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ECUADOR
La edición 2020 del IPC, muestra que Ecuador ha obtenido una puntuación de 39/100 y se
ubica en el puesto 92 entre 180 países evaluados. Esta es la mejor calificación obtenida por
el país desde 2012. A pesar de la mejora, nuestro país aún se encuentra por debajo del
promedio mundial y de América Latina.
Este año el IPC señala que la mayoría de los países evaluados no ha registrado avances en
el combate a la corrupción durante casi una década, evidenciando un estancamiento de los
esfuerzos de los gobiernos para abordar las causas profundas de la corrupción. Más de dos
tercios de los países evaluados poseen una puntuación por debajo de 50.
El 2020 fue un año muy particular para la corrupción debido a la pandemia de COVID-19, que
provocó una crisis sanitaria y económica en todos los países. Según el reporte, la mayoría de
los países evaluados no tiene avances en la lucha contra la corrupción y más de dos tercios
puntúan debajo de 50.
El Ecuador es un país de pequeña extensión territorial, pero cuenta con una diversidad
ecológica mezclada con una profunda historia de contradicciones y singularidades en su
crecimiento que han arrojado una sociedad compleja, llena de atavismos que aún la dominan
a pesar de varios procesos de pre-modernización. Actualmente las estructuras sociales son
desiguales y con uno de los mayores índices de corrupción de la región, pese a la riqueza de
sus recursos y la capacidad intrínseca de su población para resistir los embates que la han
asolado, desde los naturales hasta los antrópicos.
Para tener una visión clara de la corrupción tenemos que entender que no es un
fenómeno unitario ni unidireccional, no se concentra en un solo sector económico o social, en
una sola institución, y por ende no se explica por un solo factor, por el contrario, la corrupción
tiene diferentes formas y aparece de manera diversa en el escenario social, político y
económico. Una de las tantas consecuencias de la corrupción es la afectación en el acceso a
servicios públicos básicos del ser humano, como la educación, salud o justicia, hasta los
grandes desvíos de fondos públicos: es claro que la corrupción afecta a la economía del país
y a la economía doméstica de los ciudadanos.
La corrupción va más lejos del delito, los hechos dolorosos, dañosos y culposos, que
según la normativa del Estado se consideran como delitos, que afectan no solo a intereses
particulares o de grupos, sino de toda la sociedad en general, que de manera sumisa debe
ver como los actos de corrupción, imposibilitan atender a la población marginada, de bajo
desarrollo y con altos niveles de inseguridad, que incluso pone en riesgo la supervivencia del
Estado. Es triste la experiencia del país, al ver una serie de actos de corrupción donde están
involucrados penosamente presidentes de la República y altas autoridades del gobierno, que
ponen en riesgo el sistema jurídico, administrativo y las normas morales, éticas.
La Comisión tramitó 5.430 denuncias ciudadanas, desde enero del 2000 a julio de
2008, de las cuales luego del proceso técnico de admisión e investigación, se determinó
indicios de responsabilidades penales, civiles o administrativas, respecto de 462 casos, los
En el Informe de Labores 2015 del ex Fiscal del Estado, Galo Chiriboga, presentado a
la Asamblea Nacional el 21 de enero de 2016 y posteriormente en la audiencia pública de
rendición de cuentas de la Fiscalía General del Estado, realizada en la ciudad de Machala el
16 de marzo de 2016, Chiriboga, indicó que entre el 2005 y 2015, la Fiscalía registró 1.239
informes con indicios de responsabilidad penal remitidos por Contraloría General del Estado.
De esos, 834 se encuentran en procesos judiciales y representan un perjuicio económico para
Estado en más de 80 millones de dólares. En la audiencia pública de rendición de cuentas de
la Fiscalía General del Estado, realizado en la ciudad de Quito el 08 de mayo de 2017, el ex
Fiscal destacó que durante su gestión (2011-2017) se lograron 252 sentencias por delitos de
corrupción y otros 110 casos están llamados a juicio. Por el delito de lavado de activos, se
sentenciaron 32 casos.
Se puede evidenciar que los casos de corrupción emblemáticos en los últimos 20 años,
la corrupción ha estado presente en el ámbito del Estado central, sin embargo, hay algunos
casos que se han suscitado en el ámbito local, especialmente en la Región de la Costa
ecuatoriana, cuestión que llega a ser tan visible por los montos y la transparencia. Información
que se confirma con los resultados del estudio realizado por el Barómetro de las Américas
Una mirada hacia 10 años de estudios sobre opinión pública en Ecuador (2004 – 2014), en el
que se revela que la costa urbana es la región en la que se reportaron más víctimas de
corrupción.
Para luchar en contra de estas estadísticas algunos países ya han puesto manos a la
obra, pues no basta con realizar ajustes técnicos a leyes específicas contra la corrupción. Se
necesita implementar con urgencia reformas sistémicas profundas que puedan contrarrestar
el creciente desequilibrio de poder y riqueza, empoderando a los ciudadanos y a los
funcionarios públicos para que pongan freno a la impunidad generalizada por la corrupción,
exijan que los poderosos rindan cuentas y realmente tengan voz en las decisiones que afectan
su vida diaria. Los canales de denuncia de actos de corrupción deben ser seguros y ofrecer
protecciones a los denunciantes
El 2020 fue un año muy particular para la corrupción debido a la pandemia de COVID-
19, que provocó una crisis sanitaria y económica en todos los países. Según el reporte, la
mayoría de los países evaluados no tiene avances en la lucha contra la corrupción y más de
dos tercios puntúan debajo de 50.
La pandemia del Covid-19 ha arruinado las economías de casi todos los países del
mundo, ha desnudado la precariedad de los sistemas de salud, de la seguridad social y ha
golpeado la económico-social, diremos que en nuestro país Ecuador, la pandemia de la
corrupción ha sido aún más grave, autoridades que se supone que son las encargadas de
administrar y vigilar nuestros dineros, sencillamente se robaron y no han tenido ni un poco de
remordimiento por los momentos de tragedia que está pasando el país.
La lista es larga y los ciudadanos esperan que los órganos de control y la Justicia, den
resultados concretos para que se recupere lo robado y se castiguen a quienes han perjudicado
al pueblo ecuatoriano. Además, todavía está pendiente los negociados de la compañía
brasileña Odebrecht; los proyectos Coca Codo Sincler, Hidroeléctrica San Francisco,
Manduriacu, Toachi-Pilatón; Caso Singue, Poliducto Pascuales-Cuenca, El Aromo- Refinaría
del Pacífico, Refinería de Esmeraldas, Petrochina, Seguros Sucre, entre otros que
prácticamente han quedado en el olvido.
Pero también de los votantes que, pese a las evidencias, siguen votando por corruptos;
y de quienes, viendo el ritmo de vida de algunos, evidentemente no pagable con los salarios
oficiales, siguen admitiendo a los corruptos notorios en sus círculos, en sus clubes, siguen
yendo a sus fiestas a beber güisqui marca coima, o ron pagado con el dinero público. La
indignación que se comienza a percibir, este hastío, este rumor de hasta aquí, ni un corrupto
más, antes que desalentarnos nos debe esperanzar.