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Y busqué entre ellos hombre que hiciese VALLADO y que se pusiese en LA BRECHA delante de mí,

a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé”


Ezequiel 22:30

“Sobre tus muros , oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán
jamás”. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a
Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra” Isaías 62:6-7

EL INTERCESOR
¿Siente usted deseo de pedirle a Dios por esas causas, rogándole perdón y misericordia para esos
pecados ajenos? Si así es, usted es un intercesor
marzo 28, 2007

¿Ha sentido usted dolor por alguna persona, aunque sea pecadora? ¿Le duele la situación de su
país? La del mundo? ¿La violencia, guerra, delincuencia, los secuestros y asaltos, la drogadicción,
el incesto, la prostituciòn, el lesbianismo y homosexualidad, adulterio, aborto, abuso contra los
niños, corrupción a todos los niveles, miseria, hambre, suicidio, engaño, etc.)

¿Siente usted deseo de pedirle a Dios por esas causas, rogándole perdón y misericordia para esos
pecados ajenos? Si así es, usted es un intercesor. Darle gracias a Dios, porque El lo ha escogido
como a uno de sus ayudantes especiales. Pero más que todo ¡Cumpla! He aquí algo de lo que
significa ser intercesor:

Es la persona que tiene el deseo de orar por otro, tomando su lugar. El que siente carga en su
corazón por alguna situación ajena. Siente primero la necesidad de dar, antes de convertirla en
oración. Es quien lleva una vida de profunda comunicación con Dios; dispuesto a sentir el
sufrimiento por lo que intercede, tomando el lugar de aquel por el que ora.

Otro ejemplo lo encontramos en Ezequiel 22:30, cuando Dios dice que El no quería destruir la
tierra, por lo que buscó si había un hombre (intercesor) que se pusiese delante de El, en la brecha,
rogando, intercediendo a favor de la tierra, para que no destruyese.

Es el que se interpone entre Dios y los que merecen su justa ira o castigo, parándose en la brecha
por ellos y clamando a Dios misericordia y perdón con gemidos y llantos. (Ezequiel 22:30). Esta
siempre peleando y por lo tanto no puede darse el lujo de descansar; y esa guerra no la puede
pelear con armas carnales, necesita ser lleno del Espíritu Santo para que El tome control de su vida
y persona. Efesios 6:12-18

Es como el abogado para el reo; su oración es la defensa, el perdón, la gracia para el culpable, que
es el pecador. Jesús, como intercesor, es nuestro Abogado ante el Padre. (1 Juan 2:1)

Todo intercesor tiene que negarse a sí mismo, negar su Yo y la voluntad propia, pero esto sólo
puede lograrse a través del Espíritu Santo, (para que el tome el control), de su fe en Cristo y de
permanecer con Jesús.
El intercesor da su vida en amor y dolor por el otro; siente misericordia, sufre, llora, gime. (Mateo
9:13; Romanos 8:26)

Tres cosas debe aprender el intercesor para que su oración sea efectiva: 1) identificación con la
causa o persona; 2) dolor, sufrimiento y agonía; y 3) AUTORIDAD. Cada uno de estos tres
sentimientos tiene que estar basado en el amor de Dios o amor ágape y fluir de manera plena con
nuestra oración.

La identificación total del intercesor con aquellos por lo que va a interceder es indispensable.
Jesús se identificó con Marta y María ante la muerte de Lázaro y hasta lloró por él. La verdadera
identificación es la que nos dice Romanos 12:14: “Gosaos con los que gozan; llorad con los que
lloran.” El intercesor puede llegar incluso a sentir los dolores físicos del enfermo por quien ora,
pues está tomando su lugar.

Sentir dolor y agonía significa sentir de la misma manera que el Espíritu Santo lo hace por
nosotros. (Romanos 8:22-27). La autoridad es la que podemos ejercer conforme a la Palabra de
Dios; la autoridad de creyente que nos ha sido dada, la autoridad de hijos de Dios y co-herederos
de su Reino. (Gálatas 3:29; 4:7).

Dios es el que busca a aquellos que deben de ser intercesores. Por eso, ser intercesor es un
privilegio. Dios emplea a las personas para servirle no por su capacidad sino por su disposición y
entrega.

Un intercesor debe:
Ser responsable de alcanzar su objetivo
Permanecer en actitud de oración todo el tiempo
Vencer toda influencia del mundo
Mantener comunión profunda con Jesús
Permanecer en la perfecta voluntad de Dios
Morir al Yo, diariamente
Santificarse paso a paso
Amar a los que le ofenden o dañan
Creer en la Palabra de Dios

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