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1
Introducción
Cuenta la leyenda que el dios emperador mítico Fuxi, por el año 2400 a.C.
descubrió los ocho triagramas en el caparazón de una tortuga sagrada.
“Cuatro son también los animales que rigen los rumbos del espacio y
guerrean contra los demonios: El Tigre Blanco preside el occidente, el Dragón
Azul el oriente, el norte lo habita una tortuga Negra y el sur un Pájaro Rojo.
1
Gran Enciclopedia Larousse. Editorial Planeta, Barcelona. 1973
2
Molina Silvia, Leyendo en la Tortuga. Cuernavaca. 1981p.15
3
“Cuenta la leyenda que el emperador Yü el Grande dividió la tierra en
Nueve Regiones porque Than-Qui la Tortuga Genio tenía escrito en su lomo el
tratado cósmico de la división, llamado Hong Fan.
Existe la creencia de que las columnas de madera del Templo del Cielo de
Pekín estaban originalmente asentadas en tortugas vivas, porque se suponía que
estos animales podían existir más de tres mil años sin comida y sin aire. Las
tortugas además preservaban la madera de podrirse...
“El ritual de los bacabes” es un manuscrito que describe el rito: Cada uno
de los bacabes, usaban una indumentaria diseñada de acuerdo con el color que
les correspondía: para el representante del Norte, estaba reservado el blanco;
para el del Sur, el amarillo; para el del Este, el rojo; y para el del Oeste, el negro.
En cada uno los puntos cardinales había una ceiba sagrada. A los bacabes se les
hacían ofrendas para solicitarles abundancia de miel. El culto tiene estrecha
relación con Chac, dios de la lluvia.
La leyenda maya relata que desde lo más profundo de los tiempos perdidos
existía un pequeño pueblo indígena en la Península de Yucatán, adjunto a una
bahía, llamado Kim Pech, el cual fue habitado por pescadores y agricultores.
Cuando la lluvia dejaba de caer, las veredas que conducían a las aguadas
eran transitadas por el venado cola blanca y el yuk, el zorro, jaguar y tigrillo, jabalí,
armadillo, conejo, mapache, oso hormiguero y la mofeta . En el agua esperaban la
tortuga y el lagarto. Allí, en armonía, animales y hombre saciaban su sed.
“El periodo de las semillas y el plantar llegó después del tiempo original.
Entonces llegó la espada y el olvido. Durante los últimos 400 años, la gente
indígena del planeta se retiró dentro del bosque, la selva y el desierto; donde
quiera que fueran los persiguió la máquina y el calendario de doce meses del
colonialismo. Los indígenas fueron forzados a entrar en el tiempo falso de la
máquina.
“El año de 1993 fue proclamado de los Año de los Pueblos Indígenas por
las Naciones Unidas. Una vez más la sabiduría de las 13 lunas ha sido divulgada
desde la espalda de la tortuga. Una escama de la tortuga por cada luna, 13 lunas
perfectas de 28 días cada una. Cuatro fases de la luna y cuatro semanas
perfectas de siete días cada una. 13 lunas perfectas, 52 semanas perfectas, 364
días además de un día fuera del tiempo cada año. Esta es la sabiduría perfecta de
las trece escamas de la tortuga. La Isla de la Tortuga está en movimiento, 13
lunas, un océano galáctico”3.
3
Planet Art http://www.redestb.es/planet-art/textocalen.htm
6
Mayahuel, en el Códice Laúd aparece sobre un queloneo y en el himno
sacro en honor de Cinteotl, recopilado por fray Bernardino de Sahagún, se hace
mención de la diosa Ayopéchcatl: “La que está en el asiento de tortuga”,
considerada, además, como la diosa de los nacimientos y también identificada con
la fecundidad, por lo que es probable que Mayahuel y Ayopéchcatl sean la misma
divinidad.
Para este pueblo mexicano precolombino las tortugas (en mixteco “Tiondo”
o “Londo”) representaban a la tierra, al agua terrestre y al agua celeste. A la tierra,
por su carapacho duro, redondo y por su apariencia de escudo; al agua terrestre y
de los mares y de los ríos, por ser ese su hábitat; y al agua celeste, la lluvia y los
truenos, porque los atraía con sus lágrimas.
La tortuga en el arte
7
posiblemente abrevó de las versiones en verso del poeta griego Babrio (s. I y II
d.C.) y del latín del poeta romano Fedro (s.I d.C.).
Tomándola por los pies la llevó casi hasta las nubes y soltándola de pronto,
la dejó ir. La pobre tortuga cayó en una soberbia montaña, haciéndose añicos su
coraza. Al verse moribunda, la tortuga exclamó:
– Renegué de mi suerte natural. ¡Qué tengo yo que ver con los vientos y
nubes, cuando con dificultad apenas me muevo sobre la tierra?
En Francia se produjo una gran variedad de fábulas entre los siglos XII y
XIV, entre las que destacan las de Marie de Francia y la colección de historias de
animales titulada Roman de Renart.
4
Fábulas Clásicas- Fábulas de Esopo: www.adyd.com
8
El mexicano José Joaquín Fernández de Lizardi, también abrevó de las
creaciones de los fabulistas clásicos. Entre los autores contemporáneos que han
abordado el género están Luis Goytisolo, Juan José Arreola, Juan Benet y
Augusto Monterroso, éste último recrea una breve nota deportiva, con el siguiente
cuento:
La tortuga y Aquiles
Por fin, según el cable, la semana pasada la tortuga llegó a la meta.
En rueda de prensa declaró modestamente que siempre temió perder, pues
su contrincante le pisó todo el tiempo los talones.
En efecto, una diezmiltrillonésima de segundo después, como una flecha y
maldiciendo a Zenón de Elea, llegó Aquiles.
Una de las fábulas más conocidas en todo el mundo y que también ha sido
llevada al cine y a la televisión, a través de dibujos animados, se refiere a las
virtudes que representa el tesón de la lenta tortuga, frente a la velocidad de la
liebre, facultad de la que se jactaba en público. La persistencia del quelonio vence
al exceso de confianza del veloz roedor.
5
Carrol, Lewis. Alicia en el país de las maravillas. Editorial Bruguera, Barcelona, 1972
9
Del sitio web, www.philosophia.cl, Escuela de Filosofía Universidad ARCIS,
se recopiló este texto que explica, desde un punto de vista matemático de Carrol
Lewis, la tan citada carrera donde la tortuga le gana a Aquiles.
¿Así que has llegado al final del curso de nuestra carrera? Dijo la Tortuga.
Puede ser hecha, dijo Aquiles. ¡Ha sido hecha! Solvitur Ambulando. Verás,
las distancias estaban disminuyendo constantemente: y así...
Ahora bien, ¿te gustaría saber de una pista de carreras, que la mayoría de
la gente imagina que puede completar en dos o tres pasos, cuando en realidad
consiste en un infinito número de distancias, cada una más larga que la anterior?”
¿Admiras a Euclides?
6
Traducción de Alberto Allard.
7
“You flatter me” en el original, que puede ser entendido como “arroyar categóricamente”.
10
¡Apasionadamente! ¡Tanto, al menos, como pueda uno admirar un tratado
que no será publicado, sino en algunos siglos más!
(A) Las cosas que son iguales a lo mismo, son iguales entre sí.
(B) Los dos lados del triángulo son iguales a lo mismo.
(Z) Los dos lados del triángulo son iguales entre sí.
Sin duda un lector tal puede existir. Él puede decir: “Acepto como
verdadera la proposición hipotética de que, si A y B son verdaderas, Z debe ser
verdadera; pero no acepto A y B como verdaderas”. Un lector como ese debiera
abandonar juiciosamente a Euclides, y dedicarse al futbol.
Bueno, ahora, quiero que me consideres como un lector del segundo tipo, y
que me fuerces, lógicamente, a aceptar Z como verdadera.
8
“Libreta” ha sido usada como traducción de “Note-book”, que significa literalmente “Libro de notas” (N.
de T.) En éste momento, Carroll propone un juego de palabras entre “Notebook” y “Not-Book”, refiriéndose
la Tortuga a la libreta de Aquiles como “Not-Book”: Nolibro,no-libreta. (N. de T.)
9
Se refiere en estos términos a la proposición hipotética, a la conexión de inferencia entre A, B y Z.
(N. de T.)
11
Una tortuga jugando fútbol sería... Empezaba a decir Aquiles.
Lo haré. Dijo la tortuga, tan pronto como lo hayas puesto en esa libreta tuya
¿Qué más tienes en ella?”
Sólo unos pocos apuntes11. Dijo Aquiles, dejando correr nerviosamente las
hojas: unos pocos apuntes de... ¡de las batallas en la cuales me he distinguido!
(A) Las cosas que son iguales a lo mismo, son iguales entre sí.
(B) Los dos lados del triángulo son iguales a lo mismo.
Así, figura tanto en Calila e Dimna, el Popol Vuh, el Libro de los Libros del
Chilam Balam, como en el Fausto de Goethe, o en la obra poética de Federico
García Lorca y de entre muchos otros autores.
12
Se trata de un animal que permite recrearnos con su apariencia de tristeza
o de alegría, en ocasiones hasta eufórico; lo mismo puede ser desgraciado o
bienaventurado, solemne o sarcástico, didáctico o gruñón, profundo o frívolo e
incluso angelical o demoniaco. Es material que el artista moldea a su antojo, sin
remordimientos.
El continente africano posee una rica veta literaria que se desarrolla a partir
de las primeras sociedades y que continúa con su florecimiento hasta nuestros
días. Los proverbios y adivinanzas transmiten códigos de conducta y reflejan la
cultura del hablante, donde son fundamentales la argumentación y la
conversación, en tanto que los mitos y leyendas representan la creencia en lo
sobrenatural y explican la historia de los Estados, clanes y las organizaciones
sociales más representativas.
Del “continente negro” proviene el cuento indígena Bubi titulado “La Tortuga
y el Perro”12 que ya forma parte integral de literatura de Guinea Ecuatorial,
república independiente, ubicada en el noroeste de África.
La respuesta fue: “les doy unos frutos muy nutritivos”, pero, le explicó que
no lo podía llevar donde los colectaba pues el dueño había prometido despellejar a
quien sorprendiera robando sus mangos.
12
Cuentos Bubis. La Tortuga y el Perro Guinea Ecuatorial. 2000. Internet. www.ctv.es/USERS/aebianca
13
Una vez convencida la tortuga llevó al perro hasta el árbol, pero le advirtió
que en caso de uno de los frutos le cayera sobre la espalda no debía hacer ruido
para que no lo atraparan.
De repente se oyó una potente voz que dijo: Ajá. ¡Te tengo! Así que eres tú
quien robaba mis mangos. Dicho ésto, el dueño del árbol frutal asió por el cuello al
animal y lo despellejó.
13
Haruna’s Home Page.www.asahi-net.or.jp
14
inmediato el pescador envejeció, debido a que mientras él disfrutaba en el castillo,
había transcurrido mucho tiempo.
Pasado el tiempo Mao Pao llegó a ser general del ejército imperial.
Mao Pao, sin opción, también saltó al río, pero antes de tocar el fondo fue
salvado por su vieja amiga, la enorme tortuga blanca, que lo remolcó sobre su
concha hasta la otra orilla.
Canek dijo:
Los hombres blancos no saben de la tierra ni del mar ni del viento de estos
lugares. ¿Qué saben ellos si noviembre es bueno para quebrantar los maizales?
¿Que saben si los peces ovan en octubre y las tortugas en marzo? ¿Qué saben si
en febrero hay que librar a los hijos y a las cosas buenas de los vientos del sur?
Ellos gozan, sin embargo, de todo lo que producen la tierra, el mar y el viento de
14
Budismo para Gente Joven. www.cebunet.com
15
estos lugares. Ahora nos toca entender, cómo y en qué tiempo debemos librarnos
de este mal15.
Jump’éel K’iine’ chéen táan u máan juntúul chan ichil k´’áax, kaj ila’ab
tumen juntúuñ kéej
– Chéen táan in xíinbal, chéen táan in máan waye’; kux teech. ¿tu’ux ka
bin?
–Chan áak, óostsil teech, jach kóom a wook, ma´ta páajtal a wáalkab, jach
chambeel a címbal.
– Bey a táan wa, nuxib kéej. Wa a k’áate’, ko’ox k ilik máax ku yáax kúchul
tu xuul le beja’.
Otsil teech chan áak, jach kóom a wook, ma’ta páajtal a waalkab. ¿Ma’ wa
ta wilik bix a wook, bix túun a k´’áat áalkab tin wéetel? Oostsilech, ma’ ta páajtal a
tu xuul le beja’.
15
Abreu Gómez, Ermilo. Canek. Ediciones Oasis, México 1973.
16
Le chan áake´bin u táan u yéet batsiloób, ka tu ya’alaj ti’ letio’ob:
Le kaj kúch u k’iinil u yilkubao’ ob, mali’ kúchuk le kéeje’, le chan áako’obe’
bin u tsolubao’ob tu jáal le bejo’.
– Waye’, táan in bin táanil ti’ teech, ma’ ta páajtal a chukik in paach.
Le kaj k’uch tu xuul le bejo’, le kaj tu yóoltaj kutal, tu yu’ubaj u t’aan le chan
áake’.
–Ola amigo, ma’ a kutal tin wóokol. Táan a wilik wa, k’uchken táanil teech.
¿Ma’ wa ta wa’alak jach xiibechi?
17
Le óotsil kéeje’ tu ch’a’aj subtal kaj jook’ yáalkab.
Ts’o’okij16
LA TORTUGA Y EL VENADO
Un día, al pasear por el bosque, la tortuga fue avistada por un gran venado,
quien le dijo:
–Solamente estoy paseando, estoy de paso por aquí. -¿Y tú, a dónde vas?
–Tortuga, pobre de ti, teniendo patas cortas no puedes correr, sólo caminar
despacio.
–Eso dices, venadote. Si quieres vemos quien llega primero al final del camino.
–Mañana mido mis fuerzas con un venado grande en carreras y quiero que
ustedes me ayuden. Quiero que vengan conmigo y se coloquen a la orilla del
camino. Cuando el gran venado hable, la que se encuentre delante de él le
contestará; mientras, voy a sentarme al final del camino a esperar que llegue el
venado.
16
Anales (Instituto Nacional de Antropología e Historia) Tomo Xvii-1964. XLV de la Colección/Secretaría de Educación
Pública. México 1965. Tres cuentos mayas. Moisés Romero Castillo. p. 303
18
Cuando llegó el gran día de la competencia, antes de llegar el venado, las
tortuguitas se colocaron a la orilla del camino.
–Ya te alcancé. -Contestó otra tortuguita que estaba delante de él-. Aquí estoy,
delante de ti. No me podrás alcanzar.
Al pobre venado las fuerzas lo abandonaban y no podía correr tan rápido como
al principio.
Al llegar al final del camino quiso descansar, pero escuchó la voz de la tortuga:
–Hola amigo, no te sientes sobre mí. Estás viendo que llegue primero que tú.
No dijiste que eras muy macho.
La actitud crítica de Quevedo es más bien una reflexión amarga del mundo
que le tocó vivir. Representó un desafió estilístico sobre las posibilidades del
género literario y de la utilización del idioma de su tiempo. En sus obras el genial
escritor español no podía descartar su observación de la tortuga para utilizarla
como imagen, al decir en el capítulo V de esta singular pieza literaria:
La tortuga18
De las piedras de Chile
L a tortuga que
T
anduvo
tanto tiempo
y tanto vio
con
sus
antiguos
ojos,
la tortuga
que comió
aceitunas
del más profundo
17
Quevedo y Villegas, Francisco de. La vida del Buscón llamado don Pablos. Porrúa, 1985, Sepan Cuantos...
18
Biblioteca Universal Virtual. Facilitado por la Universidad de Chile
20
mar,
la tortuga que nadó
siete siglos
y conoció
siete
mil
primaveras,
la tortuga
blindada
contra
el calor
y el frío,
contra
los rayos y las olas,
la tortuga
amarilla
y plateada,
con severos
lunares
ambarinos
y pies de rapiña,
la tortuga
se quedó
aquí
durmiendo,
y no lo sabe.
De tan vieja
se fue
poniendo dura,
dejó
de amar las olas
y fue rígida
como una plancha de planchar.
Cerró
los ojos que
tanto
mar, cielo, tiempo y tierra
desafiaron,
y se durmió
entre las otras
piedras.
Tomás Moro, seudónimo usado por Alfredo Quíspez Azín, poeta peruano
(1903-1956), es considerado como la voz más pura del surrealismo
hispanoamericano, cuya obra fue escrita principalmente en francés. También este
artista se inspiró en los quelonios, con ese fulgor visionario de sus imágenes y con
el profundo sentido onírico que raya en lo místico en su experiencia creadora,
21
como es el caso de la poesía publicada en español La Tortuga Ecuestre, obra
cuyo sólo título es una señal de lo insólito de su contenido.
“Hay quien afirma que este reptil, madre de todas las tortugas, estaba
hecho de agua y fuego; otros le atribuyen una sustancia menos común: la luz de
las estrellas que forman la constelación de Sagitario”20.
Huellas de tortuga
Día de la Tortuga.
19
Bokowski, Charles. Peleando en contra. Antología de Poesía y Cuentos. Editorial Planeta. Barcelona. 1995. p.156
20
Borges, Jorge Luis. El libro de los seres imaginarios México, Emecé Editores. Buenos Aires. 1986. P.56
22
La luna ha pasado millares de veces por encima de su concha, puliéndola,
dándole un brillo perlado sin igual que con la luz se torna evanescente. No siente
ansiedad alguna. Dos lágrimas viajan de sus ojos al polvo para fabricar el molde a
su rastro...
... Ya de día, la tortuga saca cada vez más la cabeza, otea el horizonte y se
emociona con las barbas blancas que penden del cielo azul...
Ante ella el camino. Hunde sus patas en la tierra floja y cálida... Piensa que
lo importante es caminar. Trata de voltear para precisar sus huellas y no lo logra...
Ya otra de su género recorrerá su rastro sempiterno.
Día de la trascendencia
También en mí, fue una necesidad primordial lograr un alma ya que sin ella
no podría transitar en el océano.
Tardé cinco eras esperando por ella y por su concha (que es un accesorio
indispensable para la travesía) hasta que me fue concedida.
La Utopía
Día de la fecundidad.
23
Allí están los huevos en la arena cálida. Tal vez sea éste el único momento
límbico, el único tiempo verdadero, feliz y sin compromisos con ningún Dios que
luego pida cuenta de sus huellas, de sus pasos...
Día de la ofrenda
La prolífica escritora publicó este libro en 1981. Es posible que con el fin de
recrear un grato paralelismo con ese singular trabajo, surgiera la idea, en el seno
del consejo editorial, de incorporar a esta edición la presencia del quelonio en la
cultura de los pueblos. Del citado libro se extrae parte importante de la
introducción, donde nos ilustra con excelente prosa sobre aspectos de innegable
valor, relacionados con la tortuga en el devenir de la humanidad:
21
Meza, Víctor. Huellas de tortuga en “Letralia. Letras de la Tierra de Letras, La poesía y la narrativa
Hispanoamericana”. 2000 Venezuela Internet: www.letralia.com.
24
símbolo de la lujuria; representación del silencio, del cosmos y del sueño;
emblema del tiempo y de la inmovilidad.
22
Op. cit. pp.9-11
26
tampoco tienen oídos, lo cual es insensato. Una tortuga no podría existir sin oídos;
es más, no se registran casos de sordera entre las tortugas y los que lo parecen
son únicamente violentos accesos de indiferencia, ese sí, un padecimiento común
entre la especie.
Pocos individuos sobre la tierra imaginan que algunas tortugas son capaces
de volar. Como los pájaros, utilizan un par de alas –tenues e iridiscentes- con las
cuales pueden desplazarse por el aire sin hacer el menor ruido. El tránsito hacia lo
que constituye la fase aérea de su existencia es complejo y todavía materia de
estudio. En virtud de que suele presentarse en las etapas avanzadas de su vida,
algunos estudiosos han aventurado la teoría de que no es sino un paso lógico en
su propia secuencia evolutiva. Otros, inconformes por las limitaciones de este
planteamiento (que no explica por qué motivo la pterogénesis no es un fenómeno
generalizado en la especie), arguyen intrincadas razones psicológicas entre las
cuales el impulso evasivo de la realidad consensual, ocupa un lugar
preponderante.
Lo cierto es que las tortugas, aéreas o no, ignoran por completo los febriles
debates académicos que sus hábitos originan y permanecen, en su mayoría, en
los cómodos esteros de la costa desde donde pueden observar con tranquilidad, y
hasta con una pizca de temor reverente, las evoluciones que en el cielo realizan
sus privilegiados congéneres, los que vuelan.
Todas las tortugas sienten una extraña fascinación por los acertijos. No
importa cuán complejos o sencillos puedan ser, siempre habrá una dispuesta a
enredarse con ellos. Desde luego, no hablamos de laberintos o vulgares pruebas
de laboratorio, indignas aun de las pobres ratas que las toleran, no. Nos referimos
a otros acertijos más sutiles y de respuestas menos ciertas. Cuando una tortuga
resuelve un enigma, experimenta un profundo placer interior y hay quienes
afirman que hasta llega a estremecerse. Sin embargo, cuando el misterio la
vence, debe, aparte de soportar la pena, hacerlo del conocimiento de cada una de
las tortugas que encuentre a lo largo de su vida. Ninguna de ellas, aunque
pudiese, se atrevería a resolver el enigma insoluto. Así se establece una
verdadera memoria de especie, dicen. Revisando el Catálogo de insolubilidades
27
de la especie quelonia, podemos transcribir algunos de los enigmas ancestrales
de las tortugas:
Enigma 6: ¿Puede trazarse un camino entre dos tortugas sin pasar por
ninguna de ellas?
A ciertas tortugas, pero principalmente a las aéreas, les atraen los sueños
de las personas. Por las noches, se deslizan con sigilo tierra adentro para
buscarlos. Cuando encuentran una persona volando, se acercan a ella y se
acomodan en su oído izquierdo. Desde ahí, juegan con los sueños, mejor dicho,
con el material de que están hechos (parecido a los algodones de azúcar que
comen los niños, aunque no dulce ni pegajoso, dicen)construyen con él altísimos
castillos, montañas enormes pero ligeras como el vapor de la arena, sistemas
28
planetarios luminosos y terribles, cascadas y escaleras infinitas, construyen,
construyen, construyen hasta que se aproxima el alba y entonces deben volver a
la playa y lo hacen volando y algunos pescadores mañaneros suelen confundirlas
con luciérnagas.
Cuando muere una tortuga las demás casi nunca se dan cuenta y por eso
siguen con sus paseos y sus vueltas por toda la playa. Eso lo aprenden pronto,
desde temprana edad, y por esta razón casi siempre eligen lugares solitarios y
distantes para morir. Algunos estudiosos afirman que, al igual que los elefantes,
las tortugas tienen cementerios colectivos tan bien escondidos como los de
aquellos, pero como lo único que puede encontrarse en esos sitios son
caparazones vacíos, es lógico que a nadie interesen. En lo que no se logran poner
de acuerdo estos científicos es en la localización de tales lugares. Unos afirman
convencidos que deben hallarse en las profundidades del mar, en cuevas tan
29
oscuras como remotas, a merced de corrientes invisibles y custodiadas por
anémonas o medusas. Otros sostienen que es posible encontrarlos tierra adentro,
pero cerca de las playas, en sitios donde la arena empieza a verdear por la hierba.
Otros, los menos, están seguros que, si existen, estos míticos lugares deben estar
situados en el aire, quizá escondidos entre las nubes o suspendidos de la bruma
que, aveces, se incendia al paso del sol por el horizonte.
Las tortugas son animales insondables. Ni aún las más pequeñas suelen
revelar sus secretos, sus propósitos, las obsesiones que, como faros
inextinguibles, las orientan en sus largas travesías. Es tal la reserva que en ellas
existe, que son muy pocas las que pueden dar cuenta de alguna otra tortuga, en
el remoto caso de que a alguien le interesen las averiguaciones de ese tipo. Sin
embargo, se habla de algunos estudiosos, porfiados, perseverantes, que se han
propuesto hacer hablar a las tortugas. La técnica o procedimiento es algo, como
podrá comprenderse, celosamente guardado y por eso no se explicará aquí en
detalle, baste decir que se requiere del concurso de dos tortugas de sexo opuesto
y, de preferencia, de edades distintas (esto puede distinguirse fácilmente por el
tamaño del caparazón). El asunto, en términos amplios, es muy similar a la forma
en que los cazadores de pájaros entrenan a sus aves “maestras”, o a la forma en
que se enseña a las palomas mensajeras. Así, lo primero que debe hacerse es
juntar a las tortugas durante una o dos vidas (esto puede llevar muchos años, o
solamente pocos minutos). Después, las tortugas deben separarse de manera
abrupta y repentina (los investigadores subrayan la importancia de esto último:
debe ser una ruptura sorpresiva, por completo inesperada, para que se alcance el
efecto deseado) y a cualquiera de ellas, aunque usualmente se utiliza el macho,
se le aísla por completo en una habitación insonorizada y dotada de potentes
micrófonos. La teoría afirma que, con el suficiente tiempo de exposición, la tortuga
empieza a desarrollar un lenguaje inteligible. Hasta donde se sabe, nuestros
científicos no han logrado obtener en sus cintas más que murmullos suaves y
hasta un poco lastimeros.
Para las tortugas la muerte sólo tiene tres colores: puede ser gris, éste es el
color de la muerte por hastío y, por eso, no el menos conocido por la mayoría de
las tortugas. También puede ser amarilla. Este es el color de la muerte por
descuido y se presenta cuando alguna infortunada –o distraída- tortuga tiene la
desgracia de quedar boca arriba, es decir, apoyada sobre el caparazón y
entonces debe morir a manos de lo que más ama: la luz del sol. Por último, puede
ser roja. Este es el color más conocido entre las tortugas. Es el de la muerte
violenta, el de la crueldad acerada en ojos y cuchillos, el de la muerte-con-menos-
sentido-que- las-demás-muertes”.
Tortuga varia
30
sarcasmo, natural frescura y humor. Existen expresiones de este tipo que
encierran en sí mismas llamados a la preservación de la especie.
La tortuga que, por razones obvias, únicamente veía como los demás se
convulsionaban al ritmo de la estridente música, pronto quedó al alcance de la
vista del león, quien ordenó tajante: ¡Que Vaya la tortuga! Exclamación que todos
secundaron.
La rana, con voz profunda secundó: a saltos ya hubiera ido y venido dos o
tres veces.
31
A estas expresiones se unieron muchas más que censuraban el hecho,
hasta que la tortuga se hizo presente y enfadada les anunció a todos los invitados:
En una ocasión vino una peste y empezaron a morir todas las tortugas de
todos los aljibes. Tolentino en seguida se puso las pilas para idear cómo
podía negociar con el infortunio. Cazó una mulita, la disfrazó de tortuga y la
fue a vender al viejo Estergidio Bablo.
-Aquí le traigo esta tortuga, pa’ usté se la dejo en quince lempiras. Pónete
listo.
-¿No le parece muy angosta pa’ ser tortuga? La tortuga e’ má’ pechugona.
El interpelado contestó:
-Se quedó así de angosta pue’ Euterio Velloso la tenía encerrada pa’
esperar que subiera de precio y despué, pero se le escapó por un caño y se
angostó.
23
Danzas y Bailes de la Costa Oaxaqueña. de Oaxaca News. Internet: www.folklorico.com
33
La tortuga por escrito
ha pedido a Santaclós
sus dos pares de patines
para poder ir veloz,
para poder ir veloz
Una utilización del nombre de este animal marino fue en la creación del
submarino militar inventado en 1770 por el estadounidense David Bushnell, con
capacidad para una persona. Este artefacto que podía sumergirse por media hora,
pues carecía de un sistema de oxigenación, fue llamado Tortuga, aunque su
apariencia recordaba a la de un huevo.
24
Rubín De la Borbolla, Daniel F. Arte popular mexicano. Fondo de Cultura Económica. México. 1974
35
personajes de Plaza Sésamo. Culminó la carrera de Henderson en 1990 con las
Tortugas Ninja, personajes que pronto fueron protagonistas de series de
televisión, libros, videojuegos y juguetes aún muy solicitados por los niños de todo
el mundo.
Los vendedores de amuletos del siglo XXI, aseguran que la tortuga tiene
propiedades médicas. Ellos arguyen que si usted tiene ese tipo de medicina, es
capaz de valorar el poder el poder de la tierra, de las aguas de la tierra y de la
magia de los cielos, pues Tortuga simboliza tanto la calidad de “hacer tierra” de la
energía de la tierra como de la magia de lo místico.
25
White, Julia C. La Medicina de Animales. Tortuga, La Madre Tierra/Protección. 1995-99.
36
pueda convertir en un exquisito platillo. En la actualidad es punto de referencia de
la más sofisticada gastronomía.
37
Al respecto, Delio Carrillo Pérez, servidor público, ensayista y fotógrafo, al
referirse al ser del campechano, nos dice:
“No seríamos, además, sin nuestra artesanía de carey, sin el pámpano frito,
sin nuestro faro de San José. ¿Qué pintor o artista campechano no ha plasmado o
interpretado en su arte un atardecer o un elemento marino?. ¿Quién no ha
cantado la “Novia del Mar” de Pepe Narváez o remembrado a la Isla de Tris?
26
Carrillo Pérez, Delio, et al. Campeche, El Mar y la Pesca, en Ensayar la Travesía. Consejo Estatal para la Defensa,
Conservación y Promoción del Patrimonio Histórico de Campeche, A.C. Campeche, México. 1998. pp. 58-59.
38
tienes una y es encontrada por las autoridades te quitan lancha, artes de pesca y
hasta a la cárcel vas a dar. Por eso es que ya nadie se arriesga”.
Por otra parte, se entrevistó a don Alberto Novelo Hoil, quien nos narra: “En
esos tiempos era muy fácil atrapar a la tortuga, por que se encontraba por
montones en las piedras. Se tiraban los paños y se sacaban entre diez y doce
animales. Algunas de ellas a veces se ahogaban porque la tortuga tiene bofe y si
no podían salir a respirar, morían. Estas redes eran especiales para la pesca de
tortuga, pues el tejido era mucho más grande. Así, era muy sencillo capturarlas.
Por eso también se sacaban tantas por cada paño.
Nos cuenta don José del Carmen Bass Yerbez: “En mis tiempos, hace 40 ó
50 años, se utilizaban mucho los ‘cochineros’, que se hacían con palos de mangle.
En esas cajas se metía a la tortuga y sólo cuando se iba a matar se sacaba. Así,
siempre había tortuga para vender, Tortuga siempre ha habido en cantidad, antes
veíamos hasta veinte en un momento. Por ello, se podían pescar con redes o
clavadas, y hasta de noche, porque siempre las encontrabas y cualquiera de ellas
se podía traer para comercializar. De la carey se vendía la concha; de la blanca, la
carne, es mucho mejor que cualquier otra de tortuga; la caguama se
comercializaba con el aceite, que era muy bueno para la tos, y se vendía a 30
pesos el frasco.
“La carne de tortuga era muy solicitada en Semana Santa. Para esas
fechas era cuando más tortuga se veía en los mercados y muchos pescadores las
dejaban en los ‘cochineros’ para cuando ya no había en venta. Así, las vendían si
tener que salir a la mar. Ahora se respeta la veda. Ya nadie trae tortuga. Hay
mucha, porque nadie las toca”. Concluyó Bass Yerbes.
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