Está en la página 1de 6

La Arqueología posible.

David Barreiro
Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT). CSIC

Todas las preguntas que comienzan con un aquí está la clave del peligro que entrañan este
“¿Para qué sirve...?” son ambiguas y peligrosas. tipo de preguntas.
Ambiguas porque desde un punto de vista
positivista o ecosistémico todo sirve para algo, Pero si buscamos una justificación moral
hasta lo que, no siendo obra humana, parece para la arqueología, entonces habría que modifi-
estar más alejado de una cotidianeidad utilita- car ligeramente la pregunta y decir: ¿Para qué
rista: las nubes, las flores, las montañas, el debe servir la arqueología? Porque no se trata
canto de los pájaros... Mientras que, desde un de la utilidad actual de la arqueología en tanto
punto de vista metafísico (casi nihilista), todo es disciplina, sino de su utilidad conforme a una
fútil y nada sirve para nada, pues la vida, en sí finalidad moral. Y aquí es donde se vienen
misma, carece de finalidad. “¿Para qué sirve la produciendo frecuentes desencuentros entre
vida?” es una pregunta, en sí misma, absurda. diferentes concepciones de la arqueología (las
Preguntarse por la utilidad de cualquier cosa en distinguiremos de forma un tanto simple): una
la vida (incluyendo los actos y obras humanos) arqueología básica (que produce conocimiento
por lo tanto, también lo sería. Como decía sobre las sociedades del pasado a partir de la
Antonio Machado: documentación y estudio de sus restos materia-
les) y una aplicada (que utiliza y/o produce ese
Bueno es saber que los vasos conocimiento en contextos de gestión de recur-
nos sirven para beber; sos –ordenación del territorio, evaluación
lo malo es que no sabemos ambiental, socialización del patrimonio cultu-
para qué sirve la sed.
ral-). Para las visiones más críticas, esta arqueo-
Peligrosas porque las preguntas que comien- logía aplicada es una arqueología que sirve a los
zan con un “¿Para qué sirve...?” suelen arrastrar intereses hegemónicos que marcan la pauta de
una intención puramente pragmática, limitada la modernización. En otros lugares hemos inten-
(que no es poco, pero es insuficiente) a una tado mostrar que la participación de la arqueo-
optimización de la gestión práctica de la vida logía en estos procesos no tiene por qué impli-
social, sin un contexto que confiera un sentido car una complicidad unívoca con los mismos,
moral a nuestros actos. Las preguntas qué por lo que no profundizaremos ahora en ello.
comienzan así suelen buscar un contexto de Nos interesa ahora, más bien, indagar en la
justificación para la posible respuesta en el pro- finalidad moral de esta arqueología entendida
pio ámbito de la racionalidad cognitivo-instru- como práctica científica básica (obviando, de
mental: sirve aquello que produce más conoci- momento, la imposibilidad de esta neutralidad
miento y/o que propicia la reproducibilidad axiológica por parte de ninguna práctica cientí-
sistémica. No se busca un contexto de justifica- fica): ¿para qué debe servir la práctica de
ción ético o moral (ni mucho menos estético) y

301
Barreiro, D. La Arqueología posible

producir conocimiento sobre las sociedades del Sí, la arqueología forma parte del relato
pasado etcétera? histórico de la Modernidad, es una práctica
concebida y generada en un contexto histórico
Esta pregunta tiene múltiples posibles dado, y sus rasgos ontológicos y epistemológi-
respuestas, desde las más idealistas y tópicas cos están indisolublemente marcados por este
(“porque los pueblos que ignoran su historia hecho incuestionable. Ahora bien, hemos visto
están condenados a repetirla”, y argumentos que hay, como mínimo, dos visiones distintas
similares) hasta las más pragmáticas (para dar (la segunda incluye la primera, generalmente)
trabajo a distintos tipos de profesionales), pa- de lo que es la arqueología: por un lado, una
sando por las más cínicas (porque es un nicho ciencia que nos habla del pasado desde el pre-
de mercado insuficientemente explotado y con sente; por otro lado, una ciencia que contribuye
un gran potencial). Nosotros nos alinearíamos (en qué medida lo hace, y con qué rol, eso
(y aquí se da una de las claves de nuestra visión puede variar, y mucho) a la gestión y socializa-
de una arqueología aplicada distinta a la que ción de un segmento de la realidad actual que
sostienen muchos de sus críticos) con una res- denominamos patrimonio cultural. Por tanto,
puesta más dialéctica: para contribuir reflexiva- tenemos una visión de la arqueología como
mente a la transformación del mundo. Y aquí, práctica (en conjunción con otras disciplinas
derivadas de esta primera pregunta reorientada científicas) autorizada para emitir discursos
y moralmente situada, surgen preguntas nuevas: sobre los hechos del pasado, para generar un
¿Puede la arqueología contribuir a la emancipa- discurso histórico. Y tenemos una visión de la
ción? ¿Merece la pena una arqueología que no arqueología que, apoyándose en la idea anterior
sea crítica en sus objetivos cognitivos y prácti- (nuevamente en conjunción con otras discipli-
cos? Si la respuesta es no, entonces es mejor nas científicas), nuclea procesos de producción
dedicarse a otras formas de lucha, o a luchar por de patrimonio cultural, que son procesos socia-
un lado y hacer arqueología por otro (y regresa- les y políticos, más que científicos.
mos a la respuesta pragmática de más arriba). Si
la respuesta es sí, hay que preguntarse por las La condición social de la arqueología tiene
condiciones: ¿Dónde sería posible esta arqueo- un doble origen: es social porque toda práctica
logía emancipatoria, dentro de la práctica científica es social (algo que olvidan con
discursiva de la Modernidad o “al margen” de frecuencia los defensores de una arqueología
esta? ¿Es esto último factible? ¿Puede haber “básica”, no contaminada por no formar parte
una práctica científica a-moderna? Preguntas de procesos de modernización, de gestión del
que nos sacan de la ciencia para llevarnos a pre- patrimonio, etc.), y es social, además, porque
guntas de corte más filosófico: ¿Hay margen muchas veces se orienta a la producción de
para la transformación dentro de la Moderni- patrimonio cultural, que es un proceso social
dad? ¿Es un proyecto acabado o es la única sa- supracientífico. Y, si retomamos el argumento
lida? Y si es un proyecto acabado, ¿cuál es la moral derivado del intento de respuesta a la
alternativa? ¿Hay cabida para una práctica pregunta primera, creemos que la arqueología
científica como la arqueología en esa alterna- debe servir para generar un discurso histórico
tiva? ¿No forma parte la arqueología de esos contra-hegemónico y además para contribuir,
grandes relatos de la Modernidad que, según desde su especificidad científica, a procesos
algunos, deberían ir a parar al basurero de la abiertos y participativos de producción de
historia? patrimonio. Esto es: sea cual sea nuestra idea de
la arqueología (y nuestra práctica) es factible

302
ArqueoWeb, 15, 2014: 301-306 ISSN: 1139-9201

contribuir reflexiva y dialécticamente, a través No tiene sentido tratar de responder a la pre-


de ella, a la transformación del mundo. Del gunta por las condiciones morales actuales de la
mismo modo que es factible contribuir a la arqueología sin tener en cuenta el contexto polí-
perpetuación del sistema haciendo una evalua- tico en el que esta pregunta se inscribiría. Y no
ción de impacto arqueológico, dando clases en es una pregunta para la que tengamos respuesta;
la universidad o gestionando expedientes en una lo que sí podemos intentar es ofrecer una pro-
oficina. puesta (ya lo hemos intentado hacer en varias
ocasiones) que posibilite la praxis de la disci-
El gran dilema es si la arqueología, tal y co- plina, en diferentes contextos, sin desvincular
mo la conocemos, propicia una cosa u otra de nuestra capacidad de agencia de su contexto
forma hegemónica. En concreto, nos interesan político y, por lo tanto, de sus consecuencias. Al
las consecuencias morales de la arqueología que menos, debemos ser conscientes de la dimen-
nosotros practicamos, que no se limita a investi- sión política del ejercicio de la disciplina (sea
gar lo que nos interesaría en abstracto y de cual sea el contexto): es decir, por un lado,
forma individual, sino que se implica en proce- mantener un nivel de reflexividad muy alto y en
sos de modernización del territorio (en línea con todo momento. Por otro lado, establecer los
los principios de la convención de Malta, por cauces para que la práctica de la disciplina (esté
resumirlo). Es decir: ¿es compatible una en mayor o menor medida vinculada a procesos
arqueología contra-hegemónica con una arqueo- de socialización del patrimonio; sea más
logía aplicada que, además, absorba la mano de “básica” o más “aplicada”) integre los mecanis-
obra cualificada que se ha ido acumulando a lo mos necesarios para generar un discurso histó-
largo de años de consolidación de un modelo rico contra-hegemónico (guiado por los exper-
arqueológico vinculado a la expansión urbanís- tos pero abierto y participativo), situado
tica y los procesos de modificación del territo- (favoreciendo la generación de vínculos cogniti-
rio? A primera vista, parece difícil. Y, además, vos y sensoriales entre comunidad y territorio
no nos parece una pregunta que pueda desli- no mediatizados por los medios sistémicos) y
garse de una disyuntiva (aunque este carácter orientado al empoderamiento y a la emergencia
dicotómico también podría ser objeto de discu- de vínculos sociales alternativos al clientelismo
sión) más antigua, amplia y profunda: ¿es posi- político, al consumo compulsivo y a la jibariza-
ble una estrategia transformadora en (y/o a par- ción comunicacional.
tir de) el marco legal del sistema que se pre-
tende transformar? ¿O es necesario un cambio Si esto es posible en el marco (o como
radical de las condiciones políticas y complemento) de una arqueología como la que
administrativas para que cambie todo lo demás? se ha desarrollado en España en los últimos
¿No es auténticamente revolucionario reclamar veinticinco años (con un modelo que ha nave-
el cumplimiento de una legalidad sancionada gado entre el neoliberalismo salvaje y la gestión
por el poder realmente existente pero tecnocrática del patrimonio, entre Caribdis y
sistemáticamente violada por ese mismo poder? Escila, y que quizás ya ha sido engullido por el
¿No cambiaría radicalmente el panorama res- primero) es una pregunta que no estamos
pecto al patrimonio cultural tan sólo con que se capacitados para resolver, pero creemos que
cumpliera lo que está escrito en las leyes al res- debería, en todo caso, ser la pregunta clave de
pecto? un proceso de reflexión que debería ser iniciado
sin demora, en el marco de un proceso más am-
plio de trabajo sobre la dialéctica entre lo pri-

303
Barreiro, D. La Arqueología posible

vado, lo público y lo común y con vistas a la marginal (convertida en una actividad para dile-
concreción de una estrategia política real (que tantes y voluntarios en la periferia del sistema).
veremos más abajo). Ni siquiera la gestión del patrimonio, ni la ar-
queología aplicada, tal y como las entendemos
Por último, hay que preguntarse por las hoy, existirían en este escenario.
consecuencias humanas (el drama más directo y
perceptible) de todo este proceso de cambio en En resumen y en conclusión, desde nuestro
la configuración de la disciplina. En el mejor de punto de vista, hoy más que nunca se hace difí-
los casos, que una arqueología alternativa como cil concebir un escenario para una arqueología
la que hemos esbozado (incluyendo el contexto parecida a lo que (casi) todos los profesionales
político de dicho escenario: el reempodera- desearíamos, sin concebir las condiciones socia-
miento de lo público) sea capaz de absorber les, económicas y políticas que la podrían
toda la mano de obra generada durante estos posibilitar. Esto es: se nos antoja más absurdo
veinticinco años es algo que se antoja díficil. que nunca pensar en que los problemas de la
Parece difícil que vuelva a haber un nivel de arqueología, a todos los niveles, puedan ser re-
“destrucción creativa del territorio” (como dice sueltos al margen de la acción política. Así
David Harvey) semejante. En todo caso, más pues, todas las preguntas acaban por resumirse
allá de las necesidades imperiosas de los en una, ya formulada en su momento (y respon-
profesionales de la arqueología que todavía dida según las circunstancias históricas): ¿qué
sobreviven a la crisis (habrá que ver si los dos hacer?
tercios de desempleados de la arqueología
producidos en los últimos cinco años son Aquí va un intento de respuesta, una pro-
recuperables), es obligación de las instituciones puesta para la que (por qué no) anhelamos ad-
de investigación trabajar en escenarios que hesiones:
prefiguren modelos de negocio (en el sentido -Iniciar un proceso participativo, a escala lo-
amplio del concepto) y actividad alternativos, y cal, para recabar demandas sociales en relación
reclamar una política científica que no sea auto- con la arqueología y el patrimonio y para
destructiva. Como es obligación de los gestores socializar un concepto alternativo de arqueo-
del patrimonio empezar a alzar la voz e intentar logía y de patrimonio.
parar la espiral destructora neoliberal empren-
dida desde las altas instancias de la administra- -Iniciar un proceso participativo, incluyendo
ción. Se hace difícil pensar en un empodera- el nivel experto, para articular estas demandas
miento social en torno a la arqueología y el sociales en una propuesta de política científica y
patrimonio mientras se producen cambios lega- patrimonial.
les (por ejemplo, en Madrid, punta de lanza de
-Integrar estas propuestas en los programas
esta tendencia) que apuntan en la dirección
políticos de las formaciones que se muestren
opuesta. En el peor de los casos, de seguir el
interesadas. En realidad, este sería el primer
proceso de expropiación de lo público por la
punto, o, en todo caso, estos tres primeros pun-
oligarquía financiera nacional y transnacional,
tos serían simultáneos. Y por formaciones
la arqueología será despojada del grueso de su
interesadas no nos referimos a partidos que se
fuerza de trabajo (ya lo está siendo) y se
limiten a incluir una alusión al tema en sus pro-
convertirá en una práctica científica, por un
gramas electorales.
lado, residual (ejercida por un sector académico
envejecido y enclaustrado) y, por otro lado,

304
ArqueoWeb, 15, 2014: 301-306 ISSN: 1139-9201

-Estas propuestas de política científica y • ...que se situaría en un cuarto lugar, y que


patrimonial deberían contemplar varias líneas significa que el patrimonio debe ser sociali-
de reflexión y concreción, todas ellas relaciona- zado en los terrenos cognitivo (todo aquel
das, por supuesto, con un horizonte de cambio conocimiento que no proviene necesaria-
en el modelo de gestión de la vida social (y, por mente del quehacer científico, pero que es
lo tanto, también de la ciencia y el patrimonio). valioso), ético (las actitudes hacia el bien
En este sentido, estas cuestiones no se pueden común y la gestión de la sociabilidad) y
entender sin un contexto global de cambio (sólo expresivo (el fomento de la creatividad pro-
en ese contexto podemos considerar la dimen- pia y el aprecio de la ajena). El patrimonio
sión utópica de la propuesta). no es simplemente una entidad que nos pro-
porciona información sobre una instancia
-Los bienes, espacios y eventos patrimonia-
dada, sino que es un “lugar” (material o
les pueden funcionar como recursos para el
no), en el sentido antropológico de la pala-
desarrollo humano, en el pleno sentido del con-
bra, donde se conforman identidades y se
cepto “desarrollo” (no en la acepción secues-
materializan relaciones sociales (donde se
trada por el discurso hegemónico).
aprende a ser social, por decirlo en dos
• Esto significa, en primer lugar, que, aunque palabras).
el patrimonio cultural tiene más valores • En quinto lugar, significa la necesidad de
aparte del económico, igual que el desarro- integración de la política patrimonial en
llo tiene más vertientes que la económica, una estrategia de desarrollo humano global
la dimensión económica es esencial al ser (y alternativa: en la línea, por ejemplo, del
humano, y ésta no puede ser dejada en ma- Sumak Kawsay ecuatoriano), articulada
nos de quienes no tendrían escrúpulos en con las políticas educativas, culturales y
convertirlo en el negocio de unos pocos. científicas, que responderían igualmente a
• También significa, en segundo lugar, que la esta estrategia.
arqueología, básica o aplicada, es un modo -Y todo esto partiendo del hecho de que el
legítimo por el que la gente aspira a ga- patrimonio no es neutral, ni mucho menos
narse la vida. Escuchando y leyendo a algu- intrínsecamente “bueno”, sino que que es un
nos críticos de la gestión del patrimonio pa- campo en el que se materializan las relaciones
rece que esta evidencia no les importa mu- sociales, con toda su heterogeneidad y sus
cho; sin embargo, es decisiva para integrar contradicciones. Todo proceso de
la sensibilidad de los profesionales de la ar- patrimonialización, para ser un recurso (en la
queología en una estrategia como la que línea de lo expuesto), debe llevarse a cabo de
pretendemos. forma participativa y democrática, lo que no
• En tercer lugar, significa que no hay futuro significa, por un lado, que no deba existir una
deseable para una arqueología (para nin- instancia de mediación (los especialistas; y no
guna ciencia, en realidad) que se desarrolle nos referimos sólo a los investigadores que
al margen de la sociedad y de la comuni- producen conocimiento histórico, sino a todos
dad; la sociedad debe compartir y apreciar los profesionales que pueden llegar a intervenir
la forma en que el conocimiento es produ- en un proceso de patrimonialización), ni, por
cido, pero conviene distinguir el proceso de otro lado, significa que los intereses sociales
socialización de la ciencia del proceso de sean unívocos u homogéneos. Pero la existencia
socialización del patrimonio... de una instancia mediadora y de un campo de

305
Barreiro, D. La Arqueología posible

conflicto, posibilita, paradójicamente, la docencia de una asignatura denominada


negociación. En última instancia, el patrimonio Patrimonio Arqueológico y Sociedad. Durante
materializa las contradicciones sociales existen- buena parte del cuatrimestre fue difícil hacer
tes y posibilita o encamina su resolución, nego- participar a los alumnos, pero, poco a poco, se
ciada o no. fue disolviendo la percepción de una relación
profesor – alumno y se generó una dinámica de
-En cualquier caso, la legitimidad para deci- discusión y problematización del patrimonio y
dir qué es patrimonio y qué no, y cómo se ges- la arqueología (ésa era mi intención desde el
tiona, no reside en exclusiva en una administra- principio, aunque es posible que sea
ción que hace mucho tiempo que se ha responsabilidad mía el no haberlo logrado hasta
independizado de la gente y que actúa conforme las últimas semanas). Fracasé en mi intento de
a los intereses de la oligarquía (nos referimos a generar un debate a partir de las mismas
los niveles políticos de la administración, claro preguntas que nos ha cursado la dirección de
está; desde nuestro punto de vista, los técnicos Arqueoweb, probablemente porque la clase
de la administración también son “gente”). Pero (ellos y yo) aún no estaba madura para ello. Sin
no es fácil ubicar una instancia de legitimidad embargo, a raíz de comentar determinadas
distinta a esta, aunque nos pueda parecer evi- lecturas y noticias de prensa, logramos conquis-
dente que el sistema democrático parlamentario tar un digno espacio para la controversia, y los
está totalmente pervertido y desvirtuado: por temas discutidos seguían siendo, en el fondo,
eso es necesario conectar nuestra propuesta de los mismos que yo había pretendido trasladar de
modo de patrimonialización con los escenarios manera más directa (algunos alumnos también
alternativos que se perciben y comienzan a me entregaron brillantes trabajos reflexionando
perfilarse, al mismo tiempo que es necesario sobre la disciplina y su contexto, aportando sus
repolitizar el trabajo con y en torno al patrimo- propias respuestas a estas preguntas, aunque
nio. formuladas de distinta manera). Allí se
-En esto se podría resumir nuestra propuesta: manifestaron todas las cuestiones que he tratado
es necesario recuperar la dimensión política del de poner en relación a lo largo de este texto: si
trabajo con el patrimonio (nivel micro) como es la arqueología es una ciencia o no sólo una
necesario reintegrar (o integrar plenamente) el ciencia, si el patrimonio es intrínsecamente
patrimonio en la política (nivel macro). bueno o es un campo social contradictorio, si la
disciplina debe dedicarse a producir conoci-
A modo de conclusión: hace un par de meses miento sobre el pasado o también a gestionar el
tuve la ocasión de compartir estas inquietudes, presente, ante quién somos responsables de
durante varias semanas, con los alumnos del nuestro trabajo, si es responsabilidad nuestra
Máster de Arqueología y Ciencias de la hacer política o no, y, sobrevolando de manera
Antigüedad, de la Universidad de Santiago de constante todos los debates, la esperanza e ilu-
Compostela, en el que la institución a la que sión de un grupo de personas jóvenes que legíti-
pertenezco (Incipit, CSIC) está participando. En mamente aspiran a ganarse la vida con esta
concreto, tuve a mi cargo la mayor parte de la profesión. ¿Será posible?

306

También podría gustarte