agudo qr¡e sea
Yo no garantizo que el sentido del humor del comité de expo. el diálogo a su manera) debe haberse escrito en una época
siciones de la Academia acepte colgarlo; pero si lo hicieran, la lü en que el arte dramático en Inglaterra se encontraba en su
Academia nos presentaría mejores exposiciones, Pe¡o si el artista más bajo nivcl".
no puede mejorar las ideas de sus amigos, que cuando menos se Estoy usando a Bernard Shaw sólo como un ejemplo de una
las apropie; le hará bien trarar de acomodarlas en sus propias tenclcncia general. Puede distinguirse la misma rendetrcia en la
obras, y ello le servirá de anuncio al acreedor. ¿Es ésta una mayor parte de las obras dramáticas de fines del siglo xtx, y es
sugestión absurda? Pues bien, yo sólo propongo que los artis igualmente evidente en la música. Compárese cualquier partitura
tas se traten uno a otro como los dramaturgos griegos, los
tl
I musical de fines del siglo xrx con cualquiera del xvur (no, por
pintores del Renacimiento o los poetas isabelinos lo hicie¡on, supuesto, con una edición del siglo xIx) y véase cómo está Plaga-
Si hay quien piense que la ley de derecho de autor ha estimu- lr
da de indicaciones de matiz; como si el compositor dudara de ha-
lado un arte mejor que el que aquellos bárbaros tiempos pro- berse expresado con la suficiente claridad para que un ejecutante
dujeron, no trataré de convencerlo. €r'¡contrara seltido en su música, o como si pensara que los eje-
Pasaré ahora a las artes de ejecución en las que un hombre cuhntes para los que él esc¡ibe no tuvieran agudeza. No digo
proyecta una obra de arte y otro, o un grupo de otros, la eje- que toda acotación en el libreto de una obra, o toda indica-
cuta. Ruskin (que no siempre estaba equivocado) insistió hace ción en una partitura musical, sea un íDdice de incompeten-
mrrcho tiempo en que en el caso especial de la arquitectura la cia del auto¡ o del ejecutante. Me atrevo a decir que cierto
mejor obra exige una verdadera colaboración entre el arqui- número de ellas son necesarias. Pero lo que si digo es que la
tecto y los ejecutantes: no una ¡elación en la que los trabaja- pretensión de hacer el texto perfecto llenándolo de detalles
dores simplemente ejecutaran órdenes, sino una relación en Ia exagerados demuestra que el autor desconfla de sus ejecutantes;1
que compartieran el [abajo de diseñar. Ruskin no tuvo éxito lo cual debe acabar si estas artes han de florecer como florecie-
en su plan de revivir la arquitectura inglesa, porque apenas
pudo entrever su propia idea y no pudo desarrollar sus implica- l si hay quien diga que estas acotaciones escénicas no son para su uso
ciones, que fue lo que William Momis hizo, y mejor, después; eü el teat¡:o, sino para el lector, me opon¿lré a ello por lo que aDtes he
pero la idea que él tuvo en parte es una aplicación de la idea dicho soble la relación dcl auto¡ con su público. Yo crco que e{ectiva.
mente Shaw piensa que la lonterla eslá más en el ptiblico que en el actor. Ya
que yo trataré de presentar, demostra¡-é después que esto no mejora la siauación.
3o4 croNcluslóN coNCLUsróN 3ob
ron en el pasado. No Puede llegarse a esto dc u¡r solo golpe. me lleva al terce¡ punto en el que es necesaria una
-Esto
reforma:
Sólo puede lograrse si sabemos bie¡¡ cuál es el resultado que la relación entre el artista, o mejor clicho entre la
queremos conseguir y trabajamos con todo empeño para con- ünidad de colaboración de artistas y elecutintes, y el pÍ¡blico.
seguirlo. Para tratar primero de las artes de la ejeiución, Io qúe se iequier"
Debemos enfrentarnos al heclro de que todo ejecutante es aquf es que el pÍrblico se sienta socio (y no sólo se sienta sino
por necesidad un coautor, y desarrollar sus implicaciones. Debe- tealmente se convie¡ta en ello) en ta obra de la creación artísric¿r.
mos tener autores que estén dispuestos a atlmitir a sus ejecu- En Inglaterra esto es algo que en el rnomcDLo actual rccoltocen
I como*un principio Rupert Ibone y sus colegas clel Group 1.hea-
tantes como su cuerpo consultivo: autores que en el teatro o en
la sala tle co¡rcie¡tos esén dispuestos a hacel toda clase de tre. P,ero no basta que se .le. ¡.econozca corlo un piiniipio; y
correcciones a meditl:r que los ensayos se reitlizan, conservando cómo_llevar a cabo el principio en deralle es un prbbleuri ttiti-
el texto fluido, r¡ientras el productor y los actoles, o el director cil, El señor Doone asegura a su público que es participanre, y
y la orquesta ayudan a darle forma para la representación; no sólo espectador; y pide a sus miembrós qre'se .omoo.t".,
autores que entiendan el problema de la representación y la como tales; pero cl público se siente incómodo v no saÉe oué
ejecución de tal modo que el texto que finalmente pro$lcau es Io que se espera que haga. Lo que se necesita is crear
l:riüli-
sea inteligible sin las acotaciones escénicas o las indicaciones cos pequeños y más o menos estables, no como los que asisten
de matiz. Debemos tener ejecutantes (incluycndo a productores a un teaho de ¡epertorio o a conciertos de abono (yi que una
y directores, pero incluyendo también a los micmbros m:is humil- cosa es frecuentar cierto restaurante, y otra muy difcient^e noder
des del reparto y Ia de la olquesta) que tomen un i¡rte¡és entrar en la cocina), sino más bien como los ilc los clr¡bcs te¡-
inteligente y bien orientado en los problemas del autor, y que, trales o musicales en doncle el público está acost.umbra(lo a
por lo tanto, merezcaD Ia confianza de su autor y se ganen el asistir r¡o s6lo a funciones sino a ensayos, a hacer amistatl con
derecho a tener voz co¡no socios en la colaboración, Estos dos los autores j, con los intérpretes, a enGrarse tle Ios obietivos v
¡esultados pueden alcanzarse p¡obablemenre estableciendo una proyectos del grupo al que todos ellos pertenecen. y a'scntitsc
conexión más o menos pe[nanente entre ciertos autores y cierto§ él-mismo responsable, como todos los demás, poi sus éxitos
grupos de ejecutantes. En el teatro, existen ya algurras asocia- y fracasos, cada uno en su grado. Evidentemen te.' estt¡ sólo r¡nc-
ciones de este dpo que prometen para el drama un futuro que de hacerse si los implicados descartan conpletarnerrrL la
ha de producir un mejor trabajo en ambos lados de lo que era ldea de que e[-todos
ar¿e en cuestión es un tipo de diveriióD, y lo ven
posible en los malos tiempos pasados (que desgraciadamente aún comd una empresa seria, el arte propiámente dicho.
no terminan) en que una ob¡a pasaba de las manos tle uu pro- Con las artes de Ia publicacirin (en especial la ¡rintura v lit
motor a otro hasta que al fin, tal vez gracias a algún dinero escrilura no dramática) el principio cs el 'mismo, pero la
siit,a-
de por medio, era aceptada para su representación. Pero el drama ción es más dificil. La promiscrrá diseminación tle'libros v r¡in-
o Ia música que estas asociaciones produzcan deben ser en cierta turas por la prensa y la exhibición pública crean un
rnlorme y anónimo cuya lunción dc iolaboración es imnosiblc
oíhji.,,
manera un nuevo tipo de arte; y debemos tener también, por
lo tanto, públicos capaces de aceptarlo y exigirlo; púbticos que explotar. Con es¿a masa info¡me de humanida<l un pintó. o uu
escritor "J;
no esperen el lustroso producto hecho en masa que Ie brindan -pueden, es verdad, cristalizar un público;' ;;;;
las maquinarias teatrales u orquestales, sino que sean capaces cuando han alcanzado ya un rango. fa, aonsea,ra.rair' ale ,",t"
tle apreciar y disfrutar la calidad rnás vlvida y sensitiva de una re srrve , pretrsamente cuando más necesita su ayuda, cuanclo
sus facultades artlsticas son todavia inmaduras, ni *l.irr.
ejecución en la cual la compañía o la orquesta ejecuten lo que
se especializa en temas cultos se encuentra en una meior posicián.
qr"
ellos mismos lran ayudado a componer. Esta ejecución no será
nunca tan amena como la comedia estándar o el concierto sin- cuenta desd-e un principio con un público ¿" oi".¡jlii,rr, ,,
fónico ordina¡io lo son para el público sobrealimentado que va .. d¡rige, y.de.quienes le llega un eco; y sólo quien ha
!-ri:1.. para
escflto.
en busca de diversión. El público al que vaya dirigida rlebe _un público pequeño, especializado, puetie saber
hasta dónde le ayuda ese e.o ir, s, traLajo y le d¡
ir en busca no de diveriión, sino de atte. la confianza
,i
*,7

306 CONCLUSTóN {
I
coucrusróx
que resulta de saber lo que su público espera y piensa de é1. En el caso de la literatura lz :i-i-.
loj
Pero el escritor no especialista y el pintor de cuadros se en- -^-^-
cuenrran hoy en una posición en que su público no les sirve
para nada. Los males son obi,ios; estos hombres se ven obliga-
ffti: i1*t#i:#".:1.1.É"i ;il'i.IH.;l1.ti:.4ff
no de su ,.^;l i¡};':#i:.' o lrteratura cuyo interés depende
':
dos a escoger entre el comercialismo y la excentricidad. Hay .rr", y .r..ibor'roil H;:'l'"1i:"te de sus .cualidad.. 'lté.ni-
crlticos y comenhristas, periódicos literarios y artísticos, cuya
función deberla ser mitigar estos males y establecer contacto
reer Esto,; ;iñ;.;;;".q:.:i{tT:#,:[:*.%ffiJ."j:l:
, la. diversión o L magia;'ya
entre un escritol o pintor y el tipo de público que ellos nece- prenso no es er dc rem¿s
...:,Li:jt en ros que
sitan. Pero en la práctica rara vez parecen eDtender que ésta
es, o debería ser, su función, y no hacen nada o hacen más daño
que bien. A eso se debe que los editores estén dejando de
ix1."'T.*"lll:, J,".i'i,l1lxi:i:-"r¡ü ;
^tjt.,3....,^lT.r
i;'L:.1#Lffi1":
n. r.", ; ;;i ;i ü., j"r#3:,fi
interesarse en las reseñas de sus libros, co¡¡vencidos de que esos i.:::""
yrcontusas. y al querer "'.1A§leer
:l *fi ;:i,::T:;
comentarios no inlluyen para nada en la venta,
r

A menos que esra situación pueda cambiarse, es ciertamente ;lilil::;;¿;,Hi;,i::'¿"i"':;1,';§#:fl ,lI:,*L1T";i


muy probable que la pintrua y la literatura no dramática, como
_- Por ejia razón (y esto ta¡nbién diferenciará esta
formas de arte, dejen de existir', recogiendo su herencia en parte
diversos tipos de enrretenimien to, publicidad, insrucción o pro-
I de la de diversión o.la de
q,. .t ta es tanto
literatura
una cues¿ión de
I't
paganda política, en parte otras formas de arte como el drama "utoi;ffi;,;;"*,á;1T'-"¿-no
y la arquitectura, en que el artista entra en contacto directo
con su público. En realidad, esto ha empezado a suceder ya. La ,l
novela, alguna vez una forma literaria importante, ha desapa,
recido, quedando sólo como diversión para los semiletrados.
'fodavia se pintan cuadros de cal¡allete, pero sólo para las expol
siciones. No se vend€n. Quienes puedan recordar los interiores
de fines del siglo xrx, con sus paredes completamente llenas de
il
tl
i

lr
t*i*t**uulr;¡ffi
tablemente
siderarán ..,o
il;;;l;"";;T"1:li
" .áo1"
-T'" colaborado¡ ineíi
Algunos escrirores con-
cuadros, se.dan cuenta de que los pintores de hoy trabajan para ll d: su. nivel artlstico. Pero
"""r.¡"¡"i?^1ot'to'
esto.se debe , q;;;;tdT:,1:lt"
-ir'rr"' se halla. enredado con una
proveer un mercado que ya no existe, De seguro que no segui- teorla estética r"'1r".
rán haciéndolo por mucho tiempo. i ,ltllttco-
I .
arte fuera .o",.*pr"Iio-n,'i;;,: :"t:tP]:tión, es acción. si el
La salvación de estas dos artes de la exdnción que les ame- I
naza, como arte§, depende de que se las vuelva a poner en
contacto con su público. El tipo de contacto que se requiere
I
I
r.:;*:liIi*"fl fi i,J;T.,:",1i.1:::,f
*.¿T.:1:'tX.'.T
es un contacto de colabóración en el que el público comparta i
I
realmente la actividad creadora. No se conseguirá esto mejo-
I' rando la técnica de la venta! ya que esto supone que las ob¡as
de arte se hallan ya completas antes de ser ofrecidas al público,
fl
I
ffl1áli}'ffi **+*l:*f;***"'.'''"'''u
+os escr¡tores de nuestros dias e
y que la función del público se halla limitada a comprenderlas. q H"::':il1:*,I:flilT:rlti[ii}iff tT:?i:.H.::
2 Un buen ediror puede, s¡n €mbargo, ayudar a eltableccr el lipo de
I ';,
contacto que buscamos, sierBpre que, en luBar de roeramente public¿r
10 que los aulores le dan, lec diga (con¡o debe poder hacerlo) qué tipo iÉi:ii::i;:r:,* ;TiÍ1ii::::riít# : i", #r:l
dc libr6 son lo3 deseador. Lo! mejores editores hacen ya esto en buena
pa¡te, y lo§ €scrito¡es que no son demasiado vanidocos para c@perar con
cl¡os lo encucntran extremadaoentc valioso. ,*i*?,r1::;u!::i;;";;:[T],J.1",y,f .#,.isii,;;;; Etsays otrd
, pp. 146-58.
r 3o8 G:TNCLUSIóN
co¡,¡c¡_us¡ór.¡ Sog
nado por las emociones de otros, luego crecientlo en intensiclad
En el caso de la pintura se abre el mismo camino, pero la pers- en Gerontion y aumentando brutalmente .n to, po*"r-'á.
pectiva de explotarlo es menos buena, Escribo especialmente Sweeney, hasra llegar (archi-intelectualizado para ojo.ii..io,,
para los lectores ingleses y acerca de las condiciones en Inglate- conro otro Henry-James, jlcno de jiteratura y r¡.no "f l.o,no ápi
rra; y es evidente que la pintura iuglesa es traclicionalmente ¡
nó algu.ien- que deber.ía tener mejor juicio_ il espiriru de .la
mucho menos vigorosa y está mucho rnenos firmemente enrai- colectividad)-, por grados a disponer ius labios p*á i.r.ifri"
zada e¡r la vida del pafs que la literatura. En la pintura, ape- grito del Mefistófeles de Marlowe: ,,¡pero, si esto'cs el "iirfi..r,"l,,
nas hemos empezado a salir clel necio refugio de las excentli- t La decadencia de nuestra civili¿ación, .orro r. t nlt" *puar,.
cidades y los "ismos", que caracterizaron la decaclencia del arte
i
en'f he Waste Latrd, no es una cosa de violencia y .I".i;r;J.;i;,,
individualista del siglo xlx. Y no veo ninguna tendencia c¡r No se muestra en la persecución de la virrud y
la pintura inglesa de hoy, como la veo en la literatura, orien-
1

".'.1
del mal como una hiedra. No es siquiera .í ,ri;h;;-i;;;;,
flr;;;;;;;"
tada a la utilización cle las enetglas de colabolación del pÍrblico bajos pecados, de la avaricia y la hijuria. [l ;;i;;ü,;;;'I;;;"
pintando temas que los ingleses, o una buena parte de ellos, nu olvidado
quieren ver pintados. ll3S.a,o .la pérdiáa y t"' gr;"".i;;-l; ;;;;;;r";i.
j]]:T:11 f-t..:l r"y bá¡baro es sólo un cuadro er.rrptAo, io'ito.
No obstante, la pintura en este pals ha mejorado conside¡a- marcnlta del t¡empo. Esto es para recofll¿r, prr"
aonirrr,ralo aol¡
blemente en los últimos años. La exhibición de 1937 en la el presenre, Ileno de arena eité.i1, .te ,".r;';.;,
Academia Real testificó un grado de regular competencia en un dos, revelado en su cruda desnutlez po. ,n ,Urliir.
;[';;;;i;;
"i"-
gran nÍrmero de expositores que era apenas imagiDable hace diez lirios de Ia rierra mue¡ta, pero quc no dcspierra 'ui¿uñ';il;l
años. Algo cie¡tamente está ocurriendo a la pintura inglesa; el muerto corazón (lel holnL¡re. Nada hay aqui qu. ,"i*" ,i*rl,u .,,
algo que uo desmerece la comparación con lo que ocurre en la ii yer con la expresión uu.
literatura inglesa. Cada una de ellas está dejando de depender de pintarse no es el
de emociores inrlividtíales'; .l ¿;;ü'"r;Ji;
il retato tle ningún indivñ;;; ;il;"ri;;,"
de su valor de diversitín para un público de ricos filisteos, y está sombra individual, por mucho qré la alargren'.,
rorta eI sol de la au¡ora o el del ocaso; ei el
fr'frirr"irir_
sustituyendo esa finalidad no con el valor de diversión para un It
retrato de t<¡tlo
público de asalariados o de necesitados, ni siquiera con el valor un mundo de hombres, sombras ellos _ir_*, q;;;;
mágico, sino con el de genuina competencia artística. Pcro el
lr
por el Puente de Londres en la neblina i.,r".r,rt' J. ;tirñ;;,
problema es si €ste icleal de competencia artlstica mira hacia ¡ aqu,ellos que,-por no haber
;r.-iñ;,,
atrás para llevar al callejón sin salida del individualismo del ) :j:,T^L1r: 1
lguarmente aborrecibles para Dros y para slts "¡ri.r. "."J,',r,
enemio.¡(
siglo xrx, en que el único propósito del artista era expresarse El. cuadro se despliega. primeró ál ,i.o, .t honiBre'o.ioro
.,
"él mismo" o hacia adelante, hacia un nuevo camino en que el su oclosa amante, rodeados dc todo el aparato tlel
luio v ei
artista, poniendo a un lado sus pretensiones individualistas, ca- be¡ pero en cuyos corazones no hay siq,.iiera á;.;,;i;
mine como un portavoz cle su público. embotados y la exasperación del abúrriÁiento. ;;il',"r,-
En literatu¡a, los más importantes han hecho ya la rleci-
ñ.'*. ir.rr,¡r,
en la noche; el pobre, con un corazón ," *"rr;;";;;;;;-
sión, y han hecho la correch, El mérito de esto pertenece es- naciones inútiles, vana arloranza ael placer,
;;;;;
pecialmente a un gran poeta, que ha puesto el ejemplo toman- una juventud desvanecida e infructuosi y rrr" ;é;;il,
do conro tenla en una larga serie de poemas un tcma que in- nima que.interrumpe la plática con la advertenci"
te..iUt. ro..n,i
-.;,;;;
teresa a todo el mundo, la decatlencia de nuestra civilización. pnsa, por tavor,
¡"
es horal,' Hora de que todo esto terminc, y
altl,
Aparte cle uno o dos pequeíros escritos, Eliot no ha publicado la carro,a alada tlel tiempo; la sepultura, ," lrnr.-".¡ra.'l
nunca una línea de "literatura pura". Observando su obra ve- espléndido, y las,.buenas noches,, ie la fá.,
oi.il",
mos toda su primera poesla com; una sucesión de bocetos y <lc la espera. Y luego el rlo misnto, con sus recuerdos á';;;;r¿
rle las fúriles
estudios para Tlte lAaste land.. Primero con una suave ironía
Jerórr¡nro saca l:r ctrra r¡rre escril)¡ó ..when in Toll€do there I
en Prufrock, pretendiendo ser sólo un poeta menor desilusio- T explicirn(to q.c csr. obrü de ';r;;.r,"-il;l:;
studied,,.
iuve¡tud servt.á para ir
a É[ misEro Io ha dicho. Iá! pelabms "why then lle fit you", at final {Acto lV, escena t) .
<le The ¡I/ast¿ ¿on¿ intro(lucen el pasaje en Th¿ Span¡sh Trdg"dy en que
::ü¡r-r'¡....-; -. * .. l_i_'"'_¡E ¡r1'¡

CONCLUSIóN 3TT
3 ¡O @NCLUSTóN
es hablar, desahogarse. Pero qué es lo que ha de decir, no es,
caricias amorosas en verano, fi'ías, vanas seducciones, el amante como la ¡eorla individualista del arte nos quisiera hacer creer,
cuya vanidad da la bienvenida con indiferencia, la amante acos- los secretos del artista mismo. Como Portavoz de su comuni-
tumbrada a no esperar lada; con recuerdo§ contrastados de los tlad, los secretos que debe externar son los de ella. La razón por
esplendores creados algula vcz por Sir Christopher Wren, las es-
la cual lo necesiti es qt¡e ninguna comunidad conoce su propio
pectaculares procesiones en tiempos de Isabel, y San Agustin, corazón; y al no tenér este conocimiento una comunidad se
para quien el deseo era real y algo contra lo que valia luchar,
engaña soLre el rlnico tema cuya ignorancia siSnifica la muerte'
Ilasta de detalles. El poema muestra un mundo donde la sa- Paia los males proYocados por esa igriorancia- el -poeta como
ludable agua corriente de la emoción, rlnica que fertiliza toda Droleh no sugieie nin$in remedio, Porque ya ha dado uno' El
actividad humana, se ha secado. Las pasiones que una vez fueron iemedio es elloema mismo. El arte e§ Ia medicina de la comu'
tan poderosas que amenazaron con vencer a la prudencia, la nidad para la peor enfermedad del esplritu, la corrupción de la
destrucción de la individualidad humana, el naufragio de los pe-
conciencia.
queños barcos de Ios hombres, han sido reducidos a la nada.
Nadie da; nadie se arriesga por simpatias, nadie tiene nada que
dominar. Estamos aprisionados en.nosotros mismos, calmados
en un egoísmo sin vientos. La ¡lnica emoción que nos queda es
el temor: el temor a la emoción misma, el temor a la muerrc,
ahogándonos en ella; el temor a todo.
Este poema no es nada divertido. Pero tampoco es nada
máBico, El lector que espere ver en él una sátira, o una en-
tretenida descripción de los vicios, se sendrá tan decepcionádo
como el lector que lo tome por propaganda o por una exhor-
tación a levantarse y hacer algo. Para indignación de los do$
campos, no tiene ninguna acusación ni ninguna proposición.
Para los aficionados a la literatura, hechbs a la idea de la
poesía como una refinada diversión, la cuestión es una afren-
ta. Para los nuevos pequeños Kiplings que piensan que la poe-
sía es una incitación a la virtud polltica es todavía peor; pues-
to que describe un mal por el que a nada ni a nadie hay que
culpar, un mal que no se cura matando a los capitalistas o
destruyendo un sistema social, una enfermedad que ha corroldo
tanto la civilización que los remedios pollticos son tan inútilec
como lo es curar el cáncer con cataplasmas.
Para los lectores que no quieran ni diversión ni magia, sino
poesfa, y que quieran saber qué es lo que la poesla puede ser, si
no lra de ser ninguna de estas dos cosas, Tñe Waste Land da la
respuesta. Y ¡eflexionando en ella podemos tal vez descubrir
otra caracterfstica que el arte debe tener, si ha de renuncia¡ tanto
al valor de entreteniñiento como al valor mágico, y tomar su
tema de su público mismo. Debe ser proféticó. El artista debe
profetizar no en el sentido dé que prediga lo que ha de ocurrir,
sino en el sentido de que diga a su público, a riesgo del descon-
tento de éste, los secretos de su corazón. Su función como artista
;: I!',fl,.-:i 1 r' '

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I fNDICE
PRLTACTo

1. Inllo¿ucción tl
§ r. Las dos condiciones a. """ i..rl" .r,¿ii., ¡¡
§ p. Estéticos-artistas y estéticos-filósofos .... t2
§ 3. La situacióu presente . L4
§ 4. Historia tle la palabra "alte" . .... . .... r5
§ r,. Ambigüedad sistemática r0
§ 6. Ptan det Liblo Primero . r8

Libro Pri¡ncro
ARTIi Y No ARTE

'l ll. At te y arlesa¡úa r3


§r. El significado de la artesania .. . . . .

La teoría técnica del arte ..........


¡iJ El derrumbe de la teorla 27

§4. La técnica 3J
§¡. El arte como un estlmulo psicológico 36
§6. Las bellas artes y la belleza ....... 42

lll. Arte y reptesentación .......,.. 47


§ r. l{epresentación e i¡¡itación 47
§ r. Arte rcpresentativo y arte propiamente ul .... 48
§ 3. Las ideas de Platón y Aristóteles sobre la repre-
sentación 5r {
S +. ¡-a representación lireral y la emocional ..... . 56

lY. El arte como magia 6r


§ r. Lo que no es el arte: (i) pseudo-ciencia 6r
S 2. Lo que la magia no es: (ii) neurosis ... 65
§ g. Lo que es la magia . 68
§ 4. El arte mágico .... . . . t
i

Y, El a¡te conto d,iuersión ... 8o


§ r. El arte de diversión 8o
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§ 2. Provecho y deleite .. 83
3'3 \
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ílPrcr' INDICE
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'Ón 8á
314
§ 7. Los "sensa ilusotios" . . ....
' 89 r79
e
9+ § á. "Apurierr.ios" e "imágenes" . r8r..
§ 9. Conclusión ,8,g-
tIiiT':Ji:::ifÉ:r{'i*1ür**'"
(t¡ como expresíón ' ro4
§

I
dirho' ro4 X. Imaginación y conciencia r86
v1 ,i nrr" p'op'o'n'nte
rte § r. La imaginación tomada en función activa .... r86 i
."t i" - roT § :. La conlusión r¡adicional de la sensación con la
l'l'[iti';'l'u:
tl11,..rio"
'*'¡11" ' ¡'¡1i'lación
Ito imaginación I . r88
iniivi¿uaiización ¡ r3 S 3. Impresiones e ideas . r92
" -. ' l r5
I
§ 4. La atención r93

IIx'*iul:i["f*.¡';,*
t i^ *''n'cin" li,:::::;*n,,nu
'n. cl" . rr8
rrO
i.
§ 5. La modilicacióu clel sendmiento por la concien-
c14..... ¡96
goo
emodo' ) 'mo'ióu § 6. Conciencia e imagirtación
I f. n'P'"*t ura . r22 § 7. Conciencia y vclrlad . 203
*"::" § 8, Resttmen 209
^: ::: - r22

" ii,"r' 1,'it*t ti:fi: 1.1 :":, i


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. r24
rs6 t Xl. El lenguoie
.......
s r3
§ r. El simbolo y la expresión 2r3
i : Í:.Tl'J"'l'il,"si""'io" ..
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r3r
r34
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§ P. La exprcsiórr psíquica 2 r6

§ g. La cxpresión inraginativa ...... - 221

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t !. ",""iil;;;;t
Libro sesundo
i:i"*:: .. r38
,+6
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I
,! 4. Lenguaje y lcnguajes
5. El hablanre y el o¡iente
§ 6. !:"Blij: y pensamiento .........
l
ti § 7. El análisis gramatical del lenguaje 239
Libro Segundo § 8. El análisis tógico det lenguaje .. 243
DE LA IMAGTNACTóN § 9. [,] lenguaje y el simbolismo . . . . 25r
LA TEoRfA i
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I
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15
r54
r Libro Terccro
Le t¡onl,r DEL ARTE r
rb8
t c' El sentimren::^ .. rtiz
I
xrr. El arte como lengnaje ...... 2b5 j
i^ i*"ii"*io"
i i: ll lxtn:x r65 § r. Esquema de una teoría ..
§ 2. El arte propiamente dicho y el arte falsamente
255
{
IX. Ser¡sociri¡r e im-ogi,nación .. .. '
,66 llamado así 257
r6z
§ 3. buen arte y el mal arte
El 16¡
t ; l::lxlií r::xt,I,3:::i:':#i::l:
U"tt"tty' la teoria -- '-a '"
r7o
172 XII,I. A¡te y verdad
{
tt5 * Ia teorla..
¡elutión 174
267
l
i ottttt"Y' r11
§ r. Imaginación y verdad 267
j
s b. Hume § z. El arte como teoría y el arte como práctica 27rJ
..
§ 6 Kant § 3. El arte y el intelecto rJ

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gr6 frnrgu I

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I qrtista y la comuniiatl
i XIV. E¿ ?1e lil
§r La externación ?19
§c Pintar y ver s8t r)f

§¡ La "obra de arte" corpórea .. ,8i iLt


{
§+ El público como entendedor 286
i
§s El priblico como colaborador ,q0
t
-§6 El individualismo estético 293
I ,)
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fr
,l

§? . La colaboración enu'e los artistas . 295


.' t. v lf
§8 . La colaboración entre el autor y el ejecutante 297-. rit "
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§ 9. El artista y su público zg8' .


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XY. Conclttsión 30r'
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