Está en la página 1de 2

Por el derecho a la ciudad

Laura Natalia Arévalo Ávila

El ensayo presentado a continuación busca hacer un análisis alrededor de los


procesos de planeación en el capitalismo a través de la lectura Urbanismo y
desigualdad social de David Harvey. A partir de una pregunta problema se
abordará la discusión sobre cómo se configura la urbe, las discusiones desde el
pensamiento científico sobre la geografía y los aportes de este autor a como
revolucionar realmente los procesos de planificación.

Al leer el texto de urbanismo y desigualdad social es inevitable pensar ¿Cuál es la


importancia del espacio geográfico en el capitalismo?, sin duda, David Harvey a
través del dialogo con otros autores pone de manifiesto las formas en que el
pensamiento científico aborda los problemas sociales, cuando se abstraen de su
base materialista. La manipulación de la naturaleza hace parte de la actividad
material de los seres humanos, por ello no es ajena a intereses y formas de
entender el mundo.

Por ello, el conocimiento científico trae consigo unas cargas y unas presiones, por
ejemplo la producción de investigación es financiada por quienes detentan los
medios de producción, una clase social determinada, unos intereses particulares
de temas sobre los cuales se investiga, etc. No se puede pensar la geografía
como una serie de mediciones cuantitativas y cualitativas porque en el sistema
capitalista la ubicación de los espacios representa un intercambio especifico de
mercancías y una constante lucha de clases desde el pensamiento marxista.

Las formas en las que se ordena el territorio están atadas a una teoría ortodoxa
que busca mantener también desde lo material la estructura social. Por ejemplo,
haciendo una revisión del mercado urbano de viviendas se evidencia como los
especuladores no están pensando en la importancia de albergar personas, sino,
en maximizar ganancias. Trasladan los valores de uso en una parte de la ciudad y
valores de cambio en otro (generar escasez en un sitio de la ciudad para valorizar
otro sitio de la ciudad). Este proceso además es generalizado, no solamente en
una ciudad sino en la construcción de las ciudades capitalista, por esta razón,
cualquier política que se proponga eliminar la escasez de vivienda en la ciudad
será eliminada y fuertemente criticada por el mercado.

En Bogotá podemos encontrar otro ejemplo claro frente a la movilidad, hacia la


localidad de Ciudad Bolívar producto de la gentrificación y la ausencia del estado
para generar procesos de planificación muchas poblaciones desplazadas
empezaron a habitar dichos lugares de periferias. El espacio vial subiendo las
montañas es extremadamente reducido por lo cual muy pocas veces es viable
acceder en buses de servicio público generando mayor demanda hacia los
portales y troncales de Transmilenio.
Las formas de organización en el territorio no son coincidencias, son pensadas
teniendo en cuenta las fuerzas del mercado y las decisiones políticas de quienes
detentan los medios de producción. Estas formas ponen de manifiesto unas
revoluciones y contrarrevoluciones en el seno de la sociedad, las ciudades viven
en una constante lucha de clases y así mismo se dan los giros en el pensamiento
científico. Por un lado, están quienes buscan mantener teorías ortodoxias a pesar
de que sean obsoletas para resolver los conflictos que se presentan ahora y por
otro lado están los pensamientos que buscan transformar las realidades sociales y
pensar en otras posibilidades de entender las ciudades, fuera del caos que estas
representan.

Frente a ello, se puede pensar en ¿Cómo debería ser una postura crítica frente a
los procesos de planificación urbana?, definitivamente la lectura trae varios
elementos. En primer lugar, es indispensable reordenar conceptos e ideas,
categorías y relaciones en un sistema de pensamiento que combine la
conceptualización positivista con el materialismo, una constante prueba y error, no
generación de verdades absolutas. En segundo lugar, es fundamental reconocer
las distintas contradicciones que se dan en el proyecto neoliberal y que incluso
son sistémicas.

En tercer lugar, es fundamental identificar las posibles fuerzas y alianzas que


pueden formar los movimientos urbanos alrededor de un derecho a la ciudad y de
que estos derechos se hagan efectivos materialmente. Finalmente, los
administradores públicos y los distintos profesionales que se encargan de hacer
los procesos de planificación deben buscar prevalecer las necesidades y derechos
de las comunidades más marginadas, ordenar el territorio para ellos y no para el
mercado.

También podría gustarte