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Giovanni Levi

CAP.5: SOBRE LA MICROHISTORIA

La microhistoria es una práctica historiográfica que no posee un sistema coherente de


principios propios, no posee un cuerpo de ortodoxia establecida. Sin embargo para el
autor hay ciertos elementos distintivos.

Esta corriente nace en los 70’s en medio de un debate político cultural. Las realidades
sociales de la época estaban lejos de ajustarse al los modelos funcionalistas y/o
marxistas que antes entusiasmaban. Se da entonces en historia una crisis de metodología
e interpretación. Los estudios etapistas entran en declive y se da una revisión completa
de instrumentos de investigación.

Quienes tomaron partido por la microhistoria solían tener raíces marxistas, orientación
política de izquierda. Las obras de microhistoria buscan una descripción más realista del
comportamiento humano reconociendo espacios de relativa libertad a pesar de los
sistemas prescriptivos que los oprimen. Se plantea buscar hasta dónde llega la voluntad
libre dentro de la estructura general de la sociedad humana. Por eso, la microhistoria se
encuentra entre medio del estructuralismo y el irracionalismo/relativismo extremo.

En cuanto a metodología la Microhistoria se basa en la reducción de la escala de


observación, en un análisis microscópico y en un estudio intensivo del material
documental. Esta reducción es un procedimiento aplicable en cualquier lugar
independientemente de las dimensiones del objeto analizado. El principio unificador de
toda investigación micro histórica es la creencia de que la observación microscópica
revelará factores anteriormente no observados.

(Ejemplo de la compra venta de tierras, cuando nos juntemos lo explico)

La microhistoria tiene influencias de la antropología interpretativa. La descripción


densa por ejemplo (Clifford Geertz), sirve para registrar los posibles hechos
significativos susceptibles de interpretación dependiendo el contexto en que se insertan,
así los análisis micro pueden llegar a conclusiones de mayor alcance. De allí el
crecimiento de los estudios etnográficos en historia. Aunque según Levi, el escaso lugar
concedido a la teoría en tales trabajos acentúa el peligro de caer en un relativismo.

Geertz, de todos modos, no niega la formulación de teorías. Pero menciona las


dificultades de teorizar a partir del enfoque de interpretaciones culturales ya que, a
diferencia de otras ciencias, se dificulta en este caso la abstracción imaginativa siendo
que la teoría debería ser sumamente fiel al caso estudiado, a la realidad. Observada. La
función de la teoría, según Geertz, es facilitar descripciones densas y no al revés. La
teoría es la que brinda el bagaje conceptual capaz de hacer inteligible lo estudiado.
Geertz al igual que Heidegger rechaza la posibilidad de una explicitación total y otorga
importancia al lenguaje en el cual descubre modelos simbólicos. Según Levi, sin
embargo, el rechazo a modelos teóricos hace a la antropología interpretativa débil a la
hora de explicar el mundo.
El significado de los símbolos se funda en el hecho de ser compartidos. El pensamiento
entonces, en primera instancia se organiza de acuerdo con las estructuras simbólicas
públicas y luego recién adquiere privacidad. Pero Levi agrega que estas estructuras
simbólicas producen una multiplicidad fragmentada y diferenciada de representaciones,
y ellas deben ser el verdadero objeto de estudio.

Levi, a su vez, cree que es necesario intentar medir y formalizar los mecanismos de una
racionalidad limitada a fin de comprender las dificultades culturales de sociedades en
distinto tiempo y lugar, algo a lo que Geertz no llega por temor a caer en un
etnocentrismo. Por otro lado, Levi critica la idea de renunciar a cualquier intento de
construir modelos. Considera que la antropología interpretativa muchas veces genera
historias culturales sin análisis sociales serios. Pero esta vez, la microhistoria no ha
renunciado a tener en cuenta la diferenciación social, porque más allá de la polisemia de
los símbolos estos adquieren connotaciones más precisas a partir de diferencias sociales,
móviles y dinámicas.

Otra cuestión que intenta resolver la microhistoria es el de la comunicación, no se trata


meramente de la retorica sino de la comunicación con el lector, quien no es una tabula
rasa, y las probabilidades de recepción varían según cada lector. El relato, ayuda a
visibilizar las contradicciones de los sistemas y los intersticios que se abren de ellas
proporcionando la libertad de acción individual. La otra característica importante de los
relatos micro histórico es el discurso adoptado, con una postura no autoritaria. En las
obras de microhistoria el discurso aparece más consciente de la subjetividad del autor
que expone su manera de interpretar y las limitaciones de los estudios no se ocultan, el
proceso de investigación está mucho más a la vista.

En suma, para Giovanni Levi, los rasgos distintivos de la microhistoria son: la


reducción de escala, su visión de lo racional, el pequeño indicio como paradigma
científico, el papel de lo particular sin oponerse a lo social, la atención a la
recepción del lector y al relato, su concepción de contexto y su rechazo al
relativismo superfluo.

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