Está en la página 1de 1

Septiembre 22. Tomad el yelmo y la espada.

Ef .6:17 “Y tomad*~ el yelmo de la


salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.”
Necesitamos toda la armadura de Dios para resistir los ataques violentos de Satanás
(Ef  6:14-16).  Ajustar, poner, encajar, levantar, son medios con los que el creyente defiende
su posición.  Metafóricamente:
“Poniéndose el cinturón de la verdad” (Ef  6:14aNTV). Seguros de que nuestra confianza
está en la verdad de la Palabra de Dios, no en opiniones de hombres (Jn 14:6) para no ser
derrotados por dudas y argumentos falsos.
“Poniéndose la coraza de la justicia de Dios” (Ef 6:14bNTV). Nos apropiamos, por fe, de la
justicia de Cristo (2 Co 5:21) para resistir las acusaciones de Satanás (Ap 12:10), quien nos
ataca deleitándose en probar cuán indignos somos de la fidelidad de Cristo y de Su justicia
(Ro 3:22).
“Los pies con el apresto del evangelio de la paz”.  Si tenemos claro el mensaje del
Evangelio y estamos deseosos de compartirlo, podemos estar firmes en la batalla con paz
interior: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones
y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Fil 4:7).
Asimismo, “tomad el escudo de la fe” (Ef  6:16) de la confianza y dependencia en Dios, con
la convicción de hacer Su voluntad independientemente de las circunstancias. Los “dardos
de fuego del maligno” (6:16): son duda, tentación, ira, lujuria, desesperación, venganza,
pruebas o imposibles.
El imperativo “tomad” del verso 17 es el quinto medio para estar  firmes en la batalla. Todo
soldado tenía un casco que la espada del enemigo no podía penetrar, este es el “casco de la
salvación” entregado por Dios (1 Ts 5:8).
El creyente debe ponerse “la esperanza de salvación como yelmo” (1 Ts 5:8) que nos
asegura protección contra cualquier ataque: Dios hará tal como lo prometió, no debemos
temer porque nuestra salvación está asegurada.
La “espada del Espíritu… la palabra de Dios” es nuestra única arma ofensiva. El Espíritu
proclama la Palabra de Dios, penetrando la conciencia interna, convenciendo de pecado y
sanando las profundas heridas que éste causa.
Como un soldado en la batalla, tú debes usar la Palabra para influenciar a otros. Desarrolla
la disciplina de  dominar la Palabra y depender de ella.
“Gracias, Padre, por la esperanza y seguridad que Tu salvación provee a cada creyente.
Quiero siempre tener en cuenta todo lo que significa mientras vivo cada momento para ti.”

También podría gustarte