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Naredo, J. M. (2003). El contexto ideologico en el que nace la ciencia económica. En J. M.

Naredo, La
economía en evolución (págs. 10-25). Madrid: Siglo XXI Editores.

Acercamiento al Autor
Es un economista y estadístico facultativo español, nació el 19 de febrero de 1942 en Madrid.
Gran parte de sus estudios y trabajos los ha dedicado a la economía ecológico, siendo pionero en
ello en su país, maneja un enfoque eco integrador; sus análisis de deterioro ambiental y social
desde la economía han sido planteados como líneas de superación de la crisis, así mismo,
estudiados desde el análisis de las categorías básicas del pensamiento económico convencional
para construir y descubrir los nuevos enfoques de éste y solucionar los problemas que han
surgido a raíz del progreso. También, ha dedicado sus estudios a los flujos de energía y
materiales, la agricultura, el territorio, patrimonio inmobiliario, funcionamiento de los sistemas
agrarios, urbanos e industriales en relación con los recursos naturales, entre otros. Ha sido
galardonado con el Premio Nacional de Medio Ambiente, el Premio Internacional Geocrítica, el
Panda de Oro.

Ideas centrales del texto


En su análisis de la historia de las categorías básicas del pensamiento económico convencional,
el profesor Naredo, hace un recorrido por el contexto en el que nace la ciencia económica; parte
de que la ciencia en su intento por oponerse a las explicaciones y el sometimiento religioso del
conocimiento termino por moldearse por ella cuando en realidad trataba de ofrecer una
concepción del mundo alternativo (Naredo, 2003, pág. 10). El culto de la ciencia es hacía la
diosa razón a la cual se le han ofrecido altares, templos por parte de las comunidades científicas.
Por su parte, la comunidad científica de los economistas, cayó en la sacralización de la ciencia
sometiendo a los individuos a sus dictados: “resumiendo al hombre a procesos unidimensionales
o imponiéndole servidumbres en nombre de una determinada idea de sistema económico,
político, etc.” (Naredo, 2003, pág. 12).

Continua exponiendo el nuevo antropocentrismo, el cual nace después de que Copérnico


descubriera que la tierra no es el centro del universo, sino que, es una pequeñísima parte del
universo infinito; así, entonces, los progresos de la razón demostraron que no tenían límites y
que el hombre podría construir su mundo según sus deseos por lo cual era y seguiría siendo el
centro porque era quien sometía las fuerzas del universo y la naturaleza (Naredo, 2003, págs. 12-
14). Continuando, la idea del progreso, surgida del triunfo del espíritu científico, demostró que la
ciencia era el motor para llegar a una verdad absoluta por lo cual la humanidad se movería
siempre por la senda de un progres indefino. En este orden de ideas, el progreso regresivo de los
griegos y el progreso material y moral del mundo medieval quedaron anulados por la idea de una
evolución única e irreversible que señaló que la unidad del género humano era un hecho; Marx
se basa en Darwin para hablar de la evolución de la sociedad, descubriendo la ley fundamental y
constructiva que determina la historia humana: “el avance de las ruedas de la historia en el
sentido del progreso, no era otra que la fe en el desarrollo imparable de las fuerzas productivas”
(Naredo, 2003, pág. 17).

Los procesos de crear principios y leyes aplicables para todos los fenómenos que comenzaron a
darse en las ciencias naturales y posteriormente en las ciencias sociales, dieron a la ciencia una
perspectiva de análisis mecanicista; así su enfoque fue analítico-parcelario que ya no veía al
conocimiento como un todo sino como una abstracción de las partes. Es allí cuando la aritmética
adquiere un papel importante como medio para manejar este enfoque: todo podía ser sumado o
restado y es ahí está la razón, que sería el cálculo de las consecuencias de nombre generales
convenidos para caracterizar y significar los pensamientos (Naredo, 2003, págs. 19-20). Los
sistemas sociales están marcados por estas lógicas mecanicistas reflejadas en los modelos de
organización en el Estado primeramente y después, en la sociedad a través de la empresa
capitalista.

Finalmente, el profesor Naredo plantea preguntas acerca del papel, la relación y la función de la
economía respecto a estos sistemas de sociedades surgidos por esta ciencia; así como la
evolución conceptual desde finales del siglo XIX que genera nuevos enfoques respecto a la
especialización de la ciencia y como por su sacralización ha ido perdiendo credibilidad en que
pueda resolver los males de la civilización, no sin aclarar que la ciencia económica sigue
reproduciendo el modelo mecanicista que justifica el progreso económico en el aumento de
producción (Naredo, 2003, pág. 24).
Dialogo con el autor
Profesor Narado, quiero decirle que con ésta segunda parte su libro quedo intrigada a leer sus
subsiguientes capítulos y sus propuestas de cómo se puede recuperar la fe en la capacidad de los
enfoques y la creación de nuevas ideas. Una de las cosas que más me llaman la atención, no solo
del capítulo, sino del conocimiento como tal, es una construcción del todo, ya que usted
contextualizó la ciencia económica desde la filosofía y la ciencia en general, integrando y
aplicando conceptos de la física y la naturaleza para poder llegar a la ciencia económica.

He adquirido una nueva perspectiva respecto a la razón, más allá del conocimiento empírico o
científico que haya adquirido a lo largo de mis años de estudio, aparte de que nunca había visto a
la ciencia como una cuestión sacralizada y de pronto tal vez en el fondo esto demuestra la
dominación sobre la humanidad que hay detrás de ella.

Personalmente, me llama la atención el paradigma de la complejidad y claramente la filosofía


mecanicista está bajo el paradigma de la simplicidad, y aunque hoy en día resulta más
complicado porque el conocimiento ya está bastante fragmentado, los nuevos enfoques y la
revolución del conocimiento deberían partir de la complejidad de ver al conocimiento como un
todo, de los estudios sujeto-sujeto, en lugar de sujeto-objeto, y así tal vez, recuperar alguna vez la
fe en la ciencia, pero sin que nos domine ni someta y que tampoco cree leyes generales de las
cuales debamos creer el cuento.

Considero que este primer acercamiento al nacimiento de la ciencia económica, es fundamental


para resolver los problemas que en sí miso trago el progreso desmedido y el cambio social
infundamentado, es necesario conocer la historia antes de embarcarse en la proposición de
soluciones.

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