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Cultura olmeca

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Para otros usos de este término, véase Olmeca (desambiguación).
Civilización olmeca
Cabeza Colosal nº1 del Museo Xalapa.jpg
Cabeza colosal .
Información histórica
Primeros registros 3000 a. C. (no definido)
Decadencia 400 a. C.
Causa Posible dispersión de los habitantes a otras áreas del país.
Información geográfica
Área cultural Mesoamérica
Sub área cultural Golfo de México
Equivalencia actual México (Veracruz y Tabasco)
Información antropológica
Religión Religión Olmeca
Asentamientos importantes
San LorenzoLa VentaTres ZapotesLaguna de los puercos
[editar datos en Wikidata]
La cultura olmeca fue una civilización que se desarrolló durante el periodo
preclásico de Mesoamérica. Aunque se han encontrado vestigios de su presencia en
amplias zonas de Mesoamérica, se considera que el área cultural olmeca —zona
metropolitana— abarca la parte sureste del estado de Veracruz y el oeste de
Tabasco. En ese sentido, es necesario hacer la aclaración de que el etnónimo olmeca
les fue impuesto por los arqueólogos del siglo XX, y no debe ser confundido con el
de los olmeca-xicalancas, que fueron un grupo que floreció en el epiclásico en
sitios del centro de México, como Cacaxtla.

Durante mucho tiempo se consideró que la olmeca era la cultura madre de la


civilización mesoamericana.1 Sin embargo, no está claro el proceso que dio origen
al estilo artístico identificado con esta sociedad, ni hasta qué punto los rasgos
culturales que se revelan en la evidencia arqueológica son creación de los olmecas
del área nuclear. Se sabe, por ejemplo, que algunos de los atributos propiamente
olmecas pudiesen haber aparecido, primero en Chiapas o en los Valles Centrales de
Oaxaca. Entre otras dudas que están pendientes de respuesta definitiva, está la
cuestión de los numerosos sitios asociados a esta cultura en la Depresión del
Balsas (centro de Guerrero).

Sea cual haya sido el origen de la cultura olmeca, la red de intercambios


comerciales entre distintas zonas de Mesoamérica contribuyó a la difusión de muchos
elementos culturales que son identificados con la cultura olmeca, incluidos el
culto a las montañas y a las cuevas; el culto a la Serpiente Emplumada, como deidad
asociada a la agricultura, el simbolismo religioso del jade, e incluso, el propio
estilo artístico, que fue reelaborado intensamente en los siglos posteriores a la
declinación de los principales centros de estos tiempos.

Índice
1 Organización Política y Social
2 Área de asentamiento olmeca
3 Historia
3.1 San Lorenzo
3.2 La Venta
3.3 Los Tres Zapotes
4 Economía
5 Religión
6 Lengua y escritura
7 Artefactos
8 Véase también
9 Referencias
10 Bibliografía
10.1 Bibliografía adicional
Organización Política y Social
Los olmecas crearon sistemas políticos centralizados respaldados por la religión y
el poder hereditario que no tenían paralelo en otros pueblos. La sociedad olmeca
llegó a desarrollar una organización social estratificada compuesta por: los
gobernantes divinos, la aristocracia y la gente común. La existencia de una
genealogía aportó los principios de exclusión social y jerarquización de linajes
con el fin de legitimar a los gobernantes y distinguir a la elite de los demás. El
poder de los gobernantes se fortaleció mediante los conceptos, las creencias y las
prácticas religiosas y se afianzó por conducto de su acceso privilegiado a bienes
de primera necesidad, suntuarios y de importación. Se trata de una de las
sociedades más destacadas y antiguas de Mesoamérica, se especula que establecieron
una política que se caracterizó por su acoplamiento con lo religioso, por tal
motivo se le considera como una civilización teocrática. De hecho, debido a su gran
antigüedad, se desconoce la identidad étnica de sus integrantes

Área de asentamiento olmeca

Yacimientos arqueológicos en el área nuclear olmeca.


Artículo principal: Área nuclear olmeca
A pesar del hecho de que la cultura olmeca tuvo una difusión que alcanzó la mayor
parte de Mesoamérica —excepto en la región de Occidente, que siguió un desarrollo
cultural más o menos autónomo hasta finales del Preclásico—, una de las regiones
donde se han encontrado las evidencias más claras de la presencia de esta cultura
es la parte sur de la Llanura Costera del Golfo de México, comprendida entre los
ríos Papaloapan y Grijalva, que corresponde a la mitad norte del Istmo de
Tehuantepec. Actualmente, esta zona corresponde al sureste del estado de Veracruz y
el poniente de Tabasco. Se trata de una zona de un clima cálido y muy húmedo,
condiciones climatológicas que seguramente poseyó también en la antigüedad
precolombina ese lugar.

El área nuclear olmeca es irrigada por caudalosos ríos que bajan de las
estribaciones de la Sierra Madre de Oaxaca y la Sierra Madre Oriental, como el
Coatzacoalcos, San Juan y Tonalá. Debido a la humedad de la zona y de las fuentes
de estos ríos, en temporada de lluvias los desbordamientos de las corrientes son
una constante. Aunque en la actualidad la vegetación de esta región de la República
Mexicana ha sido ampliamente modificada por la acción del hombre, antiguamente
estuvo recubierta por una espesa selva tropical, que era el hábitat de numerosas
especies que en la actualidad se encuentran a punto de desaparecer en el territorio
mexicano, entre ellas el jaguar, las aves de plumajes preciosos como guacamayas y
quetzales; reptiles de diversas especies, y mamíferos como el tapir. Este último
considerado por los olmecas como un animal difícil de cazar que solo los más
valientes lo atacaban porque era necesario estar muy cerca de él ya que era una
tarea complicada penetrar su gruesa piel.

La región posee suelos ricos en humus y de espesores considerables. El petróleo


crudo brota a flor de suelo entre la vegetación. Sin embargo, carece de muchos de
los materiales que son característicos de los objetos de estilo olmeca encontrados
en esta zona y en otras partes de Mesoamérica. Entre ellos se incluye la obsidiana,
el jade, la serpentina y el cinabrio. Para obtener piedra sólida para sus
materiales, los habitantes de esta región recurrieron a las canteras de la Sierra
de los Tuxtlas —conocida también como sierra de Santa Martha o de San Andrés—, que
les proveyeron de basalto y otras rocas volcánicas que emplearon en la construcción
de templos y en la escultura. Sin embargo, estas fuentes de materiales pétreos se
encuentran a más de cien kilómetros de distancia respecto a sitios como San Lorenzo
y La Venta, lo que puede dar una idea del nivel de organización que se requirió
para trasladar —sin animales de carga y sobre un suelo cenagoso— esos monolitos que
se pesan en decenas de toneladas, hasta los centros políticos de la cultura olmeca.

La palabra "olmeca" significa "habitantes de la región del hule" y fue utilizada


por los aztecas para nombrar a varios pueblos, étnica y lingüísticamente diversos,
que ocuparon la región de Veracruz y Tabasco a través de los siglos. Se desconoce
el nombre que se daban a sí mismos aquellos a quienes llamamos olmecas.

Bajo el término "olmeca" han sido agrupadas dos realidades: un pueblo de la región
del Golfo y un estilo artístico. El estilo olmeca puede verse plasmado en peñas,
cuevas, esculturas grandes y chicas y objetos de barro que se encuentran
diseminados por todo Mesoamérica. De Jalisco a Costa Rica, pasando por Guerrero,
Chiapas, Oaxaca, el Altiplano Central y la costa del Golfo, se han encontrado
imágenes de niños-jaguares y otros rasgos propios del arte olmeca. Se cree que la
dispersión de este estilo artístico se debe a que los pueblos del Golfo crearon una
amplia red de intercambios con otras poblaciones lejanas. De este modo, los
símbolos y formas olmecas se integraron a las expresiones artísticas de otras zonas
mesoamericanas.

Asimismo, se le considera olmeca a la "cultura madre" de Mesoamérica debido a que


en estas primeras sociedades se dio inicio a algunas prácticas culturales que se
integraron plenamente a la cultura mesoamericana, como el uso de un patrón urbano
de asentamiento, el establecimiento de una sociedad teocrática, el juego de pelota,
entre otras.

Historia
Se estima que los indicios más antiguos de la cultura olmeca son de alrededor de
3000 a. C., y los más recientes son aproximadamente del año 400 a. C. La
civilización olmeca se constituyó principalmente alrededor de 3 centros
ceremoniales: San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes, además de manifestarse en otros
sitios como Laguna de los Cerros.

San Lorenzo

Cabeza colosal 6 de San Lorenzo, en el Museo Nacional de Antropología.


Artículo principal: San Lorenzo (zona arqueológica)
El centro olmeca más antiguo es el de San Lorenzo (1150 a. C. aproximadamente.),
municipio de Texistepec, situado en la cuenca del río Coatzacoalcos, en el estado
de Veracruz. El inicio del florecimiento de la cultura olmeca en este sitio comenzó
alrededor del año 1150 a. C., época de la que datan la mayor parte de las
esculturas y elementos arquitectónicos que caracterizan a la cultura olmeca, muchos
de los cuales se conservan en el sitio. San Lorenzo fue saqueado en el año 900 a.
C., y las esculturas monumentales sufrieron un intento de destrucción; algunas se
enterraron, y otras fueron trasladadas al centro ceremonial.

La Venta

Pirámide principal de La Venta, la pirámide más antigua de Mesoamérica.


Artículo principal: La Venta
Fue el centro ceremonial más importante de los olmecas. Esta antigua ciudad se
distingue por representar el primer trazo arquitectónico planificado en el México
antiguo, su arquitectura monumental de tierra, su gran acervo escultórico y sus
ofrendas de jade, al igual que por sus ofrendas masivas, únicas en el mundo
prehispánico. En los alrededores de La Venta se han encontrado vestigios culturales
que datan de 1750 antes de Cristo, aunque la ocupación principal se concentra entre
el 1200 y el 400 antes de Cristo.2 Cuenta con la pirámide más antigua de
Mesoamérica y también se han encontrado cabezas colosales y tronos, que merecen
especial reconocimiento por el hecho de que para construirlas, tuvieron que ser
transportados los enormes bloques de basalto desde la Sierra de los Tuxtlas, a
decenas de kilómetros de ahí, ya que por ser una zona pantanosa y arenosa, no había
piedras. Se cree que pudo llegar a albergar hasta 20 000 habitantes en ese lugar.

Los Tres Zapotes

Altar 5 en el Parque-Museo La Venta.


Artículo principal: Tres Zapotes
El centro ceremonial de Tres Zapotes fue el último en desarrollarse. Es el más
conocido porque fue el que sobrevivió hasta una época más cercana, pero la
civilización olmeca que se desarrolló aquí fue una cultura ya en decadencia, no el
esplendor que vivió en los centros ceremoniales anteriores.

Estos centros ceremoniales tenían función de ciudades, y en ellos se construyeron


edificaciones de tierra y adobe, por lo cual han perdurado pocos restos. Se
construyeron montículos con templos en la parte superior, lo que se podía
considerar como un precursor de las pirámides mesoamericanas. También construyeron
edificaciones en torno a patios centrales, característicos de las civilizaciones
posteriores en la zona. Desde el 900 a. C. existen pruebas de bruscos cambios
políticos; como muestra, el intento de destrucción de algunas de las cabezas
olmecas.

Si para la mayoría de los especialistas como Michael D. Coe o Richard Diehl, la


cultura olmeca es originaria de la costa del Golfo (ZMO: Zona Metropolitana
Olmeca), para la escuela francesa promovida por Christine Niederberger3 y
desarrollada en particular por Caterina Magni,4 la cultura olmeca aparece como un
conjunto multiétnico y plurilingüístico que se extiende sobre la mayor parte de
Mesoamérica desde 1200 hasta 500 a. C.

La presencia olmeca se certifica en México (costa del Golfo, costa del Pacífico y
altiplano central), principalmente en la zona costera del Golfo de México entre los
ríos Papaloapan y Grijalva, pero también en lugares como Chalcatzingo (Morelos),
Teopantecuanitlán (Guerrero).

Más allá de las fronteras mexicanas, vestigios de una presencia olmeca se


encuentran en Guatemala (Takalik Abaj), Belice, El Salvador, Honduras, y Nicaragua.

Economía
La economía de los olmecas estaba basada en los productos agrícolas, con los que
comerciaban tanto entre ellos como con otros pueblos vecinos, sobre todo con los
pueblos nómadas, principalmente los olmecas reproducían cultivo del maíz, además
del frijol, calabaza, cacao, entre otros.

Religión
Artículo principal: Mitología olmeca

Mosaico de jade, representación un mascarón del jaguar.


Su religión desarrolló todos los temas importantes encontrados en los cultos
posteriores. Tenían una religión politeísta, gran número de sus dioses eran
relacionados con la agricultura y otros elementos como el sol, el agua, los
volcanes, animales, etc.

El centro de su religión y culto es el jaguar, y aparece representado en la


iconografía olmeca. Se le representaba con la característica boca olmeca, de forma
trapezoidal, con las comisuras hacia abajo y el labio superior muy engrosado. En
muchos casos con colmillos muy pronunciados, adornos supraciliares y el cráneo
hendido. Siempre aparece representado de la misma manera. No se sabe qué tipo de
dios pudo ser. Se cree que pudo ser el origen del dios de la lluvia, que se
desarrollará posteriormente en muchos puntos de Mesoamérica.
Hay muchos animales considerados dioses, como el caimán, sapos, reptiles, todos los
animales de la zona. Normalmente, aparecen mezclados entre ellos, cabezas de unos y
cuerpos de otros, creando seres mitológicos. En ocasiones para sus representaciones
religiosas tienden a la abstracción, con lo cual no se sabe exactamente qué pudo
significar.

Se cree que pudo ser una religión dinástica, sus dioses estarían relacionados
directamente con los gobernantes, con los señores de los centros ceremoniales,
gobernantes con poderes sobrenaturales, descendientes directos de las divinidades.

Es una religión compleja, que no se ha conseguido descifrar aún. Pero se cree que
pudo tener toda una doctrina aceptada por el pueblo, para justificar, explicar y
legitimar a los linajes gobernantes, las desigualdades sociales, las fuerzas
sobrenaturales y establecer vínculos entre éstas y los gobernantes. La religión
estaría institucionalizada, con un cuerpo doctrinal y su panteón. De esta forma
también los líderes gubernamentales utilizaban un símbolo de una figura de animal
para identificarse.

Lengua y escritura

Estatuilla de Tuxtla, con glifos de las escritura Epiolmeca.


Ya que la cultura olmeca fue la primera civilización en Mesoamérica, se especula
que muchos logros mesoamericanos tuvieron lugar por primera vez en el seno de su
cultura. Entre otras cosas, se acredita a los olmecas el desarrollo del calendario,
la escritura y la epigrafía.

Antes de los descubrimientos de 2002, el corpus principal de inscripciones largas


constaba de una docena de inscripciones epigráficas, todas ellas datadas entre 300
a. C. y el 530 d. C.5 En 2002 se descubrió una inscripción que data de 650 a. C.,6
y en 2007 otra de 900 a. C.,7 la cual supera en antigüedad a la escritura zapoteca
y convierte a la escritura olmeca en la más antigua de América.

Se han encontrado ciertas inscripciones en algunas estelas que contienen glifos.


Según algunos historiadores, una de estas estelas cuenta la vida de un gobernante,
pero todavía no obtiene la unanimidad de la comunidad internacional. Entre 1991 y
1994 los lingüistas Terrence Kaufman y John Justeson llevaron a cabo un trabajo de
desciframiento que les llevó a identificar la lengua de las inscripciones olmecas
como una lengua mixe-zoque, en particular una lengua antecesora del proto-zoque y
por tanto emparentada algo más distantemente con el proto-mixe. Este desciframiento
muestra que los glifos son de hecho parte de un silabario.

Artefactos
Esta sección es un extracto de Arte olmeca[editar]

Cabeza colosal olmeca 1, ahora expuesta en el Parque-Museo La Venta.

Los «Gemelos» de El Azuzul en el Museo de Antropología de Xalapa, (Veracruz).

Pintura 1 de la gruta de Juxtlahuaca.


El arte olmeca se refiere a las manifestaciones artísticas que se conservan de la
cultura olmeca que se desarrolló durante el Preclásico Medio de Mesoamérica
(floreció entre 1200 a. C. y 500 a. C.) y es considerada la primera de las grandes
civilizaciones de esa región.8 Aunque los olmecas ocuparon en especial la zona
norte del istmo de Tehuantepec —los principales sitios arqueológicos están en San
Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes, así como en Villahermosa y Tabasco— su influencia
se extendió a muchas regiones mesoamericanas y muchos aspectos culturales comunes
de esas culturas se iniciaron con ellos, como el culto a las montañas y a los
lugares elevados (como la pirámide cónica de La Venta), el culto a la Serpiente
Emplumada y al dios jaguar, el juego de pelota o el simbolismo religioso del jade.
La cultura olmeca, que inventó la escritura —usando pictogramas e ideogramas—, y el
calendario, fue identificada en un principio como un estilo artístico y ese sigue
siendo su sello distintivo.9 Fue una referencia y un legado para todas las culturas
posteriores de América Central —toltecas, zapotecas y hasta los aztecas— siendo
ejemplo la escritura maya, que tiene sus raíces en el primer sistema glífico
desarrollado por los olmecas.

Su arte se manifiesta a través de un gran dominio técnico de la escultura y de la


talla, para muchos no superado por ninguna otra civilización precolombina.1011 La
mayor parte del arte olmeca es naturalista, pero también se utiliza una rica
iconografía que refleja un significado religioso, con criaturas antropomórficas
fantásticas, a menudo altamente estilizadas.12 Se puede distinguir un arte
monumental o colosal —hecho en arcilla, piedra (principalmente basalto y andesita)
y madera—y un arte menor o mobiliario —a base de jade-jadeita y otras piedras
verdes (serpentina) y de obsidiana—, junto con algunas pinturas rupestres. Los
monumentos de piedra se pueden agrupar en cuatro clases:13

Cabezas colosales de piedra (hasta 3 m de altura y 10 t de peso14), ejemplo de


escultura monumental tallada en basalto procedente de lejanas canteras, que son las
obras más representativas del arte olmeca,15 de las que se han encontrado 17
ejemplares en diversos sitios del área nuclear olmeca. Se caracterizan por su
apariencia negroide, de ojos abotargados, labios carnosos y nariz ancha, con un
casco encajado, que se cree pueden representar a dioses, a guerreros o a jefes —
cabezas de linaje de familia o antepasados— e incluso a jugadores de pelota. (La
apariencia negroide ha llevado a conjeturar que eran evidencias de algunos
contactos interoceánicos en tiempos antiguos).
«Altares» rectangulares (probablemente, tronos)[cita requerida] como el famoso
altar 4 de La Venta, con una cavidad en su parte frontal que representa una puerta
al inframundo, de donde sale un personaje mitológico que sostiene una cuerda que
rodea todo el altar a modo de cenefa.
Esculturas en bulto redondo, independientes, como «Los gemelos» de El Azuzul, el
monumento San Martín Pajapan 1 o el Señor de Las Limas, una obra en serpentina de
un joven en posición sedente que sostiene en sus brazos a un niño-jaguar, motivo
frecuente en el arte olmeca.
Estelas, introducidas más tarde que las cabezas colosales, los altares o las
esculturas independientes. En sus inicios eran una simple representación de figuras
—como el monumento 19 o la estela 1 de La Venta—, pero más adelante llegaron a
representar eventos históricos, en particular actos que legitimarian a los
gobernantes. Esa tendencia culminaría en monumentos post-olmecas como la estela 1
de La Mojarra, que combina imágenes de gobernantes con glifos y fechas del
calendario de cuenta larga.16
Otro tipo de artefactos mucho más pequeños son las tallas de piedra dura en jade de
una cara en forma de máscara. El jade era un material particularmente precioso y
sería utilizado como una señal de rango por las clases dominantes.17 Ya en 1500 a.
C., los primeros escultores olmecas dominaban la forma humana, 18 como atestiguan
las esculturas de madera descubiertas en los zonas pantanosas de El Manatí.18 Los
curadores y estudiosos se refieren a las máscaras faciales de «estilo olmeca» —
cabezas humanas lo bastante grandes en comparación con el cuerpo del personaje, una
combinación de ojos hundidos, fosas nasales chatas y boca amplia en arco
ligeramente asimétrica, con el labio superior grueso (el labio olmeca, que se ha
relacionado con la forma de la boca del jaguar)19 y un mentón pequeño, con a veces
con una hendidura en la cabeza20— pero, hasta la fecha, no se ha recuperado ningún
ejemplo en un contexto olmeca controlado arqueológicamente. Han sido recuperadas en
sitios de otras culturas, incluido una depositada deliberadamente en el recinto
ceremonial de Tenochtitlan (Ciudad de México). La máscara presumiblemente tendría
unos 2000 años cuando los aztecas la habrían enterrado, lo que sugiere que tales
máscaras fueron valoradas y coleccionadas como lo fueron las antigüedades romanas
en Europa.21 Como las artes olmecas estaban fuertemente ligadas a su religión, que
destacaba a los jaguares — creían que en el pasado lejano se habría formado una
raza de «hombres-jaguar» entre la unión de un jaguar y una mujer20— el «estilo
olmeca» también combina características faciales de humanos y jaguares.209

Destacan también una serie de figurillas de arcilla y piedra, conocidas como


miniaturas olmecas, que se encuentran abundantemente en yacimientos arqueológicos a
lo largo del periodo formativo, y entre ellas, los llamados rostros de bebé,
pequeñas esculturas de cerámica de color blanco, con cara de niño, cabeza grande,
ojos almedrados, labios gruesos, ataviadas con un casco, y el cuerpo en forma de
pera. También pueden citarse las hachas Kunz (también conocidas como «hachas
votivas»), figuras que representarían a los «hombres-jaguar» y que aparentemente
fueron utilizadas para rituales. En la mayoría de los casos, la cabeza es la mitad
del volumen total de la figura. Todas las hachas Kunz tienen la nariz plana y una
boca abierta. El nombre «Kunz» proviene de George Frederick Kunz, un mineralogista
estadounidense, que describió una figura en 1890. Otros jades característicos son
las llamadas «cucharas olmecas». Las muestras artísticas son muy complejas y aun
hay muchos objetos que se están investigando.

En la zona del istmo de Tehuantepec también se desarrolló la cerámica, que en


Barra, Locona y Ocós alcanza grandes alturas artísticas.

Las principales piezas olmecas han sido recuperadas de los yacimientos excavados y
han sido trasladadas a museos, siendo las mejores colecciones las del Museo de
Antropología de Xalapa y del Parque Museo La Venta, con destacados ejemplares
también en el Museo Nacional de Antropología de la capital mexicana.

El Señor de Las Limas (Museo de Antropología de Xalapa)

Miniatura olmeca de serpentina (Museo de Arte del Condado de Los Ángeles)

Luchador olmeca (Museo Nacional de Antropología (México))

Máscara de jadeíta (Museo Nacional de Antropología (México))

Rostro de bebé (Museo del Jade, Costa Rica)

Hacha Kunz de serpentina (British Museum, Londres)

Véase también
Mesoamérica
La Venta
Parque-Museo La Venta
Referencias
Canto López, Antonio, Apuntaciones sobre Mesoamérica, Ediciones de la Universidad
Autónoma de Yucatán, Mérida, Yucatán, 1991, ISBN 968-6160-75-2.
Conaculta. «Zonas arqueológicas de México». Consultado el 15 de marzo de 2012.
Niederberger (1987), pp. 745-750.
Magni (2003), pp. 43-49.
T. Kaufmann & J. Justeson (2004): "Epi-Olmec", en Words's Ancient Languages, ISBN
0-521-56256-2.
Script Delivery: New World writing takes disputed turn
Writing May Be Oldest in Western Hemisphere.
Arellano, 2002, p. 27
Coe (2002), p. 62.
Jacques Soustelle escribió en 1979 :
Pero ¿de dónde sacaron las jadeitas, las nefritas, las serpentinas que han sabido
conformar con un arte incomparable, que no ha sido probablemente igualado y en
ningún caso nunca superado en América? Ningun pueblo civilizado en el Nuevo Mundo
ha alcanzado tal nivel en el tratamiento de piedras duras.
« Mais d'où ont-ils tirés les jadéites, les néphrites, serpentines qu'ils ont su
façonner avec un art incomparable, qui n'a été probablement pas égalé et en tout
cas n'a jamais été dépassé en Amérique? Aucun peuple civilisé du Nouveau Monde n'a
atteint un tel niveau dans le traitement des pierres dures. »
En Les Olmèques, 1979, p. 77
Christine Niederberger escribió en 1987 :
[...] «el impacto del arte olmeca», para usar la expresión de Stirling, sus logros
monumentales y su belleza, probablemente sin igual en el arte lapidario
mesoamericano [...] dejarían entonces llevar la imaginación —más allá de los
límites permitidos—, de muchos estetas e historiadores del arte por no mencionar a
los propios arqueólogos.
« […] "l'impact de l'art olmèque" pour reprendre l'expression de Stirling, les
réalisations monumentales et la beauté, probablement insurpassée dans l'art
lapidaire mésoaméricain […] allaient alors emporter l'imagination - au-delà des
limites permises - de bien des esthètes et historiens d'art pour ne pas nommer les
archéologues eux-mêmes. »
Paléopaysages et archéologie pré-urbaine du Bassin de Mexico, Tomos II, 1987, p.
735.
Coe (2002), p. 88 and others.
Pool, p. 105-106. Diehl, pp. 109–115.
Arellano, 2002, p. 32
Diehl 2004, p. 111.
Pool, pp. 106–108, 176.
Milliken, William M. "Pre-Columbian Jade and Hard Stone." The Bulletin of the
Cleveland Museum of Art 36, no. 4 (April 1949): 53–55. Accessed 17 March 2018.
Miller, Mary Ellen. "The Art of Mesoamerica From Olmec to Aztec." Thames & Hudson;
4th edition (20 October 2006).
Arellano, 2002, p. 34
The British Museum. "Olmec Stone Mask." Smarthistory.com.
"University of East Anglia collections", Artworld
Bibliografía
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de naya.org.ar, consultado el 11 de septiembre de 2007.
Casellas Cañellas, Elisabeth (2004): El contexto arqueológico de la cabeza
monumental número 7 de San Lorenzo, Veracruz, México, tesis doctoral, Universidad
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Coe, M.D. (1967). San Lorenzo and the Olmec Civilization, en Dumbarton Oaks
Conference on the Olmec, Dumbarton Oaks, Washingon, D.C.
Cyphers, Ann. Las cabezas colosales. Arqueología Mexicana, II, 12, 1995; pp. 43-47.
Diehl, Richard A. (2005). The Olmecs: America's First Civilization, Thames &
Hudson, London. ISBN 0-500-28503-9.
Magni, Caterina (2003). Les Olmèques. Des origines au mythe, Seuil, Paris. ISBN 2-
02-054991-3.
Niederberger Betton, Christine (1987), Paléopaysages et archéologie pré-urbaine du
bassin de México. Tomes I & II. Centro Francés de Estudios Mexicanos y
Centroamericanos, México, D.F. (Resumen).
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Dumbarton Oaks, Dumbarton Oaks, Washington, D.C.
Bibliografía adicional
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Ramírez, Felipe (2008). "Los Olmecas y su influencia en Mesoamérica: ¿cuestión de
opinión o cuestión de evidencia?"/En El Mediterráneo americano: población, cultura
e historia/XXVII Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología/SMA-UNAM-
IIA/México.
Ramírez, Felipe (2010). "Dioses y poder"/ En Olmeca, the Most Ancient Civilization
of the Americas, a Road to the Maya, Special Exhibitions Celebrating 400th
Anniversary of Mexico-Japan Frienship, Gobierno de Japón, Embajada de México en
Japón, INAH.
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