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Introducción
Ilustración: Proceso del mármol.
El mármol es extraído de diversas canteras, en forma de bloques en bruto, para luego comenzar a ser
tratados.
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En fábrica, mediante un proceso que integra agua a presión y serruchos especiales, los bloques son
segmentados en placas de grandes dimensiones, a fin de poder manipularlas mejor.
Luego estas placas entran en un proceso de pulido, para que el mármol llegue a tener el “acabado espejo”
que lo distingue y por el cual es tan apreciado.
Este proceso de pulido se alcanza mediante el raspaje del mármol en bruto con piezas abrasivas (lijas
gruesas especiales) que perfeccionan la superficie.
Finalmente las placas pulidas, se reducen en pequeños módulos rectangulares, que se embalan y venden.
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Traje esta visualización, pues el tratamiento del mármol ilustra la forma en que el Señor trata con sus
hijos/as.
Hermano/a, en tu conversión, el Señor te rescató de la cantera de las tinieblas en las que estabas inmerso,
y tocado por la Palabra y por la Sangre de Jesús, recibiste el gratutito perdón de tus pecados. El Señor
limpió tu casa de toda maldad…. (Colosenses 1: 12 y 13)
En el momento que viniste a Cristo, Dios realizó la primer limpieza, pero luego viene una acción más
profunda que incidirá sobre todo tu ser, esto es lo que se conoce como el “proceso de discipulado”
Y así como el mármol es pulido hasta llegar a su “acabado espejo”, Dios trabajará sobre TU VIDA… allí
donde haya conflictos espirituales debido a TU forma de ser y por su mano… finalmente podrás reflejar
su gloria…
Y ¿cómo hace Dios esto? Sacándote del error, haciéndote entender mediante la Palabra de Dios, esas
áreas de tu vida donde Jesús necesita tener señorío, esto es gobernar….
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Núcleo:
Juan el bautista dijo en cierta ocasión: es necesario que yo mengue y él crezca…..
Y en esto consiste la vida cristiana: que poco a poco tu carácter vaya cediendo, menguando…. para dar
lugar al carácter de Cristo en tu vida… para que el carácter de Cristo crezca en tu vida
Este carácter es lo que refiere Pablo al hablar del fruto del ES en Gálatas 5: 22-23
Cristo mostró en su vida estos 9 frutos…. y cada seguidor de Cristo debiera mostrar también si deja que
su temperamento sea controlado por el Espíritu Santo de Dios.
La pregunta es: ¿Qué tan manuable has sido hasta hoy al tratamiento de tu carácter por parte de Dios?
¿Pueden los demás ver en ti el carácter de Cristo en… amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad,
fidelidad, 23 humildad y dominio propio
“Fui colocada en una rueda giratoria y de repente comencé a dar vueltas y vueltas y vueltas. ¡Detente!
¡Me estoy mareando! ¡Me voy a enfermar!” Pero el maestro tan solo asintió y dijo: ‘Todavía no’. Me
siguió dando vueltas y me hizo agujeros, me dobló y volvió a doblarme a su gusto y entonces… ¡me puso
en el horno!
Nunca había sentido tanto calor. Grité y golpeé la puerta con fuerza. ¡Ayúdenme! ¡Sáquenme de aquí!
Podía verlo a través de la apertura y podía leer sus labios mientras meneaba su cabeza. “Todavía no”.
“Cuando pensaba que no podría soportar otro minuto, se abrió la puerta. Cuidadosamente me sacó y me
puso en la mesa y comencé a enfriarme. ¡Oh, eso se sentía tan bien! Esto está mucho mejor de lo que
pensé. Pero, tras de enfriarme, me tomó y me pasó la brocha pintándome por todos lados. Pensé que me
iba a ahogar. “¡Oh, por favor, detente, detente!” grité. Él sólo movió su cabeza y dijo: “Todavía no”.
“Entonces, de repente, me puso nuevamente en el horno. Sólo que no fue como la primera vez. Esta vez
estuvo el doble de caliente y simplemente supe que me iba a sofocar. Rogué, grité, lloré. Estaba
convencida de que nunca lo lograría. Estaba lista a rendirme. Justo entonces se abrió la puerta y me sacó
de nuevo y me puso en la mesa en donde me enfrié y esperé… y esperé, preguntándome qué era lo
próximo que me iba a hacer.
Una hora más tarde, me pasó un espejo. Me dijo: “Mírate”. Y lo hice. Dije: “Esa no soy yo; no puedo ser
yo. ¡Soy hermosa!”
Suavemente habló: “Quiero que recuerdes. Sé que dolió ser golpeada y rodada, pero si te hubiera dejado
sola, te hubieras secado. Sé que te mareaste al dar vueltas en la rueda, pero si lo hubiera detenido, te
habrías derrumbado. Sé que te dolió cuando estabas caliente e incómoda en el horno, pero si no te hubiese
puesto allí, te hubieras rajado. Sé que los vapores eran malos cuando terminé de pintarte y te puse allí,
pero si no lo hubiese hecho, nunca te hubieses endurecido. No hubieras tenido color alguno en tu vida. Si
no te hubiera puesto por segunda vez en el horno, no hubieras sobrevivido mucho porque tu dureza no
habría durado. Ahora eres lo que tenía en mente cuando comencé a trabajar contigo”.
Hay una reflexión aquí: Dios nos acompaña en nuestro crecimiento. Él es el alfarero y nosotros somos su
arcilla.
¿Por qué Dios trata con nosotros en nuestro carácter? ¿Por qué Dios tiene interés en edificar nuestro
carácter?
La Biblia tiene la respuesta: 2 Corintios 3: 3 y luego 2 – Somo cartas que la gente lee. La importancia del
fruto: Mateo 7: 15 al 20
Pregunta: ¿qué es lo que la gente lee en ti? ¿Qué frutos espirituales hay en tu vida que reflejen el carácter
de Cristo?
Las debilidades de tu vieja naturaleza y que son un estorbo para Dios serán modificadas con el fin de
hacerte aptos para la obra.
Ap. 3: 20
¿Qué harás?