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La «regla de oro» se haya también en la tradición judía.

En la Menorah (lámpara) situada


delante del parlamento de Israel en Jerusalén se narra con imágenes la historia de Rabbi
Shammai y Rabbi Hillel. Se cuenta que un pagano interesado por el judaísmo se acerca a
Shammai y le dice que se hará prosélito si éste le logra enseñar toda la Ley mientras se
mantiene sobre un solo pie. Shammai le rechaza. Hecha la misma petición a Hillel, éste,
sobre un pie, le dice: «no hagas a tu vecino lo que no quieres que te hagan a ti, todo lo
demás es comentario. Vete y apréndelo» (Talmud de Babilonia, Shabb. 31a).

Atis, dios frigio, compañero de Cibeles, madre de los dioses, era un dios venerado en
Galacia, como muestran las monedas. Según Ovidio, Atis era un joven tan hermoso que
había merecido que Cibeles lo amase con un amor casto. La diosa decidió ligarlo a ella para
siempre, y hacerlo el guardián de su templo, si bien puso por condición que se mantuviese
virgen; pero Atis fue incapaz de resistir a la pasión que por él sintió la ninfa Sagaritis
(quizás una referencia al río Sangario de la región gálata). Cibeles, enojada, derribó un
árbol con cuya vida estaba ligada la de la ninfa, y volvió loco a Atis. Éste, en una crisis
violenta, se castró [Pierre Grimal (1989). Diccionario de mitología griega y romana.
Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica]. Quizás la castración, y el conflicto entre esclavitud y
libertad, en Gal 5:12, aluda a este mito.

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