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Arturo Andrés Roig, pensador de lo latinoamericano

1984 dc

LÍNEAS DE TIEMPO: Mendoza, Departamento Guaymallén. Mendoza


CATEGORIA: Cultural, Departamental, Historias de Vida
PAIS: Argentina
PROVINCIA: Mendoza

Es uno de los filósofos contemporáneos más requeridos y respetados en América Latina y Europa. Sus teorías sobre la
“latinoamericanidad” marcaron un hito en la historia de las ideas del continente. Partió al exilio en 1975 y permaneció en
México y Ecuador, donde estudió profundamente la cultura de ese país. A su regreso se radicó en Guaymallén, formó un grupo
de investigación y trabajó en el Conicet hasta su muerte, en abril de 2012.

Arturo Andrés Roig nació en Mendoza, el 16 de septiembre de 1922. Su padre fue Fidel Roig Matóns y su madre, María Isabel
Petazzi, nativa de Mendoza y profesora de Primeras Letras. Su hermano, Fidel Roig Matóns (Gerona, Cataluña, España, 27 de
mayo de 1887 - Ciudad de Mendoza, Argentina, 26 de mayo de 1977) fue violinista, pintor de los paisajes y la vida americana
en extinción, especialmente la de los huarpes de Lavalle.

Arturo Andrés heredó el amor a las letras de su madre y el fino espíritu de su padre para apreciar hombres, gestas, cosas del
mundo circundante. La palabra fue para él un modo de acercarse cálidamente a ese mundo y nunca un frío instrumento de
transmisión de conocimientos.

Las últimas décadas de su vida fue un vecino de Guaymallén, donde vivió con su esposa Irma Alsina Manén, rodeado de cuatro
hijos, nietos y amigos cuando no viajaba, requerido desde distintos lugares de América y de Europa.

En 1949 egresó de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cuyo, en Mendoza, como profesor de Enseñanza
Secundaria, Normal y Especial en Filosofía. Perfeccionó sus estudios en la Sorbona donde, becado, investigó bajo la dirección
de Pierre Máxime Schuhl. Fueron años de estudio, pero también de contacto con la realidad europea y de incipientes
preguntas acerca de nuestra América y en especial de la inquietante Argentina de 1954.

A su regreso continuó con sus estudios de Platón y su interés por los clásicos pero siempre atento a la realidad regional,
nacional y continental. Colaboró con la Cátedra de Historia de la Filosofía Antigua de la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad Nacional de Cuyo, en Mendoza, y accedió al cargo de profesor titular, por concurso, en 1959. A partir de 1955
enseñó Pensamiento Argentino en la misma Universidad y más tarde también en San Luis. Despuntó así una línea de
investigación orientada a recuperar, sistematizar y valorar la historia de nuestra cultura regional". Entre 1957 y 1968 aparecen
numerosos trabajos sobre figuras relevantes, no siempre antes reconocidas, de nuestro pasado cultural, como Juan
Crisóstomo Lafinur, Agustín Álvarez, Juan Llerena y Juan Gualberto Godoy.

Sus estudios americanos comienzan por lo regional, particularmente por Cuyo, marcado por el recuerdo del Libertador.
Aparecen así “La Filosofía de las luces en la ciudad agrícola” (1968) y “Breve historia intelectual de Mendoza” (1966). Fruto del
diálogo y la amistad con Leopoldo Zea y del encuentro con Miró Quesada y Salazar Bondy, decidió ampliar el marco de trabajo
y encaró el proyecto de trabajar el problema del pensamiento ecléctico en el Río de La Plata. Publicó, en consecuencia, ya en
la madurez de su pensamiento, “Los krausistas argentinos”, en México, en 1969. En 1972, también en México, apareció otra
señera contribución que alumbró y reorientó la historiografía argentina, “El espiritualismo argentino entre 1850 y 1900”. Mostró
allí el hilo espiritualista continuo que va por debajo del positivismo ambiente, mostrando las debilidades de la tesis
panpositivista de Korn.

El paso de lo regional a lo nacional y luego a lo latinoamericano se advierte a partir de 1971, cuando inició el “Seminario de
Pensamiento Latinoamericano” en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo. Los estudiantes debían presentar un trabajo
para obtener la Licenciatura en Filosofía y este Seminario fue el marco ideal. En él se originaron trabajos que signarían para
siempre el destino de jóvenes investigadores, como fue el caso de Horacio Cerutti Guldberg. Se estudiaron pensadores
latinoamericanos tales como Vaz Ferreyra, Enrique Rodó y Antonio Caso.

En 1974 participó en el Congreso de Morelia, Méjico, que fijó un hito en la historia de las ideas en Latinoamérica. Este trabajo
se truncó en 1975, cuando la intervención de la UNCuyo lo dejó cesante, por lo que debió emigrar al extranjero con su esposa y
sus cuatro hijos, en busca de trabajo y seguridad. Trabajó dos meses en Caracas, en el Instituto Rómulo Gallegos. Luego se
trasladó a México DF, cuya Universidad Autónoma lo recibió gustosa.

Pero para facilitar el interrumpido estudio de sus hijos aceptó la invitación de su amigo Hernán Malo, rector de la Pontificia
Universidad Católica del Ecuador, con sede en Quito. Uno de los golpes más dolorosos que le había asestado el poder
dictatorial de su país había sido el expulsar a tres de sus hijos de la Universidad por "subversivos" y dejarlos partir sin
documentación alguna que probara sus estudios. Diez años se quedó en la capital ecuatoriana, donde estudió en profundidad
la cultura ecuatoriana. La tarea principal de Roig fue despertar la conciencia de que existía un vigoroso pensamiento
ecuatoriano dentro de esa cultura predominantemente literaria.

Fue también profesor de Pensamiento Social Latinoamericano en la Universidad Central del Ecuador. En esa etapa de su vida
se destaca el libro “Esquemas para una historia de la filosofía ecuatoriana” (1977) en el cual propone historiar las formas del
pensamiento ecuatoriano con una nueva metodología y una nueva periodización, acorde con todos los actores y los hechos
sociales. Siguiendo esta línea Roig presentó en 1984 “El pensamiento social de Juan Montalvo”, “El Humanismo ecuatoriano
en la segunda mitad del siglo XVIII”, “Bolivarismo y Filosofía Latinoamericana”, y “Narrativa y cotidianidad”.

En 1981 apareció en México su obra “Teoría y Crítica del Pensamiento Latinoamericano”, que constituye el intento más amplio
y sistemático de ponderar la Filosofía latinoamericana contemporánea, desde su posición de historicista empírico que
encuentra sus raíces en afirmaciones visibles. Esta obra fue escrita íntegramente en el Ecuador, fruto de sus clases y
seminarios de ciclo doctoral organizados por el Centro de Estudios Latinoamericanos, y fue bautizada como la Biblia del
pensamiento latinoamericano en el XI Congreso Interamericano de Filosofía celebrado en Guadalajara en 1985. De 1981 data
también “Filosofía, universidad y filósofos en América Latina”.

En 1983 Ecuador le concedió la condecoración al mérito cultural de Primera Clase, distinción que por primera vez se otorgó a
un argentino en ese país. Se reconoció así su trabajo en el campo de la investigación científica y de la formación de
investigadores de alto nivel en ese país, así como su labor de rescate del pensamiento ecuatoriano.

En 1984 la Justicia Federal Argentina lo reincorporó, diez años después, a su querida Universidad de Cuyo, en la ciudad de
Mendoza. Cuando Arturo Roig volvió del exilio, dijo en su discurso de reincorporación que el ejercicio de la libertad es "la
puesta en marcha de una praxis responsable y por eso mismo crítica". A la Filosofía le corresponde "la reflexión sobre el hecho
mismo del ejercicio del saber como ejercicio de la libertad". Ya pasaron los tiempos del divorcio entre teoría y praxis. El
filósofo, o quien se precie de serlo, "deberá regresar al ágora, deberá reincorporarse valientemente a la ciudad". No es tan
importante el mundo del sentido como el sentido del mundo. "El país nos espera - dijo- América Latina nos espera.
Empecemos una nueva aurora, aun cuando hayamos dejada desgarradas nuestras carnes -y tan dolorosamente- en este
camino que vamos llevando".

De regreso a su país, reabrió Roig el Seminario de Estudios Latinoamericanos. Su labor se desplegó desde la Facultad de
Filosofía de la Universidad Nacional de Cuyo y luego desde el Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas
de Mendoza (CRYCYT), que fue su lugar de trabajo hasta poco antes de su muerte. Surgió allí un excelente y renovado grupo
de trabajo, con proyección internacional.

Pero no olvidó a su segunda patria. En 1986, año en que fue invitado a ingresar al Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas de Argentina (CONICET), tuvo a su cargo la edición de “El pensamiento latinoamericano del siglo XIX” y
concurrió al Simposio Internacional sobre Eugenio Espejo y el pensamiento precursor de la Independencia de Ecuador. En
1987 editó “La utopía del Ecuador”. En 1989 preparó la obra “Pensamiento filosófico de Hernán Malo González”.

En los últimos años su producción fue abundante. En 1993 publicó “Rostro y filosofía de América Latina”, en 1994 “El
pensamiento latinoamericano y su aventura”. Sus escritos sobre la Universidad aparecen reunidos en una cuidadosa
presentación “La Universidad hacia la democracia”, en 1998. Dirigió y compiló “Argentina del ‘80’al ‘80’. Balance social y
cultural de un siglo”, “Proceso civilizatorio y ejercicio utópico en nuestra América” (1995). En 1993 la Universidad Santo Tomás,
de Bogotá, reunió un conjunto de trabajos acerca de un tema central en su obra: la ampliación metodológica relacionada con el
campo de la Historia de las Ideas, con el título “Historia de las Ideas, Teoría del Discurso y Pensamiento Latinoamericano”.
La tarea de Arturo Andrés Roig ha sido reconocida en América Latina. El Ministerio de Educación y Cultura del Ecuador le
otorgó en 1983 la "Condecoración al mérito cultural". La Universidad de Guadalajara, México, realizó, en 1989, un homenaje a
su labor. La presidencia de la República del Ecuador le otorgó, en 1992 la Orden Nacional "Honorato Vázquez". En 1993 fue
declarado Visitante Ilustre de la Universidad de las Villas, en Cuba. En mayo de 1994 la Universidad Autónoma de Managua lo
recibió como Doctor Honoris Causa. En septiembre de 1994 la Universidad Nacional del Comahue, Argentina, lo
declaró Profesor Honorario. En 1996 La Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina, le otorgó el título de Doctor Honoris
Causa.

Falleció el 30 de abril de 2012, a los 89 años, en la Clínica de Cuyo de la Ciudad de Mendoza. En los últimos días, sus
problemas coronarios habían provocado que el filósofo tuviera que ser internado.

Fuentes

Lacoste, Pablo (compilador). “Guaymallén, historia y perspectivas”. Diario Uno – Universidad de Congreso, 1996.
Zavala, Carlos Pérez. “Datos bio-bibliográficos de Arturo Andrés Roig”. En Arturo A. Roig. La filosofía Latinoamericana como
compromiso. Río Cuarto, Universidad Nacional de Río Cuarto y Ediciones del ICALA, 1998.
(http://www.ensayistas.org/filosofos/argentina/roig/perez.htm)

Fuente imagen

http://www.unidiversidad.com.ar/el-pensamiento-de-arturo-roig

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