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(ALIMENTACION Y VACUNACION)
La salud es, por tanto, vista como un recurso para la vida cotidiana y no el objetivo de
vivir. Así, la salud ofrece un significado para el bienestar y, con ello, para el desarrollo
humano. Esta visión es consistente con la Renovación de Salud para Todos, que llama a
movilizar esfuerzos para que todas las personas alcancen un nivel de salud que les
permita llevar una vida económica y socialmente productiva. Las metas en salud, bajo
esta perspectiva, se pueden resumir en las siguientes cuatro:
Prevención terciaria; se dirige a reducir el progreso y las complicaciones de una
enfermedad ya establecida mediante la aplicación de medidas orientadas a reducir
secuelas y discapacidades, minimizar el sufrimiento y facilitar la adaptación de los
pacientes a su entorno; es un aspecto importante de la terapéutica y la medicina
rehabilitadora. La prevención terciaria implica una atención médica de buena
calidad y es difícil de separar del propio tratamiento de la enfermedad.
MEDIDAS DE CONTROL
Los servicios de salud a nivel local tienen que mantener una doble acción; por un lado,
proveer atención a las personas según sus necesidades individuales y, por otro,
desarrollar acciones dirigidas a la población en su conjunto, según normas y prioridades
establecidas. En un sentido amplio, ambas acciones implican la aplicación de medidas de
control; en el primer caso, el control de la enfermedad en las personas, a través de
servicios de salud; en el segundo caso, el control de la enfermedad en la población, a
través de programas de salud.
En la práctica, el término “control” se ha prestado para varios usos, todos con distintas
implicancias en salud pública. Podemos distinguir al menos dos dimensiones que acotan
el significado práctico del término: una dimensión circunstancial y otra temporal, que
depende del escenario específico en que opera el control:
INMUNIZACIONES
Las vacunas no son intervenciones directas de nutrición; por lo tanto, no se tratan con
detalle en esta publicación, ni tampoco se suministran los detalles sobre cómo se deben
proveer. Sin embargo, como las enfermedades infecciosas en la infancia contribuyen en
gran parte a los problemas nutricionales, las vacunas deben ir de la mano con ayudas
más directas en nutrición. En realidad, sería una negligencia que un nutricionista o
cualquier otro administrador de un grupo de intervención nutricional, fallase al no
garantizar que los niños sean vacunados.
El sarampión, el tétano y la los ferina (enfermedades contra las que existen vacunas
desde hace mucho tiempo) matan casi 3 millones de niños en el mundo entero cada año,
y comprometen el estado nutricional de muchos de los que sobreviven. A pesar de estas
cifras, es alentador saber que muchos países, algunos muy pobres, han inmunizado el 80
por ciento de sus niños.
El sarampión aún es causa de muchas muertes entre las enfermedades que se pueden
prevenir por medio de la vacuna, y es también la que más se relaciona con la
malnutrición. El sarampión es particularmente letal para niños que tienen carencia de
vitamina C y MPE grave. Además es claro que el suministro de vitamina A terapéutica,
reducirá la tasa de casos fatales en los niños desnutridos que sufren sarampión.
En los países en desarrollo, las principales vacunas recomendadas son las que previenen
difteria, los ferina y tétano (DPT), sarampión, poliomielitis y tuberculosis (BCG). El
programa de vacunación recomendado por la OMS en el Programa ampliado de
inmunizaciones (PAI), se presenta en el cuadro siguiente. Existen, por supuesto, muchas
otras enfermedades contra las cuales hay vacunas. Esto se trata en libros de texto sobre
enfermedades infecciosas.
La diarrea, se puede producir por muchas causas (virus, bacterias, parásitos, toxinas y
otros) y es un importante problema de salud pública en casi todos los países en
desarrollo. Generalmente contribuye en forma muy importante a la morbilidad y la
mortalidad. Su control es de gran prioridad). La interacción entre la diarrea y la
malnutrición es ampliamente conocida.
Tanto la OMS como UNICEF han promovido y apoyado con vigor la terapia de
rehidratación oral (TRO) durante 20 años, y ha sido además una estrategia a nivel
nacional. La enfermedad diarreica causa la muerte, sobre todo a los niños, debido a la
deshidratación (Foto 75). Las deposiciones líquidas frecuentes, algunas veces
combinadas con vómito llevan a una pérdida grave de agua y electrólitos
Mantener una alimentación sana y equilibrada es una cuestión básica para la prevención
de enfermedades. Se sabe que la mejor medicina para el organismo es la preventiva, y no
hay mejor forma de prevenir enfermedades que mediante un estilo de vida saludable, que
combine el ejercicio físico con una dieta equilibrada, asegurándonos una correcta
nutrición e hidratación.
Por el contrario, una mala alimentación puede ser causa de diversos problemas de salud.
Cuando se trata de personas mayores debemos prestar especial atención a
la alimentación, ya que cuentan con un sistema inmunitario más debilitado.
Nuestras necesidades de nutrición varían en función de nuestra edad y situación,
evidentemente no precisa de los mismos alimentos un joven de 20 años que una persona
dependiente de 70.
DESNUTRICIÓN INFANTIL
Se debe pesar a los niños regularmente y aconsejar cómo alimentarlos: un niño
sano es un niño que crece.
Los niños desnutridos necesitan comer con frecuencia comidas ricas en nutrientes