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Guía de temas que pueden incluirse dentro del examen de ingreso a la Residencia
Enfermedades endémicas:
Ocurren constantemente y con frecuencia usual; por ejemplo en la especie bovina
incluimos en esta categoría a la brucelosis, la tuberculosis, la leucosis bovina enzoótica,
el carbunclo, la mancha, la tricomoniasis y la campylobacteriosis genital. El término
implica una situación estable; cuando se define una enfermedad como endémica debe
indicarse la población y la localización, por ejemplo la babesiosis es endémica en la
población bovina de la provincia de Formosa, pero en la Patagonia y la Pampa Húmeda
es exótica.
Pandemia:
Es una epidemia que se dispersa ampliamente en una gran proporción de la población
y muchos países pueden ser afectados. A partir de diciembre del año 2003 se inició
una pandemia de influenza aviar altamente patógena producida por el virus A/H5N1
originada en el sudeste asiático que se dispersó a casi 60 países de Asia, Europa y
África.
Enfermedades exóticas:
Se denominan exóticas las enfermedades (o infecciones) que no se encuentran en un
país o una región. En la Argentina son exóticas ‐ entre otras ‐ la Fiebre del Valle del Rift,
la Encefalopatía Espongiforme Bovina (BSE o vaca loca), la Perineumonía Contagiosa
Bovina y la peste Bovina. Son exóticas en la región pampeana la rabia paresiante, la
babesiosis y la anaplasmosis de los bovinos, aunque estas dos ultimas ocurrieron en
forma esporádica en los ultimas diez años por introducción de bovinos portadores.
Enfermedad esporádica:
Es una enfermedad que ocurre irregular y azarosamente cuando se presentan
circunstancias locales que producen brotes localizados. Esporádico puede indicar un
único caso o un grupo (cluster) de casos de una enfermedad o una infección que no
esta normalmente presente en un área. El brote de fiebre aftosa que ocurrió en
febrero de 2005 en Corriente fue esporádico, así como los dos casos de Virus del Oeste
del Nilo en el año 2006.
Morbilidad:
Éste término se usa para designar la frecuencia de una enfermedad dentro de una
población definida. Prevalencia (P) e Incidencia (I) son las dos principales medidas de
morbilidad.
Prevalencia es una medida estática (incluye casos nuevos y viejos) mientras que
incidencia mide los nuevos casos en un lapso y población determinada. Si la incidencia
de una enfermedad es constante y la población es estable, la P es igual a la I por la
duración de la enfermedad.
Otras medidas de la ocurrencia de enfermedades en una población son la tasa de
ataque, tasa de ataque secundaria, mortalidad, letalidad y mortalidad proporcional.
Para estimar la prevalencia de una enfermedad (o una infección) en una población
recurrimos a un muestreo; esto es tomar una parte representativa de la población que
nos permita inferir el estado sanitario de toda la población con un determinado error y
1. Enfermedades bacterianas
a. Campylobacteriosis genital: Campylobacter fetus tiene gran difusión y causa
infertilidad debido a muerte embrionaria
temprana y ocasionalmente aborto. La
mayoría de los abortos ocurren a los 4 a 6
meses de gestación. Luego de una
infección inicial las bacterias se eliminan
del útero pero pueden persistir por
períodos prolongados en la mucosa
vaginal. La reinfección puede ocurrir,
aunque existe desarrollo de inmunidad en Campylobacter fetus
la vaca luego de la primo infección. Esta
enfermedad puede también ser transmitida por IA a través del semen o
material contaminado. C. fetus sp. fetus se encuentra en el intestino del bovino
y causa abortos esporádicos. La infección con Campylobacter fetus subsp.
venerealis usualmente causa infertilidad temporaria o muerte tardía del
embrión o mortalidad temprana del feto (30‐70 días de gestación), aunque
Prevención y Tratamiento
La incidencia de estas dos enfermedades se puede reducir evitando las heridas
linguales y bucales, por las que se invaden los tejidos, como por ejemplo, la
administración de alimento no fibroso para evitar el inicio de la infección.
El control se logra mediante el tratamiento rápido de los animales afectados y
evitando la contaminación del pasto, es importante el aislamiento de estos animales, y
en lo posible no volverlos a introducir en el rodeo. No existe vacunación efectiva para
la prevención de la enfermedad, lo más adecuado es implementar medidas de manejo.
El tratamiento con yoduro disminuye la reacción fibrosa de los tejidos por lo que se
indica la aplicación de yoduro de sodio o de potasio al 10%. Conjuntamente con el
yoduro se recomienda la aplicación de antibióticos (penicilina‐estreptomicina) hasta la
remisión de los signos.
Aftosa cardiaca
La aftosa presenta una forma mortal, que afecta preferentemente animales jóvenes;
se observa en terneros de 20 días a un mes de edad, hijos de vacas y vaquillonas no
vacunadas. No se presentan lesiones bucales pero se observan severas lesiones en el
corazón pudiendo afectar también el músculo esquelético. Esta forma cardiaca ocurre
cuando el virus actuante tiene predilección por el miocardio, produce una necrosis
coagulativa presentando el miocardio bandas, a veces no bien definidas, de color
blanquecino ubicadas principalmente en la zona ventricular, por las características
macroscópicas expuestas, también se lo denomina corazón atigrado.
Los terneros presentan dificultad respiratoria, la que se traduce en una respiración
netamente abdominal, permanece postrado hasta la muerte.
Etiología:
Clostridium botulinum tiene todas las características del grupo. Prolifera en material
vegetal o animal en estado de descomposición, y en condiciones ambientales
favorables de humedad y temperatura, pH y concentración de sales, produce la toxina
la cual es liberada al producirse la lisis bacteriana. Dicha toxina es relativamente
estable y altamente letal. Se considera la toxina de mayor potencia de las actualmente
conocidas.
Existen 7 serotipos conocidos toxigénicos de Cl. botulinum inmunológicamente
diferentes entre sí, denominados tipo A, B, C (alfa y beta), D, E, F y G. Todos ellos
producen toxinas con especial afinidad al tejido nervioso. Los serotipos A. B. E. y F son
los principales responsables del Botulismo en humanos. Los tipos C (beta) con las
toxinas C1 y C2, y D están frecuentemente involucrados en la afección de los bovinos,
ovinos y equinos: en estos últimos también se asocian los tipos A y B.
Transmisión:
Existe una contaminación clínica entre suelo, intestinos y alimentos. En los bovinos la
transmisión se realiza fundamentalmente a través de la ingestión de huesos, pastos o
silos contaminados por la toxina. La ingestión de huesos (osteofagia), es descripta
como una de las principales causas de ingestión de la toxina. Esto se produce debido a
una hipofosforosis de los suelos, provocando la consecuente carencia en los animales,
al ser carenciadas las pasturas.
Hallazgos de necropsia:
No hay lesiones características de Botulismo, siendo constante la presencia de
hiperemia generalizada con trombosis de algunos vasos y sin lesión histológica
característica. Se observan cuadros de anoxia tisular debido a la parálisis respiratoria o
manifestaciones histopatológicas por complicaciones secundarias (neumonía,
deshidratación). Es muy común encontrar en los bovinos, materiales extraños en cuajo
y redecilla (huesos, piedras, etc.). Un cuadro anatomopatológico sin lesiones evidentes
y el hallazgo de cuerpos extraños constituye una sospecha importante de la
enfermedad.
Diagnóstico:
Se pueden realizar aislamientos de intestinos y órganos de los animales con Cl.
botulinum, también detectar la presencia de dichas bacterias por intermedio de
técnicas de inmunofluorescencia, pero todas ellas carecen de real significación, debido
a que el germen citado puede ser hallado en animales sin signología.
El único método cierto es la demostración de la toxina mediante inoculación de los
filtrados de los alimentos sospechosos a ratones y cobayos y/o detección de toxina en
suero, leche, íleon, yeyuno, ciego, hígado, bazo y cerebro de los animales afectados.
En los bovinos y ovinos, la aparición de pica y osteofagia tiene importancia, así como
otros signos observados antes de la muerte. Hay que descartar otras posibles
intoxicaciones alimenticias y otros padecimientos con signología nerviosa.
Tratamiento:
No hay tratamiento específico. En las formas clínicas subagudas puede intentarse
tratamientos sintomáticos con ciertas posibilidades de éxito. En estos casos puede
intentarse el uso de sueros antitóxicos a altas dosis al comienzo del proceso, siempre
de relativo valor. El suministro de agua y alimento en los casos leves puede darle
suficiente sobrevida como para revertir el cuadro (ingestión de poca toxina).
Fuente de infección:
La fuente principal de infección son los fetos, envolturas fetales y descargas vaginales
que contienen gran número del agente. También en los partos normales de hembras
infectadas se elimina gran número de microorganismos. Los bovinos se infectan por
ingestión de pastos, forrajes, o por contacto con materiales infectantes y por aerosoles
a través de la conjuntiva ocular.
La inseminación artificial con semen conteniendo B. abortus es una importante vía de
transmisión de la infección a hembras y de propagación simultánea a muchos
establecimientos, en cambio la monta natural por un toro infectado juega un papel
muy limitado en la epizootiología de la enfermedad.
Susceptibilidad individual:
Además del sexo y la edad, hay que tomar en cuenta la susceptibilidad individual de los
animales. Aún en la categoría más susceptibles como las vacas, hay animales que
nunca se infectan o se infectan en forma transitoria. La mayoría de las vacas sin
embargo se infectan y quedan reaccionantes por muchos años o por toda la vida.
Si bien después de uno o dos abortos paren normalmente, muchas son portadoras y
eliminadoras, especialmente durante las pariciones.
Diagnóstico:
Se basa en la combinación del examen clínico y anatomopatológico, serológico y el
bacteriológico. El diagnóstico clínico se utiliza mucho en el macho, en el cuál se realiza
la palpación minuciosa del contenido escrotal, aunque se debe tener en cuenta que un
50 % aproximadamente de animales infectados no desarrollan una epididimitis
palpable siendo portadores y trasmisores de la enfermedad, además se debe tener en
cuenta que las lesiones de epididimitis pueden progresar al estado crónico, en el que
pueden no ser detectadas por palpación. El examen clínico es un método económico,
no requiere preparación y da resultados inmediatos. En la hembra se debe tener en
cuenta, anormalidades como repeticiones de celo, perdidas por abortos, corderos
nacidos débiles, poco viables, disminución de los índices reproductivos.
Para el diagnóstico serológico se han utilizado una importante variedad de técnicas
tales como la aglutinación, hemoaglutinación indirecta, inmunofluorescencia indirecta,
precipitación en gel, fijación del complemento y ELISA.
Las pruebas más utilizadas y más eficientes por su sensibilidad y especificidad son la
prueba de doble difusión en gel (DDG), fijación del complemento (FC) y ELISA.
Medidas de control:
Además del diagnóstico clínico‐genital en carneros, existen herramientas útiles para
identificar los animales infectados y que están aparentemente sanos.
En los establecimientos de cría ovina una vez que se realizó la revisación clínica
preservicio de los carneros, se eliminan aquellos que presentan lesiones clínicas. Se
debe realizar también análisis serológicos de los animales del establecimiento.
En aquellas áreas donde la situación epidemiológica y la tasa de infección es favorable
(2 o 3 %) es recomendable el diagnóstico serológico y sacrificio del animal infectado.
La erradicación de la enfermedad en un rodeo puede ser lograda mediante el
diagnóstico serológico y sacrificio del animal positivo. También se recomienda el
cultivo bacteriológico del semen como técnica complementaria a las pruebas
serológicas y al diagnostico clínico.
1. Factores inmunológicos
a. Tipo de placenta: el tipo de placentación (epiteliocorial) de los bovinos, a
diferencia de otras especies, no permite el pasaje de inmunoglobulinas (Ig) de
la madre hacia el feto.
b. Aparato inmune: el ternero neonato tiene un sistema inmunitario funcional al
nacer aunque no completamente maduro y las respuestas inmunológicas no
son tan efectivas como en el adulto. Recién a los tres meses de edad el aparato
inmune comienza a ser totalmente efectivo.
c. Calostro: la ingestión de éste confiere al ternero la protección necesaria contra
agentes infecciosos que le permite sobrevivir hasta que desarrolle sus propias
respuestas inmunitarias.
i. Calidad del calostro: depende directamente de la edad de la madre, las
vaquillonas tienen una inmunidad específica pobre y las deficiencias
nutricionales son más marcadas que en las vacas. El tipo de raza y los
partos prematuros, generalmente llevan a una baja concentración de
inmunoglobulinas en el calostro.
ii. Cantidad de calostro ingerido: la bibliografía indica que cuando un
ternero mama menos de 80 g de calostro, muere. Con 100 g ingeridos
tiene una alta predisposición a contraer enfermedades neonatales.
iii. Tiempo de consumo y absorción: durante las primeras 24 hs de vida del
ternero, las células intestinales
(enterocitos) son inmaduras, por lo
que no pueden degradar las
inmunoglobulinas y éstas son
absorbidas y transportadas por vía
linfática a la sangre y los tejidos.
Estos anticuerpos (Ac) son muy
eficaces en proteger al ternero de
septicemias e infecciones entéricas.
La concentración de Igs en el Diarrea neonatal – Temperatura rectal
calostro disminuye notablemente
después del parto, a su vez, muchos terneros no ingieren suficiente
calostro en las primeras 12 hs., cuando la absorción intestinal es máxima.
Esto determina que un porcentaje de terneros no adquiera suficientes
4. Agentes infecciosos:
a. Escherichia coli: es uno de los agentes más patógenos en los primeros 15 días
de vida. Las cepas bacterémicas y enterotoxémicas producen septicemia y
diarreas agudas en animales que no han recibido Anticuerpos calostrales
suficientes, animales sometidos a estrés y en casos de gran contaminación
ambiental. Las cepas enteropatogénicas de E. coli pueden producir disentería
en los terneros mayores, de hasta 4 semanas de vida. La incidencia
generalmente es menor, pero algunas de estas cepas pueden producir
infecciones humanas (cepa 0157; H7).
Al conocerse progresivamente nuevos factores de patogenicidad de E. coli, se
requieren varias pruebas complejas de laboratorio para poder calificar como
enteropatógeno a un aislamiento de campo.
Una cepa enteropatógena de E. coli puede poseer uno o varios de los siguientes
factores de patogenicidad:
i. Adhesinas o factores de colonización: en los casos estudiados en
terneros está demostrado que las cepas que poseen Pili K 99 son
enteropatógenas. La proteína K 99, favorece la adhesión de las cepas de
E. coli K 99 a los enterocitos.
ii. Enterotoxinas: las cepas de E. coli que posean toxina Termolábil (TL),
toxina Termoestable (ST), o ambas, generan un severo desbalance en el
sistema de transporte de electrolitos en el epitelio intestinal, con el
consecuente pasaje de agua y electrolitos hacia la luz intestinal, diarrea y
deshidratación.
Tratamiento:
El tratamiento de la diarrea neonatal debe abordarse desde dos frentes: un
tratamiento preventivo y un tratamiento curativo en aquellos animales que presenten
signos.
Medidas preventivas:
• Vacunación de los vientres: es recomendable dar dos dosis, 30‐60 días previos al
parto, en lo posible de marcas comerciales diferentes y a su vez ir cambiando de
marca año tras año. La inmunidad lograda en las primeras vacunaciones no es tan
efectiva, pero va aumentando progresivamente en las sucesivas pariciones.
• Control del rodeo: Deben controlarse los animales, aquellos que presenten signos
deben ser tratados inmediatamente e identificados para poder realizar un
seguimiento. De ser posible sería conveniente separar estos animales. Si las
condiciones de manejo lo permitieran sería recomendable formar dos lotes de
terneros (y sus madres) separados de acuerdo a su edad, es decir menores de 20
días y mayores, de esta forma se reduciría el riesgo de contagio, disminuyendo la
contaminación ambiental.
Formas de la enfermedad:
1. Infección fetal: tras la infección de una vaca gestante no inmune, el virus es capaz de
cruzar la barrera placentaria e invadir el feto,
originando una gran variedad de
anormalidades según en la etapa de gestación
en que se produzca la infección y el tipo de
virus actuante:
a. Infección antes de los 120 días: la infección
con el virus no citopático puede producir
aborto o nacimiento de terneros infectados
en forma persistente (PI).
b. Infección entre los 120 y 180 días: el virus DVB – Hidrocefalia e hipoplasia cerebelar
no citopático puede producir aborto o (derecha). Cerebro normal (izquierda)
malformaciones congénitas, dentro de
éstas las más comunes son: hipoplasia cerebelar, microoftalmia, hidrocefalia, etc.
c. Infección posterior a los 180 días: el feto es inmunocompetente y reacciona con
la producción de anticuerpos ante la presencia del virus no citopático. Al
Prevención:
Una de las herramientas disponibles actualmente para la prevención de ésta afección es
la utilización de vacunas. Las mismas son a virus inactivado. Se recomienda la vacunación
de las hembras previo al servicio (2 dosis) y de los terneros al destete (con vacunas que
incluyan al genotipo 2, con una revacunación anual de los animales.
Se debe tener en cuenta que las vacunas a virus inactivado dan una inmunidad muy baja
y de muy corta duración. Por otro lado nunca se inmunizarán los animales
persistentemente infectados, porque son inmunotolerantes.
Control:
El objetivo del control de esta enfermedad consiste en la detección y eliminación de los
animales persistentemente infectados (PI), que son los diseminadores de la enfermedad.
Una de las formas, económicamente viables, es la realización de análisis serológicos del
rodeo para detección de anticuerpos. Los animales negativos a dicho análisis se les
deberían realizar un segundo muestreo (sangre entera con heparina) para determinar su
status de persistentemente infectado.
Signos clínicos
Las primeras manifestaciones consisten en la aparición de áreas edematosa alrededor
del lugar afectado con evidente eritema, posteriormente se extiende a las masa
musculares como así a la parte ventral del abdomen; al comienzo el edema es caliente,
con el progreso de la afección se torna frío e indoloro.
Cuando el proceso se generaliza el animal se aparta, presenta ritmo respiratorio
anormal, alta temperatura, la que se transforma en subnormal poco antes de la
muerte.
Hallazgos de necropsia
Se observa una extensa destrucción tisular con invasión de exudado seroso y
sanguinolento, pudiendo estar comprometido el tejido muscular.
El estudio histológico, revela la presencia de edema separando las fibras musculares
que pueden observarse fuertemente teñidas por la eosina. Se observan pocos
neutrófilos restringidos a la parte más externa de la lesión.
Patogenia:
Las enterotoxemias no son enfermedades contagiosas. La contaminación de los
animales por clostridios no es suficiente para causar la enfermedad. La multiplicación
intestinal de estas bacterias se debe a factores ligados al huésped y al medio ambiente,
principalmente a la alimentación. Pueden ocurrir varios casos simultáneos, pues todos
los animales del rebaño son sometidos a los mismos factores de riesgo.
La contaminación de los animales ocurre por vía oral, a través de la alimentación o del
agua de bebida. En general, los clostridios no están en gran número en el tubo
digestivo. La flora del rumen está compuesta por bacterias estrictamente anaeróbicas,
no esporuladas, celulolíticas y amilolíticas. En los pocos casos en que los clostridios son
encontrados ahí, la cantidad es pequeña. Parte de ellos es destruido en el medio ácido
del abomaso y un pequeño número afecta al intestino delgado. En condiciones
normales no se observa la presencia de clostridios toxigénicos o se detecta apenas una
pequeña cantidad (menos de 10.000 por gramo) en el intestino de los animales.
Ambientes húmedos, dietas ricas en proteínas y carbohidratos, rebrotes de pastura,
granos, provocan una fácil y mayor fermentación. Cambios en la alimentación,
frecuentemente efectuados en los animales, previo a exposiciones, modifican el pH del
rumen, alteran la motilidad intestinal (enlentecimiento), alcalinizan el medio y
provocan una multiplicación de la flora Gram + (Clostridios) desbalanceando la flora
normal, mueren una gran cantidad de microorganismos que dejan un espacio libre
para que el Cl. perfringens multiplique y desencadene un proceso de enterotoxemia
con alta mortalidad (10‐30%). En los casos sobreagudos, prácticamente, no se
observan lesiones a la necropsia y se produce la muerte en forma abrupta.
Prevención:
• Evitar posibles cambios bruscos de alimentación
• Vacunas
Etiología:
Hasta el momento se han identificado 6 miembros del grupo de virus responsables de
la FCM, agrupados en la familia Herpesviridae, subfamilia Gammaherpesvirinae género
Rhadinovirus. De estos, se sabe que 4 están asociados a la enfermedad clínica:
Alcelaphine herpesvirus 1 (AHV‐1), cuyos reservorios son el ñu azul y el ñu negro
(rumiantes silvestres africanos); Herpesvirus ovino 2 (OvHV‐2), pertenecientes a la
ovejas domésticas; Herpesvirus caprino 2 (CpHV‐2) endémico en las cabras domésticas,
del cual todavía no se conoce mucho; y el virus que provoca la FCM en el ciervo de cola
blanca de Virginia, del cual todavía no se sabe realmente si pertenece a esta familia.
La OIE describe en su manual solo dos de ellos, el AHV‐1 y el OvHV‐2, razón por la cual
son de los que más se conoce. Los AHV‐1 se multiplican en cultivos, por lo contrario los
OvHV‐2 no se replican en histocultivos, por lo que el virus completo no se ha aislado
todavía.
Ninguno de estos parece provocar enfermedad aguda en el hospedador principal (el ñu
y las ovejas). No se ha comprobado transmisión entre bovinos y tampoco se sabe con
certeza la forma que pasan desde los hospedadores naturales a los accidentales.
Epidemiología:
La FCM asociada al ñu se da en la mayor parte de
los países africanos, en el ganado vacuno, que se
reúne a pastar con los ñu y otros rumiantes
silvestres que son portadores del virus. Fuera de
estas regiones, también puede aparecer en
zoológicos de otros países que tienen animales
infestados en cautiverio, y que representan una
fuente de contagio.
La FCM asociada al ganado ovino aparece Fiebre catarral maligna –
esporádicamente en las vacas que conviven con Lesiones oculares
ovejas y, en ocasiones, en los rebaños
Origen de la infección:
El origen de los Herpesvirus ovino 2 se encuentra en la oveja doméstica (en general los
seropositivos son animales mayores a 1 año, aunque algunos plantean que la
enfermedad afecta a todos los animales sin distinción de sexo y edad).
Algunas vacas que sobreviven muestran viremia continua durante muchos meses lo
cual indica que el ganado portador podría ser quizás el origen de infecciones tardías.
En los animales que no han estado en contacto recientemente con ovejas es posible
que el estrés active una infección latente previa.
Mecanismos de transmisión
Se desconoce el mecanismo por el cual se transmite la FCM asociada a la oveja, pero
podría ser la ingestión o la inhalación. Algunos trabajos postulan la importancia de la
concentración viral en mucus nasal de animales enfermos.
La relación epidemiológica con el contacto con ovejas parturientas hace sospechar que
los corderos recién nacidos desempeñan un epidemiológico importante. Sin embargo
no existen indicios de que se produzca la infección transplacentaria, aunque en general
los corderos de menos de un año son seropositivos.
La mayoría de las epizootias se propagan lentamente lo cual podría indicar que un
insecto actuaría como vector ocasional por poco tiempo. Esta forma de transmisión
carecería de importancia
Sin embargo la aparición de muchos animales enfermos en poco tiempo y durante los
meses de invierno indicaría que probablemente la ingestión de alimentos
contaminados por los exudados vaginales u otras secreciones corporales de las ovejas
parturientas jugaría un rol importante en la transmisión de la enfermedad.
Bos taurus y Bos indicus son relativamente resistentes, comparados con ciervos,
bisontes, etc.
Patogenia:
El período de incubación de la infección natural oscila entre 3 y 8 semanas
(experimental 22 días). Pero el virus puede realizar latencia y manifestarse con la
enfermedad 1 o 2 meses posteriores. La FCM puede presentar diferentes formas:
Variante leve:
Aparece principalmente en animales en experimentación pero también se observa en
los brotes espontáneos. Hay fiebre transitoria y erosiones leves de la mucosa oral y
nasal. Otro rasgo característico es la presencia de leucoma bilateral persistente.
Hallazgos de necropsia:
Las lesiones de la boca, la nariz y la faringe oscilan desde una hemorragia y un eritema
leve hasta erosiones circunscriptas, que pueden ser superficiales e imperceptibles
hasta profundas y cubiertas con depósitos caseosos y pseudomembranosos. También
se ve erosión en la puntas de los carrillos y comisuras. En el esófago aparecen lesiones
longitudinales poco profundas. La mucosa del estómago puede mostrar eritema,
hemorragias; en abomaso hay lesiones parecidas. Hay enteritis catarral moderada y
tumefacción y ulceración de las placas de Peyer. Las heces pueden ser blancas y
sanguinolentas. La tráquea y bronquios presentan catarro y lesiones en mucosa con
erosiones cubiertas por membranas difteroides. Los pulmones en general presentan
solo esporádicamente enfisema o neumonía secundaria.
En riñón también se presenta una lesión característica con focos pequeños de nefritis
intersticial no supurativa, los mismos forman pequeñas proyecciones redondas a partir
de las superficies capsulares. En vejiga se observan lesiones petequiales en la mucosa.
Hallazgos histopatológicos:
Se caracteriza por la presencia de manguito perivascular de células mononucleares en
la mayoría de los órganos y por una degeneración y erosión del epitelio afectado. La
lesión característica es la vasculitis necrotizante con una infiltración de la túnica media
y la adventicia de los vasos sanguíneos por pseudolinfoblastos y macrófagos Se ha
descrito la presencia de cuerpos de inclusión intracitoplasmáticos acidófilos.
Se presenta degeneración epitelial, vasculitis, hiperplasia y necrosis de los órganos
linfoides. También hay una amplia acumulación intersticial de células linfoides en la
mayoría de los órganos, en las superficies epiteliales encontramos erosiones y
ulceraciones con infiltración de células linfoides subepitelial e intraepitelial asociado
esto con vasculitis y hemorragia
La vasculitis es pronunciada en cerebro afectando
a venas, arterias, arteriolas y vénulas. Hay
infiltración de células linfoides en media y
adventicia asociado a una degeneración fibrinoide.
En la luz arterial hay “pavimentación” de células
linfoides y en caso severo un daño endotelial y
subendotelial por acumulación de células linfoidea
que puede realizar oclusión. Pero en general todos
los órganos muestran una arteriopatía obliterante
Fiebre catarral maligna –
característica. La lesión de cerebro es una Vasculitis en SNC
meningoencefalitis no supurativa. También hay un
aumento de LCR.
Las vacas con FCM crónica presentan una queratitis central bilateral y crónica con o sin
pigmentación corneal. Hay infiltración de células linfoides originadas en limbo y
progresando centralmente con edema y erosión, vasculitis, hipopión e
iridociclocoroiditis a veces.
Diagnóstico:
Histopatología: fijación en formol de muestras de cerebro., ganglios linfáticos, mucosa
del tubo digestivo y ganglios asociados, hígado, glándulas suprarrenales, riñón, vejiga,
glándulas salivales, ojo.
Debido a la imposibilidad de aislamiento del este virus lo que se utiliza como
metodología de diagnóstico se basa fundamentalmente en histopatología. En nuestro
país es la única herramienta que se dispone hasta el momento que solo nos permite
sospechar de un diagnóstico de FCM. La seroneutralización es de poca utilidad debido
a que la presentación de la enfermedad es aguda y no llega a desarrollar anticuerpo el
organismo, muere antes.
Factores predisponentes:
Son susceptibles los animales en mejor estado corporal, jóvenes y con lesiones a nivel
hepático producidas por la migración de las larvas de Fasciola hepatica, invasión de
Cysticercus tenuicollis, necrobacilosis por Fusobacterium necrophorum, alteraciones
metabólicas, preñez avanzadas, plantas tóxicas, químicos, no se debe descartar la
posibilidad de la formación del medio anaerobio a partir de una dieta con alto
contenido de nitrato, punción accidental del hígado.
Se presenta en los meses de verano, otoño e invierno. Está relacionada con los
potreros en donde aparece Fasciola hepatica. Los suelos alcalinos, inundables y de
difícil drenaje tienen una mayor incidencia. La enfermedad ocurre en potreros con
zonas bajas y húmedas, con cursos de agua naturales (arroyos/ cañadas); no se
presenta en campos secos y abiertos.
Las heces y animales muertos contaminan los pastos.
La infección se disemina por animales portadores, transporte de huesos o carne por
otros carnívoros, por cursos de aguas naturales, pastos contaminados, inundaciones.
Patogenia:
Luego de la ingestión de esporas, éstas atraviesan la pared intestinal y colonizan el
hígado. Condiciones de anaerobiosis en éste hacen que éstas germinen y liberen
toxinas. Aparte de la necrosis local hepática, se produce una diseminación por vía
sanguínea, toxemia, hemólisis intravascular, lesión vascular, hemorragias y muerte.
Período de incubación:
Es muy variable, y dependiente de la aparición de un foco de necrosis en el hígado
(infarto, degeneración necrótica anémica característica de la enfermedad). La mayor
parte de las bacterias se encuentran en ese infarto y se supone que en las condiciones
Signos clínicos:
El ganado afectado puede descubrirse muerto sin haber manifestado signos
premonitorios. La escasa signología que presenta puede caracterizarse por una
aparición brusca de depresión severa, fiebre (39.5 – 41 °C.) en etapas normales,
pudiendo llegar a niveles subnormales antes de la muerte, dolor abdominal, disnea,
disentería y hemoglobinuria. Se pueden presentar diferentes grados de anemia e
ictericia, diarrea marrón oscura con moco y sangre (signos neurológicos).
Es frecuente observar abortos en vacas gestantes. La duración de los signos clínicos
varía de unas 12 horas en las vacas preñadas a 3 – 4 días en el resto de los vacunos. La
mortalidad de los animales no tratados es de aproximadamente un 95 %.
Necropsia:
Es característica de esta enfermedad la presencia de
un infarto isquémico en el hígado. El infarto anémico
del hígado es prácticamente patognomónico; la lesión
está ligeramente elevada y es de color más claro que
los tejidos vecinos y está limitada por un borde rojo
azulado de congestión. Se puede apreciar mayor
consistencia al tacto a nivel del infarto. Se comprueba
la presencia de orina roja en vejiga y los riñones se
encuentran con una tonalidad oscura y se advierten
petequias a nivel de la corteza. Hemoglobinuria bacilar –
Infarto hepático
Se observan lesiones en el hígado producidas por la
migración de las larvas de Fasciola hepática. Líquido serosanguinolento en las
cavidades, ictericia generalizada, hemorragias en subserosa y rápida putrefacción.
Diagnóstico:
La mayoría de las veces el cuadro clínico observable permite formular el diagnóstico. El
infarto observable en la totalidad de los casos es de características patognomónicas,
siendo el signo más llamativo, junto con el color rojo vinoso de la orina.
El diagnóstico debe considerarse bacteriológicamente aislando al Clostridium
haemolyticum del infarto hepático, se debe tener en cuenta que el microorganismo es
difícil de cultivar. Se puede hacer un diagnóstico rápido y exacto demostrando la
presencia del microorganismo en el tejido hepático por la prueba de A F (anticuerpo
Tratamiento:
El tratamiento no es eficaz, en casos de aplicarlos administrar altas dosis de penicilina
o tetraciclinas y suero hiperinmune (no disponible en nuestro medio). Medicación de
sostén que incluyen transfusión de sangre y soluciones electrolíticas. Favorecer la
hemopoyesis administrando complementos minerales que contengan hierro, cobre y
cobalto. Durante el transcurso de la revisación clínica y el tratamiento mantener al
animal lo más quieto posible ya que un movimiento brusco puede causar la muerte de
éste.
Control:
Bovinos, ovinos y caprinos: Inmunización activa contra las siguientes enfermedades
provocadas por clostridios: Mancha, Gangrena Gaseosa, Hepatitis Necrótica Infecciosa,
Tétanos y Enterotoxemia causadas por Clostridium perfringens B, C y D y Clostridium
sordelli y Hemoglobinuria bacilar.
Primovacunación: 2 inyecciones con 4 a 6 semanas de intervalo (28 a 42 días).
Revacunación: 1 inyección anual.
Hembras gestantes: para lograr una transferencia óptima de los anticuerpos
calostrales aplicar la 2da. Inyección de la primovacunación o la inyección única de la
revacunación 2 a 6 semanas de la fecha probable de parto.
Los cadáveres de animales muertos de Hemoglobinuria Bacilar deben incinerarse o
inhumares profundamente.
También es importante controlar la Fasciola hepatica por medio de la aplicación de
antiparasitarios apropiados, controlar la carga parasitaria del animal, destruir los
caracoles huéspedes que se encuentran en los arroyos y cañadas, como así también
controlar el acceso de los animales a los cursos de agua.
Forma respiratoria:
Enfermedad de gran incidencia y difusión epidemiológica a nivel mundial, posee un
porcentaje de morbilidad alto y de mortalidad bajo.
La transmisión ocurre a través de la aspiración o
ingestión de material contaminado. Afecta vías
aéreas superiores, produciendo necrosis del
epitelio de la mucosa nasal, porción anterior del
morro, en la mucosa oral en ciertos casos, produce
estomatitis con presencia de úlceras o erosiones.
Generalmente puede avanzar afectando tráquea y
árbol bronquial, predisponiendo a infecciones
bacterianas secundarias, siendo las mismas en su
mayoría las causales de la complicación y muerte
del animal. A su vez de daño en el tejido, produce Herpesvirus bovino –
Forma respiratoria
una leucopenia transitoria favoreciendo aun más la
invasión por agentes secundarios.
También se la describe dentro del complejo respiratorio bovino o enfermedad del
transporte conjuntamente con otros virus, como Parainfluenza III, DVB, Virus Sincitial y
bacterias, Pasteurella, Histophilus, etc.
Suele presentarse conjuntamente con la Forma Ocular, caracterizada por conjuntivitis
y lagrimeo intenso, no afecta la córnea, pero sí puede ser puerta de entrada para
Moraxella bovis.
Forma reproductiva:
Produce aborto en el último trimestre de la gestación, pudiendo ser el producto del
mismo un feto autolítico, lo cual condiciona mucho el aislamiento viral. El aborto
puede aparecer entre los 8 a 90 días de observarse alguna manifestación clínica (Ej.:
respiratoria) o pasaje viral, en el rodeo.
Produce también infertilidad temporaria, muerte embrionaria, siendo más comunes
estas presentaciones en la forma genital, la cual produce también la denominada
balanopostitis en el macho y la vulvovaginitis en la hembra, siendo infecciones
localizadas sin producción de viremia.
Forma encefálica:
Producida por un Herpes virus bovino tipo V, el cual es el principal agente etiológico de
la meningoencefalitis y el de mayor incidencia comparado con el tipo I.
La neuropatogenicidad del virus está relacionada a dos factores, la neuroinvasividad y
la neuroreplicación, el de tipo I carece de este último factor fundamental.
Se replica en mucosa respiratoria (cavidad nasal) y de ahí puede tomar distintas vías,
principalmente la nerviosa, cuya llegada al SNC es por nervios olfatorios y por rama del
nervio trigémino.
Posee una morbilidad del 2%, pudiendo llegar en algunos casos al 10%. La letalidad es
elevada, 90 %, siendo en ciertas ocasiones del 100%.
Los animales jóvenes dentro de los 6 meses y 2 años son los más susceptibles. La
signología se caracteriza por, incoordinación, marcha en círculo, ptialismo, rechinar de
dientes y opistótono. El curso de la enfermedad varía entre 3 a 10 días.
Las lesiones macroscópicas que se pueden hallar a la necropsia no siempre están
presentes, siendo las mismas, reblandecimiento en la zona frontal, parietal u olfatoria
del sistema nervioso central y a veces se manifiesta un cambio de coloración. El hecho
de que no se encuentren lesiones no descarta la afección por más severa que sea la
signología. Microscópicamente podemos observar meningoencefalitis necrotizante,
caracterizada por la presencia de manguitos perivasculares, gliosis, malacia y presencia
de macrófagos de mayor tamaño, con citoplasma vacuolado denominadas células
“Gitters”.
En referencia a la vacunación contra cualquier tipo de forma de IBR, hay que tener en
cuenta la relativa inmunidad que infieren, con lo cual un animal vacunando no está
Epidemiología:
El H. somni es una bacteria Gram negativa, pleomórfica, que no es capaz de sobrevivir
en el ambiente por tiempos prolongados. Experimentalmente se demostró la viabilidad
a 23,5°C en moco nasal y sangre por al menos 70 días y en el mucus cérvico vaginal por
5 días. En la orina no sobrevive más de 2 hs pero esta vía de transmisión en forma de
aerosoles o por aspiración es la más importante.
Una alta prevalencia en el tracto urinario y reproductivo de hembras y machos fue
demostrada por varios autores. La alta proporción de vacas conteniendo H. somni en el
tracto urogenital hace de este sitio la fuente de infección más significativa. El
microorganismo a partir de esta fuente debe ser inhalado, ingerido o transmitido en
forma venérea.
Aunque principalmente es una enfermedad de feedlot, también puede afectar al
ganado lechero y a bovinos en pastoreo. Algunos autores reportan la presentación de
MET con una mayor prevalencia en los meses de invierno, mientras que otros reportes
hacen mención de que en tiempos húmedos y templados hay más brotes de la
enfermedad. MET está relacionado al transporte reciente y frecuentemente ocurre a
las 4 semanas después del arribo al feedlot. Los casos asociados al síndrome
respiratorio son más frecuentes en primavera, particularmente en los terneros nacidos
sobre pasturas.
Los animales pueden afectarse entre los 4 meses y 24 meses de edad, pero la mayoría
de los casos ocurren en animales de 7 a 9 meses. La presentación simultánea de MET
en terneros transportados y en el rodeo de madres indica que otros factores además
del transporte, estarían involucrados.
Síndrome respiratorio:
Esta forma de la enfermedad ha venido ganando importancia en los últimos tiempos.
El tracto respiratorio se considera la puerta de entrada del microorganismo,
produciendo la forma septicémica o bien la forma respiratoria afectando las vías
aéreas superiores e inferiores.
En las vías aéreas superiores H. somni puede causar laringitis y/o traqueitis,
frecuentemente es la única bacteria aislada a partir de las lesiones aunque pueden
encontrarse bacterias oportunistas como Pasteurella, Actinomyces, Fusobacterium y
Clostridium.
H. somni es capaz de causar bronconeumonía
supurativa o puede formar parte de la Fiebre del
Transporte. Puede causar una pleuritis fibrinosa
severa que raramente se encuentra junto con
una neumonía fibrinosa.
Frecuentemente se observa una bronquiolitis
necrotizante severa que parece más crónica que
los cambios alveolares e intersticiales del tejido
circundante. Poca evidencia de vasculitis Histophilus somni –Pericarditis fibrinosa
generalizada o septicemia fue observada.
Los cambios histológicos se observan en los casos agudos como extensos depósitos de
fibrina en los alvéolos y el tejido interlobular, hemorragia, trombosis vascular, necrosis
pulmonar y una intensa infiltración leucocitaria en los alvéolos y bronquíolos.
Síndromes asociados:
Mastitis: H. somni se aisló de casos de mastitis, en vacas con leve inflamación de un
solo cuarto. La producción láctea del cuarto afectado fue nula y con una secreción
teñida de sangre en algunos casos y en otros una secreción acuosa con coágulos de
fibrina.
Otitis: reportada en feedlot, con una secreción fluida límpida amarillenta y copiosa de
las orejas. Las mismas se observaban inflamadas.
Diagnóstico:
El hallazgo de las lesiones conjuntamente con el aislamiento bacteriológico son
determinantes para el diagnóstico.
Transmisión:
La Leptospirosis se encuentra ampliamente distribuida en todo los animales de vida
libre (ratas, comadrejas, reptiles, etc.) quienes actúan como portadores y eliminadores
constantes por la orina contaminando el medio. En los animales es a menudo
subclínica; ya que la bacteria puede persistir por largos períodos en los túbulos renales
de los animales, estableciendo una relación simbiótica, sin evidencias de enfermedad o
cambios patológicos; como resultado, estos sirven de reservorio pudiendo eliminar
grandes cantidades de microorganismos por la orina sin mostrar signos de la
enfermedad.
Para la mayoría de los serovares de Leptospira los hospedadores más importantes lo
constituyen los roedores. Un hospedador puede actuar de reservorio para más de una
serovariedad, es decir, tener una infección múltiple y similarmente un serovar de
Leptospira puede tener hospedadores diferentes.
Generalmente, cada serovar tiene su o sus huéspedes predilectos de mantenimiento al
cuál se adapta, convirtiéndose así el hospedador en un reservorio que almacena,
mantiene y excreta las Leptospiras.
La exposición de animales susceptibles a un serovar no adaptado al hospedador causa
la enfermedad en forma incidental (accidental) caracterizada por ser aguda con signos
clínicos severos, producción de altos niveles de anticuerpos y un período corto de
excreción de Leptospira por vía renal.
Patogenia:
La bacteria penetra a través de las mucosas o piel lacerada, siendo transportadas por
vía linfática, multiplicándose en riñones, hígado, bazo, sistema nervioso central, tejido
ocular y tracto genital, durante más o menos 7 días. Con la aparición de los
anticuerpos específicos y la fagocitosis, se produce el saneamiento del torrente
circulatorio.
No obstante la Leptospira se acantona en el riñón, atravesando los espacios
intertubulares y las células epiteliales de los túbulos, para penetrar en la luz tubular;
allí forman microcolonias que se multiplican y finalmente se eliminan por orina.
La inmunidad específica por infección persiste por años.
Formas de presentación
Infertilidad: en vaquillonas de primer servicio puede esperarse una caída en el índice
de preñez de hasta un 30%.
Aborto: la mayoría de los abortos se presentan en el último tercio de la gestación y
alrededor de las 6‐12 semanas posteriores a la leptospiremia inicial. Con la entrada de
la infección en un rodeo sin experiencia inmunitaria previa, podría esperarse hasta un
Lesiones:
Aborto: la causa de aborto se debe a la leptospiremia fetal cuando atraviesa la barrera
placentaria durante la leptospiremia materna con la infección fetal y muerte; pero en
la mayoría de los casos es difícil aislarla debido a los cambios de pH, O2 y temperatura
que la afectan.
En el feto se observa ictericia, liquido
sanguinolento en cavidades, hemorragia,
autólisis y esplenomegalia. Cuando el aborto se
produce en el último tercio de la gestación la
incidencia varia en porcentajes que van del 4% al
40%. Desde el punto de vista histopatológico
existen nefritis intersticial difusa y local, necrosis
hepática centrolobulillar y en algunos casos
lesiones vasculares en meninges y cerebro. Leptospirosis – Feto abortado
Diagnóstico:
Se pueden considerar tres fases, que pueden superponerse.
Serología:
Para detección de anticuerpos específicos se necesitan 2 muestras pareadas con un
intervalo de 10‐15 días. Estas deben estar libres de contaminantes, no hemolisadas y
llegar al laboratorio refrigerado en el menor tiempo posible.
Los anticuerpos aglutinantes aparecen entre los 15‐25 días y se mantienen por meses
o años. En casos de L. Pomona se pueden esperar títulos de 1:1000 a 1:10000, en caso
de L. hardjo el título esperado de 1:100 a 1: 1000.
Cuando el título es bajo puede deberse a una infección inicial o a una enfermedad
pasada. Por eso la muestra debe ser doble, siempre el valor debe estar acompañado
por datos signológicos.
En primer lugar la mayoría de las vacunas contra Leptospira para uso en bovinos son
pentavalentes y contienen el mismo serovar que se incluye en los tests serológicos
realizados en la mayoría de los laboratorios de diagnostico. Los bovinos vacunados
recientemente por lo general presentan títulos para los 5 serovares contenidos en las
vacunas, mientras que los bovinos infectados naturalmente que no han sido
vacunados generalmente son seropositivos solo para un solo serovar.
En segundo lugar, la mayoría de los títulos por vacunación contra L. hardjo disminuyen
a < 1:100 a los dos meses posteriores a la vacunación en vacunos no infectados. Por lo
contrario, del 40 al 70 % de los vacunos con infestaciones naturales de L. hardjo serán
seropositivos en cualquier momento con títulos > 1:100, independientemente de su
estado de vacunación.
En tercer lugar, los títulos para L. hardjo generalmente no exceden 1:800 después de la
vacunación, mientras que los títulos después de infecciones naturales agudas pueden
alcanzar hasta 1:6.400.
Antibióticoterapia:
Los antibióticos indicados son penicilina, estreptomicina y dihidroestreptomicina. La
elección es dihidroestreptomicina.
Tiene buen resultado sobre la leptospiremia y disminuye los títulos, además elimina los
estados de portador.
Vacunas:
La solución de los problemas de los rodeos individuales consiste en la identificación del
o los serotipos específicos, ya que las vacunas protegen contra los serotipos que están
incluidos en ellas. Las bacterinas no protegen contra la infección renal y la iniciación
del estado de portador; aunque desde el punto de vista clínico permanecen
asintomáticos.
El efecto protector de la vacuna produce: disminución de los abortos y mortandad de
terneros.
Zoonosis:
La Leptospira es considerada una enfermedad de tipo ocupacional conocida con el
nombre de enfermedad de Weil’ s. La bacteria puede ingresar al organismo a través de
la piel o de membranas mucosas nasal o bucal al estar en contacto con deyecciones de
ratas contaminadas con esta bacteria. Después de un periodo de incubación de días a
semanas los infectados desarrollan la enfermedad.
El diagnóstico puede confirmarse con test serológicos y los pacientes deben ser
tratados posteriormente con antibióticos. En algunos casos el problema se resuelve en
semanas, aunque en casos muy agudos los pacientes desarrollan falla hepática, renal y
algunas veces fallas cardiacas. A pesar del tratamiento cerca del 20% de los pacientes
que desarrollan la enfermedad mueren en pocas semanas.
Epidemiología:
L. monocytogenes alcanza difusión mundial y prefiere los climas templados. El tracto
intestinal del hombre y los animales parece representar el reservorio principal. El
germen es muy abundante en el medio externo (aguas residuales, plantas, ensilados,
suelo) a causa de su contaminación por las deyecciones. Si las condiciones son
propicias (clima, suelo), las listerias sobreviven en el suelo y en las plantas durante
mucho tiempo y es probable que incluso se multipliquen allí. De ahí procede la
hipótesis que considera a L. monocytogenes como un germen saprófito con poder
patógeno oportunista. En la epidemiología es decisiva la propiedad que tienen las
listerias de crecer en las porciones de ensilado mal acidificadas (maíz, hierba, cereales)
con un pH superior a 5.0.
El espectro de huéspedes es muy amplio. Además del hombre y de la mayoría de los
animales domésticos y salvajes (incluidas las aves), pueden ser atacados por este
germen los reptiles, peces, crustáceos y artrópodos. No existe especificidad de
huésped propiamente dicha y es típica la ausencia de signos en los seres que albergan
el germen en su intestino.
Los casos clínicos son relativamente raros, a pesar de la frecuencia con que se elimina
L. monocytogenes con las heces del hombre y los animales sanos. Los herbívoros
(bovino, ovino) son los que enferman con mayor frecuencia, especialmente durante el
invierno y la primavera, al ingerir forrajes ensilados muy contaminados. Otras especies
enferman solo esporádicamente.
El tubo digestivo y la mucosa de la nasofaringe son las puertas de entrada. La aparición
de manifestaciones clínicas depende en gran parte de la dosis de gérmenes ingerida y
de las circunstancias favorables, como la disminución de la resistencia del huésped, la
gestación o la existencia de otra enfermedad.
Se ha propuesto que existen varios factores predisponentes que disminuyen la
resistencia del huésped y facilitan el ataque. El precursor más frecuente de los brotes
es la alimentación con ensilado. Este puede ejercer dicho efecto al aumentar la
susceptibilidad del huésped o al suministrar un medio adecuado para el crecimiento y
conservación de la bacteria.
L. monocytogenes es un habitante frecuente del ensilado, pero no se multiplica en este
Patogenia:
Son tres las formas de presentación más importantes de la enfermedad. La forma
septicémica que se manifiesta por la presencia de abscesos en hígado, bazo y otras
viseras en bovinos jóvenes. La forma que lleva al aborto, metritis y retención de
secundinas. La forma meningoencefalítica, observada más comúnmente en bovinos
adultos no gestantes, siendo esta la forma de presentación más común.
En la enfermedad natural solamente se observa una forma clínica, la visceral o
meningoencefalítica en un grupo determinado de animales y solo excepcionalmente
las dos formas unidas en un mismo brote, aunque se registra la aparición doble. En la
forma nerviosa se encuentra el microorganismo solamente en el cerebro y se supone
que los microorganismos alcanzan las ramas periféricas del nervio trigémino a través
de heridas de la mucosa bucal, o más probablemente mediante la exposición de las
terminales del nervio, que se hacen posibles cuando sé esta mudando los dientes o
están penetrando en la mucosa. La localización peculiar de la infección en tallo
encefálico, en casos de meningoencefalitis, es a menudo unilateral y explica los signos
de localización de parálisis facial y ambulación en círculo, las lesiones pueden ser
bilaterales produciendo una parálisis facial bilateral y parálisis de la mandíbula. Los
signos adicionales de embotamiento, síndrome de empuje con la cabeza y delirio son
debido a los efectos más generales de la inflamación del cerebro. La propagación de la
infección a lo largo del nervio óptico puede producir endoftalmitis.
La ingestión del microorganismo, con penetración de la mucosa del intestino,
probablemente produce infección subclínica con excreción fecal prolongada del
microorganismo, que aparece en una alta proporción de animales infectados, o
bacteriemia con localización en diversos órganos, o por ultimo septicemia mortal.
El útero grávido es muy susceptible a la infección, que si es precoz produce aborto y si
es tardío la muerte del feto, o nacimiento de crías en las que se produce rápidamente
septicemia mortal. La metritis materna es constante, y si hay retención fetal se puede
producir septicemia mortal por Listeriosis. El feto se infecta vía circulación materna y
del líquido amniótico.
Diagnóstico:
• Clínico: los signos clínicos de las distintas formas de Listeriosis, observadas en el
bovino, son tan inespecíficos que a lo sumo permiten sospechar la existencia de
una infección de este tipo.
• Examen clínico (semiología individual y de rodeo): ver signología.
• Laboratorio de análisis clínicos: el examen del LCR en busca de células
inflamatorias y de la presencia de bacterias, constituye una parte esencial
del examen de un caso sospechoso. El LCR suele contener un número
mayor de leucocitos, que en su mayor parte son células mononucleares o
linfocitos.
• Anatomopatológico: ver lesiones anatomopatológicas.
• Histopatológico: es indispensable el examen histológico del tejido cerebral para
poner de manifiesto la presencia de microabscesos característicos de la
enfermedad. También la realización de la técnica de inmunohistoquímica.
• Etiológico: Bacteriológico indirecto cultivo: para él diagnóstico seguro es necesario
comprobar el agente, lo que casi siempre es posible a la muerte del animal. Para
ello son adecuadas las siguientes muestras, que deberían enviarse refrigeradas a
4ºC: cerebro y medula espinal (en caso de meningoencefalitis); feto o su abomaso
ligado en ambos extremos, trozos de secundinas y/o útero materno (en aborto
sospechoso de Listeriosis); corazón, pulmón, hígado, bazo y riñón (en septicemia);
ubre con ganglios linfáticos (en mastitis). En el animal vivo puede intentarse aislar
el agente en muestras de sangre, leche, punción de medula ósea, raspado de
conjuntivas (cuando éstas están inflamadas) o loquios.
Tratamiento:
Para el tratamiento de la enfermedad los antibióticos recomendados por la bibliografía
internacional son: Clortetraciclina, Penicilina y Ampicilina. Dada la escasa
permeabilidad de la barrera hematoencefálica, se deben usar altas dosis de
antibióticos durante varios días.
Se recomienda realizar terapia de apoyo con antiinflamatorios no esteroideos (AINEs)
(Megluminato de Flunixina.)
Los índices de recuperación dependen en gran medida de la rapidez con que se
instaure el tratamiento. Si ya son evidentes signos clínicos graves, generalmente,
sobreviene la muerte a pesar del tratamiento. Cabe destacar que debería también
Profilaxis:
Los animales afectados deben segregarse. Se recomienda disminuir la cantidad de
alimentos ensilados y, en animales estabulados, la ingestión constante de pequeñas
concentraciones de Tetraciclinas durante todo el periodo de engorde. En caso de
cambios en la dieta cuando se pretende incluir grandes cantidades de alimento
ensilado, sobre todo si el ensilaje tiene peligro de haber descompuesto el alimento o si
se ha descrito previamente Listeriosis en la región. Otras recomendaciones sobre la
alimentación con ensilaje incluyen: evitar ensilado contaminado por tierra, ensilado
podrido, ensilado con pH de 5 ó un contenido en cenizas mayor de 70 mg/kg de
materia seca (MS) o ensilado enmohecido.
Signos clínicos:
Se observa en los animales afectados renguera o manquera y dificultad para caminar.
Hallazgos patológicos:
Se describen las siguientes lesiones:
Sistema respiratorio: presencia de abundante edema serosanguinolento en el
parénquima pulmonar.
Corazón: petequias en epicardio y endocardio, adherencias fibrinosas entre epicardio y
pericardio, flóculos de fibrina en saco pericárdico. El músculo cardíaco presenta áreas
de coloración más oscura distribuidas en forma
irregular en todo el miocardio.
Músculo esquelético: los músculos afectados son
los de la zona de cuello, espalda, intercostal y
cuartos traseros. Las lesiones halladas consisten en
presencia de edema sanguinolento, aspecto seco
como carne cocida, brillo iridiscente y burbujas de
gas entre las fibras musculares. A la palpación de la
zona afectada se aprecia crepitación.
Mancha – Lesiones en músculo
Subcutáneo: presencia de edema gelatinoso y esquelético
Hallazgos histopatológicos:
Músculo esquelético: degeneración y necrosis coagulativa de las fibras musculares.
Edema, hemorragia e infiltrado inflamatorio compuesto por macrófagos y neutrófilos
entre las fibras musculares. Presencia de enfisema entre y dentro de las fibras.
Músculo cardíaco: edema y hemorragia en el espacio interfascicular, necrosis
coagulativa y presencia de burbujas de gas. Presencia de un infiltrado inflamatorio con
neutrófilos y macrófagos.
Diagnóstico:
Aislamiento: Muestra de zona afectada, edema y músculo, tomada en forma aséptica.
Histopatología: Para estudio histopatológico, muestra de músculo afectado en formol
al 10 %.
Tratamiento:
Si se observa animales con signos, puede intentarse el tratamiento con antibióticos
aunque el resultado no siempre es el esperado.
Control:
Se efectúa mediante el uso de vacunas que confieren buena protección. Deben
emplearse tres dosis; la primera a los 3 meses de edad, la segunda al destete y una
tercera dosis al año de vida.
Enfermedad:
Aproximadamente el 70% de los casos presentaran signos clínicos en alguna fase
durante el curso de la infección. Dos terceras partes de los casos presentaran estos
signos en períodos inferiores a los diez días. Las vacas recién paridas y las vacas más
viejas presentaran signos clínicos más severos. La infección se detecta por los signos
clínicos (cambios en la leche, ubres o en el estado de la vaca) y por los cultivos de la
muestras de leche, recogidas antes de la aparición de los signos clínicos.
Tratamiento:
La mayoría de las infecciones leves se curan por si solas. Los tratamientos con
Antibióticos no acortan la duración de la enfermedad ni hacen desaparecer los signos
clínicos de la enfermedad.
Promedio de curación:
No se ha demostrado la eficacia del tratamiento con Antibióticos contra la Mastitis por
Coliformes. Los promedios de curas espontáneas contra E. coli son altos. Las
infecciones por Klebsiella sp. pueden convertirse en crónicas. Los promedios de
curación para las otras especies de Coliformes son de resultados variables.
Tratamiento:
Suelen ser sensibles a la penicilina, pero los costos envueltos en una medicación
sistemática para su prevención pueden no ser económicos y los resultados variables.
Hay casos en los que Streptococcus uberis ha mostrado ser resistente a los antibióticos,
pero estos casos aislados son muy raros. El promedio de las curaciones es alto, para:
• Tratamientos con Antibióticos periodo de Lactación: 70‐100 %
• Tratamientos con Antibióticos periodo se secado ‐ 70‐100%
Enfermedad:
Subclínica (no hay cambios en la leche, o signos clínicos de la enfermedad en la vaca).
La infección se detecta por cultivos de las muestras de leche. Test de Mastitis "
California " y Conteo de Células Somáticas individuales en las vacas.
Tratamiento:
Estas bacterias suelen ser siempre sensibles a la penicilina, siendo el promedio de las
curaciones bueno, para:
• Tratamiento de Antibióticos durante la Lactación: 80‐100 %
• Tratamiento de Antibióticos durante el periodo seco: 80‐100 %
Manifestaciones clínicas:
Aunque pueda estar afectado el 50 o el 100% del ganado, solamente algunos animales
muestras cierta signología. Muchos casos se caracterizan por induración lenta y
atrófica con coágulos en la leche o en los primeros chorros de la misma.
La infección puede persistir y progresar lentamente la enfermedad durante varios
meses.
• La forma aguda aparece con mayor frecuencia al comienzo de la lactación, se
observa inflamación de la ubre y pérdida de la función.
• La forma sobreaguda suele aparecer durante los primeros días después del parto y
produce mortandad. Se observa hipertermia, taquicardia, anorexia, depresión,
debilidad muscular que lleva a la postración. La presentación es tan rápida que
puede ocurrir de un ordeñe hacia otro. El cuarto afectado presenta infamación,
sensibilidad al tacto, gangrenoso y de color azulado. La toxemia es intensa y es
probable que en pocas horas sobrevenga la muerte.
Diagnóstico:
Como consecuencia de la forma sobreaguda en los primeros días después del parto y
de la intensa depresión e incapacidad de levantarse, se puede sospechar de una
Tratamiento:
La Novobiocina o cloxacina sódica suelen tener tasas de curación del orden del 50 al
80% en casos precoces. Son los antibióticos recomendados por la bibliografía
internacional, pero no son drogas utilizadas de rutina en nuestro país.
Otros tratamientos poseen desde un 60 a un 100 % de eficacia: tetraciclinas, penicilina
– estreptomicina, combinación de penicilina ‐ tilosina, eritromicina y espiramicina.
Siempre que se empleen en preparados de acción retardada, es posible obtener hasta
un 80% de curaciones.
Estos medicamentos se aplican al principio y al final del periodo seco y quedan in situ.
Control:
Debido a los resultados relativamente poco favorable obtenidos hasta ahora en los
tratamientos de las mastitis por estafilococos, cualquier intento de control debe
depender de manejo de la higiene en la rutina de ordeñe, el tratamiento en tiempo y
forma de todo animal que manifieste signología. Así, no es probable que ninguna
vacuna sea absolutamente eficaz, como se observa con frecuencia en la práctica diaria.
Pero se debe considerar que podría reducir la gravedad de un ataque.
La bibliografía especializada en el tema, cita que con conteos en tanque de alrededor
de 1.000.000 cel/ml existe una pérdida en producción de alrededor del 18%.
Conjuntamente con el menor precio percibido por litro de leche debido a una menor
calidad en lo entregado a la usina, estimula a pensar en aplicar un correcto control de
calidad de leche y mastitis. Se agrega a esto la importancia de minimizar los problemas
de mastitis clínica y subclínica, ya que en ubres afectadas se produce un aumento de
los componentes indeseables en la leche y disminución de los deseables para producir
leche de calidad. Situación que debe modificar en mayor o menor grado los resultados
de los ensayos realizados en el predio. Como ejemplo, en la leche de un cuarto
afectado subclínicamente aumentan los niveles de lactosa en un 5 a 20%, las proteínas
totales disminuyen en menor grado, la caseína disminuye de un 6 a 18%, los sólidos
totales disminuyen hasta en un 3 a 12% y la grasa en un 5 a 12%, etc. Sumando a las
pérdidas, están los descartes por problemas de mastitis.
Sugerencias de control:
Las medidas mínimas a llevar a cabo para lograr tener éxito son:
• Proveer a las vacas un ambiente limpio y sin tensiones. El tiempo de ordeño debe
ser una rutina consistente, y la vaca no debe ser excitada, ni asustada antes del
ordeño, pues la tensión puede provocar hormonas dentro del flujo de la sangre, las
Diagnóstico:
El hallazgo de las lesiones conjuntamente con el aislamiento bacteriológico son
determinantes para el diagnóstico.
Tratamiento:
Si se tratan tempranamente, los animales se recuperan en un plazo de 24 a 48 hs, pero
los casos graves y aquellos hayan estado enfermos durante varios días antes de
iniciarse el tratamiento, pueden morir o convertirse en enfermos crónicos a menos
que se haga un tratamiento prolongado. Aproximadamente del 85 – 90% del ganado
afectado se recuperará antes de las 24 hs, si se trata con algún antibiótico al cual el
microorganismo sea sensible.
Tratamiento
Mycobacterium paratuberculosis es muy resistente a los agentes terapéuticos, la
estreptomicina es el fármaco más activo contra el microorganismo, pero solo produce
mejorías transitorias de los signos clínicos y no es exitoso.
Prevención y control:
Las alternativas posibles para llevar a cabo un programa de control y prevención de la
paratuberculosis podríamos sintetizarlas en:
• Implementación de cambios en los programas de manejo que permitan minimizar
la transmisión vertical y horizontal de la enfermedad.
• Debemos tener en cuenta que al ser la paratuberculosis una enfermedad crónica,
no es fácil de controlar y se requiere un seguimiento durante 3‐4 años del rodeo
problema.
• Un programa de control de la enfermedad de Johne’s requiere cambios en el
programa de manejo, identificación y eliminación de los animales infectados.
Ningún componente por separado podría eliminar la infección del rodeo.
• La identificación y selección de los animales infectados permite la rápida
eliminación de los portadores, reduciendo los índices de prevalencia del rodeo.
Etiología:
Se considera a Moraxella bovis como factor clave en el desarrollo de este
padecimiento. Existe una gran variación de virulencia entre cepas de M. bovis lo que
determina diferentes grados de lesión. El virus de la Rinotraqueítis Infecciosa Bovina
produce conjuntivitis, que puede ser la puerta de entrada de la M. bovis causando
enfermedad. Se ha aislado también Branhamella ovis en cuadros de éste tipo.
La radiación solar tiene al parecer, un efecto aditivo y se sospecha también de la
intervención del polvo y las moscas.
El estado inmunitario tanto de las madres, como de los terneros son factores que
influyen en la aparición de la enfermedad. A su vez el grado de respuesta inmune está
determinado por situaciones de estrés (destete precoz, inclemencias ambientales,
cambios en los hábitos alimenticios, manejo, etc.).
Epidemiología:
Los animales jóvenes son los más susceptibles. No existe mortalidad, y los casos en los
que conduce a una ceguera permanente o pérdida de uno de los globos oculares son
raros. Sin embargo, la prevalencia puede llegar hasta el 80% en el pico de la tasa de
infección, en la tercera o cuarta semana del brote. La enfermedad presenta mayor
prevalencia en Bos taurus (raza británica) que en Bos indicus (raza cebuina).
La enfermedad es mucho más frecuente en
verano y otoño, y alcanza carácter epizoótico
cuando moscas y polvo son más abundantes y el
pasto está crecido, se cree que la transmisión
ocurre por medio de estos agentes contaminados
por secreciones oculares de bovinos enfermos. La
enfermedad persiste de un año a otro por la
presencia de animales infectados que
probablemente actúen como portadores durante
Queratoconjuntivitis ‐ Queratocono
períodos de más de un año. El peso medio
corporal de los terneros afectados en el momento de destete puede reducirse hasta un
10%.
Patogenia:
Se han implicado factores de virulencia incluyendo pilis y producción de toxinas. En
casos naturales las lesiones se localizan en el ojo, el microorganismo no llega a la
corriente sanguínea de los animales afectados.
Tratamiento:
Las poblaciones de M. bovis tienen gran capacidad de variar su susceptibilidad a los
antibióticos. En general es susceptible a Penicilina, Estreptomicina, Gentamicina,
Tetraciclina, Cefalosporinas, Nitrofuranos y Sulfamidas.
La dificultad en el tratamiento es debido a la corta vida media de las drogas y a la
distribución ocular limitada de los antibióticos administrados parenteralmente.
Vacunas:
La presencia de cepas antigénicamente heterólogas puede determinar que las vacunas
no sean efectivas, siendo por lo tanto recomendable que las vacunas incluyan cepas
regionales representativas del área geográfica. Las vacunas inactivadas piliadas
proporcionan mayor protección en dosis con tres semanas de intervalo. Los
inmunógenos disponibles comercialmente protegen sólo contra algunos serogrupos de
M. bovis.
Tratamiento:
La administración parenteral de antibióticos o sulfamidas, así como el tratamiento
local de las lesiones son necesarios para obtener los mejores resultados. Se
recomienda la penicilina G procaínica en dosis de 22000 UI/kg de peso corporal,
intramuscular, dos veces al día. También puede utilizarse oxitetraciclina a una dosis 10
mg/kg de peso corporal por vía intravenosa. Puede usarse la tilosina a una dosis de 10
mg/kg de peso vivo en forma intramuscular, repitiéndose la dosis a las 48 hs.
Para el tratamiento local se recomienda frotar la extremidad raspando el tejido
necrótico y la aplicación de un apósito local y vendaje. Para curaciones se puede
utilizar cualquier antibacteriano, de preferencia astringente. La aplicación de sulfato de
cobre resulta eficaz.
La limpieza de cada zona afectada es importante para que el tratamiento sea eficaz.
Control:
Si bien las medidas de control son difíciles de aplicar en un rodeo de cría, se sugiere la
construcción de un pediluvio que sirva de baño de pies y que contenga solución de
sulfato de cobre en formalaldehído al 5‐10%, tratando de que los animales afectados
pasen por el mismo por lo menos día por medio.
También se recomienda separar a los animales afectados de los sanos, para evitar el
contagio.
Consideraciones epidemiológicas:
La ingestión de pastos contaminados es la forma más corriente de infección de los
bovinos adultos. Cuando esto ocurre, el animal puede desarrollar la enfermedad o
convertirse en un portador activo. Esta última situación permite que el animal libere
en forma continua o intermitente el microorganismo al medio.
También puede ocurrir que se transforme en portador latente, es decir que las
salmonellas se encuentren en algún órgano pero no se liberen por materia fecal.
Otra posibilidad es que se transforme en portador pasivo, en este caso no es invadido
por la bacteria pero sí es fuente de contagio por intermedio de su materia fecal.
Siempre existe la posibilidad que por causas de estrés, este animal se transforme en
portador activo o en caso clínico. Cuando esto ocurre aparece un cuadro febril, diarrea,
disminución de la producción láctea en las vacas lecheras y eliminación de la bacteria
en leche. De acuerdo al curso que tome la enfermedad, puede haber muerte o no del
animal. En hembras preñadas ocurre corrientemente el aborto.
Para el caso de los terneros al igual que los adultos, la vía más frecuente de infección
es la digestiva a través de pastos contaminados, agua, granos o concentrados, leche y
sustitutos lácteos.
Otra fuente de contagio son los elementos como
baldes, comederos, ropa y calzados del personal,
contaminados con heces; al igual que algunos
animales de vida libre, pájaros y roedores. Vacas
portadoras activas pueden parir terneros vivos
infectados, pudiendo ser estos últimos una de las
fuentes de contaminación de las crianzas. Los
terneros que sobreviven a la enfermedad suelen
eliminar durante varias semanas Salmonella pero
generalmente no se constituyen en portadores. Salmonelosis – Enteritis catarral
Patogenia:
Después de la entrada por vía oral, la invasión del hospedador ocurre a través de pared
intestinal del íleon terminal y del ciego y progresa hasta los ganglios linfáticos. El
progreso mas allá de este punto depende de factores como estado inmune y edad del
hospedador, exposición o no a estrés y virulencia del microorganismo.
Infección:
En animales jóvenes y en adultos con resistencia disminuida, la diseminación llega
hasta los ganglios linfáticos mesentéricos y se establece la infección en las células
sistema retículo endotelial del hígado, desde donde invade la corriente sanguínea.
Estos pasos en el proceso infeccioso pueden ocurrir con mucha rapidez (en terneros
neonatos / 15 minutos – en terneros de mayor edad / 18 horas).
Enteritis:
Puede aparecer enteritis al tiempo de la primera infección o en algún otro momento
en animales portadores.
Manifestaciones clínicas:
• Septicemia: afecta a los terneros de pocos días de vida y suele cursar con fiebre,
letargo, diarrea y algunos signos nerviosos. La muerte suele ocurrir al cabo de 24 ‐
48 horas, aunque es frecuente encontrar muertos a los animales sin haber percibido
algún signo clínico de la enfermedad. La lesión más frecuentemente encontrada en
estos casos es la neumonía.
• Enteritis aguda: Los animales presentan fiebre, decaimiento, pérdida de apetito,
diarrea de olor pútrido y estrías de sangre. Cuando las heces tienen grandes
cantidades de mucus y fibrina adquieren una consistencia de masilla. Los terneros
afectados pierden peso rápidamente y comienzan a estar deshidratados. Pueden
observarse en menor frecuencia poliartritis y lesiones de gangrena en miembros y
orejas. Generalmente la muerte se produce en un lapso de 2 a 5 días.
• Enteritis crónica: diarrea intermitente o persistente, con pérdida de peso y del
estado general. Las lesiones suelen ser más discretas y localizadas en intestino con
presencia de úlceras envueltas por material necrótico. También pueden hallarse
lesiones en articulaciones y en huesos de las extremidades con osteomielitis.
Hallazgos de necropsia:
• Septicemia: hemorragias petequiales en subserosas y submucosas. En los animales
que mueren en forma fulminante puede no encontrarse lesiones macroscópicas.
• Enteritis aguda: neumonía, enteritis, ganglios mesentéricos edematosos y
aumentados de tamaño. La mucosa intestinal presenta una enteritis mucoide o
mucohemorrágico con algunas erosiones de la mucosa, las cuales también pueden
hallarse en cuajo.
En algunas ocasiones pueden observarse hemorragias y lesiones diftéricas en el
intestino. El hígado comúnmente presenta ictericia con presencia de bilis turbia y
espesa, hepatomegalia y degeneración adiposa. La pared de la vesícula biliar suele
encontrarse engrosada y edematosa. El bazo adopta consistencia dura y elástica,
gomosa, aparece coloreado de rojo claro y oscuro y muestra la cápsula distendida.
En las vacas que abortaron se advierte engrosamiento de la mucosa uterina,
necrosis de los cotiledones, placenta edematosa y de color gris amarillento.
• Enteritis crónica: necrosis de la pared del ciego y del colon. Ulceras a nivel del
intestino. Lesiones en los huesos y articulaciones con osteomielitis y artritis, con
artrosis en casos crónicos.
Control y prevención:
Cuando esta enfermedad aparece en un rodeo difícilmente lo abandone, por lo tanto
las condiciones de manejo e higiene influyen de gran manera para que se produzcan
casos clínicos o no. Las medidas a tomar en una crianza no difieren de las que
normalmente deben ser llevadas a cabo para un correcto desenvolvimiento de las
mismas. Tales como:
• Lograr que las vacas y vaquillonas realicen los partos en lugares reservados para tal
fin y no en corrales donde la contaminación con materia fecal es alta.
• Asegurar el correcto calostrado del ternero dentro de las primeras 6 hs de vida y
efectuar la desinfección del cordón umbilical.
• Asegurar la calidad y cantidad de alimentos y agua suministrada a los terneros.
• Mantener la higiene adecuada evitando la contaminación con materia fecal y saliva
de recipientes en los cuales se suministra o prepara alimento para terneros.
• Apartar los terneros enfermos del resto del lote a fin de reducir las posibilidades de
contagio.
• Efectuar una correcta desinfección de baldes, estacas, collares y pisos donde hubo
terneros afectados (formol al 1 %). Asimismo asegurar la eliminación de la materia
fecal y de los animales muertos.
• Evitar la presencia de roedores y animales domésticos en la crianza ya que pueden
ser fuentes de contagio.
Etiología:
El Cl. tetani forma esporos con capacidad de persistir en el suelo durante años y
resisten la mayor parte de los métodos de desinfección.
Epidemiología:
Este Clostridium está en las heces de los animales, sobre todo de caballos. La puerta de
entrada suele ser heridas punzantes y profundas. Los esporos pueden permanecer
latentes por algún tiempo en los tejidos y producir enfermedad clínica cuando las
condiciones de dichos tejidos favorecen su proliferación. La mortalidad en rumiantes
de corta edad es mayor al 80 %.
Patogenia:
El bacilo del Tétanos queda localizado en el punto de entrada y no invade tejidos
vecinos. Comienza a proliferar y solo produce neurotoxinas con determinadas
condiciones del medio, sobre todo el descenso de presión parcial de oxígeno.
La toxina llega al sistema nervioso central siguiendo troncos nerviosos periféricos. No
se observan lesiones estructurales pero hay potenciación central de estímulos
sensoriales normales, de forma que se produce un estado de espasticidad muscular
constante. La muerte se produce por asfixia debido a la fijación de los músculos
respiratorios.
El período de incubación varía de una a tres
semanas. A medida que progresa la enfermedad
el animal adquiere posición de caballete. El
tétano plenamente desarrollado es tan
característico desde el punto de vista clínico que
no puede ser confundido con otras
enfermedades. Cabe considerar como datos
típicos los espasmos musculares, el prolapso del
tercer párpado y antecedentes de heridas.
Tétanos – Parálisis espástica
Puede evitarse el tétanos mediante la
desinfección de la piel y los instrumentos en caso de castración.
Tratamiento
Prevención:
La vacuna debe ser aplicada en bovinos 2 dosis con intervalo de 21 días previo a
efectuar maniobras quirúrgicas.
En ovinos es conveniente vacunar a la madre previo al parto.
Patogenia:
Se trata de una enfermedad cíclica, que cumple su proceso evolutivo en distintos
períodos, caracterizados por signos y lesiones propios para cada uno de ellos. La
evolución de los mismos, está condicionada a diversos factores ligados al huésped
(estado inmunitario, edad, nutrición, genética, etc.), al bacilo (número, virulencia, etc.)
y al medio ambiente.
Inmunopatogenia:
La llegada de los bacilos tuberculosos por inhalación a los alvéolos pulmonares (vía de
entrada común), produce una reacción inflamatoria inespecífica. Los macrófagos
alveolares fagocitan y destruyen a la mayor parte de los bacilos, transportándolos
eventualmente a los nódulos regionales. Los microorganismos que sobreviven, se
multiplican a nivel intracelular en forma logarítmica, en macrófagos reclutados del
Muerte
Ahora bien, observando este diagrama podríamos explicar las alteraciones observadas
a nivel ruminal, renal, y hepático, tanto en la histología como en la necropsia. Ya que
esta enfermedad produce en rumen una disminución del pH, lo que inhibe la motilidad
ruminal, al estar expuestas las paredes del rumen a pH tan bajos hace que este
conjuntamente con los ácidos orgánicos y otros factores (histamina, etanol, triptamina
y endotoxinas) altamente tóxicos provoquen una ruminitis. Esto hace que bacterias y
hongos invadan el epitelio ruminal, penetrando en la mucosa provocando trombosis,
infartación y necrosis de las paredes del rumen.
Estos microorganismos también viajan por la vena porta produciendo necrosis de los
hepatocitos y formación de abscesos en hígado.
Signos clínicos:
• Acidosis aguda:
o Leve: anorexia, paresia ruminal, alteraciones de la materia fecal que toma una
coloración grisácea y consistencia pastosa. En caso de un cambio racional de la
alimentación permite, generalmente, que el animal se recupere en pocos días.
o Intermedia: depende del estado de acidemia del animal, en este caso se agrava
la deshidratación presente.
o Grave: los pacientes gravemente enfermos pasan rápidamente del estado
anterior a uno comatoso y al decúbito permanente.
• Intoxicación Crónica: se caracteriza por, timpanismo gaseoso, sobrecarga ruminal y
puede presentarse laminitis.
Tratamiento médico:
Retirar el agua y administrar fardo entero, luego de 24 hs se les debe administrar agua.
Virar el pH ruminal usando bicarbonato de Na. Administrar antibióticos: penicilina ‐
tetraciclina.
Tratamiento quirúrgico:
Ruminotomía con evacuación total del contenido, recomposición de la flora ruminal
normal fresca y tratamiento medicamentoso.
Manifestaciones clínicas:
La disminución del apetito es el primer signo en presentarse, al que sigue en vacas
lactando la caída de la producción de leche. Aunque no hay modificación en la
conducta del animal, se reconoce un cierto grado depresión y embotamiento. Cesa la
rumia y los movimientos ruminales pueden estar deprimidos en frecuencia y amplitud,
o incluso estar ausente. El meteorismo puede ser moderado, sobre todo si el origen es
por alimentos congelados o deteriorados, así como en los casos de alergia, pero lo que
se descubre con frecuencia es un rumen firme, pastoso, sin excesiva distensión. Las
heces, por lo general, son de cantidad reducida y más seca que lo normal el primer día.
Sin embargo, 24‐48 horas después el animal suele sufrir diarrea, expulsando unas
heces más blandas de lo normal, voluminosas y por lo común malolientes.
No hay reacción general, ni se afectan el pulso, la respiración ni la temperatura. No se
produce dolor con la percusión de la pared abdominal. Sin embargo, en los casos de
una gran ingestión de ensilaje altamente palatales, después de no haber probado
alimento durante mucho tiempo, se produce una grave distensión del rumen con dolor
abdominal leve durante varias horas. Generalmente el dolor desaparece a medida que
los movimientos del rumen se normalizan.
Diagnóstico:
La indigestión simple debe diferenciarse de todas las enfermedades de los
preestómagos y del abomaso en las que la atonía ruminal es un hallazgo clínico común,
(cetosis, reticuloperitonitis traumática, indigestión por consumo excesivo de hidratos
de carbono, desplazamiento del abomaso hacia la izquierda, dilatación y torsión del
abomaso, indigestión vagal, fitobezoares, etc.) y de las enfermedades de otros
aparatos que causen atonía ruminal secundaria, como por ejemplo septicemias y
toxemias, pero es propio que en estos casos aparezcan otras manifestaciones clínicas
Tratamiento:
Se emplean más frecuentemente con este fin el cloruro de carbamilcolina, fisostigmina
y neostigmina (fármacos ruminatorios). Estos fármacos tienen algunos riesgos, en
especial, en los animales muy enfermos en los que sufren peritonitis, están
especialmente contraindicados durante la gestación. La sal de Epson, así como otras
sales de magnesio son bastantes eficaces. El tratamiento más racional deberá incluir el
uso de hidróxido de magnesio cuando el contenido del rumen es excesivamente ácido,
ácido acético o vinagre, cuando la reacción es alcalina. Él óxido o hidróxido de
magnesio deberá usarse si hay acidosis ruminal. La administración de oxido de
magnesio a bovinos normales, maduros y que no han ayunado, puede causar alcalosis
metabólica trastorno de los electrolitos durante incluso 24 horas después del
tratamiento. Una vez que los animales hayan recuperado las ganas de comer, se les
ofrecerá alimentos apetitosos y buen forraje. Según vaya mejorando el apetito se
añadirán otros alimentos como alfalfa, trébol y concentrados.
Profilaxis:
• Llegar paulatinamente al consumo máximo del alimento base (21 – 28 días).
• Los animales deben disponer de suficiente espacio para comer todos
simultáneamente unos 30 – 40 cm lineales de comedero para cada uno.
• Suplir con fibra para disminuir el riesgo de indigestión hasta alcanzar el
acostumbramiento ruminal.
Cetosis espontánea:
En este caso, nos encontramos ante un disturbio metabólico que puede manifestarse
con un cuadro digestivo o nervioso, aunque, en ambos casos, el cuadro
correspondiente se inicia con una disminución del apetito (fase de hiporexia), derivado
del incremento en los niveles de cuerpos cetónicos en sangre.
La forma digestiva, llamada por algunos autores hiporéxica (aunque, como hemos
señalado, este signo también aparecerá en la forma nerviosa), se caracteriza de forma
ordinaria por ser un proceso de evolución crónica, y comienza por un cambio en el
Cetosis subclínica:
En cuanto a la cetosis subclínica, los animales no van a presentar signos clínicos
característicos. Lo que podemos observar es una ligera disminución de la producción
láctea (1,5 Kg/día) y una alteración en el ciclo ovárico, aumentando el período de
tiempo entre celos y pudiendo aparecer involución uterina. Se estableció además, una
relación entre la cetosis subclínica y la aparición de quistes ováricos en vaquillonas.
Lesiones:
Antes de exponer el cuadro de lesiones, debemos señalar que la mortalidad observada
en los cuadros de cetosis primaria es muy baja, por lo cual a veces este proceso pasará
inadvertido.
En las cetosis secundarias se apreciarán lesiones asociadas a la causa primaria de
enfermedad, pudiendo ya aparecer una elevación en la tasa de mortalidad de los
bovinos. De cualquier forma, si existe un órgano en el cual se centran la mayoría de los
estudios anatomopatológicos, éste es el hígado, dado el importante papel que juega
en la regulación de la normoglucemia de los animales. Se señala que la glucosa es uno
de los parámetros analíticos que nos permitirán dilucidar si existen alteraciones a nivel
hepático. Para algunos el único hallazgo disponible será el hígado graso, siendo el
aspecto macroscópico del hígado amarillento y friable, deshaciéndose fácilmente al
tacto, y presentando a veces bordes redondeados. Dentro del hepatocito se
encuentran gran cantidad de liposomas, lo cual determina la lateralización del núcleo
celular, con incremento en el volumen del retículo endoplásmico liso y de las
mitocondrias.
El grado de infiltración grasa puede variar desde el 13% (se considera que con este
nivel no aparecerán signos de enfermedad) hasta un 35% (valor máximo), pudiendo
llegar en los casos graves y crónicos hasta una necrosis del órgano. En algunas
ocasiones la infiltración grasa puede afectar a los riñones y al corazón. El páncreas,
aunque macroscópicamente normal, presentará a nivel microscópico una disminución
del número de islotes de Langerhans, con reducción del tejido endocrino, mientras que
la porción exocrina será normal. Otros hallazgos son la existencia de una degeneración
de la corteza adrenal, a nivel de las zonas glomerular y fasciculada, mientras que la
médula adrenal está normal. A nivel de la anterohipófisis existirá una elevación de
volumen y de peso, con degeneración vacuolar de las células acidófilas y basófilas,
acompañada de una discreta congestión basal. Puede aparecer involución del sistema
timo linfático, pequeñas úlceras en intestino y gastroenteritis hemorrágica, con
infiltración linfocitaria en la lámina propia del rumen. Estas lesiones hemorrágicas
pueden deberse al incremento de la uremia en sangre. El tiroides muestra sus células
epiteliales cargadas de grasa y con acúmulos de coloides. Estas lesiones son muy
manifiestas en las cetosis crónicas. La carne de bovinos que han padecido acetonemia,
si su contenido es mayor a 1 mg/%, presentará una alteración organoléptica
característica, desprendiendo un olor desagradable.
Profilaxis:
Se deben evitar los cambios bruscos de alimentación y por ello se recomienda ir
acostumbrando poco a poco, y desde el período de secado, a la ración que se les ha de
administrar posteriormente.
En cuanto a este apartado, existen numerosas indicaciones, todas ellas encaminadas a
ofrecer a estos animales una alimentación que, a la vez de ser de gran palatabilidad,
tenga una correcta composición, que se adapte a las necesidades energéticas y de
demanda del animal. Se debe controlar la cantidad de heno, forrajes verdes, ensilados,
proteínas, correctores vitamínico‐minerales y suministrar de forma previa al parto
compuestos glucogénicos.
Período anteparto:
• Evitar el engrasamiento excesivo del animal y el estímulo del apetito semanas
antes del parto.
• A partir de la segunda mitad de gestación proporcionar una ración de alimentos de
baja digestibilidad para asegurar una buena actividad de la microflora ruminal.
• Al comienzo del período de secado un régimen de mantenimiento permitirá evitar
el incremento de la lipogénesis.
• Unas 4 ó 5 semanas antes del previsto parto se les administrará un régimen de
impulso para el consumo de concentrados y estímulo del apetito. Para favorecer la
fermentación propiónica, el concentrado será a base de glúcidos muy digestibles,
evitando en todo caso el aporte excesivo de alimentos cetogénicos (ensilados).
Periodo postparto:
• Después del parto será utilizada la misma dieta para evitar cambios en la
alimentación que pudieran conducir a una disminución del apetito o a una
alteración de la microflora del rumen, pero la cantidad será aumentada
progresivamente proporcional a la producción láctea.
• En el pico de producción láctea será más importante vigilar el consumo de
concentrados, se les debe administrar varias veces al día. No se debe dejar la paja
a libre disposición del animal, sino administrarla controladamente para que se
consuma la totalidad del concentrado.
• Después de 10 ó 12 semanas de lactación, los glúcidos muy digestibles más
costosos pueden ser reemplazados por cereales de menor precio, de forma lenta y
progresiva.
• El aporte de cobalto, fósforo y yodo debe ser suficiente en la ración.
Manifestaciones clínicas:
La deficiencia primaria de P es frecuente solo en bovinos. Comienza generalmente con
disminución del apetito. Esto ocurre en todos los animales independientemente de las
edades y es debido a que la reducción de P afecta a los tejidos blandos, principalmente
al tejido ruminal, el cual disminuye su actividad perjudicando el consumo de los
alimentos (puede disminuir hasta un 50 %). La alteración del rumen se produce porque
los fosfatos de la saliva actúan como reguladores del pH o la acidez ruminal, lo que
Tratamiento y control:
En aquellos casos en que la necesidad de P es urgente, como en la hemoglobinuria del
puerperio y en los de paresia obstétrica complicada con hipofosfatemia, se
recomienda la inyección intravenosa de fosfato ácido de sodio (pH<3) en dosis de 30g
en 300 ml de agua destilada. Las soluciones de fosfato de sodio no pueden ser
mezcladas con preparados que contengan Ca o magnesio, ya que estos minerales se
conjugan y precipitan. Por esta razón las soluciones intravenosas fosfatadas no
deberían administrarse inmediatamente antes o después de la administración
intravenosa de Ca. Los tratamientos deberían espaciarse al menos por dos horas. Las
soluciones de fosfato pueden prepararse a relativamente bajo costo.
Para tratar de controlar o prevenir esta deficiencia en zonas donde la disponibilidad de
P en la alimentación es marginal, es recomendable adoptar medidas de
suplementación a largo plazo en la dieta de los animales. Esta enfermedad puede
prevenirse por administración directa al animal por medio de la suplementación en el
alimento o en el agua de bebida, o indirectamente por la fertilización del suelo. La
elección del procedimiento depende de las condiciones de la producción.
En algunas pasturas deficientes en P, el método directo se hace necesario porque el
uso de fertilizantes fosfatados incluye costos de transporte y aplicación y la
productividad de la pastura está limitada por el clima. En casos de climas favorables,
con áreas de siembra intensas la aplicación para el cultivo aumenta tanto la cantidad
de forraje producido como la concentración de P. Sin embargo, las pasturas tratadas
con fertilizantes fosfatados no cubren los requerimientos de P del animal, por lo tanto,
la provisión adicional de P puede ser implementada dosificando los animales a
intervalos regulares con fosfato mineral, usando bloques de sal o por el tratamiento
del agua con fosfatos solubles.
El método colectivo más fácil y más barato de suplementación oral, es proveer de cajas
o bloques con protección para la lluvia, ubicadas cerca de las bebidas. El consumo de
estas sales por lamido es voluntario, por lo que varía en forma individual y en
Suplementación oral:
Siempre que sea posible, la suplementación oral es de elección ya que es
prácticamente la única vía que puede aportar las cantidades necesarias en el caso de
los macrominerales. Además se agrega el hecho de que existen requerimientos de
minerales por parte de los microorganismos ruminales y una deficiencia a nivel ruminal
puede comprometer la utilización de energía de la dieta y la tasa de síntesis de
proteínas bacteriana.
La suplementación con P sólo o con fosfatos, es posible hacerla en situaciones de
alimentación a corral, pero en las condiciones de ganadería extensiva la forma de
suministrar con P es mediante mezclas minerales que se hacen con sal común. Estas,
por lo general, se administran en bateas. El consumo de la mezcla es voluntario, con
suministro permanente, en casi todas las situaciones en que se ha medido. El animal
consume la mezcla mineral a voluntad, de acuerdo a sus necesidades o a su
costumbre, lo que está relacionado al apetito de los rumiantes por la sal. Es por esa
razón que la respuesta en producción es a la mezcla mineral y no a cualquiera de sus
componentes individuales.
Recomendaciones
• En condiciones alimentarias normales, el ingreso preparto recomendado para
evitar la hipocalcemia debe ser inferior a los (25‐30 gr calcio/vaca/día).
• Para reducir el ingreso preparto de calcio, se hace necesario minimizar el pastoreo
de alfalfa o tréboles y reemplazar por praderas a base de gramíneas con el
complemento de maíz o sorgo (grano); afrechillo de trigo y/o silo de maíz o sorgo,
esto redundará en un menor ingreso dietético de Magnesio que deberá aportarse a
través de la suplementación mineral.
• Ayudaría a prevenir la hipocalcemia un estado corporal 2.75 a 3 a los 10‐15 días
preparto y luego mantenerlo, sin ganancias o pérdidas de peso apreciables.
• Agregado a la dieta preparto (7‐10 antes del parto) de una cantidad fija de aniones
y cationes (100 gr de CLNH4 y 100 gr de SO4NH4/vaca/día).
• El agregado de Selenito de Sodio a la dieta preparto incide sobre la posibilidad de
éxito en el tratamiento con soluciones cálcicas endovenosas de casos clínicos
graves.
Recomendaciones:
Debería efectuarse un esquema de dosificación de cobre en forma periódica y
constante, comenzando con los vientres en el último tercio de la gestación. De esta
Tratamiento:
Aumentar la frecuencia de recorridas con el objetivo de detectar tempranamente los
animales caídos o con signología y poder tratarlos a tiempo. Como único tratamiento
para estos animales se recomienda el suministro de una fuente energética
(concentrado de maíz, acompañado de compuestos precursores de la neoglucogénesis
o glucosa por vía parenteral) y una fuente de Mg inyectable, teniendo en cuenta que
solo elevara los niveles de Mg en sangre por 48‐72 hs, por lo que al cabo de este
tiempo debería asegurarse un nuevo aporte de Mg por vía oral. También se debe
asegurar la correcta hidratación del animal.
La formulación de Mg para administrar por vía parenteral pueden ser cualquiera de las
dos que se mencionan a continuación: sulfato de Mg o glutamato/aspartato de Mg.
Recomendaciones:
Para poder realizar un diagnóstico, se deberían muestrear animales con y sin signos
(por ejemplo 10 ó 15). Es importante también obtener muestras del pasto que
consumen los animales, para de esta manera poder determinar el contenido de Mg y
el potencial tetanigénico del mismo, estos valores servirán como referencia, ya que la
composición de las plantas varía con el estado vegetativo de las mismas.
Signos clínicos:
Los signos clínicos se caracterizan por aparecer repentinamente en animales jóvenes
(entre 6 y 24 meses principalmente), con amaurosis (ceguera central), con opistótono,
aumento de la presión intracraneana, temblores musculares, hipersalivación, anorexia,
bruxismo, nistagmos, ataxia, coma y muerte. La temperatura corporal y la frecuencia
respiratoria se hallan usualmente normales, pero la frecuencia cardiaca tiende a
disminuir. Si los animales no son tratados, la mayoría de los animales morirán dentro
de las 48 hs de comenzados los signos.
Etiología:
La etiología de la enfermedad es el resultado de la interacción de múltiples factores,
que dependiendo del grado de influencia de cada uno y la idiosincrasia individual de
cada animal, puede determinar la presentación de polioencefalomalacia. La
presentación de la PEM se debe a la disminución de los niveles de tiamina
principalmente, pero las causas que definen la disminución de esos niveles podrían ser
causadas por todo estos factores:
• Insuficiencia primaria de la síntesis microbiana. La síntesis de vitaminas B1 en el
rumen, depende de la flora ruminal que a su vez depende de la fibra vegetal para
desarrollarse y poder mantener niveles óptimos de dicha vitamina. El hecho de que
Diagnóstico:
En un principio los animales se muestran
deprimidos, pierden el apetito, y no tratan de
beber agua. La temperatura corporal y la
frecuencia respiratoria se hallan usualmente
normales, pero la frecuencia cardiaca tiende a
disminuir. En las etapas iniciales, los signos son
intermitentes, pero luego se hacen constantes con
opistótonos y nistagmos persistente Generalmente
se presenta en forma brusca y en casos
individuales, afectando principalmente animales Polioencefalomalacia
entre 3 y 9 meses (aunque se puede presentar en
animales de hasta 24 meses). La severidad de la enfermedad es algo menor en los
animales a campo que en los bovinos y ovinos alimentados a corral o estabulados. Los
animales presentan ceguera (lo que demuestran generalmente con una clásica marcha
en círculos), pueden caer al suelo donde toman posición de opistótono, presentando
convulsiones tónico clónicas intermitentes.
Sus miembros permanecen rígidos y extendidos, temblores musculares (especialmente
en la cabeza), por lo que denotan una clara incoordinación al marchar. Debido al
aumento de la presión intracraneana, los animales presionan su cabeza contra
paredes, postes u otro objeto duro. Otros signos son nistagmos, estrabismo dorsal,
bruxismo y salivación espumosa, por lo que al animal se le dificulta la prehensión del
alimento. El reflejo palpebral suele permanecer normal, sus pupilas presentan un
Tratamiento:
Los tratamientos de PEM se basan en poder suplementar el déficit de tiamina
producto de su alimentación, básicamente con tiamina sintética. Aunque esto es la
solución más práctica y económica, ya que, los animales que presentan PEM,
generalmente poseen niveles altos de tiaminasas en rumen, la tasa de destrucción
ruminal puede igualar o superar la tasa de suplementación del mineral por vía oral.
Ante este hecho, se recomienda adicionar a la suplementación de tiamina, una fuente
de fibra que permita aumentar la disponibilidad de tiamina (por síntesis ruminal), a su
vez que modifica la flora ruminal, provocando de esa forma una competencia para las
bacterias desencadenantes de la deficiencia. La administración de tiamina junto al
alimento aumentaría la eficiencia en la ganancia de peso en animales deficiente en
ella.
En animales clínicamente normales, el momento de detección y tratamiento de los
animales afectados es determinante del resultado de este. Por este motivo hay que
hacer énfasis en el tratamiento temprano, ya que si el animal es tratado a tiempo, la
remisión es total, debido a que la lesión de PEM deriva de una vacuolización celular
producto de la imposibilidad de regular el equilibrio osmótico celular y esta
degeneración celular hasta cierto momento es reversible.
El tratamiento recomendado para animales clínicamente afectados es la
administración de clorhidrato de tiamina. Para mejorar los resultados de los
tratamientos se recomienda utilizar dexametasona, esto ayudaría a disminuir el edema
cerebral y provocaría una recuperación clínica más rápida. Debido a que la tiamina es
una vitamina hidrosoluble, los excesos son rápidamente eliminados por orina, lo que
provocaría una rápida caída de los niveles séricos de esta vitamina, debido a que, el
animal posiblemente no pueda llegar a cubrir sus requerimiento a partir de la síntesis
ruminal.
Algunas recomendaciones:
En la pastura: Excluir leguminosas en la siembra: disminuye la calidad y producción
vegetal de la pastura, repercutiendo directamente en la producción animal. Aumentar
la proporción de gramíneas: no garantiza por sí misma la ausencia de meteorismo.
Usar leguminosas con bajo poder timpanizante: por ejemplo Lotus, si bien su
productividad es menor que la alfalfa garantiza la ausencia del problema.
Manejo: pastorear leguminosas “pasadas”: perdiendo productividad de la pastura y
disminuyendo el aumento de peso vivo por menor digestibilidad. Cortar y preorear la
pastura; luego del corte se coloca en andanas y se orea por 1 a 4 días, no aplicable en
días lluviosos. Aumentar la carga instantánea; se basa en el supuesto de que disminuye
la selección por el animal pero depende de la relación hoja‐tallo presente, de la
proporción de fibra y materia seca de los tallos, como del porcentaje de gramíneas
acompañantes y de su estado vegetativo. Realizar una vigilancia adecuada. Dar heno
previo o durante el pastoreo: se comprobó que con el aumento de henos previo,
aparecen accidentes cuando el potencial timpanizante de la pastura es alto.
Aplicación de productos en la pastura:
• 2,4 D: determina sobre la parte superior de la planta de alfalfa un efecto de ligera
rotación del tallo sobre su eje y leves arrugas en sus hojas. Se puede pastorear 4 a
6 horas luego de aplicado. No se dispone de información para su aplicación en
tréboles y de sus residuos en el tejido animal.
• Paraquat: determina un moteado moderado sobre las hojas. El pasto puede
comerse a las 48 horas de aplicado. Si la pastura tiene una estructura aérea muy
densa puede conservar su peligrosidad.
Niveles de sodio:
El sodio y el cloro son electrolitos que regulan la presión osmótica y el equilibrio ácido
base. Por lo general, los niveles de sodio en los forrajes son muy bajos y, si no es
provisto por el agua, los animales consumirán tierra y otros productos en al afán de
conseguir lo que necesitan. Los granos tienen abundante sodio y fósforo, pero son
bajos en potasio y calcio, presentes en los forrajes.
Por lo general, el potasio está en exceso en las pasturas y difícilmente se enfrente
deficiencia de azufre porque son muy bajos los requerimientos.
Microminerales:
Los requerimientos de estos minerales no se ven significativamente modificados por
los cambios fisiológicos de los animales.
No está documentada la deficiencia de cobalto en nuestro país y muy difícilmente se
dé en condiciones de pastoreo. Probablemente el cobre sea el mineral que presenta
mayores problemas: su deficiencia ha sido observada en casi todo el país, por lo
general como consecuencia de excesos de sulfato en el agua de bebida y/o molibdeno
en forrajes. Si la vaca está en deficiencia no depositará en el hígado lo que el feto
necesita y eso dará lugar a una baja tasa de crecimiento y desarrollo, aumento de la
susceptibilidad a enfermedades infecciosas y parasitarias, mal estado general de las
crías y baja tasa de concepción en las vacas.
La deficiencia de yodo en bovinos no es evidente; sin embargo, el país es deficiente y
debe ser suplementado. Por lo general, el hierro está en exceso y puede ser el
antagonista más importante que tiene el cobre. La fuente más común es la
contaminación de los alimentos con tierra. La deficiencia de manganeso no está
documentada en el país y difícilmente ocurra dados los bajos niveles requeridos y la
abundante disponibilidad en los alimentos.
El selenio es muy necesario para infinidad de funciones; sin embargo su deficiencia es
muy difícil de diagnosticar. Nuestro país posee bajos niveles de selenio en suelos, lo
que hace pensar que los aportes a través de los forrajes sean deficitarios y convendría
suplementar aún cuando haya dudas respecto de la relación costo‐beneficio.
En los rodeos de cría, el zinc no presenta mayores complicaciones. Suele presentarse
deficiencia en vacas en mal estado general durante el invierno y se manifiesta como
seborrea generalizada y formación de costras secas en el dorso y lomo.
Cubrir apropiadamente los requerimientos de los minerales y otros nutrientes en
animales en pastoreo es una tarea casi imposible, dada la enorme variabilidad de
situaciones. Hacerlo exigiría un esfuerzo técnico y económico muy grande que no se
expresaría en mayores beneficios productivos y económicos.
Los mejores resultados de costo‐beneficio se obtienen aplicando métodos sencillos y
de fácil aplicación y control. Las alternativas son muy variadas: desde procedimientos
indirectos a través de la fertilización de las pasturas hasta la inoculación de complejos
minerales. La elección dependerá de la magnitud del problema y del mineral
involucrado. La forma más recomendable para suministrar macrominerales es la
administración oral, voluntaria o forzada, mientras que para microminerales como el
cobre la más aconsejable es la inyectable.
Tratamiento:
Las ovejas enfermas en fase terminal evolucionan hacia la muerte. La inducción del
parto, con corticoides 10 mg diariamente por 2 ó 3 días o la cesárea, pueden salvar los
animales caídos.
Prevención:
En el último tercio de la gestación las ovejas deben recibir un mejor régimen de
alimentación Convendría desparasitar las ovejas 1 mes antes del comienzo de la fecha
de parto.
Diagnóstico serológico:
Los animales que superaron el estado agudo, se transforman en portadores y no se
pueden detectar parásitos en sangre, así que se recurre a estas pruebas para
identificarlos en forma intermitente y con bajos niveles. Se realizar la prueba de
aglutinación en placa, que tiene valor alto como evaluación de rodeo.
Tratamiento:
Se recomienda el empleo de antibióticos: Tetraciclina, Oxitetraciclina, e Imidocarb.
Medidas preventivas:
Medidas higiénicas para evitar la transmisión de Anaplasma de un animal portador a
un animal susceptible:
Babesia bigemina:
La B. bigemina es grande, pleomórfica, pero característicamente se observa y se
identifica por un par de corpúsculos en forma de pera, unidos en ángulo agudo dentro
del eritrocito maduro. También hay formas redondas, miden entre 2 y 3 micras y
aquellas en forma de pera o alargadas miden entre 4 y 5 micras.
La infección con B. bigemina generalmente está acompañada por la presencia de las
garrapatas del género Boophilus. La transmisión natural es por la alimentación de
ninfas y garrapatas adultas infectadas, y la infección se manifiesta entre 2 y 3 semanas
después de la infestación.
Después de la inoculación con sangre infectada, el período de incubación puede ser
entre 3 y 4 días o menos, dependiendo del volumen del inóculo de exposición.
Normalmente los terneros son bastante resistentes a la Babesia y la infección por lo
general no produce enfermedad clínica. En animales más viejos, los signos clínicos
pueden ser muy severos; sin embargo, las diferencias en patogenicidad se asocian con
diferentes zonas geográficas, aun cuando el aislamiento sea de B. bigemina.
Generalmente el primer signo es fiebre alta con temperaturas rectales que llegan
hasta los 41.5ºC. Hay anorexia y atonía del rumen. La primera apariencia visible de la
infección con frecuencia es que el animal se aísla del resto del hato, se ve inquieto
busca la sombra y puede hasta echarse. El bovino puede estar parado con el lomo
arqueado, tener el pelo grueso o hirsuto y mostrar evidencia de disnea y taquicardia.
Las membranas mucosas primero se ven inyectadas y enrojecidas, pero conforme la
lisis eritrocitaria ocurre, el color va cambiando a uno más pálido debido a la anemia. La
anemia es un factor que contribuye a la debilidad y a la pérdida de condición, que se
Tratamiento:
El tratamiento podría dividirse en un tratamiento preventivo, donde la dosificación se
realiza diariamente con el alimento y el tratamiento clínico que se aplica sobre
animales enfermos.
Para el tratamiento preventivo se utilizan los siguientes productos: Amprolium,
Decoquinato, Monensina y Lasalosid.
Para el tratamiento de animales con afección clínica se recomienda: Amprolium,
Toltrazuril, Diclazuril y Sulfamidas (Sulfaquinoxalina y/o Sulfametacina).
Estos productos suelen utilizarse en la prevención de la enfermedad, principalmente
en el ganado de engorde a corral, por la posibilidad que presentan estos sistemas para
su administración. Sin embargo, hay que tener presente que las preparaciones en
polvo no siempre se distribuyen homogéneamente y que no todos los animales
consumirán en forma pareja por lo que algunos de ellos no recibirán la dosis adecuada.
En caso de agregar dichos productos con la suplementación con granos se sugiere un
buen mezclado de los mismos según indicaciones del Laboratorio.
Ciclo biológico:
Para poder realizar el ciclo de la F. hepatica es imprescindible la existencia del huésped
intermediario, un caracol llamado Lymnaea viatrix, el principal huésped intermediario
en Argentina. En dicho caracol se reproducen los estadios juveniles. Fasciola es capaz
de poner 20.000 huevos por día que para ello debe alimentarse vorazmente de sangre.
Los huevos pasan por la bilis al intestino delgado y por la materia fecal al medio
ambiente.
La maduración se produce en 2 a 6 semanas según lo benigno de la temperatura y una
vez liberada la larva, miracidio, debe encontrar al caracol en 24 horas, sino muere.
Dentro del caracol pasa los estadios de esporocisto a redias de 1º y luego de 2º
generación y cuando sale del caracol, como pequeños renacuajos llamados cercarias,
nadan en busca de los pastos sobre los cursos de agua donde se enquistan y se llaman
así metacercarias enquistadas. Pero lo notable es que por cada miracidio exitoso en
alcanzar al caracol salen de 400 a 1000 cercarias. Esto significa que buena parte de la
gravedad de la enfermedad en zonas endémicas está basada en la existencia de los
animales enfermos y en el grado de infestación de caracoles que hay en las áreas de
pastoreo.
Esta parte del ciclo se realiza en 30 a 60 días. Los caracoles son anfibios y están cerca
de los bordes sobre cursos de aguas blandas. En aguas salobres no viven. Está abierto y
activo mientras la temperatura está por encima de 10ºC, y es cuando está activo que
puede ser alcanzado por el miracidio. En nuestra zona es de octubre a abril los meses
más activos. En años benignos como este se puede extender durante más meses.
Diagnóstico:
El diagnóstico clínico es difícil ya que comparte signos con otras enfermedades como
las parasitosis gastrointestinales, paratuberculosis, salmonelosis inicial y otras. En
general los síntomas aparecen en los casos crónicos. Estos son: falta de peso, debilidad
general, edema submandibular y palidez de mucosas. En casos de muerte las lesiones y
las fasciolas son muy evidentes, aunque en casos nuevos y si mueren por
hemoglobinuria es a veces difícil encontrar la fasciolas muy jóvenes. La información
epidemiológica y el conocimiento de la existencia del caracol acercan más rápido al
diagnóstico.
El diagnóstico de laboratorio más usado es la detección de huevos en materia fecal.
Tanto la flotación, sedimentación o el de filtrado busca concentrar los huevos para
poder visualizarlos. La técnica de sedimentación es sencilla y aprovecha el alto peso
específico del huevo que sedimenta rápido (le falta cámara de aire como los tienen los
huevos de gastrointestinales). En el método de flotación usa soluciones del alta
densidad como el sulfato de zinc o de magnesio pero requiere lectura rápida porque se
afectan con facilidad.
El filtrado es con el uso de distintos filtros para aclarar la muestra y el último filtro es
para retener los huevos con mallas de apertura menor a 50 micras. Las pruebas
inmunológicas se usan en humanos y en trabajos experimentales y son entre otras la
fijación de complemento y ahora el ELISA. En sangre pueden buscarse las enzimas
liberadas por el daño de los hepatocitos, la glutamato‐oxalaacetato amino‐transferasa
(GOT). Más tarde aparece la gama‐glutamil transferasa (GGT), por los daños de los
conductos, que luego si no hay nuevas infecciones pueden bajar las dos, pero no a
niveles normales sobre todo la GGT.
La caída del hematocrito suele ser muy evidente y también puede bajar la albúmina,
dependiendo de la gravedad de la infección. Suele subir los eosinófilos de la serie
blanca.
Las globulinas suelen subir mientras no se llegue a estados caquécticos donde también
caerá.
Control:
Más que tratamientos se deben diseñar Programas de Control eficientes que utilizan la
información epidemiológica local. El objetivo de mínima es disminuir la oferta de
infección a animales susceptibles. La prevención es la clave y proteger al máximo a los
Control:
Si bien el uso de caravanas a basa de piretroides fue una solución al problema a corto
plazo, su uso intensivo originó resistencia. Una vez que se generó resistencia a un
piretroide, esta se extiende al resto de los compuestos. Si bien la resistencia a los
fosforados no existe en la actualidad, su uso indiscriminado podría dar origen a la
aparición.
Transmisión:
Pese a los esfuerzos realizados en los últimos años, se desconocía cual era el huésped
definitivo de este protozoo. Sin embargo, recientemente se descubrió que el perro es
el huésped definitivo y a través del mismo, la enfermedad se disemina al ganado.
Las vacas se infectan al consumir alimentos sólidos o agua contaminados con materia
fecal de perros parasitados con NC. Las vacas no presentan síntomas sino al estar
preñadas y transmiten la enfermedad a sus hijos en forma congénita (de madre a
hijos/as) a través de sucesivas generaciones (transmisión vertical). En general, la
inmunidad o resistencia de la vaca abortada hacia NC es generalmente débil e
insuficiente como para prevenir la infección fetal en futuras preñeces. La transmisión
de la infección de una vaca a otra ocurre en muy bajo porcentaje estimándose entre 1‐
3 hasta 8% según autores. Hasta el presente no se ha comprobado la transmisión al
hombre.
Signos:
Las vacas afectadas pueden abortar desde los 3
meses de gestación hasta el final de la misma. El
aborto es el principal signo clínico observado. El
feto de una vaca infectada puede morir en el
útero y eliminarse, autolisarse, momificarse, nacer
muerto o incluso nacer clínicamente normal pero
crónicamente infectado. Los abortos suelen
presentarse en forma de “tormenta” alcanzando
el pico al 5º mes de gestación y afectando del 10
al 25% del rodeo. Feto momificado
En el caso descrito por los autores, los abortos se
concentraron hacia el final de la primavera y el tiempo medio de gestación fue de 5.5
meses, repitiéndose los abortos en año siguiente en el 33% de los animales. Los fetos
Diagnóstico:
Se debe realizar asociando los cambios reproductivos que se producen en el rodeo con
las pruebas de laboratorio. Para ello se considerarán los siguientes elementos:
• Brote de abortos, baja en la fertilidad, fetos momificados y/o autol1ticos (en
descomposición).
• Nacimiento de terneros débiles, incapaces de mamar o pararse y/o con defectos
locomotores.
• Pruebas de laboratorio mediante el análisis de la sangre (prueba de
inmunofluorescencia, ELISA) de animales abortados o sospechosos, o bien sanos
para determinar el nivel de infección del rodeo.
• Análisis de fetos y placenta de animales abortados mediante métodos de
laboratorio que permitan evidenciar lesiones microscópicas en órganos fetales o la
presencia del protozoo.
Tratamiento:
No existe en la actualidad ningún tratamiento para curar o prevenir la enfermedad. Si
bien se están realizando trabajos experimentales, la obtención de una vacuna contra
esta enfermedad no será fácil dadas las características de baja inmunidad que la
enfermedad natural provoca en los animales afectados. Por el momento no existen
vacunas en el mercado para prevenir la infección.
Prevención:
Perros:
• Restringir el empleo de perros al máximo manteniéndolos alojados en forma
aislada en lugares con cerco para impedir la difusión de sus heces al medio
ambiente.
• Impedir el acceso de perros al lugar destinado al depósitos de alimentos para el
ganado (depósitos de granos, galpones, silos, etc.) y pasturas.
• Impedir que los perros entren en contacto con el ganado.
• Realizar el examen serológico de los perros dos veces por año a los fines de
asegurarse su negatividad.
• Evitar el contacto de material abortado (fetos, placenta) con los perros.
• No alimentar a los perros con carne vacuna sin cocinar convenientemente.
Vacunos:
• Identificación, aislamiento y serología de las vacas abortadas. Realizar un muestreo
de al menos el 10% de las vacas sanas dos veces por año, a los fines de conocer el
nivel de infección y el riesgo de abortos.
• Reponer con terneras seronegativas. Lo ideal es realizar el sangrado anterior a la
ingesta de calostro para no retener y recriar una ternera que puede ser positiva. El
análisis serológico de la ternera al nacer (previo al mamado de calostro) es la
medida ideal aunque puede resultar impráctica en las condiciones de nuestros
tambos. Sin embargo, esta determinación es imprescindible en tambos con
infección que quieran realizar el saneamiento. Si la anterior recomendación no se
puede realizar, se sugiere la serología de las terneras recriadas a los 5‐6 meses de
vida, cuando el efecto de interferencia en la reacción serológica de los anticuerpos
calostrales maternos ha desaparecido. Las terneras positivas deberán destinarse a
engorde y faena posterior.
• Serología de todo bovino que ingrese al establecimiento, incluidos los animales
importados en pie.
• Correcta identificación de las vacas abortadas y de las terneras que hayan nacido
anteriormente de esas vacas para no utilizarlas en la reposición
• Utilizar hembras de reemplazo seronegativas para minimizar los riesgos de
infección en el rodeo (propias y/o compradas).
• Eliminar vacas que abortan por segunda vez.
• Los establecimientos que utilizan transferencia embrionaria no deberán utilizar
hembras infectadas como donantes o receptoras.
Conclusiones:
La presencia de otras enfermedades reproductivas no deben ser en ningún caso
subestimadas y serán las primeras en ser consideradas frente a un brote de abortos. Es
factible que frente a la presencia de abortos puedan aislarse en forma simultánea más
de un agente etiológico.
Se considera de gran importancia la difusión de la enfermedad de madre a hija
9transmisión congénita) la cual ocurre en al menos el 80% de los casos por lo cual una
de las claves para disminuir su presencia es mediante la serología con énfasis en la
reposición con hijas de hembras seronegativas.
Un párrafo especial merece la educación al personal del campo respecto al rol del
perro como huésped y difusor de la enfermedad. Dicha medida puede ser resistida por
el personal de campo dada la eficaz ayuda que en algunos casos estos animales
pueden cumplir. Es conveniente concientizar al personal sobre los riesgos que esta
enfermedad provoca en la dinámica de los partos y las consecuencias económicas
dramáticas que puede ocasionar para que dichos argumentos puedan ser mejor
comprendidos.
Ante la aparición de esta nueva enfermedad en bovinos en la Argentina, tanto
profesionales como productores y autoridades sanitarias, deberemos trabajar en
equipo para implementar medidas de manejo preventivas y correctivas en rodeos
destinados a minimizar su efecto sobre la producción de leche y carne.
Ciclo biológico:
El ciclo de vida de los nemátodes gastrointestinales es semejante en los diferentes
agentes de la (GEV). La evolución es directa, o sea que no involucra ningún huésped
intermediario.
Las hembras adultas fecundadas por el macho en el tracto gastroentérico oviponen, y
los huevos se eliminan con la materia fecal.
En condiciones favorables de temperatura y humedad, dentro de las primeras 24 hs el
huevo evoluciona a larva de primer estadio (L1) y que eclosiona. La L1 se alimenta de
bacterias y luego de una fase letárgica, en 1 ó 2 días, muda a larva de segundo estadio
(L2). La L2 también se alimenta de bacterias y en 2 ó 3 días crece, se vuelve letárgica y
muda a larva de tercer estadio (L3) o larva infestiva, la cual retiene la envoltura
anterior formando una vaina. Esta no le permite alimentarse pero sus células
intestinales poseen gránulos alimenticios de donde se nutre.
La vaina protege a la larva de las condiciones ambientales adversas,
fundamentalmente de la desecación. En contraste las larvas L1 y L2 desprovistas de la
envoltura protectora, están expuestas a los factores climáticos y mueren en gran
proporción, llegando solo algunas al tercer estadio. En ese sentido una temperatura de
26ºC en presencia de suficiente oxígeno y humedad son condiciones óptimas, tanto
para la eclosión de los huevos como para la evolución de las larvas.
La larva infestiva tiene una actividad intensa cuando su microhabitat es favorable
(húmedo y templado). El frío y la desecación, contrariamente, inhiben su movimiento
pero aun bajo estas condiciones sobrevive durante varios meses, lo cual tiene gran
importancia desde el punto de vista epidemiológico.
Generalizando se puede decir que con el calor se produce una evolución más rápida de
huevos y larvas pero hay menor supervivencia, mientras que con el frío la evolución es
mas lenta pero la sobrevida es mayor.
Alteraciones fisiopatológicas:
Los cambios producidos en el tracto digestivo por los parásitos y las consecuencias en
término de producción han sido investigados en los últimos años. Los estudios indican
que las mayores alteraciones se producen a nivel de abomaso debido a la presencia del
parásito Ostertagia ostertagi.
Las glándulas contenidas en la mucosa gástrica están compuestas por células
altamente especializadas que producen ácido clorhídrico (células parietales) y
pepsinógeno (células principales o zimógenas). El ácido clorhídrico mantiene la acidez
(pH) del contenido abomasal en niveles menores a 2.5 permitiendo que el
pepsinógeno se transforme en pepsina. Esta es una enzima proteolítica que actúa
partiendo las moléculas proteicas que llegan al abomaso. La acidez también inhibe el
crecimiento de bacterias. Los cambios más importantes están relacionados con la
modificación del pH abomasal, la pérdida de moléculas proteicas y la digestibilidad del
alimento.
Consecuencias en el animal:
En el animal produce disminución del apetito, alteración de la digestibilidad del
alimento y redistribución de proteínas.
Recomendaciones:
La inhibición de la ostertagia ocurre a fines de primavera ‐ principios de verano, las
cual pasa este período climático dentro de la mucosa abomasal, desinhibiéndose en
otoño causando la Ostertagia de Tipo II. Lo ideal sería, para prevenir la enfermedad,
dosificar un antiparasitario que actúe sobre la forma inhibida de ostertagia, en la
época durante la cual se transforma en hipobiótica (período de inhibición) o sea a fines
de primavera‐principios de verano. Las categorías sensibles son animales jóvenes o
adultos que estén sufriendo estrés nutricional.
Causas:
Recomendaciones:
Con respecto a los animales que aparecen con signos, se recomienda un tratamiento
sintomático con Dexametasona como antiinflamatorio y oxitetraciclina de larga acción
para evitar la presentación de abomasitis bacteriana, junto con buena alimentación y
con potreros en lo posible libres de parásitos.
Los puntos más importantes a nuestro criterio para prevenir el problema serían los
siguientes: la alimentación de los animales cruzas que llegan al establecimiento tiene
que ser de la mayor calidad disponible, utilizando pasturas seguras de parásitos,
debido a que el período más favorable para las formas de vida libre y de mayor riesgo
de infestación es el otoño ‐ invierno. Para lograr pasturas seguras se pueden utilizar
verdeos, rastrojos, pasturas nuevas dado que la roturación de la tierra para la siembra
de estas, libera casi por completo a un potrero de parásitos.
Otra herramienta factible de utilizar en pasturas viejas, es la técnica de Baerman para
recuento de larvas en la pastura, antes de que los animales comiencen a pastorear y
observar el grado de infestación de la pastura.
Realizar tratamientos antiparasitarios estratégicos con el objetivo de prevenir una
excesiva contaminación de las pasturas con huevos (que luego serán larvas) de
nemátodes gastrointestinales. El programa profiláctico de control se basa en la
administración de antiparasitarios durante las primeras 12 ‐ 15 semanas de pastoreo a
intervalos que cubran el período prepatente (período que va desde la entrada del
parásito al animal hasta la oviposición) de la enfermedad, este período es de 3
semanas, el número e intervalos entre tratamientos dependerá del momento del
destete y del producto utilizado. Con este método el nivel de infección de las pasturas
durante primavera y verano permanecerá bajo, obteniéndose así pasturas seguras.
Luego de este período se aconseja realizar un análisis de H.p.g. cada 3 semanas, junto
con la pesada de los animales, y en base a estos resultados desparasitar nuevamente.
Ciclo biológico:
Los vermes adultos viven en los bronquios y las hembras fecundadas oviponen huevos
completamente embrionados (ovovivíparas), algunos de los cuales eclosionan a larvas
de primer estadio (L1) antes de llegar a la faringe. Las (L1) y los huevos que no
eclosionaron son transportados por las cilias junto
con la secreción bronquial hasta el istmo de las
fauces y deglutidos (unos pocos pueden ser
expulsados por la boca con la tos). De este modo
pasan al tracto gastroentérico eliminándose el
primer estadio larval con las heces. Bajo
condiciones favorables de temperatura y
humedad, estas larvas, experimentan dos mudas y
evolucionan en la bosta a larvas L2 y L3,
respectivamente, en aproximadamente una Dictiocaulosis
semana. En ambas mudas (L1 a L2 y L2 a L3) las
larvas retienen la cutícula anterior, por lo que las larvas L3 poseen doble vaina externa,
atributo que las hace muy resistente a las condiciones ambientales adversas (sobre
todo al frío).
Una vez que las larva L3 (larvas infestantes) alcanzan la pastura, son ingeridas por el
animal y luego de perder su envoltura penetran en la mucosa intestinal y desde allí
migran por diferentes vías hacia los pulmones (L4). En ambos casos las L4 atraviesan
los capilares alveolares y llegan a los alvéolos y más tarde a los bronquíolos, donde
mudan a L5. En los bronquíolos las L5 desarrollan a adultos, reiniciándose el ciclo con
la eliminación de huevos.
El período prepatente dura de 20 a 26 días en las primoinfecciones, pero si hay
inmunidad parcial, es de 28 a 33 días o más.
La duración aproximada de las distintas fases de la infestación por D. viviparus en
terneros son las siguientes: fase de penetración (desde la ingestión hasta la llegada de
las larvas a los pulmones), días 1 al 7, fase silenciosa (larvas en pulmones), días 7 al 25,
fase clínica (vermes adultos en pulmones), días 25 al 55, fase de expulsión (los vermes
desaparecen de los pulmones), días 55 al 70.
Signología
El grado de enfermedad y su curso dependen en gran medida de la intensidad de la
invasión y de eventuales infecciones bacterianas secundarias.
• La afección con pocos vermes pulmonares (10 a 20) no necesariamente causa
signos clínicos, pero tiene importancia epidemiológica. En la materia fecal se puede
comprobar la presencia de L1.
• Los animales con enfermedad leve no están afectados, o solo apenas, en su estado
general. Los signos son: generalmente notable aumento de la frecuencia
respiratoria, tos húmeda y frecuente, sobre todo al arrear los animales (tos típica
de la bronquitis verminosa) y aumento del flujo nasal; a la auscultación los ruidos
respiratorios se hallan aumentados. El número de las larvas eliminadas por las
heces disminuye a causa de la inmunidad que adquiere el huésped, en 6 a 10
semanas, siguiendo en los casos no complicados con la curación clínica.
• Los animales moderadamente enfermos se retrasan en su crecimiento y estado de
nutrición. El cuadro de la enfermedad se caracteriza por respiración esforzada y
frecuencia respiratoria muy elevada, con accesos de tos y bronconeumonía febril,
pero en general sin infecciones bacterianas secundarias. La gran obstrucción de las
ramas bronquiales conduce la mayoría de las veces al desarrollo de enfisemas
intersticiales e incluso a la muerte del animal. En el curso posterior generalmente
se instalan infecciones bacterianas secundarias, llevando indefectiblemente a la
muerte de los animales si no se instaura una terapia rápida. Las extensas lesiones
pulmonares requieren de mucho tiempo para curar (varios meses), por lo que hay
importantes pérdidas económicas. Muchas veces persisten focos atelectásicos o
abscesos voluminosos, por lo que los enfermos se trasforman en crónicos.
Análisis coproparasitológico:
Se basa en la detección de las larvas de primer estadio (L1) en las heces. Es una
condición excluyente que las muestras remitidas al laboratorio para tal fin, lleguen
antes de las 24 hs de extraídas, pues las L1 deben estar vivas para revelar su presencia.
Para tal fin se cuenta con el método de Baermann donde su fundamento es la
migración de las larvas desde la materia fecal hacia una fase acuosa.
Tratamiento:
Para el veterinario en el campo los efectos del tratamiento son, a menudo,
imprevisibles. Si la infestación es masiva y las larvas han inducido gran daño, el
tratamiento no causará mejoría clínica. Sin embargo si se instaura el tratamiento en
etapas clínicas tempranas, cuando gran parte del daño es producido por adultos en los
bronquios, la mejoría clínica, es a menudo, espectacular, pero debe reconocerse que el
tratamiento puede exacerbar los signos clínicos hasta la muerte en algunos animales.
Dado que la gravedad del padecimiento en terneros depende de la cantidad de larvas
que invaden los pulmones, en los programas de control se recomienda el tratamiento
temprano de los casos clínicos para reducir la contaminación de los pastos.
Como la neumonía verminosa aguda es mortal, suele darse un tratamiento combinado
de un antihelmíntico y un antihistamínico para reducir la gravedad de la reacción a las
larvas y un antibiótico o una sulfonamida para impedir que ocurran infecciones
bacterianas secundarias.
Existen numerosas drogas antihelmínticas de gran validez que controlan esta
parasitosis, siendo algunas de ellas, efectivas contra los vermes adultos e inmaduros y
en mayor o menor grado contra los parásitos gastrointestinales.
Profilaxis:
La dosificación en los terneros durante el otoño puede prevenir los brotes agudos,
Diagnóstico:
En muchas situaciones de manejo, se pueden esperar niveles elevados de infección,
especialmente después de condiciones favorables de temperatura y lluvias en ciertas
estaciones del año.
La infestación normalmente puede demostrarse a través de la presencia de huevos en
materia fecal, donde predomina la especie Haemonchus; un cálculo de hematocrito
sobre sangre heparinizada proporciona una guía rápida del grado de anemia.
La necropsia es el método más directo para identificar y cuantificar el parasitismo
gastrointestinal, el sacrificio de uno o más animales puede proporcionar datos
parasitológicos valiosos acerca del estado del resto del rebaño.
Si los animales fueron desparasitados podría pensarse en la presencia de resistencia a
los productos antiparasitarios. La rotación anual del tipo de droga antiparasitaria,
dosificar los animales lo menos posible y con las drogas correctas, el uso de estratégico
de drogas de espectro reducido (closantel) y un manejo que ayude a mantener baja la
carga parasitaria de los potreros, serían las medidas necesarias para retrasar el
desarrollo de la resistencia y en lo posible, intentar revertirla.
% reducción = 100 ( 1 ‐ T2 / C2 x C1 / T1 )
A pesar de ser la técnica más usada y la más práctica tiene algunas desventajas:
• Estima la eficacia de un tratamiento teniendo en cuenta la cantidad de huevos por
gramo de materia fecal, lo que no necesariamente se puede relacionar con el
número de parásitos dentro del animal, ya que solamente mide el efecto de las
formas adultas.
• No detecta formas inmaduras, los cuales pueden sobrevivir al tratamiento,
desarrollar y contribuir al conteo de huevos que se hace postratamiento.
• Cuando nos enfrentamos a una infección mixta, puede que solamente una especie
sea resistente y el diagnóstico basado en un H.p.g. no nos indica de que especie se
trata a no ser que se acompañe de un cultivo de esa materia fecal para poder
hacer una identificación de larvas.
Necropsia:
Técnicas in vitro:
• Cultivo de huevos: Se cultivan los huevos en distintas concentraciones de un
antihelmíntico. Con el porcentaje de huevos que muere en cada concentración se
hace una curva de dosis‐respuesta, corregida por el porcentaje de mortalidad
natural de los huevos no tratados. Este test se utiliza para los benzimidazoles.
• Test de desarrollo larval: Se incorpora un antihelmíntico a un medio de cultivo y se
evalúa su efecto sobre el desarrollo de las larvas, hasta su estadío de larva
infectante y se las identifica.
• Test de motilidad larval: En este test, las larvas, después de ser colocadas a
diferentes concentraciones de una droga durante 24 hs, son colocadas en un
medidor de micromotilidad para evaluar su motilidad.
Diagnóstico bioquímico:
Para esto se están desarrollando técnicas bioquímicas que permitirían medir cambios
en los parásitos, asociados con la resistencia. Su principal beneficio sería la rápida
detección de resistencia y gracias a esto poder encarar una estrategia adecuada para
reducir el desarrollo de la misma.
Pruebas genéticas:
También se están desarrollando pruebas de ADN que permitirían diferenciar parásitos
resistentes y susceptibles, ya sea con un individuo adulto, larvas o huevos.
Prevalencia:
En Argentina, en la provincia de Buenos Aires, según la casuística de diferentes
laboratorios de diagnóstico, se consideró una
prevalencia entre 7.1% a 14.5% de rodeos
infectados y 1% a 2.1% de toros positivos a T.
foetus.
Estudios realizados en el sur de la provincia de
Buenos Aires, Río Negro y La Pampa estimaron
16% de rodeos con presencia de la enfermedad y
4.5% de toros positivos. En otras regiones del país
es variable su presencia.
Tritrichomonas foetus
No existen datos fidedignos actualizados de la
prevalencia de la tricomonosis en otras partes del país, pero el manejo extensivo y el
escaso diagnóstico en ciertas regiones, sugieren un considerable impacto económico
por la presencia de la enfermedad.
Susceptibilidad:
Tanto machos como hembras de razas Británicas o Indicas son susceptibles a las
enfermedades venéreas. Mayor susceptibilidad presentan las vaquillonas vírgenes y las
vacas viejas. Las primeras por no haber estado nunca en contacto con la enfermedad,
lo cual determina la ausencia de respuesta inmune. En las vacas viejas, si bien en algún
momento enfermaron, el nivel de anticuerpos locales disminuyó notablemente a
través del tiempo, y esto posibilitaría su reinfección.
La susceptibilidad en los machos se relaciona con algunos factores tales como la edad,
periodicidad de coito, resistencia individual, etc. El mayor desarrollo de las criptas
prepuciales en los toros adultos y viejos permitiría una mayor supervivencia del
microorganismo en esta categoría. Sin embargo también se ha evidenciado la
enfermedad en toros jóvenes.
Rol de la hembra:
Signos:
El signo más evidente de las enfermedades venéreas es la disminución del porcentaje
de preñez obtenido, con presencia de abortos ocasionales. Ante esta situación debería
realizarse el diagnóstico diferencial para descartar otras enfermedades como
brucelosis o problemas de tipo nutricional. Otro signo indicativo de infección por estas
enfermedades es la detección de mayor cantidad de preñeces chicas en el momento
de la palpación rectal. Esto se debe a que aquellos animales que se infectaron cuando
comenzó el servicio y que luego perdieron su preñez, tuvieron tiempo de reparar las
lesiones de su aparato genital y quedar preñadas nuevamente al final del mismo.
La característica principal de estas dos enfermedades es la mortalidad embrionaria,
aunque también se producen abortos.
Para Tricomonosis generalmente no exceden los 5 meses, lo que hace que pasen
desapercibidos por el personal encargado de recorrer el rodeo, o bien desaparecen
inmediatamente por el efecto de los predadores.
Diagnóstico:
El diagnóstico de estas enfermedades puede realizarse en machos, hembras y fetos. Si
tenemos en cuenta que el macho es portador crónico y el responsable de diseminación
de dichas enfermedades la muestra de rutina es el esmegma prepucial, aunque
también se pueden procesar muestras de semen. En la EEA INTA Balcarce se ha
diagnosticado campylobacteriosis a partir de pastillas y pajuelas con semen
contaminado.
En la hembra puede analizarse el mucus cérvico vaginal (MCV) o descargas uterinas y
en el feto puede realizarse el diagnóstico tomando muestras de líquido abomasal o
pulmón, o bien placenta, membranas o líquidos fetales, ya que son un buen material
para realizar el diagnóstico.
Categoría de animal para realizar el muestreo y tipo de muestra para el diagnóstico
de C. fetus y T. foetus.
Categoría Tipo de muestra
Macho Esmegma prepucial – semen
Hembra Mucus cérvico vaginal – descargas uterinas
Feto Líquido abomasal, pulmón, placenta, membranas
placentarias, líquidos fetales, hisopado de fauces
Muestreo de fetos
Los fetos son muy buen material para al diagnóstico de estas dos enfermedades;
deben ser enviados refrigerados para ser procesados. La descomposición del feto no
ocurre tan rápidamente como en el animal adulto por ser el tracto gastrointestinal del
mismo, un medio estéril. El líquido amniótico baña completamente al feto en
desarrollo; este fluido es un medio ideal para el desarrollo de microorganismos
patógenos los que pueden ser deglutidos o aspirados por el feto. El líquido abomasal y
el pulmón, son el material ideal para el cultivo de ambos agentes.
En el caso de búsqueda de T. foetus y si el tamaño del feto lo permite, puede
efectuarse hisopado de fauces.
Diagnóstico
El diagnóstico definitivo de la tricomonosis bovina consiste en demostrar la presencia
de su agente causal, T. foetus tanto en observaciones directas de los fluidos genitales
de machos y hembras como de las siembras de dichas secreciones en medios de
cultivo adecuados.
Lo ideal sería que una vez obtenida la muestra, sea transferida a un medio de cultivo
tan pronto como fuera posible. Sin embargo esto no siempre es factible, por lo que se
utilizan medios de transporte.
Una vez que la muestra arribó al laboratorio puede intentarse la observación
microscópica directa. Consiste en colocar unas gotas del material recolectado sobre un
portaobjetos y observar primero a menor aumento (10x) y de observarse los protozoos
confirmar su morfología a mayor aumento (45x). Este método fue utilizado por
Cultivo
La composición de los medios de cultivo para el aislamiento de T. foetus ha sido muy
discutida. Si bien muchos son los medios utilizados, los requisitos a considerar para
contar con un buen medio de cultivo son: eficiencia, bajo costo y fácil preparación.
Los medios de cultivo deberán ser incubados a 37ºC y observados al microscopio
diariamente por un período de 7 días.
Tratamiento:
A pesar que en la actualidad no existen agentes terapéuticos eficaces contra la
tricomonosis en vacas ni toros, varios tratamientos fueron evaluados a nivel nacional e
internacional.
Se utilizaron numerosas drogas contra T. foetus tales como el 5‐nitroimidazole,
dimetridazole o metronidazole, nitrimidazina, las cuales fueron administradas en toros
por vía oral y sistémica. También se formularon terapias locales sobre pene y mucosas
exteriorizadas a base de ácido metacresol sulfurónico, formaldehído y dimetridazole.
Sin embargo, el uso indiscriminado de tratamientos sistémicos y errores de
dosificación hizo que se detectaran la presencia de cepas quimioresistentes a las
drogas empleadas. A su vez, dichas drogas son sospechosas de ser cancerígenas, no
están extensamente producidos por la industria y muchas de ellas como el
ipronidazole, no se encuentran aprobados legalmente para el uso en bovinos en
EE.UU.
Basándose en los problemas de resistencia, factibilidad de reinfección del rodeo en
servicio y al elevado costo operativo, el tratamiento de la tricomonosis no es
aconsejable. Se recomienda la venta a faena de los toros infectados, excepto que el
valor económico justifique el controvertido tratamiento.
Medidas de control
Las medidas de control que se pueden llevar a cabo, se basan en el conocimiento de la
epizootiología de la enfermedad y consisten en:
• Mantener la población de toros lo más jóvenes posible.
• Cultivo de muestras prepuciales de todos los toros, un mes antes de la temporada
de servicio y venta de aquellos toros que resulten positivos.
• Cultivo de muestras de esmegma prepucial de todos los toros nuevos que ingresen
en el rodeo.
• Dar servicio a vaquillonas con toritos vírgenes muestreados y negativos.
Principio tóxico:
Xantotoxinas (Ammi majus contiene también bergapteno y pimpinelina, de menor
actividad biológica).
Efectos principales:
Lesiones de rápida aparición después del consumo de falsa viznaga y exposición al sol a
claridad intensa (fotosensibilización) ‐ edema de morros y fosas nasales ‐ dificultad en
la respiración ‐ edema de orejas, vulva, pezones y párpados ‐ fotofobia con abundante
lagrimeo y cierre de los párpados ‐ formación de vesículas que al romperse dejan libres
superficies sangrantes ‐ desprendimiento de epidermis en especial en las zonas con
poca pigmentación ‐ opacidad corneal ‐ ulceras con protrusión de iris ‐ ceguera
temporaria o permanente,
Antídoto: no existe
Control:
Debido a su baja capacidad competitiva con los cultivos no se pone énfasis en le
control de esta maleza, aunque pueda causar intoxicaciones al pastorear los rastrojos.
Se presenta en rastrojos de cultivos inverno‐primaverales y en pasturas en el año de su
implantación.
Etiología:
El Eczema facial es causado por una toxina, llamada esporidesmina producida por el
hongo P. chartarum. Es un hongo común,
difundido ampliamente, que como saprófito
(crece sobre material vegetal muerto) casi
siempre tiene sustrato para desarrollarse. Sin
embargo los brotes de Eczema facial ocurren
solamente donde las condiciones climáticas son
adecuadas para el rápido crecimiento y
esporulación del hongo y combinadas con
prácticas de pastoreo intensivo.
Para el rápido crecimiento y esporulación P.
chartarum necesita un determinado microclima, Esporas de Pithomyces chartarum
en la práctica estas condiciones se presentan
cuando períodos de tiempo húmedo y cálido siguen a las lluvias del verano tardío y
otoño. Estos períodos están caracterizados por temperaturas mínimas en el pasto por
encima de 12‐13 °C durante 2‐3 o más días, coincidiendo con suficiente humedad (3‐4
mm de lluvia, rocíos fuertes) para mantener la base de la pastura continuamente
húmeda.
La cama muerta sobre la cuál crece el P. chartarum se concentra sobre el suelo en la
base de la pastura, de manera que el hongo y las esporas tóxicas están también
concentradas en esta región. Si los animales no son forzados a comer la base de la
pastura y por lo tanto la zona donde los conteos de esporas son altos, existe poco
riesgo; por lo tanto el tipo de pastoreo es un factor igualmente importante en la
determinación del riesgo de ocurrencia de Eczema facial.
Epidemiología:
Patogenia
La esporidesmina actúa sobre los canalículos biliares, produciendo una fibroplasia
portal moderada o severa y proliferación de los conductos biliares. La fibrosis y
proliferación de los conductos biliares. Estos cambios, junto con la acumulación de
restos necróticos y el espesamiento biliar, culminan en la oclusión parcial o completa
de los conductos.
Bajo condiciones normales, la clorofila que es ingerida con el forraje es metabolizada
por los microorganismos ruminales a filoeritrina, la cuál es absorbida y transportada
hacia el hígado. Este órgano transfiere la filoeritrina a la bilis para su excreción. El
hígado dañado por la esporidesmina no puede excretar la filoeritrina, la cuál se
acumula en la circulación periferia del cuerpo. La filoeritrina circulante causa la
reacción de fotosensibilización en la piel no pigmentada.
Cuando la filoeritrina derivado fotodinámico de la porfirina, entra en contacto con la
luz solar, reacciona con los rayos ultravioleta causando cambios oxidativos en las
células de la piel y tejidos adyacentes. Los lípidos insaturados, componentes de la
pared celular son alterados, particularmente en los lisosomas, que al romperse liberan
las enzimas hidrolíticas y/o mediadores químicos de la inflamación.
Signos clínicos:
Las lesiones cutáneas tienen una distribución característica. Están restringidas a las
zonas no pigmentadas de la piel y que estén expuestas al sol. Son más pronunciadas en
el dorso, disminuyen gradualmente a lo largo de los flancos hasta la superficie ventral
en la que no hay lesiones. La separación entre la zona lesionada y la piel sana
frecuentemente, es muy patente, en especial en los animales con pelaje manchado.
La enfermedad clínica es una típica fotosensibilización secundaria que comienza por un
daño hepático con oclusión de los conductos biliares. El primer signo puede ser una
diarrea transitoria y los animales en lactación experimentan una repentina y
pronunciada caída en la producción de leche, cuando son expuestos por primera vez a
Cambios patológicos:
Diagnóstico:
El diagnóstico se basa en los signos clínicos, alteración de los parámetros bioquímicos,
fundamentalmente la elevación de la enzima GGT, los hallazgos de necropsia e
histopatológicos y el conteo elevado de esporas en la pastura.
Tribulus terrestris
La acción de las neurotoxinas es rápida, causan la muerte por paro respiratorio a los
pocos minutos de la exposición. La mayoría han sido identificadas como alcaloides o
compuestos órganos fosforados neurotóxicos.
Dosis orales producen la muerte aguda sólo en concentraciones elevadas, aunque la
toxicidad de las células de las cianobacterias es alta, y los animales pueden ingerir una
dosis letal al beber unos pocos mililitros de agua conteniendo altas concentraciones de
cianobacterias procedentes de las acumulaciones superficiales (“mantas”, “scum”) de
los blooms remansados en las orillas.
Las hepatotoxinas ocasionan el tipo más común de intoxicación relacionado con las
cianobacterias. De acción más lenta, causan la muerte en horas o a los pocos días.
Estas hepatotoxinas son pépticos y fueron caracterizadas como heptapéptidos cíclicos
(microcistinas), y como pentapéptidos (nodularinas). Actualmente son conocidas más
de 8 nodularinas distintas, clasificadas de acuerdo con las variaciones en su grado de
metilación, composición e isomerización de sus aminoácidos. Las especies identificadas
como productoras están incluidas en los géneros Microcystis, Anabaena, Nodularia,
Oscillatoria, Nostoc y Cylindrospermopsis.
Las hepatotoxinas llegan a los hepatocitos por medio de los receptores de los ácidos
biliares y provocan una retracción de los hepatocitos y una pérdida de contacto entre
Principio tóxico:
Aceite esencial ngaiona. Este aceite esencial
debe ser metabolizado en el hígado para
producir toxicidad.
Signos:
Severa constipación, dolor abdominal,
Myoporum laetum
pequeñas cantidades de materia fecal seca
teñida con sangre, embotamiento, depresión, pérdida de apetito y cese de los
movimientos ruminales.
Patología:
Aunque otros órganos pueden mostrar algún tipo de alteración la localización de la
lesión principal se centra en el hígado dependiendo su apariencia de la dosis ingerida.
En animales donde transcurre cierto tiempo entre el momento de la ingestión y la
muerte, podemos encontrar un hígado pálido con aspecto graso y ciertas zonas de
puntillado hemorrágico; en los casos en los que los animales mueren a las pocas horas
de la ingestión el hígado se presenta oscuro muy cargado y hemorrágico. La necrosis
hepática se ve acompañada por edema en la vesícula biliar, indicativo de la eliminación
del tóxico por bilis y sangre libre en intestino delgado donde la mucosa no se ve
alterada lo que podría explicarse por una hipertensión portal debido a una obstrucción
en la circulación intrahepática. Suele presentarse áreas de congestión en duodeno en
la desembocadura del conducto biliar. En epicardio y endocardio se puede observar
petequias y sufusiones. La explicación de la presencia de depresión en algunos
animales y agresividad en otros, sería indicativa de una encefalopatía esperable ante el
severo daño hepático.
Principio tóxico:
Es conocido como wedeliosido y tiene una
estructura muy similar al carboxiatractilosido el
cual actúa inhibiendo la fosforalización oxidativa
de la mitocondria.
Resultan afectados bovinos ovinos y cerdos. La
muerte toma lugar dentro de las 24 hs. de haberla
consumido y la dosis tóxica es aproximadamente
3 gr/kg. de hoja verde.
Wedelia glauca
Hallazgos de necropsia:
Son en un todo similar a los producidos por el consumo de Cestrum parqui al igual que
los hallazgos histopatológicos.
Signos:
Anorexia, depresión, postración y movimientos de pedaleo o convulsiones.
Patología:
Aunque otros órganos pueden mostrar algún tipo de alteración la localización de la
lesión principal se centra en el hígado dependiendo su apariencia de la dosis ingerida.
En animales donde transcurre cierto tiempo entre el momento de la ingestión y la
muerte, podemos encontrar un hígado pálido con aspecto graso y ciertas zonas de
puntillado hemorrágico; en los casos en los que los animales mueren a las pocas horas
de la ingestión el hígado se presenta oscuro muy cargado y hemorrágico. La necrosis
hepática se ve acompañada por edema en la vesícula biliar, indicativo de la eliminación
del tóxico por bilis y sangre libre en intestino delgado donde la mucosa no se ve
alterada lo que podría explicarse por una hipertensión portal debido a una obstrucción
en la circulación intrahepática. Suele presentarse áreas de congestión en duodeno en
la desembocadura del conducto biliar. En epicardio y endocardio se puede observar
petequias y sufusiones. La explicación de la presencia de depresión en algunos
Signos clínicos:
Antes de la crisis hemolítica son mínimos, cuando esto se produce, hay anorexia,
depresión, ictericia, hemoglobinuria y muerte entre las 24 y 48 hs. La crisis puede
aparecer aún varios meses después de haber cesado el consumo.
Hallazgos de necropsia:
Suele observarse riñones reblandecidos de color oscuro a negro, orina rojo vinoso,
hígado de coloración ocre a pálido, aspecto de “nuez moscada”, vesícula biliar
distendida, equimosis, petequias y hemorragias en varios órganos.
Diagnóstico
Histológicamente se observa degeneración hepática extensa y áreas focales de
necrosis y necrosis renal. Los niveles de cobre hepático y sérico se encuentran
aumentados, así como también aumenta la concentración de cobre renal
drásticamente, debido al aumento de reabsorción tubular de cobre desde la sangre.
Los parámetros bioquímicos durante el período de acumulación están normales,
especialmente los valores de Cu séricos aumentando solo a nivel hepático. Cuando
llegan a valores cercanos a los 1000 ppm el Cu es liberado aumentando 3 a 20 veces su
valor normal.
Las enzimas deshidrogenasa y fosfatasa ácida son los mejores indicadores, hay además
reducción en el hematocrito y hemoglobina.
Diagnóstico diferencial:
Debe hacerse con las enfermedades hemolíticas agudas que pueden confundirse
(Leptospirosis, Hemoglobinuria bacilar, intoxicación por nitratos, Babesiosis, etc.).
Tratamiento:
Los tratamientos son a base de tetrathiomolibdato endovenoso.
Principio tóxico:
Todas las especies tienen como principio tóxico alcaloides pirrolicidínicos, conocidos
tóxicos hepáticos que actúan por acumulación produciendo lesiones hepáticas que
llevan a la muerte, días, o meses después de haber dejado de consumir la planta.
Estos alcaloides se mantienen en el heno sin cambios durante largos períodos y
aunque se degradan en el ensilado, no lo hacen hasta el punto de poder considerarlo
como seguros.
Estas toxinas deben ser metabolizadas a pirroles altamente reactivos antes de que
puedan expresar sus efectos completos, a los cuales pueden ser más susceptibles los
núcleos de las células blanco.
La toxicidad de un alcaloide para un órgano dado depende de tres factores:
• La velocidad a la cual el alcaloide primitivo es convertido al derivado pirrólico.
• La proporción de alcaloide que es convertido.
• La capacidad de reactividad o de unión al pirrol.
Todas estas características varían de acuerdo a la especie, edad, sexo del animal
intoxicado así como también el estado metabólico y mitótico de las células afectadas.
Epidemiología:
Los animales monogástricos son más susceptibles puesto que los rumiantes
metabolizan parte de los alcaloides de pirrolicidina, principalmente la equimidina, en
el rumen. Los cerdos pueden ser hasta 200 veces más susceptibles que los ovinos o los
caprinos, los bovinos y los equinos son un poco más resistentes que los cerdos. Sin
Patogenia:
Los alcaloides de pirrolicidina, ejercen su efecto tóxico primario sobre el parénquima
hepático provocando megalocitosis esto esta relacionado con el efecto antimitótico y
secundariamente sobre las venas hepáticas y secundariamente sobre las venas
hepáticas y centrolobulillares causando proliferación del endotelio y oclusión de los
vasos.
La fibroplasia y proliferación de los conductos biliares es mínima en ovinos, moderada
en equinos y puede ser marcada en los bovinos.
De esta manera el desarrollo de las lesiones es gradual, los signos ocurren luego de un
tiempo de haber ingerido el material tóxico.
Hay ascitis debida a la hipertensión portal, que también es la causante del edema
mesentérico severo, diarrea. Es usual observar una ictericia moderada en el animal
afectado al igual que una fotosensibilización.
Signos clínicos:
En la vaca se observa perdida de estado con aumento del tamaño del vientre y
agresividad, en las vaquillonas se observa pérdida de estado, diarrea y muerte, en un
caso de intoxicación con S. tweediei descrito en la provincia de Buenos Aires los signos
fueron: mal estado corporal, tialismo, trastorno de la conciencia, debilidad muscular,
ictericia, incoordinación e hiperexitabilidad, poco antes de la muerte.
El dolor abdominal puede ser evidente y puede existir tenesmo que llega a provocar un
prolapso de recto.
El cuadro clínico que se observa en los equinos por estos alcaloides está caracterizado
por, alteración nerviosa severa, el animal permanece con la cabeza baja, deja de
comer, temblores musculares, especialmente de cabeza y cuello, la mayoría de los
equinos afectados mueren en la semana o varios meses después de un período de
enfermedad. Produce una necrosis periacinar con hemorragia y carencia de sangre en
las zonas afectadas y daño endotelial a las vénulas hepáticas.
La fibrosis perivenosa presenta una distribución irregular en los equinos y está ausente
en los ovinos.
Los metabolitos de los alcaloides afectan otros órganos además del hígado, en algunos
casos la muerte puede ser debida al daño renal y en otros casos a lesiones
intersticiales y vasculares pulmonares.
Hallazgos de necropsia:
Hallazgos histopatológicos:
Se observa a nivel hepático formaciones de tejido conectivo, acompañado de células
epiteliales de conductos biliares en espacios porta y en zonas centrolobulares,
megalocitosis y vacuolización de hepatocitos, alteraciones degenerativas necróticas.
Diagnóstico:
Mediante pruebas de funcionamiento hepático, biopsia hepática y actividad de
transaminasa sérica en animales de forma individual.
Determinación de enzimas hepáticas como la gamaglutamiltransferasa y la
glutamatodeshidrogenasa. También se debe realizar histopatología del hígado para
observar las lesiones.
Tratamiento:
No existe antídoto, y en los casos avanzados al fibrosis impide la recuperación del
hígado, por lo que la muerte es inevitable, cuando existe una sospecha de que los
animales pueden estar afectados el uso de reconstituyentes hepáticos facilita la
recuperación del órgano.
Una dieta rica en hidratos de carbono por vía oral forzada o por vía parenteral puede
ayudar a que el animal supere el período de alteración hepática grave.
Prevención:
Conocimiento de las especies de senecio y evitar el consumo por parte de los animales.
Son plantas tóxicas en todo momento por lo cuál hay que tener en cuenta los forrajes
diferidos que muchas veces no son seguros para el consumo del ganado.
Principio tóxico:
Son alcaloides pirrolicidínicos de estructura
similar a la observada en los senecios. Conserva
su toxicidad aun después del secado por lo tanto
es muy importante el reconocimiento de esta
maleza en el momento de efectuar reservas
forrajeras.
Los hallazgos de necropsia y las alteraciones
histopatológicas son coincidentes con las
producidas por el consumo de Senecio.
Echium plantagineum
Hallazgos de necropsia:
Frecuentemente se observan áreas pálidas y hemorrágicas en el corazón, áreas pálidas
en los músculos de las extremidades, necrosis hepática centrolobulillar, edema
pulmonar y hemorragias en la mucosa del estómago e intestino. Los animales que
mueren en forma sobreaguda pueden no mostrar lesiones significativas; otras veces
las lesiones pueden verse enmascaradas por cambios post‐mortem.
Aquellos animales que sobreviven más de una semana presentan hidropericardio,
edema pulmonar, hidrotórax y ascitis. Otros animales pueden presentar edema
subcutáneo a nivel abdominal y extremidades.
Hallazgos histopatológicos:
Las lesiones microscópicas observadas en los animales que mueren en forma aguda
suelen ser sutiles. Estos cambios están
relacionados con una miopatía tóxica
caracterizados por áreas focales de degeneración
y necrosis en músculo cardíaco y esquelético con
pérdida de la estriación de las miofibrillas,
vacuolización e hipercelularidad en el miocardio.
El músculo esquelético muestra edema, necrosis y
hemorragia, viéndose afectados generalmente los
músculos de mayor actividad (diafragma, lengua,
etc.). En animales que sobreviven por más tiempo
la necrosis es más amplia, con infiltrado Intoxicación con ionóforos –
inflamatorio y fibrosis. También puede hallarse Miocarditis no supurativa
degeneración hidrópica de los hepatocitos y
túbulos renales. En el pulmón puede observarse edema y congestión.
Se debe tener presente además algunas consideraciones generales con respecto a las
micotoxinas. Ellas son:
• No siempre la presencia de hongos en el alimento implica la producción de
micotoxina y, aunque menos común, se puede detectar en alimentos almacenados
presencia de micotoxinas, y que no hubiera presencia de hongos.
• La presencia de una micotoxina en el alimento, usualmente es indicativo de
contaminación con más de una toxina.
• Una misma micotoxina puede ser producida por hongos diferentes como puede ser
el caso de las aflatoxinas que pueden ser producidas por Aspergillus flavus y
Aspergillus parasiticum. Por otro lado una misma especie de hongo puede producir
más de una micotoxina como es el caso del Fusarium graminearum que puede
producir Zerealenona y Deoxinivalenol (DON).
• La susceptibilidad a las micotoxinas varía de acuerdo a la especie animal, la edad,
sexo, tipo de producción y micotoxina involucrada. Así vemos que las aves son
mucho más susceptibles a las aflatoxinas que otras especies, o el cerdo es más
susceptible a la Zerealenona que los rumiantes. Frente a una misma micotoxina, se
ha observado que las vacas lecheras de alta producción pueden ser más
susceptibles que animales en invernada, o que los animales jóvenes son más
sensibles que los animales adultos.
• La mayoría de las micotoxinas son termorresistentes manteniendo su toxicidad
luego de procesos como la peletización de raciones o la preparación de reservas.
Aflatoxinas:
La actividad de agua óptima para la proliferación de A. flavus es alta (alrededor de
0,99); el valor máximo es al menos 0,998 y el mínimo no se ha determinado aún con
precisión, pero es aproximadamente 0,82. En general, parece que una actividad de
agua alta favorece la producción de toxinas. Se ha notificado que A. flavus puede
proliferar a temperaturas de 10 a 43°C. La tasa de crecimiento óptima, hasta 25 mm al
día, se produce a una temperatura ligeramente superior a 30°C. A. flavus produce
aflatoxinas en el intervalo de temperaturas de al menos 15 a 37°C. No es posible
especificar una temperatura óptima para la producción de toxinas, aunque se ha
notificado que entre 20 y 30°C la producción es considerablemente mayor que a
temperaturas más altas y más bajas.
Los efectos de la actividad de agua y la temperatura sobre el comportamiento de A.
parasiticus son similares a los antes descritos para A. flavus. Se han notificado un valor
mínimo de 0,83 aproximadamente para el crecimiento y de 0,87 aproximadamente
para la producción de aflatoxinas. Hay pocos datos acerca de los efectos de la
temperatura sobre el crecimiento y la producción de aflatoxinas de A. parasiticus. Se
han notificado valores óptimos para el crecimiento y para la producción de toxinas de
aproximadamente 30 y 28°C, respectivamente.
El término “aflatoxinas” fue acuñado a comienzos del decenio de 1960, cuando miles
de pavos, patos y otros animales domésticos murieron a causa de una enfermedad
(conocida como “enfermedad X de los pavos”) que se atribuyó a la presencia de
toxinas de A. flavus en harina de maní importada de Sudamérica.
Aunque las aflatoxinas son las principales toxinas relacionadas con esta micotoxicosis,
se ha determinado la intervención de otra micotoxina, el ácido ciclopiazónico en la
etiología de la “enfermedad X de los pavos”. También están bien documentados los
efectos crónicos de concentraciones bajas (partes por mil millones) de aflatoxinas en la
alimentación del ganado, como son la disminución de la productividad y el aumento de
la susceptibilidad a las enfermedades.
Los hongos productores de aflatoxinas están muy extendidos por todo el mundo, en
climas templados, subtropicales y tropicales, y pueden producir aflatoxinas, tanto
antes como después de la cosecha, en numerosos alimentos y piensos, especialmente
semillas oleaginosas, nueces comestibles y cereales.
Tricotecenos:
Es sorprendente lo poco que se sabe acerca de los efectos de la actividad de agua y la
temperatura sobre el comportamiento de los hongos del género Fusarium, incluida la
producción de micotoxinas.
En el caso de F. graminearum, no se han publicado los límites de las temperaturas que
favorecen el crecimiento, aunque se ha estimado que la temperatura óptima es de 24
a 26°C. La actividad de agua mínima para el crecimiento es 0,90; el límite máximo
notificado es superior a 0,99. No se dispone de información acerca de los efectos de la
actividad de agua y la temperatura sobre la producción de desoxinivalenol, nivalenol y
zearalenona.
La actividad de agua mínima para el crecimiento de F. sporotrichioides es 0,88 y el
límite máximo notificado es superior a 0,99. Las temperaturas mínima, óptima y
máxima para el crecimiento son ‐2,0, 22,5 a 27,5 y 35,0°C, respectivamente. Como en
el caso de otros mohos del género Fusarium, no hay información sobre las condiciones
necesarias para la producción de la toxina T‐2.
La toxina T‐2 y el desoxinivalenol pertenecen a un amplio grupo de sesquiterpenos,
relacionados desde el punto de vista estructural, que se conocen como "tricotecenos".
La toxina T‐2 se produce en cereales en muchas partes del mundo y está relacionada
en particular con períodos prolongados de tiempo lluvioso durante la cosecha. Es
probablemente la causa de la “aleucia tóxica alimentaria” (ATA), enfermedad que
afectó a miles de personas en Siberia durante la segunda guerra mundial, ocasionando
Zearalenona:
La Zearalenona es una micotoxina ampliamente conocida como contaminante de
granos fundamentalmente maíz y productora de trastornos reproductivos en cerdos
donde produce desarrollo de glándulas mamarias, hipertrofia e hiperplasia de útero en
cerdas prepúberes y prolapso rectal. El consumo previo al apareamiento causa anestro
y vulvovaginitis. La exposición a Zearalenona en las primeras 1‐3 semanas post cópula
produce la pérdida de fetos viables y la ocurrencia de pseudopreñez.
La acción estrogénica se deba probablemente a su similitud estructural con el 17 beta
estradiol. En rumiantes se considera que la mayor parte de la Zearalenona es
convertida en el rumen en derivados alcohólicos alfa y beta zearalenol con mayor
potencia estrogénica.
En el año 1980 se encontró en Nueva Zelanda la presencia de Zearalenona en muestras
de pastura, por esta razón comenzaron estudios tendientes a conocer los efectos de
esta toxina en los ovinos, resultando la oveja particularmente sensible cuando es
expuesta previo al servicio manifestando alteraciones en su comportamiento estral
con celos mas cortos y reducción en la tasa de ovulación y fertilización.
El suministro de 1mg/día de Zearalenona durante 20 días, reduce la tasa de ovulación
en un 20%, una exposición más prolongada, 20‐40 días deprime la ovulación durante 5
semanas posteriores al cese del consumo.
El consumo de esta micotoxina en ovejas
preñadas, aún con altas dosis no produjo efectos
indeseables. Se desconoce el efecto del consumo
a largo plazo, podría esperarse infertilidad por
alteración en la estructura del tracto
reproductivo, tampoco existe suficiente
información sobre el efecto en vacas. Zearalenona ‐ Edema de vulva
Fumonisinas:
Las fumonisinas son un grupo de micotoxinas caracterizado recientemente producidas
por F. moniliforme, un hongo presente en todo el mundo y que se encuentra con
frecuencia en el maíz. Se ha comunicado la presencia de fumonisina B1 en maíz (y sus
productos) en diversas regiones agroclimáticas. La producción de toxinas es
particularmente frecuente cuando el maíz se cultiva en condiciones calurosas y secas.
La actividad de agua mínima para el crecimiento de F. moniliforme es 0,87; el límite
máximo registrado es superior a 0,99. Las temperaturas de crecimiento mínima,
óptima y máxima son 2,5 a 5,0, 22,5 a 27,5 y 32,0 a 37,0°C, respectivamente. No existe
información sobre las condiciones necesarias para la producción de fumonisina B1.
La exposición a la fumonisina B1 (FB1) del maíz produce leucoencefalomalacia (LEM) en
ganado equino y edema pulmonar en ganado porcino. Se han registrado casos de LEM
en numerosos países. La FB1 produce también efectos tóxicos en el sistema nervioso
central, hígado, páncreas, riñones y pulmones de varias especies de animales.
Ocratoxina A
A. ochraceus crece más despacio que A. flavus y A. parasiticus, pero puede crecer con
una actividad de agua de sólo 0,79. Se ha comunicado también el crecimiento a
temperaturas de 8 a 37°C, y diversas fuentes han señalado valores óptimos de 25 a
31°C. Se produce ocratoxina A, a temperaturas de 15 a 37°C, con una producción entre
25 y 28°C.
P. verrucosum crece a temperaturas de 0 a 31°C y con una actividad de agua mínima
de 0,80. Se produce ocratoxina A en todo el intervalo de temperaturas. Pueden
producirse cantidades considerables de toxinas a temperaturas de sólo 4°C y con una
actividad de agua de sólo 0,86.
Al parecer, la exposición a la ocratoxina A (OA) se produce principalmente en zonas
templadas del hemisferio norte donde se cultiva trigo y cebada. Las concentraciones
de OA notificadas en estos productos oscilan entre cantidades ínfimas y
concentraciones de 6000 mg/kg, en trigo de Canadá.
Signos:
Incoordinación, vacas caídas en decúbito, opistótono.
Lesiones:
Los animales intoxicados por oxalatos presentan úlceras en esófago, principalmente en
la región caudal.
También se puede observar edema perirrenal que se introduce en cavidad pélvica.
Cuajo e intestino hemorrágico en este último en forma sectorial. Hay riñones pálidos.
Hay enrojecimiento nasal serohemorrágico.
Lesiones histopatológicas:
En riñones se encuentran las lesiones más importantes caracterizadas por nefrosis
tubular tóxica con degeneración y necrosis de las células epiteliales, dilatación tubular
y cilindros hialinos en la luz de los túbulos, focos de nefritis intersticial.
Cuadro clínico:
Los animales manifiestan temblores, bamboleo,
incoordinación, embotamiento y caída. Los
parámetros bioquímicos son normales.
Cynodon dactylon
Diagnóstico diferencial:
Debe realizar con la intoxicación con otros principios tremorgénicos (Paspalum
dilatatum, Paspalum distichum), forma nerviosa de coccidiosis, hipomagnesemia, etc.
Signos clínicos:
Los signos clínicos se caracterizan por comenzar con lagrimeo, salivación, temblores
musculares, ataxia y dismetría, y con flexión exagerada de los miembros durante la
marcha. Algunos animales tienen dificultad para caminar, permaneciendo con el dorso
flexionado, la cabeza baja y los miembros abiertos. Posteriormente puede ocurrir
parálisis con decúbito lateral o esternal, seguido de la muerte. Mientras los animales
permanecen en decúbito pueden presentar opistótonos y extensión de los miembros.
Si estos animales son retirados del potrero problema, pueden recuperarse en 7 a 10
días.
Hallazgos de necropsia:
A la necropsia generalmente no se encuentran lesiones macroscópicas características.
Hallazgos histopatológicos:
El examen con el microscopio óptico no revela lesiones en animales afectados de
forma aguda, pero se observa una espongiosis laminar en el estrato subcortical del
Tratamiento:
La mortalidad puede llegar a ser muy alta pero si a los animales, una vez que empiezan
a presentar la signología descripta, son sacados del potrero problema, se recuperan,
pero si permanecen en el mismo, llegan al decúbito permanente, produciéndose luego
la muerte.
Cuadros clínicos:
• Raigrás staggers: es el más serio problema de salud animal en herbívoros en
Nueva Zelanda. La morbilidad es alta, la mortalidad baja, excepto cuando la muerte
ocurre como consecuencia de una incontrolable actividad neuromuscular. La
incidencia varía de lote a lote y de año a año. Los signos clínicos son más obvios
cuando el animal es estresado.
La severidad del brote está dada por el número de animales afectados. Los signos
clínicos aparecen dentro de los 7‐14 días de entrados en pastoreo y pueden variar
desde temblores en cabeza y cuello hasta incoordinación de los movimientos en los
miembros con imposibilidad de mantenerse en pie y colapso del animal, al cabo de
unos minutos la recuperación puede ser total. Los animales sacados de la pastura
se detoxifican dentro de los 2‐3 semanas siguientes.
Asclepios mellodora
Principio tóxico:
Se han sugerido la presencia de sustancias de acción cardiodinámicas. Se encontraron
3 glicósidos del tipo digitálicos y un cuarto glicósido obtenido en forma insuficiente,
denominado asclepiadósicos.
Signos clínicos:
Se caracterizan por profunda depresión, debilidad, anorexia, diarrea liquida o pastosa
a veces con moco, timpanismo, edema submandibular y alteraciones en la intensidad y
ritmo de los latidos del corazón.
Dosis tóxica:
La dosis mínima en la cual ya se observan signos de intoxicación es de 5 g/Kg de peso.
Solamente cantidades que exceden los 10 gramos g/Kg originan la muerte del animal.
Cuando la planta es ingerida repetidas veces no se observa poder acumulativo ni se
desarrolla tolerancia. La muerte se origina entre las 16 y las 24 horas posteriores a la
ingesta.
Toxicidad:
El romerillo es tóxico a través de la absorción de
una toxina por la raíz de la planta, que pertenece
al grupo de los tricotecenos macrocíclicos). Ésta
toxina es producida por un hongo del género del
Myrothecium que se desarrolla sobre el suelo. El
romerillo mantiene su toxicidad aún estando seco
por lo que puede suponerse que podría causar
mortandad cuando se utilizan henos en los cuales
se encuentre presente.
Efectos principales:
Produce decaimiento, salivación abundante, Baccharis coridifolia
diarrea sanguinolenta, muerte en 24 horas,
intensa congestión o hemorragia del aparato digestivo y con frecuencia, congestión
pulmonar.
Antídoto:
No existe. El uso de emolientes puede favorecer la recuperación de animales que no
hayan consumido dosis letales.
Prevención:
Evitar el acceso de animales a los sectores con vegetación arbustiva baja la que crece
con frecuencia el romerillo (en nuestra área de influencia principalmente en la zona de
sierras). Si bien se cita como efectivo la utilidad del sahumado de los animales con
romerillo como método para evitar su ingestión, aun carece de comprobación
científica.
Principio tóxico:
Presenta alcaloides piperidínicos teratogénicos denominados coniceina y coniina.
Efectos principales:
Presenta dos tipos de toxicidad, una aguda y otra
crónica. La forma aguda ha sido descripta en
porcinos, equinos, bovinos y humanos. Los signos
comunes son; salivación profusa, temblores,
esfuerzo de vómito, caída, parálisis y muerte, que
se atribuye a la acción de los agentes tóxicos de la
planta sobre las terminaciones o placas terminales
de los nervios motores, sobre las que ejerce un
efecto inhibitorio semejante al del curare. La
muerte se atribuye a paro respiratorio. Conium maculatum
Agente causal:
El agente causal de los cuadros es el hongo endófito Neotyphodium coenophialum.
Efecto Clínico:
El consumo de las toxinas producidas por N. coenophialum puede generar la aparición
de diferentes síndromes:
• Pie de festuca: Esta forma clínica está
asociada a los meses de invierno, con bajas
temperaturas, donde el efecto de
vasoconstricción se ve potenciado y se
manifiesta con una zona de enrojecimiento
por encima de la tercera falange con aumento
de temperatura, posteriormente se hace clara
la aparición de un anillo de vasoconstricción,
debajo del cual la temperatura es más baja, “Pie de festuca”
hay cese del pasaje de sangre y finalmente
pérdida de la falange, el mismo fenómeno se puede apreciar en la punta de la cola
y oreja.
• Necrosis grasa: Es el menos común o al menos el que menos ha sido observado por
el S.D.V.E. de INTA Balcarce. La bibliografía lo relaciona con dificultades al parto,
por deposición de tejido graso necrótico en el canal de parto.
• Síndrome distérmico: Esta forma de presentación de toxicidad de festuca es
común en verano donde los animales presentan signos tales como sialorrea,
polipnea, hipertermia, búsqueda de sombra y agua, hay reducción en las horas de
pastoreo, baja en la producción de leche y bajos niveles de prolactina sérica.
Ciclo de vida:
El ciclo de vida del hongo tiene cuatro fases epidemiológicas: escleroto maduro,
ascospora, conidio y maduración del escleroto.
El escleroto o ergot totalmente desarrollado es
una estructura cilíndrica compacta, curvada, gris
oscuro, púrpura o negra, de aproximadamente 14
mm de largo y 2 mm de diámetro, formada por
hifas fúngicas. Esta estructura reemplaza al grano
y puede ser consumida por el ganado en pastoreo,
ser cosechada con el grano maduro o puede caer
al suelo y sobrevivir en la superficie del mismo.
Inviernos fríos seguidos de primaveras húmedas
favorecen la germinación. En la primavera y
comienzo del verano los esclerotos germinan.
Claviceps purpurea en gramínea
Las esporas se asientan sobre las flores abiertas,
germinan e invaden el ovario del grano en desarrollo destruyendo sus tejidos que son
reemplazados por un micelio blanco algodonoso que produce un exudado (semejante
a la miel), brillante, pegajoso, amarillento y dulce sobre la espiga infestada. Esta
sustancia contiene una gran cantidad de esporas producidas asexualmente. Muchas
especies de insectos son atraídas por ésta y se contaminan con esporas del hongo.
Estos insectos visitan flores de otros pastos actuando como agentes diseminadores. El
micelio continúa su desarrollo transformándose en un escleroto duro que ocupa el
lugar donde se hubiera desarrollado el grano, generalmente es de mayor tamaño. El
ciclo se puede repetir tantas veces como espigas en floración se encuentren.
Existen múltiples factores que afectan el grado de infestación por el hongo. La
antigüedad de la pastura afecta la infestación ya que cuantos más años tenga el cultivo
existe mayor cantidad de esclerotos disponibles en el suelo como fuente potencial de
esporas. Las condiciones climáticas, temperatura y humedad, son muy importantes en
el desarrollo del hongo. Las condiciones de almacenamiento de semillas contaminadas
en lugares fríos y secos, disminuye la capacidad del escleroto de germinar. La variedad
de la planta influye el grado de infestación debido a que existen diferencias en
resistencia de las pasturas al hongo. Las prácticas de cultivo como condiciones bajo
Epidemiología:
La infestación por Claviceps purpurea ha sido observada en diversos países afectando
diferentes gramíneas de campo natural e implantadas en pasturas: raigrás, festuca,
falaris, pasto ovillo, Setaria, avena, trigo, cebadilla, etc.
El ergotismo en bovinos ha sido reportado, después de la ingestión de desechos de
semillas, granos, pasturas en proceso de maduración y maduras, silajes y heno.
En pasturas contaminadas hay diversos factores que determinan la dosis de
micotoxinas ingerida por los animales, como son el manejo de la pastura, hábito de
pastoreo, madurez y palatabilidad de las diferentes partes de la planta, clima y otros
factores que influencian la maduración del escleroto y el contenido de alcaloides.
La intoxicación afecta a diversas especies de animales, incluyendo: rumiantes, equinos,
suinos, ovinos, caprinos, perros, pájaros, lauchas y cobayos. Los bovinos parecen ser
mucho más sensibles a las micotoxinas del ergot que los ratones y los cerdos.
Signos clínicos:
Las variaciones de los signos observadas entre especies y regiones, podrían depender
del tipo de alcaloides producidos y las concentraciones respectivas. En la mayoría de
las reproducciones experimentales se ha observado que entre la administración de los
esclerotos y la aparición de signos media una gran cantidad de días.
Los signos clínicos de ergotismo varían de una especie a otra, debiendo ser descriptos
separadamente. Muchos de éstos síndromes son indistinguibles de los producidos por
el consumo de festuca infestada por el endófito Neotyphodium coenophialum.
En bovinos la intoxicación por ergoalcaloides de Claviceps purpurea puede tener
cuatro presentaciones:
• Forma gangrenosa: ocurre principalmente en invierno caracterizándose por
gangrena seca de las extremidades. El origen de esta afección ha sido explicado por
espasmos persistentes de las arterias, anoxia y degeneración endotelial de los
lechos capilares. El resultado es una disminución de la sangre suministrada a los
miembros, cola y orejas.
Los primeros signos son claudicación con edema e hipertermia de la piel del rodete
coronario, cuartilla y talón. Luego la piel se observa gangrenosa, presentando
grietas y exudado, a veces purulento, por debajo de la piel necrosada. Más tarde
puede observarse una línea entre el rodete coronario y el tercio distal de la caña
que delimita claramente la zona de piel necrótica de la sana. Posteriormente se
observa desprendimiento de la piel necrótica dejando expuesto un tejido
granulomatoso. El estuche córneo puede separarse de la lámina sensitiva,
principalmente en los talones. En casos más graves puede haber ruptura de
Diagnóstico:
El porcentaje de ergot en una muestra de grano es muy fácil de determinar. Se toma
una muestra de grano al azar y se separan manualmente los granos de los esclerotos y
se calcula el porcentaje de los ergot en base al peso inicial. Esto sólo determina la
presencia de esclerotos pero no provee ninguna información sobre el contenido de
alcaloides y el tipo de alcaloides presentes.
Los esclerotos pueden ser esterilizados superficialmente y cultivados en medio de agar
harina de maíz y malta y de ésta forma pueden ser identificados.
El diagnóstico de la forma gangrenosa y el síndrome distérmico en bovinos y la forma
reproductiva en equinos, debe ser realizado en base a la presencia de esclerotos en la
alimentación, por los signos clínicos y por las alteraciones patológicas. Las dificultades
del diagnóstico se presentan cuando los animales son alimentados con ración o
subproductos de molienda de granos. En estos casos deben realizarse pruebas de
laboratorio donde se pueden optar por métodos colorimétricos, observación
microscópica de los esclerotos, determinación bioquímica de los pigmentos de los
esclerotos y determinación biológica en animales de laboratorio.
El diagnóstico de la forma nerviosa del ergotismo, por no haber sido definitivamente
comprobada en bovinos y equinos, debe incluir trabajos experimentales que
comprueben la ocurrencia de la enfermedad. La misma consideración debe ser
realizada en ergotismo de los ovinos, especie en la cual los signos clínicos y la patología
no han sido caracterizados.
Diagnóstico diferencial:
El diagnóstico diferencial más importante es la festucosis causada por el hongo
endófito Neotyphodium coenophialum que parasita Festuca arundinacea, que causa
una enfermedad idéntica a las diferentes formas de la intoxicación por Claviceps
purpurea en los bovinos y equinos.
La intoxicación con el hongo Ramaria flavo‐brunnescens causa también una
enfermedad similar al ergotismo en bovinos y ovinos.
Control y profilaxis:
El control de la enfermedad debe realizarse primero retirando los animales de los
potreros con gramíneas infectadas por el hongo o retirando inmediatamente la ración
contaminada.
Dosis tóxica:
Los efectos tóxicos de la urea se deben a la producción de grandes volúmenes de
amoniaco a nivel ruminal y la gravedad de los signos guarda relación con los niveles de
amoníaco en sangre y no con los niveles de éste en rumen. Las dosis tóxicas son
variables, pero en bovinos dosis de 0.3 ‐ 0.5 gr/Kg. causan signos clínicos de
intoxicación en 10 minutos y dosis de 1 ‐ 1.5 gr/Kg. causan la muerte. Los animales no
acostumbrados a la urea pueden presentar signos cuando ingieren dosis de 0.4 gr/Kg.
Mecanismo de acción:
Los compuestos nitrogenados en rumen son hidrolizados a amoniaco, el cual por las
bacterias ruminales a expensas de los carbohidratos es transformado en aminoácidos y
proteínas. Las intoxicaciones se producen cuando luego de la ingesta se producen
grandes cantidades de NH3, los cuales exceden la capacidad de los microorganismos
para formar sus proteínas o cuando la dieta es pobre en energía lo que limita el uso de
NH3 por parte de estos.
La toxicosis resulta de la rápida absorción del NH3 desde el rumen hacia la sangre
desde donde pasa al hígado para ser transformado a urea.
Esta es excretada principalmente por orina, reciclada a través de la paredes ruminales
y secretada en la saliva.
La enfermedad cursa con alcalosis ruminal lo que no es concomitante en el torrente
sanguíneo en donde se produce una acidosis metabólica, esto esta asociado
aparentemente a la inhibición del ciclo del ácido cítrico resultando en una glicólisis
anaerobia compensadora, esto resulta en un significativo incremento del volumen
celular, amoniaco sanguíneo, glucosa sanguínea, urea, potasio y fósforo, lactato, la
enzima GOT y el pH ruminal. A su vez decrece el pH sanguíneo y urinario.
Signos clínicos:
Se describe dolor abdominal, temblores musculares, incoordinación, debilidad, disnea,
meteorismo, agitación y balidos. La evolución de la enfermedad es corta y la muerte
sobreviene rápidamente. La muerte puede sobrevenir entre los 0 y 30 minutos luego
de la ingestión de cantidades tóxicas de urea. También según algunos trabajos puede
observarse tetania, tremores musculares, salivación excesiva, micción y defecación
frecuente. Muchos animales están muy irritables.
Patofisiología:
A la necropsia no hay lesiones características, pero en la mayoría de los casos hay
congestión generalizada, hemorragias y edema de pulmón. Otros autores describen
bronquitis e ingesta en traquea y bronquios, severa distensión ruminal con olor a
amoniaco y descomposición rápida del cadáver.
También se describe en algunos casos degeneración y necrosis hepática y
degeneración renal supuestamente debida al fallo cardiaco, aunque otros autores no
detallan este tipo de alteraciones.
Signos clínicos:
Disnea intensa, quejidos, convulsiones y decúbito. También se observa temblores
musculares, respiración rápida, lagrimeo, salivación y caídas. Los ojos presentan
exoftalmos, se ven brillosos y con midriasis. Ollares y bocas permanecen abiertos con
salida de espuma y protusión de lengua. Luego sobreviene la muerte por falla
respiratoria de origen central. La sangre del animal muerto es de color rojo intenso
debido a la hemoglobina cargada con oxígeno que no pudo liberarse..
Tratamiento:
Se utilizan anticiánicos comerciales tales como: nitrito de sodio al 3%, tiosulfato de
sodio al 20%, hiposulfito de sodio y niketamida (su uso es como estimulante
respiratorio).
Signos clínicos:
Uno de los primeros signos observables es la dermatitis con mediano a intenso prurito.
La dermatitis se manifiesta inicialmente por cruzamiento del pelo, segundo por la
formación de pápulas, las que luego se vuelven confluentes con presencia de un
exudado claro o ligeramente amarillento terminando en la formación de costras, la piel
se vuelve gruesa, menos plegable y finalmente hay alopecia de la zona afectada. Estas
áreas de alopecia no respetan la pigmentación de la piel. Diarrea es otro signo con
deshidratación y pérdida de peso severa, puede haber conjuntivitis, la disnea y
salivación, la temperatura corporal es normal pero puede estar elevada.
El rango de tiempo desde la aparición de los signos y la muerte están usualmente entre
los 20‐30 días. Puede haber orina con sangre y aborto. La lesión básica de la
enfermedad es una polisistémica infiltración multifocal de monocitos, linfocitos,
células plasmáticas, y células multinucleadas gigantes que producen un aumento en el
tamaño de los órganos con desorganización del tejido en los órganos infiltrados.
Histopatología:
Se observa infiltrado leucocitario en todos los tejidos afectados. En piel hay una
dermatitis perivascular exudativa con edema y células inflamatorias perivasculares.
Signos clínicos:
Puede observarse infertilidad y signos de hiperestrogenismo: desarrollo mamario,
edema de vulva, descarga de mucus cervical, agrandamiento del útero.
Algunos animales presentan ovarios quísticos con comportamientos anormales
incluyendo estro irregular, ninfomanía y anestro. También es común la falla en la
concepción.
La infertilidad es, la mayoría de las veces, temporaria y se resuelve aproximadamente a
1 mes desde que los animales son removidos de las pasturas estrogénicas, sin embargo
con exposiciones por períodos prolongados pueden sufrir infertilidad permanente, con
signos de defeminización.
Clasificación de la hipersensibilidad:
Las manifestaciones de Hipersensibilidad se agrupan fundamentalmente de dos
maneras: las específicas, originadas por la penetración de un antígeno, y las no
específicas. Cooms y Gell han descrito cuatro tipos de hipersensibilidad (tipos I, II, III y
IV), pero en la práctica no siempre aparecen diferenciados unos de otros. Los tres
primeros tipos de hipersensibilidad están mediados por anticuerpos, y el cuarto sobre
todo por células T y macrófagos.
Terneras
Recría 1 chica
11 meses
Maternidad Maternidad
Recría 1 grande
vaquillonas Vacas
Recría 2
Secado
Vaquillonas en
servicio
Vaquillonas
preñadas
Guachera:
Comienza con el ingreso de terneros con 24‐48 hs
de vida provenientes del sector maternidad donde
se realizó desinfección de ombligo con yodo y
calostrado (se observa que mamen de la madre o
se les da artificialmente con biberón del banco de
calostro una cantidad equivalente al 10% de su
peso vivo).
Deberían disponer de caravanas con la
identificación de la madre. Los primeros 8‐10 días
los animales permanecen en estaca consumiendo
4 lts de leche por día (aprox.). Esta cantidad Guachera
debería dividirse en 2 tomas diarias. También
deberían disponer de balanceado con el objetivo de que lo vayan oliendo y
familiarizándose con él.
Recría 1 Chica:
Aquí los animales permanecen hasta llegar al peso de 110 kgs. Pueden estar en
pastoreo, con balanceado de crecimiento ad libitum y rollo.
Recría 1 Grande:
Ingresan los animales de la recría 1 chica con 110 kg (aprox.) y pueden permanecer
hasta llegar a 140‐150 kgs. Estos pueden rotar en parcelas de pasturas y verdeos con
encierres nocturnos donde se puede suministrar suplementos y heno.
Aquí se realizan algunas actividades de sanidad y manejo como: vacunación contra
Brucelosis, aplicación de antiparasitarios.
Recría 2:
Ingresan animales con 140‐150 kgs (aprox.). Consumen pasturas o verdeos y son
suplementadas. Aquí los animales cumplen el año de vida por lo que se les da el
refuerzo de vacunas Clostridiales. Se desparasita de acuerdo a los resultados de H.p.g.
Pasan a la siguiente categoría con pesos promedio de 230‐250 kgs. Todos los cambios
de categoría pueden hacerse en base al peso vivo.
Vaquillonas en servicio:
Consumen pasturas o verdeos. En invierno puede realizarse encierre nocturno con
rollo. En esta categoría se registra celo diario para su posterior inseminación. Cuando
se diagnostica la preñez, los animales avanzan a la próxima categoría.
Vaquillona preñada:
Esta categoría continúa con la misma alimentación que la anterior. Al séptimo mes de
gestación se vacunan contra Diarrea neonatal y enfermedad respiratoria con
Maternidad:
Incluye último mes de gestación, parto y primeras 24 hs posparto.
La alimentación consiste en rollo de pastura y ración. Generalmente debería realizarse
por separado la maternidad de vaquillonas y vacas. Esto se debe a que en la
formulación de la ración para vacas incluye sales aniónicas como medida preventiva
para la hipocalcemia posparto.
Lactancia:
Ingresan al tambo los animales con 24 hs de paridos. La producción de los primeros 4‐6
días (calostro), se destina a la guachera. A los 45 días posparto, se monitorea su
aparato reproductor y se liberan a servicio (vacas “abiertas”), quedando aptas para su
detección de celo e I.A.
En el tambo se divide en 4 rodeos de acuerdo a razas, categoría y nivel de producción.
Cuando el animal tiene 7 meses de gestación o produce menos de 12 lts diarios por
control lechero, se destina a secado.
Secas:
Formado mayormente por vacas con 7 meses de gestación pero también por animales
con menor tiempo de gestación que se decidió su secado por baja producción.
Pueden consumir verdeos o pasturas de menor calidad. El objetivo es mantener la
condición corporal con la cual se secó. Aquí se puede vacunar contra Diarrea neonatal
y enfermedad respiratoria al ingreso y previo al envío a maternidad.
ESQUEMA DE ESTACIONALIDAD
ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC
Servicio Oto‐Inv
Parición Oto‐Inv
Guachera
Serv. Pri‐Ver Serv. Pri‐Ver
Parición Pri‐Ver
Guachera Guachera
Ordeñe
Vacas:
Es importante verificar el estado corporal del rodeo al momento de comenzar el
servicio, como así también verificar la oferta forrajera. Esta información nos será de
suma utilidad cuando analicemos los resultados del tacto rectal. Debe prestarse
atención a algunas enfermedades infecciosas: se deben realizar vacunaciones contra:
• Carbunclo bacteridiano
Dentro de las enfermedades tóxicas, debe tenerse presente, en los meses de octubre‐
noviembre, dos plantas tóxicas que en este período del año comienzan su ciclo
vegetativo, significando un serio riesgo de mortandad; estas plantas son Wedelia
glauca (sunchillo), y Xanthium cavanilliesii (abrojo grande).
Terneros:
Para el control de las enfermedades infecciosas deberían considerarse vacunaciones
contra:
• Mancha: primera dosis en el mes de noviembre, segunda dosis al destete, tercera
dosis al año de vida.
• IBR‐DVB y Queratoconjuntivitis: si se efectúa invernada de propia producción,
aplicar vacunas contra dos dosis con intervalo de 21 días, previo al destete. Si la
invernada es de compra, efectuar el mismo procedimiento al arribo de los
animales.
• Carbunclo: la vacunación a partir de los 4 meses está indicada en caso de existir
antecedentes de la enfermedad en el establecimiento, de no ser así se indica la
vacunación luego de los 2 años de edad.
Terneros
E F M A M J J A S O N D
Parición
Destete
Vacuna triple
Vacuna Querato
Antiparasitario
Vacuna Brucelosis
Vacuna Carbunclo
Vacas
E F M A M J J A S O N D
Servicio
Tacto
Parición
Vacuna Carbunclo
Vacuna DVB ‐ IBR
Vacuna DNN
Toros
E F M A M J J A S O N D
Capacidad de Servicio
Revisación
Antiparasitario
Vacunas a aplicar:
• IBR‐DVB‐PI3‐BRSV (Rinotraqueítis infecciosa, Diarrea viral bovina y Parainfluenza
3, Virus Sincicial Respiratorio): 2 dosis con intervalo de 21 días.
• Pasteurella y Histophilus somni: 2 dosis con intervalo de 21 días.
• Clostridiales (Mancha, gangrena gaseosa y enterotoxemia): 1 dosis.
• Carbunclo: 1 dosis.
• Queratoconjuntivitis infecciosa: 2 dosis con intervalo de 21 días.
Enfermedades tóxico‐metabólicas:
La acidosis constituye una de las principales causas de baja conversión alimenticia y
muerte en el engorde a corral. Un adecuado acostumbramiento de los animales a la
nueva dieta previene la ocurrencia de esta afección así como otras consecuencias
secundarias como laminitis y abscesos hepáticos.
Micotoxinas: los granos, por condiciones climáticas adversas, fallas en el momento de
la cosecha o preservación, pueden ser invadidos por hongos productores de
Micotoxinas, estas sustancias pueden ocasionar un rechazo del alimento o una menor
tasa de conversión.
Los ionóforos son aditivos de uso común para mejorar la conversión alimenticia.
Errores en la mezcla con la ración son causales de muerte y baja eficiencia en la
ganancia de peso.
MANEJO PRESERVICIO
Carneros:
Realizar un buen control de los carneros uno o dos meses antes del servicio. Esta
práctica permitirá reponer con anticipación los animales que se descarten como
resultado de los controles.
Realizar examen clínico general y del aparato reproductor en particular (testículos,
epidídimo y pene) donde pueden aparecer alteraciones que afecten la fertilidad del
macho. Prestar atención a la conformación de la boca (prognatismo); dientes
(desgaste‐edad) y estado de los ganglios linfáticos superficiales (pseudotuberculosis).
Identificar con caravana legible y permanente y
extraer una muestra de sangre a cada carnero
para realizar el diagnóstico serológico en
laboratorio de la epididimitis ovina (Brucella ovis).
Puede haber carneros portadores de la
enfermedad, sin presentar lesiones clínicas
evidentes.
Rechazar carneros con problemas de mala
conformación dentaria ("boquinos") y chicos de
tamaño; los que tienen cara tapada, o de mecha corta, o con arrugas en el cuerpo o
con escasa lana en el lomo ("abiertos", lo que permite la penetración de tierra) y
chilludos (principalmente en los cuartos).
Carneros con defectos de aplomo que pongan en duda la capacidad de monta o
dificulten la traslación deben ser descartados.
Ovejas:
Verificar el estado sanitario y corporal de las madres. El examen clínico incluye la
palpación de ganglios y ubres, buscando lesiones sospechosas de pseudotuberculosis y
mastitis.
Eliminar las ovejas infértiles e improductivas (las que no dieron cría durante dos
períodos) y aquellas con dientes muy gastados o con prognatismo.
El servicio es el momento clave para el resultado de la empresa ganadera; una oveja en
buen estado significa un mayor % de celos y mayor cantidad de ovulaciones múltiples.
Borregas:
Es una categoría muy importante, dado que representan las hembras de reemplazo y
futuro material productivo que tendrá la majada. Seleccionarlas durante la esquila y
previo al servicio, procurando ingresar las más aptas para reproducción y las que más
respondan al objetivo de producción que busca la empresa ganadera.
Evaluar el estado general y de nutrición a través del examen clínico, registrando la
condición corporal (CC) de cada una. La CC deseable es de 3 a 3,5, esto nos permitirá
interpretar en su momento los índices de parición, señalada y destete logrados.
Enfermedades parasitarias:
Revisar a fondo la majada para verificar la ausencia de sarna, piojos o garrapatas. Los
diferentes tratamientos en general son efectivos, si se respetan las indicaciones que
acompañan a los productos y hasta que no se demuestre resistencia de los parásitos a
determinadas drogas de uso frecuente. Las aplicaciones pueden ser inyectables
(avermectinas y milbemicina) o por baños de inmersión.
El control de los parásitos internos es de vital importancia en los animales jóvenes,
que son más sensibles; pero también en las borregas y ovejas previo al servicio y al
parto, que son “momentos estratégicos”.
MANEJO AL SERVICIO
Respetar el porcentaje de carneros (2 ó 3%) y la época de encarnerada, para disminuir
el riesgo de que factores climáticos o de baja nutrición interfieran con la fertilidad de
los carneros y la futura lactancia de las madres.
• De ser posible encarnerar las borregas con carneritos jóvenes y las ovejas adultas
con carneros adultos.
• Es importante haber controlado previamente la Brucelosis mediante examen
clínico y análisis de sangre a todos los carneros, y la parasitosis gastrointestinal por
análisis de muestras de materia fecal individual.
• Utilizar potreros chicos ‐ para evitar que se aísle un carnero con un grupo de ovejas
‐ permitiendo que más de un macho trabaje y cubra a todas las ovejas durante el
celo. También se puede dar “servicio a corral”.
• Si fuera posible, encarnerar las borregas separadas de las ovejas adultas, poniendo
retajos antes del servicio para estimular a las hembras jóvenes. Juntarlas con
frecuencia durante el servicio.
• Es importante conocer bien y tener seguridad de los carneros dominantes o
prepotentes, reemplazar aquellos que no trabajen. Durante este período es
conveniente observar el comportamiento de los machos, controlando su estado
corporal.
MANEJO PREPARTO
Enfermedades clostridiales:
Las ovejas y borregas preñadas deben ser protegidas contra las enfermedades
clostridiales, debe aplicarse en hembras adultas una dosis anual un mes antes del
parto, de esta manera se logra inmunizar a las madres y posteriormente a través del
calostro proteger a los corderos durante los 2 ó 3 primeros meses de vida.
En términos generales una buena vacuna anticlostridial, protege adecuadamente por
un año, siempre que los animales tengan una correcta inmunidad de base. Por ello se
recomienda en la primera vacunación de los corderos, administrar 2 (dos) dosis con
intervalo de 30 días. Una sola dosis induce una protección incompleta. Las vacunas
polivalentes, protegen tan bien como las monovalentes, siempre que en su
formulación contengan las cepas requeridas, en la proporción conveniente y la
conservación sea la adecuada. Los clostridios están ampliamente distribuidos en la
naturaleza y poseen la capacidad de pasar de formas vegetativas a resistentes
(esporos).
Estas vacunas tienen un costo muy reducido: con el valor de 1 cordero muerto se paga
el costo de vacunar aproximadamente 100 animales.
El control de los factores predisponentes tiene una importancia fundamental para la
prevención de enfermedades clostridiales, en los ovinos en particular.
La estrategia se basa en lograr:
• Una buena inmunidad de base en corderos y borregas: para ello se debe efectuar
una doble vacunación inicial con intervalo de 30 días.
• Mantener esa inmunidad en los ovinos adultos: refuerzo anual vacunando 30 días
antes de que se inicie la parición.
• Manejar adecuadamente la alimentación: evitar cambios bruscos de alimentación,
hacer cambio paulatino al pasar de dietas pobres a ricas durante los primeros 15
días (período de acostumbramiento); prevenir y controlar las parasitosis ‐
principalmente las que dañen al hígado, mucosa intestinal u otros órganos ‐,
mediante la aplicación de antiparasitarios adecuados, teniendo en cuenta la
posibilidad de resistencia ante el uso frecuente de algunas drogas.
Esquila:
Puede realizarse en el período preparto, aproximadamente un mes antes de iniciarse
la parición. Entre los beneficios que tiene la adopción de esta práctica se cuentan:
mejor calidad de la lana, mayor sobrevivencia de corderos y mejor recuperación de las
madres, que al iniciar el parto en mejor estado ofrecen una mejor lactancia a sus
corderos.
Enfermedades infecciosas:
Evitar la contaminación de heridas durante el descole y la castración (desinfección).
Trabajar con tiempo preferentemente seco y fresco para estas maniobras.
La aplicación de un cicatrizante en base a nitrato de plata y antibacteriano en aerosol,
es eficaz para prevenir hemorragias, infecciones y repeler las moscas (miasis).
Si las madres no fueron inmunizadas durante la gestación (30 días antes del parto, que
es lo recomendado), vacunar a los corderos 15 días antes de la señalada para prevenir
enfermedades clostridiales, aplicando una dosis en este momento y repetir a los 30
días. De lo contrario, vacunarlos al destete.
Es recomendable usar vacunas polivalentes (triples o cuádruples) para: Gangrena
gaseosa, Enterotoxemia, Hepatitis infecciosa necrosante. Vacunar contra boquera
(Ectima) si fuera necesario en la zona.
Enfermedades parasitarias:
Revisar detalladamente a los animales para detectar posible presencia de sarna, piojos
o garrapatas.
Dosificar con antiparasitarios internos a animales jóvenes y adultos.
MANEJO AL DESTETE:
Dar a las corderas el mejor cuadro de pastoreo y mantenerlas con buena alimentación
hasta el servicio. Ovejas: Tener en cuenta y corregir los aspectos críticos, mejorando el
peso de aquellas que se encuentren en mal estado nutricional. No descuidar a las
borregas de primera parición, que han criado un cordero, deben seguir creciendo y ser
fértiles en el segundo servicio. El conocimiento y registro del peso y condición corporal
al servicio y al destete son dos datos de importancia y dos momentos estratégicos, a
tener en cuenta para planificar el manejo reproductivo, nutricional y alcanzar buenos
índices productivos.
Control parasitario:
Los corderos se parasitan al pie de las madres, pero en el destete es cuando se los
expone al mayor desafío larvario. En esta época y durante el otoño se observa con
mayor frecuencia Haemonchus contortus en cuajo. Es un parásito hematófago que
produce importante pérdida de peso corporal, afecta la calidad y la cantidad de lana,
disminuye la producción de leche y puede llevar a elevada mortalidad de ovinos
jóvenes o adultos. Son frecuentes también y deberán controlarse Trichostrongylus
axei, Ostertagia spp (cuajo) y Cooperia spp (intestino).
Si bien un exceso indiscriminado de drogas antihelmínticas induce a la resistencia de
los parásitos, la dosificación planificada sigue siendo la herramienta actual más
efectiva que se dispone. En base al conocimiento epidemiológico y a una adecuada
combinación, con uso alternado de drogas, se puede lograr un buen control de los
parásitos internos.
Material necesario:
• 3 o 4 bretes, dependiendo la cantidad de toros.
• Cuerda de unos 30‐40 m para meter las vaquillonas al brete.
• Vaquillonas: la cantidad depende del Nº de bretes y toros que haya. Conviene
siempre tener algunas de repuesto a mano. Es muy importante que el tamaño de la
vaquillona sea acorde al de los toros, ya que una vaquillona chica con toros grandes
va a aguantar muy poco. A veces es preferible que la vaquillona le quede un
poquito grande a los toros así no se desgastan tanto y duran más (también sufren
menos), tampoco que el tamaño de la vaquillona sea muy exagerado y perjudique
el servicio de los toros.
• Pintura en aerosol para marcar el número grande en el flanco del toro que
identificará al animal.
• Planilla para registrar los servicios:
Ejemplo:
Nº de toro Nº caravana Hora* Servicio Capacidad Observaciones
1 2021 9.30 SSSS A
7 2054 9.32 S B Papiloma
3 2061 B Indiferente
4 2068 9.38 SS M2
12 2034 9.39 SSS M3
9 2018 9.40 S B Monta mucho
* Se refiere a la hora del primer servicio concretado por ese toro en particular. A partir de
aquí se cuentan 20 minutos para ese toro. Por ejemplo el toro 1 terminará su prueba a las
9:50, habrá que apartarlo y sacarlo.
Comentarios:
El tiempo total de la prueba depende de la actividad de los toros. Unas pueden durar
relativamente poco y otras habrá que tener mas paciencia con los toros y esperarlos
un rato (con gente con mucha experiencia en la prueba se pueden probar
aproximadamente unos 100 toros por día).
Es muy importante saber que un toro joven y virgen de BCS en la prueba puede llegar a
ser de MCS al momento del servicio, y un toro de MCS puede llegar a ser de ACS. No es
así en el sentido inverso ya que un toro de media no será nunca de baja, ni un toro de
alta pasará a media al momento del servicio. Por esto, es importante explicarle al
productor que lo fundamental de la prueba no es que el toro sea de ACS, MCS o BCS,
sino que la prueba evalúa todo un conjunto de factores que indican que el toro está
apto para servir. Para comprar un toro se deben evaluar muchos factores (físicos,
fisiológicos, sanitarios, de aptitud, etc.) entre los cuales se encuentra la PCS, una
herramienta más del sistema que garantiza que un toro además de lindo es apto para
servir hembras.
Con respecto al Potencial de Entore (PE) que se calcula con la PCS y la circunferencia
escrotal hay que utilizarlo con cuidado y solo como una guía cuando se asesora. En un
servicio a campo influyen muchos factores además del PE. Que un toro de PE = 50 no
quiere decir que preñará las 50 vacas, sino que bajo las condiciones ideales el toro
tiene el potencial de preñar 50 vacas.
Estas pautas pueden involucrar también el trabajo con reservas forrajeras y el uso de
cortes de limpieza como herramienta de manejo de las pasturas. Cumplidas estas
pautas básicas se puede conseguir mayor eficiencia en los resultados de producción
del rodeo empleando cruzamientos con otras razas, suplementando a los terneros al
Resultados en la práctica
La aplicación de estas y otras medidas menores han permitido la demostración en la
práctica de su factibilidad. Se han tomado como base para el desarrollo de la Unidad
Demostrativa de Producción de Vacunos para Carne, también denominada Reserva 6
de la Estación Experimental Agropecuaria de INTA. Los resultados promedio de 30 años
obtenidos en dicha Unidad, se compararon con datos estimativos promedio del
productor modal de la zona de la Depresión del Salado y con datos promedio de los
productores considerados de avanzada, porque aplican tecnología y registran
ordenadamente sus datos. Estos datos se presentan en el Cuadro.
Resultados promedio estimados para el productor modal, para los productores de
avanzada y para los obtenidos en Reserva 6.
Conclusiones
De todo lo antedicho se puede concluir, desde el punto de vista físico y biológico, que
es factible la implementación de sistemas de cría con distintas medidas tecnológicas
que permiten una alta carga animal (1,75 EV.ha‐1.año‐1), elevados índices reproductivos
(93% de preñez y 84,5% de destete) y una aceptable y sostenida producción de carne
(271 kg.ha‐1.año‐1 ).
Factores mayores:
Constituyen, sin dudas los más importantes factores determinantes de la duración del
IPC y fundamentalmente son dos:
• Presencia del ternero (estímulo o efecto de mamado).
• Nutrición de la madre.
Previo a desarrollar brevemente estos dos puntos vamos a introducir algún concepto
vinculado a la fisiología de la reproducción de la hembra bovina, ya que el
conocimiento de alguna de estas características es fundamental para comprender la
relación entre el ternero, la nutrición de la madre y la duración del período de
infertilidad posparto.
El patrón hormonal de la vaca gestante es distinto al que gobierna los ciclos de celo,
por lo que debe producirse un cambio importante luego de ocurrido el parto para que
los ciclos estrales puedan ser reiniciados. Sucede que durante la gestación, ocurre algo
así como un “bloqueo de la hipófisis” por los altos niveles de progesterona que están
protegiendo la preñez. Al finalizar ésta, se “libera” a la hipófisis y, luego de un período
variable de tiempo, se reinicia la actividad pulsátil de una hormona clave, la hormona
luteinizante (LH), responsable de la reiniciación de los ciclos y el animal manifiesta el
celo.
La presencia del ternero afecta negativamente la aparición de los pulsos de la LH,
retrasando la aparición del celo posparto. Esta influencia del ternero es vehiculizada a
través del sistema neuroendócrino de la madre. Hay en la bibliografía, interesantes
ensayos que disipan claramente cualquier sombra de duda al respecto.
Los efectos nutricionales se vinculan de manera indirecta a través de su relación con la
síntesis y liberación de las hormonas y/o modificando la respuesta del órgano sensible
a la acción hormonal. Estos efectos son producidos por una compleja interrelación
entre cantidad y calidad de alimento consumido, nivel de reservas acumuladas en el
organismo y competencias por el destino de los nutrientes en relación a la función
fisiológica que se encuentra desempeñando en ese momento (crecimiento, gestación,
lactancia, etc.). Es decir, que desde el punto de la partición de los nutrientes, el
organismo animal prioriza ciertas funciones y hasta que éstas no están debidamente
Base de la c ala
Hombro
Cuero
Condición Corporal 1:
Flaca ‐ Emaciada
Condición Corporal 2:
Flaca – Conserva flaca
Condición Corporal 3:
Flaca – Conserva buena
Condición Corporal 4:
Límite ‐ Manufactura
Condición Corporal 5:
Óptima – Empulgada
Condición Corporal 7:
Óptima – Consumo
especial
Condición Corporal 8:
Obesa ‐ Gorda
Condición Corporal 9:
Obesa – Engrasada en
exceso
Dada la alta correlación que existe entre Condición Corporal y Fertilidad, el esquema
propuesto se caracteriza por la absoluta prescindencia del uso de la balanza, del
tamaño del animal (relacionado con la raza o frame) y del estado fisiológico como
ocurre durante la gestación en la que se observa un aumento de peso vivo (40 a 50 kg)
que no pertenecen a las reservas corporales sino a los tejidos fetales y sus anexos.
Debido a que el peso vivo no refleja acertadamente los cambios en el estado
nutricional, la condición corporal es una guía más confiable para evaluar el status
nutricional del rodeo de cría.
La base conceptual en la que se sustenta el uso de la Condición Corporal, destaca el
inconveniente de vincular de manera generalizada, el estado del rodeo con el peso
vivo.
Distocia:
Se consideran como distocias las complicaciones al parto donde por diversos factores
el ternero no puede ser parido en forma normal sin ser asistido. Las frecuentes
complicaciones del parto en los terneros nacidos por distocias le pueden provocar su
muerte. Siendo el área pélvica materna uno de los factores que influyen en la
presentación de distocias, se puede observar que las vacas o vaquillonas con área
pélvica chica demoran más en parir sus terneros y estos, si nacen vivos, demoran más
de dos horas en tomar el calostro y luego pueden adquirir enfermedades dado el
poder protector que el calostro tiene contra las enfermedades neonatales. Las
distocias son más frecuentes en vaquillonas de primera parición siendo mayores los
problemas cuando el ternero es macho por ser más pesado que la hembra.
Estudios realizados por nuestro equipo de trabajo demostraron que es racional y
económicamente rentable contratar personal extra de ayuda durante los dos primeros
meses de parición en un rodeo problema, compensando sobradamente la inversión
que ello demanda. Así, se observaron los partos en un rodeo de vaquillonas Aberdeen
Angus, Hereford y cruzas servidas con adecuado peso y condición corporal en forma
natural a los 15/18 meses de vida con el 3% de toros A. Angus sin datos reproductivos
de los mismos en un establecimiento de cría del sudeste de la provincia de Buenos
Aires. Sobre 682 partos registrados, 530 (77,7%) fueron normales, se registró un solo
caso de parto con mellizos (0,1%), mientras que los terneros nacidos muertos fueron
28 (4,1%). Sobre los 152 (22,2%) terneros nacidos de partos distócicos, sobrevivieron
En los casos de distocia, la ayuda brindada al parto debe ser racional. Una inadecuada
prestación puede significar también mortalidad del ternero. Las lesiones observadas en
la necropsia de un ternero muerto por distocia generalmente denotan encajamiento
del ternero en el canal del parto tales como edema en la cabeza, garganta y miembros
anteriores, hemorragias en la cavidad abdominal por rotura de hígado o bien fracturas
óseas y hemorragias en las vértebras tóraco‐lumbares o en los miembros por tracción
excesiva.
Septicemia
Las enfermedades infecciosas de origen bacteriano suelen ser las causas más comunes
de mortandad en terneros de hasta 7 días de vida. Las principales puertas de entrada a
infecciones son la vía umbilical, a través de infecciones transplacentarias en útero, oral
y conjuntival, afectando a los sistemas respiratorio, nervioso o gastrointestinal.
Los organismos más frecuentemente aislados son: E. coli, Actinomyces pyogenes,
Staphylococcus aureus, Proteus sp., Aeromonas sp., Streptococcus sp., Pasteurella sp.
ocurriendo en algunos casos infecciones polimicrobianas. Dichas infecciones se
presentan con mayor prevalencia en animales nacidos bajo condiciones de estrés o
bien con baja tasa de inmunoglobulinas maternas. Algunas cepas de E. coli suelen estar
involucradas. Otros agentes como Salmonella sp. pueden ser responsables de pérdidas
ocasionando septicemia en terneros, pudiendo persistir la bacteria en el medio
ambiente en rodeos problemas hasta 20 meses posteriores al brote. La vaca adulta
puede ser portadora asintomático para Salmonella, E. coli, Rota y Corona virus.
Conclusiones:
La presencia de factores de riesgo de mortalidad perinatal y neonatal en terneros debe
ser determinada a los fines de tomar las decisiones conveniente para evitar sus
consecuencias. Con medidas de adecuado manejo, la mortalidad perinatal en
vaquillonas no debería exceder del 3%. La distocia y sus consecuencias suelen ser
responsables de hasta el 50% de las muertes de terneros en éste período. Muchas de
dichas muertes pueden evitarse con una correcta planificación (adecuada selección del
toro para vaquillonas) y asistencia al parto. Las pérdidas entre las 24 hs y los primeros
28 días de vida suelen deberse a una inadecuada transferencia de calostro y una carga
de organismos patógenos en el medio que supera los mecanismos de la inmunidad
pasiva. Hoy se dispone de tecnología de manejo para llegar al objetivo de no superar el
5% de pérdidas desde el momento que la vaquillona se preña hasta el destete.
Factores como adecuada nutrición e inmunización del vientre preñado, cuidados y
asistencia al momento del parto, personal capacitado, evitar causas de estrés, correcta
inmunización del ternero, pronta intervención y toma de decisiones, son
determinantes para lograr buenos porcentajes de destete.
Conclusiones
La presencia de factores de riesgo de pérdidas durante la gestación, mortalidad
perinatal y neonatal en terneros debe ser determinada a los fines de tomar las
decisiones convenientes para evitar sus consecuencias. Con medidas de adecuado
Ventajas:
• Crecer con vientres en forma rápida en el rodeo
• Mejorar la eficiencia del rodeo al desaparecer una categoría del rodeo, las
vaquillonas de 2/3 años
Desventajas:
• Dificultad de los sistemas de cría para mantener buenas ganancias de peso en
pasturas durante el invierno para llegar al peso de entore
• Necesidad de suplementación invernal con las implicancias prácticas y costos que
presupone un sistema intensivo
• Mayor posibilidad de dificultades al parto pueden reducir la ventaja del entore
precoz
• Menor porcentaje de preñez al segundo entore
Requisitos:
• Adecuar el manejo nutricional para que las vaquillonas lleguen al peso y desarrollo
sexual como para que estén ciclando y sean fértiles al entore. Para ello deberían
llegar con el 65% del peso adulto en dicha fecha.
• Alimentación pre y posparto adecuada para cubrir sus requerimientos y preñarse
nuevamente. El peso de la vaquillona en el posparto a los 2 años debería ser mayor
al 80% del peso adulto.
• El recurso forrajero en disponibilidad y calidad para cubrir los requerimientos de la
recría y posparto de estas vaquillonas no puede ser limitante.
Otras condiciones:
• Parición estabilizada en corto período (60 días) para iniciar con un buen porcentaje
de terneras que se encuentren con similar desarrollo
• Adecuada selección no solo fenotípica preservicio, sino por desarrollo óseo,
corporal y pélvico‐genital
• Iniciar el programa a los 30 días del destete realizando allí una primo selección
Área pélvica:
Esta medida es una estimación del canal del parto y sirve como predicción sobre las
posibilidades futuras de un parto fácil que tendrá esa vaquillona. La misma proviene de
determinar el ancho y alto de la pelvis de la vaquillona en la revisación preservicio
estando expresada dicha medida de superficie en cm2.
Distocias:
Se considera como tal que un animal no pueda parir por cuenta propia y necesite de la
ayuda de terceros para lograr su ternero. Si el ternero se encuentra bien presentado
en el canal del parto, usualmente es debido a una desproporción entre el peso del
ternero y el área pélvica materna. La selección no bien dirigida ha llevado a algunos
productores y cabañeros a buscar mayor crecimiento con terneros de mayor peso al
nacer y por ende con dificultad al parto. Al guardar los terneros más grandes al nacer
también se seleccionó en forma indirecta aumentado el tamaño del rodeo (frame) y
por ende aumentaron los problemas de distocias.
Lote de reposición:
Se deberán realizar monitoreos mensuales durante la recría a los fines de saber
fehacientemente el ritmo de crecimiento debiendo poner especial énfasis en el control
de parásitos dado su efecto negativo en el desarrollo óseo‐genital. Para ello se
deberán realizar pesadas mensuales y establecer las medidas correctoras alimenticias
y sanitarias para obtener ganancias de peso adecuadas al objetivo de la fecha y peso
de entore mínimo preestablecidos en el programa. En dicha instancia se podrá
determinar cuántos animales llegarán al peso y fecha de entore adecuados. Siempre es
conveniente iniciar el programa con un plus de animales superior al 30% deseado para
cubrir inconvenientes que durante el año se produzcan.
Selección preservicio:
La selección final se realizará unos 15 días previos a la fecha programada de entore.
Conclusiones:
Iniciar el programa con objetivos claros postdestete, tener un lote de terneras lo más
homogéneo posible facilitará el trabajo. Un adecuado plan sanitario y control
parasitario, excelente alimentación para lograr una muy buena ganancia de peso
diaria, peso preservicio que asegure que una gran proporción de animales estén
ciclando (manifiesten celo), selección fenotípica y tamaño corporal (frame), desarrollo
pélvico adecuado, toro de bajo peso al nacer para ese rodeo.
Algunos parámetros tentativos cuya determinación se establecerá en base a las
características de cada rodeo:
• Peso al momento del entore: igual o más de 270 kg para Aberdeen Angus y sus
cruzas
• Pelvimetría pre‐servicio de la vaquillona: superior a 140 cm de área pélvica
• Frame de la vaquillona: de 3 a 5
Peso al nacer del toro a utilizar: no mayor de 28 kg con un frame igual o un punto
superior al de las vaquillonas.
Examen de Fertilidad
Realizado en forma y tiempo nos permitirá eliminar los toros que no sean aptos para
ingresar a servicio y determinar la cantidad de reproductores a reemplazar. Dicho
examen se debe realizar a todos los toros que se utilizaron durante el servicio para
poder descartar o asumir, ante un bajo índice de preñez, que la causa de dicho
porcentaje es debido a los toros o a otro factor.
El Examen de Fertilidad consta de 3 partes: Examen físico, examen sanitario y Prueba
de Capacidad de Servicio
Examen Físico:
Una vez reunidas las características fenotípicas buscadas en cuanto a conformación,
estructura y desarrollo de un reproductor, deberá profundizarse en el examen físico.
Se deberá evaluar el estado de salud general del animal y la condición corporal,
examen del aparato locomotor (para detectar defectos de aplomos, lesiones
inflamatorias en articulaciones, crecimiento defectuoso de pezuñas, etc.).
Se debe proseguir con el boqueo para determinar la edad por cronología dentaria lo
que nos permitirá una correcta elección ya que se pueden encontrar animales jóvenes
con un desgaste dentario prematuro lo que va afectar su correcta alimentación
repercutiendo en su condición corporal.
La revisación de los ojos es otro punto a tener en cuenta ya que el toro debe detectar
al grupo sexualmente activo para lo cual la correcta visualización es imprescindible.
Otro punto a tener en cuenta es la predisposición racial que existe por parte de la raza
Hereford a la aparición de “cáncer de ojo”.
Posteriormente se debe realizar el examen del aparato genital el cual consta de la
revisación de los órganos reproductores externos (testículo, pene y prepucio) y de los
órganos internos (glándulas accesorias).
En los testículos se debe realizar la medición de la circunferencia escrotal (CE) y tono
testicular (TT). Ambas medidas dan un altísimo grado de certeza de la cantidad y
calidad seminal sin necesidad de realizar un análisis del mismo.
Examen Sanitario:
Se realiza mediante la utilización de pruebas diagnósticas con el objetivo de detectar
enfermedades tales como Brucelosis, Tuberculosis, Tricomoniasis y
Campylobacteriosis.
Para la detección de Brucelosis se utilizan pruebas serológicas de rutina. Todo animal
positivo debe ser eliminado con destino a faena.
Para el diagnóstico de Tuberculosis se debe realizar la prueba de tuberculina a todos
los toros utilizando la prueba intradérmica ano caudal y la lectura se debe efectuar a
las 72 hs posteriores de realizada la prueba. Todo animal positivo a la tuberculinización
será motivo de rechazo con destino a faena.
Para finalizar con el examen sanitario nos queda mencionar la importancia del control
de las enfermedades venéreas, Tricomonosis y Campylobacteriosis, en los rodeos de
cría. Tritrichomonas foetus y Campylobacter fetus están bien adaptados al tracto
genital y pueden persistir por meses post infección (hembra) o incluso años (machos).
Dichos agentes producen infertilidad y aborto en la hembra siendo en el toro
asintomático.
Las mismas pueden provocar pérdidas del 15% al 25% en los porcentajes de preñez o
más, según se presenten solas o asociadas. La prevalencia de la Tricomoniasis y
Campylobacteriosis en nuestro país varía del 5% al 25% en los rodeos de cría según la
zona.
El diagnóstico se efectúa mediante el análisis de las muestras obtenidas de prepucio
(esmegma prepucial). Para el diagnóstico el criterio que se emplea en un lote de toros
que dio servicio en un rodeo cerrado es el de obtener dos muestreos negativos
consecutivos con intervalo de 15 días para las dos enfermedades. Esto significa que si
en el primer muestreo aparecen algunos toros positivos, estos serán eliminados y
volverán a muestrearse todos los negativos dos veces más y así sucesivamente.
Conclusiones:
Todo lo expuesto anteriormente es un breve resumen de los análisis y exámenes que
se deberían de realizar en los toros que darán servicio en un campo de cría. Cada una
de las pruebas y enfermedades citadas tienen consideraciones particulares que
siempre deben ser consultadas con los asesores veterinarios y laboratorios.
Parte del material trascrito con respecto a enfermedades parasitarias fue extraído del
libro ”Enfermedades Parasitarias de importancia económica en bovinos. Bases
epidemiológicas para su prevención y control” de A. Nari y C. Fiel.