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la práctica. Desde esta perspectiva, piensa a la historia como una operación e intenta
comprenderla como una relación entre el lugar (contexto de producción) y los procedimientos
de análisis (propios de una disciplina). Esto implica admitir que forma parte de la realidad de
que trata. De esta forma, la operación histórica que plantea el autor hace referencia a la
combinación de un espacio social y las practicas científicas.
Esfera social: Toda investigación historiográfica se articula en una esfera de
producción socioeconómica, política y cultural. Implica un ámbito de elaboración
(profesión, observación, enseñanza, etc.) está sujeta a una serie de restricciones ligada
a privilegios, en función de este emplazamiento se instauran métodos.
Los que se tiene que decir:En primer lugar se plantea el problema de la subjetividad y
sus críticas. Se afirmaba que toda operación histórica depende de un sistema de
referencias, y que el mismo, no es más que una filosofía implícita y particular que se
incorpora en la labor de análisis y que estaba sujeta a la subjetividad del autor. La
“relatividad histórica” de esta forma solo es una multiplicidad de filosofías
individuales de unos pensadores que se visten de historiadores. Desde esta
perspectiva se asumen dos postulados: por un lado que todos los textos además de la
praxis histórica exponían ideas filosóficas, esto provocaba que se viera al historiador
como un grupo aislable de filósofos. Sin embargo esta forma de analizar la práctica
historiográfica no nos permite comprender la complejidad del contexto de producción
ya que no se problematiza ni sobre desde que lugar se produce ni como se hace.
La institución Historica: Entendiendo que los nacimientos de disciplinas van ligados a
la creación de grupos. Podemos ver a la institución como aquella que da base social a
una doctrina y la posibilita, y de la misma forma la determina. En la medida en que
un movimiento organiza la sociedad y las ideas que en ella circulan, se distribuye en
regímenes de manifestación (económica, social, científica, etc.), sistemas que se
combinan entre sí sin identificarse y jerarquizarse. Lo mismo sucede en el discurso, al
estar imbricando dentro de la sociedad y el orden social obedece a reglas propias pero
siempre articulando con un cuerpo social.
En historia, toda doctrina que reprima su relación social es abstracta en la medida en que
está inmersa en una lógica de un poder y una esfera, una disciplina en su despliegue en obras
sucesivas. El discurso “científico” que no habla de su relación con el cuerpo social no puede
articular una praxis. Está relación con el cuerpo social es objeto de la historia.
Resulta imposible analizar el discurso con independencia de su institución en función de
lo que está organizado en el silencio. A veces esa confidencialidad se representa bajo la
configuración de un nosotros que es sostenido en el discurso y demuestra el contrato social
que se enmarca en una esfera en la que el discursos individual se articula con una institución
social. El historiador no escribe para el lector, sino para el ámbito científico que le otorga
dicha legitimidad. Desde este punto de vista se impone una repolitización de las ciencias
humanas mediante una “teoría crítica” de su situación actual en la ciencia y mediante ella
permitir su progreso.
En esta reflexión entre la relación del discurso individual y la producción historiográfica
en su conjunto De Certeau se plantea ¿qué es una “obra de valor”? la cual implica un
reconocimiento por sus iguales, en la medida que su producción aporta a un progreso, con
relación de los objetos, métodos y nuevas investigaciones. El trabajo del historiador es un
producto de un lugar.
Para De Certeau el historiador se ve influenciado por la institución histórica en la medida que
ellos determinan el valor de la obra y además porque es el lugar de formación del historiador.
Pero no solo depende de su formación institucional también de su contexto social, en la
medida que con una situación social cambia a la par la producción historiográfica. El autor lo
expresa con el siguiente ejemplo:
¿Es casualidad que se pase de la “historia social” a la “historia económica” durante el
periodo de entreguerras, alrededor de una crisis económica del 1929? (De Certeau 1978:
27)
¿Cómo funciona la historia en la sociedad? La institución se inscribe en un complejo
que le permite un tipo de producciones y le prohíbe otras. El lugar posibilita ciertas
investigaciones gracias a coyunturas y problemáticas comunes, pero a la vez imposibilita
otras desempeñando un papel de censura con respecto a postulados presentes del análisis. Esta
combinación entre permisión y prohibición no es analizada por la historia, pero modifica el
trabajo.
La historia se configura en función del sistema en el que se elabora. Esto no implica
explicar la historia, pero si reconocerla como su condición. La denegación de la particularidad
de lugar siendo el mismísimo principio de la ideología, excluye toda teoría. Al instalar el
discurso en un no-lugar, prohíbe a la historia que hable de la sociedad y eso es el ser historia.