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- Macabeos
“Reconocer el amor a Dios nos hace capaces de dar la vida por Él”

MOTIVACIÓN
¿Qué opinas de la frase: “Dios se ha olvidado de mí”?
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LA PALABRA DE DIOS ME ILUMINA

 Jer. 31,13
 2 Mac. 6, 18-31
 2 Mac. 7
 2Mac. 12, 38-46

PROFUNDIZACION

REGRESO DEL EXILIO:


“Dios nunca abandona al hombre, ni siquiera el pecado puede frenar su amor”
Papa Francisco, Audiencia general, 16 Mar. 16

El Exilio había sido una experiencia catastrófica para Israel, la ciudad había quedado desolada. En
la Biblia Azarías describe cómo vivían en ese entonces (Dn. 3,38). Durante ese tiempo la fe había
vacilado, sin templo, sin culto, después de haber visto el país destruido, era difícil creer en la
bondad del Señor. Pero Dios es misericordioso, es el Señor de la historia, el Creador de la vida y
puede comenzar de nuevo.

También nosotros podemos vivir una especie de Exilio, cuando la soledad, la muerte, el sufrimiento
nos hacen pensar que hemos sido abandonados por Dios. Cuántas veces se ha escuchado la frase:
“Dios se ha olvidado de mí”.

El profeta Jeremías nos da una primera respuesta: el pueblo exiliado podrá regresar a su patria y
podrá experimentar la misericordia de Dios. Este es el gran anuncio consolación: Dios no está
ausente, ni siquiera hoy en estas dramáticas situaciones, Dios está cerca, y hace obras grandes de
salvación para quien confía en Él. No se debe ceder a la desesperación, sino continuar a estar
seguros que el bien vence al mal y que el Señor secará toda lágrima y nos liberará de todo temor.
«Yo cambiaré su duelo en alegría, los alegraré y los consolaré de su aflicción» (31,13).
Este anuncio de alegría del profeta Jeremías es símbolo del corazón que se convierte.
Este mensaje se ha llevado a cumplimiento por el Señor Jesús, pues el verdadero y radical regreso
del Exilio se realiza en la PASCUA.

2°LIBRO DE LOS MACABEOS:


¿Finges ser cristiano pero vives como pagano?
Papa Francisco, Vaticano, 17 Nov. 15
Por un lado el pueblo escogido pasa por tremendas pruebas todo por querer imitar a los paganos:
”espíritu de mundanidad”, pero Dios es fiel y auxilia a su pueblo acordándose de su misericordia.
De otra parte, también hay justos que prefieren entregar su vida por “no negociar la fidelidad a
Dios”, ellos son la familia de los Macabeos.
¿Cómo empieza este espíritu de mundanidad?

Nace de una raíz perversa, el pueblo de Israel quería convertirse en un gran pueblo, ser famoso,
querían ponerse a la moda, estaban relajados en su fe y de poco en poco la tibieza entró en su alma
(1 Mac. 1,11) Creían que el estar con Dios era aislarse todo y por ende les traía desgracias, por eso
decían “Pactemos con las naciones vecinas, pues desde que nos hemos aislado de ellas nos han
venido muchas desgracias”».

A muchos les pareció una muy buena idea, así que «tomaron la iniciativa y acudieron al rey, a
tratar con el rey, a negociar». Pero no negociaron costumbres... negociaron la fidelidad al Dios
siempre fiel. Y esto se llama apostasía. Pero toda acción tiene consecuencias… consecuencias que
luego le costó muy caro al pueblo de Israel, pues negociar la propia fidelidad a Dios es como
negociar la propia identidad. Lo que nos debe consolar, dice el Papa, es que ante un camino de
infidelidad, Dios siempre permanece fiel, Él siempre nos espera y está dispuesto a perdonarnos, a
tomarnos de la mano así como hizo con su pueblo predilecto.

El espíritu de mundanidad vs. Espíritu cristiano

La mundanidad es difícil reconocerla desde el inicio porque es como la carcoma que destruye
lentamente la tela y luego esa tela” ya no sirve, y aquel hombre “que se deja llevar por la
mundanidad pierde la identidad cristiana”. Tiene peligros muy graves: nos aleja de la coherencia
de vida, nos aleja de Dios y destruye nuestra identidad cristiana.
A diferencia de la mundanidad, dice el Papa “el espíritu cristiano, la identidad cristiana, jamás
es egoísta, siempre trata de cuidar con la propia coherencia, cuidar, evitar el escándalo, cuidar
a los demás, dar un buen ejemplo”.

Rebeldes contra la mundanidad

EL VIEJO ELEAZAR (2 Mac. 6, 18-31)


No se dejó “debilitar por el espíritu de la mundanidad” y prefiere morir y no rendirse a la
apostasía. A pesar de sus noventa años, Eleazar mantuvo la nobleza “de una vida coherente, va
al martirio, da testimonio”.

UNA MADRE VALIENTE, UNOS HIJOS REBELDES (2 Mac. 7)


En la persecución religiosa arrestan a una Madre con sus siete hijos. Uno a uno mueren los hijos
dando testimonio de su fe, y a todos ellos su madre los ve morir en el espacio de un día. Su
madre no se deja llevar por el espíritu de mundanidad. Ella lo soporta todo con alegría por la
esperanza que ponía en Dios e incluso animaba a sus hijos a que no se dejen convencer y sean
fieles a Dios.

Pero…
Después de escuchar todo esto, seguro tú dirás: “Pero no es fácil, vivir en este mundo, donde
las tentaciones son tantas, y el tema de la doble vida nos tienta todos los días, no es fácil’. Pon
atención a lo que dice el Papa: “Para nosotros no solo no es fácil, es imposible. Solo Dios es
capaz de hacerlo, sólo Él puede salvarnos de este mal y nos alienta a pedir a Dios: Señor, soy
pecador, verdaderamente, pero te pido tu apoyo, dame tu apoyo para que, por una parte, no
finja ser cristiano y, por otra, NO viva como un pagano, como mundano”.

LA RETRIBUCION ULTRATUMBA (2MAC. 12, 38-46)

En estos versículos de la Biblia podemos encontrar el argumento de la oración por los difuntos y,
por lo mismo, la verdad sobre el purgatorio. Los Macabeos demuestran lo importante que era la
Oración y los sacrificios por las personas que habían muerto, puesto que tenían esperanza en la
resurrección futura: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran
libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46).

TRABAJEMOS:

Lee las citas bíblicas de Rebeldes contra la mundanidad en grupo y luego exponerlo mediante
dibujos.

¿Alguna vez haz vivido en una situación de Exilio?


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¿Finges ser cristiano pero vives como pagano? ¿Què acciones puedes tomar para vivir según
el Espíritu cristiano?
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¿Crees que negociar la fidelidad a Dios es negociar nuestra propia identidad?¿Alguna vez te
ha pasado?

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TU PROPÓSITO:

TAREA

Todos los días, antes de ir a dormir reza esta pequeña Oración:

“Señor, soy pecador, verdaderamente, pero te pido tu apoyo, dame tu apoyo para que, por una
parte, no finja ser cristiano y, por otra, NO viva como un pagano, como mundano”
**.- JESUCRISTO EL SIERVO DE YHAVE
“Reconocer el amor a Dios nos hace capaces de dar la vida por Él”

MOTIVACIÓN

SEGÚN EL CATECISMO

571 El Misterio pascual de la Cruz y de la Resurrección de Cristo está en el centro de la

Buena Nueva que los Apóstoles,"¿ "¿No era necesario que Cristo padeciera

eso y entrara así en su gloria?" (Lc 24, 26-27, 44-45).

"fue entregado según el

determinado designio y previo conocimiento de Dios" (Hch 2, 23).

"Cristo ha muerto por nuestros pecados según las Escrituras" (ibidem: Cf.

también Hch 3, 18; 7, 52; 13, 29; 26, 22-23). La muerte redentora de Jesús cumple, en

particular, la profecía del Siervo doliente (Cf. Is 53, 7-8 y Hch 8, 32-35).

"Dios le hizo pecado por nosotros"

(Cf. Rm 8, 3), Dios "a quien

no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que viniésemos a ser justicia de Dios

en él" (2 Co 5, 21)

Dios tiene la iniciativa del amor redentor universal

"En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos

amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados" (1 Jn 4, 10; Cf. 4, 19).

"La prueba de que Dios nos ama es que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió

por nosotros" (Rm 5, 8)

III CRISTO SE OFRECIÓ A SU PADRE POR NUESTROS PECADOS

Toda la vida de Cristo es ofrenda al Padre


El Hijo de Dios "bajado del cielo no para hacer su voluntad sino la del Padre que le ha

enviado" (Jn 6, 38), "al entrar en este mundo, dice: ... He aquí que vengo... para hacer, oh

Dios, tu voluntad...

"El cordero que quita el pecado del mundo"

señaló a Jesús como el "Cordero de Dios que quita los

pecados del mundo" (Jn 1, 29; Cf. Jn 1, 36). Manifestó así que Jesús es a la vez el Siervo

doliente que se deja llevar en silencio al matadero

Cristo expresa su misión: "Servir y dar su vida en rescate por muchos" (Mc 10, 45).

Jesús acepta libremente el amor redentor del Padre

609 Jesús, al aceptar en su corazón humano el amor del Padre hacia los hombres, "los amó

hasta el extremo" (Jn 13, 1) porque "Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus

amigos" (Jn 15, 13).

Jesús anticipó en la cena la ofrenda libre de su vida

Jesús expresó de forma suprema la ofrenda libre de sí mismo en la cena tomada con

los Doce Apóstoles (Cf. Mt 26, 20), en "la noche en que fue entregado"

La agonía de Getsemaní

612 El cáliz de la Nueva Alianza que Jesús anticipó en la Cena al ofrecerse a sí mismo (Cf.

Lc 22, 20), lo acepta a continuación de manos del Padre en su agonía de Getsemaní (Cf. Mt

26, 42) haciéndose "obediente hasta la muerte" (Flp 2, 8; Cf. Hb 5, 7-8). Jesús ora: "Padre

mío, si es posible, que pase de mí este cáliz..."

La muerte de Cristo es el sacrificio único y definitivo

La muerte de Cristo es a la vez el sacrificio pascual que lleva a cabo la redención

definitiva de los hombres (Cf. 1 Co 5, 7; Jn 8, 34-36) por medio del "cordero que quita el

pecado del mundo" (Jn 1, 29; Cf. 1 P 1, 19) y el sacrificio de la Nueva Alianza (Cf. 1 Co

11, 25) que devuelve al hombre a la comunión con Dios (Cf. Ex 24, 8) reconciliándole con

Él por "la sangre derramada por muchos para remisión de los pecados" (

Jesús reemplaza nuestra desobediencia por su obediencia


615 "Como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores,

así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos" (Rm 5, 19). Por

su obediencia hasta la muerte, Jesús llevó a cabo la sustitución del Siervo doliente que "se

dio a sí mismo en expiación",

En la cruz, Jesús consuma su sacrificio

616 El "amor hasta el extremo"(Jn 13, 1) es el que confiere su valor de redención y de

reparación, de expiación y de satisfacción al sacrificio de Cristo. Nos ha conocido y amado

a todos en la ofrenda de su vida (Cf. Ga 2, 20; Ef 5, 2. 25).

Nuestra participación en el sacrificio de Cristo

618 La Cruz es el único sacrificio de Cristo "único mediador entre Dios y los hombres" (1

Tm 2, 5). Pero, porque en su Persona divina encarnada, "se ha unido en cierto modo con

todo hombre" (GS 22, 2), él "ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de Dios sólo

conocida, se asocien a este misterio pascual" (GS 22, 5). Él llama a sus discípulos a "tomar

su cruz y a seguirle" (Mt 16, 24) porque él "sufrió por nosotros dejándonos ejemplo para

que sigamos sus huellas" (1 P 2, 21). Él quiere en efecto asociar a su sacrificio redentor a

aquellos mismos que son sus primeros beneficiarios (Cf. Mc 10, 39; Jn 21, 18-19; Col 1,

24). Eso lo realiza en forma excelsa en su Madre, asociada más íntimamente que nadie al

misterio de su sufrimiento redentor (Cf. Lc 2, 35):

Fuera de la Cruz no hay otra escala por donde subir al cielo (Sta. Rosa de Lima, vida)

619 "Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras"(1 Co 15, 3).

620 Nuestra salvación procede de la iniciativa del amor de Dios hacia nosotros porque

"Él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados" (1 Jn 4,

10). "En Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo" (2 Co 5, 19).

621 Jesús se ofreció libremente por nuestra salvación. Este don lo significa y lo realiza

por anticipado durante la última cena: "Este es mi cuerpo que va a ser entregado

por vosotros" (Lc 22, 19).

622 La redención de Cristo consiste en que él "ha venido a dar su vida como rescate por
muchos" (Mt 20, 28), es decir "a amar a los suyos hasta el extremo" (Jn 13, 1) para

JESUCRISTO FUE SEPULTADO

624 "Por la gracia de Dios, gustó la muerte para bien de todos" (Hb 2, 9). En su designio de

salvación, Dios dispuso que su Hijo no solamente "muriese por nuestros pecados" (1 Co

15, 3) sino también que "gustase la muerte", es decir, que conociera el estado de muerte, el

estado de separación entre su alma y su cuerpo, durante el tiempo comprendido entre el

momento en que él expiró en la Cruz y el momento en que resucitó. Este estado de Cristo

muerto es el misterio del sepulcro y del descenso a los infiernos. Es el misterio del Sábado

Santo en el que Cristo depositado en la tumba (Cf. Jn 19, 42) manifiesta el gran reposo

sabático de Dios (Cf. Hb 4, 4-9) después de realizar (Cf. Jn 19, 30) la salvación de los

hombres, que establece en la paz el universo entero (Cf. Col 1, 18-20).

que ellos fuesen "rescatados de la conducta necia heredada de sus padres" (1 P 1,

18).

623 Por su obediencia amorosa a su Padre, "hasta la muerte de cruz" (Flp 2, 8) Jesús

cumplió la misión expiatoria (Cf. Is 53, 10) del Siervo doliente que "justifica a

muchos cargando con las culpas de ellos". (Is 53, 11; Cf. Rm 5, 19).

El cuerpo de Cristo en el sepulcro

625 La permanencia de Cristo en el sepulcro constituye el vínculo real entre el estado

pasible de Cristo antes de Pascua y su actual estado glorioso de resucitado. Es la misma

persona de "El que vive" que

No dejarás que tu santo vea la corrupción"

627 La muerte de Cristo fue una verdadera muerte en cuanto que puso fin a su existencia

humana terrena. Pero a causa de la unión que la Persona del Hijo conservó con su cuerpo,

éste no fue un despojo mortal como los demás porque "no era posible que la muerte lo

dominase" (Hch 2, 24) y por eso de Cristo se puede decir a la vez: "Fue arrancado de la

tierra de los vivos" (Is 53, 8); y: "mi carne reposará en la esperanza de que no abandonarás

mi alma en el Hades ni permitirás que tu santo experimente la corrupción" (Hch 2,26-27;


Cf. Sal 16, 9-10). La Resurrección de Jesús "al tercer día" (1 Co 15, 4; Lc 24, 46; Cf. Mt 12,

40; Jon 2, 1; Os 6, 2) era el signo de ello, también porque se suponía que la corrupción se

manifestaba a partir del cuarto día (Cf

"Sepultados con Cristo... "

628 El Bautismo, cuyo signo original y pleno es la inmersión, significa eficazmente la

bajada del cristiano al sepulcro muriendo al pecado con Cristo para una nueva vida:

"Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que

Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también

nosotros vivamos una vida nueva"

"JESUCRISTO DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS,

AL TERCER DÍA RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS"

631 "Jesús bajó a las regiones inferiores de la tierra. Este que bajó es el mismo que subió"

(Ef 4, 9-10). El Símbolo de los Apóstoles confiesa en un mismo artículo de fe el descenso de

Cristo a los infiernos y su Resurrección de los muertos al tercer día, porque es en su Pascua

donde, desde el fondo de la muerte, él hace brotar la vida:

"Son precisamente estas almas santas, que esperaban a su Libertador en el seno de

Abraham, a las que Jesucristo liberó cuando descendió a los infiernos" (Catech. R. 1, 6, 3).

Jesús no bajó a los infiernos para liberar allí a los condenados (Cf. Cc. de Roma del año

745; DS 587) ni para destruir el infierno de la condenación (Cf. DS 1011; 1077) sino para

liberar a los justos que le habían precedido

aniquiló "mediante la muerte al señor de la

muerte, es decir, al Diablo y libertó a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida

sometidos a esclavitud "(Hb 2, 14-15). En adelante, Cristo resucitado "tiene las llaves de la

muerte y del Hades"

636 En la expresión "Jesús descendió a los infiernos", el símbolo confiesa que Jesús

murió realmente, y que, por su muerte en favor nuestro, ha vencido a la muerte y al

Diablo "Señor de la muerte" (Hb 2, 14).


637 Cristo muerto, en su alma unida a su persona divina, descendió a la morada de los

muertos. Abrió las puertas del cielo a los justos que le habían precedido.

Jesús es el Siervo de Yahveh, que según los cantos de Isaías (Is 42,1-9;

49,1-6; 50,4-11; 52,13-54,12) es sostenido por Dios, ha recibido

"Los rasgos del Mesías se revelan sobre todo en los

Cantos del Siervo (Isaías). Estos Cantos anuncian el sentido de la Pasión de

Jesús. Tomando sobre sí nuestra muerte, puede comunicarnos su propio Espíritu

de Vida" (CEC 713). "La muerte redentora de Jesús cumple, en particular,

la profecía del Siervo doliente. Jesús mismo presentó el sentido de su

vida y de su muerte a la luz del Siervo doliente

discípulos de

Emaús y luego a los propios apóstoles" (CEC 601). "Juan Bautista, después

de haber aceptado bautizarle en compañía de los pecadores, vio y señaló a

Jesús como el Cordero de Dios que

es a la vez el Siervo doliente que se deja llevar en

silencio al matadero y carga con el pecado de las multitudes y el cordero

pascual símbolo de la redención de Israel cuando celebró la primera pascua.

Toda la vida de Cristo expresa su misión: Servir y dar su vida en rescate por

muchos (Me 10,45)" (

Jesús, como Siervo de Yahveh e Hijo de Dios, dice amén incondicionalmente

a la voluntad del Padre, haciendo de ella su alimento (Jn 4,34). En

obediencia al Padre consuma la redención en la cruz, cargando con nuestros

pecados. Muere como un cordero llevado al matadero sin resistencia. Por ello

agradó a Dios y salvó a los hombres. El Padre, resucitándolo de la muerte,

acredita el camino de su Siervo como ca


camino de la vida y de la resurrección

de la muerte. En el Siervo de Yahveh encuentra el cristiano cumplido el

Sermón del Monte: "Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.

Pues yo os digo: No resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla

derecha ofrécele también la otra. Amad a vuestros enemigos y rogad por

los que os persigan" (Mt 5,38-48).

El título de Siervo de Yahveh va unido al de Hijo del hombre. Ambos

títulos definen a Jesús como Mesías, que trae la salvación de Dios. El es "el

que había de venir" que ha venido. Con El ha llegado el Reino de Dios y la

salvación de los hombres. Pero, Jesús, frente a la expectativa de un Mesías

político, que El rechaza, se da a sí mismo el título de Hijo del hombre. El trae

la salvación para todo el mundo,

violencia, sino por el camino de la pasión

y de la muerte en cruz. Jesús es el Hijo del hombre,

El Mesías, de este modo, asume en sí, simultáneamente, el título de Hijo

del hombre y de Siervo de Yahveh, cuya muerte es salvación "para muchos".

Jesús muere "como Siervo de Yahveh", de cuya pasión y muerte dice Isaías

que es un sufrimiento inocente, aceptado voluntariamente, querido por Dios

y, por tanto, salvador. Al identificarse

todos. En la cruz, Jesús aparece

entre malhechores y los soldados echan a suertes su túnica (dos rasgos del

canto del Siervo de Isaías 53,12). Y

Es el Rey que tiene como trono la cruz.

Así es como entra en la gloria, con sus llagas gloriosas: "¿no era necesario

que el Cristo padeciera eso para entrar así en su gloria?" (Le 24,26). Cristo es
Rey en cuanto Siervo y Siervo en cuanto Rey. Servir a Dios es reinar. Porque

el servicio a Dios es la obediencia libérrima del Hijo al Padre.

Cristo Siervo de Yahveh, que carga con nuestros pecados y dolencias,

dando la vida por ellos, deja al cristiano unas "huellas luminosas" (1P 2,21-

25), para que camine por ellas hacia la gloria. Quien se entrega al servicio de

los demás, el que pierde su vida, vaciándose de sí mismo por Cristo y su

evangelio es el verdadero hombre, que llega a la estatura adulta de Cristo,

crucificado por los demás. Esta unión entre servicio y gloria es lo que canta

Pablo en su carta a los Filipenses (2,5-11). Cristianos adultos son aquellos

que "llevan los unos las cargas de los otros" (Ga 6,2; CEC 618).

Dios, resucitando a Jesús, ha cambiado la muerte ignominiosa de la cruz

en motivo de esperanza, de gloria y de salvación. La cruz ya no destruye al

hombre unido a Jesucristo por la fe. La cruz "escándalo para los judíos y

necedad para los gentiles", para el cristiano es "fuerza de Dios y sabiduría de

Dios" (ICo 1,17-25).

Cristo Siervo de Yahveh, que carga con nuestros pecados y dolencias,

dando la vida por ellos, deja al cristiano unas "huellas luminosas" (1P 2,21-

25), para que camine por ellas hacia la gloria. Quien se entrega al servicio de

los demás, el que pierde su vida, vaciándose de sí mismo por Cristo y su

evangelio es el verdadero hombre, que llega a la estatura adulta de Cristo,

crucificado por los demás. Esta unión entre servicio y gloria es lo que canta

Pablo en su carta a los Filipenses (2,5-11). Cristianos adultos son aquellos

que "llevan los unos las cargas de los otros" (Ga 6,2; CEC 618).

Dios, resucitando a Jesús, ha cambiado la muerte ignominiosa de la cruz

en motivo de esperanza, de gloria y de salvación. La cruz ya no destruye al


hombre unido a Jesucristo por la fe. La cruz "escándalo para los judíos y

necedad para los gentiles", para el cristiano es "fuerza de Dios y sabiduría de

Dios" (ICo 1,17-25).

muertos. Todo lo que tiene aspecto de cruz o

muerte ha sido asumido por Jesús y transformado en camino de gloria. La

cruz aparece, pues, como la luz radiante del rostro del Padre

En la cruz de Cristo aparece el amor insondable de Dios, que no perdonó

a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros (Rm 8,32.39; Jn 3,16), para

Pablo: "El Hijo de Dios me amó y se entregó por mí" (Ga 2,20). La cruz

es el símbolo por excelencia del cristiano. Marcado con la cruz en el bautismo,

el cristiano levanta la cruz en todo tiempo y lugar, como símbolo de su

pertenencia a Cristo crucificado.

La cruz es también un escándalo. La cruz es signo de salvación y signo de

contradicción, piedra de escándalo. Ante ella se definen quienes están con

Cristo y quienes en contra de Cristo. A cada paso nos encontramos con la

cruz en la vida, como piedra, en que nos apoyamos, o como piedra, en la que

tropezamos y nos aplasta: Cristo crucificado es la señal de contradicción,

"puesto para caída y elevación de muchos" (Le 2,34).

Cristo: "El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí

mismo, tome su cruz y que me siga" (Me 8,34). Confesar a Cristo crucificado

significa decir que estoy crucificado con Cristo. El

c) Muerto y Resucitado

Jesucristo muerto y resucitado es la obra de Dios que se nos ofrece gratuitamente

para que nuestros pecados sean destruidos y nuestra muerte sea aniquilada.

Jesús es el camino que Dios ha abierto en la muerte. Por el poder del


Espíritu Santo, el hombre puede pasar de la muerte a la vida, puede entrar en

la muerte, sabiendo que no quedará en ella; la muerte es paso y no aniquilación.

Al actuar así, Dios ha mostrado el amor que nos tiene. No decía la verdad

la serpiente al presentar a Dios como enemigo celoso del hombre. En la

obediencia filial a la voluntad de Dios reside la vida y la libertad del hombre.

En la desobediencia y rebelión del hombre contra Dios, sólo puede hallarse

Muerte

Cristo va a la pasión siguiendo los designios del Padre, en obediencia a la

voluntad del Padre: "Cristo, siendo Hijo, aprendió por experiencia, en sus

padecimientos, a obedecer. Habiendo llegado así hasta la plena consumación,

se convirtió en causa de salvación para todos los que le obedecen" (Hb

Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos" (Me 14,23-

24), "para el perdón de los pecados",

El es el Siervo

de Yahveh, que carga sobre sí nuestros sufrimientos y dolores, azotado y

herido de Dios y humillado. Herido, ciertamente, por nuestras rebeldías,

molido por nuestras culpas, soportando

La hora de la pasión es la hora de Cristo, la hora señalada por el Padre para

la salvación de los hombres: "Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó

a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en El,

sino que tengan vida eterna" (Jn 3,16).


JESUCRISTO EL SIERVO DE YHAVE

Ser cristiano es experimentar y reconocer

a Jesucristo como Señor, vivir sólo de El y para Él, caminar tras sus huellas,

en unión con El, en obediencia al Padre y en entrega al servicio de los hombres,

en primer lugar anunciándoles a Cristo como Señor. Ser en Cristo, vivir

con Cristo, por Cristo y para Cristo es amar en la dimensión de la cruz, como

El nos amó y nos posibilitó con su Espíritu (CEC 450).

Con el anuncio de Cristo muerto y sepultado, que descendió a los infiernos

y fue resucitado, de quien la cruz gloriosa es signo permanente en la vida

del cristiano, se comienza a iluminar la historia como historia del amor de

Dios, manifestado en su mismo Hijo. De aquí

Dios salvó a Cristo,


resucitándolo de la muerte, para salvar con esa muerte y resurrección a
todos los pueblos de la tierra. Tres días y tres noches pasa Jonás en el vientre
del pez. Esto mismo se cumple plenamente en Jesucristo, el nuevo Israel.
Jesús no se ha negado a su misión, sino que ha asumido sobre sí todas nuestras
flaquezas e infidelidades. Como Siervo de Yahveh desciende al vientre
del pez, a los infiernos, pasa tres días y tres noches en el corazón de la tierra
para, desde allí, resucitar, abriendo para todos los hombres un camino de vida
en el muro de la muerte. La resurrección acontece al alba del tercer día, el día
después del sábado, el día de la nueva creación, el día eterno, día sin noche,
día sin fin.

Esta es la vida del cristiano. El bautismo es entrar en la muerte con Cristo


para resucitar con él. Este misterio, que se vive en el sacramento, se actualiza
en toda la vida. Tres días y tres noches es la vida presente. Toda la vida del
cristiano consiste en entrar en la muerte y, en ella, experimentar la victoria de
Cristo sobre la muerte. Ser entregados al mar, como víctima de propiciación
por los hombres, es la misión del cristiano. El cristiano, como el chivo expiatorio,
es arrojado todos los días al desierto para rescatar a los hombres del
peso del pecado. En nuestras aflicciones y debilidades Dios es glorificado. La
cruz de cada día, en Cristo, se hace gloriosa. Da gloria a Dios. La muerte no
es muerte, sino la puerta de la resurrección, de la vida nueva, de la salvación
para nosotros y para el mundo

El mal puede tragarse al profeta, pero el profeta es un alimento indigesto.


El pez no logra digerir a Jonás: lo vomita sobre tierra firme. La muerte no
logra digerir a Cristo. Desciende a los infiernos, pero el infierno no puedo
retenerlo. Al tercer día resucita esplendente de gloria para no morir más. La
muerte no tiene poder alguno sobre él ni sobre los que mueren en Cristo:
"Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió
por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó
al tercer día, según las Escrituras. Ahora bien, si se predica que Cristo ha
resucitado de entre los muertos ¿
**.- EL ESPIRITU SANTO, SEÑOR Y DADOR
DE VIDA
CREO EN EL ESPÍRITU SANTO
683 "Nadie puede decir: "¡Jesús es Señor!" sino por influjo del Espíritu Santo" (1 Co 12, 3).
"Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá, Padre!" (Ga
4, 6). Este conocimiento de fe no es posible sino en el Espíritu Santo. Para entrar en
contacto con Cristo, es necesario primeramente haber sido atraído por el Espíritu Santo. Él
es quien nos precede y despierta en nosotros la fe. Mediante el Bautismo, primer
sacramento de la fe, la Vida, que tiene su fuente en el Padre y se nos ofrece por el Hijo, se
nos comunica íntima y personalmente por el Espíritu Santo en la Iglesia:
¿Quién ES EL ESPÍRITU SANTO?

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