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Estado de la cuestión

Si buscamos el término ocio en el Diccionario de la Real Academia Española,


encontraremos cuatro acepciones del concepto. La primera es “cesación del trabajo,
inacción o total omisión de la actividad”. Esta definición hace hincapié en cierto
aspecto pasivo del ocio, tomado como pausa del trabajo o de toda otra actividad. La
segunda acepción dice “tiempo libre de una persona”. El tiempo libre es aquel en
que la persona no tiene obligaciones ni laborales, ni estudiantiles, ni de estado.
Durante este tiempo, la persona puede elegir por sí mismo lo que desea realizar.
Esta segunda definición identifica el ocio con el tiempo libre. La tercera significación
afirma que el ocio es una “diversión u ocupación reposada, especialmente en obras
de ingenio, porque estas se toman regularmente por descanso de otras tareas”. En
este sentido, el ocio se relaciona con las diversiones u ocupaciones sosegadas,
quietas o tranquilas especialmente las más intelectuales. Por último, el cuarto
sentido de la palabra reza “obras de ingenio que alguien forma en los ratos que le
dejan libres sus principales ocupaciones”. Según esta significación, el ocio sería
aquellas obras de ingenio que el hombre realiza en sus tiempos libres de tareas.
(Real Academia Española, s.f., definiciones 1-4)

Aristóteles en su Ética Nicomáquea, afirma que “la felicidad radica en el ocio”. “Para
este autor la felicidad radica en el ocio y se realiza plenamente, del modo más
excelente en la contemplación (teoría), en la actividad de la mente, que tiene su
propio placer. Para Aristóteles es la actividad superior que nos asemeja a los dioses
y es la más apropiada por naturaleza para la realización del ser humano”. [ CITATION
Ami14 \l 11274 ]

Más cercano temporalmente a nuestra época, el sociólogo y economista


estadounidense Thorstein Veblen (1899) recoge la visión de tiempo liberado de la
obligación de trabajar, que es tamizada a través de la óptica capitalista, definiendo el
ocio como utilización “no-productiva” del tiempo. Para este autor el término ocio no
comporta indolencia o quietud. “Significa pasar el tiempo sin hacer nada productivo:
1) por un sentido de la indignidad del trabajo productivo, y 2) como demostración de
una capacidad pecuniaria que permite una vida de ociosidad”. Según Veblen el
ocioso ostenta ante la sociedad su estatus social a través del ocio.
Desde la ideología marxista, el diccionario soviético de Filosofía identifica al ocio con
el tiempo libre, y lo define como:

parte del tiempo extralaboral, que queda después de las ocupaciones


imprescindibles (sueño, alimentación, ida al lugar de trabajo y regreso de él,
quehaceres domésticos, etc.), y se invierte en la recuperación de fuerzas, así
como en el desarrollo físico y espiritual del hombre. El tiempo libre abarca los
estudios y las ocupaciones autodidácticas, la incorporación a la cultura
(lectura, visitas al teatro, estadio, cine, etc.), la actividad sociopolítica, la
creación científico-técnica y vocacional, la actividad estético-artística de
aficionados, el cuidado de los hijos, la comunicación según los intereses, etc.,
pero puede incluir también el descanso pasivo y hasta el pasatiempo
anticultural (por ejemplo, el abuso del alcohol) [ CITATION Dic84 \l 3082 ] .

Consideramos que es un error confundir tiempo libre con ocio, ya que en no todo
tiempo libre se practica el ocio, en su sentido clásico, como tiempo destinado a la
contemplación del ser de las cosas. La definición del diccionario soviético también
incluye en el ocio el tiempo de descanso y los pasatiempos anticulturales, como el
abuso de alcohol, realidad con la que tampoco estamos de acuerdo.

Para Sebastián de Grazia (1966) “El ocio es el estado de verse libre de las
necesidades diarias y las actividades del ocio son aquellas a las que uno se
dedicaría por su propio gusto”. (pp. 13-14) Para este autor el ocio es el tiempo libre
de la persona y las actividades que se realizan por su propio interés o gusto.

Por su parte, Manuel Cuenca Cabeza (2006) define al ocio como:

una experiencia integral de la persona y un derecho humano fundamental.


Una experiencia humana integral, es decir, total, compleja (direccional y
multidimensional), centrada en actuaciones queridas (libres, satisfactorias),
autotélicas (con un fin en sí mismas) y personales (con implicaciones
individuales y sociales). También como un derecho humano básico que
favorece el desarrollo humano, como la educación, el trabajo o la salud, y del
que nadie debería ser privado por razones de género, orientación sexual,
edad, raza, religión, creencia, nivel de salud, discapacidad o condición
económica. Un derecho reconocido jurídicamente por distintas legislaciones.
(p. 14)

En el ámbito internacional existe una Asociación Mundial del Ocio y Recreación


(WLRA), cuya finalidad es fomentar “la educaión del ocio en todos los ambientes y
foros apropiados y llama a todos los países a apoyar y proponer la implantación
justa y efectiva de estrategias y programas de educación del ocio”. Esta asociación
define al ocio como “un área de la experiencia humana, un recurso para la
autorrealización, un factor de desarrollo humano,una señal de calidad de vida, un
creciente factor económico, una fuente de salud y bienestar,y un derecho humano
básico”[ CITATION Cab06 \l 3082 ] . Dicha definición no es esencial,sino descriptiva de
algunas características que pueden asociarse al término ocio.

Según Ieda Maria Rhoden, <<el ocio es una experiencia personal “permitida” y “que
permite”, sea el descanso, el disfrute o el desarrollo humano>>. Esta autora también
sostiene que <<” muchos autores utilizan las expresiones diversión, juego,
recreación, distracción, entretenimiento, tiempo libre, como si fuesen lo mismo”...
que ocio... “aunque, al profundizar en el estudio de estos términos, percibimos que
no lo son.”>> (Elizalde, 2010, p. 444)

El sociólogo Joffre Dumazedier entiende al ocio en oposición al trabajo, y lo define


como “un tiempo libre de obligaciones, ya sean laborales, profesionales, sociales,
familiares, políticas y otras actividades sentidas y vivenciadas como obligatorias y no
optadas de forma voluntaria por quién las realiza”. (Elizalde, 2010, p. 445)

Juan Alfredo Casaubon (2006), filósofo tomista del siglo XX, define el ocio como
“estado de reposo anímico,en el que es posible que broten las preguntas filosóficas,
y en el que son posibles también la contemplación filosófica o teológica. No debe
confundirse con la pereza”. Para este pensador, el ocio es una de las raíces
humanas de filosofar, o una de las condiciones de donde nace la Filosofía. “El ocio
es una cesación de las actividades prácticas cotidianas, no para vagar, divagar o
dormir, sino para ponerse en disposición de contemplar los entes y en especial de
captar en ellos el ser”. Casaubon sostiene que “el ocio que permite filosofar es a
menudo despredeciado por la mentalidad del hombre moderno, pletórica de
activismo” y que “la vida del individuo medio actual consiste fundamentalmente en el
desarrollo de una actividad incesante y mecanizada”.
Josef Pieper (1979), en la misma tradición intelectual tomista que Casaubon,
sostiene que el ocio es el tiempo y el estado del alma dedicado a la contemplación
de la totalidad del ser de las cosas, lo más importante para el ser humano y el
fundamento de toda verdadera cultura.

Bibliografía
Amigo Fernández de Arroyabe, M. L. (2014). Ocio estético valioso en la Poética de
Aristóteles. Pensamiento, 70(264), 454.

Casaubon, J. A. (2006). Nociones generales de Lógica y Filosofía. Buenos Aires:


Educa.

Cuenca Cabeza, M. (. (2006). Aproximación Multidisciplinar a los Estudios de Ocio


(Vol. 31). Bilbao: Publicaciones de la Universidad de Deusto.

De Grazia, S. (1966). Tiempo, trabajo y ocio. Tecnos.

Diccionario Soviético de Filosofía. (1984). Fundación Gustavo Bueno. Recuperado el


01 de septiembre de 2020, de http://www.filosofia.org/enc/ros/tiem.htm

Elizalde, R. (2010). Resignificación del ocio: aportes para un aprendizaje


transformacional. Polis, revista de la Universidad Bolivariana, 9(25).

Pieper, J. (1979). El ocio y la vida intelectual (4ta ed.). Madrid: Ediciones Rialp,S.A.

Real Academia Española. (s.f.). Diccionario de la lengua española, 23. Recuperado


el 20 de agosto de 2020, de https://dle.rae.es/ocio?m=form

Veblen, T. (1899). Teoría de la Clase Ociosa. Alianza Editorial.

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