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Neurofisiología II

Ficha de cátedra Nº 18
Trastornos mentales y Psicofarmacología
Jesica Custodio y Viviana Mandich

Índice
1. Concepto de trastorno mental 2
2. Esquizofrenia 3
2.1 Características generales 3
2.2 Neurobiología de la esquizofrenia 4
3 Trastornos Depresivos 8
3.1 Características generales 8
3.2 Neurobiología de la depresión 8
4 Trastornos de Ansiedad 10
4.1 Características generales 10
4.2 Neurobiología de la ansiedad 12
5 Psicofarmacología 14
5.1 Conceptos generales 14
5.2 Sistemas Moduladores 15
5.3 Fármacos con efecto antipsicótico 16
5.4 Fármacos con efecto antidepresivo 18
5.5 Fármacos con efecto ansiolítico 21
6 Conclusiones 24
7 Bibliografía 25

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En las próximas líneas se desarrollarán principios y nociones generales de ciertos
trastornos mentales tales como la esquizofrenia, los trastornos depresivos y los
trastornos de ansiedad, abordando sus bases neurobiológicas y los principales
psicofármacos que se utilizan en su terapéutica.
Ha de tenerse en cuenta que, al tratarse de un texto introductorio, el objetivo es
presentar una primera aproximación al tema que facilite abordar luego bibliografía que
desarrolle estos conceptos con mayor especificidad.

1. Concepto de trastorno mental

La Organización Mundial de la Salud (OMS) caracteriza a los trastornos mentales, en


forma general, como una combinación de alteraciones del pensamiento, la percepción,
las emociones, la conducta y las relaciones con los demás.
Sin embargo, resulta compleja la delimitación del concepto “enfermedad mental”. Entre
los factores que dan cuenta de esta complejidad se destacan: 1- Los problemas
derivados de la propia entidad del enfermar psiquiátrico que se sitúan en la encrucijada
entre los factores biológicos, psicológicos y socio-culturales, con una amplitud y
diversidad muy difícil de abarcar conceptualmente. 2- El componente de subjetividad
que lleva implícita la enfermedad mental, factor que dificulta la aproximación objetiva
al saber científico. 3- La gran carga de representación social que llevan asociados los
trastornos mentales en las diferentes culturas. 4- Los gestores de recursos sanitarios
adaptan sus políticas a las necesidades que consideran más prioritarias, lo cual
dependerá en gran parte de la visión que tengan sobre los trastornos psíquicos
requeridos de atención, perspectiva que no siempre coincide con la de los psiquiatras.
Algunos autores consideran a los términos “trastorno mental” y “enfermedad mental”
como controvertidos, refiriendo que el concepto “enfermedad” suele reservarse para
aquellos procesos patológicos en los que la pérdida de salud tiene una causa orgánica
conocida. En cambio, el término “trastorno” es más amplio y se usa cuando hay una
alteración genérica de la salud, sea o no consecuencia directa de una causa orgánica.
Dado que la nosotaxia psiquiátrica moderna utiliza el término “trastorno” para la
mayoría de las entidades que estudian, los diagnósticos psiquiátricos no siempre son
diagnósticos de enfermedad.

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Por otro lado, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM)
en sus sucesivas ediciones, postula un concepto de trastorno psiquiátrico un tanto vago
e impreciso, al incorporar a la noción de enfermedad múltiples conductas y estados
psicológicos. Para el DSM 5, se trataría de un síndrome caracterizado por una alteración
clínicamente significativa del estado cognitivo, la regulación emocional o el
comportamiento de un individuo, que refleja una disfunción de los procesos
psicológicos, biológicos o del desarrollo que subyacen en su función mental.
Habitualmente, los trastornos mentales van asociados a un estrés significativo o una
discapacidad, ya sea social, laboral o de otras actividades importantes.
En la actualidad, la psicopatología evolucionista, en un intento por superar a los
modelos categoriales, plantea una nueva forma de conceptualizar a los trastornos
mentales como conductas adaptativas en su origen, pero desajustadas en el individuo
que las padece. Mientras que, por su parte, tanto el DSM como la CIE (Clasificación
Internacional de Enfermedades) al hacer referencia a los trastornos mentales como
entidades discretas, establecen límites entre normalidad y anormalidad.
En lo sucesivo, se desarrollarán características generales y aspectos de la neurobiología
de los siguientes trastornos mentales: Esquizofrenia, Trastornos Depresivos y
Trastornos de Ansiedad.

2. Esquizofrenia

2.1. Características generales

El término esquizofrenia significa “separación de las funciones psíquicas”. Se acuñó a


principios del siglo XX para describir lo que se suponía era el síntoma fundamental del
trastorno: la ruptura de la integración entre emoción, pensamiento y acción. Se trata de
la enfermedad más frecuentemente relacionada al concepto de locura. Normalmente, se
inicia en la adolescencia o al inicio de la edad adulta.
Se trata de un trastorno mental grave que afecta a más de 21 millones de personas en
todo el mundo y se asocia a una discapacidad considerable, pudiendo afectar al
desempeño educativo y laboral. Es más frecuente en hombres (12 millones) que en
mujeres (9 millones) y estos suelen desarrollarla a edades más tempranas. Asimismo, la
OMS la ubica entre la 8º/ 9º causa de discapacidad en el mundo, generando un altísimo
costo a los sistemas de salud.

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Presenta gran heterogeneidad respecto a las características clínicas, severidad y curso, lo
cual dificulta la exploración de la neurobiología subyacente. La información actual
indica que factores genéticos, ambientales e influencias del neurodesarrollo,
contribuirían a su desarrollo.
Se puede identificar en este trastorno la presencia de los siguientes síntomas:
 Síntomas Positivos (presencia de conducta anómala) Delirios. Desorganización
conceptual. Comportamiento alucinatorio. Excitación. Grandiosidad.
Desconfianza. Hostilidad.
 Síntomas Negativos (ausencia de conducta normal) Embotamiento afectivo.
Retraimiento emocional. Contacto pobre. Retraimiento social. Pasividad. Apatía.
Dificultad en el pensamiento abstracto. Falta de espontaneidad y fluidez en la
conversación. Pensamiento estereotipado.
 Síntomas Cognitivos: Disminución en la velocidad de procesamiento de la
información, déficit en la memoria de trabajo, déficit atencional.
 Síntomas Afectivos: Ansiedad, depresión, ideación suicida.
 Dificultades Sociales: No comprenden chistes ni metáforas, tienden a
comprender literalmente. Alteraciones en la prosodia. Alteraciones en la
cognición social (entendida como el conjunto de procesos que permite saber que
piensan, creen y sienten las otras personas). Alteración en la utilización y
percepción de las emociones.

2.2. Neurobiología de la esquizofrenia

Desde el surgimiento de la esquizofrenia como entidad nosológica se han postulado una


serie de alteraciones a distintos niveles del sistema nervioso central (modificaciones
bioquímicas, fisiológicas, anatómicas) con el fin de comprender y hallar un tratamiento
eficaz para aquellos que la padecen.

Alteraciones anatómicas:
Se ha documentado a través de estudios post mortem y estudios con neuroimagenes:
-Disminución del volumen craneal (lo cual implica disminución del volumen cerebral,
de la sustancia gris en general y específicamente disminución del volumen de los
lóbulos frontales y temporales).

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-Dilatación ventricular (ventrículos laterales y 3º ventrículo).
-Ensanchamiento de surcos y cisuras (frontotemporal y temporoparietal).
-Disminución del metabolismo en el prefrontal.
-Patología en el sistema límbico (reducción del tejido y citoarquitectura alterada).
-Patología talámica (reducción del volumen, pérdida celular).
-Ausencia de asimetría estructural normal en algunas regiones corticales.

Alteraciones histológicas:
Se ha reportado una disposición anormal de poblaciones celulares que llevarían a
establecer un patrón de conexiones sinápticas atípico entre la corteza prefrontal y el
sistema límbico. Se halló evidencia de células piramidales desorganizadas, carentes de
organización uniforme, dando lugar a una falta de polaridad celular y a conexiones
sinápticas anormales. Estas alteraciones han sido postuladas como uno de los
condicionantes de la sintomatología esquizofrénica.
Las alteraciones neuroanatómicas y citoarquitectónicas presentes en el cerebro de los
esquizofrénicos serían muy anteriores a la aparición de síntomas, ya que estarían
presentes desde los inicios de la vida, pudiendo reflejar problemas genéticos y de
desarrollo.

Alteraciones neuroquímicas: Hipótesis dopaminérgica e hipofrontalidad


Uno de los hallazgos de mayor trascendencia, da cuenta de la presencia de niveles
anormalmente aumentados de dopamina en pacientes con esta patología.
Las evidencias más contundentes a favor de esta desregulación surgen de estudios sobre
la psicosis debida al consumo de anfetaminas, el efecto de los antipsicóticos y los
efectos de los fármacos antiparkinsonianos.
Las anfetaminas estimulan la liberación de catecolaminas pero su consumo crónico
provoca la aparición de cuadros psicóticos muy parecidos a la esquizofrenia. Además,
dichos cuadros responden positivamente a los mismos tratamientos utilizados para la
esquizofrenia.
En la enfermedad de Parkinson, se evidencia una disminución dopaminérgica en la vía
que une a la sustancia negra con el neoestriado. Estos pacientes son tratados con
precursores de dopamina para compensar este déficit neuroquímico. Sin embargo, una
dosis mayor a la necesaria podría inducir psicosis. En este sentido, la relación entre
Parkinson y esquizofrenia es bidireccional.

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Los tratamientos antipsicóticos, al reducir la transmisión dopaminérgica, a menudo
causan sintomatología extrapiramidal similar a la del Parkinson. A su vez, los fármacos
antipsicóticos típicos, como la clorpromazina, actúan antagonizando los receptores
postsinápticos D2 de dopamina. Sin embargo, estos fármacos son más efectivos para
tratar la sintomatología positiva que la negativa.
A su vez, una de las vías importantes en el córtex prefrontal es la vía aferente
dopaminérgica que proyecta desde el área tegmental ventral. Su alteración interfiere en
el rendimiento de tareas cognitivas en animales de laboratorio, y esto lleva a pensar que
una alteración de esta vía dopaminérgica estaría implicada en algunos de los síntomas
de la esquizofrenia.
Sin embargo, dado a que un porcentaje de pacientes con esquizofrenia no responden a
los psicofármacos dopaminérgicos, comenzaron a plantearse otras hipótesis como, por
ejemplo, la hipofrontalidad. Al realizar pruebas (que en sujetos sanos llevarían a activar
esta área), los sujetos esquizofrénicos muestran una falta de activación de la corteza
prefrontal, concretamente de la región dorsolateral.
Se ha propuesto que una lesión en el área prefrontal dorsolateral sería la responsable de
la hipofunción de la vía dopaminérgica mesocortical, que daría cuenta del deterioro y
alteración del funcionamiento cognitivo en la esquizofrenia. Esta lesión afectaría la
regulación cortical de tipo inhibitorio sobre la vía dopaminérgica mesolímbica
convirtiéndola en hiperfuncional, explicando los síntomas positivos de la enfermedad.
Esta hipótesis se sustenta a partir de la hipofrontalidad detectada a través de estudios
con tomagrafias por emisión de positrones y el aumento del flujo sanguíneo observado
en la región frontal, tras la administración de agonistas dopaminérgicos.
Otro enfoque de la teoría dopaminérgica propone que la hipofunción de la dopamina en
la corteza prefrontal es la responsable de algunos de los síntomas prodrómicos antes de
la primera fase aguda, y de los síntomas deficitarios de la esquizofrenia. El estrés, que
forma parte de los aspectos clínicos de la recaída, sería el responsable de esta
disminución funcional de la dopamina. De hecho, el estrés aumenta la respuesta
dopaminérgica, y podría tener un efecto neurotóxico sobre los sistemas de
catecolaminas de la corteza prefrontal.
A su vez, la hipofrontalidad es un indicador de la disfunción severa de los lóbulos
frontales, que justamente correlaciona con sintomatología negativa y con el déficit
cognitivo que es permanente (presente incluso antes y entre los episodios psicóticos
siendo a menudo una de las características más limitante de esta patología).

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Más allá del rol de la dopamina, se han hallado otras modificaciones bioquímicas
como: disminución de los metabolitos de la dopamina en el líquido cefalorraquídeo,
aumento de receptores dopaminergicos D2 del cuerpo estriado, disminución de la
expresión del ARNm D2 y D4 en regiones corticales específicas, disminución del
glutamato cortical, aumento de los receptores corticales de glutamato, disminución de
los sitios de captación de glutamato en la corteza del cíngulo, disminución del ARNm
para la síntesis de GABA en la corteza prefrontal y aumento de los sitios de unión
GABA a en la corteza cingulada.

Esquizofrenia como enfermedad del neurodesarrollo:


La teoría del neurodesarrollo deficiente en la esquizofrenia asevera que el paciente
adquiere la enfermedad por una lesión. La misma “atacaría” a un cerebro inmaduro en
proceso de desarrollo, impidiendo así su crecimiento normal y produciendo un severo
daño que se expresa en una etapa más tardía de la vida. Esta teoría se apoya en las
alteraciones histológicas, anatómicas y funcionales que caracterizan a esta patología.
Se ha puesto el acento en que habría una alteración en la formación normal de las
sinapsis y la migración neuronal durante el desarrollo del cerebro, así como en sus
conexiones en el período prenatal y en los primeros años de la infancia. Durante el
desarrollo existe un sistema de “selección neuronal” mediante el mecanismo de
apoptosis (muerte neuronal programada) que permite la eliminación de ciertas neuronas,
permaneciendo aquellas conexiones sinápticas más eficientes (poda sináptica). Esto es
importante en la etapa de la adolescencia postulándose que en este trastorno habría una
poda más crítica o una apoptosis inapropiada quedando conexiones aberrantes
(defectuosas) que no procesan de modo adecuado la información. Resumidamente, se
postulan dos caminos para la alteración del neurodesarrollo: 1- Alteración cerebral en la
adolescencia (poda sináptica) 2- Alteración cerebral estática y temprana (pre o
perinatal) con larga latencia antes de la aparición de los síntomas clínicos.

Modelo psicobiológico integrador:


Según este modelo, para la expresión del fenotipo esquizofrenia es necesario una
combinación de susceptibilidad genética y de factores de riesgo (por ejemplo,
antecedentes familiares, complicaciones obstétricas, deficiencias nutricionales durante
el primer trimestre de embarazo, estrés intenso de la madre durante el embarazo,
infección viral en vida intrauterina).

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En la actualidad, se ha evidenciado en la mayoría de los individuos con esquizofrenia la
presencia de un exceso de eventos perjudiciales durante el periodo prenatal y/o
perinatal, la presencia de ciertos signos conductuales y neurocognitivos durante la
infancia y la adolescencia, y rasgos de personalidad esquizotípica. Estos datos sugieren
una alteración patogénica en el neurodesarrollo de estos individuos. Es decir, algunas
personas heredan la posibilidad de desarrollar esquizofrenia, pudiendo activarse a partir
de la experiencia.

3. Trastornos Depresivos

3.1. Características generales

os trastornos depresi os hacen re erencia a un rupo de a ecciones que presentan una


serie de s ntomas a ni el a ecti o tristeza anhedonia ánimo deca do co niti o
pensamientos ne ati os de s , del mundo y del futuro, desesperanza, ideas de muerte o
suicidas), físico (alteraciones del apetito, alteraciones del sueño, fatiga, falta de enegía)
y conductual (reducción de actividades, agitación o retardo psicomotor).
Estos síntomas generan mucho malestar y además gran interferencia en las distintas
áreas de la ida de la persona or la tanto el o eti o principal de los tratamientos
reside en lo rar la remisión total de los s ntomas y el mantenimiento de esa remisión
para que los pacientes puedan recuperar su funcionalidad.

3.2. Neurobiología de la depresión

Con el fin de evitar interpretaciones reduccionistas, resulta importante tener presente


que los trastornos depresivos responden a diferentes niveles de disfuncionalidad
neurobiológica tales como alteraciones moleculares, desregulación
neuroendocrinológica, manifestaciones afectivas, cognitivas y conductuales.

Nivel neuroanatómico:
Tanto las descripciones de pacientes con lesiones cerebrales en áreas específicas como
también las nuevas técnicas de neuroimagen han aportado gran información sobre este
aspecto. La heterogeneidad de la sintomatología en el trastorno depresivo mayor (TDM)
da cuenta de la participación de distintas áreas cerebrales.

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A pesar de que en los últimos años se han localizado múltiples áreas implicadas en la
fisiopatología de la depresión, todavía es escaso el conocimiento sobre cómo funcionan
y cómo se interrelacionan formando diferentes circuitos.
Diversas investigaciones dan cuenta de algunos de los cambios anatómicos y
funcionales más frecuentes en estos trastornos.
Entre los cambios anatómicos, se ha observado una reducción en el volúmen cortical y
subcortical de ciertas estructuras como por ejemplo, el hipocampo (no siendo este
cambio exclusivo de la depresión), la corteza cingulada anterior (más específicamente la
corteza subgenual) y la corteza pre-frontal orbital.
A su vez, también se han reportado cambios a nivel funcional. En líneas generales,
muchos estudios muestran un aumento de actividad en estructuras implicadas en el
procesamiento emocional como por ejemplo la amígdala, la corteza prefrontal orbital y
la corteza subgenual junto con una actividad disminuida en áreas implicadas en la
regulación emocional como, por ejemplo, la corteza prefrontal dorsomedial. A su vez, la
alteración en el funcionamiento de la corteza prefrontal dorsolateral afectaría por
ejemplo la planificación y la toma de decisiones.

Nivel bioquímico
Desde un enfoque molecular, la hipótesis monoaminérgica ha sido el marco conceptual
predominante en relación con el TDM. Esta teoría plantea que la sintomatología se
originaría por una baja disponibilidad de monoaminas en el espacio sináptico. Es decir,
este trastorno respondería a un un déficit de monoaminas en ciertos sitios cerebrales.
Entre las monoaminas principalmente implicadas se encuentran la noradrenalina (NA),
la dopamina (DA) y la serotonina (5-HT).
Los primeros estudios acerca de las bases moleculares de la depresión se remontan al
uso de la reserpina. Se trata de un fármaco antihipertensivo que disminuye las
monoaminas a nivel cerebral (NA, DA y 5-HT). La aparición de la depresión como
efecto no deseado frente al consumo de este fármaco, llevó a pensar que estos
neurotransmisores debían estar implicados en los procesos afectivos siendo uno de los
pilares de la teoría monoamiérgica. Esto implicó un gran desarrollo en el avance de los
tratamientos farmacológicos para la depresión.
También se ha propuesto una segunda teoría que estipula que en la depresión habría un
funcionamiento alterado de los receptores de las monoaminas que respondería a una
disminución de estos neurotransmisores.

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Sin embargo, los estudios actuales dan cuenta de que el TDM no puede ser explicado
sólo a partir de una alteración en la actividad de los sistemas de neurotransmisión.

Nivel neuroendócrino:
Varios estudios han demostrado que en el TDM hay una desregulación en la respuesta
de estrés con alteraciones significativas en el funcionamiento del eje endócrino
Hipotálamo-Hipofiso-Adrenal (HHA). Estos pacientes presentan una hiperactividad de
este eje, lo cual implica un aumento del factor liberador de corticotrofina (CRF), de
adenocorticotrofina (ACTH) e hipercortisolemia.
La actividad del eje HHA está controlada por determinados circuitos cerebrales, que
incluyen al hipocampo (que ejerce una influencia inhibitoria sobre la síntesis del CRF
en el núcleo paraventricular del hipotálamo) y a la amígdala. El cortisol, mediante su
efecto sobre el hipocampo y el hipotálamo, activa un mecanismo de retroalimentación
negativa que detiene el funcionamiento del eje. Se ha demostrado que concentraciones
elevadas de cortisol sostenidas en el tiempo pueden dañar las neuronas del hipocampo.
Esto conlleva a una reducción de la retroalimentación negativa sobre el eje HHA que
mantiene elevada la actividad del cortisol, causando a su vez, mayor daño hipocampal.
Este deterioro a nivel del hipocampo contribuye a las alteraciones cognitivas de la
depresión. Actualmente, sigue siendo tema de debate si la alteración del eje HHA sería
una causa primaria o secundaria de la depresión.

4. Trastornos de Ansiedad

4.1. Características generales

Ansiedad normal vs. ansiedad patológica:


La ansiedad es una emoción compleja dado que implica una serie de cambios a nivel
subjetivo-cognitivo, fisiológico-somático y motor-conductual que prepara al individuo
para actuar ante una situación amenazadora.
a respuesta a ni el su eti o-co niti o hace re erencia a la experiencia interna es
decir la percepción y e aluación su eti a de los est mulos a respuesta isioló ico-
somática in olucra la acti ación del sistema ner ioso autónomo. Y por último, la
respuesta motora-conductual implica escape y e itación.

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En este sentido, la ansiedad es una respuesta adaptativa al tratarse de un sistema de
alarma, un mecanismo de defensa que prepara y protege al organismo frente a amenazas
o riesgos potenciales. Esta respuesta adaptativa incrementa el estado de alerta, favorece
la capacidad de reacción a los estímulos y a su vez, mejora la habilidad para responder a
ellos. Este tipo de ansiedad, de intensidad moderada, presenta relación con el estímulo
que la genera y motiva conductas de afrontamiento efectivas.
in em ar o puede con ertirse en ansiedad patoló ica alterando el uncionamiento
normal cuando se enera ante est mulos inadecuados o inexistentes, cuando resulta
despropocionada ante una determinada situación (intensidad) y/o cuando se prolonga
demasiado (persistencia en el tiempo).
Por lo tanto, si bien la ansiedad genera una serie de manifestaciones físicas y psíquicas
que , puede
superar la capacidad adaptativa de la persona dando lugar a trastornos de ansiedad (TA).
En estos casos, la ansiedad genera malestar significativo con síntomas que afectan en el
plano físico, psicológico y social.
Los TA se encuentran entre las patologías mentales más prevalentes, siendo a su vez
mayor en mujeres que en hombres.
u etiolo a es multi actorial de ido a que interact an actores ioló icos psicoló icos
y sociales entre otros su ez la presencia de actores de ries o y actores protectores
median la expresión de estos trastornos.
En la Tabla 1 se muestran los trastornos mentales que en el DSM 5 ha reunido bajo el
concepto de TA.

Tabla 1. Trastornos de Ansiedad según DSM 5


Trastorno de Ansiedad por Separación
Mutismo Selectivo
Fobia Específica
Trastorno de ansiedad social (fobia social)
rastorno de pánico
Agorafobia
Trastorno de ansiedad generalizada
Trastorno de ansiedad inducido por sustancias/medicamentos
rastorno de ansiedad de ido a otra a ección médica
Otro trastorno de ansiedad especificado
Otro trastorno de ansiedad no especificado

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Más allá de las diferentes características y las particularidades en la presentación clínica
propia de cada trastorno, entre los síntomas nucleares comunes al espectro de los TA se
encuentran el miedo y la preocupación excesiva.
Estos pacientes presentan patrones cognitivos distorsionados (que justifican las
alteraciones a nivel conductual y a nivel emocional) caracterizados por una
sobrevaloración amenazante de los estímulos y una infravaloración de sus recursos para
afrontarlos.
Algunas manifestaciones clínicas habituales son las alteraciones del sueño, las
dificultades de concentración, la fatiga, la sensación de inquietud, la irritabilidad, la
sensación de “aho o” entre otras

4.2. Neurobiología de la Ansiedad

Nivel neuroanatómico:
Tanto las técnicas de in esti ación cere ral como la experimentación con animales por
e emplo estimulación o destrucción de ciertas áreas y administración de sustancias
ansio énicas o ansiol ticas) han permitido identificar regiones del cerebro involucradas
en la ansiedad. os estudios realizados han demostrado que no existe una nica re ión
sino por el contrario numerosos centros ner iosos que participan tanto en la producción
como en la modulación de la ansiedad.
Entre las regiones cerebrales implicadas se pueden mencionar di ersas porciones de la
corteza cere ral el septo lateral la am dala el hipocampo al unas áreas del
hipotálamo la sustancia ris periacueductal el n cleo del ra é dorsal y el locus
coeruleus.
Algunos estudios en animales han demostrado que la estimulación eléctrica de la
am dala, del locus coeruleus o de la sustancia ris periacueductal producen si nos de
ansiedad o erdaderas crisis de pánico. De modo contrario, la lesión de ciertas áreas de
la amígdala produce una disminución de la ansiedad.
studios uncionales en seres humanos resonancia ma nética uncional o tomo ra a
por emisión de positrones han su erido que la am dala y di ersas porciones de la
corteza l m ica se acti an cuando se los somete a situaciones ansió enas, como por
e emplo a est mulos ó icos. En la sustancia gris periacueductal se desencadena la
conducta de escape o inmovilidad.

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l hipotálamo lateral está implicado en la acti ación a ni el simpático. Su estimulación
genera por ejemplo incremento en la frecuencia card aca presión arterial piloerección y
miosis entre otras su ez el n cleo para entricular participa en la acti ación
endocrina.
l c n ulo, el parahipocampo y la corteza prefrontal también participan en la ansiedad.
A la corteza cere ral lle a in ormación de los ór anos sensiti os peri éricos y de
estructuras como el hipotálamo y la am dala.
Luego de experimentada la situación o estímulo ansiógeno, una serie de estructuras
participa en su inhibición tales como el hipocampo, la corteza prefrontal y el septum.
En los TA, desde un punto de vista anatómico, el miedo está intimamente relacionado
con la hiperactivación de la amígdala y la preocupación con el funcionamiento alterado
de los circuitos cortico-estriado-talámico-corticales “circuitos de la preocupación”

Nivel bioquímico:
ni el molecular tampoco parece existir un nico sistema de neurotransmisión
encargado de producir o modular la ansiedad. Tanto en la generación como en la
extinción de la ansiedad participan diversos neurotransmisores como A (Adrenalina), 5-
HT (Serotonina noradrenalina opamina ácido amma-amino-
ut rico) y glutamato.
n l neas enerales se su iere que la ansiedad estar a modulada por la acción del
sistema ér ico que disminuir a lo almente la ansiedad), y el sistema
glutamatér ico que tendr a acciones ansio énicas su ez el resto de los sistemas de
neurotransmisión presentar an sus acciones ansiol ticas o ansio énicas modulando la
actividad de las distintas regiones del cerebro implicadas en la ansiedad.
El desarrollo de fármacos con efecto ansiolítico ha sugerido que en los TA habría una
alteración a nivel GABAérgico y serotoninérgico.
El GABA es el neurotransmisor de acción inhibitoria más importante en el SNC ya que
aproximadamente el 30% de las sinapsis son ér icas. Se trata del principal
neurotransmisor con efecto inhibitorio en el cerebro, reduciendo la actividad de muchas
neuronas. or su parte el sistema serotoninér ico tiene una estrecha interacción con la
adrenalina y la dopamina. Los núcleos del ra é usan como neurotransmisor la
serotonina, mientras que el locus coeruleus estimula, por medio de la noradrenalina, al
sistema límbico.

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Nivel neuroedócrino:
Debido a la conexión entre la amígdala y el hipotálamo, en la ansiedad se produce una
respuesta a nivel endócrino. Se activa el eje HHA y, por lo tanto, se incrementan los
niveles de cortisol. Frente a una amenaza real de corta duración el aumento de cortisol
aumenta la supervivencia. Sin embargo, la activación crónica y persistente de esta
respuesta ante el miedo, puede llevar a largo plazo a comorbilidades médicas.
De igual modo, en virtud de la conexión entre la amígdala y el locus coeruleus, la
activación a nivel simpático da lugar a la respuesta lucha/huida que resulta adaptativa.
No obstante, cuando la respuesta autonómica es repetitiva, es decir es crónica e
inapropiada como sucede en los TA, puede facilitar la aparición de sintomatología.

5. Psicofarmacología

5.1. Conceptos generales

Desde una perspectiva histórica, el término psicofarmacología surge en 1956 como


resultado del encuentro entre las ciencias del comportamiento y la farmacología
experimental. Sidman fue quien designó con este nombre al ámbito del conocimiento
científico interesado por el estudio de las interacciones entre las drogas y la conducta.
En segundo lugar, el descubrimiento accidental de la LSD-25, la introducción de
la reserpina en la medicina occidental, y la demostración de la utilidad clínica
de fenotiacinas, antidepresivos tricíclicos e IMAOs, fueron también catalizadores
del establecimiento de la psicofarmacología como disciplina científica. De este
modo, ya desde sus inicios, la psicofarmacología se constituyó como un campo
del saber con un carácter tanto básico como aplicado.
Los psicofármacos son aquellas drogas que están primariamente destinadas a producir
efectos sobre el comportamiento con fines médicos o adictivos. Esta definición excluye
a los fármacos destinados a otros fines pero que presentan efectos adversos
psiquiátricos.
Los psicofármacos actúan en determinados lugares del organismo (SNC) y resulta
importante destacar que no generan una función nueva, sino que modulan funciones
preexistentes. De allí la importancia de los sistemas moduladores difusos.
Por otro lado, ha de considerarse que las drogas actúan en distintos niveles. Su efecto a
nivel molecular es denominado mecanismo de acción, y generalmente no coincide con

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el efecto terapéutico o cambio conductual buscado. Por ejemplo, el efecto a nivel
molecular de un antidepresivo es inhibir la recaptación de serotonina mientras el efecto
terapéutico es aliviar la depresión.
Por otro lado, los psicofármacos actúan facilitando o inhibiendo la síntesis, liberación,
unión del neurotransmisor al receptor o mecanismos de terminación de la sinapsis. Es
decir, actúan alterando una o más etapas de la sinapsis.
Aquellas drogas que facilitan la sinapsis se denominan agonistas (como por ejemplo los
antidepresivos).
En cambio, aquellas drogas que inhiben la sinapsis se denominan antagonistas (por
ejemplo, la reserpina, la atropina, el curare).

5.2. Sistemas Moduladores

Las neuronas se comunican a través de la sinapsis. Sin embargo, el SNC también cuenta
con otros sistemas de comunicación que se caracterizan por actuar en un tiempo y
espacio prolongado, con conexiones dispersas, difusas, que suministran información
con un patrón de axones extendido, con el fin de realizar funciones reguladoras.
A estos sistemas se los denomina Sistemas Moduladores Difusos, y justamente la acción
de los psicofármacos los afecta dado que se estima que regulan, entre otras cosas
funciones, el nivel de alerta y el estado de ánimo.
Estos sistemas modulan un conjunto de neuronas post-sinápticas en corteza, tálamo y
médula, ya sea aumentando o disminuyendo el volumen y actividad de las funciones
cerebrales específicas. Los sistemas moduladores (SM) son cuatro:
-SM de Serotonina (5HT) que se origina en los Núcleos del Rafe.
-SM de Dopamina (DA) que se origina en la Sustancia Nigra y el Área Tegmental
Ventral. -SM de Acetilcolina (ACH) que se originan en el Complejo Prosencéfalico
Basal, en los Núcleos Septales Mediales, el Núcleo Basal de Meynert y el Complejo
Pontomesencefálotegmental
-SM de Noradrenalina (NA) que se origina en el Locus Coeruleus.

Los SM presentan ciertos principios en común: 1) Cada centro posee una pequeña serie
de neuronas, 2) Las neuronas se originan en el tronco, 3) Cada neurona puede influir en
100.000 post-sinapsis diseminadas extensamente en el SNC, 4) Parecen liberar el
neurotransmisor al espacio extracelular y difunden hacia numerosas neuronas y 5)

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Activan Receptores Metabotrópicos. En la siguiente Tabla (2), se resumen los SM, sus
sitios de origen-destino y sus funciones.

Tabla 2. Sistemas moduladores, proyecciones y funciones

5.3. Fármacos con efecto antipsicótico

El primer gran avance en el estudio de la bioquímica de la esquizofrenia fue el


descubrimiento accidental del primer fármaco antiesquizofrénico, la clorpromazina, a
principios de los años 50. La clorpromazina, fue creada por laboratorios farmacéuticos
franceses como antihistamínico. Posteriormente, un cirujano francés se dio cuenta de
que la administración de clorpromazina, previa a las operaciones con el fin de
contrarrestar la hinchazón, tenía un efecto calmante en algunos pacientes. Propuso
entonces que podría tener un efecto calmante en pacientes psicóticos de difícil manejo
terapéutico. Si bien se demostró que esto era incorrecto, los ensayos clínicos a los que
dio lugar llevaron al descubrimiento de que la clorpromazina calmaba a los
esquizofrénicos nerviosos y activaba a los esquizofrénicos embotados.
Poco después de documentarse por primera vez la acción antiesquizofrénica de la
clorpromazina, un psiquiatra estadounidense se interesó por informes que indicaban que
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la raíz de la serpentaria se había utilizado durante mucho tiempo en la India para el
tratamiento de las enfermedades mentales. A partir de ello, administró reserpina (el
ingrediente activo de la serpentaria) a sus pacientes esquizofrénicos y confirmó su
acción antiesquizofrénica. La reserpina se dejó de emplear para el tratamiento de la
esquizofrenia debido a que produce descensos peligrosos de la presión arterial en la
dosis requerida para esta patología.
Si bien la estructura química de la clorpromazina y la reserpina es diferente, sus efectos
antiesquizofrénicos son parecidos en dos aspectos importantes. En primer lugar, los
efectos antiesquizofrénicos de ambos fármacos se manifiestan después de que el
paciente haya sido medicado durante dos o tres semanas. En segundo lugar, el efecto
antiesquizofrénico de la medicación normalmente se relaciona con efectos motores
parecidos a los síntomas de la enfermedad de Parkinson: temblores durante el descanso,
rigidez muscular y una disminución general de los movimientos voluntarios.
En 1963, Carlsson y Lindqvist comprobaron los efectos de la clorpromazina. Llegaron a
la conclusión, de que tanto la clorpromazina, como la reserpina antagonizaban la
trasmisión en las sinapsis dopaminérgicas, pero lo hacían de diferentes modos. La
reserpina disminuía la dopamina y otras monoaminas en el cerebro, al romper sus
vesículas sinápticas. La clorpromazina disminuye la dopamina al unirse a los receptores
dopaminérgicos, siendo un transmisor falso en las sinapsis dopaminérgicas, es decir,
que se une a los receptores dopaminérgicos sin activarlos y, al hacer esto, impide que la
dopamina los active.
Otros estudios hallaron que la clorpromazina y otros fármacos antiesquizofrénicos
eficaces tenían una gran afinidad por los receptores dopaminérgicos, mientras que los
fármacos antiesquizofrénicos ineficaces tenían una baja afinidad. No obstante, había
varias excepciones importantes, siendo una de ellas el haloperidol. Si bien el
haloperidol era uno de los fármacos antiesquizofrénicos más potentes en su momento,
tenía una baja afinidad relativa hacia los receptores dopaminérgicos.
La solución al enigma del haloperidol llegó con el descubrimiento de que la dopamina
se une a más de un subtipo de receptor. En la actualidad, se han identificado cinco tipos.
Se advirtió que la clorpromazina y otros fármacos antiesquizofrénicos de la misma
categoría química se unían de forma efectiva con los receptores D1 y D2, mientras que
el haloperidol y otros fármacos antiesquizofrénicos de su categoría química, se unían de
forma efectiva a los receptores D2, pero no a los receptores D1.

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Años más tarde, se advirtió que el grado en que los fármacos antiesquizofrénicos se
unen a los receptores D2 guarda una alta correlación con su efectividad para suprimir
los síntomas esquizofrénicos. Por ejemplo, hallaron que el espiroperidol que tenía la
mayor afinidad hacia los receptores D2, mostraba los efectos antiesquizofrénicos más
potentes.

Antipsicóticos Atípicos:
La creación de fármacos neurolépticos atípicos (fármacos que no bloquean los
receptores D2) ha puesto en tela de juicio la idea de que los receptores D2 son los
únicos receptores que intervienen en la esquizofrenia. Así, por ejemplo, la clozapina es
efectiva en el tratamiento de la esquizofrenia. Sin embargo, a diferencia de los
neurolépticos convencionales, no tiene una gran afinidad por los receptores D2 y
tampoco produce efectos secundarios de tipo parkinsoniano.
La efectividad de la clozapina y de otros neurolépticos atípicos sugiere, por lo tanto, que
los receptores D2 no son los únicos receptores que intervienen en la esquizofrenia. La
clozapina, por ejemplo, tiene una gran afinidad por los receptores D1, D4 y receptores
serotoninérgicos.
Parece ser que el bloqueo de los receptores dopaminérgicos provoca un cambio
compensatorio lento en el encéfalo, que constituye el factor clave del efecto terapéutico.
Existe una teoría que sostiene que el cambio lento crítico es el bloqueo de la
despolarización de las células dopaminérgicas. Inicialmente, los neurolépticos
incrementan el disparo de las neuronas dopaminérgicas, pero al final, alrededor del
momento en que se manifiestan los efectos terapéuticos, se produce un decremento
general en su disparo. Este descenso es el bloqueo de la despolarización de las células
dopaminérgicas.
Los neurolépticos son más efectivos para el tratamiento de los síntomas esquizofrénicos
positivos (incoherencia, alucinación y delirio) que se suponen están provocados por un
aumento de la actividad neural en comparación con los síntomas esquizofrénicos
negativos (embotamiento afectivo y pobreza expresiva) que estarían provocados por un
decremento de la actividad neural.

5. 4. Fármacos con efecto antidepresivo

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Si bien en la actualidad existe una importante variedad de antidepresi os la ran
mayor a de estos ármacos tienen como com n denominador re ular los sistemas de
neurotransmisión monoaminér ico.
Más allá del mecanismo, gran parte de los antidepresivos ejercen su acción
incrementando la disponibilidad de monoaminas en la hendidura sináptica,
principalmente NA, DA y 5-HT, ya sea inhibiendo la recaptación llevada a cabo por los
transportadores de esas monoaminas o inhibiendo la acción de las enzimas extra e
intracelulares que las degradan.
Los efectos secundarios de estos ármacos suelen presentarse en los d as si uientes de
iniciar su consumo de ido al aumento de los neurotransmisores implicados or el
contrario el e ecto cl nico de me or a en los s ntomas depresi os suele tardar entre dos
y cuatro semanas. Esto se debe a que este incremento de la disponibilidad de los
neurotransmisores (cambio agudo) produciría de modo diferido cambios adaptativos en
el número y sensibilidad de los receptores, generando la acción antidepresiva. Es decir,
el aumento de la disponibilidad del neurotransmisor produce un cambio en la actividad
de los receptores.

Inhibidores de la monoamino-oxidasa (IMAO):


Se trata del primer grupo de fármacos con acción antidepresiva. El primer IMAO fue la
iproniazida, inicialmente desarrollada para el tratamiento de la tuberculosis, a partir de
lo cual se pudo observar que presentaba propiedades antidepresivas.
El mecanismo de acción de estos fármacos consiste en inhibir a la enzima MAO
(monoamino-oxidasa), y al impedir que esta enzima pueda ejercer su acción, aumenta la
concentración disponible de aminas.
Existen 2 subtipos de MAO (A y B). La NA, la A y la 5-HT son sustratos de la MAO A,
y sólo la DA es sustrato de ambos tipos.
La aparición de otras drogas hizo disminuir el uso de estos fármacos ya que a pesar de
su e icacia como antidepresi os presentan e ectos ad ersos e interacciones
armacoló icas que resultan peli rosas sin un se uimiento adecuado.

(ATC):
La imipramina fue el primer antidepresivo de este grupo. Se acción antidepresiva se
descubrió cuando se investigaba esta droga para el tratamiento de la psicosis.

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El mecanimos de acción de este grupo de fármacos consiste en inhibir la recaptación de
5-HT, NA y en menor medida de DA. Pero como también tienen efectos bloqueantes
sobre receptores H1 histaminér icos α1 adrenér icos y colinér ico-muscar nicos,
provocan varios efectos secundarios frecuentemente poco tolerables y dependencia. Por
este moti o se suele ha lar de este rupo de ármacos como “inespecíficos o no
selectivos” pesar de sus efectos colaterales, su acción antidepresiva es muy eficaz.
Entre ellos se pueden mencionar la imipramina, la clomipramina y la amitriptilina.

Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS):


Hacia los años 80 surge la fluoxetina, el primer ISRS que aparece en el mercado para el
tratamiento del TDM.
El mecanismo de acción de este grupo de antidepresivos consiste en la inhibición del
transportador de 5-HT que es quien reintroduce a estas moléculas de la hendidura
sináptica a la neurona pre-sináptica para ser reciclada e este modo los
neurotransmisores pueden actuar li remente so re los receptores post-sinápticos y so re
los autorreceptores 5-HT1A.
Este grupo de drogas, a diferencia de los antidepresivos tricíclicos, actúa selectivamente
y con precisión so re el loqueo de recaptación de 5-HT.
Entre los ISRS más habituales se pueden citar la fluoxetina, la sertralina, la paroxetina,
la fluvoxamina, el citalopram y el escitalopram. Si bien tienen un efecto clínico común
difieren en sus efectos secundarios.

Inhibidores de recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN):


Este grupo de fármacos son habitualmente denominados antidepresivos duales ya que
además de la acción de bloqueo del transportador de 5-HT, bloquean también el
transportador de NA.
Los IRSN no sólo aumentan las concentraciones sináptica de 5-HT y NA sino además
las concentraciones de DA en la corteza pre-frontal (a dosis altas). Esto se debe a que en
esta área la DA es recaptada por el transportador de NA. Entre los IRSN más habituales
se pueden citar la venlafaxina, la desvenlafaxina, la duloxetina y el milnacipram.

Inhibidores de la recaptación de noradrenalina y dopamina (IRND):


a acción de este tipo de antidepresi os consite en la inhi ición del transportador de
y incrementando las concentraciones sinápticas de am os neurotransmisores u
20
acción so re la hace que este tipo de ármacos ten a propiedades antidepresi as
acti antes estimulantes l upropión corresponde a este rupo de dro as.
Inhibidores selectivos de recaptación de noradrenalina (ISRN):
stos ármacos loquean el transportador de pro ocando mayor disponi ilidad
sináptica de este neurotransmisor, y además de DA a nivel de la corteza prefrontal.
Actualmente, su uso como antidepresivos sigue siendo controversial.
este rupo corresponden la re oxetina y la atomoxetina usada en el trastorno por
dé icit de atención con hiperacti idad).

Antidepresivos con otros mecanismos de acción:


Además de los fármacos mencionados, existen otras dro as con acción antidepresi a
que in olucran otras mecanismos de acción or e emplo los antidepresi os
loqueantes de receptores pre-sinápticos (mirtazapina), los antagonistas 5-HT2 y
loqueantes de la recaptación de 5-HT (trazodona) y los potenciadores de recaptación
de 5-HT (tianeptina).

5. 5. Fármacos con efecto ansiolítico

en el tratamiento de la ansiedad. A continuación, se describirán sólo los de uso más


frecuente.

Benzodiazepinas:
Las benzodiazepinas (BZD) son las drogas con acción ansiolítica más utilizadas.

amígdala, el hipocampo, el septum así como también en los circuitos cortico-estriado-


talámico-corticales de la corteza pre-frontal. Su acción sobre las neuronas
sobreactivadas de amígdala y de los circuitos cortico-estriado-talámico-corticales,
reducirían consecuentemente el miedo y la preocupación (efecto ansiolítico)
característica en los TA.
En relación con su mecanismo de acción, las BZD modulan la acción GABAérgica,
aumentandola la afinidad con la que el GABA se une a su receptor.
En este sentido, es importante aclarar que existen 3 tipos principales de receptores para
GABA (GABAA, GABAB y GABAC) y numerosos subtitpos. Las BDZ actúan sobre
21
algunos subtipos de los receptores GABAA (otros subtipos son insensibles a ellas)
mediando la neurotransimisión inhibitoria. Los receptores GABAA están formados por
varias subunidades que forman un canal iónico (ligando dependiente-cloro) y tienen
sitios de reconocimiento específicos no sólo para el GABA sino también para otras
sustancias agonistas como las BZD, los barbitúricos y el alcohol (siend

.
Al actuar sólo, el GABA produce la apertura de canales de cloro. Mientras que la
combinación GABA+BZD aumenta la frecuencia de apertura de canales inhibitorios de
cloro (Cl-), con un consecuente aumento del flujo de iones Cl- hacia el interior de la
neurona (no incrementándose ni el cloro que pasa por los canales ni tampoco la
duración de la apertura del canal).
produce un efecto inhibitorio y se traduciría en más inhibición y por lo tanto, en una
mayor acción ansiolítica. En este sentido, las BZD actúan entonces como agonista
ya que la combinación GABA+BZD aumenta la frecuencia de apertura de
canales de cloro a un nivel que no es posible sólo con el GABA. Al unirse al receptor de
GABAA en un lu ar di erente al que se unen las moléculas las acilitan y
potencian la acción hiperpolarizante e inhibidora de este neurotransmisor.
De este modo, aumentando la acción inhibitoria de las BZD en los receptores GABA A
post-sinápticos de la amígdala, se modularían su actividad excesiva en la respuesta de
miedo disminuyéndolo. A su vez, modularían también la excesiva actividad de los
circuitos asociados a la preocupación al reforzar la acción de las interneuronas
inhibitorias.
Algunos estudios sugieren que como los receptores GABAA son sensibles no sólo al
GABA sino también a las BZD podría existir alguna sustancia que actúe como una
“BZD endógena” en el cere ro que a n no haya sido identi icada
Estos fármacos suelen ser el tratamiento de primera elección en etapas agudas y a corto
plazo mostrando una eficacia bien establecida. Sin embargo, utilizarlos de modo
prolongado no está recomendado debido a su potencial adictivo que da lugar a un gran
riesgo de tolerancia y dependencia física/psicológica. Además, la interrupción brusca de
los tratamientos con estos fármacos suele producir síndrome de abstinencia.
Entre las BZD más frecuentemente indicadas se encuentran el diazepam, el clonazepam,
el lorazepam y el alprazolam. Entre los efectos adversos se pueden citar vértigo, ataxia,

22
temblores, disartria, somnolencia, sedación, dificultades para mantener la atención,
cefalea, disminución de la actividad sexual, taquicardia, sequedad de boca, fatiga,
, etre otros.

:
El hecho de que muchos circuitos y neurotransmisores ligados a los TA también estén
implicados en el TDM da cuenta de que algunos antidepresivos también sean eficaces
como ansiolíticos. Por este motivo, ciertos antidepresivos suelen ser fármacos de
primera elección en los TA.
1) (ATC): a imipramina desimipramina y
clorimipramina son los principales antidepresi os tric clicos utilizados en el
tratamiento de los stos ármacos inhi en la recaptación de - de o
de am as se n el ármaco haciendo que las monoaminas permanezcan más
tiempo disponi les en el espacio sináptico lo cual explicar a su acción
antidepresiva. Sin embargo, su acción ansiol tica pro a lemente esté relacionada
con acciones so re los receptores ér icos.
2) (ISRS): stos ármacos
por e emplo la luoxetina presentan acciones antidepresi as y ansiol ticas
posiblemente por el aumento de la acción de la - ya que act an
selectivamente sobre la recaptación de este neurotransmisor. Estos fármacos
tienen alta especificidad contra la ansiedad y escasos efectos adversos. No crean
dependencia.
3) Inhibidores de la recapta (IRSN): la
enla axina ha demostrado ser e icaz para los s ntomas de ansiedad. En
ocasiones, se recomienda su uso cuando el tratamiento inicial con ISRS no ha
sido efectivo.

Agonistas de la Serotonina:
Se trata de fármacos que actúan como agonista selectivo sobre un subtipo de receptor
serotoninérgico (5-HT1A). Exiten 3 tipos de receptores serotoninérgicos 5-HT1, 5-HT2 y
5-HT3. No mostraron ser eficaces en el tratamiento de los TA, excepto la buspirona
(que presenta acción antidepresiva y ansiolítica). Esta droga mostró ser tan eficaz como
las BDZ en su efecto ansiolítico, pero con la ventaja de producir menos efectos

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adversos. Por ejemplo, no produce ataxia, relajación muscular, sedación ni síndrome de
abstinencia.

Otros fármacos con acción ansiolítica:


También se utilizan y han mostrado eficacia en el tratamiento de TA antipsicóticos -
loqueantes antihistam nicos y estabilizadores del ánimo.

Tabla 3. Síntesis de efectos y mecanismo de diversas drogas

Sistema Mecanismo
Fármacos Efecto en la sinapsis
Modulador de Acción

IMAO 5HT/ NA Favorece la sinapsis Inhibición de la degradación.

Tricíclicos 5HT/ NA Favorece la sinapsis Inhibición la recaptación.

IRSS 5HT Favorece la sinapsis Inhibición selectiva de la


(agonista) recaptación de 5HT.

Anfetaminas DA/NA Favorece la sinapsis Bloquea la recaptación de


Cocaína Agonista de la síntesis NA-DA y estimula la
(potente estimulador del NT. liberación de DA.
de SNC) (Vía mesocorticolímbico:
refuerzo)

LSD 5HT Desinhibe circuitos Suprime la actividad de


(Dietilamina de Ácido nerviosos responsables neuronas 5HT (La 5HT no
Lisérgico. del sueño inhibe los mecanismos del
Alucinógeno) sueño y surgen las
alucinaciones)

Clorpromazina DA Antagonista DA Bloquea receptores DA

Ansiolíticos GABA/ DA Depresores Abre canales de Cl-


Alcohol - Barbitúricos

Tabaco ACH Estimula receptores


ACH (Nicotínicos)

6. Conclusiones

Si bien en los últimos años se ha avanzado considerablemente en el estudio de los


distintos trastornos mentales, resulta necesario que se continúe explorando sus
particularidades y características propias respecto a la neurobiología, con el propósito de

24
que estos conocimientos lleven consecuentemente a lograr mejorías en términos del
tratamiento.
A lo largo de la historia, en el campo de la farmacología, muchas drogas fueron creadas
con un propósito y al ser administradas permitieron observar mejorías o retrocesos en
ciertos síntomas o patologías psiquiátricas, permitiendo luego explorar su mecanismo de
acción (evidenciando un recorrido contrario al esperable).
Por otro lado, es importante remarcar que la etiqueta otorgada a un fármaco (por
ejemplo, un “antipsicótico”) no se corresponde necesariamente con el diagnóstico del
paciente ya que su indicación responde al mecanismo de acción o a la casuística. Tal
como se mencionó, por ejemplo, los trastornos de ansiedad podrían tener como
indicación farmacológica un ansiolítico, un antidepresivo o un estabilizador del estado
de ánimo. Esto da cuenta de que es mucho todavía lo que resta por investigar.

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