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Como Leu00F1a para El Fuego 1
Como Leu00F1a para El Fuego 1
EL FUEGO”
MANUAL DE CRIMINOLOGÍA
“La benevolencia aplacará las calamidades como el agua apagará con seguridad
el incendio. La violencia, es echar mas leña al fuego”. Confucio.
DEDICATORIA:
CAPÍTULO 1
1.- Criminología: Alcance y contenido.
2.- Objeto.
3.- Ciencia o ciencia interdisciplinaria.
4.- ¿Debe la criminología legitimar el sistema penal?
CAPITULO 2
HISTORIA DE LA CRIMINOLOGÍA
1.- La Escuela Clásica: Cesare Beccaria; Jeremy Bentham; John Howard
2- La Antropología Criminal - La Escuela Positiva: Lombroso; Ferri; Garófalo.
3.- El positivismo en la Argentina: Ingenieros, Peco, Coll y Gómez.
4.- Escuela de Política Criminal: von Liszt. Siglo XIX Y XX.
- Política criminal como objeto distinto a la política social.
- Receptación de la política criminal en la elaboración del Código de 1921.
5.- Política Criminal social o preventiva.
6.- La Defensa Social y Nueva Defensa Social.
- La Nueva Defensa Social.
CAPITULO 3
HISTORIA DE LA CRIMINOLOGÍA (CONTINUACIÓN)
1.- El enfoque sociológico: Sutherland: la teoría de la asociación diferencial.
2.- La Escuela de Chicago: Teorías Subculturales.
3.- Teoría de la Anomia.
4.- Teoría del Etiquetamiento (labelling approach)
5.- Criminología Crítica o Radical
- Minimalismo
6.- Abolicionismo: vertientes:
- Las propuestas abolicionistas.
- Criticas.
CAPITULO 4
EL DELITO Y EL DELINCUENTE
1 - El delito como producto de la conciencia moral social.
2.- El delincuente para el saber criminológico.
3.- Desnaturalización del concepto de delincuente.
4.- El aprendizaje de la delincuencia.
- El condicionamiento social.
5.- Reacción de un estado de derecho ante la delincuencia.
6.- Nuevos delitos: delitos de cuello blanco, delitos económicos.
- Delitos de guante blanco
CAPÍTULO 5
VICTIMOLOGÍA
1.- Victimología - orígenes:
2.- Clasificación de las víctimas.
- La víctima en el proceso penal: su participación.
3.- La víctima del proceso o el delincuente como víctima.
4.- La expropiación del conflicto.
5.- La influencia de la víctima en la política criminal.
CAPÍTULO 6
VICTIMOLOGÍA (CONTINUACIÓN)
1.- La violencia familiar.
- La mujer maltratada.
2.- El maltrato infantil: Distintos casos.
3 - Constituciones provinciales y Tratado Internacional de Río de Janeiro.
4.- Orígenes del Conocimiento del Síndrome del Niño maltratado.
CAPITULO 7
LA REACCIÓN FRENTE AL DELITO
1.- Surgimiento y evolución de la pena. Penas tortuosas.
2.- La privación de la libertad como pena
3.- Cárcel tradicional, nacimiento, apogeo y crisis
4.- Presos y guardia-cárceles
5.- La selectividad penal
6.- Pena de muerte. Estado actual. Estadísticas.
- Datos y cifras de la pena de muerte
CAPITULO 8
LA VIOLENCIA OPERATIVA EN EL SISTEMA PENAL
1 - La pena de muerte extrajudicial y carcelaria.
- Muertes institucionales
2.- Torturas y apremios ilegales en democracia
3.- La paradoja de pretender la readaptación excluyendo al delincuente de la sociedad.
- Los castigos carcelarios.
4.- Nuevos modelos carcelarios. ubicación. construcción, cantidad de internos, denominación,
trato.
CAPITULO 9
PENAS Y MEDIDAS ALTERNATIVAS
A.- Penas alternativas y medidas alternativas. Terminología
B.- Clasificación de las Alternativas
C. Enumeración y análisis de las penas y medidas alternativas
1 - Alternativas legales: prisión abierta, establecimientos de terapia social, servicios comunitarios,
condena condicional, arresto de fin de semana, probation, mediación penal, binding over, multa,
el perdón del ofendido, la “parole”, restricción o privación de derechos, confinamiento,
deportación o expulsión del territorio.
2 - Alternativas informales o impropias: despenalización, no ejecución de órdenes, la prescripción,
absolución por defectos de forma, los indultos y las conmutaciones del poder ejecutivo, otras
alternativas.
3.- Criticas a las alternativas a la pena privativa de Libertad.
CAPITULO 10
FACTORES RELACIONADOS A LA CRIMINALIDAD
1.- El rol de los medios de comunicación social.
- Estigmatización, condena previa.
2.- La publicidad como integradora del tipo penal.
3.- Sensación de injusticia.
4.- Necesidad de una información amplia y científica
5.- La creación del estado de inseguridad.
- La generación de un clamor represivo.
6.- falta de información sobre las consecuencias de las Penas graves. Delitos carcelarios.
7.- Asimilación del garantismo a la protección criminal.
CAPÍTULO 11
CRIMINOLOGÍA APLICADA.
1.- Derecho penal como control de delincuencia.
2.- La criminología como control del crimen: la intervención sobre grupos de delincuentes.
3.- El control blando de la delincuencia.
4.- Programas preventivos. La prevención en la familia y en la escuela.
CAPITULO 12
CRIMINALÍSTICA
1.- Criminalística. Concepto. Criminalística como ciencia auxiliar del derecho penal
2.- Sus orígenes.
3.- Los indicios.
4.- Escenología criminal. Técnica policial.
CAPÍTULO I
2.- OBJETO:
En cuanto al objeto de estudio de la criminología algunos se ponen en el extremo y
sostienen que ésta comparte el mismo objeto de estudio que el derecho penal, es decir, el delito.
Para otros la criminología cubre múltiples objetos de análisis entre los que mencionan cuanto
menos: la delincuencia como fenómeno social, el delito como acción individual, los delincuentes
en cuanto actores del drama delictual, los sistemas de control como reacción frente al delito y los
sujetos pasivos y pacientes del delito: las víctimas.
Hay quienes no están encolumnados en uno u otro extremo y son los que en el medio
sostienen que el objeto de estudio de la criminología ni es tan plural, ni tan heterogéneo, sino que
tiene una plena identidad científica poseyendo una interrelación, una cooperación con otras
disciplinas, compartiendo con ellas algunos conocimientos y métodos.
La delincuencia para la criminología es un problema real, variable en su intensidad,
según que sociedad se estudie, pero presente, fuertemente presente en todas. Se puede decir que
ella es la utilización por ciertas personas de la fuerza física, el engaño, el poder, la prevalencia, su
circunstancia para conseguir un objetivo perjudicando a otro u otros. El hombre, entonces para el
logro fácil, se olvida o entra en conflicto con la ley y adquiere así resultados que no obtendría si
cumpliera en forma acabada con la misma. Existe otra conclusión criminológica para este tema,
complementaria de la anterior, que plantea que la delincuencia además de ser un problema real es
un fenómeno de cierto grado construido a partir de la reacción social de rechazo que este hecho
delictivo produce en la ciudadanía.
Sobre la base de las dos premisas anteriores sostiene Garrido que la de la
delincuencia como un problema real, y la de la delincuencia como fenómeno construido por la
sociedad, se puede definir a la criminología como la ciencia que estudia el comportamiento
delictivo y la reacción social frente al mismo. Entonces la ciencia que estudia la delincuencia y los
sistemas sociales empleados para su control abarca por lo tanto un conjunto amplio de
comportamientos humanos que terminan produciendo la reacción social de rechazo. Y es también
su objeto de estudio el análisis de porqué estos comportamientos (el homicidio, el secuestro, la
violación) dañan gravemente a otras personas y por ende a la comunidad, mientras que otros
comportamientos delictivos (delitos contra la administración, la seguridad o la salud pública) tienen
una menor entidad produciendo menor rechazo a pesar de dañar más gravemente a la sociedad, y
se intensifica su análisis para comprender cómo frente a la delincuencia de cuello duro
(contaminación de aguas, contaminación ambiental; tala indiscriminada de bosques) el rechazo no
existe.(1)
La reacción social más extrema consiste en la persecución de los delitos a través de
la justicia penal; sin embargo existen otros mecanismos de control social llamados informales, que
están comprendidos por la familia, el vecindario, los amigos y los medios de comunicación.
Ese cruce de camino entre ciertas conductas humanas consideradas delictivas y
ciertas reacciones sociales a tales conductas es el objeto sustantivo de la criminología.
El referente normativo ineludible para cada comportamiento delictivo es la ley penal
que es la que establece en cada sociedad y época cuales comportamientos van a ser considerados
delictivos (delitos contra las personas, contra la propiedad, contra la salud pública, etc.) siendo por
ello el referente legal que delimita un sector de acciones que son objetivo prioritario de la atención
criminológica. Va de suyo que esa atención no se agota en los delitos consagrados en el Código
Penal y sus leyes complementarias, por el contrario, para ir comprendiendo la génesis de los
comportamientos delictivos dirige su atención al conjunto de ciertos comportamientos no
delictivos, como serían aquellas conductas infantiles o juveniles que van preanunciando una
posterior desviación o desapego a la norma, o reacción a los límites o a la carencia de éstos. Mira
atentamente la deserción escolar, el maltrato infantil, las mujeres golpeadas, las fugas del hogar
que se transforman en factores bio-psicológicos sociales que facilitará la conducta delictiva.
La otra dimensión: la reacción social, es valorativa de aceptación o rechazo de
ciertos comportamientos, aunque tiene también, como es lógico, infracciones en cuanto a la acción
o re-acción de los ciudadanos frente al delito; éste se extiende desde la mera desaprobación y el
control paterno de algunas conductas infantiles o juveniles inapropiadas, hasta un sistema de
justicia penal establecido por el Estado para los delitos, así pues al igual que la dimensión
comportamiento delictivo, la magnitud reacción social posee un polo inferior y otro superior. En
el inferior se encuentran los mecanismos del control informal: la familia, la escuela, etc., y en el
superior están los controles formales del Estado.
La criminología se ocupa también del estudio de todos esos sistemas sociales que
responden a la conducta delictiva o a ciertas conductas o factores que llegan asociados con ellas, y
analiza los efectos que los mecanismos de control producen sobre el comportamiento delictivo.
La criminología no tiene multiplicidad de objetos sino que se dedica al análisis de
ese cruce de caminos, esa intersección entre el comportamiento delictivo y la reacción social.(2)
Delincuencia, delito y delincuente, son sólo perspectivas diferentes de una misma
dimensión: el comportamiento delictivo, las víctimas del delito y los mecanismos de control, que
incluye la justicia penal, pero además muchos otros elementos como la reacción de las propias
víctimas o de su entorno, o del impacto de los medios de comunicación que pueden resumirse en
lo que se llama la reacción social de la cual son aquellos elementos constitutivos.
(1)
Marcó del Pont, Manual de Criminología (un enfoque actual), Marcos Lerner Editora, (Córdoba, s.f.), Pág.175
(2)
Garrido Vicente, Per Stangeland, Santiago Redondo, Principio de Criminología, Editorial Tirant lo Blanch, (Valencia, 1999),
Pág.65.
El conocimiento que la criminología busca cuando estudia el comportamiento
delictivo es diferente del concepto jurídico que el derecho penal tiene del delito; el derecho penal
presta atención exclusivamente a los comportamientos concretos tipificados como delitos a
aquellas conductas que describen los tipos penales y cuyo autor adapta su conducta a esa
descripción como se adaptaba la tabla lesbia de plomo de los romanos para medir las
irregularidades del terreno. Por el contrario, la criminología no es adicta o no está ligada a las
acciones delictivas vinculadas estrechamente al Código Penal, contempla y estudia el
comportamiento humano desde una perspectiva mucho más amplia que la que le proporciona el
Código Penal. Su punto de vista es que el hecho delictivo aislado solo puede ser adecuadamente
comprendido si lo relacionamos con otros factores y comportamientos previos del mismo
individuo, de su víctima, de su entorno, de sus circunstancias que no necesariamente tienen que ser
delictivas. Si bien son objeto de estudio de la criminología todos aquellos actos previos de la
conducta que es sorprendida, descubierta, investigada por la justicia y sancionada con una condena,
pues el hombre puede haber cometido muchos actos anteriores o pudo haber descripto toda una
carrera evolutiva desde los delitos menores hasta los muy graves y que fue descubierto recién
cuando cometió el más grave, toda esa carrera, todos esos hechos que pudieron haber sido
repetidos, todas sus circunstancias y todas sus situaciones, todo eso que va haciendo a su
habitualidad, también es objeto de los estudios criminológicos.
El método científico de la criminología se confirma casualmente y demuestra lo
único que es, cuando hace este contacto con otras ciencias afines, que lejos de menoscabar la
entidad científica de la criminología, está demostrando que su método es realmente único ya que
su fundamento es el sometimiento total a la realidad, o sea, el estudio de los hechos analizados que
son descriptos mediante la observación y la experimentación. Así es que intenta responder luego
de esa experimentación y observación a preguntas acerca de qué factores individuales o sociales
influyeron sobre tal o cual comportamiento, qué personas se encuentran en mayor riesgo de
delinquir o de ser víctimas del delito, cómo evolucionan las carreras delictivas juveniles, qué papel
juegan los medios de comunicación social en la amplificación artificial del fenómeno delictivo,
cómo influyen los sistemas de control en la perpetuación de la conducta delictiva o cómo puede
prevenirse más eficazmente la criminalidad. Así aspira al logro de cuatro niveles de conocimiento
siendo el primero el descriptivo: detalla las condiciones en que se producen los comportamientos
delictivos y las reacciones sociales frente a ellos. El segundo es explicativo: pues ordena
lógicamente los hallazgos que describen la aparición de los fenómenos delincuencia y reacción
social y arbitra explicaciones o teorías que vinculan entre sí los conocimientos obtenidos. La tercera
aspiración es predictiva: teniendo por finalidad pormenorizar bajo qué circunstancias se favorecerá
o se dificultará este tema, de gran interés para los gobiernos de todos los Estados, adopten la
ideología que adopten, el comportamiento delictivo. Y finalmente una vertiente aplicada cuyo
propósito es intervenir sobre los factores relacionados a la delincuencia con la pretensión de reducir
los comportamientos delictivos en una sociedad.
El delito, los delincuentes y el control social, constituyen las principales áreas de
estudio de la criminología, interesa darle a ella precisamente en primer lugar la definición o
concepto del delito. Desde el derecho penal la respuesta es simple: “es el comportamiento que está
tipificado como tal en el Código Penal”, la definición legal de delito resulta de este modo para
salvaguardar el principio de legalidad en una explicación circular que no aporta elementos que
ayuden a la comprensión criminológica del comportamiento delictivo. Esa definición jurídica no
aclarará cual es el motivo de que un determinado hecho sea considerado delito y cuales son las
razones para que se considere a un delito más grave que otro. La responsabilidad de esta definición
los estudiosos la endilgan a un ente misterioso: el legislador, quién ha hecho estas leyes totalmente
al margen de la profesión jurídica.
En cuanto al delincuente debemos preguntarnos qué son los delincuentes, ésta es el
área de estudio que ha dado lugar a un mayor número de investigaciones criminológicas. Se ha
analizado la influencia que sobre los delincuentes tienen los factores socio-culturales, situacionales,
educacionales, familiares, biológicos, de personalidad, etc., pese a todo el perfil del delincuente
dependerá de cómo definimos a la delincuencia, ejemplo de ello son los estudios que se han
realizado sobre la personalidad del violador basándose en entrevistas y test psicológicos realizados
a violadores que cumplen condena en prisión; sin embargo sabemos que existe una elevada cifra
negra de delincuencia sexual ya que en muchas ocasiones las violaciones no son denunciadas e
incluso cuando son denunciadas el presunto autor no llega a ser condenado. De esta manera los
datos e informaciones obtenidas a partir de los violadores encarcelados seguramente no representan
datos del conjunto de la población de violadores. No obstante, de acuerdo con investigaciones
internacionales los violadores en prisión procedentes de las clases sociales desfavorecidas poseen
en muchos casos antecedentes penales y obtienen puntuaciones de inteligencia por debajo del nivel
medio; estos factores no tienen por qué ser los responsables de su conducta delictiva, sino que
podrían hallarse vinculados más bien con el hecho de que estos sujetos hayan sido detenidos. Por
su parte los violadores de clase media, sin antecedentes penales y con mayor nivel de inteligencia,
tendrían tal o menor posibilidad de ser detectados.
En cuanto a la víctima en los últimos años se han desarrollado estudios
criminológicos para conocer las consecuencias que para ellas tienen las secuelas del proceso penal,
lo que de hecho puede ser vivido por ella como una victimización secundaria. Aquellas
características o factores de las propias víctimas que pueden ayudar a la prevención de los delitos
también se analizan.
Este gran desarrollo investigativo producido durante las últimas décadas ha llevado
a algunos a abordar el estudio de las víctimas dentro de una nueva ciencia: la Victimología.
En lo que respecta al sistema penal, la víctima es un pilar básico y en general no
apreciado en su justa medida, ya que en muchas ocasiones es la que activa el proceso, colabora con
la investigación y muchos delitos quedarían impunes si no fueran denunciados por sus víctimas.
Ello, su importancia en el aporte de datos, queda evidenciada cuando se investigan los delitos sin
víctimas o con víctimas colectivas como los contra el medio ambiente, la salud pública, los
económicos; en los que con frecuencia los individuos concretos no tienen un interés particular en
denunciar los hechos ni en aportar datos a la investigación. También se han desarrollado técnicas
para evaluar el riesgo que existe en una determinada comunidad mediante estadísticas, encuestas y
estudios de las llamadas zonas calientes de la criminalidad, sus causas, sus determinantes
culturales o sociales, su control formal, etc.
El precio que las sociedades tienen que pagar por la delincuencia consiste en los
daños que sufren las víctimas, los gastos y molestias vinculados a la prevención y los gastos
públicos acerca de su control. El estudio del coste social de la delincuencia se suele vincular
también a la victimología, que además incluye el estudio de las medidas de protección contra los
delitos: técnicas tanto verbales como actividades físicas para afrontar una situación por ej.: de acoso
sexual, las medidas antirrobo estrictamente técnicas, es decir que tiene un abanico de temas
vinculados con el resto de la criminología por la reacción lógica que tienen los problemas a analizar.
El fenómeno criminal es realmente el objeto de estudio de la criminología y este
debe servir tanto para la predicción como para su tratamiento, y también para determinar que
política criminal debe adoptar un Estado para lograr el fin propuesto de bajar el índice de la
criminalidad disminuyendo así el estado o la sensación de inseguridad.
Dentro de la terapéutica criminal se estudia un grupo determinados de medidas o de
penas que resultan más eficaces para obtener la disminución y el cese individual de la conducta
delictual y ésa debe ser la meta de una política criminal en cada espacio, en cada Estado, según la
orientación, los aspectos punitivos o terapéuticos carcelarios (que todavía se conocen como ciencia
carcelaria), los límites impuestos por las circunstancias histórico-sociales y temporales, las que
condicionan cada política criminal concreta y que es llevada a cabo en cada país a la luz del derecho
positivo.
En cuanto al control social se divide en formal e informal, el primero es el que
ejercen aquellas personas que tienen encomendada la vigilancia, la seguridad o el control; por lo
tanto en esta categoría se incluyen los jueces, los policías, los guardia-cárceles, los funcionarios de
las prisiones, los fiscales. Por su lado el control social informal es el realizado por cualquier persona
que actúe en un momento dado contra la delincuencia sin que el control del delito sea su actividad
profesional, ej.: los viajeros de un tren, los empleados de un banco, los transeúntes. Ellos con su
accionar pueden inhibir el comportamiento delictual, ya sea por su propio interés, por el de su
comunidad o por motivos altruistas. Frente a un atraco disuadido por un empleado de la empresa
objeto de este, lo que el está ejerciendo es el control informal según la definición propuesta,
mientras que la actuación del vigilante de guardia en el mismo hecho consiste en el control formal.
El primero está contratado para vender o atender a la clientela, no para controlar; y el segundo para
impedir los robos. Los controles tanto formales como informales no actúan independientemente en
la comunidad sino que tienden a integrarse. En muchas ocasiones conflictivas la denuncia a un
policía, es decir la demanda de intervención de los controles formales, es en realidad un último
intento de los ciudadanos cuando ya han fracasado los intentos de arreglar sus conflictos en una
forma más personal. El control formal está delimitado por la ley que especifica cuales son los
medidas que se pueden tomar para aclarar un hecho delictivo y las sanciones que se pueden aplicar
a los delincuentes, mientras que el control informal, también está acotado parcialmente por la ley
en la medida en que los insultos, la discriminación social o los actos de auto-justicia suelen ser
prohibidos. Sin embargo, el control social sutil y diario suele estar mucho menos limitado. El miedo
a perder una amistad, el descrédito social o familiar, o el pánico de perder el trabajo influyen
decididamente en el comportamiento humano pudiendo inhibir ciertos delitos pero como
contrapartida esta situaciones descritas pueden también instigarlos.
(3)
Zaffaroni Raúl E., Criminología: Aproximación desde un margen. Vol. I., Temis S.A, (Bogotá, 1998), Pág. 8.
orientarnos. El poder y el saber se vinculan mediante estos pensamientos de máxima abstracción,
que son los que nos permiten visualizar, en toda su dimensión, el significado de una idea referida
a un campo particular del saber.
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CAPITULO 2
HISTORIA DE LA CRIMINOLOGÍA
Antes de entrar a cada uno de los autores en particular debemos dejar establecido
que la llamada Escuela Clásica”no existió como tal desde el punto de vista histórico, sino que fue
Enrico Ferri quien comenzó a llamarle “clásicos” a los juristas pre-positivistas y posteriores a
Cesare Beccaria, los que tuvieron una mirada crítica no solo respecto de las ideas dominantes de
su época, sino también de la aplicación tortuosa de las penas y del estado de las prisiones.
CESARE BECCARIA. La obra “De los delitos y las penas”, aparecida en 1764,
es una propuesta auténticamente revolucionaria en contra de la arbitrariedad y los abusos de poder
que caracterizaban a la justicia de su tiempo.
(1) Zaffaroni, Eugenio Raúl, “Criminología: Aproximación desde un margen. Vol. I, Editorial Temis, 1988, pag.100.
Tres ejemplos de ello son sus propuestas de que las leyes penales, para ser eficaces,
deberían ser claras y comprensibles para los ciudadanos, que la justicia debería aplicarse con
celeridad y que debería abolirse la pena de muerte. Esta obra, escrita cuando Beccaría tenía tan
solo 26 años, constituye la piedra fundamental del derecho penal liberal, y el principal blanco de
los mayores ataques del futuro positivismo. Se trata de un ensayo sobre cómo debe prevenirse y
reducirse la delincuencia mediante las penas.
Las principales ideas de Beccaria son los siguientes:
1.- El contrato social y la necesidad de castigo: Las leyes son la forma en que los
hombres se unieron en sociedad, sacrificando una parte de su libertad individual en pro de la
seguridad común. Las penas constituyen los motivos sensibles necesarios contra aquellos que
infringen las leyes.
2.- La tendencia al placer como motivador del delito: Los hombre delinquen
debido a la elocuencia de las pasiones, que los impulsan al logro del placer y a evitar el dolor.
3.- La gravedad de los delitos: El daño de la sociedad es la verdadera medida de
los delitos. Existen dos tipos de delito según la naturaleza humana: los delitos atroces, que atentan
contra la seguridad de la vida, y los delitos menores, que menoscaban la seguridad de los bienes.
Los hombres tienen menor inclinación para llevar a cabo los primeros que los segundos.
4.- El fin de las penas: Las penas tienen como objetivo “impedir que el reo ocasione
nuevos males a los ciudadanos y retraer a los demás de cometer otros iguales”.
5.- Proporcionalidad entre delitos y penas: La pena debe ser superior al bien que
nace del delito y coherente con la propia naturaleza de éste.
6.- Prontitud y certeza de la pena: Cuanto más segura, más pronta y más próxima
al delito cometido sea la pena, tanto más justa y más útil será. Uno de los mayores frenos del delito
no es la crueldad de las penas, sino su infalibilidad. La probabilidad de delinquir será menor si los
hombres son consientes de las consecuencias de sus actos.
7.- Rechazo de la pena de muerte: La pena más eficaz no es la pena de muerte,
que no debería aplicarse, sino la pérdida de la libertad. El delincuentes experimentará un menor
temor por la muerte que por la idea de la esclavitud en la cárcel.
JOHN HOWARD: Su vocación por las cárceles surgió cuando, tras ser elegido
“sheriff” en el condado de Bedford en 1722, tuvo la oportunidad de comprobar el estado calamitoso
en que se encontraban las de su jurisdicción. Realizó un minuciosos análisis y descripción de las
cárceles, no sólo las de Escocia y Gales, sino también de España, Suiza y Holanda, entre otros
países europeos. A partir de su trabajo penológico influyó en la sanción de una legislación
penitenciaria tendiente a mejorar la situación de los presos y la preservación de su salud.
Howard fue, por su extraordinaria obra, el iniciador de una corriente conocida como
“reforma carcelaria”, la cual estaba encauzada a erigir establecimientos apropiados para el
cumplimiento de las penas de prisión. Sostenía que el trabajo era un medio de regeneración moral
y daba fundamental importancia a la instrucción de los internos. Asimismo, pensaba que el
aislamiento, si bien evitaba la promiscuidad moral y física, debía ser sólo nocturno.
Tanta fue su pasión por el estudio de las cárceles que siendo ya anciano y estando
enfermo siguió recorriendo las cárceles del mundo. Murió en una de ellas víctima de una fiebre
contraída al auxiliar a una enferma, el 20 de enero de 1790.
Para concluir con los autores clásicos no podemos dejar de citar a uno de los mas
destacados, el maestro italiano Francisco Carrara (1805-1888), quien en 1859 escribió el
“Programa di Diritto Criminale”. Solía afirmar: "no me ocupo de cuestiones filosóficas:
presupongo aceptada la doctrina del libre arbitrio y de la imputabilidad moral del hombre, y sobre
esta base edificada la ciencia criminal, que mal se construiría sin aquella".
En resumen, los principales postulados de los distintos autores clásicos, son los
siguientes:
1.- Un respeto absoluto al principio de legalidad.
2.- Ver al delito como un ente jurídico y no como un ente filosófico.
3.- El libre albedrío.
4.- La aplicación de las penas a los individuos moralmente responsables.
5.- Los que carezcan de libre albedrío, como por ejemplo los locos y los
niños, quedan excluidos del Derecho.
6.- La pena es la retribución que se hace al criminal por el mal que hizo en
la sociedad.
7.- La retribución debe ser exacta.
8.- Las penas son sanciones aflictivas determinadas, ciertas, ejemplares,
proporcionales. Deben reunir los requisitos de publicidad, certeza, prontitud,
fraccionabilidad y reparabilidad, y en su ejecución deben ser correctivas,
inmutable e improrrogables.
9.- La finalidad de la pena es restablecer el orden social externo que ha sido
roto por el delincuente.
ENRICO FERRI: Este abogado, de origen humilde, fue quien encarnó los aspectos
más controvertidos de la escuela positiva, en lo ideológico e institucional. Fue un abierto opositor
de la escuela clásica y el derecho penal liberal. Presentó su tesis, nada menos que ante Carrara, en
la que trata de afirma que el libre albedrío es un mito, una ficción abstracta, y que debe substituirse
la responsabilidad de naturaleza moral por una responsabilidad del tipo social. Para Ferri, el hombre
era una máquina condicionada por distintos factores, y no podía elegir sus comportamientos. La
conducta humana respondía a factores de distinto tipo que desencadenarían fatalmente, en un
momento dado, en la comisión de un delito; afirmaba la existencia de una predeterminación en el
hombre.
Partiendo de estos postulados precedentemente expuestos elaboró la “Ley de la
saturación criminal”, según la cual “así como en un volumen de agua, a igual temperatura se
disuelve una cantidad determinada de sustancia química, ni un átomo más, ni un átomo menos, en
un medio socialmente determinado con condiciones individuales y psíquicas dadas, se comete un
número determinado de delitos, ni uno más ni uno menos”.
Ferri afirmaba la existencia de tres tipos de factores que llevaban a una
persona a delinquir:
1º) Los factores antropológicos:
Constitución orgánica del delincuente (Fisonomía).
Constitución psíquica del delincuente (Sentimientos).
Caracteres personales del delincuente (Edad, sexo).
2º) Factores físicos o cosmotelúricos:
Clima, naturaleza del suelo, por ej.).
3º) Factores sociales:
(Ambiente social).
Respecto de este último, el factor de índole social, -el principal aporte de Ferri-, éste
expresa que es resultante del ambiente social en el que vive el delincuente: p. Ej., la diversidad de
la densidad poblacional en los centros urbanos y en el campo; el estado, clase o tipo de opinión
pública sobre las costumbres y la religión; la constitución de la familia y el régimen educativo; la
producción industrial; el régimen jurídico relativo al alcoholismo, a la tuberculosis, a la sífilis y,
en general, a las enfermedades constitucionales; el orden económico y político; el ordenamiento de
la administración pública, de la justicia y de la policía judicial; y, finalmente, el ordenamiento de
las legislaciones civil y penal, en general.
En cuanto a la pena sostenía que la sanción a imponer debe medirse no por una
escala abstracta, sino por la cantidad de prevención o represión necesaria para preservar a la
sociedad del sujeto que delinque (defensa social). Las penas eran ineficientes debiendo elaborarse
un “código preventivo” que abarcara una gran cantidad de medidas de reforma social.
Con respecto a la peligrosidad, Ferri la denominó “temibilidad de autor” afirmando
que era necesario establecer penas indeterminadas hasta que el delincuente supere su tendencia al
delito. Este concepto de temibilidad trae de la mano la individualización de la pena, aspecto que ha
llegado hasta nuestros códigos penales.
Ferri dedicó su vida a lograr que Italia tuviera un código penal de corte positivista.
Tras varios intentos por establecerlo, en 1930 es promulgado el nuevo código penal; pero, por
desgracia, Ferri no alcanzó a verlo, pues había muerto un año atrás.
(2) Del Olmo Rosa, Criminología Argentina: Apuntes para su reconstrucción histórica, Edit.Depalma, 1992.
Tal como dijimos, la criminología se afirmó rápidamente en la Argentina y una de
sus figuras más famosa, polémica y destacada fue, sin duda alguna, el médico psiquiatra, político
y filósofo José Ingenieros. Era un ferviente militante socialista, que compartió actividades con el
poeta Leopoldo Lugones. Fue docente en la Cátedra de Medicina Legal y de la Clínica de
Enfermedades Nerviosas en la Facultad de Medicina de Buenos Aires. Como escritor, su obra fue
muy prolifera, atribuyéndosele cerca de 200 artículos y 20 libros sobre criminología y temas
diversos.
Ingenieros fue Jefe del Servicio Policial de Observación y Reconocimiento del
llamado “Depósito de contraventores”, haciéndose cargo posteriormente en 1907 de la Dirección
del Instituto de Criminología en la Penitenciaría Nacional. Por su labor en el penal hoy es
considerado el artífice del estudio sistemático de los delincuentes en el medio penitenciario.
Estableció métodos modernos de estudio y clasificación de los delincuentes. Afirmaba que el
tratamiento debía ser diferenciado, especifico para cada sujeto conforme a sus particularidades
biográficas.
Eusebio Gómez, amigo y sucesor de Ingenieros en la Dirección expresaba respecto
de la labor que llevaba a cabo el Instituto que “de acuerdo con los modernos conceptos penológicos
se estudiaría a los delincuentes en sus fases: psico-orgánicas, desarrollo físico, intelectual y moral,
condiciones de ambiente en que hubiera actuado, causas, pródomos y evolución del estado
psíquico del sujeto hasta el momento de delito y durante la condena y sus futuras actividades...”.
Esto muestra el profundo avance que el modelo impuesto por Ingenieros significaba para la época.
Tan es así que en una visita efectuada en 1908 por Ferri a la Penitenciaria Nacional, éste quedo
sorprendido por el funcionamiento y lo citó como modelo a seguir en los posteriores congresos
internacionales.
Ingenieros sostenía que el individuo llega al delito por acción de alguna tara mental,
pero no de origen genético sino psíquico. Contribuyó de manera importante a la escuela positiva
con sus famosos cuadros de clasificación de delincuentes, y el establecimiento de la prognosis y el
tratamiento readaptativo de los presos. Fue tan profundo su estudio sobre los distintos aspectos de
los internos que hasta llegó a refutar en forma enérgica la concepción lombrosiana.
Si bien Ingenieros, tal como lo expresa Carlos Elbert(3), pasó a la historia con un
aura de socialista romántico, solidario con los necesitados y los débiles, no pudo escapar a la
mentalidad positivista más cruda: la de las jerarquías étnicas y sociales con fuerte contenido racista,
principalmente contra negros e indios, tildándolos de piltrafas de carne humana a los que se “podría
proteger para que a lo sumo, se extingan agradablemente”.
Otro criminólogo positivista fue Eusebio Gómez, autor de importantes obras tales
como el “Tratado de Derecho Penal y la Criminología Argentina”. Fue un estrecho colaborador
de Ingenieros y su sucesor en la Dirección del Instituto de Criminología de la Penitenciaria
Nacional entre 1923 y 1928 donde continuó las importantes investigaciones de criminología
etiológica y positivista destinada a curar las variadas patologías delictivas.
(3) Elbert Carlos Alberto, Manual Básico de Criminología, pág. 64, Edit. Eudeba, 1998
Puede destacarse en su labor la autoría de varios proyectos positivistas de legislación
penal, los cuales, al igual que lo que ocurrió con sus pares italianos, fracasaron. En 1923 participó
de una comisión de juristas y psiquiatras para la elaboración de un catálogo para vagos, mendigos,
ebrios y dementes, pero el proyecto enviado al Congreso no llegó a sancionarse. Posteriormente,
en 1926, participó con Nerio Rojas y otros en la elaboración de un proyecto sobre “peligrosidad
extrema preventiva”, cuya finalidad era la reforma de varios artículos del Código Penal; dos años
después otra comisión, también integrada por Gómez, propició el “estado peligroso sin delito”,
pero ninguno de estos fue sancionado.
En 1937 Gómez participa conjuntamente con Coll, y con la colaboración de Enrique
Ramos Mejía, en la elaboración de un proyecto de reforma integral del Código Penal, denominado
“Proyecto Coll - Gómez”, que tenía una concepción positivista extrema. Este proyecto también
fracasa, por el descrédito que tenía por esa época el positivismo ligado estrechamente con el
fascismo.
Para concluir con los proyectos positivistas de legislación penal nos queda citar el
del Diputado Nacional José Peco, quien en 1941 propuso un proyecto de reforma neo-positivista
el cual en principio fue aceptado pero quedó trunco por el golpe de Estado de 1943.
Podemos ver los múltiples intentos y fracasos de los proyectos de implementación
de un código de corte positivista, habiendo quedado el nuestro, el de 1921, con una concepción
ecléctica más cercana a la Escuela de Marburgo o Escuela de Política Criminal, la que a
continuación describiremos.
Von Liszt representa una tercera postura respecto de la antinomia Escuela Clásica
– Escuela Positiva. Tuvo una posición ecléctica entre ambas escuelas. No compartía la concepción
antropo-biológica extrema de los positivistas y en el aspecto penológico criticó a los clásicos con
su postura retribucionista respecto de las penas. Consideraba necesario establecer conjuntamente
penas y medidas de seguridad, teniendo estas una función preventiva. Compartía con los
positivistas la noción de “defensa social” y “peligrosidad”. Es de destacar que la política criminal
de von liszt influyó importantemente en los autores de nuestro código penal, encontrándose en
distintos articulados su pensamiento.
POLÍTICA CRIMINAL COMO OBJETO DISTINTO A LA POLÍTICA
SOCIAL:
Von Liszt conceptuó la política criminal, como el contenido sistemático de
principios garantidos por la investigación científica de las causas del delito y de la eficacia de la
pena según las cuales, el estado dirige la lucha contra el delito por medio de la pena y sus formas
de ejecución. En su tratado se ocupó de la política criminal, donde refiriéndose a la necesidad de
operar una racional transformación de la legislación alemana, recordó que tales exigencias ya
habían sido recogidas por primera vez en su programa de Marburgo (1882) y más recientemente
en sus nuevos trabajos de política criminal, que van desde 1889 hasta 1892, donde claramente
diferenciaba la política criminal de la política social. Sostuvo que mientras la política social tenía
por objeto la supresión, o al menos la restricción o fenómenos sociales de la criminalidad, la política
criminal se ocupaba, en cambio, del delincuente en particular y de que la pena como pena fin, se
adaptase a su especie y a su medida, a la naturaleza propia del delincuente, procurando así, por la
privación de la libertad, impedir la comisión de otros crímenes en el futuro.
Dicen los autores, que con el claro propósito de limitar el objeto de la política
criminal, se advirtió que el núcleo de ella, es la lucha contra el crimen, pero esta lucha no debe
quedar restringida al área judicial del Derecho Penal positivo irrestricto. La política criminal nació
en Italia y se hizo alemana por adopción.
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CAPITULO 3
HISTORIA DE LA CRIMINOLOGÍA (CONTINUACIÓN)
(2) Merton, Robert. "Teoría y Estructura Sociales", Ed.Fondo de Cultura Económica. México. 1970.,Pág.140-141.
legítimos que permitirían lograr tal meta. Esta es la situación que Merton define como uno de los
procesos favorables al estado social de anomia.
La presión de la estructura social sobre el individuo propicia cinco "tipos de
adaptación" y que Merton denomina de la siguiente forma: 1.-Conformismo; 2.-Innovación; 3.-
Ritualismo; 4.-Retraimiento; 5.-Rebelión. Todos estos tipos de adaptación, excepto el primero,
representan modalidades de conductas "desviadas" aunque no necesariamente "criminales". Al
asumir una actitud innovadora, el sujeto conserva las metas culturales, pero rechaza los medios
institucionales para lograrlas. Esta adaptación la asumen las personas de estratos sociales altos y
bajos, manifestándose, de igual forma, en la delincuencia de "cuello blanco". El delincuente
económico casi siempre presenta las características que definen la reacción innovadora, aunque si
se trata de una sofisticada defraudación en las altas finanzas, no será fácil determinar que lo que
parece un "negocio genial", en realidad es un procedimiento ilegítimo y socialmente reprochable.
También este planteamiento es aplicable a la delincuencia común, pues cuando existe poca
movilidad social y los valores predominantes son el éxito económico y el ascenso social, la
conducta desviada se convierte en una "reacción normal" de las clases subalternas. (3) También el
comportamiento desviado o delictivo se podría manifestar a través de la rebelión. En este caso son
comportamientos en los que no sólo se rechazan los fines culturales, sino que también se rechazan
los medios institucionalizados para obtenerlos, proponiéndose, en último término, un cambio total.
El revolucionario es el ejemplo que mejor sintetiza las características que definen la rebeldía. La
delincuencia de cuello blanco casi siempre presenta las características que definen la adaptación
innovadora, ya que la "rebelión" supone una ruptura que difícilmente asume la criminalidad
económica. Es en los niveles económicos superiores en donde puede apreciarse la presión hacia la
innovación, que en muchas ocasiones parece borrar "...la diferencia entre esfuerzos a manera de
negocios del lado de acá de las costumbres y prácticas violentas más allá de las costumbres. La
historia de las grandes fortunas norteamericanas está llena de tendencia hacia innovaciones
institucionalmente dudosas, como lo atestiguan los numerosos tributos pagados a los Magnates
del Robo. La repugnante admiración expresada con frecuencia en privado, y no rara vez en
público, a esos -sagaces, vivos y prósperos individuos, es producto de una estructura cultural en
la que el fin sacrosanto justifica de hecho los medios-".(4) En un sistema social en el que el valor
cultural dominante es el éxito económico, la presión estructural es intensa hacia la conducta
desviada, ya que los medios legítimos para lograr tal enriquecimiento, están limitados por una
estructura de clases que no le brinda, en todos los niveles, iguales oportunidades a los individuos
capaces. La presión dominante se orienta hacia la utilización creciente de los procedimientos
ilegítimos, ya que los legítimos resultan, generalmente, ineficaces. La actitud innovadora y los
procedimientos legítimos limitados para lograr el enriquecimiento, constituyen las características
más sobresalientes del delito de cuello blanco dentro de la teoría de la anomia planteada por
Merton.
(3)
García-Pablos de Molina, Antonio. "Manual de Criminología"-Introducción y teorías de la Criminalidad. Ed.Espasa Calpe.
España. 1988. Pág.262.
(4) Merton, Robert., op. Cit,Pág.450-454.
A esta teoría se le han hecho diversas críticas, señalando, especialmente, que la
desviación innovadora de las clases más desfavorecidas, no puede tener la misma función
explicativa respecto a la criminalidad de cuello blanco. Es decir, que cuando se trata de personas
pertenecientes a los grupos económicamente más poderosos, tal como ocurre con la criminalidad
económica, difícilmente puede admitirse que sean sujetos que no tengan fácil acceso a los medios
legítimos para obtener el éxito económico. En este punto el planteamiento de Merton se
resquebraja, sin que identificara el nexo funcional objetivo de la criminalidad de cuello blanco y la
gran criminalidad organizada, dentro de la estructura del proceso de producción y del proceso de
circulación del capital; es decir, que existe, según se ha puesto en evidencia en diversas
investigaciones sobre la gran criminalidad organizada, una relación funcional objetiva en la
sociedad capitalista, entre los procesos legales y los procesos ilegales de acumulación. Por ejemplo,
una parte del sistema productivo legal obtiene importantes beneficios de las actividades delictivas
de gran estilo. Este vínculo estructural entre la delincuencia dorada y el sistema político económico,
no permite considerar a la primera como un mero problema de socialización y de interiorización
de normas, como lo sugiere Merton.(5)
El autor se encargó de aclarar que su teoría era sólo de alcance intermedio. Aunque
con el desarrollo de posteriores escuelas radicales y críticas, muchos de los alcances de su obra
puedan ser puestos en duda, con su propuesta analítica, tiene el gran valor de aportar un método
científico al estudio empírico del delito como un problema netamente social.
(5) Baratta, Alessandro. "Criminología Crítica y Crítica del Derecho Pena1". Ed. Siglo XXI- México. 1986. Pág.64-65.
personas diferentes: compañeros de trabajo, amigos y familia. La institución sustituye a todos éstos,
impone su cultura propia y cambia el comportamiento y la personalidad de sus internos.
Los principales referentes de la teoría del “Labeling Approach” son Edwin Lemert
y Howard S. Becker, cuyos trabajos pueden considerarse cien por ciento empíricos. Esta teoría fue
muy influyente a partir de los años sesenta y reemplazó a las teorías de la tensión (anomia y sub-
culturas) en la explicación del fenómeno delictivo.
Becker sostuvo que la desviación no es una cualidad del acto ejecutado por una
persona, sino una consecuencia de la aplicación de normas y sanciones a un llamado “delincuente”
por parte de otros. El desviado es una persona a quien el etiquetamiento le ha sido aplicado con
éxito, por lo que el comportamiento desviado es el que se etiqueta como tal.
Si se insiste en algo que puede ocurrir, finalmente mucha gente lo toma en serio y
reacciona como si el suceso hubiere acontecido, o lo desencadena. Es el fenómeno que se verifica,
conforme lo ejemplifica Carlos Elbert, con las llamadas “corridas cambiarias” o el “síndrome del
viernes negro”, cuando todos los ahorristas, por temor y sin acuerdo previo, retiran repentinamente
sus ahorros de los institutos de crédito, haciendo quebrar, realmente, a la banca.
De modo parecido, un niño con malos antecedentes escolares, que luego es internado
en un reformatorio y finalmente detenido por un delito, habría caido en esa situación como
consecuencia del proceso de etiquetamiento que le predisponía y conducía a alcanzar el rol
delincuencial que le será asignado fatalmente.
Si el sujeto asume el rol atribuido (“delincuente”) puede llegar a ser un ejercicio
habitual el cometer delitos, con lo que habrá iniciado una carrera criminal.
Esta teoría dirige su interés a la gestación de normas, por ser el primer paso en los
procesos de etiquetamiento: establecer una definición que estipula las condiciones que debe reunir
una conducta para ser delito. Luego sigue el proceso de aplicación, que es la atribución a un sujeto
del carácter de delincuente. También intervienen agentes que lo etiquetan como criminal, incluso
antes de que una sentencia le imponga una definición oficial. Puede a verse diariamente en los
medios como las agencias de comunicación sindican como delincuentes a personas que solo están
judicialmente sospechadas de participación en un hecho delictivo sin que una sentencia dictada por
juez competente le haya otorgado tal calidad. Es así que encontramos frases tales como “detuvieron
al asesino de...” sin tener siquiera una convicción seria respecto de la participación de esa persona
en el hecho que se le imputa.
Esa atribución de condiciones negativas conduce, finalmente a la estigmatización
(“tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”, “dime con quién andas y te diré quién eres”,
“la cara es el espejo del alma”, “el que mal anda, mal acaba”, etcétera).
Llegar a ser estigmatizado como delincuente implica recibir un status social
negativo, que condiciona y limita las posibilidades futuras de desempeño de la persona, forzándola
muchas veces a aceptar el rol, a conformarse e incluso enorgullecerse de él y asumir la personalidad
que se le asignó, iniciando una carrera criminal.
Una de las principales objeciones que se le hace a esta teoría es que en todas las
sociedades hay definiciones que gozan de consensos muy altos o todo lo contrario; que hay
comportamientos criminales sin que intervengan las instancias de control. Esta objeción encierra
el eje crítico de los sociólogos de izquierda, que produjeron la recepción europea de este enfoque,
complementándola con las teorías sociales que condujeron a la aparición de la denominada
“Criminología Crítica”.
(6) Aniyar de Castro Lola, Criminología de la reacción social, Maracaibo, 1976, Pag. 66.
atento que el derecho penal no protege todos los bienes esenciales de los ciudadanos (sino sólo los
de las clases dirigentes) y cuando sanciona lo hace con intensidad desigual, recayendo casi
exclusivamente las sanciones en las clases bajas y marginadas y quedando impunes las conductas
de los poderosos tales como los delitos económicos, delitos ecológicos, la corrupción política, los
que provocan mayores daños sociales que la delincuencia tradicional. Es por ello que una de las
características primeras de la “criminología crítica” es la preocupación de la represión penal
respecto de los sectores marginados y el enfoque hacia los denominados “delitos de cuello blanco”.
Efectúa un análisis del sistema carcelario y afirma el total fracaso de la cárcel como
sistema de control y reinserción del desviado a la sociedad. Afirma que el 80% de la población
carcelaria corresponde a personas marginadas de la sociedad acusadas de delitos contra la
propiedad.
Plantea también la despenalización de algunas conductas típicas y la
implementación de medidas alternativas menos represivas y con participación comunitaria, es decir
otras formas de control no estigmatizantes, tales como sanciones de tipo civil y/o administrativas,
aplicadas por órganos sociales intermedios, tales como consejos vecinales, etc. No debe reducirse
la política criminal a la política penal.
Baratta “sostiene una política criminal alternativa en el derecho penal desigual,
una reforma profunda del proceso, de las instituciones de control como la administración de
justicia, la policía, etc., para democratizar estos sectores punitivos del aparato del Estado”. (7) Es
decir concluye en la necesidad de superar el sistema penal, o al decir del propio Baratta: “superar
el derecho penal no consiste en un mejor Derecho Penal sino en algo mejor que ese Derecho Penal”.
A manera de síntesis podemos decir que los lineamientos de la “criminología crítica”
son esencialmente el rechazo del análisis multifactorial respecto del delito, el rechazo a la fuerte
dependencia del derecho penal por parte de la criminología y el continuar centrándose en el estudio
del delincuente y sus patologías. Pone énfasis respecto del control social por parte del Estado y los
sectores más poderosos de la sociedad hacia las clases marginadas, las desigualdades sociales,
estableciendo una clara conexión entre criminalidad y marginalidad, marcando una clara tendencia
hacia la búsqueda de una política criminal alternativa en términos reales y concretos, propugnando
de la misma manera la despenalización de multiplicidad de conductas tales como delitos de opinión,
delitos sexuales, tenencia y consumo de sustancias estupefacientes, el aborto, llegando incluso
algunos sectores a sostener la necesidad de una completa desaparición del derecho penal. Tal
opinión corresponde a los “abolicionistas”.
La Criminología Crítica llegó a América latina a través de las obras de Lola Aniyar
de Castro, Rosa del Olmo, Alesandro Baratta, Roberto Bergalli, entre otros, quienes utilizaron sus
discursos para criticar las estructuras de poder y su papel criminalizador de las conductas que eran
consideradas como delictivas tanto desde la óptica política como de la delincuencia común, además
identificaban a las clases en situaciones económicas precarias como las más vulnerables ante la
(7) Marcó Del Pont Luis, Manual de Criminología (un enfoque actual), Marcos Lerner Editora, año 1989, Pág. 117.
Ley. También denunciaron la incapacidad del sistema legal para dar respuesta al fenómeno
criminal, los horrores de las prisiones y su incapacidad para resocializar a quienes la padecían.
Sus postulados fueron reforzados por la dura realidad de los pueblos de este
continente durante las décadas de los años 70 y 80, debido a la implementación de la llamada
“Política de Seguridad y Defensa Nacional” que desató gobiernos militares autoritarios plegados
a los intereses de la burguesía nacional y del imperialismo de EE.UU. mediante golpes de Estados
y un férreo control social en muchos países.
La existencia del abuso de poder, de crímenes y ejecuciones ilegales a quienes se
oponían al sistema, por parte de grupos militares y paramilitares, el uso de la tortura como medio
de obtención de pruebas, el recrudecimiento de las Leyes, la superpoblación penal y todo tipo de
violación de las garantías jurídicas y de los derechos humanos, provocó una rápida filiación de
penalistas, criminólogos y estudiosos del derecho a esta tendencia de la Criminología, lo que unido
a la ausencia de un discurso criminológico precedente, lo suficientemente elaborado provocó su
rápida asimilación y difusión sin el escepticismo causado en Europa.
Para muchos autores, la Criminología acabó por inmiscuirse en el campo de estudio
de otras ciencias al cuestionar aspectos que se consideraban de interés para la Sociología jurídica
y la Política criminal, además de su incapacidad para propiciar la transformación que demandaba
y que según estos autores quedó limitada a meras denuncias políticas, por estas razones y porque
el contexto no propiciaba otra posibilidad, el discurso de los círculos académicos no sirvió de
mucho en estos países, donde la actividad científica se centró en el enfrentamiento entre penalistas
y criminólogos por considerar los penalistas que los criminólogos confundieron la acción de
investigación científica con la de luchas sociales y que por tanto eran víctimas de una
desorientación epistemológica (E. Novoa 1985), mientras que otros criminólogos (Lola Aniyar de
Castro 1986) reiteraban su compromiso militante con las clases populares y rechazaban la
apoliticidad del saber científico.
MINIMALISMO:
El Minimalismo o Teoría del Derecho Penal Mínimo se desarrolló principalmente
en Europa del Sur y en América Latina. Esta concepción representada principalmente por Luigi
Ferrajoli y Alessandro Baratta, quienes critican el Sistema Penal por considerar que es la
reproducción material e ideológica del sistema social global, “...de las relaciones de poder y
propiedad existentes, antes que un instrumento eficaz de tutela de los intereses y derechos de la
mayor parte de los individuos”(8)
El sustento de esta concepción es lograr la maximización del sistema de garantías
legales colocando a los derechos humanos como objeto y límite de la intervención penal. Por ello
debe reducirse la cantidad de conductas típicas, procurando penalizar sólo las mas dañosas,
haciendo cumplir estrictamente las garantías legales, y procurando evitar la venganza por mano
propia o también denominada justicia extrajudicial.
(8)
Baratta., Alessandro, Autor citado por Martínez Sánchez M., ¿Qué pasa con la Criminología Moderna?, Editorial Temis,
Bogotá, Colombia, 1990. Pág. 3.
Esencialmente propugnan la mínima intervención, donde el Estado debe intervenir
en casos graves, y como última ratio, es decir cuando las demás alternativas de control y solución
fracasaron. Los casos de menor cuantía deben pasar a manos de otras áreas de la justicia o
resolverse por medio de tribunales de bagatela.
El Sistema “(...) serviría sobre todo para limitar la violencia institucional,
representada por la pena, y sobre todo por la cárcel. La intervención punitiva sería limitada a
través de una serie de principios pertenecientes a los Ordenamientos Jurídicos de los Estados de
Derecho, los cuales garantizarían el respeto a los derechos humanos.”1(9)
Sostienen asimismo que una política criminal alternativa debe orientarse hacia la
mayor contracción posible del sistema penal, siendo la reducción de las conductas típicas una etapa
previa a la superación del propio sistema penal, meta compartida por los abolicionistas, los cuales
pasamos a exponer.
(9) Baratta, Alessandro, Autor citado por Martínez Sánchez, M, Op. cit., Pág. 3
RAZONES PARA ABOLIR EL SISTEMA PENAL:
Las críticas fundamentales al sistema penal efectuado por los abolicionistas podrían
resumirse de la siguiente forma:
1) El sistema es anómico. Sus normas no cumplen las funciones esperadas.
2) Degrada al ser humano, lo estigmatiza y lo conduce a perder la dignidad.
3) Se apoya en un consenso irreal; la sociedad es falsamente concebida como
una totalidad consensual donde el acto desviado es la excepción.
4) Reprime las necesidades humanas, al ser los delitos o conflictos expresión
de necesidades humanas frustradas, la respuesta punitiva es sólo la represión de éstas.
6) El sistema penal, lejos de funcionar para todos los casos en los que tendría
competencia, funciona a "ritmo apagado", como lo demuestran las investigaciones sobre la cifra
oscura.
7) Un sistema que interviene marginalmente, que solo se ocupa de lo
excepcional, no es normal, falsea todos los principios o valores sobre los que reposa, pues en el
mejor de los casos, serían observados en un pequeño número de situaciones, sea, en los casos
registrados.
8) Defiende y crea valores negativos para las relaciones sociales. Actúa con los
mismos valores que predica combatir, tiene mecanismos como la cárcel con los que valora la
violencia y la degradación como método para someter al hombre y resolver los conflictos, en la
prisión prevalecen las relaciones de pasividad, agresividad, dependencia-administración, se
fomenta el desprecio por la persona, se incrementa el odio, etc.
9) El concepto culpabilidad que utiliza es una noción grave, compleja, ambigua,
metafísica.
10) El sistema fabrica culpables y los escogidos como tales continúan siéndolo
toda la vida.
11) Estigmatiza. El procesado o condenado sigue siendo socialmente procesado,
rechazado, excluido; el estigmatizado se auto-concibe como un desviado y es impulsado a vivir y
comportarse conforme a dicha imagen.
12) La pena impuesta por el sistema penal es ilegítima; la imposición vertical de
la pena, con independencia del querer del procesado y sin el reconocimiento de éste hacia la
autoridad que la impone, hace que la sanción carezca de legitimidad.
13) La prisión no es solo privación de libertad. Implica un cambio radical en la
vida del condenado, se le priva del hogar, del trabajo, la familia, amigos, identidad, relaciones
sexuales, del aire, del sol, etc.
14) El sistema penal está específicamente concebido para hacer daño. Es una
máquina para producir dolor inútilmente. La ejecución de la pena resulta estéril, pues no transforma
al individuo sino que lo destruye, lo aniquila, produciéndole efectos irreparables. Se trata de un
dolor inútil, de "penas perdidas".
15) Crea y refuerza las desigualdades sociales.
16) Cuando conoce un caso lo mira a través de un espejo deformante que lo
reduce a un momento, a un acto.
17) Al sistema no le interesa la víctima. Los intereses de ésta se encuentran en
un lugar secundario o no ocupan ninguno, se utiliza el sofisma de que a la víctima también le
interesa el castigo porque el hombre por naturaleza es vengativo, mientras que los sistemas
punitivos se han cerrado y aislado del público porque éstos rechazan esa crueldad. Algunas
investigaciones sobre víctimas han demostrado que éstas, si están de acuerdo en seguir un proceso
les resulta indiferente que sea penal o civil, pues lo que les interesa es recuperar lo perdido o cesar
la situación negativa que experimentan. Al sistema lo que le interesa es buscar un culpable.
18) Los políticos que hacen las leyes, actúan en planos abstractos, y en la
mayoría de los casos nunca han visitado una prisión.
19) Las leyes son confeccionadas y reformadas precipitadamente.
20) Es en el ámbito legislativo donde las personas comienzan a ser seleccionadas
para luego llegar a ser reclusas.
21) El uso común de imágenes dentro del sistema penal nos muestra al policía,
al juez, al carcelero, como representantes del orden y del bien, y al delincuente como persona
aparte, mala, socialmente anormal.
22) Los jueces de carrera, al igual que los políticos, están sicológicamente lejos
de los hombres a quienes condenan, pues pertenecen a una categoría social diversa; la
incomunicación es difícil de vencer, el papel que el sistema concede al juez lo impermeabiliza
contra toda proximidad humana.
23) Dentro del sistema no se escucha verdaderamente a las personas implicadas;
no siempre las actas consignan lo que éstos dicen, con sus propias palabras, y buena parte del
trámite procesal se adelanta en formularios, frases o preguntas prefabricadas.
24) Los efectos del sistema penal son totalmente contrarios a lo que quisiera el
discurso oficial, que pretende favorecer la enmienda del condenado. En realidad el sistema
endurece al reo en sus relaciones con el orden social al cual se le quiere incorporar, haciendo de él
una nueva víctima.
25) A la cárcel van siempre los mismos: los más débiles, los desamparados.
Lo expuesto nos permite afirmar la validez de las razones para negar la eficacia del
sistema penal, las cuales creemos no necesitan mayor demostración; y es aquí donde pensamos que
hay también una gran contribución del abolicionismo a la reflexión y al replanteamiento del sistema
en nuestro medio.
CRÍTICAS AL ABOLICIONISMO
Uno de los ataques más comunes a las doctrinas abolicionistas, es su supuesto origen
anarquista, su tendencia a la desestabilización del mundo normativo. Es la única rama científica en
la que el objeto de estudio es la destrucción de si mismo. Pero la mayoría de las doctrinas
abolicionistas van más allá de la negativa, y plantean las soluciones alternativas a esos conflictos
que hoy llamamos delitos penales. Zaffaroni explica el porqué no podemos asociar sin más al
abolicionismo con el anarquismo, “pues la identificación del poder punitivo con la totalidad de la
coacción jurídica, no es más que la expresión de una confusión conceptual...”. (10)
Otras críticas a las corrientes abolicionistas se centran en el hecho de que la
despenalización implicaría la reducción de garantías del ciudadano y la desaparición de los límites
de la intervención punitiva del Estado. Ferrajoli también ha puntualizado sus objeciones al
abolicionismo, porque nos lleva a una anarquía punitiva, o a la existencia de una sociedad
disciplinaria panóptica como la que vaticinaba Foucault.
A fin de dar cierre con la temática debemos dejar establecido que el abolicionismo
no es una construcción sistemática, ni pretende erigirse como ciencia, ni pretende un objeto ni
método propio, simplemente es movimiento compuesto por un grupo de pensadores “militantes”
que bregan por la desaparición del sistema penal, “no les interesa una política criminal alternativa,
sino una alternativa a la política criminal”.
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CAPITULO 4
EL DELITO Y EL DELINCUENTE
(1)
MARCÓ DEL PONT, Luis, Manual de Criminología, Marcos Lerner Editora Córdoba, pag. 176.
Por el contrario cuando, “Crónica” muestra marchas con grandes pancartas que
piden aumento de penas para los delitos comunes, o autoridades que sostienen que se bajará la edad
de la punibilidad (de estos menores que como sociedad contuvimos) pues cometen cada vez más
delitos aberrantes.
De lo dicho surge que los delitos llamados de cuello blanco gozan de un índice de
impunibilidad por sus normas inadecuadas, difusas y más simbólicas que reales. Por último, las
grandes empresas disponen de agentes de publicidad muy costosos para frenar el reclamo popular
por los fraudes y las contaminaciones. Por ello sus autores carecen del estigma de los delincuentes
comunes y, como de vez en cuando se multa a alguna empresa, esa figura del “chivo expiatorio”
demuestra que sí se los persigue.
Lo que se recomienda es, no sólo una legislación específica y comprensiva de los
grandes daños que producen estas conductas en comparación con los daños que ocasionan los
delitos tradicionales, sino una seria investigación sobre esos daños y que ella llegue a conocimiento
de toda la comunidad. En Estados Unidos una simple ciudadana, Erin Brockovich, como David
contra Goliat, enfrentó a una gran corporación, en un juicio, logrando para todo un pueblo
damnificado con muertes y enfermedades graves y crónicas en niños y mayores por la
contaminación que esa corporación venía haciendo de su ambiente, un resarcimiento muchas veces
billonario.
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CAPÍTULO 5
VICTIMOLOGÍA
(1) Jiménez de Asua, Luis, “La llamada Victimología”, OMEBA, Bs. As., 1961.
¿Qué estudia la victimología?
En primer lugar, la víctima como:
A) el sujeto puesto de frente a todos los factores que lo llevan a convertirse en
víctima, incluso para los casos en que no existe la otra parte de la pareja penal, el delincuente;
ejem.: accidentes de trabajo, de tránsito cuando se es víctima del propio acto. Éstos son los casos
llamados de víctimas independientes.
B) el sujeto en relación bio-psico-social con los problemas de la criminalidad.
C) el sujeto víctima en relación con la ley.
LA VÍCTIMA
Para unos viene del Latín víctima: persona o animal para el sacrificio. Para otros,
como los sacrificios se realizaban al regreso de la victoria, ligan su significado a vincire, otros a
vigoroso. Pero la palabra víctima, pasa del latín al español, al portugués vitima, al italiano vittima,
al francés victime, al inglés victim. En forma independiente de su origen idéntico etimológico
debemos remarcar que la historia de la víctima va desde el que podía libremente vengarse, pasando
por el limite del talión para llegar al concepto de sujeto pasivo del delito o al más actual de
precipitante o participante.
Primer grupo:
Víctima inocente: no hay provocación ni otra forma de participación en el delito más
que la puramente víctimal. Debe aplicarse pena integral al delincuente.
Segundo grupo:
a)Víctima provocadora.
b)Víctima imprudente.
c)Víctima voluntaria.
d)Víctima por ignorancia.
En estos casos la víctima comete el hecho delictuoso, o este no existe, por lo que el
inculpado debe ser absuelto.
Jalil Gibrán, citado por Rodríguez Manzanera, en su obra “Victimología” dice: “El
quien murió en un asesinato no es irresponsable de su asesinato, y el quien sufrió un robo no es
inculpable de haber sido robado. El justo no es inocente de los actos del malvado y el puro no esta
limpio de los actos del felón. Es más, el delincuente es a menudo la víctima del injuriado y el
condenado lo es, con frecuencia, del inocente inmaculado. No podréis separar al justo del injusto
y al bueno del malvado. Pues juntos se yerguen de cara al sol como juntos se entretejen el hilo
negro y el hilo blanco, y cuando el hilo negro se rompe, el tejedor revisará toda la tela y examinara
el telar entero”.
Los estudiosos se dedican al examen de los estímulos determinantes de las
conductas delictivas y en cuanto son responsables de ellas sus víctimas; por ello se estudian los
impulsos, los contra-impulsos, los procesos de atracción, repulsión, pasividad, provocación, etc.
La pareja penal
La pareja penal (criminal y víctima) es diferente de la pareja criminal (delincuencia
asociada). En ésta hay un íncubo y un súcubo.En la primera, la pareja penal, los miembros son
antagónicos; en la segunda, son de intereses homogéneos.
La pareja penal debe ser estudiada inter-disciplinariamente en profundidad para
lograr, después del delito, una mas exacta calificación y diagnostico. Pues solo estudiar al criminal
sin su víctima, conlleva a un mal resultado, por incompleto, pues el infractor, la víctima, las
correlaciones bio-psico-sociales entre otros y las causas psíquicas profundas de aproximación,
todos ellos juntos, nos enseñaran a comprender este fenómeno criminal.
La manera en que el criminal persigue a la víctima y la forma en que esta persigue
al criminal, comprensión necesaria para entender la pareja penal.
La primera reacción de la víctima es de coraje o rabia; la segunda es de temor y las
más generales son de odio, rabia y miedo confundidos. Sin embargo, esta norma tiene su excepción,
la actitud contraria de admiración de la víctima por su victimario (eclitofilia criminal) que se
ejemplifica popularmente como el Síndrome de Estocolmo.
En 1973, el Credit Bank de Estocolmo fue asaltado por dos bandidos, que a mano
armada se apoderaron del local y encerraron a varios rehenes en la caja de seguridad. Conforme
pasó el tiempo, y mientras se realizaban pláticas entre los secuestradores y la autoridad, los lazos
de afectividad entre los rehenes y los bandidos se fueron haciendo más estrechos, hasta llegar a
unirse en contra de las autoridades.
Otro ejemplo, por demás conocido, es el de Patricia Hearts, que termina uniéndose
a sus captores y formando parte de la banda.(3) El secuestro de Patricia Hearts, ocurrido en Estados
Unidos, conmovió al país por ser esta la hija de un fuerte empresario periodístico. Se pagó el rescate
pero la víctima no volvió, sino que se quedó con sus captores. Días después, fue grabada su imagen,
como integrante de la banda que la había secuestrado, por una cámara de seguridad, que ella, con
arma en mano, también asaltaba.
El síndrome de Estocolmo es la afinidad que los rehenes desarrollan con sus
captores, que depende de la intensidad y de la duración de los acontecimientos, la intransigencia
de las autoridades, etc. Todo ello coadyuva a la identificación de la víctima con el criminal. Ello
se percibió en Ramallo ya explicitado en otro capítulo y en el filme “Tarde de perros” donde tres
asaltantes luego de entrar a un banco de una ciudad norteamericana, son cercados por la policía y
toman de rehenes a los empleados de la entidad y a los clientes que en él se encontraban. Las largas
negociaciones de los infractores con la Policía y la justicia que va logrando la liberación de algunos
rehenes, denota un incumplimiento de lo que van prometiendo como contrapartida las autoridades.
Ello causa un sentimiento de identificación de los rehenes que se pone de manifiesto cuando los
asaltantes, creyendo en la palabra de la autoridad suben con sus rehenes a dos vehículos, donde los
tres son ultimados.
La reacción de quienes habían compartido tal tarde de perros con sus captores ya
abatidos, describe de qué modo los lesiona el final para ellos no previsible.
(3)
PASCAL, John y Francine, “El extraño caso de Paty Hearts, Lasser Press”, Mexico, 1974.
3.- LA VÍCTIMA DEL PROCESO O EL DELINCUENTE COMO VÍCTIMA
Otro caso de victimización es el de los inocentes llevados a juicio y muchas veces
condenados, que lo pueden ser por una mala investigación instructor, por una acusación falsa
realizada por las llamadas víctimas imaginarias o simuladoras.
Puede existir también la confesión plena del infractor, de la que se debe dudar, pues
la naturaleza humana más bien tiende a autojustificarse que a autoincriminarse; casi siempre la
plena confesión responde a una motivación de protección al verdadero autor.
La presión policial, los apremios (tener ya tocado) los testigos falsos, la oportunidad
de protección que a veces buscan los señalados al confesar un hecho para ser detenido y evitar a
veces males mayores(7), por ejemplo, en los crímenes mafiosos, los chivos expiatorios,
generalmente, se presentan con los autores, confiesan el hecho que no cometieron para lograr la
protección que su detención le dará frente a la probabilidad, casi segura, de la propia ejecución. La
frase “nada es más importante para un inocente que su propia inocencia” ilustra el sentimiento de
los que pese a su negación y de su inocencia, caen en la trampa del proceso penal, por innumerables
razones, esto suele ocurrir.
(7)
En un juicio en Tucumán, el acusado que había confesado ampliamente su responsabilidad en el hecho donde dos
hermanos fueron muertos, explico cómo a golpes los había matado insistiendo que a uno de ellos lo ultimó con el golpe
de un gran candelabro en la cabeza, luego lo carga y lo coloca en el baúl de un auto, cerrándolo y según él,
transportándolo así fuera de la provincia. La medica forense que testimonio en el juicio ampliando su informe sostuvo:
“el cadáver carece de sintomatología alguna externa ni interna por golpes (cómo es que no dejo su impronta el feroz
golpe en la cabeza) y además la víctima estaba en el baúl del auto con su ropa perfectamente en forma, con su corbata
con el nudo en su lugar, la camisa totalmente abrochada, ningún botón se desprendió con el arrastre y colocación del
cuerpo en el baúl, concluyendo, creo que él mismo se oculto allí...
se encomendó, al producir casualmente, por el rencor de la victimización, el perfeccionamiento, la
revancha, y el rencor.
----------- o -----------
CAPÍTULO 6
VICTIMOLOGÍA (CONTINUACIÓN)
La Rioja:
Art. 36: “Todo niño o adolescente tiene derecho a la protección integral por cuenta y cargo de su
familia. En caso de desamparo total o parcial, moral o material, permanente o transitorio,
corresponde a la Provincia como inexcusable deber proveer a dicha protección, ya sea en forma
directa o por medio de institutos.”
Chaco:
Art.32: “La ley asegurará: 1º) La protección integral de la familia como núcleo primario y
fundamental de la Sociedad. 2º) El amparo a la maternidad, la infancia y la minoridad.”
Salta:
Art. 32: “El Estado asegura la protección de la infancia, cubriendo sus necesidades afectivas,
ambientales de educación, salud, alimentación y recreación.”
San Juan:
Art. 54: “Los niños tienen derecho, en especial, los huérfanos y abandonados, a la protección
estatal contra cualquier forma de discriminación, de opresión o autoritarismo, en la familia y
demás instituciones.”
Córdoba:
Art. 25: “El niño tiene derecho a que el Estado, mediante su responsabilidad preventiva y
subsidiaria, le garantice el crecimiento, el desarrollo armónico, y el pleno goce de los derechos,
especialmente, cuando de encuentre en situación desprotegida. Cadenciada o bajo cualquier
forma de discriminación o de ejercicio abusivo d autoridad familiar.”
Formosa:
Art. 55: “El Estado Provincial protegerá especialmente a la familia. Garantizará el patrimonio
familiar y regulara el régimen impositivo y fiscal para la protección del núcleo familiar, adoptara
las medida conducentes a la lucha contra la corrupción de la juventud, su abandono y explotación.
La ley determinara en forma especifica un régimen de protección y amparo a la maternidad y a la
niñez desamparada.”
Jujuy:
Art. 46: “1º) El Estado propenderá a que el niño pueda disfrutar de una vida sana, mitigando los
efectos de la miseria, la orfandad o su desamparo material o moral; 2º)… y 3º) El Estado deberá
tomar las medidas apropiadas para brindar eficaz protección a los niños privados de un medio
familiar normal.
Misiones:
Art. 37: “La ley asegurará 1º)… 2º) El amparo a la maternidad, a la infancia, a la minoridad…38º)
Toda mujer que esté por dar a luz o haya dado a luz, todo anciano, todo incapacitado y todo menor
de edad que se encuentren en estado de desamparo serán protegidos por el Estado. A tales efectos,
la ley creará los organismos que asumirán esas tareas”.
Neuquen:
Art. 24:”…La maternidad y la infancia tendrán derecho a la protección especial del Estado…”
San Luis:
Art. 158:”…A) Promover la educación del niño estimulando el armonioso y eficiente desarrollo de
sus potencialidades físicas y espirituales.”
Santa Fe:
Art. 23:”La Provincia contribuye a la formación y defensa integral de la familia…procura que el
niño crezca bajo la responsabilidad y amparo del núcleo familiar. Proteger en lo material y moral
la maternidad, la infancia, la juventud y la ancianidad, directamente o fomentando las instituciones
privadas orientadas a tales fines.”
Catamarca:
Art. 65:”La Provincia garantiza los siguientes derechos especiales…III) dela niñez: 1º) Ala vida
desde su concepción. 2º) A la nutrición suficiente y a la salud. 3º)A la protección especial,
preventiva y subsidiaria del Estado, en los casos de desamparo. 4º) A su formación religiosa y
moral. 5º) A la educación integral, al esparcimiento, la recreación y el deporte.”
Río Negro:
Art. 33:”Los niños tienen derecho a la protección y formación integral por cuenta y cargo de su
familia; merecen trato especial y respeto a su identidad, previniendo y penando el Estado cualquier
forma de mortificación o explotación.”
-------- o --------
CAPITULO 7
LA REACCIÓN FRENTE AL DELITO
(1)
Tieghi Osvaldo N., Tratado de Criminología, Bs.As.,1996, Edit. Universidad,
Cuello Calón explica como fue la Iglesia con su prisión eclesiástica destinada a los
clérigos y herejes, la que constituyó el punto de partida para la posterior creación de casas
correccionales ya destinadas a personas desviadas, jóvenes y huérfanos, también el nombre se lo
debe a la Iglesia pues penitenciaría deviene de penitencia y sugiere reflexión y arrepentimiento.
Pero estas casa de corrección mantenían la disciplina a azotes y privación de comida, sometiendo
aún a los ancianos, niños, huérfanos e hijos de familias pudientes rebeldes a largos ayunos de pan
y agua. Asimismo, las torturas pasan a constituir una forma de buscar la verdad y lograr la
confesión, torturas que eran ordenadas por los reglamentos o leyes de la época en descripciones
paralizantes “... deben al reo rompérsele primero ambos brazos y luego ir extrayéndole con pinzas
dedo a dedo...” Lo mismo pasaba con las penas ordenadas por los tribunales. Durante el siglo XVII
surgieron las prisiones monásticas con presos encapuchados, con obligación de trabajar, totalmente
aislados con estricta observancia de la regla del silencio y el adoctrinamiento religioso por algunos
detractores del sistema que bregaban por la supresión por sobre todo de los trabajos forzados, del
ayuno y de los castigos. Pero en general las leyes procuraban no solo la expiación del criminal
encerrándolo, deportándolo a colonias ultramarinas sino su moralización, enmienda y la
conservación de la sociedad. Cuando se deportaba el alojamiento debía ser definitivo y aflictivo,
quedando así desterrado para siempre en lugares inhóspitos de difícil acceso (lo que impedía fuga
alguna), allí se debían realizar trabajos forzados. “Trasportados, de ahora en adelante éste será el
nombre por el que serán designados: trasportado Fulano o trasportado matrícula tanto, que ya se
les entregará. Desde ahora ustedes están bajo las leyes especiales del presidio, de sus reglamentos
y de sus tribunales internos, que tomarán, cuando sea necesario, las decisiones convenientes. Esos
tribunales autónomos podrán condenarlos, por los diferentes delitos cometidos en el presidio,
desde la simple prisión hasta la pena de muerte.”(1)
No obstante esta descripción los legisladores del siglo XIX, quisieron con la
imposición de esas penas ya no castigar al culpable sino intimidarlo a él y a los demás y por
supuesto, tendían a enmendar al desviado. Las condiciones de esas “ubicaciones” fueron
magistralmente descriptas por la literatura del siglo XX, por un evadido de la Isla del Diablo en la
Guyana Francesa, quién en sendos libros describió las truculencias del trato recibido y la
peligrosidad del ambiente que lo rodeaba. “Reclusos, esta casa es, y ustedes lo saben, una casa de
castigo por los delitos cometidos por los hombres ya condenados al presidio. Tratamos de
corregirlos. Sabemos que es inútil. Pero procuramos domarlos. Aquí hay un solo reglamento:
cerrar la jeta. Silencio absoluto”... “Si no están gravemente enfermos, no pidan consulta. Porque
una consulta injustificada entraña un castigo.”... “Examino la celda donde me hicieron entrar.
Nunca hubiera podido suponer ni imaginar que un país como el mío, Francia, padre de la libertad
en el mundo entero, tierra que acuñó los Derechos del Hombre y del ciudadano, pudiera tener,
aún en la Guayana Francesa y en una isla perdida del Atlántico, grande como un pañuelo de
bolsillo, una instalación tan bárbaramente represiva como la Reclusión de San José. Imagínese
usted ciento cincuenta celdas, una al lado de la otra, cada una apoyada en la otra, con sus cuatro
paredes muy espesas con sólo una puertecita de hierro y su mirilla. Arriba de la mirilla hay una
(1)
Charrier, Henry, “Papillón”, pag. 45 y 46.
leyenda pintada: “Prohibido abrir esta puerta sin orden de la superioridad”. A la izquierda, una
tabla rebatible con una almohada de madera, el mismo sistema de Beaulieu, la tabla se levanta y
se engancha a la pared; una manta; un bloque de cemento, en un rincón, que sirve de taburete;
una escobilla, Un jarrito de soldado, una cuchara de madera, una plancha vertical de hierro que
oculta una tina metálica a la que está unida por una cadena. (La tiran desde el exterior para
vaciarla y desde el interior para usarla) Tres metros de altura. Como cielo raso, unos enormes
barrotes de hierro, gruesos como un riel de tranvía, cruzados de tal modo que no dejan pasar nada
voluminoso. Mas arriba está el verdadero techo del edificio, a unos siete metros del suelo. Encima
de estas celdas, y dominándolas, está el camino de ronda que mide alrededor de un metro de ancho
y tiene una rampa de hierro. Dos guardianes van sin descanso desde una punta hasta la mitad del
recorrido y allí dan la media vuelta. La impresión es horrible.”... “Aquí, en la 234, Charriere,
apodado Papillón, tratará de vivir sin volverse loco, cumpliendo una pena de dos años, o sea
setecientos treinta días”.... “Cada año, trescientos sesenta y cinco días; dos años, setecientos
treinta días, si es que no hay año bisiesto. La idea me hace sonreír. Sabes, cuando hay setecientos
treinta días o setecientos treinta y uno, es igual. ¿Porqué es igual? No, no es la misma cosa. Un
día más son veinticuatro horas más. Y veinticuatro horas es mucho. Y son bien largos setecientos
treinta días de veinticuatro horas. ¿Cuántas horas suman? ¿Sería capaz de calcularlas
mentalmente? ¿Cómo hacer? Es imposible. ¿Por qué no? Sí, es posible. Veamos un poco. Cien
días son dos mil cuatrocientas horas. Multiplica por siete, es muy fácil, hacen dieciséis mil
ochocientas horas por un lado, más treinta días que quedan con veinticuatro horas que hacen
setecientas veinte horas. Total: dieciséis mil ochocientas más setecientas veinte horas, deben dar,
si no me equivoco, diecisiete mil quinientas veinte horas. Querido señor Papillón, usted tiene
diecisiete mil quinientas veinte horas para matar en esta jaula especialmente fabricada, con
paredes lisas, para bestias salvajes. ¿Cuántos minutos tendré que pasar aquí? Eso no interesa.
Las horas sí, pero los minutos... No exageremos ¿Por qué no los segundos? Que eso tenga
importancia o no,. No me interesa. Hay que llenar bien estos días, estas horas, estos minutos, con
alguna cosa, ¡conmigo mismo! ¿Quién será el que está a mi derecha? ¿Y a mi izquierda? ¿Y detrás
de mí? ¿Si las celdas están ocupadas, esos tres hombres estarán preguntándose quién ha entrado
en la 234?”(2)
También en otra isla de la Guyana dónde se deportaban los presos políticos vivió
desterrado el Capitán Dreyfus, magistralmente defendido por Emilio Zola en el “Yo acuso”
“Oficialmente, a la del Diablo no se mandan presidiarios por delitos comunes, sino sólo a los
condenados y deportados políticos”... “Este banco, donde Dreyfus, condenado pese a su
inocencia, encontró coraje para vivir, debe servirme para algo. Para no sentirme vencido. Para
intentar otra fuga. Sí, esta piedra pulida, lisa, que sobresale al abismo de rocas donde las olas
golpean furiosamente sin cesar, debe ser para mí un sostén y un ejemplo. Dreyfus jamás se dejó
abatir y siempre, hasta el final, lucho por su rehabilitación. Es cierto que el tuvo a Emilio Zola
con su famoso J’accuse para defenderlo. Sin embargo, si no hubiera sido hombre templado, creo
que ante tanta injusticia se hubiera tirado al vacío desde este mismo banco. Pero se las aguantó.
(2)
Charrier, Henry, “Papillón”, Pág. 224, 225, 226 y 227.
Yo no puedo ser menos que él y debo abandonar la idea de intentar una nueva fuga teniendo como
divisa: vencer o morir. Abandonaré la palabra morir, para pensar solamente que hoy voy a vencer
y a ser libre”.(3)
España no pudo crear en sus dominios ninguna colonia penitenciaria, mientras que
Portugal estableció la primera Población de Brasil con delincuentes, luego a estos que vivían
libremente, se sucedieron familias de “gentes honestas” que con ellos convivieron.
La reforma carcelaria vino de la mano de Cesare Beccaria y de John Howard,
quiénes sostuvieron lejos de ser un medio de aseguramiento para la sociedad, la pena de prisión en
las cárceles existentes, es un suplicio. Beccaria dice porqué atormentar y afligir a un ser sensible si
con ello no podemos desandar el delito cometido. La pena no debe ser expiación del pecado, sino
que se debe penar para que no se peque.
(3)
Charrier, Henry, “Papillón”, Pág. 363 y 366.
Pero tanto el sistema de Filadelfia, promiscuidad, sin separación de sexos y
aislamiento de los peligrosos; como la Eastern Penitentiary de aislamiento absoluto (sistema que
ilusionó a criminólogos, penalistas y políticos europeos imponiéndolo en las cárceles del norte de
Europa) fracasaron. El primero por el resquebrajamiento de la disciplina y el segundo por su
extrema rigurosidad. Respecto a las cárceles europeas de esa época, Fedor Dostoievsky dijo que
destruían la psiquis llevando a los reclusos a doblegarse y temblar, y Charles Dickens decía, que el
preso se hallaba enterrado en vida sin interacción alguna por años en silencio, lo que lo llevaba a
un estadio anterior al animal social. León Tolstoi consideraba más leves y razonables, las penas de
muerte o la de azotes. Ambas prisiones fueron superadas por la AUBURN que también buscaba
doblegar, humillar. En conclusión, vencer la dignidad humana de los presos.
A fines del siglo XIX se impuso el régimen progresivo con un período de prueba de
aislamiento nocturno con trabajo diurno común.
Uno de los primeros en implementar el régimen progresivo fue el capitán Alexander
Maconochie en la isla de Norfolk, isla al norte de Australia, donde Inglaterra enviaba a sus
criminales más temibles. Maconochie, una vez nombrado director del establecimiento, adoptó un
método según el cual la duración de la condena se determinaba por la gravedad del delito, el espíritu
de trabajo y la buena conducta observada por el penado, otorgándole vales para acreditar la cantidad
de trabajo y la bondad de la conducta. De esta manera dejaba la suerte de cada uno de los penados
en sus propias manos.
Este régimen contaba con tres períodos sucesivos:
1.- Aislamiento celular diurno y nocturno por un lapso de nueve meses. La
segregación total obedecía al deseo de que el penado reflexione sobre el delito.
2.- Trabajo en común bajo la regla del silencio, manteniéndose el aislamiento
nocturno. Este período se subdivide a su vez en 4 etapas, las cuales el interno irá superando a
medida que pase el tiempo y obtenga determinado número de vales. Llegado a la 4 etapa y cumplido
con los objetivos de esta obtendrá el pasaje al tercer período (Ticket of leave).
3.- Libertad condicional. Se le otorga la libertad con restricciones por un tiempo
determinado, pasado el cual obtiene la libertad definitiva.
Otro sistema progresivo a destacar fue el denominado Irlandés, introducido por sir
Walter Crofton, director de prisiones de ese país. Es similar al sistema de Maconochie, pero posee
una particularidad. Consta de cuatro períodos. La novedad del régimen está en el tercer periodo,
llamado “intermedio”, que se lleva a cabo en prisiones sin muros ni cerrojos y tiene más el carácter
de un asilo de beneficencia que de prisión. La finalidad altamente moralizadora y humanitaria del
régimen quedó probada al hacer comprender al recluso que la sociedad que lo condenó está
dispuesta a recibirle sin reticencias, siempre que demuestre hallarse enmendado.
Ley 24.660
CAPITULO II
Modalidades básicas de la ejecución
SECCION PRIMERA
Períodos
Art.12.- El régimen penitenciario aplicable al condenado, cualquiera fuere la pena impuesta, se caracterizará por su
progresividad y constará de:
a) Período de observación;
b) Período de tratamiento;
c) Período de prueba;
d) Período de libertad condicional.
Los reclusos, aquellos individuos a los que declamamos, solo les restringimos su
libertad ambulatoria encerrándolos en verdaderos pozos antihigiénicos impregnados de larga
suciedad ¡Oh la fetidez de los presidios!, muy seguros, muy amurallados, pues es menester que este
hombre que entró en conflicto con la ley penal expié su culpa, los muros le impedirán por el tiempo
de su encierro ser testigo ocular del decurso, del devenir de la sociedad a la que pretendemos, luego
se inserte readaptándolo, resocializándolo, cuando nunca estuvo “adaptado” o “socializado”. Es lo
mismo que tengamos un cachorro al que apenas alimentemos, ni asistamos, lo encadenemos,
sometiéndolo constantemente a vejámenes y humillaciones, y cuando algún día muerda a alguien
despertando nuestra atención entonces recién dirijamos nuestras miradas y ansias hacia él,
sometiéndolo al “tratamiento” de más golpes y mayor encierro, para que en adelante no muerda.
Ahora se sabe como actúa el castigo que no constituye un tipo de condicionamiento aversivo y por
tanto no es efectivo para hacer cesar la conducta no deseada. El animal y el hombre aprenden con
el estímulo aversivo, porque para evitar el dolor del mismo deben realizar otra conducta diversa de
la que lo condujo a aquél. Pero como el castigo no se realiza al tiempo de la conducta indeseada
produce la conducta que se quiere evitar. Agregamos desatención sobre desatención, carencia de
contención, sobre carencia de contención, dolor sobre dolor, encierro sobre encierro, o acaso no es
un encierro a lo que nuestra sociedad condena de por vida desde su niñez a quiénes no les dá ni el
mínimo derecho a la educación por no hablar de los otros. Y casualmente esos futuros ciudadanos
integran el gran sector del que proviene la clientela casi fija de los presidios. Lo que hacemos con
nuestros reclusos ¿es tratar de readaptarlos? o castigo... venganza. Quiero citar aquí una frase del
Papa que dijo refiriéndose al muro de seguridad construido por Israel para separar los territorios
ocupados: “Nadie debe ceder a la tentación del desaliento por no mencionar el odio o la
represalia. Lo que la Tierra Santa necesita es la reconciliación, el perdón, no la venganza,
puentes no muros”.
En conclusión, a todo este andamiaje que durante siglos hemos construido para
reaccionar por la pérdida de la Paz, el Papa contestó en forma clara y contundente: “no se logra la
Paz con muros ni con venganza”.
Esto José Hernández hace decir al Martín Fierro como lo hace mentar varias veces
la volatibilidad de las leyes y las autoridades...
En nuestro país podemos estar procesados por homicidio calificado por ejemplo, y
gozar de plena libertad. Pero si se nos ocurre apoderarnos de algo ajeno o tener un arma en la casa,
iremos a prisión y allí seguramente quedaremos hasta ser juzgados.
Pueden nuestros representantes, nuestros padres de la patria, ser imputados de
recibir “coimas”, pero fíjense en la baja penalidad que se mantiene para todos los delitos contra la
administración pública.
Por lo tanto siguen legislando, siguen postulándose, siguen enriqueciéndose a costa
de... “El bicho grande la rompe y solo enrieda a los chicos”. Ello no es otra cosa que el coste de
la injusticia mencionada por Ferrajoli que depende del funcionamiento concreto de un sistema
penal sea cual fuere, que deja afuera un sinnúmero de culpables que quedan impunes o ignorados
hayan sido sometidos o no a juicio. A esa cifra negra de la criminalidad se añade la cifra no menos
oscura pero intolerable de los inocentes procesados y a veces condenados. Ferrajoli llama a la
primera de esas cifras: la cifra de la ineficiencia, y a la segunda: la cifra de la injusticia que
integran: a) los inocentes que obtienen una sentencia absolutoria luego de sufrir el proceso y la
prisión preventiva, b) los condenados por sentencia firme y luego absueltos por una revisión, y c)
las víctimas de los errores judiciales no reparados.
Pero la cifra de la ineficiencia, la que permite que queden afuera de las restricciones
del derecho penal a un sinnúmero de responsables dejándolos ignorados o impunes, crece en forma
desmedida y despareja en comparación con la cifra real, pero estimo que mas que ser creada por la
ineficiencia del funcionamiento del sistema penal lo es por su selectividad.
Sin necesidad de aplicar métodos científicos, con solo visitar las cárceles o los
pasillos de la justicia penal, se percibe claramente que el sistema penal atrapa a la clientela
“estándar”, a la que aplica con mayor rigurosidad las escalas penales (las establecidas para los
delitos usuales que cometen las clases marginales y excluidas). Pues los sectores más débiles de la
sociedad con escasa o ninguna instrucción realizan los tipos penales llamados de la indigencia, o
de subsistencia, esto permite la reproducción delictiva pues como se viola el principio de inocencia
(para esta clientela diríamos, fija y hereditaria) hay en cada cárcel una población del 50% de presos
sin condena, depositados allí, sin trabajo creativo alguno ni absolutamente alguna actividad que
luche contra su degradación. De este modo, el poder estatal de castigar lo que logra es deteriorar y
destruir la personalidad del hombre en conflicto. Por ello, el saber criminológico debe determinar
la racionalización de aquel poder y de ese modo logrará recién el fin perseguido, que no es otro
que la lucha contra la criminalidad.
El sistema es selectivo no solo en el señalamiento de la clientela penal, sino es
selectivo para dar información a los medios.(4)
(4)En un diario local y en un mismo día, dos noticias policiales con títulos destacados. En una, se informa que Fulano de Tal, volvió
a su casa a la medianoche de su trabajo de sereno, pues se había olvidado algo, allí encontró a su esposa, Mengana de tal en la cama
con Perengano, por lo que presa de una crisis nerviosa atacó a aquél, dándole muerte. Los nombre y el domicilio de los protagonistas
estaban acabadamente informados. La otra noticia, contaba que a la casa del buscado “Quirquincho Bola” (por estar prófugo y con
varias causas), fue un hombre en una lujosa camioneta 4x4 a comprar drogas, éste fue perseguido por personal policial cuando se
dio a la fuga y luego aprehendido. La noticia terminada diciendo: “No se dan los nombres por razones legales” (sic).
El lector podrá apreciar que en la primera noticia que relataba un hecho que configuraría por sus circunstancias
un homicidio en estado de emoción violenta, pero que además la situación de infidelidad explicitada necesariamente perjudicaba a
los hijos de la infiel y del autor, ello no importó, total el autor era un simple sereno. En el otro hecho, que describía un ilícito mucho
más grave, y con muchas más víctimas (tráfico de estupefacientes) , como el autor se desplazaba en una lujosa 4x4, la comunidad,
que probablemente lo tiene de vecino, se quedó sin establecer su identidad, claro... por razones legales. Lo mismo pasó con el del
mote de “Quirquincho Bola”. ¡¡¡por favor estaban traficando!!!.
Lombroso, no obstante la aceptaban a veces por su inevitabilidad por razones de defensa directa o
legítima defensa social.
Si dar muerte es delito y según la tesis de Peco, la premeditación consiste en la
reflexión prolongada del hecho delictuoso una vez adoptada la resolución de cometerlo, o la
determinación de delinquir (cometer un hecho considerado delito) persistente en el tiempo que
transcurre entre ella y el delito, la pena de muerte es un homicidio organizado, reflexionado, y
consumado, agravado además por ser organizado por un Estado de Derecho que defiende a su
sociedad contra un miembro de esa sociedad. Estado que por esta acción pierde el sustento de ser
el contendor del poder punitivo; pues decide, organiza, forma, modo, lugar y tiempo en que matará
y que generalmente no lo es en forma inmediata.
Para algunos autores además, la deliberación premeditada revela la mayor
peligrosidad del agente, transformándolo de este modo al estado homicida en más peligroso que el
homicida instantáneo. Por ello estamos en condiciones de sostener que el estado que tenga
consagrada la pena capital, la aplique del modo y forma que sea, es aún más peligroso que cualquier
otro delincuente. Si a ello agregamos que las ejecuciones se realizan sin ningún tipo de riesgo para
quién la ejecuta, pues el llamado “hombre muerto caminando” durante todo el tiempo que espera
en prisión especial su pena capital, en algunos sistemas, se encuentra en estado de total indefensión
cuando se le aplica tal pena, lo que basta para configurar esa muerte como homicidio alevoso y, ya
que como no es de aplicación inmediata alarga el dolor de la agonía hay además ensañamiento. Lo
comete el estado guardián de la seguridad. ¿Mata para que no se mate o porque se mató?... ¿es
retribución, venganza o ejemplo?.
Los sostenedores de la pena de muerte dicen que esta disuade al futuro infractor,
que ella determina que los delitos para los que está establecida (por ejemplo, en EE.UU. para
homicidios y violaciones en la mayoría de los estados que la conservan), ocurran menos. Nada más
lejos de la realidad cuyas estadísticas hacen palidecer. Y en el caso de los delitos para los que se la
establece, por ejemplo los homicidios, sus autores son ocasionales casi siempre, y por ello no
reincidentes.
Albert Camús dijo que para ser equitativos se debería aplicar la pena de muerte solo
al delincuente que hubiera anunciado a su víctima la fecha en que lo va a matar encerrándola hasta
entonces. También sostuvo que el que dicta la condena de la pena de muerte debe ejecutarla y de
forma inmediata.
Un condenado a muerte en EE.UU. escribió un libro de su vida y pasión en prisión,
y describió detalladamente cómo sintió su condena a muerte y durante sus trece aplazadas
ejecuciones. Caril Chesman, así se llamaba, soportó su muerte mil veces durante doce años. Su
libro que fue traducido a varios idiomas movilizó a un sinnúmero de lectores del mundo entero lo
que realizaron una campaña en contra de la pena de muerte y de su ejecución. En prisión estudió
leyes y realizó sus últimas defensas técnicas.
Y entonces nos preguntamos ¿la sociedad norteamericana qué busca con la pena de
muerte?, la sostiene como de prevención general y si esto es así, la sociedad estándar y la de todo
el mundo coincidían en aquél momento en sus sentimientos hacia Chesman, se conmovieron con
todas y cada una de sus frustradas ejecuciones, nueve veces suspendidas a último momento,
sintieron sus nueves muertes anunciadas que realmente por sus circunstancias eran lo menos nueve
mil, valoraron su esfuerzo por socializarse, escribiendo su libro, primer alegato tan cercano y tan
auténtico que yo pude leer en mi adolescencia.
Concluyo que lo que la sociedad estadounidense quiere entonces desde que implantó
y reimplantó la pena de muerte, es crimen y castigo, es crimen y venganza, no matan para enseñar
a los demás no matar, para disuadir, matan por una motivación de poder que así los hace olvidarse
del miedo que los invade, miedo puesto de manifiesto por algunos propios estadounidenses en la
literatura, en los comics, en los documentales, recomiendo al respecto el documental realizado por
Moore y premiado por la Academia con un Oscar en marzo del 2003, “Bowling for Columbine” o
“Una Nación en armas o Son locos por las armas o simplemente locos”, allí quedan
descarnadamente explicadas las razones de tantas sinrazones en el accionar del país del norte.
Para los violadores, los otros merecedores de la pena capital, no valen tales
argumentaciones. Son los más reincidentes y su conducta es causa del rechazo más grande en el
medio, su accionar es incomprensible, es asqueante, es pérfida, no entra en el razonamiento de una
mentalidad lógica y sobre estas reacciones podría explayarme por horas. Pero ello debe ser para
los estudiosos y los legisladores una luz de alarma para dedicarse a profundizar las causas de tan
deleznable conducta, sus posibilidades de recuperación o no y llegar a un diagnóstico que nos
permita controlar este fenómeno como defensa social y no como los partidarios de que “se los
mate”, “no deben vivir”, “que se los castre”, “que se los cape”, entienden tal actitud. Cuando se
intenta tal discurso surgen voces de los improvisados especialistas pidiendo Ley del Talión (que
por otro lado los violadores soportan en el penal) y todo discurso que tienda a profundizar el estudio
del tema en busca de reales soluciones produce una feroz reacción del común de la gente en cuánto
a que los Derechos Humanos solo lo son para los delincuentes.
Estoy terminando este libro en medio de la convulsión que nos produjo el crimen de
MARELA (la nena de cinco años que salió a comprar un regalo para su mamá en su día), y en este
caso caben todas las preguntas que dejé sin contestar y para la reflexión en el desarrollo de otros
temas y agrego una más, cómo puede la Justicia dar una respuesta clara, coherente y libre ante los
raides histéricos televisivos, radiales y gráficos de inmaduras niñas cuyas madres las exponen a
contar “su caso” a los ojos de millones de ciudadanos, o ante una madre que mostró su indignación
porque explicaba su familia (su niña de trece años de edad por tener dos horas libres salió del
colegio y paseando por los alrededores se encontró a las diez de la mañana con un sujeto de
diecisiete años quién la violó), se quedó tranquila por los ocho años de prisión con que condenaron
al violador de su hija, esperando al estar de sus dichos (reproducidos por todos los medios) que
transcurriera dicho tiempo para ver qué harían para que el mismo siga en prisión... Lo que no
esperaba de manera alguna es que luego de cuatro años, el violador, tuviera las salidas transitorias
(que otorga la Ley Penitenciaria) y que ella estaba en condiciones de cruzarse con él por lo que
buscaba apoyo para que se le alargue de por vida la condena; “...debe quedar en prisión hasta que
se muera, solo así estaremos tranquilos y creeremos en la Justicia”.
¿Puede un hombre íntegro en todo sentido, social y familiarmente contenido,
educado y formado de las normas éticas de convivencia y de solidaridad mentalmente, realizar esta
conducta? ¿Puede un hombre con émulos y valores a imitar, criado con amor, realizarla?
Si la pena común no disuade, menos aún la de muerte. Nadie cuando delinque hace
el cálculo de la pena que le puede tocar, o como sostiene el maestro Zaffaroni “Los que van a
delinquir no llevan el Código Penal bajo en brazo”.
• 76 Países y territorios han abolido la pena de muerte pata todos los delitos.
• 15 países han abolido la pena de muerte para todos los delitos excepto los más graves,
como los cometidos en tiempo de guerra.
• 83 países retienen y aplican la pena de muerte, pero el número de países que realmente
ejecutan a presos en un año determinado es mucho menor.
PENA DE MUERTE
En octubre, La Comisión Interamericana de Derechos Humanos pronunció su
decisión sobre el caso de Michael Domínguez, condenado a muerte en Nevada por un delito que
había cometido cuando tenía 16 años de edad. La Comisión que la prohibición sobre la ejecución
de personas que eran menores de 18 años en el momento de cometerse el delito tenía “un carácter
lo suficientemente indeleble para construir una norma de jus cogens”, que tiene carácter vinculante
para todos los Estados, y que “dicha norma no puede ser invalidada, ya sea por tratado o por la
objeción de un Estado, sea ésta persistente o de otra naturaleza”.
Napoleón Beazley, T. J. Jones y Toronto Patterson fueron ejecutados en Texas los días 28 de mayo,
9 de agosto y 28 de agosto, respectivamente, por asesinatos cometidos a la edad de 17 años.
Javier Suárez Medina, ciudadano mexicano, fue ejecutado en Texas en agosto, a
pesar de haberle sido denegados sus derechos consulares tras ser detenido. Los gobiernos de 16
países enviaron peticiones de indulto o se unieron a México en la firma de un documento por el
que se instaba a la Corte Suprema de Estados Unidos a detener la ejecución y celebrar un revisión
judicial para resolver las consecuencias jurídicas de la violación del tratado pertinente a este caso.
El ciudadano paquistaní Mir Aimai Kasi, declarado culpable de matar a dos agentes
de la CIA en 1993, fue ejecutado en Virginia en noviembre. Había permanecido en libertad hasta
1977, cuando fue secuestrado de la habitación de un hotel de Pakistán por agentes de la Oficina
Federal de Investigaciones (FBI), recluido en un lugar secreto y trasladado posteriormente a
Estados Unidos.
“El acto que cometí y por el que me encerraron aquí no sólo fue atroz, sino que no
tuvo sentido. Pero la persona que cometió ese acto ya no está aquí (...) Lamento la muerte de John
Luttig. Y lamento que todo lo que sucedió estuviera motivado por algo que había en mí. Esta noche
decimos al mundo que, para la justicia, no hay segunda oportunidad (...) Hoy nadie gana. Nadie
cierra sus heridas. Nadie sale victorioso.” Declaración final de Napoleón Beazley, delincuente
juvenil ejecutado en mayo de 2.002.
“No se impondrá la pena capital (...) por delitos cometidos por menores de 18 años
de edad”. Convención sobre los Derechos del Niño, Naciones Unidas.
“Napoleón no merece morir. Ya sé que debe haber castigo, pero ¿tiene que consistir
en matar a una persona de 17 años? Las personas cambian (...) Quitar la vida a un menor (...) no
se puede medir a una persona de 17 años por el mismo rasero que a usted o a mí (...) la vida te
enseña, y yo sé que Napoleón es mucho mejor ahora que entonces.” Rena Beazley, durante una
entrevista con Amnistía Internacional en mayo de 2001, un año antes de la ejecución de su hijo.
Napoleón Beazley, fue ejecutado en Texas el 28 de mayo de 2002 por un delito cometido ocho
años antes, cuando sólo tenía diecisiete años de edad. Napoleón Beazley no tenía antecedentes
penales ni antecedentes de comportamiento violento. A pesar de ello, durante el juicio, el fiscal, de
raza blanca, lo describió como un “animal” ante un jurado compuesto exclusivamente por blancos.
Los testigos que comparecieron en el juicio resaltaron sus posibilidades de rehabilitación. Su
comportamiento en la prisión fue ejemplar.
-------- o --------
CAPITULO 8
LA VIOLENCIA OPERATIVA EN EL SISTEMA PENAL
MUERTES INSTITUCIONALES
A diferencia de las anteriores, estas se producen dentro de las agencias del sistema
penal y por personal armado de ellas, generalmente caen sobre los presos, pero también lo puede
ser sobre abogados, jueces, fiscales, testigos, funcionarios, todos molestos. A la pena de muerte
institucional la causan los miembros de las agencias, pero en cumplimiento de sus funciones.
Y así como sin sorprendernos, todo el país aceptó las explicaciones de Ramallo, así
todo el país aceptó la muerte de los reclusos de todo un pabellón de una cárcel de Bs.As. Cómo
murieron estos hombres, que vivían hacinados, a nadie interesó: tampoco si estaban mal comidos,
menos aún, si eran víctimas permanentes de maltratos se lo merecían, frase parecida a la triste “por
algo será”. Nadie en estos casos se acuerda que son ciudadanos argentinos respetuoso de SU
CONSTITUCIÓN, Constitución que juraron y juran respetar en todos los ámbitos. Por lo contrario
(3)
Diario La Gaceta, Domingo 28/03/04 y Lunes 29/03/04.
real goce por el goce ajeno? ¿Cómo se puede ser un funcionario, un servidor, juradores de oficio
de la Constitución y actuar como actuaron esos hombres, nuestros semejantes?
Además de las muertes institucionales existen otros tipos de muertes relacionadas
con ellas:
Las extra-institucionales son las que provocan los mismos agentes sin relación con
sus funciones. Muertes para-institucionales; son las cometidas por grupos armados, tipo
escuadrones de la muerte, especie de justicieros.
Muertes contra-institucionales son las que se producen a integrantes de las agencias
armadas o no armadas, generalmente por personas ajenas al sistema penal, aunque también pueden
pertenecer a otras o de la misma agencia de la víctima.
Muertes meta-institucionales son las que tienen lugar mas allá de la institución,
pasándola por alt;, por ejemplo, las muertes carcelarias.
Muertes ejemplares son las causadas por grupos mafiosos, las que generalmente se
realizan por encargo, y se efectúan con mucha ferocidad. Lo que se busca no es sólo el castigo al
díscolo o a algún miembro de su familia, sino, además de la ejecución, dar un ejemplo para los que
pudieran tentarse con la misma conducta.
Son muertes, generalmente, de mas de una persona, cometidas con tanta agresividad
que dejan mucha sangre, huellas y la escena del crimen es alterada; se “plantan” pruebas tendientes
a perturbar la investigación y la dirigen con inexactitud.
En el caso todavía no resuelto en Tucumán, en la escena adonde se encontraron
muertas a puñaladas, a una mujer y su hija, a quienes luego de matarla la desnudaron y acariciaron
con sangre, los ejecutores prepararon el escenario como el de un “homicidio ritual”. La
investigación encontró en un jarrón, dentro del dormitorio en dónde yacía la joven, semen de al
menos dos hombres; gran desorden, pero desde allí hasta dónde cayó muerta la madre casi saliendo
de la casa, como a unos quince metros (la madre de la joven cuando vio cómo torturaban a su hija,
corrió para escapar hacia la puerta) lavaron todos los rastros de sangre y de lucha que pudieron
haber quedado, acomodando hasta los tapetes tejidos de la mesa y cortinas de la casa sin dejar ni
siquiera una silla fuera de lugar, lo que si dejaron es un escobillón mojado con sangre escondido
detrás de un mueble. Luego de ello se dedicaron los autores a “plantar” pruebas, siendo la más
significativa y la que señalaba al presunto autor, una impresión muy clara de la zapatilla de Gómez,
alias “come dulce” (un mozo de mano de toda la comunidad del lugar del hecho, a quién esta
apreciaba en grado sumo, pues, para mantener a su familia realizaba todas las tareas que le
requerían animando fiestas, terceros tiempos del club de rugby local; era coplero y guitarrero),
sobre el charco de sangre que rodeaba a la madre muerta. La investigación judicial desarmó
científicamente la teoría policial de esa huella digital, pues probó que sólo se puede dejar esa
impronta sobre sangre derramada, luego de ocho o nueve horas. Pero supuestamente “come dulce”
(el chivo expiatorio) mató a ambas mujeres, dejó el estoque con que liquidó a una de ellas, y salió
raudamente tras saltar una tapia (come dulce era impedido de una pierna, corrió mas de quince
cuadras, y se tiró en un vuelo como de “rugbier” contra una camioneta que venía de frente,
quedando muerto en la ruta. También en este caso la investigación científica judicial desarmó esta
teoría policial, pues se demostró que come dulce, que no sangró absolutamente nada en la ruta),
había sito tirado muerto en ella con un profundo golpe en la cabeza que le había causado la muerte.
Como el lugar era oscuro, varios vehículos pasaron sobre él y hasta tenía el pie seccionado
totalmente, pero ni sus medias blancas ni sus zapatillas tenían mancha de sangre alguna. Las
fotografías lo mostraban boca abajo, con una vieja campera de jeans, sin mancha alguna de sangre,
así lo llevaron sus familiares, y esa campera, que fue secuestrada según los dichos de la mujer de
come dulces del acto del velatorio, fue elevada a la investigación judicial con cinco manchas de
sangre de las dos víctimas.
Urge preguntar: esas manchas que no estaban cuando yacía muerto ¿cómo pudieron
implantarlas?, ¿la justicia debía creer que este chivo expiatorio se había manchado con sólo cinco
gotas de sangre luego de sostener de ambas muñecas a una mujer de veinte años de edad, que era
profesora de danzas, y por lo tanto de condiciones físicas óptimas, mientras le asestaba cinco
puñaladas de tortura, que serían las que le salpicaron, pero dándose vuelta para que sea en la
espalda, y mientras esto hacía, le dio una estocada mortal, que la penetró de lado a lado, a la altura
del corazón, corrió tras la madre, le dio muerte, preparó la escena, limpió la casa, la acomodó, y
luego de ello, lo cual le llevaría unas cuántas horas, se suicida en la ruta ¿para qué plantaría u
ocultaría pruebas?
Algunas noticias sobre los apremios ilegales en las comisarías de Tucumán pueden
verse a diariamente en los periódicos de nuestra provincia:
- Extraña muerte en una seccional: Un camionero de 60 años murió en confusas
circunstancias el viernes, dentro de la comisaría 11ª. Alberto El Khalil fue detenido junto a un
empleado suyo a las 2.30, en la zona del parque 9 de Julio, y trasladado a esa comisaría.
Aparentemente habían estado bebiendo tras haber regresado de Córdoba. Poco después cuando sus
hijos estaban ya en el local policial, el hombre sufrió una descompensación - es diabético crónico
-, y fue trasladado en un patrullero al Hospital Padilla, donde murió poco después. El Khalil habría
recibido al menos un golpe en la cabeza, pero se desconocen los pormenores de lo ocurrido en la
comisaría. Mientras tanto, no se tomaron medidas en contra de los policías que estaban de turno,
ni se citó a testigos.
- Aumentó la reincidencia de menores. Son detenidos varias veces en comisarías
donde no reciben tratamientos adecuados para recuperarse. Falta de contención familiar.
- Inquietan a los funcionarios las denuncias contra policías: Las torturas, las
detenciones ilegales y el hacinamiento en las comisarías, parecen crecer como la respuesta al auge
de la delincuencia, que sigue sin disminuir.
- “Un problema legal”: “El alarmante aumento de la delincuencia de menores
amerita un profundo análisis del sistema judicial que hay en la provincia”, consideró el Ministro
de Seguridad. El funcionario cree que hay que replantear muchos problemas que hay en la justicia.
Esta crónica nos muestra el desconocimiento que los responsables de temas tan
importantes para la ciudadanía tiene sobre ellos. Sostener que el aumento de la delincuencia de
menores requiere de una revisión del sistema judicial es desconocer, por ejemplo que carecemos
de lugares apropiados para contener a los menores en riesgo, significa, además, desconocer los
derechos del niño y la edad para ser considerados tales, así como querer apagar el fuego añadiendo
más leña; es no reconocer que se trata de implantar UNA POLÍTICA CRIMINAL comprensiva del
fenómeno para diagnosticarlo y darle remedios, pero que jamás se puede imputar a la justicia, pues
ella sólo aplica las leyes que no dicta ni sanciona, aplica. Así que si algo hay que analizar, revisar
o replantear es la política criminal y ello es para los especialistas. De otra manera, es caer en el
fácil discurso de emergencia que provoca el clamor represivo, y ello no es otra cosa que echar más
leña al fuego.
Tieghi(2) dice que el castigo impuesto en la ley penal (la cárcel) no puede anteceder
a la operante delictiva y tampoco termina con el cese de dicha conducta, como es también falaz
hablar de disuasión punitiva como reducidora del índice de criminalidad, por cuanto tampoco la
sucede inmediata y constantemente.
La amenaza penal, que se hace efectiva sólo entre un 3% y el 10% de la criminalidad
real, refuerza y multiplica la criminalidad pues la condiciona antes que prevenirla o reducirla.
La cárcel es, actualmente, el único medio que tenemos de defensa social, pero es
sólo un mal necesario. Por otro lado, el tratamiento para hacer eficaz debe ser voluntario y, sobre
todo, que no sea establecido a priori, ya que cárcel, temporalmente determinada, y tratamiento, son
imposibles de conciliar.
(2)
TIEGHI, Osvaldo, Tratado de Criminología, pág.522.
realizar. Por dicha razón, las características de la edificación, que aportan seguridad a los reclusos
y facilitan su vigilancia, no son impedimento de la existencia de partes del conjunto edificado que
constituyen infraestructuras muy útiles en la preparación para la libertad y convivencia.
El centro penitenciario de Topas, que tomaremos como ejemplo para describir los
modernos presidios, cuenta:
1) Con lugares idóneos para la educación: el aumento de los conocimientos
académicos de los internos mediante de la formación básica o del resto de enseñanzas que
componen el sistema educativo. Estos ámbitos educativos se complementarán con los
espacios destinados al desarrollo de las personas privadas de libertad a través de su
formación sociocultural: bibliotecas, sala de audiovisuales, salón de actos, aulas
ocupacionales, etc.
2) La educación y la cultura son una parte necesaria para la integración laboral de
los internos. Si a los problemas de marginalidad de la mayoría de las personas que ingresan
en prisión, se une la quiebra que supone su permanencia continuada en un centro, el
problema de exclusión del mercado de trabajo, una vez obtenida la libertad, se convierte en
su problema existencial. Por esto, este centro penitenciario cuenta con las instalaciones
necesarias para los talleres productivos que mejorarán la calificación laboral de los reclusos
directamente mediante el trabajo o mediante la realización de cursos de formación
profesional ocupacional.
3) La práctica deportiva es un instrumento necesario para el desarrollo integral de
los internos y requiere instalaciones aptas que aporten su parte a la configuración de un centro
penitenciario en los términos señalados.
4) Las prestaciones que debe poseer el edificio para que se efectúen todas las
actuaciones penitenciarias se completan con las relativas al aseguramiento propio de toda
persona, aunque se encuentren cumpliendo condena. El objetivo es mantener condiciones
de vida dignas en lo relativo a su celda, a la alimentación, su aseo personal, la comunicación
con sus familiares en tal forma que no se rompan los vínculos existentes, su salud, etc.
5) Un centro penitenciario se concibe arquitectónicamente como un espacio que
haga posible el desarrollo de las personas, facilite la preparación para la convivencia en
libertad, recupere el sentido de la comunicación entre quienes allí se encuentran y sus
familiares, al tiempo que limite, en la medida de lo posible , el efecto negativo que produce
la encarcelación, configurándose como un instrumento eficaz para la educación y la
reinserción de los internos y se situará cercano a las vías de comunicación que le aproximan
a los núcleos de población de la zona y que facilitará la intervención de la sociedad en el
medio penitenciario.
6) Por ejemplo, el centro penitenciario de Topas está asentado en el término
municipal de Topas (Salamanca), en el lugar conocido como Las Abrigadas, frente al
kilómetro 313,600 de la Carretera Nacional 630, entre Salamanca y Zamora, y junto a la
línea del ferrocarril Plasencia-Astorga.
La superficie total de los terrenos es de 39,5 has.
La superficie total construida es de 78.850 m2.
7) El diseño del establecimiento penitenciario tipo responde a una tipología
modular, ya muy habitual en las prisiones modernas, contrapuestas a la clásica estructura
radial con núcleo central de vigilancia y grandes galerías de celdas o dormitorios comunes.
La propuesta tipo se desarrolla a partir del criterio de núcleo urbano autosuficiente; se
trata de una pequeña ciudad formada por catorce mini-centros con servicios culturales,
sanitarios, deportivos y productivos comunitarios, servicios que cubren todas las
necesidades del interno, disminuyendo los traslados a servicios comunitarios exteriores, y
potenciando la política de reinserción, objetivo final de la administración penitenciaria.
8) Consta de un eje central con una plaza de ingreso al centro rodeada por los
edificios de comunicaciones, jefatura de servicios e ingresos, salidas y tránsitos; todos ellos
en contacto directo con el exterior. En el centro, una plaza urbana, que contiene los edificios
destinados a polideportivo, socio-cultural y enfermería; a continuación, el edificio de
instalaciones y servicios generales y, al fondo, los talleres productivos.
• En la franja izquierda se ubican ocho módulos residenciales y el campo de
fútbol.
• En la franja derecha se alinean en módulo de aislamiento, seis módulos
residenciales y un espacio de reserva para posibles ampliaciones futuras.
9) Hay 14 módulos residenciales independientes entre sí, cada uno de los cuales
alberga un colectivo de 72 internos de clasificación penitenciaria semejante.
10) La capacidad del módulo de aislamiento es de 30 internos.
11) Dispone de zonas de diagnóstico, tratamiento y asistencia, con cuatro áreas de
clasificación, tanto a nivel hospitalario como penitenciario. La enfermería tiene
capacidad para 64 internos.
12) Además cuenta con pista polideportiva con 7 m. de altura útil, gimnasio, pistas
de squash, piscina y vestuarios. Junto al módulo de aislamiento, complementando
esta dotación, se ubican otras dieciocho pistas de squash; cuatro de ellas son
utilizadas por los internos alojados, y tiene un área sociocultural que dispone de
bibliotecas, salas de audiovisuales, salón de actos, aulas ocupacionales para el
desarrollo de actividades de animación sociocultural (representaciones musicales y
teatrales, conferencias, proyecciones de cine, mesas redondas), que sirven de
vehículo cultural y de medio de relación con personas, entidades y asociaciones
culturales, artísticas, recreativas y formativas del medio libre, para evitar el
desarraigo social y permitir una reintegración plena a la sociedad una vez cumplida
la pena. Cuenta también con espacios deportivos al aire libre y cubiertos, para la
práctica de actividad física de base y actividad deportiva de competición, se permite
así el desarrollo de programas que prevén la competición interna y externa con
equipos del entorno libre y completan el desarrollo formativo integral de las
personas, además de ser instrumento preciso y complementario de otros programas
de rehabilitación.
13) Los talleres productivos, ubicados en la zona posterior del centro, comparten
con el edificio de cocinas y almacenes el vial de entradas de vehículos. Existen
patios de almacenamiento de materias primas y de productos acabados, al servicio
de las naves. El edificio tiene una superficie construida total (incluidas las
entreplantas de oficinas y salas anejas) de 4.590 metros cuadrados, distribuidos en
cuatro unidades de 1.148 metros cuadrados cada una.
14) En cuanto al diseño de los sistemas de seguridad y control, ha seguido los
planteamientos iniciales de círculos concéntricos de seguridad; se diferencian, por
tanto, sistemas para:
• La identificación y control del recluso.
• La unidad básica, que sería la celda.
• La unidad funcional, que sería el módulo.
• La totalidad del Complejo o Centro Penitenciario, definido éste por su
recinto perimetral.
En definitiva, el centro de concibe como un espacio que hace posible la formación integral
y el desarrollo personal como instrumentos para la plena reintegración al medio libre.
------------- O -------------
CAPITULO 9
PENAS Y MEDIDAS ALTERNATIVAS
(1)
Diccionario de derecho, Tercera Edición, Editorial Porrúa, México, 1973, p.108
(2)
Eugenio Cuello Calón, La moderna penología, Bosch, Barcelona, España, 1958, p. 626 y ss.
establecido por las autoridades de aplicación. Asimismo evita el contacto con condenados por
delitos graves eludiendo así la posible victimización.
La modalidad de aplicación estará dada por el juez conforme el tipo de delito de que
se trate debiendo el condenado cumplir determinados requisitos exigidos en la sentencia
condenatoria. En la legislación comparada puede verse una variada gama de este tipo de arresto: a)
El interno sale a trabajar y a la noche regresa para su internamiento; b) El condenado está con su
familia y trabaja fuera de la institución durante la semana y los fines de semana debe estar recluido
en un instituto. La detención debe cumplirse en establecimientos especiales, con fines educativos,
y el tiempo de detención varía según las circunstancias y van desde las 36 a 48 horas semanales.
La “Casa Abierta Nuestra Señora del Carmen” fue la primer cárcel bajo este sistema
en nuestro país, implicando el mismo una importante reducción de costos del sistema, dado que el
interno se encuentra en situación de afrontar el egreso y permite una mas posible reinserción social.
El sistema de arresto de fin de semana o de tiempo libre no debe ser confundido con
el arresto domiciliario de nuestro art.10 del Código Penal.
1.7.- MEDIACIÓN PENAL: La mediación penal aparece como uno de los modos
posibles de tratar el conflicto, surgido a causa del delito, entre la víctima y el victimario, y entre
éste y la sociedad. La mediación penal supone una recuperación del papel protagonista de la
víctima, y posiblemente un instrumento eficaz para obtener una adecuada satisfacción de sus
intereses, con beneficios sociales económicos y psicológicos para ella, pudiendo convertirse, a la
vez, en un instrumento facilitador de reinserción social efectiva del delincuente.
Algunos autores la consideran como una alternativa a lo que se presenta como el
fracaso del sistema penal. En muchos supuestos, efectivamente, puede llegar a ser una auténtica y
ventajosa alternativa a la pena, pero posiblemente sería insuficiente como medio único de control
social formal, por tanto, más que sustituir globalmente el actual sistema penal, su función sea
posiblemente complementarlo y reorientarlo en aras de una consecución más eficiente de una
auténtica paz social.
En Europa Continental encontramos distintos modelos legislativos que han
receptado propuestas mediadoras para el derecho penal.
Así, en Francia, la ley de enjuiciamiento penal, prevé el instituto de la mediación.
En efecto, el artículo 41 del Código de Procedimiento Penal señala: “el Fiscal
puede, con carácter previo a su decisión sobre la acción pública y con el acuerdo de las partes,
decidir recurrir a una mediación si estima que tal medida es susceptible de asegurar la reparación
del daño causado a la víctima, de poner fin al problema resultante de la infracción y a contribuir
a la rehabilitación del autor de la infracción”.
Se trata -como se ha reconocido en la literatura especializada- de la oficialización
de la mediación penal, que pone en manos del Fiscal, y dentro del marco de uno de los institutos
tributarios del principio de oportunidad, una nueva opción respecto al curso a dar al ejercicio de la
acción penal. De esta manera, el Procurador, cuando avizora como posibles los fines de la norma
(reparación –solución del conflicto– rehabilitación del infractor), decide de común acuerdo con las
(2)
Diario Página 12, fecha 19/08/94, pag.14.
(3)
Diario La Gaceta, fecha 20/09/94.
partes, habilitar la instancia, la que es realizada por un mediador especial, dependiente del aparato
judicial. Éste notifica al Procurador del éxito de su misión y el caso se archiva (sin que se continúe
el proceso formal). Si la mediación fracasa, en cambio, el Ministerio Público puede continuar,
libremente, con el ejercicio de la acción penal.
En nuestro país es sabido que la ley 24.573, en su artículo 2º, expresamente excluyó
la mediación en casos penales. Asimismo las disposiciones provinciales que, de manera específica,
se ocupan de los temas de mediación, por regla, han seguido esa tesitura.
La situación hasta aquí descripta no debe ser entendida en el sentido que nuestro
sistema penal sea totalmente ajeno a la instancia de mediación. Bien es verdad que, como se acaba
de ver, ni la ley nacional específica ni las disposiciones provinciales en la materia la han
consagrado. Más, una reciente reforma de la parte especial del Código Penal ha previsto lo que la
doctrina denomina como “la primera admisión legislativa de conciliación en materia penal”. Nos
referimos, concretamente, al nuevo artículo 132 del Código Penal, texto según ley 25.087. Tal
disposición consagra, acotada al ámbito de ciertos delitos contra la integridad sexual, la figura del
avenimiento entre víctima y victimario.
Pese a este novedoso instituto, debemos señalar que, en la materia de mediación
penal, nuestro país, aún se encuentra bastante rezagado. Sin embargo, es de esperar que, en un
futuro no muy lejano, este instituto encuentre una difusión mucho más extensa. Quizá, el legislador
pueda apreciar que la opinión pública está muy lejos de rechazar estas formas de solución del
conflicto penal.
Cafure de Batistelli expresa que “La mediación penal aparece como una
herramienta muy útil para una justa resolución. Interviene un tercero imparcial, adiestrado en las
técnicas de la comunicación humana, que investiga en el campo de los intereses de las partes y
que es capaz de proponer el mejor acuerdo negociado, que tienda a proteger los interese del menor
y a lograr el arrepentimiento del desviado evitando su recaída en el delito”.
1.8.- BINDING OVER: Con esta sanción el reo debe depositar una cantidad de
dinero que avale su comportamiento por un tiempo determinado. En caso de incumplimiento
judicial o mal comportamiento pierde lo depositado como aval.
1.9.- MULTA: Esta pena implica la limitación de un bien considerado valioso por
la mayoría de las personas, que es la capacidad económica. Tal tipo de sanción procede por lo
general en delitos leves penados con no más de 6 meses o un año de prisión, dependiendo el sistema
penal de que se trate.
Dicha pena se determina integrando dos fases: en la primera el juez fija un número
de días-multa (unidades de multa) teniendo en cuenta la gravedad del delito; en la segunda fase
cada una de las unidades de multa se convierten en una cantidad concreta de dinero teniendo en
cuenta exclusivamente la capacidad económica del infractor. Dicha capacidad económica se
determina a través de la renta neta diaria del infractor, para luego tomar una proporción de dicha
renta que por lo general es de un tercio.
Esta alternativa supera la crítica que se le realiza a la pena tradicional de multa, ya
que esta última supone un impacto distinto sobre las personas en función de su capacidad
económica; en cambio la presente modalidad se ajusta a los criterios de igualdad y graduabilidad
de las penas. Además suele tener escasos efectos estigmatizantes y no impide que la persona lleve
adelante su vida cotidiana, permaneciendo rodeado de sus afectos y actividades habituales.
El inconveniente que presenta esta pena es que al ser de cumplimiento voluntario se
utiliza a la prisión como sanción de apoyo para el caso de no pagar la multa. Por otro lado, no se
podría aplicar dicha pena a aquellas personas que la renta no les alcance para satisfacer las
necesidades básicas.
(4)
Zaffaroni, Raúl Eugenio, Conferencia...
movimiento crítico a aquella concepción. Los críticos se preocuparon por mostrar, muy bien, el
surgimiento de nuevas formas de control social: el control dentro de la institución cerrada daba
paso, ahora, a redes de control dentro de la ciudad.
A partir de estas elaboraciones, comenzó a repararse en que, las alternativas a la
cárcel redundaban en unas redes más fuertes, amplias e intensas que comportaban un mayor control
social. De esta manera, como refiere Elena Larrauri, “(...) las alternativas permitían abarcar a un
mayor número de clientes, (...) estaban más difundidas y (...) resultaban más intromisivas y
disciplinarias. Todo el arsenal de alternativas acababa configurando (...) un ‘archipiélago
carcelario’. Quizás sí desaparecería la cárcel pero ésta sería sustituida por una sociedad
disciplinaria (...)”.
Massimo Pavarini, también de manera crítica y pesimista afirma que: “(...) la
circunstancia de que el ordenamiento contemple abstractamente algunas medidas alternativas de
aplicación discrecional, no da ninguna seguridad respecto a su actuación efectiva. Al mismo
tiempo, la ampliación de la gama sancionatoria, favorece la posibilidad de punir ‘de todas formas’
donde, en ausencia de alternativas entre privación de libertad y libertad, consideraciones de
oportunidad hubieran sugerido no castigar. En conclusión, no se sabe si, siguiendo esta estrategia
de alternativas, las alternativas a la cárcel serán aplicadas en lugar o junto a la cárcel:
¿alternativas a la privación de libertad o alternativas a la libertad?”.
Sobre la base de estas críticas se pudo decir que las alternativas, más que sustitutos
para las penas de encierro, constituían un auténtico complemento de la cárcel. Y este efecto de
“complemento” parecía deberse a varios motivos:
En primer lugar, por su presunta benevolencia, las alternativas eran aplicadas más
frecuentemente de lo que hubiera sido una condena de cárcel. Pero, como al mismo tiempo, el
cumplimiento del sustituto penal, normalmente, se aseguraba con una prisión subsidiaria, en forma
paralela surgían nuevos motivos de encarcelamiento si aquellos no se ejecutaban. Así, para poner
sólo un ejemplo, en Inglaterra, la “community service”, en caso de incumplimiento, conduce a la
imposición de penas privativas de libertad. Y de hecho, Huber señala, en base a literatura
específica, que, en 1991, cerca de un tercio de las órdenes no cumplidas acabaron en una pena
privativa de libertad.
En segundo lugar por cuanto, al descomprimir inicialmente el número de condenas
a prisión, la cárcel, al poco tiempo, expandía su capacidad, por lo que, los tribunales, nuevamente
podían sentenciar a esa pena. Por fin, el fracaso de estas alternativas respecto de los considerados
delincuentes duros reafirma que, para éstos, la cárcel era la única posibilidad.
Zaffaroni efectúa una mirada no tan escéptica respecto de la posibilidad y
conveniencia de la aplicación y difusión de las llamadas “alternativas a la penas privativas de
libertad”, sobre todo en lo que a Latinoamérica respecta. Así afirma que de establecer en el Código
Penal sanciones no privativas de libertad, puede tener en la práctica distintos resultados. Puede ser
un instrumento que reduzca el ámbito de la penalización o que aumente el ámbito de la
penalización. O bien, puede ser un instrumento que quede en el Código Penal y no sirva para nada.
De estas tres alternativas, el citado autor cree posible la reducción del número de encarcelados.
Lógicamente, para que esto pase y para que tenga algún sentido la introducción de las alternativas
a las penas privativas de libertad en América Latina, ello no puede ser producto sólo de una medida
de propaganda.
A manera de conclusión debemos afirmar que para que las penas alternativas tengan
realmente alguna eficacia reductora del número de encarcelados es necesario que éstas se
establezcan dentro del marco de una decisión político-criminal previa: la de no aumentar el número
de presos. Debe dejarse de incrementar el número de presos, porque si se tiene cárceles
superpobladas y se construyen nuevas cárceles, lo que se tendrán será más cárceles superpobladas.
No es llenando las cárceles como una sociedad se defiende y mucho menos levantando muros y
“tirando los delincuentes” detrás de ellos.
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CAPITULO 10
FACTORES RELACIONADOS A LA CRIMINALIDAD
El día veinte de octubre del año dos mil uno, durante la tarde,
aproximadamente a las quince y treinta horas, un joven de diecinueve años de edad se
apersona a un centro de llamadas telefónicas, locutorio sito en Avda. Lobería 1.049 de la
localidad de Quequén en la Provincia de Buenos Aires, y, esgrimiendo un cuchillo de
mesa, tipo serrucho, de manera intimidatoria –mostrador de por medio- se dirige a la
persona de sexo femenino que atendía el comercio, exigiendo la entrega de dinero en
efectivo. La dependiente, extrae de la caja y le entrega cien pesos, tras lo cual aquél se
retira del lugar. Efectuada la denuncia y puesta en marcha la pertinente investigación, se
individualiza como probable autor a Marcelo Ezequiel López, diecinueve años de edad,
desocupado, semianalfabeto, quién desde los tres años de edad por desintegración del
núcleo familiar, es internado en sucesivas instituciones estatales, habitando a menudo en
hogares de tránsito. A los dieciocho años es condenado por tres hechos de robo calificado
a, cinco años y medio de prisión, por sentencia en trámite de recurso de casación, en los
que logró apoderarse de pequeñas sumas de dineros, no superior en ninguno de ellos a
sesenta pesos, sustraídas a distintos y sucesivos conductores de remises. Excarcelado,
mientras se sustanciaba ese recurso, comete este nuevo hecho, del cuál el mismo
Tribunal Oral que lo juzgó anteriormente lo declara autor responsable de robo calificado
con armas, en los términos del art. 166, inc. 2° del Código Penal, conminado con una
escala penal de cinco a quince años de prisión.
Acreditada la realización del injusto –tipicidad y antijuridicidad- Marcelo
Ezequiel López fue juzgado y sentenciado el 10 de septiembre del 2002 por el Tribunal
Oral Criminal de Necochea, como autor responsable del delito de robo calificado con
armas (de cinco a quince años de prisión) imponiéndole por mayoría un año de prisión,
previa declaración de inconstitucionalidad del mínimo de cinco años de esa escala penal.
El Tribunal estimó que era una importante atenuante en el juicio de
reproche a formular en la culpabilidad: el estado y situación concreta de su debilidad social
–en especial, la desintegración familiar que sufrió desde temprana edad, su muy escasa
instrucción, y el haber vivido en hogares de tránsito-. A su vez, descartó como agravante
a la condena que ellos habían dictado por los tres hechos de robo calificado ya relatados,
y que no se encontraba firme.
Afirmó la mayoría, que asumía como acto judicial grave declarar la
inconstitucionalidad del mínimo de una escala penal. Pero que jamás un Juez podía
aplicar una pena superior a la que corresponde en razón de la reprochabilidad por el hecho
individual.
El juez que integró la minoría, votó por una condena a seis años de prisión,
fundándose en que: “No puedo olvidar tampoco el carácter de reiterante de López,
en hechos de la misma naturaleza que hoy se juzgan y por los cuáles fuera
condenado por este Tribunal –con grado de certeza aunque la sentencia no se
encuentra firme a la fecha-, cuando en aquel raid delictivo munido también de arma
blanca robó a tres remiseros locales en tres hechos independientes pero de idéntica
factura. Tampoco creo que se pueda dar soluciones improvisadas, cuando se pueda
afectar la contracara sensible, como es la seguridad de la sociedad toda, que
también tiene amparo constitucional. Prueba cabal de ello es el hecho inédito que
se presente un amparo colectivo presentado por vecinos de Don Torcuato contra la
Provincia de Buenos Aires, que lleva la firma de más de 10.000 vecinos, ante el Juez
de Garantías de San Isidro por la inseguridad extrema que se vive en esa ciudad
norte del conurbano. También diversas plazas del país se vieron colmadas el
viernes próximo pasado pidiendo por seguridad, como pretensión de freno a la
escalada delictiva que se vive, que según índices de la Dirección Nacional de
Política Criminal en el año 2.001 se registraron 1.178.530 delitos, a razón de 3.228
por día, llevando nuestra provincia a la mayor cantidad de ilícitos cometidos, el 25%,
esto es 300.470 anuales y 823 diarios”.
El Juez minoritario sacrificó la culpabilidad por el acto. Se colocó como
funcionario judicial de un estado irresponsable, en aras de un pretendido sentimiento de
seguridad ciudadano, absolutamente ajeno al autor y al hecho. Al punto que invocó solo
expresiones colectivas en un ámbito a cientos de kilómetros, y frente a hechos de otra
naturaleza. ¡¡¡Derecho Penal autoritario, contrario a nuestra Constitución!!!
Mientras que la decisión del tribunal, por mayoría, efectuó una
interpretación correcta de los principios constitucionales; asumió los datos de la realidad;
los Magistrados actuaron como representantes de un Estado que asume su auto
responsabilidad, y como consecuencia de ello aplicaron una pena proporcional a la
culpabilidad de López, absolutamente concientes de que una condena a pena grave, por
el contrario acentuaba su exclusión social, que no beneficia a nadie.
“Desde el art. 1° de la Declaración Universal de Derechos Humanos que
reza: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y dotados
como están de razón y conciencia..., más todos los Tratados Internacionales en la materia,
se parte de una concepción antropológica que reconoce y ampara en el individuo un
ámbito de autodeterminación de su comportamiento, como única base axiológicamente
posible para reprocharle un acto y en su caso, imponerle un castigo”.
Cada hombre tiene su tiempo, sus circunstancias y su individualidad, lo
que lo hace totalmente distinto a los demás hombres.
Mientras se trataba este tema, ante la pregunta de un alumno el Dr. Buteler dijo “Ud.
me pregunta si los jueces deben dejarse influir por los medios de información ¡qué pregunta!”.
Ante ello yo que estaba sentada muy cerca del Dr. Buteler contesté “de ninguna manera, si es así
qué renuncien a su cargo, son abogados, que ejerzan su profesión libremente”; y el Dr. Buteler
contestó, “aquí la profesora puso el dedo en la llaga pero yo iría más lejos, les diría que se vayan
pero que no ejerzan, que se vayan a sus casas, la profesión de abogados no es para idiotas”.
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CAPÍTULO 11
CRIMINOLOGÍA APLICADA.
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CAPITULO 12
CRIMINALÍSTICA
(1) Al concurrir en mis años de Agente Fiscal (antes que se reformara el Código Procesal Penal de Tucumán), juntamente
con el Juez de Instrucción a realizar esta inspección en una casa donde se había producido un homicidio, al dirigirme a los policías
que nos acompañaban, ordenándoles colectaran los puchos de cigarrillos que se encontraban en un cenicero cerca de la víctima y se
hiciera lo mismo con las sábanas de la cama donde yacía la misma, para investigar los testigos mudos, me contestaban que no todos
los puchos pertenecían a la escena del crimen, pues ellos a medida que iban fumando los apagaban y depositaban en tal cenicero y
en cuanto a las sábanas, ellos las habían usado para envolver toda la ropa que se encontraba en los placares, haciendo con ellos un
hato. (sic)
(2) Por ejemplo en el homicidio de un hombre que vivía sólo por estar recientemente separado de su mujer, la escena que
encuentran por una llamada anónima los investigadores, era un jardín, un hall frente a una puerta cerrada (la principal). Por debajo
de esa puerta un gran charco de sangre (la víctima estaba muerto apuñalado del lado de adentro) que había sido pisado al salir, por
el o la victimaria, con los pies descalzos dejando su huella. Cuando comenzaron a llegar al lugar los amigos de la víctima, fueron
detenidos para extraerles sus huellas plantares, es aquí que uno de ellos, el primero, pisó la tinta que se le ofrecía a tal fin y en su
huella quedo fijado un vello que luego se comprobó pertenecía a la pierna de la víctima.
(3)
Otro ejemplo en un hecho donde hubo dos muertes. El primer personal policial actuante a instancias del médico legal
de una de las víctimas, recogió de la mano crispada de una de ellas, tres cabellos de color castaño oscuro. Esos cabellos que
claramente se describen en el acta de colección, se transformaron en el devenir del proceso y mientras estaba en sede policial,
primero eran tres cabellos rubios, y luego llegaron al laboratorio para su examen, tres pelos colorados claros de animal.(sic)
hasta principios del Siglo XIX, las técnicas de reconstrucción no ofrecía otro medio de
identificación que la prueba testimonial, lo que limitaba la finalidad procesal penal y criminológica.
Con el tiempo se desarrollaron muchas técnicas policiales y médico legales de identificación como
la fotografía, el retrato hablado, papiloscopía y el identikit. A los citados procedimientos
considerados como medios directos de identificación, se añaden otros de tipo indirecto como
identificación de cadáver, identificación de manchas de sangre, de manchas de esperma,
identificación de cabellos y pelos, identificación de otras manchas como orina, saliva, materia
fecal.
La fotografía es la toma y registro de frente y perfil, que se archivan en los registros
policiales para eventuales requerimientos futuros, puesto que así se preserva la imagen de alguien
que después del hecho, puede querer alterarla con posibles cirugías o simples cambios de corte de
cabello o bigotes, etc.
El retrato hablado de Bertillón, consiste en la descripción oral del tipo fisonómico
para reproducir una figura humana a través de sus rasgos faciales y físicos.
El identikit consiste en el registro de las características faciales del sospechoso sobre
la base de 540 fisonómicos diversos, los que se van exhibiendo a los testigos superponiendo placas
transparentes.
La identificación papiloscópica, se ocupa del estudio de los relieves y dibujos
papilares clasificados como medio de identificación de las personas. Estos tipos de relieves se
ponen de manifiesto a través de la extremidad de los dedos, estudios y clasificación digital o
dactiloscopia y también por la vía de crestas papilares agrupadas en las palmas de las manos y en
las plantas de los pies, de allí su denominación.
Las técnicas forenses de laboratorio, son aquellas destinadas al estudio y
clasificación por medios científicos de las huellas, señales y vestigios del crimen, del criminal o de
la víctima. Entre las huellas sometidas a identificación por medios científicos en el laboratorio, se
hallan las manchas de sangre, los restos de veneno, de esperma, las manchas de saliva y orina, las
de materia fecal, los indicios surgidos de pelos y cabellos. La búsqueda y rastreo de las manchas
de sangre y su hallazgo, deben realizarse en forma minuciosa en los medios empleados para el
delito, en la ropa y cuerpo de la víctima y ropa y cuerpo de las personas que se hubieren hallado en
la escena del crimen y sobre las cavidades naturales del cuerpo de la víctima, durante el primer
reconocimiento médico forense o durante el acto autópsico, y especialmente en muebles, sofás,
placares, piso, alfombras, escaleras del ámbito del hecho a investigar. Para la detección se usa
especialmente el método de iluminación en forma oblicua, el examen con rayos infrarrojos, o la
fotografía con pantalla azul, etc.
Los trozos de papel o de madera, los vestidos, los terrones de cierta humedad
presuntamente manchados con sangre, se remiten al laboratorio una vez colectados y debidamente
preservados con la indicación del exacto lugar de donde fueron hallados o extraídos.
Las manchas de esperma sólo excepcionalmente se encuentran en el escenario
criminal de los delitos sexuales como el suelo, sábanas, mas bien se encuentran en las ropas o el
cuerpo de la víctima, de la que se extrae mediante hisopados. Con la exposición de los rayos
ultravioletas o luz de Woods, se produce una coloración de las manchas de esperma: blanco
azulado, reaccionado de igual forma las manchas de orina y de moco nasal o vaginal. De las
manchas de orina se puede saber la cantidad de urea que posee.
También pueden hallarse otro indicios en el lugar del hecho, pintura de lápiz labial,
maquillaje y en los casos de envenenamiento o intoxicación, pruebas de vómito y bolo alimenticio,
cuya colectación, preservación y remisión para las pruebas de laboratorio, es también parte
integrante de la tarea investigativa. En lo referido a los cabellos y los pelos, su hallazgo puede ser
de fundamental importancia para el descubrimiento de la verdad, pues su coloración o
decoloración, su grosor, su teñido y la presencia o no de liendres, son muy precisos para lograr una
determinación mediante su comparación. El estudio histológico de la punta, del tallo, el bulbo, la
corteza, la cutícula y la médula son capaces de establecer si es humano su origen, masculino o
femenino, si han sido cortados recientemente, la presencia de veneno, drogas, semen, etc.
De en los hechos criminales producidos por armas de fuego, la investigación se
inicia en el escenario criminal con las técnicas ya descriptas de las que surgirán las probanzas o
indicios colectados y examinados, pero que pueden complementaren estos casos con la balística
que es la ciencia que estudia los medios de identificación de las armas de fuego, la dirección y
alcance de sus proyectiles y los eventuales y reales efectos producidos por las mismas. La balística
examina el arma, su proyectil, si lo hay, los casquillos vacíos y así puede establecer la pertenencia
o no del proyectil, el arma, su oxidación, el calibre y la distancia del disparo, a caño tocante o a
más distancia, estableciendo que si hay ahumamiento en el cuerpo de la víctima o su ropa, el disparo
fue realizado a menos de 30 centímetros, y si hay deflagración o restos de pólvora, lo fue de 30 a
50 centímetros. Estudia el proyectil y el arma incriminada para llegar a esas conclusiones.
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