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COMISIÓN 11
Resumen
El objetivo del presente trabajo es reflexionar sobre el impacto de las TIC en la
educación, repasando sus ventajas y desventajas, a fin de pensar acerca de sus
potencialidades, para considerar de qué manera podrían implementarse nuevas
didácticas en el proceso de enseñanza-aprendizaje y generar prácticas consistentes con
el entorno. Nuestra hipótesis supone que a pesar de la implementación de las TIC en el
ámbito educativo, aún no se ha logrado generar un cambio verdaderamente sustancial en
la metodología, para comprender de otro modo el aprendizaje. Para ello, realizamos un
breve recorrido por las metodologías precedentes a las TIC, y exponemos los trabajos e
investigaciones que destacan la naturaleza activa del aprendizaje. A partir de lo
desarrollado, concluimos que, más que nunca, en la época actual, la educación debe
garantizar un aprendizaje integral, en el que se priorice no sólo la aprehensión de los
contenidos por el alumno, sino también que sea capaz de desarrollar un pensamiento
crítico, y entablar relaciones comunitarias con sus pares. Para esto, sugerimos es posible
la implementación de métodos que fomenten la cooperación, junto con el implemento de
las TIC y en donde los docentes ayuden a construir conocimiento, pero dejen crear
libremente, dónde el aprendizaje sea en uno junto al otro.
Introducción
Consideramos relevante analizar este tema, puesto que es innegable que con la
llegada de las TIC se ha renovado la manera de concebir enseñanza y el aprendizaje,
pero nos preguntamos si acaso el modelo educativo contemporáneo, que implementa y
promueve el uso de las TIC, aún no haya logrado potenciar al máximo esta valiosa
herramienta para generar un cambio radical y necesario en la educación. Esta pregunta
cobra más fuerza teniendo en cuenta la situación de confinamiento que estamos
transitando y su impacto en la manera habitual de impartir clases, donde las TICs han
tomado un papel esencial para la enseñanza. Es importante aclarar que nuestra hipótesis
supone exponer los potenciales beneficios derivados del desarrollo de un método
educativo que integre la participación de los docentes como el uso de la tecnología, sin
prescindir de ninguno.
Desarrollo
Acaso esta dificultad para darle un giro sustancial a la educación, esté vinculada
con el enfoque que predomina en la interdependencia social que se promueve desde las
metodologías de hoy. Sabemos que la interdependencia social es inherente al ser
humano, puesto que es un ser social. A la luz de los aportes de la Teoría de la
Interdependencia Social, desarrollada por David y Roger Johnson (1998) investigadores
especializados en el aprendizaje colaborativo -que establece que los resultados de la
interacción entre individuos dependen de la manera en que su interdependencia sea
estructurada- y el anterior recorrido por la metodología de enseñanza que hemos
realizado, notamos que con la incorporación del Método Industrialista, en la educación se
reforzaron tendencias individualistas, producto de una interdependencia nula entre los
individuos, en la que no existe interacción de aprendizaje entre ellos puesto que trabajan
independientemente sin intercambios con los otros; y competitiva, resultado de una
interdependencia negativa entre los individuos, que desemboca en una interacción de
oposición, en la que cada uno alienta sus propios esfuerzos por aprender, en detrimento
de los esfuerzos del otro (Deutsch, 1962; Johnson & Johnson, 1989). Como hemos visto,
a lo largo de los años, muchos aspectos de este método han sido modificados
drásticamente, sin embargo, a pesar de las innovaciones estructurales ligadas con la
incorporación de las TIC, habrían persistido en las diversas configuraciones del sistema
educativo, algunas prácticas en las que predominan estos tipos de interdependencia
social. Notamos que la manera actual en que se encuentra orientada la metodología de
enseñanza, está mayormente dirigida hacia la competitividad entre alumnos, en un
ambiente en el que para obtener una nota alta, se movilizan los unos contra los otros, por
querer llegar a un objetivo que presenta al aprendizaje como algo superficial (Johnson &
Johnson, 1999). En las clases, cada alumno se propone alcanzar objetivos individuales,
trabajando a su propio ritmo con los materiales de trabajo asignados, ignorando las metas
de aprendizaje de otros integrantes del grupo. En cuanto a las evaluaciones, suelen
realizarse por medio de exámenes parciales y/o integradores en los que se exige que sus
esfuerzos de aprendizaje sean más eficaces que los de sus compañeros, y cada
estudiante es clasificado según los puntajes obtenidos (Deutsch, 1962; Johnson &
Johnson, 1989). Este enfoque, disminuye la motivación y el compromiso con las tareas,
ya que se encara el desempeño hacia la obtención de una nota de aprobación de los
contenidos, en lugar de considerar como prioridad aprehender los contenidos.
En contraposición a esta modalidad, entendemos que es relevante tomar en cuenta
otro enfoque de interdependencia social en la educaciòn: la interdependencia positiva.
Esta resulta en una interacción promotora, en la que cada individuo alienta y facilita los
esfuerzos del otro por aprender: aquí surge la cooperación. El aprendizaje cooperativo es
entonces una metodología que se aplica con la formación de grupos reducidos en los que
se posibilita el desarrollo de habilidades sociales, y cada miembro toma parte en el
aprendizaje de los demás, además del propio (Johnson, Roger T.; Johnson, D., 1999).
David Johnson (1999) explicó que a menudo surgen concepciones erróneas al respecto,
ya que la cooperación no se da con el simple hecho de reunir a los individuos e
informarles que son un grupo. Es necesario enseñarles que con su pertenencia al grupo,
todo esfuerzo individual no se halla orientado ya al beneficio propio, sino al beneficio del
conjunto, y no existirá un éxito individual, si no triunfan todos los miembros. Este enfoque,
contribuye a una mejor convivencia y un aprendizaje más efectivo, ya que los alumnos
trabajan en pos de alcanzar sus propios logros y favorecer que sus compañeros alcancen
los suyos, al mismo tiempo. Esto se concreta cuando pueden ofrecerse ayuda eficaz,
proporcionándose entre sí una retroalimentación para un mejor ejercicio de las actividades
encomendadas al grupo, desafiando las conclusiones del otro a fin de lograr más amplios
razonamientos sobre las situaciones problemáticas a las que se enfrenten, que
favorezcan la calidad de las decisiones tomadas. Es fundamental aquí, actuar de forma
confiada y confiable (Johnson y Johnson, 1989).
En sintonía con esta perspectiva, Lev Vygotsky con su Teoria Socio- Historica
(1996) propone que los logros del ser humano se originan en sus relaciones sociales.
Para Vigotsky (1996), la participación de cada individuo en la comunidad refiere una
posibilidad de desarrollo individual asì como a nivel de la comunidad. Los alumnos
estimulan o dificultan el aprendizaje de sus pares o lo ignoran completamente,
dependiendo qué forma de aprendizaje sea privilegiada en la configuración educativa. En
el siglo XXI, el enfrentamiento entre prácticas instruccionistas, teñidas de la creencia de
que debe procurarse perfeccionar la instrucción de la escuela para lograr el máximo de
aprendizaje, contra las prácticas construccionistas, cuyo objetivo es favorecer el mayor
aprendizaje con el mínimo de enseñanza (Papert, 1993) está presente más que nunca.
Es en esta discusión en la que surgen dos visiones involucradas sobre el modo de
potenciar el aprendizaje, que responden a los conceptos desarrollados por Perkins (2001).
La persona solista, se presenta como el enfoque individualista que ciertas prácticas
psicológicas y educativas promueven, que no supone más que al sujeto que aprende en
solitario con su conocimiento, sin tomar en cuenta los recursos de su entorno; en
contraposición con la persona-más, un enfoque que se basa en la concepción de las
Cogniciones Distribuidas, que propone a la cognición humana expandida más allá del
propio sujeto, abarcando también al entorno en el que se halla inmerso, con las personas,
herramientas y medios simbólicos de los que se vale el individuo para aprender.
Perkins(2001) comenta al respecto que no es verosímil que las escuelas, que intentan
preparar a los alumnos para la sociedad, hagan tanto hincapié en la la persona solista, ya
que en la vida real, no existe individuo aislado, es por ello que las escuelas deberían
ayudarles a desarrollar el arte de la cognición distribuida. Por esto mismo, Papert (1992)
nos decía que el contexto propicio para el desarrollo humano es siempre una cultura y
nunca una tecnología aislada. La tecnología constituye un medio adecuado para favorecer
un cambio en la cultura, y en los modos de pensar y aprender de las personas. Pero si lo
que se desea es impulsar un cambio, se debe centrar la atención en la cultura, no en la
tecnología. Teniendo en cuenta lo mencionado, el enfoque Histórico Cultural planteado
por Vigotsky, desarrolla el concepto de mediación instrumental en donde se aborda la
acción mediada, que es específica de los humanos en tanto funciones psicológicas
superiores, concedida a través de herramientas y signos (Mayol 2017). Entiende que la
función de la herramienta es la de servir de conductor externamente orientado, que influye
sobre el objeto de la actividad, puesto que su uso expande grandemente las actividades
en las que se aplican las funciones psicológicas (Vigotsky, 1996). En relación a esto,
vemos que la tecnología podría utilizarse como herramienta mediadora entre el sujeto que
conoce y el objeto a conocer, aunque es necesario otro elemento. El aprendizaje se
genera en el proceso de colaboración de los estudiantes entre sí, y con los docentes, que
les presentan instrumentos mediadores simbólicos y ciertas indicaciones para que
valiéndose de estas, logren organizar y controlar sus funciones psicológicas naturales
mediante estos instrumentos culturales, de esta forma cada uno aporta desde su lugar y
contribuye en el aprendizaje del grupo. Siguiendo con nuestra inicial propuesta, el docente
debe participar en la construcción del conocimiento junto con el alumno, generando lo que
Vigotsky (1996) denomina como Zona de Desarrollo Próximo, que refiere a la distancia
entre un nivel de desarrollo real -lo que puede hacer solo el sujeto- y un nivel proximal
-aquello a lo que se puede arribar con la ayuda de un otro, conocedor de ciertos saberes
que el sujeto no posee-, es esta ùltima instancia la que sirve de andamiaje para que el
niño aprenda lo que no sabía. Se trata de un concepto central, ya que demuestra el
carácter social del conocimiento, y la importancia del trabajo cooperativo, que amplía las
capacidades cognitivas de un individuo. Es por ello que ambos roles, alumno-docente
deben ser activos y participar en la construcción del conocimiento.
Conclusiones
Tal como lo describe Papert existe una resistencia al cambio tecnológico por parte
de la escuela, que a pesar de los avances, no se ha logrado, en muchos casos, un
megacambio.
Por todo lo anterior expuesto, podemos corroborar nuestra hipótesis que todavía
hace falta un real cambio en la educación para la incorporación de las TIC. Un cambio en
la base del proceso educativo, el cual ayude a incentivar, promover la búsqueda de
respuestas, un cambio en donde se ponga el foco en el estudiante, para que sea cada vez
más autónomo, pero sin dejar de lado el trabajo colaborativo que es sin duda muy
enriquecedor.
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