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Salvadora Medina Onrubia, Natalio Botana
y las redes transcontinentales de intelectuales
en la primera mitad del siglo XX

Mónica Sol Glik


Universidad Autónoma de Madrid

El día 5 de noviembre de 1939, el buque Massilia alcanzó el puerto de Buenos


Aires. En él viajaban ciento y cuarenta y siete españoles republicanos, que marcha-
ban hacia el exilio hacia diversos destinos. La mayoría de ellos (ciento y treinta y
dos) iría a Chile, otros seis a Paraguay y nueve más a Bolivia. Había entre ellos co-
nocidos intelectuales, Ramón Hidalgo Pontones (pintor), José Arbex Pomareta
(ingeniero), José Fernández Cañizares (cinematografista), Luis de la Fuente (di-
rector de cine), Antonio Salgado y Salgado (periodista), José Ruiz de Toro (abo-
gado y escritor), Mauro Cristóbal Artache (dibujante), Arturo Cuadrado Moure
(ex-director de la revista Resol y posteriormente fundador de la editorial Emecé),
Alberto López Barral (escultor), Gregorio Muñoz Montenegro (pintor-escenó-
grafo), Pedro Corominas Muntanya (abogado y legislador catalán), Severino Me-
juto (actor), Clemente Cimorra (periodista), Eusebio de Gorbea, Pascual Guillén
y Salvador Valverde (autores teatrales), completando un grupo de sesenta notables
intelectuales que deberían permanecer a bordo hasta que tomasen los trenes o
embarcaciones hacia sus respectivos destinos 1. Entonces se presentó en el puerto
Natalio Botana, director del periódico Crítica y compañero de la conocida escri-
tora anarquista Salvadora Medina Onrubia. Botana ofreció una importante suma
de dinero a los españoles, para ayudarlos en su nueva vida de exilio.

1 Dora SCHWARZSTEIN: “La llegada de los españoles republicanos a Argentina”, Estudios


Migratorios Latinoamericanos 37 (1997), pp. 423-447.

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El Massilia integraba la flota de la Compagnie de Navigation Sud Atlantique, y


había zarpado del puerto de la Rochelle-Palisse, en la zona central del litoral atlán-
tico francés, el 19 de octubre de 1939. Desde el inicio de la Guerra Civil española,
un considerable número de españoles y ciudadanos de diversas nacionalidades
partieron hacia el exilio en buques franceses, ingleses y norteamericanos. Docu-
mentos diplomáticos de la época dan cuenta de intensas gestiones del gobierno
argentino junto a las embajadas británica, francesa y norteamericana para evacuar
a sus ciudadanos en esas condiciones 2.
El episodio es muy conocido entre el público argentino, y está estrechamen-
te vinculado a la inmigración española del siglo XX. En otros buques llegarían
intelectuales que resultarían de gran influencia en la sociedad argentina, algunos
de los cuales fundarían editoriales, o serían autores de una vasta y rica produc-
ción literaria y artística; y contribuirían al desarrollo de nuevas líneas de pensa-
miento. Pero a su vez, recibirían el influjo de la sociedad de acogida, con toda la
riqueza de su ferviente actividad artística e intelectual de inicios del siglo.
Salvadora Medina Onrubia y Natalio Félix Botana no sólo participaron activa-
mente en la acogida a estos inmigrantes, como también posibilitaron su llegada al
país. Muchos de estos intelectuales colaboraron más tarde en el diario de Botana,
Crítica. Salvadora, como poeta, y dramaturga, era una intelectual de reconocida
actuación dentro del movimiento anarquista, cuya perspectiva transnacional ha
brindado, en los últimos años, grandes posibildades de abordaje. Davide Turcato
encara de esta forma la trayectoria del conocido anarquista Errico Malatesta
(1853-1882), quien “cubre todas las áreas del transnacionalismo italiano”. Mala-
testa, como recuerda Turcato, estuvo en Egipto en 1878 y 1882; vivió entre Uru-
guay y Argentina, entre 1885 y 1889, año en el que escapó desde italia a Tunisia,
estuvo en Estados Unidos entre 1889 y 1900, y vivió por más de tres décadas –en-
tre 1890 y 1910– en Londres 3.

2 República Argentina. Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, División


Política/España, Caja 1-Legajo 1, Guerra Civil-España, 1936, Archivo Histórico de la
Cancillería Argentina.
3 David TURCATO: “Italian Anarchism as a Transnational Movement, 1885-1915”, IRSH
52 (2007), p. 408.

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1. APUNTES PARA UNA HISTORIA TRASNACIONAL

Como actores políticos e intelectuales, Salvadora Medina Onrubia y Natalio


Félix Botana fueron agentes de esas corrientes ideológicas, que cruzaban las fron-
teras en las primeras décadas del siglo XX. Y no sólo el anarquismo. Muchas de es-
tas corrientes, aún proclamando identidades nacionales o regionales, se moldeaban
por factores comunes. Así lo expresa el historiador canadiense-brasileño Sean
Purdy:
la tradición marxista siempre fue sensible a las interconexiones extra-nacionales en
las sociedades capitalistas, y las propias vidas de sus principales teóricos –Marx,
Engels, Luxemburgo, Lenin, Trotsky– son testimonios de transnacionalidad 4.
Aún según Purdy, el componente central de la teoría marxista –la expansión
del capital– y la teoría de Trotsky sobre el desarrollo desigual y combinado, son
exponentes de “diversas interconexiones –de mano de obra, gente, capital, bienes,
símbolos, ideas, culturas –que se extienden sobre fronteras políticas convencio-
nales, especialmente el Estado-Nación” 5.
Salvadora Medina Onrubia y Natalio Félix Botana desempeñaron, pues, un
importante papel en el tránsito de ideas de la primera mitad del siglo XX, y, para
esto, desafiaron con frecuencia al gobierno argentino. Una intensa corresponden-
cia diplomática evidencia dos grandes preocupaciones argentinas en juego, desde
los primeros indicios de la Guerra Civil española. Por un lado, la situación de los
ciudadanos y ciudadanas argentinos residentes en España. Por el otro, la llegada al
país de españoles de ideología republicana 6. Como explica Dora Schawrztein, las
autoridades argentinas reforzaron expresamente sus mecanismos para controlar
la llegada de “elementos indeseables” al pais, tomando cuidado para diferenciar al
inmigrante del refugiado, con el objetivo de “evitar ser el receptáculo de lo peor

4 Sean PURDY: “A história comparada e o desafio da transnacionalidade”, Revista


Eletrónica da Associação Nacional de Pesquisadores de História Latino-Americana e Caribenha
(ANPHLAC) (2012) [Disponible en: http://anphlac.org/upload/anais/encontro7/purdy.pdf.
Último acceso: 20/12/2012].
5 Ibidem, p. 3.
6 Correspondencia diplomática del Ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Saavedra
Lamas, República Argentina, Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, División
Política/España, Caja 1-Legajo 1, Guerra Civil-España, 1936, Archivo Histórico de la Cancillería
Argentina.

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que expele Europa’, (judíos centroeuropeos escapados del nazismo) y a los derro-
tados de la Guerra Civil, considerados ‘rojos’ y por tanto excluidos de la noción de
la hispanidad” 7. En la Memoria del Ministerio de Agricultura de 1940,
... la inmigración regulada por medio de los permisos de libre desembarco ha
sido en parte desvirtuada por el ingreso de pasajeros clandestinos, turistas que
no eran tales y personas que debiendo transitar por la república para dirigirse a
un país vecino se quedaron luego en ella 8.
No obstante todos los mecanismos de control dispuestos, diversos sectores
de la sociedad argentina colaboraron solidariamente con los exiliados republi-
canos. Como sucedió en la mayoría de países iberoamericanos, la Guerra Civil
española reunió a los simpatizantes de la causa republicana, así como a intelec-
tuales y pensadores liberales o de la izquierda antifascista.
Al proponer la investigación en torno a la pareja Salvadora Medina Onrubia-
Natalio Félix Botana, pesaron varios aspectos. El principal de estos es el interés
de ambos en las cuestiones globales, particularmente en los problemas europe-
os, ante los cuales asumieron una postura de clara oposición a los gobiernos na-
zi-fascistas. Al participar activamente en la emigración de refugiados hacia
América, fueron agentes del flujo trasnacional de ideas. Un poco antes de que
estallara la Guerra Civil española, en 1936, Botana –que donaba fuertes sumas
de dinero a la República–, viajó con toda su familia a Madrid, como invitado de
honor del presidente Manuel Azaña. En ese mismo viaje pasó por Salamanca
para visitar a Miguel de Unamuno.
Crítica, el diario de Botana –posteriormente dirigido por Salvadora– fue el más
importante periódico argentino de su época (1913-1962). Sobre éste existe abun-
dante bibliografía, de la cual este trabajo se reconoce tributario. Además de su im-
portancia como vehículo de información, era un poderoso instrumento que
incidía en la tomada de decisiones políticas, y colocaba generosos espacios a dis-
posición para voces de la izquierda y del pensamiento autónomo. Su identificación
con la España republicana, las visitas de Botana a Miguel Azaña –último presiden-
te de la República española– y su apoyo activo a los exiliados de la Guerra Civil Es-
pañola, además de su enfrentamiento con el régimen del Tercer Reich y sus
disputas con la representación alemana en Buenos Aires, constituyen a Crítica en

7 D. SCHWARZSTEIN: “La llegada de los españoles republicanos…”, op. cit., p. 1.


8 Apud D. SCHWARZSTEIN: “La llegada de los españoles republicanos…”, op. cit.

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un importante vehículo del tránsito de ideas dentro y fuera del continente. Pero
también al otro lado del Atlántico hay registros de la trayectoria de Natalio y Sal-
vadora. Cuando la pareja viajó a España para visitar al presidente Manuel Azaña,
pasaron también por Galicia. Fueron recibidos en el puerto de Vigo por toda la flo-
ta de pescadores, que los honraron bautizando una callejuela de la ciudad gallega
con el nombre de Natalio Botana, y otra con el nombre de su diario, Crítica. Tam-
bién en Vigo, Botana pronunció un discurso ante los trabajadores, criticando du-
ramente la dictadura del General José Félix Uriburu, uno de sus más acérrimos
enemigos en Argentina 9.
Por su parte, Salvadora Medina Onrubia es un personaje poco estudiado, pe-
ro bastante conocido entre la intelectualidad porteña, tanto por su producción co-
mo poetisa y dramaturga, como por su activismo político dentro del anarquismo
y el feminismo. Sus vínculos con el anarquismo internacional, sus relaciones con
artistas, militantes, activistas y pensadores de diversos lugares y, particularmente,
su correspondencia postal con viajeros en tránsito por el mundo, constituyen a
Salvadora en una agente trasnacional de gran relevancia.
La trayectoria de la pareja Salvadora Medina-Natalio Botana, es, pues, un te-
ma lleno de posibilidades. Este trabajo se presenta como una primera aproxima-
ción que, a modo de esbozo, pretende trazar un itinerario posible para el estudio
de ambos personajes en una perspectiva trasnacional, examinándolos como ac-
tores globales, agentes del flujo de ideas, valores y bienes artísticos e intelectua-
les. No obstante este propósito, y debido a los estrechos márgenes del presente
trabajo, dedicaré aquí una mayor atención al personaje de Salvadora, sobre
quien más avanzada se encuentra la investigación.
Tanto Salvadora como Natalio han despertado la curiosidad de diversos auto-
res. Sin embargo, la mayoría de los relatos publicados son escritos de parientes, co-
laboradores y amigos. Se trata, pues, de narrativas cargadas de subjetividad, que
aquí serán tratadas como indicios testimoniales. Lo que nos interesa de ellos es la
mención a los diversos personajes que pasaron por las vidas de Natalio y Salvado-
ra en su tránsito continental.
Este trabajo se articula en torno a tres ejes discursivos: el diario Crítica, Sal-
vadora Medina Onrubia y la casa-mansión que la pareja poseía en la localidad
bonaerense de Don Torcuato. Interconectadas entre sí, estos tres temas están
atravesados por el flujo trasnacional de ideas y valores de su época. Así, dichos

9 Diario ABC, Madrid, 29/09/1931, p. 29.

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temas tienen aquí el objetivo de apuntar las conexiones trasnacionales en las que
Salvadora y Botana fueron agentes activos.
Además de los testimonios presenciales de las personas allegadas a la pareja,
existen varios trabajos publicados, la mayoría en el ámbito de las artes plásticas, la
literatura, la arquitectura y el periodismo; que confieren al presente ensayo un inte-
rés transdisciplinar. Por fin, el cruce de estas fuentes en perspectiva histórica, con los
documentos diplomáticos y las fuentes de prensa, ayudan a conocer la confluencia
de intereses que intervenían en un complejo contexto político-diplomático.

2. LUGARES PARA LA MEMORIA

Crítica fue el periódico de mayor circulación en su época. El diario llegó a sa-


car cinco ediciones diarias, alcanzando a finales de la década del 30 una tirada
de casi 900.000 ejemplares. En aquella época, la población de Buenos Aires cer-
caba los tres millones de habitantes, y Argentina se situaba como el cuarto país
en lectura de diarios y revistas 10. Crítica fue el primer periódico en presentar di-
seños y fotos de gran tamaño, en imprimir en colores y en agregar un suplemen-
to deportivo y una revista. También por primera vez en un diario, escribieron en
su medio varios intelectuales de renombre, como Jorge Luis Borges y Roberto
Arlt, el Premio Nobel George Bernard Shaw, el físico Albert Einstein, Ernest He-
mingway y el joven Jorge Luis Borges, quien entre 1933 y 1934 dirigiría el Cua-
derno Cultural de Crítica. A la lista se agregan Homero Manzi, los hermanos
Enrique y Raúl González Tuñón, Conrado Nalé Roxlo y César Tiempo. Borges
publicó en sus páginas su Historia Universal de la Infamia en capítulos.
Botana introdujo en el periodismo argentino nuevas tecnologías de comuni-
cación, con la creación de Radio Crítica, que realizó la primera comunicación te-
lefónica en directo desde Berlín con motivo de la primera gira que el popular
equipo de fútbol Boca Juniors hacía por Europa. Y además transmitió desde el
Polo Ground, de, Nueva York “el Combate del Siglo”, entre Jack Dempey y el ar-
gentino Luis Ángel Firpo, el 14 de septiembre de 1923. Gracias a un acuerdo con
un radioaficionado, se instaló un receptor en un piso alto del local del diario,

10 Sobre el diario Crítica y su circulación, véase Sylvia SAITTA: Regueros de tinta: el diario
Crítica en la década de 1920, Buenos Aires: Sudamericana, 1998, y Roberto TALICE: Cien mil
ejemplares por hora: memorias de un redactor de Crítica, el diario de Botana, Buenos Aires:
Corregidor, 1989.

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que captó una transmisión de la radio norteamericana. La caída del ídolo argen-
tino fue transmitida por megáfono al público que se había reunido en la sede de
Crítica. Como apunta Ximena Tobi, las nuevas posibilidades del dispositivo téc-
nico radiofónico comenzaban a vislumbrarse y preanunciaban cómo la radio
iba a convertirse rápidamente en un medio masivo de comunicación 11.
El edificio que entonces ocupaba Crítica está localizado en el corazón geográ-
fico de la inmigración española en Buenos Aires: la Avenida de Mayo. A la altura
del 1333 se alza el predio, inaugurado en 1927, en estilo Art Decó, con salones de
inspiración pre-colombina y pisos monolíticos de inspiración azteca 12. El propio
edificio es un interesante registro del tránsito de ideas y valores estéticos a uno y
otro lado del atlántico. Natalio Botana encargó el proyecto a dos arquitectos hún-
garos, los hermanos Andrés y Jorge Kálnay, que aplicaban el estilo que se impo-
nía en París alrededor de 1925 13. Además de múltiples ornamentos y suntuosos
salones, el edificio poseía columnas y puertas deslizables de bronce, que en nu-
merosas oportunidades lo protegieron de ataques como los que sufrió durante el
gobierno de Juan Domingo Perón 14. Muy cerca de allí –a la altura del 825–, se
encuentra el emblemático Café Tortoni (1858), donde se reunían, a la salida del
trabajo, redactores y colaboradores de Crítica, entre ellos Ulises Petit de Murat.
Su localización era, por varios motivos, estratégica. El edificio de Crítica no
estaba aislado, sino que era parte de un entorno muy especial. La Avenida de
Mayo fue abierta en 1880, en sintonía con un proyecto de modernización que
entre fines del siglo XIX y comienzos del XX alcanzó a varias capitales latinoame-
ricanas, como Caracas 15 o Río de Janeiro 16. La avenida es conocida como el eje

11 Ximena TOBI: “El origen de la radio. De la radioafición a la radiodifusión”, Actas del


V Congreso de la Federación Latinoamericana de Radio, Buenos Aires, 2008.
12Marta GARCÍA FALCÓ: La Avenida de Mayo: un proyecto inconcluso, Buenos Aires:
Solsona-Hunter, 1990.
13“La memoria de Kálnay” [Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/
suplementos/m2/10-70-2002-07-01.html. Último acceso: 06/02/2013].
14Red de Blogs de Arquitectura Patrimonial Argentina http://andresyjorgekalnay.blogspot.
com.br/2008/07/av-de-mayo-1333-ex-edificio-crtica.html. Último accceso: 06/02/2013.
15 Juan José MARTÍN FRECHILLA: Diálogos reconstruidos para una historia de la Caracas

moderna, Caracas: Universidad Central de Venezuela, 2004.


16
Sidney CHALHOUB: Cidade febril: cortiços e epidemias na Corte imperial, San Pablo:
Companhia das Letras, 1996.

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Cívico de la ciudad, pues une la casa de Gobierno (Casa Rosada) al Congreso


Nacional. Durante las primeras décadas del siglo XX, la Avenida quedó conocida
como el enclave hispanista en Buenos Aires. Desde la Guerra Civil española, sus
cafés eran frecuentado por los inmigrantes de uno y otro bando. Daniel Chia-
renza reproduce el relato del testigo Jorge Bossio, que en Los cafés de Buenos Ai-
res describe las disputas entre republicanos y franquistas exiliados en la capital
argentina. Según el relato, los republicanos se reunían en el Café Iberia, los fran-
quistas en el de la vereda de enfrente, el Español. Ambos están localizados en lo
que hoy se conoce como “Esquina de la Hispanidad”, a la altura del 1200 de la
Avenida de Mayo:
Primero marchábamos a leer la pizarra de los diarios. Nosotros, los
republicanos, corríamos a Crítica y La Razón. Los otros hacían lo mismo con
algunos periódicos proclives a Franco. Nos enterábamos de los últimos
telegramas y, según las noticias fuesen favorables a unos u otros (…) se originaba
la más descomunal de las grescas con el vuelo de sillas, mesas y botellas entre los
habitué de ambos cafés 17.
De hecho, Crítica se identificaba claramente con la causa republicana y la lu-
cha antifacista en Europa y, como veremos más adelante, se opuso frontalmen-
te al Tercer Reich, lo que le valió severas acusaciones de la embajada de Alemania
en Buenos Aires. Pero además mostraba un especial interés por los asuntos es-
pañoles, al que le dedicaba gran espacio y no pocas portadas.
El apoyo a la causa republicana era uno de los objetos de oposición preferi-
dos por la derecha nacionalista argentina, enemiga acérrima de Botana, de Crí-
tica y de Salvadora. Esta derecha ultraconservadora repudiaba también a los
intelectuales y artistas, “rojos” por definición. Ya antes de la Guerra Civil espa-
ñola, Bandera Argentina mostraba de esta forma su rechazo, bajo el título “La
República Española y Los Amigos del Arte”:
El gobierno de la actual República Española, formado por políticos y literatos
de café, se equivoca siempre. La obra que ha realizado desde que asumió las
funciones del Estado es negativa y en lo que se refiere a la política con nuestro
país, sus procedimientos ofrecen las mismas características 18.

17 Daniel CHIARENZA: “La Guerra Civil Española y América Latina” [Disponible en:

http://www.scribd.com/doc/37088853/Chiarenza-Daniel-La-Guerra-Civil-espanola-y-
America-Latina-2009. Último acceso: 25/01/2013].
18 Bandera Argentina año II, número 315 (Buenos Aires, 08/08/1933).

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Natalio Botana aparece como personaje también en la mitología porteña, co-


mo puede leerse en páginas de Leopoldo Marechal 19; y en biografías persona-
les, como la de Pablo Neruda 20. La conocida frase de Botana servía como
declaración de principios: “Los Dioses me pusieron sobre esta ciudad como a un
tábano sobre un noble caballo para aguijonearlo y mantenerlo despierto” 21.
En Crítica publicaba también Salvadora Medina Onrubia, inclusive antes de
comenzar su relacionamiento con Botana. Fue ella quien dirigió el diario desde
la muerte de su esposo, en 1946, hasta su clausura en 1951 por el gobierno de
Juan Domingo Perón (1895-1974). Fue también sobre Crítica el último libro de
Salvadora, Crítica y su verdad (1958), un ensayo en el que relata las razones que
llevaron a la expropiación del diario.

3. LA VENUS ROJA

Salvadora Carmen Medina Onrubia nació en La Plata, el 23 de marzo de


1904. Era hija de dos inmigrantes andaluces, Idefonso Medina y Teresa Onrubia.
Su abuela, Teresa Onrubia, era de San Fernando –cerca de Cádiz– y se había es-
capado con un circo para huir de una boda concertada. Su bisabuelo había sido
secretario del padre de Primo de Riviera 22.
Salvadora estudió en Buenos Aires, pero a la muerte de su padre se trasladó
con su hermana y su madre a Gualeguay, provincia de Entre Ríos. Allí fue, sucesi-
vamente, directora de una granja-escuela y luego maestra en una escuela rural.
Allí también se inició en el periodismo, con colaboraciones en El Diario, de Gua-
leguay, y en las revistas Fray Mocho y PET, de Buenos Aires 23. Con 16 años tuvo a

19 Leopoldo MARECHAL: Adán Buenosayres, Buenos Aires: Planeta, 1994.


20 Pablo NERUDA: Confieso que he vivido, Buenos Aires: Sudamericana, 2002.
21Alvaro ABOS: El tábano. Vida, pasión y muerte de Natalio Botana, Buenos Aires:
Sudamericana, 2001.
22 Emma BARRANDEGUY: Salvadora: una mujer de Crítica, Buenos Aires: Bincigerra,

1997, p. 215.
23Todos los datos biográficos de este epígrafe están tomados de Horacio TARCUS:
“Anarquismo y teosofía. Simón Radowitzky y Salvadora Medina Onrubia”, Políticas de la
Memoria 5 (2005), pp. 138-141.

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su primer hijo, Carlos, a quien llamaba “Pitón”. Entonces Salvadora era “madre
soltera”, con todo lo que eso podía significar en los primeros años del siglo XX.
En 1914 se mudó a Buenos Aires y comenzó a trabajar como redactora del
periódico La Protesta, conocido vehículo anarquista fundado en 1897. Conoció
a Natalio Botana en la misma época, y con él tuvo otros tres hijos: Helvio Ilde-
fonso (“Poroto”), Jaime Alberto (“Tito”) y Georgina (“La China”), pero Salva-
dora sólo accedió al casamiento en 1919.
Salvadora trabajó en todos los géneros literarios, aunque es más conocida
como dramaturga. Sus obras de teatro empezaron a estrenarse en los teatros de
Buenos Aires en 1919. Su variada producción comprende: Sus obras son: Alma-
fuerte (teatro, 1914); El libro humilde y doliente (cuentos,1918); La rueca mila-
grosa (versos, 1921); “La solución” (ensayo,1921); Akasha (novela, 1924); Lo que
estaba escrito (teatro, 1925); El vaso intacto y otros cuentos (1926); “Las descen-
tradas” (teatro, 1929); El misal de mi yoga (poesía, 1929); Uriburu, el principio de
una contribución a la historia. (ensayo, 1932); Un hombe y su vida: bajo la advo-
cación del momento encendido de España (teatro, 1936); Crítica y su verdad (en-
sayo,1958); La casa de enfrente (cuento, 1997).
Según su nieto, el dibujante y escritor Copi, Salvadora fue la primera mujer ar-
gentina en poner en escena personajes femeninos “capaces de pecar doblemente:
como lesbianas y como adúlteras” 24. Fue miembro de América Nueva, agrupación
feminista que actuaba por el sufragio femenino y por la igualdad de géneros ante
la ley. Falleció en Buenos Aires, el 21 de julio de 1972, a los 88 años de edad.
La figura de Salvadora es instigante por muchos motivos: su actividad como
maestra, educadora, dramaturga, poetisa, como militante activista, como femi-
nista, y, por supuesto, por su propia vida personal y familiar, ya que su postura
militante había difuminada la confusa línea divisoria entre las esferas pública y
privada.
Como escritora-militante, contribuyó a que Crítica abriese sus páginas se
abrieran a episodios vinculados a la causa anarquista, como la conmutación de la
pena a los anarquistas norteamericanos Sacco y Vanzetti, la liberación de Simón
Raowitzky, o la de los presos de Bragado 25. Es particularmente interesante su
empeño en la liberación del militante anarquista ucraniano Simón Radowitzky
(1891-1956), que había llegado a Argentina en 1908, huyendo de la amenaza de

24 H. TARCUS: “Anarquismo y teosofía...”, op. cit., p. 8.


25 Ibidem.

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prisión en Siberia. Radowitzky fue el responsable por el asesinato del jefe de po-
licía Ramón Falcón, el 14 de noviembre de 1909, en represalia a la violenta repre-
sión a los manifestantes de los gremios anarquistas y socialistas durante los
festejos del 1º de mayo de ese mismo año, en los que participaban también fami-
liares de los trabajadores. La concentración en ese día fue dispersada a sablazos y
balazos por orden de Falcón, con un saldo de once obreros muertos y ochenta he-
ridos, entre ellos varios niños 26. Radowitzky, se transformó en un ícono interna-
cional del “anarquismo vindicador”. El acto perpretado por Radowitzky produj
resonancias al otro lado del océano: esa misma semana, en Italia, los anarquistas
entonaban un estribillo que se tornaría célebre: “E morto Ramon Falcone, ¡mas-
sacratore! / e viva Simón Radowitzky, ¡vindicatore!” 27
Simón Radowitzky fue condenado a prisión perpetua en el extremos sur de
Argentina. Fue indultado de la pena de muerte (que hubiera sido la primera en
Argentina) por ser menor de edad, pero pasó 21 años en la cárcel. Nuevamente
indultado –esta vez por el presidente Hipólito Yrigoyen– salió de prisión en abril
de 1930, gracias a la presión ejercida por una intensa campaña internacional en
la que participaron activamente Natalio Botana, el diario Crítica y Salvadora
Medina Onrubia.
Salvadora había actuado como oradora en un acto callejero organizado por
la Federación de Obreros Bonaerenses el 1 de febrero de 1914, para exigir la li-
bertad de Radowitzky 28, e intentó su liberación durante años, primero acudien-
do al presidente Yrigoyen, y luego a través de una intensa campaña internacional
para su posterior indulto. Para Horacio Tarcus, Salvadora y Simón tenían “una
curiosa relación entre dos seres tan distintos, que apenas se han visto personal-
mente una vez, pero que al mismo tiempo están fuertemente unidos por una in-
tensa hermandad espiritual” 29.
El diario Crítica constituyó un importante vehículo para la causa de la libera-
ción de Radowitzky, a quien de dicaba frecuentes editoriales. En efecto, el diario
de Botana Publicó diversos artículos de apoyo a Simón Radowitzky, como “Por
la libertad de Simón Radowitzky” (número 5161, del 05/12/1927); “La libertad de

26 Felipe PIGNA: Los mitos de la historia argentina II, Buenos Aires: Planeta, 2005.
27 H. TARCUS (dir.): Diccionario Biográfico de la Izquierda Argentina, Buenos Aires: Emecé,
2007.
28 Ibidem.
29 H. TARCUS: “Anarquismo y teosofía...”, op. cit.

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Simón Radowitzky es un triunfo del proletariado” (número 6020, del


15/04/1930), o “Radowitzky tuvo hoy en Montevideo, un cordial recibimiento
popular” (número 6049, del 15/05/1930).
Entre 1935 y 1941, y desde Montevideo, Barcelona, México y Bruselas, Rado-
witzky envió correspondencia a Salvadora, a quien llamaba de “hermanita” –a
pesar de no conocerla personalmente–. Las cartas se encuentran depositadas en
el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas en Ar-
gentina 30, y constituyen un rico cuerpo documental, ya que ayudan a compo-
ner el mapa transcontinental de la circulación de ideas durante las primeras
décadas del siglo XX.
El apoyo de Salvadora al militante anarquista, de origen ucraniano, escanda-
lizó a la derecha argentina. En agosto de 1933, el diario ultra nacionalista Ban-
dera Argentina publicaba en primera plana un editorial del escritor Leopoldo
Lugones, conocido por sus políticas extremamente conservadoras:
El indulto de Radowitsky se debió exclusivamente a la acción de Crítica. El
diario de los anarquistas, es decir, el diario grande –porque el otro es La Protesta–
publicó en sus páginas muchas notas apoyando al pedido de indulto.
La nota de Lugones señalaba aún que la gestión del indulto se había realiza-
do frente al presidente Yrigoyen con el apoyo del ex ministro de Relaciones Ex-
teriores, doctor Oyhanarte, “persona de la amistad de Botana”. Y agregaba:
“Intervino también, con éxito, la Medina Onrubia que, en las entrevistas con el
presidente depuesto, logró enternecerlo por el futuro del asesino anarquista” 31.
Conocida como “La Venus Roja”, Salvadora inspiró animosidades diversas
entre sectores extremos de la derecha y de la izquierda, pues Salvadora ha sido
objeto de disputa a un lado y al otro del prisma ideológico pasional de la época.
Era conocida por su participación militante y como oradora espontánea en nu-
merosas manifestaciones, como cuando, en enero de 1919, subida a los ataúdes
de los trabajadores asesinados durante la represión de la Semana Trágica, se di-
rigió a la multitud congregada en el Cementerio de la Chacarita, mientras la po-
licía cargaba contra los manifestantes 32.

30
Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas en Argentina,
Fondo Salvadora Medina-Natalio Botana / SAA 82.
31 “La Virgen Roja de La Protesta”, Bandera Argentina, año II, número 315 (Buenos

Aires, 08/08/1933).
32 H. TARCUS (dir.): Diccionario Biográfico..., op. cit., p. 238.

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Presa en mayo de 1931 junto a Botana, por tres meses, debido a su fuerte
oposición a la dictadura militar (1930-1932), escribió desde la cárcel una carta
de fuerte tenor crítico al presidente golpista José Félix del Buen Pastor , cuya am-
plia divulgación aumentó la proyección de su ya famosa figura.
Pero también fue opositora al gobierno peronista. Según Barrandeguy, aquel
mundo privilegiado en que Salvadora estaba incluida “por manejar mucho di-
nero”, no estaba más en vigencia:
cesaron las influencias y las recomendaciones de una clase para caer en otras
manos 33. El personal del diario se dividió y ella no pudo más hacer frente, ni
convencer, a los obreros, ya que el anarquismo había sido un discurso que perdió
su validez.
En la edición de Crítica del 17 de junio de 1947, dirigió una dura carta abier-
ta a Eva Perón, acentuando un enfrentamiento que acabó en la intervención del
diario –que venía dirigiendo desde la muerte de Botana, en 1941– por el gobier-
no de Juan Domingo Perón, en 1951. Sobre esto trata su libro Crítica y su ver-
dad , de 1958 34.
Salvadora fue también una investigadora de las religiones orientales. En
1928, tras el suicidio de su hijo “Pitón”, realizó con su familia un viaje por Euro-
pa, donde visitó a teósofos y espiritualistas 35. A su regreso publicó el poemario
El misal de mi yoga (1929).
Recibió en Buenos Aires al conocido filósofo indiano Jiddu Krishnamurti
(1865-1986), quien mantuvo correspondencia con Salvadora a lo largo de su gi-
ra por el mundo, iniciada en 1929. Krishnamurti había llegado a Buenos Aires
en 1935, mostrando un enorme poder de convocatoria en las conferencias que
daba en el teatro Coliseo. Allí acudían para oírle los más representativos de la in-
telectualidad de la época. “Espiritual era una palabra de moda en aquel tiempo,
y espirituales eran Brailowsky, Claudio Arrau, Baudelaire y Rimbaud” 36.
Salvadora defendía que la teosofía guardaba una estrecha relación con el
anarquismo, ya que éste no era, según afirmaba, un partido político, sino un es-
tado espiritual. Según la cita Barrandeguy, Krishnamurti había descubierto el

33 E. BARRANDEGUY: Salvadora: una mujer..., op. cit., p. 240.


34 Ibidem.
35 Ibidem.
36 E. BARRANDEGUY: Salvadora: una mujer..., op. cit., p. 75.

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anarquismo a través de la teosofía, “así como los compañeros son todos teóso-
fos sin sospecharlo. ninguno fuma ni bebe, y todos llevan una vida pura sin nin-
gún exceso”. Aún según Barrandeguy, para Salvadora “el verdadero anarquista se
llama Jiddu Krishnamurti: basta leer a fondo sus libros para darse cuenta de
eso” 37.
Salvadora Medina Onrubia desempeñó un importante papel como agente del
flujo trasnacional de ideas, valores estéticos y contenidos simbólicos; lo que la
constituye en una figura de gran relevancia para este trabajo. Pero antes, será ne-
cesario presentar el contexto ideológico en que se movían nuestros personajes.

4. PRENSA FASCISTA Y PRENSA ROJA: LA GUERRA IMPRESA

En el mes de enero de 1942, el Encargado de Negocios de la Embajada alema-


na en Buenos Aires enviaba al Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina
un Memorándum, quejándose de que Crítica –el periódico de mayor circulación
en el país en aquella época– había publicado en su edición del día 10 de aquel
mes una caricatura “cuya legenda afirma que el grabado representa al Mariscal
del Reich, Hermann Güring”. El autor del documento explicaba que no podía:
dejar de llamar la atención de las autoridades sobre esta publicación, destinada a
injuriar a un alto oficial del Reich y miembro del Gobierno Alemán, y que pretende
difundir un concepto tendencioso sobre la situación política en Alemania 38.
El funcionario alemán amparaba sus reclamaciones en el artículo 1º, inciso
A, del documento dirigido por la Jefatura de Policía de Buenos Aires sobre la
distancia que la prensa debía guardar durante el estado de sitio vigente,
para hacer efectiva la neutralidad de la Nación Argentina frente a otras naciones
en conflicto (…) que perturben la posición internacional adoptada por la
República para la defensa del continente americano o las relaciones amistosas de
la Nación con otros países 39.

37 E. BARRANDEGUY: Salvadora: una mujer..., op. cit., p. 81.


38 Buenos Aires, 12/01/1942, Carta de E. O. Meynem, Encargado de Negocios de la

Embajada de Alemania, a Gillermo Rothe, Ministro del Interior, Archivo del Ministerio de
Relaciones Exteriores y Culto (AMREC)/ División Política/Guerra Europea- Caja 2, nº 16,
Expediente 2412-Doc. K55/42.
39 Argentina, Jefatura de Policía, Decreto de Neutralidad, 04/09/1939.

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Según su discernimiento, las caricaturas violaban dicho artículo porque eran


“una representación grosera de persona o cosa” 40. Crítica utilizaba con frecuen-
cia la modalidad de ataque en forma de caricaturas. Como nos recuerda Rojas
Mix (2006:191-193), varios países como Estados Unidos y España apoyaron sus
políticas de guerra en las caricaturas, para exaltar los valores nacionales, defen-
der la soberanía, y producir argumentos que daban como estereotipo al enemi-
go. Aún según Rojas Mix (2006:191), el uso de caricaturas contribuyó a acuñar
símbolos y extender los temas de la identidad nacional. Como afirma Daniel
Lvovich, los niveles de violencia verbal alcanzados en algunas publicaciones im-
presas durante este período, en particular en las representaciones que atacaban
a los judíos, constituían un fenómeno novedoso (2003:313).
Por su parte, la Policía Federal argentina “amonestó severamente” a la direc-
ción de los diarios The Standard, Le Courrier de la Plata, Buenos Aires Herald, Ar-
gentinishes Tageblatt, España Republicana –publicaciones dirigidas a las
comunidades de norteamericanos, franceses ingleses, alemanes y españoles que
vivían en el país– así como al periódico C.G.T, el diario Crítica y la revista Sema-
nario 41. Todas estas publicaciones –inclusive el periódico alemán mencionado–
habían sido denunciadas por la embajada alemana por contener publicaciones
y caricaturas que consideraba “excesivas y agraviantes” y que supuestamente
atentaban contra la posición de neutralidad adoptada por el país.
Como apunta Chiarenza (2007, pp.46-47), los periódicos de colectividades
inmigrantes, como Italia del Popolo, o los mencionados Argentinishche Tageblatt
y Buenos Aires Herald, así como la mayoría de los periódicos españoles que cir-
culaban en Argentina (Correo de Asturias, Nueva España, y Prensa Hispánica),
apoyaban la causa republicana en España. Pero circulaba también cierta prensa
filo-franquista: El Correo de Galicia y la revista ¡Arriba! (editada por la “Delega-
ción General de Prensa y Propaganda de la Falange Española Tradicionalista y
de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista en Sud América”), donde escri-
bía Dionisio Ridruejo, autor de la marcha falangista “Cara al Sol” 42.

40 Argentina, Jefatura de Policía, Decreto de Neutralidad, 04/09/1939.


41 Oficio de José O. De Alllende, jefe la Policía Federal Argentina, al ministro de

Relaciones Exteriores y Culto, Enrique Ruiz Guiñazú, Buenos Aires, 12/06/1943, Archivo del
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), Departamento de Política/Alemania/
1943-Caja nº 19-Expediente 17554-R.
42 Daniel CHIARENZA: “La Guerra Civil Española...”, op. cit., pp. 42-47.

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Conocer el alcance de estas publicaciones es importante para comprender un


poco mejor la circulación del ideario nazi-fascista europeo en el sur del continen-
te americano. Pero además ayuda a entender el papel que jugaban Botana, Salva-
dora y Crítica, no sólo como activistas en la oposición a tales ideologías, sino
también como agentes del flujo trasnacional de ideas y valores del signo contra-
rio, ya que utilizaban todo su poder e influencia para facilitar la inmigración de in-
telectuales, artistas y activistas perseguidos por el fascismo europeo. Por su parte,
y según lo evidencia la documentación producida entre 1940 y 1944 la diploma-
cia alemana realizaba una fuerte inversión para atraer a la intelectualidad argenti-
na. Según Carlos Escudé, en junio de 1941 había ciento dieciséis intelectuales y
profesionales argentinos que seguían recibiendo correo regular de los periódicos
alemanes pro-nazis, a través del consulado general argentino en Berlín 43.
La embajada alemana insistía ante el gobierno argentino en la supuesta exis-
tencia de una campaña “anti germana”, y presentaba inclusive una lista de los lo-
cales en que ciertas publicaciones “anti alemanas” eran vendidas, “en los más
importantes puestos de periódicos, y en las estaciones de ferrocarril y de tranví-
as subterráneos”, por lo que solicitaba “se quiera disponer de las medidas necesa-
rias para impedir su difusión mayor aún y la repetición de hechos análogos” 44.
Pero además mencionaba inscripciones anti-germánicas que se hallaban distri-
buidas en forma de grafitis en los muros de la ciudad, citando su localización y
exigiendo que las autoridades argentinas se hiciesen cargo de ellas.
La Embajada de Alemania en Buenos Aires se implicó financieramente en la
utilización de la prensa como in instrumento de propaganda ideológica. Gracias
a estos aportes económicos, el 4 de noviembre de 1939 salía a la calle el primer
número de El Pampero, considerado por muchos el portavoz oficial argentino del
Eje, como cita María Inés Tato. Para la autora, algunos observadores veían en el
periódico una iniciativa directa de la Auswärtiges Amt, entidad encargada de la
propaganda alemana, ante el descontento oficial con la actuación de los medios

43 “Las actividades del nazismo en la Argentina”, en Carlos ESCUDÉ, Andrés CISNEROS

(dirs.): Historia general de las relaciones exteriores de la República Argentina, Consejo


Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), Buenos Aires: Grupo Editor
Latinoamericano, 2000.
44 Carta del Dr. E. O. Meynen, Encargado de Negocios de la embajada alemana en
Buenos Aires, para el ministro argentino Enrique Ruiz Guiñazú, Buenos Aires, 3/05/1943,
Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), Departamento de
Política/Alemania/1943- Caja nº 19-Expediente 17554-R.

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de prensa argentinos subsidiados 45. El Pampero pretendía ampliar su público lec-


tor para competir con los diarios populares pro-aliados, como Crítica, con un ti-
raje entre los 15.000 y los 80.000 ejemplares, y, según Daniel Lvovich, llegó a los
76.00 ejemplares diarios 46.
Los datos de tirada de estas publicaciones ayudan a comprender la dimensión
de sus alcances. A Pampero se le suman numerosas publicaciones nacionalistas de
alto tenor nazi, como Criterio, Nueva Orden, La Voz del Plata, El Nacionalismo Ar-
gentino, Bandera Argentina, Crisol, La Fronda, La Mazorca, Cabildo, Deutsche La
Plata Zeitung, Il Mattino de’Italia, Diario Español, La Provincia, Choque, El Fortín,
La Maroma, Nueva Política, Clarinada, Renovación, Momento Argentino, Frente
Argentino, La Nueva República. Los expresivos números de sus tiradas sugieren un
numeroso público lector. Además de los 75.000 ejemplares diarios del Pampero,
la derecha nacionalista argentina contaba con 50.000 ejemplares de Cabildo,
22.500 de Crisol, 20.000 de Bandera Argentina, y 5.000 de Fortín y Choque. Las de-
más publicaciones alcanzaban tiradas de 2.000 a 4.000 ejemplares 47.
Uno de los mayores vehículos impresos de la vertiente ideológica nacionalis-
ta argentina fue la revista Clarinada, que circuló entre mayo de 1937 y febrero
de 1945. Desde su inicio se presentaba en su subtítulo como una “Revista Men-
sual de propaganda argentina y contra la propaganda roja”. Ya en su primer nú-
mero, la publicación decía también a qué venía, proponiendo un “Programa de
lucha sin cuartel contra ese ejército de alimañas, integrados por fuerzas aparen-
temente heterogéneas: materialismo, liberalismo, marxismo, comunismo, socia-
lismo, anarquismo, ateísmo, masonería” 48. Para esta derecha nacionalista, el
enemigo era “la antipatria”: los liberales, demócratas, radicales, socialistas, co-
munistas, masones y judíos, “vendidos a los intereses extranjeros”. Resulta curio-
sa la alusión a “lo extranjero” en las páginas de un periódico que recibía
financiación alemana, pero es oportuno recordar que las representaciones del
“otro” son casi siempre contradictorias y enfrentadas, y es a través de ellas que

46 Daniel LVOVICH: Nacionalismo y antisemitismo en la Argentina, Buenos Aires: Javier


Vergara Editor, 2003.
47 Estos datos están en D. LVOVICH: Nacionalismo y antisemitismo..., op. cit., pp 295-312.

Sin embargo, como aclara el autor y subraya María Inés Tato, estos números de tirada fueron
notoriamente rebajados por la Comisión de Investigación de Actividades Antiargentinas de
la Cámara de Diputados.
48 “Nuestros propósitos”, Clarinada, año I, nº 1 (mayo de 1937), p. 3.

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los individuos le dan sentido al mundo 49. Numerosas imágenes dan cuenta de
una intensa batalla simbólica, en la que las armas escogidas eran las auto-repre-
sentaciones positivas (el valor, el coraje, la virilidad, la belleza, la superioridad
bélica y tecnológica) y las representaciones, siempre antagónicas, del “otro” (la
cobardía, la “debilidad”, la fealdad).
Es sugestivo pensar estas representaciones que enfrentan belleza y fealdad;
fuerza y debilidad, dentro de un repertorio simbólico muy presente entre los na-
cionalistas argentinos a partir de la década de 1930. Según Federico Finchels-
tein, el general José Evaristo Uriburu se había transformado después de su
muerte en un mito tan potente que pasó a constituir el ideal de belleza mascu-
lina; gracias a distintas metáforas que los nacionalistas habían tomado de la li-
turgia católica y el martirio cristiano. Aún según Finchelstein, los nacionalistas
intentaban ver en Uriburu el fenotipo de un ideal masculino, que sería el opues-
to de los enemigos 50.
Y entre los más duros enemigos de Uriburu estaba justamente Salvadora Me-
dina Onrubia, cuya imagen aparecía en las publicaciones nacionalistas como
una representación enfrentada al papel femenino doméstico y pasivo que los
conservadores atribuían a las mujeres. Sin llegar a masculinizarla, sus enemigos
la veían como un elemento desestabilizante para esa sociedad ideal que imagi-
naban para el país.
Los argumentos basados en las diferencias de género son frecuentes entre los
nacionalistas. Aunque no están ausentes entre la izquierda y el anarquismo, pue-
de decirse que los conservadores se valen de prácticas discursivas fluidas, en las
que se focalizan dos aspectos claves: los contenidos estéticos y los roles o pape-
les de género. Este último se manifiesta con claridad en el siguiente párrafo, en
el que el periódico ultranacionalista Bandera Argentina presenta a Salvadora
Medina Onrubia:
La mujer que abandona la quietud del hogar para lanzarse al ejercicio de
actividades públicas, pierde el derecho a a que se hacen acreedoras las otras, que
cumplen el papel que les impone el sexo. Ese derecho consiste en que los hombres
nos abstengamos de criticar los actos femeninos y en revelar aspectos biográficos;

49 Roger CHARTIER: “Escribir las prácticas: discurso, práctica, representación”,

Cuadernos de Trabajo, Valencia: Fundación Cañada Blanch, 1999.


50 Federico FINCHELSTEIN: Fascismo, liturgia e imaginario. El mito del General Uriburu y
la Argentina nacionalista, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2002, pp. 113-130.

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pero nadie puede ser censurado si analiza, por ejemplo, la acción desarrollada por
la anarquista (…) Salvadora Medina 51.
Salvadora no correspondía, pues, a “los papeles que le impone el sexo”. Se ha-
bía lanzado “al ejercicio de actividades públicas”, un territorio que para los con-
servadores era exclusivamente masculino. Y el portador de ese ideal de
masculinidad defendido por los nacionalistas era justamente su gran enemigo,
el general Uriburu. Esto colocaba a Salvadora en el centro de la proposición bi-
naria preferida por los nacionalistas, que rechazaban unir “lo viril con la man-
sedumbre, la Patria con la antipatria”.
Esa imagen viril, portadora de los valores de la patria, era la misma que se
proyectaba para el “argentino cabal”,
¿Y qué es un argentino cabal? (…) el que no pueda aguantar sin sublevarse
las mariconadas de los diarios cipayos que a dos por tres nos sacuden con los
ejemplos democráticos extranjeros (...) ése es para nosotros el argentino cabal 52.
Como apuntaba Joan Scott en su texto fundador de la categoría, es necesario
pensar el efecto del género en las relaciones sociales e institucionales 53. Lama la
atención la insistencia de los nacionalistas argentinos en la sexualidad de las fi-
guras de Salvadora, Uriburu, “los argentinos”, “los enemigos”, y aún, de sujetos
abstractos como “la patria”, a los que estas diferentes prácticas discursivas atri-
buyen características de género supuestamente estables.
La figura pública y combativa de Salvadora, enemiga acérrima del General
Uriburu, de algún modo destrozaba el orden en el mundo concebido por la de-
recha conservadora argentina: “Por su actuación no se la considera únicamente
una lírica dentro del mundo anárquico, sino una mujer decidida, capaz de afron-
tar, como lo ha hecho, situaciones graves” 54. Es interesante pensar que estas mis-
mas palabras, si hubieran sido atribuidas a algún hombre de su tiempo, serían
ciertamente elogiosas. Lo mismo podría decirse de una mujer del siglo XXI. Pero,

51 “La Virgen Roja de La Protesta”, op. cit.


52 “La Patria Ante Todo”, El Federal (08/02/1944). La versión íntegra puede verse en el
Anexo IV .
53 Joan SCOTT: “Gender: A Useful Category of Historical Analysis”, The American

Historical Review 91 (1986), pp. 1053-1075.


54“El escabroso asunto policial de la calle Suipacha 756”, Bandera Argentina, año II,
número 315 (Buenos Aires, 08/08/1933).

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para esta prensa nacionalista conservadora de las primeras décadas del XX, llamar
a una mujer de “decidida, capaz de afrontar situaciones graves” constituía una
dura crítica.
Parece oportuno recordar la insistencia de Roger Chartier (1999:57), al res-
pecto de comprender las luchas sociales no sólo como enfrentamientos econó-
micos o políticos, sino también, como luchas de representación y de
clasificación entre grupos que “tienen por armas las representaciones de si pro-
pio y de los otros, las clasificaciones sociales, la construcción contradictoria de
las identidades y las formas de la dominación simbólica”.
Salvadora se había aliado justamente a los “enemigos” de la patria, que eran,
entre otros, los anarquistas. Así lo explicaba Bandera Argentina, bajo el título
“Pruebas de su anarquismo”
La esposa de Natalio Botana está prontuariada desde hace muchos años en la
Sección Orden Social de la Policía bajo el número 21849. Ella (…) era y es muy
considerada en el campo anárquico, porque ha defendido siempre material y
espiritualmente a los anarquistas, con quienes mantiene vinculaciones muy
estrechas. Comenzó en La Protesta y continuó en Crítica, ampliando en esta última
hoja su radio de acción, contando con el apoyo de su marido y del indudable
prestigio y terror que inspiran en muchos las campañas de Crítica y, sobre todo, en
el ánimo de ciertos gobernantes 55.
Para atacar la figura de Salvadora, la prensa nacionalista se valía de una de las
características atribuidas a masones y a judíos: el secreto y las reuniones conspi-
rativas, a través de narrativas ricas en imágenes que insinuaban la realización de
orgías y rituales macabros:
Hace pocos años, la Medina Onrubia fue llevada al local de la FORA donde se
realizó una ceremonia de caracteres extraordinarios y desconocida de la mayoría
de personas que no militan en los partidos de extrema izquierda. El salón principal
hallábase ornado de rojo y en un extremo aparecía, brillante de luz, el símbolo de
la hoz y el martillo de los soviets rusos. Una abigarrada muchedumbre agitábase
nerviosa y se observaban esas caras brillantes y hambrientas de lujuria, crimen y
pillaje, que caracteriza a la plebe roja. Flotaba en la atmósfera un vaho, mezcla de
alcohol y de sudor concentrado y partían voces extemporáneas. Todo el piso estaba
cubierto de escupitajos, cáscaras de naranja y puchos. El gentío aguardaba la
ceremonia con viva curiosidad. Advertíase esa alegría especial de los miserables,
cuyas carcajadas festejan al mismo diapasón, la bulliciosa comparsa carnavalesca o

55 “Dónde principia la historia de Salvadora Medina Onrubia”, Bandera Argentina, año


II, número 315 (Buenos Aires, 08/08/1933).

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el drama del que va a morir en el patíbulo. De repente sucedióse un silencio, mas


duró escasos segundos y de todas partes partieron frases brutales: acababa de
consagrarse a la Virgen Roja de los Soviets. ¿Quién era ella? Ya lo pueden imaginar:
Salvadora Medina Onrubia 56.
La cuestión del género estaba también presente entre los sectores de la iz-
quierda más militante, así como se asumía con aparente “naturalidad” por los
anarquistas, como puede observarse en una carta que el activista Diego Abad de
Santillán escribía en junio de 1930. Santillán aconsejaba a un compañero preo-
cupado con la situación de su pareja presa por el gobierno, que solicitase la in-
tervención de Salvadora: “Se requiere que una persona reclama a esa compañera
por el departamento de inmigración, y tiene que ser una persona de solvencia
comercial, casada, etc., etc.” 57. Esta última afirmación evidencia el cruce de las
cuestiones de género y clase, que tampoco eran ajenas a la crítica de la derecha:
“El caso de Salvadora Medina es igual al de la compañera de García Thomás
(Eva Vivé), con la única diferencia que aquella tiene dinero: lleva vida regalada
y es recibida en casas de familia” 58.

5. LA CASA

¿Es posible establecer una conexión entre la quinta Los Granaderos, de Bota-
na y Salvadora, en la localidad bonarense Don Torcuato, y la Casa Azul de Frida
Khalo, en el barrio de Tehotihuacán, de la Ciudad de México? El flujo de artis-
tas, activistas, pensadores y escritores que pasaron por una y por otra residencia
puede ayudarnos a conocer mejor las corrientes culturales que atravesaban las
Américas en la primera mitad del siglo XX.
Entre otras muchas cuestiones de interés, merece destaque el mural que el ar-
tista plástico mexicano David Alfaro Siqueiros realizó en el sótano de la mansión
de los Botana. Siqueiros vivió en Argentina entre mayo y diciembre de 1933, con
su compañera, la poetisa uruguaya Blanca Luz Brum (1905-1985), con quien Bo-
tana habría tenido, según diversos testimonios, una relación amorosa.

56 “La Virgen Roja de La Protesta”, op. cit.


57 Carta de Diego Abad de Santillán a Ugo Fedeli, Buenos Aires, 7 de junio de 1930

[Arriba: membrete de La Protesta]. Copia cedida por María Miguelañez (UAM).


58 Bandera Argentina, año II, número 315 (Buenos Aires, 08/08/1933).

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Además de Blanca Luz, se le atribuyen a Botana otros amores extranjeros, co-


mo la bailarina franco-americana Josefine Baker (1906-1975), quien visitó Ar-
gentina, Chile, Uruguay y Brasil, después de haber estado en Hungria, Rumania,
Italia, España, Alemania, Dinamarca, Suecia, Noruega, Holanda, completando
una gira por veinticuatro países 59. Según relata una de las nueras de Natalio Bo-
tana, en el mural de Siqueiros “se reflejan, entre olas marinas, los risueños y adi-
vinados cuerpos de las mujeres de la casa, propias y huéspedes, legales y sin
papeles” 60. David Alfaro Siqueiros (1898-1974), junto a José Clemente Orozco
(1883-1949) y al compañero de Frida Kahlo, Diego Rivera (1886-1957) , se em-
peñaron en hacer ”un arte que llegase al pueblo, un arte que las masas pudiesen
ver y comprender”, haciendo de la pintura mural el medio por excelencia 61.
Para la elaboración del mural en la casa de Botana, Siqueiros seleccionó un
equipo de artistas jóvenes, con quienes se identificaba políticamente: los argenti-
nos Antonio Berni, Lino Enea Spilimbergo, Juan Carlos Castagnino y el urugua-
yo Enrique Lázaro, todos artistas que buscaban un arte atravesado por lo social 62.
Como afirma la argentina Sandra Vélez, el período de 1930 e 1945 es un tiempo
en que el debate artístico se vuelve fuertemente en otra dirección, “cuando la au-
tonomía artística se deja de lado en pos de una posición política” 63. Tanto Berni
como Spilimbergo habían pasado una larga temporada en Europa, donde habían
integrado el llamado “Grupo de París”.
Según numerosos relatos, el mural Ejercicio Plástico se inauguró con una gran
fiesta, en la que el poeta granadino Federico García Lorca (1898-1936) cayó
desde lo alto de la torre de agua de la piscina, por lo que debió estar tres meses

59 Petrônio DOMINGUES: “A Vênus negra: Josephine Baker e a modernidade afro-


atlântica”, Estudos históricos 45, vol. 23 (Río de Janeiro 2010) [Disponible en
http://ref.scielo.org/nymy2n. Último acceso: 02/02/2013].
60Alicia VILLOLDO-BOTANA: “Los Botana: política y alcoba”, Clarín (Buenos Aires, 15/07/
2001) [Disponible en: http://old.clarin.com/suplementos/zona/2001/07/15/z-00615.htm].
61Antonio SALCEDO: “Irrupción y continuidad de las vanguardias latinoamericanas”,
Artigrama 17 (2002), pp. 71-88, p. 73.
62 “El Mural y su historia: Siqueiros y su equipo poligráfico”, Argentina: Museo del

Bicentenario [Disponible en: http://www.museo.gov.ar/exposiciones-mural-siqueiros.php.


Último acceso: 02/07/2013].
63 Sandra Benito VÉLEZ: Territorios de diálogo: España, México, Argentina, 1930-1945:
entre los realismos y lo surreal, Buenos Aires: Museo Nacional de Arte, 2006.

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enyesado. Según el argentino Daniel Schávelzon (2011,7), el propio poeta chile-


no Pablo Neruda asumió en sus memorias su participación en el episodio, junto
a Blanca Luz Brum. La nuera de Botana así lo relata: “era una noche estrellada, y
García Lorca, enamorado su espíritu e inflamado su cuerpo, se había distraído
inventándoles bellos versos a un espigado jovencito” 64. También pasaron por la
mansión Rafael Alberti y su esposa María Teresa, que hacían colectas para los ni-
ños españoles, hijos de republicanos, exiliados en la Unión Soviética 65.
En los años posteriores a la muerte de Salvadora, el mural Ejercicio Plástico
fue desmontado y guardado en fragmentos dentro de contenedores expuestos al
aire libre, aparentemente olvidados. En octubre de 20120, el congreso argentino
aprobó la ley 26.537, que declaraba el mural como patrimonio artístico de inte-
rés público. Actualmente se planea su remontaje en algún local para visitación
del público.
A Salvadora le gustaba cocinar, como a Frida Khalo. Así la recuerda una de
sus huéspedes: “En su casa nunca faltaron el gazpacho en verano, el alioli y la pa-
ella en invierno, como tampoco el escabeche de perdiz, que sabía preparar con
cabezas enteras. Salvadora era inmune a las exquisiteces francesas” 66. Las rece-
tas de cocina de Frida y de Salvadora son también pistas para uno de los cam-
pos de la historia que en los últimos años han mostrado grandes posibilidades
en estudios trasnacionales: la historia cultural y social de la comida.

6. CONSIDERACIONES FINALES

Bajo influencias diversas, la historiografía de la última década ha sido prolí-


fica en interesantes estudios sobre diásporas, exilios, inmigraciones y otras ex-
periencias de desterritorialización. Partiendo del reconocimiento de la
interdependencia de los actores globales, es posible recortar las historias locales
para recolocarlas en contextos más amplios.
Este trabajo es una primera aproximación a la investigación biográfica de una
pareja, cuya trayectoria ha sido narrada en fragmentos por autores de diferentes
campos de estudio. No pretende, de algún modo, ser un estudio acabado. Muy por

64 Alicia VILLOLDO-BOTANA: “Los Botana...”, op. cit.


65 Ibidem.
66 E. BARRANDEGUY: Salvadora: una mujer..., op. cit., p. 33.

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el contrario, la intención de este ensayo es presentar pistas para la investigación de


un tema cuyas posibilidades son aún mayores en perspectiva trasnacional.
Esta propuesta se articula en torno a tres ejes discursivos interconectados.
Botana, su diario y su casamiento con Salvadora; Salvadora, el diario y Botana.
Cada uno de ellos está atravesado, a su vez, por elementos simbólicos, estéticos
y políticos que circularon por un mundo en guerra; en medio a potentes discur-
sos de identidad política, ideológica e de género. Tanto Natalio Botana como
Salvadora Medina fueron agentes facilitadores de esa circulación de ideas tran-
soceánica, transcontinental, transfronteriza.
Era justamente ese papel como actora trasnacional que provocaba el rechazo
de los enemigos de Salvadora. La derecha conservadora argentina, nacionalista
por definición, veía en ella una peligrosa combinación de agente de supuestos in-
tereses extranjeros y facilitadora de la importación de ideologías extrañas a los
ideales argentinos. Salvadora gestionaba la entrada al país de los “enemigos de la
patria”, portadores de también de valores y hábitos ajenos al ideario nacionalista.
Las fuentes impresas evidencian una repulsa aún mayor a la mujer que era Salva-
dora, vista por los conservadores nacionalistas como un desafío al modelo do-
méstico, pasivo, donde deseaban verla instalada junto a las demás mujeres, para
las cuales habían concebido el ámbito privado. Hablamos de un tiempo en que
“mujer de vida pública” era un eufemismo para “prostituta”.
El rechazo a la figura de Salvadora ocupó un importante espacio en la pren-
sa nacionalista argentina, a través de discursos de género y de clase, por lo tan-
to atravesados por relaciones de poder. No se debe olvidar, sin embargo, que las
representaciones originadas en campos de disputa discursiva son muchas veces
enfrentadas, y casi siempre contradictorias.
Esta prensa nacionalista, conservadora y militante, disputaba con el diario de
Botana y Salvadora un importante público lector, que crecía rápidamente en la Ar-
gentina de la primera mitad del siglo XX. Numerosas publicaciones financiadas
por el Tercer Reich, con significativos números de tirada, sugieren una circulación
de ideas de grandes dimensiones entre Europa y Argentina. Tomo prestada la no-
ción de Bernard Bailyn sobre el Atlántico como un “mar interior”, porque ésta po-
sibilita la idea de una unidad cultural, donde de ninguna manera el Atlántico será
un factor de separación, sino de integración 67.

67
Bernard BAILYN: Atlantic History. Concept and Contours, Cambridge (MA)-Londres:
Harvard University Press, 2005.

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La casa de la pareja en la localidad bonaerense de Don Torcuato, frecuentada


por artistas e intelectuales de todas partes del mundo, puede también ser vista co-
mo un espacio de intersección entre las esferas de lo público y de lo privado, lu-
gar de confluencia de personajes poderosos e influentes. Al mismo tiempo, era
un local propicio para prácticas novedosas para los argentinos, traídas de Euro-
pa por los variados visitantes.
El campo de trabajo de las biografías permite ir más allá de la simple trayec-
toria del personaje. La contextualización ayuda a situar la narración en el escena-
rio histórico de la época, pero reducir el análisis al mero ámbito político podría
ocultar un complejo entramado en el que convergen política, cultura, estética y
género, entre muchos y variados intereses. Y es que, como ha dicho Joan Scott “es
necesario analizar los procesos sociales de tal manera amalgamados, como si no
fuese posible separarlos” 68.

68 Joan SCOTT: “Gender: A Useful Category...”, op. cit., p. 1047.

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