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Prá ctica 5 Derecho de La Unió n Europea

http://www.davara.com/documentos/relacionados/ecommerce/D85374CEE.pdf

http://europa.eu/legislation_summaries/consumers/consumer_safety/l32012_es.htm#A
MENDINGACT

http://www.cepc.es/rap/Publicaciones/Revistas/6/REDC_054_383.pdf

http://www.estig.ipbeja.pt/~ac_direito/RDC_001_261.pdf

http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?
uri=OJ:C:2009:044:0022:0022:ES:PDF

http://www.cepc.es/rap/Publicaciones/Revistas/5/RIE_023_002_117.pdf

http://enj.org/portal/biblioteca/civil/derecho_comunitario/17.pdf

BLOQUE B):

B.1.- ¿Ha incumplido España sus obligaciones respecto del derecho


comunitario? ¿En base a qué disposiciones normativas justifica su respuesta?

En virtud del artículo 4.3 del TUE y del artículo 288 del TFUE (249 TCE) podemos
afirmar que Españ a ha incumplido sus obligaciones respecto al Derecho de la
Unió n Europea.

El artículo 4.3 del TUE en el pá rrafo segundo establece que “los miembros
adoptarán todas las medidas generales o particulares apropiadas para asegurar el
cumplimiento de las obligaciones derivadas de los Tratados o resultantes de los actos
de las Instituciones de la Unión”. El Estado españ ol ha transpuesto incorrectamente
la Directiva europea incumpliendo, así, su obligació n impuesta por este acto de
derecho derivado.

Por otra parte, el artículo 288 del TFUE que recoge la definició n de los actos típicos
de derecho de la Unió n establece en su tercer pá rrafo que “la directiva obligará al
Estado miembro destinatario en cuanto al resultado que deba conseguirse, dejando,
sin embargo, a las autoridades nacionales la elección de la forma y de los medios”. La
incorrecta transposició n de la Directiva obstaculiza la consecució n del resultado
para la que estaba destinada. La Directiva pretendía ampliar la protecció n de los
derechos de los consumidores, amparando a su vez al productor en la salvedad
prevista. La Ley, a pesar con el primer propó sito de la Directiva omite su segundo
objetivo desamparando al productor, en nuestro caso Ferrari.

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B. 2.- ¿A quién corresponde vigilar el cumplimiento o no de una Directiva por
parte de España?

El control del cumplimiento de una Directiva de la Unió n le corresponde a la


Comisió n Europea, misió n que comparte en ú ltima instancia con el TJUE.

El artículo 17.1 del TUE establece que la Comisió n “[…] velará por que se apliquen
los Tratados y las medidas adoptadas por las Instituciones en virtud de éstos.
Supervisará la aplicación del Derecho de la Unión bajo el control del Tribunal de
Justicia de la Unión Europea”. Por consiguiente, la Comisió n tiene atribuida la
funció n de control, que podrá ejercer a iniciativa propia o de otro Estado miembro
a través del recurso por incumplimiento previsto en los artículos 258, 259, y 260
del TFUE.

Este recurso se divide en dos fases. La primera de ellas, la fase precontenciosa, le


corresponde a la Comisió n llevarla a cabo, siendo necesaria la intervenció n del
TJUE en los casos en que el conflicto alcanza la fase contenciosa. Pese a que la
sentencia del Tribunal es meramente declarativa, la Comisió n podrá solicitar la
imposició n de una suma a tanto alzado o de una multa coercitiva que deberá ser
pagada por el Estado miembro afectado.

Bloque C

C1) ¿Toda violación del Derecho de La Unión Europea por parte de un Estado
miembro genera responsabilidad o es necesario que se den determinados
requisitos?

El Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE), actual Tribunal de


Justicia de la Unió n Europea (TJUE) ha creado jurisprudencia que responde a esta
pregunta.

En concreto, en la sentencia Francovich y Bonifaci de 19.11.1991 establece por


primera vez las directrices a tener en cuenta en la atribució n de responsabilidad a
un Estado miembro por incumplimiento de una norma de la Unió n. Esta sentencia
señ ala que el particular afectado por la inaplicació n o, en nuestro caso, incorrecta
aplicació n de una directiva, tiene derecho a ser indemnizado por el Estado
infractor siempre que se den los tres requisitos siguientes:

1. Que la norma, en este caso la directiva, confiera derechos a los


particulares.
2. Que el contenido de los derechos pueda ser deducido de la Directiva.
3. Que exista una relación de causalidad directa entre la violación del
derecho y el perjuicio sufrido por los particulares.

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La sentencia Francovich, sin embargo, no especifica el alcance de estos
requisitos de modo que el derecho a indemnizació n dependerá de la naturaleza de
la violació n que origine el perjuicio.

Es en las sentencias Brasserie du pêcheur contra RFA y Factortarme III donde el


Tribunal especificará que cuando la violació n es imputable a una autoridad en un
á mbito en el que dispone de un margen de apreciació n amplio para adoptar
opciones normativas existirá derecho a una indemnizació n cuando, ademá s de
darse los requisitos expuestos en la sentencia Francovich, dicha violación esté
suficientemente caracterizada.

Para calificar la violación como suficientemente caracterizada el criterio


decisivo es la inobservancia manifiesta y grave de los límites impuestos a la
facultad de apreciación del Estado. De nuevo, habrá que acudir a la
jurisprudencia para entender el alcance de este concepto de inobservancia
manifiesta y grave en el que deberán tenerse en cuenta entre otros: el grado de
claridad y de precisión de la norma vulnerada, la amplitud del margen de
apreciación, el carácter intencional o involuntario de un eventual error de
Derecho, etc.

C3) ¿Podría declararse al Estado español responsable frente a los


particulares perjudicados por la transposición incorrecta de la Directiva?
Indique en qué supuestos es posible declarar la responsabilidad del Estado.

La transposició n incorrecta de una Directiva supone la violació n del artículo 4.3 del
TUE que obliga a los Estados miembros a tomar las medidas legislativas necesarias
para dar pleno efecto a las normas de la Unió n. El Legislador omite la excepció n del
artículo 4 de la Directiva al transponerla en la Ley: “[…] salvo que en el momento
en que el producto fue puesto en circulació n, el estado de los conocimientos
científicos y técnicos no permitía descubrir la existencia del defecto”, dejando
desamparados a los particulares que pudieran verse implicados en los casos
previstos por esta salvedad (en nuestro caso Ferrari). Esta infracción podría ser
calificada como inobservancia manifiesta y grave de los límites de
apreciación del Estado.

No obstante, habrá que atender al resto de los requisitos para declarar la


responsabilidad del Estado españ ol frente a los particulares.

En nuestro caso, la Directiva efectivamente confiere derechos a los particulares


como exige el primero de los requisitos establecidos por el TJUE. A través de su
articulado pretende proteger al consumidor de los perjuicios derivados de
productos defectuosos, atribuyendo la responsabilidad al productor.

El contenido de los derechos puede ser deducido de la Directiva. Aunque ésta


no explica el efecto indemnizatorio de la responsabilidad, por otro lado parece
ló gico dado la amplitud del objeto del derecho protegido (los productos

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defectuosos), la norma sí especifica que la responsabilidad será atribuible al
productor en todos los casos a excepción de la salvedad antes mencionada,
pudiendo ser considerada un precepto claro y preciso.

Respecto al nexo causal, primero deberemos concretar qué dañ os se han sufrido,
pues la responsabilidad del Estado podrá depender de los perjuicios ocasionados
por sus actuaciones futuras.

En primer lugar, parece que Don Lorenzo Sanz es uno de los perjudicados en
cuanto a que ha recibido un coche defectuoso. Inicialmente Ferrari no ha sido
víctima de ningún perjuicio. Si el conflicto llegase a juicio se plantearían dos
posibles soluciones: que el juez o tribunal fallase en contra de Ferrari
haciéndole pagar la reparació n del coche defectuoso, los dañ os y perjuicios
ocasionados (lucro cesante), y posiblemente las costas del juicio, o que, por el
contrario se fallase a favor de Ferrari basá ndose en la Directiva europea.

En el primero de los casos el perjudicado sería Ferrari. Al recurrir ante el TJUE,


éste fallaría a su favor, considerando que Ferrari ha sido víctima de la
incorrecta transposición de la Directiva y de la vulneración del principio de
primacía del derecho de la Unión Europea por parte del juez habiéndole sido
ocasionado un dañ o que el Estado responsable deberá reparar a través de una
indemnizació n.

En el segundo caso, el único perjudicado sería don Lorenzo al tener que cargar
con la reparació n del coche y demá s perjuicios ocasionados. Inicialmente, el Estado
protege a través de la ley de transposició n a don Lorenzo Sanz, amparo que
posteriormente es denegado por el juez en la correcta aplicació n del principio de
primacía del Derecho de la Unió n Europea ante la contradicció n con el derecho
interno. Don Lorenzo ha actuado bajo la garantía de una ley estatal y por lo
tanto el Estado no puede desentenderse de la protección otorgada, debiendo
proceder a la indemnizació n por los dañ os y perjuicios ocasionados (reparació n
del coche, costas de juicio, etc.) a favor de don Lorenzo Sanz.

C.4.- ¿Deberá el juez o tribunal que conoce del caso aplicar el Derecho de la
Unión Europea o el Derecho nacional en materia de responsabilidad del
Estado? Señale las ventajas o inconvenientes de aplicar el derecho nacional
en esta materia.

Desde la sentencia Francovich el Tribunal dispone que las condiciones de forma y


fondo que establezcan regímenes de responsabilidad en los ordenamientos
jurídicos de los Estados miembros no pueden ser má s estrictos que los fijados por
el TJUE.

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Posteriormente, en la sentencia Factortarme III el Tribunal corroboró su postura
estableciendo una vez má s que el principio de la Unión de la responsabilidad
del Estado tiene carácter de estándar mínimo con relación a las legislaciones
nacionales, es decir, si las normas internas de responsabilidad fuesen más
favorables para el perjudicado se aplicarían éstas y no sólo los criterios
establecidos por el Tribunal.

La aplicació n del derecho nacional es una consecuencia de uno de los objetivos de


la Unió n. El artículo 1 del TUE proclama que “las decisiones será n tomadas de la
forma má s abierta y próxima a los ciudadanos que sea posible”. Esto encuentra
su fundamento en la eficacia que supone que instituciones má s cercanas a los
ciudadanos velen por sus intereses, y facilita el control del Derecho de la Unión
al llevarse a cabo por instituciones ya integradas en cada Estado. Junto a esta
ventaja, de cará cter general, otra específica de la materia consiste en que los
regímenes de los Estados miembros, serán en todo caso más beneficiosos
para los ciudadanos, al poderse ampliar pero nunca restringirse los casos de
responsabilidad del Estado.

En cualquier caso, la aplicació n de la legislació n nacional en esta materia puede


plantear inconvenientes si no coincide exactamente con la europea. Aplicando el
derecho de la Unió n se consigue unificar la ejecució n de las mismas normas en los
distintos Estados, mientras que a través de la aplicación de los ordenamientos
nacionales pueden ocasionarse situaciones comparativamente injustas.

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