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Los votos y los juramentos

Badmidvar 30:1(2) “Entonces Moshé habló a los jefes de las tribus de los
hijos de Israel, diciendo: Esto es lo que HaShem ha
ordenado.” (LBLA revisada) – En esta parashá hay una porción grande que
habla de la importancia de cumplir las
promesas. La Torá destaca a los jefes en relación con el cumplimiento de las
promesas. Esto nos enseña en primer
lugar que un jefe tiene mucha más responsabilidad para cumplir sus
promesas que el resto del pueblo, porque él
representa a HaShem ante el pueblo. Si un jefe no cumple con sus
promesas, el pueblo tendrá una imagen equivocada
del Eterno que le ha puesto como Su representante. También significa que
una sociedad tiene que ser fundada sobre
fidelidad, especialmente entre los líderes.
Un líder político que da promesas en una campaña electoral y luego, al ser
elegido, no cumple sus promesas, profana
el nombre de HaShem. El no cumplir las promesas en algo grave. Tiene que
ver con el honor de HaShem.
Este principio también es válido para los padres de una familia. Al dar una
promesa a los hijos es muy importante
cumplirla para que los hijos conozcan la fidelidad de HaShem a través del
ejemplo de los padres. La imagen que los
padres proyectan sobre sus hijos es la que los hijos aplican sobre el Eterno.
Los hijos piensan que HaShem es como
sus padres. Por esto es muy importante que los padres cumplan sus
promesas a los hijos y no cambien su palabra. Si
alguna vez es necesario cambiar la palabra dada a los hijos hay que pedirles
perdón para que ellos entiendan que ese
comportamiento no es correcto y así no van a pensar que HaShem quiebra
sus promesas.
Este texto también implica que un hombre es responsable para cumplir su
palabra ante las autoridades y que, en
ciertos momentos, las autoridades tienen la posibilidad de anular las
promesas que hayan sido hechas por los
israelitas.
30:2(3) “Si un hombre hace un voto a HaShem, o hace un juramento para
imponer una prohibición sobre su persona,
no faltará a su palabra; hará conforme a todo lo que salga de su boca.”
(LBLA revisada) – Aquí hay dos tipos de
promesas, voto y juramento. La palabra hebrea que ha sido traducida como
“voto” es neder[1] que significa
“promesa”, “voto”, “algo prometido”, y tiene que ver con una restricción
sobre un objeto, por ejemplo de dar cierto
objeto o animal en ofrenda o de no beber vino. La palabra hebrea que ha
sido traducida como “juramento” es
shevuá[2], y tiene que ver con una restricción de la persona misma de no
hacer cierta actividad permitida, por ejemplo
no dormir una noche. Como este texto viene después de las leyes sobre
sacrificios, se interpreta que la persona que
hace una promesa de sacrificio está obligada a cumplirla en la siguiente
fiesta señalada cuando visite el templo, cf.
29:39. El que promete sacrificar un animal específico señalado, diciendo por
ejemplo: “este mismo animal lo voy a
sacrificar a HaShem”, hade un neder. Pero el que promete hacer un tipo de
sacrificio con cualquier animal, diciendo
por ejemplo: “voy a hacer una ofrenda de ascensión”, hace una shevuá.
Rabí Bejai menciona tres momentos recomendables para hacer promesas:
1. Cuando uno tiene hábitos pecaminosos y desea arrepentirse de ellos
haciendo una promesa, por ejemplo
el glotón puede prometer no comer carne durante un tiempo, un bebedor
puede prometer no beber
bebidas alcohólicas y un codicioso puede rehusar regalos.
2. Si hay una oportunidad para cumplir una mitsvá (mandamiento) uno
puede declarar bajo juramento
cumplirla para no perder la oportunidad.
3. Como nuestro padre Yaakov hizo una promesa cuando estaba en apuros,
así el que está en aflicción
podrá hacer promesas, cf. Génesis 28:22; 31:13.
En Deuteronomio 23:21-23 está escrito:
“Cuando hagas un voto a HaShem tu Dios, no tardarás en pagarlo, porque
HaShem tu Dios ciertamente te lo
reclamará, y sería pecado en ti. Sin embargo, si te abstienes de hacer un
voto, no sería pecado en ti. Lo que salga de
tus labios, cuidarás de cumplirlo, tal como voluntariamente has hecho voto a
HaShem tu Dios, lo cual has prometido
con tu boca.” (LBLA revisada)
En 1 Samuel 1:11 está escrito:
“E hizo voto y dijo: Oh HaShem de los ejércitos, si tú te dignas mirar la
aflicción de tu sierva, te acuerdas de mí y no te
olvidas de tu sierva, sino que das un hijo a tu sierva, yo lo dedicaré a
HaShem por todos los días de su vida y nunca
pasará navaja sobre su cabeza.” (LBLA revisada)
En el Salmo 22:25 está escrito:
“De ti viene mi alabanza en la gran congregación; mis votos cumpliré
delante de los que le temen.” (LBLA)
En el Salmo 116:17-18 está escrito:
“Te ofreceré sacrificio de acción de gracias, e invocaré el nombre de
HaShem. A HaShem cumpliré mis votos, sí, en
presencia de todo su pueblo” (LBLA revisada)
En Jonás 2:9 está escrito:
“mas yo con voz de acción de gracias te ofreceré sacrificios. Lo que prometí,
pagaré. La salvación es de HaShem”
(LBLA revisada)
“no faltará a su palabra; hará conforme a todo lo que salga de su boca” – La
palabra hebrea que ha sido traducida
como “faltará” es yajel que viene de jalal[3] que significa “perforar”, “herir”,
“disolver”, “profanar”.
La Torá destaca la importancia en cuanto al cumplimiento de una promesa.
Es interesante ver la conexión entre
perforar, o herir, y el hecho de no cumplir una promesa. El que no cumple
su palabra causa una herida, una
perforación, en la imagen de HaShem. Si el hombre no cumple su palabra
causa una herida en su función de reflejar el
carácter de HaShem, porque el Eterno no puede quebrantar su palabra y el
hombre fue creado a su imagen.
En Eclesiastés 5:1-7 está escrito:
“Guarda tus pasos cuando vas a la casa de Dios, y acércate a escuchar en
vez de ofrecer el sacrificio de los necios,
porque éstos no saben que hacen el mal. No te des prisa en hablar, ni se
apresure tu corazón a proferir palabra
delante de Dios. Porque Dios está en el cielo y tú en la tierra; por tanto sean
pocas tus palabras. Porque los sueños
vienen de la mucha tarea, y la voz del necio de las muchas palabras.
Cuando haces un voto a Dios, no tardes en
cumplirlo, porque Él no se deleita en los necios. El voto que haces,
cúmplelo. Es mejor que no hagas votos, a que
hagas votos y no los cumplas. No permitas que tu boca te haga pecar, y no
digas delante del mensajero que fue un
error. ¿Por qué ha de enojarse Dios a causa de tu voz y destruir la obra de
tus manos? Porque en los muchos sueños y
en las muchas palabras hay vanidades; tú, sin embargo, teme a Dios.”
(LBLA revisada)
HaShem toma en cuenta nuestras palabras mucho más de lo que pensamos.
“Es mejor que no hagas votos, a que
hagas votos y no los cumplas.” Tenemos que honrar las palabras que salen
de nuestras bocas, como el Eterno honra
Su Palabra, como está escrito en el Salmo 138:2:
“Me postraré hacia tu santo templo, y daré gracias a tu nombre por tu
misericordia y tu fidelidad; porque has
engrandecido tu palabra conforme a todo tu nombre.” (LBLA)
HaShem se ha atado a sí mismo con la Palabra que salió de su boca. De la
misma manera nosotros nos atamos con
nuestras propias palabras. Y en el caso de no cumplirlas estaríamos
pecando.
Este pasaje de la Escritura nos enseña acerca del principio de autoridad y
subordinación:
Un varón está bajo la autoridad de los jefes, 30:1-2.
Una mujer adolescente está bajo la autoridad de su padre, 30:3-5.
Una mujer adulta soltera no está bajo la autoridad de su padre para la
anulación de sus promesas, 30:3-5.
Una mujer desposada está bajo la autoridad de su marido, 30:6-8.
Una mujer viuda o divorciada no tiene una autoridad inmediata sobre sí que
le pueda anular los votos, sin
embargo está bajo la autoridad de los jefes al igual que los varones, 30:9,
cf. v. 1-2.
Una mujer casada está bajo la autoridad de su marido, 30:10-15.
30:3(4) “Asimismo, si una mujer hace un voto a HaShem, y se impone una
obligación en su juventud estando
en casa de su padre” (LBLA revisada) – La palabra hebrea que ha sido
traducida como “juventud” es neurim[4] que
significa “adolescencia”. Una mujer tiene tres etapas, menor (en hebreo
ketaná), adolescente (en hebreo neará) y
adulta (en hebreo boguéret). Desde el punto de vista jurídico judío podemos
decir lo siguiente: Una mujer que no
tiene signos de pubertad, o que no tiene doce años de edad, es una menor.
Si ha desarrollado signos de pubertad a
los doce años, se convierte en adolescente. A los doce años y medio se
convierte en adulta.
Según Rashí, este mandamiento no aplica sobre una mujer menor, que no
puede hacer votos desde el punto de vista
jurídico, ni aplica sobre una adulta, porque entonces no estaría bajo la
autoridad de su padre, sino aplica sólo sobre
una mujer adolescente. Así que cuando la hija tiene doce años y medio, el
padre ya no podrá anular sus promesas.
30:5b, 8b, 12b “HaShem la perdonará” (LBLA revisada) – Por no poder
cumplir el voto hay una culpa que necesita ser
perdonada.
30:8(9) “Pero si el día en que su marido se entera de ello, se lo prohíbe,
entonces él anulará el voto bajo el cual ella
está, y la declaración imprudente de sus labios con que se ha
comprometido, y HaShem la perdonará.” (LBLA revisada)
– Hay dos razones por las cuales el Eterno dio esa autoridad al marido:
1. Un voto dado por la desposada antes del desposorio, o por la esposa
después del casamiento, podrá afectar la
futura relación matrimonial, y por eso el esposo, para el bien de su familia,
tiene la autoridad para deshacer ese
voto.
2. El esposo tiene la responsabilidad de cuidar a su esposa y vigilar sobre el
bienestar de ella. Si él ve que el voto
que ella hizo en su adolescencia es perjudicial para ella, él puede anular ese
voto.
30:15(16) “Pero si en verdad él los anula después de haberlos oído,
entonces él llevará la culpa de ella.” (LBLA) – Esto
significa que el marido asumirá todas las consecuencias que implique la falta
del cumplimiento del voto. Tener
autoridad implica tener responsabilidad. No hay autoridad sin
responsabilidad.

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