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Para muchos políticos e historiadores los miembros de este clan constituyeron el grupo de los

“reyes de la plata”, y más tarde figuraron como los “barones de la gran minería”.

→ 1ª Generación: José Avelino Aramayo Ovalle 1809 - 1882

→ 2ª Generación: Félix Avelino Aramayo Vega 1846 - 1929

→ 3ª Generación: Carlos Víctor Aramayo Zeballos 1889 - 1981

→ Vea también la información en página "Tupiza 1"

PREFACIO:

Consta en las crónicas de la familia, que Francisco Ortiz de Aramayo, contrajo nupcias con
Juana de Dios de Porras y Matorras, en la segunda mitad del siglo XVIII.

En los primeros años del siglo XIX habitaba en Moraya un matrimonio integrado por Isidoro
Ortiz Aramayo, hijo de Francisco Ortiz de Aramayo, y de María Ovalle. El 25 de septiembre de
1809 María dio a luz en Moraya a un hijo varón, bautizado el 1 de octubre con el nombre de
José Avelino. Sus padrinos fueron Bruno Ortiz de Aramayo y Manuela de Aramayo, vecinos del
lugar. José Avelino, quedó huérfano de madre en 1815.

En Tupiza, en la Plaza Independencia, existe una estatua en su honor que fue inaugurada en
1909, por su hijo Félix Avelino Aramayo Vega.

1ª GENERACIÓN – JOSÉ AVELINO (ORTIZ DE) ARAMAYO OVALLE 1809 - 1882

José Avelino Aramayo nació en Moraya (Potosí), en 1809 y murió en París (Francia), en 1882.
Conoció a la argentina Coloma Vega, hija del general Nicolás Vega. Ella tenía 19 años y él 36,
cuando contrajeron nupcias en París, el 27 de septiembre de 1845. Testigos de su boda fueron
José María Linares e Isidoro Echegaray. La pareja tuvo cinco hijos: Félix Avelino, Carlos, Emilia,
Luis y Elvira.1

José Avelino, pertenece al primer anillo de la cadena de tres generaciones de industriales


mineros y figura prominente de la minería argentífera, en el siglo XIX. De familia modesta,
empezó de ayudante de arrieros que comercializaban desde Tucumán (Argentina), hasta Cuzco
(Perú); luego, fue empleado del minero y comerciante tupiceño Manuel de Jáuregui, con quien
adquirió mucha experiencia.2

Nunca estuvo de acuerdo con las políticas de Estado, relativas a la comercialización de las
pastas de plata. Convencido de las ilimitadas posibilidades que ofrecía el país y las ciencias,
trazó un diagnóstico muy crítico de la sociedad boliviana; emprendiendo, desde 1850, una
campaña para que el país alcanzara el nivel de los europeos o de la Argentina o Chile, y la base
tenía que ser la actividad minero-metalúrgica, que abarcaba simultáneamente: los ferrocarriles
(que fueron proyectados por él en 1863, 1866 y 1870) para salvar el Litoral, la agropecuaria,
los intereses territoriales y la democratización de la vida política.

Como viajero que fue, recorrió a lomo de caballo o mula, la provincia Litoral; y llegó al
convencimiento de que los yacimientos de Lípez, Portugalete, Chocaya, Ubina, Huanchaca,
Porco, Potosí, Aullagas, Antequera, Poopó, Oruro, Carangas y Salinas, constituían el futuro y
podrían alimentar la formación de numerosas empresas mineras. Él sabía dónde se
encontraban los yacimientos de oro, ya que este metal era producido en pequeñas cantidades
por sus pobladores, en: Tipuani, el río de los Cajones y Chuquiaguillo (todos en La Paz);
Choquecamata, Chayanta y Chichas (todos en Potosí); Mojos y Chiquitos (en el oriente).

Había trabajado un tiempo en la mina Gallofa. Tenía conocimiento de la mina de Colquechaca


y por eso las otras minas no tenían secretos para él; ya que conocía de su mineralogía, la
potencia de sus vetas, la profundidad de sus tajos y el volumen de sus reservas. Partía de la
premisa que las minas habían sido trabajadas sólo superficialmente y que estaban intactas a
profundidad. Identificó, de la misma manera, las minas de cobre; y afirmaba que esas vetas
eran abundantes y ricas, y estaban situadas en: el Desaguadero, Corocoro, Sicasica, Paria,
Oruro, Negro Pabellón, Poopó, Condo, la cordillera de los Frailes, Lípez y Chocaya (sus vetas en
Chichas y San Bartolo, en la provincia de Atacama, eran poderosas). Y la misma opinión tenía
de las menas estañíferas, y aseguraba que el estaño se encontraba en todas las formaciones y
con buena ley, que debería hacer su explotación y beneficio muy sencilla y poco costoso;
mencionaba como gran yacimiento al hermoso cerro de Huanuni3, que apenas había sido
trabajado por los antiguos, en sus afloramientos y nada a profundidad.
1. Félix Avelino, estuvo casado con la peruana Elena Zeballos; Carlos, contrajo nupcias con
Adelaida Alcalde, y radicaron en el Litoral; Emilia, casada con su primo Domingo Vera; Emilia,
murió en París, afectada una larga dolencia; Luis, falleció a temprana edad de pulmonía, que
contrajo cuando trabajaba en una mina de Potosí; y Elvira, que se unió en matrimonio con el
médico francés, Alberto Charpentier.

2. Viajó a Europa en 1835 (que repitió en 1837, 1845, 1863 y 1871 y observó en el viejo
mundo, la evolución de la revolución industrial) y regresó a Bolivia, con un pequeño capital; lo
que le permitió convertirse en importador de mercancías y exportador de oro.

3. Por 1827, se descubrió una veta muy prometedora.

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