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Francisco Trillo-Padilla
Conserjeria Educación Andalucia
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La metáfora en psicoterapia
Mediante la utilización de la metáfora en el proceso psicoterapéutico se considera que ésta puede “crear realidad”, por lo que anima al sujeto a
ejecutar, actuar y ponerse en contacto con su propia experiencia. En concreto su uso es esencial en las terapias contextuales donde el terapeuta
identifica el propósito de la metáfora y adapta la historia o la técnica a la experiencia de su paciente en particular. Las funciones de la metáfora en
la terapia psicológica son:
1. Evitar la justificación: Debilitar el dar razones o justificar, reconociendo que la persona puede tener razones bastante lógicas resaltando la
conducta de la persona, si esta funciona o no. Por ejemplo, la Metáfora del hombre en el pozo.
2. Moldear la contingencia de una regla: La metáfora es útil para debilitar un seguimiento de reglas tipo pliance (reglas en las que las
consecuencias las pone quien dicta la regla), ya que no hay una sola respuesta correcta tras una metáfora. Ver la Metáfora de las dos montañas.
3. Debilitar las funciones literales del lenguaje: Destaca el riesgo de tomar nuestros pensamientos y el lenguaje de manera literal e intenta
establecer contextos en lo que sea menos probable, aumentando un sentido de “elección”. Ejemplo la Metáfora dos ordenadores.
4. Aportar un modelo de sentido común de los procesos paradójicos: Lo lógico no es psicológico, la metáfora ayuda a tranquilizar y guiar al
paciente a abordar situaciones paradójicas. Un ejemplo sería la Metáfora del sonido de acople.
5. Aportar pruebas sin argumentos: Permite al paciente experimentar un concepto mientras el terapeuta demuestra el concepto sin convencer al
paciente del resultado a través de la lógica ni discutir si se ajusta a su situación actual. Una de las mejores sería la Metáfora del polígrafo.
Conclusión
Creemos en la capacidad de la metáfora para crear un nuevo espacio psicológico donde trabajar con el paciente. La hipótesis de esta tesis doctoral
es comprobar cómo ante una contingencia, y tras la explicación de una metáfora o instrucción directa, la conducta derivada tras la metáfora se
demora más y de forma más eficaz en el tiempo que la instrucción directa. Es decir, la conducta derivada de la reflexión a partir de una metáfora
será más estable y duradera en el tiempo que decir directamente a partir de una instrucción a una persona qué tiene que hacer.
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