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CRISTIANISMO I
INTRODUCCIÓN:
JUSTIFICACIÓN: Ecl. 1:9-10
“La infancia gusta de oír la historia, la juventud de hacerla y la vejez de contarla”.
José de la Luz y Caballero.
Hoy en día no respetamos suficientemente el valor del estudio de la historia. Vivimos bajo el
dominio de la ciencia, y el científico no necesita haber estudiado la historia de su ciencia para
llegar a ser un experto en ella, de tal manera que es posible progresar en la ciencia sin haber
entendido previamente la historia. Pero esto no es posible en la filosofía o la teología.
Hasta hace una o dos generaciones los hombres siempre miraban el pasado como un gran
tesoro de sabiduría y conocimiento, pero el éxito de la ciencia moderna y los métodos
científicos han provocado una nueva actitud hacia el pasado. El pasado es nuestra fuente de
información vital. Los escritos de los grandes pensadores del pasado están repletos de
instrucción y advertencias para nosotros; ignorar su sabiduría es abrir la puerta a la
superstición y a la presunción.
1. tenemos raíces: no partimos de cero. Toda colectividad, y todo individuo, que pierde
sus raíces está en trance de perder su identidad.
2. la historia nos brinda una lección de humildad.
3. la historia de la iglesia ayuda a comprender muchos problemas teológicos.
4. la historia de la iglesia ayuda a entender ciertas realidades sociales y eclesiásticas.
5. la historia de la iglesia puede convertirse en una fuente de consolación.
J. GRAU.
1
En la iglesia primitiva empezaron a desarrollarse nuevas formas del pensamiento humano
acerca de Jesús, que fueron rechazadas por la iglesia como insatisfactorias. En una palabra,
eran “heréticas”.
La palabra Hairesis, “herejía”, se deriva del verbo que en su forma media significa
“escoger”, y de esta manera viene a ser utilizada para calificar a aquellos que siguen una
opinión particular. Como la utiliza el libro de Hechos 5:17, 15:5, sin tener la connotación
despectiva que tiene hoy día. Pero más adelante, la iglesia como tal, siguió el consejo dado
por Pablo de evitar los “partidos” dentro de la unidad de un sólo cuerpo, ya que Cristo no
está dividido (1 Co.1:13). La fe de la iglesia era una, y el espíritu sectario no debía ser
tolerado. La amenaza de conflicto interno es uno de los obstáculos más serios para que la
predicación del evangelio en el mundo tenga éxito, y la iglesia primitiva pronto descubrió su
necesidad de presentar un frente unido en su entorno hostil. “No llamemos invenciones a lo
que no son sino imitaciones”.
OBJETIVO:
Análisis crítico de la historia del cristianismo desde el siglo I hasta el siglo V, desde los
tiempos de Jesucristo, pasando por la iglesia primitiva de Jerusalén y el primer concilio
realizado entre la iglesia apostólica, la iglesia perseguida o la época de los mártires, la iglesia
imperial o el gobierno de Constantino para terminar conociendo algunos personajes dentro de
la historia conocidos como los gigantes de la fe.
Antes de continuar adelante es necesario considerar los sucesos acaecidos durante los 400 años
transcurridos entre Malaquías, el último de los profetas del Antiguo Testamento, y el nacimiento
de Cristo, pues las Escrituras dejan un vacío histórico en este lapso de tiempo, debido a que no
registran ningún libro inspirado, por lo cual se conoce este periodo como "los 400 años de
silencio". Esta consideración es muy importante para comprender la situación y los evidentes
cambios sociales que se aprecian a primera vista al adentrarnos en el Nuevo Testamento, con
relación a la época de Esdras, Nehemías y Ester.
Estos sucesos, en lo que atañen al Judaismo en Palestina, son esencialmente de tipo político.
LOS MACABEOS
Con este nombre se conoce el movimiento independentista judío encabezado por el sacerdote
Matatías y sus hijos (también conocidos como "Dinastía Asmonea"), que se opuso al dominio
y la imposición cultural del reino Seleúcida bajo el gobierno de Antíoco IV Epífanes.
Este movimiento fue liderado inicialmente por el sacerdote Matatías y continuado por
sus hijos Judas, Jonatán y Simeón, en este orden.
Bajo el mando de este último, se logró un corto y relativo periodo de independencia y paz y el
pueblo judío concedió a los Macabeos y a sus descendientes el gobierno hereditario de la región
y posteriormente el Sumo Sacerdocio que correspondía legítimamente a los descendientes de
Aarón. A partir de Simeón, sus sucesores empezaron a desvirtuar la motivación religiosa inicial
del movimiento y se mostraron más dispuestos a amoldarse a las tendencias culturales griegas o
helénicas que, precisamente, habían suscitado el levantamiento de este movimiento. De cualquier
manera, Los Macabeos dieron un nuevo y renovado impulso al movimiento mesiánico
entre los judíos alentándolos a afirmar la esperanza de un libertador.
LA CONQUISTA DEL IMPERIO ROMANO
Habiendo obtenido una relativa independencia, los Macabeos se trenzaron en luchas intestinas
por el poder civil y religioso que los debilitaron y no les permitieron percatarse del nuevo peligro
que se cernía sobre ellos representado en el poderoso Imperio Romano, que ya venía
sobrepujando, por lo menos en lo político y militar, al Imperio Helénico o Griego. Así
estaban las cosas cuando fueron sorprendidos en el año 63 a.C. por el general romano
Pompeyo, que conquistó el país sin hallar ninguna resistencia que probablemente, aún en
la plenitud de sus fuerzas, hubiera sido inútil contra el que se ha llegado a considerar el más
grande poder militar de la historia antigua.
Este nuevo dominio extranjero contra el cual poco podían hacer, fue el que imprimió el
empuje final al anhelo mesiánico al cual se ha hecho referencia anteriormente. A pesar de lo
vergonzoso que podía llegar a ser el dominio romano para los judíos, también es cierto que
proveyó un ambiente político ideal para la expansión del cristianismo, pues los romanos
eran expertos en el arte de gobernar con un apoyo invaluable en su estructura y capacidad militar
de modo que prácticamente no existían fronteras entre los diversos territorios subyugados. El ser
ciudadano romano permitía el libre tránsito entre todos los pueblos mediterráneos
garantizando al mismo tiempo la protección de la ley en cualquier lugar. Este ambiente
favorable fue el que se denominó "La Pax Romana". Por otra parte, los romanos mostraban
cierta tolerancia religiosa al amparo de la cual los judíos pudieron continuar sus prácticas
tradicionales sin ser molestados en gran manera y al surgir el cristianismo, los romanos
pensaban en él como otra secta del judaísmo por lo cual le dieron inicialmente el mismo
trato que a éste.
LOS SADUCEOS
Era el partido sacerdotal y aristocrático del judaísmo. Sus doctrinas fueron opuestas a las de los
fariseos. Se cree que su nombre proviene del Sumo Sacerdote Sadoc, Aceptaban sólo el
Pentateuco como inspirado por Dios y esto, unido al hecho de ser sacerdotes, fue la causa
de que su interpretación de la Ley girara alrededor de la ley ritual y del mantenimiento
del culto en el Templo.
LOS ZELOTES
Palabra proveniente del griego que significaba "celoso". La voz hebrea "cananita" tenía el
mismo significado. Este era un movimiento subversivo de corte político-religioso cuyo origen
parece ser la insurrección de Judas el Galileo contra los romanos en el año 6 d.C. (Hc.
5:37).
LOS ESENIOS
La Biblia no hace referencia a esta secta, pero fuentes históricas confiables como Josefo, Filón y
Plinio el Mayor nos han dejado evidencias de la existencia de esta comunidad que ha tomado
gran importancia en nuestro siglo debido al descubrimiento de Los Rollos del Mar Muerto en
las cuevas de Qumrán, hallazgo cuya autoría se ha atribuido a este grupo.
LOS HERODIANOS
Nombrados en los evangelios (Mt. 22:16; Mr. 3:6; 12:13), no se sabe con certeza acerca de
su carácter y doctrina. Se supone que se trataba de un movimiento político judío que simpatizaba
especialmente con la casa de Herodes (Antipas) por encima de los procuradores romanos,
quizá con la esperanza del restablecimiento del reino davídico.
EL SANEDRIN
Del vocablo griego "synedrion" que significaba "un conjunto sentado". Sanedrín fue el
nombre dado al concilio o consejo judío establecido en los últimos 2 siglos a.C. y activo
hasta el 70 d.C. Era un cuerpo de la aristocracia sacerdotal y de la nobleza, compuesto por 71
miembros, con sede en Jerusalén. Trabajaba bajo la dirección del Sumo Sacerdote y tenía
funciones legislativas, ejecutivas y judiciales. Su autoridad variaba según el régimen político.
Durante la época romana (63 a.C. - 70 d.C.), especialmente bajo los procuradores, este cuerpo
era prácticamente la última autoridad en Judea. Presidido por el Sumo sacerdote, estaba
conformado en su mayoría por los saduceos con una menor participación de escribas
eruditos de entre los fariseos y otro porcentaje menor de miembros laicos nobles. Los
rabinos atribuían su origen a Moisés (Nm. 11:16). Este tribunal fue el que dictó la sentencia de
muerte de Jesucristo que fue confirmada después por el procurador Poncio Pilatos.
- Arquelao era hijo del anterior y a la muerte de su padre y consecuente división de su territorio
entre sus hijos, fue confirmado por Roma para gobernar Judea. Fue semejante a su padre
en sus actos de crueldad (Mt. 2:22).
- Herodes Antipas, también hijo de Herodes El Grande, le correspondió el gobierno de las
provincias de Galilea y Perea. Su reinado coincidió con el ministerio de Jesucristo en Galilea.
Es mencionado repetidamente en los evangelios. Jesucristo se refirió a él en un tono de
desprecio (Lc. 13:32). Fue el responsable de la encarcelación y ejecución de Juan El Bautista
(Mr. 6:17-29) y a él fue remitido Jesucristo por Pilatos para su juicio (Lc. 23:6-7).
- Herodes Agripa I, sobrino del anterior, llegó a gobernar un territorio casi tan extenso
como el de su abuelo Herodes El Grande (Judea, Samaria, Galilea, Perea, Idumea,
entre otros). Ordenó la muerte de Jacobo el hermano de Juan y posteriormente la encarcelación
de Pedro (Hc. 12:1-5). Su muerte es relatada por Lucas en Hechos 12:20-23.
EL MOVIMIENTO MESIANICO
A pesar de la diversidad de sectas dentro del judaísmo, existían dos elementos comunes a todas
ellas como son:
EL MONOTEISMO ETICO
El monoteísmo ético sostenía que hay un sólo Dios y que este Dios requiere, aún más que el
culto apropiado, la justicia entre los seres humanos. Las diversas sectas podían estar en
desacuerdo respecto de lo que esa justicia quería decir en términos concretos. Pero en cuanto a
la necesidad de honrar al Dios único con la vida toda, todos concordaban.
LA ESPERANZA ESCATOLOGICA
Todos los partidos del judaísmo también coincidían en su creencia firme de que llegaría
el día cuando Dios intervendría en la historia para restaurar a Israel y cumplir sus
promesas de un reino de paz y justicia. Algunos pensaban que su deber estaba en acelerar la
llegada de ese día recurriendo a las armas (los Zelotes). Las otras facciones creían que la manera
de apresurar esta intervención era practicando la justicia, según el concepto que cada una de ellas
tenía de ésta. Y precisamente era este concepto el que condicionaba la idea que cada una de
ellas tenía del Mesías. Estas ideas eran esencialmente 4 a saber:
EL PROFETA
Para muchos de los judíos el Mesías era un profeta. Los discípulos de Juan El Bautista que
llegaron a creer que él era el Mesías sostenían este punto de vista.
EL SACERDOTE
Esta idea surgió con la figura de Judas Macabeo, de ascendencia aarónica, toda vez que su padre
Matatías era sacerdote. Los saduceos defendían esta concepción que era por demás favorable a
su condición. Según ellos el Mesías debía ser de origen levítico-sacerdotal.
EL ANGEL
Esta es la tendencia de carácter mesiánico sobrenatural. Para ellos la intervención
vendría del cielo. El Mesías era pre-existente y de carácter sobrehumano. Los que se
adherían a este concepto evocaban la imagen del ángel libertador en la noche de la salida o
éxodo de Egipto.
EL REY
Este era el Mesías ideal de los Zelotes. Un caudillo militar que los libertaría del dominio gentil y
los pondría a la cabeza de todos los pueblos de la tierra.
1.1.2. EL JUDAISMO DE LA DISPERSION
La Sinagoga en reemplazo del Templo y El Escriba o Doctor de la Ley (Esdras 7:12) en
lugar del sacerdote. También las labores usuales de los judíos cambian durante este periodo de
las labores agrícolas (pastoreo, ganadería, agricultura) al comercio.
En relación con el judaísmo de la dispersión, existen otros factores de tipo cultural que
influyeron notablemente en él y que estudiaremos más en detalle a continuación:
ANTECEDENTES CULTURALES
LA LENGUA FRANCA
A pesar de ser una consecuencia de lo anterior, este punto amerita ser tratado aparte, ya que
hasta la fecha no se ha encontrado un idioma tan rico y con tantos matices como el "griego
koiné" o griego común. Esto representó una ventaja para el cristianismo pues colocó las
Sagradas Escrituras al alcance de todos por medio de La Septuaginta, versión en griego
del Antiguo Testamento, traducida del hebreo por los judíos helenistas de Alejandría.
LA FILOSOFIA GRIEGA
Debido a que los judíos de la Dispersión se veían obligados a defender su fe a cada paso frente a
aquellas gentes de cultura helenista para quienes la fe de Israel resultaba ridícula, anticuada o
ininteligible; éstos se vieron en la necesidad de adoptar la lógica de la filosofía
griega para tratar de demostrar la compatibilidad entre ésta y la revelación bíblica. El
principal representante de esta tendencia fue el filósofo judío Filón, en Alejandría.
EL MUNDO GRECOROMANO
Aunque ya ha quedado esbozada una visión panorámica del mundo grecoromano en los
aspectos político y cultural, existen otros factores de carácter religioso a saber:
ANTECEDENTES RELIGIOSOS
El imperio procuraba fomentar la unidad en sus dominios por medio de la uniformidad religiosa
que se lograba mediante el sincretismo y el culto al emperador.
EL SINCRETISMO
El sincretismo no es otra cosa que la mezcla indiscriminada de religiones; fue impulsado por
Roma como lo evidencia el Panteón romano ("templo de todos los dioses") donde hallaban
cabida los dioses provenientes de las más diversas regiones. El sincretismo era la moda
religiosa de la época y obedecía a motivaciones políticas más que religiosas, pues estaba muy
lejos de satisfacer las necesidades espirituales de los corazones nobles y sencillos, de
modo que lo único que logró en el campo religioso, fue hacer patente la gran deficiencia
espiritual tanto de las mitologías griega y romana como de las "religiones de misterio".1
EL CULTO AL EMPERADOR
En este culto lo único que se pretendía era conferir un carácter religioso a la lealtad política, de
modo que quien se negaba a rendir este culto era visto como traidor al estado.
1
Religiones antiguas, propias de cada región, cuyos dioses tenían un carácter más personal y cuyas doctrinas se basaban
en supuestos mitos o misterios acerca del origen del mundo o de la historia del dios en cuestión.
conocer la verdad con sinceridad de corazón. Esta es la causa por la cual encontramos que
las sinagogas del judaísmo de la Dispersión abrian sus puertas a dos categorías de gentiles
conocidos en el Nuevo Testamento como prosélitos (Hc. 13:43) y devotos o temerosos de
Dios (Hc. 10:2; 13:16; 18:7).
CUESTIONARIO DE REPASO
1. De donde proviene el nombre "judío" y en que se diferencia el judío del N.T. del
hebreo o israelita del A.T.?
2. Cuales son los tres elementos religiosos principales en la vida del judaísmo?
3. Con que nombre se conoce el periodo comprendido entre el final del A.T. y el inicio del
N.T. y por qué?
4. Cales son los antecedentes políticos del Cristianismo?
5. Que imperio sucedió al Medo-persa y bajo la dirección de qué rey?
6. Cual fue la causa de la aparición de Los Macabeos?
7. Que imperio desplazó a los griegos y que aspectos de ese imperio representaron ventajas
para la expansión del Cristianismo?
8. Cuales eran las principales sectas del judaísmo y cual de ellas tenía la doctrina correcta?
9. Cual fue la secta que sobrevivió a la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C.?
10. Cual era la secta que controlaba El Sanedrín?
11. En que puntos se oponía la doctrina de los Saduceos a la de los Fariseos?
12. De donde proviene el término sicario?
13. Cual era la secta de carácter ascético y a que debe su importancia?
14. Que funciones ejercía El Sanedrín y quién lo presidía?
15. Mencione los miembros de la Dinastía Idumea que tienen relevancia en el N.T., para la
historia del Cristianismo.
16. Cuales eran los dos elementos comunes a todas las sectas del judaísmo?
17. Cuales eran las 4 formas clásicas en que los judíos concebían al Mesías?
18. Cuales fueron las causas de la aparición de la Sinagoga y el Escriba o doctor de La
Ley?
19. Qué es el Helenismo
20. Por que medios el Imperio Romano fomentaba la uniformidad religiosa en su territorio?
21. Que nombre recibían los gentiles que mostraban interés en la religión judía y asistían a la
sinagoga?
2 LA IGLESIA APOSTOLICA
IGLESIA Etimología: Jesús se refirió solo en dos ocasiones a la iglesia (Mt 16.18; 18.17).
La palabra iglesia se deriva del sustantivo griego ekklesía (de ek-kaleo que significa llamar
fuera), una asamblea pública, generalmente de orden político (de polís que significa
ciudad), convocada por un heraldo oficial. En el Nuevo Testamento, en singular, iglesia se
refiere a alguna congregación local y específica (Hch 11.22; 13.1), pero a veces también a
varias congregaciones (Gl 1.13; Hch 9.31), aunque hay poca distinción entre el singular y el
plural (cf. 1 Co 10.32; 11.16; Gl 1.13, 22).
PERSECUCION RELIGIOSA
Esta es la persecución propiciada por el Sanedrín que ya hemos tratado en el punto anterior.
Bajo esta persecución cae Esteban, el primer mártir cristiano y es debido a ella que el
evangelio empieza a expandirse más allá de las fronteras de Judea. Los judíos de la
Dispersión también fomentaron este tipo de persecución en todos los lugares a donde llegaban
los misioneros cristianos, como se puede notar en los viajes de Pablo, quien también fue, en su
condición de fariseo inconverso, instrumento de esta misma persecución. Los judíos
solamente estuvieron en condiciones de perseguir a los cristianos hasta el 70 d.C. A partir de este
momento algunos "cristianos" comienzan equivocadamente a incubar un sentimiento antisemita,
que terminó desembocando en el "holocausto" de los nazis en el cual perdieron la vida cerca de
seis millones de judíos.
PERSECUCION POLITICA
Es la persecución originada por las autoridades seculares, en este caso romanas. La primera
de ellas se dio bajo el gobierno de Herodes Agripa I, quien probablemente para complacer a la
dirigencia judía e inclusive por instigación de ella, procedió a perseguir a los cristianos en
Jerusalén dando muerte a Jacobo, hermano de Juan y encarcelando a Pedro, quien escapó
milagrosamente (Hc. 12). Posteriormente esta persecución también trasciende las fronteras de
Judea produciendo un gran número de mártires bajo la dirección de los propios emperadores del
imperio.
2.1.2. DOCTRINA
Al principio, la teología o creencia de la Iglesia era simple. La doctrina sistemática fue
desarrollada más tarde por Pablo. De cualquier modo, hay tres puntos que resaltan de manera
prominente en la predicación de los apóstoles y que son considerados esenciales:
- Jesús de Nazaret era El Mesías, el Cristo largamente esperado por Israel a quien cada
miembro de la iglesia debía demostrar lealtad personal, reverencia y obediencia.
- El segundo punto era la Resurrección de Jesús, es decir que después de haber sido
crucificado, había resucitado de entre los muertos para vivir como la cabeza de su iglesia y no
morir jamás.
- En tercer lugar encontramos la segunda venida de Cristo, es decir que aquel que había
ascendido a los cielos, a su tiempo volvería a la tierra y reinaría sobre su iglesia.
2.1.3. DIRIGENTES
En una iglesia comparativamente pequeña en número, todos en una ciudad, todos de una raza,
todos absolutamente obedientes a la voluntad de su Señor ascendido y todos en comunión con el
Espíritu de Dios, poco gobierno era necesario. Este gobierno era administrado por los doce
apóstoles, quienes actuaban como un cuerpo, siendo Pedro su portavoz. A pesar de lo anterior,
sobresale en la narración de los Hechos los nombres de Pedro y Juan, pero ésto no obedece a
que hubieran sido formalmente constituidos como dirigentes por sobre los demás, sino que Pedro
tenía un don natural de liderazgo que le hizo destacarse desde un comienzo por encima de los
otros apóstoles. Fue esta circunstancia la que lo lleva a asumir la voceria y el liderazgo de la
iglesia de Jerusalén del mismo modo que Juan había llegado a esta misma condición debido a su
carácter místico. Pablo menciona que ellos dos, junto con Jacobo, "eran considerados como
columnas" (Gal. 2:9). Además de estos; Jacobo, el hermano del Señor (Gal. 1:19) también
gozaba de gran autoridad. Aunque Jacobo no era uno de los doce, Jesús se le había
manifestado poco después de la resurrección (1 Cor. 15:7) y se había unido al número de los
discípulos, donde pronto gozó de gran prestigio y autoridad. Según Pablo, él era la tercera
"columna" de la iglesia de Jerusalén (Gal. 2:9) y hay razones para suponer que, en
cierto sentido, estaba por encima de Pedro y Juan (la decisión final en el concilio de
Jerusalén es tomada por él. Hc. 15:19).
Esta decisión también obedecía a un propósito práctico de evitar las sospechas por parte de los
romanos ya que los cristianos se confesaban seguidores de uno que había muerto crucificado por
los romanos y que pertenecía al linaje de David y un movimiento con estas características, tenía
que parecer sospechoso ante los ojos de los romanos. Aún más, tras la muerte de Jacobo el
hermano del Señor, aquella antigua iglesia siguió siendo dirigida por los parientes de Jesús y la
jefatura pasó a Simeón que pertenecía al mismo linaje. Poco tiempo después, alguien acusó a
Simeón como descendiente de David y como cristiano y este nuevo dirigente de la iglesia judía
sufrió el martirio. La mayor parte de los judeo- cristianos vivían en la creencia de que era
perpetua obligación la de observar las prescripciones de la Ley. Después de terminada la
guerra salieron de Pella y se establecieron entre las ruinas de la ciudad, permaneciendo allí
hasta el reinado de Adriano (136 d.C.), fecha en la cual el terreno fue vedado para todos los
judíos como represalia por la rebelión final de "Barcokebas o Bar Kosebá ". Los numerosos
judíos que permanecieron en Decápolis constituyeron una iglesia diferente que sobrevivió hasta
el siglo V. En aquellos lejanos parajes el cristianismo judío entró en contacto con varios otros
grupos que en fechas anteriores habían abandonado el judaísmo ortodoxo y se habían refugiado
más allá del Jordán. Dentro de ellos se destacan los ebionitas y los nazarenos siendo estos
últimos los que más se acercaban a la ortodoxia cristiana. Otros optaron por integrarse totalmente
a la iglesia cristiana gentil y los demás siguieron viviendo como "creyentes secretos" entre los
judíos.
También existían razones prácticas para obrar de esta manera, pues su condición de fariseo lo
investía de autoridad para presidir en la sinagoga, contando de antemano con un auditorio
nutrido entre el cual podía haber algunos prosélitos y devotos de entre los gentiles. Usualmente
la generalidad de los judíos de la sinagoga era reacia a recibir el mensaje del evangelio,
pues a pesar de que algunas veces lo acogían, tan pronto se daban cuenta que Pablo no
hacía distinción entre judíos y gentiles, los celos los impulsaban a oponerle resistencia y
hostilizarlo verbal y físicamente, hasta el punto de que en la mayoría de ocasiones tuvo
que huir para evitar una muerte prematura. La excepción a esta tendencia general la
constituyó la sinagoga de Berea (Hc. 17:10-12). También hubo ocasiones en las cuales Pablo no
tuvo una sinagoga a su disposición como en el caso de Listra (Hc. 14:8-23) y Filipos (Hc. 16:11-
40).
Una vez concluido cada viaje, volvía sobre sus pasos para supervisar su obra, animando
y exhortando a sus "hijos espirituales" para que perseveraran en la fe y siempre que
podía, cuando el itinerario de su viaje se lo permitía, visitaba de nuevo las iglesias
establecidas en anteriores viajes. Esta preocupación también se refleja en las trece epístolas
atribuidas a él, que eran una manera de suplir la incapacidad de acudir prontamente a las
iglesias que tenían algún problema específico que requiriera soluciones inmediatas.
Adicionalmente a los anteriores, existían otras pautas que se repetían durante el ministerio
paulino y aunque no eran de carácter imperativo, no por ello dejan de ser importantes y merecen
considerarse en este estudio:
o VIAJAR EN GRUPO
En este aspecto Pablo siguió la instrucción de marchar de dos en dos, dada por Jesucristo a los
doce apóstoles y al grupo de los setenta; añadiendo en lo posible una persona a su comitiva. Es
así como en el primer viaje le acompañan Bernabé y Juan Marcos. Para el segundo y debido a
las posturas radicales y opuestas de Pablo y Bernabé acerca de las deserción de Juan Marcos en
Perge (Hc. 15:36-40), el grupo se divide y Pablo sale acompañado por Silas (Silvano)
recogiendo en el camino a Timoteo en Listra (Hc. 16:1-3) y a Lucas en Troas. En las pocas
ocasiones en que Pablo marcha solo, lo hace obligado por las circunstancias y no por voluntad
propia (por ejemplo en Atenas y Corinto, en donde se le añaden brevemente hasta Efeso la
pareja de Aquila y Priscila). En todo caso, a partir del segundo viaje, Pablo cuenta con la
compañía incondicional, fiel y casi permanente de Timoteo y Lucas.
o IGLESIA DE JERUSALEN
Aunque no es una iglesia gentil, no se puede desconocer la importancia de la Iglesia de Jerusalén
en esta lista, pues entre las iglesias gentiles, la de Jerusalén fue tenida en gran estima y
reverencia ya que la consideraban "la iglesia madre". Pablo mismo señala la obligación de los
gentiles hacia Jerusalén en Hechos 15:26-27.
o IGLESIA DE EFESO
Fue la iglesia más importante de Asia menor. Pablo pasó uno de los periodos más largos de
su ministerio nómada en esta ciudad (dos años según Hechos 19:10). Desde aquí se propagó el
evangelio a las ciudades más importantes de Asia Menor, entre ellas las "siete iglesias
del Apocalipsis" (Apo. 2-3). La tradición señala que el apóstol Juan ejerció su ministerio en
esta iglesia durante los últimos años de su vida hasta su deportación a la cercana isla de Patmos.
o IGLESIA DE CORINTO
Su importancia radica en que era la "iglesia cosmopolita" de la época, en la cual
confluían todo tipo de personas. Ubicada en la provincia de Acaya (antigua Grecia) contaba
entre sus miembros con griegos cultos, instruidos en la filosofía, las letras y la mitología del
helenismo e igualmente con comerciantes adinerados de todo el mundo conocido, gracias a su
condición de puerto importante en el Mediterráneo.
o IGLESIA DE ROMA
Esta iglesia es notable por su condición de capital del imperio romano. Era la iglesia
imperial. Aunque en sus comienzos su papel fue secundario y pasó desapercibido ante la labor
de iglesias como la de Antioquía de Siria y la de Jerusalén, con el paso del tiempo hizo valer su
posición hasta extremos realmente perjudiciales para la autonomía de todas las demás iglesias
bajo el gobierno del imperio.
o POR PEDRO
Esta controversia debería haber encontrado solución definitiva en la experiencia
anteriormente relatada de Pedro y Cornelio, Pero el orgullo de la raza y las prevenciones de una
época no se dominan fácilmente. Aunque los cristianos de Jerusalén admitieron la
conducta de Pedro en este caso especial, dejaron de extractar de él el principio universal
que implicaba y aún Pedro mismo, como se ve después, no comprendió enteramente lo
que envolvía en cuanto a su propia conducta.
o POR PABLO
Sin embargo, la cuestión había quedado arreglada en una mente mucho más fuerte y lógica que
la de Pedro. Pablo había recibido su evangelio directamente del cielo y en las soledades de
Arabia, en los años inmediatamente siguientes a su conversión, había reflexionado acerca de este
asunto y había llegado a conclusiones mucho más radicales que las que hubieran entrado en las
mentes de cualquiera de los otros apóstoles. A él (fariseo, versado en el conocimiento y la
práctica de la Ley) mucho más que a cualquier otro de ellos, le
había parecido la Ley un yugo de servidumbre; vio que no era más que una rígida
preparación para el cristianismo, no una parte de él. Había en su mente un contraste
profundo entre la miseria y maldición de un estado y el gozo y libertad del otro. Para él,
imponer el yugo de la Ley a los gentiles habría sido destruir el genio mismo del
cristianismo; habría sido la imposición de condiciones para la salvación totalmente
diferentes de lo que él sabía que era la única condición en el evangelio: arrepentimiento
y fe en Jesucristo como el Hijo de Dios. Su epístola a los Gálatas es una emotiva expresión de
este pensamiento.
De todo el cúmulo de tradición que la Iglesia Católico Romana defiende acerca del apóstol
Pedro, lo único que parece ser digno de crédito es el hecho de que para el final de sus días
llegó a Roma y allí murió crucificado - algunos autores dicen que cabeza abajo -lo cual
encuentra eco en Juan 21:18-19.
o PEDRO: Mateo 16:18
No fue nombrado jefe: Mt. 18:1-4.
Se negó a recibir culto: Hch. 10:25-26.
No presidió el primer concilio: (el problema todos los gentiles que se convertían a Jesucristo
debían ser circuncidados y, radicalmente, guardar toda la ley de Moisés). Hch. 15:13-19.
No era el pastor de Roma. Romanos último capítulo.
Pastoreaba judíos: Gal. 2:7-8. 1P. 1:1.
No era infalible: Gal. 2:11.
No es la roca de la fundación: 1 Co.3:11, Ef. 2:20.
San Agustín dijo: “la iglesia no está edificada SUPER PETRUM, que querría decir sobre
la persona de Pedro, sino SUPER PETRAM, que significa lo que Pedro ha dicho, sobre la
confesión de Pedro”. 1 P. 2:4-5.
o FELIPE, EL APÓSTOL Parece que Felipe inspiraba confianza, ya que los GRIEGOS
que habían subido a adorar en la Pascua se dirigieron a él (nótese su nombre griego)
cuando querían ver a Jesús. Felipe buscó el apoyo de su amigo A NDRÉS (el único otro
apóstol de nombre griego) y los dos llevaron los griegos al Señor (Jn 12.20ss). Una
tradición dice que falleció de muerte natural en Hierápolis. Después de visitar Frigia
y Panfilia.
o FELIPE, EL EVANGELISTA: Se menciona por primera vez al nombrarse siete
administradores para la iglesia en Jerusalén (Hch 6.1–9; DIÁCONO). Los candidatos
debían ser de buen testimonio, sabios y llenos del Espíritu Santo para realizar la labor
caritativa. Pero Felipe no se limitó a «servir las mesas» (Hch 6.2). Al ser esparcida la
iglesia madre a raíz del martirio de Esteban y la persecución encabezada por Saulo de
Tarso, Felipe fue a SAMARIA. Allí predicó el evangelio con gran éxito y realizó
milagros que acreditaron el mensaje, aun siendo judío en un ambiente hostil (Hch
8.1–13; SIMÓN EL MAGO; PEDRO).
Guiado primeramente por un ángel, y luego por la voz del Espíritu Santo, Felipe dejó
la floreciente obra de Samaria para encontrarse con un tesorero de
ETIOPÍA, quien regresaba a su tierra después de visitar a Jerusalén. Felipe le anunció
al potentado el evangelio de Jesús, basando su mensaje en el rollo de Isaías que el
etíope estudiaba. Este se convirtió al Señor, y Felipe lo bautizó en un estanque junto
al camino. Después, el evangelista fue arrebatado por el Espíritu para que continuara
su labor en las ciudades del litoral del sudoeste (Hch 8.26–
40) hasta establecer una sede en Cesarea donde Lucas lo halló años después (Hch
21.8s). Nótese que Lucas identifica a Felipe como EVANGELISTA y no como diácono.
La tradición posterior amplifica la mención de las cuatro hijas de Felipe que
profetizaban, y sugiere Hierápolis como el lugar de la tumba de dos de ellas y de
Felipe. Sin embargo, esto no se ha podido comprobar.
o MATEO: En los pasajes paralelos, sin embargo, a este apóstol se le llama L EVÍ, y
Marcos añade la frase «hijo de Alfeo» (Mc 2.14; Lc 5.29). Sin duda se ha de ver en
Mateo/Leví un nombre doble.
Fuera de los textos mencionados no hay otra referencia personal a Mateo en el Nuevo
Testamento. Papías (siglo II d.C.) dice que Mateo «compiló los oráculos [del Señor]
en lengua hebrea [o sea, arameo], y cada uno los traducía [o interpretaba] luego como
podía». Por tanto, la iglesia primitiva creía que Mateo era el autor del Evangelio que
lleva su nombre, a pesar de que este Evangelio se escribió en griego. Una tradición
dice que tras predicar en Judea salió a la obra misionera. O
Persia.
o TOMÁS Tomás es un apodo cuyo equivalente griego, Dídimo, aparece solo en Juan
(Jn 11.16; 20.24; 21.2). No se sabe su verdadero nombre (algunas traducciones
siríacas lo identifican como «Judas Tomás»), ni quién era su hermano gemelo.
Su nombre se destaca en la literatura apócrifa de carácter G NÓSTICO del siglo II,
donde figura como gemelo del mismo Señor Jesús (!) y como evangelista en la India.
o TADEO (probablemente del arameo tad, que significa pecho femenino; o del hebreo
taddai, que significa valiente). En Mt 10.3 los manuscritos vacilan entre la lección
«T» y «Lebeo» (del hebreo lev, que significa corazón), que son casi sinónimos.
Acerca de la vida posterior de Tadeo solo tenemos datos poco seguros, provenientes
de las leyendas surgidas en épocas posteriores.
Además, la tradición identifica a Tadeo con el Judas al que hace referencia Jn. 14, 22,
y se cree que es uno de los hermanos de Jesús mencionados en Mc. 6,3 y en otras
partes. Es posible que debido a un error de transcripción, Tadeo sea llamado, a veces,
Labeo. Además se le conoce como san Judas. Una tradición dice que murió mártir en
Mesopotamia. O Siria.
o SIMÓN Forma helenizada del nombre hebreo SIMEÓN (cf. Hch 15.14 VM, donde
Santiago emplea la forma antigua). Es nombre de varios personajes del Nuevo
Testamento (y de un descendiente de Judá en 1 Cr 4.20). Simón el Z ELOTE, otro
discípulo (Lc 6.15). Marcos (3.18) y Mateo (10.4) lo llaman «el cananista», pero esto
no quiere decir que fuera de Caná o Canaán, sino que es el término arameo que
significa «celoso» o «entusiasta». Probablemente pertenecía o simpatizaba con el
movimiento judío nacionalista apodado «zelotes». No aparece más en el Nuevo
Testamento, aunque una tradición posterior lo identifica con Simón, hijo
de Cleofas, a quien menciona Hegesipo. Se dice que evangelizó Mesopotamia e
idumea.
o BERNABÉ (en arameo, hijo de la exhortación). Nombre que los apóstoles dieron a
José, levita de Chipre. Fue Bernabé el que convenció a los apóstoles de la conversión
y sinceridad de Pablo (Hch 9.27). De nuevo en Antioquía, a Bernabé y Pablo,
contados entre los profetas y maestros de la congregación, los separaron para la
misión gentil (Hch 13.1ss; cf. Gl 2.9). Al regresar del viaje, Bernabé tuvo otra misión
importante cuando lo nombraron junto con Pablo para presentar la cuestión de la
circuncisión ante el CONCILIO DE JERUSALÉN (Hch 15). Su ministerio se reafirmó y
parece que Bernabé se destacó más que su compañero en el concilio (vv. 12, 25), tal
vez por ser el representante original de Antioquía. Sin embargo, para no oponerse a
Pedro, en una ocasión Bernabé contemporizó con las convicciones de este sobre la
aceptación de los gentiles, dejando de comer con ellos en Antioquía (Gl 2.13).
Algunos atribuyen a Bernabé la Epístola a los H EBREOS. La llamada Epístola de
Bernabé, de tinte alejandrino, es seudónimo y data de ca. 125 d.C. La obra apócrifa
de fecha tardía conocida como Hechos de Bernabé relata sus viajes misioneros y su
muerte por martirio en Chipre.
o LUCAS: Se supone que era gentil, y único escritor no judío entre los autores del
Nuevo Testamento, porque Pablo lo distingue de «los de la circuncisión» en Col
4.11–14. Fue MÉDICO y compañero íntimo de Pablo (v. 14).
Además, de su obra se desprende que Lucas tenía un espíritu amplio y bondadoso,
caracterizado por gozo y piedad genuinos, humildad y cortesía. Según la tradición
posterior, trabajó en Acaya después de la muerte de Pablo y murió en Bitinia (o
Beocia) a los 74 años sin haber contraído matrimonio. Una leyenda del siglo VI lo
llama pintor.
o TITO Hijo espiritual, compañero y colaborador de Pablo (Tit 1.4; 2 Co 8.23). Como
era griego, no lo obligaron a circuncidarse (Gl 2.3). Se ha conjeturado que Tito era
hermano de Lucas y que este sea «el hermano» mencionado en 2 Co 8.18, 22; así se
explicaría por qué Lucas modestamente calla el nombre de Tito en Hechos. Sin
embargo, este tipo de explicación no deja de ser solo una ligera conjetura. Pablo llevó
a Tito a la isla de CRETA, donde lo dejó para consolidar la obra y organizar la iglesia
(Tit 1.5). Pablo lo llamó a reunirse de nuevo con él en Nicópolis (Tit 3.12). De
acuerdo con 2 Ti 4.10 es posible que lo mandara en otra gira de evangelización a
Dalmacia.
Según la tradición, Tito volvió a Creta y sirvió allí muchos años como obispo, y
murió a una edad avanzada. Primer obispo de la isla.
CUESTIONARIO DE REPASO
Estando así las cosas, en el año 64 d.C. estalló el famoso incendio de Roma y a pesar de que
el emperador tuvo gestos generosos para los que habían quedado sin refugio; esto no bastó para
apartar las sospechas que, de manera creciente, recaían sobre él como autor intelectual del
siniestro. Las llamas devoraron diez de los catorce barrios de la ciudad y ante la exigencia del
pueblo romano de que se hallara al culpable, el emperador optó por desviar las sospechas de
sí mismo hacia los cristianos; argumentando para ésto la circunstancia de que dos de los
barrios que no habían ardido, eran las zonas de la ciudad en que había más cristianos y
judíos.
El historiador romano Tácito nos cuenta lo sucedido en sus "Anales" y aunque en ellos
desaprueba y censura la crueldad del emperador, no sólo por su saña, sino porque no parecía
creer que los cristianos hubieran originado el fuego; también deja ver el escaso y equivocado
conocimiento que tenía el imperio acerca del cristianismo y su naturaleza, así como la actitud
despectiva y desobligante con la que eran tratados. A pesar de esto, los documentos dejados
por Tácito son de gran valor para el cristianismo porque son una prueba a favor de la
historicidad de Cristo, escritos por una persona hostil al movimiento
cristiano y casi contemporáneo con su fundador, lo cual hace que los datos por él
consignados sean de mayor valor.
Como lo veíamos en la anterior unidad, en esta época fue cuando Pedro y Pablo fueron
sorprendidos en Roma y martirizados hasta la muerte.
Esta persecución es de gran trascendencia para la historia subsecuente, porque brindó un pretexto
a los romanos paganos para comenzar a perseguir a los cristianos, pues; aunque inicialmente
se les perseguía por incendiarios, pronto se comenzó a hacer por el solo hecho de serlo.
Lo anterior es confirmado por la decisión de Nerón de promulgar un edicto contra los cristianos
con el fin de justificar su conducta. Probablemente los planes de Nerón incluían extender la
persecución a las provincias, pero en el año 68 d.C. buena parte del imperio se rebeló contra el
tirano y el Senado romano lo depuso. A su muerte muchas de sus leyes fueron abolidas pero su
edicto contra los cristianos siguió en pie y se convirtió en "la espada de Damocles" a la que
podía apelar posteriormente algún funcionario del gobierno para desatar la persecución.
Además de esta obvia predisposición, existieron otros motivos más específicos que consistían en
que, debido a que ya no existía el Templo de Jerusalén; Domiciano decidió que todos los judíos
debían enviar a las arcas imperiales la ofrenda anual que antes mandaban a Jerusalén. Cuando
algunos judíos se negaron a hacerlo o mandaban el dinero al mismo tiempo que dejaban ver bien
claro que Roma no había ocupado el lugar de Jerusalén, Domiciano empezó a perseguirles y a
exigir el pago de la ofrenda. Puesto que todavía no
estaba del todo claro en que consistía la relación del judaísmo con el cristianismo, los
funcionarios imperiales comenzaron a presionar a todos los que practicaban
"costumbres judías". Así se desató una nueva persecución que parece haber ido
dirigida, no sólo contra los cristianos, sino también contra los judíos.
Al igual que con Nerón, parece que esta persecución se dio solamente (por lo menos con mayor
severidad) en Roma y Asia Menor. En cuanto a los nombres de los mártires conocidos en
Roma, sólo podemos mencionar a un primo del emperador llamado Flavio Clemente y a
su esposa Flavia Domitila a los cuales se acusó de "ateísmo" y de "costumbres judías",
lo cual es un indicio muy probable de que fueran cristianos, habida cuenta de la idea que del
cristianismo tenían en ese entonces la generalidad de los paganos del imperio.
Sin tener la experiencia necesaria para juzgar sobre este asunto y sabiendo que existían leyes
imperiales contra los cristianos; Plinio, más justo que su amigo Tácito, no quizo formarse
un juicio por indicaciones vagas y por opiniones preconcebidas. Fue así como se tomó la
molestia de informarse con exactitud de lo que eran los cristianos. Los resultados de sus
pesquisas quedaron registrados en la correspondencia aludida, en la cual informa al emperador,
entre otras cosas, que "multitud de gentes de todas las edades, ordenes y sexos, son y serán
cada día acusados. Este mal contagioso ha inficionado las ciudades y se propaga por las
aldeas y los campos". Como consecuencia de lo anterior, los templos paganos estaban
prácticamente abandonados y no se encontraban compradores para la carne sacrificada
a los idolos, informa también Plinio.
Inicialmente, el gobernador requirió de los cristianos acusados que invocaran a los dioses
y que adoraran al emperador ofreciendo vino e incienso ante su estatua y que
maldijeran a Cristo. Los que siguieron sus instrucciones en ese sentido (hubo un buen número
de ellos) fueron puestos en libertad, pues según Plinio le dice a Trajano "es imposible obligar a
los verdaderos cristianos a hacer estas cosas".
Fueron precisamente los cristianos que persistían en su fe los que planteaban al gobierno el
problema más difícil, pues a pesar de haber condenado anteriormente a muerte a algunos de
estos últimos, no tanto por ser cristianos como por su obstinación y desobediencia ante el
representante imperial; ante la larga lista de personas acusadas de ser cristianas, Plinio
se sintió obligado a investigar el asunto con mayor detenimiento. Después de escuchar el
testimonio de muchos de los acusados, resultó que el "crimen" de los cristianos "consistía en
reunirse para cantar antifonalmente himnos a Cristo como a un dios, para hacer votos de no
cometer robos, adulterios u otros pecados, y para una comida en la que no se hacía cosa
alguna contraria a la ley y las buenas costumbres". Esto colocó al gobernador ante la disyuntiva
de si debía castigar a los cristianos sólo por llevar ese nombre, o era necesario probarles algún
crimen.
La respuesta del emperador fue breve. Según él, no hay una regla general que pueda
aplicarse en todos los casos. Por una parte, el crimen de los cristianos no es tal que
deban emplearse los recursos del estado en buscarles. Por otra parte, sin embargo, si
alguien les acusa y ellos se niegan a adorar a los dioses, han de ser castigados. La anterior
vino a constituirse en la primera política de estado efectiva contra los cristianos que tuvo
vigencia, no sólo durante el reinado de Trajano, sino a través de todo el siglo segundo y
buena parte del tercero. Ahora bien, aunque la decisión de Trajano no tenía sentido lógico, si
tenía sentido político. A los cristianos se les castigaba no por algún crimen que
supuestamente habían cometido antes de ser delatados, sino por su crimen ante los
tribunales ya que, en efecto, el culto al emperador era uno de los vínculos que unían al
Imperio, y negarse en público a rendir ese culto equivalía a romper ese vínculo.
o IGNACIO DE ANTIOQUIA
Uno de los mártires más conspicuos durante la vigencia de la política de Trajano fue Ignacio,
obispo de Antioquía. Gran parte de esta relevancia se debe a las cartas escritas por él a las
iglesias de las ciudades de Magnesia, Trales, Efeso, Esmirna, Filadelfia y Roma, a su paso por
Asia Menor, durante el transcurso de su traslado desde Antioquía a Roma para ser ejecutado en
el anfiteatro de Flavio. Todas estas iglesias habían enviado delegaciones a verle cuando iba
camino del martirio a la capital, custodiado por diez soldados imperiales. Dentro de la
delegación de Esmirna se hallaba su amigo Policarpo, obispo de la iglesia de esta
ciudad, que moriría como mártir algún tiempo después. Precisamente estas visitas son las
que confirman la contradicción lógica que encerraba la política de Trajano, pues por el hecho
de no haber sido denunciados o acusados, podían
visitar impunemente a quien había sido condenado a morir por el mismo "delito" que
ellos practicaban. Aunque las cartas no nos dicen nada sobre los detalles de su muerte, si nos
dejan apreciar el deseo ardiente que tiene por el martirio y el gozo que experimenta
ante la sóla perspectiva de poder padecerlo (en especial la carta a los romanos). Esta actitud
ante el martirio fue discutida y rechazada por otros dirigentes de la iglesia primitiva. De
cualquier modo, parece ser que Ignacio terminó sus días en Roma viendo cumplido su deseo,
arrojado para ser devorado por las fieras.
o POLICARPO DE ESMIRNA
Aunque Policarpo fue martirizado casi medio siglo después de Ignacio, bajo el reinado del
emperador Antonino Pio en el 155 d.C.; lo relacionamos bajo la persecución de Trajano debido a
que fue víctima de la política establecida por éste, así no haya caído bajo su gobierno. Además,
en relación con su martirio, si disponemos de detalles gracias a las actas que sobre el
mismo se escribieron. Como se puede leer en estos documentos, Policarpo no se entregó
solícito a las autoridades sino que cuando intentaron capturarlo por primera vez y ante la
insistencia de los miembros de su iglesia, huyó de la ciudad a una finca cercana y ante la
proximidad de sus perseguidores, huyó nuevamente a otra finca. Solamente cuando supo que uno
de los que habían quedado atrás, al ser torturado, había dicho donde se había escondido
Policarpo, el anciano obispo decidió dejar de huir y aguardar a los que le perseguían,
enfrentando su martirio con gran entereza y dignidad. Es célebre su respuesta al juez ante la
insistencia de éste pidiéndole maldecir a Cristo: "Llevo ochenta y seis años sirviéndole, y
ningún mal me ha hecho. Cómo he de maldecir a mi rey que me salvo?".
La actitud inicial de Policarpo ante sus perseguidores puso de nuevo sobre el tapete la discusión
acerca de si era lícito o no entregarse espontáneamente para sufrir el martirio. El autor de
las actas deja sentada su posición al decirnos que sólo son válidos los martirios que han tenido
lugar por voluntad de Dios y no de los mártires mismos. La razón de la insistencia de este
documento en que sea Dios quien escoja los mártires, era que había quienes se acusaban a sí
mismos a fin de sufrir el martirio. Tales personas eran denominadas "espontáneos" y
por lo general acababan por acobardarse y renunciar a su
fe en el momento su-premo. Clemente de Alejandría era de la misma posición que el autor de
las actas, pero otros padres de la iglesia como Justino Mártir, aprobaron tácitamente en sus
escritos el martirio de los "espontáneos".
Bajo esta persecución cayeron mártires que las actas de la época nos permiten identificar
claramente, así como algunos de los detalles de su muerte. Entre estos se encuentran la
viuda Felicidad y sus siete hijos y uno de los más destacados maestros de la época:
Justino Mártir, que por haber desempeñado un gran papel como apologista, será
tratado más extensamente en el siguiente capítulo correspondiente a este tema.
No podemos dejar de mencionar las cartas que los mártires de Lyon y Viena, en la Galia, les
enviaron en el año 177 a sus hermanos de Frigia y Asia Menor, en las cuales nos refieren los
padecimientos a los que fueron sometidos los cristianos de estas ciudades. Se destaca de manera
especial en estas narraciones a Blandina, una debil esclava que demostró una entereza sin
par ante sus verdugos.
- El "ágape" o "fiesta de amor", comida celebrada por los cristianos todas las semanas,
unido al hecho de que se celebraba en privado (estríctamente entre bautizados) además de que
los cristianos se llamaban "hermanos" entre sí; dio origen a rumores que desembocaron en
la creencia según la cual los cristianos se reunían para celebrar una orgía en la que se
daban uniones incestuosas.
- Sobre la base de la cena del Señor surgió la creencia de que los cristianos escondían a
un niño recién nacido dentro de un pan, para después sacrificarlo y devorar su cuerpo
todavía palpitante.
- Por último, circulaba un extraño rumor sostenido por algunos, cuyo origen no se ha podido
establecer, que decía que los cristianos adoraban a un asno crucificado.
Se destacan como exponentes de esta actitud los paganos Celso, que compuso contra los
cristianos un tratado que llamó "La palabra verdadera", y Cornelio Frontón, maestro de
Marco Aurelio.
La enemistad contra los cristianos también tenía mucho que ver con prejuicios de clase.
Las personas supuestamente refinadas no podían ver con buenos ojos que esa
gentezuela, pobre e inculta, pretendiera conocer una verdad que ellos no conocían.
* Celso llega a decir que Jesús fue un malhechor condenado por las autoridades romanas,
hijo ilegítimo de María con un soldado romano.
A tales burlas y ataques no se podía responder con una mera negación (como en el caso
de los rumores populares). Era necesario más bien ofrecer argumentos sólidos que
respondiesen a las objeciones que se planteaban. Tal fue la obra de los apologistas. La
tarea de defender la fe ante esta clase de ataques produjo algunas de las más notables
obras teológicas de la iglesia primitiva.
- "El discurso a Diogneto" atribuido a Cuadrato (con algunas reservas), es una de las
más antiguas apologías que han llegado a nuestros días.
- Arístides compuso otra apología que también ha llegado hasta nuestros días.
- Justino Mártir, el más famoso de los apologistas del siglo II nos ha legado:
- Una apología dirigida al emperador Antonino Pio
- Otra apología dirigida al senado de la época de Marco Aurelio
- El "Dialogo con Trifón" que consiste en una discusión con un rabino judío.
- Taciano, discípulo de Justino, escribió un "Discurso a los griegos".
- Atenágoras, apologista ateniense cuenta con una "Defensa de los cristianos" y un
tratado "Sobre la resurrección de los muertos" entre sus apologías.
- Teófilo, obispo de Antioquía, compuso sus "Tres libros a Autólico" que tratan sobre la
doctrina cristiana de Dios, la interpretación de las escrituras y la vida cristiana.
Todas las anteriores apologías fueron escritas en griego, en lengua latina encontramos a
finales del siglo segundo y comienzos del tercero las siguientes:
* En las apologías vemos reflejado un conflicto al interior de la iglesia que aún persiste,
consistente en LA RELACION ENTRE LA FE CRISTIANA Y LA CULTURA CLASICA
PAGANA. No ha podido llegarse a un acuerdo general acerca de cual debe ser la actitud de la
iglesia hacia la cultura pagana, aunque hoy, al igual que en la época de los apologistas que
hemos relacionado, hay mayor tendencia a la aceptación de la posición que dice que la cultura
pagana no es de desechar, sino que debe utilizarse para la defensa de la fe, conforme a la
exhortación de Pablo a "escudriñarlo todo y retener lo bueno". En el siglo segundo y tercero
encontramos representantes de ambas corrientes.
Entre los que no veían sino una oposición radical entre la fe cristiana y la cultura pagana se
encuentran TACIANO y TERTULIANO y entre los que sostenían la tesis opuesta se encuentra
principalmente JUSTINO MARTIR, quien abrió el camino para que el cristianismo pueda
reclamar todo lo bueno que se pueda encontrar en la cultura clásica, aún a pesar de ser una
cultura pagana. CLEMENTE y ORIGENES de Alejandría, son continuadores destacados de
esta corriente. Esta tendencia, a pesar de las ventajas que significó para el cristianismo,
también acarreo peligros debido a su excesivo carácter especulativo que tendía a interpretar
las Escrituras de manera alegórica y simbólica, desechando en muchos casos la interpretación
literal; con el fin de adaptar mejor la doctrina cristiana a la cultura clásica.
Hacia la década de 390 d.C. Filasterio, el anciano obispo de Brescia que había consagrado la
vida entera a recopilar información acerca de la herejía, tenía una lista de 156 bien
delimitadas y, al parecer, todas aún florecientes.
3.5.1. EL GNOSTICISMO
Esta fue una herejía que representó un gran peligro para el cristianismo hasta el punto de que
llegó a estar cerca de imponerse en muchas iglesias como la "doctrina oficial". No ha podido
definirse claramente debido a que era un movimiento sin una forma específica que
albergaba una gran variedad de "escuelas" dentro de sí mismo que no reconocían
ningún vínculo formal entre ellas. Además existía tanto dentro del cristianismo como fuera de
él. El que representó el mayor reto para la iglesia era el que existía dentro del cristianismo ya
que trataba de reinterpretar la fe en términos que resultaban inaceptables para los demás
cristianos.
El término proviene de la palabra griega "gnosis" que quiere decir "conocimiento". Según
los gnósticos, su doctrina era un conocimiento especial, reservado para quienes poseían
verdadero entendimiento. Su preocupación fundamental era la salvación. Creían que todo
lo que fuese materia era necesariamente malo, por lo cual el propósito último del
gnóstico era liberar el espíritu escapando de este cuerpo y de este mundo material. Por
lo tanto, explicaban el origen del mundo diciendo que en un comienzo toda la realidad
era espiritual, compuesta por un ser supremo y una serie de emanaciones espirituales de
este ser. Fue uno de estos seres espirituales distante del ser supremo quien, por error,
originó el mundo material. Así, nuestro mundo es un "aborto" del espíritu y no una
creación de Dios. Argumentaban que, debido a que algunas "chispas" o "porciones" de espíritu
habían quedado aprisionadas en estos cuerpos materiales, era necesario el advenimiento de
un "mensajero del reino espiritual para darnos la información o "gnosis" necesaria
para nuestra liberación. En el gnosticismo cristiano, ese mensajero era Cristo.
Debido a su posición respecto de la materia, los gnósticos sostenían que Cristo no podía
haber tenido un cuerpo material como el nuestro y negaban su nacimiento, pues esta
eventualidad le habría colocado bajo el poder de este mundo material. Las diversas
explicaciones que daban para justificar la encarnación de Cristo reciben el nombre de
"DOCETISMO" (de una palabra griega que significa "parecer", pues lo que estas
doctrinas implicaban era que el cuerpo de Jesús era una apariencia). Como consecuencia
de su doctrina, algunos gnósticos abogaban por un ascetismo extremo mientras otros practicaban
el libertinaje.
Marción fue el "cristiano" que más efectivamente adosó las doctrinas gnósticas a la fe cristiana.
Su estructura doctrinal fue marcadamente antisemítica y compartía con los gnósticos su
condenación del mundo material. Para él, el A.T. era la revelación de un dios diferente e
inferior al Dios del N.T. que Cristo nos había dado a conocer. El dios del A.T. era un dios de
justicia implacable y evidentes favoritismos, "Jehová", o como se designó en escritos de corte
filosófico "El Demiurgo"; mientras que el Dios de los cristianos era un Dios de amor, por
encima del Jehová del A.T. En consecuencia de lo anterior, el mundo material fue creado por el
dios inferior Jehová y por lo tanto, al igual que en el gnosticismo, Jesús no podía haber
nacido de María, puesto que tal cosa le habría hecho súbdito de Jehová, sino que
apareció repentinamente, como un hombre maduro, en la época del emperador Tiberio.
Para sustentar sus doctrinas, Marción fue el primer "cristiano" que estableció
formalmente un canon para el N.T., formado por las epístolas paulinas y el evangelio de
Lucas debidamente editadas por él mismo, con el fin de excluir cualquier cita que
hiciera alusión favorable al A.T. o a los judíos, pues según él, estas citas no podían ser
genuinas sino que debían haber sido incluidas en el texto sagrado por judaizantes que
trataban de adulterar el mensaje de Pablo y de Lucas.
Marción, al igual que los gnósticos, fue señalado y condenado por hereje por la iglesia en
general; pero representó una amenaza más seria que aquellos para el cristianismo, debido a que
llegó a organizar su propia iglesia con obispos rivales de los de la iglesia oficial y por tanto sus
enseñanzas tendían a perpetuarse. Además la propaganda marcionita dentro del resto de la iglesia
era impresionante, sobre todo porque sus doctrinas parecían tan sencillas y lógicas.
- El Montanismo recibe ese nombre de su fundador Montano, quien había sido sacerdote
pagano antes de su conversión. Montano dio un renovado énfasis a los dones del Espíritu
Santo, especialmente la profecía, además de dar una participación y autonomía inusual a las
mujeres en el culto formal. Esto no involucraba un problema en sí mismo. El problema se
presentó cuando, en ejercicio del don de la profecía, los montanistas comenzaron a decir
que "con ellos había comenzado una nueva edad". Esa nueva edad se caracterizaba, entre
otras cosas, por una vida moral más rigurosa. La razón por la cual la iglesia se opuso a la
predicación de los montanistas no fue su énfasis en las profecías, sino lo que pretendían
en el sentido de que ahora comenzaba una nueva era, el fin de la historia. Afirmar,
como lo hacían los montanistas, que el fin había comenzado ahora, con la dádiva del
Espíritu a Montano y los suyos, era disminuir la importancia de los acontecimientos del
Nuevo Testamento y pretender que el Evangelio no era sino una etapa más en la
historia de la salvación. La iglesia no podía aceptar tales doctrinas.
1. Introducción
La primera herejía que la iglesia primitiva enfrentó fue el gnosticismo, la cual contaba con
numerosos maestros y sectas, que sostenían una diversidad de enseñanzas. Sin embargo,
hubo algunas enseñanzas básicas que todas las sectas gnósticas tenían en común. Entre éstas
se halla la enseñanza de que los hombres y el mundo no fueron creados por el Padre de Jesús.
Al contrario, fue el Demiurgo: un ángel malvado o una deidad inferior, quien los creó. Y,
debido a las imperfecciones del Demiurgo, todas las cosas materiales (incluyendo la carne
del hombre) son inherentemente imperfectas e
incapaces de salvación. Los gnósticos enseñaban que el Dios del Antiguo Testamento era
severo y cruel; y éste era el Demiurgo. Algunos de ellos lo llamaron el “Dios justo,” en
contraste al Padre de Jesús que era el “Dios bueno.”
Compadeciéndose de la humanidad, el Dios perfecto que es el Padre de Jesús, envió a su Hijo
para mostrar a los hombres el camino a la salvación. Y puesto que la carne es corrupta por
naturaleza, el Hijo en realidad nunca llegó a ser hombre. Ciertos gnósticos llamados
docetistas, enseñaron que el Hijo sólo había tomado la carne en apariencia o ilusión. Otros
maestros gnósticos, afirmaban que hubo un hombre real llamado Jesús, cuyo cuerpo fue
poseído y usado por el Hijo de Dios, que abandonó a Jesús en la crucifixión.
La mayoría de ellos rechazaron los sacramentos físicos, tales como el bautismo y la
comunión, considerándolos ineficaces. También rechazaron la doctrina de la resurrección del
cuerpo y el estado intermedio de los muertos. Los maestros gnósticos a menudo afirmaban
que los apóstoles habían revelado secretamente sus enseñanzas a unos pocos seguidores
íntimos. Sin este conocimiento revelado (gnosis), los hombres no pueden ser salvos.
Algunos grupos gnósticos enseñaron la existencia de numerosas divinidades inferiores y la
mayoría de ellos creían en la existencia de deidades de sexo masculino y femenino. Ciertas
sectas gnósticas practicaban un ascetismo estricto, como los encratitas; en cambio, otras, eran
evidentemente libertinas, como los nicolaítas, los cainitas y los seguidores de Marco. Otras
regían sus vidas en conformidad a la ley de los judíos, como los ebionitas.
Entre los principales maestros gnósticos del segundo siglo están: Cerinto, Basílides,
Carpócrates y Valentín. Otro hereje líder del segundo siglo fue Marción, que también
sostenía algunos de los principios básicos del gnosticismo.
Los hombres de esta clase (los gnósticos) han sido instigados por Satanás a negar el
bautismo, lo cual es la regeneración de Dios. Ireneo (180 d.C.)
¿No es (la doctrina de los gnósticos), desde el principio y en todo lugar, un ataque contra la
carne? Su doctrina va contra el origen de (la carne), su naturaleza, sus debilidades y contra el
fin inalterable que le espera. Según ellos, (la carne) es impura desde su primera formación de
las partes más bajas de la tierra… es indigna, débil; está cubierta de culpa, cargada de miseria
y llena de molestias. Tertuliano (210 d.C.)
(Según los herejes) el bautismo no es necesario, pues basta la fe. Tertuliano (197 d.C.) (Entre
los herejes, las mujeres) se atreven a enseñar, disputar, echar fuera demonios, realizar
sanidades, y tal vez aun bautizar. Tertuliano (197 d.C.)
Estos son sus argumentos, que siempre andan royendo como huesos: “Si Dios es bueno, y
sabe lo que ha de suceder, y tiene poder para evitar el mal, ¿por qué toleró que el hombre,
imagen y semejanza suya y aun de su misma sustancia en lo que al alma se refiere, fuese
engañado por el diablo hasta el punto de que cayera en la muerte por no obedecer la ley?
Porque si Dios es bueno, no podía desear que esto sucediera; si conoce el futuro, sabía que
esto tenía que suceder; si tenía poder para ello, debía haberlo evitado. De esta suerte, dadas
estas tres propiedades de la majestad divina, nunca debiera haber sucedido lo que era
incompatible con ellas. Por el contrario, si realmente sucedió así, es evidente que no podemos
creer que Dios sea bueno, ni conocedor del futuro ni todopoderoso.”… (Tertuliano
responde:) El hombre fue hecho por Dios como ser libre, capaz de albedrío y decisión propia:
precisamente es en esto donde más en particular se manifiesta que el hombre está hecho a
imagen y semejanza de Dios. Tertuliano (197 d.C.)
Contra Simón, Carpócrates y todos aquellos que presumen de obrar milagros: no lo hacen por
el poder de Dios, ni en verdad, ni actúan así para hacer el bien a los demás, sino para
dañarlos induciéndolos a error, por medio de una magia ilusoria y un completo fraude, de
modo que, en lugar de hacer el bien a quienes creen en sus seducciones, los perjudican.
Ireneo (180 d.C.)
Según ellos, incluso la resurrección de los muertos no es sino el conocimiento de lo que ellos
llaman la verdad. Ireneo (180 d.C.)
Ciertos hombres (los herejes) que sostienen ideas contrarias, malinterpretan estos pasajes.
Ellos destruyen el libre albedrío por introducir (la idea) de una naturaleza pecaminosa e
incapaz de salvación, mientras sostienen que otros pueden ser salvos, de tal forma que no
pueden perder la salvación. Orígenes (248 d.C.)
El apóstol dio un golpe similar contra aquellos que afirman que “la resurrección ya se
efectuó.” Tal opinión es declarada por los valentinianos. Tertuliano (197 d.C.)
Un Dios superior ha sido descubierto por Marción (un maestro hereje): ¡Uno que nunca se
ofende ni se enoja, que nunca inflige castigos ni ha preparado un fuego en el Gehena, y que
no requiere el crujir de dientes en las tinieblas de afuera! Este Dios es
sencillamente ‘bueno.’ Prohíbe toda maledicencia, pero sólo en palabra. Él estará en ti, si
estás dispuesto a rendirle homenaje… Porque este Dios no quiere tu temor. Tertuliano (207
d.C.)
(Para ser uno de ellos) tú tendrías que creer que Sofía tiene los sobrenombres de Tierra y
Madre, ‘Madre Tierra’… e incluso de Espíritu Santo. De este modo, ellos han conferido todo
el honor a esa mujer. Tertuliano (200 d.C.)
Ellos alegan que los primeros cuatro elementos fueron creados por la Madre. Dicen que estos
cuatro elementos son: fuego, agua, tierra y aire. Hipólito (225 d.C.)
Ahora examinamos el pasaje: “Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de
Dios que tiene misericordia.” Los arrangement que nos critican dicen… que la salvación no
depende de nosotros, sino de la disposición hecha por el que nos formó así como somos… Si
ellos (los gnósticos) dicen que es una virtud desear los que es bueno y correr tras ello,
tenemos que hacerles la pregunta: ¿Cómo puede una naturaleza pecaminosa desear cosas
mejores? Sería como el árbol malo que da fruto bueno, ya que es un acto virtuoso desear
cosas mejores. Orígenes (225 d.C.)
3.5.4.2. DOCTRINAS Y PRÁCTICAS DE LOS PRINCIPALES MAESTROS Y
GRUPOS HERÉTICOS
1. SIGLO I:
1.1. SIMÓN EL
MAGO Ver Hechos
8:9-24
Simón el samaritano, era el mago del que Lucas, seguidor y discípulo de los apóstoles dice
(en el libro de los Hechos). Ireneo (180 d.C.)
Desde entonces creyó aún menos en Dios y, decidiendo competir por ambición con los
apóstoles, a fin de parecer él mismo lleno de gloria, se puso a estudiar aún más la magia, a tal
punto que llenaba de admiración a muchas personas. El vivió en tiempos del César Claudio,
el cual, según se dice, lo honró con una estatua por motivo de sus artes mágicas. Muchos lo
glorificaron como a un Dios, pues él les enseñaba que él era quien había aparecido entre los
judíos como el Hijo… del que se originaron todas las
herejías, tuvo la teoría siguiente: siempre llevaba como compañera en sus viajes a una
prostituta llamada Elena, que había recogido en Tiro de Fenicia, diciendo que ella era el
primer pensamiento de la Mente. Ireneo (180 d.C.)
También dijo Simón que los ángeles constructores del mundo habrían inspirado a los profetas
las profecías. Por eso, quienes creían en Simón y Elena no debían preocuparse mucho de
ellos ni poner en ellos su esperanza; sino, como hombres libres, podían hacer lo que
quisieran; porque lo que salva a los hombres sería la gracia que él les concedía, y no las obras
buenas. También enseñaba que no había obras buenas por naturaleza. Ireneo (180 d.C.)
Sus místicos sacerdotes viven impúdicamente, hacen actos de magia, cada uno de ellos como
puede. Usan de encantos y exorcismos. También se ejercitan fervorosamente haciendo filtros,
conjuros, interpretación de los sueños y todo tipo de prácticas semejantes. Asimismo
conservan las estatuas, que se han fabricado para adorarlas, la de Simón, a la que han dado la
figura de Júpiter, y la de Elena como la imagen de Minerva. A sí mismos se denominan
simonitas, tomando el nombre del padre de tan impía doctrina. De ellos sacó su origen la
falsamente llamada gnosis, como es fácil conocer de sus mismas afirmaciones. Ireneo (180
d.C.)
Nosotros sabemos que Simón el mago se dio a sí mismo el título de poder de Dios. Orígenes
(228 d.C.)
1.3. CERINTO
Cerinto fue un maestro gnóstico primitivo, cuya doctrina floreció alrededor del año 100 d.C.
Un tal Cerinto, en Asia, enseñó que el mundo no fue hecho por el primer Dios, sino por una
Potestad muy separada y distante del primer Ser que está sobre todo, y que no conocía al
Dios que está sobre todas las cosas. También formuló una hipótesis, afirmando que Jesús no
había nacido de una virgen (pues le parecía imposible), sino que fue hijo de José y María de
modo semejante a todos los demás hombres, y era superior a todos en justicia, poder y
sabiduría. Ireneo (180 d.C.)
La doctrina enseñada por Cerinto es esta: Habrá un reino terrenal de Cristo. Y ya que Cerinto
era un hombre consagrado a los placeres del cuerpo y completamente carnal en sus
inclinaciones, éste imaginó que el reino (de Cristo) consistiría en aquellas recompensas sobre
las cuales estaba fijo su corazón. Dionisio de Alejandría (262 d.C.)
Una víbora de la herejía cainita… ha emocionado a una gran cantidad de personas con su
doctrina venenosa. Lo primero que causó su veneno fue la destrucción del bautismo.
Tertuliano (199 d.C.)
2. SIGLO
II
2.1. BASÍLIDES
Basílides, uno de los maestros gnósticos más antiguos, vivió en Alejandría durante la primera
mitad del segundo siglo.
Basílides, con el fin de parecer que había hallado cosas más verdaderas y profundas, extendió
su doctrina al infinito. Según él, el Padre ingénito habría engendrado en primer lugar a la
Mente; de la Mente al Verbo; del Verbo, la Prudencia; de la Prudencia, la
Sabiduría y la Potencia; de la Sabiduría y la Potencia, las Potestades, los Principados y los
Ángeles, a los cuales llama «los primeros», y éstos han hecho el primer cielo. Ireneo (180
d.C.)
Su jefe es el Ángel que es el Dios de los judíos. Y como éste quiso someter a las demás
naciones a su pueblo, es decir a los judíos, los demás Principados se levantaron contra él y lo
atacaron. Por eso también las demás naciones se rebelaron contra la suya. El Padre ingénito e
inefable, viendo cómo se perdían, envió a la Mente, su Primogénito, llamado Cristo, para
liberar a los que creían en él, del dominio de aquellos que hicieron el mundo. Apareció en la
tierra entre los seres humanos e hizo milagros. Por eso, según dicen, no fue él quien padeció,
sino un cierto Simón de Cirene, quien fue obligado a cargar la cruz por él. A éste habrían
crucificado por error e ignorancia, pues (el Padre) le había cambiado su apariencia para que
se pareciese a Jesús. Por su parte, Jesús cambió sus rasgos por los de Simón para reírse de
ellos. Ireneo (180 d.C.)
Por eso no debemos creer en el que fue crucificado, sino en aquel que vino a vivir entre los
seres humanos bajo forma de hombre, al que imaginaron haber crucificado; es decir, en
Jesús, el enviado del Padre para que por medio de este plan destruyese las obras de los que
habían hecho el mundo. Si alguien profesa su fe en el crucificado, todavía es esclavo y se
mantiene bajo el poder de los que crearon los cuerpos. En cambio, quien lo niega (al
crucificado), queda liberado de estos (Ángeles) porque conoce el plan del Padre ingénito.
Ireneo (180 d.C.)
Sólo las almas pueden salvarse, porque los cuerpos son por naturaleza corruptibles. Dice que
las profecías mismas son hechura de los Principados creadores del mundo; mas la ley
proviene del jefe de todos ellos, quien sacó al pueblo de la tierra de Egipto. Se han de
menospreciar las carnes inmoladas a los ídolos y tenerlas por sin valor, y por eso pueden
comerlas sin preocuparse; así como pueden gozar haciendo indiferentemente todo tipo de
acciones, incluso deleitarse con todo tipo de placeres. Ireneo (180 d.C.)
La hipótesis de Basílides sostiene que el alma, que ha pecado anteriormente en otra vida,
sufre ahora castigos en esta vida. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
2.2. CARPÓCRATES
Carpócrates, un maestro gnóstico del segundo siglo, vivió en Alejandría.
Carpócrates y sus seguidores dicen que el mundo y cuanto contiene fue hecho por ángeles
muy inferiores al Padre ingénito. Jesús nació de José, y en todo era semejante al resto de los
hombres. Los superaba sólo porque su alma, siendo recta y pura, recordaba todas las cosas
que había visto, en el entorno del Dios ingénito; por tal motivo éste le había infundido un
poder para que pudiera escapar de los creadores del mundo y para que, pasando a través de
todos ellos, una vez liberada volviera a ascender hasta él. Ireneo (180 d.C.)
El alma que, a semejanza de Jesús, puede despreciar las potestades de este mundo, también
recibirá el poder para realizar las mismas acciones. Por eso (estos herejes) se alzaron con tan
grande soberbia, que algunos presumieron ser Jesús; otros, en ciertos aspectos incluso más
poderosos; o se sienten superiores a sus discípulos: Pedro, Pablo y los demás apóstoles… Y
si alguno desprecia las cosas de este mundo más que Jesús (dicen ellos), podrá llegar a ser
superior a Él. Ireneo (180 d.C.)
Sin embargo, así se encuentra estampado en sus escritos y así lo predican, diciendo que Jesús
enseñó a sus discípulos cosas secretas, y les pidió que se las transmitieran sólo a los que
fuesen dignos y estuviesen abiertos a acogerlas. Porque somos salvos sólo por la fe y la
gracia; todo el resto es indiferente, pues que unas cosas sean buenas y otras se llamen malas,
es asunto de la opinión humana, ya que nada es malo por naturaleza. Ireneo (180 d.C.)
Otros, en cambio, han salido de los grupos de Basílides y Carpócrates. Predican el amor libre
y la poligamia, se sienten libres para comer lo sacrificado a los ídolos, porque dicen que Dios
no se preocupa de tales cosas. Ireneo (180 d.C.)
Y han caído en tan grande locura, que presumen tener la licencia de cometer todas las
acciones impías e irreverentes. Porque las cosas buenas y malas no son, dicen ellos, sino
opiniones humanas. Ireneo (180 d.C.)
Carpócrates declara que el mundo y las cosas que hay en él, fueron creados por los ángeles,
muy inferiores al Padre ingénito. Él dice que Jesús fue engendrado por José y, aunque
habiendo nacido similarmente al resto de los hombres, Él fue más justo que cualquiera de
ellos. También afirma que el alma de Jesús, puesto que fue hecha más
vigorosa y pura, recordó las cosas que vio en sus conversaciones con el Dios ingénito.
Hipólito (225 d.C.)
2.3. SATURNINO
De éstos salieron Saturnino, original de Antioquía cerca de Dafnes, y Basílides. Uno en Siria
y otro en Alejandría, ambos enseñaron doctrinas diversas. Saturnino, siguiendo a Menandro
(un discípulo de Simón el mago), enseñó que hay un solo Padre, desconocido por todos. Este
hizo a los ángeles, arcángeles, poderes y potestades. Siete de los ángeles crearon el mundo y
todo cuanto hay en él. El hombre sería hechura de los ángeles, (pero con ayuda del Padre)
que… envió una chispa de vida, que hizo al hombre enderezarse, ponerse en pie y vivir. Esta
misma chispa de vida, una vez muerto el hombre, regresa a aquella que es de su misma
naturaleza, mientras que el resto se disuelve en los elementos de los que ha sido sacado.
Ireneo (180 d.C.)
(Saturnino) enseñó que el Salvador no fue engendrado, ni tiene cuerpo ni figura, y que se
dejó ver por los seres humanos sólo en apariencia. El Dios de los judíos sería uno de los
ángeles. Y como el Padre quiso aniquilar a todos los principados, Cristo vino a destruir al
Dios de los judíos, para salvar a los que creían en él: estos son los que tienen una chispa de
su vida. Dijo que los ángeles habían formado dos razas de seres humanos, una malvada y otra
buena. Y como los demonios prestaban su auxilio a los perversos, el Salvador vino para
acabar con los hombres malvados y los demonios, y a salvar a los buenos. Ireneo (180 d.C.)
Añade que casarse y ofrecer la vida (como los mártires) serían obras inventadas por Satanás.
Muchos de sus seguidores se abstienen de comer carne de animales, y engañan a muchos
hombres con su mala abstinencia disimulada. Los ángeles que hicieron el mundo serían los
autores de unas profecías y Satanás lo sería de otras. Satanás sería también un ángel, pero
enemigo de los que crearon el mundo, y sobre todo del Dios de los judíos. Ireneo (180 d.C.)
2.4. VALENTINIANOS
Valentín, natural de Egipto, fue uno de los principales maestros gnósticos en los primeros
años del segundo siglo. Éste construyó una elaborada cosmología de eones de ambos sexos
que supuestamente gobiernan el universo.
Valentín fue el primero en tomar los principios antiguos de la secta llamada ‘gnóstica’ para
aplicarlos a las características de su propia doctrina. Ireneo (180 d.C.)
Al mismo tiempo, los valentinianos niegan que jesús tomó algo material (en su naturaleza),
debido a que la materia es incapaz de salvación. Más bien sostienen que la consumación de
todas las cosas tomará lugar cuando todo lo espiritual haya sido formado y perfeccionado por
medio de el gnosis (conocimiento). Y con esto, ellos se refieren al hombre espiritual que ha
alcanzado el conocimiento perfecto de Dios y que ha sido iniciado dentro de estos misterios
por Achamot. Y ellos se consideran ser este tipo de hombres… Por otro lado, afirman que los
hombres carnales son instruídos en cosas carnales. Tales “hombres carnales” son reconocidos
por sus obras y su fe simple; porque ellos no tienen el conocimiento perfecto (gnosis). Los
valentinianos afirman que nosotros que pertenecemos a la iglesia somos personas carnales. Y
es por esta razón, ellos sostienen, que las buenas obras son necesarias para nosotros. Pues de
otro modo sería imposible para nosotros ser salvos. Pero sostienen con seguridad que serán
salvos, no por medio de sus obras, sino porque ellos son espirituales por naturaleza. Ireneo
(180 d.C.)
Valentín la definió de esta manera: había una Díada innombrable, uno de sus elementos se
llamaba Inefable y el otro Silencio. Esta dualidad emitió una segunda dualidad, a uno de
cuyos elementos llama Padre, y al otro Verdad. Esta cuaterna produjo como frutos al Verbo,
a la vida, al hombre y a la iglesia. Este fue el primer conjunto de ocho. El Verbo y la vida
emitieron las diez Potestades como arriba expusimos. Del hombre y la iglesia nacieron otras
doce, una de las cuales apostató (del pléroma) y caída en la decadencia creó las demás cosas.
Pone luego dos límites: uno entre el abismo y el pléroma, que separa a los eones que nacieron
del Padre ingénito; la otra pone la separación entre la Madre de ellos y el pléroma. Ireneo
(180 d.C.)
El Cristo no habría sido emitido por los Eones del Pléroma; sino que la Madre, una vez que
se halló fuera del Pléroma, lo engendró de acuerdo con las memorias que
conservaba de las realidades superiores, y por eso lo dio a luz en una cierta sombra. Este,
como nació masculino, se libró de la sombra y volvió al Pléroma. Entonces la Madre,
abandonada en la sombra y privada de la substancia espiritual, emitió otro hijo. Este es el
Demiurgo, a quien (Valentín) llama el Soberano universal de todos los seres que le están
sometidos. Ireneo (180 d.C.)
Valentín esperaba llegar a ser un obispo, ya que era un hombre inteligente y elocuente. Sin
embargo, enojado al ver a otro que obtuvo la dignidad (de ser obispo)… se separó de la
iglesia y de la fe verdadera. Así como los espíritus que (despertados por la ambición) se
inflaman con un deseo de venganza, se entregó con toda su fuerza a exterminar la verdad.
Tertuliano (197 d.C.)
Es por esta razón que ellos no observan las obras como necesarias para ellos, ni le dan
importancia a los deberes. E incluso evitan la necesidad del martirio sobre cualquier
pretensión que satisfaga sus fantasías. Tertuliano (197 d.C.)
El apóstol dio un golpe similar contra aquellos que afirman que “la resurrección ya se
efectuó.” Tal opinión es declarada por los valentinianos. Tertuliano (197 d.C.)
Los valentinianos son sin duda un gran cuerpo de herejes. Tertuliano (200 d.C.)
Si tú haces preguntas sinceras y honestas a los valentinianos, ellos te responderán con una
mirada severa y frunciendo la ceja, dirán: El tema es profundo… Por esta razón, nosotros
somos considerados por ellos como ‘simples.’ Tertuliano (200 d.C.)
Nosotros conocemos muy bien sobre su verdadero origen y sabemos porqué se llaman
valentinianos, aunque ellos pretendan negar su nombre. Es cierto que se han separado de su
fundador. No obstante, su origen aún está allí. Tertuliano (200 d.C.)
En el presente, Axionicus de Antioquía es el único hombre que honra la memoria de
Valentín, siguiendo sus reglas de manera completa. Pues, dicha herejía ha tomado diversas
formas, así como una prostituta que cambia y ajusta su vestido todos los días. Tertuliano (200
d.C.)
La herejía de Valentín está sin duda vinculada con las teorías pitagórica y platónica. Hipólito
(225 d.C.)
Valentín afirma que todos los profetas y la ley hablaron por medio del Demiurgo: un Dios
necio. Y ellos eran necios también. Él dice que fue por esta razón que el Salvador
declaró: “Todos los que vinieron antes de mí, son ladrones y asaltantes.” Hipólito (225 d.C.)
2.5. MARCIÓN
Marción, el cual fundó su propia iglesia, fue uno de los principales maestros herejes del
segundo siglo. Sus enseñanzas incorporan muchos elementos gnósticos, incluyendo la
creencia de que el Dios del Antiguo Testamento fue un Dios diferente al Padre de Jesús.
Marción aceptó sólo el evangelio de Lucas y los escritos de Pablo para el canon de su Nuevo
Testamento, y alteró dichos escritos para ajustarlos a sus propias doctrinas.
Y cierto Marción, natural del Ponto, que todavía vive y enseña a sus discípulos, afirma que
conoce a un Dios mayor que el Creador del mundo. Éste logró tanto, con la ayuda de los
demonios, que muchos hombres de todos los linajes profirieron blasfemias, negando que
Dios, Padre de Cristo, sea el Creador de todas las cosas y afirmando otro Dios superior, al
que atribuye obras mayores que a Aquél. Justino Mártir (160 d.C.)
Marción del Ponto amplió su doctrina blasfemando de modo desvergonzado que aquel que
anunció la ley y los profetas era el Dios creador de los males, que se complacía en guerras;
era inconstante en sus opiniones y también se contradecía a sí mismo. Dijo que Jesús había
venido a Judea de parte de aquel Padre que está por encima del Dios creador del mundo… y
que se manifestó en forma humana a los judíos de entonces, para destruir la ley y los profetas
y todas aquellas obras del Dios que hizo el mundo. Ireneo (180 d.C.)
Además recortó el evangelio según Lucas quitándole todas las cosas escritas sobre la
generación del Señor, y arrancando de la doctrina que el Señor predicó… Igualmente recortó
de las cartas del apóstol Pablo, todo aquello en lo cual el apóstol habla concerniente al Dios
que hizo el mundo como el mismo Padre de nuestro Señor Jesucristo... Marción dice que
habrá salvación sólo para las almas que hayan aprendido su doctrina; pero al cuerpo, como
fue tomado de la tierra, le es imposible participar de la salvación. Ireneo (180 d.C.)
Tenemos también las iglesias que se alimentaron de Juan: porque, aunque (Marción) rechaza
su Apocalipsis, si recorremos la sucesión de los obispos hasta su origen, terminaremos en
Juan, su autor. Tertuliano (197 d.C.)
Un Dios superior ha sido descubierto por Marción: ¡Uno que nunca se ofende ni se enoja, que
nunca inflige castigos ni ha preparado un fuego en el Gehena, y que no requiere el crujir de
dientes en las tinieblas de afuera! Este Dios es sencillamente ‘bueno.’ Prohíbe toda
maledicencia, pero sólo en palabra. Él estará en ti, si estás dispuesto a rendirle homenaje…
Porque este Dios no quiere tu temor. Y los marcionistas se satisfacen con tal engaño, pues no
tiene temor de su Dios para nada. Ellos dicen que sólo un hombre malo es temido y, en
cambio, el bueno, es amado. Tertuliano (207 d.C.)
No se engañen; Dios no puede ser burlado.” Pero el Dios de Marción sí puede serlo; puesto
que no sabe cómo enojarse ni cómo tomar venganza. (Tertuliano 207 d.C.) Marción no une
lazos nupciales. Y cuando contraen matrimonio, no lo permite. Él no bautiza a nadie, sino al
que vive en celibato o es eunuco (o viuda). Para los demás, les reserva el bautismo hasta la
muerte o hasta que se divorcien. Tertuliano (207 d.C.) Enfrentemos ahora el tema del
matrimonio que Marción prohíbe… Ahora, cuando Marción prohíbe absolutamente toda
relación sexual a los fieles, y cuando prescribe el repudio de todos los compromisos antes del
matrimonio, ¿qué enseñanza está siguiendo; la de Moisés o la de Cristo? (Tertuliano 207
d.C.)
Marción rechaza las dos epístolas a Timoteo y la epístola a Tito: todo lo relacionado a la
disciplina de la iglesia. (Tertuliano 207 d.C.)
El apóstol Juan llama anticristos a los que niegan que Cristo vino en carne. Éstos son los
marcionistas. (Tertuliano 207 d.C.)
Marción, de ningún modo, admite la resurrección de la carne. Al contrario, es sólo la salvación
del alma la que él promete. (Tertuliano 207 d.C.)
De acuerdo a Marción, la carne no debería ser inmersa en el agua del sacramento a no ser que
se halle en virginidad, viudez o celibato, o si ha adquirido por medio del divorcio un título
para bautizarse… Ahora, una disposición como ésta, sin duda, involucra la prohibición del
matrimonio. Tertuliano (207 d.C.)
El método reciente que ha sido adoptado por Marción. Él lee el siguiente pasaje: “en los
cuales, el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4) como si describiera al Creador como “el dios
de este siglo.” Él hace esto para que (por medio de tales palabras) pueda deducir que hay otro
Dios para el otro mundo. Tertuliano (207 d.C.)
Yo no entiendo esta expresión como la entienden los ebionitas, los cuales son pobres en
entendimiento. Ellos creen que el Salvador vino especialmente a los israelitas. Orígenes (225
d.C.)
Los judíos físicos y los ebionitas (los cuales difieren poco de los primeros) nos reprochan por
transgredir los mandamientos referentes a las carnes limpias e inmundas. Orígenes (225 d.C.)
Algunos de ellos se consideran cristianos, porque aceptan a Jesús. Sin embargo, regulan sus
vidas conforme a la ley judía igual que la multitud de judíos. Existen dos sectas entre
los ebionitas. Una de éstas, reconoce que Jesús nació de una virgen. La otra lo rechaza, y
sostiene que Él fue engendrado como cualquier ser humano. Orígenes (248 d.C.) Existen
ciertas sectas heréticas, las cuales no aceptan las epístolas de Pablo. Tales son las dos sectas
ebionitas, como también los llamados encratitas. Orígenes (248 d.C.)
1. EL CANON
Antes de Marción no existía una lista oficial de libros del Nuevo Testamento, pero en vista del
peligro que planteaba el marcionismo; la iglesia se vio obligada a compilar una lista o grupo
de libros sagrados. Tal lista no se hizo de modo formal (es decir que no hubo una
reunión o concilio para determinarla) sino que poco a poco se fue formando un
consenso dentro de la iglesia. Algunos libros que habían sido usados por iglesias locales
cayeron en desuso y no se incluyeron en el N.T. Otros lograron acogida general y otros fueron
discutidos por algún tiempo antes de ser generalmente aceptados.
* Dentro de los libros que se usaban en un considerable número de iglesias locales, además
de una buena cantidad de apócrifos decididamente espúreos y evidentemente inferiores desde
todo punto de vista a los libros inspirados y que no es del caso mencionar; circulaban los que
se han dado en llamar "ESCRITOS DE LOS PADRES APOSTOLICOS" que, aunque no se
incluyeron dentro del canon, si gozaban de cierto aprecio general dentro de la iglesia primitiva
debido tal vez al prestigio de sus autores o por su contenido de carácter evangélico que no
ponía en entredicho ningún punto esencial de la sana doctrina. Estos libros son:
2. EL CREDO
Otra de las maneras de responder al reto de los gnósticos y marcionitas fue la formulación de
lo que hoy llamamos el "Credo de Los Apóstoles" cuyos orígenes se remontan a mediados
del siglo II en Roma. En esa época se le llamaba "símbolo de la fe", entendiéndose por
símbolo la credencial que acreditaba a una persona como cristiano auténtico. El núcleo
del credo tiene su origen en las tres preguntas que se le hacían al candidato al bautismo antes de
su inmersión en el agua bautismal.
3. LA SUCESION APOSTOLICA
Esta respuesta pretendía subrayar la autoridad de la iglesia como legítima depositaria de
la fe. Los herejes decían que las verdaderas enseñanzas de Jesús habían sido pasadas a través de
un apóstol y que ellos eran los verdaderos depositarios de esas enseñanzas. En el caso de los
gnósticos, se trataba de una supuesta tradición secreta. En el caso de Marción se trataba de los
escritos de Pablo mutilados. Frente a ellos la iglesia decía que si Jesús tenía alguna
enseñanza secreta que comunicarles a sus discípulos, lo más lógico sería suponer que les
confiaría tal enseñanza a los mismos apóstoles a quienes les confió la dirección de la
iglesia. Y si tales apóstoles a su vez habían recibido algún secreto, sería de esperarse que
se lo transmitirían, no a algún extraño, sino a las mismas personas a quienes confiaron
la dirección de las iglesias que iban fundando. Por tanto, si hubiera tal enseñanza
secreta, esa enseñanza no se encontraría sino entre los discípulos directos de los
apóstoles, y sus sucesores. Pero el hecho es que los jefes de las iglesias que podían reclamar
esa sucesión apostólica niegan unánimemente que haya habido tales enseñanzas.
En desarrollo de esta idea y con el fin de darle fuerza a este argumento, las principales iglesias
del imperio procuraron mostrar por medio de variadas listas de obispos, que los dirigentes
actuales de la iglesia (en el siglo segundo) eran sucesores de los apóstoles. Pero
en realidad, no se trataba aquí de que todas las iglesias pudieran mostrar su conexión
directa con los apóstoles, sino que se trataba más bien de que todas concordaban en la
fe, y que pudieran juntamente mostrar que esa fe les había sido enseñada por los
apóstoles. En este sentido la iglesia sí era "CATÓLICA", es decir "universal y según el
todo".
- La Escuela de Alejandría (Egipto), fundada por Panteno, que había sido filósofo estoico
antes de su conversión; cuenta entre sus más grandes exponentes a Clemente de Alejandría y a
Orígenes.
- La Escuela de Cartago (norte de Africa) hizo más que cualquiera de las otras para darle
forma al pensamiento teológico de Occidente, los dos nombres más grandes de esta escuela
durante los 3 primeros siglos del cristianismo fueron Tertuliano y Cipriano (este último
será tratado más adelante). Ya en la época de la iglesia imperial surgirá aquí uno de los teólogos
más grandes de todos los tiempos (para muchos el segundo después de San Pablo) llamado
Agustín de Hipona, más conocido como San Agustín (que será tratado posteriormente de
manera más amplia).
Tertuliano era al parecer abogado, o por lo menos había sido adiestrado en la ciencia retórica y
en los procedimientos que usaban los abogados, ya que toda su obra lleva el sello de una
mente legal. Fue, a semejanza de Orígenes, uno de los escritores cristianos más prolíficos de la
antiguedad; pero a diferencia de aquel, gran parte de su obra ha llegado hasta nuestros días.
Como lo veíamos en el capítulo anterior, siguió la corriente iniciada por Taciano de oponerse
radicalmente a la cultura clásica pagana. Abogó por un rigorismo extremo, una disciplina
moral de carácter extremadamente riguroso, lo cual tal vez explique su adhesión tardía
a la secta de los montanistas, considerada herética por el resto de la iglesia; y el hecho
de fundar hacia el final de sus días la secta de los "Tertulianistas" aún más rigurosa que
la de los montanistas. La lógica de Tertuliano es a menudo aplastante, pero el vigor de sus
argumentos se encuentra, más que en su lógica, en su habilidad retórica que llega hasta el
sarcasmo. De este modo, mediante una inigualable combinación de ironía mordaz con
una lógica inflexible, Tertuliano se convirtió en el azote de los herejes y campeón de la
ortodoxia. Entre sus obras encontramos su "Apología", "El Testimonio del alma", la
"Prescripción contra los herejes", "Contra Marción" y "Contra Práxeas" entre otras
muchas. Fue el primer teólogo en escribir en latín, la lengua de la parte occidental del imperio y
ayudó a definir con mucha claridad doctrinas como La Trinidad (fue el primero en utilizar este
término) y las dos naturalezas de Cristo: la divina y la humana, incorporando los términos
que fueron posteriormente aceptados de manera general en la formulación de estas doctrinas.
Esto no quiere decir que Tertuliano "inventara" la doctrina de la Trinidad, pero sí fue él quien
creó el vocabulario que a la larga se hizo común para expresarlas.
Bajo esta nueva persecución cayeron cristianos de la talla de Ireneo de Lyon y Leonidas - el
padre de Orígenes - a la vez que otros como Clemente de Alejandría tuvieron que huir para
salvar su vida.
El "Martirio de las santas Perpetua y Felicidad" da cuenta detallada de las circunstancias
bajo las cuales murieron cinco de los mártires más conocidos de este periodo: Perpetua,
Felicidad, Revocato, Saturnino y Secúndulo, destacándose en la narración la entereza y
el valor de Perpetua y Felicidad para enfrentar a sus verdugos. El hecho de que los
mártires son "catecúmenos", es decir que se preparaban para recibir el bautismo; confirma lo
que hemos dicho previamente sobre las características de la nueva política
implementada por Septimio Severo. Es probable que Perpetua y sus compañeros hayan sido
montanistas y que el autor que nos ha dejado el testimonio de su martirio haya sido Tertuliano.
Poco después, por razones que no son del todo claras, la persecución disminuyó. Siguieron
presentándose martirios esporádicos y aislados pero de ninguna manera en la medida en que se
presentaron en el 202-203 d.C. bajo Septimio Severo. El emperador Máximo desató una
breve persecución restringida a Roma en la cual fueron exiliados y enviados a trabajar
a las minas el obispo Ponciano e Hipólito, destacados miembros de la iglesia de la
capital del imperio, pero descontando estos leves brotes, la persecución cesó casi por completo
durante casi medio siglo al tiempo que se añadían nuevos convertidos a la iglesia. La
persecución llegó a ser una memoria amarga y dolorosa del pasado. Entonces se desató la
tormenta...
El propósito del emperador no era crear mártires sino apóstatas. Tal vez Decio, al igual
que Tertuliano 50 años antes, creía que "la sangre de los mártires era la semilla del cristianismo,
pues mientras más se le derramaba, más cristianos había". El propósito de esta nueva
persecución no era destruir a los cristianos, sino lograr que renunciaran a su fe,
anotándose de esta manera una victoria en la política imperial de restaurar el paganismo.
Inicialmente, Decio ordenó por mandato imperial, que todos tenían que sacrificar ante los dioses
y quemar incienso ante la estatua del emperador. Quienes así lo hicieran, obtendrían un
certificado o "libelli" como prueba de ello y los que carecieran de tal
certificado serían tratados como criminales que habían desobedecido el mandato
imperial.
El mandato imperial tomó por sorpresa a los cristianos de las nuevas generaciones, que no se
habían formado bajo el peligro constante de la persecución y por ello no estaban listas a
enfrentarse al martirio. Algunos corrieron a obedecer el edicto imperial tan pronto como
supieron de él; otros permanecieron firmes por un tiempo pero finalmente también
ofrecieron sacrificio ante los dioses; otros más astutos, se valieron de artimañas y del
poder del oro para obtener certificados falsos sin haber sacrificado nada, y otros, en fin,
permanecieron firmes y se dispusieron a afrontar las torturas más crueles que sus
verdugos quisieran imponerles.
Debido a que el propósito de Decio era obligar a las gentes a sacrificar, fueron relativamente
pocos los que murieron durante esta persecución. Pero las torturas a las que se sometía a los
cristianos con este propósito, eran tan crueles y de tal magnitud que, una vez liberados,
algunos morían debido a la gravedad de las heridas recibidas. Tal fue el caso de
Orígenes, mencionado en el capítulo anterior.
Esta nueva persecución fue sistemática y universal, como los demuestra el hecho de que se
han encontrado certificados comprobando sacrificios en los lugares más recónditos del imperio.
- El primer aspecto del problema surgió cuando, debido al prestigio de los confesores,
algunos pensaban que eran ellos quienes tenían la autoridad necesaria para restaurar a
los caídos a la comunión de la iglesia, dejando a un lado la autoridad de los obispos.
- El segundo aspecto de problema fue el referente al grado de rigor que se debía aplicar a
los caídos para poder ser restaurados a la comunión, asunto en el cual no se ponían de
acuerdo los diferentes dirigentes eclesiásticos.
La anterior situación dio origen a dos de los "cismas" o divisiones más conocidos de la
iglesia antigua, en la parte occidental del imperio (Cartago y Roma).
EL CISMA DE CARTAGO
El cisma de Cartago tiene como protagonista al obispo Cipriano, mencionado en el capítulo
anterior como uno de los principales exponentes de la Escuela Teológica de Cartago.
Cipriano se convirtió al cristianismo aproximadamente a los 40 años de edad y poco tiempo
después fue electo obispo de Cartago. Admiraba a Tertuliano, a quien llamaba "el maestro" y al
igual que él, era ducho en retórica y sabía exponer sus argumentos en forma aplastante.
Muchos de sus escritos se conservan hasta hoy, constituyéndose en joyas de la literatura cristiana
del tercer siglo.
Cuando estalló la persecución Cipriano pensó que su deber era huir a un lugar seguro
con algunos otros dirigentes de la Iglesia, y desde allí seguir pastoreando a su grey con una
correspondencia nutrida. Erroneamente, muchos vieron esta decisión como un acto de
cobardía, pues de hecho, el valor y convicción de Cipriano quedaron probados cuando,
pocos años más tarde durante la breve persecución propiciada por el emperador Valeriano,
Cipriano ofreció su vida como mártir. Pero por lo pronto su autoridad quedaba puesta en
duda, pues los confesores que habían sufrido por su fe, parecían tener más autoridad que él.
Fueron precisamente algunos de estos confesores de su jurisdicción, quienes reclamaron la
autoridad para restaurar a los caídos y comenzaron a ejercerla, admitiéndolos de inmediato en
la comunión sobre la base del arrepentimiento. Algunos presbíteros de Cartago que tenían viejas
disputas con Cipriano, se unieron a estos confesores y se produjo un cisma que dividió a la
iglesia de la ciudad y la región circundante. Cipriano, entonces, convocó a un sínodo
(asamblea de los obispos de la región) donde se estableció oficialmente el procedimiento para
restaurar a los caídos de acuerdo a la gravedad de su caída. (La preocupación por la
restauración de los caídos fue la que dio origen más adelante, en la iglesia occidental, a
todo el sistema penitencial de hoy).
Este cisma no duró tanto como el que trataremos a continuación.
Es necesario destacar que la iglesia de la parte occidental del imperio (Roma y Cartago),
hizo más énfasis en la organización, la autoridad y la unidad dentro de la iglesia que en la
doctrina (aunque no por ello debemos pensar que descuidó esta última) y es debido a ello que el
principal problema que debió enfrentar son los CISMAS; mientras que la iglesia de la parte
oriental (Alejandría y Asia Menor), debido a su mayor tendencia filosófica y especulativa,
debió luchar constantemente contra las HEREJÍAS.
En el lapso transcurrido entre la promulgación del primer y el último edicto, Galerio se encargó
de indisponer cada vez más la voluntad de Diocleciano hacía los cristianos,
achacándoles dos incendios misteriosos en el palacio y algunos disturbios en diversas
regiones, al punto de que Diocleciano ordenó que todos los cristianos de la corte tenían que
ofrecer sacrificios ante los dioses, de tal modo que Prisca y Valeria cedieron al
requerimiento y sacrificaron, mientras que Doroteo, el gran chambelán de la corte, y varios
otros, sufrieron el martirio. A pesar de que la letra de los edictos no parece, en principio, tan
hostil hacia los cristianos; el hecho es que la resistencia propia de éstos a entregar las sagradas
escrituras, llevó a que se les torturara y condenara a muerte. Así se desató la más cruenta de
cuantas persecuciones sufrió la iglesia antigua. El único territorio donde la persecución
no fue tan severa fue el que estaba bajo el dominio de Constancio Cloro, el padre del
famoso Constantino.
Estando así las cosas, Galerio maquinaba el modo de hacerse dueño único del imperio, y
aprovechando una enfermedad que dejó muy débil a Diocleciano, le obligó a abdicar tanto a él
como a Maximiano, el "augusto" de occidente.
La tetrarquía funcionó mientras tuvo al frente a un gobernante especialmente dotado
como Diocleciano, pero bajo la dirección de Galerio fue un fracaso que desembocó en
rencillas y pugnas irreconciliables entre los sucesores oficiales nombrados por Galerio
(Severo y Maximino Daza) y los que tenían el derecho legítimo al gobierno (Majencio y
Constantino). Poco después Licinio entra también a disputar una tajada de poder a los
ya consolidados Galerio, Maximino Daza, Constantino y Majencio (Severo ya se había
suicidado ante su derrota frente a Majencio en Roma).
En medio de todo este caos, la persecución continuó de manera intensa en la parte
oriental del imperio bajo Galerio y Maximino Daza, pues ni Constantino ni Majencio,
dueños efectivos de la mayor parte occidental, se ocuparon en promoverla pues la consideraban
una política de Galerio.
A pesar de ello, en oriente la persecución fue excesivamente cruel y sistemática a tal
grado que las listas de los mártires son demasiado extensas para ser consignadas aquí.
CUESTIONARIO DE REPASO
En el momento en que se suscitaron las disputas por el poder entre los aspirantes a los títulos de
"Augusto" y "Cesar", una vez habían abdicado Diocleciano y Maximiano; Constantino se
estaba preparando para asumir el poder sobre un territorio cada vez más vasto que el que
dominaba hasta ese momento (La Galia y Gran Bretaña). A pesar de no ser precisamente el
gobernante ideal, Constantino parece haber poseído el raro don de
los gobernantes que saben hasta que punto pueden aumentar los impuestos sin perder
la lealtad de sus súbditos, y que saben también como ganarse esa lealtad. Además de
esto, siempre supo enfrentarse a sus rivales separadamente, asegurándose de que sus
flancos estaban protegidos.
Es así como Constantino, una vez muerto Galerio, logra enfrentarse primero a Majencio,
venciéndolo en la célebre "Batalla del Puente Milvio" (312 d.C.), sin descuidar la protección
de sus territorios ya consolidados de los ataques de los bárbaros y al mismo tiempo
asegurándose de que los demás en discordia (Licinio y Maximino Daza) no intervinieran o
aprovecharan la coyuntura en su propio beneficio. Una vez vencido Majen-cio, Constantino hizo
un pacto con Licinio que le permitió un respiro durante el cual se dedicó a incorporar y
consolidar los nuevos territorios adquiridos (Italia y el norte de Africa en la región de Cartago)
esperando el momento propicio para marchar de manera segura sobre Licinio. En este pacto
parece haber habido un acuerdo tácito en el sentido de que le correspondía a Licinio el enfrentar
a su enemigo común: Maximino Daza, de modo que mientras Constantino fortalecía sus
posiciones y recursos, Licinio se desgastaba en una guerra con Maximino Daza , al que
finalmente derrotó. Esto dejó a Constantino como dueño de Occidente y a Licinio como dueño
de Oriente. A pesar del pacto y la alianza hecha entre ellos, poco tiempo después la hostilidad
entre ambos emperadores surgió a la luz del día y en una seria de batallas sucesivas, Constantino
logró reducir a Licinio hasta que éste no estuvo en condiciones de oponerle resistencia y tuvo
que cederle sus territorios a cambio de su vida. Poco después Licinio fue asesinado en
circunstancias que no es posible determinar.
Una vez establecido como emperador único del imperio y habiéndose percatado de la
importancia estratégica de la ciudad de Bizancio durante su campaña contra Licinio;
Constantino concibió la idea de construir en esta ciudad una "nueva Roma" inexpugnable y
fastuosa que llevaría el nombre de "Constantinopla" y que vendría a reemplazar a Roma como
capital del imperio. Su decisión resultó en extremo acertada, pues poco después la porción
occidental del imperio (inclusive la vieja Roma) cayó en poder de los bárbaros y
Constantinopla vino a ser el centro donde por mil años se conservó la herencia cultural
y política del viejo imperio.
Por otra parte, quienes pretenden que Constantino se "convirtió" por oportunismo político, se
equivocan por varias razones:
- La primera de ellas es que tal interpretación es en extremo anacrónica. Los dioses eran
realidades muy concretas para los antiguos, y aún los más escépticos temían y respetaban los
poderes sobrenaturales.
El impacto de Constantino también se verificó en otros aspectos como la práctica del culto
formal cristiano y la arquitectura, entre otros muchos.
Hasta la época de Constantino el culto cristiano había sido relativamente sencillo, pero a partir la
conversión del emperador, el culto comenzó a sentir el influjo del protocolo imperial. Los
ministros que oficiaban en el culto comenzaron a llevar vestimentas ricas durante el
servicio, además de que varios gestos de respeto que normalmente se hacían ante el
emperador, comenzaron a hacerse también en el culto. Por otro lado, se inició la
costumbre de iniciar el servicio con una procesión que a su vez impulsó el desarrollo de
los coros, con el resultado de que a la larga la congregación tuvo menos parte activa en
el culto.
Por otro lado, durante el periodo de la iglesia imperial aparece una de las herejías que más
aceptación tuvo dentro de la iglesia cristiana, y que en su momento estuvo a punto de
triunfar sobre la ortodoxia: "El Arrianismo".
Si bien, todas las reacciones que hemos relacionado arriba tuvieron su origen en la
conversión de Constantino, no dejan de ser reacciones extremas ya que la mayor parte de
los cristianos no reaccionó ante la nueva situación con una aceptación total ni con un
rechazo absoluto. Para la mayoría de los dirigentes de la iglesia, las nuevas circunstancias
presentaban oportunidades inesperadas, pero también peligros enormes. Por tanto, al
mismo tiempo que afirmaban su lealtad al emperador, como siempre lo habían hecho la
mayoría de los cristianos, insistían en que su lealtad última le correspondía sólo a Dios.
Tal fue la actitud de los "gigantes" de la iglesia como Atanasio, Los Capadocios, Ambrosio,
Jerónimo, Agustín y otros. A pesar de que sus actitudes y soluciones no fueron siempre las
más acertadas, no debemos dejar de apreciar el mérito de su labor en unas
circunstancias difíciles y ante una tarea de tan gran magnitud como la que se
presentaba ante sus ojos. El impacto que su obra ha tenido en la vida de la iglesia, para bien y
para mal, justifican sobradamente el apelativo de "gigantes" que se ha adosado a sus nombres.
Finalmente, el hecho de que Eusebio nos haya prestado ocasión para exponer estos cambios en
la vida y la doctrina cristiana no ha de entenderse en el sentido de que él fuera el único
responsable de tales cambios. Eusebio no es el creador de lo que aquí hemos llamado la
"teología oficial", sino sólo el portavoz de los muchos cristianos que, como él, se sentían
sobrecogidos y agradecidos por el hecho de haber salido de las estrecheces de la
persecución.
4.4. LA REACCION MONASTICA
La reacción monástica fue el camino escogido por aquellos que se dolían del triste estado a
que parecía haber descendido la vida cristiana. La "puerta estrecha" de que Jesús había
hablado se había vuelto tan ancha que las multitudes se apresuraban a pasar por ella (muchos en
busca de posiciones y privilegios, sin tener una idea del significado del bautismo o de la fe
cristiana).
El hecho de que, durante los relativamente largos periodos de paz que existieron a veces
durante los siglos segundo y tercero, hubo quienes olvidaron el peligro inminente que
representaba la persecución por parte del estado y cuando ésta se reanudó no pudieron resistirla;
llevó a algunos cristianos a pensar que la seguridad y la vida muelle era el principal
peligro que amenazaba a la iglesia y que éste se hacía mucho más real durante los
periodos de relativa calma.
Ahora, cuando la paz de la iglesia parecía asegurada, muchas de estas personas veían en
esa paz una nueva artimaña del Maligno.
Cómo, entonces, se puede ser cristiano en medio de tales circunstancias, cuando el
testimonio sangriento del martirio no es ya posible?..., cómo resistir a las enormes
tentaciones del momento?...
La respuesta de muchos no se hizo esperar: huir de la sociedad humana, abandonarlo
todo, subyugar el cuerpo y las pasiones que dan ocasión a la tentación. Esta fue la causa
por la cual, al mismo tiempo que la iglesia se llenaba de millares de gentes que pedían el
bautismo, hubo un verdadero éxodo de otros millares que buscaban en la soledad la
santidad.
Los más conocidos monjes del desierto son San Antonio y San Pablo que deben su fama al
hecho de que dos grandes autores cristianos, Atanasio y Jerónimo respectivamente, escribieron
sus vidas dando a entender cada uno que el protagonista de su obra era el fundador del
monaquismo egipcio. Esto último es dudoso puesto que el monaquismo no fue invención de
algún individuo, sino que fue más bien un éxodo en masa. En todo caso, al considerar las
vidas de Pablo y de Antonio, podemos apreciarlos como los exponentes
más típicos del movimiento en sus inicios. Aunque el relato de Jerónimo sobre la vida de
"Pablo el ermitaño" es muy breve y casi totalmente legendario, el núcleo de la historia
probablemente es cierto. La vida de "Antonio el ermitaño" escrita por Atanasio, parece tener mas
visos de realidad que la de Jerónimo, pero no por ello deja de incurrir en exageraciones
evidentes.
La vida de estas personas era en extremo sencilla. Aunque algunos cultivaban pequeños huertos,
la mayoría de ellos se sustentaba tejiendo cestas y esteras que luego vendían a cambio de un
poco de pan y aceite. Esta ocupación tenía la ventaja de que, mientras se tejía un cesto, era
posible recitar un salmo, elevar una plegaria o memorizar una porción de las Escrituras. La dieta
de la mayoría de los monjes consistía en pan y a veces frutas, legumbres y aceite. Sus posesiones
no eran más que los vestidos mas necesarios y una estera para dormir. La mayoría de ellos veía
mal la posesión de libros, pues ello podría alimentar el orgullo. Unos a otros se enseñaban de
memoria libros enteros de las Escrituras
- particularmente los Salmos y el Nuevo Testamento -. Y además compartían entre sí las
historias edificantes, o las joyas de sabiduría de los anacoretas más venerados.
Muchos pensaban que lo peor que podía sucederle a un monje era ser ordenado sacerdote u
obispo (fue precisamente en esta época que los ministros cristianos comenzaron a llamarse
"sacerdotes"). Aunque algunos de ellos fueron ordenados, esto sucedió casi siempre contra su
voluntad, o tras repetidos ruegos por un obispo de reconocida santidad, como el gran Atanasio.
Este género de vida pronto dio lugar a una nueva forma de orgullo. Con el correr de los
años muchos monjes llegaron a pensar que, puesto que su vida mostraba un nivel de
santidad más elevado que el de los obispos y demás dirigentes de la iglesia, eran ellos, y
no esos dirigentes, quienes debían decidir en que consistía la verdadera doctrina
cristiana.
A pesar de que probablemente no haya sido su fundador (al igual que Pablo y Antonio), no cabe
duda de que Pacomio fue quien le dió forma al monaquismo cenobítico egipcio. Pacomio
pasó sus primeros años de monje aprendiendo de un viejo maestro anacoreta llamado Palemón.
Después de aprender la vida monástica, se retiró a vivir sólo en el desierto donde poco después
se le unió Juan, su hermano mayor con quien se dedicó a la vida contemplativa.
Pero Pacomio no estaba del todo satisfecho con esta forma de vida y pedía en oración a Dios
que le indicara un camino para servirle mejor. Por fin tuvo una visión en la que un ángel le
dijo que Dios quería que sirviera a la humanidad. Inicialmente esto le pareció
contradictorio a Pacomio, pues el quería servir a Dios y no a la humanidad, hasta que
comprendió que al servir a la humanidad, estaba sirviendo a Dios. Siguiendo este llamado
y después de algunas vicisitudes que no es preciso relatar, Pacomio logró fundar y consolidar
los primeros monasterios cuya norma fundamental era el servicio mutuo. Su hermana
Maria siguió su ejemplo y fundó varias comunidades de monjas. En vida de Pacomio
llegó a haber nueve monasterios, cada uno con centenares de monjes. Fue Pacomio quien
estableció la jerarquía en la cual "el Abad" era el superior del monasterio principal, llamado
por ello "Abadia". Pacomio y sus compañeros nunca aceptaron cargos eclesiásticos y por tanto
no había entre ellos sacerdotes ordenados.
Egipto fue la región que mayor impulso dio al monaquismo en el siglo IV. Algunos
exageraron lo que habían aprendido de los monjes egipcios realizando proezas portentosas (y
absurdas), tales como pasar toda la vida subidos en una columna. Pero, a pesar de sus
evidentes inconvenientes, muchos otros le inyectaron al resto de la iglesia un sentido de
disciplina y de dedicación absoluta que resultaba harto necesario en los días al parecer
fáciles por los que pasaba el cristianismo. Sin embargo y de manera paradójica, quienes
más contribuyeron a difundir el ideal monástico fueron toda una serie de obispos y
eruditos que vieron el valor (desde su punto de vista) del testimonio monástico para la
vida diaria de la iglesia.
El caso más claro del ideal monástico, lo tenemos en Martín, obispo de Tours, cuya
biografía: La Vida de San Martín, escrita por Sulpicio Severo, fue uno de los libros más
populares en toda Europa durante varios siglos y contribuyó a formar el monaquismo
occidental que ha sido tan importante para la historia de la iglesia. De San Martín solo
comentaremos brevemente el episodio más conocido de su vida: Durante su servicio como
soldado, instancia a la que había sido enviado por su padre pagano para separarlo de sus
contactos cristianos, Martín y sus compañeros iban entrando a la ciudad de Amiens cuando les
pidió limosna un mendigo casi desnudo que tiritaba de frio en medio de la nieve. Martín no tenía
dinero que darle, pero tomó su capa, la rasgó en dos y le dio la mitad. Esa noche Martín vió en
sueños a Jesucristo envuelto en su media capa y diciéndole "Por cuanto lo hicisteis a uno de
estos mis hermanos más pequeñitos, a mí lo hicisteis".
Además, de este episodio se deriva nuestro término "capilla", pues algún tiempo después se
conservaba en un pequeño templo lo que se decía era la media capa - la "capilla" de Martín
- y de aquel templecillo derivan su nombre nuestras "capillas" y "capellanes" de hoy.
Para concluir este punto es necesario señalar que, independientemente del hecho
incontrovertible de que el monaquismo y el ascetismo no son de la índole cristiana bíblica,
hay un desarrollo de alguna manera beneficioso en esta corriente, ya que, si los primeros
exponentes de la reacción monástica huyeron al desierto en pos de su propia salvación, con el
correr de los años (especialmente en Occidente) el monaquismo sería, más que un medio por el
que se buscaba la propia salvación, un instrumento para la obra caritativa y misionera de la
iglesia.
4.5. LA REACCION CISMATICA: EL DONATISMO
Esta reacción tuvo su origen en el rechazo que manifestaron algunos cristianos ante el nuevo
estado de cosas que resultaba de la política religiosa de Constantino. Pero, mientras los monjes
sencillamente se retiraron al desierto sin romper sus lazos con la iglesia, hubo muchos otros
que sencillamente declararon que el resto de la iglesia se había corrompido, y que ellos
eran la verdadera iglesia. De los muchos grupos que adoptaron esta actitud, el más
numeroso y duradero fue el donatismo.
El Donatismo surgió, al igual que los otros cismas tratados anteriormente (el de Novaciano y
el de Cartago), de la cuestión de los caídos y se escenificó en la misma región que había sido
testigo del cisma de Cartago, esto es, Africa occidental.
Debido a que la persecución en esta región había sido especialmente violenta, había producido
más apóstatas que en cualquier otra parte del imperio. Dentro de estos apóstatas existían
obispos que habían entregado a las autoridades sus copias de las Escrituras, para evitar
mayores calamidades sobre sus congregaciones. Y al igual que en la época de Cipriano,
existían confesores a los cuales se veneraba por la firmeza de su fe. Pero algunos de ellos, a
diferencia de los confesores del tiempo de Cipriano, se mostraron bastante rigurosos con los
que habían seguido otro camino. Entre las personas a quienes los confesores rigoristas
condenaban, estaban los obispos que habían entregado las Escrituras. Así se empezó a dar
a algunos obispos y otros dirigentes el título ofensivo de "traditores" (o "entregadores").
La justificación teológica se apoyaba en la acusación de los donatistas de que uno de los tres
obispos que habían consagrado a Ceciliano era "traditor" y por lo tanto su ordenación
no era válida. Frente a ellos, Ceciliano y los suyos respondían diciendo, primero, que el
obispo en cuestión no era de hecho "traditor" y, segundo, que aunque lo fuese, su acción de
consagrar a Ceciliano era todavía válida.
Luego, lo que en últimas estaba en juego, no era solamente la cuestión circunstancial de si
ese obispo y otros habían flaqueado, sino la cuestión doctrinal de si una ordenación o
consagración hecha por un obispo indigno era válida o no. Los donatistas decían que la
validez de tal ordenación dependía de la dignidad del obispo. Ceciliano y los suyos
respondían que la validez de los sacramentos no depende de la dignidad de quien los
administra, ya que nos es imposible saber a ciencia cierta el estado interior del alma del
ministro que nos ofrece tales sacramentos. Como consecuencia de lo anterior, si algún miembro
del partido de Ceciliano decidía unirse a los donatistas, estos le hacían rebautizar. Pero si
un donatista decidía unirse al otro bando, éste aceptaba su bautismo, sobre la base de que el
sacramento es válido por muy indigno que sea quien los administre.
Como lo deciamos anteriormente, las razones del cisma no fueron meramente teológicas, sino
también políticas y económicas, y aunque no nos adentraremos en ellas, basta decir que estas
causas explican las inconsistencias que encontramos dentro de los donatistas, como el
hecho de que entre ellos también había sacerdotes "traditores" y el
hecho de que uno de los primeros instigadores del donatismo, llamado Purpurio de
Limata, había asesinado a dos sobrinos, hechos que ponen en duda la creencia de que la
necesidad de mantener la iglesia pura de toda mancha fuera la verdadera, o por lo
menos única causa, de la enemistad de los donatistas hacia Ceciliano y los suyos.
La importancia de los donatistas se debe a la gran duración del movimiento, que sobrevivió a la
muerte de su fundador y que, posteriormente, con el surgimiento de un brazo fanático extremista
entre ellos, llamados "Los circunceliones", que seguían prácticas terroristas; se constituyó en
un verdadero problema para el estado, que a pesar de utilizar la fuerza contra ellos, no
pudo extirparlo sino que sobrevivió hasta la conquista de la región por parte de los
musulmanes en el siglo séptimo.
4.6. EL ARRIANISMO
* El arrianismo fue la "herejía por excelencia" del siglo IV. A pesar de que ya hemos
tratado otras herejías muy difundidas y peligrosas para el cristianismo como el gnosticismo y el
marcionismo, la aparición del arrianismo se vio favorecida por el hecho de que, una vez
cesó la persecución y el cristianismo pasó a ser una religión lícita bajo la protección del estado,
los dirigentes eclesiásticos involucrados en cualquier controversia teológica se sentían con
más libertad para adentrarse y proseguir en el debate, pues ya no tenían que enfrentar la
preocupación de la persecución y podían concentrar sus esfuerzos en justificar su posición
teológica, en lo posible, por la fuerza de sus argumentos.
Otro factor que contribuyó al fortalecimiento del arrianismo fue el hecho de que ahora el
estado estaba interesado en que se resolvieran todos los conflictos que pudieran aparecer
entre los fieles cristianos, promoviendo la unidad en la iglesia bajo la idea de que ésta
debía ser "el cemento del imperio" y por tanto cualquier división en ella amenazaba la unidad
del imperio. Con este propósito el estado comenzó a utilizar su poder para aplastar las
diferencias de opinión que surgían dentro de la iglesia con el peligro inherente de que, en
lugar de permitir que se descubriera la verdad mediante el debate teológico sustentado en las
Escrituras, muchos gobernantes trataron de simplificar este proceso sencillamente decidiendo
que tal o cual partido estaba errado y ordenándole
callar. De este modo, la fuerza del argumento perdió terreno, pues era más práctico tratar
de convencer al emperador y no a los opositores, reduciendo el debate teológico a intriga
política, aspecto en el cual los arrianos eran especialmente efectivos.
Por todo lo anterior, la labor de los defensores de la ortodoxia o "fe nicena" (llamada así
debido a que el asunto se debatió y decidió oficialmente en el concilio de Nicea) es digna de
admiración, pues, de no ser por su decidido empeño, es probable que el arrianismo fuera
actualmente la doctrina oficial del cristianismo, en virtud del mayor apoyo que recibió por parte
del imperio.
A primera vista el asunto parece pueril pero, en realidad, lo que estaba en juego era la
divinidad de Jesús, pues Arrio lo colocaba dentro de la esfera del universo creado (así fuera la
primera y más grande criatura, no por ello dejaba de serlo).
Los dos bandos esgrimían razones, hábilmente sustentadas por versículos bíblicos, para
"probar" que la posición contraria era insostenible. Finalmente Alejandro condenó las
doctrinas de Arrio y lo depuso de sus cargos en la iglesia de Alejandría, pero éste no
aceptó el veredicto y apeló a las masas y a varios obispos prominentes que habían sido
sus condiscípulos en Antioquía, quienes respondieron dando la razón a Arrio.
En este punto, Constantino decidió intervenir, enviando primero a su consejero en materias
eclesiásticas, el obispo Osio de Cordoba, para que mediara en la controversia, pero ante lo
infructuoso de su gestión, optó por convocar a una gran asamblea o concilio de todos los
obispos cristianos, para poner orden en la vida de la iglesia y decidir acerca
de la controversia arriana.
En todo caso, los obispos se consideraron satisfechos con este credo, y procedieron a
firmarlo, dando así a entender que era una expresión genuina de su fe. Sólo unos pocos
-entre ellos Eusebio de Nicomedia- se negaron a firmarlo. Estos fueron condenados por la
asamblea, y depuestos. Pero a esta sentencia Constantino añadió la suya, ordenando que los
obispos depuestos abandonaran sus ciudades. Esta sentencia de exilio añadida a la de herejía
tuvo funestas consecuencias, como ya hemos dicho, pues estableció el precedente según el
cual el estado intervendría para asegurar la ortodoxia de la iglesia o de sus miembros.
La controversia arriana después del concilio
El Concilio de Nicea no puso fin a la discusión. Eusebio de Nicomedia era un político hábil
-y además parece haber sido pariente lejano de Constantino. Su estrategia fue ganarse de
nuevo la simpatía del emperador, quien pronto le permitió regresar a Nicomedia. Puesto que
en esa ciudad se encontraba la residencia veraniega de Constantino, esto le proporcionó a
Eusebio el modo de acercarse cada vez más al emperador. A la postre, hasta el propio Arrio
fue traído del destierro, y Constantino le ordenó al obispo de Constantinopla que admitiera al
hereje a la comunión.
El obispo debatía si obedecer al emperador o a su conciencia cuando Arrio murió. En el año
328 Alejandro de Alejandría murió, y le sucedió Atanasio, el diácono que le había
acompañado en Nicea, y que desde ese momento sería el gran campeón de la causa nicena. A
partir de entonces, dicha causa quedó tan identificada con la persona del nuevo obispo de
Alejandría, que casi podría decirse que la historia subsiguiente de la controversia arriana es la
biografía de Atanasio. Baste decir que, tras una serie de manejos, Eusebio de Nicomedia y
sus seguidores lograron que Constantino enviara a Atanasio al exilio. Antes habían logrado
que el emperador pronunciara sentencias semejantes contra varios otros de los jefes del
partido niceno. Cuando Constantino decidió por fin recibir el bautismo, en su lecho de
muerte, lo recibió de manos de Eusebio de Nicomedia.
A la muerte de Constantino, tras un breve interregno, le sucedieron sus tres hijos Constantino
II, Constante y Constancio. A Constantino II le tocó la región de las Galias, Gran Bretaña,
España y Marruecos. A Constancio le tocó la mayor parte del Oriente. Y los territorios de
Constante quedaron en medio de los de sus dos hermanos, pues le correspondió el norte de
África, Italia, y algunos territorios al norte de Italia. Al principio la nueva situación favoreció
a los nicenos, pues el mayor de los tres hijos de Constantino favorecía su causa, e hizo
regresar del exilio a Atanasio y los demás. Pero cuando estalló la guerra entre Constantino II
y Constante, Constancio, que como hemos dicho reinaba en el Oriente, se sintió libre para
establecer su política en pro de los arrianos.
Una vez más Atanasio se vio obligado a partir al exilio, del cual volvió cuando, a la muerte
de Constantino II, todo el Occidente quedó unificado bajo Constante, y Constancio tuvo que
moderar sus inclinaciones arrianas. Pero a la larga Constancio quedó como dueño único del
Imperio, y fue entonces que, como diría Jerónimo "el mundo despertó como de un profundo
sueño y se encontró con que se había vuelto arriano". De nuevo los jefes nicenos tuvieron que
abandonar sus diócesis, y la presión imperial fue tal que a la postre los ancianos Osio de
Córdoba y Liberio -el obispo de Roma- firmaron una confesión de fe arriana.
A pesar de lo anterior, el concilio de Nicea no puso fin a la discusión. Sólo cerró la vía del
argumento para abrir el camino a la intriga política, en la cual Eusebio de Nicomedia
demostró grandes capacidades, pues poco tiempo después, Constantino le permitió regresar a su
sede como obispo y desde esa posición, aprovechó para acercarse cada vez más al emperador al
punto de lograr que Arrio fuera traído del destierro y que el obispo Alejandro se viera ante la
disyuntiva de restaurarlo a la comunión o desobedecer al
emperador.
Como su nombre lo indica, este fue un periodo en el cual el paganismo hizo sus últimos
intentos por imponerse de nuevo en el imperio. Este esfuerzo estuvo liderado por el último
de los emperadores de la familia de Constantino, llamado Juliano, conocido posteriormente con
el epíteto de "El Apóstata".
Juliano sucedió a su primo hermano Constancio en el gobierno del imperio, en el año 361
d.C. en la que fue, precisamente, la época de mayor auge del arrianismo. Aunque tanto él
como su hermano Galo habían sido bautizados e instruidos en la fe cristiana; lo cierto es
que, ya en su juventud, Juliano había terminado interesándose más en los estudios
filosóficos hasta el punto de que, en Atenas, se inició en las antiguas religiones de misterio y
abandonó definitivamente el cristianismo. Debido a esto y a la política religiosa que
impulsó durante su gobierno, se le terminó dando el sobrenombre de "El Apóstata".
Por otra parte, Juliano también podía tener otras razones para haber apostatado de la fe
cristiana, pues, a sus ojos (y no sin razón), su primo hermano Constancio, que profesaba el
cristianismo (Arriano), era el autor intelectual del asesinato de toda su familia, con la excepción
de su hermano Galo y él mismo, con el pretexto de evitar una sucesión disputada y sangrienta en
el trono imperial, a la muerte del emperador Constantino.
Desde del punto de vista administrativo, Juliano fue un gobernante hábil, pero no es por ello por
lo que más se le recuerda, sino por la política religiosa que caracterizó su gobierno.
Esta política consistió, por una parte, en restaurar la perdida gloria del paganismo y
por otra, en impedir el progreso del cristianismo.
En cuanto al primero de estos propósitos, sólo diremos que buena parte de la reforma pagana de
Juliano se inspiraba en el ejemplo de la iglesia, y a pesar de todo su empeño, su reforma no era
tan popular como él hubiera deseado. Había personas que a la vez que participaban en los
sacrificios paganos se burlaban de ellos.
En todos estos proyectos se ocupaba Juliano cuando le sorprendió la muerte, alcanzado por una
lanza enemiga, cuando dirigía sus tropas en una campaña contra los persas. Se dice
que sus últimas palabras fueron "!Venciste galileo!" al tiempo que tomaba un puñado de tierra
mezclada con su propia sangre y la arrojaba hacía el cielo. Este suceso es más bien de carácter
legendario, pero a propósito de él, es necesario decir que "el Galileo" (Jesucristo) había vencido a
Juliano aún en vida de éste, pues sus reformas nunca lograron arraigo popular.
Dentro de la lista de los gigantes de la fe tenemos los siguientes protagonistas, de los cuales
procuraremos mencionar sólamente sus aportes, buenos o malos, a la iglesia, en su momento:
Gregorio de Nisa, el hermano menor del anterior, fue entre los grandes capadocios, el
que más se
distinguió por su vida mística. Hasta el día de hoy, sus obras místicas se encuentran
entre las obras clásicas de la literatura contemplativa.
En cierta forma, Juan Crisóstomo también nos ilustra sobre el rumbo que tomó la iglesia
de Oriente en contraste con la de Occidente. En Oriente, un obispo de la talla y firmeza de
Juan fue finalmente destituido y enviado al exilio por el débil emperador Arcadio, lo cual parece
presagiar, como efectivamente sucedió, que en esta parte del imperio el gobierno secular
guardaría celosamente sus prerrogativas sobre la iglesia, amparado en el hecho de que
estaba en condiciones de salvaguardar sus fronteras mil años más que el imperio
romano de Occidente. Este "hijo" oriental del imperio romano es el que la historia ha llamado
con el nombre de Imperio Bizantino.
4.8.5. JERÓNIMO DE BELEN
Jerónimo fue un personaje singular dentro de los gigantes del siglo cuarto. Aunque se le conoce
como "San Jerónimo", su santidad no fue humilde, apacible y dulce, sino orgullosa,
borrascosa y amarga. Tenía una gran inclinación a la controversia cruel y parece que más
tarde o más temprano disputó con la mayoría de sus amigos y conocidos. Entre las muchas
personas que fueron objeto de sus ataques hirientes se contaban, no sólo los herejes, los
ignorantes y los hipócritas, sino también Juan Crisóstomo, Ambrosio de Milán, Basilio de
Cesarea y Agustín de Hipona. Parece que no llegó a ocupar ningún episcopado (aunque fue
ordenado presbítero en Antioquía) debido a que, antes que administrador, tenía el temperamento
del erudito. Era un áspero hombre de Dios, no un culto prelado. El sexo se convirtió en una
gran dificultad en su vida. Debido a sus propias luchas en este aspecto, estaba
absolutamente convencido de la perversidad del mismo. Estas luchas también fueron la
causa para que abandonara Roma y fundara un monasterio en Jerusalén donde se hizo monje y
se dedicó al estudio del hebreo. Su aporte más conocido a la iglesia, sugerido por el obispo
Damaso de Roma cuando Jerónimo se desempeñó como su secretario, es la traducción
de las Escrituras, de los originales griego y hebreo, al latín vulgar, denominada por ello
"Vulgata", que a pesar de la renuencia inicial, pronto fue adoptada como la versión
oficial de la iglesia católica romana. Su concepción del sexo influyó negativamente en el
cristianismo, inculcando la idea de la corrupción y la perversidad del deseo sexual e
idealizando por lo tanto el celibato.
En el ejercicio de su profesión, Agustín pasó de Cartago a Roma y de ésta a Milán donde, por
puro interés profesional y debido a la fama de Ambrosio como un gran orador; decidió
ir repetidamente a escuchar sus predicaciones con el fin de evaluar la forma y no el
contenido de ellas. Sin embargo, el contenido de las predicaciones de Ambrosio fue
captando su interés debido a la forma alegórica en que éste exponía las Escrituras,
satisfaciendo de este modo los requerimientos intelectuales de Agustín. Una vez
vencidos los obstáculos intelectuales a la fe cristiana, Agustín tuvo que empezar a
luchar con el "querer" y el "no querer" hasta que finalmente triunfó el "querer" y se
convirtió al cristianismo, recibiendo el bautismo por medio del viejo obispo Ambrosio
de Milán. Su concepción del cristianismo estaba influida por el ejemplo monástico y su
formación neo-platónica, por lo que estaba convencido de que al hacerse cristiano debía
renunciar a su carrera como maestro de retórica, a todas sus ambiciones y a todo goce de los
placeres sensuales. Por ello, poco después de su conversión Agustín vendió todas sus
propiedades y, con un pequeño grupo, se dedicó a la vida retirada en la localidad de Casicíaco
donde se entregó al estudio, la devoción y la meditación. Pero la iglesia requería de los servicios
de una mente privilegiada como la de Agustín, y por ello, llegado el momento, tuvo que salir
de su retiro y aceptar su ordenación como obispo de la ciudad de Hipona.
A esta etapa de su vida corresponden los escritos que hicieron de él el teólogo más
destacado de la iglesia latina, entre los que se cuentan varias obras contra los
maniqueos, los pelagianos y los donatistas. Pero hay dos obras de Agustín que merecen
atención especial: sus "Confesiones" y "La Ciudad de Dios". La primera por ser una biografía
espiritual, única en la antigüedad, que no había conocido escritos de este tipo y que tiene además
un gran valor sicológico, aún en el siglo XX. La segunda, una verdadera enciclopedia
histórica en la cual se hace una apología de Roma como la ciudad escogida por Dios
para establecer su reino en la tierra, utilizada posteriormente por el catolicismo romano
para afianzar sus doctrinas y pretensiones universalistas. Algunas personas pretenden
presentar a Agustín, antes de su conversión, como un libertino obsesionado por su sexualidad,
tal vez basados en las declaraciones consignadas en sus "confesiones" sobre los esfuerzos del
autor por dominar sus deseos sexuales; pero lo cierto es que no hay pruebas de que fuese
jamás un libertino. El hecho de que a los diecisiete años tomara una concubina permanente no
indica que fuera promiscuo, ya que éste era un arreglo normal en aquella época. Por lo tanto el
concepto de que pasó de los placeres de la cultura clásica a las austeridades del cristianismo es
falso. Sin embargo, su concepción del sexo dejó huella en la ya deformada doctrina
eclesial "ortodoxa" acerca del tema en cuestión, pues contribuyó a fortalecer la posición
célibe, con el agravante de que llegó a formular que el pecado original era el sexo.
Finalmente, el ocaso de la vida de Agustín coincidió con el ocaso de toda una edad que
moría. En vísperas de su fallecimiento, los vándalos estaban a las puertas de la ciudad
de Hipona anunciando el advenimiento de una nueva edad. Poco tiempo antes, en el
410, Roma había caído bajo el dominio de los godos en el suceso que marcó "la caída
del imperio romano de occidente". Por lo tanto, la obra de Agustín fue como el canto de
cisne de una edad que terminaba. A pesar de ello, su obra no quedó olvidada entre los
escombros de la civilización que se derrumbaba, ya que durante toda la Edad Media ningún
teólogo fue más citado que él y por tanto, a la postre, se convirtió en uno de los grandes
doctores de la Iglesia Católica Romana. Y sin embargo, Agustín fue también el autor
favorito de los grandes reformadores protestantes del siglo XVI. Luego podemos decir
que, entre todos aquellos gigantes del siglo cuarto, ninguno fue tan notable como éste último.
Para mal y para bien.
-4 Muerte de Herodes
42 Martirio de Santiago
48 o 50 Concilio de Jerusalén
63 Pedro en Roma
64 Persecución de Nerón
70 Caída de Jerusalén
75 "Guerras de los Judíos" de Josefo
140-160 Marción
1. Desde el punto de vista administrativo y político, cuál fue la "virtud" o el don más
destacado en el emperador Constantino?
2. Por qué razón los dirigentes eclesiásticos de la época no trataron a Constantino con el
rigor que hubieran tratado a cualquier otro cristiano?
3. Cuales son las razones que nos llevan a considerar que la versión según la cual
Constantino se "convirtió" por puro oportunismo político, es equivocada o por lo
menos exagerada?
4. Cuál es la explicación más probable acerca de la "conversión" del emperador
Constantino?
5. Mencione cuales fueron las tres reacciones extremas al "impacto" de Constantino.
6. Explique en que consistió la reacción llamada "teología oficial" y cual fue su
exponente más representativo.
7. Cuál es la obra más importante que Eusebio de Cesarea legó a la posteridad y cuál
es el principal defecto que se le puede atribuir a esta obra?
8. Cuál fue la motivación de los iniciadores de la reacción monástica y cuales son los
orígenes del monaquismo desde el punto de vista cristiano y desde el punto de
vista pagano?
9. Con qué otros nombres se denomina a los monjes del desierto, cuales son los dos más
conocidos y por qué?
10. Quién le dio forma definitiva al monaquismo cenobita o comunal y cuál fue su
motivación para fomentar este tipo de monaquismo?
11. Mencione dos obispos que hayan contribuido a difundir el ideal monástico.
12. Qué nombre recibe el cisma más representativo y duradero de la llamada "reacción
cismática", a quién debe su nombre y cuál fue su justificación teológica?
13. En qué consistió el arrianismo, que interés político del estado lo favoreció
(perjudicando eventualmente la vía del argumento), dónde se resolvió oficialmente la
controversia y cuál fue el resultado concreto de éste esfuerzo?
14. Cuales fueron los dos objetivos de la política religiosa de Juliano, qué estrategia
siguió en relación con el segundo objetivo y a qué debe el sobrenombre de "el Apóstata"?
15. Relacione los nombres de los "gigantes" de la fe en el siglo cuarto y explique cuales
fueron los aportes positivos y negativos al cristianismo de dos de ellos.