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Meta de Comprensión: Reconocerán las características de la globalización económica y política en el mundo contemporáneo y las
tensiones que ha generado en las Comunidades nacionales.
DBA 5: Analiza la globalización como un proceso que redefine el concepto de territorio, las dinámicas de los mercados, las
gobernanzas nacionales y las identidades locales.
DESARROLLO Y SUBDESARROLLO
Nos hallamos inmersos en una sociedad llena de contrastes. El primero de ellos es el existente entre los países más
ricos (desarrollados) y los más pobres (en desarrollo). Mientras en los primeros se vive derrochando una buena parte
de los recursos, muchos de los segundos se hallan en la más completa miseria. Hay, además, otros muchos rasgos que
caracterizan la forma de vida actual. A pesar de todos los avances científicos y tecnológicos siguen persistiendo las
desigualdades sociales, la violencia, las guerras, la destrucción del medio ambiente, etcétera. Vivimos en una sociedad
violenta. Se considera, entre otras causas, que el cine, la televisión y otros medios de comunicación participan en esta
propaganda de la hostilidad hacia los demás. Se citan también otras razones como los problemas socioambientales
propios de las sociedades modernas: la masificación, la contaminación acústica y atmosférica, la frustración de una
buena parte de la juventud… La agresividad se ha convertido en un elemento que se valora especialmente en los juegos
de ocio (videojuegos). Han aumentado la violencia doméstica, el maltrato infantil y, por supuesto, los conflictos bélicos.
¿Es posible acabar con esta situación? Con este propósito, han surgido movimientos sociales que intentan solucionar
estos problemas y conseguir un cambio en la sociedad: movimiento sindical, feminista, ecologista, pacifista, antiglobalización,
etcétera.
UN MUNDO DE DESIGUALDADES
Las tremendas diferencias de carácter social y económico entre los países dividen a estos en dos grandes grupos:
desarrollados y en desarrollo (antes llamados, “países subdesarrollados”). Existe otro grupo (antes llamados “países en
vías de desarrollo”) que posee características de los dos anteriores: acceso a los servicios básicos y cierto grado de
industrialización junto a grandes bolsas de Es significativo el hecho
de que la mayor parte de la población mundial habita en los
segundos. Puede servirte como referencia este dato: solo una de
cada cinco personas habita en las naciones desarrolladas.
PAÍSES DESARROLLADOS
En las décadas pasadas se utilizaba la renta por habitante de un país para medir su grado de riqueza y desarrollo. Esta
variable, sin embargo, no reflejaba la desigualdad en el reparto de la riqueza. Así, por ejemplo, lugares como Brunei o
los Estados del golfo Pérsico, ricos en petróleo y poco poblados, aparecían siempre con rentas per cápita muy altas
cuando, en realidad, la riqueza se acumulaba en unas poquísimas manos y la gran mayoría de la población permanecía
en la pobreza. De lo anterior se puede concluir que para evaluar el desarrollo de un país no basta con considerar solo
variables económicas. Un país puede tener una producción y unos ingresos elevados, pero los beneficios pueden no
repartirse equitativamente entre la población. Desde hace una veintena de años, aproximadamente, la ONU viene
elaborando cada año el denominado Índice de Desarrollo Humano (IDH), que, además de los ingresos medios por
habitante, contempla varios aspectos sociales para evaluar el nivel de desarrollo de un país, tales como la alfabetización
de la población, el acceso a la sanidad, la esperanza de vida al nacer o la igualdad entre hombres y mujeres, entre otros.
Desde los años ochenta han aumentado su desarrollo bastantes países, sobre todo los situados en valores medios del
IDH. Por ejemplo, ha habido mejoras significativas en China e India; en los Estados musulmanes mediterráneos, como
Túnez, Siria, Egipto y Marruecos; y en países de moderna industrialización, como Singapur, Corea, Malaysia e Indonesia.
Durante la década de 1980 y comienzos de la siguiente, se creía que las ayudas a los países más pobres, ofrecidas por
diversos organismos e instituciones internacionales, así como por los países desarrollados, servirían para impulsar su
crecimiento económico y de esta manera ir mejorando su nivel de vida. Sin embargo, en 54 países, situados
mayoritariamente en el África subsahariana, pero también en Iberoamérica, Asia central y meridional y en la Europa
del este, se ha registrado un descenso de sus ingresos medios y han aumentado las desigualdades internas al aparecer
auténticas bolsas de miseria. Lejos de acortar sus distancias con los países más ricos, en muchos de estas naciones se
ha abierto una brecha creciente difícil de cerrar.
· Más de 1.200 millones de personas viven con menos de un dólar al día y 2.800 millones con menos de dos dólares. ·
Un 1% de la población mundial, es decir, unos 60 millones de personas, acumulan una riqueza comparable a la de los
2.800 millones más pobres. · Casi 800 millones de personas sufren hambre crónica. Cada 4 segundos muere una
persona de hambre en el mundo. · 1.160 millones de personas no tienen acceso al agua potable, ni 2.300 millones a
saneamientos adecuados. 12 millones de niños menores de cinco años mueren anualmente por causas que se pueden
evitar o curar. · Más de 40 millones de personas padecen la enfermedad del SIDA. Más de 14 millones de niños han
perdido a uno o a ambos padres por la enfermedad.
Fíjate en los siguientes datos proporcionados por el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo). Se trata
de una comprobación del índice de desarrollo humano (IDH) en los países, a nivel mundial. Para su elaboración, se
estudian tres aspectos: 1 Esperanza de vida de la población. 2 Índice de alfabetización. 3 Renta per cápita.
El resultado es el siguiente, en el que destacamos sólo los 10 primeros países con mayor y menor IDH. Datos de 2005
(publicado en 2012).
REALIZA LAS LECTURAS Y CONTESTA LAS PREGUNTAS…
LA PARÁBOLA DEL AGUA
Nuestra historia se desarrolla en una tierra muy árida. Terriblemente seca, parecida a un desierto. Sus habitantes
padecían una gran escasez de agua, y naturalmente tenían sed de agua. Pasaban muchas horas del día buscándola, e
incluso muchos morían de sed porque no la encontraban. No obstante, algunas gentes con mucha suerte habían
encontrado agua. Era como encontrar un oasis en el desierto. Pero en lugar de repartirla, la almacenaban avaramente.
Por esto la gente comenzó a llamarlos los agua-tenientes. Un día el Pueblo fue a donde los agua-tenientes para
pedirles un poco de agua, con el fin de calmar su sed. Pero los agua-tenientes respondieron al Pueblo bruscamente:
¡Váyanse de aquí, ignorantes! ¿Cómo les vamos a dar de nuestra agua? ¿Acaso quieren que nos muramos de sed?
Como los agua-tenientes eran gente muy hábil y astuta, organizaron al Pueblo para que les sirviera. A unos los pusieron a
buscar más agua, a otros a trabajar en los manantiales y a otros a cargarla y descargarla en un gran depósito que se
llamó Mercado.
Con el fin de estimular al Pueblo, los agua-tenientes les dijeron: ¡Escuchen! Por cada balde de agua que nos traigan, les
pagaremos un peso. Y si ustedes necesitan, nosotros les podemos vender con mucho gusto, pero a dos pesos cada
balde. La diferencia será nuestra ganancia y nos servirá para pagarles a ustedes su trabajo. Como el Pueblo tenía que
llevar dos baldes de agua para poder comprar uno solo, los agua-tenientes tenían cada vez más agua, y el Pueblo en
cambio, cada vez, compraba menos agua. Con este sistema, el depósito se llenó pronto. Naturalmente como los agua-
tenientes eran la minoría, consumían poco agua. Y el Pueblo, que era la mayoría, no tenía plata suficiente para consumir
mucha agua. Entonces los agua-tenientes no le pudieron dar más trabajo al Pueblo y les dijeron: No traigan más agua.
¿No ven que el depósito se está derramando? Esperen... tengan paciencia. Entonces, claro, vino el desempleo general:
como el Pueblo no podía traer más agua, no podía recibir ningún sueldo. Y sin plata no podían comprar ni siquiera un
poco de agua. Comenzó entonces la sed, y no sabían qué hacer. No hay trabajo, no hay plata, no hay agua...
Los agua-tenientes, viendo que no vendían nada de agua resolvieron recurrir a la publicidad y a la propaganda,
utilizaron la radio, la televisión, los grandes periódicos, los carteles murales, etc., toda la propaganda invitaba al
pueblo a consumir agua y a aceptar los malos tiempos sin desesperarse. Por todas partes y a todas horas el Pueblo
comenzó a oír y a ver la propaganda que decía: "Tome agua, tome más agua, consuma agua...".
Pero el Pueblo no podía consumir agua porque no tenía trabajo y por tanto, no tenían plata y sin plata no podían
comprar agua y sin agua estaban en peligro de morir de sed. Si nos dieran trabajo, decía el Pueblo, podríamos comprar
agua y si dueños no tendrían necesidad d gastar tanta plata en propaganda. Los agua-tenientes, terriblemente
preocupados, dijeron: estamos en una crisis económica. ¿Cómo es posible que nuestras propias ganancias sean las que
nos están impidiendo gana más? ¿Cómo es posible que nuestras propias ganancias nos vayan a empobrecer? Tenemos
que hacer algo. Por otro lado el Pueblo, comenzaba a quejarse. Se sentía un malestar general, parecía el comienzo de
algo importante. Muchos gritaban: Por favor, dennos algo de agua porque nuestros hijos se están muriendo de sed.
Pero los agua-tenientes respon•dían altaneramente: No, no, de ninguna manera; el agua es nuestra, e propiedad
privada. Si ustedes no I; compran, no podrán bebería. Allá ustedes. Negocio es negocio.
1. Compara el mensaje del texto con la realidad, e indica situaciones concretas en las que se percibe esa analogía
texto-realidad. Diferenciando claramente cuales son políticas y cuales económicas.
2. A tu modo de ver ¿Cómo termina la parábola del agua? Redacta un breve escrito al respecto